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Realizado por:
Eduard Castillo
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Aunque no hagamos deporte, si hemos salido de casa, nos hemos desplazado, nos
hemos movido por la oficina, etc, cuando miramos nuestro cuenta pasos, es muy difícil
que estemos a cero en un día. Pero ahora ese ámbito de desplazamiento se reduce
enormemente; a eso le añadimos que tampoco podemos hacer el deporte que hacíamos
en el centro deportivo o en la calle ya que los gimnasio o áreas deportivas han sido
cerradas, las personas, pues si bien muchas no tienen una rutina de ejercicios definida o
no les gusta hacer ejercicios en el hogar, sí existía al menos la necesidad de caminar para
ir a colegios, trabajo u otros lugares (por lo tanto, ni actividad física ni deporte). Además
de eso, ahora tenemos la comida muy accesible y una tendencia a comer por
aburrimiento o estrés o desidia.
La actividad física ayuda al cuerpo en muchos factores, y más ahorita en estos tiempos,
veamos los beneficios en la parte psicológica. El principal efecto es el estrés y la
ansiedad, que derivan, de 3 aspectos: La incertidumbre sobre la situación sanitaria,
económica y social. El propio estrés de no poder salir de casa y tener que organizarse. La
incertidumbre sobre la duración de esta situación y cómo saldremos de ella. En las
personas con rasgos hipocondriacos o con rasgos obsesivos esta ansiedad puede
dispararse aún más.
Por otra parte el ejercicio favorece la liberación de endorfinas, unas sustancias químicas
que producen sensación de felicidad y euforia. En este sentido, hacer ejercicio en forma
frecuente puede impactar positivamente en el estado de ánimo, más allá del efecto físico
que tendrá. Para que la práctica de actividad física sea efectiva se aconseja hacer al
menos tres veces a la semana y un mínimo de media hora. Muchos estudios han
demostrado que incluso pueden aliviar síntomas de ciertos trastornos psicológicos, como
la depresión, por ejemplo.
A medida que la percepción de uno mismo y la salud emocional mejoran, las relaciones
sociales también pueden tener a mejorar. La relación positiva con uno mismo es un
elemento central para poder establecer relaciones con otros individuos, ya sea en
términos de amistad, de pareja, laborales o incluso con la propia familia.