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VOCABLOS

Un movimiento...
mis apresurados pies,
la ansiedad de mis manos sobre tu piel,
la ligeres de mi basto pensamiento.

Mis labios abiertos,


el deseo provocado por un beso,
el deseo por satisfacer mi cuerpo,
el amor cada vez mas incierto.

Sutilmente se acerca el viento,


tu piel refrescada, escalofriante,
mi suspiro enfocado en ese instante,
por atrapar tu aroma en el momento.

Ahora no sé lo que siento,


el cautiverio provocado,
tu belleza he asimilado,
siento como si aun no despierto.
Podridos...

Ingenuamente podridos nos encontramos.


Nuestros más relucientes deseos
nos lo muestran;
pensamos mas intensamente,
en la corrupción, en el moho
sobre nuestros deseos, sobre
nuestras ilusiones, en nuestras
futuras realizaciones.

Discapacitados cada vez,


putrefactos seres contaminantes,
alucinantes.

La desechable habitación, mi habitación,


cartón a la intemperie, al descubierto,
el reto mismo de desbanecerse
ignorando su propia debilidad,
es mas fácil así, desafiando el temor.

Anhiquilante lo es; el miedo mismo


de no saber lo que se busca,
el deseo mismo de lo inconsciente,
de lo que párese no ser correcto.

Nuestro excremento es contaminante,


mal oliente se muestra, disfruta de ello
el autor mismo de aquello que no es mas
que una obra de arte.
Pájaro cantor

No quiero mas torturas,


es suficiente lo que he resistido;
creo que mi cuerpo es desmenuzado,
descuartizado lentamente.

Estoy cansado,
quiero simplemente ese lugar anhelado,
donde los pájaros canten libremente,
sin temor de ser capturados,
o despiadadamente asesinados.

Quiero sentir esa música alborotada,


ese canto de armonía incorporada,
quiero sentir mis pies
al igual que mi cuerpo “desnudos”,
quiero permitirle
a esas hojas vírgenes jugar con mi piel,
a esa tierra desnuda acariciar mis pies.

Quiero ver crecer los arboles


sin la aterrorizante espera
de ser mutilados, derribados.

Quiero sentir a cada instante


el lugar de mí existir,
quiero estar allí
donde suficiente es despertar
sin la incertidumbre de que se podrá dormir.
No ves a vuestra madre tierra
adornada de asfalto,
no ves vuestro único paraíso
ensangrentado,
no ves vuestras lagrimas
resecas de mera y lúgubre resignación.
No escuchas mi canto.
ROSTROS

Me agrado tu mirada,
aunque no te conozco,
quisiera acercarme un poco,
conocer el sonar de sus palabras.

Que extraño me he comportado,


me parece recordar tu rostro,
quizás, ya te he mirado,
tal vez, cuando viaje por el espacio.

Creo que me estas confundiendo,


nunca he viajado,
pero que mejor momento,
que este para conocernos.

Lo siento, no es mi intensión,
indisponerla en su tiempo;
descuide, cuento con suficiente,
¿acaso no soy un extraño? lo eras.

Rostros me confunden.
Rostros hermosos he visto.
Rostros tristes, tenebrosos.
Rostros alegres, mentirosos.
Rostros ingenuos, cansados.
Rostros asesinos, confundidos.
Rostros agresivos, agotados.
Rostros que recuerdo ahora,
¿donde están?
en las calles que he vivido.
Profecía...

Cuando la lentitud se apoderaba


de la superdotacion humana,
ángeles que caían de las estrellas mas próximas,
invadían lentamente la tierra.

La vegetación que preveía al hombre


de su sustento se agotaba,
el agua que con tanta frecuencia brotaba,
desde las mas profundas entrañas, disminuía.

Los bosques que despertaban envidia,


ahora subsitia lastima, el suelo reseco,
tierra árida infertil.
LOS SENTIRES DE AFRODITA

Uno.
Nacida en una noche de abril,
en las afueras de la ciudad de Medellín;
de tez combinada
y ojos azules profundos.
Rubia rizada.

¿Qué haré ya, cuando se hayan


acallado todas las voces?
¿Qué voz podré pronunciar
en la desolación de los ideales?
¿Podré acaso sonreír en la tortura más fría?
¿No me cansaré de ver morir a mi hermano,
de ver como golpean
despiadadamente a mi madre; de sentir
que todo se aleja,
se consume, en el silencio de las multitudes?

Dos
Mis ojos…
¿Acaso se han secado mis lágrimas,
no me produce un sentir mínimo
la muerte que me azota;
que me ronda sin limites,
cómo sin obstáculos?
Tres.
Ha caído un fuerte y tenaz golpe
sobre mi cráneo.
El sol se ha enfurecido.

No soy su enemigo.
¡Acaso podrá él…! Diferenciarnos.

Necesito tu sombra;
árbol…
sólo ayer almorcé aprovechándote,
saboreaba una dulce y exquisita naranja.

¿Dónde estas?
¿ A donde haz ido? Árbol.

Cuatro.
Puedes caer y levantarte,
puedes soñar y despertar,
puedes reír o callar;
¿Puedes vivir?

No hago otra cosa que delirar.


Sí… Una sed me consume internamente,
quisiera partir mi cuerpo el mil pedazos
y multiplicarlos un billón de veces más.
Y así poder utilizar mis brazos
para golpear a cuanto imbécil hay.
Qué cosa es ese que permite
que golpeen a su madre, y se quede
en silencio y voltee su espalda y sigue.

¿O no es tu madre está naturaleza?


De inmensidad y belleza única.
No-vez que sin ella no respiras,
y si no respiras estas muerto.

No vez que necesitas agua… Mucha.


No vez que necesitas viento… Lento.
No vez que necesitas luz… Suave.
No vez que necesitas el amor.
Que necesitas a tu madre.
Imbécil.

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