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Plagios: una sirena en el Chaco

Una sirena en el Chaco es un hecho insoó lito, un escaó ndalo

en la tipologíóa de los mitos, una belleza inapreciable a

simple vista, una mujer al fin, mitad amplia cauda consistorial

que redime un cabello suelto entre los hombros, una planta carníóvora

entre las selvas del Aduanero Rousseau. Yo la he visto y seó

coó mo sus ojos se llenan de laó grimas o tiembla su boca

cuando recuerda el mar de Noruega,

y se enoja cuando se entera de que Coloó n la confundioó en 1492

con un gran manatíó del Caribe, tan luego a ella, que ahora estaó aquíó

(a veces) sumergida y alegre. Yo la he visto y he estado sentado

al lado de ella por eso digo que tiene un olfato increíóble para

sentir el ruido de las hormonas cuando se ponen de pie

y empiezan las transformaciones de la maó s sofisticada quíómica del cuerpo:

Sirena, elaó stica y doó cil cuando quiere

es capaz de tocar el suelo con las palmas de la mano sin doblar las rodillas,

o hacer el pez aunque ignore este ejercicio.

Sirena: mitad camisa de Christian Dior mitad desnuda, aparece y asíó

se va, aunque sea una vez en la vida para que los marineros tengan para siempre

la imagen de una mata de islas sueltas en el mar Oceó ano que desde

la altura del avioó n transoceaó nico parecen finos hilos de seda negra.

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