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Historia Social General 1

Universidad Nacional de Tierra del Fuego

El desfasado ​Ancien Régime

Alumno: Enzo García.

Revolución, etimológicamente, refiere a una vuelta, un cambio total; pero rara vez se
analizan todos los aspectos de dicho cambio cuando hablamos de ​las revoluciones.​ Es
más usual encontrar en los anaqueles de historia análisis llevados puramente al ámbito
político, a las formas de gobierno. Pero, es incorrecto entender el cambio a nivel
político-ideológico como el primer eslabón de una cadena de sucesos, más bien,
conforma el último. Un claro disparador del cambio se puede hallar en las dinámicas
económicas de las sociedades.

En una magistral labor de síntesis, Pffeifer y Lettieri dan cuenta de tres procesos
revolucionarios que además de cierta cercanidad temporal, comparten analogías más
profundas. La más perceptible es la burguesía, y el auge que ésta experimenta. La
acumulación de riqueza que se observa en ella es la contracara de la decadencia de la
nobleza. Por consiguiente, el flujo comercial urbano es el que marca la pauta para el
florecimiento, en detrimento de la posesión de tierras que ostentaban los nobles
herederos de la tradición feudal. El traspaso del mundo rural al mundo urbano es el
primer punto a resaltar para comprender el proceso hasta la consolidación de la
burguesía como grupo dominante.

Decíamos que si la tierra había dejado de ser la fuerza productiva por excelencia en la
que encajaba perfectamente el modo de producción feudal. El polo económico se
encontraría en el comercio; que con la circunvalación de la Tierra abrió nuevos
mercados, de bienes suntuosos, y la manufactura, que surgió como reemplazo a la
rudimentaria producción de artesanías (Marx y Engels, 2014).

Ante este paulatino fortalecimiento de una clase cuya génesis data de la Edad Media, las
instituciones tradicionales que caracterizan al Antiguo Régimen se muestran endebles.
En efecto, la forma de organización política monárquica es un estorbo para la dinámica
mercantil que se desata cada vez con mayor vigor. En un orden todavía estamental la
burguesía no representaba un gran peso político y ascender de posición en orden arcaico
y piramidal no representaba una labor sencilla. Además, aquellos poseedores de títulos
nobiliarios estaban exentos de otra gran molestia para la burguesía, los impuestos; entre
otros privilegios. En monarquías con dinámicas bélicas y, por consiguiente, lógicas
expansivas, la presión tributaria iba en ascenso. Hecho que termina canalizando el
malestar de las colonias que Inglaterra poseía en América del Norte y finalizó en la
independencia de dichas colonias y la conformación de Estados Unidos. En el caso de
Francia, que dependía en gran medida aún de la producción agrícola, una mala cosecha
derivaba en un aumento de impuestos y del precio de productos de consumo masivo,
esencialmente el pan. Dato significativo en una época marcada por el hambre, el cual
llegaba a generar revueltas en los estratos más bajos de la sociedad, a las que la
burguesía se acoplaba para intentar desbaratar el poder la aristocracia (Rudé, 1998).

Otro punto a remarcar es el rol de la Iglesia Católica, cuya visión respecto del lucro no
era muy favorable, por lo que representaba un impedimento moral y real al comercio.
En el plano de lo moral censuraba cualquier intento de satisfacción que pudiera hallarse
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en el descanso sobre la riqueza. Allí, en parte, reside el tercer nudo a desatar para la
burguesía, el plano ideológico.

Las instituciones son producto de un conjunto de ideas que toman forma en base a la
realidad material de las sociedades. Por lo cual se entiende que las anteriormente
mencionadas son el producto, en su mayoría, de la sociedad del Medioevo. De una
sociedad basada en la tierra. La sociedad moderna es una sociedad cuya economía es
mercantilista, y como fruto tardío de esa realidad las ideas propias de esa dinámica
chocan de lleno con la mentalidad cristiano feudal, si bien la mentalidad burguesa se
origina en su marco, por lo que se desprende que la Reforma es un fenómeno que
representa la idiosincrasia burguesa (Romero, 2014). Se desarrolla entonces otro
parámetro para juzgar el accionar mercantil, el lucro deja de ser el blanco de anatemas,
y por el contrario se insta a este tipo de actividades sin abandonar el marco del
cristianismo. Se aleja del sincretismo dogmatico de la Escolástica, y el pecado reside en
el derroche del tiempo ya que los individuos, según las lecturas protestantes, serán
juzgados a partir de las obras que realicen en su breve existencia (Weber, 2011).
Teniendo de referencia este aspecto, la conexión con los sucesos mencionados por los
autores es directa, se puede destacar entonces que en Inglaterra, acuerdo mediante, tanto
nobleza como burguesía ofrecieran a Guillermo de Orange el trono, siendo él de
confesión protestante.

En torno a la organización política, es menester mencionar que producto de los tumultos


de la burguesía; o de aquellos que se originaban en los estratos bajos y luego la
burguesía apoyaría, las monarquías absolutas se vieron obligadas aumentar la
participación política de esta clase, o se arriesgarían a desaparecer. Comienza a
configurarse el Estado Moderno, una división de poderes que limitara el poder del
monarca y evitara los excesos, y además resguardara la propiedad privada burguesa.
Surge entonces la monarquía parlamentaria en Inglaterra, y el parlamento se establece
como un contrapoder real al del monarca.

Los hechos que se sucedieron en la Revolución Francesa se ven marcados por


desavenencias entre jacobinos y girondinos, pero en última instancia, cuando Napoleón
llega al poder, cumple el mismo rol de resguardar los intereses de la burguesía. Aunque,
antes del advenimiento del Cónsul Bonaparte, se proclamo la Declaración Universal de
los Derechos del Hombre y del Ciudadano, máxima expresión del liberalismo y la
ilustración de la época, que en sus cimientos ideológicos amparaban el individualismo.
Es el individualismo racionalista, secular y progresista la piedra angular de la ideología
que se erigió en base a la nueva dinámica económica. Oponiéndose al tradicionalismo
medieval y la superstición de la Iglesia. La fe ciega se traslada hacia el libre ejercicio
del talento individual, que en un mundo de razón produciría resultados benéficos. La
apasionada creencia en el progreso del típico pensador ilustrado reflejaba el visible
aumento en conocimientos y técnica, en riqueza, bienestar y civilización que podía ver
en torno suyo (Hobsbawm, 2003).

Entonces, el cambio total, el resquebrajamiento del Antiguo Régimen, que no pudo


contener la fuerza de este grupo social revolucionario, la burguesía, significo que estos
modos de producción manufactureros y el comercio a largas distancias que se
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impulsaban desde este grupo, impusiera además su estructura ideológica, con la


primacía del lucro y la propiedad privada, que fortalecieron sus ideales individualistas.
Decayeron la nobleza y la monarquía absoluta, porque no formaban parte de la nueva
estructura económica, todo lo contrario, retrasaban su progreso. Se supo imponer la
libertad de los individuos y una libertad mayor: la libertad de comercio. Es, el de las
revoluciones, un tiempo donde se encuentran dificultades para la reproducción de
relaciones económicas y relaciones sociales sobre las cuales se desenvuelve una lógica
de funcionamiento, y, al mismo tiempo, en que surgen nuevas relaciones económicas y
sociales. Es el momento en que, con respectivas variaciones, se generalizan esas nuevas
relaciones, dando forma a las condiciones de funcionamiento de una nueva sociedad.
Es este emerger de relaciones, el ​proceso de transición hacia el capitalismo (Godelier,
1987).

Se debe concluir haciendo notar que si bien el cambio en términos de producción


económica es destacable, en el ámbito de lo político y lo jurídico la que se conforma
como clase burguesa, denotando un increíble pragmatismo, estaba dispuesta a
consensuar medidas con quienes veían su ascenso como una amenaza, por lo tanto
consiguió libertades civiles y comerciales en tanto que mayor participación política pero
sin erradicar por consiguiente a toda la casta de la nobleza, o destruir a los monarcas.
Solo en Francia ocurrió y con disidencias entre los revolucionarios. Por lo cual podemos
entender que los burgueses actuaron revolucionando todas las relaciones sociales que
hasta el momentos se desarrollaban pero no era parte de su accionar inmediato el interés
por socavar las instituciones del orden sino, en su practicidad, actuaron acorde a sus
intereses.
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Bibliografía:

GODELIER, Maurice. ​Introducción: Análisis de los procesos de transición.

Revista Internacional de Ciencias Sociales. Unesco. Vol. XXXIX, Nº 4, 5-15.


1987.

HOBSBAWM, Eric. ​La Era de las Revoluciones 1789-1848. ​Segunda Edición.

Barcelona. Editorial Crítica, 2003.

MARX, Karl y ENGELS, Friedrich. ​El Manifiesto Comunista. ​Primera Edición.

Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ediciones IPS, 2014.

ROMERO, José Luis. ​Estudio de la Mentalidad Burguesa.​ Segunda Edición.

Ciudad Autónoma Buenos Aires. Editorial Alianza S.A., 2014.

​ uinta Edición.
RUDÉ, George. ​La Multitud en la Historia. Q

México, D. F. Siglo Veintiuno Editores S.A., 1998.

WEBER, Max. ​La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo. ​Segunda Edición.

Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Prometeo Libros, 2011.

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