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1. Introducción
2. Entre su abundante obra sobresale la dedicada a su preocupación por la Historia y su utilidad pública. Desta
quemos La enseñanza de la Historia, Madrid, Museo Pedagógico de Instrucción Primaria, Fortanet, ed. 1981.
(con segunda edición de 1985 mucho más completa). Reeditada por Akal, en 1997, con estudio preliminar de
Rafael Asín Vergara. Y sobre todo su Historia de España y de la civilización española, un libro de la importan
cia extraordinaria cuya primera edición en Barcelona, Ed. Juan Gili, comenzó en 1900. Tuvo cuatro ediciones.
Finalmente se ha reeditado en Barcelona por Crítica en 2001 con prólogo de José María Jover Zamora y estudio
preliminar de Rafael Asín Vergara.
3. El concepto de Martínez Cuadrado de la burguesía conservadora se ha repetido con matices en todas las Histo
rias de la etapa de los años setenta y ochenta. Hasta muy tardíamente el mito de retraso y la incapacidad cuando
no de la inexistencia de revolución burguesa. V. Para distintos puntos de vista. Manuel Jaume Vives, Manual
de historia económica de España, Barcelona, Vicens Vives, 1976, Jordi Nadal, Elfracaso de la revolución in
dustrial en España, 1814-1913, Barcelona, Ariel, 1975. Juan Sisinio Pérez Garzón, «La revolución burguesa en
España: los inicios de un debate científico, 1966-1979», en Manuel Tuñón de Lara, ed., Historiografía española
contemporánea, Madrid, 1980, pp. 91-138; Bartolomé Clavero, Pedro Ruiz Torres y F.J. Hernández Montalbán,
Estudios sobre la revolución burguesa en España, Madrid, 1979, tb. Santos Julia, Anomalía, dolor y fracaso
de España, Ciudad Real, Universidad de Castilla - La Mancha, 1997. Publicado originalmente en Claves de
razón práctica n° 66 en 1996 en un artículo con el mismo título que reproducía una exposición desarrollada el
la Societyfor Spanish and Portuguese Historical Studies, en 1996.
4. A. Carreras, Industrialización española. Estudios de Historia cuantitativa, Madrid, Espasa, 1990. V. tb. Ma Tere
sa Pérez Picazo, Historia de España del siglo XX, Barcelona, Critica, 1996.
Sin embargo a partir de aquí se produce un cambio de actitud de las clases do
minantes en España ante la cuestión social: el intervencionismo del estado frente
al individualismo burgués en las postrimerías del siglo XIX y principios del XX.
Uno de los elementos más llamativos en la copiosa literatura que sobre la
cuestión social surge en España a partir del último cuarto del siglo pasado, es el
de la conciencia generalizada de la despreocupación del Estado y de las clases
dominantes frente a los graves problemas sociales que la revolución burguesa y la
industrialización venían generando desde los años 30 del XIX. En realidad, hasta
comienzos del XX no se inicia propiamente en nuestro país lo que se dio en llamar
la «moderna legislación social»24.
21. V. Francisco Villacorta Baños, Burguesía y cultura. Los intelectuales españoles en la sociedad liberal,
1808-1931, Madrid, Siglo XXI, 1985, y tb. El Ateneo de Madrid, Madrid, CS1C, 1985, y tb. Carlos Serrano,
«Los intelectuales en 1900: ¿Ensayo general?», en 1900 en España, ob. cit.
22. Ibidem y Rafael Asín Vergara, «Introducción» a Psicología del pueblo español, de R. Altamira, Madrid, Biblio
teca Nueva, 1997, en colección “98. Cien años después”, dirigida por Juan Pablo Fusí.
23. Véase G.J.G. Cheyne, El Renacimiento ideal: Epistolario de Joaquín Costa y Rafael Altamira (1888-1911),
Alicante, Instituto Juan Gil-Albert, 1992 y pp. 120. La carta es de marzo de 1900.
24. En contraste con la antigua legislación social medieval y moderna, recogida en el Fuero Juzgo, Fuero Viejo,
Fuero Real, Partidas, Novísima Recopilación...; por ejemplo, en la instrucción siguiente de la ley VI, capítulo
XIV, de fecha 20 de diciembre de 1593, dirigida por Felipe II al virrey de las Indias: «Todos los obreros de las
fortificaciones y de las fábricas trabajarán ocho horas al día: cuatro por la mañana y cuatro por la tarde; las horas
serán distribuidas por los ingenieros según el tiempo más conveniente, para evitar a los obreros el ardor del sol
y permitirles el cuidar de su salud y su conservación, sin que falten a sus deberes».
31. Una exposición de sus principales actividades (informaciones y preparación de leyes se encuentra en Adolfo
Posada, «Datos para la historia de la legislación social en España», La España Moderna, Madrid, octubre, 1905.
Precedentes del IRS, en los Estados Unidos, (1869), en Gran Bretaña (1893), Francia (1891), Bélgica (1894),
Austria (1898), Canadá (1900), Italia (1902)...; ver «Revista de Revistas: Los Institutos de Trabajo», Nuestro
Tiempo, Madrid, núm. 67,15-1-1906, pp. 147-154. Para la evolución histórica del IRS, consúltese principalmente
el Boletín del Instituto de Reformas Sociales, que vio la luz desde mediados de 1904. Se informa en éste de la
legislación social española y extranjera y de la bibliografía más destacable referente a las cuestiones sociales.
32. Joaquín de las Cuevas y Villegas, «El drama Juan José y el problema social», El Atlántico, Santander, 12-1-1896.
33. Tomo la cita de La ciudad de Dios, Revista religiosa científica y literaria de los agustinos, núm. 632, segunda
quincena de julio, 1899, p. 476. Estas palabras fueron pronunciadas a raíz de la viva polémica suscitada por los
Presupuestos elaborados por Fernández Villaverde.
34. Agustín Robert y Suris, A las clases directoras de Barcelona, Barcelona, A. López Robert, impresor, 1904, p. 35.
La alternativa regeneracionista
A lo largo de los últimos años varios aspectos han incidido en una valoración
negativa del fenómeno regeneracionista. Aunque parece evidente que algunas
de sus actitudes y propuestas eran exageradas, por no decir desequilibradas, es
cierto también que se hace imprescindible evaluar su capacidad para remover
conciencias y la variedad de tendencias que podrían agruparse bajo esta denomi
nación genérica y que no son, en absoluto equiparables.
En primer lugar esta tendencia es hija de una tradición que arranca con Gra-
cián, Feijoo y Saavedra Fajardo aunque su estallido se produzca al calor del 98.
El núcleo más claramente radical estaba representado por Costa, Macias Picavea,
40. Tomo estos datos de las Actas de los Congresos Católicos desde 1889, de la Revista Católica de Cuestiones So
ciales, publicada a partir de 1895, y de algunos números del Boletín del Consejo Nacional de las Corporaciones
Católico-Obreras (1899-1908).
41. La valoración dada por el movimiento obrero a las mejoras sociales e institucionales arrancadas al Poder era
muy diferente, ya se tratara de los socialistas o de los anarquistas, en virtud de la muy distinta concepción sobre
el estado de unos y otros y de sus contrastadas tácticas revolucionarias.
42. Buena parte de la burguesía española, durante los primeros decenios de este siglo, desconocía totalmente o hacía
caso omiso de la insuficiente legislación aprobada por los sucesivos gobiernos. He aquí el origen de no pocos
enfrentamientos entre trabajadores y patronos. La historia de la conflictividad laboral española del primer cuarto
de siglo está plagada de huelgas provocadas por la intransigente negativa de los segundos a reconocer la exis
tencia legal de las sociedades obreras, aún cuando desde 1881 venían gozando, con más o menos limitaciones,
de la permisividad de los partidos en el poder.
Como se ha explicado antes, los problemas políticos del primer tercio del
siglo XX surgen como consecuencia de la profunda contradicción que se va pro
fundizando poco a poco, entre el afán y el desarrollo de la sociedad y las limi
taciones que le impone el régimen de la Restauración. Aunque parezcan existir
43. Santos Julia, «La aparición de los intelectuales en España», Claves, 86, Madrid (1988), pp. 2-10; José Varela
Ortega, «La España política de fin de siglo», Revista de Occidente, 202-203 (1998), pp. 43-77; Manuel Suárez
Cortina (ed.), La Restauración entre el liberalismo y la democracia, Madrid, Alianza, 1998, y Salvador Fomer
(coord.), Democracia, elecciones y modernización en Europa. Siglos XIXy XX, Madrid, Cátedra e Instituto de
Cultura Juan Gil-Albert, 1998.
49. V. A. Elorza et allí, «Quo Vadis Hispania? (1917-1936). España entre dos revoluciones. Una visión exterior»,
Estudios de Historia social, 34-35 (1985).
50. Ignacio Olábarri, «La España invertebrada durante la crisis de la Restauración (1914-1931)», en Antonio Mo
rales Moya y Mariano Esteban Vega (eds.), La Historia contemporánea en España, Salamanca, Ediciones de la
Universidad de Salamanca, 1996, pp. 125-144.
51. El tema se trata desde hace tiempo en el claustro de esa universidad, Santos Manuel Coronas González, Rafael
Altamira y el Grupo de Oviedo, Oviedo, Universidad de Oviedo, 2003.
52. Rafael Altamira, La Universidad y el patriotismo, Discurso de apertura del curso 1898-1899 en la Universidad
de Oviedo, Oviedo, Adolfo Embid, 1898.
56. Rafael Altamira, Los elementos de la civilización y el carácter de los españoles, Buenos Aires, Losada, 1950, tb.
Epitome de Historia de España. Libro para profesores y maestros, Madrid, La Lectura, 1927
57. Rafael Altamira, Ideario político, Valencia, Ed. Prometeo, 1921. Altamira era consciente de ese retraso aunque
lo veamos insistir más en la forma de superarlo. Esta característica positiva de proponer soluciones se justifica
por el convencimiento de la capacidad de regeneración del pueblo español. Una interesante reflexión sobre este
tema en su «La renaissance del ideal en Espagne», Bibliothéque Universelle et revue Suisse, noviembre, 1897,
que es una temprana exposición de sus soluciones para el país.
58. Posición perfectamente definida en la contestación ya citada a Oligarquía y caciquismo como la forma natural
de gobierno en España: Urgencia y modo de cambiarla. Memoria y resumen de la información por Joaquín
Costa. Información en el Ateneo de Madrid, 1901.
59. Toda su obra científica y política está encaminada a demostrar estas teorías.
60. Rafael Altamira, Psicología del pueblo español, ob. cit. Tb. «Espagne á l’heure présent. Sa recente évolution
Spirituelle et sociale», París, junio 1927, conferencia pronunciada en el Comité National d’Estudies Sociales et
Politiques. Se conserva el texto en francés. Se reproduce parcialmente en Temas de la Historia de España, dos
volúmenes, Madrid, CIAP, en Obras completas T. VIII-1X (por separado y en dos tomos, en un volumen, serie
Histórica, 1929).
61. Rafael Altamira, «Doctrina de la Dictadura Tutelar en la Historia», curso en el Ateneo de Madrid, 1895, repro
ducido incompleto en De Historia y Arte, Madrid, G. Juste Ed., 1898.
62. Vide respuesta a Oligarquía y Caciquismo, ob. cit., Discurso de Apertura, ob. cit., y Psicología del Pueblo
Español, ob. cit.
63. Los mejores representantes de este proyecto político son los miembros de la Institución Libre de Enseñanza.
Sobre su influencia y desarrollo existen numerosos trabajos. Sobre el planteamiento general de sus propuestas
culturales y políticas. V. Manuel Suárez Cortina, El Reformismo en España. Republicanos y Reformistas bajo
la monarquía de Alfonso XIII, Madrid, Siglo XXI y Universidad de Cantabria, 1986, y tb. Rafael Asín Vergara,
«Los ámbitos políticos e intelectuales del 98 y la Institución Libre de Enseñanza en España», en José Cayuela
(coord.), Un siglo de España: Centenario 1898-1998, Universidad de Castilla - La Mancha, Cuenca, 1998.
64. Hemos citado ya las aportaciones fundamentales de Altamira con respecto a este punto en otras partes de este
trabajo
65. Volvemos a destacar la importancia de la obra de Antonio Jiménez-Landi, Historia de la Institución Libre de En
señanza, que editada por el MEC, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad Central de Barcelona
y la Universidad de Castilla La - Mancha, recoge en 4 tomos más de 3.000 páginas con una información muy
pormenorizada que será de gran ayuda para todos los interesados en el tema y que fue premiada con el Premio
Nacional de Historia de 1997.
66. Rafael Altamira, Ideario Pedagógico, Madrid, Ed. Reus, 1923; Discurso de apertura, ob.cit
67. «Es preciso pedirle al Estado que establezca todas las escuelas primarias que hagan falta; que modifique el
plan de ellas para que suministren la verdadera enseñanza integral», Rafael Altamira, Discurso de ingreso en la
Real Academia de Ciencias Morales y Políticas con el titulo de Cuestiones Urgentes de la Primera Enseñanza
en España, Madrid, T. IX de los discursos de la R.A.C.M.P., publicado como separata, Ed. Suc. de Hernando,
Madrid, 1912 (El ingreso en la Academia se produjo el 3 de marzo de 1912).
68. Rafael ALTAMIRA, Ideario Pedagógico, ob. cit. «La educación del obrero», Discurso leído en la apertura del
curso de la Escuela de Artes y Oficios de Oviedo, en enero de 1901, recogido en Cuestiones Obreras, Barcelona,
Ed. Prometeo, 1914.
69. «Sobre los niños y la educación», Anales, Buenos Aires, 1909 y «Justicia y Escuela», Idella, Elda, 5 de mayo
de 1928.
70. Santos Manuel, CORONAS GONZÁLEZ, ob. cit. «Frente al individualismo verdaderamente anárquico de la
burguesía que la hace, hoy por hoy, incapaz de todo esfuerzo político y social, la solidaridad orgánica de la clase
obrera es una esperanza consoladora. Su progreso y su triunfo no sólo darán la razón a los que confiamos en los
destinos futuros de la gente española, sino que evitarán que perezcamos como pueblo ...» Rafael ALTAMIRA
«Sobre la Organización Obrera», Cuestiones Obreras, ob. cit. Pp. 174-175.
72. Ibidem.
75. Rafael Altamira, «Notas manuscritas de temas varios y anécdotas». Son legajos que aparecen sin clara adscrip
ción. Fondo Altamira en la Residencia de Estudiantes de Madrid
76. Se pueden seguir estas posiciones a través de varias cartas con personalidades españolas y europeas, Dorado
Montero, Prieto, Besteiro, etc. y la prensa citada.