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Dios quiere comunión contigo

Texto: hechos 17:23


Introducción: En esta parte de las escrituras podemos ver cómo el apóstol Pablo les aclara a
los atenienses que deben dejar su religión y conocer al Dios vivo, así como lo veíamos el
jueves pasado, Dios nos quiere cambiar de religión a comunión.

La religión nos llena de ritos. La comunión con Dios nos llena de su presencia. (Salmos
25:14)

En esta ocasión nos centraremos en la comunión con Dios, con su Hijo y el resultado de
ello.

Un altar sin fuego.

Un altar siempre necesita del fuego. (Levítico 6:12-13)

El apóstol Pablo les dice un punto muy importante. Ustedes tienen un altar y no conocen al
Dios de ese altar.

Ellos tenían muchos altares y por esa cuestión no podían conocer a Dios, porque esos otros
dioses les quitaban el enfoque del verdadero Dios. Y como el altar a Jehová no tenía
sacrificio, madera, ni piedras; Dios no mandaba fuego pues no había nada para consumir.
Solamente lo tenían como religiosos, pero ahí nunca pasaba nada.

Cuando nosotros tenemos comunión con Dios y decidimos hacer un altar a Él nosotros
somos las piedras vivas y el sacrificio; el fuego lo pone el Señor, a través de su Espíritu
Santo, y hace que todo se consuma, así es cuando hay un holocausto (Sacrificio en donde se
quema totalmente nuestra persona, somos consumidos por él y ahí hay transformación en
nuestro ser)

• Comunión con Dios y con su Hijo Jesucristo.

El término comunión es un término que surge de la alianza entre las palabras común y
unión. O sea, Dios y una persona que se unen entre sí y por eso tienen todo en común:
pensamientos, deseos, acciones, actitudes, etc. Esto hace referencia al intercambio íntimo.
La comunión con Dios hace que nuestro ser se vuelva más parecido a Él cada vez que hay
ese intercambio íntimo.

Dios nos llamó a la comunión con su Hijo. (1 Co. 1:9)

El Hijo es el que nos lleva al Padre (Juan 14:6)

Nuestra comunión es con el Padre y con el Hijo. (1Juan 1:3)

El Padre y el Hijo son uno mismo. (Juan 10:30) (...para que conozcas y creas que el Padre
está en mí y yo en el Padre, Juan 10:38)
Dios se permitió a sí mismo necesitar de un ambiente en el hogar para habitar con nosotros,
y eso es lo que provocan los altares. Nos llevan a la comunión en donde habitamos con
Dios. (Lev. 26:11-12)

La presencia de Dios es el lugar que todo ser humano necesita. (Sal. 68:5-6)

Es en la comunión con Dios donde recibimos:

✓ Convicción de que somos parte de la familia de Dios.


✓ Consejos del Padre
Estrategias para hacer avanzar el reino
✓ Sabiduría para educar a nuestros hijos y las nuevas generaciones
✓ Sanidad para las relaciones familiares
✓ Acuerdos en las decisiones de la casa
✓ Logramos la capacidad para tener comunión entre hermanos.
Al intimar con Dios, lo amamos más a Él y amamos a los que nos rodean. El apóstol
Pablo hablaba a los efesios y les decía que su deseo era que experimenten el amor de Cristo
para que sean completos con toda la plenitud de la vida y el poder de Dios. (Efesios 3:19
NTV) porque solamente experimentando ese amor podemos llegar a la comunión con los
demás. El amor cubre multitud de errores. Si vivimos en comunión reflejamos a Jesús y el
resultado será que el mundo creerá. (Juan 17:21-23)

¡Levantemos un altar al Dios que sí conocemos y tengamos comunión con Él todos los
días!!

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