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En esta nueva novela del autor, Javier Castillo, se entrelazaran tres historias con mucha
incertidumbre que lograran dejar al lector con ganas de saber más. Muchos lectores
caracterizan a la novela como “adictiva” ya que la lectura es llevadera, fácil de
interpretar y atrapante.
Carla tiene un papel mucho más relevante esta vez. Se revelará qué pasó desde el
principio y como esa pequeña y sonriente niña que los lectores conocieron en El día
que se perdió la cordura ha evolucionado dentro de una organización macabra.
La novela está escrita en tercera persona salvo los capítulos que se pueden encontrar
titulados como “Jacob”, los cuales están escritos en primera persona buscando que
lector se implique y sienta lo que el personaje quiere transmitir y por las situaciones
que pasa. Se podría definir a este personaje como el hilo conductor de la novela ya que
se relaciona con los otros personajes de manera directa, incluyendo a su pareja
Amanda a la que quiere proteger de los acontecimientos que vivió y los que está por
vivir.
Una característica propia del autor es utilizar la estrategia del thriller: capítulos cortos
con finales insospechados. Es así que aunque el libro sea, para algunos, un poco largo
se hace llevadero y despierta en el lector esas ganas de seguir leyendo.
La verosimilitud es uno de los puntos de este libro y el autor lo consigue con la historia
de Carla. La congregación en la que está recluida, contra su voluntad luego de un
accidente, donde una supuesta maestra, con privilegios mentales, dirige a todas las
personas como Carla que se encuentran allí. Sus fieles, quienes carecen de libre
albedrio, deben rendirle tributo y respetarla como la figura de un Dios. Esta trama
ocurre nueve años antes que la acción principal y está llena de sueños de Carla sobre
su pasado y su familia que no consigue descifrar.
Un tema que toca fuerte la novela, como su título indica, es el amor…pero el amor en
todas sus formas, desde el más sano hasta el más toxico. Este es uno de los grandes
temas de debate en la actualidad, las formas de amar. En El día que se perdió el amor
hay mucha violencia, sobre todo psicológica, también locura, en casi todo los
personajes. Estos comportamientos los podemos observar en Jacob con su relación
amorosa con Amanda, y en el personaje Steven sobre el amor que siente por sus hijas
a tal punto de ponerlas en peligro o dar la vida por ellas.
“A veces el amor te pone en el camino equivocado para que sepas cuánto duele”, esta
frase fue la de cabecera y elegida por los lectores, remarca lo que el autor quiere
reflejar con su obra.
Estos sentimientos extremos son los que se observan en la novela junto a tres historias
en paralelo que luego se entrelazan y llegan a un mismo final. Nuevamente el autor,
Javier Castillo, logra su cometido y supera las ventas de su primera edición.