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Juan, el camarón

Una tarde en el profundo y gran océano se


encontraba una familia de camarones, el
camarón mayor llamado Juan se encontraba
cursando once grado y estaba a punto de salir
de la escuela. Un día su mamá Juana le dijo:
¿Qué piensas estudiar hijo? y él le respondió:
quiero ser un veterinario para ayudar a todos
los camarones y peces que son lastimados por
los tiburones, a lo que su mamá le pregunto por
el lugar y este le dijo que, en la Universidad
marina, a la que iban a ir todos sus amigos,
pero tenía que prepararse para la admisión.

Pasaron los días y Juan se la pasaba en fiestas organizadas en la casa de su amigo Néstor, no
prestaba atención a las clases, en sus tardes se la pasaba jugando videojuegos y no estudiaba ni
media hora, poco a poco se iba acercando el día del examen de admisión, sin embargo, Juan
estaba “dormido” y no había aprovechado el tiempo que tenía para estudiar, por lo que el viernes
cuando tuvo que presentar su examen Juan se alisto y fue al lugar asignado sin saber nada.

Después de varios meses, llegaron los resultados de admisión y Valeria su amiga le dijo: “Hola
Juan, ¿cómo te fue?, ¿si te admitieron?, a lo que respondió con un tono triste: No, no fui admitido
y todos mis amigos si pudieron entrar, ya no podré estudiar con ellos, todo por no haber estudiado
cuando tenía tiempo, por lo que Valeria le respondió: ojalá puedas entrar el próximo semestre,
estudia mucho.

Moraleja: “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”. Siempre hay que estar despiertos, no
ser perezosos y aprovechar las oportunidades porque si nos dormimos las oportunidades se
pierden en la corriente de la vida.

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