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El 

ritmo, como un recurso fundamental en la visualidad (del griego ῥυθμός rhythmós,


‘cualquier movimiento regular y recurrente’, ‘simetría’),1 puede definirse generalmente como un
«movimiento marcado por la sucesión regular de elementos débiles y fuertes, o bien de
condiciones opuestas o diferentes».2 Es decir, un flujo de movimiento, controlado o medido,
sonoro o visual, generalmente producido por una ordenación de elementos diferentes del
medio en cuestión. Se trata de un rasgo básico de todas las artes, especialmente de
la música, la poesía y la danza. En música la mayoría de las definiciones tradicionales aluden
al ritmo como fuerza dinámica y organizativa de la música. La naturaleza del ritmo es
primordialmente subjetiva. La idea de regularidad define el ritmo, pero no es la única ya que
una de las primeras definiciones de ritmo en la historia de la música está relacionada con su
raíz griega (rheos, fluir), marcando así una relación directa con el movimiento. En efecto,
podemos encontrar múltiples definiciones que aúnan movimiento, orden y periodicidad con
relación al ritmo musical. Sin embargo, existen definiciones desde el punto de vista de la
percepción temporal: ‘el ritmo describe [...] eventos en escalas temporales dentro de los
límites de la memoria a corto plazo’.3 En este sentido, Clarke4 define el ritmo musical como
‘fenómenos temporales de pequeña y mediana escala’. En las artes escénicas el ritmo es la
cronología de los acontecimientos a escala humana, de los sonidos musicales y los silencios,
de los pasos de una danza o la métrica del lenguaje hablado y la poesía. El ritmo también
puede referirse a la presentación visual, como ‘el movimiento programado a través del
espacio’5 y un lenguaje común a modo de patrón que une el ritmo con la geometría. Asimismo,
el significado general de ritmo como repetición o patrón regular en el tiempo puede aplicarse a
una amplia variedad de fenómenos naturales cíclicos que tienen
una periodicidad o frecuencia que puede ir desde microsegundos a millones de años.

Una melodía es una sucesión de sonidos que es percibida como una sola [entidad]. Se


desenvuelve en una secuencia lineal, es decir, a lo largo del tiempo, y tiene una identidad y
significado propio dentro de un entorno sonoro particular.
En su sentido más literal, una melodía es una combinación de alturas y ritmo, mientras que en
sentido más figurado, el término en ocasiones se ha ampliado para incluir las sucesiones de
otros elementos musicales como el timbre. Se puede considerar que la melodía es el primer
plano respecto del acompañamiento de fondo. Pero una línea melódica o una voz no es
necesariamente una melodía en primer grado. En si la melodía se conforma de ritmos,
sonidos, alturas, etc.

Descripción[editar]
Las melodías suelen estar formadas por una o más frases o motivos musicales y
generalmente se repite a lo largo de una canción o pieza musical en diversas formas. Las
melodías también pueden ser descritas en función de su movimiento melódico o las alturas o
los intervalos entre alturas (sobre todo conjuntos o disjuntos o con restricciones), la gama
tonal, la tensión y la relajación, la continuidad y la coherencia, la cadencia y la forma.
La melodía parte de una base conceptualmente horizontal, con eventos sucesivos en
el tiempo, y no vertical, como sería en un acorde donde los sonidos son simultáneos. Sin
embargo, dicha sucesión puede contener cierto tipo de cambios y aun ser percibida como una
sola entidad. Concretamente, incluye cambios de alturas y duraciones, y en general incluye
patrones interactivos de cambio y calidad. La melodía es una sucesión de sonidos, que
normalmente sigue un esquema armónico.2

Armonía es el estudio de la técnica para enlazar acordes (notas simultáneas), también


engloba conceptos como ritmo armónico. Desde una perspectiva general, la armonía es el
equilibrio de las proporciones entre las distintas partes de un todo, y su resultado siempre
connota belleza. En música, el estudio de la armonía implica los acordes y su construcción,
así como las progresiones de acordes y los principios de conexión que los rigen.1 Por lo
general se suele entender que la armonía hace referencia al aspecto «vertical» (notas
simultáneas, que en la partitura se escriben una sobre otra) de la música, que se distingue del
aspecto «horizontal» (la melodía, formada por la sucesión de notas, que se escriben una
detrás de otra).2 En ocasiones la armonía puede ser desplegada de manera melódica.

Definiciones[editar]
Las definiciones habituales de la armonía suelen describirla como la «ciencia que enseña a
constituir los acordes y que sugiere la manera de combinarlos de la forma más equilibrada,
consiguiendo así sensaciones de relajación, sosiego (armonía consonante), o de tensión y
vibraciones hirientes (armonía disonante o dispuesta)».
Esta diferencia entre sonidos «consonantes» y «disonantes» tiene una base acústica: todo
sonido incluye dentro de sí a varios sonidos que suenan con menor volumen (el original sería
la nota «fundamental» y los menores, sus «armónicos»). Cuando la combinación de diversos
sonidos incluye a varias notas que son armónicos de la misma fundamental, tales
combinaciones serán percibidas como «consonantes». Este interés por relacionar los
conceptos de consonancia y disonancia con la naturaleza provienen, en su codificación
académica, del siglo XX, y del marco cultural del positivismo. Los autores positivistas,
como Helmholtz, trataron de explicar estos conceptos de consonancia y disonancia —los
cuales resultan fundamentales para el estudio del estilo musical— a partir de la física del
sonido con los mismos presupuestos que los biólogos, físicos y demás científicos de su época:
la idea de que existía una base científica en la naturaleza que podía ser descubierta y
aprovechada para el beneficio y progreso de la humanidad.

La historia de la ciencia documenta el desarrollo histórico de la ciencia, la técnica y


la tecnología, así como la interrelación que han tenido entre sí y con el resto de los aspectos
de la cultura, como la economía, la sociedad, la política, la religión, la ideología, etc. en un
sentido amplio, existía antes de la era moderna y en muchas civilizaciones.1 La ciencia
moderna es distinta en su enfoque y exitosa en sus resultados, por lo que ahora define lo que
es la ciencia en el sentido más estricto del término.23 "Ciencia" era una palabra para
categorizar un tipo de conocimiento específico, más que una palabra que define la búsqueda
de dicho conocimiento. En particular, era el tipo de conocimiento que las personas pueden
comunicarse entre sí y compartir. Por ejemplo, el conocimiento sobre el funcionamiento de las
cosas naturales se acumuló mucho antes de que se registrara la historia y condujo al
desarrollo de un pensamiento abstracto complejo. Así lo demuestra la construcción de
complejos calendarios, técnicas para hacer comestibles las plantas venenosas, obras
públicas a escala nacional, como las que aprovecharon el terreno inundable del Yangtsé con
embalses,4 presas y diques, y edificios como las pirámides. Sin embargo, no se hizo una
distinción consciente y consistente entre el conocimiento de tales cosas, que son verdaderas
en cada comunidad, y otros tipos de conocimiento comunitario, como las mitologías y los
sistemas legales. La metalurgia era conocida en la prehistoria, y la cultura de Vinča fue la
primera productora conocida de aleaciones similares al bronce. Se cree que la
experimentación temprana con el calentamiento y la mezcla de sustancias con el tiempo se
convirtió en alquimia.
El análisis histórico de la ciencia y la tecnología recurre a los contenidos y a la metodología de
las distintas subdivisiones de la historia, tanto temáticas (historia de las ideas, historia
cultural, historia social, historia económica) como temporales y espaciales. La ciencia ha sido
una gran ayuda para la humanidad.

La antropología (del griego ἄνθρωπος ánthrōpos, «hombre (humano)», y λόγος, logos,


«conocimiento») es la ciencia que estudia al ser humano de una forma integral, de sus
características físicas como animales y de su cultura, que es el rasgo único no biológico.1 Para
abarcar la materia de su estudio, la antropología recurre a herramientas
y conocimientos producidos por las ciencias sociales y las ciencias naturales. La aspiración de
la disciplina antropológica es producir conocimiento sobre el ser humano en diversas esferas,
intentando abarcar tanto las estructuras sociales de la actualidad, la evolución biológica de
nuestra especie, el desarrollo y los modos de vida de pueblos que han desaparecido y la
diversidad de expresiones culturales y lingüísticas que caracterizan a la humanidad.
Las facetas diversas del ser humano implicaron una especialización de los campos de la
Antropología. Cada uno de los campos de estudio del ser humano implicó el desarrollo de
disciplinas que actualmente son consideradas como ciencias independientes, aunque
mantienen constante diálogo entre ellas. Se trata de la antropología física, la arqueología,
la lingüística y la antropología social. Con mucha frecuencia, el término antropología solo se
aplica a esta última, que a su vez se ha diversificado en numerosas ramas, dependiendo de la
orientación teórica, la materia de su estudio o bien, como resultado de la interacción entre la
antropología social y otras disciplinas.

Antecedentes
Se atribuye al explorador François Péron haber sido quien usó por primera ocasión el
término antropología.2 Péron recogió en esa obra un conjunto de datos sobre los aborígenes
de Tasmania, que fueron casi exterminados en los años que siguieron al paso de Péron por la
isla. Sin embargo, Péron no fue el primero ni el más antiguo de quienes estaban interesados
en la cuestión de la diversidad humana y sus manifestaciones.
El estudio del ser humano es muy antiguo. Heródoto (484-425 a. C.) en sus Historias nos
cuenta las diferencias entre los distintos habitantes del mundo (Libia, Egipto, Grecia, Asia
Menor), y nos habla de las diferencias de cráneo entre egipcios y persas.
Hipócrates (460-377 a. C.) lanza la teoría de que el medio influye en los caracteres físicos del
ser humano, y llama la atención sobre las diferencias de quienes habitan climas distintos.
Historia [editar]
Esta sección es un extracto de Historia de la antropología[editar]
Durante el siglo XIX, la llamada entonces «antropología general» incluía un amplísimo
espectro de intereses, desde la paleontología del cuaternario al folclor europeo, pasando por
el estudio comparado de los pueblos aborígenes. Fue por ello una rama de la Historia Natural
y del historicismo cultural alemán que se propuso el estudio científico de la historia de la
diversidad humana. Tras la aparición de los modelos evolucionistas y el desarrollo del método
científico en las ciencias naturales, muchos autores pensaron que los fenómenos históricos
también seguirían pautas deducibles por observación. El desarrollo inicial de la antropología
como disciplina más o menos autónoma del conjunto de las Ciencias Naturales coincide con el
auge del pensamiento ilustrado y posteriormente del positivismo que elevaba la razón como
una capacidad distintiva de los seres humanos. Su desarrollo se pudo vincular muy pronto a
los intereses del colonialismo europeo derivado de la Revolución industrial.
Por razones que tienen que ver con el proyecto de la New Republic, y sobre todo con el
problema de la gestión de los asuntos indios, la antropología de campo empezó a tener bases
profesionales en Estados Unidos en el último tercio del s. XIX, a partir del Bureau of American
Ethnology y de la Smithsonian Institution. El antropólogo alemán Franz Boas, inicialmente
vinculado a este tipo de tarea, institucionalizó académica y profesionalmente la Antropología
en Estados Unidos. En la Gran Bretaña victoriana, Edward Burnett Tylor y posteriormente
autores como William Rivers y más tarde Bronisław Malinowski y Alfred Reginald Radcliffe-
Brown desarrollaron un modelo profesionalizado de Antropología académica. Lo mismo
sucedió en Alemania antes de 1918.

El objeto de estudio antropológico[editar]


La materia de estudio de la Antropología ha sido materia de debate desde el nacimiento de la
disciplina, aunque es común a todas las posturas el compartir la preocupación por producir
conocimiento sobre el ser humano. La manera en que se aborda la cuestión es lo que plantea
el desacuerdo, porque la materia puede abordarse desde diversos puntos de vista. Sin
embargo, desde el inicio la configuración epistemológica de la Antropología consistió en la
pregunta por el Otro. Esta es una cuestión central en las ciencias y disciplinas antropológicas
que se va configurando desde el Renacimiento.6
Tras el desarrollo de diferentes tradiciones teóricas en diversos países, entró en debate cuál
era el aspecto de la vida humana que correspondía estudiar a la antropología. Para esa
época, los lingüistas y arqueólogos ya habían definido sus propios campos de acción. Edward
Burnett Tylor, en las primeras líneas del capítulo primero de su obra Cultura primitiva, había
propuesto que el objeto era la cultura o civilización, entendida como un «todo complejo» que
incluye las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos
adquiridos por el ser humano como miembro de una sociedad. Esta propuesta está presente
en todas las corrientes de la antropología, ya sea que se declaren a favor o en contra.

Campos de acción de la antropología[editar]


La Antropología, como ciencia que abarca los fenómenos del ser humano como parte de una
sociedad, se ha diversificado en sus métodos y sus teorías. La diversificación obedece al
interés por rendir mejor cuenta de los procesos que enfrenta la especie en diversas
dimensiones. De acuerdo con la American Anthropological Association (AAA), los cuatro
campos de la Antropología son la Antropología biológica, la Antropología cultural,
la Arqueología y la Antropología lingüística.8
La Antropología biológica o física es el campo de la Antropología que se especializa en el
estudio de los seres humanos desde el punto de vista evolutivo y adaptativo. Al adoptar una
postura evolucionista, los antropólogos físicos pretenden dar cuenta no solo de los grandes
cambios en los aspectos biológicos del ser humano —lo que se llama hominización—, sino en
los pequeños cambios que se observan entre poblaciones humanas. La diversidad física del
ser humano incluye cuestiones como la pigmentación de la piel, las formas de los cráneos, la
talla promedio de un grupo, tipo de cabello y otras cuestiones numerosas. Para abordar esta
diversidad, la Antropología física no solo echa mano de estudios propiamente anatómicos,
sino las interacciones entre los seres humanos y otras especies, animales y vegetales,
el clima, cuestiones relativas a la salud y la interacción entre distintas sociedades.9 El campo
de la Antropología biológica también es interés de otras ciencias con las que mantiene un
diálogo, por ejemplo, con la Primatología (estudio científico de los primates), la Demografía,
la Ecología o las ciencias de la salud. Cuenta entre sus especializaciones a
la Paleoantropología y la Antropología médica.
Ramas y subramas[editar]
A su vez, cada una de estas cuatro ramas principales se subdivide en innumerables subramas
que muchas veces interactúan entre sí.
De la antropología cultural o social (también conocida como antropología sociocultural),
se desprenden:

 Antropología urbana: Hace referencia el estudio etnográfico y transcultural de la


urbanización global y de la vida en las ciudades. Es una subdisciplina enseñada en la
mayoría de las universidades del mundo.12 Las Áreas Metropolitanas se han constituido en
los lugares objeto de estudio de las investigaciones sobre temas como la etnicidad, la
pobreza, el espacio público, las clases y las variaciones subculturales.13

 Antropología del parentesco: esta rama se enfoca en las relaciones de parentesco,


entendido como un fenómeno social, y no como mero derivado de las relaciones
biológicas que se establecen entre un individuo, sus progenitores y los consanguíneos de
éstos; se trata de una de las especialidades más antiguas de la antropología, y de hecho
está relacionada con el quehacer de los primeros antropólogos evolucionistas del siglo
XIX.
 Antropología de la religión: Estudia los sistemas religiosos y de creencias.

 Antropología filosófica: es una rama de la filosofía alemana y no de la Antropología


científica que, principalmente, se ocupa de las incertidumbres de índole ontológica,
centrado su atención en el ser humano, tomando en cuenta una variedad de aspectos de
la existencia humana, pasada y presente, combinando estos materiales diversos en un
abordaje íntegro del problema de la existencia humana. Además, se pregunta por la
naturaleza fundamental de su ser, se pregunta lo que diferencia al ser humano de todos
los demás seres, cómo se define a través de su existencia histórica, etc. Tales
interrogantes fundamentales de la antropología filosófica pueden ser condensadas en una
pregunta radical: ¿Qué es el ser humano?

 Además de: antropología económica, antropología política, aplicada, rural, urbana,


visual, todas las que deben entenderse como enfoques o puntos de partida diversos para
analizar los fenómenos sociales.
De la antropología física (también como antropología biológica), se desprenden:

 Antropología forense: Se encarga de la identificación de restos humanos


esqueletizados dado su amplia relación con la biología y variabilidad del esqueleto
humano. También puede determinar, en el caso de que hayan dejado marcas sobre los
huesos, las causas de la muerte, para tratar de reconstruir la mecánica de hechos y la
mecánica de lesiones, conjuntamente con el arqueólogo forense, el criminalista de campo
y médico forense, así como aportar, de ser posible, elementos sobre la conducta del
victimario por medio de indicios dejados en el lugar de los hechos y el
tratamiento perimortem y post mortem dado a la víctima.


 Paleoantropología: Se ocupa del estudio de la evolución humana y sus
antepasados fósiles u homínidos antiguos. A veces, también puede ser conocida
como paleontología humana.


 Antropología genética: Se la define como la aplicación de técnicas moleculares para
poder entender la evolución homínida, en particular la humana, relacionándolas con otras
criaturas no humanas.


Autores como Lorena Campo (2008: 38), consideran a la arqueología como rama que se
desprende de la antropología cultural. En todo caso, de la arqueología se pueden citar las
siguientes subramas:

 Arqueoastronomía: Es el estudio de yacimientos arqueológicos relacionados con el


estudio de la astronomía por culturas antiguas. También estudia el grado de
conocimientos astronómicos poseído por los diferentes pueblos antiguos. Uno de los
aspectos de esta disciplina es el estudio del registro histórico de conocimientos
astronómicos anterior al desarrollo de la moderna astronomía.


 Arqueología subacuática: Sigue los preceptos de la arqueología terrestre pero se
dedica, a través de las técnicas de buceo, a desentrañar antiguas culturas cuyos restos
materiales que, por una u otra razón, se encuentran actualmente bajo el agua.

 Antropología evolucionista: es el estudio interdisciplinario de la evolución de
la fisiología humana y el comportamiento humano y la relación entre los homínidos y
los primates no homínidos. La antropología evolucionista, se basa en las ciencias
naturales y las ciencias sociales. Varios campos y disciplinas incluyen:


o La antropología de la evolución humana y la antropogenía.

o
o La paleoantropología y la paleontología.

o
o La primatología de etología y paleontología de los primates.

o
o La evolución cultural del comportamiento humano.

o
o El estudio arqueológico de la tecnología humana y el cambio sobre tiempo y
espacio.

o
o La genética humana evolucionista y cambios en el genoma humano durante el
tiempo.

o
o La neurociencia cognitiva y neuroantropología de la cognición, las acciones y
las capacidades de los primates y humanos.

o
o La ecología del comportamiento y la interacción entre humanos y el medio
ambiente.

o
o Los estudios de la anatomía humana ósea, la endocrinología y
la neurobiología y las diferencias y cambios entre especies, la variación entre grupos
humanos y relaciones a factores culturales.

o
El origen de la pregunta antropológica[editar]
La pregunta antropológica es ante todo una pregunta por el otro. Y en términos estrictos, está
presente en todo individuo y en todo grupo humano, en la medida en que ninguna de las dos
entidades puede existir como aislada, sino en relación con Otro. Ese otro es el referente para
la construcción de la identidad, puesto que ésta se construye por «oposición a» y no «a favor
de». La preocupación por aquello que genera las variaciones de sociedad en sociedad es el
interés fundador de la antropología moderna. De esa manera, para Krotz el asombro es el pilar
del interés por lo «otro» (alter), y son las «alteridades» las que marcan tal contraste binario
entre los seres humanos.
A pesar de que todos los pueblos comparten esta inquietud, es en Occidente donde, por
condiciones históricas y sociales particulares se ha documentado de manera más notable. Es
innegable que ya Hesíodo, Heródoto, y otros clásicos indagaban en estas diferencias. Sin
embargo, cuando Europa se halló frente a pueblos desconocidos y que resultaban tan
extraordinarios, interpretó estas exóticas formas de vida ora fascinada, ora sobrecogida.

Antropología moderna[editar]
Para el establecimiento de una ciencia que incorporase las teorías filosóficas y los programas
generales ya elaborados, serían necesarios ciertos avances metodológicos que no tuvieron
lugar hasta finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX. En esta época se producen las
primeras clasificaciones raciales sistemáticas, como las de Linneo (1707-1778) y J.
Blumenbach (1752-1840). Durante este mismo período surgió la lingüística moderna,
dominada durante el s. XIX por la idea de que los idiomas podían clasificarse en familias y que
los pertenecientes a una misma familia eran ramas de un tronco común más antiguo. Ello dio
lugar al desarrollo de métodos comparativos sistemáticos con el fin de poder reconstruir el
idioma ancestral.
La regularidad de las correspondencias fonéticas en idiomas emparentados fue presentada
primero por R. Rask (1787-1832) y divulgada por J. Grimm (1785-1863) a comienzos del s.
XIX, con lo que contribuyeron a consolidar la idea general de la existencia de regularidades en
el cambio cultural humano.

Código de ética y política en antropología[editar]


Algunos problemas éticos surgen de la sencilla razón de que los antropólogos tienen más
poder que los pueblos que estudian. Se ha argumentado que la disciplina es una forma
de colonialismo en la cual los antropólogos obtienen poder a expensas de los sujetos. Según
esto, los antropólogos adquieren poder explotando el conocimiento y los artefactos de los
pueblos que investigan. Estos, por su parte, no obtienen nada a cambio, y en el colmo, llevan
la pérdida en la transacción. De hecho, la llamada escuela británica estuvo ligada
explícitamente, en su origen, a la administración colonial.
Otros problemas son derivados también del énfasis en el relativismo cultural de la
antropología estadounidense y su añeja oposición al concepto de raza. El desarrollo de
la sociobiología hacia finales de la década de 1960 fue objetado por antropólogos culturales
como Marshall Sahlins, quien argumentaba que se trataba de una posición reduccionista.
Algunos autores, como John Randal Baker, continuaron con el desarrollo del concepto
biológico de raza hasta la década de 1970, cuando el nacimiento de la genética se volvió
central en este frente.

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