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ISABEL BALAGUER
ISABEL CASTILLO
INÉS TOMÁS
UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
JOAN.L. DUDA
PURDUE UNIVERSITY
RESUMEN
El objetivo del presente trabajo consiste en analizar la relación existente entre las
Orientaciones de Metas de Logro y dos dimensiones de conductas de salud y en estudiar
si existen diferencias en función del sexo en estas asociaciones.
La muestra estuvo compuesta por 283 estudiantes de EGB y BUP (146 chicos y 137
chicas) de edades comprendidas entre los 11 y los 17 años.
The aim of the present work is to analyze the relationship between Goal Orientation and
two dimensions of Health Behaviour and to determine if there are sex differences in
these associations.
The questionnaires administered were the TEOSQ (Duda, 1989) and the Health
Behaviour Schoolchildren (Wold, 1989).
The sample was composed of 283 students from EGB and BUP grade levels (146 boys
and 137 girls), whose ages ranged from 11 to 17.
The results show that Task Orientation is a positive predictor for the practice of sport
activities and a negative predictor of the consumption of health compromising
substances. Ego Orientation was not significantly related to reported health behaviour.
• I. INTRODUCCIÓN
• II. MÉTODO
• III. RESULTADOS
• IV. CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN
• V. REFERENCIAS
I. INTRODUCCIÓN
En los estudios de promoción de la salud uno de los objetivos que ha movido a muchos
investigadores europeos ha sido entender las causas y los determinantes de las
conductas de salud en los escolares (Castillo, 1995; Eder, 1990; Nutbeam, Aaro, &
Catford, 1989; Nutbeam, Aaro, & Wold, 1991; Smith, Wold, & Moore, 1992; Thuen,
Klepp, & Wold, 1992; Wold & Anderssen, 1992; Wold & Kannas, 1993; Wold,
Oygard, Eder, & Smith, 1994). Desde las distintas aproximaciones realizadas para
conseguir este objetivo el concepto de estilos de vida ofrece un método de enlace de
conductas de salud que ha ofrecido mejores resultados que el estudio de conductas
individuales como fumar, beber, etc. (Nutbeam et al., 1989; Pastor, 1995).
Asimismo se ha ofrecido evidencia empírica de que las chicas y los chicos tienden a
presentar conductas de salud diferentes. En general, entre las chicas suele aparecer una
menor actividad deportiva y un consumo más bajo de productos poco saludables, con la
excepción del tabaco, donde no hay apenas diferencias entre ambos sexos (Castillo,
1995; Mendoza, Sagrera, & Batista, 1994).
Desde un enfoque psicosocial, las variables que se han mostrado como predictoras de
las conductas de salud son: las relaciones de los compañeros en la escuela, el estatus
ocupacional de los padres y la relación con los padres y los pares (Nutbeam et al. 1989).
También se ha encontrado que aquellos adolescentes que adoptan conductas que afectan
a la salud están más alienados de la escuela y valoran menos la educación continuada
que sus pares (Nutbeam et al. 1989). La frecuencia con la que los adolescentes ven la
TV también se ha mostrado como un predictor de los estilos de vida. Los adolescentes
que ven menos la TV están físicamente en mejor forma física, emocionalmente más
estables, son más sensibles, imaginativos, extrovertidos, físicamente activos,
autocontrolados, más inteligentes, más comprometidos con la escuela, tienen más
autoconfianza que aquellos que ven mucho la TV. Además, estos últimos consumen
drogas con más frecuencia y beben más alcohol (Tucker, 1987).
Las metas para la mejora de la salud de los niños y los jóvenes en los Estados Unidos
(U.S. Department of Health and Human Services, 1980) incluyen cinco objetivos que se
centran en la mejora de la forma física. La práctica de ejercicio físico proporciona
beneficios tanto físicos como psicológicos (Balaguer & GarcíaMerita, 1994; Biddle,
1993) y además la práctica de actividad física está positivamente relacionada con otras
conductas que mejoran la salud, tales como la alimentación saludable, buena higiene
dental y el uso del cinturón de seguridad. Y negativamente asociada con conductas no
saludables tales como el consumo de tabaco y de alcohol y la alimentación no saludable
(Balaguer, Tomás, Castillo, Martínez, Blasco, & Arango, 1994; Castillo, 1995;
Nutbeam, Smith, Moore, & Bauman, 1993; Wold, 1989).
Los estudios realizados sobre la práctica de ejercicio físico y/o deporte de los niños y
adolescentes de diferentes países indica que esta es menor de lo que sería conveniente
(Balaguer et al., 1994; McGinnis, 1985; Mendoza et al., 1994; Wold, 1989). Uno de los
informes más recientes elaborados por el Departamento de Salud y Servicios Humanos
de los Estados Unidos (1996) informa que aproximadamente la mitad de los jóvenes
americanos entre los 12 y los 21 años de edad no realizan actividad física vigorosa de
forma regular y además se señala que la actividad física declina dramáticamente en la
adolescencia. Asimismo y de acuerdo con las estadísticas, el 80% de los niños y
adolescentes abandonan la experiencia del deporte de competición entre los 12 y los 17
años (Seefeldt, Blievericht, Bruce, & Gillian, 1978). Una de las cuestiones claves a este
respecto es conocer los modelos o determinantes de los estilos de vida durante la niñez
que predispone a los individuos a mantener un estilo de vida físicamente activo.
Los sujetos que están orientados a la tarea juzgan su nivel de habilidad basándose en un
proceso de comparación con ellos mismos. Mientras que los sujetos orientados al ego
demuestran si son o no competentes comparándose con otros (Nicholls, 1984).
II. MÉTODO
Muestra
La muestra estaba compuesta por 283 estudiantes (146 chicos y 137 chicas)
pertenecientes a diferentes colegios de la Comunidad Valenciana. Sus edades oscilaban
entre los 11 y los 17 años (M=13,14; DT =1,53).
Procedimiento
Instrumentos
Los niveles de fiabilidad y validez del cuestionario han resultado satisfactorios (Aaro &
Wold, 1986; Wold, 1989; W.H.O., 1985).
Análisis de Datos
En primer lugar realizamos un análisis factorial exploratorio utilizando las variables del
Inventario de Conductas de Salud en Escolares (HBSC). El criterio que se adoptó para
decidir el número de factores a considerar se basó en elegir los factores cuyo eigenvalue
fuera mayor a 2.0 dado que el porcentaje de varianza explicada por el resto de factores
añadía poco a la varianza acumulada. El número de factores que cumplían esta
condición fue de dos, de ahí que los análisis posteriores se hicieran en base a una
solución fijada a dos factores.
A partir de los resultados del Análisis Factorial Exploratorio se realizaron los siguientes
análisis:
En primer lugar se eliminaron los items que no saturaban de forma adecuada en ambos
factores (por debajo de .50). De los 20 items iniciales, quedaron seleccionados un total
de 12 items (ver tabla 1).
En tercer lugar se calcularon los descriptivos (media y desviación típica) para las dos
dimensiones del TEOSQ y las dos dimensiones de Conductas de Salud, tanto para la
muestra total como por sexo. También se realizaron análisis de varianza para averiguar
si existían diferencias en función del sexo.
En cuarto lugar se llevaron a cabo correlaciones entre las dos dimensiones del TEOSQ y
las dos dimensiones de Conductas de Salud, para la muestra total y diferenciando por
sexo.
Los datos fueron analizados con el paquete de programas estadísticos SPSS (Nie, Hull,
Jenkins, Steinbrenner, & Bent, 1975).
III. RESULTADOS
Estructura factorial
Una vez comprobado que el análisis factorial de los items era adecuado, procedimos a
un análisis factorial exploratorio, con solución fijada a dos factores, rotación varimax. A
partir de los resultados del primer análisis factorial exploratorio esperábamos obtener
dos factores: uno que agruparía conductas de práctica deportiva y otro factor que
agruparía conductas perjudiciales para la salud (consumo de tabaco, alcohol y café).
Utilizamos como criterio de saturación significativa en los factores .55. Los análisis
realizados dieron como resultado dos componentes con valor propio mayor que la
unidad, con la distribución de items en los dos factores tal y como habíamos
hipotetizado. En la tabla 1 se presentan los pesos factoriales de esta rotación. La
solución ofrecida presenta una distribución de seis items (items 1 al 6) en el primer
factor, "Consumo de Sustancias" y de seis items (items 7 al 12) en el segundo factor,
"Actividad Física", con pesos factoriales elevados. La distribución de items obtenida
coincide con la distribución hipotetizada. La correlación entre los dos factores fue r=.17,
p <.01.
Consumo de Actividad
ITEMS
Sustancias Física
1. Frecuencia fumar .79 .11
2. Frecuencia beber licores o combinados .80 .06
3. Frecuencia beber cerveza .80 .01
4. Frecuencia emborracharse .80 .00
5. Probar tabaco .59 .15
6. Frecuencia beber café .59 .07
7. Veces semanales ejercicio físico .14 .76
8. Horas semanales ejercicio físico .03 .76
9. Frecuencia actividad deportiva .09 .72
10. Pertenencia club deportivo .04 .65
11. Frecuencia actividad física .01 .59
12. Participación competiciones deportivas .14 .55
Eigenvalue 3.65 2.47
% Varianza 30.5 % 20.6 %
Descriptivos
MUESTRA
CHICOS CHICAS
TOTAL
DIMENSIONES N=146 N=137
N=283
MEDIA DT MEDIA DT MEDIA DT F p
CONSUMO
1.45 .70 1.49 .79 1.39 .60 1.27 .25
SUSTANCIAS
ACTIVIDAD
2.93 .74 3.22 .70 2.63 .66 53.68 .00
FÍSICA
MUESTRA
CHICOS CHICAS
DIMENSIONES TOTAL
N=146 N=137
N=283
MEDIA DT MEDIA DT MEDIA DT F p
ORIENTACIÓN A
4.18 .58 4.19 .63 4.17 .51 .09 .76
LA TAREA
ORIENTACIÓN
2.73 .82 2.85 .80 2.60 .82 6.27 .02
AL EGO
Correlaciones entre los factores de Conductas de Salud con los factores del
TEOSQ
*p<.05; ** p<.01
Análisis de Regresión
PREDICTORES Beta T p
Orientación a la Tarea .16 2.47 .01
Orientación al Ego .09 1.47 .14
Total R2=.04
PREDICTORES Beta T p
Orientación a la Tarea .21 2.41 .01
Orientación al Ego .12 1.40 .16
Total R2=.06
PREDICTORES Beta T p
Orientación a la Tarea .18 2.90 .01
Orientación al Ego .11 1.77 .07
Total R2=.05
PREDICTORES Beta T p
Orientación a la Tarea .21 2.54 .01
Orientación al Ego .16 1.85 .06
Total R2=.07
Las conductas de salud analizadas (ejercicio físico, tabaco, alcohol, café) se agrupan en
dos factores, uno que denominamos "Consumo de Sustancias" y otro que recoge
distintas variables que analizan la actividad física y el deporte que denominamos
"Actividad Física". Aunque en esta agrupación las variables higiene bucal, hábitos de
alimentación y uso del cinturón de seguridad no han tenido peso suficiente para
configurar un factor en el que se realza la salud, la agrupación obtenida con las variables
de estilos de vida que han alcanzado peso suficiente en estos dos factores va en la
misma línea de otros trabajos europeos con adolescentes (Aaro et al., 1995; Nutbeam et
al., 1991). El primer factor, "Consumo de sustancias" agrupa una serie de conductas de
riesgo para la salud, lo que en la terminología de Aaro et al. (1995) se denominaría
conductas adictivas. Norman (1985) al igual que un amplio número de investigadores
anteriores y al igual que sucede en nuestro trabajo, encontró que el alcohol y el tabaco
estaban relacionados. En general podríamos decir que existe un acuerdo general al
considerar este factor como un factor problemático para la salud (Aaro et al., 1995). El
segundo de estos factores, "Actividad Física" recoge diversas manifestaciones de una
conducta que realza la salud: La práctica de actividad física, ejercicio físico y/o deporte
(Aaro et al., 1995). Queremos matizar que puesto que en este estudio sólo han aparecido
con un peso superior a .55 varias conductas referidas a la actividad física, y no las otras
variables de salud indicadas más arriba, futuros estudios tendrán que continuar
analizando si esas otras conductas positivas para la salud como la alimentación y el uso
del cinturón de seguridad, se agrupan en el factor que algunos denominan "Health-
enhancing lifestyle" -Estilos de vida que realzan la salud (Nutbeam et al., 1991) y otros
"Health enhancing behaviours" Conductas que realzan la salud (Aaro et al., 1995). Y
todo ello sin olvidar que aunque existen datos que apoyan la dimensionalidad de las
conductas de salud en la línea que hemos señalado, todavía no existe un consenso al
respecto (Aaro et al., 1995).
Ambos factores presentan una correlación negativa, lo que nos indica que los
adolescentes de nuestra muestra distinguen claramente que la práctica de actividad
física es beneficiosa para la salud, mientras que el uso de una combinación de sustancias
como el alcohol, el tabaco y el café son perjudiciales. Lo que resulta más interesante de
estos resultados es que esta diferenciación entre lo que es saludable y lo que no lo es ha
sido establecida por adolescentes de edades comprendidas entre los 11 y los 17 años.
Las relaciones que se obtienen entre este conjunto de variables de estilos de vida van en
la línea de lo esperado puesto que nos indican que la práctica de actividad física está
relacionada positivamente con otras conductas que mejoran la salud y negativamente
con conductas no saludables (Nutbeam et al., 1993; Wold, 1989).
El análisis diferencial por sexos de las conductas del factor "Actividad Física" nos
informó que los chicos practican actividad física con mayor frecuencia que las chicas, lo
cual confirma los resultados obtenidos tanto en otros países (Armstrong, Balding,
Gentle, & Kirby, 1990; Biddle & Armstrong, 1992; Fox, 1990; Kelley, 1995; Sallis,
1993; U.S. Department of Health and Human Services, 1996; Wold, 1989) como en el
nuestro (Atienza, Balaguer, GarcíaMerita, & Moreno, 1997; Castillo, 1995; Mendoza et
al., 1994). Por otra parte el análisis diferencial por sexo en el factor "Consumo de
sustancias" no ofreció diferencias significativas.
Los resultados de la orientación motivacional de los adolescentes por sexo nos informan
que los chicos están más orientados al ego que las chicas. Estos resultados van en la
línea de los obtenidos tanto en otros países (Duda, Chi, Newton, Walling, & Catley,
1995; Walling & Duda, 1995) como en el nuestro (Balaguer, Castillo, & Tomás, 1996;
Cervelló, 1996; Escartí, Cervelló, & Guzmán, 1994). Esta variable actúa como una
variable moduladora que influye en el proceso de socialización en términos del
desarrollo de las orientaciones de meta, de forma que los chicos tienden a estar más
preocupados por ganar y demostrar su capacidad en los contextos de logro que las
chicas (Duda, 1988; Duda, Olson, & Templin, 1991).
Las relaciones que se establecen entre los dos factores de las variables de estilos de vida
analizadas y la orientación de metas de los adolescentes nos informa que la forma en la
que los adolescentes definen el éxito en la actividad física y el deporte predice sus
patrones de conductas de salud. Concretamente encontramos que la orientación de
metas hacia la tarea está relacionada positivamente con la práctica de actividad física y
negativamente con el consumo de sustancias, de forma que aquellos adolescentes que
les interesa su propio progreso personal en la tarea practican más actividad física y
consumen menos sustancias perjudiciales para la salud, tales como tabaco, alcohol y
café. La Orientación a la Tarea actuó como un predictor significativo, tanto en el
consumo de sustancias perjudiciales de la salud (en sentido negativo) como de la
práctica de Actividad Física (en sentido positivo). La asociación entre la orientación al
ego y a la tarea con las conductas de salud es consistente con las predicciones teóricas y
empíricas de la teoría de orientación de metas (Duda, 1992; Nicholls, 1984). Al igual
que algunas investigaciones indican que la orientación de meta hacia la tarea se
corresponde con un patrón motivacional adaptativo en el contexto del aula (Duda &
Nicholls, 1992; Nicholls, Patashnick, & Nolen, 1985), igual sucede que los sujetos
orientados a la tarea tienen un patrón motivacional más adaptativo en el contexto de lo
que socialmente se considera saludable.
Los análisis realizados en función del sexo han mostrado que esta variable juega un
importante papel a la hora de estudiar las relaciones entre la orientación motivacional y
los estilos de vida, de forma que mientras que en el grupo de chicos se confirman los
mismos resultados que para la muestra global, en el grupo de chicas no se observan
estos resultados. Nuestros resultados apoyan la importancia de realizar estudios por sexo
cuando analizamos variables de estilos de vida (Wold, 1989), o de alguna de sus
variables como es el caso de la actividad física y/o el deporte (Atienza et al., 1997; Fox,
1990; Peiró, 1996).
Queremos señalar que aunque en este estudio las variables motivacionales actúan como
un predictor significativo de los estilos de vida de los adolescentes, el porcentaje de
varianza explicado es muy pequeño.
También queremos indicar que aunque la medición de la concepción que los
adolescentes tienen sobre el éxito se ha realizado a través del TEOSQ (Duda, 1989)
aplicado al deporte, en el futuro habría que analizar las orientaciones de metas de los
adolescentes (así como sus relaciones con las percepciones de habilidad) en otros
contextos de logro, como por ejemplo la escuela (Duda & Nicholls, 1992). Esto resulta
de principal importancia sobre todo de cara a aquellos adolescentes para los que el
deporte y/o la actividad física carecen de interés.
V. REFERENCIAS