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Argumentar en Ciencias - Toulmin - S - Cap.27
Argumentar en Ciencias - Toulmin - S - Cap.27
Argumentar en Ciencias - Toulmin - S - Cap.27
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La argumentación en ciencias
En toda época y cultura, los seres humanos han compartido ciertas ideas acerca del
mundo natural. Numerosos aspectos de la naturaleza han provocado inicialmente
admiración y curiosidad y estas reacciones dieron origen tanto a la reflexión como a la
acción. Han estimulado, por un lado, la discusión intelectual y la crítica y, por otro lado, el
desarrollo de técnicas prácticas y rituales religiosos. De este modo, modelos de vida e
instituciones han sido creados más o menos adaptados a diferentes visiones del mundo.
En los comienzos, los aspectos de la naturaleza centrales para el pensamiento
humano y la acción generalmente reflejaban las condiciones locales de la vida humana. En
culturas de áridos desiertos los pueblos estaban preocupados por el agua en todas sus
formas; en las culturas árticas, con el fuego y el calor; y así sucesivamente. Entonces, como
es comprensible, aquellas cosas que tenían más poder para influenciar la vida de la
comunidad fueron los puntos de partida para diferentes argumentos colectivos acerca de “la
naturaleza de la naturaleza”. Las necesidades prácticas y teóricas requerían que las
concepciones resultantes acerca del mundo natural fueran adecuadamente realistas. Un
granjero que careciera de expectativas confiables acerca de la sucesión de las estaciones en
su región -calor y frío, lluvia y sequía- fracasaría en las tareas de un granjero. Cualquiera
que estuviera reñido con los profundos poderes de la naturaleza estaría asimismo en
desventaja para labrarse una vida segura y ordenada.
Todas las culturas humanas, como resultado, han tenido a su disposición un cuerpo
de ideas colectivas que son generalmente aceptadas por proveer la más precisa y completa
descripción de los trabajos de la naturaleza. Todas las culturas humanas han desarrollado
instituciones que encarnan esos modos de pensar. Y todas las culturas se han asegurado
institucionalmente la transmisión crítica de esas ideas. Entre estos amplios límites, existen
grandes variaciones:
1
3. En algunas culturas las ideas aceptadas son expuestas a la reconsideración
consciente y crítica y mejoradas. En otras, son tratadas de modo conservador y
forman una ortodoxia estratégica protegida por la costumbre contra la crítica y el
cambio.
1. Debe tratar con ciertos asuntos amplios y familiares acerca de la naturaleza del
mundo sobre los que cualquier visión científica del mundo se supone que podrá
describir.
2. Debe proveer algún cuerpo sistemático de ideas para utilizar teniendo en cuenta
el curso observado de acontecimientos naturales, junto con procedimientos
reconocidos para criticar y mejorar estas descripciones.
3. Debe existir un grupo, o grupos, de personas en la sociedad que tienen la
responsabilidad de preservar y transmitir esta tradición crítica.
Cuatro tipos generales de asuntos (problemas) han surgido para las ciencias
naturales, en cualquier lugar y tiempo:
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• ¿Qué clases de objetos hay en el mundo de la naturaleza?
• ¿Cómo están compuestos estos objetos, y cómo su constitución afecta su
comportamiento u operación?
• ¿Cómo estos objetos llegaron a estar compuestos tal cual son?
• ¿Cuáles son las funciones características de cada objeto natural y de sus partes?
Los científicos han tratado sobre estos asuntos con mayor o menor entendimiento,
usando diferentes terminologías y teorías, pero todas las interpretaciones “científicas” del
mundo han incluido interpretaciones sobre estos temas. En realidad, cuando el filósofo-
científico griego Aristóteles analizó los trabajos de la ciencia en el siglo cuarto a. de C.
describió estos mismos problemas básicos en términos comparables. Todo lo que hay en la
naturaleza, dijo, debe ser explicado teniendo en consideración cuatro clases, que describió
como ”de qué clase es”, “de qué está hecho”, “qué lo originó” y “para qué”. Aquí podemos
ver el primer reconocimiento explícito de nuestros propios cuatro asuntos científicos
básicos: el de clasificar los objetos de la naturaleza, el de esclarecer su composición y modo
de operación, el de reconstruir sus orígenes, y el de entender sus modos inherentes de
funcionamiento.
Organizaciones científicas
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mundo científico profesional de los departamentos universitarios y las sociedades
científicas, publicaciones científicas, premios Nobel, referentes y demás, puesto que son
estas instituciones profesionales las que determinan el carácter de los foros en los que la
argumentación científica avanza y es juzgada.
No necesitamos entrar en detalles sobre las diferencias entre los foros de
argumentación en una u otra cultura. Lo que interesa aquí es el núcleo común de
características que todos estos distintos focos comparten. La misión de todos estos foros es
proveer las condiciones bajo las cuales las ideas recibidas pueden ser abierta y
efectivamente mejoradas, condiciones en las que los nuevos conceptos e hipótesis pueden
ser desarrollados en forma segura con tal profundidad que sus implicaciones se tornen
aparentes, y estas nuevas ideas puedan ser subsecuentemente evaluadas y seleccionada, de
tal modo que las innovaciones valiosas puedan ser aceptadas e incorporadas a la tradición
corriente de ideas científicas. Esas ideas que sobreviven esta evaluación crítica serán
“buenas” como ideas científicas. Si se producen suficientes fundamentos y argumentos
suficientemente sólidos para demostrar claramente sus méritos, eso significará que su base
científica es también sólida 1. Donde la evaluación crítica muestra ambos requerimientos
cumplidos podemos estar satisfechos porque la argumentación práctica ha demostrado las
base “racionales” de esas nuevas ideas.
Entonces, al analizar y criticar los argumentos de los científicos deberemos tener en
cuenta tres cosas: (1) los propósitos generales de la ciencia, (2) los tipos particulares de
ideas y teorías en curso en un momento en un campo dado, y (3) las instituciones en que se
realiza el trabajo científico.
Así como los propósitos generales de la ley imponen un carácter adversario en gran parte
de la argumentación legal, el propósito general de la Ciencia asegura que el razonamiento y
la argumentación en las ciencias naturales persigan el consenso.
En un nivel superficial, el problema de la ciencia pareciera tener un aspecto
adversario, pero en nivel más profundo están orientados hacia el consenso, o el acuerdo
racional, entre las partes involucradas. Imaginemos que un científico propone algunas
hipótesis radicalmente nuevas en bioquímica, o geofísica, o fisiología del cerebro. Al
comienzo habrá serias diferencias de opiniones entre los científicos involucrados. Tanto
como individuos así como grupos colectivos (o “escuelas”), pueden argumentar ferozmente
acerca de la nueva sugerencia, acerca de si debe ser aceptada o rechazada, y aún sobre si
debe ser tomada seriamente o ser simplemente ignorada. Cuando esto sucede, puede haber
mucho en juego para los participantes individuales – sus prestigios personales, perspectivas
en la carrera profesional y su continuidad – de modo que la cuestión científica de que se
1
“sound”: firme, fuerte, sólido, estable, solvente, seguro, fidedigno, correcto, acertado, exacto.
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trate puede al principio ser combatida con tanta pasión, intensidad, y hasta encarnizamiento
como en cualquier juicio legal.
A pesar de todo, sería un error pensar que como científicos naturales cada grupo
tiene un interés directo en el triunfo de su argumento y en la derrota del otro. En las cortes
legales, perder un caso puede tener graves consecuencias personales. Puede significar pagar
un millón de dólares en daños, o pasarse veinte años en prisión. En una disputa científica,
por el contrario, ninguna parte gana una causa “a expensas” del otro. Hablando con
propiedad, mejor dicho, ambas partes son “beneficiarias” del resultado. Si resultamos
incapaces de justificar nuestros alegatos científicos frente a la crítica o si debemos conceder
que un oponente científico ha hecho un buen alegato que nosotros en un principio
rechazábamos, podemos sentir disgusto personal o decepción. Pero no hemos perdido nada
en nuestra capacidad como científicos,- excepto nuestras previas creencias infundadas. Aún
cuando el estilo de la argumentación científica se vea contencioso, disputado y adversario,
la resolución exitosa de las cuestiones científicas es en beneficio profesional de todos los
científicos por igual. Por consiguiente, mientras que profundos y genuinos conflictos de
interés tornan inevitable que los procedimientos en una corte legal tiendan a adquirir un
carácter básicamente adversario, las instituciones profesionales científicas están
organizadas para promover metas e intereses comunitarios y colectivos, y los conflictos de
interés resultantes dentro de estas son transitorios e incidentales.
Los procedimientos actuales del debate y la evaluación científica incluyen ciertos
elementos estilizados del proceder adversario. Teóricamente, cada científico individual es
capaz de ser su propio crítico más severo, y sus escritos deben discutir con especial cuidado
y seriedad las objeciones en contra de sus propias nuevas ideas. Por lo tanto, en principio,
no hay necesidad de confrontaciones frontales en las ciencias naturales del tipo de las
inevitables en un juicio legal. Sin embargo, frecuentemente es más conveniente para
diferentes científicos actuar como “abogados” en pro y en contra de una nueva sugerencia.
Comúnmente, un artículo expuesto a publicación en una revista científica, por ejemplo, es
enviada a un anónimo “árbitro” que analiza los argumentos presentados y señala la atención
sobre cualquier debilidad obvia. La seriedad con que otros científicos consideran cierta
publicación, de hecho refleja su confianza en sus procedimientos arbitrales. De modo
similar, en los encuentros científicos, los científicos individuales normalmente no presentan
sus nuevas ideas sin reservas y desprovistas de crítica, sobre las bases del “tómala-o-
déjala”. Mejor aún, un comentarista que ha leído el nuevo artículo con anterioridad expone
su propia evaluación y crítica en la misma ocasión en que las ideas son presentadas, de tal
modo que la audiencia escucha más de una visión sobre el asunto de que se trata.
De este modo, la empresa intelectual de las ciencias naturales está estructurada para
servir a la función crítica de la que dependen la confiabilidad y “racionalidad” de las ideas
científicas. A la larga, la búsqueda colectiva de la “verdad” -o, por lo menos, de mejor
ciencia- puede resultar para el beneficio compartido de todos los científicos por igual, pero
el mejoramiento a corto plazo de las ideas científicas se promueve más eficientemente si los
científicos individuales “toman partido” temporariamente actuando como “abogados” o
“procuradores” en pro y en contra de las nuevas ideas o hipótesis y argumentan sus méritos
y defectos con un gran compromiso personal. De aquí la extraña mezcla de los
procedimientos adversarios en el corto plazo y las metas del consenso en el largo plazo
características de la argumentación científica. Los intereses básicos de todos los científicos
por igual dependen en el acuerdo razonado acerca de qué nuevas ideas sobre el mundo
natural serán aceptadas como realistas y cuáles serán rechazadas por inadecuadas. A este
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respecto, el factor consenso en el razonamiento científico es dominante. Pero si debemos
tener las garantías que necesitamos sobre que este acuerdo al final es genuinamente
“razonado”, debe haber métodos críticos para probar públicamente esas ideas a la luz de
severas críticas, y los procedimientos necesarios a la evaluación crítica comprenderán
inevitablemente elementos adversarios.
1. ¿Cuáles son las señales de que algo debe ser explicado científicamente?
2. ¿Cuáles son los indicadores de que los científicos han tenido éxito en explicarlo
de manera aceptable?
Tiro un vaso sobre el piso de cemento y se rompe ¿Y qué? Es un suceso tan poco
sorprendente que no provoca ninguna cuestión para la ciencia. Si no se hubiera roto, eso podría
haber motivado un cuestionamiento científico: “¿Por qué no?” ¿Habrá tenido el vaso alguna
sustancia antes de caer que lo protegió de romperse? ¿Habrá tenido que ver el ángulo en que cayó? o
¿De qué otro modo podremos explicar que fallara en romperse como se esperaba?
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los científicos sientan alguna responsabilidad en explicar cada cambio climático día a día o
minuto a minuto. Presumiblemente esos cambios ocurren de un modo perfectamente
inteligible por algunas fluctuaciones locales menores en las condiciones atmosféricas, pero,
normalmente, no se servirá ningún interés científico real por el hecho de registrar cual fue
la fluctuación. Sólo si una anomalía significativa puede ser demostrada –por ejemplo, una
tormenta que aparece “de la nada” bajo condiciones atmosféricas que aparentemente
descartaban esa posibilidad- habrá entonces una cuestión científica genuina a encarar.
Otra forma de exponer el mismo punto es decir lo siguiente “No todo lo que sucede
es un fenómeno.” Ese vocablo es utilizado en ciencias para marcar acontecimientos –
especialmente tipos generales de acontecimientos- que desafían ideas existentes clamando
así por investigación y explicación científica. Los argumentos de rutina y los cálculos sobre
eventos que no presentan problema pueden ser importantes para otros propósitos, en
medicina, tecnología, u otros, pero sólo hacen un marginal aporte a la ciencia en sí misma.
Estas aplicaciones de rutina de los resultados de la investigación científica como medios
para los fines prácticos de otros (físicos, diseñadores industriales, y otros) dejan el juego
entre nuestras ideas y el mundo tal como estaba antes y por lo tanto no hacen nada para
“avanzar” la empresa científica o promover los propósitos de la ciencia.
Una vez que hemos reconocido una anomalía o fenómeno, ¿cómo decidimos luego
cuando ha sido explicado satisfactoriamente? Esa es una cuestión más compleja para la que
no hay una respuesta muy breve. Para comenzar, daremos algunos ejemplos particulares
como demostraciones de los tipos específicos de explicaciones que son comúnmente
aceptables en ciencias naturales. Para este propósito emplearemos ejemplos cotidianos
familiares en vez de técnicos sofisticados. Después continuaremos para dar una exposición
más completa acerca de los modos generales en que dichas explicaciones contribuyen a la
exitosa prosecución de la empresa científica.
Podemos dividir nuestros tipos específicos de explicación en cuatro grupos.
Podemos explicar eventos, objetos, o fenómenos relacionándolos con otros cosas que ya
conocemos, ya sea por el tipo de objeto que estamos tratando, o acerca de su constitución
material, o acerca de su historia o desarrollo, o acerca de su propósito o efecto.
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clases de explicaciones científicas. (“Su roedor está aletargado porque es un lirón”, “su
pájaro es negro porque es un cuervo”; etc.). En este caso, la garantía o fundamento
(warrant) es evidentemente la proposición general acerca de la especie lirón, esto es, “Los
irones pasan el verano en condición de letargo”. Citando este ítem general de información
zoológica, y señalando el hecho adicional acerca de la situación presente, (está comenzando
el invierno), quien le responde le brinda una solución perfectamente razonable para su
problema, Figure 27-1.
Figura 27-1
Aquí podemos nuevamente ubicar nuestro argumento en nuestro formato standad (Figura
27-2), pero los fundamentos serán ahora todas afirmaciones generales, en lugar de
particulares.
Esta clase de explicaciones no está restringida a los seres vivos. Los fenómenos
físicos, también, a veces presentan regularidades similares, como mencionamos en el
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Capítulo 13, cuando utilizamos una explicación meteorológica de los frentes fríos para
ilustrar las relaciones entre fundamentos y alegatos, garantías y respaldo (backing). En
lugar de lirones y espárragos, podríamos haber utilizado tornados o torbellinos:
F Por lo tanto, M A
Figura 27-2
Para destacar nuestro punto acerca de las anomalías como fuente de cuestiones
científicas, vale la pena analizar este caso como un argumento de dos niveles. Inicialmente,
quien indaga debe mostrar sus razones para considerar que su problema involucra una
anomalía genuina. Sólo en forma subsecuente quien responde ofrece una explicación en
respuesta, y esta explicación trata precisamente con los puntos que el interrogado había
observado como anómalos. (ver Figura 27-3).
En los dos casos, similarmente, una mascota roedor que no come ni corre, puede
entenderse como enfermo o muerto, mientras que los espárragos a primera vista no parecen
miembros del orden Liliaceae. En cualquier caso, la anomalía debe ser ser establecida al
principio –el lector puede plantear el Nivel 1 por sí mismo- y la explicación final ofrecida
en el Nivel 2 demuestra cómo esta anomalía puede acomodarse a ideas científicas en curso.
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Explicación por la composición material Este grupo comprende una variedad de
diferentes clases de casos. Par empezar con una variedad similar, consideraremos la idea de
F1 Por lo tanto, A1
F2 Por lo tanto, M2 A2
Figura 27-3
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conservación. Ya en las discusiones científicas que se iniciaron en Grecia alrededor del 500
a. de C. algunos filósofos expresaron la convicción de que “Nada es, estrictamente
hablando, creado de la nada o totalmente aniquilado; en realidad, sólo hay mezcla y
separación de las cosas que permanentemente existen.” Algunas nociones generales como
esta gobiernan nuestro entendimiento de las cuestiones naturales en la vida cotidiana, y
también en nuestro reconocimiento del modo en que las sustancias materiales se distribuyen
en lugar de destruirse.
Un ejemplo del sentido común:
PROBLEMA: Billy bebe cerveza permanentemente, sin embargo nunca parece que
necesite usar el baño. ¿Cómo es esto?
SOLUCIÓN: Ciertamente, todo lo que entra debe salir o terminar en algún lado.
Pero pensemos cuánto pierde Billy por evaporación de su
transpiración, y miremos la cantidad de grasa que hay en su vientre
de cerveza. Si pudiéramos medir la cantidad de líquido en su
transpiración y en su grasa almacenada, se sorprenderían al
comprobar cuanto contribuyen a la explicación de sus ingresos y
egresos (input-output).
Este problema tiene un aspecto interesante que nos permite demostrar cómo operan los
modelos de presuposiciones y refutaciones en el campo científico. Por la explicación
brindada por quien responde se concede que el argumento del interrogador en el Nivel 1 es
válido, pero continúa hasta volver atrás su conclusión al demostrar que hay excepciones de
relevancia disponibles para refutarla. (ver Figura 27-4)
Cuando nos movemos de la vida diaria a la ciencia más profesional, por supuesto, la
idea de conservación debe ser aplicada a algo más técnico, generalizable, y definido más
estrechamente que simple “masa de líquido”. Una parte sustancial de la física ha estado
interesada en esta cuestión, “¿Qué es precisamente lo que se conserva en el curso de los
cambios físicos y químicos?” Per la noción general de conservación se mantiene, en
ciencias naturales, como un descendiente directo de la noción cotidiana de sentido común,
y las formas de razonar que se aplican a una pueden, en general ser también aplicadas a la
otra.
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Nivel 1
Toda nuestra experiencia confirma que
R1
Billy debería
Billy bebe mucha cerveza Por lo tanto, presumiblemente, necesitar ir al baño
más de lo que lo hace
F1 Por lo tanto, M1
A
1
A
2
Figura 27- 4
mostrando la hora y altura de las mareas en un punto dado de la costa en cualquier día del
próximo año. La misma clase de series de tiempo son frecuentemente usadas como base
para predicciones y explicaciones económicas:
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demostrando que el accionar de la gente aporta evidencias sobre su
falta de confianza. El continuo aumento del rendimiento que Ud.
señala es el último rizo de la ola anterior de inversión en negocios. La
caída en la construcción es la primera evidencia de la depresión que
sigue a la ola.
Esto es, lisa y llanamente, una contrafigura del sentido común de una gran cantidad
de explicaciones científicas basadas en nuestro conocimiento general de lo que puede
esperarse, como resultado del desenvolvimiento típico de un individuo de una especie dada.
No es de sorprender que la explicación por el desarrollo comparta algunas características
con la explicación por tipo, por la que comenzamos. Por ejemplo, como anteriormente en el
caso del tornado, así como en el caso presente, donde algo no resulta como uno esperaría
sobre las bases de un “desarrollo normal”, el problema que aparece puede ser presentado
como el fracaso de una presunción. (ver Figura 27-5.) Y modelos semejantes pueden
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encontrarse en otros ejemplos, más técnicos, donde los asuntos a considerar puedan ser
fisiológicos o médicos o botánicos.
Nivel 1 Los niños granjeros de Alabama no tienen muchas
oportunidades de aprender idiomas exóticos
F2 Por lo tanto, M2 A2
Figura 27-5
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PROBLEMA: Cuando practicamos ejercicio violento, comenzamos a transpirar, y
cuanto más cálido es el tiempo, más profusa es la transpiración. ¿De
qué sirve esto?
SOLUCIÓN: La transpiración –apertura de los poros y evaporación de la
transpiración que sale a través de ellos- es una parte de un mayor
mecanismo corporal que cumple su función de mantener la
temperatura corporal en noventa y ocho y medio (grados Fahrenheit).
(Los perros son tan peludos que esta mecanismo no opera para ellos,
y tienen que deshacerse del excesivo calor jadeando y evaporando
fluido a través de sus bocas.). Así es que el ejercicio, particularmente
con tiempo cálido- genera un exceso de calor, que nuestros cuerpos
disminuyen liberando fisiológicamente cantidades controladas de
sudor.
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G Las personas tratan de evitar discutir en público
temas que les causen dolor o vergüenza.
F M A
Figura 27-6
Hasta este punto, hemos considerado las diferentes clases de explicaciones que
toman parte en las ciencias (como lo hacen en la vida cotidiana) en cuatro grupos
diferentes, pero no hemos hecho nada para mostrar qué tienen que ver esas variada clases
de explicaciones con la ciencia en su conjunto. Explicar por qué las cosas suceden en
términos de su tipo, su composición, su historia, o su finalidad no distingue la ciencia como
un campo profesional de estudio. Todas estas son cosas que comúnmente hacemos en
situaciones diarias.
La finalidad de la empresa científica no consiste solamente en explicar todas las
diferentes clases de eventos, fenómenos y procesos que llaman la atención de los científicos
pero hacerlo en términos de un conjunto coherente y extenso de ideas, teorías y métodos de
representación –es decir, un simple y coherente cuadro del mundo. Junto a todos los
asuntos particulares de estas cuatro clases que aparecen para la ciencia, hay algunos otros
asuntos cruciales a ser encarados de un modo más general. Esto tiene que ver, no con
cuestiones acerca de este fenómeno o aquel, pero con el modo en que cualquier explicación
particular contribuye a la construcción de un más amplio cuadro mundial de la ciencia.
Más aún, encontrar respuestas a preguntas de las clases que hemos considerado
hasta este punto no sería, en varios casos, considerada como una tarea científica seria –o
dando origen a un asunto científico – para nada. Los ejemplos y problemas particulares son
de real interés científico y provocan genuinos asuntos científicos sólo en la medida en que
tienen mayores y más generales implicancias. Junto a los cuatro grupos de asuntos
particulares que hemos analizado hasta aquí, hay otros asuntos más básicos a ser atendidos.
Porque, en cada caso, puede preguntarse: “Y, la solución de este problema particular, ¿en
qué contribuye a la ciencia?
En relación con estas preguntas más generales, estudios científicos particulares
pueden contribuir al avance de la ciencia en varias diferentes maneras. Mirando brevemente
algunas de estas, podemos encontrar científicos diciendo:
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1. “Aquí hay algo que no teníamos forma de explicar previamente, pero que, como
resultado de esta investigación particular, puede ser ahora ubicado dentro de la
estructura mayor de la ciencia a la que concierne.”
2. “Aquí hay algo para lo que creíamos que teníamos una explicación satisfactoria,
pero que, como resultado de esta investigación particular, resulta no
corresponder dentro de nuestras teorías científicas en la forma en que creíamos.”
3. “Aquí tenemos dos cuerpos generales de teorías y explicaciones que han estado,
hasta el momento, separadas e independientes, pero que, como resultado de esta
particular investigación, pueden ser ahora integrada en una misma teoría.”
4. “Aquí tenemos dos cuerpos generales de teorías y explicaciones que han estado,
hasta el momento, integradas, pero que, como resultado de esta particular
investigación, deben ahora ser separadas y distinguidas.”
Por ejemplo: (1) En un momento dado, las ideas y teorías disponibles en una rama
particular de la ciencia explican el fenómeno de interés en detalle sólo hasta un cierto
punto. Más allá de este punto, quedan aún tipos de fenómeno sin explicar. Así, cuando
Snell y Descartes explicaron en principio la refracción de los rayos de luz pasando del aire
a través de un cristal, en el siglo diecisiete, su explicación cubría sólo esos casos
“normales” en los que los rayos de luz simplemente cambian de dirección al entrar en la
nueva sustancia. Pero hay también otros casos “anómalos”, en los que un rayo de luz se
divide en dos rayos separados al pasar del aire a una sustancia cristalina, como el espato de
Islandia. Estos casos anómalos recién fueron explicados con la extensión y modificación de
la teoría original de Snell y Descartes. Este fue hecho poco después por Christian Huygens,
quien reconoció el fenómeno de la polarización, esto es, el hecho de que los rayos comunes
de luz común comprenden dos componentes, que son refractados de manera diferente y que
pueden incluso ser separados y tratados independientemente. (Esto corresponde a lo que
ahora denominamos luz polarizada.)
(2) Otras veces, resulta que una explicación hasta cierto momento aceptada como
generalmente satisfactoria debe ser restringida en lugar de extendida. Así, a mediados del
siglo diecinueve, los físicos parecían tener una teoría que abarcaba calores específicos. Pero
esta teoría había sido establecida casi por completo como resultado de estudios
experimentales con sustancias líquidas y sólidas. Sin embargo, una vez que se realizaron
experimentos sistemáticos con gases, la teoría previa no tuvo mucho futuro y condujo a
resultados ambiguos. Como resultado, fue necesario imponer limitaciones en el alcance de
la teoría existente, por lo menos hasta que fueran descubiertas las razones más profundas de
estos ambiguos resultados.
(3) El clásico ejemplo en este caso es el trabajo de James Clerk Maxwell sobre la
teoría electromagnética. Hasta la mitad del siglo diecinueve, la electricidad y el
magnetismo habían sido estudiados –y teorizados- separadamente. Por mucho tiempo hubo
indicios señalando una conexión entre ambos. Se había observado, por ejemplo, que piezas
de metal se magnetizaban cuando eran alcanzadas por relámpagos, y los relámpagos fueron
reconocidos como una descarga eléctrica. Había también ciertas llamativas coincidencias
en las formas matemáticas de las teorías desarrolladas para tratar con los fenómenos
eléctricos y magnéticos, y Michael Faraday había sacado ventaja de estas conexiones en sus
estudios de la inducción electromagnética, que hicieron posible la invención del dínamo.
Sin embargo, hasta que Maxwell elaboró su teoría integrada del electromagnetismo, no
había forma de explicar todas estas analogías y conexiones.
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(4) A comienzos del siglo diecinueve, muchos prominentes biólogos y químicos,
especialmente en Alemania, creían que la teoría de los procesos de la vida podían incluirse
bajo el encabezado general de energia, como los fenómenos del calor y otros. Suponían que
una forma especial variante de “energía vital”, era característica de los seres vivos del
mismo modo que la energía magnética, eléctrica, química, y otras formas de energía
estaban asociadas con los fenómenos correspondientes. (Esta teoría fue expuesta muy
seriamente, por ejemplo, en el primer gran libro de texto sobre la naturaleza química de los
procesos orgánicos de Justus von Liebig, Química Anima , de 1841). Sin embargo, después
de circular por la escena científica durante bastante tiempo, esta hipótesis resultó
inconducente. Particularmente, sucedía que no había modo de establecer modo alguno de
una tasa constante de intercambio para la conversión de esta supuesta energía vital en otras
formas de energía de la manera que, digamos, las energías química y mecánica pueden ser
convertidas una en la otra con una equivalencia constante. Así que, finalmente, el concepto
de energía vital condujo a los científicos a un punto muerto.
Está claro ahora, que los argumentos y explicaciones científicas son de varias
clases. Por lo tanto, parece una tarea difícil indicar el carácter general de los alegatos,
fundamentos, garantías, y otros argumentos involucrados en la argumentación científica.
Sin embargo, sin negar la complejidad de este tópico, podemos poner orden en nuestra
exposición recordando ciertos puntos acerca de la naturaleza del emprendimiento científico
y los asuntos que consecuentemente conciernen a la ciencia .
Supongamos que aceptamos que la meta general de toda la actividad científica
consiste en mejorar la relación entre ideas (teorías, conceptos, procedimientos explicativos,
y otros) y nuestra experiencia real del mundo natural. En ese caso surgirán asuntos
genuinos para la investigación y argumentación cada vez que podamos identificar
deficiencias en las ideas en curso acerca del mundo natural de la clase que pueden ser
eliminadas mediante las investigaciones que pueden practicarse en el momento actual. A
partir de esta posición, anteriormente especificamos cinco tipos generales de asuntos
científicos asociados a las preguntas:
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5. ¿Podemos encontrar una forma de reestructurar nuestro cuerpo completo de
teorías científicas con el fin de alcanzar un reporte general más prolijo y mejor
organizado del mundo natural?
Cada clase de asuntos provee material para una clase correspondiente de alegatos
científicos. Cualquiera que ofrezca un modo de manejar estos asuntos puede hacerlo
avanzando su solución en la forma de un alegato. Puede decir, por ejemplo, “Aquí hay un
modo de entender el fenómeno P bajo el alcance de la teoría T ” –y así para los otros tipos
de asuntos.
Además, cada clase de asuntos puede surgir en conexión con cualquier rama de la
ciencia o modo de explicación científica. Tanto si estamos tratando con explicaciones por
tipo o por composición, por orígenes históricos o por finalidad, la tarea de mejorar y refinar
la relación entre las ideas y nuestra experiencia da origen a problemas de estas mismas
cinco clases generales. Supongamos la tarea particular de incorporar alguna nueva e
incomprensible instancia dentro del espectro general de nuestras ideas en curso: el tópico
en cuestión puede ser algún nuevo objeto astronómico (ej. un nuevo planeta posible), una
nueva especie de animal que posee una combinación paradójica de características (ej. un
mamífero que pone huevos), una nueva clase de radiaciones (ej. los nuevos rayos X de
Roentgen) o algún sistema fisiológico no reconocido hasta el momento (ej. el sistema
linfático). En un caso, las ideas que necesitan ser refinadas y extendidas son las conectadas
con un sistema de clasificación zoológica; en otro, están relacionadas con la descripción
astronómica del sistema solar, la teoría general de la radiación electromagnética, o las
funciones fisiológicas del cuerpo.
Igual que con las otras clases de asuntos, tenemos ocasión de comparar (o
distinguir) diferentes clases de fenómenos, de integrar (o diferenciar entre) diferentes
sistemas de ideas científicas, y/o reordenar nuestras categorías teóricas generales, si los
tópicos específicos en cuestión involucran sistemas de clasificación, explicaciones causales
o mecánicas, análisis históricos o del desarrollo, interpretaciones funcionales y/o de
intencionalidad. A la larga, las cuatro clases de explicaciones científicas (o aitia según
Aristóteles) deben ser extendidas y mejoradas de acuerdo con los mismos procedimientos
básicos y agenda.
Sin embargo, antes de analizar específicamente los elementos constituyentes de la
argumentación científica, debemos hacer una distinción importante:
— Por un lado, están esos argumentos que los científicos postulan dentro, o como
aplicación, de teorías cuyos créditos no están desafiando.
— Por el otro lado, están esos argumentos mediante los cuales los científicos
buscan desafiar los créditos de ideas en curso y postular alternativas o
mejoramientos en su lugar.
Enunciados y argumentos del primer tipo presuponen que las ideas en curso son sólidas,
relevantes, y aplicables al fenómeno bajo consideración, y las utilizan como una fuente de
garantías confiables. (Piense como se usan las “leyes de la mecánica” en las ciencias físicas
para calcular, por ejemplo, la extensión de tiempo que tomará a un tronco cilíndrico liso en
rodar desde diez pies de altura por un plano inclinado de 45º comenzando en reposo) Los
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argumentos resultantes conforman las implicaciones teóricas de las ideas científicas en
curso y siguen las reglas implícitas en esas ideas, sin ponerlas en cuestión. Podemos
referirnos a ellos, por lo tanto, como argumentos científicos regulares. (corrientes).
Cuando los científicos desafían los créditos de ideas actuales, por otro lado, la
solidez, relevancia y aplicabilidad de las garantías correspondientes ya no se pueden dar
por hecho, y no es cuestión de confiar en ellas como soporte confiable para nuestros
enunciados científicos. Nos referiremos a los argumentos que surgen en este segundo tipo
de contexto como argumentos críticos. Son argumentos en los que el mérito de una teoría
no se da ya por supuesto sino que son sometidos a crítica y reconsideración. Como
veremos, hay diferencias sistemáticas entre las clases de enunciados, bases, garantías y
demás que figuran en los argumentos regulares por un lado y aquellos que figuran en los
argumentos críticos, por el otro.
Para aclarar estas diferencias, piense qué diferente deberíamos tratar las
siguientes cuestiones:
“Si una bala de cañón de hierro esférica rueda desde una base a cuarenta y tres pies de
altura. ¿Cuánto tiempo tardará en llegar al suelo, suponiendo que podemos no tener en cuenta la
resistencia del aire?”
Supongamos que ahora queremos hacer nuestra estimación del tiempo más precisa,
teniendo en cuenta la resistencia del aire, ¿cómo procedemos haciendo las concesiones necesarias?
En el primer caso, tenemos un procedimiento simple, directo para calcular el tiempo que
tardará cualquier cuerpo pesado en caer una determinada distancia, en o cerca de la
superficie terrestre, en ausencia de una significativa resistencia del aire. La fórmula
necesaria fue establecida por Galileo en los comienzos del siglo diecisiete. Por lo tanto,
podemos simplemente usar la fórmula de Galileo para caídas libres como una garantía
sólidamente establecida y calcular el resultado deseado en una forma matemática exacta.
De este modo, llegaremos a un argumento científico regular que se adecua al análisis de la
caída libre de Galileo y que nos permite inferir el requerido tiempo de caída a partir de las
condiciones establecidas en el problema. En realidad, la única condición que necesitamos
saber es la altura del basamento, podemos calcular el tiempo de caída sin necesitar saber
nada más acerca de la forma y material del objeto en consideración.
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inexactitud está implicado en ella, una vez que consideramos la resistencia del aire como un
factor significativo.
Lo que es verdadero en este ejemplo será más general también. Podemos esperar
que todos los argumentos críticos en las ciencias naturales serán menos matemáticos y más
discursivos que los argumentos “regulares” cuya adecuación intentan reconsiderar. Porque
los argumentos científicos regulares conforman y siguen las reglas establecidas en las
teorías standard y garantías de las que dependen, pero los argumentos críticos buscan estar
alertas frente a las garantías existentes y toman su validez, alcance y precisión como objeto
de escrutinio y crítica racional.
Cada uno de estos enunciados sostiene una afirmación fáctica. Al punto que los
hechos en cuestión son corrientemente comprendidos, pueden ser “establecidos” a partir de
apropiados fundamentos, garantías, y demás.
21
La altura del basamento de
presumiblemente La bala chocará el suelo después de
Laesladeaajdgd
donde cae la bala 40 pies Por lo tanto,
aproximadamente 1,6 segundos
Fundamentos Alegato
Fundamentos Alegato
Fundamentos Alegato
Fundamentos Alegato
Figura 27-7
22
Distancia =1/2 (aceleración de la gravedad) x (tiempo)2
O:
S = ½ gt2
Ahora necesitamos solo una información adicional: que la constante en esta ecuación –
aceleración gravitacional, o g , fue descubierta por repetidas mediciones que alcanzaron el
valor 32,2, medidos en pies y segundos (ej. que la velocidad de un cuerpo en caída libre se
incrementa a razón de 32,2 pies por segundo por cada segundo que cae), y podemos
demostrar el argumento sosteniendo la declaración original como se muestra en la Figura
27-8. Los otros casos se encuentran diagramados en la figura 27-9.
S = ½ gt2
G
Distancia se caída desde reposo (S) = 40 pies Tiempo de caída (t) = 1,6
Aceleración de la gravedad = 32,2 p/s2 segundos, aproximadamente.
Por lo tanto,
F A
Figura 27-8
Sin embargo, estos cuatro diferentes ejemplos, constituyen sólo una pequeña muestra de la
variedad de garantías que podemos encontrar. Los procedimientos de justificación
empleados en las ciencias naturales pueden incluir fórmulas matemáticas, programas de
computación, diagramas, gráficos, modelos físicos, “leyes naturales”, regularidades
históricas, y demás. Estas garantías nos autorizarán a dar “soporte racional” a nuestras
declaraciones científicas, siempre y cuando tengamos los datos adicionales (fundamentos o
hechos) que caracterizan el actual estado del arte en cualquier caso particular.
Respaldo. (Backing) Todas estas garantías, sin embargo, serán confiables y útiles en la
práctica sólo en la medida en que se sostengan en apropiados respaldos (o soportes). En
casos particulares los científicos argumentan con seguridad a partir de datos acerca de
relaciones botánicas a conclusiones acerca del crecimiento y el carácter comestible; o
partiendo de observaciones geológicas o paleontológicas a conclusiones sobre los primeros
primates, o partiendo de observaciones médicas y epidemiológicas sobre extrañas
enfermedades a conclusiones acerca de sus causas, etc. Pero pueden argumentar con tal
seguridad solamente porque la confiabilidad de la garantía empleada en cada caso ha sido
establecida con seguridad mediante la acumulación de experiencias pasadas.
En las ciencias naturales, podemos decir, hay tanta variedad y complejidad en el
respaldo sobre el que se sostienen nuestras garantías como las que existen entre las mismas
23
garantías y procedimientos justificativos. Los científicos deciden qué clase de argumentos
están preparados para utilizar y confiar en parte sobre la base de
Las plantas de géneros botánicos
G estrechamente relacionados
frecuentemente contienen sustancias
bioquímicas similares.
F A
F A
Figura 27-9
24
demostraciones directas de que esas garantías han probado ser confiables en situaciones
estrechamente similares en el pasado. Pero confían en ellas también porque los conceptos
empleados en las correspondientes explicaciones son las que “tienen sentido” en términos
del resto de su panorama científico global del mundo natural.
La tarea de demostrar cómo las particulares justificaciones científicas
encuentran adecuado respaldo en las teorías y observaciones aceptadas en curso en las
ciencias naturales es, por supuesto, un trabajo para la ciencia más que para la lógica. Todo
lo que generalmente podemos hacer en este punto es demostrar brevemente las formas de
las argumentaciones que son relevantes en nuestros cuatro casos de muestra, con la
naturaleza del respaldo (R) relevante indicado, en lugar de completamente explicado. (ver
Figura 27-10). Dichas representaciones diagramadas de los argumentos científicos
evidentemente no garantizan la relevancia de R para J. Pero sí nos colocan en una posición
en la que podemos ver qué nivel necesitan alcanzar nuestras teorías científicas para poder
asegurarnos que las garantías correspondientes (G) están bien fundamentadas y sólidamente
basadas.
En cualquiera de los dos casos, una inferencia matemática como esta no deja lugar a
“excepciones” o “refutaciones”; y, por lo tanto, proponer el cuestionamiento de posibles
refutaciones significaría desafiar el status del argumento en su totalidad: involucraría
rechazar este argumento científico regular y reabrir la cuestión general de la caída libre de
los cuerpos desde un nuevo, crítico, punto de partida.
25
berenjenas, ajíes). La pregunta: “¿son las papas más parecidas a las hierbas moras
(nightshade), que son venenosas, o como las berenjenas, que no lo son, en su follaje y sus
Los análisis sobre aceleración uniforme y caída libre
B de Galileo muestran que
S = ½ gt 2
G
S = 40 p
Por lo tanto,
g = 32,2 p/s 2 T = 1,6 seg
Por lo tanto,
Estudios de laboratorio en plantas de especies y géneros
estrechamente relacionados han confirmado
F repetidamente que A
B
Plantas de géneros botánicos estrechamente relacionados
contienen frecuentemente simila res sustancias bioquímicas
G
Los primeros
simios
antropoides
Reportes geológicos y Por lo tanto, evidentemente, conocidos
paleontológicos de Africa, vivieron en el
China, Java, etc. Valle Ritz
F africano
Nuestra experiencia en procesos metabólicos en
general, y desórdenes deficitarios en particular, indica
B que A
F A
26
Figura 27-10
frutos?” es luego una legítima cuestión botánica y resulta ser que las partes verdes
superiores de la planta de papa son de hecho no comestibles. Hasta este punto, entonces,
nuestro presente argumento puede ser demostrado como se muestra en la Figura 27-11.
F M A
Figura 27-11
Figura 27-12
En nuestro cuarto médico ejemplo, los puntos de interpretación involucrados no son ni tan
complejos ni tan difíciles como en el caso paleontológico. Tomados conjuntamente, los
datos epidemiológicos establecidos (que el bocio aparece más frecuentemente en áreas
donde la provisión de agua tiene un bajo contenido en yodo) y los datos médicos asociados
(que la adición de mínimas cantidades de yodo en la provisión de agua elimina en gran
27
medida la enfermedad) proveen la base para un argumento fuertemente sugestivo. Es cierto,
en ausencia de una explicación sólidamente basada del rol del yodo en el metabolismo
fisiológico del cuerpo, este argumento sería puramente “empírico”, es decir, uno basado
solamente en la correlación observada entre la presencia o ausencia de la enfermedad y la
presencia o ausencia de yodo en la dieta. Pero, dada la fuerza de esta correlación, pocas
explicaciones alternativas quedan por considerarse, y el alegato es, correspondientemente
sólido, como se muestra en la Figura 27-13.
Observaciones
epidemiológicas y Por lo tanto, La carencia de yodo
aparentemente,
médicas causa bocio
F M A
Figura 27-13
28
Observado desde nuestro punto de vista, la cuestión generada por Huygens
pertenece a la primera clase de asuntos científicos generales enumerada con anterioridad en
este capítulo, esto es, un conjunto de fenómenos que no han sido explicados previamente
pero que pueden encuadrarse dentro del marco de la ciencia concerniente como resultado
de los cambios conceptuales ahora propuestos por Huygens. Consecuentemente, la
declaración hecha por Huygens tenía la forma, “La teoría T1 (de Snell) debería ser
sustituída por la teoría T 2 (mía).”
¿Qué clase de fundamentos son necesarios para sostener tal declaración? Si vamos
a invitar a científicos a cambiar sus modos regulares de argumentar, por supuesto nos
preguntarán por qué deberían hacerlo- qué beneficio traerá realizar los cambios propuestos,
etc. Las clases de fundamentos más directamente relevantes a este tipo de declaración
científica crítica, por lo tanto, comprenden demostraciones de que la teoría alternativa
propuesta puede ser utilizada para tratar fenómenos y problemas que no pueden ser
explicados (o no tan fácil y elegantemente) mediante el uso exclusivo de las teorías y
conceptos establecidos. La mejor evidencia que Huygens pudo producir para demostrar las
virtudes de sus nuevos conceptos de doble refracción y polarización, por ejemplo, fue
mostrar cómo el uso de estos conceptos se ocupaba de fenómenos que quedaban como
misteriosos para la explicación anterior y más simple de Snell:
Podemos separar los dos rayos de luz diferentemente polarizados y señalarlos independientemente
a través del cristal, tomando en cuenta de la respectiva orientación de los dos rayos con las diferentes caras
del cristal.
Dicho argumento científico crítico por lo tanto, tiene un carácter pragmático. La ciencia
tiene una tarea que realizar- una misión a cumplir- y los cambios propuestos en los
procedimientos científicos deben ser justificados mediante demostraciones de cómo estos
cambios contribuyen a esa misión. Por consiguiente, los argumentos científicos críticos
comprenden garantías en la forma de :
Una teoría (T 2) que puede explicar fenómenos (F 1, F 2. ...) que no pueden ser explicados
mediante el uso de las teorías aceptadas en curso en ese campo (T 1) merece, a primera vista, sustituir a la T 1.
Una teoría (T 3) que tiene éxito en integrar dos teorías hasta el momento separadas e
independientes (T 1 y T 2), conservando todo su poder explicativo, tiene un buen motivo para reclamar ser
aceptada como un reemplazo de esas dos teorías separadas.
Con sustituciones adecuada, por supuesto, podríamos haber ilustrado del mismo
modo la aplicación de estas dos garantías generales- G 1 y G 2- como se aplican a las
clasificaciones botánicas, funciones fisiológicas, o hipótesis acerca de la evolución
orgánica; es decir, a formas de mejorar explicaciones científicas de nuestros cuatro tipos.
En cada caso, los mejores fundamentos para modificar nuestras ideas acerca de taxonomía,
función, paleontología, u otras son demostrar el fruto real de los cambios propuestos, es
29
Figura 27-14
F1 M1 A1
Figura 27-15
F2 A2
decir, demostrar cuánto más puede ser explicado -o explicado con mayor elegancia o más
comprensivamente- en términos de estas ideas modificadas.
Si ahora continuamos indagando acerca del respaldo para estas garantías, se revela
una curiosa situación. Porque si tales garantías como G 1 y G 2 son como se sugiere, no
resulta claro que su confiabilidad o solidez necesite de mayor respaldo. Producir los
fundamentos requeridos por estos argumentos críticos significa haber demostrado que los
cambios teoréticos sugeridos harían una contribución genuina a la ciencia. Esto no quiere
que las garantías como G 1 y G 2 carezcan de todo fundamento que pueda demandárseles
con todo derecho. Mejor, parece un malentendido pedir algún tipo de respaldo en este caso.
Si la misión básica de la ciencia nos resulta convincente, entonces las garantías de las que
dependen los argumentos de Huygens y Maxwell (J 1 y J 2) también acarrearán convicción.
30
Más allá de esto, no hay mucho más que decir acerca del respaldo de los argumentos
científicos críticos.
El tema de las modalidades, por el contrario, genera consideraciones más serias y
sustantivas. Al plantear los argumentos de Huygens y Maxwell tuvimos el cuidado de
incluir calificativos modales como “a primera vista”, y “otras cosas por igual”. Tal como se
presentan, por supuesto, estas son sólo expresiones coloquiales que tienen el efecto de
debilitar las conclusiones en cuestión al indicar la posibilidad de excepciones o
refutaciones. Pero estas excepciones o refutaciones deben ser explicitadas si debemos
tomarlas seriamente. En la práctica científica real, aparece un amplio espectro de
calificativos de modo. Estos varían en intensidad desde necesariamente y seguramente por
un lado, hasta presumiblemente, aparentemente e inclusive por extraño que parezca.
Qué calificativos modales son justos y apropiados y cuan seriamente debemos analizarlos
las excepciones y refutaciones implícitas variarán de una situación a otra. En algunos casos,
donde algunos cambios propuestos en nuestras ideas están fuera de límite con nuestras
ideas en curso, más generalmente podemos inclinarnos hacia el extremo más débil del
espectro modal (aparentemente o por extraño que parezca). En otros casos, donde el
cambio propuesto puede ser más fácilmente acomodado a nuestras ideas más generales,
utilizaremos modales que impliquen menores reservas (como presumiblemente o muy
probablemente). Y ocasionalmente, donde alguna nueva teoría es impresionantemente
exitosa, como lo fue la teoría de Maxwell, podemos aceptar sus méritos como ciertamente
aceptables.
Al presentar un análisis completo de nuestros dos ejemplos elegidos (Huygens y
Maxwell), debemos dar lugar a posibles o imaginables refutaciones. Sólo de esta manera
alcanzaremos un patrón de argumentación tan completo como los requerimientos de la
práctica científica. (ver Figuras 27-16 y 27-17)
31
tanto énfasis en las cortes sobre los procedimientos de la argumentación como lo hay sobre
el contenido.
Figura 27-16
La teoría de la polarización de
Huygens explicó la “docle refracción” M1 La nueva teoría de
de un modo en que la ley de Snell no Huygens merece
Por lo tanto, a primera vista,
podía hacer por sí misma. sustituir la de Snell.
F1 A1
32
curso no ayuda a mitigar la oposición entre ellos. En las ciencias naturales, por el contrario,
todas las partes comparten un fuerte interés común en el desarrollo de sólidas y bien
Figura 27-17
Maxwell
UN EJEMPLO
33
Si bajo condiciones variables de vida los seres orgánicos presentan diferencias
individuales en casi todas las partes de su estructura, y esto es innegable; si existe, debido a su
geométrica tasa de crecimiento, una severa lucha por la vida en alguna edad, estación o año, y esto
ciertamente es innegable también; considerando entonces la complejidad infinita de las relaciones
de todos los seres vivos entre sí y con sus condiciones de vida, que hacen que sea ventajosas para
ellos una diversidad infinita de estructura, constitución y hábitos, sería un hecho muy
extraordinario que no se hubieran presentado nunca variaciones útiles al bienestar de cada ser, del
mismo modo en que se han presentado tantas variaciones útiles al hombre. Pero si se presentan
variaciones útiles a un ser orgánico, seguramente, los individuos así caracterizados tendrán mejores
probabilidades de preservarse en la lucha por la vida; y por el poderoso principio de la herencia,
tenderán a producir descendencia con similares características. A este principio de conservación, o
de supervivencia del más apto, lo he denominado Selección Natural. Este principio conduce al
perfeccionamiento de cada ser en relación con sus condiciones de vida orgánica e inorgánica; y, por
consiguiente, en la mayoría de los casos, a lo que puede ser considerado como un progreso en la
organización. No obstante, las formas inferiores y más simples persistirán mucho tiempo si están
bien adaptadas a sus simples condiciones de vida.
La selección natural, de acuerdo con el principio de que las cualidades se heredan a las
edades correspondientes, puede modificar el huevo, la semilla, o el individuo joven, tan fácilmente
como al adulto. En muchos animales, la selección sexual habrá aportado su colaboración en la
selección ordinaria, asegurando a los machos más vigorosos y mejor adaptados la mayor cantidad
de descendientes. La selección sexual también aportará caracteres útiles solamente a los machos, en
su lucha o rivalidad con otros machos; y estos caracteres serán transmitidos a uno o ambos sexos, de
acuerdo con la forma de herencia que predomine.
Si la selección natural ha actuado en adaptar las variadas formas de vida a sus diversas
condiciones y estaciones, es cosa que tiene que juzgarse por el contenido general y el balance de las
evidencias ofrecido en los capítulos siguientes. Pero ya hemos visto cómo la selección natural
ocasiona extinción; y la geología manifiesta evidentemente el importante papel que ha
desempeñado la extinción en la historia del mundo. La selección natural conduce también a la
divergencia de caracteres; dado que cuánto mas difieren los cuerpos orgánicos en estructura, hábitos
y constitución, tanto mayor es el número que puede sustentar un territorio,- de lo que tenemos
prueba considerando los habitantes de cualquier región pequeña, y las producciones naturalizadas
en regiones extrañas. Por consiguiente, durante la modificación de la descendencia de una especie,
y durante la incesante lucha de todas las especies por incrementar su número de individuos, cuanto
más diversificados resulten los descendientes, tanto más aumentarán sus probabilidades de éxito en
la lucha por la vida.
De este modo, las pequeñas diferencias que distinguen las variedades de una misma especie,
tienden constantemente a aumentar hasta que igualan las diferencias mayores que existen entre las
especies de un mismo género, o aún de géneros distintos.
Hemos visto que las especies comunes más ampliamente difundidas que ocupan grandes
extensiones y que pertenecen a los géneros mayores de cada clase, son precisamente las que más
varían, y éstas tienden a transmitir a su modificada descendencia aquella superioridad que ahora las
vuelve predominantes en su propio lugar. La selección natural, como acabamos de señalar, conduce
a la diferenciación de caracteres y a la extinción de las formas de vida intermedias y menos
perfeccionadas. Según estos principios puede explicarse la naturaleza de las afinidades y las
diferencias, generalmente bien definidas, que existen entre los innumerables seres orgánicos de cada
clase en todo el mundo. Es un hecho ciertamente maravilloso- lo maravilloso del cual pasamos por
alto por estar familiarizados- que todos los animales y todas las plantas, en todo tiempo y lugar
deban estar relacionados entre sí en grupos subordinados a otros grupos, en la manera en que
podemos observar por todas partes– principalmente, variedades de la misma especie estrechamente
relacionadas entre sí, las especies del mismo género menos estrechamente relacionadas y de modo
34
desigual, formando secciones y subgéneros, las especies de distintos géneros mucho menos
relacionadas, y los géneros, relacionados en diferentes grados, formando sub-familias, familias,
órdenes, sub-clases y clases. Los diferentes grupos subordinados en cualquier clase no pueden ser
ordenados en una simple fila, sino que parecen agrupados alrededor de puntos, y así sucesivamente
en ciclos casi infinitos. Si las especies hubieran sido creadas independientemente no hubiera sido
posible explicar este tipo de clasificación; pero se explica mediante la herencia y la acción compleja
de la selección natural, que ocasionan la extinción y diversidad de caracteres, como vimos ilustrado
en el diagrama.
Las afinidades de todos los seres de la misma clase han sido a veces representadas por un
gran árbol. Creo que este símil expresa en gran parte la verdad. Las ramitas verdes que dan brotes
pueden representar las especies existentes; y las crecidas en años anteriores pueden representar la
larga sucesión de las especies extinguidas. En cada período de crecimiento, todas las ramas
nacientes han tratado de brotar por todos lados, superando y matando las ramas próximas, del
mismo modo en que las especies y grupos de especies han tratado en todos los tiempos de dominar
otras especies en la lucha por la vida. Las ramas se dividen en ramas menores, y estas en más y más
pequeñas ramitas, y esta relación entre los brotes pasados y los presentes, mediante la ramificación,
puede representar bien la clasificación de todas las especies extinguidas y vivientes en grupos
subordinados unos a otros. De todas las ramas que florecieron cuando el árbol era un simple
arbusto, sólo dos o tres, ahora crecidas en fuertes ramas, sobreviven y sostienen las otras ramas; así
es con las especies que vivieron durante períodos geológicos pasados, muy pocas han dejado
descendientes vivientes modificados. Desde el primer crecimiento del árbol, muchas ramas y brotes
se han secado y caído, y estas ramas caídas, de varios tamaños pueden representar esos órdenes,
familias, y géneros enteros que no tienen ahora ningún representante vivo, y que conocemos sólo en
estado fósil. Así como cada tanto vemos una fina rama dispersa brotando de una horqueta en la
parte inferior del árbol, y que por alguna circunstancia ha sido favorecida y se encuentra aún viva en
su cumbre, también ocasionalmente encontramos un animal como el ornitorrinco o el pez de légamo
(Lepidosiren), que en alguna medida enlaza, por sus afinidades, dos grandes ramas de la vida, y
que, aparentemente, se ha salvado de la fatal competencia por haber habitado en espacios
protegidos. Del mismo modo en que los brotes dan origen por su crecimiento a tiernas ramas, y
éstas, si son vigorosas se ramifican y sobresalen por todos lados muchas veces sobre ramas más
débiles, así también, creo que por generaciones ha ocurrido con el gran Árbol de la Vida, que tapa
con sus rotas y muertas ramas la corteza de la tierra, y cubre la superficie con sus hermosas e
incesantes ramificaciones.
Ejercicios
35
6. ¿Cuáles son las bases para el alegato que se presenta acerca de los tópicos enunciados
en la última pregunta?
7. ¿Qué aspectos del orden y desorden que encontramos entre los seres vivos parecen
requerir explicación?
8. Discuta la distinción entre argumentos regulares y críticos en ciencias ¿Qué aspectos de
nuestro ejemplo lo conducirían a ponerlo en una y no en la otra cartegoría?
9. ¿Cómo aparecen los calificativos modales en el fragmento?
10. ¿Qué es rechazado en el fragmento?
11. Analice el argumento en el primer párrafo del ejemplo de acuerdo con nuestro modelo
de análisis. Es decir, identifique los alegatos que se expresan, los fundamentos sobre los
que se alega que se sustentan, la garantía a la que se apela, y demás.
36