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Violencia Sexual

La organización mundial de la salud define Violencia sexual como: “...todo acto


sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales
no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la
sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de
la relación de ésta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de
trabajo” (OMS, 2020)

La violencia sexual es considerada como una problemática de salud pública debido


a las afectaciones que causa, y por ser una problemática transversalizada a las diferentes
etapas, situaciones y características vitales. Indicando que es una problemática social y
no un evento derivado de aspectos biológicos. Asimismo, el aumento sistemático de los
casos reportados y la inferencia de un alto nivel de subregistro prende las alarmas en
tanto la atención que debe recibir este fenómeno, el cual se presenta como una de las
modalidades de violencia con mayores variantes, ya que está dada por diversos tipos
penales como el acto, el acceso y el acoso, a través de otros fenómenos delictivos como
el proxenetismo, la trata de personas, entre otras (Carvajal & Granada, 2020). 

En Colombia la información respecto a la prevalencia de la violencia sexual es


recopilada por el Sistema de Vigilancia y Salud Pública, está incluido dentro de la
denominación violencia de género. De acuerdo con las cifras más recientes del Instituto
Nacional de Salud (INS), el periodo epidemiológico 45 del 2020, el cual engloba las
primeras 45 semanas del año, a nivel nacional se registraron 90.201, donde la violencia
sexual representa el 22,6% de los casos totales, con tasas de 11,8 por cada 100.000
habitantes. Frente a este tipo de violencia, los datos más significativos se presentan en
mujeres con 7.932 reportes; y si se observan en función de los periodos evolutivos, entre
primera infancia, infancia y adolescencia, los datos representan el 79,9%.

Por su parte, para el año 2019, el INMLCF reportó 26.158 casos en materia de
violencia sexual en todo el territorio nacional, de los cuales 22.613 fueron  dirigidos contra
menores entre los 0 y 18 años, siendo los adolescentes, la población de mayor incidencia
con cerca de 14.000 registros. 

El Departamento de Antioquia ocupa el segundo lugar con 2.355 casos, siendo los
menores de edad los de mayor prevalencia con 2.404 casos. Medellín representa un poco
menos de la mitad del reporte departamental de eventos totales, con 1.041. Sobre
menores de edad, los registros arrojan 889 casos, con tasas de 52,72 y 263,71 por cada
100.000 habitantes para hombres y mujeres respectivamente. En el marco de lo
poblacional, en cada una de estas cifras, la violencia sexual se sitúa de manera
significativa sobre menores de edad, especialmente en niñas, lo cual expresa claramente
que es una población con mayor vulnerabilidad y, que dicha tendencia no obedece
exclusivamente a variables específicas de los departamentos o municipios. 

En términos de salud mental, si bien el abuso no es un cuadro clínico, representa un


fenómeno problemático por su reconocida connotación traumática sin distinción en
diversos momentos evolutivos, de allí que la Encuesta Nacional de Salud Mental (2015) lo
reconoce como un evento vital perturbador que genera tensión y sufrimiento emocional. Si
bien en dicha encuesta no se realiza una medición en menores de edad, si se expresa la
naturaleza de su impacto sobre esta población indicando que, aunque las secuelas no
representan específicamente el desarrollo de condiciones psicopatológicas, además del
trastorno de estrés postraumático, es común observar síntomas como: estado de ánimo
bajo, alteraciones conductuales, de sueño, de la conducta alimentaria, problemas
relacionados con el consumo de alcohol y/o sustancias, suicidio, entre otros, aspecto
validado por Franco y Ramírez (2016) en estudios documentales realizados sobre dicho
fenómeno.

Frente al manejo de estos eventos, el Ministerio de Salud (Minsalud, 2016) ha


desarrollado una serie de protocolos que determinan el actuar frente a los mismos. Allí se
indica que la atención en salud apunta a: atención médica y apoyo psicológico, realización
de profilaxis para ITS y anticoncepción de emergencia, asesoría para la interrupción
voluntaria del embarazo -IVE- y examen médico legal. Frente a este tipo de eventos,
donde los NNA son víctimas, se obliga al personal de salud o jurídico que reciba el caso a
iniciar procesos de verificación y restablecimiento de derechos. Paralelo a ello, la
respuesta especializada en salud mental está dada por apoyo psicosocial e intervención
psicológica especializada, las cuales apuntan también a procesos de acompañamiento
familiar, sea dentro de la red o con manejo institucional a través de mecanismos como
hogares sustitutos o internados.

La violencia sexual en NNA suele dejar serias secuelas en las personas que lo
sufren, como mencionamos anteriormente son múltiples los aspectos vitales afectados,
por esta razón, se debe procurar a sus víctimas -y al entorno de estas- una atención e
intervención inmediata e integral. En función de lo nombrado anteriormente, la
intervención con menores que han pasado por experiencias de abuso sexual debe
orientarse sobre problemas de ansiedad, conductas sexualizadas, problemas de
autoestima, depresión, problemas emocionales, entre otras (Herrera y Parra, 2011).
Frente al entorno social del menor afectado, específicamente el familiar, se ha de realizar
intervención en aspectos como: sensibilización de las problemáticas del menor y prácticas
de cuidado y crianza, acciones socioeducativas en tanto protección de NNA. 

Si bien se han documentado múltiples metodologías de intervención


psicoterapéuticas, en el metaanálisis realizado por Hetzel-Rigginn, Brausch y Montgomery
(2007), se encontró que la terapia de juego era más efectiva en el tratamiento del
funcionamiento social, mientras que los abordajes cognitivo-conductuales resultaban más
eficaces frente a problemas de comportamiento y estrés psicológico.

Por otro lado, en los procesos de atención se ha de evitar las acciones que
conduzcan a la revictimización, lo cual resulta común debido a múltiples abordajes a los
que una víctima debe someterse, tanto en el entorno salud como en el judicial (Carvajal &
Granada, 2020; Tamarit Sumalla, Abad Gil y Hernández-Hidalgo, 2015). En este orden de
ideas, las acciones que se derivan de una política pública en salud frente al abuso sexual
infantil, además del componente preventivo y de atención, debería apuntar al desarrollo y
fortalecimiento de competencias debido a las diversas acciones intersectoriales,
generalmente desarticuladas, que se desprenden del reporte de un evento de tal
magnitud.
Bibliografía.

Carvajal, B., Granada, V. (2020). Entrevista forense y revictimización: un análisis


psicojurídico del abordaje judicial del abuso sexual infantil (Tesis de pregrado).
Universidad de Antioquia, Colombia.

Franco, A., & Ramírez, L. (2016). Abuso sexual infantil: perspectiva clínica y dilemas
ético-legales. Revista colombiana de psiquiatría, 45(1), 51-58.

Herrera, C. R., & Parra, A. F. (2011). Abuso sexual infantil: una revisión con base en
pruebas empíricas. Psicología conductual, 19(1), 7.

Hetzel-Riggin, A. M. Brausch, B. Montgomery, S. (2007). A meta-analytic investigation of


therapy modality outcomes for sexually abused children and adolescents: an
exploratory study. Child Abuse and Neglect, 31, 125-141.

Instituto colombiano de bienestar Familiar. (S. F.). Violencia Sexual. recuperado en


https://www.icbf.gov.co/programas-y-estrategias/proteccion/violencia-sexual

Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. (2019). Forensis, Datos para la
Vida. Publicación anual que compila el comportamiento de las lesiones de causa
externa a través de análisis descriptivos y según variables sociodemográficas,
tiempo, modo y lugar: Exámenes médico legales por presunto delito sexual.
Colombia, 2019. Recuperado en https://www.medicinalegal.gov.co/cifras-
estadisticas/forensis

Instituto Nacional de Salud. (2020). Boletín epidemiológico semanal, semana


epidemiológica 45: Comportamiento de la Vigilancia de Violencia de género e
intrafamiliar, Colombia. Recuperado en 
https://www.ins.gov.co/buscador-
eventos/BoletinEpidemiologico/2020_Boletin_epidemiologico_semana_47.pdf

Ministerio de Salud y Protección Social. (2015). Encuesta Nacional de Salud Mental.


Recuperado en
http://www.odc.gov.co/Portals/1/publicaciones/pdf/consumo/estudios/nacionales/C
O031102015-salud_mental_tomoI.pdf

Ministerio de Salud y Protección Social. (2016). Modelo de Atención Integral en Salud


para Victimas de Violencia Sexual. Recuperado en: https://coosalud.com/wp-
content/uploads/2020/02/MODELO-DE-ATENCION-A-VICTIMAS-DE-VIOLENCIA-
SEXUAL.pdf

Tamarit Sumalla, J. M., Abad Gil, J., & Hernández-Hidalgo, P. (2015). Las víctimas de
abuso sexual infantil ante el sistema de justicia penal: estudio sobre sus actitudes,
necesidades y experiencia. Revista de Victimología/Journal of Victimology, (2), 27-
54.

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