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Ahora bien, para que esto se realice, el Ayuno debe estar unido a la
oración. Sin oración el Ayuno se convierte en dieta o en estoicismo,
que poco o nada ayuda a la vida espiritual.
2.
3.
Es muy conveniente que inicies tu Ayuno con la Eucaristía. Busca
una Iglesia en donde puedas comulgar en la mañana. Si no se
puede, haz al menos una comunión espiritual.
4.
Una vez que sientas que has progresado con las renuncias, inicia
con lo que se llama el Ayuno Eclesiástico, que es lo mínimo que nos
invita a vivir la Iglesia en los días prefijados de Ayuno (Miércoles de
ceniza y Viernes Santo). Este consiste en desayunar un pan y un
café, no tomar nada entre comidas, comer ligero (procurando que te
quedes con un poco de hambre) y finalmente por la noche lo mismo
un pan y un café.
5.
El siguiente paso es hacer medio Ayuno, que consiste en solo un
café en la mañana, nada entre comidas y una comida ligera. Solo
agua todo el día. Por la tarde puede tomar una cucharada de miel,
sobre todo si tienes un trabajo que requiera mucho desgaste de
energía.
6.
Finalmente podrás aspirar al Ayuno de pan y agua, que consiste en
comer solo pan y agua. Lo mismo, puedes tomar una cucharada de
miel a media mañana y a media tarde para recuperar energía.
Amén.
Amén.
Oración para iniciar un ayuno
Al iniciar el ayuno se necesita la fuerza para no caer en la tentación y romper el
ayuno antes de tiempo. Con esta oración al Señor encontrarás
la fuerza necesaria para esperar que termine el ayuno
“Señor, ayúdame a recordar que mi cuerpo
es un templo para el Espíritu Santo.
Señor, que siempre este dispuesto(a)
a ayunar para acercarme más a ti.
Amén.
Amén.
Amén.
Pero la Biblia dice que tu me amas tanto, que diste la vida de tu hijo
Jesús para que El muera por mis culpas... en mi reemplazo!
Por todo esto, ahora soy salva/o y tengo el derecho para ser hija/o
de Dios Padre.
Amén!