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Lo que muchos no sabemos sobre el AYUNO

Pregunta: ¿Padre, ya desde hace tiempo ha nacido en mi una gran


necesidad de hacer ayuno, lo siento en mi corazón pero no sé cómo
hacerlo?

Me parece magnífico y toda una inspiración de Dios este santo


deseo de santidad que ha ido naciendo en tu corazón.

Antes de hablarte del ayuno, quisiera hablarte primero de lo que es


la Ascesis o Penitencia, ya que el ayuno es solo parte de este
trabajo espiritual que todo cristiano debe hacer si quiere llegar a la
santidad propuesta por Jesucristo.

Empezaré diciéndote que cuando hablamos de Ascesis o


Penitencia nos referimos al esfuerzo humano que responde a la
gracia de Dios, y es el medio por el cual el hombre se dispone y
purifica su vida para que en ella se desarrolle en plenitud la vida
divina. Este esfuerzo en nosotros los cristianos adquiere una nota
particular y quizás única, ya que, a diferencia de algunas otras
"espiritualidades", la Ascesis en el fiel cristiano, es animada y
dirigida por el mismo Espíritu Santo, que no busca destruir sino
construir.

El padre Rainiero Cantalamessa, al referirse a la santidad y su


relación con la Penitencia, dice que ésta "es el arte de quitar todo lo
que estorba en el hombre a fin de hacer visible esa santidad ya
contenida en el hombre desde el bautismo".

Por ello, la Ascesis es la herramienta de la que nos valemos para


fortalecer los muros por los cuales transitan nuestros deseos y
aspiraciones, los cuales fuera de control son capaces de destruir
nuestra vida, o al menos impedir que ésta alcance la plenitud. Es,
digamos, el elemento regulador, y, en muchos casos, el propulsor
de una vida equilibrada y santa. Por eso dice al respecto el
Catecismo de la Iglesia: "Tomar la cruz cada día y seguir a Jesús es
el camino más seguro de la penitencia" (Cat. No. 1435)

Por una ancestral tradición, los viernes son considerados como un


día de Penitencia. Esto es debido, principalmente a que en un
viernes Jesús padeció por nosotros para darnos la vida eterna. Por
esta razón, entre otras, se ha identificado la Penitencia con el
sufrimiento. Cuando pensamos en la Penitencia, de inmediato viene
a nuestra mente los monjes dándose de latigazos, o poniéndose
espinas en el pecho, o de alguna manera destruyendo su cuerpo.
Sin embargo la Penitencia, como nos lo explica el papa Juan Pablo
II en Reconciliación y Penitencia, es: todo aquello que ayuda a que
el Evangelio pase de la mente al corazón y del corazón a la vida. Es
decir la Penitencia es una ayuda para que podamos realmente vivir
el Evangelio.
Un santo de la edad media que había entendido bien lo que era la
Penitencia decía: la primera y más importante Penitencia es: Orar.

Desafortunadamente, el hombre de hoy tiene un concepto


equivocado de lo que es la Ascesis o Penitencia y en muy baja
estima el valor de la cruz. La vida cómoda y materialista que
vivimos nos hace despreciar con facilidad estos dos valores que son
fundamentales (cf. Mt 10,38), por no decir, indispensables, en la
vida, no solo para alcanzar la santidad y con ello la plenitud, sino
incluso para poder vivir una vida razonablemente alegre y estable. Y
es que la Penitencia actúa como una fuerza reguladora sobre
nuestras pasiones y deseos los cuales dejados en libertad pueden
llegar a destruir nuestra vida. Para contenerlos, en algunos casos
debemos agregar a nuestra vida algo, "Ascesis Positiva" , y en otros
eliminar o matizar, "Ascesis Negativa". En ambas direcciones la
Penitencia supone una renuncia, por lo que esto no se podrá hacer
sin la ayuda de la cruz y del Espíritu Santo. La Penitencia cristiana,
correctamente entendida, no es estoicismo, ni platonismo, por lo
que no se trata de destruir nuestro cuerpo, sino de una "herramienta
espiritual que ayuda a que los criterios y la vida evangélica, pasen
de la mente al corazón y del corazón a la vida diaria".

Para que la Penitencia sea verdaderamente una ayuda para el


crecimiento espiritual, es necesario quitarle toda esa carga negativa
que por años ha tenido, para redescubrirla como un momento
privilegiado de encuentro con la misericordia de Dios que conoce
nuestras miserias y que a pesar de ellas, nos ama y nos ha llamado
a la santidad más elevada. Esto nos llevará sin lugar a dudas a
experimentar el poder que sana el interior del hombre y que le
impulsa a reemprender el camino de la felicidad, la alegría, el gozo
y la paz, ya que como bien decía Clímaco: "es mediante la
Penitencia como nos libramos de la tiranía de las pasiones". Así la
Ascesis es la cruz benéfica que nos ayuda a renunciar a nosotros
mismos, a los excesos y exageraciones, y que prepara el camino
para que Dios desarrolle en nosotros la vida divina, la "Vida según
el Espíritu".
Sin embargo debemos ser conscientes que la falta de prudencia,
puede también desordenar la misma Penitencia, con lo cual se
causan graves daños, sobre todo al alma, ya que la práctica de la
mortificación debe ser siempre un acto de templanza.
Santo Tomas, citando a San Jerónimo dice: "No hay diferencia entre
matarse en largo o en corto tiempo. Se comete una rapiña, en ves
de hacerse una ofrenda, cuando se extenúa inmoderadamente [sin
templanza] el cuerpo por la demasiada escasez de alimento o el
poco de sueño".

Ahora si, teniendo en cuenta lo que te he dicho sobre la Penitencia,


veamos un poco el Ayuno. El Ayuno, desde la vida espiritual, nos
ayuda en dos áreas de nuestra vida. Por un lado, es la forma como
la voluntad se entrena con la renuncia a cosas buenas, para en su
momento poder rechazar las malas. Por otro lado, ejerce una acción
misteriosa, que permite al alma abrirse de una manera particular a
la gracia y a la presencia de Dios.

Cuando nos privamos de cualquier cosa que está en relación con


nuestros apetitos, especialmente con el placer (comer, beber, ver,
oír, sentir), estamos acostumbrando a nuestra voluntad a recibir
ordenes directamente de nosotros y no de nuestras pasiones. Nos
lleva a ser dueños de nosotros mismos. De esta manera, una
persona habituada a ayunar será una persona habituada a la
renuncia, y tendrá sometidas sus pasiones a la voluntad, de manera
que el cuerpo come, duerme, y hace lo que la voluntad le indica. Si
la voluntad está orientada a Dios, buscará evitar todo lo que lo
separa de Dios y orientará todas sus acciones a EL.

Por otro lado, como te decía, el Ayuno, especialmente el de la


comida, nos abre de una manera misteriosa a la presencia de Dios.
Parecería como si el hambre corporal se fuera convirtiendo en
hambre de Dios.

Ahora bien, para que esto se realice, el Ayuno debe estar unido a la
oración. Sin oración el Ayuno se convierte en dieta o en estoicismo,
que poco o nada ayuda a la vida espiritual.

De manera práctica, te indico algunos elementos que pueden serte


de utilidad para iniciarte y crecer en este ejercicio espiritual:
1.
Lo primero es que el Ayuno debe ser progresivo. Es decir hay que
comenzar por lo poco y poco a poco progresar en él. Empieza
entonces con pequeñas renuncias, como negarte un café, un vaso
de agua, un dulce, un postre, un programa de televisión, etc. Esto
irá poco a poco aumentando tu capacidad de renuncia.

2.

Inicia el Ayuno con un buen rato de oración. Te recomiendo


prepararlo desde un día antes… por la noche haz un buen rato de
oración y ofrece a Dios el día de Ayuno. Pide a Dios la gracia que
estás necesitando o el sentido que quisieras ver fortalecido con tu
Ayuno. Durante todo el día de Ayuno, dedica el mayor tiempo que
puedas a la oración. Es conveniente que se escoja un salmo el día
anterior y alguna frase del salmo para repetirlo durante todo el día
de Ayuno, como: “Señor tú eres mi fuerza y mi victoria”, o alguna
frase del mismo salmo. Regresa durante el día al salmo y ten el
mayor tiempo de oración que puedas… substituye el alimento
corporal con alimento espiritual.

3.
Es muy conveniente que inicies tu Ayuno con la Eucaristía. Busca
una Iglesia en donde puedas comulgar en la mañana. Si no se
puede, haz al menos una comunión espiritual.

4.
Una vez que sientas que has progresado con las renuncias, inicia
con lo que se llama el Ayuno Eclesiástico, que es lo mínimo que nos
invita a vivir la Iglesia en los días prefijados de Ayuno (Miércoles de
ceniza y Viernes Santo). Este consiste en desayunar un pan y un
café, no tomar nada entre comidas, comer ligero (procurando que te
quedes con un poco de hambre) y finalmente por la noche lo mismo
un pan y un café.

5.
El siguiente paso es hacer medio Ayuno, que consiste en solo un
café en la mañana, nada entre comidas y una comida ligera. Solo
agua todo el día. Por la tarde puede tomar una cucharada de miel,
sobre todo si tienes un trabajo que requiera mucho desgaste de
energía.
6.
Finalmente podrás aspirar al Ayuno de pan y agua, que consiste en
comer solo pan y agua. Lo mismo, puedes tomar una cucharada de
miel a media mañana y a media tarde para recuperar energía.

Recuerda, que es una obra del Espíritu, por lo que no esperes


resultados como si a cada acción hubiera una reacción. A veces un
pequeño esfuerzo de nuestra parte corresponde a una gracia
inmensa de Dios y viceversa, un gran esfuerzo humano y pocos
resultados espirituales. Dios sabe cómo, y en qué momento darnos
las gracias. De lo que si puedes estar seguro es que al iniciarte en
el ayuno te abrirás a la santidad y tu vida cambiará
RADICALMENTE. El Ayuno es el camino a la perfección cristiana.
Ánimo.

“Dios, señor de los cielos,


Tú que creaste este mundo tan maravilloso,
Tú que permites el perdón
Y la misericordia de los hombres.

Ábreme las puertas a tu reino,


Por el camino de la oración,
Enséñame esa sabiduría que solo tú y
Más que nadie conoce.

Aléjame de todo mal y peligro,


Permíteme tener el perdón y la paz
Que tanto se necesita en este mundo”

Amén.

Oración para empezar el día de ayuno


Antes de comenzar el ayuno hay que ir preparándolo progresivamente. Cuando
llega el primer día de ayuno (pueden ser varios o uno solo día). Es conveniente
y necesario orar. En la siguiente plegaria se consagra el ayuno entregando
alma, voluntad, entendimiento y libertad al Señor.

“Te entrego mi corazón para que lo purifiques de cualquier


sentimiento que no sea Tu Amor por mí y en mí.
Te entrego mi alma, Señor: Te entrego mi libertad para que puedas
hacer conmigo lo que quieras, para que puedas hacer en mí la
Voluntad del Padre. Te entrego mi memoria para recordar todo
aquello y sólo aquello que Tú deseas que recuerde.

Te entrego mi entendimiento para poder ver las cosas como Tú las


ves.
Te entrego mi voluntad para que sea una con la Tuya.
Quiero lo que quieres, quiero porque quieres, quiero como lo
quieres, quiero hasta que quieras” Amén.

Oración para iniciar un ayuno


Al iniciar el ayuno se necesita la fuerza para no caer en la tentación
y romper el ayuno antes de tiempo. Con esta oración al Señor
encontrarás la fuerza necesaria para esperar que termine el ayuno

“Señor, ayúdame a recordar que mi cuerpo es un templo para el


Espíritu Santo. Señor, que siempre esté dispuesto(a) a ayunar para
acercarme más a ti.

Que mi espíritu siempre esté conectado a ti mi Señor y pueda


cumplir el propósito por el cual me has llamado a servirte.
Que tú puedas abrir mis ojos del entendimiento y mis sentidos
espirituales para escuchar tu voz.

Gracias Señor por este ayuno, declaró que se cumple mis


peticiones en el nombre de Jesús”

Amén.
Oración para iniciar un ayuno
Al iniciar el ayuno se necesita la fuerza para no caer en la tentación y romper el
ayuno antes de tiempo. Con esta oración al Señor encontrarás
la fuerza necesaria para esperar que termine el ayuno
“Señor, ayúdame a recordar que mi cuerpo
es un templo para el Espíritu Santo.
Señor, que siempre este dispuesto(a)
a ayunar para acercarme más a ti.

Que mi espíritu siempre esté conectado a ti mi Señor


y pueda cumplir el propósito por el cual
me has llamado a servirte.
Que tú puedas abrir mis ojos del entendimiento
y mis sentidos espirituales para escuchar tu voz.

Gracias Señor por este ayuno,


declaró que se cumple mis peticiones
en el nombre de Jesús”

Amén.

Oración para iniciar ayuno católico


Si eres católico te dejamos esta oración al Todoporoso en la que se consagra
el ayuno por medio de la oración y comprometiéndose a respetar el tipo y el
tiempo del ayuno. Al momento de hacerla debes decir claramente el tipo de
ayuno (que alimentos no comerás) y el tiempo que durará.
“Dios todo poderoso.
Vengo ante Ti a consagrar este ayuno.
Me he comprometido a
abstenerme de (tipo de ayuno)
durante un periodo de (tiempo del ayuno)
como un signo externo de lamento,
súplica, y la reflexión, durante mi búsqueda
de tu discernimiento y sabiduría divina.

Pido que Tu reino venga sobre nosotros


para que haya salud, la integridad, bienestar,
seguridad, prosperidad, armonía y justicia.
Señor en tu misericordia,
escucha mi oración”

Amén.

Oración para iniciar el ayuno cristiano


Si eres cristiano (no católico) te dejamos esta oración de liberación en la que
ofrendas el ayuno a Dios, pidiendo que libere toda su gracia y bendición en tu
persona y bajo la protección de Jesús.
“Señor, yo creo en el poder del ayuno que tú escogiste
Señor, permite que mi ayuno destruya los yugos
que el enemigo ha puesto contra mí.

Permite que la luz ilumine mi vida


a través del ayuno que tú escogiste.
Permite que la salud y la sanidad sean derramadas
sobre mí a través del ayuno que tú escogiste.

Permite que los milagros sean liberados en mi vida


a través del ayuno que tú escogiste.
Permite que tu poder y autoridad sean liberados en mi vida
a través del ayuno que tú escogiste.

Con humildad ofrezco mi alma ante ti


a través del ayuno; permite que tu favor me exalte.
Expulso cada demonio obstinado de mi vida
a través del ayuno que tú escogiste
En el nombre de Jesús.”

Amén.

El ayuno y la oración son poderosos armas para hacer frente a cualquier mal o


padecimiento, y son ofrendas especiales a Dios, ya sea para dar gracias por las
bendiciones otorgadas o para hacer alguna solicitud importante.
Si tienes pensado hacer ayuno, prepárate bien y no excedas tus limites físicos, y
siempre teniendo presente que antes, durante y después del ayuno la oración
es el camino para consagrar, ofrecer y bendecir ese ayuno que haces por Dios.

Oración para el Ayuno

El ayuno es sin duda, una de las armas más poderosas para


derrotar al enemigo.

Los que de ustedes ya lo practican, ya sabrán que hay victorias en


las oraciones que se hacen.

Pero para aquellos que no lo practican, les animo a ayunar lo antes


posible.

La guía perfecta ya está escrita en la Biblia, en el libro de Isaías


capítulo 58.

Ahí podrán entender que el ayuno NO se practica para conseguir


nuestros deleites y objetivos, sino para librar a otros.

Librando la vida de otros, Dios se dispone a librar nuestras vidas de


las maldiciones, y solo ahí veremos las victorias que buscamos.
Esta oración para el ayuno que leerán a continuación es ideal para
hacerla antes de iniciar esta práctica.

Fue escrita por John Eckhardt y publicada en su libro que contiene


más de 200 oraciones claves para la liberación.

Si conoces a alguien que necesita ayunar para liberación de su


vida, comparte este mensaje con esa persona.

Muy bien, oremos...

Señor, yo creo en el poder del ayuno que tu escogiste. (Isaias 58,


Dios, esta es la oración #1 que hago porque te necesito en mi vida.

Reconozco que soy pecador/a y que estoy fuera de tu gloria; si yo


muriera hoy, mi vida se perdería eternamente y no quiero eso... yo
quiero vida eterna!

Pero la Biblia dice que tu me amas tanto, que diste la vida de tu hijo
Jesús para que El muera por mis culpas... en mi reemplazo!

Tanto amor no lo puedo entender en este momento, solo puedo


aceptar humildemente el regalo de tu salvación.

Acepto tu perdón por mis pecados; confieso con mi boca que tú


Jesús eres el Señor de mi vida, de la tierra y del universo; y creo en
mi corazón que el Espíritu de Dios te levantó de entre los muertos.

Por todo esto, ahora soy salva/o y tengo el derecho para ser hija/o
de Dios Padre.

Amén!

1° Día de la Cuarentena del Ayuno de Jesús

La Gloria de la Segunda Casa

Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque el SEÑOR está


contigo.” 2 Samuel 7:3

Esas fueron las palabras dichas a David cuando Él quiso construir


un Templo para Dios.

Dios es Quien efectúa tanto el querer como el realizar, según Su


buena voluntad.
Él colocó ese querer en el corazón de David, y lo colocó también en
el corazón del obispo Macedo.

Ya tuvimos oportunidades de ver en la obra de Dios verdaderos


“divisores de aguas” que causaron un antes y un después, como
por ejemplo la prisión del obispo en el año 1992. Pero, tratándose
del Templo de Salomón, la proporción de ese nuevo divisor, escapa
a nuestro entendimiento y a nuestras expectativas por el simple
hecho de que la Palabra de Dios dice:
La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho
el SEÑOR de los Ejércitos; y daré paz en este lugar, dice el SEÑOR
de los Ejércitos. Hageo 2:9

Si en aquella época la respuesta de Dios en el Templo levantado


por Salomón fue algo extraordinario, imagínese ahora en el
levantado en San Pablo, Brasil.

Existen fechas que son inolvidables, pues fueron marcadas por


hechos importantes.
La inauguración del Templo este año 2014, es algo que quedará
marcado en la historia del mundo y en nuestras vidas también.

¡Yo no veo la hora!

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