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LA ESTATUA DE ZEUS

Olimpia era famosa porque en esa ciudad se celebraban cada cuatro años los por todos
conocidos Juegos Olímpicos en honor al dios Zeus. En realidad Olimpia no era una ciudad, sino
un enclave repleto de templos dedicados a diversos dioses y el lugar donde se realizaban las
competiciones deportivas.

Uno de los templos más famosos del lugar era el Templo de Zeus. Construido por el arquitecto
Libón, no parece que fuera un alarde de belleza, estaba realizado en piedra caliza revestido de
estuco que simulaba el mármol. Sin embargo una de las siete maravillas de la antigüedad clásica
se encontraba en su interior y era la estatua de Zeus.

La descripción de la misma nos ha llegado de la pluma del escritor heleno del siglo II d.c.
Pausanias. De ella nos dice que su escultor fue el famoso escultor ateniense Fidias (490-430 ac.).
Parece ser que en los últimos años de su vida tuvo que salir por piernas de Atenas y se refugio
en Olimpia donde le fue encargada la obra escultórica. Fidias pasa por ser el mayor y mejor
escultor de toda la antigüedad clásica, y su obra cumbre es sin lugar a dudas la estatua de Palas
Atenea que se encontraba en el Partenón de Atenas.

La estatua de Zeus, realizada en el 432 antes de cristo, en crisoelefantina (oro y marfil), tenía
una altura de 12 metros, por lo que debía ocupar prácticamente todo el interior del templo. Su
presencia debía ser impresionante, dando al templo un aspecto insignificante.

La estatua de Zeus estaba realizada en marfil y se encontraba sentado en un trono de madera


de ébano, marfil, oro y adornado con piedras preciosas. Este trono se encontraba además
decorado con diversos relieves referentes a la mitología griega. Una túnica o manto de oro caía
sobre las piernas de Zeus que lo tapaban parcialmente.

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