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JUEVES SANTO

Institución de la Eucaristía, el sacerdocio ministerial y el Mandamiento del


amor.

“ESPERANZA, VIDA Y RECONCILIACIÓN PARA UN PUEBLO QUE ESTA EN


MISIÓN”

COMENTARIO DE ENTRADA

“Amaos los unos a los otros, como yo os he amado” (Jn 15,18)


Muy buenas tardes queridos hermanas y hermanos. Hoy conmemoramos tres
momentos fundamentales en la vida de la Iglesia, que nacen allí en la celebración de la
última Cena de Jesús con sus discípulos: la institución de la Eucaristía, la institución del
sacerdocio ministerial y el mandamiento del amor. Dispongámonos a participar
activamente de esta celebración Eucarística centro y culmen de nuestra vida cristiana,
en la cual Jesús se nos da como pan de vida eterna. Dispongamos nuestra vida para
celebrar este Triduo pascual que iniciamos en esta celebración, y dejemos que
Jesucristo resucite en nosotros.

MONICIÓN AL GLORIA (Gloria cantado y las campanas de la iglesia en repique)

Así como los ángeles proclamaron la gloria de Dios al nacer Jesús en Belén, unamos
también nosotros nuestras voces y proclamemos su grandeza y su amor por la
humanidad. El sonido de las campanas que convocan al pueblo para la alabanza
guardará silencio hasta la vigilia Pascual en la que Jesús resucita glorioso.

COMENTARIOS A LAS LECTURAS

Al celebrar la pascua los judíos recordaban el poder de Dios que los había liberado de
la esclavitud de Egipto y los había constituido como nación santa y pueblo de su
propiedad. Jesús se entrega como el cordero inmolado aquella noche santa, pero ya no
para ser liberados de la esclavitud humana, sino de las cadenas del pecado y de la
muerte, manifestando así la grandeza del amor de Dios por la humanidad;
enseñándonos al mismo tiempo cómo vivir con nuestros hermanos para llegar a Dios:
amando y sirviendo como Él.

COMENTARIO AL LAVATORIO DE LOS PIES

Indudablemente no hay mejor forma de enseñar que haciendo vida aquello que se
enseña. Esta es precisamente la novedad del mensaje de Jesús. Ha enseñado con
autoridad, nos pide que nos hagamos sencillos, que amemos, que sirvamos, porque Él
va adelante enseñándonos cómo hacerlo. Allí en la última cena, en las vísperas de su
pasión les pide a sus discípulos vivir el amor y servir sin medida y lo enseña haciéndose
el siervo, lavándoles los pies. Pidámosle al Señor nos haga capaces de vivir el amor a
plenitud con nuestros hermanos.
ORACIÓN DE LOS FIELES

Celebrante: confiados en el amor y la misericordia de Dios Padre, que se nos revela en


su Hijo Jesucristo, como Pan de vida eterna elevemos a Él nuestras súplicas y
supliquémosle diciendo:

R/ Dadnos Señor tu pan de vida.

 Oremos de manera especial por la Iglesia santa de Dios, por el Papa, los Obispos,
sacerdotes y diáconos para que al celebrar hoy la institución del sacerdocio ministerial,
el Señor los llene de su amor, fortalezca sus debilidades y los ayude a configurarse
siempre como auténticos pastores de su rebaño, Oremos.

 Por quienes tienen en sus manos los destinos del mundo, de manera especial por
nuestros gobernantes, para que dóciles al mensaje del Señor, sean verdaderos y
auténticos promotores de la unidad, la justicia social, la integración entre los pueblos y
la promoción de los derechos de los más necesitados, oremos.

 Te pedimos Señor por la unidad de los cristianos, para que superando las
diferencias y dificultades, seamos testigos vivos de tu amor en el mundo y formemos
todos juntos el único rebaño cuyo pastor es Jesucristo, oremos.

 Concede Señor a tu Iglesia abundantes vocaciones a la vida consagrada, fortalece y


acompaña a los hombres y mujeres que están en el camino vocacional, para que
configurándose como verdaderos y auténticos discípulos misioneros tuyos anuncien tu
Evangelio a todo el mundo, oremos.

 Acompaña Señor con tu amor y tu poder a quienes sufren el secuestro, la


enfermedad, el abandono, para que uniendo sus sufrimientos al dolor redentor de tu
Hijo en la cruz, sean para el mundo fermento de unidad y de paz, oremos.

 Por quienes estamos aquí reunidos compartiendo la doble mesa de la Palabra y la


Eucaristía para que fortalecidos con este alimento celestial, seamos para el mundo
testigos vivos de tu amor y servidores de tu Reino, oremos.

Celebrante: Padre de amor, tu que nos invitas por medio de tu Hijo al banquete
celestial de tu amor, acompaña y fortalece nuestras vidas, para ser dignos invitados al
banquete de salvación eterna, te lo pedimos por mediación de tu Hijo Jesucristo nuestro
Señor, Amén.

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