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literaria: escribir una Biblia visigótica. suponer una amplia literatura de guerreros.
mef'ando tUl idiontJ arriscado y m nta- Beowulf muere ante la última embestida
raJ, reí un alfabeto y un sinfín de neolo- del dragón que acaba de matar, y el verso
gi 010 , h' la que I gr' ajustar la amplitud que lo deplora al final de la gesta nos
cular de los peri do bíblico al dialecto recuerda los funerales de Héctor en el
nlr cortad de us n 'l11adas. Así logró postrer pasaje de la !liada.
de t 'rrar d aqu lIa men te la imagen de Entre las numerosas poesías que pertene-
W d n 11 ultu sangri nt. Universi- cen a la etapa anterior a la cristianización
dad d Ip 'la ·on. rva n u 'ode Argen- de Inglaterra hay textos sorprendentes. Por
(r'/I la'1\lls Ira 'nlenl s de . a o ura ep pe- ejemplo, el estribillo que cierra cada una de
a las estrofas del Lamento de Deor: "Aquello
l' lllhlta de III IIa e I monumento dej' de ser; también esto dejará de ser
m s ,Ulll¡tUll d' la \'n ua rmánica, per el algún día." Y la más famosa de una serie
prilll 'r poema \lri 'lI1al de e ta literatura de elegías. I.a ruina, nos deja entrever todo
dala d '1 si¡tlo 111, ., conoce bajo el el linaje poético de las obras que giran con
lIomhr' d' (;('s(a d(' l1r-o \\'/1 Ij: hér 'fabulo- la fugacidad de las cosas: "Han caído los
ljU 1I n' 'nc 'r .Ida en el pUl o la fuerz.a techos, en ruinas están las torres, los porto-
o' Ir 'lula homhr's. !'or 11 C. lensí n y p r nes caídos, heladas las paredes, quebrados
los p<)fII~n()rcs d' su cllmpl jo upumento I techos, sueltos, inútiles, socavados por
la (¡('Ha til' !JC()\V/I/j '"OS aparece COI1l el tiempo ..."
un rrlllo largalll nle lIlud"rad. o posee· El auge del cristianismo, propagado en
mos ruslro al 'uno ti' las pi 1.tI ljue oehie- Inglaterra por misioneros llegados de Roma
fU" prc 'co 'r1o, pero el lap'o d tre siglos y de Irlanda, trae consigo una nueva y
4u' a o' ItI i"va.lún K'rrnana d Inglalerra abigarrada poesía. Borges señala la ausencia
a la I cita prohahl' del B(,()II'/lIf. no deja de un cambio ético entre los primitivos
conversos, y cree más bien en un canje de
mitologías, en una substitución de héroes.
Efectivamente: los apóstoles son guerreros
teutónicos; el mar es siempre el Mar del
Norte; los israelitas en fuga de Egipto son
viquingos, y Moisés, un caudillo de casco
bicorne. En todos los textos religosos de la
época abunda el buen manjar germano: la
descripción en detalle de las grandes bata-
llas bíblicas.
Finalmente aparece un poeta de auténti-
co espíritu cristiano. Caedmon, el primer
nombre en el catálogo de los poetas ingle·
ses: Mientras cuida los caballos en un esta-
blo, Caedrnon, hombre rudo y de edad
avanzada que siempre huyó de los festines
a la hora de empuñar el arpa y cantar,
queda dormido. En sueños ve un hombre
que le ordena cantar "el origen de todas las
cosas". Caedmon cumple la orden y cuando
despierta recuerda todas las palabras de su
canción. Va a un monasterio donde su
cualidad de poeta es admirada por todos, y
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