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Sivatte Sapienciales
Sivatte Sapienciales
LA SABIDURÍA DE ISRAEL
¿CONFORMISMO O LIBERACIÓN?
INDICE
Introducción
1.- ¿Cómo definir un libro sapiencial?
2.- ¿Cómo nació la reflexión sapiencial?
3. - ¿Cómo se desarrolla la reflexión sapiencial?
1 - EL LIBRO DE LOS PROVERBIOS
Su mensaje éticosocial
Su mensaje sobre la retribución
Conclusión
2 EL CÁNTICO DE LOS CÁNTICOS
3. EL LIBRO DE JOB
Planteamiento del tema
¿Cuál es el planteamiento del libro de Job?
¿Varios libritos en el libro de Job?
La obra en prosa
Relación entre la obra en prosa y la obra en verso
La obra en verso
Avance del diálogo
El desplazamiento de Job y de su amigos
La declaración de justicia en Job 29 - 31
Un avance de la respuesta
A la espera de la respuesta
La respuesta de Dios
Primera respuesta de Dios (Job 38 -39)
Primera respuesta de Job (Job 40,3-5)
Segunda respuesta de Dios (Job 40,6 - 41.26 + 38,12-15)
Segunda respuesta de Job (Job 42,1-6)
Conclusión
4. QOHELET (Eclesiastés)
Posturas
Metodología
Afirmaciones del Qohélet
5. JESUS, HIJO DE SIRÁ (Eclesiástico)
6. EL LIBRO DE LA SABIDURÍA
.7. LOS LIBROS DE LOS SALMOS
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Introducción
Plan
Dificultad
7.1. Ámbito religioso o de las relaciones más explícitas con Dios
1.- Éxodo y alianza
2..- Presencia de Dios en Sión
3.- Dios es rey
4.- Dios, señor de la creación
5.- Señor que se relaciona amorosamente
7.2 Ámbito internacional
1.- Súplicas colectivas
a) Suplicas del pueblo inocente
b) Súplicas del pueblo que se sabe culpable
c) Suplicas para conseguir el apasionamiento de Dios
2.- Acciones de gracias colectivas
3.- Dios estará con el Mesías
7.3. Ámbito intranacional o social
1.- Constatación de la situación y esperanza de actuación de Dios
2.- Papel del Mesías
3.- Declaración de felicidad y vida para quienes trabajan por la just.
7.4. Ámbito personal
1.- Salmos de reconocimiento del propio pecado,
2.- Salmos de súplica del justo perseguido por los injustos
3.- Salmos de súplica del justo perseguido por sus compañeros
4.- Salmos en que se expresan las tentaciones del justo perseguido
5 - Salmos de súplica de ayuda de Dios en el compromiso de vivir según él
6.- Confianza liberadora y alegre
7.- Salmos en que se expresa la felicidad del justo
CONCLUSIÓN FINAL 56
Introducción
Cuando se habla de “libros de la Sabiduría de Israel” o “libros sapienciales del Antiguo Testamento”,
muchas personas se imaginan que se está hablando de libros alejados de la experiencia liberadora, la de los
pueblos de América Latina. Dicho de otro modo, se tiene la impresión de que estamos ante libros
conservadores, elitistas, encaminados a enseñar una cierta ética propia de la visión oficial o del mundo
burgués, preocupados por ayudar a conseguir una felicidad individualista, serían libros, en consecuencia,
que no tienen conexión alguna con un compromiso liberador.
Recuerdo las primeras veces en que tuve que explicar estos libros en el Instituto Superior de
Estudios Teológicos (I.S.E.T.) de Bolivia, o en la Universidad Centroamericana (U.C.A.) de El Salvador, o
en el ámbito de la comunidades eclesiales de base. Pensé que mis explicaciones no encontrarían ningún eco
entre personas y colectivos cuya máxima preocupación consistía en ver cómo salir de situaciones de
injusticia y de opresión. Sentí deseos de prescindir de los libros sapienciales y dedicarme exclusivamente a
la explicación del Éxodo o de los Profetas. Gracias a Dios, no caí en esta tentación.
Ahora, después de unos cuantos años de experiencia, he ido descubriendo que las primeras
impresiones eran falsas y que mis temores eran infundados. Una vez más se me ha hecho patente que la
palabra de Dios, nacida de las experiencias humanas, siempre y en toda circunstancia tiene actualidad; es
decir, que los libros y 1a reflexiones sapienciales pueden ser y son también liberadores. He llegado a la
conclusión, dicho de otra manera, de que el mensaje de la justicia no es sólo un mensaje profético sino que
también es un mensaje sabio, un mensaje que hace feliz, un mensaje que hace vivir, un mensaje que libera,
un mensaje que humaniza.
Voy a intentar, pues, presentar la sabiduría de Israel desde este punto de vista insistiendo en algunos
libros que me parecen más significativos. No puedo dejar de decir que este escrito es el fruto de varios
cursos dados a lo largo de varios años, encargados por el Centre Critianisme i Justicia de Barcelona, y cuyo
punto de enlace era el de que se trataba de una lectura de los libros sapienciales hecha desde mi pequeña
experiencia en Centroamérica, y más en concreto en El Salvador. Esto hace que se den ciertas
desigualdades en el tratamiento de los diferentes libros y que en algunos momentos el estilo utilizado sea
más el propio de un charla que el de un perito. Desde ahora pido perdón por ello.
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1.- ¿Cómo definir un libro sapiencial?
Es sapiencial aquel libro en que se contiene una reflexión que tiene como punto de partida la
observación empírica de la naturaleza, de la vida humana o de la conducta social, y que va encaminada a
enseñar a tomar postura y actuar en la vida y en medio de los problemas de la existencia, para conseguir la
plena felicidad.
Esta definición nos puede hacer pensar en aspectos negativos ya insinuados respecto a la reflexión
sapiencial. Pongámoslos en forma de preguntas. ¿Se trata de algo teórico que nada tiene que ver con la
practica?, ¿algo que se refiere a la gente culta y que, por tanto, sólo es accesible a ésta?, ¿algo que sólo
pretende ayudar a subir y a progresar en la vida?, ¿algo que mueve a conformarse con lo que uno sufre,
algo puramente humano, propio de la experiencia universal, y que por tanto no hace referencia alguna a la
fe?, ¿algo que sólo pretende ayudar a vivir a las personas pero que no tiene pretensión de transformar la
sociedad?, ¿algo que es muy apropiado para el primer mundo pero que esta alejado de lo que se llama el
tercer mundo?, ¿algo por tanto nada profético?
Ante todos estos interrogantes, la respuesta superficial sería la afirmativa. Pero cuando se
profundiza, y sobre todo cuando se hace desde la experiencia más real y más universal, que es la
experiencia de los pueblos oprimidos y explotados del llamado tercer mundo, la lectura de la sabiduría de
Israel se hace muy actual y práctica.
Tras haber visto lo que es la reflexión sapiencial y su origen, nos preguntamos ahora qué realidades
la hicieron desarrollarse y evolucionar. Se pueden enumerar las siguientes:
1) El contacto con nuevos estilos de vida. Me refiero al paso que el pueblo de Israel dio del
nomadismo a la sedentarización. A pesar de que se mantuvo la espiritualidad y la mística nomádica, se fue
viendo como se puede vivir ésta en la nueva situación sedentaria (dedicación a la agricultura, comercio,
vida en las ciudades, organización monárquica, constitución de los tribunales de justicia).
2) Los problemas existenciales que cada vez más se le fueron planteando al pueblo de Dios. A modo
de ejemplo podemos citar los siguientes: el triunfo de los injustos, el dolor de los inocentes, la muerte de
quienes no han podido mostrar todavía la propia justicia y que para colmo han muerto víctimas de los
injusto.
3) El descubrimiento de que mucha explicaciones tradicionales se revelan como superficiales y que
no explican profundamente la realidad.
4) La profundización que se fue haciendo en lo que significa la sabiduría: si las cosas tienen
sabiduría, si las conductas se pueden llamar sabia es porque el necio sabio de verdad ha querido compartir
la propia sabiduría con las cosas, con los seres humanos y con la humanidad en sus relaciones; a través.
pues, de las realidades y de su sabiduría se puede llegar a la sabiduría de Dios.
5) El contacto con el profetismo o la interpelación de la fe llevó al descubrimiento de aspectos
comunitarios (es sabio quien sabe crear comunidad) y de aspectos explícitamente creyentes (es sabio quien
actúa según la fe en el Dios del éxodo).
Todo lo anterior hizo que la reflexión sapiencial del pueblo de Dios fuese madurando y que incluso
dejase aquella forma más primitiva, más enunciativa, más simple, para tomar formas más exhortativas,
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más imperativas, más discursivas, más filosóficas.
EL MENSAJE SAPIENCIAL EN LOS DIFERENTES LIBROS
Comienzo por éste porque en su conjunto es el más antiguo de los libros sapienciales. En realidad
contiene fragmentos más antiguos y fragmentos más modernos. No es, sin embargo, mi intención el
presentar ahora esta problemática. Sólo quiero insistir en cuál es su mensaje global y señalar su actualidad
desde la experiencia en América Latina. Veamos diferentes aspectos de este mensaje.
Su mensaje religioso
El punto de partida es que Dios es poderoso y lo domina todo; el fundamento de esta afirmación es
la creación:
¿Quién subió a los cielos y volvió a bajar?
¿Quién ha recogido viento en sus palmas?
¿Quién retuvo las aguas en su manto?
¿Quién estableció los linderos de la tierra?
¿Cuál es su nombre y el nombre de su hijo, si es que lo sabes? (Prov 30,4).
Lo que hace sabio al ser humano, lo que le lleva a la vida y a la felicidad es ser fiel a este Dios,
escucharle, respetarle:
El temor de Yavé es el principio de la ciencia; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción
(Prov 1,7; cfr. 10,29; 14,27; 15,33, 19,23).
A este Dios no se le puede engañar, ya que conoce los seres humanos hasta el fondo:
En todo lugar, los ojos de Yavé, observando a los malos y a los buenos (Prov 15,3).
Seol y Perdición están ante Yavé;
¡Cuánto más los corazones de los hombres!
(Prov 15,11; cfr. 17,3; 21,2; 24,12)
Sólo es feliz aquel que confía en el Señor, el único que puede llevar a término los planes y proyectos:
Muchos proyecto en el corazón del hombre,
pero sólo el plan de Yavé se realiza
(Prov 19,21; cfr. 16,3.20; 18,10; 19,21; 21,30-31; 22,19; 29,25; 30,5).
No hace feliz, por tanto, ni da vida el sacrificio realizado por el impío; sólo alcanza la felicidad y vive
aquél que lleva una vida justa:
Yavé abomina el sacrificio de los malos;
la operación de los retos alcanza su favor.
Yavé abomina el camino malo,
y ama al que va tras la justicia. (Prov 15,8-9; cfr. 21,3.27)
Su mensaje éticosocial
Es casi imposible el sistematizar el mensaje de tipo éticosocial que aparece en el libro de los
Proverbios. Sí es posible enumerar algunas de sus insistencias en esta línea.
El primer aspecto mencionado como falta que estropea las relaciones interhumanas es la falsedad en
las mismas:
El que odia, disimula con sus labios,
pero en su interior comete perfidia;
si da a su voz un tono amable, no te fíes,
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porque hay siete abominaciones en su corazón.
Encubrirá su odio con engaño,
pero en la asamblea se descubrirá su malicia.
(Prov 26,24-28; cfr. 10,31, 26,28).
La segunda actitud denunciada es la de quien se aliena en el alcohol y comete así injusticia:
Arrogante es el vino, tumultuosa la bebida;
quien en ellas se pierde, no llegará a sabio (Prov 20,1; cfr. 23,29-34).
No es para los reyes, Lemuel,
no es para los reyes beber vino,
ni para los príncipes ser aficionado a la bebida.
No sea que, bebiendo, olviden sus decretos
y perviertan las causas de todos los desvalidos (Prov 31,4-5).
A continuación se denuncian los actos de injusticia de los jueces que se dejan sobornar por los
poderosos en perjuicio de los más débiles:
Quien se da al robo, perturba su casa;
quien odia los regalos, vivirá (Prov 15,27).
El malo acepta regalos en su seno,
para torcer la sendas del derecho (Prov 17,23; cfr. 17,15).
Se denuncia también, en la misma línea, la acepción de personas:
Hacer acepción de personas en el juicio no está bien.
Al que dice al malo: “Eres justo”,
le maldicen los pueblos y le detestan las naciones (Prov 24,23-24; cfr. 28,21).
Un nuevo tema de denuncia es el de los fraudes en el comercio:
Dos pesos y dos medidas,
ambas cosa aborrece Yavé.
(Prov 20,10; cfr. 11,1; 20,23
De Yavé son la alianza y los platillos justos,
todas las pesas del saco son obra suya (Prov 16,11).
También es importante el aviso que se hace con frecuencia contra los grandes peligros de las
riquezas; éstas son la fuente de grandes desmanes y perversiones:
El nombre de Yavé es torre fuerte,
a ella corre el justo y no es alcanzado.
La fortuna del rico es su plaza fuerte;
como muralla inexpugnable, en su opinión.
(Prov 18,10-11, cfr. 10,15; 11,4.24.28)
Dos cosas te pido,
no me las rehuses antes de mi muerte:
Aleja de mí la mentira y la palabra engañosa;
no me des pobreza ni riqueza,
déjame gustar mi bocado de pan,
no sea que llegue a hartarme y reniegue,
y diga: ‘‘Quién es Yavé?'';
no sea que, siendo pobre, me de al robo,
e injurie el nombre de mi Dios (Prov 30,7-9).
En la misma línea de la problemática de la riqueza y de la pobreza, se pueden colocar las sentencias
en que se exhorta a no explotar al humilde y al pobre, sino a defenderle con toda decisión; de hecho Dios
opta preferencialmente por ellos, les es solidario:
Quien oprime al débil, ultraja a su Hacedor,
mas el que se apiada del pobre le da gloria (Prov 14,31; cfr. 17,5).
No despojes al débil, porque es débil,
y no aplastes al desdichado en la puerta,
porque Yavé defenderá su causa
y despojará de la vida a los despojadores.
(Prov 22,22-23; cfr. 24,11).
Se trata también de solidarizarse plenamente con el pobre, de ayudarle lo más eficazmente posible:
Quien desprecia a su vecino comete pecado;
dichoso el que tiene piedad de los pobres (Prov 14,21).
El justo conoce la causa de los débiles,
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el malo no tiene inteligencia para conocerla (Prov 29,7).
Abre tu boca en favor del mudo,
por la causa de todos los abandonados, abre tu boca,
juzga con justicia y defiende la causa del mísero y del pobre (Prov 31,8-9).
(La mujer perfecta) alarga su palma al desvalido,
y tiende sus manos al pobre (Prov 31,20).
Dentro de este mensaje éticosocial que va apareciendo en el libro de los Proverbios, es significativa,
para terminar, la interpelación que se hace al rey-gobernante:
Oráculo en los labios del rey:
en el juicio no comete falta su boca (Prov 16,10).
Un rey sentado en el tribunal
disipa con su ojos todo mal (Prov 20,8).
Un rey sabio aventa a los malos
y hace pasar su rueda sobre ellos (Prov 20,26).
Bondad y lealtad custodian al rey,
fundamentan su trono en la bondad. (Prov 20,28).
Conclusión
Hasta aquí hemos visto una serie de principios de fe y de acción. Lo que se debe aclarar ahora es el
por qué se han recogido todas estas máximas o principios en el libro de los Proverbios. Vamos a intentar
ver cuál es la doctrina más de fondo que está detrás de todo lo anterior.
Lo primero que se está queriendo decir es que quien vive haciendo caso de dichos principios éticos
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vive humana y sabiamente. Pero, ¿quién es el último garante de aquellos?, ¿quién es en último término el
que ha colocado la sabiduría en las cosas, en las personas y en las relaciones?
La respuesta dada por los Proverbios, en consonancia con la repuesta que hoy dan los pueblos
creyentes y oprimidos de América Latina, es sin duda “Dios mismo''.
Esta respuesta se desarrolla sobre todo en los nueve primero capítulos de Proverbios, que son como
un prólogo a toda la obra. Los pasos que se siguen son los siguientes:
- Sólo Dios tiene la plena sabiduría; pero la ofrece como don a la humanidad (cfr. Prov 8,1-31; 9,1-6).
- Los seres humanos, si quieren actuar con sabiduría y humanidad, deben aceptar la invitación que
les hace la sabiduría y optar por decir sí a aquella oferta de Dios (cfr. Prov 1,10-19; 9,13-18).
- Si lo hacen así, están participando de la sabiduría divina y “viviendo” (Prov 2,1-22).
- Yavé es, por tanto, en último término, el fundamento de la sabiduría humana.
Tiene como temática un aspecto de la existencia humana que la puede transformar profundamente
para bien o para mal, para hacerle feliz o desdichada: la del amor.
El libro data, al menos en lo que a su redacción última se refiere, de los tiempos del postexilio, entre
los años 450-350 a.C.; algunos de lo poemas que lo componen pueden ser muy anteriores.
Está compuesto por cinco poemas o variaciones sobre el tema del amor, presentado éste de una
manera muy dramática, casi teatral. Nos presentan a una pareja que se encuentra y se piropea
mutuamente, que se busca y se encuentra, que sufre alejamientos y nuevos reencuentros, que realiza juegos
de enamoramiento, que vive los dolores y alegrías del amor.
Puede ser bueno ver algunos ejemplos de ello:
Negra soy, pero graciosa, hijas de Jerusalén,
como las tiendas de Quedar, como los pabellones de Salmá.
No se fijen en que estoy morena: es que el sol me ha quemado.
Los hijos de mi madre se airaron contra mí;
me pusieron a guardar las viñas,
¡mi propia viña no la había guardado!
Indícame, amor de mi alma, dónde apacientas el rebaño,
dónde lo llevas a sestear a mediodía,
para que no ande yo como errante tras los rebaños de tus compañeros.
Si no lo sabes, ¡oh la más bella de las mujeres!,
sigue las huellas de las ovejas
y lleva a pacer tus cabritas junto al jacal de los pastores.
A mi yegua, entre los carros de Faraón,
yo te comparo, amada mía.
Graciosas son tus mejillas entre los zarcillos,
y tu cuello entre los collares.
Zarcillos de oro haremos para ti, con cuentas de plata.
Mientras el rey se halla en su diván,
mi nardo exhala su fragancia.
Bolsita de mirra es mi amado para mí,
que reposa entre mis pechos.
Racimo de alheña es mi amado para mí, en las viñas de Engadí.
¡Qué bella eres, amada mía, que bella eres!
¡Palomas son tus ojos!
¡Qué hermoso eres, amado mío, que delicioso!
Puro verdor es nuestro lecho.
Las vigas de nuestra casa son de cedro,
nuestros artesonados, de ciprés
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Yo soy el narciso de Sarón, el lirio de los valles.
Como el lirio entre los cardos, así mi amada entre las jóvenes.
Como el manzano entre los árboles silvestres,
así mi amado entre los jóvenes.
A su sombra apetecida estoy sentada,
y su fruto me es dulce al paladar.
Me ha llevado a la bodega,
y el pendón que enarbola sobre mi es Amor.
Confórtenme con pasteles de pasas, con manzanas reanímenme,
que enferma estoy de amor.
Su izquierda está bajo mi cabeza, y su diestra me abraza.
Yo les conjuro, hijas de Jerusalén,
por las gacelas, por las ciervas del campo,
no despierten, no desvelen al amor,
hasta que le plazca (1,5 - 2,7
¡Qué bella eres, amada mía, qué bella eres!
Palomas son tus ojos a través de tu velo;
tu melena cual rebaño de cabras, que ondulan por el monte Galaad.
Tus dientes, un rebaño de ovejas de esquileo que salen de bañarse:
todas tienen mellizas, y entre ellas no hay estéril.
Tus labios, una cinta de escarlata,
tu hablar, encantador.
Tus mejillas, como cortes de granada a través de tu velo.
Tu cuello, la torre de David, erigida para trofeos:
mil escudos penden de ella, todos paveses de valientes.
Tus dos pechos, cual dos crías mellizas de gacela,
que pacen entre lirios.
Toda hermosa eres amada mía y no hay tacha en ti (4,1 - 5,7).
Mi amado es resplandeciente y rubio, distinguido entre diez mil.
Su cabeza e oro, oro puro;
su guedejas, racimos de palmera, negros como el cuervo.
Sus ojos como palomas junto a arroyos de agua,
bañándose en leche, posadas junto a un estanque.
Sus mejillas, eras de balsameras, macizos de perfumes.
Sus labios son lirios que destilan mirra fluida.
Sus manos, aros de oro, engastados de piedras de Tarsis.
Su vientre, de pulido marfil, recubierto de zafiros.
Sus pierna, columnas de alabastro, asentadas en basas de oro puro.
Su porte es como el Líbano, esbelto cual los cedros.
Su paladar, dulcísimo, y todo él, un encanto.
Así es mi amado, así mi amigo, hijas de Jerusalén (5,10-16).
Ponme cual sello sobre tu corazón,
como un sello en tu brazo.
Porque es fuerte el amor como la muerte,
implacable como el sheol la pasión.
Saetas de fuegos, sus saetas, una llama de Yavé.
Grandes aguas no pueden apagar el amor,
ni los ríos anegarlo.
Si alguien ofreciera
todos los haberes de su casa por el amor,
se granjearía desprecio (8,6-7).
¿Qué sentido tienen estos poemas de amor y por qué han sido incluidos en la Biblia? A estas
preguntas se han dado muchas respuestas. Se ha dicho, por ejemplo, que se escribieron como textos
litúrgicos para un culto que celebra la unión matrimonial de Yavé; pero de hecho en ningún lugar consta en
la Biblia esta tal unión matrimonial. Se ha dicho también que se escribieron por simbolizar las relaciones
históricas existentes en el pasado entre Dios y su pueblo, y esto para iluminar la religión existente en el
postexilio; pero este tipo de interpretación resulta demasiado forzada. Se ha dicho finalmente que se
escribieron para expresar las relaciones espirituales existentes entre Dios y el pueblo, Dios y el alma, Dios y
la sinagoga, Cristo y la Iglesia. Esta fue la interpretación común a partir del s. II p.C. Pero esta
espiritualización tan fuerte del texto parece desmesurada y en todo caso no se puede hacer antes de haber
visto cuál fue el sentido original de los poemas.
Como se ve, todas estas interpretaciones van contra el literalismo del libro; no acaban de saber qué
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hacer con él. Olvidan un poco el sentido de lo que significa “sapiencial”.
Toda esta complejidad vista anteriormente explica en parte que costase tanto, entre los judíos -y
entre lo cristianos después-, que este libro entrase a formar parte de las sagradas escrituras. En ultimo
término se le acepto, pero dándole ya un sentido claramente simbólico
Yo creo que el talante sapiencial del libro está precisamente en su interpretación literal, aunque eso
no quite la legitimidad de una interpretación simbólica posterior.
En conclusión, yo diría lo siguiente. Originalmente se trata de poemas de amor escritos con un
lenguaje claro y apasionado, en los que quedan recogidos los momentos de dolor y de felicidad propios de
la experiencia del amor. Por medio de estos poemas se está valorando algo que es profundamente humano.
Se está diciendo que el amor es una realidad creada por Dios, es participación e imagen del amor divino;
como toda realidad profundamente humana, nos lleva a Dios, ya que refleja su imagen. El amor puede
servir, por tanto, como imagen de lo que pasa entre Yavé y su pueblo. Así se ve claro en el uso que los
profetas (cfr. Oseas y Jeremías sobre todo) hacen de esta imagen. En el postexilio, por otra parte, (tiempo
de las grandes dificultades del pueblo para volver a relacionarse profundamente con Dios), estos poemas
ayudan y animan al pueblo a unirse cordialmente a Dios, a pesar de los obstáculos A partir de esto, se van
haciendo diferentes interpretaciones simbólicas y alegóricas: el amor humano sirve como imagen, y muy
válida, para expresar todo tipo de relación, individual y comunitaria, con Dios.
Resumiendo. El mensaje que se desprende de este libro es que lo que es profundamente humano es
participación de algo divino; puede servir por tanto como expresión para hablar de Dios y de sus
relaciones con la humanidad y con el mundo. Esto es lo que pasa con el amor.
¿Qué importancia le veo yo a este libro desde América Latina? Acostumbrados a descubrir en las
realidades de la historia y de la vida humana la mano de Dios, mediante la experiencia del amor humano
se desvela aquello que de más profundo hay en Dios. Por otra parte, este libro sapiencial se convierte en
interpelación hasta cierto punto profética para que aquello que sirve de reflejo del amor de Dios, es decir,
el amor humano, sea claro y diáfano.
3 - EL LIBRO DE JOB
Entro a continuación en el libro de Job. A él quiero dedicarle una parte larga de esta presentación
porque me parece especialmente iluminador para situaciones como las que se viven en nuestros países
latinoamericanos. Tanto es así que el gran teólogo de la liberación, Gustavo Gutiérrez, ha dedicado uno de
sus últimos trabajos a dicho libro; me refiero a su estudio sobre el libro de Job titulado “¿Como hablar de
Dios desde la muerte del inocente?” Voy a tenerlo muy presente en esta presentación mía.
La obra en prosa
Pasemos ya a hablar de la obra en prosa. Esta, a su vez, tiene dos parte: un cuento primitivo y una
dramatización posterior.
El argumento del cuento primitivo parte de la presentación del personaje Job como alguien feliz, rico
y piadoso (1,1-5). De repente le comienzan a sobrevenir toda clase de desventuras (1,13-22). Vienen
entonces los suyos para consolarle y, gracias a Dios, vuelve a ser rico y feliz (42,11-15).
La dramatización posterior comienza cuando el acusador interviene (1,6-12 + 2,1-8). Se complementa
con la intervención insolidaria de la mujer de Job (2,9-10). Acaba con el final de la historia (42,16-17 y con el
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cambio de Dios por Yavé (1,21-22 + 42,11-12). La mención, en cambio, de los tres amigos (2,11-13 + 42,7-10)
es meramente redaccional: tiene la función de enlazar esta obra en prosa con la obra en verso.
En cuanto a la teología de fondo que hay en esta dramatización posterior, se puede decir que se trata
de investigar, por medio de pruebas, sobre la autenticidad de la relación con Dios. Ante la primera prueba,
Job se lamenta pero no maldice (acepta la pobreza, la pequeñez del hombre y los designios de Dios). La
pregunta es si es ésta la auténtica relación que Dios quiere. Ante la segunda prueba, Job acepta todo lo que
viene de Dios (esta aceptación es más profunda ya que nace de la experiencia real de relación con Dios). La
pregunta sigue siendo si es ésta la auténtica relación que Dios quiere. Se trataba de saber si era posible una
piedad desinteresada (el acusador y la mujer creen que no, mientras Dios dice que sí) y se llega a la
conclusión de que Dios tenía razón: es posible que se dé una relación desinteresada y no comercial con
Dios.
La obra en verso
En ésta, en primer lugar se presentan los personajes de los tres amigos que ante el dolor de Job y el
peligro de desesperación y, en consecuencia, de maldición, vienen a consolarle. Le ven de lejos y, dado lo
mal que está, casi no le reconocen. Se lamentan y lloran antes de empezar a defender, con ideas seguras,
teóricas y falsas, el gobierno de Dios en el mundo.
A continuación, viene el monólogo de Job en el capitulo 3. En él Job, con gran fuerza e imaginación
poética, maldice el día y la noche que tuvieron algo que ver con su nacimiento (cfr. vv. 3-10). Manifiesta
después su deseo de no haber nacido o, al menos, de haber muerto inmediatamente, ya que ve la muerte
como el único lugar de paz (cfr. vv. 11-19). La subsiguiente pregunta está llena de dramatismo: ¿por qué
Dios fuerza a vivir a quien sólo esta deseando la muerte, ya que siente su fuerte sufrimiento no sólo como
abandono sino también como persecución de Dios? (cfr. vv. 20-23). Acaba expresando de un modo
reiterativo la grandeza de su dolor (cfr. vv. 24-26).
La pregunta que nos hacemos nosotros es si estamos ante un auténtico rechazo y maldición de Dios y
de un deseo de la muerte, que es lo más contrario al mayor don recibido de Dios que es la vida. Esto es lo
que parece. Y si es así, quiere decir que Dios ha perdido la apuesta ante Satán que decía: “Te maldecirá a la
cara”. En realidad, estamos en la línea de Jer 20,14-18 y de los salmos de súplica, de inspiración jeremiana,
como el 88. Es la línea de la súplica-lamentación en la que el suplicante se queja ante Dios de la dura
realidad, mostrando así no tanto un rechazo de Dios sino una queja confiada en Dios. Así suplicaban los
pueblos del próximo oriente, uniendo la lamentación a la oración confiada, y así suplican las iglesias
jóvenes actuales (las del llamado tercer mundo) que saben orar desde la profundidad del sufrimiento. En
resumen: se grita un sufrimiento radical pero presentado con claridad ante Dios. Los amigos no lo
entienden así sino que piensan que Job tiene una visión interesada de la relación con Dios; le recomiendan,
por tanto, que se ponga en paz con Dios para poder así confiar en un futuro cambiado.
Comienza ahí el diálogo. Pero, ¿qué está en juego en este diálogo? Lo que está en juego es la justicia
de Job o la de Dios. Si éste es justo, quiere decir que el dolor de Job es un castigo justo de ese Dios. Pero
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esto es inadmisible para Job ya que él se siente inocente o, al menos, no más culpable que la mayoría de la
gente, incluidos los amigos con los que está dialogando. Y aunque se sabe juzgado culpable por los
hombres, se pregunta si también lo es por Dios. Va pidiendo, en consecuencia, que Dios responda.
El diálogo va a ser muy interesante, pues en él, tanto Job como sus amigos, van a vivir un cierto
desplazamiento, una cierta desinstalación. ¿En qué consistirá esta desinstalación? En el caso de Job, éste irá
descubriendo que su caso está unido al de tantos otros seres que sufren; que la medida para declarar justo
a alguien es su postura justa y solidaria para con lo pobres; que la auténtica relación con Dios pasa,
siguiendo la línea profética, por la justicia y la solidaridad; que la auténtica relación con Dios tiene también
mucho de gratuidad, de contemplación, y que no puede ser por tanto una relación de tipo mercantilista.
En el caso de los tres amigos, también ellos se van a ver forzados a dar un paso. Su punto de partida
era que la injusticia abstracta de Job respecto a Dios justificaba el dolor de Job, que era por tanto un justo
castigo propiciado por Dios. En el diálogo Job les obligará a pensar en el dolor de tantos inocentes, dolor
para el que, al menos en muchos casos, no vale su explicación teórica. Les obligará también a concretar en
qué consiste la injusticia de la que le acusan a él. No tendrán más remedio que acabar acusándole de malas
relaciones con los pobres como la causa de su sufrimiento. Pero eso es una trampa: si se demuestra que Job
es justo en este sentido, los amigos ya no tendrán explicación para su dolor o lo tendrán que explicar como
un capricho o una injusticia de Dios; además, aun en el caso de que Job fuese culpable en este sentido,
seguro que hay muchos inocentes -o aunque sea uno solo- que sufren sin haber hecho nada malo contra su
prójimo.
Por tanto, si los amigos no abandonan su doctrina de la retribución parece que el dolor de Job y el de
los inocentes no tiene explicación. Job arrincona, pues, contra las cuerdas a sus amigos, de dos maneras: 1.
presentando su postura justa e impecable en relación a los pobres; y 2. presentando el sufrimiento de tantas
personas que, con toda seguridad, sí son inocentes.
A pesar de todo las tres tesis de los amigos serán inamovibles. Siguen diciendo que los impíos son
castigados, que los justos son siempre felices (se trata, por tanto, de convertirse a Dios, de humillarse ante
él, de hacerse justo para ser premiado), y que todo hombre es pecador y por tanto indigno de relacionarse
con Dios. Estas tres tesis, como se ve, se basan en la doctrina de la retribución y del mercantilismo o
comercio religioso. Pero lo que queda claro es que, una vez han sido forzados a dar el paso hacia la
posición que les plantea Job, dejan de tener valor alguno: los amigos ya no tienen nada convincente que
decir.
Un avance de la respuesta
Esta interrupción que encontramos en los cc. 32 - 37 nos muestran a un cuarto amigo que hasta este
momento no había aparecido para nada. Su solución al problema de Job se basa en una pretendida
matización y una insistencia que en realidad nos dejan como antes. Matiza diciendo que Dios es más
grande que el hombre y que por tanto se puede manifestar de muchas maneras misteriosas, incluso por
medio del dolor, aunque no dice cómo (Job 33,6-22). Insiste a continuación en que Dios está con el justo y
con el pobre y en que si no está ahora con Job es porque éste no está con el pobre; vuelve a caer, pues, el
cuarto amigo en la tentación de aplicar la doctrina de la retribución, aunque ya con el desplazamiento que
han tenido que hacer los otros tres amigos y que ya hemos señalado antes. Veamos un par de textos.
Job 34.7-37: Aquí el amigo afirma que Dios es justo y que retribuye, que escucha el clamor del pobre; y
si espera tanto a castigar al injusto es para dar ocasión a que se convierta.
Job 36,5-21: Vuelve a afirmar con decisión que Dios retribuye: castiga al malvado y premia al justo. Le
dice, entonces, a Job que lo mismo hará con él y que si ahora le está castigando es por su maldad o por
evitar que se vuelva orgulloso. Debe por tanto cambiar de una vez de actitud.
Hasta aquí esta larga interrupción, en la que si bien hay algunas explicaciones que parecen nuevas, en
el fondo no lo son o al menos no se sacan todas las consecuencias posibles de ellas.
A la espera de la respuesta
Job ha llegado a conocer mejor en qué consiste la justicia. Ha descubierto que: 1. la justicia ante Dios
pasa por la postura en favor de los inocentes; 2. no se puede interpretar el sufrimiento propio y el de los
inocentes como castigo por el pecado; 3. debe seguir, a pesar del propio dolor, al lado de los inocentes; 4. la
primera señal de relación desinteresada es seguir junto a los inocentes; y 5. todo esto es lo que le hace
auténticamente justo.
Al mismo tiempo ha llegado a conocer mejor a Dios y su relación con él; se ha ido acercando más a él,
ha ido aceptando confiadamente a Dios a partir de la experiencia del sufrimiento sin aceptarlo de un modo
conformista y alienado. Ha realizado una auténtica profundización relacional en medio de un gran combate
espiritual.
Esta profundización en medio del combate espiritual ha tenido como tres momentos críticos, cuando
ha dado tres ultimatums a Dios exigiéndole que nombrase un árbitro, un testigo y un defensor, y en último
término ha descubierto que el mismo Dio se ha constituido en su árbitro, en su testigo favorable y en su
defensor.
Job 9,2 - 10,12: Job pide un árbitro para la contienda, aunque sabe que ante Dios tiene la partida
perdida, pues nadie puede nada ante Dios; en el fondo llega a la convicción de que Dios le considera
inocente y, por eso, le tiene confianza y quiere recibir su respuesta.
Job 16,7-21: A pesar de que los amigos le han estado amenazando diciendo que si Dios le habla le va a
destruir y a pesar de que en consecuencia tiene cierto miedo a que esto se realice, Job ve que no tiene más
remedio, pues necesita de alguien que testifique a su favor. Pide, entones, que aparezca alguien que
testifique que es un inocente el que clama y que le haga llegar dicho clamor a Dios para que actúe en
consecuencia. Job llega a descubrir que es Dios mismo quien se constituye en su testigo.
Job 19,6-27: Ante la experiencia vivida de que Dios mismo es quien le ha destrozado, Job pide contra
él un go'el, es decir, un defensor, un pariente que responda ante la dificultad y que le vengue. La petición
está movida por la certeza de que realmente tiene un familiar que le vengará y le liberará tal como aparece
en el siguiente texto:
Yo sé que vive mi vengador
y que al final se alzará sobre el polvo:
después que mi piel me sea arrancada,
ya sin carne veré a Dios;
yo mismo le veré, mis ojos le verán.
Expresa así la seguridad y la confianza de ver triunfar en él la justicia, de ser declarado justo, de ser
defendido por un gran go'el que, en último término, comprende que no es otro que Dios.
Estas tres peticione (de árbitro, de testigo, de defensor) son un grito de dolor pero de esperanza, de
miedo pero de confianza, de justicia pero también de amor de Dios. Tras estas peticiones, Job se encuentra
solo ante Dios: si éste no responde, Job estaba equivocado; si responde, quiere decir que la relación esta
abierta, que no se ha roto.
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La respuesta de Dios
Y Dios le responde. Y no sólo esto, sino que además le responde de algún modo a sus preguntas. Le
responde desde la tormenta desde la que sus amigos le decían que le destruiría. Y le responde no para
condenarle sino para comunicarse con él y para comunicarle cosas importantes.
¿Qué le responde en el fondo? ¿Qué le comunica? Que la grandeza de Dios no está tanto en el poder
para destruir el mal y para hacer la justicia sino en la libertad y gratuidad del amor. Sus amigos así van a
quedar totalmente descalificados.
Pero veamos la repuesta más en detalle. Es doble. Hay una primera respuesta ante la duda de Job de
que la obra creadora tenga sentido y una segunda respuesta ante el cuestionamiento de Job sobre el
gobierno justo de Dios en la historia.
Conclusión
¿Qué ha encontrado Job?
1. El Dios autentico, el de la religión desinteresada.
2. El Dios que no quiere el caos y la injusticia que suponen el sufrimiento y muerte de los inocentes.
3. El Dios que no usa su poder destruyendo aquello o aquellos que provocan el dolor.
4. El Dios que cuenta con los seres humanos y su libertad para acaba con la injusticia y el dolor
provocado por ella.
5. El Dios “débil”, pues quiere que se realice la justicia, pero no quiere ni puede eliminar la libertad,
aunque ésta a veces vaya contra su planes.
6. El Dios que sólo pretende “seducir” al hombre para que éste luche libremente contra la injusticia.
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7. El Dios que para “seducir” sólo lo hace mostrando su preferencia y su estar por los pobres, no
porque valgan más sino porque han sido empobrecidos y están desprotegidos.
¿Qué le supone en último término este encuentro?
1. No caer en una resignación impotente ante el sufrimiento del inocente, en una religión interesada y
calculadora, en una actitud que olvide el dolor de los demás, en una desesperación.
2. Salir del propio mundo e ir al mundo de quienes sufren alrededor, pues Dios les quiere
preferencialmente.
3. Cantar y alabar al Dios que quiere liberar al sufriente, trabajando para que dicho canto y alabanza
sean posibles y tengan autenticidad.
4. Tener el coraje de lamentarse ante Dios, por el sufrimiento propio y por el ajeno, confiándose a él
(cfr. Sal 22).
5. Hacer con la propia actitud y acción que los demás descubran y encuentren al Dios que no quiere
el sufrimiento del inocente sino que le acompaña en todo su camino hasta el final.
¿Que actualidad puede tener este librito hoy en Latinoamérica?
No hace falta profundizar demasiado para comprender que el libro de Job tiene algo muy importante
que decir en todas las partes del mundo, pero de un modo especial en lugares como Latinoamérica donde
el dolor de los inocentes es la realidad experimentada cada día.
Y lo que está diciendo es: 1. que desde la realidad del sufrimiento es desde la que se “conoce”
auténticamente a Dios, ya que no se trata de un Dios con el que se comercia, un Dios mágico, un Dios
tapagujeros, sino del Dios metido en nuestra historia, encarnado en la misma, interpelador, suscitador de
personas y grupos que la transformen; y 2. que Dios está presente y es solidario en las situaciones de
sufrimiento y de dolor de los seres humanos, y de un modo especial de los inocentes, animándoles a luchar
contra el sufrimiento de los demás y contra el sufrimiento propio.
4 - QOHELET (Eclesiastés)
Si Job planteaba el tema del dolor del inocente, de cómo hablar de Dios desde dicha realidad de
dolor y de dónde esta Dios cuando el inocente sufre hasta morir, el Qohélet plantea el sentido global de la
vida. Las preguntas que se hacen son si existe una única explicación a los misterios de la existencia y si no
se ha de buscar en cada momento de la existencia la propia explicación.
Recogiendo también fragmentos sapienciales anteriores, en tiempo de las grandes corrientes
culturales humanistas y existenciales propiciadas por el mundo griego que se enfrentan al sentido de la
vida y a sus misterios (injusticia-justicia, muerte-vida, sufrimiento-felicidad, mal-bien), el Qohélet toma
una postura de inconformismo, de búsqueda sin miedo, de realismo, de cierta humildad y de cierta
confianza. Responde así a otras posturas posibles en el momento de las grandes presiones del helenismo,
alrededor de los años 275 a.C.
Ante la presión helenista, se dan en el pueblo de Dios algunas posturas que intentan reaccionar
contra dichas presiones; otras, en cambio, son más acomodaticias. Asistimos, en consecuencia, en el
Qohélet, a un diálogo con las posturas explícitamente creyentes del pueblo judío, con las más sapienciales y
humanistas y finalmente con la variada gama de posturas surgidas en el horizonte griego.
Veamos algunas de estas posturas, algo caricaturizadas, y las preguntas que les hace el libro del
Qohélet.
Posturas
1.- Religioso-profética: apoyándose en la historia de salvación, se enfrenta al futuro con esperanza,
pero, la experiencia de la historia de salvación, ¿nos debe hacer olvidar la realidad de cada día, una
realidad que muy a menudo no es nada propicia a crear esperanza?, ¿no seria esto una alienación?
2.- Sapiencial-clásica: Dios premiará al justo con la felicidad y reservará para el impío la infelicidad;
pero, ¿se trata de tapar los ojos a las injusticias que sufren los justos, a manos de los impíos, con el fin de
salvar la doctrina de la retribución y de la justicia de Dios?
3.- Fatalista: el fatum decide caprichosamente el destino de los dioses y de los seres humanos, los
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cuales no pueden conocer en modo alguno los misterios de la vida y por tanto se deben dejar llevar sin
resistencia; pero, ¿es ésta la postura propia de seres humanos, la de dejarse llevar arbitraria y
caprichosamente por Dios sin plantearse o plantearle preguntas?
4.- Estoica: ya que los deseos y presiones son los que nos hacen sufrir, se trata de llegar a dominar
ascéticamente los deseos, a no tener deseos, a soportar lo que venga sin sufrirlo; pero, ¿es éste el ideal del
ser humano, el que no se apasione por nada?
5.- Epicúrea: ya que los seres humanos desconocen en profundidad el sentido de la vida y ésta a
menudo aparece como sin sentido, de lo que se trata es de vivir, de gozar de la vida sin limites, de ocultar
la realidad del dolor; pero, ¿no suena esta postura a una solución algo alienante?
6.- Mistérica: ante la irracionalidad de todo, la solución está en entrar en contacto con las divinidades,
por medio de las religiones mistéricas y aceptar aquella irracionalidad; pero, ¿no resulta inhumana e
irracional una postura que se escuda, prescindiendo de la razón humana, en las religiones mistéricas?
7.- Helenista-racionalista: el hombre, y sobre todo su razón, son el centro del mundo, lo pueden
explicar todo; pero, ¿son el hombre y la razón el absoluto?, ¿puede el ser humano conocer siempre la
oportunidad y el sentido de todo?, ¿cómo explicar tantos misterios de la vida que parecen negar la
racionalidad del mundo e incluso la autenticidad y la justicia de Dios?
Estas son las grandes posturas con las que se encuentra el Qohélet y las preguntas que éste les hace.
A través de las preguntas va apareciendo el mensaje de dicho libro. Pero, ¿que metodología usa?
Metodología
Se puede decir que en el conjunto del libro se da una cierta inclusión. Comienza con la expresión,
que después irá repitiendo a lo largo del conjunto del libro, de que “todo es sinrazón, vano, vacío”.
Ejemplifica lo anterior pasando por todos los ámbitos y realidades de la existencia: sabiduría, riqueza, vida,
amor, muerte, trabajo, etc. Acaba diciendo que todas estas realidades no tienen razón, son vanas, vacías,
etc., si no se las relaciona con el único absoluto que es Dios.
A través de esta metodología, ¿cuáles serían las afirmaciones clave que dominan en el libro?
6 - EL LIBRO DE LA SABIDURÍA
Es el último libro sapiencial y del Antiguo Testamento, que se escribió bajo la dominación romana,
hacia los anos 50 a.C.
Dos problema principalmente se plantean en este libro: 1. el desencanto ante la sabiduría judía, dado
que los judíos están viviendo en un ambiente greco-romano y se acaban preguntando si la sabiduría propia
de Israel es una cosa del pasado, y 2. la constatación de que muchos problemas de la existencia de Israel y
de la vida humana quedan sin explicar, como por ejemplo el gran tema del aparente triunfo de los injustos
y de la injusticia sobre los justos e inocentes y la vida según Dios.
La intención, en consecuencia, del libro va a ser la de ayudar a vivir en tal situación y la de
responder a tales problemas. Para ello va a seguir un discurso reflexivo sobre temas judíos, pero usando
cuando lo crea conveniente un lenguaje helénico, basado en la abstracción y en el razonamiento. Por otra
parte, procura utilizar un lenguaje que pueda ser aceptado no sólo por los judíos sino también por aquellas
personas de buena voluntad dentro del mundo grecorromano; un ejemplo claro de esto último, es el uso de
las palabras “incorruptibilidad e inmortalidad” (más comprensible en la cultura y la filosofía griega y no la
palabra “resurrección” muy común ya en dicho tiempo en la mentalidad judía pero totalmente inaceptable
dentro de una mentalidad griega).
En cuanto al contenido del libro, se divide en tres parte muy bien diferenciadas.
La primera, que va desde el capítulo 6 hasta el capítulo 9, invita a seguir el ejemplo del autor, el cual
ha buscado y pedido con todas las fuerza la sabiduría (Sab 6,12-21; 8,17 - 9,18). La motivación que se da es
que realmente la sabiduría es maravillosa y además es totalmente necesaria para vivir (Sab 7,22 - 8,1; 8,3-
16).
La segunda parte la encontramos en los capítulos 10 - 19. Nos presenta la continuidad de la historia
de la sabiduría y en concreto de la historia de la salvación. En dicha historia y en sus protagonistas siempre
ha estado presente, en medio y a pesar de las tentaciones, la sabiduría (Sab 10 - 12; 13 - 15; 16 - 19). A pesar
de que en algunos momentos parezca que Dios no ha actuado con sabiduría y no ha acabado con los
enemigos, la realidad es que esto es solo apariencia. En realidad, si Dios “ha enviado” las plagas con
moderación y sin hacerlas llegar hasta el extremo es porque quiere dar la oportunidad a los perversos e
injustos a convertirse (Sab 11,15 - 12,28).
La tercera parte es la que nos habla de la sabiduría de Dios con más dramatismo, pues se plantea el
tema del dolor y muerte del justo, e incluso el tema de la persecución y el asesinato realizados por los
injustos contra el justo. El libro acaba diciendo que la autosuficiencia y el orgullo de los injustos y de los
ricos es totalmente vacía y sus pensamientos sobre la inutilidad de la justicia son erróneos. En realidad,
finalmente, el justo vivirá, aunque ahora le veamos ser arrastrado hacia la muerte, y el injusto, en cambio,
acabará mal. Se hace en consecuencia, en el contexto de que la relación de Dios con el justo nunca se
acabara, la gran afirmación sobre la inmortalidad del justo; éste pervivirá aunque el injusto crea que está
aniquilándolo para siempre (Sab 2,1-24; 3,1ss; 4,7ss; 5,4-16).
Introducción
En primer lugar, quiero justificar el que trate los Salmos al final de todo este recorrido a través de los
libros sapienciales. Lo hago así principalmente por dos razones: en primer lugar, porque en los libros de los
Salmos se recogen experiencias de fe y respuestas creyentes del pueblo de Dios a lo largo de toda su
historia y porque posiblemente la formulación actual de los Salmos data de los últimos siglos de la historia
del pueblo del Antiguo Testamento; en segundo lugar, porque en los Salmos encontramos como un
resumen, una síntesis, de toda la existencia de fe y de los principales problemas que se les fueron
planteando a los creyentes de Israel, y al mismo tiempo las respuestas que fueron dando. Por estas dos
razones me parece bueno haber dejado para el final esta lectura de los Salmos como espiritualidad de la
21
liberación.
El punto de partida para comprender mejor los Salmos es la existencia de Israel. Israel surgió a partir
de una experiencia de liberación de un dominio opresor (el egipcio), hecha por diversos grupos, en la que
fueron descubriendo a un Dios que está con quienes se liberan. Nació así una conciencia de pueblo y de la
necesidad de vivir coherentemente respecto a lo que han vivido, y nació también la conciencia de una
misión testimonial respecto a las naciones: descubrieron que debían dar testimonio de cómo era Dios y de
qué estilo de vida exigía la fe en él.
La historia de Israel se movió siempre entre la llamada a vivir en la libertad y las tentaciones
propias, o provocadas por otros, a volver a caer en la esclavitud. El Antiguo Testamento es un testimonio
de dicha tensión y de cómo los creyentes fueron ayudando a seguir en medio de ella.
Esta tensión se dio en los diferentes ámbitos de la vida de Israel: el religioso (los dioses de otros
pueblos, dioses que resultan esclavizadores), el internacional (la dependencia idolátrica respecto a las
naciones), el nacional (la injusticia y la explotación) y el individual (la persecución y el dolor del inocente, y
la sensación de ser abandonado de Dios).
Toda esta vida (amenazas, tensiones, confianzas) es la que quedó reflejada en las oraciones sálmicas,
en las que se pone ante Dios dicha vida, llena de acción. En consecuencia, los Salmos:
1) son un resumen de la experiencia bíblica, 2) responden a situaciones existenciales concretas (aunque
éstas son difíciles de delimitar, dado que en cada Salmo se da una continua actualización); 3) son un
resumen también de la Biblia, pues están en relación con la “ley”, los “profetas” y los “sapienciales”; y 4)
son como la respuesta del pueblo de Dios en relación a todos los Momentos de su vida y de su historia,
respuesta que se convierte en palabra de Dios.
En su origen, posiblemente los Salmos naciesen de circunstancias concretas de un individuo o de un
grupo y más tarde habrían sido vistos como expresión de las nuevas vivencias de la comunidad. Esto
explica el que en cada Salmo se puedan dar diversos niveles y es lo que hace que sean muy actuales y que
al mismo tiempo sea difícil detectar el momento concreto de cada Salmo. En todo caso, son el reflejo de la
vida entera de quien los creó y los utilizó; son utilizables, por tanto, a condición de que quien los utilice
viva auténticamente su fe. Son, pues, un buen termómetro de la vida de fe.
Plan
Vamos a agarrar los cuatro ámbitos antes notados. Vamos a ver cómo en los Salmos la vida se hace
oración (recuerdo y compromiso) y a descubrir la espiritualidad de liberación que se contiene en ellos.
Vamos finalmente a intentar leerlos desde hoy, dejándonos ayudar por la lectura que de ellos hacen las
comunidades vivas.
Dificultad
Pero antes de comenzar debemos salvar una dificultad que muchas veces se nos presenta. Muchos
opinan que los Salmos ya están superados, que la espiritualidad del Nuevo Testamento los hace
innecesarios. A este respecto, me parece muy iluminador el siguiente texto de Bonhöffer:
A menudo constato hasta qué punto pienso y siento según el Antiguo Testamento; durante los
últimos meses lo he leído con mucha más frecuencia que el Nuevo Testamento. Sólo cuando se
conoce la inefabilidad del nombre de Dios se puede pronunciar de una vez el nombre de Jesucristo;
sólo cuando se ama tanto la vida y la tierra que todo parece acabarse y perderse con ellas, nos está
permitido creer en la Resurrección de los muertos y en un mundo nuevo; sólo cuando nos
sometemos a la ley de Dios, podemos hablar alguna vez de gracia; y sólo cuando la cólera y la
venganza de Dios contra sus enemigos son aceptadas como realidades válidas, puede sentir nuestro
corazón algo de perdón y de amor hacia los enemigos. Quien quiere ser y sentir demasiado
rápidamente y directamente según el Nuevo Testamento, no es en mi opinión un cristiano. No
podemos ni debemos pronunciar la última palabra antes de la penúltima. Vivimos en los tiempos
penúltimos mientras creemos y esperamos en los últimos (Resistencia y sumisión, carta del 5.12.1943).
Este texto nos pone en guardia contra el querer quemar etapas, el creer ya superada la etapa del
Antiguo Testamento, el despreciar en nombre de la “sensibilidad cristiana” el realismo y la sinceridad de
los sentimiento del pueblo que quedan expresados en los Salmos y que chocan contra “aquélla”. Este texto,
por otra parte, nos anima a descubrir en los Salmos nuestro caminar, nuestra espiritualidad (hechos
también de luchas, de esperanzas, de derrota, de victorias) hasta que llegue la total comunión con
Jesucristo en su Reino.
Comencemos, pues.
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7.1. Ámbito religioso o de las relaciones más explícitas con Dios
En contacto con otros pueblos, Israel corre el peligro de caer en la esclavitud de unas divinidades
despóticas, mercantilistas y deshumanizadoras. Son las divinidades que exigen para sí mismas el sacrificio
de lo mejor, incluso de los primogénitos, las divinidades que fundamentan el despotismo de la monarquía
y la opresión de los pobres.
Ante dicho peligro, los creyentes ayudan a profundizar en la experiencia del Dios liberador y en la
relación religiosa que dicha experiencia supone. Una gran ayuda suponen también las oraciones
personales-comunitarias que recogen dicha experiencia y la respuesta esperada.
En este ámbito, pues, los Salmos son una plegaria que intenta liberar de los dioses falsos; que
recuerda y pone en relación con el Dios liberador, acompañante, presente en medio de ellos, rey de un
reino de libertad, creador de un mundo hecho para la realización de todos; que compromete a vivir
libremente en coherencia con el Dios que se recuerda.
Cinco son los grandes temas explícitamente religiosos que son objeto de recuerdo y de compromiso
en los Salmos.
1.- Éxodo y alianza
Coloco estos Salmos en primer lugar porque el éxodo-alianza es el punto nuclear de la existencia y
de la fe de Israel y porque es lo que distingue a Israel de cualquier otro pueblo.
Sal 77,12-21: En un contexto de súplica en la crisis provocada por el exilio, una crisis que queda
perfectamente expresada en la pregunta “¿nos ha abandonado Dios?”, en este Salmo se responde que no,
porque lo propio de Dios es liberar y hacerlo realmente y porque la relación entre Dios y el pueblo se basa
en la liberación que entre Dios y su pueblo se ha alcanzado.
Sal 78: En un contexto de renovación de la alianza rota, se insiste en la conversión y se hace una
fuerte exhortación a ella. El motivo que se da es la acción repetida de Dios a lo largo de la historia, una
acción liberadora que llama a conversión (cfr. vv. 5a.12-16.23-29.42b-55.65-72).
Sal 81: En un contexto parecido al del Salmo anterior, es decir, de una fiesta de la renovación de la
alianza, este Salmo se divide así: vv. 2-4: se invita a alabar a Dios en esta fiesta; 5-6: se muestra el nexo
existente entre fiesta, vida y liberación; 7-8: se recuerda la experiencia de liberación; 9-10: se exhorta a la
fidelidad; 11: se recuerda de nuevo la experiencia de la liberación; 12-13: se constata la realidad de la
infidelidad y de sus consecuencias graves para el pueblo; 14: se exhorta de nuevo a la fidelidad y se
muestra en último término la conexión existente entre fidelidad al Dios liberador y vida feliz-festiva.
El punto central que se quiere subrayar en este Salmo es que vivir según la experiencia de liberación
lleva a vivir plenamente feliz.
Sal 105: En el postexilio y en relación a la alianza, se recuerda de nuevo a Dios siempre fiel a su
compromiso y que ha ido haciendo actos liberadores en la historia.
Sal 114: En relación a la alianza, se celebra el que Dios ponga siempre todo al servicio de la
liberación.
Sal 136: En el postexilio y en relación a la alianza, se recuerdan las actuaciones liberadoras de Dios,
las cuales son muestra de su amor y de su estilo liberador.
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Sal 33: Es éste un Salmo que alaba la fidelidad del Señor en favor de los fieles; se afirma que Dios ha
creado y crea amorosamente para poder liberar.
Sal 104: Nos encontramos ante un Salmo que tiene relación con el himno a Athon del faraón
Akenathon. En él se desmitifican todas las realidades en cuanto que son creaturas de Dios que hablan de él
y le señalan, pero no son él.
Sal 113: De nuevo nos encontramos con un himno, en el que en primer lugar se hace una invitación a
la alabanza (vv. 1-3), para pasar luego a dar los motivos de la tal alabanza, que no son otros que el poder
creador y soberano de Dios (vv. 4-6) y su poder liberador de los desvalidos (vv. 7-9; cfr. Sal 146).
Sal 135: En los vv. 1-4 de este himno encontramos la invitación a la alabanza y el motivo principal:
Dios es bueno y ha amado preferencialmente. Se pasa a continuación a otros motivos más concretos: está
por encima de todos los dioses (v. 5), ha creado (vv. 6-7), ha sacado de Egipto (vv. 8-9), ha conducido a la
tierra vv. 10-12), es salvador (vv. 13-14), su acción deja en ridículo a los ídolos que nada pueden (vv. 15-18).
Se acaba con una nueva invitación final a la alabanza (vv. 19-20) y con una alabanza final.
Lo que se concluye en este himno es que el Señor es grande mientras que los ídolos nada valen y
quedan por tanto desautorizados.
Sal 136: Es un Salmo que habla de la creación y de la salvación como de dos realidades íntimamente
conexionadas y que son muestras del amor de Dios.
Sal 146: Es un himno con dos adaptaciones: la primera es una llamada a la confianza (vv. 3-5) y la
segunda una constatación de que es Yavé rey quien hace todo aquello que se alaba en el Salmo (v. 10).
El contenido del Salmo es el siguiente: se parte de una invitación a alabar a Dios a la que sigue un
compromiso de hacerlo (vv. 1-2), se da el primer motivo que es el de la creación (v. 6a), y se añade el
segundo motivo que es el de la salvación de los pobres (vv. 6b-9).
5.- Señor que se relaciona amorosamente
Tras los Salmos de los cuatro apartados anteriores, en que el punto común era el de la alabanza a
Dios por sus acciones, por su creación, por su liberación, por su realeza, por su ley, por su presencia en
medio de su pueblo, recogemos aquí un Salmo que puede hacer de síntesis conclusiva de los mismos. Se
trata del Salmo 103.
Se trata de una mezcla de himno y de acción de gracias, cuyo contenido se desarrolla de la siguiente
manera: tenemos en primer lugar la invitación a la alabanza en los vv. 1-2, que tiene su inclusión en los vv.
20-22, en los que se vuelve a hacer una invitación conclusiva a toda la creación para que alabe al Señor. El
punto central está constituido por los diferente motivos que se dan a tal alabanza: motivos personales de
agradecimiento (vv. 3-5); motivos generales de alabanza como son: la justicia de Dios, su solidaridad, su
perdón, su amor, su ternura, su comprensión con la debilidad humana (vv. 6-14); ha hecho alianza y se
mantiene fiel con un ser que él sabe que es débil pero del que espera que responda con fidelidad (vv. 15-
18); es rey (v.19). En este Salmo, pues, aparece la síntesis de lo que Israel ha descubierto sobre su Dios y
cuya afirmación es desmitificadora y desenmascaradora de cualquier otro dios o imagen de dios que no
responda a la experiencia creyente. Y esta síntesis no se centra en otra cosa que en el amor de Dios: éste es
amor y misericordia; y éste es el gran motivo de alabar a Dios.
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Es, por tanto, natural que, si los Salmos son la expresión de la vida, este aspecto tan importante y
comprometido de la vida de Israel quede reflejado en ellos. Esto ocurre sobre todo en las “súplicas del
pueblo o colectivas”, en las “acciones de gracias comunitarias” y en algunos fragmentos de los Salmos del
“Mesías salvador del pueblo desvalido”. Veamos algunos ejemplos de cada.
1.- Súplicas colectivas
Todas suelen tener una estructura semejante, que suele ser la siguiente: invocación, queja, petición,
(motivos de confianza) y anticipación de la acción de gracias que seguirá. Pero de entre estas súplicas
podemos distinguir varias clases.
a) Suplicas del pueblo inocente
Sal 44: Recoge una de tantas situaciones en que la opresión internacional parece indicar que Dios ha
abandonado al pueblo “inocente”.
El punto de arranque lo encontramos en el v. 2 y es el recuerdo de la voluntad salvadora de Dios y
de su realización en el pasado; la tradición ha transmitido las antiguas gestas de Dios, cuando el pueblo
llegó hasta la tierra y se fue situando. En los vv. 3-5 se profundiza en cuál es la intención de Dios: es
conseguir que “vivan libres”, es ponerse todo él al servicio del amor al pueblo, es demostrar de una vez
por todas que el tener tierra no dependió de la espada o del poder sino de la voluntad de Dios. El v. 6
subraya la identificación entre Dios y el pueblo, la causa de Dios y la causa del pueblo, y presenta la acción
conjunta Dios-pueblo contra los enemigos comunes. En el v. 7 encontramos un pequeño paréntesis en el
que se aplica al “yo individual” lo de que no se debe poner la confianza en las armas. Se insiste a
continuación, en el v. 8, en que la fuerza sólo viene de Dios y sólo él realiza la salvación. Todo lo anterior
producía una realidad y un compromiso de alabanza.
Pero viene a continuación el contrapunto. Se habla del presente. En este, aparentemente, ocurre todo lo
contrario. Y esto en perjuicio no sólo del pueblo inocente sino también del mismo Dios: la causa de ambos
queda perjudicada. Esta experiencia es desarrollada del modo siguiente. En los vv. 10-11 se constata que
Dios parece haber abandonado al pueblo; éste está como muerto, ya que Dios lo ha dispersado (v. 12).
¿Qué ha ganado Dios con esta venta de su pueblo? Nada en absoluto (v. 13). Lo único que ha conseguido
es que todos los vecinos se rían de él (vv. 14-15). Volvemos a encontrar aquí un nuevo paréntesis en el que
se aplica al “yo individual” las burlas anteriores (vv. 16-17). La pregunta que surge entonces es por que.
¿Es porque se han olvidado o traicionado a Dios y a su alianza? No, es la respuesta; no se han alejado, no
se han olvidado, no han dado culto a otros dioses. Sufren, por tanto, ellos que son inocentes y mueren
precisamente por ser fieles a Dios (vv. 18-23).
Se levanta entonces una interpelación a Dios, fundamentada en la confianza de que no puede ser
verdad, no puede ser posible que Dios abandone a los inocentes. Está en forma de grito al Señor para que
despierte, ya que no es posible que Dios abandone a quienes sufren y que se ponen en situación de duelo y
súplica; se le grita con toda confianza para que venga a defender y liberar por el amor que tiene al pueblo
(vv. 24-27).
¿A qué situación responde este Salmo? A una situación de dispersión que parece negar la fidelidad
de un Dios que había comprometido su nombre en la liberación de unos grupos para que formasen una
nación, testimonio vivo de un Dios que no soporta la opresión de los débiles por parte de los poderosos.
“Yo estaré presente en la historia de ustedes y así seré”, había dicho Dios en el momento en que se les
había manifestado cuando la liberación de Egipto. Pero, ¿estaba ahora? Es posible que se esté haciendo
referencia al tiempo del exilio babilónico o quizás al de la revuelta macabea contra los opresores, momento
en que la crisis estuvo a punto de acabar con el pueblo de Dios y de diluirlo en la cultura y en la
concepción global griega.
¿Cuál es la oración del pueblo en tal situación? Sigue los siguientes pasos: 1. recuerda las actuaciones
pasadas y los proyectos de Dios; 2. recuerda la unión de proyectos e intereses entre Dios y el pueblo; 3.
relativiza todos los medios de poder que se suelen utilizar en cualquier empresa, exhortando a no confiar
en las armas y en el poder porque éstos no producen salvación integral; 4. pregunta por el significado y la
razón del sufrimiento del pueblo pobre e inocente que llega a morir siendo fiel a Dios y sin haberle
abandonado o traicionado su alianza; 5. interpela a Dios que parece haber abandonado al pueblo sin razón,
que no gana nada con lo que le está ocurriendo al pueblo y cuyo nombre queda en entredicho ya que se
burlan del pueblo y por tanto se burlan de Dios mismo; 6. grita al amor de Dios, a lo que hace que Dios sea
Dios; y 7. confía en que todo será para mayor gloria de Dios, en que en último término se mostrará una vez
más cuál es el proyecto y la intención de Dios, la vida y no la muerte del débil que está indefenso.
Sal 60: Parece que este Salmo está en relación con la derrota ante los filisteos y edomitas. En este
contexto histórico, en los vv. 3-7 alterna el sentimiento de abandono que produce la dispersión con la
suplica: “vuelve a reunirnos”, “repara las brechas del país”, “sálvanos de nuestros enemigos”,
“respóndenos liberándonos”. La respuesta que da Dios es que “todas las naciones son mías, son mis
instrumentos” (vv. 8-10). Ante esto, el pueblo muestra su confianza en que Dios puede y quiere salvar y en
que por tanto salvará; y el motivo principal de esta nueva actuación de Dios está en que ellos no son
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poderosos sino débiles y maltratados.
Este Salmo, por tanto, refleja muy bien la espiritualidad de los pueblos pobres y oprimidos que están
en manos de los fuertes que se aprovechan de ellos: “Dios está con los débiles a quienes quiere salvar de
los fuertes”.
Sal 74: Este Salmo puede estar en relación con la destrucción de Jerusalén hecha por los babilonios o
con la opresión helenista. Empieza en el v. 1 preguntando por el abandono y aparente rigor de Dios. Le
recuerda a Dios en el v. 2 su alianza y su compromiso de estar en Sión. Constata luego, en los vv. 3-9, la
realidad, es decir, que quienes están presentes en Sión son los enemigos. Pregunta en los vv. 10-11 el por
qué de este insulto del enemigo contra el pueblo y contra Dios mismo, el por qué Dios deja que ocurra,
siendo así que lo que está en juego es el mismo nombre de Dios. Se le recuerda a Dios sus acciones y su
poder (vv. 12-17), para recordarle después que su nombre es insultado cuando los indefensos son
oprimidos por los poderosos (“el enemigo te insulta”, “desprecia tu nombre”, “todo el día el injusto te
insulta”) y para llamarle finalmente a la acción (“no olvides tus favores”, “piensa en la alianza que tú
hiciste”, “defiende tu causa”).
Uno de los puntos más importantes de este Salmo es que en él se identifican la causa de Dios y la de
los pobres e inocentes. Estaría en la línea de lo que dice Ezequiel cuando habla de que la gloria de Dios es
despreciada por dos motivos: porque se identifica con el honor del pueblo pobre y porque Dios
compromete históricamente su nombre con la gloria del pueblo. Ahora, pues, los pueblos opresores y todas
las naciones creen que Dios ha faltado gravemente a su compromiso.
Estos Salmos o súplicas del pueblo inocente se pueden actualizar. Pero esto sólo es posible si se hace
desde la conciencia de crisis y no desde la autosuficiencia de la abundancia, la riqueza y el poder
alienantes; desde la convicción de lo mucho que nos falta para que nuestros proyectos sean los de Dios;
desde los pueblos inocentes que sufren la opresión de los poderosos y no desde estos últimos que ponen su
fuerza y su seguridad en el tener y en el ejercer el poder y se creen dioses con derecho sobre la vida y la
dignidad de los pobres; desde nuestra solidaridad real con los pobres e inocentes que sufren y nuestro
compartir su causa como la propia causa, como la causa de Dios por la que vale la pena dar la vida; desde
nuestra identificación real con los países pobres que sí pueden orar a Dios así; desde nuestro abajamiento
solidario, semejante al de Jesús (cfr. Filipenses 2).
Desde estas situaciones se le puede recordar a Dios sus proyectos y sus compromisos de acompañar
a quienes luchan por la libertad, se puede discernir si nuestros proyectos y compromiso van en la línea de
los de Dios, se puede interpelar a Dios para que actúe en favor de su gloria, la vida del pobre; se puede dar
testimonio de cómo es Dios y cuál es su voluntad, se puede trabajar con esperanza para que los pueblo y
los grupos inocentes recobren la dignidad y la vida, ya que esto es lo que sin duda quiere Dios.
b) Súplicas del pueblo que se sabe culpable
Seguimos profundizando en el estilo de Dios. Incluso cuando parece que el dolor proviene del
pecado del pueblo que es castigado, los salmistas llegan a descubrir que Dios no es así, no es un Dios
“castigador”, sino todo lo contrario.
Sal 79: En relación posiblemente con la caída de Jerusalén, empieza en los vv. 1-4 con la situación de
ruina y desolación. Ante ello el salmista se hace la pregunta, en el v. 5, sobre si Dios es un Dios severo y
riguroso. Parece que a esta pregunta se debe responder afirmativamente porque, como se dice en los vv. 6-
lOa, no parece estar actuando de acuerdo a lo que esperaríamos de su bondad; parece un Dios riguroso
que castiga por el pecado, un Dios que no se compadece de los débiles; su nombre, en consecuencia, no es
honrado, su amor y su manera de ser no pueden ser reconocidos por los pueblos. A pesar de todo, en los
vv. lOb-12, se muestra la confianza en que Dios volverá a actuar pidiendo cuentas por la sangre
derramada, escuchando los lloros de los cautivos, liberando a los presos condenados a muerte,
defendiendo al pueblo a pesar de sus pecados; la confianza lleva a la petición de que en efecto actúe de esta
manera. Se acaba, en el v. 13, con un compromiso de alabar y de dar gracias.
Sal 85: El contexto parece ser el de las dificultades de retornar del exilio. Se comienza recordando el
pasado y como siempre Dios ha honrado a su pueblo (vv. 2-4). Se pide a continuación que ahora haga lo
mismo, a pesar de la poca vida del pueblo y de su pecado, motivando esta petición en que el rigor y la
muerte no son lo propio de Dios y en que lo propio de Dios, en cambio, es el amor y la salvación (vv. 5-8).
A esta petición, Dios responde en el v. 9 que su palabra es de conversión y de paz. Esto provoca que se
comience a hablar del futuro de Dios con su pueblo. Se dice que Dios está cerca para salvar, que su gloria
habitará en el país y que cohabitarán la fidelidad y el amor, la bondad y la paz.
¿Cómo actualizar este Salmo? La lección que nos da es que no se trata de manipular los sentimientos
de culpabilidad e intentar justificar el dolor como castigo justo de Dios por nuestro pecado (en esta línea
irían muchas interpretaciones de las catástrofes naturales, de las epidemias y de las guerras); se trata en
cambio de descubrir que en la actuación histórica de Dios (una actuación liberadora y misericordiosa) está
la clave de interpretación de cómo es Dios cuál es su estilo de obrar, qué línea de acción futura de Dios
podemos prever y cuál es su voluntad respecto a nosotros personal y estructuralmente (conversión,
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reconciliación y utopía).
c) Suplicas para conseguir el apasionamiento de Dios
En el fondo aquí encontramos Salmos que lo único que piden es que Dios “se muestre tal como es”;
con esto sería suficiente.
Sal 77: Parece que tiene relación con la crisis postexílica. Empieza con una presentación de la
desolación a pesar de la oración (vv. 2-3). Se pasa a continuación a mostrar las razones de tal crisis: Dios ya
no actúa como antes, ya nos ha abandonado para siempre, ya no nos ama y ha roto las promesas, ya no es
comprensivo ni tiene corazón tierno (vv. 4-11). Pero viene luego la reacción: todo esto no es verdad y no
tiene sentido la crisis y la desolación ya que el pasado es garantía de futuro liberador.
Sal 83: En relación con la crisis postexílica y/o helenista, se pide a Dios que se muestre apasionado
como es (v. 2), se le hace ver el complot de todos los pueblos contra su pueblo, contra su tesoro, contra
Dios mismo; por tanto (vv. 3-9), se le pide que actúe con fuerza contra sus propios enemigos (vv. 10-16)
pero para que lleguen a reconocerle, a buscarle.
¿Como es Dios? Dios siempre es apasionado y tiene amor por su pueblo, no soporta que le hagan
daño, pone su poder al servicio de la liberación del oprimido, busca que se le reconozca y se le busque,
quiere que se descubra su amor a todos.
3.- Salmos de súplica del justo perseguido por sus mismos compañeros
Éste es el caso más doloroso, pues se trata de la persecución producida por amigos y compañeros.
Tiene cierta relación con la experiencia del profeta Jeremías, perseguido por sacerdotes, parientes y
profetas. Jesús mismo, cuando habla de las persecuciones, también alude a éstas.
Es por otra parte algo actualísimo: tantas incomprensiones de quienes dentro de la misma
comunidad eclesial no piensan lo mismo y persiguen a quienes intentan dar respuesta a los problemas de
los más pobres.
Quizás el Salmo 55 es el más significativo y el mejor ejemplo de ello. En él se subraya el terror del
justo ante las maldiciones que se le lanzan y de las que no puede huir; se siente rodeado por los injustos,
que son a veces sus mismos compañeros. El problema está en que casi no cae en la cuenta pues lo hacen a
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escondidas y ¡están tan cercanos a el! Pide entonces que Dios acabe con sus planes y persecuciones y que
tome partido a favor de los justos que confían en él. Acaba con un fuerte acto de confianza.
Conclusión
Todo este recorrido por los diferentes Salmos y por su poder liberador de todas las esclavitudes que
dominan a la humanidad puede tener su conclusión en un Salmo, el 103, en el que se alaba a Dios
absolutamente por todo, porque todo es don del amor de Dios, un amor liberador.
Dicho amor se manifiesta en la liberación personal, en la liberación social, en la manifestación del
estilo de Dios, en su perdón, en su amor inmenso, en sus entrañas de misericordia, en su amor por
siempre, en su poder. Es este amor, en último término, el que hace feliz y el que da la libertad de hijos de
Dios.
CONCLUSIÓN FINAL
Al empezar esta presentación de los libros sapienciales del Antiguo Testamento, me planteaba si
éstos forman parte, dentro de la experiencia veterotestamentaria, de una corriente conformista e
individualista sin interés alguno por tratar y solucionar los problemas estructurales del pueblo de Israel, o
bien si se les puede incluir entre los libros testimoniales que intentan llegar al fondo de las cuestione de la
existencia para intentar darles una respuesta y transformarla.
Creo que tras el desarrollo de este escrito habrá quedado suficientemente claro que la sabiduría de
Israel es una sabiduría que, a pesar de las apariencias, se inscribe en el movimiento liberador del Antiguo
Testamento. Dicho de otro modo, la sabiduría de Israel tiene como objeto de su reflexión la existencia de
cada día, no sólo para analizarla cuidadosamente sino también para enseñar a los seres humanos a vivirla y
para darles instrumentos para transformarla.
No quiero acabar esta introducción a la lectura de los libros sapienciales del Antiguo Testamento
hecha desde la experiencia centroamericana, sin justificar los altibajos que posiblemente en ella se
detectaran. Son fruto del origen de este escrito. Como he dicho al principio en la introducción, éste nació de
unos cursos dados durante varios años a mi regreso de mis tres meses de estancia anual en El Salvador. El
objeto de cada curso fue parcial y esto hace que no sea fácil aquí darle unidad a todo el conjunto. Por otra
parte, posiblemente se note en demasía el estilo oral de las charlas que están a la base del escrito y las
ciertas desigualdades en el tratamiento de las diferentes partes de la literatura sapiencial del Antiguo
Testamento, desigualdades que tienen también su causa en el origen “hablado” y “coloquial” de este
escrito.
Estoy convencido, sin embargo, de que estoy ofreciendo una ayuda para quien quiera introducirse
en una lectura existencial de estos libros sapienciales, que forman una cuarta parte del Antiguo
Testamento, y para quien quiera descubrir que dichos libros, así como fueron enseñando a las gentes de las
diferentes generaciones del pueblo de Dios, también nos pueden enseñar a nosotros a descubrir el sentido
de muchos misterios de nuestra existencia, a movernos humanamente por la vida, a discernir el modo de
vivir plenamente humano y contribuir así a la dignificación de la vida humana y a la liberación de nuestras
sociedades llenas de tantas esclavitudes.
Espero que con la presente introducción a los libros sapienciales del Antiguo Testamento leídos desde
Centroamérica haya podido llegar a transmitir lo que me parece más nuclear de la experiencia de la
sabiduría de Israel, aquello que la hace ademas más actual. Me refiero al descubrimiento que fueron
haciendo los sabios de Israel de que Dios está presente en todas la realidades de la vida humana, desde la
más cotidianas a las más limite. Está en nuestra actuación ética; está en nuestras actitudes auténticas,
justas, pacificadoras, amicales, solidarias, participativas, comunicativas; está en nuestros momentos límites
de la existencia, como son los momentos en que sufrimos la injusticia, el dolor y la muerte. Dios está
presente en todas estas realidades, dicen los libros sapienciales, pero lo está para ayudar a seguir adelante,
a encontrar los caminos auténticos de avance y a tener la fuerza necesaria para transformar dichas
realidades en la línea de los proyectos de salvación que tiene Dios para la humanidad.
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