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Daan van Kampenhout.


La sanación viene desde afuera.
Chamanismo y Constelaciones Familiares.
Alma Lepik
Editorial

Título Original- Die Heilung kommt von auerhalb

Directora Editorial: Tiiu Bolzmann.

Primera edición: Enero 2004


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INDICE:

Constelaciones Familiares y Chamanismo.


Introducción.

Descripción de Chamanismo y Constelaciones.


Paradigmas de la curación.
Constelaciones Familiares y Rituales Chamanicos.
Hacerse cargo del sufrimiento en beneficio de otros.
La importancia de la fuerza ancestral.
La experiencia de atemporalidad.
Manifestaciones del alma y del espíritu.
El alma múltiple.
El alma, los cuatro cuerpos y la personalidad.
La presencia de los muertos.
El alma y el proceso de la constelación.
Efectos de las constelaciones.
El desarrollo del alma.
Algunos riesgos.
Los rituales.

Sobre el autor.
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CONSTELACIONES FAMILIARES
Y CHAMANISMO.

Cuando Daan comenzó a escribirme cartas acerca de sus observaciones de cómo


las constelaciones familiares reflejaban muchos elementos de las experiencias
chamánicas, estuve por un lado sorprendido y, por otro lado, fascinado. La
posición básica de reverencia hacia poderes que no podemos entender con
claridad, la diferenciación entre fuerza y debilidad en el nivel energético que nos
permite comprender lo que nos ayuda y lo que nos daña, el significado de espacio
como opuesto a tiempo en el sentido de que lo esencial es visible en el espacio,
permanece atemporal en el espacio y solamente revela su efecto sanador cuando
no se lo oscurece con preguntas acerca del pasado o el futuro, son sólo algunos
de los ejemplos de las similitudes entre las constelaciones familiares y el
chamanismo. Sin embargo, fue recién a través de las notas de Daan que pude
comprender algunas de las experiencias básicas de las constelaciones familiares.
Sus notas tornaron mucho más claras para mí las constelaciones familiares en
muchas áreas, y pude reconocer e interrumpir más fácilmente las influencias
perturbadoras. Por ejemplo, las preguntas que desvían la energía del problema
real y de los clientes, y son más bien curiosidad teórica que solución para los
interesados.

Las cartas que Daan me escribió, que constituyen la base de este libro, me
pusieron en contacto con una visión del mundo que, de muchas maneras, parece
contradecir las normas. Sin embargo, eso es sólo a primera vista. Esta visión del
mundo nos fuerza a examinar más de cerca observaciones que normalmente
pasan de boca en boca, y que, al contradecir el caudal de pensamientos normales
o comunes, rápidamente suprimimos. Incluyen informes de cómo es
experimentada la presencia de los muertos, por ejemplo, que en el momento de su
muerte se contactan con aquéllos con quienes tenían más intimidad. Los vivos a
menudo tienen la impresión de que tienen que hacer algo por la persona que
murió, para que así su alma pueda encontrar paz. Lo mismo se aplica a los
informes sobre la aparición de los espíritus, frecuentemente los muertos que
cometieron un delito o que fueron víctimas de un crimen. Estamos, entonces,
familiarizados con la idea de que hay otro mundo que tiene influencia en el mundo
de los vivos, y que, en sentido inverso, los vivos pueden también influir a los
muertos, y que algunas veces deben hacerlo.

Sin embargo, no podemos simplemente aceptar lo que los chamanes nos dicen
acerca de los buenos espíritus que aconsejan a los vivos sobre lo que es bueno y
malo, y de los malos espíritus a los que tenemos que pacificar o rechazar.
Entonces parecería -y estoy siendo muy atrevido en esto- que muchas de las
posibilidades de contactar con fuerzas especiales, están conectadas con un lugar
específico, un tiempo específico, un paisaje específico, una tradición específica.
Esto significa que esas fuerzas no son igualmente accesibles a toda la gente y que
algunos pueden establecer contacto con ellas; estas fuerzas, entonces, se
despliegan y abren por sí mismas a esta persona en su espacio. Esto no significa
que no haya conexiones entre los diferentes métodos de acceso, o que deba
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excluirse el mutuo enriquecimiento. Por el contrario, es solamente cuando se


reconoce el rasgo especial de cada tradición y grupo que los diferentes grupos
pueden moverse unos hacia otros, realizar entre sí un intercambio y entonces
retornar enriquecidos a su propia posición.

Hay algo más para tener en consideración. Las diferentes tradiciones, y las
experiencias en que se basan, pertenecen a una gran alma común que las crea y
controla. La adaptación de una forma de vida a su entorno requiere que algo de su
entorno alcance a esa forma de vida permitiendo su adaptación. Aquello que la
alcanza, a veces requiere de extremos, pero es al hacerlo que posibilita el
desarrollo especial. La forma de vida y el entorno, entonces, se atraen una hacia
el otro. Una fuerza superior a ambos los une y facilita una manera diferente de
estar juntos y producir el intercambio. A esta fuerza común y controladora la llamo
la gran alma. Esto no es algo que yo entienda, pero es la mejor imagen que puedo
usar para describir el movimiento conjunto de conocimiento hacia una meta
especial.

El desarrollo es posible donde es requerido por el movimiento de un poder


superior, y por lo tanto se convierte en esencial. Esto significa que lo que es
correcto y esencial en un momento en el tiempo cambiará más tarde por otras
circunstancias y visiones. Esto no significa que las nuevas miradas sean más
válidas que las previas, sino que facilitan desarrollos que antes no eran posibles.
Consideren a Descartes, quien, en una visión, vio al mundo como una gran
máquina. Estaba tan fascinado con lo que vio, que lo consideró como una
revelación de Dios. Hoy sabemos que esa visión ya no es suficiente para
comprender el mundo, pero miren a lo que ha conducido: a cosas maravillosas y a
la vez a cosas destructivas. Aunque esta visión fue insuficiente, impulsó el
desarrollo del mundo. No nos corresponde -en mi opinión- juzgar lo que es mejor o
peor acerca del desarrollo; por una parte, es inevitable y por otra está limitado por
el sufrimiento y por una nueva interpretación.

A través de la sorprendente experiencia de que los representantes de los


miembros de una familia realmente sienten como las personas a quienes están
representando sin saber nada acerca de ellos, las constelaciones familiares han
abierto el acceso a capas profundas del alma, muchas de las cuales estaban
previamente ocultas en nuestra cultura. A esto se suma que, cuando los
representantes permanecen realmente centrados, son conducidos por una fuerza
irresistible hacia un movimiento, a través del cual las experiencias ocultas u
olvidadas son traídas a la luz. A través de este movimiento, cuando los
representantes se someten a él, se encuentran las soluciones para los individuos,
sus familias y allegados. Estas soluciones permiten que grupos separados se
reúnan, que miembros de la familia en conflicto se perdonen unos a otros y que
los viejos daños puedan subsanarse. Lo que en chamanismo es atribuido a la
ayuda de los buenos espíritus aquí puede ser descrito como lo causado por un
alma común.
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Lo sorprendente es que dichos efectos no provienen solamente de los vivos, sino


también de los muertos, que pueden haber sido olvidados hace mucho tiempo.
Ellos pueden establecer contacto durante una constelación familiar, en cuanto a
que muestran qué es lo que debe ser corregido, y así los vivos pueden ser
liberados de las consecuencias de los daños ocurridos en el pasado y de los
efectos colaterales de los destinos externos pasados; los vivos, respetando a los
muertos, les permiten retirarse y, finalmente, encontrar la paz.

Las constelaciones familiares nos permiten experimentar, de una manera


diferente, lo que en chamanismo es conocido y determinado por imágenes y
rituales, un camino que puede ser experimentado por todos. Sin embargo, las
constelaciones familiares requieren, para ser aplicadas en la forma más útil, de
experiencia y conocimiento.

Las constelaciones familiares y los rituales chamánicos, por lo tanto, van al


encuentro en momentos decisivos. Ambos pueden complementarse y
enriquecerse mutuamente con sus visiones y experiencias y aún conservar su
propia cualidad especial.

Bert Hellinger.
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INTRODUCCIÓN.

Llegué a conocer las constelaciones familiares en 1998 como participante en un


seminario conducido por Gabrielle Borkan, y me sentí profundamente
impresionado por su poder sanador. Intrigado y conmovido por el trabajo
sistémico, pronto empecé a participar en forma regular en seminarios conducidos
por ella y también por otros consteladores. Sin embargo, no mucho después
comencé a notar algo extraño: la mayoría de los facilitadores usaba una frase
peculiar en su introducción al trabajo. Más tarde o más temprano solía escuchar
algo así: "A través de un proceso que no comprendemos, los participantes que
representan a los miembros de la familia de los clientes experimentan los
sentimientos de la persona real a la que representan." ¡Qué extraño que todos
dijeran algo similar! ¿Por qué los facilitadores de las constelaciones familiares,
colectivamente, no entendían un aspecto tan esencial en el proceso de las
constelaciones? Para mí, con muchos años de experiencia en las prácticas
chamánicas, las constelaciones familiares no me resultaban completamente
misteriosas. A modo de experimento, comencé a observar las dinámicas del
proceso de representación tan cuidadosamente como pude, tratando de
describirlas como un fenómeno chamánico. Quizá, pensaba, en algún punto, yo
podría dar algunas respuestas útiles para la gente que deseaba comprender más
acerca de los procesos involucrados en el trabajo sistémico.

Después de un tiempo tuve el siguiente sueño. Estaba solo, encontrando mi


camino en un paisaje natural con colinas, rocas y árboles. El paisaje no estaba
hecho de materia física real; yo comprendía que estaba caminando por una zona
específica en el mundo de la energía, que había tomado su forma de estructuras
teóricas del pensamiento humano. Estaba buscando el cimiento teórico de los
aspectos espirituales y energéticos del trabajo sistémico de Bert Hellinger. Sabía
que esa teoría estaría impresa en algún lugar del paisaje o, más precisamente,
que sería parte del paisaje bajo la forma de una estructura natural. Después de
algún tiempo terminaba en una bella y espaciosa cueva. El sol brillaba a través de
las grietas y agujeros del techo. En el suelo amplio y plano veía muchas lajas
chatas de roca. La mayoría tenía entre quince y treinta centímetros de ancho y
largo; todas eran de formas irregulares. Había varios tamaños, distintos colores y
tipos de piedras. Yo sabía que esa colección de material representaba la teoría
acerca del trabajo sistémico en el momento particular en que el sueño ocurría. Me
daba cuenta de que las piedras del suelo eran fragmentos de otras piedras más
grandes. Cuando trataba de caminar sobre ellas, no estaba muy seguro de mis
pasos porque las piedras no estaban muy bien unidas. No encajaban firmemente,
y cuando caminaba sobre ellas, algunas resbalaban, otras se tambaleaban y
saltaban. En el sueño, comprendía que el lugar que había encontrado necesitaba
mejorarse. Las personas que en sus mentes o sueños llegaran para explorar el
lugar, no encontrarían una estructura coherente. Resultaba claro que la teoría
acerca del trabajo sistémico necesitaba progresar; automáticamente un progreso
en la teoría daría como resultado un mejoramiento en la estructura de piedra en el
piso de esta cueva del mundo del espíritu. Lo más importante que comprendía
acerca de la nueva estructura era que debería estar constituida por un material
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específico y no por fragmentos. Podía verla en mi mente como un gran bloque de


piedra, suave y liso, con variaciones en el color y la estructura, pero siendo un solo
bloque. Entonces me desperté.

En la época en que tuve este sueño, ya estaba intercambiando correspondencia


con Bert Hellinger, quien desarrolló las constelaciones familiares. Había
participado en varios seminarios conducidos por él, y en uno de ellos, me había
sugerido que hiciese algunos ejercicios. Algunos meses después, tuve una
experiencia espiritual transformadora que estaba directamente conectada con esa
intervención de Bert Hellinger y sentí que debía escribirle acerca de ello. He
descripto esa experiencia en el capítulo seis, La experiencia de atemporalidad.
Después de esa primera carta siguieron otras, y comencé a escribir sobre mis
pensamientos acerca de cómo el roceso de las constelaciones estaba basado en
ciertos principios espirituales que también son base fundante de la práctica
chamánica. Mirándolo retrospectivamente, el sueño fue el momento en que
comencé a ver que nuestra correspondencia me estaba llevando a escribir un libro
sobre el tema.

Muchos aspectos de las constelaciones familiares han sido cuidadosamente


descriptos por varias personas en los "lenguajes" de la psicoterapia, de la
psicología y de la genealogía. Cada uno de estos lenguajes científicos está
basado en ciertos supuestos acerca de la realidad, y dirigen la atención alejándola
de ciertos aspectos y conduciéndola hacia otros; cada lenguaje, necesariamente,
tiene sus puntos ciegos. El hecho de que partes importantes del proceso de las
constelaciones hayan permanecido en el misterio para mucha gente, no significa
entonces que necesariamente esté sucediendo algo realmente inexplicable. Puede
muy bien ser que los lenguajes que pueden ser utilizados para describir
acertadamente las dinámicas ocultas en las familias, que salen a la luz durante las
constelaciones, simplemente no son aptos para la tarea de describir los principios
energéticos que hacen posible que una persona represente a otra. Mi sueño me
inspiró para presentar una teoría coherente de las dinámicas energéticas dentro
del proceso de la constelación en el lenguaje del chamanismo, que no ha sido
utilizado hasta ahora para describir el trabajo sistémico. Este lenguaje, como
cualquier otro, tiene sus puntos ciegos, pero es específicamente útil en lo que se
refiere a la naturaleza y los movimientos del alma, exactamente el área donde los
otros lenguajes han resultado no ser aptos para la tarea de explicar algunas de las
dinámicas de las constelaciones.

Los lenguajes científicos occidentales dan explicaciones analíticas. El lenguaje


chamánico generalmente no explica, simplemente describe, lo que es algo
diferente. El lenguaje chamánico se utiliza para describir no solamente las
experiencias de los sentidos del cuerpo físico, sino también las del alma. En la
práctica chamánica tradicional, una descripción precisa de una experiencia
espiritual es considerada como una explicación válida en sí misma. Un chamán o
sanador describe todo tipo de experiencias espirituales y prácticas y deja para el
que escucha el ver las conexiones y estructuras que existen entre ellas.
Escuchando a los practicantes chamánicos tradicionales, pero sin comentar,
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interrogar o analizar, lentamente ciertos patrones se hacen visibles para el que


escucha, y empiezan a sentirse las estructuras más profundas de la realidad. Ser
enseñado por chamanes y sanadores es diferente que aprender una nueva
fórmula o cierta técnica en un colegio. Al aprendiz de chamán se le da la
oportunidad de escuchar descripciones detalladas de la realidad y debe sacar sus
propias conclusiones.

En 1979, tuve mi primer encuentro con el chamanismo cuando encontré a un


sanador indio norteamericano nativo en un sueño. No se parecía de ninguna
manera a la imagen romántica popular acerca de los indios norteamericanos: tenía
cabellos cortos grises, usaba jeans y un piloto. No llevaba tambor ni plumas ni
insignias. Lo encontraba en un lugar oscuro, había apenas una escasa luz.
Simplemente se sentaba a mi lado en el suelo y comenzaba a cantar canciones
que curaban. Después de algún tiempo, me invitaba a cantar con él. Yo me sentía
demasiado tímido y conmovido por las canciones para poder cantar. Y viendo eso,
él colocaba sus manos sobre mi espalda durante algún tiempo. Después, me
decía que era el momento de irse y nos despedíamos. Entonces desperté. Ese
sueño ocurrió cuando tenía dieciséis años, un período de intensa angustia y
confusión. Yo sabía que era un regalo desde una realidad desconocida y no hablé
con nadie de la experiencia. Me dio la confianza y la fuerza que necesitaba para
enfrentar mis desafíos, y aún hoy siento la calidez del contacto de ese sanador en
mi espalda y continúo recibiendo fortaleza de él. Dos años más tarde de ese
sueño, apenas sobreviví a un ataque de malaria y, poco después de mi
recuperación tuve otra experiencia con un chamán. Estaba durmiendo y en mi
sueño me despertaba. Junto a mi cama había un chamán del Ártico, vestido con
una parka marrón de cuero. Sorpresivamente, se presentaba ante mí como mi
maestro. Me invitaba a salirme de mi cuerpo y de mi cama, lo que de alguna
manera fui capaz de hacer, y era sometido a una serie de pruebas. Este maestro
deseaba descubrir cómo era yo de fuerte. No creo que haya quedado muy bien
impresionado, pero aun así, después de este sueño, continué teniendo otros
sueños en los cuales maestros y espíritus parecían enseñarme. De esta manera,
el chamanismo vino a mi vida, natural y gradualmente. Después de haber sido
instruido por los espíritus en mis sueños durante algunos años, encontré por
casualidad a un indio norteamericano nativo tradicional, que entendía acerca de la
naturaleza del alma humana y la manera en que podía ser curada cuando está
enferma, y fui invitado a viajar con él. Nuevamente, más tarde, tuve el privilegio de
ser bien recibido en los hogares de practicantes del chamanismo tradicional.
Estuve presente cuando conducían ceremonias y hacían curaciones. Algunos de
ellos me apoyaron en la tarea de hablar con los espíritus e interpretarlos para la
gente que lo necesitaba y he estado haciendo ese trabajo a tiempo completo
desde 1992. Sin embargo, no me veo a mí mismo como un chamán ni como un
sanador. Me siento más cómodo definiéndome como alguien que se ha
comprometido con el estudio del chamanismo, algo que he estado haciendo
durante casi veinte años. Sé que mi comprensión acerca de las prácticas
chamánicas nunca será completa. Hay muchas cosas acerca del chamanismo que
tengo aún que estudiar y aprender.
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En este libro, doy cuenta de algunas de las preguntas que han sido formuladas en
el curso del desarrollo del trabajo de Bert Hellinger sobre las resoluciones
sistémicas y que todavía no han sido contestadas. ¿Cómo es posible que los
representantes en una constelación, sin saber casi nada acerca de cierta familia,
sean capaces de sentir y expresar la esencia de las relaciones entre los miembros
de esa familia? ¿Qué es lo que realmente pasa en ese momento? Estas preguntas
están conectadas con "el proceso que nosotros no entendemos", mencionado por
la mayoría de los facilitadores que conducen constelaciones. Y hay otras cosas
que necesitan ser aclaradas. En las constelaciones, no sólo son representadas las
personas vivas de la familia sino también aquellos que ya están muertos. Que una
constelación pueda tener un efecto sanador en un cliente, e incluso en los
miembros vivos de su familia representados, es hoy un hecho, pero las
constelaciones ¿curan también a los muertos? Estas y otras cuestiones, merecen
respuestas cuidadosamente formuladas.

Los lectores deben advertir que mi uso del lenguaje chamánico es siempre
sumamente personal; surge de mis propias experiencias personales y de mi
comprensión. No represento a ningún maestro, tradición o cultura chamánica
específica. Más aún, podrá sorprender a algunos de los lectores que están
familiarizados con el chamanismo occidental contemporáneo que mis
descripciones de prácticas chamánicas (y del proceso de las constelaciones) son
de naturaleza esencialmente técnica. Estoy influido por los maestros chamanes
tradicionales con los que he estudiado, y todos los tradicionalistas que he
conocido han resultado ser verdaderos técnicos.

Desde una perspectiva tradicional, el chamanismo es una ciencia, aunque es una


ciencia que estudia las leyes de la naturaleza que no son mensurables por la
ciencia occidental que observa la materia física solamente.

Desde principios de 2000, Bert Hellinger comenzó a buscar posibilidades para el


mayor desarrollo del proceso de las constelaciones, produciendo algunos cambios
tanto en el del facilitador como en el de los representantes. A esta exploración la
ha llamado "movimientos del alma" y se está desarrollando en una dirección
aparte dentro del trabajo fenomenológico-sistémico cercano a las constelaciones
familiares. Desde una perspectiva chamánica hay algunas diferencias esenciales
entre las constelaciones familiares y los movimientos del alma, y este libro ha sido
escrito sólo en referencia a las constelaciones familiares. Hasta este momento, la
exploración de los movimientos del alma es todavía un proceso muy dinámico y,
de acuerdo con mi punto de vista, es demasiado pronto para incluir en este libro
observaciones conclusivas al respecto.

En este libro, me concentro en la comprensión de los movimientos del alma


durante el proceso de representación, y dejo la descripción de las dinámicas de
las implicaciones familiares sistémicas en las manos de Bert Hellinger y otros
autores como Gunthard Weber y Hunter Beaumont. Los lectores que deseen
aprender más acerca de dichas implicaciones familiares entre los miembros de las
familias deberían leer sus publicaciones. Toco el tema de las implicaciones sólo
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ocasionalmente, cuando mi propia experiencia y el lenguaje chamánico me lo


permiten. No he escrito este libro con la intencion de proporcionar al lector
descripciones completas del proceso de las constelaciones y la práctica
chamánica. Mi meta es mucho más modesta que eso: he apuntado a utilizar mi
comprensión del chamanismo para explorar y clarificar algunos de los aspectos
energéticos y espirituales de las constelaciones familiares, aspectos que no
habían sido explicados hasta ahora.

Es mi deseo que mi trabajo ayude a la gente a aumentar su comprensión de las


dinámicas que posibilitan las constelaciones, y que las imágenes del alma que
presento conmuevan al lector de tal manera que la profundidad de su propia alma
reconozca algo valioso en ellas.

Deseo agradecer a las personas que tuvieron una influencia directa en este libro.
En primer lugar, quiero agradecer a Bert Hellinger cuyas respuestas a mis cartas
me estimularon a continuar explorando las relaciones entre la práctica chamánica
y las constelaciones hasta que me encontré escribiendo un nuevo libro. Luego a
mis maestros en chamanismo, tanto del mundo físico como del no físico, que me
brindaron la oportunidad de aprender y permitieron que mi mente y mi alma se
expandieran. Después quiero agradecer a todos los facilitadores que condujeron
los seminarios de constelaciones familiares en los que participé, y entre ellos
quiero agradecer especialmente a Gabrielle Borkan. Deseo también agradecer a
Jan Jacob Stam, Peter van Zuilekom y Otteline Lamet, a cuyos seminarios asistí
durante alguna fase de mi investigación. Gracias a Oscar David, no sólo por
alentarme a escribir sino por ponerme simplemente a trabajar una y otra vez. Por
muchas razones, yo no hubiera escrito este libro sin él.

Daan van Kampenhout,


Julio 2001.
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.1.
DESCRIPCIONES DE CHAMANISMO
Y CONSTELACIONES.
La práctica chamánica y el trabajo sistémico son fenómenos complejos, y se
pueden escribir -y se han escrito- muchos libros al respecto. A lo largo de mi
exploración del vínculo entre ambos, describiré muchos aspectos tanto del ritual
chamánico como de las constelaciones familiares, y la comprensión del lector
sobre ambas disciplinas se hará progresivamente más vívida y más clara. Sin em-
bargo, antes de comenzar realmente una comparación, quiero empezar con dos
descripciones cortas y separadas de chamanismo y de constelaciones familiares.
De esta forma, deseo dar un punto de partida a aquellos lectores que no estén
familiarizados con alguno de ellos o con ambos.

"Chamanismo" es un término usado en antropología. Originalmente fue utilizado


para describir las tradiciones y prácticas espirituales de distintos grupos étnicos de
Siberia, Mongolia, Laponia y partes de Alaska y Canadá. La práctica espiritual
tradicional de los grupos nómadas de las zonas árticas y sub árticas del hemisferio
norte es bastante compleja y varía considerablemente de una tribu a otra, de
modo que aquí puedo dar solamente una visión simplificada y resumida. Un
concepto chamánico básico es que el mundo en que vivimos es sólo uno entre
muchos otros. Los diferentes mundos son vistos como segmentos de un universo
formado por capas superpuestas verticalmente; están unidos por un eje que los
atraviesa, llamado a menudo el árbol del mundo. Por encima de nosotros están los
mundos superiores, por debajo de nosotros están los mundos inferiores. Estos
otros mundos están habitados por espíritus de toda clase. Están las grandes
fuerzas de la naturaleza: los cuatro espíritus de las cuatro direcciones, las
montañas, los mares, el trueno. Están los espíritus de animales, los espíritus de
las plantas y las almas o espíritus de los humanos que han muerto. Están los
espíritus más pequeños de la naturaleza, entre ellos entidades tales como las que
en Europa Occidental son llamadas elfos y duendes. De acuerdo con las
tradiciones chamánicas, algunos de los espíritus actúan como maestros y
ayudantes mientras que otros no están interesados en los humanos. Algunos son
a veces hasta violentos y están mal dispuestos hacia nosotros. Los mundos
superiores e inferiores chamánicos no son lo mismo que el cielo y el infierno
cristiano. En los mundos superiores, se pueden encontrar lugares de sabiduría,
pero también lugares donde los espíritus tratan de engañar a los humanos. En los
mundos inferiores, hay muchos lugares de vitalidad y fuerza, pero también
regiones donde uno puede enfermarse, atascarse o perderse. Los distintos
mundos interactúan entre sí todo el tiempo; se superponen y se fusionan de
muchas formas, unidos simbólicamente por el árbol del mundo. Los tres mundos
podrían ser vistos como una cantidad de diapositivas proyectadas sobre la misma
pantalla blanca al mismo tiempo. A causa de que los mundos superiores, medios e
inferiores están entrelazados, es posible moverse de uno de ellos al siguiente.
Cuando la gente tiene problemas o sufre enfermedades, un chamán puede ir y
tratar de encontrar información y poder sanador en los otros mundos. A menudo,
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cuando se necesita ayuda, los espíritus pueden ofrecer un valioso apoyo. Muchos
espíritus pueden ver lo que ocurre en nuestro mundo y pueden compartir su punto
de vista con nosotros. A veces, pero no siempre, se puede usar su información
para traer equilibrio y sanación. Tradicionalmente, es sólo el chamán quien
intentará hablar con los espíritus, y él es capaz de hacerlo después de entrar en
trance. Puede ser que emprenda el viaje a los otros mundos para ir y hablar con
los espíritus, o puede ser que atraiga a los espíritus hacia él y hable con ellos de
esa forma.

El chamanismo clásico tiene varias características que lo apartan de otras


tradiciones en las cuales la gente toma contacto con los espíritus para obtener
sanación e información. Cuando el chamán tiene que hablar con los espíritus
porque un individuo con problemas solicita su ayuda, tradicionalmente se viste con
las vestiduras del chamán. Las vestiduras chamánicas tradicionales de Siberia son
muy impresionantes: están cubiertas de imágenes de espíritus y animales hechas
de cuero, con materiales textiles y hierro, profusamente bordeadas con tiras de
cuero y sogas textiles (llamadas víboras). Una vestimenta de chamán puede pesar
hasta 20 o 30 kilos. Al bailar, usando esta vestimenta, el chamán se agota pronto y
cae en trance. A medida que el trance se profundiza, el chamán canta canciones
improvisadas formadas por palabras y sonidos de animales, y toca un ritmo
monótono sobre un gran tambor chato. Cuando el trance se ha profundizado, el
chamán puede comunicarse con los espíritus.

En Siberia, el chamanismo apenas ha sobrevivido al período soviético. En la


década de 1930, el Partido Comunista inició una campaña organizada contra los
chamanes; eran considerados enemigos del estado. Los años bajo Stalin
resultaron fatales: mataron a la mayoría de los chamanes, muchos de ellos en
campos de prisioneros. La gente continuó utilizando prácticas chamánicas
solamente en las zonas más remotas. En la actualidad, después de la caída del
estado soviético, hay un resurgimiento chamánico en muchas partes de Siberia,
especialmente en las regiones siberianas del sur. Sin embargo, el vínculo con la
tradición se ha roto y el chamanismo siberiano moderno es en gran medida una
reconstrucción en la que sólo sobreviven fragmentos del pasado.

La espiritualidad de las tribus indígenas de América del Norte está íntimamente


relacionada con el chamanismo clásico, pero hay algunas diferencias importantes
entre ellas y las prácticas de los pueblos de regiones más nórdicas. Los trances de
los chamanes siberianos son espectaculares y dinámicos comparados con los de
los sanadores indios norteamericanos nativos. Las canciones chamánicas
siberianas son improvisadas; las canciones sanadoras de las tradiciones indias
norteamericanas tienen palabras y melodías fijas. Finalmente, los sanadores de
América del Norte raras veces, o nunca, usan vestimentas chamánicas. Aun así,
las tradiciones espirituales de los indios norteamericanos a menudo son
clasificadas como chamanismo: su visión de los espíritus y sus mundos y la
manera de acercarse a ellos son básicamente idénticos a los de los pueblos
siberianos.
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Hoy la mayoría de los occidentales utiliza la palabra chamanismo para describir un


contenido no una forma, lo que significa entonces tener una relación consciente
con los espíritus. De acuerdo con esta nueva definición, los sanadores de los
aborígenes australianos, los adivinadores africanos, los médium por trance de Bali
y muchos otros son todos chamanes de una u otra clase. Hoy día, las prácticas
sanadoras de casi todas las culturas no occidentales que viven (o vivían) en
relación íntima con la tierra son clasificadas por la mayoría de los occidentales
como chamanismo. Cuando me refiero a "chamanes tradicionales", quiero decir
chamanes siberianos y mongoles y sanadores de América del Norte, así que
usualmente adhiero a la definición antropológica más antigua, que incluye
solamente las prácticas espirituales de los pueblos nórdicos, árticos y subárticos.
Originalmente, el término chamanismo describía una forma específica de
comunicación con los espíritus que incluía la vestimenta chamánica, las canciones
improvisadas y los grandes tambores chatos.

Como ocurre con cualquier tradición espiritual, el individuo que la practica


determina la calidad del trabajo. Así como algunos sacerdotes cristianos, rabinos
judíos e imanes islámicos son grandes almas, mientras que otros son bastante
limitados en su comprensión de los principios espirituales de su religión, los
chamanes verdaderamente grandes practican a la par de chamanes que son
necios y bastante incompetentes. No obstante, la imagen del chamanismo ha
alcanzado gradualmente proporciones casi míticas en el mundo occidental. No
comparto ese punto de vista peculiar y optimista. El chamanismo es utilizado a
menudo como sinónimo de sabiduría, verdad, pureza, no violencia, ecología y
armonía espiritual. Desearía que así fuera, pero mi experiencia me ha enseñado
que la verdad no es tan simple. Puede ser que haya chamanes que encarnen
individualmente muchas de esas cualidades, pero eso no significa que la cultura
chamánica en su totalidad también las encarne. Para mí, el chamanismo no es un
sueño de un pasado dorado, es un idioma espiritual. La gente con talento lo
aprenderá más fácilmente que otros y su dominio del idioma será mayor, pero todo
el mundo puede aprender a expresarse en él hasta cierto punto.

Las constelaciones familiares fueron desarrolladas por Bert Hellinger como parte
de su trabajo sobre soluciones sistémicas. Una constelación es una manera de
tratar los efectos negativos de los acontecimientos desorganizadores de la historia
de una familia. No es una forma de psicoterapia. En la psicoterapia típica, pueden
rastrearse las raíces de problemas tales como una imagen negativa de uno mismo
y se pueden reformular las experiencias difíciles de la infancia u otros
acontecimientos traumáticos. Esto es posible porque la psicoterapia trata con
mensajes conscientes o inconscientes que alguien recibió cuando estaba
creciendo. Por ejemplo, si la madre le ha dicho a alguien que es estúpido, esa
persona recibió el mensaje de que valía poco o nada. Si ese sentimiento se
reforzó a través de experiencias negativas adicionales, el resultado es una mala
imagen de uno mismo. La psicoterapia puede ser de ayuda aquí. Las
constelaciones familiares, sin embargo, no se ocupan de ese tipo de procesos. El
trabajo sistémico se interesa por historias y sucesos familiares que la personalidad
casi no ha notado, sucesos y secretos a medias que, de algún modo, aún influyen
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en la calidad de vida y las elecciones del alma. Imaginemos a una mujer que ha
perdido dos o tres hijos después del nacimiento de su primer hijo. Años después,
su nieta no puede quedar embarazada. Un psicoterapeuta no vería relación alguna
entre ambos hechos, pero, en un seminario sobre constelaciones familiares, el
facilitador estaría alerta inmediatamente ante una posible implicación sistémica
entre la abuela y la nieta. El conjunto de conocimientos lentamente adquiridos al
estudiar muchos miles de constelaciones familiares sugiere que acontecimientos
tales como las muertes tempranas de los hijos de la abuela podrían ser un
importante factor en los orígenes de la infertilidad de la nieta. Inconscientemente,
en el nivel del alma, la nieta puede haber tomado para sí el destino de su abuela.
Bert Hellinger y otros que utilizan las constelaciones familiares no son los únicos
que han hecho tales descubrimientos. Hay distintas escuelas terapéuticas y
psicoanalíticas que han descubierto dinámicas similares por medio de su
investigación, y se ha aprendido mucho sobre cómo los sucesos importantes en
una familia pueden tener efectos negativos en miembros de la familia nacidos dos,
tres o más generaciones más tarde. Lo que diferencia a Bert Hellinger es el uso de
las constelaciones familiares, las conclusiones que se pueden sacar de ellas y
especialmente las intervenciones que desarrolló.

Las constelaciones se hacen en grupos, bajo la guía de un facilitador. Después de


una corta entrevista con el cliente, el facilitador determina qué miembros familiares
se necesitan para armar una constelación. El cliente elige a los representantes
para esos miembros de la familia entre los otros participantes del seminario. Los
invita a representar, por ejemplo, a su padre, a su madre, a su hermana y a dos
hermanos. También elige representante para sí mismo. Los que son invitados a
representar a miembros de la familia del cliente se pueden negar a hacerlo, pero
generalmente se muestran dispuestos a ayudar. Entonces el cliente arma la
constelación. Sin hablar, coloca a los distintos representantes uno por uno en la
habitación del grupo. Cuando los representantes están ubicados, experimentan
sensaciones claras y precisas. El hermano menor puede sentirse cercano a su
padre y experimentar puro odio hacia su hermano mayor. La hermana puede
sentirse distante, no se siente parte de la familia en absoluto. La madre puede
sentirse tan cansada que no puede mantenerse parada y literalmente cae al piso
después de dos minutos. A menudo el cliente que ha armado la constelación se
asombra ante la forma en que reaccionan los representantes. La hermana
verdaderamente andaba siempre por su lado, apenas interesada en los otros. La
madre estaba siempre quejosa y cansada. El hermano menor y el mayor se
odiaban, pero el menor se llevaba bien con su padre. Tales sentimientos de los
diferentes miembros de la familia no han sido comentados en la entrevista del
facilitador con el cliente; por el contrario, las historias acerca de qué sentía cada
uno, cómo éste juzgaba al otro, siempre se omiten. Solamente se da importancia a
los acontecimientos reales, no a la historia y mitos familiares sobre ellos. ¿Quién
murió y cómo? ¿Con quién tuvo una relación significativa o se casó? ¿Quién tuvo
un accidente, fue excluido o tuvo algún otro destino difícil? Durante la
constelación, el facilitador estudia el lenguaje corporal y las reacciones de los
representantes para entender las dinámicas que operan en la familia. Cuando la
estructura está clara, busca los movimientos de equilibrio o sanación para
15

encontrar una alternativa a las implicaciones sistémicas destructivas que se han


manifestado. Puede ser que mueva algún representante hacia otro lugar y estudie
las distintas reacciones ante sus intervenciones. Puede ser que pida a un
representante que diga ciertas frases clave que expresan lo que ocurre o lo que
necesita ser dicho. Esas frases son cortas y tienen a menudo una cualidad
arcaica: "Ahora te veo como mi padre", "Te tomo como mi esposa", "Dejo la culpa
contigo", "Doy mi consentimiento".

A veces, en el curso del proceso, hay que incorporar a la constelación más


representantes de miembros de la familia para encontrar una solución, a veces no.
El proceso de encontrar una solución puede llevar menos de diez minutos o más
de una hora. Generalmente se encuentra una solución, pero no siempre. Cuando
no hay una solución, el motivo es muy probablemente que falta información sobre
algún miembro clave de la familia. A veces un facilitador siente que no puede
intervenir; es como si una conciencia echara sombras sobre la familia e impidiera
que la constelación se desarrolle. Hacia el fin de una constelación, puede ocurrir
que se le pida al cliente que ocupe su propio lugar y así reemplace a su propio
representante, pero esto no siempre es necesario. A menudo es suficiente que el
cliente sea testigo de la constelación y vea emerger de las implicaciones y
confusión anteriores una nueva armonía. Una constelación familiar es un
acontecimiento único; la gente no arma un evento semanal durante un período de
tiempo como si fueran sesiones de alguna clase de terapia. Puede transcurrir un
año o más antes de que se sientan los efectos. Mucha gente, pero no todos, han
informado que, después de desplegar a su propia familia en una constelación, han
ocurrido cambios curativos importantes que están relacionados directamente con
el trabajo hecho en la constelación; no solamente para ellos mismos sino también
para los miembros de su familia.
16

.2.
PARADIGMAS DE LA CURACIÓN.
Los rituales chamánicos utilizados para la curación y la resolución de problemas
están basados en un conjunto de paradigmas y leyes espirituales, muchas de las
cuales se encuentran también en los cimientos de las constelaciones familiares.
Sin embargo, antes de observar lo que tienen en común las constelaciones y los
rituales chamánicos, es útil obtener un entendimiento profundo de los principios
más importantes que subyacen a la práctica chamánica.

Uno de los caminos para explorar los paradigmas del chamanismo es observar
cómo se relaciona el chamanismo con la psicoterapia clásica. Tanto el
chamanismo como la psicoterapia apuntan a curar la psiquis y el alma, pero sus
puntos de vista sobre cómo facilitar la curación a menudo son contradictorios.
Debido a que difieren en tantos aspectos, chamanismo y psicoterapia pueden
iluminarse uno al otro con una clara luz.

Cuando comparo chamanismo y psicoterapia, tengo que simplificar y polarizarlos;


de esta manera, las diferencias entre ambos se vuelven más claras. Cuando hablo
de chamanismo, en esta comparación, me refiero al chamanismo como ha sido
definido por las más antiguas definiciones antropológicas: las prácticas espirituales
de siberianos, mongoles y tribus nómadas de América del Norte. Utilizo la palabra
psicoterapia para indicar la psicoterapia clásica: una terapia aplicada por un
psicoterapeuta a gente que está sufriendo disfunciones psicológicas, por ejemplo,
paranoia, neurosis o fobias. Mi uso del término psicoterapia no abarca la gran
variedad de terapias desarrolladas para gente que esta básicamente sana y quiere
apoyo para su desarrollo personal o crecimiento espiritual. Antes de empezar mi
comparación es importante saber que el chamanismo clásico es utilizado no sólo
para curar estados psicológicos patológicos sino también para diagnosticar y tratar
enfermedades físicas. La psicoterapia es utilizada principalmente sólo para
problemas e impedimentos psicológicos. Los campos del chamanismo tradicional
y la psicoterapia clásica, por lo tanto, sólo se superponen parcialmente. Hoy en
día, en el movimiento "nueva era" y en la corriente alternativa para el cuidado de la
salud, se ofrecen muchas clases de terapias y tipos de trabajo chamánico, que
incluyen una variedad de combinaciones de ambos. Cabe observar que el
chamanismo tradicional y la psicoterapia clásica no son utilizados con frecuencia
en el circuito alternativo. El chamanismo tradicional es muy poco común y es difícil
tener acceso a él, mientras que, para mucha gente, la psicoterapia clásica está
pasada de moda porque no se interesa por la dimensión espiritual. Sin embargo
las dos prácticas continúan siendo piedras angulares de la mayoría de los más
recientes desarrollos tanto de las escuelas terapéuticas como del entrenamiento
chamánico. La comparación entre psicoterapia y chamanismo en su forma básica,
por lo tanto, no sólo da una percepción profunda de los paradigmas fundacionales
acerca de la curación sobre los cuales se basan, sino también sobre los más
recientes abordajes terapéuticos y trabajos chamánicos.
17

La primera diferencia entre chamanismo y psicoterapia puede verse cuando


observamos la construcción del contexto considerado esencial para la curación. La
diferencia puede resumirse esencialmente de la siguiente manera: el proceso
terapéutico se desarrolla a lo largo de una línea de tiempo mientras que el
chamanismo construye una estructura en el espacio. Consideremos primero el
abordaje psicoterapéutico. Cuando uno va a un terapeuta para recibir
asesoramiento, el terapeuta propondrá un período de tiempo en el que se realizará
el trabajo. Si uno es fóbico y comienza a ver a un terapeuta en marzo, el
psicoterapeuta podrá bosquejar una estructura de la terapia a través del tiempo:
después de la investigación inicial, podrá rastrear y descubrir las raíces del miedo
en abril o mayo, en junio, uno estará en condiciones de dar algunos pasos
directamente relacionados con la resolución del miedo; en agosto, podrá ver un
progreso sustancial. Finalmente, en noviembre, uno debería estar en condiciones
de funcionar lo suficientemente bien como para terminar la terapia. Aunque el
proceso puede ser más largo o más corto de lo planeado y distintos terapeutas
tener diferentes opiniones sobre su duración, el proceso terapéutico es siempre
visto y descripto como un desarrollo gradual a través de un período de tiempo. La
curación chamánica tiene lugar en un contexto muy diferente. Si bien la duración
de los preparativos para un ritual chamánico y el ritual en sí mismo pueden, por
supuesto, ser medidos en horas, días o eventualmente semanas, la curación
chamánica real no es un proceso gradual que se desarrolla en el tiempo. La
curación chamánica tiene lugar en una zona atemporal, un tiempo mítico en el que
está presente todo lo que alguna vez fue y todo lo que alguna vez será. Durante
un ritual chamánico, todo está dirigido a desconectar a los participantes de la
experiencia del tiempo lineal, cosa que es explorada en detalle en un capítulo
posterior: La experiencia de la atemporalidad. El chamán focaliza su atención en la
experiencia del espacio, no del tiempo. Las cuatro direcciones en las cuatro
esquinas, el cielo y los mundos superiores, arriba, la tierra y los mundos inferiores,
abajo: éstos son los puntos de anclaje primarios para la curación, no los meses de
abril, agosto y noviembre. La sanación tiene lugar en un espacio sagrado, cuya
estructura se hace visible a través de altares e imágenes. Todas las personas que
presencian el ritual participan en una escenificación atemporal, en la cual todo el
poder curativo -de hecho todo el que existe- está presente. Durante el ritual, el
chamán invoca a los poderes específicos que puedan contribuir a la curación, con
plegarias y ofrendas de comida, agua y humo, que son coloca dos sobre los
altares. Un altar es visto como un ancla que une ambos mundos, el visible y el
invisible; sirve como la personificación del poder curativo invocado. No existe
"símbolo" aquí, no hay separación entre objeto y sujeto. Durante el curso del ritual,
un altar dedicado a un espíritu en particular se convierte en ese espíritu. El
chamán, su cliente y los espectadores están rodeados por los espíritus. A todos
los poderes espirituales se les da su propio lugar en esta reconstrucción ritual del
universo espiritual. Así como todos los poderes cósmicos tienen su propio lugar,
también lo tienen, de acuerdo con las tradiciones chamánicas, todos los poderes y
energías que se encuentren dentro del cuerpo y la psique del cliente. Cuando un
poder o energía está en el lugar correcto, tiene un efecto benéfico; cuando está
desplazado, crea disturbio. Entrando en el mítico espacio atemporal del ritual
chamánico, un chamán puede recuperar una parte perdida del alma y traerla a
18

casa, puede sacar energía foránea del cuerpo del cliente y retornarla al lugar de
donde vino. Cuando todas las energías han regresado a los lugares a los que
pertenecen, el resultado es la salud, y las cosas en la vida comenzarán a
organizarse por sí mismas de mejor manera.

Estructurar la curación dentro de un marco de tiempo o dentro de una estructura


espacial es la primera diferencia, y quizás la más fundamental, entre un proceso
terapéutico y una curación chamánica, lo cual tiene consecuencias de largo
alcance. El efecto del paradigma en el que la curación se da a través de una
organización del espacio permite, por ejemplo, que la curación chamánica pueda
suceder en un tiempo notablemente corto. En la curación chamánica, el tiempo no
es un factor relevante. Un individuo puede estar terriblemente enfermo o
completamente confundido cuando el ritual comienza, y gozar de perfecta salud
justo unas horas después. Conocí a una mujer que vomitó un tumor de estómago
grande como un huevo exactamente después de una ceremonia de curación de
toda una noche; la cirugía que estaba programada para que tuviera lugar en el
hospital fue cancelada porque el tumor ya había desparecido. He presenciado
otros eventos similares. Desde el punto de vista chamánico esto es lógico y no
milagroso. Cuando alguien necesita curación, el espacio físico en el cual la
curación tiene lugar es transformado a través de la plegaria y la ubicación de los
altares. El espacio se convierte en un mini cosmos en el cual todos los poderes
espirituales necesarios están potencialmente presentes y podemos dirigirnos a
ellos. El chamán elige a qué espíritus se les pedirá que actúen sobre el cliente. El
cliente puede ser invitado a moverse de un altar a otro para ser presentado a los
espíritus, pero a menudo el cliente es llevado a un lugar específico y permanece
allí por el tiempo que dura la ceremonia. Mientras el cliente permanece quieto, el
chamán organiza el ritual manipulando las fuerzas dentro del espacio. Durante el
curso del ritual puede, por ejemplo, moverse de altar en altar y de estandarte en
estandarte pidiendo a las fuerzas de las cuatro direcciones que entren en la
habitación y contribuyan a la sanación. Cuando el ritual termina, los altares son
desmantelados y retorna la experiencia del tiempo lineal. El cliente emerge del
ritual y no es el mismo que era antes, está tocado por los espíritus y a través de
ese contacto, es transformado. Los poderes de la creación han recreado su vida
en el sentido más literal. A veces puede llevar horas, días o semanas que la
curación se integre completamente en todos los aspectos de la vida del cliente,
pero cuando la ceremonia finaliza, la sanación ya se ha llevado a cabo. Si fue
exitosa, el problema está resuelto, y si no fue exitosa, usualmente la ceremonia no
se repite, porque los espíritus ya han realizado todo lo que estaba a su alcance.
No hay un desarrollo gradual de una fuerza curativa como en el proceso
terapéutico; en chamanismo, la curación es un evento único, repentino y directo.

Una segunda diferencia entre chamanismo y psicoterapia se aclara al estudiar los


roles del chamán y el terapeuta. El chamán es el experto que conoce su camino a
través de las estructuras de curación del universo y es capaz de activar aquellos
poderes que son necesarios en cierta situación. Habiéndolo hecho, su trabajo está
básicamente terminado, de alguna manera, se retira. La responsabilidad del ritual
está en manos del chamán, pero la responsabilidad de la curación está en manos
19

de los espíritus. Las actividades del chamán durante el ritual principalmente sirven
para mantener la estructura del espacio mítico intacto, sus canciones son
cantadas para apoyar a los espíritus mientras hacen el trabajo de curación. El
chamán mismo puede también hacer el trabajo curativo, pero incluso en ese caso
sigue las órdenes y sugerencias de los espíritus. Un psicoterapeuta está mucho
más involucrado en el proceso de curación real, se ha hecho cargo de él. Los
terapeutas dan sugerencias, inventan soluciones y dan a sus clientes tareas para
el hogar. El terapeuta tiene que confrontar al cliente con inconsistencias de la
historia de su vida, evaluar la experiencia de realidad de su cliente y dirigir la
atención hacia asuntos que el cliente está evitando. El psicoterapeuta dirige
activamente el proceso y elige la manera en que se desenvuelve la terapia.

Hasta ahora, hemos visto que el cliente del psicoterapeuta acuerda un número de
encuentros a lo largo de un período de varios meses, y durante ese tiempo es
guiado por el terapeuta. El cliente del chamán entra en un espacio atemporal en el
cual el chamán hace visible la estructura del universo espiritual. Se invoca a los
espíritus y ellos toman el control de la curación real mientras el chamán maneja la
ceremonia.

Un chamán moviliza fuerzas y poderes externos: espíritus sanadores y fuerzas de


la naturaleza. Un terapeuta, en cambio, trata de activar las cualidades que están
latentes dentro de un cliente. Esto significa otra importante diferencia entre las dos
disciplinas. Las escuelas psicoterapéuticas presumen que hay un potencial en el
mismo cliente que puede ser utilizado para facilitar la curación, de este modo los
terapeutas ayudan a sus clientes a desarrollar nuevas habilidades psicológicas y
sociales. Durante el proceso terapéutico, el cliente aprende a verse a sí mismo y a
su historia bajo una luz diferente y comenzará a practicar nuevas formas de
comportamiento. Las habilidades que adquiere pueden ya estar operando en
algún aspecto de su vida o pueden ser herramientas recién desarrolladas por
completo. Existe una enorme diferencia entre ver al cliente como una persona que
puede desarrollar su personalidad desde adentro porque está lleno de potencial o
verlo, dentro del contexto de la sanación, como un campo estático que sólo puede
cambiar cuando absorbe e integra energía y poder del exterior. El terapeuta
depende de la fuerza y el potencial del cliente, aun cuando las cualidades
necesarias estén completamente tapadas y prácticamente invisibles en el
momento en que la terapia comienza. El chamán se apoya en la fuerza del
exterior, los espíritus, en lo externo más que en la inteligencia interna.

Otra importante diferencia entre la curación chamánica y la psicoterapia es que la


primera no está precisamente organizada para ayudar a un solo cliente. De hecho,
cuando se organiza una curación chamánica, todo el mundo es bienvenido.
Cuantas más personas se presenten, mejor. Familiares, amigos, vecinos, las
puertas están abiertas para todos. El chamán mismo no llega solo tampoco, puede
traer a uno o más asistentes, algunos cantantes y percusionistas, su pareja, hijos y
otros parientes. En un encuadre terapéutico, están sólo el terapeuta y su cliente,
nadie más. Un psicoterapeuta puede reconocer que su cliente se enfermó debido
al estrés y a la enfermedad que se originó en la familia, pero la psicoterapia, aún
20

así, apunta a ayudar solamente a una persona. En un contexto chamánico,


cuando una persona está enferma, se considera que la totalidad del sistema
familiar y comunitario necesita curación, y sería inútil dar la bienvenida solamente
al cliente para la ceremonia curativa. La comunidad toda necesita estar presente,
para que todos puedan ser curados, y por lo tanto son bienvenidos a manifestarse
y participar. Durante el ritual de sanación, cada persona eleva una plegaria por el
cliente pero también por su propio dolor y sus problemas, y a menudo ocurre que
muchas personas son tocadas por los espíritus y encuentran curación de una u
otra clase.

Una última diferencia importante entre el ritual de curación chamánico y la


psicoterapia se aprecia al observar la diferencia de disponibilidad de tratamientos.
En el mundo occidental, es bastante simple actualmente encontrar un terapeuta.
Si uno quiere terapia hoy, puede tenerla mañana. Incluso las personas que no
tienen suficiente dinero para pagar a un terapeuta pueden a menudo conseguir
alguna clase de psicoterapia, ya que el seguro de salud cubre varias terapias. El
ritual chamánico de curación es mucho más difícil de organizar, no sólo para la
gente en el mundo occidental sino también para aquellos que viven en una cultura
chamánica tradicional. Primero, uno tiene que encontrar un sanador o chamán de
quien se sepa que tiene los conocimientos para abordar la enfermedad o problema
específico. Después, tiene que acercarse a él; usualmente, esto significa llevarle
ciertos regalos tradicionales mientras le pide una ceremonia de sanación. El
chamán puede no contestar inmediatamente, puede tomarse algunos días para
"investigar" el pedido, a la espera de un sueño o una reacción de los espíritus.
Podrá, o no, estar de acuerdo con un ritual de curación, y sólo cuando la
respuesta sea "sí", se establecerá una fecha. Uno necesita hacer preparativos,
preparar los diversos altares de acuerdo a las detalladas instrucciopes del sanador
o chamán. Probablemente, llevará mucho esfuerzo, tiempo e -ncluso dinero reunir
el material y hacer los altares. Hay que preparar el espacio en el cual se celebrará
el ritual. Se debe preparar un banquete para ofrecer a todos los participantes
después del ritual, lo cual significa comprar mucha comida y disponer de gente
que la cocine. Uno tiene que comprar o hacer regalos para todos los que lo
ayudan. El ritual de curación chamánico es posible solamente cuando muchas
personas contribuyen con su tiempo, energía y dinero. En realidad, todos estos
preparativos tienen una razón práctica. Recién cuando uno esté realmente
preparado para pasar por todos los preparativos pedirá una curación chamánica, y
eso significa que cuando el ritual finalmente tenga lugar, el chamán encontrará un
cliente que está realmente comprometido. La paradoja es que, aunque un ritual
chamánico de curación cuesta bastante dinero si se considera lo anteriormente
mencionado, el chamán en sí mismo no es remunerado. Se supone que el
patrocinador del ritual, el paciente o un miembro de su familia, debe hacerle un
regalo al chamán, pero eso es todo. En la sociedad chamánica tradicional, los
regalos para el chamán son prácticos y valiosos. Este principio de no
remuneración no debe, sin embargo, confundirse con dar apenas algo de poco
valor o sin valor alguno. En una comunidad pequeña y cerrada, las personas
conocen exactamente las necesidades de los demás, y de ese modo, si las redes
de pesca del chamán están viejas y rotas, recibirá una nueva red de un cliente
21

agradecido; si la manta del chamán está gastada y hecha pedazos, recibirá una
manta nueva. La psicoterapia funciona de manera opuesta. Uno no necesita a na-
die que lo ayude a prepararse, puede acceder a la terapia fácilmente, y el dinero
que cuesta va directamente al terapeuta.

Existen muchas otras diferencias entre las disciplinas chamánicas tradicionales y


psicoterapéuticas clásicas, por ejemplo, la manera en que son entrenados los
terapeutas y los chamanes. Un terapeuta ha elegido voluntariamente convertirse
en terapeuta pero un chamán tradicional no tiene opción, es tomado por los
espíritus para la tarea. En las culturas chamánicas, las personas sólo comienzan
el entrenamiento para llegar a ser chamán porque los espíritus así lo desean. Si
has sido elegido, las tradiciones dicen que el costo de negarse a ser un chamán
es muy alto: enfermedad grave, locura o incluso suicidio.

Sin embargo, no importa cuán interesante sea continuar comparando chamanismo


y psicoterapia, sólo quería definir el chamanismo hasta donde resulte útil para
comenzar a explorar su relación con las constelaciones familiares. Habiendo
alcanzado este punto, es tiempo de pasar al próximo capítulo.
22

3
CONSTELACIONES FAMILIARES
Y RITUALES CHAMANICOS.

El trabajo sistémico de Bert Hellinger contiene tanto elementos chamánicos como


psicoterapéuticos. Cuando el facilitador entrevista al cliente y cuando, durante o
después de una constelación, lo enfrenta con una nueva comprensión o lo guía
hacia ella, las intervenciones a veces vienen directamente de manuales de
psicoterapia. Incluso sucede regularmente que durante la entrevista con el cliente,
un facilitador sólo hace algunas intervenciones terapéuticas y no le permite al
cliente desplegar una constelación en absoluto; algunas veces la psicoterapia es
una herramienta más efectiva para la sanación o el insight, (Insight: Una instancia de
la aprehensión de la verdadera naturaleza de una cosa, especialmente a través de una
comprensión intuitiva. (N. del T)), que una constelación. Las dinámicas de las
verdaderas constelaciones familiares están, sin embargo, íntimamente
relacionadas con el chamanismo, porque los rituales sanadores chamánicos y las
constelaciones están en parte basadas en los mismos principios energéticos y
espirituales. Para obtener una visión clara del campo común entre constelaciones
familiares y chamanismo, volveré, una por una, a las distintas polaridades descrip-
tas en el capítulo anterior.

Psicoterapia. Chamanismo.
1 Curación en un tiempo lineal. Curación por medio de la
organización del espacio.
2 Desarrollo gradual. Cambio repentino.
3 El terapeuta dirige el proceso real de Los espíritus están a cargo real de
curación. curación.
4 La fuerza sanadora viene desde El poder proviene de fuentes externas.
adentro.
5 Sanación del individuo. Sanación de la comunidad.
6 Fácil acceso. Muchos preparativos.
7 Al terapeuta se le paga dinero. El chamán recibe un regalo.

Observando la primera polaridad, tiempo versus lugar, es obvio que las


constelaciones se basan en una orientación en el espacio. Durante una
constelación, al igual que en los rituales chamánicos, los límites entre pasado,
presente y futuro se disuelven. Los muertos están representados junto a los vivos
y de esta forma tienen vida y hablan. Están presentes las ex parejas, los hijos
perdidos son encontrados y retenidos. Las constelaciones son posibles solamente
cuando el tiempo lineal es dejado de lado. Durante una constelación, el proceso
curativo se posibilita por medio de cambios y movimientos de los representantes
dentro del espacio real de la constelación; los representantes son desplazados
hasta que todos han encontrado un lugar en el cual se sienten fuertes y equilibra-
dos. En las constelaciones, se puede observar que los sentimientos de un
representante dado pueden cambiar considerablemente tan pronto como el
facilitador mueve a un representante de un lugar a otro. Cuando uno o dos
23

representantes han cambiado de lugar, todo el campo ha cambiado y, desde cierta


perspectiva, todos los representantes están en una nueva ubicación. Por medio la
cuidadosa ubicación de los representantes en el espacio, se facilita la curación
para todos. Con referencia a la polaridad tiempo versus espacio, las
constelaciones están firmemente ubicadas del lado del ritual chamamco.

La siguiente polaridad es el desarrollo gradual que lleva meses durante la


psicoterapia versus el cambio repentino de una sola sanación chamánica. Al igual
que un ritual chamánico, cada constelación es un acontecimiento único. No hay
series de constelaciones, mientras que en terapia, uno concurriría a sesiones
semanales. Auhque algunos clientes sí arman varias constelaciones en un cierto
período de tiempo más prolongado, cada constelación sigue siendo un
acontecimiento único. Después de que se lleva a cabo una constelación, no hay
evaluación, ni seguimiento. No hay proceso curativo gradual; la constelación
facilita un movimiento reparador que es repentino y concreto. A nivel espiritual, lo
que queda es un movimiento en la energía del alma; a nivel de la personalidad, el
resultado son imágenes: imágenes de las distintas fases de la constelación y
especialmente de cómo se lá veía justo antes de terminar. Estas imágenes
recordadas pueden cambiar algo en el cliente, y en el tiempo posterior a la
constelación, lentamente, el efecto de este cambio se vuelve más claro. Todas
éstas son también características de los rituales de sanación chamánica. Un
cliente se va de un ritual sanador con la clara sensación de que algo se ha
movido, y sin ningún esfuerzo de su parte excepto continuar reviviendo el
sentimiento que tuvo cuando el ritual terminó; los efectos de este cambio se
manifiestan en el tiempo posterior al ritual.

Visto desde el tercer grupo de principios -la guía activa del terapeuta en el proceso
curativo actual versus el apoyo pasivo del chamán- el facilitador de una
constelación asume y combina ambos roles: el del chamán y el del psicoterapeuta.
Todo el tiempo, el facilitador reacciona ante el lenguaje corporal de los
representantes y la información que proporcionan. Hay momentos en que un
facilitador guía activamente, conduce la constelación y ejerce el control del
proceso. Hay también periodos de tiempo en que se retira y permite que la
constelación siga su propio curso durante un tiempo, sólo para intervenir cuando
se interrumpe un movimiento sanador. Se combinan los dos abordajes, el activo y
el pasivo.

Con referencia a la polaridad del potencial interno versus el poder externo, queda
claro que en las constelaciones familiares el verdadero poder sanador viene de
afuera, visto desde la posición de cliente. En las constelaciones, la energía es
sustentada por los representantes, el cliente simplemente se sienta a un costado y
observa cómo se despliega la constelación. Recién al final un cliente podría
ocupar su propio lugar en la constelación para absorber la fuerza que se generó y
la nueva estructura de su campo familiar. La fuerza es literalmente introducida
desde afuera cuando un representante se siente débil y no tiene acceso a la
fortaleza; entonces el facilitador frecuentemente incluye algunos representantes
24

adicionales, por ejemplo, padres, abuelos u otros antepasados que trae consigo
fortaleza.

Examinando la quinta polaridad -la curación del individuo versus la curación de la


comunidad- las constelaciones están nueva mente más cerca del chamanismo
que de la psicoterapia. En una constelación, se busca una solución que alcance a
muchos que están representados, no sólo al cliente. En realidad, sería hasta
imposible ayudar sólo al cliente, ya que los problemas tratados en la
constelaciones se originan en la totalidad del sistema representado. Una
verdadera solución necesariamente alivia a todos aquellos que son parte de la
constelación. Durante una constelación, un solo cliente es el punto de enfoque,
pero lo mismo ocurre durante un ritual sanador chamánico. La necesidad del
cliente de sanarse es esencial para dirigir el desarrollo de la constelación y esa
necesida mantiene conectados todos los movimientos a un ancla central.

Mirando las polaridades seis y siete, el trabajo sistémico debería ser colocado del
lado de la psicoterapia. Las constelaciones familiares son de acceso relativamente
fácil. Alguien interesado en armar una constelación puede simplemente verificar
qué seminarios están disponibles, puede elegir uno en el que le gustaría participar
y pagar una cierta cantidad de dinero cuando se inscribe. No se necesita ninguna
preparación adicional.

Hay otras características de las constelaciones que podrían clasificarse como


chamánicas y que no han sido mencionadas en la comparación entre chamanismo
y psicoterapia. Por ejemplo, con referencia a la cuestión de los espíritus, los
rituales chamánicos y las constelaciones familiares están muy cercanos. Según mi
experiencia personal, a veces los espíritus están presentes durante las
constelaciones familiares, específicamente las almas de los muertos. No me
refiero a que los miembros muertos de la familia estén representados por gente
viva; algunas veces he visto las almas desencarnadas de los muertos en la
habitación donde se desarrollaba la constelación. A veces los muertos se ubican
dentro de la constelación real, a veces sólo permanecen al borde. Los muertos
raras veces están presentes en psicoterapia; este tipo de trabajo no los incluye tan
frecuentemente. Durante la psicoterapia habitual, puede ser que el cliente encare
cuestiones que conciernen a aquellos que murieron; trabaja con sus imágenes
internas de los muertos y procesa su pena y su enojo, pero generalmente no hay
ningún reconocimiento del hecho de que los mismos muertos puedan estar
todavía alrededor de una u otra manera. Durante las constelaciones, sin embargo,
los muertos a veces aparecen espontáneamente. Continuaré explicando la
cuestión de la presencia de los muertos en las constelaciones en otros capítulos,
aquí sólo quiero mencionar este fenómeno.

Además de las almas de los muertos, hay también otros espíritus que pueden ser
invitados en los rituales y las constelaciones. En el trabajo sistémico, los
representantes a veces encarnan fuerzas abstractas. Tal abstracción puede estar
todavía dentro de la dimensión familiar humana cuando se refiere a "un novio
futuro" o a "una víctima desconocida", pero ¿qué pensar de la gente que
25

representa la muerte, la pobreza, a Francia, el futuro o el judaísmo? Estos, para


nombrar sólo unos pocos, también pueden ser representados e una constelación.
De acuerdo con las tradiciones chamánicas, todo lo que conocemos existe tanto
en el mundo físico como en el del espíritu. Plantas, animales, rocas, ríos, todos
tienen almas o espíritus, al igual que muchas fuerzas y conceptos abstractos.
Cuando dicha fuerza o concepto está representado en una constelación, esa
energía no puede ya ser considerada como una abstracción. Ahora tiene cara,
nombre, cuerpo cálido, ojos a los que se puede mirar. El representante
experimenta la esencia de dicha abstracción en sus pensamientos, sentimientos y
sensaciones físicas. No hay más ningún símbolo, la abstracción se ha
transformado en experiencia concreta. He representado a la muerte en varias
ocasione durante el trabajo sistémico, y esa experiencia fue a veces
completamente física y muy intensa. Cierta vez abracé a un hombre que tenía una
enfermedad terminal y estaba preparándose para la muerte. Respondiendo a la
invitación de mis brazos, abiertos se movió lentamente hacia adelante para
dejarse abrazar por mí. El yo nos movíamos como si fuera en cámara lenta. La
sensación que tuve cuando aceptó mi invitación y se rindió fue
extraordinariamente íntima. Una onda de energía abrumadora pero muy sutil fluía
de él hacia mí y nos hicimos uno; literalmente, no experimenté ningún límite entre
nosotros. Representando a la muerte, me experimenté como una energía sin
límites, y sorprendentemente me sentí más físico y vivo que nunca. Jamás he
sentido esta sensación particular antes o después de esta constelación;
aparentemente solo fue posible sentirla como representante de la muerte. Otras
personas que han representado fuerzas arcaicas en constelaciones tuvieron
experiencias similares poderosas y muy claras. Las constelaciones confirman de
este modo lo que dicen las tradiciones chamánicas, que las abstracciones pueden
manifestarse como entidades vivas. En el contexto de las constelaciones, los
representantes son sus anfitriones; el cuerpo y la mente del representante sirven
como sus cuerpos y mentes temporarias.

Durante las constelaciones, el uso del lenguaje tiene una cualidad arcaica, similar
al uso del lenguaje en el contexto chamánico. En lugar de la conversación
habitual, durante las prácticas chamánicas hay sólo plegarias e invocaciones. A
veces, para romper la tensión que es el resultado de la concentración prolongada,
puede ser que un chamán haga bromas para que todos rían un momento. Luego
se reanudan las plegarias. Durante la ceremonia, algunas tradiciones chamánicas
hacen uso incluso de lenguajes especiales, llamados "lenguaje del chamán".
Durante las constelaciones, los representantes también se abstienen de usar el
lenguaje en la forma cotidiana normal. Los movimientos sanadores sugeridos por
el facilitador son reforzados por las frases que el facilitador sugiere. Estas frases
no son del tipo de las usadas para contar una historia, sino que expresan una
cualidad arcaica y sin tiempo. Un padre que nunca pudo aceptar a su hijo abre sus
ojos y se le pide que diga: "Ahora te veo como mi hijo ". Un hombre que perjudicó
a un hermano y de repente ve el efecto de lo que hizo dice: "Ahora veo tu dolor".
Una mujer moribunda puede finalmente abandonar su lucha interna para aceptar
su destino y puede decirle a la muerte: "Doy mi consentimiento". Dichas dentro del
contexto de la constelación, estas frases pueden llevar una carga emocional y
26

espiritual extraordinaria y conmover profundamente a todos los que están


presentes. De la misma forma, las simples plegarias que se dicen durante un ritual
chamánico, a veces parecen electrizar el aire y tocar el corazón de los que están
presentes. Tanto en el chamanismo como en las constelaciones, el lenguaje no es
utilizado para explicar sino para curar.

La presencia de las almas de aquellos que murieron, la representación de fuerzas


abstractas y el uso arcaico del lenguaje, son todas características que los rituales
chamánicos comparten con las constelaciones. Pero junto con esos rasgos
compartidos, también se pueden observar algunas diferencias esenciales entre el
chamanismo tradicional y las constelaciones ramniares.

Una diferencia muy importante entre los dos es que, de acuerde con las
tradiciones chamánicas, las personas necesitan purificarse antes y después de
haber estado en contacto con los espíritus, especialmente en lo referido a las
almas de los muertos. Todos lo que están presentes durante un ritual son tocados
con el humo de una mezcla de hierbas de cualidades purificadoras, puestas al
rescoldo, salpicadas con agua, apantalladas con plumas, o pueden ser purificados
espiritualmente por otros medios. Esta clase de purificación es un procedimiento
corriente. En primer lugar, se necesita la purificación para limpiar la mente y la
energía de las preocupaciones cotidianas. Después de la purificación, se facilita la
comunicación con los espíritus y hay menos posibilidad de interpretar
incorrectamente lo que tienen para decir. Además de este hecha práctico,
deberíamos recordar que los espíritus vienen de otro mundo. Cuando entran a un
ritual o a una constelación, las personas pueden involuntariamente tomar algo que
los espíritus trajeron con ellos. Al igual que alguien que entra a nuestro hogar
puede manchar la alfombra porque sus zapatos están sucios, así los espíritus
pueden accidentalmente traer algo que no es bienvenido. Cuando los espíritus son
contactados, es una precaución de higine sensata hacer una purificación
espiritual. La purificación espiritual también tiene una función psicológica, es
bueno separar conscientemente de los espíritus después de estar en contacto con
ellos. Después de una ceremonia, si las personas no dirigen su atención
firmemente al mundo físico, los espíritus podrían seguir afectándolos. En el trabajo
sistémico, no se usan técnicas de purificación ni antes ni después de una
constelación, y en general se la presta poca atención al proceso de separación
entre el representante y la persona o energía que representa. Habitualmente, el
facilitador dice solamente "salgan de sus roles" y eso es todo.

Otra diferencia fundamental entre los rituales chamánicos y las constelaciones


familiares está relacionada con la organización práctica del espacio. El ritual
chamánico se basa en un mapa estático y conocido, proyectado sobre el espacio
por medio de la ubicacion de distintos altares. Durante las constelaciones, la
organización del espacio no es estática sino dinámica. Los representantes son
ubicados por el cliente de cualquier modo que le parezca correcto; mientras esté
concentrado y centrado al ubicar a los representantes, todas las posiciones que
elija para ellos estarán bien. Luego el facilitador estudia ese campo e intenta
armonizarlo. Para hacerlo puede utilizar algunos de los principios conocidos que
27

han sido descubiertos durante el desarrollo de las constelaciones. Por ejemplo,


puede recordar que los representantes de un grupo de hermanos generalmente se
sienten mejor cuando están ubicados en el orden en que nacieron: primero el
mayor, el segundo a la izquierda de éste, el tercero a la izquierda del segundo, y
finalmente el menor del lado izquierdo del tercero. Sin embargo, aunque se
conozcan algunas estructuras de ubicación de las personas en su relación de
unas con otras, la constelación en su totalidad es un campo dinámico que está en
movimiento. No hay tal libertad en el ritual chamánico porque se basa en una
estructura fija. Las cuatro direcciones son cuatro anclas sobre las cuales se ubican
ciertas fuerzas. Estarán siempre en el mismo lugar y no puede modificarse su
interrelación: el este estará siempre ubicado al este, nunca en el norte, sur u
oeste. El mundo superior está arriba, el mundo inferior está abajo, no pueden
moverse. Los rituales chamánicos se construyen sobre un mapa antiguo que no se
puede cambiar.

Hay otros dos temas relevantes que deberían ser mencionados en esta
comparación entre el trabajo sistémico y el chamanismo pero, dado que merecen
una descripción más detallada, cada uno se tratado en un capítulo aparte. En el
capítulo cuatro exploraré la práctica de tomar sobre sí el sufrimiento de otros para
ayudarlo -lo que se hace tanto en los rituales chamánicos como en las
constelaciones familiares- y el capítulo cinco trata sobre la importancia de la fuerza
ancestral.
28

4
HACERSE CARGO DEL SUFRIMIENTO
EN BENEFICIO DE OTROS.
Cuando alguien enferma o está en un problema serio, el chamán constata si se le
puede brindar ayuda espiritual. De ser así, realiza una ceremonia. A menudo deja
el verdadero trabajo curativo a los espíritus, pero también es posible que el
chamán mismo realice la sanación, utilizando la tecnología o ciencia espiritual de
su tradición. Hay diferentes tipos de métodos sanadores chamánicos, para ser
utilizados en distintas circunstancias. Con la ayuda de ciertas técnicas sanadoras,
el chamán puede eliminar enfermedades específicas; otras técnicas son utilizadas
para armonizar las energías que circulan a través del cuerpo del paciente; y
ciertas otras permiten al chamán producir la fuerza que tiene un efecto positivo en
el cuerpo y la mente del cliente. De acuerdo con las tradiciones chamánicas, no es
sólo el chamán quien está capacitado para ayudar al que lo necesita. También
otra gente puede dar apoyo espiritual de variadas maneras. Entre éstas, hay una
clase específica de ayuda espiritual que puede ser brindada por todas las
personas: participar en rituales especiales en los cuales se puede tomar sobre sí
un sufrimiento físico en beneficio de otra persona. Aceptar este sufrimiento en
forma consciente y dedicarlo a la salud de otra persona puede dar un poderoso
impulso para la sanación. Todas las diferentes tradiciones chamánicas
desarrollaron y perfeccionaron rituales en los que la gente sufre en beneficio de
otro, pero los de las culturas indios norteamericanos nativos son los más
conocidos y mejor descriptos, por ejemplo, la reunión del peyote, la danza del sol y
la tienda de la gente de la piedra o tienda del sudor.

Cuando una persona necesita sanación a través de los poderes del mundo del
espíritu, se organiza una reunión de peyote. La persona que necesita ayuda debe
patrocinar la reunión, lo que en la práctica significa que (con la ayuda de su familia
y amigos cercanos) tiene que ocuparse de los muchos preparativos necesarios
para que sea posible la ceremonia. Un tiempo antes de que se realice la
ceremonia, se hace correr la voz de que se hará la reunión y se invita a la gente a
concurrir. Bajo la guía del "hombre del camino" que es el líder de la ceremonia, la
gente canta y reza desde el atardecer hasta el amanecer. En invierno, esto puede
extenderse hasta catorce o quince horas. Que comience cuando la oscuridad
desciende es una expresión del deseo de los participantes de entrar en la
oscuridad que es resultado del sufrimiento de aquel que necesita sanar. Mientras
los participantes están sentados inmóviles durante la noche, cantando y orando,
simbólicamente se mueven desde el comienzo de la oscuridad, que significa el
inicio del problema, hasta que llega la luz, momento en que se encuentra el alivio y
se completa la sanación. Después de entrar en la tee pee, (tienda típica de los
indios pieles rojas de Norte América), en la que se realiza la reunión, los
participantes no dejan sus lugares hasta que la ceremonia haya terminado. Cada
participante es un testigo del sufrimiento de quien pidió la ceremonia y, simbólica-
mente, sufre con él mientras se reza continuamente pidiendo sanación y
resolución. Los cantos y plegarias se unifican masticando pequeñas cantidades de
29

peyote en polvo, un cactus conocido por sus propiedades de alterar la conciencia.


Esta sustancia no es ingerida para drogarse, sino que posibilita que los
participantes entren en un estado en el cual sus mentes e intenciones se unifican y
ganan fortaleza. El peyote es conocido como un espíritu sanador muy poderoso, y
a través de ese espíritu las plegarias individuales de los participantes se unifican.
La verdadera sanación se deja al espíritu del peyote, mientras los participantes se
mantienen sentados y rezan. A medida que la percepción del tiempo lineal se
desvanece, la noche, que normalmente es experimentada como un período de
tiempo, empieza realmente a ser percibida como un camino desde la oscuridad
hacia la luz, desde el sufrimiento al bienestar. Por medio de los cantos y plegarias
dicho camino se fortalece y purifica espiritualmente. En la reunión de peyote, el
sufrimiento en beneficio de otros tiene un carácter refinado e incluso parcialmente
simbólico.

De todos los rituales en los que la gente toma sobre sí el sufrimiento de otros, la
danza del sol probablemente lleva el sufrimiento físico voluntario hasta el límite
extremo. Durante cuatro días, los bailarines del sol danzan juntos alrededor de un
árbol que simboliza el árbol de la vida, y rezan continuamente pidiendo por la
salud y la sanación para su comunidad. Ninguno de los que danzan come, y la
mayoría de ellos ni siquiera bebe durante cuatro días y sus noches; bajo
circunstancias normales esto significaría un serio riesgo de dañar los riñones y
otros órganos. Los bailarines del sol no sólo dejan de beber; participan además de
las ceremonias de la tienda del sudor una o dos veces por día y pierden mucha
agua extra de esta manera. Sin embargo, al finalizar la danza están en buen
estado de salud. Al cuarto día, la piel del torso de los bailarines es perforada con
dos ganchos y esos ganchos se atan a un árbol con correas de cuero. Al bailar,
los bailarines se sueltan a sí mismos del árbol y los ganchos les desgarran la piel.
Al final, mucha gente acude a la danza, forman una fila y se dejan tocar por los
bailarines. Los que bailaron, que para ese momento están totalmente en otro
estado de conciencia, canalizan un fuerte poder sanador hacia la comunidad. A
través del extremo sufrimiento voluntario de los bailarines, la comunidad como un
todo encuentra sanación.

Las disciplinas de ayuno y otras clases de estados de privación son parte de la


mayoría, si no de todas las escuelas espirituales, variando desde actividades
moderadas y simbólicas hasta prácticas extremas y aun potencialmente
amenazantes para la vida. En un contexto espiritual o religioso, el sufrimiento
físico es experimentado como una purificación espiritual. Puede haber una razón
muy simple para esto, que no es espiritual sino más bien de naturaleza
psicológica. Cuando un individuo está madurando, debe entender la diferencia
entre lo que es "bueno" y "malo". Cuando un niño ha estado portándose mal, es
culpable de romper reglas y recibe un castigo. Después del castigo, se restablece
el equilibrio y el niño se siente libre otra vez. En esencia, el castigo se convierte en
sinónimo de redención de la culpa y la redención de la culpa sólo es posible a
través del castigo. Esta huella psicológica profunda es parte de la psiquis de todo
individuo. Probablemente sea la razón más importante por la cual el sufrimiento y
la auto-flagelación son experimentados como actos purificadores y resultan
30

especialmente satisfactorios para las personas que están crónicamente


incómodas consigo mismas porque juzgan sus propios "bajos" impulsos como
malignos. El mecanismo instalado en la temprana primera infancia debe influir
también, hasta cierto punto, en la forma de los rituales chamánicos, pero, en el
caso de los rituales mencionados, hay más que eso. Existe una gran diferencia
entre tomar sobre sí el sufrimiento para purificarse uno mismo de una sensación
de culpa personal o hacerlo para ayudar a otro, como en los rituales chamánicos.
El participante en un ritual chamánico no tiene necesidad de redimirse a sí mismo,
sólo sufre porque otra persona necesita sanación. La gente se une al ritual
voluntariamente para sobrellevar juntos la situación penosa de un individuo y
generar fuerza de este modo.

La ceremonia de la "tienda de la gente de la piedra" o "tienda del sudor" es el más


accesible de todos los rituales en los que la gente puede tomar sobre sí el
sufrimiento de otros que necesiten ayuda. La tienda es una pequeña choza
redonda, semejante a una media pelota que se coloca sobre la tierra sobre su cara
plana. Esta choza mide usualmente de 2,5 a 3 metros de ancho y más o menos
1,5 metro de alto. Se construye curvando sauces finos en un armazón o marco,
que dura unos pocos años. Cuando se planea una ceremonia, el armazón de
sauces se cubre con capas gruesas de frazadas para que el interior esté
completamente oscuro. Los participantes entran, desnudos o usando pantalones
cortos o vestidos de algodón muy fino. Antes de cerrar la puerta al inicio de la
ceremonia propiamente dicha, se colocan piedras calentadas al rojo en un hueco
poco profundo en el centro. Durante la ceremonia, que dura fácilmente dos horas
o más, la puerta usualmente se abre tres veces, marcando el final de una parte de
dicha ceremonia. Cada una de esas partes es dedicada a un cierto espíritu o a un
aspecto del proceso de purificación y sanación. Cada vez que se abre la puerta,
se traen más piedras calientes. Durante alrededor de dos horas, los participantes
rezan juntos por el bienestar de otros, sentados en la oscuridad con calor y vapor
sofocantes. A medida que la ceremonia continúa y hace más y más calor, la gente
reza más y más intensamente. Una tienda dedicada especialmente a la sanación
de un solo individuo usualmente está calurosa en extremo, y todos los
participantes rezan juntos para pedir ayuda para esta persona, guiados por un
sanador. A menudo, hacia el final de dicha ceremonia de sanación, muchos de los
participantes están tan agotados que ya no pueden mantenerse sentados
erguidos, tienen que acostarse mientras la ceremonia continúa. Sin embargo,
plegarias continúan hasta que el sanador o líder de la ceremonia ritual indica que
el trabajo ha terminado.

En las primeras etapas del sufrimiento ritual auto-infligido, el dolor y la


incomodidad aumentan gradualmente y ponen la mente alerta. El pensamiento se
hace agudo y enfocado, la atención se dirige al aquí y ahora. Después de algún
tiempo, cuando el sufrimiento se vuelve verdaderamente intenso, se alcanza el
umbral o límite. El que sufre puede entonces elegir entre dos caminos: puede
identificarse con la aguda incomodidad o puede trasladar su atención hacia
adentro, hacia su propia alma. En el primer caso, el ritual se volverá una
experiencia penosa y pronto el pensamiento se tornará confuso y asociativo, el
31

dolor y la tensión comenzarán a conducir la mente. En el segundo caso, la mente


mantiene y refina su claridad a medida que el alma toma el control de la situación.
Este estado no debe ser visto como una disociación, porque la conciencia del
cuerpo está todavía allí y el sufrimiento continúa siendo penosamente real. La
mente está simplemente enfocada en las plegarias, que ganan más y más fuerza
a medida que la ceremonia continúa. Durante la mayor parte del ritual, hay cantos
y toques de tambor continuos, lo cual ayuda a sostener un trance que hace
relativamente fácil mantener la atención enfocada.

Los resultados de los rituales en los cuales se toma sobre sí el sufrimiento pueden
variar enormemente. A veces hay efectos espectaculares, a veces ninguno en
absoluto. Cierta vez yo estaba conduciendo una serie corta de ceremonias de
purificación para un grupo de gente, y el segundo día realizamos una tienda del
sudor dedicada a la sanación. Cada participante entró a rezar por alguna otra
persona que necesitaba ayuda, un familiar o un buen amigo. La anfitriona de la
ceremonia, que había construido la tienda del sudor que utilizaríamos, entró en
ella por su ex-marido y su hija que no habían estado en contacto entre sí durante
algunos años. En sus plegarias, tuvo cuidado de no tomar partido por ninguno de
ellos, sino que continuó pidiendo una apertura para que pudieran hablar otra vez y
resolver los problemas del pasado. Después de la ceremonia, estábamos todos
comiendo en el jardín cuando sonó el teléfono, era la hija de nuestra anfitriona.
Llamaba a su madre para contarle que acababa de hacer una cita con su padre.
Ella no sabía nada de la ceremonia ni de las plegarias de su madre, pero
inmediatamente después de que nosotros saliéramos de la tienda había sentido
una repentina resolución y fuerza internas que le permitieron llamar a su padre.

Algunos factores que determinan el resultado de un ritual sanador pueden


permanecer escondidos por siempre para la mente consciente. La enfermedad y el
sufrimiento pueden servir a un propósito oculto y a menudo son los resultados
finales de un proceso largo y complejo. Por medio de las plegarias, la gente puede
ofrecer un deseo de sanación, pero no puede dar órdenes. Las plegarias son
solamente un golpe a la puerta, pidiendo la atención de los poderes espirituales
que puedan ayudar. No es rogar, sino un ofrecimiento de una imagen de salud a
los espíritus, pidiendo su apoyo para que esta imagen pueda hacerse realidad.
Después de una ceremonia de sanación chamánica, debe dejarse descansar el
asunto y no hacer más preguntas. El caso del cliente está ahora en manos de algo
más grande, la gente ha hecho lo que está permitido y no puede hacer más.
Después de la ceremonia, todo el mundo, incluyendo al cliente, debe soltar y
relajarse. Si la sanación llega, está muy bien. Si no, esto será aceptado.

Sin embargo, hay también algunos factores que podemos nombrar y entender que
tienen una clara influencia en los resultados de los rituales que incluyen el
sufrimiento. Por ejemplo, es necesario que el cliente quiera ser sanado. Alguien
que, consciente o inconscientemente no quiera cambiar hará todo lo posible para
mantener las cosas como están, sin importar cuánta ayuda se le ofrezca. Con
referencia al voluntario que toma sobre sí el sufrimiento, hay dos factores que
tienen influencia directa sobre el resultado. Primero, la naturaleza de la razón que
32

lo motiva a hacerlo, y segundo, la capacidad de ser consciente del hecho que el


que necesita ayuda y él mismo son dos personas diferentes, que llevan vidas
separadas. A veces es difícil diferenciar entre estos dos factores, pero mirando
cuidadosamente, se puede distinguir uno del otro.

La gente toma sobre sí el sufrimiento por distintos motivos. Cuando a alguien


verdaderamente le importa otro y le desea el bien, y siempre y cuando mantenga
la conciencia de que el otro y él deben llevar sus propias vidas, entonces se puede
utilizar un ritual de sufrimiento como un apoyo poderoso. En tales circunstancias,
el paso de tomar sobre sí el sufrimiento es dado con conciencia y fuerza, sin
exigencias. Sin embargo, también puede suceder que alguien quiera participar en
una ceremonia porque no tiene la fuerza para presenciar el sufrimiento del que
ama. Su propia salud y buena suerte pueden ser percibidos por él como una
carga, y tomar sobre sí el sufrimiento será sentido entonces como un alivio. Sufrir
por estas razones tiene poco que ofrecer, es solamente una forma de escapismo y
no puede agregar verdadera fuerza a un ritual. El sufrimiento puede otorgarle
poder a una sanación sólo cuando se da desde una posición de fuerza, no por
debilidad. En el primer caso, cuando alguien mantiene la conciencia de sí mismo
como persona separada del enfermo, se ubica cerca de la otra persona. No trata
en verdad de ponerse en el lugar del otro, simplemente desea estar cerca para
poderle brindar apoyo. Quiere ayudarlo a llevar la carga, pero después de hacer
esto un tiempo durante el ritual, su atención se traslada naturalmente a las
responsabilidades de su propia vida. En el segundo caso, el que toma sobre sí el
sufrimiento realmente se identifica con la situación del que necesita ayuda y, de
manera extraña, reclama el sufrimiento del otro como propio. Visto desde una
cierta perspectiva, empuja incluso a la persona que necesita ayuda y la saca de su
lugar correcto; al enfermo le es negado su propio destino, por duro que pudiera
ser. Ambos individuos involucrados pierden de esta forma su fuerza individual;
este tipo de fusión torna la situación confusa. Cuando el sufrimiento voluntario
viene de una posición de fuerza, puede transferir fuerza al cliente. Cuando viene
de enredos y escapismo, el sufrimiento voluntario quita fuerza.

La sociedad occidental no ofrece rituales en los que la gente sufre en beneficio de


otra persona, pero inconscientemente lo hacen todo el tiempo. En casi todos los
casos el resultado es más caos y enfermedad en vez de sanación. Recientemente,
trabajé con una madre cuya hija era prostituta. La madre lo había sido también,
pero años atrás. Ella quería ayudar a su hija a salir de la dura vida que había
dejado atrás, y sufría terriblemente por el hecho de no poder llegar a la joven. La
madre trataba con esfuerzo de acercarse a su hija, pero cuanto más trataba, la
hija más la rechazaba. Era un ejemplo clásico tomar sobre sí inconscientemente el
sufrimiento de otro para ayudarlo. Primero, la madre había estado en la situación
de la prostituta y odiaba eso. No quería que la hija supiera demasiado acerca de
las dificultades que ella había enfrentado. La hija, queriendo estar cerca de su
madre e incluso ayudarla, descubrió que su madre mantenía una cierta distancia
que la joven experimentaba como rechazo. Inconscientemente, entró en la
prostitución porque solamente allí sentía que podía estar cerca de su madre. Sin
embargo, cuando la joven llegó a ser realmente prostituta, la madre había logrado
33

empezar otra vida, y vio con horror, dónde había terminado su hija. La madre
quería entonces ayudar a su hija. Desesperada porque su hija la rechazaba en sus
intentos de acercarse, corría el riesgo de ser atraída inconscientemente de re-
greso a la prostitución, el mismo lugar que había ocupado una vez, porque sentía
que necesitaba estar cerca de su hija para ayudarla. La hija, por supuesto, alejaba
a la madre violentamente, ya que permitirle el acercamiento podría tener la
consecuencia de que la madre corriera el riesgo de volver a la prostitución que
había abandonado. Los límites entre sus vidas se hacían progresivamente menos
claros, y las dinámicas de que una tomara sobre sí el sufrimiento de la otra eran
completamente inconscientes. Sugerí a la madre que hiciera un ritual simple. Le
pedí que visualizara a su hija parada frente a ella y le hablara a su alma. Le pedí
que dijera desde su propia alma: "Yo paré. Dejé ese lugar. Tu también puedes
dejarlo. Ahora eres libre, no tienes que hacer esto por mí". La madre me dijo que
tres días después de este simple ritual, su hija tomó la decisión de dejar de ser
prostituta, y lo hizo. En este caso, se necesitaba solamente una intervención muy
básica para romper una estructura de sufrimiento compartido destructivo e
inconsciente.

Tomar sobre sí el sufrimiento en beneficio de otra persona no es saludable cuando


ocurre como resultado de motivos inconscientes. Sin embargo, cuando se hace
con conciencia y en un contexto claro, puede ser realmente de gran ayuda.
Entonces, el sufrimiento es como ayudar a alguien que se está ahogando a salir
del agua, o como despejar un camino para alguien que está atascado. Cuando
alguien se está ahogando uno salta al agua y lo saca afuera. Uno tiene que
meterse en el agua y mojarse, si no no puede llegar a él. Recién más tarde,
cuando todo se ha calmado, uno puede empezar a enseñarle a nadar; es inútil
intentar de decirle cómo se nada mientras está aterrorizado o muriendo en el
agua. De manera muy similar, cuando alguien está atravesando un sufrimiento
intenso, es muy difícil llegar a él porque está identificado con su dolor. Para llegar
a alguien que está sufriendo, uno mismo puede tomar sobre sí el sufrimiento, de
esta forma se ubica a su lado. Luego, manteniendo la mente clara por medio de la
plegaria, uno no se identifica con la experiencia sensorial del sufrimiento. Nuestra
claridad mental afecta a la otra persona y su identificación con el sufrimiento
disminuye. Cuando el ritual termina, uno deja el lugar del sufrimiento y la otra
persona puede salirse también a causa de la conexión entre los dos. Muchos tipos
de sanación chamánica se posibilitan manipulando las ubicaciones de personas y
poderes en un espacio espiritualizado, según mencionara en capítulos anteriores.
En la descripción que di recién, también se puede reconocer este proceso: alguien
sufre, otra persona se para junto a él simbólicamente, están conectados y unidos
en el sufrimiento. Cuando el voluntario se va, el que sufría originalmente también
tiene la oportunidad de salir del lugar del sufrimiento. Sufrir por otro se puede
entender también a través de la metáfora de despejar un camino para alguien,
cuando está funcionando una dinámica similar. A veces alguien no puede
sobrepasar un obstáculo en su camino a simplemente por falta de fuerza. Mientras
se queda allí, enfrentado a sus dificultades, no puede moverse más allá ni
desarrollarse más. Y, lo que es más importante, sólo con estar parado allí no
puede obtener nueva fuerza. Cuando alguien une sus débiles tentativas de
34

despejar el obstáculo y de esta forma suma fuerza, el obstáculo puede ser


removido y el camino puede abrirse otra vez. Entonces, el que estaba detenido
puede avanzar nuevamente y, con un poco de suerte, encontrará nueva fortaleza
y nuevas oportunidades. El caso que mencioné primero, en el cual una hija
encontró la fuerza para llamar a su padre después de que su madre había sufrido
por ambos en la tienda del sudor, es un buen ejemplo acerca de despejar una
barrera para quienes eran demasiado débiles para despejarla solos. La madre se
unió al sufrimiento de la hija y agregó fuerza a través de sus plegarias. La hija
pudo tomar la fuerza que se le ofrecía y pudo avanzar otra vez. El ejemplo
también muestra que esta clase de ayuda no puede ser más que una oportunidad:
el camino puede ser despejado pero, sin embargo, depende de la hija actuar con
sabiduría y evitar repetir errores anteriores.

También hay rituales en los que la gente sufre por otros que resultan beneficiados
por la sanación en los que no opera ninguna de las dinámicas de sacar a alguien o
destruir una obstrucción. La sanación es entonces el resultado de la intervención
directa de los espíritus, y en este caso no es posible en general describir los
funcionamientos de las dinámicas involucradas en el proceso sanador.
Recientemente, estuve guiando una tienda de sanación y una mujer entró por su
hermano que había estado sufriendo de una eczema dolorosa en sus manos
durante muchos años. Pocos días después de la ceremonia, las manos del
hermano estaban limpias. Lo que ocurrió exactamente que causara esta curación
sigue siendo un misterio. Desde el punto de vista chamánico, todo lo que se puede
decir es que los espíritus simplemente se llevaron los síntomas, quizás incluso la
misma enfermedad. A veces los espíritus comparten con el sanador la manera de
hacer tales trucos y se puede aprender mucho de esa forma. En realidad, la
mayoría de las técnicas utilizadas por los chamanes vinieron originalmente de los
espíritus que compartían la forma de hacer su trabajo.

En las constelaciones familiares, los representantes a menudo toman sobre sí el


sufrimiento de otros en forma directa. Por ejemplo, si alguien nunca pudo expresar
pena, el representante ubicado en su lugar puede verter lágrimas y sufrir el dolor
del duelo en su lugar. Cada desplazamiento interior que realiza el representante
es un paso dado para otra persona, el representante lo está haciendo por la otra
persona. Como el representante por lo general no conoce personalmente al
individuo que representa, hay poco peligro de tomar sobre sí el sufrimiento a partir
de implicaciones sistémicas. Además, los representantes son elegidos por otro
para hacer el trabajo, ellos no pueden elegir voluntariamente representar a una
persona específica. Un representante toma sobre sí el sufrimiento durante la
constelación y después regresa a su propia vida, devolviendo la responsabilidad a
aquel quien representó. Aunque la forma de la constelación difiere obviamente de
la de los rituales de sanación chamánica, cuando se toma sobre sí el sufrimiento
de otros para ayudarlos, tanto las constelaciones como los antiguos rituales
chamánicos utilizan los mismos principios espirituales.
35

5
LA IMPORTANCIA DE LA FUERZA ANCESTRAL.

En el trabajo sistémico, la fuerza que viene de los antepasados tiene mucha


importancia. La fuerza ancestral otorga propósito y orientación a la vida, y
proporciona el poder para aceptar y soportar toda clase de dificultades. Muchas
tradiciones espirituales enseñan que la fuerza que los antepasados tienen para
ofrecer puede ser recibida por las personas vivas, simplemente dando a los
antepasados un lugar en sus hogares y en sus corazones. En muchas culturas,
cada casa tiene un pequeño altar con algunos objetos que representan a las
generaciones anteriores. Sobre este altar se coloca incienso, comida y bebida de
tanto en tanto, son ofrendas para los espíritus ancestrales. En algunas tribus
siberianas, las personas que vivían en una casa compartían una caja o cofre
pequeño lleno de antepasados bajo la forma de diminutos muñecos. Cuando
llegaba un visitante, la primera pregunta que hacía era: "¿Están los ancianos en
casa?". Los antepasados eran sacados de la caja y se les daba la bienvenida;
todos los muñecos recibían una gota de vodka. Recién entonces la familia y las
visitas bebían y comían. En la mayor parte de las tradiciones chamánicas, no sólo
las generaciones anteriores de la familia son consideradas antepasados. Sin
embargo, para entender las imágenes chamánicas sobre los antepasados, es útil
considerar primero el elemento fuego.

En la visión del mundo chamánico, el fuego es a menudo el principal poder dador


de vida. Todo fuego, incluso el lento fuego interior que mantiene tibio nuestro
cuerpo, es parte del fuego de la creación, la fuerza primordial que trae al ser a la
existencia. Cuando uno vive, el cuerpo físico está tibio a causa del fuego interior.
Cuando uno muere, no sólo deja de respirar sino que la temperatura empieza a
bajar y uno se enfría. El fuego interno se ha apagado, o mejor dicho: ha partido
con el alma cuando ésta se retiró del cuerpo físico. En muchas culturas
chamánicas (y budistas) a la persona que ha dejado de respirar no se la toca por
un tiempo, a menudo horas, hasta que el cuerpo está completamente frío. Recién
entonces se ha completado el proceso físico de morir. Hoy la ciencia médica ha
confirmado que después que la respiración se ha detenido, no hay muerte
inmediata porque los patrones electromagnéticos del cerebro todavía pueden ser
medidos durante varias horas. Se desconoce lo que estos patrones significan,
pero podemos estar seguros de que el cerebro humano permanece activo durante
varias horas después del último aliento.

La enseñanza más importante y básica sobre el fuego es que se compone de dos


aspectos diferentes. Un aspecto es la llama, el otro es el calor. La llama es el
aspecto que cambia las cosas, que transforma, que crea una cosa sacándola de
otra. El aspecto llama del fuego tiene un poder específico que permite a los
sanadores realizar cierto tipo de curaciones. Por ejemplo, con la ayuda de la
llama, algunos sanadores chamánicos tradicionales pueden arreglar huesos rotos
sólo en cuestión de días en lugar de semanas. Cuando se sabe cómo aplicar la
llama, se puede cambiar y transformar la sustancia del cuerpo muy rápidamente.
El otro aspecto del fuego, el calor, tiene una naturaleza diferente. El calor puede
36

ser considerado como fuerza pura; fuerza que fluirá dentro de cualquier vehículo
que sea puesto a su disposición. En las prácticas chamánicas sanadoras, el calor
no es utilizado para transformar sino, por ejemplo, para incrementar el sistema
inmunológico y otras capacidades autorreguladoras del cuerpo o de la psiquis.

En el chamanismo tradicional, la aplicación de la llama, la transformación, es


responsabilidad de los sanadores entrenados. Se considera peligroso que la
utilicen los inexpertos. La naturaleza de la llama es tal que cuando nos toca,
quema todas las impurezas y ¿quién puede soportar la verdad desnuda? Eso
requiere coraje. Si nos encontramos con la verdad sin estar preparados, nos
puede llevar a la locura. Cuando la llama nos toca, las impurezas suben a la
superficie y hay que abordarlas de una u otra forma. Sin embargo, el segundo
aspecto del fuego, el calor, puede ser utilizado por todos porque se puede sentir,
entender y regular más fácilmente. El calor, que es,equivalente a la fuerza, es
buscado y absorbido por todos, aunque puede ser peligroso cuando alguien se
expone a él durante demasiado tiempo. Demasiado calor, y el cuerpo y la mente
sufrirán. Sintonizar con el calor y absorber la fuerza que acarrea se transforma en
una experiencia directa y muy intensa cuando la gente se une para rezar en
ceremónias purificadoras como la tienda del sudor, que describiera en el capítulo
cuatro. Durante esta ceremonia, el calor puede ser muy intenso. El resultado más
obvio es una fuerte desintoxicación física por medio de la transpiración, pero el
propósito principal de la ceremonia es fortalecerse mediante la absorción de la
fuerza vital que liberan las piedras al rojo. Incluso los bebés y los ancianos entran,
aunque sea sólo por unos pocos minutos, y siempre que alguien enferma o
necesita fuerza se organiza una tienda del sudor. En las reservaciones de los
indios nativos de los Estados Unidos se organizan tiendas del sudor especiales
para adictos al alcohol y las drogas. Muchos alcohólicos y drogadictos desean
sinceramente detener su adicción, pero carecen de fuerza para implementar la
decisión de dejar. En el pensamiento chamánico, el fracaso en la vida es
diagnosticado más a menudo como falta de fuerza que como falta de recursos
(materiales o psicológicos). Los sanadores tratan de reunir a los alcohólicos y
drogadictos para rezar en la tienda del sudor, donde se suma fuerza a las
plegarias por medio del fuego, del poder de las piedras calientes. Aquí nos
encontramos un paradigma chamánico importante: cuando se encuentra la fuerza,
la gente necesita rezar, de otro modo la fuerza disponible sólo fluye dentro de los
patrones de pensamiento habituales, y quien se encuentra en problemas podría
terminar incluso más perdido de lo que ya estaba. No se puede encontrar la fuerza
y actuar como si nada especial estuviera ocurriendo, uno puede enfermar o
reforzar su debilidad. Suena como una paradoja, pero la debilidad también puede
fortalecerse mucho. El poder espiritual en sí mismo es ciego, es sólo energía, y
puede fortalecer tanto la salud como la enfermedad. Esa es la razón por la cual
tiene que ser dirigido cuidadosamente; y se ha descubierto que las plegarias son
la mejor manera de hacerlo.

Podría continuar explorando el uso chamáníco del fuego y su significado por largo
rato, pero éste es un capítulo acerca de la fuerza ancestral. Bastaría con decir que
37

uno de los fundamentos del chamanismo tradicional es el arte de dominar el fuego


en todas sus manifestaciones.

La división básica del fuego en dos cualidades separadas es tan simple y obvia
que la mayoría de las personas la pasa por alto, pero cobra una dimensión
significativa cuando se considera que, de acuerdo con las tradiciones chamánicas,
el fuego es la verdadera fuerza de vida, la sustancia misma de la creación, y por lo
tanto está directamente conectado con nuestros antepasados. Nuestros ancestros
son parte de la fuerza vital creadora, ya que nos han creado; nos dieron la vida en
el sentido más literal. Dado que nuestros ancestros son esencialmente nuestros
creadores, son parte de la fuerza de vida original, parte del fuego de la vida. Ya
que el fuego está separado en dos aspectos, los antepasados también pueden se-
pararse en dos grupos. El aspecto de la llama de la fuerza vital nos da forma y el
aspecto del calor nos fortalece. Por lo tanto, nuestros antepasados hacen ambas
cosas: nos dan forma y nos fortalecen. Los que nos dan forma son nuestros
padres, abuelos u otros que nos críen en la infancia. Encarnan el aspecto de la
llama del fuego creador. Crean nuestros cuerpos físicos y dirigen el desarrollo de
nuestras personalidades. Nos enseñan la lengua y consciente e
inconscientemente nos marcan con estructuras emocionales y éticas. Los
antepasados que nunca hemos conocido personalmente pero con quienes
estamos implicados sistémicamente de manera inconsciente, también son parte
de la llama. Influyen además en nuestras emociones, lealtades e impulsos
internos. La personalidad y el cuerpo físico, que son creados por la llama, forman
un vehículo para la fuerza. La fuerza (el aspecto calor del fuego primordial) nos es
brindada por los antepasados que no nos dieron forma directamente. Son los
antepasados que usualmente están a una distancia mínima de tres generaciones
o más de nosotros. La fuerza pura es principalmente suministrada por aquellos
antepasados que no tuvieron influencia directa en nuestras vidas. De modo que la
forma real de la personalidad y la fuerza que la personalidad pueda contener son
dos cosas separadas. Los dos grupos de antepasados son fuerzas separadas,
pueden operar juntos en armonía o no. Lo que nos da forma no necesariamente
nos proporciona fuerza, lo que nos fortalece sólo nos da forma de manera limitada.
La fuerza es lo que más interesa y preocupa a las personas en el chamanismo
tradicional; es considerada un remedio para cualquier clase de incomodidad,
enfermedad o problema. Mientras que en el trabajo sistémico las implicaciones
inconscientes son consideradas como una de las causas radicales de muchos
problemas y la gente trata de liberarse de ellas para encontrar la salud, el enfoque
chamánico consiste en buscar poder cuando uno se siente mal. La gente que tiene
problemas trata de encontrar nuevos suministros de fuerza para poder
recuperarse y, cuando recuperan la fuerza, se sienten bien nuevamente. Este
enfocarse en la fuerza es una de las razones por las cuales, en el chamanismo
tradicional, hay apenas unos pocos rituales y estructuras para problemas de sa-
nación que sean el resultado de implicaciones sistémicas. A menudo, dichas
implicaciones son simplemente dejadas de lado para enfocarse en encontrar
fuerza. Esta estrategia se puede observar en todas las culturas chamánicas.
Puede ser comprendida cuando se tiene en cuenta el estilo de vida nómada
original de los pueblos chamánicos. Todos los miembros de una familia nómada
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dependían por completo unos de otros; los miembros individuales sólo podían
sobrevivir trabajando juntos como un todo de funcionamiento aceitado. En un
sistema tan pequeño y cerrado, una confrontación directa es una amenaza
demasiado grave para la supervivencia de la unidad mayor y por lo tanto debe
evitarse a toda costa, especialmente en épocas invernales cuando todos se
quedan en la tienda durante días, semanas o incluso meses. En las culturas
chamánicas nómadas, hay toda clase de códigos sociales que apuntan a evitar las
confrontaciones que a nosotros nos parecerían inevitables en una situación donde
la gente vive junta en la inti-': midad. La tradición establece cuáles miembros de la
familia nunca se dirigen a otros directamente al hablar. Sólo un ejemplo: una'`
mujer que se hubiera casado e ingresado a una familia se mudaría a la tienda de
su marido pero en muchas culturas, no miraría a su suegro directo a los ojos ni le
hablaría. Cuando surgían problemas', y tensiones, la gente tradicional no se
enfrentaba entre sí. En cambio, trataban de encontrar la fuerza para encarar y
soportar esos problemas de modo que pudieran continuar funcionando como un
todo y que la familia no se desintegrara.

Los antepasados son una fuente importante de fuerza en la vida:, chamánica


tradicional. Una manera de asegurarse que las implicaciones sistémicas sean
dejadas de lado y que todos tengan suficien tes recursos de fuerza ancestral es
que a los chicos se les enseñe a' considerar a todas los personas como sus
parientes. Uno de mis propios maestros tradicionales, que ahora ya es anciano,
me con tó que su abuelo lo instruyó para no considerar a otras personas sino
cómo como parientes. "Aun cuando llames a alguien que no conoces,, nunca
digas `Eh, tú', siempre debes decir `Eh, hermano', o `Eh, hermana'." Cuando visito
a un amigo indio norteamericano nativo, no soy presentado a la gente que no
conozco como un extranjero, sino como "mi pariente holandés". Nuestro sentido
de pertenencia crece profundamente cuando uno llama a toda la gente de cabello
gris "abuelo o abuela", a todas las personas de mediana edad "tío y tía", a todos
los de la misma edad "hermano o hermana" y a los más jóvenes que uno
"hermanito o hermanita" y "sobrino o sobrina". Se puede encontrar más fuerza y
apoyo que sólo a través de la propia familia de origen. Y aunque esta fuerza extra
puede no ser tan poderosa o influyente como la que se puede recibir de los
antepasados directos, al menos está toda disponible ya que existen pocas
implicaciones posibles con los miembros de una familia extendida. Otra estrategia
chamánica bastante elegante para dejar de lado el efecto de las implicaciones
sistémicas y los bloqueos subsiguientes en el fluir de la fuerza ancestral es que no
sólo los seres humanos sean considerados como antepasados. En muchas
culturas chamánicas, se enseña a las personas que la familia desciende de un
animal. De este modo, algunas familias son gente del cuervo, gente del oso o
gente de la nutria, y hay muchas más posibilidades. Incluso en Escocia hubo
clanes que decían tener su origen en animales, por ejemplo, en el gato salvaje.
Estas son imágenes poderosas, ya que las especies animales están constituidas
principalmente por adultos jóvenes y saludables, no enfermos y moribundos.
Cuando un animal enferma, otras especies lo matan y lo comen en horas; esto nos
deja a los humanos con la sensación de que los animales son eternamente fuertes
y sanos. Para alguien que ve al oso como su antepasado original, una uña de oso
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en un cordón alrededor de su cuello es un objeto muy poderoso; es parte del


cuerpo de su propia sangre, su propio antepasado. Un sueño con un oso es un
regalo de los mayores; no se habla de él y se lo guarda en el alma, tiene el poder
de sostener al que soñó durante años o incluso toda la vida. Considerar a los
animales como antepasados puede ser visto como una manera simbólica de ir
hacia atrás en el tiempo hasta un período de la historia en que los antepasados no
eran ni siquiera verdaderos humanos. Tales antepasados no tienen individualidad
y son solamente parte de la naturaleza, así como los animales salvajes lo son hoy.
Como tales son vehículos perfectos para el aspecto calor del fuego, que es la fuer-
za creadora, el calor que conlleva fuerza.

Aunque los dos aspectos del fuego creador son de naturaleza diferente, y se
pueden considerar y conocer en forma independiente uno de otro, el fuego sigue
siendo un solo elemento. La llama y el calor, la forma y la fuerza, se entremezclan.
Desde una cierta perspectiva, en realidad no puede distinguirse uno del otro.
Cuando hay suficiente calor, la llama surge espontáneamente y las llamas a su
vez crean calor. Ambos están siempre entrecruzados, y la fuerza vital no es
completa cuando se tiene solamente uno de ellos. Los dos tipos de antepasados
pueden superponerse y tienen que; equilibrarse recíprocamente; se necesitan
ambos grupos. Si todo va bien, y los padres gradualmente dejan de dirigir la vida
de sus hijos que están madurando, pueden, desde la perspectiva del hijo,
acercarse gradualmente al grupo de los antepasados más viejos. Si los padres
pueden ayudar a sus hijos a pararse verdaderamente sobre sus propios pies,
gradualmente empezarán a encarnar el calor en lugar de la llama. Ya no forman;
se convierten en un fuerte eslabón entre sus hijos y los antepasados lejanos.

Cierta vez estuve en una de las reservaciones indias de los Estados Unidos, y me
invitaron a participar en una ceremonia de sanación de toda la noche celebrada
para una jovencita. La abuela y la bisabuela de la niña habían iniciado la
ceremonia, pero su madre no creía en las ceremonias sanadoras tradicionales y
no queria participar. Sin embargo, a la mañana temprano, cuando la parte de la
ceremonia de la sanación propiamente dicha había terminado, la madre entró en
silencio y se sentó junto a su hija durante media hora. Fue obvio que su presencia
ayudó a la niña a asimilar e integrar realmente lo bueno que le había llegado por
vía de su abuela y bisabuela. La imagen de las generaciones ubicadas en hilera,
apoyándose unas a otras, tiene un gran vigor fortalecedor, y también es utilizada
en el trabajo sistémico. Durante una constelación, puede ocurrir que alguien no
tenga energía para ocupar su propio lugar y por lo tanto no pueda enfrentar los
desafíos de su vida y su destino. En otras constelaciones, los movimientos de
sanación se detienen a causa de la debilidad de un representante clave. Una de
las soluciones posibles que un facilitador puede ofrecer en tales situaciones es
aportar un linaje ancestral agregando representantes a la constelación. Cuando un
hombre necesita fuerza, se eligen representantes masculinos; cuando es una
mujer, se necesitan representantes femeninos. Tres o cuatro personas del mismo
género se paran en hilera detrás del que está débil, representando al padre, al
abuelo y al bisabuelo, o a la madre, la abuela y la bisabuela. El representante que
necesitaba fuerza es alentado a sentir y absorber la fuerza que le llega a través de
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esta línea, y pronto se siente más poderoso. Luego la constelación puede


proseguir; el movimiento de sanación que tuvo que ser interrumpido puede ser
completado. En las constelaciones, cuando se pide a las generaciones mayores
que simplemente apoyen y bendigan a las más jóvenes, empieza a fluir una fuerza
sanadora inmediata que ayuda a todos los representantes.
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6
LA EXPERIENCIA DE ATEMPORALIDAD.

Durante una ceremonia de sanación chamánica, la percepción habitual del tiempo


es quebrada muy hábilmente. Todos los participantes -el cliente, el chamán y los
espectadores- experimentan una cierta forma de atemporalidad. El cambio del
tiempo lineal a la sensación de atemporalidad puede ser comparado con entrar a
un baño caliente. Al entrar al baño de agua caliente con una sensación familiar de
relajación, las tensiones se disuelven y uno disfruta la experiencia a medida que el
cuerpo reconoce la sensación del agua caliente sobre la piel. Independientemente
de si se toma un baño todos los días o sólo una vez al mes, independientemente
de si se usa la misma bañera hoy que ayer, cuando el agua tiene la temperatura
correcta, al cerrar los ojos y entrar en el agua, el momento de deslizarse dentro de
ella es percibido como cualquier otro baño que se haya tomado, es como estar
nuevamente allí. A la sensación de atemporalidad del ritual chamánico "se entra"
de una manera similar; uno se desliza dentro de una experiencia familiar que
parece haber estado esperándolo. En el contexto chamánico, varios factores
contribuyen a este cambio de conciencia. El canto es uno de los más importantes.
Hay diferentes tipos de rituales de sanación y purificación chamánica, y las
secuencias de cantos específicos pertenecen a cada uno de ellos. Durante las
ceremonias más largas, esas series de cantos se repiten una y otra vez, siempre
acompañados por el mismo monótono toque de tambor. Muchos de los más
intensos rituales de sanación son realizados, al menos parcialmente, a oscuras.
Inmerso en la oscuridad, escuchando y cantando los viejos cantos de plegarias
familiares y sintiendo los fuertes tambores resonando en su piel, la experiencia del
tiempo de alguna manera se mezcla con la experiencia del espacio. En la
oscuridad ya no pueden verse los límites del espacio; el espacio aún es percibido
pero se vuelve indefinido. De manera similar, uno está rodeado de atemporalidad:
el tiempo aún existe pero uno ha perdido su control sobre él. La percepción de la
oscuridad exterior se transforma en conciencia de un lugar interior. La experiencia
de atemporalidad se profundiza y fortalece con cada sucesivo ritual, porque, en
cada ritual, se utiliza la misma impronta sensorial continua y potente. La
experiencia interna de la sensación de atemporalidad puede ser revivida una y
otra vez.

La pérdida de la pauta del tiempo lineal es una de las características del trance,
tanto en el trance liviano como en los trances profundos. La gente entra en trance
con mucha facilidad, y básicamente cualquier estímulo sensorial rítmico lo induce.
Alguien puede entrar en trance sentado en un tren con los ojos cerrados,
escuchando el sonido de las ruedas en los rieles, mientras baila en una fiesta con
un ritmo continuo y luces intermitentes, incluso durante un buen masaje. Tan
pronto como uno se relaje y se exponga a un estímulo sensorial rítmico por
algunos minutos, entrará gradualmente en un ligero trance. En un trance, la
habilidad para medir el tiempo, que es bastante precisa en la vida cotidiana, se
interrumpe con facilidad. Después de haber estado en trance, independientemente
de si fue ligero o profundo, mucha gente se muestra sorprendida de que haya
42

pasado tan poco o tanto tiempo. La experiencia de atemporalidad que se cultiva


en la práctica chamánica no es simplemente falta de habilidad para medir
correctamente el tiempo; puede compararse con la sensación de vigor y salud.
Para algunas personas, "salud" significa simplemente ausencia de enfermedad o
molestias. La salud, entonces, es definida como una condición negativa. Otros
realmente experimentan la salud como una energía, una presencia de vitalidad y
fuerza. De la misma manera, algunas personas sólo pueden experimentar la
pérdida de la capacidad de medir el tiempo lineal, una condición que es el efecto
natural del trance. La atención también puede ser entrenada para enfocarse de
manera más y más profunda, y entonces la atemporalidad se convierte, no sólo en
una ausencia de tiempo lineal sino en una presencia clara de algo más; algo que
es percibido como bueno, completo y enriquecido.

La experiencia de atemporalidad es de suma importancia en la práctica


chamanica. Cuando se quiebra la experiencia del tiempo lineal, el flujo de las
historias que constantemente nos contamos a nosotros mismos se interrumpe.
Pensar en términos de las historias acerca del pasado, acerca de lo que está
pasando ahora o debería estar pasando en su lugar; acerca de lo que pasó ayer o
lo que debería pasar en el futuro, es posible solamente cuando la conciencia está
firmemente anclada en el tiempo lineal. En la atemporalidad del ritual chamánico,
estas historias internas pronto pierden su sustento. Se fragmentan y pierden
cohesión; incluso puede haber momentos en que se silencian totalmente. Tan
pronto como el monólogo interno compulsivo se debilita, la conciencia comienza a
quedar libre para una nueva experiencia. Cuando las historias internas acerca de
nosotros mismos y de otros han perdido su dominio sobre nuestra atención, lo que
empezamos a sentir es la experiencia real de la energía ligada a estas historias, la
energía que es su esencia. Por ejemplo, en vez de repetir la interminable queja
familiar de que nuestra pareja nunca nos dice que nos quiere, de repente po-
demos sentir otra verdad: el sufrimiento silencioso que cerró su corazón mucho
tiempo atrás. O, en vez de decirnos una y otra vez que nuestra madre nunca nos
vio realmente, y cómo eso nos irrita, ahora sentimos el miedo absurdo de una
criaturita que a veces necesitaba más de lo que sus padres podían darle. Los
patrones de pensamiento habituales sirven para mantener a la "realidad" fijada en
una forma que está al servicio de las identificaciones de la personalidad. Anclada
en la atemporalidad, la conciencia empieza a ver otra de las capas de la verdad, la
de la verdadera energía del cuerpo y las capas más profundas de la psique.

Experimentar la atemporalidad y, de ese modo, abrirnos para llegar a capas más


esenciales de experiencia es un factor clave en la sanación, tanto para el chamán
como para su cliente. Un chamán o sanador no está siempre haciendo el trabajo
de sanación, no sería saludable para él. Si los chamanes no pudieran anclarse
firmemente en la realidad física común después de sus encuentros con los es-
píritus, enfermarían pronto o se volverían psicóticos. En la vida diaria, la atención
es dirigida al mundo de la materia, pero cuando el chamán conduce una
ceremonia, debe poder dirigir totalmente su atención hacia el mundo del espíritu,
de otro modo no podrá hacer su trabajo. El chamán se desconecta de la vida
cotidiana permitiendo a la conciencia hundirse más y más profundamente en la
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atemporalidad; y cuando concluye la ceremonia, vuelve a la percepción lineal del


tiempo. Para el cliente, también es importante entrar en un estado de
atemporalidad. En algún punto durante el ritual de sanación chamánica, cuando el
toque de tambor y el canto han continuado durante un tiempo, el chamán o
sanador le pedirá al cliente que rece en voz alta y pida ayuda a los espíritus. Las
plegarias chamánicas son siempre improvisadas, y el cliente, que ya se encuentra
en un ligero trance, comienza a rezar. Puede ser que empiece con sus
pensamientos habituales, pero a medida que la plegaria continúa, estos
pensamientos se alejan suavemente y aparecen en la superficie sentimientos más
profundos y esenciales. Resulta indispensable hablar en voz alta y clara sobre
estas verdades y experiencias fundamentales. La identificación del cliente con su
enfermedad sólo puede empezar a cambiar cuando le da voz, literalmente, a las
estructuras de pensamiento y sentimiento subyacentes. En algún punto durante
las plegarias, llega un momento en que el cliente está lejos de su manera habitual
de describir su problema. Continúa pidiendo ayuda a los espíritus y su mente y sus
sentidos están muy abiertos. Luego, su plegaria termina porque empieza a
sentirse vacío; en realidad ahora está en un estado purificado, vaciado de las
historias, en contacto con su alma. Recién en ese punto puede empezar el trabajo
sanador.

En la atemporalidad, los espíritus se vuelven visibles fácilmente. Cuando la mente


ha detenido sus formas habituales de entretenerse, los sentidos empiezan a
abrirse más, primero al entorno físico, pero luego a las capas espirituales. Para
asegurarse de que el chamán pueda ver el mundo espiritual, muchas ceremonias
chamánicas se realizan en parte en la oscuridad, después de haberse ha inducido
el trance. En la oscuridad, los ojos del chamán ya no están distraídos por el
mundo físico. Si se necesita luz durante la ceremonia -por ejemplo, porque los
asistentes del chamán la precisan para realizar sus tareas- el chamán puede optar
por ponerse una venda para proteger sus ojos de la luz. Mientras tanto, el continuo
toque de tambores y el canto crean una sobrecarga sensorial auditiva, lo que
profundiza el trance del chamán. En la oscuridad las imágenes empiezan a
aparecer por sí mismas. Después de algún tiempo de exposición al continuo toque
ruidoso y monótono de los tambores, la mente ya no puede procesar el estímulo
auditivo. Repentinamente, todo puede parecer extrañamente silencioso o el
chamán puede oír voces y sonidos que no son parte de los cantos. A veces se
oyen cantos hermosos, y muchas de las canciones del chamán son descubiertas
de esta manera, cuando el chamán está en trance profundo y escucha los
tambores. Estas alucinaciones visuales y auditivas espontáneas son una señal de
que está ocurriendo un cierto cambio de conciencia. A través de su entrenamiento,
los chamanes pueden aprender a profundizar y dominar este estado hasta un
grado sorprendente; en él, pueden tener comunicación consistente y clara con sus
espíritus ayudantes. Para entrar en trance, los chamanes siberianos usan también
una vestimenta chamanica. Cuando el chamán baila con su vestimenta, las
campanillas colgantes de hierro hacen mucho ruido y de ese modo ayudan a crear
una sobrecarga sensorial auditiva. La vestimenta de un chamán puede llegar a
pesar 20 o 30 kilos, y bailar con semejante peso es extremadamente cansador.
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Después de bailar apenas unos minutos, un chamán ya puede estar agotado, y en


ese estado, los patrones habituales de pensamiento se disuelven muy fácilmente.

A medida que uno aprende a dirigir la conciencia con mayor precisión, la


experiencia de atemporalidad es percibida como más y más conectada a una
presencia o a un aspecto de una conciencia interior que existe todo el tiempo,
como si una parte de nosotros estuviera siempre en la atemporalidad y nuestra
atención pudiera ligarse a este aspecto de nosotros. En el proceso de ingresar a la
atemporalidad, las maneras conocidas de pensar ceden lugar a la conciencia de
las capas profundas de la verdad, que se hallan por debajo de estos patrones
habituales de pensamiento. Se van aclarando capas más y más profundas, y
finalmente sólo hay silencio. Nuestra alma existe en el silencio de la
atemporalidad, y en la atemporalidad podemos, hasta cierto punto, llegar a ser
conscientes de ella. Siempre que estemos enraizados en nuestra parte atemporal,
nuestra personalidad tendrá dificultad para mantenerse aferrada a los
pensamientos y emociones. Sin embargo, ni siquiera en un estado atemporal la
personalidad es capaz entrar al cuarto interior de nuestro ser donde puede ser
hallada nuestra alma. La personalidad puede quedarse en la puerta, mirar adentro
y, hasta cierto punto, puede vislumbrar o saborear lo que allí ocurre, pero nunca
podrá ingresar del todo.

La atemporalidad no es sólo un estado de conciencia, es también la experiencia


de un lugar interno donde se puede encontrar y experimentar a nuestra alma
interior. En la atemporalidad, lo que experimentamos durante el trance -sea lo que
fuere- puede, de algún modo, ser mantenido o almacenado en ese espacio, en
nuestra alma. Uno de los principios importantes que han sido comprendidos y se
utilizan en la sanación chamánica es que una imagen sanadora creada durante un
ritual no debería ser almacenada en la personalidad sino en el alma. De este
modo, queda a salvo del alcance de las maneras de pensar habituales.

Es fácil entender esta idea de que un recuerdo se almacene en la personalidad,


donde está sujeto al pensamiento normal, o bien sea guardado en un lugar de
atemporalidad que es parte del alma, donde permanecerá intacto. Imagina que
llegas a casa de vuelta de unas vacaciones fantásticas. Has sacado fotos de la
mayoría de las atracciones principales. Sin embargo, a medida que hablas
repetidamente de las vacaciones con distintos amigos y miembros de tu familia y
muestras las fotos a los demás una y otra vez, te das cuenta de que los recuerdos
reales son reemplazados gradualmente por lo que tú cuentas. Cuanto más hablas
de tus vacaciones, más difícil se te hace sentir verdaderamente cómo fueron en
realidad. Cuanto más miras las fotos, menos permanecen otras imágenes
visuales. Al final, los relatos y las fotos son todo lo que te ha quedado; los
recuerdos de lo que realmente experimentaste han desaparecido. Imagina que
durante estas vacaciones particulares, en una oportunidad hiciste el amor con un
hombre maravilloso que conociste en la playa. Pasaste un día y una noche con él.
Los dos cenaron a la luz de las velas, en la playa y tuvieron sexo a la luz de la lu-
na sobre la arena tibia. Los recuerdos de esto son muy especiales y no hablas de
ellos con otros, excepto quizá con uno o dos de tus mejores amigos y sólo muy
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raras veces. Hay momentos en que recuerdas y puedes sentir nuevamente la


cálida brisa sobre tu piel cuando estabas acostada desnuda en la arena; puedes
realmente seguir sintiendo el contacto de su mano sobre tus brazos y tu espalda.
El recuerdo de esta atesorada aventura no disminuye con el tiempo; mucho
después de que todos los otros recuerdos de tus vacaciones han sido
reemplazados por relatos relacionados con las fotos, esta experiencia particular ha
mantenido su frescura. Eso fue posible porque no le has contado a mucha gente
acerca de la experiencia real, la has protegido bien. Has logrado almacenarla en
un espacio interior especial y allí la has guardado. Ha quedado viva porque no la
has reemplazado con historias sobre ella. La sacaste de la mente lineal y la
personalidad, y la mantuviste en la atemporalidad. Depositada allí, puede
continuar siendo fuente de poder durante los años venideros.

Cuando se reemplaza el recuerdo verdadero de una experiencia de sanación por


historias que la personalidad hace de la experiencia, no sólo ocurre que uno
gradualmente olvida lo que realmente pasó, sino que, a medida que la experiencia
real es reemplazada por nuevas imágenes, uno pierde también acceso a una
fuente de energía. Sin embargo, cuando logramos guardar la imagen de una
experiencia sanadora poderosa en la atemporalidad, nuestra alma la atesora.
Luego la imagen se transforma en vehículo para un poder sanador que viene de la
propia alma. Cuando el guardián de un recuerdo es la personalidad, este recuerdo
pierde fuerza rápidamente; pero cuando es guardado en el alma, la experiencia
realmente gana en fuerza porque el alma le agrega poder.

Para el practicante chamánico, aprender a callar las experiencias personales


importantes con los espíritus es un aspecto esencial de la preparación. Hay dones
de los espíritus que deben ser almacenados en el alma como imágenes
sanadoras. Esto también puede ser aplicado al recuerdo de una constelación
familiar que ha llegado a una solución y es reemplazado gradualmente por las
historias que la mente crea sobre la experiencia, el recuerdo de la constelación
está sujeto a cambios. Esta imagen cambiante está progresivamente menos
relacionada con la experiencia real, y cuando ambas se alejan, menos y menos
fuerza puede fluir a través de ella. La mente cuidadosamente transforma la
experiencia en algo que sólo sirve para sostener una continuidad de sus patrones
de pensamiento hijos. Sin embargo, cuando el recuerdo de una constelación es
almacenado en la atemporalidad, está protegido del análisis de la mente que está
afirmada en el tiempo lineal y no cambia. Entonces, el impulso sanador original
continúa estimulando un proceso de cambio mucho después de que se hiciera la
constelación misma. En cierto momento, sin embargo, después de unos meses o
un período más largo de tiempo, un recuerdo que fue guardado en el alma puede
desaparecer, o mejor dicho, no fluye más fuerza del alma a través de el.
Habitualmente es una buena señal. El alma simplemente deja ir una imagen
sanadora cuando se completa el trabajo que se podía hacer a través de ella. En
ese momento, uno es fibre de empezar a hablar de la experiencia con familiares y
amigos; la experiencia ya no necesita la protección del alma.
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Me gustaría dar un ejemplo concreto de cómo una imagen sanadora puede ser
guardada en la atemporalidad hasta que finalmente da como resultado una
sanación que alcance tanto los niveles del alma como los de la personalidad. En
marzo de 1999, estuve participando en un seminario con Bert Hellinger y Hunter
Beaumont en San Francisco. Había comentado con Bert Hellinger algunas
experiencias que había tenido con la violencia física de agresores a los que había
estado expuesto, y también le había mencionado ciertos momentos de mi vida en
que había estado en el umbral mismo de la muerte después de enfermedades
graves. Luego, durante una pausa para tomar el té, me sugirió dos ejercicios. Uno
era visualizarme entrando al mundo de los muertos y buscando a los asesinos. Allí
debería visualizar que me acostaba junto a ellos, que luego los miraba y les decía:
"Soy uno de ustedes". El segundo era un ejercicio para ver a la muerte no delante
de mí sino detrás de mí, y tomar cada día como si fuera un extra, una bendición.
Sin embargo, después de describirme estos ejercicios, enigmáticamente me dijo:
"No hagas estos ejercicios, no te sientes a hacerlos. Tu alma sabrá como tenerlos
a su cuidado". No me sonó como una intervención terapéutica. Estando entrenado
en chamanismo, automáticamente tomé esta sugerencia como una instrucción
chamánica tradicional y la seguí como tal. Literalmente, puse la sugerencia en mi
alma, esa parte de mí que existe continuamente en el silencio de la atemporalidad.
No sólo almacené las imágenes que el ejercicio me provocó sino también la
imagen real de Bert Hellinger explicándomelas, la posición en que estaba parado,
mis propias sensaciones físicas cuando escuchaba su descripción de los
ejercicios, incluso el olor de la habitación. Guardé toda la experiencia intacta y no
pensé en ella en un sentido analítico ni se la conté a nadie. La mantuve viva
durante algún tiempo volviendo a experimentar ese momento durante un ritual.
Luego, pocos meses después del seminario, tuve un sueño muy poderoso.

En el sueño, yo era parte de algún grupo o entidad que había matado a una
cantidad de gente. Como miembro del grupo, había estado participando en la
matanza. Al comienzo del sueño estaba parado en la corte de justicia y era el
momento de mi defensa. Había decidido ser mi propio defensor en lugar de tomar
a un abogado, aunque sabía que nadie lo había hecho antes. Cuando me llegaba
el turno de hablar, decía un discurso corto y simple. Manifestaba ser culpable de
los crímenes y aceptaba sus consecuencias. Decía al tribunal que la única
defensa que tenía era que era un ser humano. Les explicaba que todo ser humano
es capaz de acciones terribles, y que sólo las circunstancias de nuestras vidas
determinan si se nos permitirá llegar a ser personas decentes o monstruos. Me
había transformado en un asesino pero no había verdadera diferencia entre yo y
toda la gente presente en la corte; continuaba siendo lo mismo que todos los
demás. Cuando decía esto, estaba calmo, me sentía preparado para aceptar el
juicio y, de esta forma, asumir la responsabilidad por mis actos. El juez decidía
que la pena de muerte sería ejecutada en unas semanas. Luego el sueño se
extendía, yo experimentaba días y noches. Escribía cartas a los que amaba,
hablaba con familiares y amigos, me preparaba para la muerte. Estaba calmo; a
veces lloraba y sufría, pero me iba aclarando cada vez más. Finalmente, llegaba la
última mañana. Al despertar, y todo lo que hacía tenía una extraña cualidad sutil;
todo era claro como el cristal. Me lavaba las manos, me cepillaba los dientes,
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sabiendo que estaría muerto en apenas en unas pocas horas. Después de un


tiempo, me llevaban a la silla eléctrica. Al sentarme en la sala de espera, sentía la
muerte muy cerca de mí, muy misteriosa; todo se volvía vívido y directo, muy
intenso y calmo a la vez. Mientras permanecía sentado esperando, me decían que
la ejecución se postergaba. Luego empezaba otro tipo de espera, que llevaba
horas; la claridad y la calma perduraban, anclándose más y más profundamente.
Finalmente, me decían que el juez había reconsiderado mi caso y que sería
liberado. Viviría; en vez de matarme me desterrarían. Me liberaban
inmediatamente; se abrían las puertas de la prisión y me encontraba parado en un
paisaje amplio y abierto, soleado y seco. Sólo tenía mis ropas y un poco de dinero
para comprar un pasaje para salir del país. Había abandonado todo y a todos, y de
alguna manera extraña había sobrevivido a la muerte. Me había transformado en
otra persona. No sentía más inocencia ni culpa; sólo había conciencia y fortaleza.
Al despertar de este sueño seguí funcionando en ese estado de calma e
intensidad. Los colores eran más vívidos; todo tenía una especie de cualidad de
cámara lenta ya que tenía muy clara conciencia de todo. El corazón me latía lento
y fuerte. Durante algunos días, mi atención tuvo esa cualidad de nitidez y, al
habérseme dado más tiempo para vivir, estaba constantemente consciente de
estar vivo. Por supuesto que después de unos días me sentí como soy
usualmente, pero algo se había transformado realmente.

Esencialmente, en el momento en que entendí la instrucción de Bert Hellinger de


dejar que mi alma cuidara de los ejercicios almacenando la experiencia en el
espacio interior de la atemporalidad, un proceso de sanación había comenzado.
Por supuesto, yo no tenía manera de saber cuál sería el efecto final cuando el
poder sanador de mi propia alma empezara a actuar a través de la imagen que me
brindaran estas instrucciones. Simplemente permití que el recuerdo de la
experiencia de San Francisco continuara actuando en mí, intacto, sin cambiarlo
nunca ni permitir que perdiera energía al hablar de esto. Seguramente que algo
sucedería más tarde o más temprano. El sueño que finalmente tuve fue
esencialmente la manifestación final de un movimiento sanador, la concreción de
un proceso sanador que había estado ocurriendo invisiblemente. Recién después
del sueño empecé a pensar en ello y tuve algunas valiosas percepciones que
fueron útiles a nivel intelectual. Por ejemplo, entendí que mi exposición a la
violencia me había hecho sentir totalmente indefenso y perdido y que, en mis
intentos de recuperar mi propia fuerza, había empezado a sentirme superior a los
agresores en general. Había comenzado a creer que era mejor persona que la
gente violenta, y eso me hizo sentir fuerte otra vez. De esta forma, sin embargo,
estaba creando una fuerte sombra, ya que sólo podía sostener esa autoimagen
mientras negara la existencia de mis propios impulsos violentos. Tuve que volver a
los agresores y reconocer que, en esencia, yo no era diferente de ellos. Esa clase
de percepciones sólo pudieron surgir después de haber tenido el sueño.
Habiéndose completado la sanación espiritual, el recuerdo de que me hubieran
dado esas instrucciones ya no necesitaba ser guardado en la atemporalidad.
Entonces, podía usar mi mente analítica para encontrar verdades e inspiración
adicionales.
48

En un seminario de constelaciones familiares, se puede observar un uso natural


del factor atemporalidad. La presencia de los muertos, de los nonatos e inclusive
de conceptos abstractos quiebra la experiencia habitual del tiempo. Los
participantes son rápidamente cautivados por las constelaciones y atraídos hacia
las intensas experiencias de los representantes. En una.concentración empática,
los límites se disuelven y la gente pierde la noción del tiempo. Hay largos períodos
de silencio interrumpidos por frases cortas arcaicas con una elevada carga
emocional y espiritual. En este ambiente, el cambio hacia la experiencia de
atemporalidad ocurre gradualmente y es un fenómeno espontáneo que, por ser
tan natural, apenas se percibe. Sin embargo, en efecto, casi todos los que
participan en un seminario de constelaciones familiares pasan la mayor parte del
tiempo en un trance liviano.

Cuando se ha encontrado y completado un movimiento de sanación, la


constelación termina. Luego, idealmente, el cliente mira la imagen de conjunto de
la constelación. Al ver a los representantes, ahora equilibrados en sus nuevas
ubicaciones, lo ideal es que el cliente coloque esta imagen en un lugar profundo
dentro de sí. La imagen tiene que ser guardada en un espacio protegido para que
pueda continuar su trabajo sanador, sostenida por el alma. Si se mira la
constelación sólo desde la perspectiva de juicio habitual, el recuerdo no puede
tener más que una cualidad superficial. De este modo, al igual que después de
una sanación chamánica, el que ha armado una constelación debe poder
quedarse enfocado en la atemporalidad para, de alguna manera, guardar la
imagen sanadora en el lugar correcto. Sin embargo, muchos clientes que han des-
plegado una constelación de sus familias, no han desarrollado activamente tales
habilidades, y esto deja en manos de la comprensión intuitiva del cliente el que
sea capaz de "tomar la sanación" o no, a menos que el facilitador intervenga.

Un facilitador de constelaciones familiares no emplea de manera consciente


métodos para guiar a los participantes a entrar en trance. Sin embargo, a veces se
hacen referencias a la experiencia de atemporalidad y la importancia de guardar
las experiencias este lugar interior. Después de una constelación, un facilitador
puede decir algo como: "Confío en que tu alma buena cuidará de esto", como Bert
Hellinger hace a veces, lo cual puede ser visto como una referencia a la cualidad
de atemporalidad donde la experiencia puede permanecer intacta. También una
instrucción como "No hables acerca de la constelación después" es en realidad
una sugerencia para contenerse de crear historias sobre la experiencia. Al no
haber historia, la imagen no cambiará y permanecerá intacta; cuando una imagen
sanadora permanece intacta, el alma puede sumarle fuerza. Las sugerencias que
mencioné se relacionan en esencia con ayudar a la gente a permanecer fuera de
su habitual experiencia lineal del tiempo. Las constelaciones familiares sólo son
posibles en un campo atemporal, pero esto no es explicado a los participantes en
un seminario, de modo que no son guiados claramente a potenciar y mantener el
estado de conciencia específico de atemporalidad. Muchos facilitadores han
observado que, después de una constelación, algunos clientes son capaces de
absorber la imagen sanadora, y que hay otros que obviamente no pueden hacerlo.
Mi observación es que conocer o no conocer los espacios interiores que existen
49

en la atemporalidad determina que la gente pueda o no tomar el poder sanador de


una constelación. El que las personas no puedan tomar la imagen sanadora se
debe usualmente a que continúan pensando o hablando en forma habitual sobre lo
que han visto usando, por ejemplo, la terminología de la psicoterapia para analizar
y explicar la constelación. Hacen todo lo posible, a su manera, para absorber lo
que la constelación les ha mostrado, pero no pueden dejar la imagen intacta del
proceso, necesitan desarmarla a través del análisis. De esta manera, pierden
acceso a la fuerza que la constelación posibilita cuando es almacenada en el
alma.

Hay ciertas cosas que un facilitador puede hacer cuando se da cuenta de que un
cliente está firmemente anclado en un marco mental analítico, lo cual es señal de
estar en un marco de tiempo lineal. Probablemente, no sería útil apagar las luces y
traer tambores chamánicos para cantar cantos rituales; lleva tiempo dominar esas
formas chamánicas específicas de manejar los trances, por lo general, al menos
unos años. Sin embargo, muchos occidentales tienen experiencia con distintas
formas de ejercicios de meditación y relajación, y algunos podrían ser útiles. Un
facilitador puede, por ejemplo, al final de una constelación, guiar al cliente en una
meditación breve. Puede pedir al cliente que perciba las expresiones faciales de
los representantes para tomar conciencia primero en el aquí y ahora, y luego
sugerir al cliente que sienta las sensaciones en su propio cuerpo cuando recuerde
qué procesos se han desplegado. Pidiendo al cliente que se afirme en su cuerpo,
podría sugerir que inhale la imagen de la constelación llevándola a un lugar
silencioso en su corazón. Puede sugerir que preste atención a la atmósfera y la
fuerza de la constelación, y pedir al cliente que visualice esto bajo la forma de un
campo de materia muy sutil que pueda ser inhalado y absorbido. Luego, cuando el
cliente lo haya hecho y permanezca sentado con los ojos cerrados por un minuto,
permitiendo que el ejercicio afecte su energía, el facilitador podría pedirle que se
abstenga de hablar sobre la constelación durante unas semanas para protegerla
por un tiempo como a un frágil tesoro. Estas sugerencias simples, que no tienen
que llevar más de unos pocos minutos, son a menudo beneficiosas para aquellos
clientes que tienen dificultad para asimilar una constelación. El facilitador debería,
sin embargo, continuar siendo respetuoso en todo momento. A veces es
absolutamente correcto que un cliente no abarque todavía la constelación porque
quizás simplemente puede ser que necesite más tiempo para aceptarla.
50

7
MANIFESTACIONES DEL ALMA Y DEL ESPÍRITU.

En capítulos previos, se han utilizado varias veces las palabras espíritu y alma.
Sor utilizó "espíritu" para describir un ayudante del chamán: una entidad
consciente con conocimiento individual que no vive en un cuerpo físico. Para el
chamán, un espíritu es una presencia concreta, con la que es posible comunicarse
en un trance. Hasta ahora, utilicé la palabra alma para describir una presencia in-
terna que puede ser hallada por medio de la profundización de la experiencia de
atemporalidad. Las palabras alma y espíritu indican, básicamente, el mismo tipo
de conciencia, ya sea de naturaleza humana o no. De acuerdo con las tradiciones
chamánicas, no sólo los humanos, sino también los animales, las plantas, las
rocas y el agua tienen alma o espíritu. Un espíritu es un alma y un alma es un
espíritu. Cuando esta conciencia reside en un cuerpo físico, generalmente es
llamada alma. Cuando no tiene cuerpo físico, se la llama, generalmente, espíritu; y
de ese modo, a las almas de las personas que han muerto, también se las llama a
menudo espíritus.

Probablemente, una comprensión verdadera y completa del alma está más allá del
alcance de nuestro intelecto, de igual forma que no es posible entender realmente
la naturaleza del poder que creó nuestro universo. Las descripciones e imágenes
que usamos para indicar la naturaleza del alma son necesariamente limitadas,
pero aun así pueden ayudarnos a aprender y a entender más acerca de nuestra
propia naturaleza espiritual. Lo que estoy buscando en las siguientes
exploraciones no es una comprensión completa de los misterios con los que el
alma nos obsequia, sino que quiero simplemente crear una imagen del alma y del
espíritu que sea de utilidad en el contexto de las constelaciones familiares. Para
empezar a construir tal imagen, creo que es útil describir primero algunas
experiencias personales de mi percepción de las almas de personas que han
muerto.

Hace un tiempo atrás, tuve una sesión privada con un hombre que era adicto al
juego, a quien llamaré Juan. Me dijo que tanto su padre como su hermano habían
sido jugadores profesionales, y que ambos habían muerto bastante jóvenes. Su
padre había muerto en la pobreza; a su hermano lo había matado una
organización de delincuentes a quienes les había pedido prestada una gran suma
de dinero que no podía devolver. Juan no tenía problemas con el juego mientras
su hermano aún vivía, pero perdió el control tan pronto como lo mataron. El juego,
que había sido por mucho tiempo un pasatiempo ocasional, se volvió compulsivo.
Sentía que estaba asumiendo los modelos autodestructivos de su padre y su
hermano, como si alguna oscura energía se estuviera moviendo a través de la
familia y ahora él era el próximo en la hilera para convertirse en su víctima. La
manera en que lo describió mostraba que sabía algo sobre implicaciones
familiares sistémicas. Sin embargo, le dije que mi impresión de la situación era
diferente a la suya y que, según mi opinión, su juego obsesivo era en realidad una
expresión de lealtad inconsciente. Su padre y su hermano habían muerto en
situación de soledad, sin apoyo, y de algún modo Juan se sentía atraído hacia
51

ellos como si todavía pudiera hacer algo para apoyarlos. Entonces, al ser él mismo
jugador, de alguna extraña manera estaba más cerca de su padre y su hermano.
Obviamente, el juego era la única forma que conocía para estar cerca de ellos.
Sugerí a Juan un pequeño ritual: poner fotos de los dos muertos frente a él y
ubicar un mazo de naipes u otro símbolo del juego entre él y las fotos. Le pedí que
cerrara los ojos y se visualizara haciendo el ritual mientras yo lo describía, para
que no olvidara cómo hacerlo. Le sugerí que hablara con las fotos de su padre y
su hermano como si realmente estuvieran allí, contándoles que quería que
continuaran siendo parte de su vida, pero que, hasta ahora, la única manera que
conocía para estar cerca de ellos era copiar su actitud ante el juego. Ahora él
podía ver que esto no iba a ser útil ni para el padre, ni para el hermano, ni para él
mismo. Le dije a Juan que les pidiera su bendición o su permiso para dejar el
juego, de modo que quedara libre para recordarlos de otra forma más saludable.
Luego sugerí que se dirigiera al símbolo del juego como si fuera una persona.
Podía decirle que había pensado en acercarse a sus seres queridos a través del
juego, pero que veía que esto sólo creaba más destrucción, así que era el
momento de avanzar. Ahora estaba preparado para intentar otras formas de
amarlos y honrarlos. Entonces, le sugerí que simplemente alejara el símbolo y se
librara de él quemándolo o tirándolo a un río. A medida que Juan iba visualizando
todo esto, el espíritu de su hermano apareció junto a nosotros. Yo no podía verlo
claramente, pero lo sentí con muchísima fuerza. A medida que Juan se abría al
movimiento sanador del ritual, yo sentía que su hermano le daba silenciosamente
su bendición y su apoyo. Fue un gesto simple y puro; el corazón de Juan estaba
profundamente conmovido y respondió a la presencia de su hermano, aunque no
podía verlo, y yo no le había dicho que su hermano había venido realmente.
Cerramos la sesión. Unas horas más tarde, Juan me llamó. Después de la sesión
había ido a su casa y le había sugerido a su esposa ir a dar un paseo por la playa,
donde pudiera contarle acerca de la sesión. Cuando caminaron hasta su auto, que
estaba estacionado en la calle, había un hombre parado junto a él. Cuando se
acercaron, el hombre volvió su rostro hacia ellos y ambos reconocieron al
hermano de Juan. Los miró, y luego se fue dando vuelta la esquina que estaba a
pocos metros. La esposa de Juan inmediatamente corrió tras él, pero al doblar la
esquina encontró la calle completamente vacía; apenas unos segundos después
de que lo vieran claramente, el hermano de Juan había desaparecido,
simplemente se había ido. Juan y su esposa estaban anonadados. Cuando vieron
la aparición del hermano, la esposa de Juan aún no había tenido información de lo
que había ocurrido en la sesión.

Recientemente, cuando fui participante en un seminario de constelaciones


familiares, tuve otra experiencia en la cual estuvo presente un espíritu. Una mujer
había desplegado una constelación y el facilitador no podía encontrar una
solución, algo estaba faltando. No estaba claro cómo podía encontrarse la
solución, así que traté de ver si podía captar una sensación de lo que estaba
ocurriendo, verificando si en la habitación estaban presentes espíritus
relacionados con la familia. Uno de los abuelos que estaba representado en la
constelación era considerado un héroe, había sido salvavidas voluntario en la orilla
del mar y había ayudado a rescatar a una cantidad de nadadores en problemas y
52

a marineros de barcos que se hundían. Para mi sorpresa, vi a un espíritu parado al


lado de este abuelo. Este espíritu, que era un muerto, obviamente no estaba
representado en la constelación. En silencio, con los ojos cerrados, y sin que los
otros participantes o el facilitador lo notaran, me concentré en el espíritu y le
pregunté qué estaba haciendo allí. Entendí que lo habían abandonado en un barco
que se hundía porque, durante una operación de rescate, el abuelo no se había
animado a llevar más de un cierto número de hombres en su bote, a pesar de que,
en realidad, tenía capacidad para rescatar más hombres dado que el tiempo no
estaba extremadamente malo. El hombre que vi había sido dejado en el barco que
se hundía, junto con otros dos, y se habían ahogado. Se había planeado que
serían recogidos por otro equipo de rescate, pero el barco se había hundido antes
de que pudiera llegarles la ayuda. Uno de mis propios espíritus ayudantes
interrumpió la comunicación en este punto y me dijo que no debería continuar
hablando directamente con este espíritu. No debía involucrarme ya que no estaba
dirigiendo el seminario. Me despedí del hombre muerto y en cambio enfoqué mi
atención en mi ayudante. Él explicó que el abuelo había hecho mucha obra de
bien, pero en realidad no estaba muy lejos de ser también un asesino. No había
matado en realidad a los tres hombres, pero los había dejado conscientemente en
una situación extremadamente peligrosa mientras que había otras opciones. A
causa de esto, llevaba la responsabilidad de sus muertes. El abuelo nunca había
hablado sobre este acontecimiento, y por lo tanto la culpa que sintió no fue nunca
reconocida en la familia. La responsabilidad de la muerte de los tres hombres
quedó sin adjudicar, y de ese modo causó problemas para las siguientes
generaciones de esta familia. No hablé de mis observaciones con el facilitador, ya
que era la primera vez que participaba en su seminario y no podía saber si
recibiría bien este tipo de información.

En estos dos casos, describí tres tipos diferentes de manifestación de espíritus. En


el primer caso, el alma del hermano muerto fue inicialmente sólo una presencia
clara que podía ser percibida, pero unas horas más tarde se revistió
temporariamente de un cuerpo que parecía ser físico para la gente que lo vio. En
el segundo caso, un muerto se presentaba aún en otra forma; ninguno de los otros
participantes del seminario sintió una presencia ni vio nada, sin embargo, con mis
ojos "internos" yo había visto claramente a un hombre y había podido
comunicarme con él fácilmente. Estas tres maneras diferentes de manifestaciones
-una presencia sentida, un cuerpo sutil que sólo puede ser percibido en trance, y
un cuerpo más denso que es visible para otros en la conciencia cotidiana- son
típicos ejemplos de experiencias con espíritus. No sólo con los espíritus es posible
tener tales encuentros, sino también con las almas de la gente que aún esta viva.
El alma humana puede ocasionalmente manifestar aspectos de sí misma fuera del
cuerpo físico de variadas maneras. No es extraño que pueda hacerlo; el alma es,
después de todo, de la misma naturaleza que los espíritus. En los capítulos
subsiguientes exploraré más ampliamente este fenómeno.

Un alma o un espíritu debe estar obviamente revestido de alguna especie de


cuerpo, no importa cuán sutil, de otro modo no puede ser percibido por los demás.
Ocasionalmente, como en el primer caso que describiera, el cuerpo del espíritu
53

parece semejarse tanto a la materia física que puede ser visto por la gente en un
estado de conciencia despierta normal. Sin embargo, tal manifestación es
relativamente poco frecuente; es mucho más común que pueda ser percibido
después de que se ha hecho un esfuerzo. Alguien en trance, sintonizado con su
propia alma, puede percibir los espíritus de manera relativamente fácil, revestidos
de un cuerpo de naturaleza sutil. Sea que el cuerpo del espíritu parezca tener una
cualidad densa o muy sutil, siempre parece estar hecho de alguna clase de
materia, de una sustancia. Basado en mis experiencias personales, diría que un
espíritu (o un alma de una persona viva que se ha manifestado temporariamente
fuera del cuerpo físico) puede expresarse a través de distintas sustancias. O, con
mayor exactitud: me parece que los espíritus y las almas que deambulan
libremente pueden ser experimentados por nuestros sentidos cuando están re-
vestidos de diversas sustancias.

Las experiencias que he tenido hasta ahora me han llevado a creer que las almas
o espíritus individuales están hechos de una cierta energía que sólo puede ser
directamente experimentada por nosotros como un aspecto de nuestra propia
conciencia, por ejemplo, durante ciertos estados meditativos, o cuando estamos
muy afirmados en la atemporalidad del trance. Aunque podemos experimentar
nuestra propia alma dentro de nosotros mismos como conciencia pura, nuestros
sentidos físicos o los sutiles no pueden percibir las almas o espíritus reales a
nuestro alrededor. Cuando miramos hacia adentro encontramos al alma, pero
cuando miramos afuera nos elude. Mucha gente ha visto manifestaciones de
espíritus y almas, pero ¿quién ha visto al "alma pura"? Lo que vemos cuando
percibimos a los espíritus son sus cuerpos temporales, las "ropas" que usan.
Algunas personas pueden ver distintas clases de energía sutil, que teóricamente
podrían ser manifestaciones del alma, probablemente incluso podrían ser el alma
en su estado puro. Sin embargo, no nos podemos comunicar directamente con la
"energía". La energía puede ser leída o interpretada, pero no es posible dialogar
con ella. No creo que la energía, las almas y los espíritus que a veces podemos
ver manifestados a nuestro alrededor sean verdaderamente la esencia del alma.
Sin embargo, por imposible que pueda resultar entender la real sustancia del alma
misma, es relativamente fácil relacionarse con los cuerpos en los cuales las almas
y los espíritus aparecen a nuestros sentidos.

Almas y espíritus sólo pueden percibirse cuando están revestidos de cuerpos


sutiles temporarios. El alma de una persona viva habita un cuerpo físico. Pero
¿dónde residen los espíritus? Debe de haber alguna clase de lugar o zona en
alguna parte donde estén en su hogar; tienen que vivir en algún lado. ¿Dónde
podría ser? En chamanismo, la cuestión es relevante porque a menudo se busca
el consejo de los espíritus. Si uno quiere llegar a los espíritus necesita saber
dónde encontrarlos. Si, por así decirlo, uno no sabe su dirección, no se puede
tocar a su puerta ni escribirles una carta. Las tradiciones chamánicas dicen que
los espíritus viven en su propio mundo, y este mundo del espíritu está ligado a
nuestro mundo físico. El símbolo chamánico típico es el de un universo con capas
superpuestas, en el cual los distintos mundos se conectan por el árbol del mundo
que crece atravesándolos a todos. El chamán puede percibir ese árbol mientras
54

está en trance, y a veces puede de algún modo ascender y descender por ese
árbol para visitar los diferentes mundos espirituales. La imagen que
personalmente utilizo cuando pienso en los diferentes mundos y su relación con la
naturaleza del alma, es la de las ondas de radio. La conciencia humana se puede
comparar con una radio que puede recibir frecuencias de distintas estaciones.
Imagino simplemente que, por ejemplo, en frecuencia 100 hay cierto mundo
espiritual, en frecuencia 105 tenemos el mundo físico, en 110, otro mundo
espiritual, etc. El mundo de los espíritus no es un lugar, sino una frecuencia.
Según este modelo, los distintos mundos pueden ocupar el mismo espacio al
mismo tiempo, bajo la forma de distintas frecuencias. Las diferentes frecuencias
de las ondas de radio podrían compararse con las de la materia sutil que los
espíritus utilizan para mostrarse ante nosotros. Cuando escuchamos la radio,
podemos oír las voces de gente que está muy lejos de nosotros. De la misma
forma, cuando estamos en trance podemos sintonizar nuestra conciencia con
distintas frecuencias y ver las manifestaciones de los espíritus que existen en los
diferentes niveles. Pero, al igual que en el mundo físico vemos los cuerpos físicos
sin ver las almas reales que viven en ellos, podemos también ver los espíritus en
sus distintos mundos sin ver la sustancia real de su alma. Lo que vemos en los
otros mundos son cuerpos temporarios, mientras que la naturaleza esencial del
espíritu continúa estando fuera del alcance de nuestros sentidos.

La idea de que los espíritus deben hacer uso de un "cuerpo temporario" para
hacerse entender es uno de los paradigmas más importantes de la práctica
chamánica. Todas las tradiciones chamánicas ayudan a los espíritus a
manifestarse durante las ceremonias ofreciéndoles un cuerpo temporario. Cuando
se les ofrece un cuerpo temporario, los espíritus no tienen que crear uno ellos
mismos. Para esto son utilizados los objetos físicos purificados espiritualmente por
medio de oraciones, hierbas, y/u otros agentes purificadores. Los estandartes de
colores, que son parte de muchos altares chamánicos en todas las regiones
subárticas, son llamados túnicas: una túnica para que use el espíritu. En los trajes
rituales de los chamanes siberianos hay muchos cuerpos temporarios para los
espíritus, imágenes de personas y animales hechos en hierro por un herrero. Las
banderas sobre el altar, las imágenes en el traje del chamán ... a través de ellas
los espíritus pueden entrar a la ceremonia y hacerse sentir. Los practicantes
chamánicos pueden también ayudar activamente a los espíritus a manifestarse
durante los rituales suministrándoles energía extra. Los chamanes se aseguran de
tener mucha energía antes de entrar a una ceremonia; los espíritus pueden usar
parte de la energía del chamán para manifestarse más claramente. La energía del
chamán, por ejemplo, puede incrementarse ayunando y absteniéndose de la
actividad sexual durante los días previos al inicio de un ritual. Cuando los
practicantes chamánicos avanzados se prepararon bien, y se reúnen durante unos
días de intensos rituales, los espíritus a veces se manifiestan en formas notables.
Los espíritus son invitados a través de rezos continuos, y de este modo sus
cuerpos sutiles se fortalecen: el rezo dirige la energía. Puede ser que los espíritus
vengan durante el ritual y se muestren en forma de luces fortuitas, o como grupos
de chispas flotando en la habitación. Cuando aparecen en esta forma, usualmente
no hablan. A veces los espíritus son invisibles pero igualmente pueden tocar a las
55

personas; esto percibido como un contacto físico verdadero, cálido y fuerte. Para
un practicante chamánico inexperto ésta es inicialmente ¡una experiencia
desestabilizadora! A veces entran espíritus animales, que parecen animales
físicos; a veces hablan como humanos. Algunas veces los espíritus levantan
objetos del suelo y los mueven por el aire, para que todos vean. A menudo se
muestran sólo a algunos individuos, pero puede haber momentos en que son
visibles para mucha gente al mismo tiempo. Aunque los espíritus pueden
manifestarse en formas notables, no es un modelo fijo que todo ritual chamánico
sea un circo espiritual. En realidad, es más probable que no, que durante unos
días de ceremonia haya sólo una o dos manifestaciones del espíritu, de naturaleza
más o menos sutil. Generalmente, los espíritus se manifiestan solamente a los
sanadores o chamanes, para brindar algunas respuestas a las plegarias que se
han hecho.

Al comprender que los espíritus utilizan cuerpos temporarios, los chamanes


tradicionales aprendieron a mejorar la comunicación con los espíritus. No
obstante, antes de que la comunicación pueda comenzar, primero los espíritus
tienen que llegar, es necesario llamarlos para que intervengan. ¿Cómo puede un
chamán acceder a los espíritus cuando necesita su ayuda? ¿Cómo enviar un
mensaje de un mundo a otro? Algunas antiguas canciones Lakotas lo describen
bellamente. Durante las ceremonias, se dirigen canciones a los espíritus. Las
canciones de llamado invitan a los espíritus; las canciones de sanación les piden
ayuda, las canciones de despedida dicen adiós. En una determinada canción de
despedida que se utiliza en la ceremonia de la tienda del sudor, los participantes
del ritual cantan juntos las palabras qué los espíritus han dicho a menudo cuando
se iban de una ceremonia: "Nos vamos ahora, nos retiramos otra vez hasta que
seamos voz lejana". La voz humana es el puente con los espíritus, puede acceder
a los espíritus en su propio mundo. Cuando hay necesidad de la presencia de los
espíritus, o cuando es necesario darles un mensaje, las personas pueden utilizar
su voz y hablar en voz alta. Los chamanes usan sus voces para hablar y dejar
saber a los espíritus que los necesitan. Nunca conocí un practicante chamánico
tradicional, sin importar su tradición, que no invitara a los espíritus con palabras
habladas, en plegarias y cantos.

Los principios espirituales que han dado forma a la práctica chamánica también
están activos durante el proceso de despliegue de una constelación familiar. En
una constelación, los representantes ofrecen sus cuerpos físicos como cuerpos
temporarios para otras almas y espíritus. Eso suena bastante arcaico, y en
realidad lo es. Cuando se observa el proceso del despliegue de una constelación
familiar teniendo en mente el chamanismo tradicional, una constelación parece ser
un ritual simplificado y resumido para invitar a los espíritus y ofrecerles cuerpos
temporarios. Se dan todos los pasos necesarios para el ritual. Primero, el
facilitador entrevista al cliente y menciona quiénes estarán representados:
"Necesitaremos a tu madre, a tu padre y a tus hermanas", o: "Elige a tu padre, a tu
tío y a tu hijo". Esta es la primera vez que se dicen en voz alta los nombres de los
que son invitados. Luego, el cliente elige a los representantes entre los
participantes del seminario. Nuevamente, utilizan utilizan palabras habladas:
56

"¿Puedo tomarte como mi madre?", "¿Ocuparías el lugar de mi padre?", "¿Quieres


ser mi tía?". La tradición chamánica enseña que tales preguntas simples pueden
ser oídas por los espíritus y almas, y tienen el poder de invitarlos a participar. Más
aún, tales preguntas dedican el cuerpo de un representante como cuerpo
temporario para un alma específica. Durante esta fase del proceso de la
constelación, cuando un cliente invite al representante de un modo descuidado y a
la ligera, la mayoría de los facilitadores lo detendrá. Si el cliente no siente el peso
de lo que pide, el facilitador y el elegido para ser representante tienen
inmediatamente la sensación de que algo se perturba. Desde un punto de vista
chamánico, esto es lógico. La voz del cliente tiene que llevar una invitación al
mundo del espíritu y solamente cuando una persona se encuentre centrada y
calma, su voz tendrá fuerza y poder. Antes de elegir a los representantes, el
facilitador entrevistó al cliente que le describió la vida y el destino de diversos
miembros de la familia. Sabiendo que los espíritus son solamente voz lejana, es
fácil imaginar que las almas y los espíritus pertenecientes a una familia particular
de alguna manera se activan, reaccionan y despiertan con dicha entrevista. De
hecho, hay culturas en las cuales nunca se mencionan los nombres y las vidas de
los muertos; el sólo mencionar su nombre ya podría atraerlos. De modo que,
cuando el cliente pide al representante que "sea" un determinado miembro de su
familia, el espíritu o alma de esa persona puede oírlo y saber que es bienvenido.
Lo que encuentra allí es un cuerpo esperándolo: un representante receptivo y
atento. El cuerpo del representante sirve de punto de anclaje para el espíritu. La
información se encuentra disponible. Tales estados de conciencia simbióticos son
típicos de la práctica chamánica. El alma del chamán y sus espíritus ayudantes a
menudo se funden, se vuelven uno durante el ritual.

Un representante, en una constelación, puede representar a alguien que esté vivo


o a alguien que haya muerto. El representante no experimenta ninguna diferencia
entre ellos, es igualmente fácil (o difícil) representar a alguien que esté vivo o
alguien que esté muerto. El alma de una persona muerta no tiene cuerpo, existe
sólo como un espíritu, pero el alma de una persona viva está anclada en un
cuerpo físico. Esto hace surgir la cuestión de si, al representar a alguien vivo, su
alma de alguna manera sale de su cuerpo físico para ligarse al cuerpo del
representante. La experiencia muestra que un individuo al que representan en una
constelación no observa nada inusual ni específico durante el tiempo en que lo
representan. No hay "movimiento" detectable del alma en el sentido de que un
alma salte de un cuerpo al otro y regrese. Para comprender esto, puedo contar
con la imagen de la radio que diera anteriormente. Las ondas de radio tienen toda
clase de frecuencias, altas y bajas. Sin embargo, todas viajan a través del mismo
medio: el éter. Este medio impregna y sustenta a todas las diferentes ondas, sin
importar en qué frecuencia estén. La relación entre cuerpos temporarios o
vehículos del alma y el alma misma podría compararse con las distintas
frecuencias y el éter. El "alma" puede de algún modo impregnar más frecuencias
al mismo tiempo, de manera que, cuando alguien representa a una persona viva,
ambos están en contacto con la misma alma.
57

En el siguiente capítulo, exploraré una imagen chamánica tradicional del alma y


veré de qué modo esto puede estimular adicionalmente nuestros pensamientos
acerca del proceso de las constelaciones.
58

8
EL ALMA MULTIPLE.

La primera ocasión en la que fui introducido al concepto de que el alma o las


almas podían entrar y salir del cuerpo fue durante la primera vez que fui por unas
semanas asistente de un sanador indio norteamericano nativo, durante su trabajo
y sus viajes, hace muchos años atrás. Nunca antes había tenido la oportunidad de
estudiar con un maestro espiritual en un contexto más privado. Yo todavía era
inexperto en muchos sentidos, y para mi creciente sorpresa, en las cuatro
semanas que viajamos, no oí una sola instrucción ni explicación directa sobre
técnicas espirituales. Mi maestro se había reunido con grupos de personas y con
individuos, había estado celebrando ceremonias y visitando los hogares de la
gente, pero, de algún modo, al recordar lo que se había dicho o comentado, no
podía encontrar ninguna sugerencia práctica ni descripción de técnicas
chamánicas en absoluto. Todavía tenía que acostumbrarme al hecho de que los
sanadores muy raras veces dan explicaciones e instrucciones. Tampoco era
consciente en ese momento de que hay muchos indios norteamericanos que se
resisten a que sus sanadores enseñen a los que no son nativos, sea cual fuere el
contexto. Un maestro espiritual que da instrucciones directas sobre temas
espirituales tradicionales puede ser sujeto de chismorreo, exclusión o incluso
violencia directa.

Recién al terminar ese mes recibí finalmente algo que se podía considerar una
instrucción directa acerca del trabajo ritual. Mi maestro me aconsejó realizar
diariamente algunos pequeños gestos rituales que incluían el uso del agua, y me
dijo que esto era para beneficio de mi alma, para que fuera alimentada y
permaneciera cerca. No puedo describir aquí los detalles de este pequeño ritual,
porque me lo dio específicamente para mi uso personal. Yo estaba intrigado por la
idea de que el alma pudiera ir y venir y necesitara que la mantengan en buen
estado. ¿Cómo podía el alma no estar en buen estado? Mi concepto del alma,
hasta donde lo tenía, era estático. Pensaba que mi alma era la parte espiritual de
mí mismo que estaba todo el tiempo presente y era siempre saludable. ¿Cómo
podía mi alma no estar en mi cuerpo, andar por ahí por su cuenta? Nunca había
siquiera pensado en la posibilidad de un alma que se desplazara a la deriva. Creía
que la única vez que un alma salía de un cuerpo físico sería en el momento de la
muerte. Después de que me presentaran la idea de que el alma puede viajar, y
que incluso necesita alimento y cuidado, empecé a prestar atención a lo que otros
maestros y las distintas tradiciones chamánicas tenían para decir sobre estos
asuntos; pronto descubrí que había todo un mundo de ideas sobre el alma.

Estudiar en detalle los numerosos conceptos y teorías chamánicos sobre el alma


sólo tiene sentido cuando es tenido en cuenta el contexto de prácticas sanadoras
tradicionales. Hay un concepto o modelo básico, sin embargo, que es también
interesante dentro del contexto del trabajo sistémico: el concepto de almas
múltiples de las tradiciones siberianas. La mayoría de los chamanes de Siberia y
Mongolia creen que los humanos no tienen únicamente una sola alma, sino por lo
59

menos tres, cuatro o hasta cinco; el número exacto varía en las distintas
tradiciones. Lo que presento aquí es sólo un resumen fragmentado y muy básico,
que se fundamenta en las ideas generales, compartidas por muchos pueblos
chamánicos, acerca de las almas múltiples.

Las almas múltiples ocupan posiciones diferentes dentro y alrededor del cuerpo
físico, y cada una tiene una naturaleza diferente. Generalmente, una de ellas está
íntimamente entretejida con la estructura física; está específicamente conectada
con los huesos y, de acuerdo con algunas tradiciones, también con las uñas y el
pelo. Esta alma reside en.el cuerpo en todo momento. Se considera que lleva
poder y vitalidad de tipo animal, y a veces se la considera también como la piedra
basal de la conciencia individual. Las distintas tradiciones tienen diferentes
opiniones sobre el alma que sustenta la base de la individualidad; todo depende
de cuántas almas se considere que hay en total, Cuando no se considera que la
primera alma de tipo animal tenga conciencia personal individualizada, entonces,
en general, se dirá que hay unn alma extra residiendo en el cuerpo físico que
sustenta las características individuales básicas que integran la conciencia de un
yo. De ese modo, una o. dos almas residen constantemente en el cuerpo físico,
ligadas' a la fuerza vital autónoma del cuerpo y al sentido de individualidad, Las
otras almas están ubicadas fuera del cuerpo físico, ya sea cerca o lejos de él.
Usualmente, se describe un alma que vive muy cerca del cuerpo físico pero no
realmente dentro de él, y por lo menos otra alma que vive en lo salvaje de la
naturaleza o en el mundo del espíritu. Puede ser también que haya más almas del
último tipo, por ejemplo, una que vive en el mundo inferior y una que se puede
encontrar en el mundo superior. Todas las almas están conectadas con aspectos
específicos de la experiencia humana. Por ejemplo, una tiene sabiduría espiritual,
otra tiene el conocimiento práctico que es necesario para la supervivencia día a
día. Juntas, las almas múltiples encarnan todas las cualidades y características
humanas, tanto de naturaleza práctica como espiritual, en forma manifiesta o en
estado potencial. Los chamanes tradicionales usan su modelo de las almas
múltiples para diagnosticar y tratar enfermedades. Cuando alguien está enfermo,
cada alma es controlada separadamente, porque una enfermedadd puede
originarse sólo en una de las almas. ¿Son todas las almas saludables, están
débiles, contaminadas con energías extrañas? ¿ Ha deambulado alguna de ellas
demasiado lejos y ahora está perdida en algún lugar?

Cuando alguien no se sienta bien, un chamán verificará siempre que todas las
almas estén todavía presentes. De acuerdo con las tradiciones siberianas, todas
las almas separadas pueden moverse por ahí. Por ejemplo, es fácil que las almas
se alejen de noche mientras su dueño duerme. Su regreso produce los sueños. La
forma y contenido de un sueño depende de dónde han estado las almas y qué han
experimentado. A veces un alma puede alejarse y no volver; no desea volver
porque ha perdido interés en lo que ocurre en la vida de su dueño. También es
posible que un alma se vaya porque las circunstancias externas la obligan a
hacerlo. Los accidentes físicos graves, por ejemplo, pueden obligar a un alma a
salir del cuerpo físico, o un shock puede romper los vínculos entre el cuerpo y un
alma que vive cerca de él. En estas circunstancias, las almas se desorientan muy
60

pronto y se pierden. Una observación adicional, hecha en el contexto chamánico


tradicional, es que un alma puede ser robada por los espíritus, o por chamanes
que quieren crear problemas.

Las tradiciones chamánicas dicen que el alma singular o dual que está
fuertemente conectada a nuestros huesos y al cuerpo físico no puede dejar el
cuerpo por mucho tiempo; muy pronto, eso daría como resultado la muerte. De las
otras almas, por lo menos una se queda generalmente muy cerca del cuerpo físico
de su dueño. Las otras almas, sin embargo, pasan su tiempo en la naturaleza o en
los otros mundos, y estas almas pueden desaparecer sin que sea advertido
directamente. En realidad, es difícil ser consciente de estas almas, aunque estén
cerca. De acuerdo con la tradición normalmente sólo podemos sentir los efectos
positivos de la presencia del alma, o los resultados negativos al irse y
desconectarse de nosotros, pero no al alma misma. Darse cuenta o sentir la
ausencia de una de las almas móviles puede ser comparado con el efecto de
apagar la calefacción en una habitación grande. Cuando está confortablemente
tibia y alguien apaga el calefactor sin que uno lo sepa, transcurre bastante tiempo
hasta que uno se percata de que ha ocurrido algo. Al principio, la temperatura
desciende tan levemente que uno no se da cuenta en absoluto. Luego, puede
empezar a sentir apenas algo de fresco pero no lo registra conscientemente.
Recién después de un tiempo más prolongado uno siente un poco de frío y
empieza a pensar en el calefactor. Lo mismo ocurre con la ausencia de las almas
móviles. Cuando una de las almas se va, no se lo advierte inmediatamente.
Recién al irse durante un tiempo más prolongado, el dueño empieza a sentir que
algo ha cambiado. Quizás experimente una vaga incomodidad, o cierta falta de
energía. Quizás gradualmente empiece a sentirse deprimido o pierda interés en el
mundo que lo rodea. Los efectos negativos relacionados con la pérdida del alma
son advertidos relativamente pronto cuando se ha ido una de las almas que
permanecen cerca del cuerpo físico, entonces puede llevar apenas unas horas o
unos pocos días. Sin embargo, cuando se ha ido una de las almas que sólo visita
a veces a su dueño cuando duerme y habitualmente vive en el otro mundo, puede
llevar muchos días y hasta semanas antes de que alguien comience a darse
cuenta de los efectos de perderla.

Hay algo peculiar referente a la presencia de las distintas almas: nos


acostumbramos tanto a tenerlas alrededor, como a no tenerlas alrededor. Por
ejemplo, podría ser que para alguien -visto desde un modelo de cinco almas- tres
almas estén presentes, una esté conectada sólo a medias y una se haya ido
totalmente. Cuando se le pregunta cómo se encuentra, probablemente diga:
"¡Bien!". Cualquiera sea la situación habitual, "normal", concerniente a la presencia
de las distintas almas, automáticamente se transformará en el marco de referencia
de alguien; cualquiera sea la situación durante un período más largo, será
experimentado como normal. Así que, más allá de que alguien manifieste sentirse
bien, sus propios sentimientos no siempre indican cuántas de sus almas están
generalmente presentes. Esa es la razón por la cual, en la práctica chamánica
clásica, cuando alguien visita a un chamán para pedirle ayuda o sanación, el
chamán verificará que todas las almas estén presentes. Cuando, después de un
61

control, el chamán encuentra que falta una de las almas, envía, en trance, a una
de sus propias almas a buscar en los mundos espirituales la presencia del alma
perdida. Cuando la encuentra, la trae de regreso, y luego vuelve a conectar el
alma perdida al cuerpo físico del cliente. Cuando todas las almas están en sus
lugares correctos, el paciente advierte una diferencia, y se da cuenta de que en
realidad no se sentía tan bien antes de la sanación. La presencia de las almas no
crea sentimientos dichosos espectaculares ni experiencias espirituales intensas,
simplemente aporta una calma sutil, un sentido de salud y de equilibrio interno,
una especie de sosegada curiosidad acerca del mundo y las otras personas.

El modelo de las almas múltiples que se pueden trasladar arroja una luz
interesante sobre los procesos que entran en acción en las constelaciones. Una
de las preguntas que surgen fácilmente en el trabajo sistémico es cómo un
representante puede sentir y saber tanto sobre la persona a quien representa, y
sobre la familia a la que esa persona pertenece. Si una persona tiene una cantidad
de almas que pueden trasladarse a voluntad en mayor o menor grado, una de
estas almas podría, en teoría, unirse a la constelación y, de algún modo, fundirse
con las almas del representante. Como se explicara anteriormente, un alma, se
encuentre o no conectada a un cuerpo físico, aceptará una invitación tan pronto
como le hablen con respeto. No es difícil imaginar que cuando se despliega una
constelación, algunas almas jo notarán aunque estén muy lejos, y puede ser que
vengan a controlar lo que está ocurriendo. Debería considerarse aquí que, de
acuerdo a la tradición, todas las diferentes almas, excepto quizás la que está
conectada a los huesos del cuerpo físico, tienen una conciencia individual
separada. Al mismo tiempo, son parte de la vida de su dueño, Cuando un
individuo ha sufrido enfermedad o dificultad, todas sus almas sienten necesidad de
sanación y apoyo. El alma que encuentra a una constelación y un representante
esperándola es más probable que reconozca el contexto como una oportunidad
para la sanación, la liberación, o la resolución. Dado que las almas que son más
móviles son aquéllas cuya partida sólo es percibida después de algunas horas,
días o hasta semanas, teóricamente cualquier alma puede fácilmente unirse a una
constelación y volver al lugar de donde vino sin ningún efecto para su duelo.

De acuerdo con la tradición, la mayoría de las almas que han perdido


completamente el contacto con sus dueños no pueden volver por sí mismas. No
habría un problema tecnológico que les dificulte el regreso; las almas que se han
ido alejando mucho simplemente están en parte o completamente desorientadas,
y ni siquiera piensan en la posibilidad de volver. Cuando un alma se ha ido porque
las condiciones en la vida de su dueño eran demasiado duras para ella, o a causa
de alguna herida o accidente, simplemente olvida a quién pertenece. Un alma
perdida continúa existiendo con una especie de piloto automático, sin ninguna
iniciativa propia. A menudo ocurre que la enfermedad o problema, que hizo que el
alma se fuera, fue curada o resuelta hace largo tiempo, pero el alma aún no
retorna. Tradicionalmente, es tarea del chamán hacer contacto con tales dichas
almas perdidas. El chamán se comunica con ellas para que tomen conciencia
nuevamente de quiénes son y a qué lugar pertenecen. Las almas perdidas
responden fácilmente a la ayuda que se les ofrece, y pueden ser rápidamente
62

restituidas a la conciencia. No es difícil imaginar que una constelación familiar


pueda tener un efecto sobre las almas perdidas similar a la recuperación del alma
chamánica. Se puede atraer un alma perdida mientras se despliega una
constelación. Luego, ésta se conecta con el representante, y experimenta los
movimientos sanadores del proceso de la constelación. Cuando la constelación
termina, el alma se va.

Durante la constelación, ha encontrado un nuevo equilibrio y ha recuperado su


vitalidad, tiene un sentido más claro de a quién pertenece. Si la razón de su
partida fue un trauma, es probable que, durante la constelación, por lo menos una
parte del trauma se haya procesado y sanado. En lugar de continuar vagando sin
propósito por el mundo espiritual, el alma recuerda su historia claramente y
entonces es probable que esté interesada en volver a su dueño, al menos si ese
dueño aún se encuentra vivo. Cuando ha sido representada el alma perdida de
una persona muerta, después de la constelación, dicha alma puede ir a esa parte
del mundo espiritual donde viven las almas de la gente muerta.

El modelo siberiano de las almas múltiples describe cómo distintas almas pueden
circular fácilmente de aquí para allá. Normalmente, los movimientos de estas
almas no son detectables para sus dueños. La imagen de las almas móviles
posiblemente pueda explicar de qué modo los representantes en una constelación
saben lo que está ocurriendo en la familia a la que representan tan pronto como
son ubicados. Cada representante sabe instantáneamente cómo se relaciona con
los otros; no tiene que esperar que estos sentimientos se desarrollen, no hay
proceso alguno de clasificación de la información. Para los representantes en una
constelación y para el público que los observa, resulta claro que "algo" ha
ingresado, y este algo, desde un punto de vista chamánico, podría ser alguna de
las almas múltiples móviles. Los movimientos de las almas y de los espíritus son
inimaginablemente rápidos. Al existir en los otros mundos, compuestos de energía
que vibra en distintas frecuencias, las almas o espíritus no tiene que viajar a través
de nuestro mundo físico cuando quieren aparecer en un ritual o una constelación.
El espacio y la distancia significan para ellos algo diferente que para nosotros. Las
frecuencias de los otros mundos impregnan el mundo físico en todas partes, y de
ese modo pueden presentarse fácilmente en cualquier lugar. Cuando se los invita
durante una ceremonia, sintonizan con la voz y la persona que los invitó y, si se
sienten interesados en incorporarse, se conectan y se hacen sentir. Cuando
sienten deseos de irse o cuando el ritual, o una constelación, ha terminado, se
retiran nuevamente.

Ocasionalmente, durante los rituales chamánicos, los espíritus o almas se van


repentinamente antes de que termine la ceremonia, y algo parecido también
puede ser observado durante una constelación. En algunas constelaciones
simplemente la energía disminuye de repente. Una constelación que se estaba
desarrollando bien puede perder algo y, a partir de ese punto, ninguna
intervención del facilitador puede traer de regreso la fuerza que estuvo allí en un
principio. Algo parece realmente haberse ido; una cualidad desaparece de
repente. Cuando una constelación pierde su poder, la energía del auditorio
63

empieza también a dispersarse, la gente empieza a bostezar y a mirar sus relojes.


Tales cambios repentinos pueden ser rastreados en algún comentario o apenas
una actitud de alguno de los representantes. Una constelación en desarrollo está
influida constantemente por los representantes; lo que ellos digan, sientan o hagan
puede fortalecer el proceso o debilitarlo. Cuando la vida abandona una
constelación, el cambio es a veces causado por el cliente que ha reemplazado a
su propio representante y ocupa entonces su propio lugar. Un cliente a veces no
puede aceptar el movimiento sanador que se está desarrollando y logra
interrumpir el proceso. Una pequeña frase, un gesto u observación que esté
totalmente fuera de sintonía con los difíciles y delicados movimientos del alma
será sentido por todos los representantes de la constelación como si se hubiese
desconectado un enchufe. La repentina pérdida percibida en esos momentos bien
podría ser el resultado del repliegue de las almas y espíritus presentes. En un
ritual charnánico, los espíritus a veces se van cuando se perturba uno de los
altares, o cuando alguien interfiere con el movimiento sanador cantando una
canción que no es apropiada para esa parte de la ceremonia. Cuando eso ocurre,
toda la ceremonia, o por lo menos la fase en la cual tuvo lugar la perturbación,
tiene que comenzar nuevamente. A menudo los espíritus vuelven, pero no
siempre. En una constelación, cuando el cliente interrumpe consciente o incons-
cientemente un movimiento sanador, a veces puede ser retomada si se saca al
cliente de la constelación y un representante ocupa su lugar. También ocurre que
una constelación pierda poder sin la interferencia del cliente u otra persona.
Probablemente, el facilitador diga entonces algo como "siento que no tenemos
permiso para hacer el trabajo"; entonces, se percibe que alguna inteligencia no
apoya la constelación. Por ejemplo, puede haber un secreto familiar que está
demasiado celosamente guardado para que sea posible un movimiento sanador.
En tales casos, la energía puede sentirse muy densa y confusa, y entonces se
percibe que algo está actuando en contra de un descubrimiento. Pero también
puede ser que no haya más energía disponible, y en ese caso, las almas o los
espíritus pueden haberse ido.

Hay otro aspecto más de la teoría de las almas múltiples que es interesante en el
contexto de las constelaciones familiares. Algunas culturas siberianas, pero no
todas, describen que entre las distintas almas que tiene un individuo, hay un alma
personal y un alma familiar. Estas dos almas "registran" lo que ocurre en la vida de
su dueño pero, después de la muerte física, se separan una de la otra. De acuerdo
con la mayoría de las tradiciones siberianas, las almas siguen viviendo después
de la muerte. De modo que tanto el alma personal como el alma familiar continúan
viviendo. El destino del alma individual puede o no ser la reencarnación, pero el
alma familiar de alguien reencarna en la misma familia. Si una familia se ha
extinguido, las almas familiares, que solían reencarnarse en ella una y otra vez,
reencarnan en una familia que se parezca a la familia en la cual las almas se
originaron. Un alma familiar es compartida por una cantidad limitada de individuos
a medida que nacen como miembros de las generaciones sucesivas, y ésta trae
consigo toda clase de recuerdos propios de esa familia; no todos los recuerdos, ya
que una determinada alma familiar sólo puede conectarse con una persona por
vez. A medida que pasan los años, el alma familiar continúa encarnándose en
64

sucesivas generaciones del árbol genealógico. Cuando una persona determinada


muere, su alma personal puede encarnar en otra cultura, pero su alma familiar
reencarnará en su propia familia, por ejemplo, en su sobrino. Cuando este sobrino
muera, el alma familiar que tenía encarnará en otro miembro de la familia de una
generación siguiente, por ejemplo, en su propia nieta. Después de que la nieta
haya muerto, puede ir a la hija de su hermano. El alma familiar se mueve a través
de las generaciones, de un linaje al otro dentro del mismo sistema familiar. Cada
miembro de la familia tiene también un alma personal individual, que puede muy
bien ser un alma reencarnada, y puede venir de cualquier lugar: de otra cultura,
otro país u otro continente. Sin embargo, el alma familiar siempre proviene de la
familia. Las dos almas son entidades separadas y siguen sus propios programas
en forma independiente una de la otra, para bien o para mal. A veces, el alma
personal y el alma familiar tienen muchos intereses o impulsos en conflicto,
causando una vida difícil, llena de frustración.

Los conceptos de las culturas chamánicas acerca del alma se basan en


interpretaciones de observaciones hechas por los chamanes durante muchas
generaciones. Obviamente, la gente veía que las pautas de comportamiento y las
inclinaciones de los miembros de la familia fallecidos retornaban en los miembros
de la familia recién nacidos. La imagen de un alma familiar que reencarna en la
familia es una imagen lógica dentro del contexto de la cosmovisión chamánica
tradicional y de la cosmología espiritual. La imagen de un'alma familiar también es
interesante en el contexto del trabajo sistémico; podría esclarecer alguna de las
dinámicas que crean cierto tipo de implicaciones sistémicas transgeneracionales
dentro de las familias. La imagen de un alma familiar que se reencarna ayudaría a
entender las dinámicas involucradas cuando un determinado destino vuelve
repentinamente después de algunas generaciones, sin que exista la posibilidad de
que alguien copie, por lealtad inconsciente, el destino de un familiar al que haya
conocido personalmente. En un capítulo anterior, di el ejemplo de una madre y
una hija cuyas vidas se implicaron sistémicamente a causa de sus intentos
inconscientes de apoyarse mutuamente. Tales dinámicas se pueden entender con
relativa facilidad: madre e hija se conocen muy bien. Pero ¿qué podemos decir de
un nieto que se suicida el mismo día y de la misma manera que su bisabuelo, a
quien nunca conoció, aún ignorando el hecho de que su bisabuelo se hubiera
matado? La idea de un alma familiar que se transmite de uno a otro dentro de la
misma familia podría aquí ser relevante; explicaría cómo algunos destinos muy
específicos pueden repetirse tan literalmente. La idea de un alma familiar que
reside en un solo individuo también ayuda a explicar por qué, normalmente, sólo
una persona capta el destino de un determinado miembro de la familia mientras
que los otros quedan libres.

El alma familiar es un concepto interesante en muchos sentidos. Cuando miramos


las implicaciones sistémicas que están relacionadas con la homosexualidad y la
trans-sexualidad, la imagen del alma familiar también adquiere significado. A
menudo, cuando un cliente homosexual o trans-sexual despliega una constelación
familiar, se descubre que una de las dinámicas que operan en la familia es que el
cliente, en su propia familia, tuvo que representar a alguien del género opuesto. A
65

veces, en las constelaciones, también se encuentran implicaciones de cruce de


género para la gente heterosexual, y existen además las mismas identificaciones
sexuales que para los homosexuales y trans-sexuales. Entonces, desde las
constelaciones, no se puede sacar la conclusión terminante de que la verdadera
causa de la homosexualidad o las trans-sexualidad sea una implicación sistémica
de cambio de género; simplemente se observa que este tipo de implicación
específica a menudo coincide con ella. En algunas culturas chamánicas,
especialmente las del Artico superior, cuando nace una criatura, los chamanes
intentan rastrear el origen del alma familiar. Se considera al recién nacido como la
reencarnación de un pariente fallecido, y la criatura recibe el nombre del muerto o
la muerta. Conserva este nombre hasta la pubertad. Un niño puede tener un alma
familiar femenina y una niña puede tener un alma familiar masculina, así que un
niño puede recibir un nombre de mujer y una niña puede recibir un nombre de
varón. En la pubertad, recibe un nombre nuevo que coincide con su sexo. Muchos
adoptan el nuevo nombre y se identifican con él, pero algunos no lo hacen. La
mayoría de las culturas chamánicas tradicionales, tanto en Siberia como en
América del Norte, establecen que, además de hombre y mujer, hay otros dos
géneros: un hombre-mujer en un cuerpo masculino, y un hombre-mujer en un
cuerpo femenino. Estas personas del tercero y cuarto género se consideran
intrínsecamente diferentes a los hombres y mujeres, ya que no son solamente
masculinos o femeninos sino que en su alma son ambas cosas. En la mayoría de
las culturas chamánicas, la gente del tercero y cuarto género tenía
responsabilidades espirituales específicas; en las culturas siberianas muchos de
ellos llegaban a ser chamanes.

Extraer imágenes de una determinada cultura y utilizarlas para explicar las


dinámicas que percibimos en las constelaciones y en las implicaciones sistémicas
es riesgoso, no importa cuán inspirador pueda ser. Por lo tanto, la exploración que
he realizado aquí debería ser considerada una línea de pensamiento experimental,
y las sugerencias de las posibles respuestas que encontré no deberían ser
tomadas como conclusiones definitivas. El modelo siberiano de las almas múltiples
puede ser útil de alguna manera, pero, reconsiderar el capítulo anterior en el que
expliqué que un alma necesita un cuerpo temporario para darse a conocer, da
origen también a nuevas preguntas. Si el alma misma no puede ser percibida por
medio de nuestros sentidos, ¿qué sucede con las almas múltiples mencionadas en
el chamanismo siberiano? ¿Son realmente almas, o son cuerpos temporarios? En
el siguiente capítulo, avanzaré con otro modelo que explore en mayor profundidad
la naturaleza de la relación entre el alma y los cuerpos temporarios.
66

9
EL ALMA, LOS CUATRO CUERPOS
Y LA PERSONALIDAD.

A través de los años, he estudiado con diferentes maestros chamánicos pero


también. he intercambiado información y experiencias con maestros y practicantes
de otras tradiciones y escuelas espirituales. Aquello que encontré de utilidad lo he
integrado a mi trabajo y, parte de la terminología y algunos conceptos que utilizo
en la descripción del siguiente modelo, no son utilizados originalmente en las
tradiciones chamánicas. Aun así, fue durante muchos años de práctica chamánica
que se formó y refinó el siguiente modelo del alma, los cuatro cuerpos y la
personalidad.

El punto de partida de mi descripción de este modelo es el alma. Durante la


meditación, el trance chamánico y otras prácticas espirituales, podemos tener una
experiencia directa de nuestra propia alma. Sin embargo, el alma es mucho más
grande que lo que la gente puede experimentar dentro de sí misma. El alma es
ilimitada. A través de la disciplina espiritual, alguien puede aprender a percibir más
y más acerca del alma, pero el alcance de la percepción siempre sigue siendo
determinado por los límites personales. El alma en sí misma no tiene límites; el
alma es la energía vital que impregna a todos los seres vivientes. Los estudiantes
de muchas escuelas de yóguicas y budistas constantemente se esfuerzan para
alcanzar la experiencia real de la totalidad del alma, más frecuentemente llamada
iluminación o autorrealización. En la práctica chamánica tradicional, este tipo de
experiencia directa del alma total nunca es buscada activamente, aunque se da
espontáneamente de tiempo en tiempo en los practicantes de chamanismo
verdaderamente avanzados. Cada alma individual es la puerta a esta unidad
mayor. Desde los aspectos más individualizados del alma personal a la gran
totalidad, esencialmente, el alma es una. Podemos decir que todos tenemos almas
individuales pero, en algún nivel, esas almas individuales son también una sola.
67

Además de un alma, cada individuo tiene cuatro cuerpos. Cada uno de estos
cuerpos es de diferente naturaleza y está compuesto por diferentes sustancias;
son llamados cuerpo físico, etérico, astral y mental. El cuerpo físico es el ancla
para los otros tres: los cuerpos etérico, astral y mental impregnan la estructura
física y necesariamente también el uno al otro. Los cuatro cuerpos existen en el
mismo espacio en diferentes frecuencias vibratorias. Están entretejidos e
influyéndose constantemente unos a otros. No obstante, al mismo tiempo,
continúan siendo entidades separadas que pueden ser experimentadas por
nuestra conciencia como estructuras separadas e independientes. Cada uno de
los cuatro cuerpos está conectado al alma y recibe de ella fuerza y vida; cada
cuerpo es en realidad un vehículo distinto para el alma.

El cuerpo físico está compuesto por los huesos, la sangre, los tejidos y la totalidad
de la materia. El que le sigue es el cuerpo etérico. Es apenas ligeramente más
grande que la estructura física. El cuerpo etérico o energético es el vehículo para
la fuerza de vida que vitaliza nuestro cuerpo físico. De alguna manera, es una
versión más sutil del cuerpo físico, y ambos están completamente entretejidos. En
acupuntura, el concepto de meridianos es utilizado para describir el flujo
perceptible de energía sutil electromagnética a lo largo de las líneas que conectan
varios órganos y partes del cuerpo. Son los flujos de energía etérica que vitalizan
el cuerpo físico. Así como los dos primeros cuerpos están estrechamente
entrelazados y forman una especie de unidad, de la misma manera el tercero y
cuarto cuerpo funcionan como una totalidad. El tercer cuerpo es el cuerpo astral,
que es de una naturaleza más sutil que el cuerpo etérico y el físico. Normalmente,
se lo percibe como un campo mucho más amplio que la estructura física. A veces
es descripto como un cuerpo de fluidos y vívidos colores, con siete ruedas
ubicadas en ciertas posiciones sobre la columna vertebral, llamadas chakras. Sólo
muy pocas tradiciones chamánicas han descripto el fenómeno como chakras y,
dado que he sido formado en el chamanismo, no utilizo el concepto de chakras en
mis prácticas chamánicas. El cuerpo astral, sea cual fuere su forma exacta, es el
vehículo en el cual están almacenadas las imágenes de los recuerdos. Además,
es el cuerpo que siente las emociones. La tercera cualidad importante del cuerpo
astral es la conciencia mítica; su lenguaje son los sueños y los símbolos. El cuerpo
mental, que es el cuarto en la línea, es el cuerpo de la estructura. Así corno las
diferentes partes del cuerpo físico .están conectadas a través del "cableado" del
cuerpo etérico, de la misma manera el cuerpo mental provee al cuerpo astral de
una sutil estructura subyacente. Para mucha gente, la palabra mental está
asociada con la capacidad de pensar, pero el pensamiento no sólo está
relacionado con el cuerpo mental. El cuerpo mental se describe mejor como la
estructura que hace posible el pensamiento. Imaginemos que los pensamientos
son una araña corriendo por los hilos de una telaraña. Los diseños de la red
determinan cómo la araña puede desplazarse o de qué modo evolucionan los
pensamientos. El cuerpo mental no es la araña sino la red; una estructura que
influye en los movimientos del pensamiento, pero sin guiar los pensamientos
activamente. Así como el cuerpo etérico vitaliza al cuerpo físico y lo sostiene con
estructuras y patrones energéticos, también el cuerpo mental está estrechamente
entretejido con el cuerpo astral. Está compuesto de senderos y estructuras que
68

determinan el curso de los sueños, las asociaciones y los pensamientos. La


habilidad de pensar, sin embargo, es una capacidad de la personalidad, que es
una entidad de una naturaleza muy diferente a la del alma y los cuatro cuerpos.

Cuando nos tomamos un momento para sentarnos con los ojos cerrados, es fácil
experimentar el funcionamiento de los cuatro cuerpos. Al sentarnos, podemos
sentir el peso de nuestro cuerpo en la silla, percibir el calor de las manos y los
pies, y percibir la humedad en la boca. También podemos sentir la energía etérica
que vibra sutilmente en nuestro cuerpo, la fuerza vital en los huesos, músculos y
piel. Las imágenes y recuerdos que se originan en el cuerpo astral corren por
nuestra mente, acompañadas el pensamiento asociativo que sigue
automáticamente los patrones y estructuras del cuerpo mental.
Cada uno de los cuatro cuerpos tiene sensaciones independientes que luego se
mezclan en nuestra conciencia formando una sola experiencia cohesiva. Es la
personalidad la que lo hace posible. La personalidad filtra la producción y las
sensaciones de los cuatro cuerpos y permite que emerja a la superficie de la
conciencia lo que juzga importante: la información que entra fluyendo desde cuatro
fuentes diferentes se convierte en parte de una sola corriente de atención. Esta
realidad interior unificada que está compuesta por información de los cuatro
cuerpos determina cómo nos relacionamos con el mundo que nos rodea. Nuestra
personalidad establece lo que experimentamos como realidad, interpreta los
acontecimientos y el mundo a nuestro alrededor.

La personalidad controla la conciencia y ocasionalmente dirigirá toda su atención


sólo hacia uno de los cuerpos solamente en lugar de filtrar y mezclar las
sensaciones de los cuatro en una totalidad. Generalmente, sólo hará esto cuando
uno de los cuerpos se encuentre extremadamente activo o agitado y esté
atravesando por una experiencia muy intensa. Imagina, por ejemplo, que corres
diez kilómetros. Después de una cierta cantidad de tiempo, la conciencia se
localiza únicamente en el cuerpo físico. Sientes los movimientos de los músculos,
ya casi no piensas, ni siquiera piensas si deberías detenerte o continuar corriendo.
No hay más emoción, ni fantasía ni historia en tu mente. Tu conciencia del cuerpo
físico es mucho más aguda que lo normal; en cierto sentido, ahora te has
convertido totalmente en el cuerpo físico. Del mismo modo, la personalidad puede
dirigir toda su atención hacia uno de los otros cuerpos. Durante algunas prácticas
meditativas en las que el cuerpo físico es mantenido inmóvil por largos períodos
de tiempo, uno puede llegar a percatarse del cuerpo etérico de energía. Cuando la
conciencia se ha desplazado del cuerpo físico al etérico, sólo experimenta un
campo vibracional en el cual es imposible discriminar entre las diversas partes del
cuerpo físico. La experiencia del cuerpo etérico modifica la experiencia del espacio
interior: no hay forma de discriminar el espacio entre dos dedos o el espacio entre
el tope de la cabeza y la planta de los pies; la experiencia del tamaño físico no
existe en el cuerpo etérico. Todo se siente o bien muy grande o muy pequeño, y a
veces incluso ya no es posible diferenciar entre esos dos conceptos. Un ejercicio
simple que, para mucha gente, conduce a la experiencia del cuerpo etérico, es el
movimiento extremadamente lento de uno de los brazos. Si quieres hacerlo,
siéntate en una posición relajada y cierra tus ojos. Coloca tu mano derecha sobre
69

tu rodilla. Luego practica moviendo tu mano hacia tu hombro izquierdo, algo que
lleva alrededor de un segundo o un segundo y medio. Ahora coloca tu mano sobre
tu rodilla y nuevamente mueve tu mano desde tu rodilla a tu hombro, pero tómate
por lo menos una hora sólo para este movimiento. El movimiento tiene que ser tan
lento que ni siquiera te permita determinar si realmente estás moviendo tu brazo o
no, aunque la intención de moverlo esté ahí todo el tiempo. Muchas personas que
hacen este ejercicio experimentan todo tipo de cambios en la manera en que
perciben su brazo, y finalmente dejan de percibirlo del todo. Lo que se
experimenta simplemente es un campo de energía. Con frecuencia, no sólo la
sensación del brazo cambia, la conciencia de todo el cuerpo se transforma en la
extraña sensación del cuerpo etérico.
La atención también puede ser trasladada completamente al cuerpo astral; esto
sucede por ejemplo durante algunos trances hipnóticos. Alguien que es
hipnotizado puede retirarse totalmente a un mundo interior de memoria, imagen y
mito, y perder completamente la sensación del cuerpo físico y su entorno material.
La conocida sensación de soñar despierto también significa que la atención se
está retirando al cuerpo astral. Puedes, por ejemplo, "despertar" a tu entorno físico
después de haber estado perdido en pensamientos e imágenes, y encontrarte con
un libro en las manos que habías estado leyendo, o esperando que las luces de
tránsito se pusieran verdes, o parado en la ventana mirando el jardín. Por último,
la conciencia también puede desplazarse hacia una experiencia del cuerpo
mental, pero esto es difícil de describir. Cuando la conciencia está completamente
concentrada en él, está inmersa en un mundo de patrones abstractos, un contexto
sin contenido, lo cual es difícil de poner en palabras. Semejante experiencia es
bastante xara, y usualmente sólo la tienen las personas que han sido entrenadas
durante mucho tiempo en prácticas espirituales de concentración, o
accidentalmente les ocurre a aquellos que están bajo la influencia de poderosas
drogas.

La descripción de los cuatro cuerpos puede ser superpuesta hasta cierto punto al
concepto chamánico de almas múltiples. Tanto los cuatro cuerpos como las almas
múltiples constituyen la totalidad de la experiencia humana en su forma latente y
manifiesta. El cuerpo etérico puede ser comparado fácilmente con el alma que
vitaliza el cuerpo físico; tanto la primer alma como el cuerpo etérico están
íntimamente conectados a la estructura física. Cuando la conciencia está anclada
en esta primer alma o cuerpo etérico, hay un claro y fuerte sentido del yo, aunque
este sentimiento no esté acompañado por características individuales. El modelo
de almas múltiples describe que el alma o almas animalísticas son prácticamente
una con el cuerpo físico, de la misma manera que el cuerpo etérico. El alma
siguiente no está realmente dentro del cuerpo físico pero todavía está muy
próxima a él; en realidad, a menudo es representada como viviendo sobre la piel.
El cuerpo astral, que es el siguiente en la línea después del etérico, es más
grande que la estructura físico-etérica, y entonces parece flotar a su alrededor, y
de este modo, tenemos la imagen de un campo de color alrededor de la sustancia
física. Esto se asemeja a la imagen de un alma envolviendo al cuerpo físico. El
alma que le sigue es vista generalmente como una entidad que vive en otro
mundo y que nos visita sólo en sueños. El cuerpo mental básicamente ocupa el
70

mismo espacio que el astral y de ese modo también rodea e impregna el cuerpo
físico. Quizás el cuerpo mental pueda ser comparado con el alma que está lejos,
en el sentido de que la experiencia real del cuerpo mental es difícil de ser
alcanzada, y no puede realmente ser traducida a las palabras que utilizamos para
la descripción de experiencias más familiares. En ese sentido, el cuerpo mental es
ciertamente de otro mundo. Los cuerpos astral y mental son, en muchos sentidos,
como las almas más móviles. En el modelo de las almas múltiples, el sentido del
pasado y el futuro es transportado por dos almas diferentes. Al observar los
cuerpos, encontramos que el cuerpo astral lleva la memoria, mientras que el
cuerpo mental tiene la capacidad de posibilitar la planificación. No todos los
aspectos de las almas múltiples corresponden, sin embargo, al modelo de los
cuatro cuerpos. El alma que trae los sueños, por ejemplo, debería ser una de las
almas que viven muy lejos y sólo nos visitan ocasionalmente. En el modelo de los
cuatro cuerpos recién descripto, esta alma es más probable que sea reconocida
como una facultad de la parte personalizada del alma mayor o como un efecto de
los viajes del cuerpo astral.

Existe un aspecto de la teoría de las almas múltiples que es difícil de transferir al


modelo de los cuatro cuerpos, y es la idea de que una de las almas múltiples lleva
una parte de los recuerdos familiares y otra, sólo experiencias personales. Hasta
donde he sido capaz de determinar, los cuatro cuerpos, la personalidad y el alma
tienen cada uno su propia manera de almacenar experiencias, convirtiéndolas en
varios tipos de recuerdos. El alma conserva una experiencia original contenida
como una imagen o campo estáticos, no la cambia. La personalidad contará
historias sobre cuentos pasados: ella filtra y dirige radicalmente la atención,
huyendo de los recuerdos dolorosos y abrazando los positivos. El cuerpo astral
comprende lo que usualmente llamamos recuerdos, pero éstos son en realidad
imágenes recreadas todo el tiempo, imágenes basadas en sucesos pasados,
reformadas según las nuevas percepciones profundas y opiniones de la
personalidad. Los cuerpos físico, etérico y mental no almacenan experiencias bajo
la forma de verdaderos recuerdos; simplemente reaccionan a una experiencia
poderosa con un cambio de forma: los patrones y conductos de energía pueden
cambiar, pueden por ejemplo abrirse o bloquearse. Los cuerpos físico, etérico y
mental pueden también almacenar experiencias e información en la misma forma
estática en que lo hace el alma. Por ejemplo, diez años después de habernos
lastimado la rodilla, un masaje sanador puede aún liberar dolor; obviamente, algo
fue almacenado en el tejido. Cada uno de los cuatro cuerpos, el alma y la
personalidad pueden ser heridos y marcados con cicatrices en su propia forma
particular. En base a estas observaciones, la imagen chamánica de almas
múltiples que se encarnan dentro y fuera de una cierta familia, genera un
interrogante general acerca de la reencarnación. ¿Es el alma la que reencarna o
los cuerpos etérico, astral y mental? Y si uno o más de ellos se reencarnan
¿estarán en condiciones de llevarse consigo a su próxima vida sus experiencias y
recuerdos almacenados? ¿Qué ocurre con los recuerdos personales y los
recuerdos familiares? En el próximo capítulo, La presencia de los muertos,
consideraré nuevamente el tema de la reencarnación, por ahora continuaré con la
exploración de los cuatro cuerpos.
71

Según el modelo chamánico tradicional de las almas múltiples, las diferentes


almas son todas móviles, incluso el alma que está íntimamente entrelazada con la
estructura física es capaz de moverse hasta un cierto punto. La capacidad de las
diversas almas de alejarse y perderse en el otro mundo es vista como un factor
importante en el desarrollo de las enfermedades. Los cuatro cuerpos también son
móviles, aunque observé que sus movimientos son más sutiles y más pequeños
que aquellos descriptos para las almas múltiples: los cuerpos sutiles no se pierden
en otros mundos. Aun así, hasta el movimiento relativamente sutil que los cuerpos
etérico, astral y mental realizan en su relación con el cuerpo físico puede causar
fácilmente incomodidad y también pueden ser la causa del desarrollo de una
enfermedad crónica. Cierta vez, al comienzo de un seminario, llegó un joven con
un corte sangrante en la mano.

Cuando le pregunté qué había ocurrido, me contestó que un auto había golpeado
la rueda delantera de su bicicleta y se había caído en la calle. Además del corte en
su mano, que no era profundo, no tenía ninguna lesión, pero aún se sentía un
poco impactado. Comencé el seminario introduciendo al grupo en el concepto de
los cuatro cuerpos, y expliqué algo acerca de la tendencia de los cuerpos sutiles a
desplazarse después de algún trauma físico repentino. Tomé una sonaja y canté
por un momento para entrar en un ligero trance, y en ese estado examiné la
posición de los cuerpos etérico, astral y mental del joven. Observé que su cuerpo
etérico estaba colocado ligeramente hacia atrás y hacia arriba; en realidad, estaba
apenas parcialmente superpuesto con su cuerpo físico. Me pareció como si su
cabeza etérica estuviera mirándome por encima de su hombro derecho, una visión
graciosa en sí misma. Empleando una técnica chamánica, tomé el cuerpo etérico y
simplemente lo encajé nuevamente en su lugar. Mi "cliente" miró por unos
momentos a su alrededor y pareció asombrado. Su reacción impresionó a los
otros participantes del seminario: "¡Qué bien que se siente esto! ¡Los colores son
más brillantes, no había visto colores tan claros como éstos desde hacía mucho
tiempo! ¡Y todo tiene forma definida nuevamente, es como si una niebla hubiese
desaparecido o algo así!". A partir de esta reacción comprendí que el
desplazamiento del cuerpo etérico que había corregido no había sido causado en
absoluto por el accidente de la bicicleta; era una condición crónica que debía de
haber existido desde hacía mucho tiempo, de otro modo mi "cliente" no habría
estado tan sorprendido por el resultado de mi trabajo. Aunque parezca extraño,
cuando uno de los cuerpos se desplaza fuera de su posición, después de un
tiempo difícilmente nos percatemos ya de los efectos de este cambio. Sentirnos
crónicamente incompletos como resultado del cambio de posición de los cuerpos
puede convertirse, luego de un tiempo, en sinónimo de sentirse bien,
sencillamente porque los efectos negativos de este cambio no son tan
espectaculares para los sentidos y, generalmente, se van construyendo en forma
gradual. Una ceremonia de sanación que restablece los cuerpos a sus posiciones
correctas puede producir un efecto como si alguien limpiara las ventanas que
habían juntado polvo y suciedad durante meses. Cuando todos los cuerpos están
en su lugar e interactúan en forma correcta, las cosas parecen claras nuevamente,
no sólo la percepción auditiva y visual, sino también el pensamiento mismo.
72

El término chamánico "pérdida del alma" sólo es verdaderamente funcional en un


contexto chamánico tradicional y, por lo tanto, generalmente no lo utilizo. Sí, he
podido observar cómo los desplazamientos del cuerpo etérico, astral o mental
pueden crear una serie de problemas, desde una incomodidad menor hasta serias
enfermedades crónicas. Sin embargo, nunca he encontrado personalmente a
alguien que haya perdido uno o todos sus cuerpos etérico, astral y mental en
forma completa, excepto alguien que había estado en coma por un largo período
de tiempo. Un cuerpo etérico, astral o mental puede estar en muy malas
condiciones, y a veces está tan débil que apenas está presente; pero, según mi
experiencia, alguna parte de éste siempre permanece allí. He escuchado
cuidadosamente, cuando los chamanes tradicionales dicen que tienen que ir y
buscar un alma específica en el otro mundo, no afirman específicamente que la
totalidad del alma se haya ido. Esto da lugar a la posibilidad de que alguna de las
almas superiores sea capaz de dividirse en varias partes, que pueden luego
perderse individualmente en el otro mundo; y esto es algo que he observado
frecuentemente con respecto al cuerpo astral. De acuerdo a mi experiencia
personal, un desplazamiento permanente o una condición pobre de uno de los
cuatro cuerpos o más puede causar efectos similares a la tradicional pérdida del
alma chamánica, sin que dicho cuerpo haya tenido primero que desconectarse
completamente y perderse en el otro mundo. Incluso en la descripción tradicional,
alguien que sufre de pérdida del alma aún conservará parcialmente su capacidad
de recordar cosas o pensar en el futuro, no es que ciertas funciones de los cuatro
cuerpos desaparezcan completamente en forma repentina. Aun cuando
determinados procesos de los cuerpos sean menos vitales que lo habitual, los
procesos mismos permanecerán razonablemente intactos. Esto indica también
que la tradicional pérdida del alma no significa pérdida completa de uno de los
cuerpos superiores.

Los cuatro cuerpos sirven como vehículos para la energía y la presencia del alma.
Cuando uno de los cuerpos está desplazado o deteriorado, puede cumplir sólo
una parte de esa particular función, y una persona carecerá de la correspondiente
cantidad o calidad de la fuerza y la conducción que se originan en el alma. Desde
esta perspectiva, el término pérdida del alma es acertado cuando los cuerpos
están desplazados. Los resultados típicos de la disminución de la presencia del
alma en los cuatro cuerpos pueden ser, entre otros, la pérdida del interés en la
vida, el sentirse desconectado de los demás, el pensar obsesiva o repetitivamente
en imágenes de ciertos recuerdos molestos o inoportunos, la pérdida de la visión
global de la estructura de la propia vida, el sentimiento de desorientación y,
finalmente, la depresión.

Verificar la posición y el estado de los cuatro cuerpos ha demostrado ser, en


muchas circunstancias, una herramienta muy útil en el trabajo chamánico, para mí
y para las personas que he entrenado. Utilizando el modelo de las almas, los
cuatro cuerpos y la personalidad, uno puede aprender muchas cosas sobre el
origen y tratamiento de las enfermedades, incluyendo algunos tipos de
enfermedad mental. Los cuatro cuerpos influyen en la personalidad, que tiene la
73

tarea de dar sentido a las experiencias y actividades de los cuatro cuerpos y


unirlas en una experiencia coherente de la realidad. A veces, he encontrado que
alguien puede parecer un deficiente mental profundo, mientras en realidad la
personalidad en sí misma sigue estando esencialmente capacitada para funcionar
perfectamente bien. En tales casos, existe una perturbación en uno de los
cuerpos, y la personalidad ya no puede darle un sentido, por lo que la experiencia
total de la realidad se modifica. En esos casos, la curación chamánica realizada
por un practicante experto y experimentado será apropiada y efectiva incluso en
personas diagnosticadas como esqúizofrénicas o psicóticas. Sin embargo, la
enfermedad mental también puede tener sus causas en la personalidad misma, y
cada uno de los cuatro cuerpos puede estar aún en condiciones bastante buenas.
En ese caso, el tratamiento debe ser dejado a un psiquiatra o psicoterapeuta, un
ritual chamánico probablemente sólo confunda más al cliente.

Los cuatro cuerpos influyen en la personalidad, pero existe también un flujo en la


dirección opuesta. La personalidad, a su vez, también influye en los cuatro
cuerpos. Dirige el pensamiento y determina qué es importante o posible en
determinado contexto. Realiza elecciones que tienen un efecto directo en el
estado de los cuerpos. Por ejemplo, mientras alguien está nadando, el cuerpo
físico se cansa y esto le señala que es tiempo de detenerse y hacer un descanso.
La personalidad puede elegir ignorar esta señal porque quiere entrenar el cuerpo
para que se fortalezca. El nadador continúa nadando y el cuerpo físico va siendo
entrenado y, gradualmente, aprende a nadar más y más tiempo sin la necesidad
de un descanso. El cuerpo astral también puede ser entrenado. En un restaurante,
alguien ve una foto en una revista y hace una asociación muy perturbadora
conectada con recuerdos personales. El cuerpo astral reacciona y hace estallar
una cascada emocional. La personalidad puede detener este proceso; decide, por
ejemplo, que no es apropiado llorar fuerte en un restaurante, y así ejercitará el
control, forzando al cuerpo astral a aprender la habilidad de contener una emoción
sin sumergirse profundamente en ella. Las interacciones entre los cuatro cuerpos
y el alma también fluyen en ambos sentidos. El alma ayuda a dar forma a los
cuatro cuerpos y los fortalece. Pero al mismo tiempo, las experiencias de los
cuatro cuerpos tienen una influencia en el alma y la ayudan a desarrollarse.

Un aspecto importante del modelo del alma, los cuatro cuerpos y la personalidad,
es que el alma y la personalidad están fuera del alcance directo una de otra.
Visualizando su relación en términos de espacio, los cuatro cuerpos están
ubicados entre ellas haciendo imposible la interacción directa. El alma y la
personalidad son dos campos diferentes y separados. Como dijera en un capítulo
anterior, el pensamiento habitual de la personalidad no tiene acceso a la
experiencia de la atemporalidad, una experiencia interna del alma. Por lo tanto, el
alma y la personalidad son apenas conscientes una de la otra, pero al mismo
tiempo, cada una de ellas está continuamente confrontada con las fortalezas y
debilidades de la otra a través de los cuatro cuerpos. Sin embargo, el alma y la
personalidad pueden aprender gradualmente a sintonizarse una con otra y,
finalmente, pueden incluso estrecharse las manos. Esto solamente se hace
posible cuando los cuatro cuerpos están completamente purificados a través de la
74

práctica espiritual. Entonces, el alma puede brillar a través de ellos con una fuerza
siempre creciente, y la personalidad se sintoniza más y más con el conocimiento y
el poder del alma. Cuando los cuatro cuerpos están en un estado purificado, ya no
son una obstrucción en la comunicación entre el alma y la personalidad, sino un
conducto. La personalidad tiene que ser entrenada para ser más receptiva al alma;
tiene que aprender a mantener la experiencia del silencio interior que el alma
necesita para hacerse sentir. A través de la plegaria, la personalidad puede crear
estructuras de pensamiento que inviten al alma a acercarse mucho más. El alma y
la personalidad estarán siempre separadas, pero están capacitadas para aprender
a funcionar íntimamente unidas.
75

10
LA PRESENCIA DE LOS MUERTOS.

Durante los últimos años, en los círculos de personas involucradas en el desarrollo


del trabajo sistémico en Alemania, ha aparecido la cuestión de si los muertos que
aparecen en las constelaciones familiares pueden, al igual que los vivos, encontrar
sanación. Esta pregunta tiene toda clase de respuestas y se han producido
muchas discusiones al respecto. Algunas personas están felices de que el tema
haya sido abordado; para ellas, resulta obvio que los muertos aún están vivos de
alguna manera y que realmente se benefician con las constelaciones. Otra gente
siente que los muertos ya no están realmente vivos como almas independientes,
ven a los muertos de las constelaciones simplemente como aspectos de la propia
alma del cliente. Para ellos, el alma se ha ido, pero continúa existiendo en los
recuerdos que guardan de ellos los que los amaron y, cuando una persona
encuentra curación para sí misma, también la logran esas partes de sí, porque son
parte integrante de su alma. También otra gente se siente muy incómoda con la
discusión, porque mirando las cosas de esta forma podría interpretarse el
conocimiento que surge en las constelaciones familiares como un fenómeno
espiritual, mientras que ellos, en cambio, sienten que debería ser clasificado
solamente como un método terapéutico. Para esta gente, la discusión acerca de
sanar a los muertos conduce a una mistificación peligrosa del trabajo sistémico.
No existe manera de que una discusión entre gente con opiniones tan diferentes
pueda conducir a algún esclarecimiento. La pregunta misma -¿pueden los muertos
sanar por medio de una constelación?- ni siquiera es verdaderamente relevante,
ya que es solamente la expresión de un choque entre diferentes visiones de la
realidad. Los diversos puntos de vista están acompañados por emociones
profundas, y a veces son defendidas vigorosamente por personas que están
participando activamente en la discusión. Si uno se experimenta y define a sí
mismo como un ser aislado, básicamente independiente y único, separado de los
otros y libre para elegir su propia vida y destino, entonces, una de las
consecuencias es que los muertos están fuera del alcance, están perdidos y se
han marchado. Y no sólo los muertos, sino también los vivos, aunque no sea
evidente de inmediato. Si uno se experimenta y define no sólo como participante
de la vida, sino realmente como formando parte de una fuerza mayor que lo une
con los otros, la cuestión de si los muertos pueden ser sanados resulta irrelevante.
¿Cómo podrían los muertos, que son percibidos como tan cercanos, quedar fuera
de la sanación? El peligro de la discusión acerca de la naturaleza de los muertos
es que puede derivar fácilmente en la pelea habitual de quién está en lo correcto y
quién está errado.

He observado que toda la gente involucrada en la discusión tiene una experiencia


limitada en su trabajo con la presencia real de los muertos. Queda claro que la
mayoría tiene mucha experiencia en su propio campo de trabajo; algunos, por
ejemplo, pueden ser muy buenos terapeutas. Sin embargo, el lenguaje
terapéutico, por su propia naturaleza, no es el medio correcto para explorar la
capacidad de los muertos para recibir sanación. En el lenguaje psicoterapéutico,
76

los muertos sólo existen como una presencia en los recuerdos, una presencia que
no contiene vida propia aunque afecte a los vivos. La gente cuya experiencia con
los muertos se limita a ver representantes de los muertos en las constelaciones
familiares necesariamente tendrá una percepción limitada de ellos, ya que sólo
pueden comparar la apariencia de los muertos de una determinada constelación
con la apariencia que tienen en otras constelaciones. Las constelaciones
familiares pueden enseñarnos varias cosas importantes, pero no nos pueden
conducir a conclusiones finales acerca de la naturaleza de la habilidad de los
muertos para sanar. Antes de que puedan sacarse conclusiones acerca de la
habilidad de los muertos para sanar son necesarias otras observaciones además
de las que puedan tomarse de las constelaciones familiares: los muertos pueden
manifestarse de muchas maneras.

Deseo explorar las dimensiones espirituales de las constelaciones familiares


observándolas desde una perspectiva chamánica, de modo que quiero mirar
específicamente cuáles son las observaciones del chamán acerca de los muertos.
Lo que aquí presento está basado en parte en el conocimiento tradicional
chamánico (trasladado a imágenes y conceptos que se adaptan a nuestra manera
occidental de pensar) y en las observaciones que he hecho como practicante de
chamanismo. Comenzaré observando el proceso de morir, porque
automáticamente conduce a una descripción de la situación de los muertos.
Durante mucho tiempo, generaciones de chamanes y sanadores hicieron
descripciones cuidadosas y detalladas del proceso de morir. Cuando un
practicante de chamanismo entrenado se encuentra en trance, su conciencia
puede retirarse a los cuerpos más sutiles, los vehículos del alma y el proceso de
morir puede ser observado muy precisamente desde las diversas perspectivas de
los reinos etérico, astral y mental.

Como explicara en el capítulo anterior, cada individuo tiene cuatro cuerpos: físico,
etérico, astral y mental. El alma fortalece a cada uno de ellos e intercambia
información con los cuerpos, así que tanto el alma como los cuatro cuerpos se ven
influidos continuamente entre sí. La personalidad es el guardián y director de la
conciencia, y la personalidad y los cuatro cuerpos se influyen también entre sí.
Durante el proceso de morir, el alma, los cuatro cuerpos y la personalidad se ven
afectados cada uno de diferentes maneras. Lo primero que ocurre cuando alguien
muere es que el cuerpo físico deja de funcionar y comienza un proceso de
descomposición: este cuerpo rápidamente se desmorona. Cuando los cuerpos
etérico, astral y mental quedan desconectados del cuerpo físico, la personalidad
también se retira del cuerpo físico. Después de la muerte física, los cuerpos
etérico, astral y mental y la personalidad quedan sin el anclaje físico, y
gradualmente pierden conexión con el mundo físico. Unos pocos días después de
la muerte del cuerpo físico, el cuerpo etérico también comienza a desmoronarse.
El cuerpo etérico ha estado tan cercanamente relacionado al cuerpo físico que no
puede mantener su estructura sin él. Muy a menudo, los cuerpos astral y mental
se desconectan del cuerpo etérico que se está deteriorando alrededor de tres días
después de la muerte física; pero cuando alguien ha sido entrenado en prácticas
espirituales para fortalecer su cuerpo etérico, esto puede suceder en un momento
77

posterior, fácilmente después de una semana o más. Cuando los cuerpos astral y
mental están libres de la estructura etérica, pueden, teóricamente, comenzar a
retirarse a los mundos espirituales, los cuales son de naturaleza astral-mental.

Lo que debe considerarse aquí es que, junto con los cuerpos astral y mental, la
personalidad está básicamente intacta aún. La personalidad es un medio que está
conectado a cada uno de los cuatro cuerpos. Cuando los cuerpos físico y etérico
se han ido, la personalidad obviamente se convierte en una estructura más
limitada de lo que era, pero aún sigue funcionando. Sin embargo, cuando los
impulsos de los cuerpos astral y mental ya no están moderados y equilibrados por
los cuerpos físico y etérico que son más pesados y lentos, la personalidad
comenzará a reaccionar a su entorno, en gran medida, como aquello que los vivos
conocen por sus sueños nocturnos. Durante los sueños, las relaciones entre los
cuerpos astral y mental por un lado y los cuerpos etérico y físico por el otro, se
debilitan temporariamente. Como resultado, mucho de la conciencia crítica se
pierde, y las asociaciones e impulsos emocionales dominan a la personalidad.
Después de la muerte física, uno puede perderse muy fácilmente en ese estado
parecido al sueño, atrapado por las reacciones intensas e impulsivas de su cuerpo
astral dondequiera que se encuentre. En este estado, con una personalidad de
alcances limitados, uno puede vivir por un tiempo prolongado en su cuerpo astral y
mental, probablemente durante muchos años. Si, durante su vida física, alguien
aprendió a manejar sus emociones en lugar de ser gobernado por ellas, se
beneficiará enormemente a partir, de ese momento. Hay muchas prácticas
chamánicas y budistas tibetanas que se dedican especialmente a conseguir
estados de conciencia en los sueños, mientras uno duerme. Esto, además de
enseñar a manejar las emociones sin suprimirlas, es considerado como una de las
mejores preparaciones posibles para la muerte. Los cuerpos astral y mental
finalmente se debilitarán y perderán sustancia y, a medida que se desmoronen, la
personalidad también se disolverá. La parte individual del alma queda sin vehículo,
y automáticamente se retira por completo dentro del alma mayor. De alguna
manera, nunca estuvieron completamente separadas.

Pequeños aspectos del alma mayor se conectan continuamente con los niños
nonatos que están creciendo en el útero de sus madres. Si este fenómeno debería
ser definido o no como reencarnación es una cuestión de perspectiva. El alma en
sí misma no es la personalidad, de modo que, cuando la reencarnación se define
como el regreso de un genuino "yo", el proceso del alma alcanzando a un feto en
el útero no puede ser llamado reencarnación. La personalidad se disuelve cuando
finalmente los cuerpos astral y mental pierden estructura, y ese particular sentido
del "yo" nunca renacerá. Sin embargo, algo de la vida individual es transportado
por el alma menor que se ha retirado dentro del alma mayor. El alma no lleva las
miles de anécdotas, imágenes y recuerdos del cuerpo astral que la personalidad
aprecia, sino que guarda algo de la imagen total, un sabor, sin detalles. El alma
menor ha cambiado como resultado de estar conectada a los cuatro cuerpos
durante toda una vida; tiene ciertas características ahora que no tenía antes.
Algunas de sus tendencias intrínsecas se han fortalecido o debilitado, ciertas
cualidades se pueden haber desarrollado. Sin embargo, aunque estos son rasgos
78

individuales, no llegan a crear el particular sentido del "yo" que es característico de


la personalidad. El alma es parte de algo grandioso y no conoce ningún límite,
mientras que la personalidad está separada de todo lo que la rodea. Cuando nace
un nuevo niño, tiene sus cuerpos físico y etérico completos; los cuerpos astral y
mental también están, pero todavía son fluidos y tienen poca estructura. Los
cuatro cuerpos intercambian constantemente información con el alma. Dado que la
personalidad se forma en la interacción entre los cuatro cuerpos y su entorno, a
través de su influencia sobre los cuatro cuerpos, el alma influirá de manera
indirecta en la formación de la personalidad del niño. El alma puede comprender
tanto tendencias negativas como positivas, de modo que los dones que brinda al
niño pueden ser para mejor o para peor. Hay casos en que un alma conecta con
un niño nonato cuando todavía está revestido de un cuerpo astral y mental
debilitados. En ese caso, sería esperable que la "vida anterior" tenga alguna clase
de influencia directa en la formación de la nueva personalidad del niño. Diversas
tradiciones espirituales tienen diferentes opiniones acerca de por qué o cuán a
menudo tiene lugar este fenómeno, y pocas de ellas están de acuerdo entre sí. Me
parece que existen muchas posibilidades; aparentemente, el alma tiene una
variedad de maneras de encarnar.

El alma en sí misma tiene características individuales, pero al mismo tiempo


continúa siendo parte de algo mayor. La verdadera separación y la individualidad
existen solamente en los niveles del cuerpo físico y la personalidad; los límites
entre los cuerpos más sutiles y su entorno están menos estrictamente definidos.
Después de la muerte, los cuerpos astral y mental continúan siendo vehículos del
alma individual pero la personalidad impone menos límites al alma cuando se ha
disuelto parcialmente. El alma está menos restringida y, en cierta medida,
expandirá su conciencia. Después de la muerte física y etérica, la primera zona del
alma mayor que se da a conocer en el alma individual es la que, en el trabajo
sistémico, es llamada a veces alma familiar. Desde una perspectiva chamánica, el
término alma familiar es muy limitado, ya que no sola= mente los miembros de la
familia están incluidos en la expansión del alma. Después de la muerte, el alma
individual se abre también a las almas de las personas que han estado cerca
durante la vida, tales como el compañero de vida y los buenos amigos. Cuando
alguien que muere tuvo una pasión especial o un hobby que haya tenido una
fuerte influencia en la forma en que condujo su vida, aun las personas
desconocidas que compartieron la misma pasión estarán incluidas en la expansión
del alma. Sin embargo, aunque el término "alma familiar" es muy restringido, dado
que estoy observando lo relevante para las constelaciones familiares, continuaré
utilizándolo. De modo que, después de la muerte, el alma menor se expande y
siente en sí misma al alma familiar, la presencia de otros. Esta conciencia
expandida impulsa al individuo fallecido a frecuentar la presencia real de aquellas
otras almas. Idealmente, después de la muerte, el alma es llevada
específicamente hacia esas personas que murieron antes y ya están en paz en el
mundo espiritual.

Después de la muerte, la mayoría de los muertos se retiran profundamente dentro


del mundo astral; frecuentan las zonas donde residen los que murieron antes que
79

ellos. Idealmente, la atención de los muertos recientemente se aparta de los vivos.


En ese estado, pueden continuar viviendo por muchos años, hasta que sus
vehículos astral y mental y su personalidad finalmente se disuelven. Sus almas
pueden entonces replegarse completamente dentro del alma mayor. Sin embargo,
los muertos también pueden continuar teniendo interés en aquellos seres queridos
que todavía están vivos.

Mucha gente que ha muerto continúa estando vagamente orientada hacia los
vivos durante algunos años. Se han replegado al otro mundo pero,
ocasionalmente, aparecerán en los sueños de los vivos para decirles aquellas
cosas que les parecen bien o porque desean brindar apoyo. Algunas veces,
cuando los muertos acarrean cargas pesadas, pueden pedir atención para las
cosas que no pudieron resolver durante sus vidas en el mundo físico. Hay también
algunos individuos que, después de la muerte, no viajan a otros mundos en
absoluto. Continúan flotando alrededor, en los bordes de la realidad astral, con su
atención fijada en el mundo físico, a menudo en sus familiares y amigos o sobre
sus enemigos y víctimas, si es que los tuvieron. La gente que murió en un
accidente, como víctima de la violencia o bajo anestesia en un hospital, algunas
veces queda sintonizada con el mundo físico simplemente porque no han
percibido que están muertos. Como explicara anteriormente, la personalidad de
aquellos que siguen viviendo en sus cuerpos astral y mental en parte se ha ido, y
los individuos en ese estado no piensan tan clara o lógicamente como las
personas que están físicamente vivas. Una de las características del
comportamiento en los sueños nocturnos es que la gente rara vez saca
conclusiones cuando ocurre algo extraño. Simplemente responden a algo inusual
como si fuera normal. El sueño se parece mucho al estado en que están las almas
después de la muerte; pueden estar vagamente conscientes de que algo inusual
está sucediendo pero no sacan conclusiones a partir de eso.

Desde la perspectiva chamánica acerca de la relación entre los muertos y los


vivos, es mejor cuando los muertos se retiran a su propio mundo. No se los debe
estimular para que permanezcan cerca. Su trabajo aquí ha terminado, y continuar
enfocados en el mundo físico los llevará a la frustración. Aun cuando los muertos
entren en el mundo del espíritu, tanto ellos como sus seres queridos continuarán
conectados. Por intermedio del alma, los vivos y los muertos seguirán en contacto.
Si los espíritus que están conectados con nosotros son felices, sentiremos su
alegría como fortaleza y apoyo en nuestra propia alma. Si no son felices,
estaremos intranquilos y agitados de alguna manera. Lo mismo ocurre a la in-
versa; si somos infelices eso arroja sombra en el mundo del espíritu, pero nuestro
gozo será percibido también en sus almas, y eso les dará fortaleza para enfrentar
los desafíos que son parte de su existencia. De ese modo, aun cuando los
muertos deberían retirarse a su propio mundo, nosotros tenemos todavía alguna
responsabilidad por su bienestar y ellos aún tienen cierta responsabilidad por
nuestro el nuestro.
Una de las tareas más comunes en el trabajo de los chamanes es ayudar a la
gente que no se ha dado cuenta que ya está muerta o a aquellos que no se
atreven o no desean irse del mundo físico. Esta tarea es realizada en forma
80

regular por todos los practicantes tradicionales. La gente muerta que aún anda
errando en su vehículo astral, es notificada en forma relativamente fácil por un
chamán entrenado, que intentará comunicarse con ellos y verá cómo pueden ser
ayudados para trasladarse hacia el mundo siguiente. Muchos chamanes se han
convertido en chamanes sólo porque de niños tenían la habilidad natural para ver
a los muertos que permanecían alrededor. Puede verificarse fácilmente si un niño
ve realmente a los muertos porque los chamanes experimentados pueden verlos
también. Para verificar si un niño tiene verdaderas visiones de los espíritus,
algunas veces el chamán lo entrevista cuando los muertos están cerca para
detectar qué es lo que realmente ve. Cuando la percepción del niño sea buena
recibirá luego el entrenamiento para convertirse en chamán. Uno puede también
convertirse en chamán después de una experiencia cercana a la muerte. Cuando
alguien está muy enfermo y sobre el filo de la muerte, el alma se desconecta
parcialmente de los cuerpos físico y etérico y comienza a replegarse dentro del
mundo espiritual. Debido a que la conexión con el mundo físico se ha vuelto tan
débil, el alma, vestida en los cuerpos astral y mental, se retira más lejos de lo
normalmente posible. Alguien que, de manera consciente, ha llegado tan
profundamente dentro del otro mundo, vuelve como una persona transformada, su
perspectiva acerca de la realidad es otra. Mientras estaba sumergido en el otro
mundo, puede haber sido informado por los espíritus que viven allí, y en su retorno
al mundo de los vivos, puede haberlo acompañado un espíritu ayudante. El
conocimiento de cómo volver del mundo de los muertos, acompañado por un
espíritu ayudante, le dará la capacitación necesaria para ayudar a desplazarse a
los que acaban de morir, y será enseñado por un chamán sobre cómo hacer uso
de sus conocimientos.

Aquel que quiera ser facilitador de constelaciones no necesita haber vivido una
experiencia cercana a la muerte o tener un talento especial para ver a los muertos.
Desde cierta perspectiva, esto es muy bueno, porque de ese modo mucha más
gente puede ayudar a los muertos y no sólo aquellos que realmente puedan
comunicarse con ellos en su cuerpo astral. Sin embargo, desde una perspectiva
chamánica tradicional, esto no necesariamente es siempre tan bueno, porque no
es sólo el efecto sanador de la constelación lo que sostiene y apoya a los muertos.
La actitud del chamán o facilitador también tiene una influencia directa sobre los
muertos: no es solamente la constelación sino también el facilitador lo que
determina que los muertos encuentren sanación. Dado que los muertos han
perdido parte de su personalidad, la mayoría de ellos, de un modo específico, ya
no tienen tanta fuerza. Aun después de una sanación, pueden continuar perdidos
nuevamente o sucumbir a la tristeza y la pérdida. Un chamán lo sabe, y después
de ayudar a los muertos a través de un ritual, el chamán continuará pensando en
ellos de una manera especial. Durante un tiempo después de la ceremonia de
sanación, el chamán no pensará en los muertos sólo en el sentido de recordarlos,
sino que enfocando sus propios pensamientos ayudará a los muertos a mantener
sus mentes centradas y fuertes. Una de las mejores maneras de ayudar a los
muertos es visualizarlos regularmente, con su personalidad funcionando bien, con
un sentido claro y fuerte de determinación y propósito, sus pensamientos
concentrados y gozosos. Los muertos absorberán esas imágenes y, a través de
81

ellas, les resultará fácil recordar quiénes son. Estas imágenes positivas les
servirán como espejos, por su intermedio se fortalecerán. Cuando el chamán que
ayudó a los muertos continúe pensando en ellos de esta manera, los muertos
seguirán recordando cuál es su tarea: viajar hacia el otro mundo.

Cuando alguien está conduciendo una constelación, y de esa manera ayuda a


encontrar una solución para los representantes de los muertos, eso es muy bueno.
Cuando, después de la constelación, continúa pensando en los muertos con
respeto y coloca las imágenes finales del movimiento sanador en la atemporalidad
de su propia alma, esto es aún mejor. Sin embargo, cuando, después de una
constelación, un facilitador se dice a sí mismo que los muertos no existen
realmente y que, por lo tanto, no pueden ser sanados, está debilitando seriamente,
desde un punto de vista chamánico, el efecto de los movimientos sanadores de la
constelación. No sólo para los muertos, sino también para las otras personas que
fueron representadas y para el cliente. Y, finalmente, también para su propia alma.
82

11
EL ALMA Y EL PROCESO DE LA CONSTELACIÓN.
A través de los diversos capítulos, ya he podido examinar muchos de los aspectos
del proceso de las constelaciones, explorando posibles respuestas a algunas de
sus inexplicadas dinámicas. Ahora me gustaría examinar, paso a paso, los
procesos energéticos que están en juego durante el despliegue de la constelación
en su totalidad. Sin embargo, antes de comenzar con la descripción de las
diversas fases del proceso de la constelación, resumiré brevemente las imágenes
y conceptos sobre el alma y los espíritus, que han sido explorados hasta ahora.

He comenzado con el concepto de atemporalidad. Dentro de nosotros, podemos


encontrar una cualidad atemporal que tiene también la cualidad de un espacio
interno. Esta experiencia de atemporalidad está fuera del alcance de la
personalidad; cuando la conciencia está focalizada en la atemporalidad, las
estructuras habituales de pensamiento tienen poco poder o se disuelven
temporariamente. Yo veo a esta conciencia como una experiencia de nuestra
propia alma, uno de los aspectos individualizados del alma mayor de la que somos
parte. Luego, he explicado cómo las otras almas y los espíritus necesitan vestirse
con un cuerpo temporal para manifestarse a nuestros sentidos. Podemos sentir
nuestra propia alma dentro de nosotros mismos en el silencio de la atemporalidad,
pero sólo podemos percibir un espíritu o alma fuera de nosotros cuando está
vestido con alguna clase de vehículo. He utilizado la imagen de ondas radiales,
vibrando en ciertas frecuencias, como una ilustración de los vehículos empleados
por el alma. El alma es vista entonces como el éter en el cual las frecuencias
existen; en su estado puro, el alma no es vista ni escuchada por nosotros. Luego,
he explorado diversos aspectos del modelo tradicional chamánico de las almas
múltiples. Todas las diferentes almas de un individuo ostentan diferentes
cualidades y son capaces de moverse alrededor, excepto la o las responsables de
vitalizar la estructura física. Describí las ideas tradicionales acerca de la pérdida
del alma, cuando una de las almas ha sido arrastrada al mundo del espíritu y ha
perdido contacto con su dueño. Después introduje el modelo de una sola alma, los
cuerpos físico, etérico, astral y mental y la personalidad. Tanto el alma como la
personalidad están en continua interacción con los cuatro cuerpos, influyéndolos y
a su vez siendo influidos por ellos. He explorado cómo el concepto tradicional de
la pérdida del alma se relaciona con los cuatro cuerpos, y he concluido que la
pérdida del alma significaría un desplazamiento de los cuerpos sutiles en relación
a la estructura física, o una pérdida de energía de los cuerpos superiores,
específicamente la pérdida de partes del cuerpo astral. Luego, describí cómo,
durante el proceso del morir, los cuerpos físico y etérico se desintegran mientras
que los cuerpos astral y mental continúan siendo vehículos para el alma individual
por algún tiempo. La personalidad del muerto pierde parte de su estructura con la
pérdida de los cuerpos físico y etérico y, como resultado, el alma incluye en su
sentido del "yo" una conciencia incrementada de la presencia de los seres
queridos, tanto vivos como muertos. Hay todavía una fuerte sensación de
individualidad, pero los otros son percibidos como presentes, más cercanos.
83

Finalmente, mencioné cómo esta conciencia interna de los otros motiva a la gente
que ha muerto a moverse dentro del mundo del espíritu o, contrariamente, los
mantiene parcial o totalmente enfocados en el mundo físico. Es el chamán quien
se comunica con aquellos muertos que continúan siendo tironeados cerca del
mundo de los vivos, e intenta ayudarlos a entrar en el mundo del espíritu.

Desplegando una constelación.

Después de que el cliente ha sido entrevistado, el facilitador elige a los miembros


de la familia que necesitan ser representados y pide al cliente que elija a los
representantes. Frecuentemente, al comienzo del seminario, un facilitador dirá que
no importa quiénes son elegidos para ser representantes. Esto es cierto en
muchos casos, pero no en todos. Hay constelaciones donde una o dos personas
que son representadas demuestran ser figuras clave en el proceso de realizar el
movimiento sanador para toda la familia; la mayor parte de la atención del
facilitador está focalizada en ellas. A menudo, estos miembros de la familia
representados tienen un destino excepcionalmente duro y llevan una carga más
pesada que otros miembros de la familia, o puede ser que tuvieran que cerrar sus
corazones completamente para no sentir culpa personal u otro dolor, o que en sus
vidas estuviera sucediendo alguna otra cosa seria. En mi experiencia, realmente
no importa quién es elegido como representante para un rol clave en una
constelación. He escuchado regularmente que, luego de una constelación, las
personas que fueron elegidas como esos representantes clave dijeron algo como:
"¡Yo estaba absolutamente seguro de que iba a ser elegido para representar a
esta persona tan pronto como el cliente se paró para hacer su elección!", o "Sabía
que iba a ser yo". El cliente, mientras elige, a veces sabe que sólo puede pedirle a
cierto participante del seminario que intervenga en una representación específica.
Con frecuencia, recién cuando la constelación está terminada se vuelve claro qué
hizo que el representante fuera el correcto para la tarea específica de representar
a cierta persona. A veces, el representante ha resuelto en su propia vida los temas
que la persona que representa debe enfrentar, y entonces ya ha desarrollado la
fuerza específica necesaria para llevar la constelación a su consumación. Lo
opuesto también puede ser verdad; a veces sucede que cierto movimiento
sanador es necesario no sólo para el que es representado, sino también para el
representante. Puede suceder, por ejemplo, que cierto representante en un
seminario nunca haya sido capaz de aceptar la fuerza y el amor de su pareja. Ser
elegido para representar a alguien que necesita aceptar el amor de su pareja le da
al representante la oportunidad de atravesar él mismo el proceso, y más tarde
beneficiarse con él en su propia vida.

Al mirar alrededor para encontrar a los representantes correctos, el cliente tiene


que estar en un estado centrado. En este estado, en contacto con su propia alma,
la gran alma puede dirigirlo durante el proceso de elección. La personalidad no
tiene acceso directo a la guía del alma, por lo que, generalmente, no es de utilidad
pensar mientras uno elige. El cliente simplemente trata de sentir quién es la
persona correcta para cierto rol. Recuerdo la vez en que desplegué mi
84

constelación familiar en un seminario de veinte participantes. Cuando estaba


eligiendo a los representantes, observé el círculo, miré a cada uno a los ojos, y
esperé a que algo desde el interior respondiera. Mayormente, la respuesta que
sentí no fue muy clara ni fuerte, y no parecía importar mucho a quién eligiera. Sin
embargo, cuando tuve que elegir a mi quinto representante, súbitamente una de
las participantes estaba bañada literalmente en luz cuando la miré, como si
alguien hubiera puesto una lámpara sobre ella. Me di cuenta con sorpresa que no
recordaba en absoluto haberla mirado a los ojos cuando estuve eligiendo a los
representantes anteriores. Sentí que mi alma había hecho que primero la pasara
por alto, para que estuviera disponible para representar a cierto miembro de mi
familia que resultó ser una figura clave en la constelación.

Habiendo elegido a los representantes, el cliente entonces tiene que desplegar


realmente la constelación: cada representante necesita ser ubicado en un lugar
que el cliente perciba como correcto. Alguien en estado centrado armará su
constelación sin mucha agitación, aun cuando durante la entrevista con el
facilitador, apenas momentos antes, surgieran fuertes emociones. Un cliente
centrado puede sentir dónde tienen que pararse los representantes, no necesita
pensarlo. El guía a los representantes a sus lugares, posiblemente tomándose un
pequeño descanso de tanto en tanto para verificar las respuestas en su propio
cuerpo físico a medida que mueve a cada representante. ¿Dónde encuentra el
cliente la información que necesita para poder encontrar el lugar correcto para los
representantes? Obviamente, no en su personalidad; la instrucción del facilitador
es siempre clara: "No pienses dónde ubicarlos. Olvida tus ideas sobre cómo se ve
tu familia, quién está cerca de quién y cosas por el estilo. Sólo ábrete y siente
dónde tienen que estar". El cuerpo físico parece ser capaz de indicar cuándo un
lugar es correcto o equivocado, pero ese cuerpo por sí mismo no puede ser la
fuente real del conocimiento, carece del tipo específico de inteligencia necesario
para.ubicar a los representantes de los miembros familiares uno a uno en la
habitación. El cuerpo físico es, sin embargo, uno de los cuatro vehículos para la
propia alma del cliente. Es probable que el alma del cliente guíe el proceso de
desplegar la constelación, haciéndose sentir a través de sensaciones del cuerpo
físico. Quizás ni siquiera sea sólo el alma del cliente, puede muy bien ser el alma
familiar que fuera mencionada antes. La comunidad compuesta por nuestra familia
y amigos es muy cercana a nosotros en el plano del alma, y un alma individual
necesita abrirse apenas un poquito para tener acceso a estas partes de la
totalidad mayor. Cuando la personalidad del cliente está en un estado concentrado
y sereno, deja al cuerpo físico libre para los impulsos desde el nivel del alma, y el
cliente puede simplemente seguir dichos impulsos.

Cuando un cliente ha armado su constelación y los representantes están en


posición, en casi todos los casos, los representantes inmediatamente disponen de
información. No necesitan tiempo para adaptarse. El grupo de los representantes
forma un vehículo físico para los patrones que son percibidos en el alma del
cliente. Los representantes han utilizado toda clase de palabras para describir lo
que sintieron cuando se desplegó una constelación: "Algo descendió", "Algo hizo
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click ", "Algo llenó el espacio", o "Eso estaba allí, yo lo sabía". La pregunta es:
¿Qué o quién descendió, hizo click, llenó el espacio o estaba allí?

El representante ¿está temporariamente conectado con una de las almas del


modelo chamánico de almas múltiples, o está fundido con el cuerpo astral de
aquel a quien representa? Es una posibilidad, pero la experiencia sugiere que no
es tan así. Un individuo entrenado puede fusionar su cuerpo astral con el cuerpo
astral de otro y recibir información de ese modo; esto se hace en ciertas prácticas
tradicionales chamánicas para comunicarse con tipos específicos de espíritus. Sin
embargo, una fusión del cuerpo astral tiene una cualidad muy distintiva y
perceptible, y desde las típicas respuestas de los representantes en las
constelaciones, se puede deducir que no están sólo interviniendo en una energía
astral. El cuerpo astral está siempre preocupado con las imágenes que crea y las
historias que cuenta, que están basadas en recuerdos; está en constante
movimiento, y siempre está buscando contenidos emocionales. En muy poca
gente sus cuerpos astrales son capaces de aferrarse a una imagen silenciosa por
mucho tiempo, ya que el cuerpo astral tiene poca paciencia con la esencia
percibida que existe fuera del tiempo lineal. En las constelaciones, los
representantes rara vez o nunca tienen el impulso de inventar historias asociadas;
ellos encarnan sentimientos suspendidos, basados en la esencia de las relaciones
que perciben tener con los otros representantes de la constelación. Saben y
sienten con una cualidad de atemporalidad. Los representantes, por ejemplo, son
capaces de mirarse uno a otro a la cara durante minutos sin distracción ni
agitación, simplemente sintiendo la profundidad de una particular cualidad de
amor, odio o incomodidad. Esta cualidad de atemporalidad es característica de la
energía del alma misma, y no del cuerpo astral. Sin embargo, aun cuando los
representantes no se funden con los cuerpos astrales de quienes representan,
ocasionalmente, los espíritus o almas se muestran durante las constelaciones en
sus cuerpos astrales. Habitualmente, desean hallar sanación. Anteriormente,
describí una constelación en la que vi el espíritu de un hombre ahogado, parado
en medio de los representantes. La mayoría de las veces que he visto un espíritu
en una constelación se trataba de alguien que no estaba representado, pero
también ha sucedido que he visto el espíritu o alma de alguien parado cerca de la
persona que lo estaba representando. En aquel momento, no observé ningún
intercambio entre ambos en los niveles astrales: el representante, obviamente, es
perfectamente capaz de acceder a información útil desde algún otro nivel que no
es el astral. Todas estas observaciones en su conjunto conducen a la conclusión
de que no es el cuerpo astral del representado el que ha entrado en el campo de
conocimiento del representante. Para mí, es lógico asumir que, en las
constelaciones, el alma se está expresando a sí misma a través de los cuatro
cuerpos de los representantes, incluyendo el cuerpo físico.

Las respuestas de los representantes muestran que su información se origina en


el alma. Pero ¿qué alma -retomando el modelo siberiano-, el alma individual del
cliente o el alma familiar del cliente? ¿O incluso el alma del representante? Estas
preguntas pueden resultar interesantes, pero finalmente son superficiales, porque
el alma no hace una verdadera distinción real entre el yo y el otro. Incluso dentro
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del contexto del alma, que tiene aspectos menores y mayores, sigue siendo una.
Uno puede decir que el aspecto individual, más pequeño del alma, no tendría
acceso a todos los sentimientos de la familia, de modo que lo que se percibe en
una constelación tendría que originarse en una parte del alma que es mayor que
sólo el aspecto individual de ella. En el nivel del alma, el cliente que está
desplegando su constelación abre para el alma familiar aquello que puede
experimentar dentro de sí mismo. Al mismo tiempq, el representante que está
ubicado en la constelación también se expande, abriéndose a aquél a quien
representa. No hay aquí un movimiento real del alma en el mismo sentido en que,
por ejemplo, un cuerpo físico puede alcanzar a otro cuerpo. El vínculo entre los
diversos aspectos del alma se da en la dimensión misma del alma, fuera de lugar
y tiempo. El "otro" es encontrado interiormente, en la propia alma del
representante, y la influencia que viene del alma es percibida en sus cuatro
cuerpos. El representante puede entonces describir lo que experimenta. Cuando
un representante tiene que representar un concepto abstracto como la muerte,
Suiza, la lujuria en la vida, las dinámicas son realmente muy semejantes. El
pensamiento de la humanidad crea estructuras en el campo del alma mayor. Estas
estructuras son fortalecidas a través de generaciones; gradualmente, la imagen
comienza a ser un campo independiente con características individuales
distintivas. Finalmente, los conceptos abstractos se convertirán en aspectos
conscientes, individualizados, de la gran alma. Como espíritus, son capaces de
manifestarse a sí mismos en cuerpos temporarios, ya sea en un vehículo astral
durante un ritual chamánico o en los cuatro cuerpos de alguien que los representa
en una constelación. La puerta de entrada para todos aquellos que están
representados -los vivos, los muertos, y las fuerzas abstractas- es el alma interior
del representante.

Durante una constelación.

Cuando se ha desplegado una constelación, el facilitador observará


cuidadosamente a los representantes. Puede preguntarles cómo están, algunas
veces puede retirarse para permitir que los representantes sigan sus impulsos y
ver cómo se mueven de un lado a otro. Más tarde o más temprano quedará claro
para él cuáles son las dinámicas familiares y, cuando los específicos patrones
negativos o destructivos se vuelven evidentes, comienza la búsqueda de la
solución. Durante este proceso, cualquiera sea el resultado, los representantes
actúan y hablan en nombre de otro, conectados con el alma del otro. A menudo,
hay también un representante que ocupa el lugar del cliente que ha desplegado la
constelación, pero también puede suceder que el facilitador pida al cliente que
ocupe su lugar en la constelación, después de haber ubicado a los otros
representantes.

Cada individuo ha fijado su propia manera de hacer las cosas, y resulta muy difícil
romper incluso los patrones más pequeños. Por ejemplo, la gente que siempre
cocina su omelette con aceite se siente muy perturbada si tiene que utilizar
manteca. Si uno siempre usa una lapicera negra para escribir sus cartas, sentirá
87

disgusto si tiene que utilizar una verde. Con los patrones emocionales o racionales
es aún más difícil salirse de una rutina. Una persona que necesita sanación
solamente puede actuar y pensar en conformidad con los viejos patrones que sus
cuatro cuerpos y su personalidad le proporcionan. A veces la sanación es posible
dentro de esta limitada estructura, pero también a menudo no lo es. Cuando las
posibilidades de solución dentro de esos patrones fijos no son suficientes para
resolver un problema o para sanar una herida psicológica, el alma comenzará a
sufrir. Seguirá intentando proporcionar fuerza y guía, pero si eso no puede ser
aceptado o interpretado dentro de los patrones fijos de los cuatro cuerpos, ellos no
podrán integrarse. Después de algún tiempo, el alma renunciará y se marchitará;
ella se contrae y retira de la herida o del problema. En tales situaciones, un alma
puede encontrar un nuevo impulso para sostener la sanación cuando es
representada dentro de una constelación. Las diferentes personas nunca
comparten exactamente los mismos problemas y patrones: cada individuo
reacciona en forma diferente al estrés, la pena, el dolor y otras dificultades.
Cuando un alma, en una constelación, puede hacer uso de los cuatro cuerpos y la
personalidad de un representante, se le ofrece un nuevo conjunto de estructuras
en el pensar y reaccionar. El alma lo percibirá y nuevamente enviará un impulso
sanador. Sin el obstáculo de los límites y bloqueos específicos del dueño de los
cuatro cuerpos, el alma se expandirá nuevamente.

Cuando el alma está libre del dueño de los cuerpos físico y etérico, es más libre y
fluida. Sin embargo, será también menos capaz de desarrollarse. Algo que ha sido
observado por muchas tradiciones espirituales, incluido el chamanismo, es que un
alma que está libre de una estructura física y etérica puede cambiar sus patrones
sólo en forma muy gradual. Lo mismo ocurre con las almas de los muertos que
están permanentemente desconectadas de un cuerpo físico, con un alma que ha
perdido temporariamente la conexión con la estructura física durante el sueño, o
con una parte del alma que puede estar perdida de acuerdo a la definición clásica
de pérdida del alma. Para que un alma pueda realizar algunos cambios y
desarrollarse -o al menos hacerlo rápido-, simplemente es necesario que esté en
un cuerpo físico. Debido a que el cuerpo físico, es rígido y denso, actúa como un
molde para el alma, dirigiendo en cierta medida su experiencia, forzándola dentro
de cierto tipo de forma. "Forma" es aquí una palabra simbólica, ya que el alma no
tiene forma real. Aun así, en el alma se imprime profundamente la estructura
física. Un alma sin un cuerpo físico, y que necesita hacer un cambio de conciencia
o debe aprender a ver las cosas de diferente manera, puede ser mejor ayudada
conectándose y dando la bienvenida a un cuerpo temporario. Los cuerpos físicos
armonizan perfectamente con esta tarea.

En la práctica ohamánica tradicional, se han desarrollado varias técnicas a través


de las cuales las almas que necesitan sanación son conectadas temporariamente
con un cuerpo físico para que obtengan su "tratamiento". Los chamanes
siberianos que iban en busca de las almas perdidas o las de los muertos, ponían
esas almas en su vestidura después de haberlas encontrado. El ropaje del
chamán es una estructura exteriorizada del cuerpo del chamán, que al mismo
tiempo funciona como un mapa espiritual del universo. Por ejemplo, la
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representación de las vértebras y costillas del esqueleto del chamán simboliza el


tallo y las ramas del árbol cósmico del mundo. En muchos de los ropajes de los
chamanes, hay colgantes de metal especiales que sirven como vehículos
temporarios para las almas perdidas y almas de los muertos. Al colocar a las
almas halladas en esos colgantes, el chamán incorpora el alma a su traje y a sí
mismo, en realidad las absorbe en su propia alma. Las almas permanecen en los
colgantes mientras dura la ceremonia y escuchan todas las plegarias y canciones,
y así reciben la sanación. Las constelaciones son, en realidad, una variación de
este familiar y viejo tema: el cuerpo físico del representante es el cuerpo
temporario para el alma de aquel que necesita sanación.

Durante una constelación, el representante ha abierto su propia alma a los


individuos a quienes representa. El alma de quien es representado comienza a
actuar a través del alma del representante. En esencia son una, pero con la misma
facilidad se las podría describir como dos corrientes individuales de conciencia:
durante una constelación ambas almas se experimentarán y expresarán a sí
mismas a través de los cuatro cuerpos y la personalidad del representante. Los
cuatro cuerpos del representante darán a la otra alma nuevas posibilidades de
expansión, liberación y cambio. Viendo a los cuatro cuerpos como dispositivos
mecánicos, uno podría decir que los tubos, los conductos y el software del
representante son diferentes de aquéllos de los cuatroo cuerpos de la persona
representada. Los patrones de los cuatro cuerpos del representante modelarán el
alma del representado de una manera nueva, de modo que el alma experimentará
ciertas restricciones nuevas, pero también nuevas oportunidades de expansión y
liberación. Al mismo tiempo, el representante también se verá transformado.
Cuando alguien ha sido ubicado para representar a otra persona durante una
constelación, su respiración cambia, su tono muscular cambia, su postura cambia,
la cantidad de energía disponible cambia. Los cuatro cuerpos del representante se
adaptan a la esencia que trae el alma del otro. Sin embargo, esta adaptación
puede llegar tan lejos debido a que la propia alma del representante también está
"ocupando" aún su propio cuerpo, cerca del alma de la persona representada. Y
así, durante el proceso de la constelación, hay un proceso dinámico continuo de
mezcla y adaptación del alma y las estructuras energéticas. Cuando se le solicita,
o espontáneamente cuando está distraído o excitado, un representante puede
regresar a la percepción habitual de sí mismo, pero con la misma facilidad puede
abrirse a la entrada del alma del otro y volver a adaptarse.

Es esta habilidad para cambiar entre dos patrones diferentes de alma lo que hace
posible la sanación en una constelación. Si un representante fuera completamente
"tomado" por el alma del otro, si los patrones de los cuatro cuerpos del
representante estuvieran completamente dominados por la otra alma, entonces ya
no habría diferencia entre representado y representante. No podría esperarse
ningún cambio repentino del alma. Y si el representante siguiera siendo él mismo
completamente, y continuara sintiendo solamente los contenidos de su pequeña
alma individual, no tendría acceso a ningún conocimiento del otro, y él mismo no
podría ser tocado y cambiado por dentro. Sólo cuando un representante permite a
ambos aspectos de la gran alma -la del representado y la suya propia- que actúen
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a través de los cuatro cuerpos al mismo tiempo, se hace posible la sanación.


Entendiendo estas dinámicas precisas del alma, el proceso sanador alcanza una
belleza sutil. La propia alma del representante otorga fuerza y estructura cuando
es preciso decir una frase sanadora difícil. Imaginemos a un padre que nunca se
atrevió a mirar a los ojos a su hijo muerto. Ahora, mientras es representado a
través del alma del representante, tiene el coraje de hacerlo realmente y dice:
"Ahora, mi querido hijo, te veo". El alma del padre se beneficia con la fuerza del
representante; él lo ayuda a hacer lo que debe ser hecho. Cuando el
representante y el representado trabajan juntos de esta manera, uno puede ver al
movimiento sanador sumergirse y anclar en el alma mayor. Durante y después de
decir las frases sanadoras que facilitan las verdaderas soluciones, la expresión
facial del representante atraviesa de una serie de cambios; los músculos se
contraen y se relajan, toda la energía disponible se mueve y cambia cuando las
frases sanadoras están actuando en los patrones del alma del representante y
representado. Para mí, ésos son los momentos más fascinantes de una
constelación: la danza de las dos almas en un solo cuerpo físico, la una ayudando
a la otra, haciendo uso de la misma mente y las mismas estructuras energéticas.

Algunas veces, el proceso de la constelación no conduce a una solución. Puede


haber varias razones para eso. El alma del cliente puede no ser capaz o no querer
abrirse a algunos movimientos específicos de sanación, y entonces los
representantes tienen dificultad para acceder a la gran alma. El alma de la familia
puede no permitir que ciertas cosas sean observadas en forma directa porque son
muy dolorosas o muy pesadas para los miembros de la familia. Entonces,
simplemente no hay manera de que la constelación se despliegue y conduzca a la
sanación. También puede ser que la constelación no pueda ser guiada hacia el
equilibrio porque esté faltando cierta información importante. Esa información en sí
misma no tiene que ser en absoluto un secreto escondido. En cada familia, hay
eventos e historias que simplemente no han sido transferidos a las siguientes
generaciones. A menos que alguien de la generación más joven haga una
pregunta directa que saque a colación dicha información, ésta queda perdida
cuando las generaciones mayores mueren. Cuando la información está perdida,
es importante respetar el hecho de que, en una constelación, la información de los
hechos no puede ser recuperada, porque el alma no incluye recuerdos reales. El
alma de la persona representada no tiene acceso en absoluto a los hechos
históricos, solamente tiene impresos los efectos de la historia. El alma encarna la
esencia atemporal, no las historias. Cuando en una constelación queda claro que
está faltando información esencial, el facilitador sólo puede, entonces, averiguar
más entrevistando al cliente, y debería abstenerse de preguntar a los
representantes acerca de sus sentimientos u opiniones sobre los hechos históricos
de las personas a quienes representan. Finalmente, una constelación también
puede quedar atascada porque el alma de un representante clave rechaza la
sanación. Aunque es muy raro, algunas veces ocurre. Cuando una constelación
queda atascada por este motivo, el facilitador puede tener dificultad para
reconocer que es realmente el representante el que rechaza el movimiento
sanador y no el alma de la familia que está siendo representada. En caso de duda,
la única posibilidad de solución sería cambiar a los representantes, y entonces,
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inmediatamente se vuelve claro quién es el que resulta incapaz de moverse: el


individuo representado o el representante. Todas las razones que he mencionado
aquí de por qué una constelación detendría su desarrollo en una dirección
sanadora están basadas en la idea de que el facilitador está capacitado para
hacer su trabajo, que puede sintonizarse con el campo de energía sistémica y
comprende las dinámicas y posibilidades del proceso de la constelación. Si el
facilitador no tiene suficiente experiencia, muchas de sus constelaciones tendrán
solamente un poco de poder y un efecto limitado.

Finalizando una constelación.

Una constelación está terminada cuando ha sido completado un movimiento


sanador o se ha tomado la decisión de interrumpirla sin llegar a dicha
consumación. Si el cliente no ha ocupado todavía su propio lugar en el proceso de
la constelación, durante esta última fase, usualmente se pide al representante del
cliente que le ceda su lugar. Parado en su propio lugar, el cliente siente el efecto
de los cambios en la constelación, y puede pedírsele que diga una o dos frases.
Finalmente, el facilitador dice: "Salgan de sus roles". Todos los representantes
salen de la constelación, vuelven a sus asientos, y focalizan su conciencia en su
sensación habitual de sí mismos. El facilitador puede pedir al cliente que se siente
a su lado por un tiempo, y puede señalarle algunas cosas que considere
importantes, o puede hacer algunas intervenciones terapéuticas. Finalmente, el
cliente también regresa a su asiento.
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12
EFECTOS DE LAS CONSTELACIONES.
Algunas constelaciones son seguidas por una buena evolución, incluso a veces
milagrosa: el cliente siente que ha encontrado su lugar, los problemas de salud se
disuelven, miembros de la familia que no se han comunicado por años se llaman o
hacen citas para tomar el té juntos. Sin embargo, de la misma manera, puede no
haber resultados inmediatos tangibles, ni claras modificaciones, cambios o
sanaciones. Muchos factores influyen en una constelación y el proceso que sigue
después, tantos que es imposible predecir cuál será el resultado final. Sin
embargo, muchos de estos factores pueden ser reconocidos, y su descripción
mejora el entendimiento de las dinámicas que están operando después de una
constelación.

Cuando un cliente ha desplegado una constelación, presencia cada movimiento


que el representante hace, y escucha cada frase que se dice. La constelación
afecta el alma y la personalidad del cliente, y ambas integran la experiencia de
una manera diferente. El efecto en la personalidad es inmediato y claro. Muchos
clientes están felices con sus constelaciones; las dinámicas que se han desple-
gado les brindan nuevas y profundas percepciones de sus familias, y de su propia
posición dentro de ellas. Aunque es difícil entender inmediatamente todo lo que la
constelación ha sacado a la luz, para la mayoría de la gente una constelación trae
alivio y claridad. Cuando una constelación ha terminado, el facilitador habla
frecuentemente con el cliente durante unos minutos. El puede querer explicar
ciertas dinámicas que se hicieron visibles durante el proceso de la constelación.
Lo extraño es que algunos clientes simplemente no pueden captar lo que se dice
en esos momentos. Mientras que aquellos que fueron representantes e incluso
toda la audiencia comprenderá exactamente lo que el facilitador señala, el cliente
no puede captar lo que ha sucedido y lo que se le explica. La mayoría de los
clientes despliegan una constelación debido a un problema que han tenido durante
muchos años, y esto significa que también han pensado en este problema durante
todo ese tiempo. Tendrán ciertas teorías acerca de la raíz del problema y acerca
de los caminos para resolverlo. Frecuentemente, el proceso de la constelación
muestra una dinámica completamente inesperada, a veces hasta contraria a lo
que el cliente ha pensado siempre.

Recuerdo una constelación desplegada por un hombre cuyos padres se habían


divorciado cuando él era muy pequeño. El padre había dejado a la mujer y a los
hijos, y aunque los niños apenas conocían a su padre, siempre lo habían
despreciado por esto. La constelación mostró que el padre no había querido dejar
a la familia en absoluto, sino que se había ido en lugar de la madre. La madre era
en realidad la que quería irse y ser libre, sin duda debido a las implicaciones
sistémicas dentro de su propia familia de origen. El padre procuró evitar que ella
abandonara a sus hijos, yéndose él. De pronto, su partida demostró ser un acto de
profunda lealtad hacia sus hijos; ¡él quería estar seguro que ellos continuarían
estando bajo el cuidado de su madre! Esto era difícil de ser absorbido por el
92

cliente. Más adelante, la constelación mostró que el odio que el cliente había
sentido siempre por su padre era en realidad un sentimiento que había adoptado
de su madre, quien se sentía inconscientemente ultrajada por habérsele impedido
abandonar a la familia. Dado que la madre era incapaz de expresar su enojo
porque se habría mostrado como egoísta, el hijo lo había expresado
inconscientemente por ella. Esta constelación fue por supuesto extremadamente
perturbadora para el cliente. El siempre había considerado a su padre como un
monstruo y a su madre como la víctima inocente y, confrontado con la
constelación, encontró seriamente desafiadas sus suposiciones acerca de la
historia de la familia. En la charla que tuve con él acerca de la constelación, no vio
otra alternativa que rechazarla. Aceptarla hubiera significado una amenaza muy
seria para su visión habitual de la realidad. No es extraño que la personalidad de
un cliente no siempre pueda hacer graciosamente tan enorme salto de perspectiva
apenas unos minutos después de la exposición dcl facilitador. Todos los demás en
el seminario pueden aceptar con facilidad lo que la constelación ha mostrado,
porque no tienen los patrones energéticos ni las estructuras de creencias del
cliente; en el nivel de la personalidad, no se identifican con la historia. Si el cliente
hubiera podido incorporar fácilmente en su sistema de creencias las dinámicas
escondidas que se hicieron visibles en la constelación, probablemente habría
encontrado sanación en un momento más temprano de su vida.

Algunos facilitadores interpretan la incapacidad del cliente para aceptar la


constelación como resistencia, y luego io tratan como si el cliente estuviera
atravesando una sesión psicoterapéutica. Personalmente, siento que el concepto
terapéutico de resistencia generalmente no ayuda demasiado en esos casos. El
cliente no es renuente a cambiar, su conducta se origina en viejas estructuras fijas
de la personalidad y los cuatro cuerpos, estructuras que son realmente incapaces
de hacer un cambio súbito. En un principio, la mayoría de las constelaciones son
desorganizadoras para el cliente, porque el proceso muestra dinámicas que están
ocurriendo en el alma, donde la personalidad nunca ha tenido acceso directo. Aun
cuando la información que la constelación ha sacado a la luz sea percibida como
verdadera, y el movimiento sanador haya traído alivio al cliente, su personalidad
todavía necesitará tiempo para adaptarse e integrar la visión que tiene el alma de
la realidad. Desde el punto de vista chamánico, es mejor permitir al cliente que
sienta y absorba sólo aquello que acepta natural y fácilmente, y hacer poco o nada
más. Esto no significa que el facilitador no deba guiar activamente al cliente a
encontrar una manera de relacionarse con el trabajo que acaba de hacerse y
encontrar un equilibrio con éste, simplemente, significa que el cliente que no ha
podido aceptar todo de inmediato, debe ser respetado. Cuando hablé con el
cliente cuya constelación acabo de describir, le sugerí que se permitiera rechazar
la constelación, pero también le pedí que de vez en cuando recordara los
movimientos de los representantes. Después de algunos meses, me dijo que
aunque no creía que la historia que había salido a la luz fuera cierta en todos sus
aspectos, ahora miraba a su padre con más respeto. El odio ciego que había
sentido siempre por su padre se había disuelto.
¿Se pueden sanar implicaciones sistémicas transgeneracionales de destino a
través de una constelación familiar? Frecuentemente, una constelación muestra
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que el cliente u otro miembro de su familia está realmente representando o


repitiendo el destino de algún otro, alguien que vivió antes o aún vive, y fue
excluido de la familia de una u otra forma. ¿Es el niño quien eligió ponerse en
lugar del mayor, o el mayor quien de alguna manera ha sido capaz de enganchar
activamenre al niño para que lo represente a él en la familia? Las almas están
conectadas y, en niveles que no pueden normalmente ser experimentados por la
personalidad, cada alma es parte de la totalidad mayor. Sin embargo, no hay una
participación personal verdadera en el mecanismo que hace que el alma de cierto
niño se conecte con otro miembro de la familia cuyo destino necesita ser
reconocido. Parece ser que la gran alma familiar misma crea estas conexiones.
Incluso el alma de un niño nonato puede ya dar cabida a los patrones del alma de
alguien que necesita ser reconocido en la familia, y estos patrones tendrán
influencia en la forma de los cuatro cuerpos del niño y en la personalidad que se
forma en la niñez. Más tarde, en la adultez, los patrones del otro que necesitaba
ser representado se habrán convertido en parte integrante de él mismo. Cuando
una constelación familiar saca a la luz dicha situación libera al alma de las
implicaciones originales, el alma estará, desde ese momento, más libre para
desarrollar nuevos patrones. Sin embargo, el efecto de los viejos patrones
continuará sintiéndose hasta cierto punto, porque están plenamente integrados en
los cuatro cuerpos y la personalidad. Sanar no significa volver a la situación
anterior a que la implicación existiera, sanar simplemente significa que haya
algunas opciones adicionales.

El trabajo sistémico es presenciado por el cliente, pero los miembros de la familia


que fueron representados no han visto por sí mismos el armado y despliegue de la
constelación. Como se describiera en el capítulo anterior, durante la constelación,
sus almas estuvieron influyendo en la percepción de los representantes. Los
miembros de la familia estuvieron conectados con el proceso de esta manera,
pero en los planos de la personalidad y de los cuatro cuerpos no fueron tocados
directamente por lo sucedido. Sin embargo, luego de la constelación, el alma
individual de todos los que fueron representados mostrará un progreso en mayor o
menor grado. Y, luego de una constelación, el alma de la persona que fue
representada automáticamente tendrá una influencia en sus cuatro cuerpos; la
nueva fuerza hallada y los nuevos patrones que se experimentaron o incluso se
imprimieron durante la constelación tendrán algún efecto. Los cuatro cuerpos
pueden resistirse a esta influencia o ceder ante ella, pueden luchar o darle la
bienvenida. Podrá llevarles algún tiempo adaptarse o reaccionarán
inmediatamente de alguna forma.

Cuando un alma estuvo unida a los cuatro cuerpos y a la personalidad del


representante durante la constelación, temporariamente experimentó otra forma
de responder y de actuar. Si fue una experiencia sanadora y el alma ha ganado
fuerza, automáticamente trasladará esta experiencia a las diversas estructuras de
sus propios cuatro cuerpos. No es realmente una transferencia activa, es más bien
que el alma intentará aferrarse a su nueva forma. Los cuatro cuerpos pueden
resistirse a ello pues automáticamente quieren aferrarse a sus viejas y familiares
formas. Después de un período de mutua adaptación y acomodamiento, el alma y
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los cuatro cuerpos encuentran juntos un equilibrio nuevo. A veces los nuevos
patrones del alma son suficientemente fuertes como para dejar una huella
profunda en los cuatro cuerpos; a veces sólo una parte o incluso un pequeño
fragmento de ellos puede integrarse. Luego, todavía debe darse otro paso porque
entonces la personalidad debe adaptarse a los cambios en los cuatro cuerpos.
Tendrá lugar el mismo proceso de adaptación, que finalmente dará como
resultado un nuevo equilibrio entre los cuerpos y la personalidad. Al entender este
largo y gradual proceso, resulta lógico que, con frecuencia, la mayoría de las
constelaciones tengan apenas un efecto sutil en los miembros familiares
representados. En aquellos que fueron representados sin presenciar ellos mismos
la constelación, sólo algunas veces puede observarse una sanación inmediata y
sorprendente o un cambio completo de la estrategia de la personalidad. Aunque
ocurren milagros, el resultado más probable es un sutil cambio en ciertos patrones
habituales de pensamiento o sentimientos. Esta pequeña apertura, sin embargo,
es más que suficiente, puede desarrollarse en el tiempo si la persona así lo quiere.
Luego de una constelación, el alma conoce una alternativa frente a las estrategias
anteriores, y es libre de elegir.

Cuando ha sido representada una persona muerta, los efectos de una


constelación son más directos. Un individuo que ha muerto ha dejado atrás sus
cuerpos físico y etérico, y por lo tanto los nuevos patrones de su alma que han
sido creados durante la constelación tienen que actuar sólo a través de los
cuerpos astral y mental para formar parte de la personalidad. Estos dos cuerpos
son menos densos y rígidos que los cuerpos físico y etérico y ofrecen menos
resistencia; entonces, generalmente el alma podrá ser capaz de mantener los
efectos de la constelación intactos en mayor medida. La personalidad de una
persona que ha muerto puede ser más errática y menos estructurada que la de los
vivos pero, en el contexto del efecto del trabajo sistémico, esto es una ventaja.
Una personalidad que es menos rígida está más abierta al cambio y a los nuevos
impulsos que vienen desde el alma, a través de los cuerpos astral y mental.

A veces el movimiento que se hizo posible en una constelación puede, por


razones técnicas, no tener un resultado práctico en la vida diaria concreta de los
que han sido representados. Se da con frecuencia en el caso relacionado con
personas mentalmente discapacitadas de nacimiento, o que realmente han
enloquecido. Algunas enfermedades mentales se desarrollan debido a una herida
o cicatriz en uno de los cuerpos sutiles; las estructuras energéticas más delicadas
pueden ser tan discapacitadas como el cuerpo físico. Tal discapacidad de los
cuerpos sutiles puede ser el resultado de un defecto de nacimiento, una
enfermedad o un accidente. El alma de alguien puede ser esencialmente sana,
pero cuando los cuatro cuerpos sólo pueden ofrecer una estructura severamente
limitada, no permiten un crecimiento o función normal de la personalidad. En dicha
situación, algunos no pueden interactuar libremente con su entorno pero, en una
constelación, su alma tiene la oportunidad de "usar" temporariamente una serie
completamente funcional de cuerpos y personalidades sanas. A veces el alma ha
estado tan limitada por los cuatro cuerpos disfuncionales que no es capaz de
utilizar de inmediato esta oportunidad; continúa actuando desde los límites que
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sus propios cuatro cuerpos impusieron sobre ella. El representante se sentirá


enloquecido. Sin embargo, las almas de alguna gente mentalmente discapacitada
florecerán cuando sean representadas, y se comunicarán con los representantes
de aquellos a quienes aman con un gesto puro que está fuera de su alcance en la
vida diaria. Esta oportunidad es muy valiosa, pues relaja tensiones en el alma y en
la familia, pero no puede traducirse en cambio alguno en la vida diaria del
individuo representado. El daño estructural en los cuatro cuerpos que causó la
incapacidad no puede cambiar; la nueva fuerza que encontró el alma durante la
constelación no tiene un efecto directo sobre ello. Además de ayudar al alma
temporariamente durante el momento de la constelación, las constelaciones en las
que están representados los miembros de la familia mentalmente discapacitados
pueden crear una imagen poderosamente sanadora para el cliente. Imaginemos
una criatura que se ha convertido en un "vegetal viviente" como resultado de un
accidente. Ahora esta niña está siendo representada en una constelación que ha
sido desplegada por sus padres. El representante de la criatura puede hablar a los
representantes de los padres y expresar lo que necesita ser expresado. Los tres
son capaces de abrazarse y consolarse unos a otros, al menos por un momento.
La constelación hará posible un profundo movimiento sanador para el alma de los
padres y de la niña, pero es difícil que la constelación dé como resultado que la
criatura salga del coma. O imaginemos a un padre que ha enloquecido
completamente muchos años después de la guerra, porque su personalidad no
puede seguir soportando los horrores que sufrió como soldado. Sus hijos lo
conocieron sólo como un hombre violento y peligroso, que finalmente fue
encerrado en un hospital psiquiátrico. El alma del padre aún ama a sus hijos
incondicionalmente, y cuando el representante del padre puede expresar este
amor, al menos una vez en una constelación, libre de la locura, esto puede sanar
muchas heridas tanto en el alma del padre como de los hijos. No sería realista
esperar que el padre estuviera sano nuevamente después de la constelación, sólo
raras veces una constelación dará como resultado una recuperación de la salud
mental en personas seriamente insanas. Una constelación como la que acabo de
describir simplemente debería ser guardada como una imagen sanadora en el
alma del cliente, sin expectativas de mejoramiento en las circunstancias externas.
Cuando una constelación se mantiene respetuosamente viva de esta forma, puede
venir de ella mucha fuerza interior.

Las constelaciones no sólo tienen efecto en el cliente y su familia, sino también en


los representantes. Cuando un representante adopta el lugar de alguien,
experimenta un cambio en sí mismo mientras dura la constelación., A veces este
cambio será sutil, y otras veces, poderoso. El alma representada tiene una
percepción específica de la realidad y, en el transcurso de la constelación, la
presencia de esta otra alma abre automáticamente en los cuatro cuerpos del
representante ciertos canales no utilizados. Los representantes describen toda
clase de claras sensaciones físicas durante la constelación; y así como el cuerpo
físico es afectado por el alma de quien es representado, también lo son los
cuerpos sutiles. Imaginemos la energía del alma como electricidad, que se está
moviendo a través de ciertos cableados en los cuatro cuerpos. Algunos cables y
conductos están siempre llenos de electricidad, otros reciben una diminuta
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cantidad o incluso nada. Ahora, durante la representación, el alma del


representante se abrió a otra alma, y la energía de esta alma fusionada
comenzará a moverse a través de sus cuatro cuerpos. La energía se moverá
parcialmente a través de cables diferentes de los que se utilizan normalmente, y
probablemente el resultado serán algunas sensaciones sutiles o claramente
desconocidas. Cuando alguien participa regularmente en constelaciones como
representante, ocurrirá autora ricamente una sutil purificación y reestructuración
de su estructura energética. Mayormente, los efectos de representar regularmente
a otros no serán ni siquiera reconocidos como verdaderos resultados directos de
los cambios en los cuatro cuerpos. Alguien puede notar que su mirada sobre
ciertas cosas cambia, que ciertos asuntos o sucesos parecen menos o más
importantes que antes. Recuerdos dolorosos que siempre produjeron muchas
emociones se convierten sólo en recuerdos, y no tendrán sentimientos específicos
apegados a ellos. O viejos temas pueden salir a la superficie y pedir atención
nuevamente; a través de la presencia del alma del otro se van las telarañas de los
cuerpos sutiles. En la práctica chamánica clásica, el representar a otros ha
derivado en un camino espiritual. Un representante en una constelación sólo
representa a cierta persona una sola vez, pero imaginemos a un chamán que se
fusiona una y otra vez con el mismo espíritu ayudante. Dicho ayudante es con
frecuencia un espíritu animal. Gradualmente, con los años, a medida que danza y
canta fusionado con este espíritu específico, los cuatro cuerpos del chamán se
purifican, reestructuran y fortalecen. En el próximo capítulo, exploraré en mayor
detalle la naturaleza y efectos de las formas tradicionales chamánicas de tratar
con los ayudantes y de representar a los espíritus.

La mayoría de las veces, alguien que ha representado a otra persona será


afectado apenas mínimamente, y no sufrirá efectos que no pueda abordar. Desde
un punto de vista chamánico, sin embargo, algunas veces puede necesitarse un
cuidado especial, por ejemplo, cuando fue representado alguien que ha muerto
recientemente, o cuando se trata de alguien que ha muerto de una conmoción, o
como resultado de violencia, asesinato, o en un accidente. Cierta vez, estaba
conduciendo una constelación en la cual un hombre representaba al tío del cliente
que había muerto hacía menos de un año. Mientras estaba representando al
hombre muerto, el representante tenía una picazón incontrolablemente dolorosa
en su costado, que se mantuvo incluso después de que la constelación hubiera
terminado. El cliente contó que su tío había sufrido de una enfermedad que hizo
necesario colocarle un estoma, una salida artificial de los intestinos. La picazón
que el representante sentía, estaba exactamente en el lugar donde el tubo de
plástico había perforado la piel del tío. Sospeché que la continua picazón era una
señal de que el representante estaba todavía conectado al alma del tío luego de la
constelación, y esto fue confirmado por el representante, quien describió que
sentía que el tío del cliente estaba de algún modo parado todavía detrás de él.
Sugerí al representante que saliera de la habitación, que encontrara un lugar
donde pudiera estar solo por algunos minutos, y allí le hablara al tío muerto,
pidiéndole que se fuera y se replegara en el mundo del espíritu. Luego de este
ritual, la picazón se fue por media hora, y después comenzó nuevamente. El tío
muerto estaba claramente visible para mí ahora, parado junto al cliente.
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Aparentemente, tenía una gran dificultad para irse. Entonces, pedí al cliente que
realizara un pequeño ritual y se dirigiera a su tío. Le pedí que lo invitara a visitarlo
esa noche en sus sueños, de manera que cualquier mensaje que el tío
considerara importante pudiera aún ser entregado. El representante, piel irritada y
todo, repitió al mismo tiempo el pequeño ritual que había hecho antes, pero ahora
diciéndole firmemente al tío que era inútil tratar de fusionarse con él; si necesitaba
decir y hacer algo tenía que entrar en los sueños del cliente. Recién entonces la
picazón se detuvo por completo, y no volvió. Cuando un representante percibe una
sensación inesperada o una reacción después de una constelación, no siempre
significa que se mantiene aún la conexión con otra persona. Muy a menudo, será
sólo un efecto de los cambios en los cuatro cuerpos del mismo representante, un
efecto de la fusión temporaria con el alma del otro.

La conexión entre el representante y la otra alma debería romperse


inmediatamente después de la constelación pero, desde un punto de vista
chamánico, hay algunas excepciones a esta regla. Ocasionalmente, una
continuidad de la conexión traerá curaciones adicionales necesarias a quien ha
sido representado. A veces los chamanes ayudan a las personas que han muerto
en circunstancias violentas y confusas guardando al otro, incluyendo todo el terror
y la confusión, en su propia alma. Los practicantes avanzados pueden además
permitir que el cuerpo astral de la víctima se fusione completamente con su propio
cuerpo astral. Para un practicante nuevo, ésta es a menudo una experiencia
abrumadora que puede ser muy difícil de manejar. Un practicante avanzado, sin
embargo, simplemente abrazará por completo al alma sufriente y luego, a través
de su propio control emocional, mitigará gradualmente su pena y su miedo. En
dichos rituales para los muertos, el sanador debe primero llorar y sacudirse,
permitiendo al otro penetrar profundamente en sus propios cuerpos sutiles y en su
alma, y como resultado, experimentará realmente los efectos completos del
trauma que el alma sufrió. Sin embargo, aunque sienta dolor y confusión, el
chamán no se identificará con ellos, y cuidadosamente intentará ayudar al otro
ofreciéndole pensamientos claros y sentimientos de paz y fortaleza.
Silenciosamente se repetirá a sí mismo oraciones tales como: "Este dolor es del
pasado, todo lo que lo causó ahora ha rminado. Detrás de estas lágrimas está la
fuerza pura de tu alma. El alma está sana y libre, el sufrimiento sólo estuvo allí
cuando vivías, y ahora estás muerto. Ahora vives en espíritu, el dolor ha
terminado". Después de algún tiempo, el alma del otro se volverá receptiva y
comenzará a sentir lo que se le está ofreciendo y, generalmente, de a poco lo
aceptará. Cuando ha alcanzado un estado razonablemente pacífico, el chamán
lleva al alma a un lugar en el mundo del espíritu donde pueden encontrarse
curaciones adicionales, y la libera o la orienta hacia sus ayudantes espirituales
que la cuidarán. Esta clase de prácticas son muy exigentes, y están
estrechamente relacionadas con las dinámicas descriptas en el capítulo que habla
del sufrimiento en beneficio de otros. Son similares también a las dinámicas que
ocurren en las constelaciones cuando los representantes experimentan y expresan
los efectos de lesiones severas, aunque con una diferencia importante: el chamán
siente y guía a la otra alma; en las constelaciones, el representante experimenta
los sentimientos mientras que la guía de la otra alma está en manos.del facilitador.
98

De acuerdo a las tradiciones chamánicas, una persona que se ha fusionado con


un alma herida necesita purificarse a sí misma y tiene que encontrar nueva fuerza.
El chamán (o, en el caso de una constelación, el representante) necesita obtener
nuevamente una fuerte sensación de su propia alma, para que pueda retornar
totalmente a su identidad familiar. Sus cuatro cuerpos deben ser liberados del
estrés impuesto sobre ellos, y pueden necesitar descanso o incluso alguna
reparación. Los pasos tradicionales que se toman luego de esta clase de trabajo
son limpiezas con el humo de hierbas específicas, baños con hierbas
especialmente preparados, pero también comer y cantar. Para practicantes
chamánicos occidentales o para gente que participa como representante en
constelaciones, leer un libro inspirador, hacer una caminata, escuchar buena
música y tomar un baño caliente son buenas alternativas adicionales. Después de
representar a una persona con un trauma emocional particularmente intenso, el
representante puede elegir abstenerse de representar a algún otro por algunas
horas o incluso días, hasta que esté totalmente enraizado en sí mismo otra vez.

El trabajo sistémico afecta al cliente, a los miembros de la familia representados y


a los representantes, pero lo mismo ocurre con las otras personas que están
presentes durante las constelaciones, los participantes del seminario.
Generalmente, están sentados en un círculo, alrededor del área donde se
despliegan las constelaciones. Durante el seminario, a cada participante
habitualmente se le pide varias veces que sea representante, pero la mayoría de
los participantes pasarán la mayor parte del tiempo sentados alrededor de las
constelaciones. Durante una constelación, hay una interacción entre los
representantes y los otros participantes: el proceso de los representantes toca a
los participantes, mientras que el intenso compromiso de los participantes
profundiza la experiencia de los representantes. De esta manera, los participantes
son parte de las dinámicas que se despliegan en la constelación; lloran cuando los
representantes lloran, y se sienten livianos y aliviados cuando se ha encontrado
una buena solución. Especialmente los movimientos arcaicos como un encuentro
con la muerte, la aceptación de un destino penoso, la sincera expresión de gratitud
por haberle sido dada la vida, o el decir respetuosamente adiós a una pareja luego
que una relación se ha roto tocarán a los participantes en su corazón. Cada
constelación ofrece una oportunidad para encontrar nuevas revelaciones, y ayuda
a los participantes a aceptar la complejidad de la experiencia humana. Aun los
participantes que no han tenido la oportunidad de ser representantes volverán a su
casa transformados.
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13
EL DESARROLLO DEL ALMA.
En el chamanismo tradicional, los espíritus están representados de diversos
modos. Están presentes en canciones que contienen sus instrucciones y
promesas; están presentes en los altares y objetos ceremoniales dedicados a
ellos. Los espíritus están también presentes cuando los chamanes los representan
poniéndose en su lugar, danzando con los movimientos del espíritu, cantando sus
sonidos. Las danzas rituales de los chamanes en las cuales son presentados los
espíritus no son sólo simples imitaciones de movimientos y sonidos; están en
realidad basadas en los mismos principios que hacen posible las constelaciones
familiares. Tanto, el chamán que danza como el representante en una
constelación se colocan en el lugar de otra persona, sintiendo la esencia del otro
en su propia alma, mirando a su alrededor a través de los ojos de otro.
Representar a los espíritus es realmente un camino espiritual, un camino que
conduce a la purificación y expansión del alma.

Los espíritus pueden ser divididos en cuatro grupos, y a cada grupo se accede de
diferente manera. Primero viene el creador en su forma pura, un campo único de
poder. Los siguientes en la línea son los abuelos y abuelas del mundo del espíritu,
los inmensos poderes de la naturaleza. Luego están los espíritus que son de un
nivel más o menos semejante al de los humanos, por ejemplo, los espíritus de los
muertos y de los animales. Finalmente, están los espíritus de la naturaleza más
pequeños. Los chamanes se relacionan de modo diferente con cada grupo
específico de espíritus.

El primero y mayor de ellos, literalmente la más grande de todas las


manifestaciones reconocidas del espíritu, es el creador, Dios. El es el creador del
universo. Puede tener un nombre tal como "Gran Espíritu", posiblemente hasta
incluso pueda tener un rostro que pueda ser representado, pero eso es todo. En la
práctica chamánica, este poder primordial es mayormente dejado intacto sin
mucha interpretación, porque no hay forma alguna de comunicarse realmente con
un poder de tal inmensidad. Dios en su estado esencial es espiritualmente
demasiado inmenso como para que nosotros lo podamos asir o comprender, está
muy lejos de nosotros. Al espíritu creador se dirigen las plegarias y en ellas se lo
menciona, pero rara vez tiene una función práctica en un ritual de sanación, o en
ningún otro ritual. Todo poder viene de él, es un hecho reconocido, pero no
podemos tratar en forma directa con la fuente de "todo poder". La única relación
posible con este aspecto de la creación es un total pero simple respeto y temor
reverencial. Mencionando al creador en cada oración como el origen de todo lo
que existe, el chamán se inclina ante esta presencia y reconoce que no está al
alcance de un ser humano comprenderla. Este nivel más puro y elevado del
espíritu, Dios como el creador, no llega a los humanos. Las tradiciones
chamánicas no están usualmente interesadas en los esfuerzos necesarios que
hagan posible algún tipo de experiencia directa de esta energía, como hacen
algunas de las tradiciones meditativas orientales, por la simple razón de que, en
100

chamanismo, la espiritualidad debe quedar dentro de las dimensiones humanas.


Sucede que los chamanes de niveles superiores ocasionalmente vislumbran ese
poder, pero esto es casi como un producto derivado del estado de su desarrollo
espiritual. Incluso a veces, uno de los espíritus muy poderosos, como el abuelo
Peyote, puede llevar al alma de un chamán a estar conscientemente sumergida
por el creador. Sin embargo, nunca es el espíritu del creador por sí mismo quien
llega hasta nosotros espontáneamente. El simplemente existe, misterioso,
inimaginable.

En primer lugar, está el espíritu creador; luego encontramos a los abuelos y


abuelas del mundo del espíritu. Su naturaleza es aún inmensa e inimaginable,
pero al menos ellos encarnan poderes específicos, definidos y por lo tanto
limitados. Los abuelos y abuelas no son tan enormes como el espíritu creador.
Dependiendo de la tradición, serán por ejemplo el sol, la luna, tal vez la tierra y el
cielo. Los más grandes poderes de la naturaleza como el mar, el trueno y el
torbellino pueden asimismo estar dentro de esta categoría. Para un chamán, es
posible comunicarse con los abuelos y abuelas del espíritu, pero esto conlleva un
riesgo: su contacto puede tanto matar como transformar o sanar. Las tradiciones
enseñan que los abuelos y abuelas responden a las plegarias de las personas que
están espiritualmente purificadas. Luego de tomar conocimiento de que alguien
está rezando solicitando su ayuda, pueden transferir algo de su poder,
acompañado de cierto ritual especifico o canción. Dicha canción o ritual serán
luego utilizados por el chamán para llamar a los abuelos durante una ceremonia
de sanación y activar el poder que le fuera conferido por ellos. En esencia, nos
relacionamos con los abuelos y abuelas prácticamente de la misma forma con que
nos relacionábamos con nuestros padres y abuelos cuando todavía éramos
pequeños. En presencia de los abuelos yabuelas del mundo del espíritu, nos
volvemos como pequeños niños indefensos, imposibilitados de entender
demasiado e incapaces de cuidarnos a nosotros mismos. Los abuelos y abuelas
son mucho más viejos que la humanidad; en cuestiones del espíritu son más
puros y evolucionados que nosotros. Los chamanes tratarán de comunicarse con
estos espíritus principalmente para pedirles poder. Ya sea el poder que puede ser
utilizado para ayudar a gente necesitada o el que es utilizado por el mismo
chamán, para que lo ayude a ver y a cumplir el propósito de su vida. Las personas
se someterán a rituales bastante extremos para recibir la atención y las
bendiciones de los abuelos y abuelas. La "búsqueda de visión" es el tipo de ritual
más conocido que se utiliza para este propósito.

Durante una búsqueda de visión, las personas ayunarán durante tres o cuatro días
y noches, pero los sanadores o chamanes poderosos pueden realizar ayunos
sustancialmente más largos, hasta de una semana o más. El buscador permanece
despierto todo este tiempo y reza a los abuelos y abuelas. Algunos lo harán
desnudos, otros, vestidos o simplemente cubiertos con una manta.
Permaneciendo en el mismo sitio, en un pequeño lugar en la naturaleza, sin
comida ni agua, orando día y noche, el que busca la visión se vuelve como un niño
indefenso, expresando a gritos su sufrimiento. El lenguaje de las plegarias es
esencialmente el que utiliza un niño cuando se relaciona con sus padres:
101

"Abuelos, soy insignificante y desdichado ante vuestros ojos y no puedo vivir sin
vuestro sostén. Dadme fuerza para comprender, concededme un poder para que
pueda vivir. Ayudadme a entender, ayudadme con un poder para ser fuerte. Sin
vuestro poder no puedo vivir, no tendré aire para respirar. Poderes, hacedme
fuerte". Tales rituales son muy exigentes. Un período de cuatro días y cuatro
noches es un tiempo muy largo cuando uno está solo, ayunando y rezando. Las
personas se enfrentan con sus debilidades, especialmente sus miedos y dudas, y
tendrán que vencerlas para abrirse a los abuelos y abuelas.

La búsqueda de visión y otros rituales afines se utilizan para no sentir miedo


cuando enfrentamos a los grandes espíritus. Las tradiciones chamánicas conocen
muchas variantes sobre el tema básico de ayunos y plegarias. Algunas veces, las
personas se recostarán simbólicamente en una zanja poco profunda cubiertos por
una manta, otros serán enterrados a cierta profundidad durante este ritual. A
veces el hoyo puede estar a metros de profundidad, el agujero cubierto con tablas
de madera y tierra. Algunas veces la gente se trepa a un árbol. La variante más
extrema que personalmente escuché fue descripta por un anciano sanador Lakota
que una vez pasó nueve días y noches sin comida ni agua en una cueva
completamente cerrada. Su pecho y su espalda fueron perforados por las garras
de un águila, y durante todo el ritual estuvo colgado en el aire, pendiendo de
sogas que estaban conectadas a estas garras. No está en mí describir el
encuentro que tuvo con los abuelos durante este tiempo, pero los abuelos
respondieron a sus plegarias, concretamente vinieron a verlo para mostrarle un
poder. Sin embargo, semejantes extremos sólo son elegidos por experimentados
chamanes y sanadores; otras personas realizarán este ritual apenas durante unos
pocos días, sentándose en la naturaleza, lo que generalmente es suficientemente
intenso. Tales rituales son especialmente extremos para los sanadores, porque
sólo el sufrimiento extremo hará que la personalidad humana se abra de par en
par al poder de los espíritus. El poder sanador del espíritu es tan grande que sólo
puede ser absorbido cuando la personalidad está totalmente fuera de su normal
confinamiento y cuando los cuatro cuerpos son forzados a salir de sus patrones
habituales.

Algunas veces, no se necesita ningún ritual para recibir poder de los abuelos;
ocasionalmente eligen acercarse a alguien por su propia iniciativa. En ese caso,
dicha persona en particular es de algún modo parecida al abuelo, sus naturalezas
son semejantes en algún sentido y, debido a esta compatibilidad, el poder del
espíritu puede ser absorbido con relativa facilidad, sin que la mente y el alma
tengan que ser abiertos por muchos días y noches de plegarias y sufrimiento.

Existe un siguiente grupo de espíritus, que está más o menos en un nivel


semejante al de los humanos, o por lo menos están lo suficientemente cerca de
nosotros como para hablar con ellos con relativa facilidad. Los espíritus que
pertenecen a este grupo son, por ejemplo, los espíritus de animales, espíritus
individuales de montañas y ríos, y también los espíritus o almas de los muertos.
Su mundo y nuestro mundo están relativamente cerca, desde un punto de vista
espiritual somos vecinos. Tenemos que encontrar un equilibrio con ellos como lo
102

tenemos con los actuales vecinos que viven en la puerta contigua en el mundo
físico; tratamos de tener una comunicación simple y práctica, y cuando sea
necesario negociaremos con ellos. Con una buena relación se benefician tanto los
espíritus como los humanos, ya que se intercambian regalos e información. A los
espíritus se les brinda un altar y ofrendas de comida, humo, agua y canciones, y
ellos a su vez ayudarán al chamán durante las ceremonias de sanación y darán
información útil. Ya que están en un nivel más o menos igual al nuestro, ven el
mundo en forma bastante semejante a como lo vemos nosotros, lo cual hace que
la comunicación sea relativamente fácil. Estos son los espíritus más importantes
en los rituales chamánicos de sanación, ya que pueden ofrecer ayuda directa y
práctica. Un chamán que ha aprendido cómo llegar a ellos puede comunicarse
casi en cualquier momento que lo desee. La mayoría de los espíritus ayudantes
del chamán vienen de este nivel de espíritus, y el chamán establece auténticos
lazos y amistad con ellos. Sin embargo, son espíritus, y como tales continúan
siendo misteriosos y poderosos, y se considera peligroso para el no iniciado tratar
con ellos.

En mi propio trabajo chamánico, soy asistido por varios espíritus ayudantes. El


espíritu del oso es uno de ellos, uno de los espíritus más poderosos de la
categoría de los espíritus cercanos a los humanos. El me buscó por su propia
cuenta mostrándose a sí mismo repetidamente en sueños, dándome una serie de
enseñanzas e instrucciones sobre cómo podría sintonizarme con él. Durante
muchos años, he estado experimentando una continua purificación y
reestructuración de los cuatro cuerpos sólo con representar regularmente a este
espíritu en rituales y danzas de sanación. Esta reestructuración ocurre en todos
los niveles incluso mi cuerpo físico sufre sutiles cambios como resultado de tal
contacto con el espíritu del oso. No es que me haya vuelto más peludo o que mis
uñas se hayan convertido en garras, sigo siendo el mismo que era antes. Pero, al
permitir al espíritu del oso usar mi voz, puedo ahora hacer los gruñidos y sonidos
que hace un oso. Asimismo, puedo a veces mirar con los ojos del espíritu del oso.
Danzando para invitar y representar al espíritu del oso, después de que haya
llegado y me encuentro fundido con él, veré el esqueleto de las personas a través
de su carne. No es una cuestión de adivinación: en un trance, fundido con el oso,
puedo ver el esqueleto en el sentido más literal, y puedo distinguir qué huesos han
estado fracturados o dañados, y si se han curado correctamente o no. Cuando
comencé a ser capaz de ver estas cosas hice una serie de pruebas porque quería
estar seguro de que lo que veía era verdadero. Algunas veces, mientras estaba
enseñando en un grupo, les pedía a unos veinte voluntarios que se pusieran de
pie en un círculo. Luego llamaba al espíritu del oso, bailando alrededor del círculo.
Fusionado con el espíritu, representándolo, miraba los huesos de las personas
que estaban presentes y les decía lo que veía. Rápidamente interrumpí estas
pruebas; los que participaban en estos experimentos me decían que mis
observaciones eran correctas. La gradual purificación y reestructuración de mis
cuatro cuerpos por el espíritu del oso ha continuado a lo largo de los años hasta el
día de hoy. Fundido con este poderoso sanador, he podido sanar varios tipos de
lesiones óseas. O más precisamente: el oso realizó el verdadero trabajo de
sanación y yo fui solamente el ayudante que creó y mantuvo el contexto del ritual
103

de sanación. Comencé a hacer un verdadero trabajo de sanación conjuntamente


con el oso hace aproximadamente cinco o seis años, y me he mantenido en
contacto con algunos de los clientes que he ayudado al comienzo para ver si la
curación era permanente o no; aún están libres de dolor, y continúan teniendo la
libertad de movimientos que habían alcanzado después de que el oso trabajara
con ellos. Por extraño o increíble que pueda parecer esto a las personas que no
están familiarizadas con las tradiciones chamánicas, mis experiencias con el
espíritu del oso no son totalmente inusuales o excepcionales. Existen muchos
practicantes chamánicos experimentados que pueden compartir historias
semejantes. Puede ser bueno mencionar aquí que, aunque la comunicación con
un espíritu como el oso es relativamente fácil, nunca es posible predecir cómo el
espíritu se comportará. Cuando estoy dando una conferencia o clase en algún
lugar, siempre canto unos pocos minutos para el espíritu del oso al comienzo y al
final de mi charla. Ocurre regularmente que unos pocos días después de una
charla, recibo un llamado de alguien que estuvo presente en la audiencia que
quiere contarme, por ejemplo, que durante mi canción sintió que una de sus
vértebras hizo un click acomodándose en una nueva posición y que un dolor
crónico había desaparecido desde entonces. Por el contrario, también sucede que
durante un ritual de sanación, el oso se va casi inmediatamente después de haber
llegado, obviamente no pudiendo o no estando dispuesto a ayudar al cliente que
solicitara el ritual.

Finalmente, después de los espíritus que se encuentran cerca de nosotros, existen


también los espíritus más pequeños o menores. En la comunicación con ellos los
chamanes deben ejercitar alguna forma de control. La relación con los espíritus
más pequeños se parece a la manera en que tratamos a los niños inteligentes. De
este grupo, los pequeños espíritus de la naturaleza son los más conocidos debido
a que llevan un tipo de existencia casi física. Varias culturas describen tales
espíritus como duendes, gnomos, elfos, etc. Están presentes en todos los
entornos naturales, así como en grandes parques, pero rara vez son vistos en la
ciudad. Algunas veces actúan como amables espíritus sanadores o sirven como
mensajeros para los espíritus de niveles superiores. Algunos espíritus de este
nivel más bajo pueden además ser reclutados para actuar como malos espíritus, y
por consiguiente pueden causar dificultades. De acuerdo a diversas tradiciones,
los espíritus pequeños tienen que ser mantenidos en paz por el chamán a través
de regalos y ofrendas regulares. Los espíritus menores no están generalmente
interesados en nosotros; es típico que busquen nuestra atención luego de
haberlos molestado, para hacernos saber que debemos cambiar nuestros modos.

La palabra "espíritu" se usa para todos estos diferentes poderes, desde los más
elevados hasta los más pequeños. Todos son reconocidos como manifestaciones
de un único misterio, aspectos conscientes de la creación. Los chamanes y
sanadores que he conocido dicen a menudo "el espíritu me dice", en lugar de
"este particular espíritu me dice". Dirán "el espíritu está aquí "en vez de "los
espíritus están aquí". La palabra espíritu generalmente indica al mismo tiempo
tanto un espíritu individual como el campo inespecífico y total de la creación. Visto
desde una cierta perspectiva, las divisiones entre los diversos tipos de espíritus no
104

son realmente relevantes, y la diferencia entre ellos es superficial. Comparado con


la diferencia entre espíritus y humanos, las diferencias entre los diversos espíritus
en sí mismos no son tan grandes. Los espíritus pueden ser grandes o pequeños,
pero están todos viviendo en los mismos mundos sutiles, y no tienen un cuerpo
físico como nosotros. Sin embargo, durante el entrenamiento chamánico, el
aprendiz deberá aprender cómo diferenciar y relacionarse con cada grupo de
espíritus. Con algunos, uno se encuentra en un estado de entrega y respeto, con
otros, negocia, y con otros, permanece en guardia y al mando. En la práctica
chamánica, todos estos diferentes tipos de relaciones están incluidos en el trato
con el misterio de la vida, y todos son apropiados cuando se los utiliza en el
contexto correcto, así que todos necesitan ser dominados.

Las diferentes maneras de relacionarse con los poderes espirituales bajo la forma
de espíritus constituyen los pasos de un proceso de maduración espiritual. Uno
comienza sintiéndose grande y poderoso, y con cada paso del entrenamiento
disminuye más en tamaño. El primer paso corresponde a poder tratar
constructivamente con los poderes que son más pequeños que uno. Uno los trata
con respeto pero, mientras se comunica con ellos mantiene la conciencia de la
propia voluntad. El siguiente paso es observar que el otro tiene igual valor y
comparte capacidades de la misma naturaleza que las de uno. Los espíritus,
entonces, se convierten en nuestros pares; uno deja de darles órdenes y
comienza a negociar con ellos. Uno aprende a trabajar conjuntamente con ellos,
observando que cada uno se beneficiará cuando se trabaja en equipo. Uno se ha
reducido en tamaño: ya no es más grande que los espíritus sino del mismo
tamaño. El paso siguiente es la relación con los abuelos y abuelas del espíritu, los
poderes que son verdaderamente más grandes que los humanos. Para tener una
buena relación con ellos, uno se reduce aún más en tamaño a través de una
continua purificación. A menos que uno se purifique a sí mismo de opiniones,
ideas y emociones, éstas continuarán llenándonos tanto que no habrá espacio
disponible para los grandes poderes del espíritu. Esta fase es difícil, ya que, por
ejemplo, todos los sentimientos escondidos de superioridad e inferioridad deberán
salir a la luz y necesitarán ser tratados. Para relacionarse con confianza con
poderes tanto más grandes que uno hay que tener el coraje de volverse muy
pequeño nuevamente. Luego, finalmente, cuando uno puede relajarse en
presencia de los grandes poderes y permitir que éstos lo guíen, se puede avanzar
al paso siguiente. En esta última fase, uno se reduce tanto que deja de verse a sí
mismo como separado de la creación, sólo el espíritu creador permanece en
nuestra conciencia. Si un chamán puede alcanzar este punto, ya no importa si
habla desde su propia mente o se comunica con el espíritu, se ha vuelto tan puro
que ya no existe una diferencia significativa. Simplemente está en paz consigo
mismo, y los límites entre él y la creación están disueltos y al mismo tiempo
permanecen allí. Existen solamente unos pocos chamanes y sanadores que han
podido purificarse a sí mismos y reducirse en tamaño hasta que sus almas se
expandieron tanto que podían contener la fuerza creativa de la vida misma. Los
pocos que alcanzan este estado de purificación son considerados personas
sagradas. Se los reconoce como los líderes éticos de su comunidad; son muchos
105

los que buscan su ayuda, y sus vidas y sus plegarias sirven como un continuo
ejemplo para todos.

Los cuatro pasos del camino chamánico no son siempre fáciles de distinguir uno
de otro. Para casi todos los practicantes, el entrenamiento chamánico nunca
termina, y continuamente el estudiante intenta dominar aspectos de todos los
pasos en forma simultánea. Puede trabajar en la ejercitación del control sobre los
poderes y espíritus menores mientras al mismo tiempo está aprendiendo a ser
humilde frente a los abuelos. Muchos chamanes tradicionales y sanadores han
comenzado su entrenamiento debido a que siendo niños podían ver los espíritus
de los muertos, y de este modo necesariamente tienen que aprender a tratar
primero con los espíritus de esta categoría antes de que se les enseñe a
comunicarse con otros. Pero sea cual fuere el orden de los pasos, todos tienen
que ser transitados para llegar a tener acceso al potencial espiritual completo del
sendero chamánico.

Relacionarse con los espíritus abre los cuatro cuerpos para que puedan contener
más y más poder del alma. Y en la medida en que los cuatro cuerpos se vuelvan
menos densos y menos rígidos, podrán ser llenados no solamente por la pequeña
alma personal, sino gradualmente también por el alma mayor. A medida que un
practicante chamánico se funde una y otra vez con sus espíritus ayudantes,
representándolos en danzas y rituales, dicha purificación y reestructuración
graduales son inevitables. Sus cuatro cuerpos se abren para recibir patrones de
energía más grandes y fuertes y, en la medida en que estos patrones se imprimen,
los viejos patrones son empujados afuera y liberados. Hace un tiempo atrás, tuve
una experiencia que ilustra claramente cómo la presencia de los espiritus purifica.
Había estado enseñando en un festival en Holanda, dirigiendo doce talleres de
dos horas durante un periodo de tres días. Al final de cada taller puse sobre el
suelo mi piel de oso, proveniente de Siberia, y realicé un simple ritual frente a ella,
estableciendo contacto con mi oso ayudante. Durante mi danza recé y canté para
las personas que estaban presentes y gradualmente me fundí con el espíritu del
oso. Normalmente, trabajo tan intensamente con el espíritu del oso sólo una vez, y
luego me tomo al menos unas horas para recuperarme. Después de bailar de este
modo, aunque sea sólo una vez, necesito tiempo para integrar el efecto en mis
cuerpos sutiles. Durante el festival trabajé más de diez veces seguidas, sin tiempo
para recargarme completamente porque tenía que enseñar todo el tiempo.
Durante algunos días, después de haber enseñado y bailado en el festival, estuve
muy inquieto y queriendo moverme todo el tiempo. Tenía dificultad para ir a la
cama, tan pronto como me acostaba quería levantarme de nuevo, y deambulaba
por la casa sin propósito, agitado y estresado. Después de cinco días de esto,
llegué al punto en que ni siquiera podía sentarme a comer. En ese momento, mi
pareja me hizo algunas preguntas sobre qué sentía exactamente. Las sensaciones
que sentía ¿eran de calor, de frío, eléctricas? ¿Se movían a través de mi cuerpo o
eran estáticas? ¿Podía rastrear de dónde venía mi inquietud y dónde estaba
centrada exactamente? Estas preguntas me permitieron darme cuenta de que los
sentimientos de inquietud estaban localizados en la parte superior de mis brazos.
Tratando de mover mis brazos de manera tal que pudieran expresar exactamente
106

lo que sentía, mantuve apretada contra mi cuerpo, rígido y tenso, la parte superior
de mis brazos y moví mis antebrazos lo más rápidamente posible en todas las
direcciones, como si estuviera tratando inútilmente de desprenderme de algo que
estaba detrás de mí. Pronto experimenté un completo agotamiento y una
sensación de alivio en todo mi cuerpo. Al permitirme permanecer así sentado por
un minuto, agitando débilmente mis antebrazos, vino a mi mente una imagen del
hospital. Eso me hizo recordar que siendo un niño de un año había estado en el
hospital por algunos meses. Estuve gravemente enfermo y finalmente cercano a
morir por una complicada infección. Recordando historias sobre mi permanencia
en el hospital, di un salto y llamé a mi madre para preguntarle si durante ese
tiempo había estado atado a la cama. Mi madre lo confirmó. Cuando le pregunté
cómo lo hacían, me contó que sólo estaba atado a la cama por la parte superior de
mis brazos. Entendí qué había causado la inquietud de los últimos días y por qué
no quería acostarme en la cama a la noche. El efecto de mis danzas del oso en
forma continua permitió una fusión con el espíritu del oso que fue más profunda
que lo normal y, obviamente, la fuerza del espíritu, liberó algunas viejas telarañas
en los rincones de mi estructura física y energética. El resultado fue la liberación
de una huella física de mi muy temprana infancia. Entonces, sabiendo cuál era la
causa exacta de mi inquietud, sencillamente me permití a mí mismo sentirla, y
luego respiré profundamente, conscientemente moví mis brazos y mi cuerpo,
diciéndome que ahora era libre y no necesitaba continuar la lucha para liberarme
de las ataduras. Durante una o dos horas mi inquietud aún se incrementó, pero
después de focalizarme repetidamente en el sentimiento de fuerza de mis brazos
de hombre adulto, mi cuerpo lentamente comenzó a relajarse. La inquietud se
redujo, y después de un día aproximadamente, desapareció.

A través de la práctica de rituales y danzas, el chamanismo ofrece un claro y


estructurado camino, un tipo específico de desarrollo espiritual. El resultado del
entrenamiento chamánico es una lenta y gradual expansión del alma, o mejor
dicho: un espacio incrementado para el alma dentro de los cuatro cuerpos. Este
desarrollo no es reconocido frecuentemente como un verdadero camino espiritual,
ya que sus métodos difieren de los de muchas otras escuelas espirituales y
religiones más conocidas. El entrenamiento chamánico es un poco extraño
comparado con ellas. El yogui tratará de calmar el "fuego interior" de sus propias
pasiones y emociones, mientras que el chamán ejercitará control sobre el fuego
real. El yogui tratará de controlar sus demonios interiores, mientras el chamán
hablará con los espíritus que están a su alrededor. El chamán no practica la
meditación ni usa otras técnicas para alcanzar un estado de completo silencio
interior. Por el contrario, en lugar de ser silencioso, no para de hablar. La práctica
chamánica avanzada es una improvisación continua de plegarias que nunca
termina, un diálogo permanente con el entorno natural y espiritual. Y así como
lleva años volverse experto en meditación, lleva muchos años aprender cómo
rezar de manera tal que esto conduzca a una verdadera madurez espiritual.

De una manera pequeña y modesta, la participación en constelaciones familiares


también puede ser un camino de purificación y maduración espiritual. El
representante que abre su alma para otros, purifica y reestructura sus cuatro
107

cuerpos, y esto permite que se expanda, tanto el alma como la personalidad.


Participar regularmente como representante en las constelaciones nos abre a "la
experiencia humana" en todos sus muchos aspectos. Un hombre sin hijos puede
representar a un padre de siete hijos y debido a ello algo en él cambiará. Una
mujer saludable que nunca ha estado enferma se verá a sí misma diferente
después de representar a varias personas discapacitadas que vivían con malestar
y dolor físico continuo. Los diferentes pasos del entrenamiento chamánico también
pueden ser reconocidos en las constelaciones. En algunos casos, un
representante reverencia profundamente a las fuerzas que influyen en su destino,
por ejemplo, las fuerzas históricas que son mucho más grandes que las
individuales. En otro momento, un representante tiene que estar en completo
control de su vida y actuar como un individuo totalmente responsable, firmemente
parado sobre la tierra, diciendo no a ciertas fuerzas de crecimiento. Y, la mayoría
del tiempo, los representantes se encuentran uno frente al otro y dejan ir las
diferencias, se reconocen unos a otros como totalmente iguales, cada uno
teniendo el derecho a pertenecer, participando tanto en la vida como en la muerte.
Si bien representar a otros en constelaciones difiere de representar a los espíritus
en las danzas chamánicas tradicionales, aun así, ser representantes nos hace de
alguna manera más grandes; nos volvemos más conectados, comprendiendo y
apreciando a la humanidad. Cuando la representación de otros se hace con
conciencia, nos volvemos gradualmente más grandes de lo que son apenas
nuestras limitadas personalidades.
108

14
ALGUNOS RIESGOS.
El chamanismo y el trabajo sistémico tienen un gran potencial sanador, pero
ambos tienen también muchos riesgos específicos. En muchos sentidos, se puede
hacer uso y abuso de ambas disciplinas. Hay algunos desafíos específicos que
enfrentan tanto el practicante chamánico como el facilitador del trabajo sistémico:
ambos tienen que asegurarse de que sólo ofrecen un ritual o una constelación
cuando realmente el cliente quiere la sanación, y tienen que ser conscientes de
que su trabajo puede sanar al alma pero también herirla.

En el ritual chamánico, y también en las constelaciones, la fuente de información


es misteriosa. Aunque se entienda que, en chamanismo, los espíritus dan
información y, en las constelaciones, el alma de un representante logra
experimentar sensaciones conocidas para otra alma, este entendimiento no quita
misterio al proceso. Algunas personas sienten que cualquier cosa que provenga
de un misterio no debería tocarse, ni cuestionarse. Aunque el respeto por el
espíritu y el alma son obviamente esenciales, tanto en la práctica chamánica como
en el trabajo sistémico, este respeto no debería transformarse en obediencia
ciega. En la práctica chamánica, la confianza ciega conduce finalmente a la
dependencia: alguien puede sentir que los espíritus son mucho más sabios,
poderosos y espirituales que él mismo. Siempre que surge un desafío, para
alguien así la ayuda de los espíritus es considerada esencial. Pedir información a
los espíritus puede fácilmente volverse compulsivo, y entonces la propia voluntad
de alguien y su capacidad para juzgar se debilitarán gradualmente. Algo similar
ocurre con las personas que se involucran en el trabajo sistémico de manera
compulsiva.

Cada vez que surge un problema con el trabajo o la familia, sienten necesidad de
desplegar una constelación para poder obtener información y elegir una estrategia.
El uso de las constelaciones para "averiguar" o "descubrir" algo sobre el presente
o el pasado puede conducir fácilmente a distorsiones graves. Imaginemos que
alguién ha estado en terapia y se encontró con recuerdos de incesto
"recuperados", pero de algún modo continúa dudando si fue realmente abusado
sexualmente en la infancia. Entonces quiere desplegar una constelación para
averiguar si los recuerdos son verdaderos. Explicará su caso al facilitador y la
audiencia será testigo de esta conversación. Cuando el facilitador acepta
desplegar una constelación para averiguar qué ocurrió en el pasado, las personas
invitadas a representar a los distintos miembros de la familia ya no son libres.
Saben que cualquier cosa que sientan y experimenten durante la constelación
decidirá si la respuesta es "sí" o "no", lo cual es una gran responsabilidad. Cuando
los representantes están instalados en una situación así, se encuentran bajo
presión, consciente o inconscientemente y pueden tener una sensación de
incomodidad. Esto puede ser causado por la presión que es el resultado del
contexto en el cual se desarrolla la constelación, y probablemente no se origine en
el alma de las personas a quienes representan. Sin embargo, esa incómoda
109

presión puede convencer a los representantes de que en el pasado estuvo


ocurriendo algo desagradable. No obstante, aunque la incomodidad provenga
realmente de la otra alma, esa misma alma no conserva verdaderos recuerdos, ni
relatos ni anécdotas. El alma sólo contiene efectos, impresiones y estructuras que
son el resultado de las experiencias, no las experiencias en sí. El alma mira al
mundo desde el aquí y ahora, no habita en el pasado. En una constelación, un re-
presentante puede sentir amor, odio o miedo por otro, pero no puede saber por
qué siente eso. La información acerca de lo que ocurrió exactamente en el pasado
no puede ser hallada en el alma misma, solamente en el cuerpo astral y en la
personalidad del que está siendo representado, y aun así de forma distorsionada.
Algo se puede deducir del lenguaje corporal de los representantes y de la forma
en que interactúen entre sí, pero eso nunca debería llevar a conclusiones
definitivas sobre los hechos detallados que ocurrieron en la vida real. Desplegar
una constelación donde todos los participantes saben que se producirá una cierta
cuestión -como ser, una historia de incesto- para ser verificada, transformará a la
constelación en una pantalla de proyección. En lugar de experimentar libremente
lo percibido, todo es visto entonces a la luz de una determinada cuestión y pueden
sacarse conclusiones que son absolutamente inapropiadas. He visto
constelaciones que fueron desplegadas por clientes que querían averiguar cosas
del pasado, no sólo sobre incesto sino también cuestiones como si el padre de
alguien era su verdadero padre biológico o no, o si los padres del cliente habían
sido o no colaboracionistas durante la guerra. A menudo, cuando se despliega una
constelación en tales circunstancias, las respuestas de los representantes son
confusas y embrolladas. Esto es lógico, ya que las almas de los que están
representados pueden no querer ser involucradas y mantendrán distancia. Los
representantes no pueden sentir a las otras almas tan claramente, y como
resultado empezarán a prestar atención a sus propias respuestas inconscientes a
las preguntas que fueron hechas por el cliente. Gradualmente, a medida que los
representantes sintonizan más y más con sus propios impulsos, se pierden las
señales que provienen de las otras almas. A los practicantes chamánicos también
se les pide con frecuencia que clarifiquen y determinen si ciertas cosas son verdad
o no, si ciertas elecciones son las correctas o las equivocadas. De acuerdo con mi
ética personal, un practicante chamánico nunca debería dar respuestas a tales
preguntas. En lugar de decir a alguien que deje a su pareja o permanezca con
ella, que compre esta casa o aquélla, que acepte cierto empleo mientras rechaza
otro, debería brindar la ayuda que posibilite a alguien hacer su propia elección con
más fuerza y conciencia. Hay preguntas que sólo pueden ser respondidas por la
persona que las formula, y no por un practicante chamánico ni por un facilitador de
constelaciones familiares.

Al igual que un facilitador de constelaciones, un practicante chamánico también


tiene que considerar muy cuidadosamente si aceptará o no a un cliente. Un factor
que examinará es la motivación del cliente. ¿Alguien busca la verdadera sanacíón
o simplemente quiere que se eliminen algunos obstáculos sin respetar
verdaderamente a los espíritus y a su propia alma? Si se pidió apoyo a los
espíritus y ofrecieron información y sanación, se sentirán ofendidos si el cliente
descarta desaprensivamente lo que le dan. No expresarán al cliente la ofensa que
110

sientan, sino al chamán o sanador que les pidió que ayuden a ese cliente en
particular. Si un chamán pide frecuentemente a los espíritus que ayuden a clientes
que no aceptan la sanación, tarde o temprano los espíritus dejarán de responder a
sus llamados. Un cliente sólo puede aceptar el poder sanador si entra a la
ceremonia con la mente y el corazón abiertos, y por lo menos con la voluntad de
aceptar otras soluciones que no sean las que él mismo ha formulado ya en su
propia fantasía. Esta es la razón por la que lleva mucho tiempo y esfuerzo
preparar un ritual sanador chamánico tradicional; el chamán tiene que asegurarse
de que el cliente está verdaderamente decidido a mejorar, si no su relación con los
espíritus se irá deteriorando gradualmente.

Un facilitador que conduce constelaciones también tiene que observar


cuidadosamente a los clientes que piden desplegar una constelación y determinar
qué es lo que quieren. ¿Piden sanación o piden solamente la eliminación de sus
dificultades? ¿Tienen la fuerza y el coraje para enfrentar lo que la gran alma les
mostrará y aceptarlo? Estas son preguntas importantes. Si alguien quiere
desplegar una constelación para determinar si ha sido abusado sexualmente en la
infancia o no, usualmente no pide sanación, quiere resolver sus dudas. Si alguien
quiere utilizar su constelación para averiguar si su padre es o no su padre
biológico, puede ser que quiera saber qué tipo de respeto le debe al otro, o
posiblemente esté buscando una justificación para juzgar o rechazar a sus padres.
Si alguien quiere saber si sus padres fueron colaboracionistas durante la guerra,
no está pidiendo sanacíón para sí mismo ni para sino que, probablemente esté
buscando alguna especie de permiso para mantener con ellos su comportamiento
distante de superioridad. Las respuestas a tales preguntas pueden ser importantes
para la personalidad y pueden ser relevantes en el contexto de ciertos procesos
psicoterapéuticos, pero investigar estos asuntos por medio de las constelaciones o
de un ritual chamánico, usualmente no ayuda al alma a sanarse. Las almas y los
espíritus de una determinada familia sólo pueden ser invitados con respeto; no se
los puede llamar simplemente para justificar a las personas que se sienten
superiores a ellos.

El alma es poderosa y también es muy frágil; se la puede sanar del mismo modo
que herir. Tanto el practicante chamánico como el facilitador de constelaciones
crean posibilidades para que el alma dé un paso hacia adelante y se exprese.
Cuando un alma o espíritu está presente en una ceremonia chamánica, está
anclada en un cuerpo temporario. Anclada de ese modo, puede ser sanada pero
también atacada, y cuando esto ocurre, el alma puede quedar desorientada y
volverse impotente. En el chamanismo tradicional, este principio es utilizado a
veces conscientemente para enfermar a la gente: un chamán que quiere herir a
alguien, crea un vehículo para el alma de la víctima elegida, y llama a esa alma.
Cuando el alma responda a la invitación y haya ingresado, será atacada
violentamente. La imagen bien conocida del hechicero clavando alfileres en una
muñeca de vudú demuestra un tipo de ritual que es utilizado en diversas
tradiciones para intentar dañar el alma de otra persona.
No he visto aún intentos conscientes de dañar a un alma durante el trabajo
sistémico, pero durante una constelación puede herirse a un alma
111

involuntariamente. En cierta ocasión estuve representando a un hombre que


mataron en la Kristallnacht (Noche de los Cristales), unos años antes de la
Segunda Guerra Mundial. Estaba parado en fila con otros dos o tres
representantes; representábamos a los miembros de una familia judía que fuera
asesinada. Frente a cada uno de nosotros había un representante de alguien que
era culpable de participar en el asesinato. El que estaba frente a mí hablaba
continuamente para sí mismo, pero en voz tan baja que probablemente yo fuera el
único que podía escucharlo: "Yo era soldado, no tuve responsabilidad, sólo
obedecía órdenes, no había nada que hubiera podido hacer. Era como era, los
tiempos eran así". Cuando fui invitado a representar al hombre asesinado, me
había abierto ampliamente a su alma. Parado allí, fusionado con él, me sentía muy
vulnerable. El hombre que estaba frente a mí seguía actuando como un agresor
(aunque podría haber estado en desacuerdo conmigo si lo hubiese enfrentado con
esto) y yo no tenía manera de resolverlo. Percibía su repetitivo balbuceo defensivo
como si me diera trompadas. Las excusas masculladas y furiosas sonaban como
aullidos en mis oídos y me debilité tanto que ya no podía siquiera hablar ni
moverme. Obviamente, el facilitador no prestaba mucha atención a lo que estaba
ocurriendo con los distintos individuos. A medida que los otros que estaban en mi
línea llegaban gradualmente a alguna clase de solución, yo continuaba parado allí,
congelado y desorientado, mientras que el representante frente a mí sólo
continuaba explicándose a sí mismo que era inocente y que no tenía nada que ver
conmigo en absoluto. Finalmente, concluyó la constelación y no se hicieron
preguntas a los representantes individualmente. Yo estaba pálido, descompuesto
del estómago y casi tuve que vomitar, y permanecí así durante algunas horas.
Visto desde una perspectiva chamánica, el alma recibió un golpe serio, y se vio
literalmente lesionada por la constelación. Deliberadamente, digo "el alma' y no
"mi alma" ni "el alma del hombre judío". Durante una constelación, cuando un
representante se siente herido, es difícil diferenciar entre los dos diferentes
aspectos del alma mayor; en realidad, fueron violadas tanto mi alma como la del
hombre asesinado. Cualquier representante con una experiencia hiriente similar se
sentirá mal después, y muy probablemente tratará de liberarse de su mal
sentimiento tan pronto como pueda, tratando de desconectarse del alma del otro.
Sin embargo, cuando eso ocurra, el alma del otro estará más perdida todavía que
antes de desplegarse la constelación.

Si un facilitador no pudiera reconocer que, después de una constelación, un alma


determinada está desorientada o herida, no podrá ofrecer un movimiento sanador,
y tanto el representante como el representado sufrirán durante un tiempo. En la
última parte del capítulo 10, La presencia de los muertos y en el capítulo 12, Los
efectos de las constelaciones, describí algunas maneras chamánicas que pueden
ser utilizadas para apoyar a un alma perturbada; métodos que podrían aplicarse a
alguien que ha representado a un alma que ha sido herida durante una
constelación. En la experiencia personal que acabo de describir, el alma del
hombre que yo representaba fue herida debido a la forma en que actuara el otro
representante. Es verdad que en el trabajo sistémico un soldado que mata a otro
soldado en tiempo de guerra no es considerado un asesino. Pero el hombre que
estaba frente a mí no había representado en absoluto a un soldado en tiempo de
112

guerra, era simplemente un hombre que había participado voluntariamente en el


asesinato de judíos durante tiempos de paz, por lo tanto era un verdadero asesino.
El representante, sin embargo, había transformado las observaciones generales
que se hacen durante el trabajo sistémico en una regla dogmática que aplicó en el
contexto equivocado. De esa forma, la constelación perdió poder sanador, al
menos para mí como representante y para el alma que yo representaba.

Para el facilitador, resulta esencial entender las leyes que gobiernan las
implicaciones sistémicas, y puede también ayudar a los representantes, pero,
obviamente, puede incluso transformarse en un riesgo. Los sentimientos, el
lenguaje corporal y las observaciones de los representantes pueden ser
interpretados a la ligera. Las ideas y los dogmas pueden imponerse a las
verdaderas experiencias percibidas. Debería tenerse en cuenta que el cliente, la
audiencia y los representantes están todos en un trance liviano, como describiera
en el capítulo sobre atemporalidad. Cualquier cosa que diga el facilitador tendrá un
efecto inmediato sobre la forma en que los representantes interpreten su propia
experiencia. La vasta mayoría de las personas que participan en una constelación
tratará inconscientemente de amoldarse al facilitador y seguir las pautas dadas por
él de manera consciente o inconsciente. Por lo tanto, es mejor tomarse tiempo
para permitir que los representantes tengan tiempo de sentir y describir cuáles son
sus sensaciones exactas, en lugar de apresurarse a sacar conclusiones.

Tanto el trabajo chamánico como el sistémico ofrecen posibilidades para la


sanación del alma, y depende del practicante o del facilitador hacer buen uso de
ellas. Se puede hacer uso y abuso de ambos métodos, consciente o
inconscientemente. Un facilitador hábil y respetuoso podrá utilizar el trabajo
sistémico como un método curativo impresionante y efectivo, pero otro dejará a
sus clientes frustrados o confundidos. Los rituales chamánicos pueden ser
inspiradores y fortalecedores, pero también pueden ser utilizados de forma
estúpida y humillante. Creo que solamente abriéndose a la fuerza y vulnerabilidad
de la propia alma será posible encontrar la fortaleza, el coraje y la sensibilidad que
se necesitan para llegar a ser un testigo que apoya la sanación de las almas de
los otros. Se pueden cometer errores y se seguirán cometiendo todavía, y quizá
deberían ocurrir cada tanto, sirviendo para recordarnos que no deberíamos tener
la perfección como objetivo. Cuando las propias almas del chamán y del facilitador
brillan con claridad, el trabajo que hagan tendrá una simple y natural belleza y
poder, y habrá poca posibilidad de situaciones abusivas.
113

15
LOS RITUALES.

A través de los años, he utilizado en mi trabajo muchos rituales sanadores. La


mayoría me los han dado los espíritus en sueños y cuando estaba en trance.
Algunos de los rituales están dirigidos a problemas y cuestiones específicas, otros
ayudan a dar equilibrio en patrones y estructuras más generales. Algunos de los
rituales que he estado empleando se basan en el principio de representación que
se utiliza en constelaciones familiares, o son compatibles de una u otra forma con
el trabajo sistémico. En este capítulo, presento una selección de rituales que
pueden resultar de utilidad para los lectores de este libro, ya sea para ellos
mismos o para sus clientes o grupos. En las descripciones, doy relevancia a la
organización del espacio y los movimientos que las personas pueden hacer en él.
Al leer estas instrucciones, uno puede considerar estos trabajos como ejercicios.
Sin embargo, los llamo rituales por una razón: cuando hago este tipo de trabajo
con los que participan en mis seminarios, todos los movimientos son
acompañados por continuos toques de tambor y prolongados cantos de oración
improvisados. Las plegarias y las invocaciones son recitadas por todas las
personas antes, durante y después de los movimientos propiamente dichos, lo
cual, en combinación con el tambor y el canto, crea un leve trance que ayuda a las
personas a sintonizar con la importancia y el propósito del trabajo. Para mí, la
palabra ejercicio provoca asociaciones con algo de menor profundidad. Los
rituales como los que doy aquí no deberían utilizarse como sustitutos de la
psicoterapia, las constelaciones familiares u otras intervenciones que hacen los
terapeutas o entrenadores profesionales y capacitados. Considero los siguientes
rituales como prácticas sanadoras suplementarias que ayudarán a crear
impresiones positivas en el alma, los cuatro cuerpos y la personalidad y que,
utilizados con comprensión y respeto, pueden reforzar el efecto de la terapia
sistémica.

Permitir que la enfermedad transgeneracional retroceda hasta su origen.

Si sufres un problema o enfermedad que se da en tu familia, rastréalo hacia atrás


tan lejos como puedas. Quizá sepas o descubras que no sólo tu padre, sino
también tu abuelo o incluso tu bisabuelo sufrieron del mismo problema. Ahora,
visualízate a ti mismo, a tu padre, a tu abuelo y a los otros que posiblemente que
hayan compartido el mismo destino concerniente a esta enfermedad o problema
particular. Visualízate a ti mismo adelante, luego a tu padre o madre detrás de ti,
su padre o madre detrás, etc. Al final de la hilera ancestral, visualiza el origen de la
enfermedad, lo que la ha causado. Puede ser un defecto genético, puede ser una
implicación sistémica, puede ser algún dolor emocional de un sufrimiento
específico, un accidente. No necesitas saber porque empezó la cadena,
simplemente visualiza su origen como un campo, una sustancia al final de la hilera
de antepasados. Luego te paras frente a ti mismo, enfrentando al otro tú que has
visualizado. Necesitas un pequeño recipiente lleno de agua en la que hayas
disuelto algo de sal. Sostén el recipiente con agua salada en tus manos. Háblale a
114

la versión visualizada de ti mismo y dile algo como a: "La enfermedad que llevas
es causada, al menos parcialmente, por razones que se originan en las vidas de
otras personas. La energía que llevas no es toda tuya: puedes dejar ir esa parte".

Luego, visualiza que el aspecto de la enfermedad que no viene de tu propia vida

es absorbido por la sal del agua. Imagina entonces que tu yo visualizado se vuelve
transparente, y observa que toda la energía transgeneracional que causa la
enfermedad fluye dentro del recipiente de agua. Luego deja disolver la imagen de
ti mismo, da un paso hacia adelante para enfrentar a tu padre. Sigue el mismo
procedimiento: pídele que deje ir los patrones y la energía transgeneracionales
que han causado su enfermedad, y luego visualiza que esa energía fluye dentro
del recipiente de agua salada. Permite que esta imagen se disuelva, da un paso
adelante para enfrentar a tu abuelo. Repite los mismos pasos hasta que llegues al
final de la hilera, y hayan desaparecido todas las imágenes visualizadas de tus
antepasados: ahora estás cara a cara con el campo de energía que yace en las
raíces de la enfermedad de tu familia. Ahora di algo como: "Este es el lugar al que
pertenece la enfermedad de mi familia; ahora todo eso vuelve a su origen". Si
resulta natural para ti, puedes orar pidiendo salud, ayuda y sanación para ti mismo
y para todos los miembros de tu familia que han sufrido o todavía sufren de la
misma enfermedad o problema. Ahora coloca el recipiente de agua en el suelo y
déjalo allí mientras das un paso hacia atrás. Visualiza entonces al antepasado que
estaba ubicado más cerca del origen de la enfermedad, quizá fue tu abuelo o tu
bisabuelo. Ahora visualízalo sin la enfermedad, libre y feliz. Envíale algunos
buenos pensamientos. Puede que desees presentarte ante tu antepasado y
contarle acerca de tu vida, qué hay de bueno en ella, de qué estás orgulloso. De
esta forma, los antepasados pueden utilizar la alegría que sienten por tu vida para
llenar el vacío que fue creado cuando la enfermedad los estaba dejando. Sentirán
fuerza y felicidad porque la vida continúa satisfactoriamente. Luego, da otro paso
hacia atrás, recupera la imagen del antepasado que estaba segundo en la hilera,
visualízalo feliz y con buena salud y salúdalo. Repite los pasos hasta que te
encuentres nuevamente ante la versión visualizada de ti mismo, y cuéntate
también a ti mismo las cosas buenas de tu vida. Luego gírate, da un paso
entrando a la imagen de ti mismo y fúndete con ella. El ritual ha terminado. Deja
en su lugar el recipiente con agua salada por un día o dos antes de tirar el
contenido en el inodoro.
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Encontrar fuerza a través de los antepasados en caso de enfermedad


transgeneracional.

Visualízate a ti mismo y a los miembros de las generaciones anteriores de tu


familia que tuvieron la misma enfermedad que tu tienes, especialmente los que
eran fuertes y vivieron vidas razonablemente felices. Velos parados en una hilera
detrás de ti, mirando adelante hacia el principio de la hilera donde se encuentra tu
yo visualizado. Luego invita o visualiza a las fuentes que les dieron fuerza para
sobrellevar su destino y enfrentar sus dificultades. Visualiza estos poderes bajo
cualquier forma que te resulte natural; puedes imaginar ángeles parados junto al
antepasado, pero también animales o fuerzas abstractas. Ubícate al final de la
hilera, después del antepasado que nació hace más tiempo. Saluda a tu

antepasado, dile que sufres la misma enfermedad que él e infórmale que viniste a
buscar apoyo. Luego, haz contacto con las fuentes de poder que sostuvieron a
este antepasado y pídeles que te sostengan a ti también. Date tiempo para sentir y
absorber realmente lo que estas fuentes de poder tienen para darte. Luego
agradece y da un paso hacia adelante. Repite lo mismo cuando te pares junto al
segundo antepasado, y cuando estés listo da otro paso adelante nuevamente,
hasta que termines parado junto a tu propia ubicación. Entra en la ubicación de tu
yo visualizado, siente a todos tus antepasados detrás de ti y percibe sus
conexiones con las fuentes de poder. Luego haz una conexión con las fuentes de
poder que te han sostenido hasta ahora en tu vida, y permite que las fuentes de
poder de tus antepasados se fusionen con ellas. De este modo, te fundes con tus
antepasados al nivel de la fuerza y la dignidad, en lugar de hacerlo al nivel de la
enfermedad. Puedes pararte en la hilera con ellos, aceptando la fuerza de
aquellos que pueden otorgarla, así tendrás fuerza adicional para aceptar lo que la
vida te ha dado. Parados allí, con una fuerza silenciosa, conectando tus propias
fuentes de poder con la de tus antepasados, recibes algo bueno, pero también das
algo a los que están detrás de ti. Tú, al mismo tiempo, otorgas fuerza a tus
antepasados y añades dignidad a sus vidas.

Encontrar fuerza después de un cambio repentino e irreversible en la vida.

No sólo es posible conectarse con las fuentes de poder de los miembros de


generaciones anteriores dentro de la propia familia, el ritual anterior también
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puede ser realizado para conectarse con fuentes de poder que sostuvieron a los
que compartieron nuestro mismo destino.

Imagina que te diagnostican una enfermedad grave y amenazante y debes


someterte a ciertos tratamientos drásticos en el hospital. O que sufriste un
accidente y te amputaron uno de tus miembros, o alguien que amabas se ha
matado en un accidente de tránsito. Aun cuando no tengas miembros de la familia
ni antepasados que hayan tenido esta experiencia, hay mucha gente que ha
tenido que enfrentar la misma situación que tú. Muchos de ellos han logrado
recuperarse más tarde o más temprano. Cuando enfrentas un cambio repentino e
irreversible en tu vida, puedes realizar una variación del ritual anterior. En lugar de
los miembros de la familia visualiza a una cantidad de personas que han sufrido lo
mismo que tú, y que lograron encontrar fuerza en las cosas buenas que su vida
tenía aún para ofrecerles, que, de algún modo, pudieron volver a empezar.

Sigue los mismos pasos que en el ritual con los miembros de tu familia: primero
preséntate a estas personas y luego pide contactar con las fuentes de poder que
ellos tienen. Preséntate a esas fuentes y establece con ellas una conexión. Quizá
todavía no seas capaz de visualizar tus propias fuentes de poder y fusionarlas con
las fuerzas de las otras personas. Siempre podrás repetir el ritual un tiempo
después y terminar entonces este último paso.

Un altar para el alma familiar.

En un contexto chamánico, los antepasados no son solamente nuestros padres,


abuelos, etc., sino también aquellos miembros de la familia que murieron jóvenes
y aquellos que nunca tuvieron hijos. Esa es la razón por la cual la gente tradicional
a menudo habla de "las generaciones anteriores" en lugar de los antepasados,
incluyendo a todos los que vivieron antes y fueron parte de la familia de una u otra
forma. En el trabajo sistémico, muchos facilitadores hablan del "alma familiar", con
el significado de una conciencia que también incluye a todos los miembros de las
generaciones anteriores de la familia. Esta alma familiar es una fuerza activa que
influye en nuestras vidas. Lo que fue bueno en las vidas de las generaciones
anteriores se transforma en la fuerza que fluye hacia nosotros; lo que quedó sin
resolver se manifiesta como perturbación. Los individuos que están incluidos en el
alma familiar están presentes en nuestras vidas, nos bendicen así como también
nos perturban. El poder espiritual de un chamán o sanador que ha muerto puede,
después de su muerte, aparecer nuevamente en una siguiente generación. De
acuerdo con la gente tradicional que he conocido, los poderes de los chamanes y
sanadores pueden reaparecer en los descendientes directos y en miembros de la
familia que nacen hasta siete generaciones más tarde. Lo mismo ocurre con toda
la fuerza espiritual que la gente ha desarrollado en sus vidas; las generaciones
posteriores pueden beneficiarse con ella. Hay un ritual simple que puede ser
hecho para recibir un poco de la fuerza, las habilidades y los poderes que pueden
llegar a nosotros a través de la vía del alma familiar: la construcción de un altar de
antepasados o altar del alma familiar.
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Dicho altar no necesita ser una estructura complicada y elaborada. Comienza


eligiendo un lugar de tu casa, que sea relativamente tranquilo, por ejemplo, un
espacio vacío en una biblioteca o sobre un pequeño aparador. Esencialmente, el
altar se compone simplemente de objetos pequeños que pertenecieron o
representan a miembros de la familia de generaciones anteriores. Puedes incluir
fotos, anillos, joyas, pertenencias personales y símbolos. Tus padres, abuelos y
aquellos miembros de la familia con quienes tienes una conexión específica, o
cuyas vidas o destinos tienen un significado especial para ti, cada uno puede estar
representado individualmente por un solo objeto o foto; otros miembros de la
familia pueden estar representados por símbolos generales. Por ejemplo, si la
familia de tu madre era originaria de Hungría, puedes agregar un pequeño mapa
de Hungría. Cuando el altar esté instalado y te parezca atractivo, incluye un
pequeño candelabro y una copa. Luego, durante un cierto período de tiempo,
ofrenda al alma familiar una pequeña vela blanca y un poco de agua fresca cada
día. Elige un período de tiempo, por ejemplo, un mes, tres meses, medio año o
incluso un año y, durante ese tiempo, sigue encendiendo una vela y vertiendo
unas pocas gotas de agua fresca cada día. Si te vas de vacaciones o tienes que
ausentarte de casa por un tiempo, cuenta los días de ausencia y antes de partir
enciende una vela por cada día de ausencia. Puedes encender varias velas al
mismo tiempo; y, a medida que enciendas cada vela, menciona para qué día es.
Un altar de estas características es utilizado por el alma familiar para purificarse y
fortalecerse. Lo bueno que proviene del alma familiar puede fluir más fácilmente;
las implicaciones sistémicas que son legados familiares pueden resolverse con un
poquito más de facilidad.

Fortalecer el fluir de la fuerza vital a través de generaciones.

Este ritual puede ser hecho para alguien que esté enfermo y necesite fortaleza
para iniciar el movimiento hacia la sanación. A la persona que necesita ayuda se
le da un lugar que puede ocupar ella misma o un representante. Desde ese lugar,
se trazan dos líneas: una para la hilera de las generaciones de la familia materna,
la otra, para el padre y su familia.
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Cada línea tiene siete etapas; retrocede siete generaciones. Fuera del padre y la
madre, no tienes que distinguir entre individuos, sólo considera las etapas en las
líneas como pasos para ingresar al campo general de una cierta generación. La
primera persona que se ubica en el espacio es el cliente, y con sus padres se
inician dos líneas. El próximo punto son los padres de ellos, luego los padres de
éstos, etc. Para empezar el trabajo, el guía del ritual camina lentamente a través
de las diferentes zonas y, en cada zona, invita a esa generación específica de
antepasados para quienes está reservado ese lugar. Después, una mujer se ubica
en la línea de la familia de la madre, en el lugar de aquellos que están más
alejados del cliente en el tiempo. En forma simultánea, un hombre ocupa el lugar
de la séptima generación en la línea del padre. En ese lugar, los dos
representantes rezan y piden que la fuerza vital que creó y sustentó a esta
séptima generación sea transmitida desde donde ellos se encuentran hacia las
personas de la siguiente generación en la hilera. No están sintonizados con
individuos específicos, sino que piden sostén y bendiciones a toda una generación
de antepasados para todos los que los seguirán. Cuando los representantes
sienten que los antepasados de la séptima generación sostienen el flujo de vida
hacia la sexta generación, pueden dar un paso hacia delante. No tienen que
moverse al unísono, es mejor si se mueven individualmente. Ubicados en el lugar
o zona de la sexta generación de antepasados, repiten el mismo pedido o
plegaria. Parados allí, rezan nuevamente pidiendo que el flujo de la vida y la
fuerza se derrame hacia adelante. Cuando sienten que el Mujo es suficientemente
fuerte, se permiten moverse otro paso hacia adelante hasta la siguiente
generación, y así sucesivamente. Finalmente, el representante masculino se
encuentra parado en el lugar del padre del cliente y la representante femenina en
el lugar de la madre. Allí, juntos, al mismo tiempo, permiten que toda la fuerza y
poder que viene de los antepasados que se encuentran detrás de ellos fluya hacia
el cliente.

A veces, durante el proceso de atravesar las generaciones, los dos representantes


pueden experimentar, emociones fuertes o incluso inmovilizarse. Cuando la
energía que se encuentra en la zona de una generación específica es muy pesada
o dolorosa, al representante puede llevarle tiempo procesar los sentimientos que
allí encuentra, pero también puede ocurrir que empiece a pelear o resistirse a la
experiencia. Cuando los representantes pelean, en realidad empiezan a utilizar la
fuerza vital que están tratando de impulsar hacia adelante y no quedará nada para
dar a las generaciones futuras. Al pelear, los representantes utilizan la fuerza vital
para adquirir fuerza ellos mismos para dar pelea a la obstrucción. Dicha pelea es
siempre el resultado de sintonizar con los sentimientos y la estrategia de vida de
un individuo en particular. Cuando veo que alguien queda inmovilizado de ese
modo, le solicito que deje de pelear y lo aliento a que simplemente sienta lo que
hay para sentir. Después de unos pocos segundos, le pido que visualice un
símbolo de fuerza delante de sí. Luego, sugiero que el representante atraviese
este símbolo como si fuese una puerta, entrando a la siguiente zona de
antepasados, aferrándose a la línea de fuerza vital que ha estado impulsando
hacia adelante durante todo el ritual.
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Fortalecer el fluir del dar y el tomar.

Este ritual ayuda a la gente a percibir el flujo de poder que continúa a través de
sus vidas, un poder que no es suyo, que es más grande que ellos, pero que
igualmente pueden utilizar.

Se realiza un dibujo de círculos concéntricos en el piso, de modo que haya cinco


zonas circulares. La zona central del espacio del ritual representa la incognoscible
fuente de vida. Los círculos indican zonas que se van alejando de este poder una
a una. Esto no significa que las zonas más alejadas estén contaminadas o sean
impuras, simplemente están sucesivamente más lejos de la fuente original de vida
y fortaleza. Los participantes comienzan en el círculo intermedio, de espaldas al
centro. Durante el ritual, no miran ni van hacia allí. La zona intermedia, donde se
encuentran, representa su propia vida. Detrás de ellos, hay zonas donde se puede
encontrar a las personas que les dieron a los participantes vida, poder o
enseñanzas. Cuanto más atrás van, más retroceden en el tiempo: primero se
encuentran en la zona de sus padres, después, en el espacio de sus abuelos. El
círculo relacionado con los padres es también el lugar de los maestros y
ayudantes espirituales del participante; el círculo de los abuelos es también el
círculo de los maestros de los maestros y los ayudantes de los ayudantes. Delante
de los participantes, se encuentran dos círculos reservados para las generaciones
que se beneficiarán con la sabiduría y creatividad del participante. El primer círculo
está conectado con aquellos que serán criados y educados por el participante, el
círculo siguiente representa a las personas que vienen después de ellos.

Antes de que los participantes empiecen a moverse hacia atrás y hacia adelante a
través de los círculos, tómate un momento para dedicar el ritual. Podrías rezar en
voz alta por la gente que está allí, pidiendo que puedan encontrar su lugar en la
cadena de la vida, que encuentren una forma de participar en plenitud de este dar
y tomar atemporal. Puedes pedir a los ayudantes que apoyen el ritual, para que
fluya algo bueno desde la fuente de vida hacia todos los participantes, y que todos
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ellos sepan que tienen algo para dar a otros. Luego, los participantes pueden
empezar a moverse a través de las diferentes zonas de acuerdo con sus propios
sentimientos. Pueden hacerlo rápida o lentamente, pueden ir primero hacia
adelante o primero hacia atrás, pueden avanzar y retroceder varias veces o sólo
una vez. Ingresan al lugar de los que vinieron antes que ellos y de los que vendrán
después, siempre de cara hacia el exterior del círculo central. Después de un
tiempo, usualmente veinte minutos o media hora después, todos vuelven a
descansar naturalmente en la posición inicial o sea el tercer círculo. Luego puedes
terminar el ritual con una pequeña plegaria, por ejemplo, pedir bendiciones a la
fuente de vida, o pueden visualizar juntos que todos continuarán sintiendo esa
fuerza recibida y serán capaces de trasmitir algo de ella a los que la necesiten.

Recibir fuerza de un antepasado desconocido.

De los diversos rituales que he desarrollado para tener acceso a la fuerza


ancestral, el que sigue es el más simple. Puede ser hecho a solas o con un grupo
de personas. El primer paso es visualizar la estructura de un árbol genealógico,
extendido en el piso detrás de ti. Las sucesivas generaciones de antepasados
pueden ser visualizadas como pasos hacia atrás en el tiempo. En este ritual, es
mejor evitar la visualización de antepasados individuales detrás de ti; de otro modo
te confundirás fácilmente. Imagina, en cambio, una serie de zonas, cada una de
las cuales contiene otra generación de antepasados.

Luego, con esta imagen detrás de ti, cierra los ojos y, con todo respeto, pide entrar
a este campo. Pide específicamente el contacto con un antepasado que pueda
darte fuerza; pide ser guiado hasta un antepasado que pueda sostenerte. Luego
pide a este antepasado que se dé a conocer y dile que irás a buscarlo durante el
ritual. A medida que desciendas por la hilera de antepasados, puedes pedir a los
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ayudantes o a los poderes la protección y guía que te sostengan en tu vida y tu


trabajo. Antes de empezar a moverte, tómate un tiempo para empezar a percibir a
un antepasado benevolente específico detrás de ti. Cuando lo hayas logrado,
comienza lentamente a dar pasos hacia atrás. Da los pasos según tu cuerpo te
indique, hasta que llegues a la zona donde se encuentra dicho antepasado.
Puedes primero entrar en el lugar de tu padre, segundo en el de la madre de tu
padre, luego en el de la madre de ella, en el de su padre, etc. La mayoría de la
gente siente respuestas de algún antepasado en cualquier lugar a partir de la
quinta generación, y a menudo tan lejos como en la octava o novena generación.
Simplemente continúa dando pasos hacia atrás hasta que te detengas en el lugar
donde percibas la presencia del antepasado que te puede sostener y darte fuerza.
Al llegar a la zona de este antepasado, permanece quieto, siéntate o acuéstate,
como resulte mejor para ti. Simplemente ábrete a su bendición. Puede que
percibas movimiento o flujo específico de energía, o incluso que veas u oigas al
antepasado mientras mantienes los ojos cerrados. Si has sido entrenado en
técnicas chamánicas puedes entrar en un leve trance chamánico antes de
empezar a caminar hacia atrás, y en este momento puedes comunicarte
conscientemente con el antepasado y pedirle bendiciones. Después de un tiempo
sentirás que es suficiente, y entonces puedes despedirte. Al partir, puedes
preguntar al antepasado si puedes volver a visitarlo. Si así lo sientes, podrías
también darle permiso al antepasado para aparecer en tus sueños. Luego,
comienza a caminar nuevamente hacia adelante, dejando al antepasado en su
propia zona. Camina hacia adelante conscientemente hasta que te encuentres de
regreso en tu propia vida, en la posición inicial, y entonces abre tus ojos
nuevamente.

Fortalecer el flujo desde el pasado hasta el futuro.

Este ritual sólo puede ser hecho por un grupo de personas: se necesita un mínimo
de unos doce participantes. Divide el salón en tres zonas; dos grandes espacios
abiertos separados por una franja larga de un metro de ancho aproximadamente.
Una de las zonas anchas representa el pasado, la franja divisoria representa el
presente y la segunda zona ancha representa el futuro. Los participantes dan
comienzo al ritual sentados en la zona del medio, todos mirando hacia el futuro.
Cuando te encuentras en la zona del presente, te representas a ti mismo, tu propia
vida, y puedes sentarte allí tan a menudo como lo desees y durante el tiempo que
quieras. Puedes también pararte y moverte hacia atrás y hacia adelante, pero
cuando te ubicas en la zona del pasado o del futuro, ya no te representas a ti
mismo. En la zona del futuro adoptas una posición encarando a alguien que
todavía esté sentado en la zona del presente, y entonces representas algo bueno
que le espera al otro en el futuro. Cuando te ubicas en la zona del pasado, lo
haces detrás de las personas que están sentadas en la zona del presente, y
entonces representas a una fuerza del pasado que le permite al que está sentado
frente a ti conectarse con el futuro. Representas a algo o a alguien bueno y no
necesitas conocer ningún detalle de a qué o a quién representas. Ubicado en el
pasado, te abres a algo bueno que viene del pasado desde la persona que se
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encuentra frente a ti. Al representar a esta fuerza, déjala fluir hacia adelante, hacia
el otro. Puede ser que sientas el impulso de colocar tus manos sobre la espalda
del que está ubicado en el presente, y puedes hacerlo pero no muevas tus manos
mientras lo tocas, sólo colócalas silenciosamente sobre su espalda y manténlas
inmóviles. Cuando hayas elegido ubicarte en la zona del futuro, puedes mantener
los ojos cerrados o mirar a los ojos a una persona que esté sentada en la zona del
presente. Representas algo bueno para él o ella, algo que puede ocurrir, algún
objeto que adquirirá o una buena persona que conocerá. Ubicado en la zona del
futuro, invitas silenciosamente al otro a ir hacia ti. Sin palabras, percibe cómo se
expande tu corazón dando la otro la bienvenida. Puede haber momentos en que
sientas que deseas extender las manos y tomar las del otro, y puedes hacerlo. Sin
embargo, no lo atraigas hacia ti haciéndolo entrar al futuro; simplemente
permanece quieto, dándole al otro la bienvenida en silencio. Durante este ritual,
también puedes sentir que tienes que ubicarte detrás de alguien que se encuentra
en el pasado o en el futuro, que a su vez está representando a alguien o a algo, y
de esta manera puede formarse una pequeña cadena de fuerza o una cadena de
atractivo potencial.

Aunque haya personas detrás de ti dándote fuerza desde el pasado, y personas


delante de ti invitándote, tú permaneces donde te encuentras. Simplemente,
percibe el poder que existe detrás de ti y absórbelo, y permite que la invitación
frente a ti ayude a expandir tu confianza. Siente la fuerza del pasado que te
atraviesa y conéctala con el futuro. Deja entrar toda la energía, pero no actúes
sobre ella, permite simplemente que el poder se acumule de modo que la
conexión entre lo bueno del pasado y del futuro se fortalezca más y más. Cuando
comiences a sentir que es demasiado, o cuando simplemente sientas que está
bien, te pones de pie y sales del presente. No necesitas esperar hasta que las
personas que se encuentran en el pasado y el futuro se hayan alejado; puedes
pararte en cualquier momento. Las personas que estaban frente a ti y detrás de ti
simplemente se mueven hacia otra ubicación. Durante este ritual, recuerda
siempre una importante restricción: cuando te ubicas en el aquí y ahora no puedes
moverte hacia adelante como tú mismo. En la zona del pasado o en la zona del
futuro, adopta una posición como representante de algo bueno para otra persona.
Durante el ritual, los participantes se mueven lentamente y en silencio a través de
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las zonas. Todos pasan algún tiempo en las tres zonas, moviéndose de aquí para
allá como les parezca apropiado. Usualmente, el ritual llega a una conclusión
natural después de una media hora, cuando todos regresan al aquí y ahora,
enfrentando el futuro.
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SOBRE EL AUTOR.

Daan van Kampenhout nació en 1963; estudió con maestros chamánicos


tradicionales de diferentes culturas. Sin embargo, los maestros más importantes
han sido y siguen siendo los espíritus que aparecen en sus sueños y durante las
ceremonias. Desde 1986, ha estado enseñando y dando conferencias
internacionalmente sobre el tema del chamanismo. En 1993 fundó la Práctica para
el Chamanismo y el Ritual. Es el autor de tres libros y muchos artículos sobre
prácticas chamánicas tradicionales y contemporáneas. Parte de su obra, tanto
artículos como libros, ha sido traducida del holandés y publicada en francés y
alemán. Dirige cursos en toda Europa sobre chamanismo y constelaciones
familiares.

Para mayor información:


dvk@xs4all.nl

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