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VIERNES SANTO

CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR


“La palabra de Dios orada, nos dará la paz anhelada”

COMENTARIO INICIAL
“Fue arrancado de la tierra de los vivos, le dieron muerte por los pecados de su
pueblo” (Is 53,8)

Hermanos y hermanas, buenas tardes. Nos reunimos para conmemorar como


comunidad de fe, la Pasión del Señor, para contemplar a Cristo, que muriendo, se
ofrece como víctima al Padre, librando a la humanidad entera de las cadenas del
pecado y de la muerte. Hoy la Iglesia medita en silencio la pasión salvadora de Cristo y
por ello no se celebra la Eucaristía. A los pies del Árbol de la Cruz, traemos hoy todos
los dolores de la humanidad, de aquellos que sufren y que han perdido la esperanza,
seguros de que sólo en Dios está la solución y tienen sentido los dolores y sufrimientos
de la humanidad. Unámonos en una actitud de fe, como comunidad creyente y
abrámonos al amor infinito de Dios que en su Hijo nos da la salvación.

COMENTARIO A LA POSTRACIÓN
Reconocer nuestra humanidad, nuestras limitaciones y pecados nos permite acceder
a la misericordia de Dios. Sólo un corazón humilde puede abrirse al amor
misericordioso de Dios. Los ministros se postran rostro en tierra, en actitud orante al
Padre, para reflexionar y unirse al Misterio de Cristo que se entregó por nosotros.
Meditemos en la entrega cruenta y amorosa de Jesús y dispongámonos para
acompañar a Cristo que paga con el precio de su sangre el rescate de nuestras vidas.
Todos nos ponemos de rodillas.

COMENTARIO A LAS LECTURAS.


Is 52, 13-53,12/Sal 31(30), 2.6.12-13.15-17.25/. Hb 4, 14-16; 5,7-9/Jn 18 1-19,42.
En Jesús se cumple la Palabra de Dios. Él es la plenitud de la revelación, en Él
tenemos acceso al Padre. Obediente hasta la muerte nos enseña el camino para llegar
a Dios. Que nuestro corazón esté dispuesto para escuchar y aceptar la Palabra del
Señor y para hacerla vida en nuestros corazones, como comunidad que celebra, vive y
comunica la fe. La muerte de Cristo nos confronte, no por temor sino por nuestra
incapacidad para dejarnos amar por ÉL.

COMENTARIO A LA ORACIÓN UNIVERSAL


Durante su ministerio público Jesús nos enseñó a orar. La oración ha de ser el lazo
de unión de nosotros como comunidad de fe. Al conmemorar hoy la entrega amorosa
de Cristo en la cruz, la Iglesia se une en oración confiada al Padre, entregando en sus
brazos el destino del mundo y de la Iglesia, pues sólo de Él nos viene la salvación.
Oremos con fe y esperanza a nuestro Padre del Cielo.
COMENTARIO A LA ADORACIÓN DE LA CRUZ
Cristo se hace maldición para borrar la maldición del pecado que reinaba en la
humanidad. Centramos hoy nuestra mirada en la cruz para contemplar el Misterio de
Cristo. NO adoramos el madero de la Cruz, sino a Cristo crucificado, lleno de amor,
muerto por nosotros. La Cruz es señal de la victoria de Cristo, que rompe las cadenas
del mal; es la máxima expresión del amor del Padre, es la liberación de toda la
humanidad. Unamos nuestra cruz de cada día a la cruz redentora de Cristo.

COMENTARIO A LA COMUNIÓN
La fe nos impulsa a construir comunidad, y al construirla estamos llamados a
participar todos juntos como hermanos en el banquete eucarístico. Al acercarnos a
recibir a Cristo Pan de Vida, seamos conscientes de nuestro compromiso de vida
comunitaria y la necesidad de abrirnos a los demás desde el amor y el perdón.
Comulgar con el cuerpo de Cristo nos compromete a crear y a vivir en comunidad.

COMENTARIO FINAL
Cristo ha entregado su vida al Padre. Ha cumplido la voluntad de Dios, y ha vuelto a
Él haciéndose Él mismo camino para llevarnos al Padre. Unidos como Iglesia,
guardemos una actitud de recogimiento y de silencio meditativo y litúrgico, que nos
permita entrar al interior de nosotros mismos, bajar hasta los límites de nuestro ser
junto a Cristo, para dejar que Él transforme nuestras vidas y nos resucite a una nueva
vida, para que viviendo nuestra fe de un modo radical y nuevo, construyamos la
comunidad de los Hijos de Dios.

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