Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Comprometidos en El Servicio A Dios
Comprometidos en El Servicio A Dios
INTRODUCCIÓN
Todo hijo de Dios esta llamado a servir al Señor. No hay ningún creyente que pueda decir que no es
llamado para ser usado por Dios en el servicio para El.
Para poder entender y reconocer que yo estoy llamado por Dios para ser usado por El y servirle tengo que
entender lo siguiente:
I. LLAMADO A SERVIR
Una de la cosas como creyentes, nos olvidamos como nos llamó el Señor para seguirle, como sus
discípulos o ser siervos de El. Esto debe ser parte del creyente en su vida diaria como requisito en ese
seguir al Señor y si no esta manifestándose esto en su vida, será un impedimento para servirle al Señor.
B. “Niéguese a sí mismo”
¿Qué significa, en realidad, negarse a sí mismo? Negarse a sí mismo es decirle a ese “Yo” que
hay dentro de nosotros, y que nos inclina a ser:
egocéntrico. Considerar a la persona como centro de la atención. Todo gira alrededor de
mí.
autónomo. Independencia. Ser libre de la influencia, guía y dependencia de otros
(discipulado).
autosuficientes. Suficiente, no necesita de nadie, él es capaz. No quiere ser enseñado,
capacitado, discipulado o pastoreado su vida.
Por eso “Negarse a sí mismo” Es que “tienen que olvidarse de hacer su voluntad” no
queremos seguir nuestros propios planes, ni servir a nuestros propios intereses, sino depender
totalmente de Dios.
Esta es la tarea más difícil para cualquier creyente. Es crucificar al “yo”. Esto es una tarea
constante, porque ese “yo” es capaz de revivir y levantar la cabeza aun detrás de las más santas
intenciones. Esto va hacer un obstáculo si se mantiene latente en nuestras vidas. Porque el Señor
cuando llame para un servicio, este “yo” se va a interponer y buscara si le conviene, si le es de
su agrado, si le trae beneficio propio.
Ante esta condición del Señor al venir a El, de “negarse a sí mismo”, de renunciar a ese “yo”. Ahora
el Señor dice:
C. “Tome su cruz” La cruz es símbolo de muerte. Tome su cruz significa decidir morir a sí mismo,
decir que sí a Dios y no a sí mismo. Gálatas 2:20
Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en
la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Al venir al Señor, bajo la condición de “negarse a sí mismo”. Ahora esta persona esta lista o
esta preparada para tomar su propia cruz. Ahora es de concretar el haberse “negado a sí
mismo” ¿Cómo? Toma su propia cruz. “Negarse y tomar” son dos imperativos (mandatos) que
denotan acción decisiva, inmediata. Que se diría lo siguiente “Tómelo en el acto”. Es decir
inmediatamente, es una acción instantánea.
En Lucas 9:23 dice:
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”.
Lucas agrega algo más “tome su cruz cada día”, lo que agrega es que debe tomarse todos los
días. Lo que el Señor esta diciendo “pero que persista en seguirme”. Es decir que continúen
tomando su cruz, sigan tomando su cruz.
Así, pues, el seguidor de Cristo ha de alistarse en esa fila de condenados a muerte, a sus propios
planes, a trazar su propia vida, muerto para ello. El siervo que va tras El (Cristo) llevando
su propia cruz, es lo que Dios tiene trazado para su vida, el plan de Dios. Esta cruz no
consiste en la resignación para soportar las molestias de la vida, sino para cumplir el propósito
de Dios en la vida de cada hijo de Dios.
Ahora viene lo siguiente. El que ha venido a Cristo ha renunciado a una dependencia propia de si
mismo y también de renunciar a sus propias metas, colocándose en la meta que el Señor ha trazado a
cada siervo suyo, esto se debe ahora concretarse en:
D. “y sígame”
En contraste, el tercer imperativo, sígame, es una acción continuada, repetida. En efecto, Jesús
dice que el que quiera seguirle debe adoptar una norma y actitud, en un momento dado, de
negarse y tomar su cruz, pero que el seguirle es una acción que continúa el resto de la vida.
Este seguimiento comporta los mayores honores a que una persona pueda aspirar Jn. 12:26 “Si alguno me
sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirve, mi Padre le
honrará”. Y es en vista de estos honores de valor eterno, como hemos de mirar a las cosas de abajo (como
dice Col. 3:2 “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”)
Ahora en el versículo 59 y 60 va a manifestar a otro tipo de persona que se le manifiesta este seguir.
2. Persona que no es de iniciativa propia.
El Señor Jesús le dice el verso 59 “dijo a otro sígueme” y la respuesta de este hombre es “señor,
déjame que primero vaya y entierre a mi padre”. No estaba pidiendo permiso para ir a enterrar
literalmente a su padre; más bien estaba usando una frase común en la época, que indicaba el
compromiso de cuidar de los padres hasta que estos fallecieran. Una vez que los padres ya no
estuvieran presentes esta persona quedaría enteramente libre para seguir a Cristo. Podríamos decir
nosotros “Señor, te serviré o haré lo que pidas, pero primero tengo asuntos que atender”. Esto
es uno de los problemas que muchas veces tenemos en decidir nosotros el “cuando”, el tiempo, el
momento.
La respuesta de Jesús en el verso 60 es: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y
anuncia el reino de Dios”.
La dureza de este proverbio a este hombre se debía a que estaba usando a su anciano padre como
excusa para no servir a Cristo de una manera activa. El deber de este hombre es expresado de un
modo tajante “pero tú”. Cristo lo llama a predicar, y él estaba empleando frases piadosas acerca de
su padre como pretexto. Planeó obedecer al llamado, pero quería hacer otra cosa primero. Jesús
le informó que su llamamiento en ese momento era más importante que cualquier otra cosa. Cuando
uno se ha negado a sí mismo y tomado su cruz, no pone pretexto alguno o algo impida a lo que el
Señor pide que hagamos. Dispuesto hacer lo que el Señor manda sin excusas. Cuando Dios pide que
hagas algo “no hay excusas”. Hay que hacerlo.
CONCLUSIÓN
Es así cuando se manifiesta de un creyente comprometido a servir y actúa como un verdadero siervo o
sierva del Señor.
Lo que hemos podido ver, es ver como un discípulo de Jesús es un verdadero siervo al tomar las
demandas de Cristo.
Algo que no se va a manifestar en un siervo del Señor, en un mundo donde vivimos con una mentalidad
de “primero yo”, donde todo el mundo quiere dirigir, nadie quiere ser siervo o sierva. Jesús dijo: Mt.
20:28 “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir” Cuando un creyente tiene
corazón de siervo se manifiesta en servir.
Los siervos (as) verdaderos siempre están dispuestos para servir. Los siervos deben estar listos para
servir tan pronto sean necesitados. Si quieres servir cuando te conviene, entonces no estás manifestando
ser un verdadero siervo. Los siervos verdaderos hacen lo que se necesita aunque no les convenga. ¿Estas
disponible para Dios en cualquier tiempo? ¿Puede Dios deshacer tus planes sin que comiences a
resentirte, molestarte, incomodarte?
Como siervo no eliges, ni escoges cuando o donde servir. Ser un siervo o una sierva, significa darle a
Dios el derecho de controlar tu horario y permitirle que lo interrumpa en cualquier momento que lo
necesite. Los siervos de Dios ven las interrupciones como citas divinas para el ministerio y son felices
por la oportunidad de servir al Rey de reyes y Señor de señores, a Cristo.
¿Qué cosas hay que todavía no has renunciado? ¿Qué cosas pueden estar tomando la prioridad y que te
impide a servir como corresponde? ¿Qué “pero” hay? Oremos.