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POETA SÁNCHEZ
BAUTISTA. LLANO DE BRUJAS (MURCIA).
Roma caput mundi (Roma capital del mundo). Así la bautizaron los propios romanos, cuando esta
ciudad fue, durante siglos, la más importante, la más poblada y la más bella del mundo. En la
actualidad es la capital de Italia y de la cristiandad, y aunque obviamente ha cambiado mucho,
sigue conservando importantes vestigios de su impresionante pasado.
ITINERARIO TURÍSTICO
Voy a pasar a comentar brevemente las principales visitas que vamos a realizar por orden
cronológico.
Martes 16: La piazza del Popolo es una bellísima plaza elíptica que marca el límite norte del
casco antiguo de Roma. El obelisco egipcio que preside la plaza es de época de Ramsés II y fue
traído a Roma por Augusto para decorar el circo Máximo. En el siglo XVI fue transportado aquí
por Domenico Fontana.
La piazza de Spagna fue durante siglos el centro artístico y cultural de la ciudad. Sus pensiones
y hoteles alojaron a importantes personalidades, como el poeta inglés Keats (que murió aquí a
los 25 años de tuberculosis, la pensión donde murió, hoy convertida en museo, se puede visitar),
el pintor Giorgio de Chirico o el escritor alemán Goethe). En la actualidad es uno de los puntos
neurálgicos de la ciudad, siempre lleno de turistas y de romanos. Destacan las impresionantes
escaleras que unen la plaza con la iglesia de santa Trinidad del Monte, la fuente de la Barcaccia,
obra de Bernini o las elegantes tiendas de vía Condotti.
La Fontana de Trevi es uno de los lugares más famosos de Roma, está incrustada en la
fachada del neoclásico palacio Poli y representa al dios Neptuno sobre una carroza tirada por
caballos que parecen galopar sobre las aguas y conducida por dos tritones. Fue construida a
mediados del siglo XVIII, y el agua que alimenta la fuente procede, todavía hoy, de un acueducto
romano de época de Augusto que alimenta también las fuentes de la plaza Navona y de la de
Spagna. Por supuesto hay que cumplir con el rito de arrojar unas monedas en la fuente si
queréis volver a Roma.
Miércoles 17: El Coliseo, la ruina más impresionante de Roma y el monumento más famoso
del mundo. Su nombre deriva de su proximidad a una estatua colosal de Nerón, de unos 30
metros de altura y cuyo basamento cuadrado todavía se conserva y podéis contemplar. Fue
inaugurado en el 80 d. C. y tenía como funcionalidad los juegos de gladiadores (ludi gladiatori),
luchas contra fieras (venationes, los romanos provocaron la extinción de numerosas especies
salvajes de Europa y sus alrededores) y batallas navales (naumaquias), para las que se inundaba
la arena. Estuvo en uso la friolera de 450 años (en el 450 d. C. aproximadamente se prohibieron
los juegos de gladiadores y en el 525 las venationes). Cabían unos 50.000-70.000 espectadores
y bajo la arena tenía un complicado sistema para subir las fieras por más de 24 ascensores). A lo
largo de estos 2.000 años ha sufrido varios terremotos (le falta la fachada sur por esta causa),
saqueos, destrucciones, ha sido expoliado del mármol polícromo que lo recubría, de las estatuas
y hasta de las grapas que unían los sillares (son esos agujeros cuadrados que hay en los grandes
bloques), ha sido fortaleza durante varios siglos en la edad Media, pero sigue resistiendo el paso
de los siglos. Ya lo advirtió un viajero inglés (Beda el Venerable) cuando visitó Roma en el 700
aproximadamente: Mientras el Coliseo se mantenga en pie, Roma se mantendrá en pie, cuando
el Coliseo caiga, Roma caerá, cuando caiga Roma caerá el mundo. Por ahora la profecía de Beda
se ha cumplido, aunque han pasado casi 1.300 años desde que él la formulara, por eso se han
detectado planes de al-Quaeda para destruirlo, por el enorme valor simbólico que ello tendría (la
caída de la civilización occidental). Por último un par de curiosidades: no está demostrado
documentalmente que se ejecutara a cristianos en el Coliseo (a pesar de la lápida que veréis en
él, parece que estas ejecuciones se realizaron el Circo Máximo) y la última; cuando a mediados
del XIX se empezó a estudiar el edificio y a velar por su conservación se descubrió que poseía
una flora realmente peculiar, había muchas plantas extrañas que no existen en otro lugar de
Italia, sólo aquí, en el Coliseo. Se hizo un inventario florístico y aún no se explica esta
peculiaridad, se piensa que las fieras podrían haber traído semillas en la piel o las patas o que los
espectadores, que provenían de todos los rincones del imperio podían traer sus alimentos cuyas
semillas quedaron el Coliseo.
Pegado al Coliseo está el arco de Constantino, levantado para conmemorar el triunfo de este
emperador sobre su rival Majencio, en la batalla del puente Milvio (313 d.C.), en la afueras de
Roma. Cuenta la leyenda que la noche anterior a la batalla Constantino tuvo una visión, en el
cielo vio una cruz con una leyenda: in hoc signum vinces (con este sigo vencerás). Al día
siguiente Constantino arengó a sus soldados diciendo que contaba con la ayuda del omnipotente
dios de los cristianos, les pintó una cruz en la espalda y éstos, henchidos de moral de victoria
arrollaron a las legiones de Majencio. Constantino declaró inmediatamente el cristianismo religión
tolerada dentro del imperio, aunque en la práctica se convirtió en religión oficial del estado y el
emperador en su máximo responsable (Constantino era un pillastre y un político audaz e
inteligente: rápidamente comprendió que la ideología cristiana de un reino universal en el cielo
regido por Dios se adaptaba perfectamente a la visión que él tenía de lo que debía ser el imperio
romano en la tierra; él y su estado eran el reflejo terrestre del reino celestial, por eso legalizó el
cristianismo). El arco es de tres vanos y se nota ya la decadencia galopante de la civilización
Jueves 18. Pompeya fue destruida y sepultada en el año 79 d. C. por una erupción volcánica.
Fue descubierta a mediados del siglo XVIII, siendo rey de Nápoles el futuro Carlos III de España.
En la actualidad se ha excavado sólo una tercera parte de la ciudad. La erupción sorprendió a
muchos de sus habitantes sin tiempo para escapar. Han aparecido más de 2000 cadáveres que
fueron sepultados por una capa de más de 7 metros de ceniza. Esta ceniza se ha ido
compactando con el tiempo, mientras, las partes blandas de los cuerpos han desaparecido
dejando un hueco en el depósito arqueológico. Cuando los arqueólogos descubren uno de estos
huecos lo rellenan de escayola líquida, dejan que fragüe y se obtiene un molde perfecto del
cuerpo desaparecido. Las excavaciones han sacado a la luz una ciudad congelada en el tiempo. El
foro, las calles prácticamente intactas, las casas, algunas de ellas con la mesa puesta, hasta un
lupanar que ha sido restaurado nos muestran como era una ciudad romana en el siglo I del
imperio. Entre las visitas a destacar veremos la casa del Fauno, de más de 2000 m2 y dos
Sábado 20. San Pablo Extramuros es la 2ª basílica más grande de Roma, aunque en realidad
ésta es una reconstrucción de la original, que se mantuvo más o menos intacta hasta que un
incendio la destruyó en 1823. La que se ve ahora es una reconstrucción neoclásica que ha
conservado la planta de cruz latina y el concepto espacial de la primitiva basílica paleocristiana.
Las catacumbas eran antiguos lugares de enterramiento de los cristianos (los romanos
permitían el enterramiento por separado a las distintas comunidades religiosas que había en
Roma). Para ello los cristianos aprovecharon viejas canteras abandonadas. En alguna de ellas se
llegaron a enterrar hasta medio millón de personas en nichos excavados longitudinalmente y en
varios pisos en las galerías. Las catacumbas, al contrario de lo que la gente cree, no eran lugares
de culto cristiano (no son muy espaciosas para celebrar la Eucaristía), sólo de enterramiento.
La galería Borghese es un importante museo romano ubicado en un palacete construido en el
siglo XVII por el cardenal Scipione Borghese, mecenas y amigo de Bernini. Está rodeado de un
vasto jardín que actualmente es uno de los más grandes de Roma. Las visitas duran dos horas
como máximo, y en él podremos ver importantes mosaicos romanos con escenas de luchas de
gladiadores y sobre todo importantísimas obras maestras de Bernini, como el David, el Apolo y
Dafne y el Rapto de Proserpina que ya os explicaré allí cumplidamente. También obras de
Caravaggio.
Domingo 21. Santa María de los Ángeles y de los Mártires. Es el antiguo tepidario (sala de
agua templada) de las Termas de Diocleciano (del siglo III d. C.), de hecho el nombre de la
plaza, Termini, deriva de termas. Las Termas de Diocleciano, las más grandes e imponentes de
todo el imperio, eran unas impresionantes instalaciones con, no sólo termas, también bibliotecas,
palestras, gimnasios, jardines… ubicadas en un gigantesco cuadrado de casi 400 metros lado
(por cierto, el emperador Diocleciano pisó Roma por 1ª vez siendo ya emperador, y apenas
estuvo un mes en ella, marchó pronto para no volver en sus más de 20 años de reinado). De
estas termas sólo quedan algunas cosas: el nombre de la plaza, restos en el interior del museo
de arte romano aledaño y la forma de la plaza de la República, el semicírculo de esta plaza
corresponde a un antiguo graderío para ver los ejercicios gimnásticos que se realizaban donde
ahora está la puerta de la iglesia. Pero sin duda, como hemos dicho antes, el resto más
importante de las termas lo constituye la actual iglesia de Santa Maria degli Angli Dei, restaurada
Los obeliscos. Estos afilados mástiles monolíticos fueron construidos por los egipcios como
símbolo del dios Sol. Se solían disponer en parejas a la entrada de los templos y están grabados
con inscripciones jeroglíficas. Hay trece obeliscos egipcios en Roma (de hecho en Egipto sólo
quedan cinco). Todos ellos fueron traídos aquí por los antiguos romanos cuando el país fue
conquistado por Roma en el 30 a. C., en algunos casos construyendo barcos especiales para
poder transportarlos. Fueron reutilizados a partir del siglo XVI por los papas para decorar plazas
y jardines. Casi todos ellos permanecieron abandonados en el suelo durante toda la Edad Media;
otros se hallaron enterrados en el siglo XVII y XVIII y vueltos a reutilizar. Los más famosos son
el de la plaza de del Vaticano (el único sin jeroglíficos), el de la plaza Navona, el de la plaza del
Popolo y el de la plaza de S. Juan de Letrán.
Las Murallas. Las que podéis ver en la actualidad fueron construidas sobre el año 270-280 d. C.
por el emperador Aureliano. Roma hacía más de cinco siglos que no tenía muralla, por lo que la
construcción de esta estructura defensiva nos informa del estado de inseguridad que había
alcanzado el imperio en esta época. La muralla tiene un perímetro de 19 kms, una anchura de 4
metros y una altura de entre 8 y 10 metros. Fueron restauradas y recrecidas en distintas épocas,
pero al final no pudieron impedir que la ciudad fuera saqueada repetidas veces durante los siglos
V y VI por los bárbaros, e incluso en 1527 por las tropas imperiales de Carlos I de España. Se
han conservado bastante bien y nos las tropezaremos a menudo por nuestros recorridos por la
ciudad.