Está en la página 1de 143

Mara Selvini Palazzoli

Stefano Cirillo
Matteo Selvini
Anna Maria Sorrentino

Los juegos
psicóticos
en la familia

..

.•.. ¡·)
¡ ('

;--
1
~-
· J'hulo original: ! giorN psicoticí ne!lttfium:<;lia IN DICE
Publicado en italiano por Rafhdlo Cortina Editorc, Mil:ín

Traducción de Beatriz E. Anasrasi de Lonné

Prefacio...................................................................................................... 9
Agradecimientos........................................................................................ 13
Tabla DSM fll R......................................................................................... 14

Primera parte
La prescripcíón invariable

l. Insatisfacción frente a los métodos paradójicos 19


La paradoja estratégica .......................... . 19
Una concepción innovadora de la paradoja . 22
La pantdoja entre interpretación y provocación . 23
Las para.dojas en las primeras sesiones. . ............................ .. 25
Empleo de paradojas después de la tercera sesión ................... ,.. 28
La paradoja como revelación de un juego familiar 30
Quc<idn riguro,,WWJH<' ¡>~ohibídJ,, ,¡, b ·'"'"'~';"ciún "'"'¡,,,<~e lm <itu!drc•j dd --Cupyri~h!", ~.tjn L" Las paradojas hacen más inaccesible el camino a la complejidad de los juegos
'·"" i<HlC' C\!.lhl,·oda, <'n 1." Jc.v,.,, b rcprodne< '"" wulo f'"RI.ll tk "''·' obr.• po• '-~'·'l'l"'cr m nodo o psicóticos ....................................... . 30
prnv,limiemo, tornpinldid"''b "'f""!\'·'fí.> y d {(,ltanu.c·nw inforn•.Í!Íco, ¡· h di,tllbucH\11 tk
cjt'Ul['hrn de· t·ll,¡ nwd~<mt,· .<l<pulc·r n po¿·,umo ¡nibhcos.

2. Invención de la prescripción invariable .......................................... .. 32


Ci;) 1')98 by Ralhdlo Cortina Editore, MiLln El caso Marsi 32
La prescripción pasa a ser invariable 33
@ 1990 de rodas las ediciones en castellano,
Ilacia una metatcrapia: una prescripción en niveles múltiples, por M. Se/vi ni Palazzoli
Ediciones Paidús lhó·íca, S. A., y Giuliana Prata.. ..................... .. ............... . 34
Mariano ( :ubf, l)2 - 08021 Barcelona El poder terapéutico de la prescripción invariable .. . 46
y Editorial Paidós, SAICF, El poder infonnativo de la prescripción invariable .... .. ............. . 47
Defensa, )99 _. Buenos Aires Un nuevo método de terapia y de investigación en el traUimiento de familias
esquizofrénicas, por M. Selvini Palazzoli y Giuliana Prata ...... .. 48
lntp://www .paidos.com Novedad y límites del relato de Heidelberg ....... 51

ISBN, H4-7509-581-/¡ 3. Cita exclusiva para los padres y prescripción del secreto................. 53
l)cpósito legal: B-·50.88'5/2000 Importante modificación de la prescripción .. 53
Se consolida la metodología terapéutica........... 54
impreso en I-Jurope, S. L., Elementos técnicos de la conducción de la primera sesión . 54
La segunda sesión y la exclusión de los hijos 55
Lima, 3 - 08030 Barcelona
La tercera sesión con Jos padres solos ............. ... 56
La prescripción del secreto .......... 57
Impreso en Espaúa- Printcd in Spain La cuarta sesión: la nueva cita a los padres y su carácter de cotcrapeutas del hijo .. . 58
LOS ,JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA INDICE 7
6

El cumplimícnto incompleto de la prescripción del secreto , . 60 Concxi(m entre razonamiento sistémico y estratégico 163
¡El secreto y el matrimonio! .... 61 La liberación de dogmatismos proféticos 164
El redescubrimiento del individuo y la superación del holismo .......... 164
La confusión acerca de las reglas ........................ ........................ ..................... 165
4. La prescripción de las desapariciones .............................................. . 66 El funcionalismo ........................................................ ................................................ 166
Ilustración de la prescripción ... ........................ . 66
Diferencias individuales y hombre estratégico.......................................................... 168
Efectos terapéulicos de las desapariciones 68
De la concepción atemporal a la del proceso de la circularidad . .............................. . 169
La aversión a las desaparidones ...... .. ....................... . 69
Tergiversaciones posibles y peligros útherentes al uso de la metáfora del juego...... 171
La obligación del riesgo ... 70
Las desapariciones y la lucha contra el poder patológico . 71
Las desapariciones del fin de semana 73 9. Construcción de modelos diacrónicos .............................................. 173
Familias oon características estructurales peculiares ..... 74 El primer esquema de un proceso de seis estadios: en busca de un modelo general . 173
El puesto de hooor reservado a las libretas de los padres .... 76 El primer estadio del proceso psicótico: la impasse en la pareja conyugal................ 174
El segundo estadio: la intromisión del hijo en el juego de la pareja .......................... 176
El tercer estadio: la oonducta ÍJmsitada de] hijo ........... ............................................. 179
El cuarto estadio: el viraje del presunto aliado...... ............................... 181
Segunda parte
El quinto estadio: la eclosión de la psicosis................... ............................................ 182
Con el uso de la prescripción surgen las primeras evidencias El sexto estadio: las estrategias basadas en el síntoma. ............................................. 182
de fenómenos recurrentes Más allá de la tríada: los hcnnanos "del psicótico ......... ... ......................................... 184

5. El embrollo ....................................................................................... . 81 10. El proceso anoréxico en la familia .................................................... 187


De la hipótesis de una traición a la evidencia de la connivcnda .. 81 Un síndrome de la sociedad opulenta................ .................................................. 187
El embrollo en la anorexia mental: primeras tentativas de ponerlo en evidencia . 86 Un proceso de seis estadios: del juego de la pareja parental al síntoma anoréxico de la
El embrollo en la esquizofrenia 91 hija............................................ ................................... ................................... 188
Embrollo y padre único. 97
11. Algunas observaciones sobre las conductas psicóticas en la infancia 192
6. La instigación.................................................................................... 104 El niilo c0111o sujeto estratégico....... ................................................................. 192
La instigación como proceso . 104 La psicosis infantil como un ataque a la madre ....................................................... , . 194
La instigación presintomática ................ . 110 De la díada a la tríada ........ ............................ ........................................... ................. . 195
La instigación en las psicosis .............. .................................. ........................... . 119 La coalición padre-hijo estabiliza el proceso.............................................................. lCfl
La instigación en las faillilias extensas ............................................................. . 125
El efecto de bumerán de la instigación ..................................................................... . 130
12. Psicosis de la adolescencia e impasse de la pareja ........................... 200
La instigación en la institución: el circuito se cierra y el paciente señalado ya no es de
El predomínio de las coaliciones contra la madre ...................................................... 200
nadie.......................... ............................................ . 132
La detenninación compleja del síntoma ..................................................................... 202
La víctima como actora ............. . 136

13. Cuando un cónyuge trae un hijo al mundo como una movida en el


7. El juego de la pareja parental y las modalidades con que se involucra juego de pareja .................................................................................. 204
el paciente señalado .......................................................................... 139 Un juego de humillaciones y desquites ....................... .............................................. 204
Las primeras tentativas de captar el juego de los padres y de vincularlo con el síntoma Las tácticas del padre "procreador" ....,................................... 205
del hijo.............. .................................................................................................... 139 Esquema del desarrollo de un caso ...... ...... ............ .... . ............................................. . 208
Cuando la prescripción es absorbida por el juego de la pareja .................................. 152
Cuando los padres compiten para acaparar al paciente señalado .... .,......................... 154

Cuarta parte
Tercera parte Experimentación de los métodos terapéuticos
Conslrucción de modelos de los procesos psicóticos
14. Coordinación de las sesiones y proceso terapéutico ......................... 213
Las investigaciones de Maurizio V iaro y Paolo Leonardi .......................................... 213
8. La metáfora del juego ....................................................................... 161 Guía general para la elaboración de hipótesis .... .,...................................................... 216
El uso intuitivo de la metáfora del juego.................................................................... 161 Técnicas de coordinación y clima emotivo de la sesión............................................. 217
Un lenguaje de las relaciones humanas...................................................................... 162 DeJa búsqueda de indicios a las ínlervenciones aclaratorias ..................................... 218
B LOS JUEGOS PSJCOTICOS EN LA FAMILIA

La cronología del síntoma como orientación para dcscntraiíar el juego familiar 222 PREFACIO
El problc1na de la reticencia ............ _........................................................................... 227
La elección del mejor momento para la intervención. Qué decir y cuándo decirlo.. 228
El espíritu de lucha....... .......................... 229
El proceso terapéutico.............................................................. ......................... 230
De la prescripción invariable a las prescripciones específicas ........................... 232

15. Exclusión de las sesiones del paciente sefialado ............................... 234


Se revela la intromisión del paciente señalado y se la desalienta . 234
El riesgo de la condena de los padres ......................... . 236
Importantes excepciones a la exclusión del paciente seJialado 239
Familias hostiles y expulsivas ... 239

16. Construcción de modelos sincrónicos ............................................... 241


La inclusión del terapeuta en la impasse de la pareja ..... 241
Una intervención para preservar la posición del terapeuta ......... . 244

17. Autolc.rapia de la pareja parental ...................................................... 248 Durante los últimos veinte afias, con la colaboración de distintos equipos
La pareja pasa a sercoterapeuta: de la r-esponsabilidad patogénica a la responsabilidad lerapéuticos, he perseguido un objetivo: arrojar algo de luz sobre el misterio de
terapéutica............ ...................... .................... .................... 248 las psicosis, los más gmves entre los llamados trastornos mentales. Me he
La fase de la coonotación positiva ........ . . ..................................................... ..... 248 concentrado en las etapas de la edad juvenil, sea por la concreta razón de que
La fase durante la rual se designaba "pacientes" a la pareja parental........................ 249
La fase de la prescripción invariable. Un juego de equilibrio entre la culpabilización y dispongo de esta clase de casos en mi práctica profesiomd. sea porque considero
la valoración de los padres . 250 que a esas edades se consuman los peores dmmas, que quisiéramos ser capaces
La coterapía en pareja como autoterapia de la pareja................................................ 251 de prevenir.
La aspiración a fijarme una metasemejanle fue el resultado de mi entusiasmo
18. Terapia y cambio ............................................................................... 253 por las nuevas ideas sistémicas cibernéticas y comunicacionalcs a las que
El terapeuta familiar, entre "caz.ador'' y "nOOriza" ..................................................... 253
comencé a arrimarme duranle la década de 1960.
Cambio y metajuego ............................. .............................. ............................ 255
El principio de competencia individual .... ........................... . 255 Mi "descubrimiento" de Gregory Bateson me había hecho entrever la
La movida de solicitar ooa terapia familiar................................................................ 256 posibilidad de pensar y actuar de un modo totalmente nuevo, aun cuando muy
Juego terapéutico e impasse de pareja ........ .......................... .................................... 257 pronto se hizo evidenle cuán difícil era traducir las grandes ideas innovadoms en
La serie invariable de prescripciones............ ........................... 257
métodos eficaces para la terapia de la~ graves situaciones que a diario afrontaba
La revelación de los juegos encubiertos .... ..................... ........ . 259
en mi consultorio.
19. La barrera infranqueable de la impasse de la pareja ......................... 261 La sensación de haber emprendido un camino mejor nació también del
Más allá del conflicto manifiesto ........................... .......................... 261 nuevo modo de hacer investigación clínica; trabajar con un equipo que penni:
La fe en el terapeuta puede hacer que se levante la barrera de la impasse ...... 264 ~ Iiesc la supervisión directa, la eolerapia y la al!ernación de los roles de lerapeuta
y su¡.x!rvisor, y que mantuviese a sus miembros en relaciones ígualitarias y
colabomtivas. El equipo desarrolla una "mente" colectiva, posibilitando proce-
Quinta parte sos de autocorrccción, autorreflexión y autoobscrvación quede otro mOOo serían
Más allá del modelo sistémico impensables. La vivacidad inleleclual y la creatividad de un equipo en funcio-
namiento no se podía equiparar a mi experiencia anterior de terapeuta individual,
20. La adquisición del pensamiento multidimensional ........................... 269 que sólo puede contar con pocos períodos de supervisión indirecta y confronta-
En busca. de una legimit.ación epistemológica ........................................................... . 269 ción en algún seminario.
Entrenarse pam pensar alternativamente en uno y otro sentido ................................ , 275
A principios de la década de !970, después de haber opwdo por el modelo
Posibilídad y necesidad de una teoría cienúfica del sujeto ....................................... . 281
sistémico y concebido la<; denominadas intervenciones paradójicas, llegaron
Bibliogmfía ................................................................................................ 285 también los primeros e intmditos éxitos terapéuticos. Naturalmente, sólo se
10 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA Pf~EFACIO 11

trataba de episodios, pero con características del todo inéditas respecto de mi la inspiración. a la invención, a todo lo artístico ----que es inherente al rigor de
experiencia clínica anterior, no pequeña por cierto. la investigación e inseparable de él (en particular cuando se refiere al ser
Con el transcurso del tiempo, a la exaltación de los pri'ffieros éxitos se humano)- y, sobre todo, a la reflexión. Por otra parte, en el estado actual de los
contrapuso la creciente constatación de la tremenda dificultad para comprender conocimientos en el campo de las psicosis, las investigaciones con gran cantidad
qué los había determinado, cómo se podía aumentar la probabilidad de repetir- de pacientes son, al parecer, bastante menos instructivas que el estudio exhaus-
los, dónde se ocultaba el error en aquellos casos que concluyeron en un fracaso. tivo del caso individual.
Empezó así a bosquejarse, con el abandono paulatino de los métodos ¿Se puede decir que todo lo hecho hasta ahora es científico? Depende del
paradójicos y la invención de un nuevo método terapéutico (temas con los que sentido que demos a esta pregunta. Morin (1982), refiriéndose a la ciencia de la
se inicia el presente volumen), un nuevo objetivo. Era necesario construir una complejidad, destaca la crisis de los conceptos cerrados y claros, la crisis de la
suerte de señalización, un hilo de Ariadna que ayudase al terapeuta a orientarse demarcación definida entre ciencia y no ciencia. Pero debemos tener presente,
y a manejarse en los laberintos de las familias con un hijo psicótico. Grandes sobre todo, la especificidad del hombre como objeto de investigación. El fracaso
maestros como Wynne y Haley habían indicado la posibilidad de conceptuali7.ar de todas las tentativas decoloni7.ar las ciencias del hombre con modelos tomados
importantes aspectos del fenómeno esquizofrénico en términos relacionales. de las ciencias físicas es ya un hecho histórico aceptado. Y también las analogías
Pensemos en la histórica afirmación de la época de los pioneros: "Whenever biológico-orgánica,, que en el pasado tanto me atraían, han tenido aspectos
there are distarbed children there is a disturbed marriage, a/tlwugh al/ distar- desviantes. No se puede comparar a un ser humano con una célula. Ni a la familia
bed marriage do not ere ate disturbed chi/dren". (Cuando hay hijos con trastor- con un organismu. La complejidad ínsita en el carácterautorrcflexivo, autocons-
nos hay siempre un matrimonio con tra"tomos, aun cuando no todos los ciente y estratégico de los sistemas estudiados por la' ciencias del hombre
matrimonios con trastornos producen hijos con trastornos; Framo, 1965, pág. (individuos, grupos con historia, sociedad) toma insuficiente y peligroso todo
182). rcduccionismo a modelos físicos y biológicos.
Evidentemente, seesutba muy lejos todavía de la profundización del posible Se ha superado pues toda dependencia con respecto a la' llamada' metodo-
tipo de trastorno del matrimonio y de los posibles motivos y vicisitudes del logías estrictas de las ciencias físicas: el objeto a observar es cualitativamente
proceso de implicación activa y pasiva del hijo, futuro paciente, en el trastorno diferente. ¿Pide acaso el átomo saber si es una partícula o una onda? ¿Quiere una
de la pareja parental. Pero es ésta, precisamente, la problemática que siempre me célula que se le aconseje en cuanto al momento de reproducirse? Nuestros
ha obsesionado y que aun ahora caracteri1.a mi investigación sobre la psicosis: pacientes nos solicitan, en cambio, que los estudiemos, les aconsejemos y los
cómo relacionar el trastorno de la pareja parental con el trastorno del hijo. Este cambiemos. Pero incluso frente a otras ramas de la' ciencias del hombre, como
es el hilo conductor constan te de mi investigación y de la nuestra, desde la época por ejemplo la antropología o la sociología, estamos en una posición verdade-
de Paradoja y contraparadoja. Los cambios de rumbo apuntaron siempre a ramente única, por el hecho de que trabajamos ante un pedido de cambio. Esta
lograr una coherencia de fondo, una continuidad teórica y clínica. Cambian los es la diferencia sustancial, la especificidad de nuestro contexto de investigación,
métodos, las estructuras, las herramienta,, pero el objetivo sigue siendo el que es clínico. Precisamente por eso la dimensión artesanal es intrínseca de
mismo: la investigación de una etiología relacional de la llamada enfermedad nuestra posibilidad, no sólo de estudiar a aquellos con quienes nos sentimos
mental. comprometidos, sino también de experimentar. Esto, con la condición de que
demos siempre la primacía al sacrosanto propósito terapéutico (el cual, cabe
Para emprender esta investigación sobre las psicosis permanecí fiel, además,
acotar, no es en absoluto limitante, porque corre parejo con el progreso del
a otra convicción: la necesidad de aislarme dentro de un pequeño grupo. Advertia
conocimiento).
que mezclarme con estructuras hospitalarias, universitarias, entidades financie-
ras, escuelas u otras instituciones, habría sido letal, tanto para mi paz interior ¿Adónde hemos llegado, por ahora, recorriendo este largo camino? A
como para la libertad de teorización y experimentación que consideraba indis- construir modelos generales, diacrónicos y sincrónicos, que incorporados a las
pensable. Aislarme dentro de un pequeño grupo significaba aceptar, como varientes propias de cada familia nos ayudan! a reconstruir y comprender el
contexto de ·la investigación, un simple consultorio profesional de terapia proceso interdetivo, que en un momento dado culmina en conductas indeseables
familiar. Optaba así por dar a mi investigación una dimensión totalmente de algún hij\,'.,!Modelos generales, pero no genéricos. Nuestra obsesión es llegar
artesanal, convencida de que esta aparente debilidad era en realidad una fuerza a dar descripciones y definiciones cada vez más detalladas y concretas, y por
en el sentido de que quedaría libre de tÓda burocratización, para dejar espacio~ tanto susceptibles de ser invalidadas. En efecto, sólo el cankter genérico
12 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN 1_ A FAMH_IA

polivalente protege a las afirmaciones de la demostración de su falsedad. AGRADEClMIENTOS


Exponiéndonos así al juicio científico, esperamos poder comprometer a otros
colegas y ampliar el frente colaboralivo de la investigación relacional sobre las
psicosis.
Mara Selvini Palazzoli
Milán, enero de 1988.

Vaya en primer término nuestro agradecimiento a Giuliana Pra!a, quien


compartió con Mara Selvini Palazzoli los emocionantes primeros años de
experimen!ación de la prescripción invariable.
Nuestro vivo reconocimiento !ambién para Maurizio Viaro, cuya colabora-
ción resultó muy valiosa, !anto en el continuo intercambio de ideas como en la
revisión puntual del manuscrito de este libro.
Cirillo, Selvini y Sorrentino manifies!an además su agradecimiento a sus
colegas del Centro de Terapia de la Adolescencia de Milán.*
Por último, recordarnos con gratitud a Giuliana Mauro Paramithiotti por su
valiosa contribución a la redacción del texto dactilografiado.

*En es:te Centro se está llevando a cabo una invesligación fundada en la colaboración con
terapeutas de orientación psicodinámica, para efectuar terapias conjuntas (individuales y familia-
res) de adolescentes psicóticos pertenecientes a familias con una posición socioecooómica
desfavorable.
TABLA DSM 111 R 15

Diagnóstico Núrnero de casos


TABLA DSM Ill R
Abuso de opiáceos 5
Agorafobia 2
Anorexia ne-rviosa 92
Tartamudeo 1
Bulimia 11
Depresión mayor 18
Trastorno autístico 45
Tra<;tomo bipolar maníaco 6
Trastorno JX'r tics c1ónicos 1
Trastorno por ansiedad generalizada 2
Trastorno por angustia de separación 1
Tra<;tomo por déficit de atención con hiperactividad 2
Trastorno por somatización 1
Trastorno de conducta 5
Trastorno de identidad 1
Trastorno de la identidad sexual en la. infancia 1
En este libro utilizamos el ténnino "psicosis", amplio e indefinido, como
Trastorno distínüco 3
sinónimo de trastorno mental gmvc, incluyendo también la mayor parte de los Trastorno profundo del de.<; arrollo, no especificado 4
casos de síndromes anoréxicos o bulímicos. Entendemos que en el 90% como Negativismo 6
mínimo de las sitnaciones que hemos tratado, se puede hablar de trastorno mental Trastorno obse.sivo~cOinpulsivo 5
grave. Para mayor precisión, en la tabla que aquí presentamos, especificamos los Trastorno esquizoide de la personalidad 5
Trastorno de la Tourette 3
diagnósticos según el DSM lii R (1987).
Encopresis 3
Desde junio de 1979 hasta junio de 1986 tratamos en nuestro Centro 290 2
Enuresis
casos de pacientes señalados que pertenecían a la generación de los hijos y Factores psicológicos que afectan el estado físico 5
convivían con los padres. Mutismo electivo 1
En la tabla consignamos únicamente los diagnósticos que consideramos Esquizofrenia catatónica 3
Esquizofrenia desorganizada 7
centrales y dctenninantes para el tratamiento del caso. Hemos catalogado un
Esquizofrenia indiferenciada 9
único diagnóstico, en el eje I o en el Il, para cada caso. Para simplificar no hemos 16
Esquizofrenia paranoide
tenido en cuenta el tipo de proceso u otras especificaciones que aparecen en el Esquizofrenia residual 14
cuarto y el quinto dígitos, ni tampoco los ejes Ill, IV y V. Tricotilomanía 1
Las familias estudiadas son sólo 283 debido a la presencia de siete núcleos Código V: Estados no atribuibles a trastornos mentales y que
merecen atención o tratamiento 8
con dos hijos como pacientes señalados.
La serie invariable de prescripciones fue suministrada, total o parcialmente,
a 149 de las 283 familias.
El equipo fonnado por Mara Selvini Palazwli y Giuliana Prata, trató 157 Diagnóstico Edad media en el momento
Edad media en que se
casos, y el equipo que integran los autores de este libro, 133 casos. manifest6 el síntoma en que se solicitó
terapia familiar

Anorexia nerviosa 15,5 18,3


Bulimia 16,4 20,9
Esquizofrenia residual 18,1 24,6
Esquizofrenia de otros tipos 18,7 22,2
Depresión mayor 15,6 19,7
Trastorno autístico ~asta 3 años, 29 casos
~más de 3 años, 16 casos 10,0
< 8,9
11,9
Primera parte

LA PRESCRIPCION INVARIABLE
l. INSA TISFACCION
FRENTE A LOS METODOS PARADOJJCOS

A fines de la década de 1970, nuestra actitud con respecto a los llamados


métodos paradójicos era todavía un k1nto ambivalente. Frente al entusiasmo por
casos cuyos resultados habían sido felices y rápidos estaban las no pocas
situaciones confusas y los fracasos manifiestos. Además, algunas "recaídas"
que siguieron a terapias consideradas brillantes en el corto plazo nos habían
dejado bastante perplejos.
En este capítulo, escrito diez años después, relataremos la< explicaciones
que nos fuimos dando para interpretar las razones de fondo de nuestra creciente
insatisfacción respecto de las técnicas paradójicas. Empe7.aremos por definir
nuestro modo actual de ver la paradoja.

LA PARADOJA ESTRATEGICA

Con respecto a las paradojas, nos atenemos a la definición operativa dada por
Tennen: "tácticas y maniobras que aparentemente se oponen a los objetivos de
la terapia, pero que en realidad se adoptan para alcanzarlos" (Rorbaugh y otros,
1977,pág.l).
Paradójicas son pues, lisa y llanamente, todas aquellas intervenciones en que
se prescribe explícitamente el síntoma, o al menos se recurre a elogiarlo,
connotarlo positivamente, fomentarlo, manifestar preocupación por el hecho de
que pueda desaparecer demasiado pronto, etcétera.
Evitamos, en cambio, considef'df la paradoja como "contmdicción derivada
de la deducción correcta a partir de premisas coherentes" o "confusión de tipos
lógicos" (Watzlawick y otros, 1967, pág. 185), del mismo modo que evitamos
razonamientos como éste: "deducciones coherentes a partir de premisas aristo-
20 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA INSATISFACCION FRENTE A LOS METODOS PARAOOJICOS 21

télicas llevan a resultados paradójicos porque las premisas son erróneas".' (Dell, Como estos ejemplos lo ponen de manifiesto, la paradoja estratégica tiene
1981, pág. 40), por cuanto a esas abstracciones las hemos encontrado inútiles y una fuerte valencia de maniobra (estratégica) destinada a lograr el control de la
confusas en el aspecto clínico. relación terapeuta-paciente. Sin embargo, en esta estrategia, el nexo entre el
Para mayor claridad, nos referiremos a los ejemplos clínicos de paradoja que control de la relación y el desencadellílmi<ento.de uU!;;trnbio terapéutico no es
encontrarnos en Teorfa de la comunicación humana (Watzlawick y otros, 1967, expHCito:-<re müdo-qlleef éóntrol aparece como un fin en sí, como si la
ed. ital. P<1gs. 239-248). Si pasarnos revista a esos ejemplos de "dobles vínculos competencia del terapeuta se midiera por su habilid_adp[ll'a colocar al paciente
tempéuticos" surgen, más allá del denominador común de la prescripción del en una.situaGión-paradójica,3 provocando, por lógica consecuencia, un cambio
síntoma, dos aspectos principales: !Cra¡Íéutico. Más allá de las viejas polémicas sobre el problema ético de la licitud
de manipular a un sujeto sin encaminarlo hacia la "toma de conciencia",
l. el terapeuta mantiene el control de la relación terapéutica. En uno de los conservamos la impresión de la instrurnentalidad de la posición del terapeuta
ejemplos, el terapeuta toma al pie de la letra las sospechas de su paciente cstratégico.4
paranoico y lo alienta a buscar, junto con él, los micrófonos escondidos en Nos parece que también él "actúa sin comprender", por cuanto no contesta
la habitación. El resultado de esta intervención es que el paciente termina por al interrogante que a nuestro juicio es central: "¿por qué el paciente señalado, en
hablar de sus verdaderos problemas: los que tiene con su mujer; el contexto de sus relaciones, ha desarrollado en un momento dado un síntoma
y precisamente ese síntoma?" El terapeuta se niega a responder a esta pregunta
2. el terapeuta modifica la solución intentada. Al comprobar que una determi- ·basándose en la reconstrucción de un proceso temporal: "Los terapeutas estra-
nada tentativa de resolver el problema ha empeorado el malestar, el terapeuta tégicos niegan decididamente que para los objetivos de la tempia sea de
la modifica con distintas técnicas: importancia fundamental el descubrimiento de la relación entre los hechos
a) con intervenciones que apuntan a neutralizar los componentes ansiosos causales del pasado (patogénesis) y el estado actual (patología), para no hablar
responsables de determinados síntomas (por·cjemplo, de insomnio, cefalea, de la necesidad de que el paciente comprenda esa conexión, es decir que logre
tics, enuresis, tartamudeo, pensamientos obsesivos, etcétera). Es una lógica la introvisión" (Fisch y otros, 1972, pág. 315). O bien responde sólo en términos
dereductio ad absurdum del problema. Por ejemplo, se prescribe al obsesivo abstractos y generales, refiriéndose a una disfunción evolutiva (utilizando ana-
que aumente sus pensamientos perturbadores en un momento dado del día logías biológicas) o incluso vinculando el síntoma, considerado únicamente en
o, al insomne, que no duerma hasta una determinada hora;' el aquí y ahora, con las disfunciones comunicacionales del sistema (doble
b) con intervenciones de rcdefinición del problema. En el ejemplo de Watzla- vínculo).' Faltan en cambio explicaciones espedficas que encuentren, en el
wiek se fomenta un conflicto de pareja porque cuanto más riñen los caso individual, coincidencias relacionales concretas.
cónyuges, más se aman; Al terapeuta estratégico no le interesa profundizar el diagnóstico individual,
e) con intervenciones destinadas a intluir en las conductas de los familiares que lo que es consecuencia natural de la óptica sistémico-holística. Pero en realidad
desencadenan el síntoma del paciente señalado. Watzlawick refiere el caso tampoco le interesa demasiado un diagnóstico clasificatorio de la familia,
de la mujer de un alcohólico a la que se le ordenó beber, como si se tratara JXJrquc su orientacíón es pragmática e intervencionista. Es una orientación que
de un rito, una copa más que el marido. tiene por finalidad la invención de tácticas para la scsíón y de prescripciones
finales. Según la escuela de Palo Alto se trata, en general, de intervenciones
1 prescriptivas que apuntan a modificar las conductas que giran en torno del
Un argumento importante, aunque exceda del límite de lo aquí tratado, es el de la conexión
inci~~ y escasamente operativa entre teoría y práctica, en algunas fases de la evolución de la tempia
famthar: de det~tmi~ados "tcoricismos" de Watzlawick a la epistemología de Maturana (1980), 3 En este sentido, es interesante señalar que 1acksoo y Hale y (1 %3) consideran al psicoanálisis
pasando por Pngogme (1979), las distintas cibcmélicas, la astrofísica, etcétera, el mucho ruido como un ejemplo paradigmático de técnica psicoterapéutica que, sin tener conciencia de hacerlo,
teórico no llega a ocultar las pocas "nueces" clínicas. coloca al paciente en una situación pamdójica.
2 4 A nuestro juicio, autores estratégicos son: Haley (1963) Strategie de/la psicoterapia y sobre
Consideramos que este tipo de prescripción del síntoma, más adecuado para un contexto de
terapia individual y eficaz con una categoría dada de síntomas, es fundamentalmente "no todo (1977) La terapia del problem solving; Rabkin (1977) Strategic Psychotherapy; Weakland Y
homogénea" con respecto a la más típica provocación paradójíca. En efecto, Rorbaugh y otros (1974) "Brief therapy: focuscd problem solution"; Wat71awick y otros (1974) Clumge.
colal:xmtdorcs (1977) habían hecho ya una distinción entre las prescripciones del síntoma basadas 5 Véase, por ejemplo, esta definición: "es posible describir los síntomas como actos comuni-
en la expectativa de que el paciente obedeciera (son las citadas precedentemente en el punto a) y cativos que tienen una función dentro de una red de relaciones interpcrsonalcs" (1 Ialcy, 1977, pág.
las fundadas en la expectativa de que el paciente desobedeciera (todas las demás). 94).
22 lOS JUEGOS PSICOTICOS EN lA FAMILIA INSATISFACCION FRENTE A lOS METODOS PARADOJICOS 23

síntoma, en especial aquellas que, procumndo solucionar el problema, no hacen 1985, pág. 126). En cambio, lo que diferenciaba la orientación de aquel equipo
sino empeorarlo, de la óptícn estratégica era la prioridad absoluta dada a la pregunta: "¿por qué este
miembro de esta familia ha desarrollado en un momento dado un· síntoma, y
precisamente ese síntoma?"
UNA CONCEPCION INNOVADORA DE LA PARADOJA El terapeuta estratégico antepone, en cambio, la pregunta: "¿qué puedo hacer
para inducir al cliente a cambiar?", o bien "¿qué es lo que dentro del sistema
LQs auto.res deParadojayGOntraparadoja (Se!víní Palazzolí y otros, 1975) mantiene el problema?" Este primer equipo se creó con la finalidad de llevar
retomaron la idea de paradoja terapéutica, insertándose en la tmdíción del adelante una investigación clfnica sobre un "objeto" precisa: los trastornos
pensamiento estratégico y de la escuela de Palo Alto, pero con una elaboración mentales más graves de la infancia y de la adolescencia.' Con este fin, el equipo
original, El enfoque estratégico, en efecto, nunca fue aplicado en el ámbito había concebido intervenciones terapéuticas paradójicas, interesándose princi-
clínico, quizá porque intuitivamente se lo creyó demasiado simplista y reduc- palmente por el estudio de la familia. De acuerdo con el consejo de Kurt Lcwín:
tivo.6 "Sí quieres saber cómo funciona una cosa, trata de cambiar su funcionamiento",
Sin embargo, la óptica estratégica influyó consídcrablemente en el trabajo se intentaba cambiar los funcionamientos relacionales de las familias en las que
del equipo. Ba~te pensar en todo el énfasis que se puso en el control por el aparecían síntomas, para comprender cómo se habüm organizado sus relaciones.
terapeuta de la relación terapéutica, evidente en el estilo dírectivo-prescriptivo. El objeto primordial de la investigación era la familia, no la terapia.
La misma idea de connotación positiva de las conductas de todos los miembros Por el contrario, los autores estratégicos desarrollan una tarea de reflexión
de la familia nació, sobre todo, como herramienta de control de la terapia y de cuyo "objeto" principal es la terapia misma. Para comprobarlo, basta recorrer los
defensa para el terapeuta. En las primeras experiencias de terapia familiar títulos de los trabajos más importantes (véase nota 4). Parece sólo un matiz
psícoanalítica hechas por el equipo en el período 1967-1971, algunas interpre- diferencial, pero creernos que es sustancial, Presentarse como investigadores de
taciones resultaban con frecuencia "ofensivas" para los padres, quienes reaccio- las psicosis, más que como formadores para las terapias, genera un modo distinto
naban con hostilidad y abandonaban la terapia. La connotación positiva (má,allá de pensar, aunque la investigación sobre las psicosis se haga por medio de las
de sus valencias más o menos sutilmente satirícosarcásticas) fue producto ante tempias.
todo de la necesidad de evitar enfrentamientos lamentables y contraproducentes
y de proteger al terapeuta.
Más profunda aún fue la influencia que tuvo en el equipo el aspecto LA PARADOJA ENTRE INTERPRETACION Y PROVOCACION
neocagnitivi>ta de la óptica estratégica. En Change, Watzlawíck se remonta a
Epícteto: "No son las cosas en sí la' que deben preocuparnos, sino las opiniones En realidad, en Paradoja y contraparadaja las intervenciones paradójicas se
que de ellas nos formarnos" (1974, pág. 104). El objetivo de la terapia pasa manifiestan como interpretaciones (explicaciones) de por qué el paciente ha
entonces a ser el cambio de la perspectiva que la familia tiene de sí misma, de sus desarrollado la.i sfntomas. Se trata, como es sabido, de redefinícíoncs relacio-
dificultades y del problema que la llevó a la terapia. El concepto de epistemolo- nales del síntoma como conducta de protección/sacrificio por parte del paciente
gfa circular que había que introducir en la familia (mediante la formulación de a favor de los demás miembros de la familia.
hipótesis relacionales, la entrevista circular, etc.), en lugar de la vieja y patógena Durante un largo período no estuvo muy claro hasta qué punto la interven-
epistemologfa lineal, representaba el desarrollo coherente del filón neocogníti- ción paradójica reflejaba la interpretación auténtica del equipo con respecto a la
vísta;'lo mismo puede decirse del concepto de intervención inesperada (Selviní, situación familiar y a las causas del malestar o, a la inversa, hasta qué punto era
una provocación orientada a estimular reacciones de cambio.
En aquella época, el equipo compartía el convencimiento de que para
acceder al pensamiento sistémico era necesario desplazar la atención de las
6
Nos parece acertada la definición de "minimalista" aplicada a la escuela de Palo Alto (en una
entrevista para el Family Therapy Network.er, noviembre-diciembre de 1984, pág. 28).
7
Coo respecto a este filón ncocognitivista véanse las observaciones de Mauriúo Vi aro y Paolo
8
Lconanli (1986) sobre la mucha importancia que atribuye la técnica estándar de la conducción de E~ realidad, Sclvini no se apartó nunca por completo de las clásicas definiciones nosográficas
la sesión a la averiguación de los punJas de vista que del problema tienen lo.~ distintos miembros de anorexia, esquizofrenia, etc., convencida de la necesidad de descubrir los procesos relacionales
de la familia. que llevaban a·csas emergencias sintomáticas (Selvini Palazzoli, 1983).
24 LOS JUEGOS PS!COTICOS EN LA FAMILIA !NSATISFACC!ON Ff1ENTt A LOS METOOOS PARADOJ!COS 25

presuntas intenciones (intrapsíquicas) a los evidentes efectos pragmáticos efecto, también el psicólogo del yo, Guntrip ( 1961), o psicólogos como Sullivan
(observables en el sistema). Al parecer, esa transición se había hecho necesaria (1940, 1953) y Horney (1937),ocomocl transaccionalista Bemc (1964), siguen
debido a la oscuridad/indeterminabilidad de las intenciones, contrapuesta a la sosteniendo la prioridad 16gica y causal de las estructuras individnalcs de
claridad/observabilidad de los efectos. Este criterio ncoconductista (observar personalidad, subordinando las variables relacionales a las intrapsíquicas. La
entradas y salidas de la caja negra), adoptado por el equipo como solución de su importancia dada a los efectos pragmáticos ha inducido a caer en un reduccio-
condicionamiento causal precedente, inspiró las investigaciones sobre el efecto nismo sistémico-holístico: del interés exclusivo por las causas intraindividuales
pragmático del síntoma. Las preguntas sobre "quién se preocupa más ... ", "qué (estructuras y, por consiguiente, intenciones o necesidades) se ha pasado, en
hace la madre cuando el paciente actúa así o asá, qué hace el padre ... " etcétera, realidad, al interés exclusivo por los efectos pragmáticos, interpretados como
llevaban a la constatación de que los trastornos del hijo habían provocado un indicadores de presuntas necesidades del sistema (en primer término, el tan
nuevo acercamiento entre los padres. o un compromiso sobredimcnsionado de traído y llevado concepto de homeostasis).
la madre, o algo parecido. A esta altura de las cosas,los terapeutas del equipo, A la histórica confusión entre los efectos pragmáticos y la intcncionalidad
contradiciéndose a sí mismos, volvían sobre aquellas intenciones supuestamente de una conducta sintomática, se ha agregado otra: considerar la intervención de
mdctermmables Ysostenían que el efecto pragmático del síntoma no era sino la reframing paradójico como una interpretación y no una provocación. Es eviden-
secreta (o tal vez inconsciente) intcncionalidad del paciente. Al bloquear su te que las analogías sistcmicobiológicas (la finalidad de todos los subsistemas
prop1a emancipación, el paciente se estaba sacrificando por la unidad de sus del organismo es la supervivencia de 1~ totalidad) y las relacionadas con la
progenitores (o por la supervivencia psicoemotiva de su madre, o por alguna otra primera cibernética (primacía de la realimentación negativa "conservativa"), tan
cosa). Al actuar así, el equipo no advertía que había caído en una explicación utilizadas durante la década de 1970, han avalado la idea de que el paciente, tal
tautológica: un hijo con trastornos es siempre un hijo que no se independiza y vez inconscientemente, se sacrifica realmente por el sistema.
obhga a sus padres a conservar y endurecer su rol. No es razonable, sin embargo, No es así. Dentro del equipo siempre se pensó que el reframing paradójico
creer que este efecto inevitable en el ciclo vital de la familia se corresponda con funciona en el pacientesei\aladocomo una provocación capaz de impulsarlo, por
las intenciones reales del hijo identificado como paciente. Veamos ahora una el ímpetu de la cólera, al cambio. Sin embargo, durante muchos años, debido a
situación típica. la aceptación religiosa del tabú de la caja negra, que prohibía hipótesis intra·
En una familia en laque uno de los hijos goza de cieno prestigio, un hermano psíquicas, el equipo no se arriesgó a decirlo. Era preferible no hablar de ello y
(o hermana) desarrolla, en un momento dado, conductas psicóticas intolerables. dejar que se pensara lo que se quisiese. Sólo en un artículo publicado con
Es razonable considerar esas conductas, desde el punto de vista de la intencio- posterioridad a la separación de sus colegas, Mara Sclvini Palazzoli desarrolló
nalidad, como una serie de movimientos estratégicos que tienden a: esa hipótesis como móvil del cambio del ¡y&cicnte señalado (1985b).
a) castigar a los padres por la preferencia (negada) que sienten por el
hermano/hennana;
b) inducir a ese hermano/ hermana a irse de la casa. LAS PARADOJAS EN LAS PRIMERAS SESIONES
El efecto pragmático que se obtiene es exactamente el opuesto: el hermano/
hermana se queda, porque a partir de ese momento se siente indispensable. Esto Los primeros años de trabajo paradójico provocaron grandes entusiasmos.
puede responder perfectamente al deseo de uno de los padres. Pero es del todo Luego, los resultados terapéuticos inmediatos fueron menos alentadores o, en
inverosímil que el paciente tenga el propósito de favorecerlo. Por eso, se debe otros casos, demostraron ser poco duraderos. La verificación de los resultados
establecer una. separación definida entre la intencionalidad y el efecto pragmá- dio lugar a una intensa tarea de revisión autocritica: se trató de localizar
tico. La mtenc1ón que Impulsa una conducta puede dar lugar a efectos pragmá- sistemáticamente el error que pudiera explicar el fracaso.
ticos opuestos. El primer error denunciado fue el de la arbitrariedad, el carácter genérico y
Razonar en función de efectos pragmáticos fue muy útil en el pasado como la estereotipia de la intervención paradójica propuesta a la familia (el riesgo de
entrenamiento mental' para salir de los límites de la óptica psicodinámica, decir a todos, por rutina, que el paciente se sacrifica por el bien de la familia,
mclusoen las corrientes que más atención prestan a los aspectos relacionales. En etcétera).
Una paradoja, en cambio, sólo parecía tener efectos terapéuticos cuando se
9
Hn ef~clQ, se verá~ la pág. 2! 8 el modo de indagar para que "aquel a quien el paciente quiere encontraban, para una familia determinada, justificaciones sumamente especí-
atormentar' nos proporctone una ptsta que nos petmita dar en la tecla del juego familiar. ficas y en lo posible únicas que explicaran las rawnes (positivas) del síntoma.
26 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA INSATISFACCION FRENTE A LOS METODOS PARADOJICOS 27

Se trataba de relacionar el tipo de síntoma con el malestar de los padres o de paradójicas encuentran a menudo en el usuario un muro de sordera total y
otro familiar. Por ejemplo, presentar el síntoma como una tentativa de reunir a provocan con frecuencia el abandono del contacto con el Centro. Con respecto
los padres podía funcionar en aquellos casos en que una pareja en conflicto y en a la eficacia de las terapias paradójicas es, pues, de importancia decisiva el rol
vías de separación se volvía a acercar como consccucncía del problema de un de aquel que envía a la familia a la terapia. Algunos fracasos se explicaron
hijo. Pero en el caso de una pareja no abiertamente conOictual, en que sólo la precisamente sobre esa base (Sclvini Palazzoli y otros, 198Ü'd; Selvini Palazzoli,
madre había asumido el problema, mientras que el padre seguía pareciendo J985b).
ausente y periférico, era más eficaz diferenciar a los dos padres, haciendo notar Junto con la cuestión de la especificidad de la paradoja, se fue afirmando
que el paciente se sacrificaba de algún modo por la madre (saturando, por cada vez más la idea de que algunos fracasos eran consecuencia de intervencio-
ejemplo sus valencias oblativas) y de otro modo por el padre (por ejemplo nes que no habían sido "sistémicas", en el sentido de que no habían tomado en
dejándolo libre para perseguir algún ideal, mientras él mantenía ocupada a la cuenta a todos los miembros de la familia. Se llegó a pensar que cuanto más
madre). Eran posibles también muchas otras variantes, como suplir la desapari- abarcara la paradoja, es decir cuanto más relacionara las conductas de todos los
ción de algún miembro importante de la familia (Sclvini Palazzoli y otros, 1975, familiares (incluyendo quizás a algún abuelo o úa importantes), tanto más
págs. 87-92) o permitir el alejamiento de un hermano (ibídem, págs. 107-113). aumentaba su eficacia terapéutica (Selvini Palazzoli y otros, 1975, pág. 145). Se
Se consideraba entonces determinante, para la eficacia terapéutica, la intentó entonces evitar la elaboración de intervenciones que connotaran un
especificidad de la paradoja. El problema era superar el efecto de "moda", es sacrificio del paciente, únicamente en función de algún miembro de la familia
decir la tentación de repetir varias veces una intervención dada, impresionados en especial. Sin embargo, esta orientación creaba otros problemas. Por ejemplo,
por los efectos positivos obtenidos con anteriori<lad (Selvini, 1985, pág. 230).Io podía resultar claro el beneficio que recibía un progenitor del síntoma, mientras
Esta atención a la especificidad replanteaba el problema de la recopilación que era menos patente cuál era su utilidad para el otro, o para los hermanos.
de informaciones y, sobre todo, de las informaciones que había que seleccionar Querer saber, a toda costa, por qué el síntoma era también un sacrificio a favor
como decisivas. Más adelante, en 1983, en una carta que Mara Selvini Palazzoli de todos los demás exponía al riesgo de intervenciones fantasiosas e inducía a
envía a Bebe Speed, se destaca hasta qué punto es esencial no caer en lo genérico: efectuar afirmaciones arbitrarias, perjudicando la credibilidad. .
"Con demasiada frecuencia aquel que quiere ser terapeuta de la familia se Se identificó un peligro ulterior en la posibilidad de alimentar el "victimis-
apresura a buscar recetas para las intervenciones y todo lo que hace resulta mo" del paciente señalado, dispuesto a sacar ventaja de ese rótulo (Selvini, 1985,
totalmente ineficaz porque es genérico. La modelación del juego en acción págs. 173-179).
dentro de la familia debe considerar a todos los miembros de esa familia en su Otro tipo de explicación fue el lingüístico-comunicativo. El problema
posición actual y especf[ica, como si tuviésemos que armar un rompecabezas. Si lingüístico-comunicativo (es decir hablar como las familias y utilizar sus
falta una pieza o se la coloca en el lugar equivocado, será precisamente de ese palabras y expresiones para hacerse comprender inmediatamente) está vincula-
hueco que la familia habrá de huir" (Speed, 1984). do al de la especificidad de los "justificantes" de los contenidos de la paradoja:
Otra área de búsqueda del error fue la relacionada con la solicitud de terapia: se trata también de evitar la estereotipia de las expresiones lingüísticas utiliza-
es evidente que ninguna intervención paradójica puede surtir efecto si no media das.
un pedido de ayuda perfectamente asumido. Este es el problema central de la La idea predominante era, entonces, que el mensaje terapéutico transmitido
paradoja en contextos en los que el prestigio del terapeuta es escaso. La al final de la sesión debía ser sintético y esencial. El contenido fundamental de
experiencia de algunos de nosotros en un centro psiquiátrico público de Jos la intervención debía ser expuesto de entrada para imprimir así un shock violento
alrededores de Milán no parece diferente de la del Mental Health Center a la familia y hacerle difícil la contradicción. Se teorizó por eso que el terapeuta
Morrisania (Bronx, Nueva York) descrita en una serie de entrevistas publicadas tenía que sustraerse lo antes posible, en cuanto enunciara la intervención, a la
en el Family Therapy Networker 11 En esos contextos, las intervenciones interacción con la familia y esto con el fin de no permitirle confundir o diluir el
mensaje. 12
Del mismo modo,. ~ra ~os prin~ipiantes. de la
10
. terapia famil_iar sistémica, el problema
consiStÍa en no hacer una umtaetón servil de las mtervenciones de Paradoja y conJraparadoja.
Véanse algunos ejemplos muy originales de terapias paradójicas en los trabajos de Euore
Savagnone (1978, 1982), quien, aferrado el concepto, apela brillantemente a su capacidad'inventiva
personal. 12
11 El hecho de sustraerse rápidamente a la interacción con la familia sólo nos parece ahora un
Family TherapyNetworker, enero-febrero de 1986, pág. 23. signo de debilidad e incomodidad.
INSATISFACCION FRENTE A LOS METOOOS PARAOOJICOS 29
28 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA

EMPLEO DE PARADOJAS DESPUES DE LA TERCERA SESION terapia, en particular respecto de su continuidad en ~1 tiempo desd~ las primeras
sesiones, en diferentes prescripciones. Salvo rans1mas excepciones, .no se
Las reflexiones sobre las primeras sesiones y sobre los posibles errores en trataba de prescripciones paradójicas, sino de tareas que fielmente reahzadas
esta etapa tuvieron, sin embargo, menor gravitación con respecto a las cuestiones hacían experimentar un cambio en la familia. Las tareas más logradas. eran
de fondo que surgían en el curso de la terapia. Cuando las intervenciones no aquellas en las que se encontraba un equilibrio entre paradojas YprescripciOnes
arrojaban resultados decisivos durante las primeras sesiones, saber cómo conti- y en que la terapia tenía un desarrollo lógico y coherente al correr del !lempo. El
nuar la terapia llegabA a ser un problema grave. Insistir en las mismas interven- redimensionamiento de la intervención de las paradojas de fmal de sesión, a
ciones paradójicas era inútil y, a veces, hasta grotesco. Más a menudo se favor de las prescripciones, acompaíló a la hipótesis de posibles ef~tos terapéu-
introducían variaciones sustitutivas, prestando mayor atención, según los casos, ticos, que no fueran de información, inherentes a algunas modalidades sobre
a uno u otro miembro de la familia, con la penosa sensación de avanzar"a tientas cómo conducir la sesión.~' . . .
en la oscuridad". En consecuencia, todo el proceso terminaba por volverse Tal como veremos más adelante, en un segundo tiempo, Selvim Palazzoh Y
incoherente. Era como si cada sesión fuese siempre una primera sesión. Cada una Prata después de la división del equipo, estimaron que esa hipótesis era
de ellas pasaba así a ser una amplia gama de posibles primeras sesiones, algo irreallsta, sobre lodo en relación con la ejemplificación easuístie~ que se trataba.
parecido a lo que sucede en aquella novela de Calvino, en la que distintos Apuntaron íntegramente a la experimentación de una estrategi~ prescnptiva,
capítulos son ejemplos de primeros capítulos de posibles y heterogéneas novelas abandonando poco a poco el recurso de los reframing paradÓJICOS. Algunas
(Calvino, 1979). Pero las historias de las terapias, lamentablemente, no son · tervencioncs• del tipo paradójico fueron utilizadas hasta alrededor de 1983,
historias inocuas que se puedan variar ad libitum. ~ rante las sesiones iniciales. Algunas veces, inmediatamente después del
En busca de una solución, el equipo optó por terapias brevísimas; en la C::mienzo de la primera, más como herramienta para atrapar y "fascinar" a la
segunda o la tercera intervención, sobre todo si la familia no parecía muy familia, que por fe en los efectos de cambio. Veamos la primera sesión de tcrapta
accesible, el terapeuta formulaba un reframing paradójico de intensa dramatici- de una familia con una paciente anoréxica, que llegó a serlo después del divorcio
dad. O bien trataba de provocar una crisis en la familia, despidiéndola con una de los padres.
justificación como ésta: "Los riesgos son tales (para los llamados sanos) que,
como psiquiatras sociales, no nos sentimos capaces de correr el riesgo de curar TerapeuJa: y tú, Palmira. ¿cómo hiciste para comprender. .. cuándo fue qu:
a un miembro de la familia para causar aJos demás daílos peores ... ". Se intentaba comprendiste que debías inventar la anorexia para cta:
a tu padr~ ---:1? de tu padre esta
especular por anticipado con el riesgo de multiplicar intervenciones incoheren- claro~ lo de tu madre, no sé, quizás a los dos-la ocastón de segurr vtendosedespu~ de
? [ ] En cambio con la historia de tus vómitos, los dos sevcnsicmpre ... qmzás
tescon el consiguiente drop-out de la familia. Por otra parte, una óptica extrema : separados .... ' ru·
tú sales perdiendo¡x>rquees probablequenotediviertas mucho. ¿Cómo fue, c6mo ctste
"jugarse el todo por el lodo", dejaba de ser aceptable cuando en lugar de ser la para comprender que tenías que darles la ocasión de verse, encontrarse, hablar ... ?
excepción, pasaba prácticamente a ser la regla. En este sentido, el reframing
¿cuándo intuiste todo eso?
paradójico resultó adecuado sólo para terapias de pocas sesiones, porque, o pacie/Úe señalada:¿ Y o? ( ca~i riendo) No tengo nada que ver. Y o no, yo no.. ¿Cómo
funciona, o si no funciona es inútil insistir. Por lo demás, según nuestra comprcndfl Ahora es cuando no comprendo ... (Vi aro Y Leonardi, 1986).
experiencia, cuando la intervención paradójica llegaba después de una serie de
sesiones poco estimulantes, no resul~Iba creíble.
No es casual, por cierto, que muchos terapeutas familiares hayan acogido En cuanto al verdadero reframing paradójico como intervención terapéuti-
con entusiasmo las propuestas de Paradoja y contraparadoja,aunque las hayan ca, Selvini Palazzoli ilustró y teorizó el último, aplicado reiteradamente con
utilizado en su trabajo sólo como "terapia de la terapia" o como un medio éxito, reservándolo para la tempia de una determinada situación específicamente
particular para superar una impasse. Wccks y L' Abate (1982, pág. 64) y Stanton detallada (Selvini Palazzoli, l985b)
(1981) recomiendan empezar las tcmpias con un enfoque iradicional (prescrip-
tivo o eslructural), es decir con técnicas directas y colaborativas, para apelar a la
paradoja únicamente como recurso extremo, cuando no se hayan obtenido 13 Véase la conclusión del artículo "IJXXÍZ7,azionc, cirrolaritá, ncutra.lita" (Sclviní Palaz:~.oli Y
resultados o cuando el cliente se abstenga de cooperar. otros, 1980b). Se trata de la fonnulación máxima de aquella óptica pragmática Y cogní~ivista a la
Otro camino intentado por el equipo para obtener resultados concretos, qtle antes nos hemos referido y a la que pcnnancció fiel la escuela de Boscolo Y Cecchm, Y otros
semejante al que siguen muchos autores estratégicos, consistió en fundar la autores como Lynn Hoffman.
30 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA INSATISFACCION FRENTE A LOS METODOS PARAOOJICOS 31

LA PARADOJA COMO REVELACION DE UN JUEGO FAMIUAR por esQs métodos estaba ligada esencialmente a la naturale71! supercomplcja del
objeto de la investigación: los juegos psicóticos en la familia. La casualidad y la
La originalidad de los reframing paradójicos elaborados por el primer casi total imprevisibilidad de los efectos de una intervención paradójica no
eqmpo, y luego por el formado por Selvini Palazzoli y Prata, residió en el hecho facilitaban, desde luego, el progreso del conocimiento. Comparar una terapia
de que se los fundó en un análisis detallado y específico de las relaciones con otra era prácticamente imposible.
familiares. El aspecto de revelación de un juego familiar y de una intenciona- Lo que desalentaba no era tanto la cantidad de fracasos, como la comproba-
lidad encubierta del paciente seiífllado estaba, en cambio, del todo ausente en ción de que al refinamiento pmgrcsivo de procedimientos y técnicas no seguía
las paradojas estratégicas. un incremento cognitivo considerable. Al parecer, este tipo de investigación no
Recordemos lo que con tanta agudeza señala Lynn Hoffman respecto del perfeccionaba sustancialmente las hipótesis de fondo sobre las psicosis, en las
"Milan approach": "Lo que comienza arcsultarclaro es la importancia de 'leer' que el equipo basaba su actividad. El balance de lo actuado demostraba que se
las políticas internas (y externas) de la familia. Hay que estudiarlas coaliciones habían inventado muchísimas técnicas (o estratagemas), obtenido resultados
los aparentes equilibrios de poder o los desequilibrios en relación con el síntoma: parciales y producido poquísimas ideas originales sobre las raíces relacionales
Por eso es probable que la contribución más importante del grupo de Milán no de las psicosis. Sobre este motivo fundamental de insatisfacción volveremos con
sea lo más evidente -la paradoja sistémica-, sino el trabajo de investigación más deta!Ies en la "Cuarta Parte", del mismo modo que volveremos sobre otras
para construir una hipótesis que explique la presencia de un síntoma en la familia razones de insatisfacción por los métodos paradójicos. 14
y su conexión con el todo" (1981, pág. 293). Con todo ello, la experiencia de las terapias paradójicas fue sin duda un gran
En realidad, las intervenciones paradójicas vinculaban siempre el síntoma interés clínico y quizás, para nosotros, un paso indispensable. Hoy en día, a la
del hijo con las dificultades personales de pareja de sus progenitores. Pero en la luz de las experimenurciones actuales (y de la metáfora del juego), algunas
atmósfera benévola de la denominada connotación positiva (ninguno de los características de fondo de las terapias paradójicas nos resultan más clams y nos
padres ha pedido al pacieJlte que se sacrifique, ete.),la intervención contenía un permiten rellexíonar con mayor pertinencia sobre tácticas y estrategias tera-
importante aspecto de revelación: las relaciones perturbadas entre los llamados péuticas.
miembros sanos de la familia habían influido negativamente en el paciente Pasemos ahora a presentar el nuevo método del que surgieron nuevos
señalado. conceptos. Lo hacemos para respetar, en nuestra exposición, el orden cronoló-
Los justificantes que se utilizaban entonces para dar credibilidad a las gico del curso de la investigación.
redefinicíones paradójicas se consideraban en esa época de modo instrumental
casi como meros artificios retóricos. Hoy en día, nos inclinamos, en cambio, ~

rccvaluar la agudeza de aquellas primeras tentativas de revelar fragmentos de
películas de los juegos familiares.

LAS PARADOJAS HACEN MAS INACCESIBLE EL CAMINO


A LA COMPLEJIDAD DE LOS JUEGOS PS!COT!COS

El proceso de abandono de los métodos paradójicos fue silencioso hasta


é¡;ncas bastante recientes: Las razones de fondo de la insatisfacción y de la
busqucda de otras herramrentas fuewnconfusas durante un largo tiempo. Fue
dctcnnmante, por el contrano, el cnteno pragmático de la escasa importancia
numérica y la estabilidad insuficiente de los resultados. Frente a los fracasos se
buscaron explicaciones ad hoc, en el sentido del mal uso de una herramienta 14
Como veremos más adelante, se trata del problema de la reticencia del tcrapcnta (dualísmo
buena. De ahí todo el trabajo sobre la puntualización técnica de los métodos
Ydoble vía entre la hipOtesis del terapeuta y la intervención presentada a la familia), del espíritu de
paradójicos que hemos examinado.
litigio que llega a predominaren la relación terapéutica, de la excesiva "tccnificación" de la relación
En la actualidad, nos resulta claro hasta qué punto la insatisfacción causada tera¡Jeuta-pacicntc.
INVENCION DE LA PF!ESCRJPCION INVARIABLE 33

2. INVENCION DE LA PRESCRIPCION INVARIABLE Un mes después, los resultados fueron asombrosos. Los padres hicieron todo
lo que se les pidió meticulosamente. María había abandonado la conducta
sintomática y todo el clima familiar mostraba ya un cambio. A cs~t altura ele las
cosas, el equipo opinó que era contradictorio con la lógica de la intervención citar
nuevamente a las chicHs. La terapia continuó tres sesiones más sólo con los
padres, que "desaparecieron" por un tiempo cada vez más prolongado, mientras
las hijas se independizaban y mejoraban !ambién su relación recíproca. El
seguimiento confirmó, después de un año, la es!abilidad de los resul!aclos
logrados: María había reiniciado sus estudios y sus actividades deportivas en las
que había obtenido resultados brillantes. Transcurridos tres años más, los padres
informaron al equipo que María se había casado con toda felicidad.

LA PRESCRJPCION PASA A SER INVARIABLE


EL CASO MARSI
Hasta este punto no se imprimió giro alguno a la investigación: simplemente,
La familia tbrsi, que se cruzó en el camino del equipo Selvini Palazzoli- se estructuró una prescripción que rompió un juego familiar que seguía siendo
Pra!a en febrero de 1979, fue la que hizo saltar la chispa de la invención. Se oscuro, confiando al cumplimiento de esa prescripción la tarea de hacerlo
tra!aba de una familia de clase media, en la que marido y mujer luchaban, desde evolucionar en una dirección radicalmente distin!a. El cambio se produjo
hacía varios años, contra graves problemas de relación. La hija mayor, María, de después, cuando se decidió que esa prescripción, al actuar en múltiples niveles
veinte años entonces, era una anoréxica crónica que condicionaba seriamente el relacionales, podía intenumpir la trama de juegos que no era indispensable
clima de la familia con sus dramáticas ten!ativas de suicidio. descifrar de antcmano. 1 A partir de ese momento, esa misma secuencia prcscrip-
Las tres primeras sesiones, bas!antc caóticas, pusieron de manifiesto funda- tiva, comunicada sistemáticamente a todas las familias con hijos anoréxicos Y
mcn!almenteel modo agresivo en que las tres hijas, adolescentes ya crecidas, se psicóticos, recibió el nombre de "prescripción invariable".
inmiscuían en los problemas de los padres. El equipo se esmeró en vano, tra!ando Como veremos luego, es!a aplicación marcó un progreso importante, no sólo
de comprender el juego global de la familia. Al fmali7.ar la tercera sesión, en cuanto a la eficacia terapéutica, sino !ambién -y tal vez más- con respecto
entendiendo la inutilidad de cualquier esfuerw, decidió invitar para la sesión al camino de la investigación. Menos de un año más adelante (en mayo de 1980),
siguiente únicamente a los padres y hacerlo de modo críptico, sin manifestar el Selvini Palazzoli y Pra!a comunicaron al Congreso Internacional de Terapia
porqué de la ruptura del grupo. Se pretendía buscar un modo no verbal de Familiar, que se celebraba en Lyon, el audaz viraje que se imprimió a toda la
bloquear la interferencia de las hijas en los problemas de sus progenitores. El investigación e invitaron a los colegas a controlar su experimentación.
resul!ado fue la elaboración de la prescripción siguiente, que se comunicó a los
padres en la siguiente sesión:

Guarden un secreto absoluto sobre todo lo que se ha dicho durante la sesión, Si sus
hijas les hicieran preguntas, respondan que la terapeuta ha prCS'-'Iito que todo se mantenga
en re-serva entre ustedes y ella. Un par de veces como mínimo, durante el intervalo que
preceda a la sesión siguiente, desaparezcan de su casa antes de cenar, sin aviso previo,
dejando sólo una nota con las sigui enes palabras: "Esta noche no estaremos". Vayan a
lugares donde presuman que nadie los conoce. Cuando. a su regreso. sus hijas les
pregunten adónde diablos se habían fugado, les contestarán somiendo: "Son cosas
nuestras". Por último, en tma hoja que conservarán bien oculta, cada uno de ustedes, por 1Selvini Palazzoli trató de subrayar estos conceptos mediante el título del relato que presentó
separado, anotará las reacciones de cada una de sus hijas ante su extraña conducta En la en el Congreso Internacional de Terapia Familiar, de Lyoo, en 1980: "llacia una metatcrapia: una
próxima cita, que será también sólo para ustedes dos, nos leerán sus apuntes. prescripción en niveles múltiples" (véase el apartado siguiente).
34 LOS JUEGOS PSlCOTlCOS EN LA FAMILIA INVENCION DE LA PRESCRIPCION INVARIABLE 35

HACIA UNA METATERAPIA: indicarles el horario del terapeuta. Durante el primer contacto telefónico el terapeuta trata
UNA PRESCRIPCION EN NIVELES MULTIPLES* de recoger información sobre las relaciones entre los convivientes (incluyendo abuelos
MaraSelvini Palazzoli, Giuliana Prata u otros parientes), a quienes siempre se cita.
Pero el terapeuta no se limita a obtener esas informaciones, sino que indaga también
si hay otras personas importantes, aunque no convivan con la familia. Con frecuencia.
/nlroducci6n resultan serlo algunos abuelos. O porque viven en el mismo edificio, o JX>rque de algún
modo parecen ocupar una posición significativa en la interacción familiar. En este caso
Es tm gUsto para mí que se me haya brindado la ocasión de presentar en estas el terapeuta, al fijar la hora para la primera sesión, cita no sólo a los convivientes, sino
"Jornadas de Lyon sobre Terapia Fmniliar" tm tema realmente nuevo. Se trata de las también a esas personas "sospechosas". De ser ello necesario, insiste con firmeza en el
primicias de una investigación, iniciada hace un año con Giuliana Prata, sobre un hecho de que su presencia será ciertamente de gran ayuda. Para subrayar aun más la
problema que arrastrábamos de tiempo atrás sin lograr resolverlo: ¿qué hacer con los importancia de esa presencia. está incluso dispuesto a modificar la fecha de la cita.
padres de un paciente señalado, cuando los separamos del resto deJa familia? En efecto, Cuando la familia se presenta, si falta alguno de los convivientes se posterga la sesión.
habíamos experimentado en varios casos que el hecho de llamar "pacientes" a los padres, En cambio, cuando falta alguna de las personas no convivientes y citadas, la sesión igual
dejando aparte a la última generación, tenía en el paciente señalado efectos terapéuticos tiene lugar. Esta ausencia, pese a los pretextos aducidos, será considerada por el terapeuta
rápidos. como información importante, que hábilmente tratará de profundizar. Según nuestra
Sin embargo, esto nos exponía a otras dificultades. La pareja parental se presentaba experiencia, por lo general los abu~los que no conviven con la familia se presentan. El
invariablemente como un caso desesperado, exhibiendo una relación irremediable. terapeuta centraliza en ellos gran parte de la sesión y los trata con mucha consideración
Tuvimos que admitir que nos enfrentábmnos con una lógica perfecta: los padres se y respeto.
negaban a aceptar una incriminación prácticanlcnte explícita. Si el hijo abandonaba el Cerramos esta primera sesión del modo siguiente, Después del debate del cqui¡:x>, el
síntoma sin que por eso se modificara el conOicto entre ellos, la conexión causal entre terapeuta vuelve y se dirige a los miembros que no forman parte del núcleo de la familia
conflicto conyugal y síntoma quedaría desmentida. (convivientes y no convivientes) con estas palabras: "Habitualmente, al témlino de la
La prescripción que imaginamos constituye el csfuerw de re.ali:t.ar una intervención primera sesión estamos en condiciones de decir si estimamos necesario, o no, hacer
lo más t.típtica posible, evitando cuidadosamente acusar a los padres e indfcar esquemas alguna indicación de terapia familiar. Pero esta vez, a pesar de la solícita participación de
pedagógicos sobre cómo debería actuar o "ser" una "buena pareja". El acento terapéutico todos ustedes (esto se dirá incluso en caso de que hubiera existido una reticencia
se desplaza sobre la última generación y se basa en la hipótesis de que los hijos se extremada), no creemos estar en condiciones de sacar una conclusión. Necesitamos otra
entrometen en los problemas de los progenitores y tienden a indisponer a uno contra otro. entrevista, que tendrá lugar tal día a tal hora. Para la próxima sesión ustedes no vendrán.
Como la confusión o, peor aun, la desaparición de las diferencias intergeneracionalcs es Recibiremos únicamente a la familia. Les agradecemos vivamente que hayan venido y
un ft.>nómeno constante en las familia-<: con pacientes sefíalados grave.<>, esta prcscri¡x:ión que hayan colaborado tanto". En el momento de los saludos, el terapeuta, con nuevos y
demostró ser eficaz para rcstahlccerla'>? cordiales agradecimientos, hace notar que se despide definitivamente de quienes quedan
excluidos.
Consideramos que esta práctica constituye una intervención importante que produce
Preparación para la prescrí"pción dos efectos: uno terapéutico y otro de información.
El efecto terapéutico consiste en el hecho de que la familia experimenta, quizá por
En primer ténnino, debemos señal;rr que en nuestra pnictica actual llegamos a la primera vez, la demarcación irrevocable de sus propios límites como familia nuclear. En
prescripción propiamente dicha a través de una fase preparatoria que concluye con la el caso de familia<> con graves disftmciones como, en el orden en que se mencionan,
segunda sesión. Rcconsh11yan1os el procedimiento desde el ptincipio. aquellas que tienen chicos psicóticos, jóvenes esquizofrénicos, anoréxico-bulímicos y
Todos los lunes por la mañana, de nueve a once, hay siempre un terapeuta que asume anoréxicos de evolución rápida, esa delimitación de la familia nuclear provoca algunas
la tarea de recibir las llmnadas telefónicas de reserva de hora para una eventual terapia veces efectos sorprendentes: el paciente señalado vuelve a la sesión siguiente increíble-
familiar. Cuando las familias llaman fuc'Ta de esa•.; ; horas o días, la secretaria se limita a mentemejorado. El terapeuta, al hacer la separación, ha determinado de modo inequívoco
cuáles son y cuáles no son los miembros de la familia nuclear, colocando nuevamente al
paciente en su núcleo familiar como miembro de pleno derecho.
En cuanto al efecto de información, resultará de las realimentaciones inmediatas de
* De este relato prescnt<ldo en el Congreso Intcmaciona! de Terapia Familiar, de Lyon, en 1980, cada tma de las personas presentes, y en especial de aquellas que son excluidas. Las
que nunca fue publicado, se distribuyeron fotocopias a los setecientos participantes. Las notas de
pie de página son comentarios hechos a posteríori.
realimentaciones tardías, en cambio, se inferirán en la segunda sesión. En efecto, ésta se
2
Esta fm.sedd texto fue la que indujo a mucho;; colega;; a concluir apre;;umdamcntcqueSclvini centrará en los ptmtos siguientes: a) preguntar cuáles han sido las reacciones, y los
Palau..olí se había convertido al cstmctura!-ismo. comentarios eventuales de las personas excluidas, cosa que se hará de manera amable y
1
36 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA INVENCION DE LA PHESCRIPCION INVARIABLE 37

familiar y no con el tono de una indagatoria; b) ohscrv ar <.:Ómo se comportan los dif crcntes ahora es realmente indispensable darl~ una prescripción. Hemos discutido in extenso
miembros en comparación con la sesión precedente. Si en ausencia de los excluidos para puntualizada, sobre todo porque nos damos cuenta de que para ustedes será muy
parecen estar más a gusto o más bloqueados, más comunicativos o más reticentes. A difícil de cumplir. Sin embargo, es necesario que se comprometan a cumplirla porque es
veces, alguno de los miembros se desahoga contra el ausente y otras, en cambio, uno de muy importante para nuestro tr~bajo. Es una prescripción completa que gira alrededor de
ellos o todos están a la defensiva; e) agregar preguntas sobre puntos cvcntuaJmente cuatro puntos".
omitidos o no aclarados en la se.-;ión precedente. Durante toda la sesión, el terapeuta se 4) "Cuando hayan regresado a su casa, deberán obligarse a guardar un secreto
atendrá a la mayor neutralidad, evitando con cuidado cualquier crítica. absoluto con respecto a la sesión. Si alguno de ustedes, por sepamdo, fuera interrogado
En caso de que no haya convivientes ni convivientes "sospechosos", sólo se por uno o más de sus hijos sobre lo que sucedió en la sesión, tendrán que responder
convocará a la primera sesión a la familia nuclear. También en este caso, al ténnino de exactamente con estas palabras: 'El doctor X ha prescrito que se debe mantener en reserva,
la primera sesión el terapeuta manifiesta que el equipo no está en condiciones de pronun- entre él y nosotros dos, todo lo dicho en la sesión'. El tono deberá ser muy tranquilo. Si
ciarse en cuanto a la indicación de terapia, por Jo que se deberá convenir otra reunión. La Jos interrogaran cuando estén los dos juntos, conte.<;tará aquel de ustedes que se sienta más:
segunda sesión, al igual que la primera, tiene el doble objetivo de recoger informaciones dispuesto a hacerlo. Lo mismo responderán a todos aquellos que los interroguen en ese
Yde atrapar a la familia por el modo inesperado en que el terapeuta las recibe. Esto es sentido (padres, parientes, médico de la familia, amigos, etcétera). El secreto es igual para
import<mte para todos los miembros, pero sobre todo para los hijos, quienes serán todos".
excluidos definitivamente después de que se haya establecido una relación significativa 5) "Transcurridos unos ocho días desde esta sesión, comem.-arán a salir algunas
con el terapeuta. No nos detendremos, sin embargo, a explicar el modo de conducir la noches la cantidad de veces que ahora fijaré. Las salidas se deberán desarrollar de la
sesión, ya quede ello hemos hablado específicamente en una vublicación anterior (Sclvini siguiente manera. Una vez que se hayan puesto de acuerdo entre ustedes en cuanto a la
Palazzoli y otros, 1980b). Llegamos así a la prescripción propiamente dicha. noche adecuada, tomarán una cita afuera, a última hora de la tarde, pero siempre antes de
la hora en la que acostumbran cenar. En su casa dejarán, sobre la mesa de la cocina, una
nota que diga lo siguiente: 'Esta noche no estaremos'. Esa nota deberá ser escrita una vez
La prescripición ¡x>r 000 de ustedes, y la siguiente por el otro, pero sin firmarla. No regresarán a su casa
antes de las once de la noche. No prepararán la cena y volverán después de haber cenado.
1) Como cierre de la segunda sesión con la familianuclcar, el terapeuta, previo debate Organicen sus salidas como quieran. Lo esencial es que no vayan a lugares ni salgan con
con el equipo, se reúne de nuevo con la familia y anuncia: "Esta vez estamos en personas que permitan deducir dónde fueron ni qué hicieron. No estarán obligados a
condiciones de decirles que el equipo ha llegado a la conclusión de que hay una indicación decirlo, ni siquiera a mí''. Dicho esto, el terapeuta fijará la cantidad de salidas prescritas.
precisa de terapia familiar. La próximascsiónsc fija para el día tal a la hora tal. Tú/ustedes Serán calculadas en proporción al intervalo que se supone mediará entre la tercera y la
(nombrando al o a los hijos por orden de edad) se quedarán en su casa. Vendrán sólo cuarta sesión. Consideramos conveniente un intervalo más bien prolongado, de cinco
ustedes dos (diiigiéndose a los padres)". A continuación se despide. El o los observadores semanas como mínimo. 1
toman nota de las realimentaciones imnediatas, verbales y no verbales, de los diferentes 6) "Ante una eventual pregunta del hijo/hija sobre dónde fueron y qué hicieron,
miembros. c-Ontestarán con tono muy tranquilo: 'Estas son cosas que sólo nos conciernen a nosotros
2) La sesión siguiente, sólo con los padres, se estructura principalmente sobre la base doS".
de las siguientes preguntas: 3 7) "Por último, deberán conseguir una libreta para cada uno de ustedes, que
a) Inmediatamente después de la sesión y durante los días siguientes hasta hoy, esconderán en un lugar inaccesible para sus hijos, en la que anotar{m, consignando la
"¿cómo reaccionaron los hijos A, B, C, etc. (o el hijo, si es el (mico) frente al hecho fecha. aquellas conductas verbales y no verbales de cada uno de sus hijos o de cualquier
de haberlos citado a ustedes dos solos?" Se concede la palabra, por tumo, a cada otra pcrsova, que les parezcan provocadas o asociadas con el cumplimiento de e.<;ta
uno de los cónyuges; prescripción. Les recomiendo lamayordiligenciaal tomar los apuntes; es importantísimo
b) (por tunw) "¿Y cuál fue su propia reacción frente a esta cita? ¿Qué explicación no olvidar nada. La próxim~ sesión vendrfm también ustedes dos solos, con las libretas,
se dio?"; y nos contarán todo".
e) "¿Hablaron del tema entre ustedes dos?" A esta primera "etapa" de la prescripción (si la pareja se presenta después de haberla
3) Como cierre de la misma sesión, previo debate con el equipo, el terapeuta se reúne cumplido), seguirá otra etapa ulterior que incluirá algunos week-end, con desapariciones
de nuevo con los padres y les anuncia con empatía: "Hemos llegado a la conclusión de que de la casa por una o dos noches, después de haber dejado el mensaje escrito "Volveremos
el día ... después de las once de la noche".
La última etapa es la de una desaparición prolongada de la casa, de una semana a un
mes, dejando sülo el habitual mensaje escrito, sin dar ninguna otra información ni tomar
3 En la actualidad ya no damos: importancia a la parte estmcturada de la entrevista, por cuanto contacto alguno durante 1~1 desaparición.
la modalidad parac~cluirdelas sesiones a la última generación ha cambiado mucho (véase cap. 15),
38 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN L!\ FAMILIA INVENCION DE LA PRESCRIPCION INVARIABLE 39

Comen1ario sobre la prescripción tal a la hora tal. Tú/ustedes (nombrando al hijo o a los hijos por orden de edad) se quedarán
en su casa. Vendrán sólo ustedes dos (dirigiéndose a los padres)".
Comentaremos ahora la prescripción punto por punto, para especificar sus bases
tcóricw; e indicar sus objetivos en función de los ~fcctos pragmáticos y terapéuticos.
Veremos de qué modo esta prescripción, articulada en una serie de conductas y El efecto "bomba" (observable a veces en las realimentaciones no verbales inmedia-
expresiones verbales estandarizadas, y en determinada me-dida tcm¡xlfal, desencadena tas) de citar sólo a los padres se debe al hecho de que la exclusión de los hijos es del todo
una vorágine de informaciones recíprocas que invaden progresivamente el sistema cons- inesperada: ¿no se acaba de hablar acaso de la indicación precisa de terapia familiar? La
tituido por la familia y el terapeuta. falta de toda aclaración induce a los distintos miembros de la familia a conjeturar
La impresión, para quienes la concebimos (como de costumbre, en un momento de explicaciones varias en cuanto a la decisión tomada por el terapeuta Esto dará paso
insplración intuitiva y con inmediatos efectos sorprendentes) con el fin de aplicarla lue- después a múltiples informaciones.
go a los distintos casos, llegó a ser, muy pronto, que habíamos encontrado un trampolín Es fundamental que el terapeuta se atenga en todos los detalles al "ritual" expuesto,
p<tra acometer el núcleo de problemas, pasando por alto un cúmulo de detalles que sólo que se ha estudiado expresamente para obtener, valiéndose del estilo .desnudo~ decidido,
se.rvían para que nos extraviáramos) por los callejones sin salida de puntualizaciones y de la importancia creciente de las órdenes --como consecuencia de la c1ta, de los
lineares. nombres de los excluidos, de la designación de los citados-, tanto un efecto de
El aspecto nuevo de esta prescripción es que casi enseguida }a consideramos (incluso dramatización, como la comunicación de lUla gran seguridad del terapeuta. Es importante
antes de estudiar sus justificaciones teóricas) una fórmula fija, como si fuese la fórmula atenerse Iiterahnente a la expresión verbal indicada por nosotros, por cuanto incluso tma
de un medicamento que no se modifica o rectifica por la variación de los casos, sino que pequeña variación podría comllJlicarque la cita de los padres solos no es válida sino para
se administra a gran cantidad de casos diferentes, registrando sus efectos. Exactamente la sesión siguiente. Así ocurriría, por ejemplo, si el terapeuta, dirigiéndose a los padres,
l<) opuesto, pues, de la especificidad, caso por caso, de un comentario paradójico o de un dijese: "Para la próxima sesión vengan sólo ustedes dos". La secuencia estudiada por
ritual familiar. Más próxima, si se quiere, de la prescripción rituali1.ada, como aquellaque nosotros, en cainbio, deja la puerta abierta para cualquier interpretación.
denominamos "Días iguales y días desiguales", que también se aplica sin variaciones a
los distintos casos (Selvini, 1985, pág. 145). Ambas tienen en común un blanco preciso
al cual apuntan. "Días iguales y días desiguales"' apunta a dar con la interferencia PunJo 2
recíproca de ambos progenitores en el problema de "qué hacer con el hijo", fenómeno que
por lo regular se da con los chicos ineducables. La prescripción que aquí presentamos a) "Después de la sesión y durante los días siguientes hasta hoy inclusive, ¿cómo
tiene como blanco el fenómeno universalmente patógeno de la confusión de las fronteras reaccionaron sus hijos A, B, C, etc. (o el hijo, si es único) frente al hecho de citarlos sólo
interg.cneracionales. Sin embargo, ton respecto a su eficacia, las dos prescripciones nb a ustedes dos?" Se le dará la palabra por turno a cada lUlO de los cónyuges;
admiten parangón. "Día<> iguales y días desiguales" es a menudo descalificada y desobe- b) (por tumo)"¿ Y cuál fue su propia reacción frente a esta cita? ¿Qué explicación se
decida, especialmente en las familias con disfuncionalidad rígida. Es raro que se desca- dio?";
lifique y desobedezca esta pres'cripción si se la da correctamente, y sus efectos son e) "¿Hablaron del tema entre ustedes dos?"
sorprendentes. A nuestro criterio, la eficacia de es la prescri¡xión proviene del hecho de
que la hemos especificado en sus menores detalles, tiempos y secuencias, con el objeto Se estructura esta sesión con, el objeto de recoger infonnaciones específicas. Con
de marcar el contexto terapéutico y los subcontcxtos con tanta claridad que se reduce al respecto a la primera pregunta, en· la gran mayoría de los casos, se nos dirá que los hijos
mínimo la posibilidad de escapatorias y manipulaciones. 4 reaccionaron de modo positivo, con alivio y hasta con satisfacción. En cambio, las
Comentaremos ahora los diferentes puntos de la prescripción. respuestas a la pregunta siguiente, que para los padres constituye el momento culminante
de la sesión, son dadas con dificultad y difieren en sus contenidos. En cuanto a la tercera
pregunta, resulta bastante raro que los cónyuges no hayan discutido rcahnente entre ellos.
Puntol Sin embargo, cabe destacar el hecho siguiente: las informaciones así recogidas no son
utilizadas en absoluto por el terapeuta para la conclusión de la sesión (contrariamente a
"Esta vez estamos en condiciones de decirles que el equipo ha llegado a la conclusión nuestro estilo habitual de trabajo, que basa la opción terapéutica en las informaciones
de que hay tma indicación precisa de terapia familiar. La próxima sesión se fija para el día recogidas).
¿Por qué provocar, entonces, una sesión así estructurada? La primera justificación,
la más trivial, es que antes de dar una prescripción, por lo general se hace una entrevista.
4 Al avan7.ar la investigación nos resolló claro que muchos padres, en ·particular aquellos con Por eso, con el fin de no cambiar nuestro ritual, más vale perder algün tiempo en tma
hijos csqui7,<lfrénicos, no siguieron la prescripción, sin que ello dependícra de la habilidad del entrevista ordenada previamente y cuyas informaciones, de todos modos, se tendrán en
terapeuta. cuenta para la mejor comprmsión del conjunto. Esta fue, por un tiempo, nuestra opinión.
40 LOS JUEGOS PS!CüfiCOS EN LA FAMILIA JNVENCION DE LA Pf1ESCHIPCION INVAHIABLE 41

1\~ro al profundizarse hl experiencia nos persuadimos de que la entrevista estructurada sentido (padres, parientes, médico de la familia, amigos, etcétera). El secreto es igual para
funciona para facilitar a los padres la aceptación de la prescripción que seguirá. todos".
En efecto, la.<; preguntas proordcnadas, fundamentalmente la segunda, ponen de
manifiesto en las respt~cstao; de los padres, en el modo en que se formulan o en las De este modo, el terapeuta entra aparentemente en el contenido de la prescripción,
conductas no verbales, la expectativa cultural de recibir cóticas por los errores cometidos puesto que o-rdena algo para hacer, mientras, en el mctanivcl, marca un conleY.io.
y directivas para dejar de cometerlos. Esa expectativa, de por sí desagradable, aunque el Mediante este algo, celebra un contrato entre él mismo y los dos progenitores. La
tono neutro del terapeuta que interroga no la confirme, queda en su..vpenso por el lifXJ celebración de un contrato es una marcación de contexto que de e.<>ta manera se define Y
mismo de las preguntas. Con semejante expectativa, la prescri¡x;ión que sigue constituye estructura como contexto de colaboración, dentro de una territorialidad definida y
una enorme sorpresa que, por contraste, a.'mme el carácter de tma liberación. swnarnente específica. la de las tres partes contratantes, con la drástica exclusión de
cualquier otro. La exclusión es ratificada JX)f la obligación, aceptada y expresamente
manifr.stada, de guardar para siempre el secreto sobre todo lo que haya sucedido o suceda
Punto 3 en la relación con el terapeuta. El mantenimiento expreso del secreto pasará a ser la
comunicación a los demás de la formalización de un contrato con el terapeuta.
"Hemos llegado a la conclusión de que ahora es realmente indispensable darles l.lll.a Con la intención pragmática de favorecer la ejecución del contrato, se agrega tm
prescripción. Hemos discutido in extenso para puntualizarla, sobre todo porque nos estímulo encubierto para la rivalidad recíproca: "responderá aquel de ustedes que se
damos cuenta de que para ustedes será muy difícil decu,mplir. Sin embargo, es necesario sienta má<: dispuesto a hacerlo". 6
que se comprometan a cumplirla porque es muy importante para nuestro trabajo. Es una
prescripción compleja. que gira alrededor de cuatro puntos".
' Puntos 5 y 6
Se estudia el preámbulo expuesto en este punto teniendo en cuenta su efecto
pragmático. Si el terapeuta adoptase la actitud de querer imponer desde lo alto de su ''Transcurridos unos ocho días desde esta sesión, comenzarán a salir algunas noches
autoridad una prescrirx.-:ión que considera, sin duda, factible, los modos para sabotearla la canJidad de veces que ahora fijaré. Las salidas se deberán desarrollar de la siguiente
serían infinitos. Su postura, en cambio, es la de un experto, obligado en cierto sentido por manera. Una vez que se hayan puesto de acuerdo entre ustedes en cuanto a la noche
la necesidad y a pesar suyo, a dar a sus clientes una prescripción, que sabe que será muy adecuada, tomarán una cita afuera, a última horade la tarde, pero siempre antes de la hora
difícil de cumplir. Y siempre en nombre de la misma necesidad los exhorta a que se en que acostumbran cenar. En su casa dejarán, sobre la mesa de la cocina, una nota que
comprometan a cumplirla. De esta manera, el terapeuta se coloca en posición complemen- diga lo siguiente: 'Esta noche no estaremos'. Esa nota deberá ser escrita una vez por uno
taria con respecto a la necesidad. No deberá sorprender, por lo tanto, que con muchísima de ustedes y la siguiente por el otro, pero sin firmarla No regresarán a su casa antes de
frecuencia. al menos uno de los dos cónyuges se apresure finalmente a asegurar al las once de la noche. No prepararán la cena y volverán después de haber cenado.
terapeuta que, después de todo, la prescripción no es tan difícil. .. Organicen sus salidas como quieran. Lo esencial es que no vayan a lugares ni salgan con
Subrayemos, por último, que el preámbulo se fommlademodo talque la prescripción personas que pennitan deducir dónde fueron ni qué hicieron. No estarán obligados a
se presente como estudiada ad hoc para esa familia y no como un esquema de rutina. 5 decirlo, ní siquiera a mí''.
"Ante una eventual pregunta del hijo/hija sobre dónde fueron y qué hicieron.
contestarán con tono muy tranquilo: 'Estas son cosas que s6lo nos conciernen a nosotros
Punio4 dos'".

"Cuando hayan regresado a su casa, deberán obligarse a guardar un secreto absoluto Estos puntos de la prescripción coinciden con un cambio de mmbo fundamental: los
con respecto a la sesión. Si alguno de ustedes, por separado, fuera interrogado por uno o dos cónyuges pasan a ser lUla pareja. Citados como padres, se les pide regresar a su casa
más de sus hijos sobre lo que sucedió en la sesión, tendrán que responder exactamente con principalmente como pareja. La constitución de la pareja como entidad defmida Y
estas palabras: 'El doctor X ha prescrito que se debe mantener en reserva, enlre él y separada tiene lugar. también esta vez, manteniendo el secreto, respetado a<>imismo por
nosotros dos, todo lo dicho en la sesión'. El tono deberá ser muy tranquilo. Si los el terapeuta, secreto que imprime el mismo significado a todas las secuencias conductales
interrogaran t:uando estén los dos juntos, contestará aquel de ustedes que se sienta más prescritas. En efecto, lo importante no es qué hará la pareja. Lo importante es que se
dispu~sto a hacerlo. Lo mismo responderán a todos aquellos que los interroguen en ese organice para no dar lugar a infonnaciones de retorno. La nota que debe dejar en su casa

'-Esta práclica fue luego abandonada. Ahora explicamos a los padres que el método es de 6
También esta idea de estimular encubiertamente la rivalidad fue después abandonada para
probada eficacia. privilegiar el espíritu de oooperación de la pareja.
INVENClON DE lA PRESCR!PCION INVARIABLE 43
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA
tiene efectos pragmáticos de importancia fundamentaL En primer lugar, el terapeuta no
para anunciar su ausencia, en un estilo típico de la adolescencia, comunica el rechazo puede ser descalificado por la pareja (ni siquiera por la q~e se prcs~ta característic~ne~te
absoluto de todo control proveniente de los hijos o de cualquier otra persona, mientras se como "caso desesperado"), puesto que él le.'> ha presento las sahdas com? un sacnficto.
indica la comúvencia entre ambos com¡xmentes de la pareja por la alternación de las Además, y es lo que más cuenta, }a tarea así asignada a los padres pernute al terapeuta
escrituras respectivas. mantenerse absolutamente críptico, sin que por ello afecte en nada el carácter colabora-
A esta altura de las cosas, se puede hacer la observación siguiente sobre el nivel tivo de su contrato con los padres.
jerárquico de las marcaciones de contexto. Una vez marcado el contexto padres-terapeuta En realidad es frecuente que uno de los padres (en general, aquel que parece más
como jerárquicamente superior, por cuanto el terapeuta ha prescrito el silencio respecto descontento co; la prescripción) interpele al terapeuta con la pregunta siguiente: "¿Qué
de los contenidos de la sesión, las salidas secretas vienen a constituir la marcación de un
se propone usted con esto?" . ~
subcontexto: el de la pareja que, de esta manera, comunica a sus hijos el derecho de Si el terapeuta no hubiese asignado la tarea de lashbrctas, se cncontrana_atrapado ell
disponer de un espacio privado. Desde el punto de vista jerárquico, este subcontexto es una trampa. En efecto, 0 debería "explicar" lo que se propone, anulando ast los efecto~
menos "fuerte" que el precedente, porque las salidas de la pareja se hacen en nombre de terapéuticos, 0 debería asumir una actitud altanera ("Usted no se pr~ocupe, es ~t
la propia pareja y no del terapeuta. Lo confirman las realimentaciones de los excluidos. problema"), opuesta a la marca contractual colaborativa, La tarea de las hbretas ~ntte
En efecto, en el primer caso, precisamente cuando los padres comunican que el terapeuta en-cambio al terapeuta dar una respuesta sosegada, muy coherente con las marcac10nes
ha prescrito que todo lo sucedido en la sesión debe quedar en reserva entre ellos dos y él, de contexto: "Me propongo leer las observaciones que ustedes me anotarán en sus
los hijos reaccionan en su granmayoríacon un "¡Ah!" que puede expresar muchas cosas, libretas". También se podrá dar una respuesta igualmente sosegada y coherente a ~os
pero se resuelve muy pronto en admiración y respeto. En el segundo caso, por el contrario, ~eguntas como ésta: 1'¿Y si mi hija, como reacción, se agravase?'.. , o
· s "y 51· ... " · A r·
vano
el secreto de las salidas provoca con muchísima frecuencia curiosidad, insistencia. segui- bien:"¿ y si mi hijo escapase de casa?", el tcra¡x-.uta podrá contestar antablcJ.nente: Lo
mientos, protestas, indignación, sarcasmo, sin contar la alusión, más o menos abierta, al tará t-'11 la libreta, lo importante es la libreta". Las recomendaciones reiteradas en
hecho de que la cosa sería "respetable" sólo si la hubiese prest.Tito el terapeuta. No :::nto a la diligencia y precisión para redactar esas libretas reforzarán la lógica de toda
obstante, esa inferioridad jerárquica ejerce un efecto favorable porque puede provocar
la intervención. . .
retorsiones: "Puesto que tienen secretos, también yo tengo el derecho a tenerlos". Se Cerremos este comentario ratificando, en caso de que no hubtesc quedado .suficten-
puede ver así cómo, para lograr que los padres concedan a los hijos un espacio privado, tcmente claro, que una vez adoptada esta prescripción se segui~á trabaja~:o Ú?Icamcnte
el medio ideal es el de obligarlos a tomárselo ellos mismos. con los padres. No sólo no se invitará más a los hijos a concurrrr a la scs1 n, smo que no
se tomará ningún otro contacto con ellos, ni telefónico, ni epistolar.

Punto 7
Realimentaciones a la prescripción y advertencias para el terapeuta
"Por último, deberán conseguir una libreta para cada uno de ustedes, que esconderán
en un lugar inaccesible para sus hijos, en la que anotarán, consignando la fecha, aquellas En el período de un año, durante el cual hemos aplicado esta prescri_pción a veintidós
conductas verbales y no verbales de cada uno de sus hijos o de cualquier otra persona, que familia<>, nunca hubo ningún drop-out. Hasta el momento las parc~as parentales se
les parezcan provocadas o asociadas con el cumplimiento de esta prescripción. Les volvieron a presentar siempre para la sesión siguiente. Sus reacctones frente a la
recomiendo la mayor diligencia al tomar los apuntes; es importantísimo no olvidar nada. _prescripción fueron, desde luego, diversas y se las puede catalogar en tres grupos.
La próxima sesión vendrán también ustedes dos solos, con las libretas, y nos contarán
todo".
1. La pareja ha cUmplido fielmente 1~ prescri¡x;ió~ ~tomado .n~t~ de las reaccion~s
Este punto, primordial, refuerza posteriormente la marcación del contexto principal, de los hijos (o de otra-. personas importantes). La scs1on se dcdtco mtegr.amcnte a.Ias
el de los padres-terapeuta, ratificando el carácter contractual. Los padres ya no están observaciones anotada<; en las libretas, confrontando sus eventuales dtscrepa~cta<;.
obligados únicamente a callar respecto de los contenidos de la sesión y a efectuar una Ambos cónyuges son invitados a expresar sus opiniones respectivas sobre las reacciOnes
determinada cantidad de salidas secretas: deben trabajar para el terapeuta, sustituyéndolo observadas. El terapeuta interviene con mucha prudencia. . . .
en la posición de observador y registrando minuciosamente las observaciones hechas. El En cuanto a lo que la pareja hizo durante las salidas, hubo conductas dedtstm.to. upo.
objeto es suministrar al terapeuta infonnaciones precisamente sobre aquellos a quienes Más de la mitad de las parejas se abstuvo de comentarlo con el terapeuta, otras hicJCron
él ha excluido de la sesión. Sin embargo, esas informaciones son especificas, limitadas alguna alusión casual. En pocos casos uno de los cónyuges ver balizó claramen;e. su
a las realimentaciones que parezcan prOvocadas por el cumpfimienlo de la prescripción. satisfacción por el mejoramiento de la relación. En Ut:J ca..~;o, que hasta ahora es um~o
Esa tarea distrae luego la atención del significado que para los com¡xmentes de la (padres de una anoréxica crónica grave, hija única), la p~cja se había dado .CI.ta
pareja puedan tener las salidas secreta<>. Estas se idcntifit.:an como provocaciones pcriódicruncnlc en un departamento de una parienta que se habta ausentado por un VHlJC,
tendientes a estimular, en los excluidos, conductas reveladoras para el terapeuta. Esto
44 LOS JUEGOS PSJCOTICOS EN LA FA MILlA INVENCION DE LA PRESCRIPCION INVARIABLE 45

y había tenido relaciones sexuales ardientes. El terapeuta recibe esas informaciones sin hecho honestamente todo lo que pude para ayudarlos, pero no me cuesta aceptar que no
profundizarlas, señalando así que las considera secundarias. he tenido éxito. Mi objetivo no es triunfar".
Las reacciones del o de Jos distintos hijos ante el cumplimiento de la prescripción, Con este tercer grupo nos dimos cuenta de que el error no sólo consiste en caer en la
como se deducen de las relaciones de los padres, de sus descripciones y de sus conductas provocación. Existe otro riesgo: lograr mantener el control durante la sesión, para
espontáneas, y también de las contrarreacciones de los propios padres, aportan al vengarse luego, a su ténnino,_recomendando la misma prescripción o incluso awnentán-
terapeuta una cantidad de informaciones de importancia vital para -esclarecer el juego 1 dola.
faQ1iliar. Tratemos de explicar teóricamente en qué conSiste este error. Al exhibir la conducta
El terapeuta tiene la sensación de haber dado con un punto de descarga ''directa", Esto provocadora a que antes nos hemos referido, la pareja marca el conte~to Y define la
le permitirá. con el tiempo, aflojar la tensión de las primeras sesiones, proVocada por el relación de un modo muy distinto de como lo ha hecho el terapeuta en la sesión precedente.
esfuerzo de comprender lo más posible. Sabrá, por propia experiencia. que las informa~ El contexto deja de ser terapéutico, no sólo porque no se respetó el pedido de colaboración.
ciones importantes le serán proporcionadas por la prescripción, o más aun por las sino y sobre todo porque, en el nivel ru1alógico, la relación con el terapeuta es definida
múltiples respuestas a que ésta dará lugar. como de oposición(simétríca). Si el terapeuta no lo advierte e inslste,como si el contexto
Al cierre de la sesión, con la.<; parejas de este grupo, el terapeuta dará un awnento de siguiera:;iendocolaborativo, el fraca.<;oseráinevitable. Lo único correcto que el ter~~uta
la prescri¡x;ión. 7 Más exactamente, a una determinada cantidad de salidas nocturnas se le puede haec:r es lo siguiente: tomar la iniciativa de re~ marcar el contexto Y re-defuur la
agregará una determinada cantidad de ausencias durante los fines de semana~ organizados relación para cc!cbrar un nuevo contrato.
también éstos de manera tal que no pueda haber informaciones de retomo. Dentro de lo Ve amos de qué modo. Al regresar_ después del debate con el equipo, el terapeuta torna
posible, la pllreja desaparecerá sin ser observada, dejando una nota con el aviso lapidario: asiento y dice: "Los integrantes del-equipo necesitamos saber cuáles son actualmente sus
"Regresaremos el domingo por la noche". De lo contrario, anunciará su partida pocos deseos (el tono será amable y acogedor, como el de lUla azafata que pregunta:"¿ Y ahora.
momentos antes, manteniendo siempre el secreto sobre su destino. qué postre desean los señores?"). Querernos saber exactamente si están lo bastante
2. La pareja sólo ha cumplido la prescripción parcialmente, porque ha mantenido el satisfechos del modo en que ahora marchan las cosas y por eso prefieren que concluyamos
secreto prescripto por el terapeuta sobre el contenido de la sesión, pero ha efectuado una nuestro trabajo. Si es así, respetamos su decisión y damos portemünadas las sesiones. Si.
cantidad menor de salidas, justificándolo con enfermedades intercurrentes u otros obstá- por el contrario, desean seguir esforzándose por lograr una evolución ulterior con respecto
culos de carácter práctico. O también pueden haber cometido "errores", en el sentido de al problema por el que nos consultaron, debernos advertirles qu~ p~a continuar nos
decir mentiras en lugar de desaparecer sin explicaciones. En un caso, una madre "olvidó" veremos obligados a darles más prescripciones, porque las prescnpc10nes son nuestra
esconder la libreta, que fue así descubierta y leída por la hija. Con todo, el tono con el que herramienta de trabajo".
se jusúf1can las parejas de este grupo no es provocante, sino por el contrario mortificado Un mensaje tan inequívoco provoca siempre informaciones importantísimas, ~to
y·deoolado. con respecto al sistema familiar, como al sistema pareja-terapeuta. principal~ ente en el
Dentro de este grupo hay que enfrentarse con familias en las cuales las generaciones nivel relacional. De todos modos, la pareja podrá decidir si abandona o prostgue.
están más involucradas entre sí, por lo que la situación es más grave que en el grupo En algunas ocasiones, sin embargo, la pareja será tan hábil (especialmente en los
precedente. La intensidad del compromiso intergenetacional quedará demostrada no sólo sistemas "esquizofrénicos") que colocará al terapeuta frente a decisiones opue.<;tas de los
por las dificultades de la pareja para poner en ejecución la prescripción, sino también por dos cónyuges. En ese caso, el terapeuta resolverá si suspende el tratamiento, en espera de
las reacciones, sumamente vivaces e interesantes y algunas veces hasta estridentes, de los que ambo.<; puedan llegar, con calma. a una decisión unívoca. Se abstendrá cuidados~en­
hijos ante las tentativas de los padres de cumplir, aunque sea parcialmente, la prescrip- te de connotar corno "bueno" al que desee continuar, y como "malo" al que qmcra
ción. interrumpir (sabernos muy bien, por experiencia, que en esos sistemas la ?istribu~ión de
Pese al fracaso parcial, el lerapeuta no demostrará impaciencia ni enojo, reunirá el las "tareas" es, por lo menos, temporaria, siendo perfectamente comparttdo cl.mtedo al
máximo de infonnaciones y, al cierre de la sesión, dará a la pareja la misma prescripción. cambio).' Agregamos, siempre con respecto a este tipo de pareja. con c~n~ucta~ dtS(.Tep~n­
3. La pareja no ha cumplido en lo más mínimo la prescripción (o la ha descalificado, tes, una advertencia importantísima, no sólo desde el punto de VIsta practico, smo tambtén
diciéndoles a los hijos adónde se había ocultado o qué había hecho), pero sobre todo, se del teórico. Puede suceder que en el momento de la despedida un miembro de la pareja.
lo infonna al terapeuta con un tono distante, irritante y provocador. En ese caso, la tarea sin duda el"bucno", diga al terapeuta, "¡Ahora tendré que advertir a mis hijos loocu:ndo
principal del terapeuta consiste en no dejarse influir: debe seguir recogiendo infonnacio~ y· decirles que no habrá una próxima cita!" (con el propósito evidente de cubnr de
nes de manera cortés e imparcial. Con esta actitud, propedéutica para su próxima ignominia al cónyuge "malo"). El terapeuta estará preparado par~ contest~: "¡En
intervención, el terapeuta comunica a la pareja: "El problema es de ustedes, no núo. He absoluto( U stcd no le dirá nada a sus hijos, porque nuestro contrato stgue en pte. En la
sesión pasada ustedes aceptaron guardar secreto sobre todo lo que hubiese ocur~do entre
ustedes y yo. Sus hijos nada tienen que ver. Entretanto, ustedes tendrán t1empo de
7 Hoy en día esto ha dejado de ser cierto; la prosecución de cada etapa de la prescripción
reflexionar juntos. PerS-Onalmente, quedo a su disposición". .
depende siempre de los resultados de la etapa precedente. De este modo la marcación de "contrato" entre padres y terapeuta queda ratificada
46 LOS ,JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA INVENCION DE lA PRESCRIPCION INVARIABLE 47

con fucn.a y sin límites de tiempo. Una comunicación semejante es fundamental. En padres, por medio del secreto. Se va estableciendo aquí una relación terapét~tica
efecto, aun cuando no pmhíba el drop-out, como quiera que sea, abre el camino para lma con la pareja parental, de un carácter totalmente nuevo con rcspr.cto al pcnodo
reiniciación "fisiológica" del tratamiento.
paradójico. Los padres quedan profundamente comprometidos en un pacto con
el terapeuta, que, en parte, es una explícita "alianza contra" las mgcrenctas (de
Observaciones conclusivas la familia extensa, por un lado, y de los hijos, por el otro}, pero es sobre todo una
1 "alianza pro" recuperación del hijo y bienestar de toda la familia. Comienzan así
. :-os múltiples nivcl~s en los que la prescripción aquí expuesta declina y actúa no son, a disminuir las reticencias que durante el período paradójico caracterizaban, en
qmzas, totalmente analtzables y conocibles. Haremos sólo una reflexión en cuanto al un sentido de manipulación recíproca, la relación terapeutas-familia.
secreto .Y· más exactamente, en cuanto a la prescripción que el terapeuta hace a los padres 4. El viraje continuo de la definición de la pareja. Se la trata alternativamente
de mantfestar y guardar el secreto sobre los contenidos de la sesión. de parental y de conyugal, designada implícitamente como corrcsponsable de la
Durante mucho tiempo no nos dimos cuenta de que esa prescripción sólo prohíbe a patología del hijo paciente señalado y declarada explícitamente víctima del
los padres la comunicación verbal. No puede impedir los efectos de cambio eventualmen- poder patológico de ese hijo. El hecho de citar crípticamente sólo a los padres se
te inducidos por la propia sesión en alguna<> de sus conductas. La sesión ha tenido presta ya a distintas conjeturas: ¿se los cita como malos padres, que han hecho
~ealmente lugar. A menudo, el terapeuta puede haber llegado a provocar experiencias un mal a su propio hijo? ¿o por el contrario, se dejó en su casa al paciente señalado
mespcradas Ypor consiguiente, de alto valor infonnativo, no sólo para él, sino también
para que los terapeutas pudieran hablar de él con mayor libertad frente a los
para los padres. En ese caso los padres, de nuevo en su casa, después de la sesión, además
padres? Incluso la entrevista estructurada sobre la base de las rcaccrones de cada
de la v~rba~i~~ión ~~plícita de la prescripción de secreto que les dio el terapeuta y de la
com\mtcacton unphcttade que se ha ratificado un contrato con él, transmitirán, mediante uno, con exclusión de Jos hijos, mantiene en suspenso la expectativa de los padres
el cambio ha~itual de alguna'> de sus conductas, precisamente aquellos mensajes que de ser criticados: pero para su sqrprcsa seguirá la prescripción, implícitamente
apuntan notonamente al blanco. Haber comprendido esto refor.r.ó en nosotros }a convic- absolutoria, del secreto. Por último, citados como padres, se les pide regresar a
ción ~e que la eficacia terapé~ttica de esta prescripción (como de otras posibles) depende su casa principalmente como pareja, instituida a través del respeto común del
cscnctalmcnte de un determmado orden jerárquico de comunicaciones en el nivel no secreto (en cuya esfera el terapeuta se abstendrá de interferir, puesto que no
verbal. preguntará qué hicieron durante las desapariciones). Por Jo demás, los cónyuges
dejarán de sospechar que el terapeuta se propone hacer que surdación seaid!lica.
En efecto, Jo que pasa a primer plano son sus apuntes, es decrr la anotacwn de
las realimentaciones provocadas en Jos demás por su obediencia de la prescnp-
EL PODER TERAPEUTICO DE LA PRESCRIPCION INVARIABLE
ción.

Vale la pena comentar el relato a que nos hemos referido antes, poniendo de
mamf!esto los múltiples niveles en los que la prescripci6n actúa como interv~n­ EL PODER INFORMATIVO
ci6n terapéutica. DE LA PRESCRIPCION INVARIABLE
L La superioridad de la pareja parentaL Esta intervención se efectúa
mediante la estrategia de la despedida utilizada durante la primera sesión en ¡0 El relato presentado en el Congreso de Lyon estaba aún impregnado del
referente a la primera generación, los abuelos, y durante la segunda en Jo entusiasmo despertado por el poder terapéutico de la prescripción. Era escasa
referente a los hijos. todavía la atención que se prestaba a su poder informativo. No resultaba claro
2. Lajcrarquización de los subsistemas. Al evitar manifestaciones verbales, entonce.r;; cuál debería ser la utilización terapéutica de la~ informaciones que
el terapeuta marca fuertemente el sistema tempéutico como asimétrico, por surgían de la prescripción y arrojaban luz sobre aspectos del juego familiar.
cuanto se _nge por sus propias opciones: ordena la prescripción a Jos padres sin Parecía que en la terapia individual se utilizaran sólo aquellas informaciones que
exphcaciOn alguna. En consecuencia, también la pareja, con sus salidas secretas hacían prever dificultades para aceptarla, con el fin de embrollarla. · .
marcará la asimetría del subsistema padres/hi¡os, comunicando a sus hijos el Un año y medio después (octubre de 1981 ), en el Congreso InternaCional de
derecho d~ drsponer de un espacio y un tiempo privados, que se arroga sin pcdrr Heidelberg para la Psicoterapia de la Esquizofrenia, Sclvini Palazzoh Y Pr~~Ut
:::onscntimiento. preSentaban un trabajo que documenta un progreso ulterior en la comprcns10n
3. El contrato de colaboración celebmdo con la segunda generación, Jos del triple efecto -terapéutico, informativo y de investigación-- del nuevo
48
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA
INVENC!ON DE lA PRESCR!PCION INVARIABLE 49

método. Sólo comentaremos a continuación lO d . .


Palazzoli y Prata 1983) . •ct· . . . , ma os del texto ongtnal (Sclvini Comencemos por todo aquello que se ohserva cuando la pareja de padres respeta
• , 111e tto en ttahano los P'"
'
. . ·r· .
' uSOS mas SJgm tCatlVOS. fielmente el secreto y ejecuta las "etapas" progresivas de la prescripción. El paciente
señalado mejora de inmediato, abandonando progresivamente las conductas sintomáti-
cas. Es como si la prescripción rompiese un determinado juego en acción sin que los
UN NUEVO METO DO DE TERAPIA y D
E~¿~~~~~~~~¿~~
terapeutas hubiesen comprendido de qué juego se trataba[ ... ].
EN EL TRATAMIENTO DE FAMILIAS Uno de los casos que más nos gratificó fue el de la familia de un joven de treinta y
Mara Se!vmt Palazzoli, Giuliana Prata 1 tm años, hijo único dedos docentes de edad más bien avanzada en ese entonces, que llegó
a la terapia familiar en condiciones crónicas. Caído en una primera crisis diagnosticada
A partir de mayo de 1979, junto con mi colc a Giul' . . .. , como esquimfrenia delirante cuando tenía poco más de veinte años, mientra<; hacía el
programa de investigación con las fam . . g Iana Prata, mtclc un nuevo
. 11la''' que presentaban paci t . f •. servicio militar, el joven vivía, desde hacía años, ocioso en su casa, tratado por un
Esta mvestigación que lleva ya dos • d be , . en es csqmzo remcos.
' ' anos, e ra prosegmr 1 · psiquiatra con una fuerte administración de psicofármacos. Su actividad más excitante
período transcurrido hemos tratado diccinue f :l. por mue 1o hcmJXl aún. En el
· ve amt tas de las cuale · consistía en imaginar de cuando en cuando, encerrado en su habitación, enardecidos-
pactentes señalados con psicosis infanfl h b' ' s sets presentaban
b . , I es que se a tan vuelto crón' d' comicios políticos, polemi?..ando con supuestos adversarios, a quienes atacaba y escame-
an pactcntes esquizofrénicos crónicos y otras tres . . teas, tez presenta-
eran recientes. Una casuística con u ed . . , pacten tes dehrantes cuyos síntomas cía con voz estentórea.
decir desalentadores. n pr ommiO absoluto de pacientes graves, por no Sus padres, inteligentes y lo bastante motivados, cumplieron fielmente con todos los
pasos de la prescripc ióil Se perfiló enseguida una cierta mejoría, probada por el hecho de_
Paso ahora a explicar cuál es la hi ;tesis ue d' .
i~vestigación. (Recuérdese que aunq~ habl; de t~ ong~n a.:ste nuevo pro~r~a de
haber encontrado un primer puesto de trabajo, aunque modesto. Pero el verdadero cambio
radical se produjo cuando los padres tuvieron el coraje de cumplir la última etapa de la
stempre el clinicotcrapéutico que privilegt'a el be fin~esdttgaciOn nuestro Objettvo es
El ' ne tcto e las familias) prescripción y desaparecieron de su casa sin dar señales de vida durante más de un mes.
;¡, método con que trabajamos ahora se diferencia del ~ . A su regreso, encontraron a un joven que no sólo había debido y sabido organizarse, sino
aspecto.esencial. En lugar de variar las 'nt . ~etodo precedente en 1m
qu~ había encontrado un trabajo más importante e, incluso, una chica con quien mantenía
distinta<> familias damos a}<><' dt'st" tat fcrv·c¡~ctones tcrapéuucas con la variación de las
' uv m s amttasunaprcsc · ., ·d; · relaciones pasionales y borrascosas. Durante la décima y última sesión, que tuvo lUgar con
luego la respuesta a esa prescri¡xión. s {. .. ] . Tlpc!On I entre a y analizamos
la sola presencia de los padres hace alrededor de tres meses, llegamos a conocer un
Pero ¿cuál es la hi¡x)tcsis que dio origen a este nuev 0 . fenómeno interesante. Después de un altercado con la novia, el ex paciente señalado, al
la siguiente: el hecho de dar alas f .1. . . programa de mvestigación? Es
rumta<>unaprescnpctónf' · · b volver a su casa., intentó revivir la conducta psicótica. No lo logró. O, con más exactitud,
los terapeutas un contexto repetibl , . . IJa, mvana le, estructura para
e, e1 umco que permite comprend 1 . lo hizo de un modo tan torpe y tan poco creíble que sólo consiguió provocar la risa de los
T ambién en ésta ocasión como ha ocu 'd er a esqmzofrenia.
· ' m omuyamenudo 1 h' · d padres.
tra b aJO, nos sirvió de guía Gregory Bateson M ¡· P en a IStona e nueStro
. · e re tero a asos hacia una , Sin embargo, no sólo de los éxitos quiero hablar aquí. Considero también sumamen-
mente, en particular al ensayo "Las categorías ló . d l . . eco1ogta de la
te interesante enumerar una serie de observaciones que se han repetido con las distintas
. ción".Ensuoriginaltcorizacióndelosdife t ~teas¡ ~ ~prendl7A.Je de la comunica-
. reo es ruve es logtcos del a d' . B familias. Expondré los hechos desnudos y crudos, de modo telegráfico, omitiendo
sostiene que el paso del ru"vcl d d' . pren IZaJe, atcson
e apren tzaje cero al · 1 de . interpretaciones o comentarios.
constituido por la aparición del proceso estocástico es n;e. d aprendiZaje uno está
Empe?..aré por la observación que se ha repetido regulannente con la totalidad de las
sucede cuando se sustituye una opción q h d , ctr e ensayo y error. Esto
. uc a emostrado ser ~ da diecinueve familias tratadas hasta ahora. Nunca fue el paciente señalado quien mostró la
t j tversa. Üj:x:ioncs erradas pueden t . . ' erra por una opción
en onces convertrrse en errore' be ¡· . reacción más dramática ante las desapariciones de los padres y su negativa sucesiva a
cuanto proporcionan infonnaciones al s . t . . s ne tctosos, por
.. _.UJeoy,cncons~uenc 1 ac 00 tr'b dar toda información. Frente a la desaparición de la pareja y al lacónico e impersonal
su h abthdad. Pero observa Bateson, p d • t uyen a aumentar
. ' ara que pue a tener lug t . . mensaje escrito "Esta noche no estaremos", salía de la galera de prestidigitador de la
necesano formular la hipótcs"ts de t ar es e aprendiZaJe es
. un con exto repetibl · " · 1 h · . ' familia esquizofrénica l.nl personaje sorpresivo. A veces se trataba de algún hermano o
hdad del contexto[ ... ] se inferiría qu l d' . e: stn a tpótests de la repetibi-
. e e apren IzaJe sena de un sol0 ti . ; . hennana del paciente señalado. En otros casos aparecía repentinamente una persona
preciSamente, aprendizaje cero" (1 972, á . ) [ po. sena stempre,
D és d P g 314 .... ] insospechable e insignificante, o incluso alguien cuya existencia ni siquiera se había
espu e estas breves acotaciones teórica · . . mencionado ... ¡Tanto es el poder informativo de esta prescripción nuestra! Veamos dos
sintético posible a algunos de los fen6tnefUJs res, ~~tstera :efer~e del modo más
momento hemos podido advertir. pellttvos mas salientes que hasta el ejemplos.
El primero se refiere a la terapia de la familia de una niña psicótica de siete años. Para
la primera sesión invitarnos, además de la familia nuclear, a una tía, hennana de la madre;
8 La dcscri¡x:ión d~I método, con la consigna de las distintas f
sospechábamos que pudiera ser un personaje importante porque, como vivía en la casa de
porque ya ha sido expuesta con anterioridad. . ases de la prescripción, se omite enfrente. se mantenía en estrecho contacto con la familia. Su presencia en esa primera
sesión, pese al intenso trabajo que el terapcma centró en ella, no R]XlrtÓ infonnación
51
INVENCION DE lA PRESCRIPCIDN INVARIABLE
50 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN lA FAMILIA

. uta la- rescripción, mediante algún otro cambio


alguna. Por consiguiente, catalogamos a aquella tía entre los miembros no importantes de llegaron hasta negocaar con el te:apc al ?
t eñalado Fueelcasodeunaparejaque
la familia ampliada. Pero cuando paliamos a trabajar únicamente con la pareja, prescri~ pr opuesto por ellas. para hacer meJorar pacldenle s ·pe· ·,o~ n fue ¡1fesa de un terror tan
biéndole la desaparición nocturna, sobrevino un hecho que nos hizo cambiar de idea. La
r d 1 rimera etapa
después de haber cump l o a p
e a prescn
. d l ccreto Pero en la próxima sesión se
pareja cumplió fielmente la prescripción, dejando solas en la casa a las dos chicas, la fi .6 ponerse a salvo rompten o e s . d d
grandequepre m ~ . bl l'beraralpacicntcscñala o cuna
, esta, por de mas tmpensa e, e1e l . f':
paciente señalada de siete años y la hcnnana de diez. Sin embargo, no fueron las chicas presento con una1 proputurante cosa que puesta en marcha enseguida' prodUJO e1ectos
quienes reaccionaron de modo dramático ante la desaparición. sino la tía Alrededor de 'ó d
esclavitud esco ar tor • ' . f . . a que rompió el secreto se la deJ e
las nueve, al presentarse como de costwnbre en la casa de su hcnnana y encontrar a las 1 inmediatos bastante positivos. (A l.ma qumta anu1l
dos chicas $Olas, que se las habían arreglado para prepararse una sencilla cena, y pese a atender.) ~ d'f ·Íes sobre los que todavía nos quedan dudas
haber leído el mensaje dejado por los padres en el centro de la mesa, la tía desencadenó y por último, están los casos mas l tci ' tr.oj'uicio deciden trampear. Me
cJ· as de padres que a nues •
un drama. Decidió que para que su hermana hiciera una cosa semejante (¡sin haber sin resolver. Son 1os de 1as par • , tic a) que cumplen fielmente
d . de padres (tres en nuestra casms ..
hablado con ella!. .. ), como mínimo, debía de haber organi7-ado un suicidio en pareja. explico. Se trata e pareJas . . do hasta la sesión siguiente la noticia de una
Llamó a la policía y alarmó a todo el pueblo, terminando por revisar también el sótano en la primeraetapadela pres_crlpctó~, poster~an. 1 , a la segunda etapa. es decir a la<;
busca de los cadáveres. ¡Había sido necesaria la prescTipción para saber que aquella tía mejoría decidida del pacten te senalado .. ero ad pbadsar na brusca y a veces dramática
l gadas se deuenen e 1 o a u
no era en modo alguno un miembro insignificante de la familia extensa! desapariciones m ás pro on , l b da sobre todo en las conductas
. -al d Nuestra sospcc ta, asa
En algunos otros casos, la orden de la prescripción provoca breves re..~;puestas recaída del pactente sen a o. d ll haya roto el pacto del secreto,
inmediatas con alto valor informativo. En el caso de la familia con una paciente señalada,
l · de padres o uno e e os,
analógicas, es que a pareJa , .. 1 , n miembro de la familia nuclear o
obesa y psicótica, la madre reaccionó enseguida ante la prescripcion de las desapariciones confiándole todo, quizá sólo de modo ahlush¡voh, a~ g~rusca recaída del paciente señalado
nocturnas con estas palabras: "Pero ¡e.~; imposible! ¿Cómo haremos para no advertírselo · econfesarquelo a ce o. a ¡
extensa. Peronoqutcr ~. d l lpturadelsccJcto quedeheserigua para .
a Emilia? ¡Se ofendería a muerte!'' Así nos enteramos de que al completar los datos para ·t · lefectopragmauco e an • 1
es, anuestrocn cno,e b ientra<;quehayotrosquesaben, vuc ve
la ficha telefónica, la familia había omitido enumerar entre sus miembros a una prima d s Elpacientevuelveascraquelquenosa e, m ,·
to 0 · ~ d , - d eaccionando en consecuenCia.
paterna, anciana pero importantísima, que no sólo vivía desde siempre con la familia a sentirse de algun mo o en gana o, r nto dado el paciente señalado sospecha
nuclear, sino que tenía firmemente en sus manos la llave de la despensa, reinaba en la Este asunto de la patraña de la~ue en un mlom~ al' l d verificamos y podría explicar
1 l .pót . de trabaJO que en a a etu 1( a ..
cocina y preparaba todas lao; comidas (porque la madre se ausentaba para ir a trabajar). ser objeto, es a u csts d . óti del paciente señalado. Utibz.amos
Estos dos casos me llevan a introducir una acotación importante. He dicho antes que también la explosión inicial de la con ucta pslC. ca . ar paso a paso, en ese laberinto
. , . h.l d Ariadnaquenospenmteavaru ' ~ .
la conducción magistral de la<; sesiones destinadas a recoger informaciones significativas estahrpotestscomo t 0 e .. h.. squizofremco.
. .6 de las f rumhas con un lJO e
sigue siendo un elemento clave de nuestro método terapéutico. En las primeras sesiones constituido por la orgamzact n ~ rrccto sacar conclusiones de los
· · tT •o no sena co ·
fascinamos literalmente a las familias con nuestro tipo de preguntas, con nuestra Desde el punto de vtsta ct~en t te , - b . do con diecinueve familia.'). Este
.d mas de dos anos tra aJan . .~
competencia. Las familias con miembros esquizofrénicos desprecian a la gente incompc~ resultados obtem os en poco . d' d r 'tar nuestra presentación a la dcscnpclon
tente, se aburren muy pronto y cortan la relación. Y sin embargo, a pesar de todo esto, sólo es el motivo por el cual hemos dcct l o. t~u d l t ntación de introducir excesivos
bserv ados rcprumcn o a e '
por medio de la prescripción, como se ha visto,las llamadas familias esquizofrénicas se escueta de 1os h ceh os 0 ' , .d os parecieron tan evidentes Y tan
. . etativos Los fenomenos surgt os n , . .
ven obligadas a damos ciertas informaciones que nunca saldrían a luz sólo con la comentanos mterpr · . . ~ esta presentación prelumnar.
entrevista. Es ésta una constatación que posteriormente confirma, si llegara a ser e..<;timulantes que. en nuestra opmtón, mereclan
necesario hacerlo, la preeminencia del hacer con respecto al decir.
Y ahora me gustaría terminar con la presentación breve de otros dos tipos de
fenómenos, consiguientes a la prescripción, que nos parecen importantes.
NOVEDAD y JJMIWS DEL RELATO DE HEIDELBERG
Sobre diecinueve parejas de padres, cuatro cumplieron sólo la primera etapa de la
prescripción, Jade las desapariciones nocturnas, o incluso una sola desaparición nocturna.
, traba·o hay una evolución notable en
Pero enseguida se detuvieron, sea rompiendo el secreto con uno de los hijos, sea El lector puede observar que en este[ . uJ o del método. Se describe aquí
respetándolo, pero manifestándose contraria<; a seguir adelante. Y bien, estas cuatro .ó prestada al poder m onn<t v . .,
parejas de padre.~; Jlegaron a decimos lo siguiente: "No queremos correr el riesgo de perder
cuanto a 1a atenct n . ., las distintas fases de la prcscnpoon
de qué. modo la orden y la ejecucton de M"tclnbros ele la familia,
a los hijos sanos para recuperar al enfermo". La supuesta pérdida que los aterraba estaba , · de sorpresas. ·
constituida, evidentemente, por la posibilidad de que los sanos,. a imitación de los padres, inciden para que. aparczc~ ~na .~~:te s salen a escena con conductas revela-
desaparecieran también ellos, es decir que se independi1.aran. Con todo, esta declaración, ignorados o considerados msigmhc~nte, • . d 1 , tnos de sus roles en el juego.
. ótc · acerca ca gt · ·
que sorprende por un cierto cinismo, pone en duda, como mínimo, el apego mostrado por doras quepcnnitcn formu 1ar h tp SIS . , ndo estén desconectados.
' '"1 f
Comicmr..anapCCtl arsc ragm
cntos del juego aun cud
: . ifl• l 'd de que por primera vez
el paciente señalado.
Obligadas por la prescripción a jugar con las cartas sobre la mesa, estas parejas Con respecto al aspecto invcsugauvo, a ora a 1 ea
52
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA

se ha adoptado una metodologfa útil para a >rend r .


mejor dJcho,. para aprender sobre las relacio~es ue sobre la esqUtzoJrenía. O 3. CITA EXCLUSIVA PARA LOS PADRES
en una famllm de un miembro "sq¡¡¡'zof , . q e COinCiden con la presencia
·d ·r· ~ · remco Esta co¡r ·. Y PRESCRlPClON DEL SECRETO
I en u Icacon el uso repetitivo de unJn 'tod . . . eccion metodológica se
·· e oquepcrmu •
repetlttvos, los únicos segu'n Bat tna estructurar contextos
' cson, que admit '1
lo tanto el aprendiza]·e de n. 1 . en e proceso estocástico y por
· · Jve por enc1ma del E · ..
procedimiento se asemeja a los cánones d . cero. n deflmtJva, este
En cuanto a la efectividad te a . . e un estudio cxpcnmental. 1
·d r pcu!ica, es alto el po . ·
o btem os,enproporciónconlade 1 d rcentaJe de los éxitos
más débil se pone de manifiesto~~ ~:!a. o:agravedad de la casuística. El punto
cuatro fracasos claro res¡'duo 1 1 e h•potcsiS explicativa planteada por los
·' <e a,eenlaefic · ·¡
En vez de buscar la explicación de la fru ac;a mJ agrosa de la prescripción.
cqwpo, se tiende a adjudicar la 1 , straclDnen errores cometidos por el
ruptura del secreto que dcsp • ~~ pa a las familuts, aduciendo una probable
' , , ucs e todo, uo se ha demostrado hasta ahora.

IMPORTANTE MODIPICACION DE LA PRESCRIPCION

En marzo de 1982, pocos meses después del Congreso de Heidelberg,


Selvini Palazzoli y Prata decidieron introducir una modificación fundamental en
su método: la prescripción del secreto fue separada de aquella de las desapari-
ciones nocturna~. Debía ser ordenada en primer término y sola al finali1.ar la
tercera sesión.
La causa ocasional que indujo a hacer esta modificación fue una frustrante
ruptura del secreto por los padres de un joven esquizofrénico crónico. El escozor
del fracaso movió al equipo a decidir la necesidad de poner mucha más fuer7.a
en destacar la prescripción del secreto, ordenándola separadamente a los padres
y como base de todo el trabajo siguiente.
La separación de la prescripción del secreto de aquella de las desapariciones
puso enseguida de manifiesto un hecho en el que hasta entonces, aunque sea
increíble, no se había pensado. Los efectos informativos del método se duplica-
ban, tanto en caso de que se cumpliera la prescripción, como cuando no se la
cumplía. Cuando se la cumplía, las conductas de los diferentes miembros,
descritas en las libretas de los padres, eran sin lugar a dudas las rcaccionesde los
excluidos del compromiso y del mantenimiento del secreto. Cuando no se la
cumplía, se hacía entonces patente que, en ese grupo familiar, comprometerse a
guardar un secreto y respetar ese compromiso era inaceptable; resultaba fácil,
por consiguiente, indagar las razones y de ahí inferir roles del juego subyacente.
En realidad, hasta tanto se impartía la prescripción en forma conjunta, los padres
que no la ejecutaban aducían por lo general, como motivo, la dificultad más
llamativa, la de dejar a los hijos solos en su casa. En cambio,al separar el secreto
de las desapariciones, se ponían en descubierto aquellos casos en que el
verdadero obstáculo era, precisamente, el secreto, tal como se verá más adelante,
54
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN lA FAMiliA
CITA EXCLUSIVA P.~RA LOS PADRES Y PRESCRIPCION DEL SECRETO 55

SE CONSOLTDA LA ME1DDOLOGIA TERAPEUT!CA


por nosotros como infonnadores privilegiados. Nos dirigimos a ellos con
Con esta modificación se cst..i consolidando . consideración y respeto, evitando escrupulosamente cualquier crítica. Sin
toda la terapia, o al menos, para sus fa . unaestruc.t~ramuyprccisapara embargo, nos abstenemos en su presencia de in<h•gar acerca de la' relaciones
. . . ses pnmeras y dcctstvas E , . entre los cónyuges, estrategia que avalaría su posible interferencia (más que
m1C1acon unaprimcm sesión de consulta _ .· · .n smtesis, se
uno o más miembros de una familia cxtcn~~er~n ~ene~l. mcluye la presencia de probable en familias con miembros psicólicos). Damos la preferencia, en
nuclear en la segunda sesión de cons Ira , p, stguc mucamente con la familia cambio, a argumentos referentes a la' relaciones intcrgencracionalcs; en parti-
d
terapia familiar y con la exclusión u 1 , ¡u~ concluye con la mdicación1Je una cular, pedimos al abuelo que describa cómo ha visto variar, con el transcurso del
padres, tennina d<mdo la orden del se o; u~os. Úl tercera sesión, sólo con los tiempo, las relaciones de cada uno de sus nietos con cada uno de los padres. Al
sesión se designará coterapeutas 1 ccredo. t scrcspera esta rarc,1, en la cuarta término de la sesión, como ya dijimos, nos despedimos de aquellos que no
a os pa res qwen ·b· ,
de las desapariciones nocturnas s·1 1 d , . CS fCCJ tran la prescripción forman parte de la familia nuclear, expresándoles nuestro vivo agradecimiento,
·· os pa res hubtcn · d para que se queden en su casa -probablement(}-- como nuestros aliados, más
tarea precedente en las scsi.tltJes . .'n CJCCula o con éxito la
' . · SUCCSIV'lS Se • 'b' '
progresiva de la duración de las le. . . . , . prcscn tra la prolongación que como enemigos (incontrolables y bastante peligrosos hasta que no podamos
. . ' saparJciOnes hasta la de. . · " d ,
y e1 consJgmcnte cambio del J·ucg r ·¡· sap,Jnc¡on el smtoma contar con haber atrapado finnernentc a la familia nuclear).
o fam1 wr.
Esa estructura fue aplicada estricramen . Cuidémonos, eso sí, de fonnular, en presencia de la familia extensa, la
cqwpo Sclvini Palazzoli-Prara y por 1 te en el trabajo desarrollado por el indicación de terapia y demos por terminada la sesión con la fórmula dubitativa _
Palazzoli, en diciembre de 1982 , eS n~evo cqwpo constituido por Selvini citada en el relato al Congreso de Lyon de 1980 y a la que nos hemos referido en
Maria Sorrcntino. Ambos equipo~ ~~~aj:oano Cmllo, Matteo Selvini y Anna el capítulo 2. En efecto, sería un grave error dar una comunicación tan importante
;¡!1 das, llevando adelante el mismo n paralelamente, en distinras jorna- y delicada en presencia de aquellas personas a las que, en cambio, queremos
programa de lllvestJgación h· ra . .
" cuanclo concluyó la colabortción de G. r as . JU!lJO de 1985, excluir. Esta estrategia de despedir a los parientes sin dar conclusión alguna,
se dedicó a otros programas' de tr· b . m J"_"a Prara con Selvini Palazzoli. Prata citando para la próxima sesión sólo a la familia nuclear, siempre es considerada
. . . a aJo autonomos y Sclvini P· l·-- ¡· .
con su propm mvcstigación, con los lr 1· bo a ~tzzo I conrmuó por nosotros una intervención terapéutica fuerte por ser implícita, que equivale
es co a radorcs antes citados.
a comunicar: "Ustedes no form¿m parte de esta familia". Evidentemente, si la
primera sesión tiene lugar sin miembros de la familia extensa, desaparece este
ELEMENTOS TECN!COS DE LA CONDUCL10N DF LA P"l impedimento de fonnular la indicación de terapia familiar, si el equipo considera
, ~ MERA SES!ON
que ya está en posesión de elementos suficientes. Sin embargo, en general se
-Como ya hemos visto, la terapia se inicia emplean igual dos sesiones para la consulta. No obstante, cuando a la familia-
sesión de consulta, que incluye a uno . por lo general con una primera a la que porteléfono se le ha infonnado que se asignarán a la terapia una cantidad
Úl evaluación de la opon unidad de eoravanos.?uembros de una familia extensa máxima de diez sesiones~ es citada para una segunda sesión de consulta, se le
s CJ!a cxtend· d " · ·
competencia del terapeuta que complCk1l f h 1 _a. era y sigue swndo de hace saber que esto no modifica la cantidad to~tl de cnu-evistas. Esta información
1986). A él le corresponde sondear con ad~c a telcfomca (Di Blasio y otros, es fundamenUtl en un Ccna·o privado, donde la terapia es paga.
las familias de origen, tratando d~ co¡~u; ~do, las ~clacwncs del núcleo con
manifestarse como fuente valiosa de . fp e d~r qwen, en particular, podría
. . m onnac10nes En lí .
contraproducente mvitar a la sesión sim ulfáne , . neas generales, es
chmcs, paterno y materno que sal· vo , . amentearepresenrantesdelosdos LA SEGUNDA SESION Y LA EXCLUSION DE LOS lllJOS
- • rans1mas excepc 0 · ·
rectprocamcnte, volviéndose reticentes p 1 nc~ se mcomodarían
conviene más, si citar, por ejemplo, a ia ~~~!~ es necesario saber elegir qué La segunda sesión tenía y sigue teniendo una iniciación previa, constituida
estrecho contacto con la fmnilJ·a por . paterna, que se mantJCne en por la averiguación estructurada con respecto a las rcJacioncs de Jos paríentes
·
1JJen que v1ve en el mi m ·
con la nuera o, por el contrario a la b 1 s o piso, pero no se lleva excluidos. Con frecuencia, algún miembro de la familia aprovecha la circunstan~
teléfono a su hija, de cuyos hijos se , ba ue a materna que a diario llama por cia para desahogarse en contra de la parentela, a veces, precisamente, contra
a trabajar. ocupa a en el Pa<ado, mientras la madre salía aquellos parientes que habían sido invitados a la primera sc._.;;ión. El terapeuta
Una vez cik1dos, los miembros de la fa m T. . puede entonces utili1..-ar esta oportunidad para recoger infonnacioncs imporwn<·
J Ia extensa Siguen sícndo trotados les referentes al juego con Jos parientes que forman parte de la familia extensa,
56 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA CITA EXCLUSIVA PARA LOS PADRES Y PRESCRIPCION DEL SECRETO 57

observando quién habla y quién calla, y el desarrollo en el nivel verbal y "¡Esta vez les toca a ustedes!" o incluso: "¿Vieron que los enfermos son
analógico de posibles alianzas opuestas. ustedes?" Al hacer estos comentarios, los padres esperan, naturalmente, una
Es importante sefialar que durante varios afios, más o menos desde 1979 desmentida del terapeuta, que por el momento no llegará. Queremos destacar que
hasta 1985, luchamos contra una serie de incertidumbres con respecto a la también esta tercera sesión fue para nosotros, durante mucho tiempo, fuente de
conducción de esta sesión. Naturalmente, no teníamos dudas de que debíamos dificultades, generadas por el temor de internarnos demasiado impetuosamente
dar prioridad al trabajo con los hijos, sabiendo que nos encontrábamos con ellosl en los problemas de pareja de los padres, perjudicando así la relación colabora-
por última vez. La tendencia que nos dominó constantemente fue la de alr'derlos uva que deseábamos mantener y sellar al término de la sesión con el pacto del
Y hasta seducirlos con nuestra competencia. Las dudas que nos rodeaban se secreto. Pero por otro lado, nos resultaba claro que una sesión intensa y
;cfcrían a los contenidos. Con prudencia nos atuvimos durante mucho tiempo a esclarecedora, que nos diera una mayor credibilidad, habría inducido con mayor
mdagar las relaciOnes con las familia~ extensas respectivas, tocando sólo facilidad a los padres a comprometerse con la primera prescripción.
marginal mente y por vía indirecta las relaciones entre los padres. Abrigábamos A medida que se acrecentaba nuestra experiencia aprendimos a manejarnos
el temor decaer,a pesar nuestro, en laculpabilización de los padres. Esto hubiera con más habilidad, dejando además un amplio margen de tiempo para ordenar
significado despedirnos de los hijos, instigados y triunfantes, para citar para la la primera prescripción. En efecto, en este aspecto era fundamental no tener
tercera sesrón a los verdaderos pacientes a tratar. prisa, disponer de tiempo para preparamos a observar (y si fuera el ca~o, para
Estas incertidumbres, o quizá sólo temores, hicieron que en algunas ocasio- indagar con calma y comprensión) las diferentes reacciones de ambos conyuges -
nes cayéramos en alguna actitud pasiva, inducida por la expectativa, sólo frente a la orden de la prescripción.
explicable por medio de la fe, del poder mágico de la prescripción que se daría.
Expectativa ésta destinada en muchos casos a verse defraudada por el hecho de
no haber sido suficientemente incisiva la sesión dedicada a los hijos. Más LA PRf,SCRIPCION DEL SECRE'ID
adelante, en el capítulo 14, explicaremos cuáles son las modalidades con las que
ahora conducimos esta sesión. La prescripción del secreto llega como una suerte de premio para todos.
Atribuye al contexto un car'acter distinto del que ha tenido hasta poco antes: de
la encuesta verbal se pasa a la propuesta de colaboración activa. El terapeuta
LA TERCERA Sf,S!ON CON LOS PADRES SOLOS regresa tranquilo a la sala y comunica a ,los padres que ahí ha terminado la
primera fase de la terapia, aquella que se basaba en lo que se debe "decir" (para
Al iniciarse la tercera sesión el terapeuta se encuentra frente a dos padres comprender qué sucede en su familia), y comienza la fase de lo que se debe
incómodos y con una actitud más o menos abiertamente defensiva. ¿No se había "hacer". Los padres asienten aliviados, esperando indicaciones pedagógicas
hablado de sesiones con la familia? ¿Qué significa entonces esta historia de citar relacionadas con el área sintomática y se relajan notablemente. El terapeuta, en
sólo a ellos dos? ¿Y cómo es que se le ha dicho al "enfermo" que se quede en su · cambio, les prescribe comunicar, en cuanto lleguen a su casa, la frase siguiente:
casa? Si éstas son algunas de las dudas que probablemente abriguen durante 1a "El doctor X nos ha prescrito el mismo secreto para todos". Como ayuda
espera silenciosa del próximo movimiento del terapeuta, será muy difícil que el memoria, les entrega una nota con la frase dactilografiada. Les aclara que esa
último punto de la indagación estructurada ("¿Qué pensaron ustedes cuando se comunicación debe ser dada obligatoriamenteen respuesta a preguntas acerca de
los citó sólo a ustedes dos?") logre sacarlas a la luz. Es verdad que responderán la sesión o, en caso de que nadie las hiciese, por iniciativa propia, la misma noche
que habían supuesto que quizás el terapeuta, por delicadeza, quisiera hablarles del regreso a su casa, cuando todos se reúnan para la cena. Se deberá hacer esa
de los problemas del hijo en ausencia del interesado. Esta convicción se apoya misma comunicación a los miembros importantes de las familias de origen (a los
a veces en experiencias anteriores de terapias individuales, en las que habitual- que se enumeran). personalmente o por teléfono (se define la modalidad
mente se mantiene un diálogo con los padres, cuando la edad 0 el síntoma del adecuada para cada uno) y siempre en presencia del cónyuge. El terapeuta agrega
paciente así lo requieren. que se deberá repetir esa misma frase en res.puesta a eventuales pedidos de
~nte otras pr~guntas para la averiguación sobre las reacciones de los hijos aclaraciones, dando algunos ejemplos: "Pero, ¿hablaron de mí?", "¿Dijo que es
a qwc_ncs se ha deJado en su casa, responderán tratando de trivializar la cuestión. un caso grave?"," ¿Les dio esperanzas?", etcétera. Si otras personas, fuera de los
~lgunas veces, sin embargo. se referirán a ciertos comentarios de los hijos, como parientes, estuviesen al cotriente de la terapia, deberán recibir la respuesta
este: prescrita sólo en caso de que hagan preguntas. La frase será dicha del modo más
58 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA ClfA EXCLUSIVA PAHA LOS PADnES Y PRESCniPCION DEL SECFIETO 59

tranquilo posible. No debe parecer una descortesía, sino la obediencia de una terapéutico se alía explícitamente y sin medias tintas con la generación del
prescripción, como en realidad lo es. medio, que es la que está frente a él.
Selvini Palazzoli, en uno de sus trabajos (1986), refirió una serie de casos en El equipo de Paradoja y contraparadoja ya había comenzado a tomar nota
Jos cuales a esta altura de Jos hechos los padres expresaban su aversión -P hasta de este problema. Veamos lo que entonces decía:
la imposibilidad- de anunciar el secreto, en general a algún miembro de la
familia extensa. Esa aversión revela ser tanto más significativa cuanto que el Durante los primeros años de nuestra invesligación habíamos cometido el error (por
terapeuta les habrá especificado ya que esa tarea representa una prueba de su desgracia, pertinaz) de creer que un adolc.<;cente no podía "curarse" si antes no lográbamos
idoneidád para continuar la tempia. Y les habrá dicho, además, que en casos cambiar las relacione¡¡ intrafamílíares y sobre todo, la relación entre los padre.<;. Pero para
como ése, el equipo sólo dispone de ese método terapéutico, en el que el secreto hacerlo, entrábamos en e1 problema de manera directa, verbal, mostrando todo lo que
sucedía durante la sesión, tanto en la relación triádicacomo en la di.~ la pareja, con el objeto
representa el paso primero y pdncipal. Un rechazo, a este punto, de alguno de Jos
de cambiar todo aquello que era ''errado". Sin contar que al actuar de ese modo no
cónyuges constituye un indicio de suma importancia sobre el cual habrá que
recogíamos más que mutilaciones, descalificaciones o, en los casos favorables, alguna
trabajar. El cónyuge que acepta el secreto será, sin duda, de ayuda, tanto con su . "rectificacion" superficial, el error más grave consistía en el mensaje implícito que así
actitud como con las informaciones que proporcione. El rechazo revelará una dábamos al adolescente: precisamente que la condilio sine qua non para su evolución
parte destacada de ese juego que sostiene el síntoma del paciente señalado. Por constructiva era que los padres cambiaran. N_o habíamos comprendido entonces que la
este motivo, las informaciones así obtenidas podrán dar al terapeuta el punto de pretensión simétrica de "reformar" a los padres constituye el núcleo, quizás el más
partida pam intentar una intervención importante, que pueda inducir una cdsis. importante, de l0s trastornos de la adolescencia, incluidos los psicóticos.
Como ya sabemos, la prescripción concluye con el pedido, a cada uno de los En realidad, no existe adolescente con trastornos que no esté convencido en su fuero
cónyuges, de registrar cuidadosamente en las libretas respectivas las reacciones íntimo de que no anda bien porque sus padres no andan bien (y viceversa, puesto que
de cada uno ante la comunicación del secreto. Se informa entonces a los padres también los padres lo piensan, pero con la variante de que cada uno de ellos está
la fecha fijada para la próxima entrevista, que tmnbién será para ellos dos solos, firmemente persuadido de que la responsabilidad es del cónyuge).
Agreguemos que en sistemas rígidamente disfuncionalcs, como son los de transac-
señakmdo que éste es el único contenido de la sesión que no está sujeto a secreto,
ción psicótica,los hijos (y no sólo el paciente señalado) asumen de buena gana el rol de
por cuanto es necesario que todos scp:m que la terapia sigue.
"reformadores'', sea con la pretensión de suplir a un cónyuge no satisfactorio o con la de
vengar a un cónyuge sometido o retener en la familia a un cónyuge inestable o incluso,
como pudimos comprobarlo en una adolescente psicótica, pretendiendo sustituir a un
LA CUARTA SESION: LA NUEVA CTIA A LOS PADRES
padre considerado débil e inepto ¡yon una conducta de "padre de tipo ancestral", violento,
Y SU CARACTER DE COTERAPEUTAS DEL HIJO vulgar y blasfemador.
Sin duda, ese rol asumido voluntariamente se lo asignan también los padres, pero
La cuarta sesión marca un importante cambio de rumbo en la terapia: Se hace siempre de manera encubierta y mediante coaliciones se<.-tetas, que inmediatamente son
saber a los padres, durante la reunión, que en adelante se trabajará sólo con ellos. negadas ante la menor amenaza de ser descubierta<; (Sclvini Palauoli y otros, 1975, págs.
Ya no se invitará ni al paciente señalado ni a ninguna otra persona. Por lo general, 119-120).
esta comunicación tiene repercusiones complejas en su actitud frente ala terapia.
Ante todo, suena como muestra de estima. En efecto, tan pronto como el Debemos reconocer, sin embargo, que observaciones tan agudas e imporll!Jl-
terapeuta ha controlado el correcto cumplimiento del secreto, los designa tes no nos habían inducido, en aquella época, a tener en cuenta su lógica
solemnementecotcrapeutas. Esto implica la absolución tácita de todas las culpas consecuencia metodológica: con familias en esa fase del ciclo vital es un grave
que puedan haber tenido en el pasado y los une en una empresa que, relegando error seguir hasta el fin el tratamiento con la familia nuclear completa. De
al olvido ese pasado, los obliga activamente para el futuro. Un detalle técnico, hecho, consideramos un imperativo fundamental, en un determinado momento,
cuya importancia en ese sentido se puso de manifiesto, consiste en prever no mezclar más a los hijos adolescentes en los problemas de los padres. Pero
irónicamente las objeciones de los sabihondos de siempre, en general los semejante intervención terapéutica no se realiza, por cierto, incitando y explican-
abuelos, quienes, desde luego, encontrarán muy extraño que siendo el hijo el do, sino actuando concretamente, es decir pidiéndole a los hijos, después de dos
enfermo, se entreviste sólo a los padres. o tres sesiones, que se queden en su casa, para proseguir el trabajo únicamente
Comunicaciones como esta última, por parte del terapeuta, apuntan a con los padres. En efecto, el problema central de la alianza terap¿utica es
reforzar y valorizar la pareja parental, entre otras cosas, porque el equipo indispensable y sólo se puede hacer con la pareja parental: salvo raras
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA CITA EXCLUSIVA PARA LOS PADRES Y PRESCRIPCION DEL SECRETO 61
60

excepciones (que hay que analizar muy a fondo), en general son los padres ocurre en caso contrario. Si el secreto fue infringido, la relación concluye.
quienes llaman por teléfono para solicitar tm tratamiento (que en un C&ntro Cuando se adquirió mayor experiencia, dejaron de producirse casos similares.
' de cumplimiento parcial estuvieron muy lejos de ser
Por el contrario, los casos
privado es pago).'
Esta opción se caracteriza pues, en nuestra opinión, por su máximo realismo, raros. A veces uno de los cónyuges "olvidó" de comunicar el pacto del secreto
puesto que esa generación, cuando está auténticamente motivada, es la única con a alguno de los miembros de la familia extensa. Esta omisión puede ser pasada
la que ontológicamente es sensato contar ... La realidad es que trabajar con por alto por el terapeuta, en especial cuando se trdta de un miembro que no
subsistemas transgeneracionales podría derivar en la imitación de esos modelos parecía significativo. Pero las omisiones se perciben siempre como una sefial y
transjerárquicos tan frecuentes en las familias disfuncionales. Trabajar sólo con se las indaga cuidadosmnente, porque no es improbable que oculten informacio-
el subsistema de los hijos significaría sustituir a los padres, acusándoles nes importantes.
implícitamente, como mlnimo, de incapacidad. Esto es válido también para las Otros veces, en cambio, uno de los cónyuges manifiesta (en un tono
familias con padre único, aunque con recursos a los que nos referiremos más indiferente, o mortificado, o provocante) que no ha querido informar sobre el
adelante (véase en el capítulo 4, el apartado "Familias con características secreto a uno de sus parientes porque no desea ponerlo al corriente de la terapia
estructurales peculiares"). iniciada. Esto plantea al equipo un problema espinoso: si nuestro objetivo es
Como es sabido, la elección de trabajar únicamente con los padres puede excluir las interferencias de la familia extensa en el juego de la pareja, ttiene
asumir, por ser una comunicación analógica, significados opuestos. Quien sentido insistir en una manifestación que involucra en los asuntos de la familia
participa en las sesiones puede ser connotado, a juicio de terceros, pero también a aquel a quien se deberá dejar al margen? En líneas generales, sí, porque a
a su propio juicio, como enfermo o culpable. Recordemos un episodio divertido, menudo se trata de familiares con los que la persona en cuestión tiene una
que sin embargo es ajeno a esta casuística. Se trataba del marido de una joven relación muy importante. Es el caso de un padre de mediana edad que sigue
señora, madre de dos hijos, afectada desde hacía dos años por una grave psicosis sufriendo por la poca estima que siempre le ha demostrado su ahora viejísima
delirante. Después de dos sesiones con abuelos e hijos, nos vimos obligados (por madre, a quien no se anima a comunicarle la terapia por temor a recibir una
la manifiesta falta de motivación de la mujer para intervenir en las sesiones) a respuesta despectiva. Pero su problema, que por cierto se refleja en su familia,
tomar la resolución de proseguir el trabajo sólo con el marido. Nos habíamos ¡hubiera permanecido oculto si el cumplimiento incompleto de la prescripción
construido un modelo del juego en acción que suponía a aquél el inductor no lo hubiera hecho snrgir, permitiendo que se trabajara en él!
inconsciente de las conductas delirantes de su mujer. La terapia funcionó a la
perfección. Fue el propio cliente quien, al finalizar el tratamiento, nos informó El material informativo que resulta de las modalidades de cumplimiento de
que sus amigos del café le habían hecho objeto de sus burlas, diciéndole:"¡ Desde la prescripción del secreto es siempre objeto inmediato de indagación. Las
que vas a hacerte curar, tu mujer está realmente bien!" informaciones que de ahí surgen, revelando aspectos del juego familiar desco·
En síntesis, diremos que el trabajo con los padres prepara el camino para la nocidos hasta entonces, permiten al terapeuta intervenir con eficacia y obtener
aceptación de responsabilidades, lo que poniendo el acento en sus poderes resultados que exceden de los efectos conseguidos gracias al mantenimiento
salutíferos con respecto a los patógenos, activa la colaboración terapéutica. puro y simple del secreto. Esto ayudará también al equipo a decidir la interven-
ción que se deberá efectuar al término de la cuarta sesión: suspensión fundada
de la terapia, o nueva propuesta de la prescripción del secreto sólo parciahnente
EL CUMPLIMIENTO INCOMPLETO DE LA PRESCRIPC'ION DEL SECRETO seguida, o paso a la etapa sucesiva de la prescripción, es decir a las desaparicio-
nes, que marcan el cambio en la definición de la pareja, de parental a conyugal
Hemos explicado que la adjudicación a los padres de su papel de coterapcu- (tema al que dedicaremos el próximo capítulo). Precisamente la declaración del
tas tiene lugar una vez verificada la correcta ejecución de la tarea. Veamos lo que secreto es lo que permite este viraje.

1 Distinto es el caso de los pacientes señalados ya crónicos, algunos de más de veinte años,
cuyos padres nos demuestran carecer de toda motivación. Hn ese caso, si vemos que el padente ¡EL SECRETO Y EL MA'IRIMONIO!
señalado sí está motivado, es a él a quien le ofrecemos la alianza terapéutica (véase, en e! capítulo
15, el apartado "Importantes excepciones en la exclusión del paciente señalado"). Con respecto a
los casos en que aquel que recurre a nosotros, y eltínico motivado, es un miembro de la fratría, véase
La manifestación expresa de la aceptación de la prescripción del secreto dada
Scivini Palazwli (l985b). por el terapeuta, como también el hecho de respetarlo, constituyen la pareja con
62 LOS JUEGOS PS!COfiCOS EN LA FAMILIA CITA EXCLUSIVA PARA lOS PADRES Y PRESCRIPCION DEl SECRETO 63

m{t_¡,; fuerza que las ceremonias y los documentos legales. Citaremos aquí un caso se mostró impasible. No admitió nada, no confesó nada. Su comportamiento
muy persuasivo. durante la sesión cm el de un chico poco inteligente y confuso.
Una pareja de alrededor de treinta afios, de aspecto abatido, solicitó ayuda Se llegó así, con las manos vacías, a la tercera sesión, que precedía a las
para Alex, un muchachito enjuto de diez años que desde hacía algún tiempo vacaciOnes de verano. La terapeuta, de acuerdo con el equipo, había decidido
adoptaba en su casa y en la escuela conductas cada vez más inaceptables que se utilizar esa sesión para comprender, más allá de las apariencias cuál era la
parecían bastante a las psicóticas. Alex era hijo únicamente de la mujer, que lo relación existente entre Alex y José. Con ese objeto, invitó a los O:iembros del
había traído al mundo siendo muy joven, como fruto de una pasión borrascosa "trío" a imaginar una fantasía: si Alex, con s11s provocaciones, hubiera logrado
con un contemporáneo, un majadero a quien habían arrestado varias veces por que José abandonara la casa, ¿cómo se hubiera comportado al quedar solo con
hurto, que muy pronto la había abandonado. Esa maestra, que provenía de una la madre? Mientras que los dos adultos se mostraban vacilantes, Alex reaccionó
respetable familia de pcquciíos burócwtas, al parecer le había tomado el gusto, ante esa perspectiva con un llauto continuo y desesperado que la terapeuta
primero con esa deshonrosa aventura y después con la convivencia con otro respetó en silencio. El rostro de la madre era duro y frío, el de José alterado. La
hombre, al desafío de las reglas de su ascendencia respetable. hipótesis que en ese momento emocionante se formuló la terapeuta en su fuero
El trabajo durante la sesión puso de mauifiesto que las cosas no eran interior fue que Alex estuviese ligado a José por un cariño profundo, que su
exactamente así. De ruios atrás, Isabel mantenía con su madre (quien, al quedar madre, de algún modo, le impedía manifestar. En lugar decomcntaresa hipótesis
viuda, había vivido con Alcx durante largos períodos) una relación muy intensa, o de revelarla, decidió dar una prescripción que, cada tanto, uniese a tos dos
con llamadas telefónicas diarias, almuerzos dominicales, disputas extenuantes varones durante las vacaciones vewniegas, mediante alguna actividad deportiva.
y además con dependencia económica, que salió a la luz en la primem sesión Encomendó a la madre la organi111ción de esas iniciativas, agregando una suerte
cuando se descubrió que la abuela ponía el dinero para la tcwpia (cosa que la de previsión paradójica: en esas ocasiones,ella tendría que soportar la sensación,
tempenta prohibió). José, qu<~ vivía con la maestra desde hacía ya siete afias, era que sm duda tendría, de ser excluida y abandonada. Por último, sólo citó para la
un funcionario comunal, con una modesta remuneración, que necesitaba contar próxima sesión a Isabel y a José. Las previsiones del equipo eran optimistas. Se
con las dádivas de la abuela de Alex, la que, por su parte, no dejaba de hacernotar pensaba que aquel llanto intenso de Alex y aquella prescripción, aparentemente
cuánto le costaba subvencionar a esa pareja. tan sabia, darían lugar a un cambio.
Aunque invitada a la primera sesión, la anciana no se presentó, aduciendo un Por el contrario, lo que siguió fue un desastre .. En setiembre, la pareja se
malestar. Durante las tres primeras sesiones, la terapeuta trabajó con los tres, presentó destruida. Pocas semanas después de la iniciación de las clases en la
preocupándose ¡JOrcomprcnder cómo ese hombre y esa mujer, después de tantos escuela media, la actitud de Alex ew tal que el director proyectaba su expulsión.
años, podían formru· una pareja estable sin casarse. Le parecía extraño que una En lactase perturbaba constantemente, hacía burlas propias de un imbécil, se reía
maestra que todavía no había sido incluida en el escalafón y un funcionario de a carcajadas sin motivo, pellizcaba a sus compañeros en los genitales, hacía
una pequciía ciudad de provincia, donde la gente no se caracterizaba, por cierto, alarde de prOC71lS repugnantes, como ensuciar libros y cuadernos con mocos, En
por su falta de prejuicios, desafiaran durante tanto tiempo la opinión pública. la casa, sus conductas provocadoras eran tantas y tan variadas que inspiraban a
Pero Isabel fue transparente en ese sentido: a ella nada le importaba tener los José el temor de perder el control y golpearlo a muerte, hasta tal pun10 que
papeles en regla. En cuanto a José, dio explicaciones confusa~. Al parecer, el contemplaba la posiblidad de irse para no cometer un desatino y terminar en la
matrimonio se había postergado hasta que Isabel figumra en el escalafón y cárcel. ¿Y la prescripción? ¡Ah! ... no habían podido ponerla en práctica ... ni
recibiera, por consiguiente, un salario regular. s1qmera una vez ... porque Alex había estado enfermo y pensaban que el deporte
Debido a la reticencia, quizá por la presencia de Al ex, la terapeuta abandonó pud10ra ser contraproducente ...
el tema y decidió aprovechar la presencia del muchacho para controlar una Aquella cuarta sesión fue dramática. La terapeuta comprometió nuevamente
hipótesis que se le había ocurrido. ¿No podría ser que como Isabel. le había a la pareja a seguir el tratamiento. Manifestó que en la situación a que habían
tomado el gusto a provocar a su madre, despreciando la respetabilidad, su madre llegado, había que optar entre empujar a Alcx hacia una conducta atípica,
se hubiera vengado instigando a Alcx contra José? Por eso, Alcx se ponía confi~ándoio L:'1l vez en alguna institución, o poner las cartas sobre Ia mesa y
intolerable, en especial con José, tratando de obligarlo a partir. En este caso, exammar los problemas cutre ellos dos. José se adelantó, denunciando con
Isabel recuperaría su respetabilidad y sería digna de volver a vivir, con su hijo, amargura el vínculo morboso entre Isabel y su madre. ¿Cómo había podido
en casa de la abuela. tas.:'1rsccon unamujcrcuyo hunmrcon él dependía de las opiniones de su madre'!
Esta hipótesis pareció convencer a José, más que a Isabel. Alex, por su lado, Isabel le rctruc_ó enseguida, echándole en cara el vínculo de .servilismo que él
CITA EXCLUSIVA PARA LOS PADRES y PRESCRIPCION DEL SECRETO 65
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA
64

~adre se respiraba un aire pesadísimo. Parecía como si hubiese una bomba


tenía con su propia madre, que la despreciaba a ella y a su "bastardo" y había sido
actt~ada que estu_viesc por estallar de un momento a otro. Cuando fuimos a la
siempre hostil respecto de la unión entre ellos. Pero José cortó secamente las
mesa ~o l.e dmgm la palabra a José, ni siquiera para pedirle que le pasase la sal.
protestas de Isabel, diciéndole a la terapeuta que, de ser necesario, él estaba
dispuesto a irse. La terapeuta le respondió que si hubiese sido capaz, ya lo ~~~c:r~~taba ella misma a buscarla, con grosería. Estaba hecha una furia también

hubiera hecho hacía mucho tiempo. . ~1 ténnin_o de aquella sesión, Isabel y José infonnaron a la terapeuta que
La discusión del equipo fue agitada. Entre otras cosas, surgió la idea legalista
habian solicitado los documentos necesarios para celebrar el matrimonio.
de aconsejarles el matrimonio. Pero finalmente, uno de los miembros del equipo
que hasta entonces había guardado silencio, abrió la boca para decir: ¿Por qué
no recurrimos a la herramienta que utilizamos con las parejas casadas que tienen
que educar a un psicótico? ¿Qué nos está pasando? ¿Acaso también nosotros nos
estamos volviendo respetables? El papelerío legal es un problema de ellos. A
nosotros nos han pedido que salvemos a Alex. Y por eso prescribimos el secreto.
"¡El secreto es el matrimonio! Si ellos dos logran declarar ese secreto y
mantenerlo con sus 'venerables' madres, haremos algo por Alex. De lo contrario,
les diremos adiós ... " Se pusieron de acuerdo enseguida, y la terapeuta regresó
a la sesión prescribiendo a la pareja, con la debida solemnidad, el secreto, que
ambos aceptaron.
Transcurrido poco más de un mes, Isabel y José se presentaron para la quinta
sesión. Estaban transfigurados, aterrados. Se había producido un milagro. Alex
había cambiado radicalmente. Se había convertido en un chico inteligente, con
quien se podía discurrir con tranquilidad, que sabía discernir perfectamente
cuándo estaba equivocado y cuándo tenía razón. Un día en que su madre le
insistía para que se pusiese un suéter, inesperadamente le dijo: "Tú, que no
querías decidirte nunca, has tomado en este mes decisiones importanteS. Ahora
deberás decidir también si quieres que sea chico o grande". Aquella fue la única
vez que Alex hizo una alusión explícita a todo lo que estaba sucediendo.
También en la escuela había puesto todo su empeílo para recuperar el tiempo
perdido.
La razón de esa metamorfosis de Alex la pudimos deducir de la libreta en la
que Isabel había descrito elocuentemente lo ocurrido. Se podía comprender
cómo Alex, por primera vez en su vida, había podido escuchar con sus propios
oídos que su madre trataba a José como marido y como padre, osando antepo-
nerlo a la abuela. Y que para ello no retrocedía siquiera frente a las lágrimas ni
a lasrecriminaciones. Veamos lo que escribió: "A Alex yo misma le comuniqué
el secreto, delante de José, en cuanto regresamos a casa. Pero no me pareció muy
interesado ... A mi madre se lo comuniqué al día siguiente, porque nos había
invitado a almorzar. Estábamos en la cocina las dos solas. José y Alex estaban
en la sala, desde donde podían escuchar todo porque dejé la puerta entreabierta
Mi madre reaccionó con indignación a mis palabras. '¿Qué secreto?', gritó,' ¿y
cómo me dices que sólo ustedes dos pueden saberlo? ¿Y yo? ¿Soy acaso una
extraíla con todo lo que he hecho por ti'!' Después, se puso a sollozar, me suplicó
que le contara todo, pero me mantuve firme. Fue un día tremendo. En casa de mi
lA I'AESCfliPCION DE lAS DESAPARICIONES 67

4. LA PRESCRIPCION DE LAS DESAPARICIONES anticipar la salida para la tarde. Preferimos que se produzca cuando ya estén
cerrados los negocios, oficinas, etcétera, para que se excluya la posibilidad de
una salida destinada a hacer diligencias.
Les insistimos en cuanto a la necesidad de dejar el mensaje (escrito
alternativamente por uno u otro, para probar la complicidad entre ambos) y de
asegurarlo con cima adhesiva en un lugar bien visible, para señalar a los hijos que
sus padre:> han salido por su voluntad, por lo cual no deberán llamar a la policía.
De todos modos, se les aclara que el mensaje no deberá contener otras palabras,
fuera de las indicadas. Con respecto a la cena, les recomendamos dejar las
provisiones normales en la despensa o en la heladera, pero no platos ya listos
(como carne asada o ensaladas ya preparadas). A su regreso, los padres se
enterarán de lo que han comido sus hijos y si han comido (en especial, inútil es
decirlo, las madres de las anoréxicas), pero se abstendrán de hacer preguntas,
ni sobre este punto, ni sobre ningún otro. En realidad, es fácil intuir que los hijos
!LUS'JRACION DE LA PRESCRll'C!ON responderían: "Si quieren saberlo todo, ¡quédense en casa!" Desde luego, están
prohibidas las visitas a parientes y amigos: es necesario que los padresconcmran
Al finalizar la cuarta sesión, después de haber cumplido la prescripción deL a lugares donde no se los conozca, para que nadie pueda conwr a sus hijos que
secreto, los padres, designados cotcrapeutas, reciben la prescripción deJas los vieron. Les recomendamos que al volver hagan alarde de estar contentos,
desapariciones, ya comentada. Como se trdta de una prescnperón compleJa Y aunque hayan estado todo el tiempo en un automóvil, retorciéndose las manos
articulada, dedicamos algún tiempo a su explicación detallada Y, a su ténnmo, de ansiedad por haber dejado a sus hijos solos en la casa.
les entregamos un memorándum sucinto: les aclararamos, ante todo: para que no A las previsibles preguntas de sus hijos, y evemualmentc de otras personas,
quede ninguna duda, que desaparecer no si¡,'flifica simplemente sahr de la casa, acerca de dónde estuvieron, por qué no avisaron y otras, responderán invariable~
sino hacerlo subrepticiamente y sin avis¡:rr a nadie. mente: "Son cosas nuestras", en un tono tranquilo y en absoluto provocante. En
A menudo ilustrarnos con ejemplos tomados de la experiencia, la~ estrata· este sentido, para evitar equívocos, puntualizamos hasU1 qué punto difiere la
gemas empleadas por los demás: dar vueltas por la casa en pantuflas, dejando los respuesta que les prescribimos sobre el contenido de la sesión ("Es un secreto que
zapatos en el rellano, listos para ser calzados a último momento; llamar el nos fue impuesto por el terapeuta") de la respuesta sobre sus desapariciones.
ascensor unos minutos antes para evitar que los sorprendan en el vesU1Julo Y Estas son cosa..;; de ellos, sin ninguna conexión con el terapeuta. Si alguien les
algunas otras. Naturalmente, estas precauciones serán ~tiles, en particular, en las prcgunwse explícitamente si salieron por orden del terapeuta (o si lo afirmase
desapariciones siguientes a la primera, cuando los hiJOS, puestos sobre aviSO, como algo obvio), responderán: "Son cosas nuestras". Naturalmente, dcber{m
podrían efectuar un severo control de los movimientos de los padres. La seguir respondiendo con la acostumbrada fórmula del secreto a posibles pregun-
organización de vida de cada familia (por eJemplo, las exigencias especiales que tas sobre el contenido de las sesiones. En sus libretas registrarán por separado,
impone un trabajo dado, como el de un negocio que ¡;ennanece abiCrto hasta tanto las reacciones verbales y no verhalc.."'i que encontraron a su regreso (los
tarde) requiere una discusión sobre las modalidades mas adecuadas para llevar chicos están despiertos, alarmados, llamaron a los abuelos o por el contrario,
a cabo las desapariciones. . duermen tranquilos; la cocina está en orden, o bien es un caos, etc.), corno las
Subrayarnos, de todas maneras, la conveniencia de que no sea swmpre el eventuales conductas desacostumbradas observadas en los días siguientes y que
mismo progenitor el que deja la casa para reunirse con el otro en el lugar de la puedan tener que ver con la.;; desapariciones (caras largas, mutismo, actitudes
cita. Y esto por dos razones: para que ante los hijos el responsable de esa "fug~" insólitamente afectuosas, cambios en las conductas sintom~hicas, etcétera). Les
no sea sólo aquel que se aleja en último término de la casa y para que la tarea mas reiteramos, por último, que deben registmr las reacciones de todos, y no sólo de
dificil no le toque siempre al mismo. Sugerimos, además, que las desapanc10nes los hijos, frente a las desapariciones.
(por lo regular, cuatro en un período de poco más de un mes) tengan lugar en En caso de familias en las que todos los hijos son de tierna edad, les pedimos
distintos días de la semana, para que no se piense que se trata de un compromiso que, más que de un mensaje, la desaparición debe ir precedida de la llegada a la
fijo. Por el mismo motivo, rechazamos la propuesta de algunos padres de casa de una baby 5itter, desconocida para los hijos y !a parentela, encontrada en
LA PRESCRIPCION DE LAS DESAPARICIONES 69
LOS JUEGOS PS!COT!COS EN LA FAMILIA
68
efectos muy notables. Si se considera que el paciente señalado está en condicio-
algún Centro especializado. Los padres le confiarán los hijos sin darle ninguna nes de cm darse solo una noche por semana, no se entiende por qué debería ser
indicación en cmmto al lugar al que tienen intención de ir, para que de este modo VIgilado las otras seis. Esto le permite al hijo seguir el ejemplo de sus padres y
no pueda dar informaciones en caso de alguna llamada telefónica. dcsmtcrcsarse de los asuntos de ellos para dedicarse a los propios.

EFECTOS TERAPEU11COS DE LAS DESAPARICIONES LA AVERSION A LAS DESAPARICIONES

Al igual que la prescripción del secreto, la <IP las desapariciones tiene un También la prescripción de las desapariciones resulta infinitamente infor-
doble efecto: directamente terapéutico, y para Jos terapeutas, informativo. mativa para el terapeuta cuando la familia se rehúsa a cumplirla o pone dificul-
La eficacia terapéutica de las desapariciones se funda en una serie de tades par? su cumplimiento. Desde el mismo momento en que se proyecta, la
elementos: prescnpción puede encontrar padres sumamente reticentes a su aceptación. Un
h~ho como és~e abre una etapa delicada de la sesión: se hace necesario explorar
1) los padres salen de la casa como dos adolescentes, sin pedir permiso a habllmcnte cual sería la estrategia cspcc.ífica en el juego parental que quedaría
nadie y sin rendir cuentas de su tiempo. Adoptan una conducta que con desbaratada por e~ cumplimiento de la prescripción. Es evidente, sin duda, que
frecuencia nunca han asumido hasta ese momento. Por eso, a menudo reaccionan uno de los dos conyuges (o ambos) ha advenido de pronto que el hecho de
a la orden de la prescripción con un aire excitado y cómplice, o con exclamacio- desaparecer de la. casa significaría ofender a muerte al propio confidente
nes de este tipo: "¡Quién sabe Jo que dirá mi madre cuando lo descubra!", pnv!legmdo, mfhgiéndolc un doble desaire: tratarlo con el mismo criterio que
acompafiadas de una carcajada. A veces, uno de los dos comenta: "Hace ya al pacJCntc sefialado y Simultáneamente trJicionarlo desapareciendo con el
tiempo que hubiéramos debido hacerlo"; cónyuge. Y esto sería tanto más grave, cuanto que el confidente ha sido tal vez
2) si el secreto todavía no ha dado resultado, se rompen de una vez por todas durante afios, depositario de sus quejas con respecto al cónyuge y ~dulado
aquellos vínculos de cada uno de los cónyuges que interfieren la relación porque se lo hacía compartir la responsabilidad de los cuidados y atenciones al
conyugal. En general, el confidente que cada uno de los cónyuges elige para paciente sefialado.
usarlo como rival contra el otro, pertenece a las familias de origen o al grupo de Es fácil comprender hasta qué punto puede infundir miedo el derrumbe de
hijos. Es más raro que se utilice a un amigo o a un compafiero de trabajo. Laquinta una construc.ción afectiva dolorosamente puesta en pie, día tras día, como única
sesión permitirá constatar que raramente las reacciones más estrepitosas frente compensac10n por las frustrJciones de una vida conyugal desafortunada. Y por
a las desapariciones provienen del paciente sefialado. Es más común que otra parte, ¿para qué renunCiar a ese afecto? ¿Para salir con un cónyuge del que
provengan de ese hijo o de ese pariente que gozaba de una situación privilegiada; m siqmcra la presencia se soporta, sin saber qué decirle, expuesto sin defensa a
3) el paciente sefialado es puesto, por lo tanto, en el mismo plano que los sus sarcasmos,~ sus silencios, a sus caras largas? Y todo esto, ¿con qué fin? ¿La
demás, libre de todo enredo o engaño. Conviene destacar que si uno de los cura del otro hijO? Y además, ¿quién la garantiza? ¿El terapeuta? Pero, ¿este
cónyuges mantenía con un tercero, otro hijo por ejemplo, una relación privile- terapeuta, será de confiar?
giada, ésta se perpetuaba pidiéndole que acudiera y ayudara al pobre "enfermo". En pocos segundos, creemos, estos pensamientos se agolpan en la cabeza de
El hecho de que los padres, al desaparecer de su casa, no le confíen el paciente cada padre, clavado en la silla mientras le anuncian la prescripción. Ahí está,
sefialado al hermano "famoso" libera a un tiempo, al primero, del rol decnfenno, obligado a dectuar una de las opciones más difíciles de su vida. Aceptar significa
y al segundo, del rol de proteCtor; dejar lo Cierto por lo mc1eno: disgustar a la propia madre, empujar a la
4) en los casos de familias con más de un hijo, es común asistir, durante la e~ancipaC!ón al hijo predilecto que parece dispuesto a ser el consuelo de la vejez
ausencia de los padres, a la aparición de una complicidad fraterna, desconocida YJUgarse todo en la apuesta -11parentemente tan improbable- de la recupera-
antes u olvidada hace afias. El hecho de colocarse en un mismo plano y disponer Ción de un hijo, que quizá tenga ya un mal crónico, que quil.á se ha vuelto
juntos de un tiempo determinado para llenar, sienta las premisas para una exasperante e insoportable. Una recuperación, que además debe pasar por una
organización común y solidaria (que se pondrá de manifiesto y se definirá mejor reafirmación (tan anacrónica y forzada, nadie puede saberlo mejor que él) de la
con las desapariciones más prolongadas de los fines de semana); solidaridad conyugal.
5) en situaciones de un excesivo control recíproco, como ocurre típicamente El terapeuta debe indagar con atención y comprensión qué es aquello que
en las familias con una hija anoréxica,el abandono del campo por los padres tiene
LOS JUEGOS PSJCOTICOS EN LA rAMillA LA PRESCRlPClON DE LAS DESAPARICIONES 71
70

, Ita tras tarcticcnciaa aceptar la prescripción. La motivación que padres elaboran sombrías fantasías: que el hijo se tire por la ventana, prenda
rcalmenteseocu · l'l ta )()(!rá
,·111 excepciones, el miedo de dejar sola a la pro1e. " terapcu 1 fuego a la ea<>a, destruya el mobiliario o, incluso, agreda al hermano.
ad uccn es, s . . ¡· d a aceptar
· el de los dos cónyuges que se muestre mas me ma o Se impone entonces un discurso sumamente claro del terapeuta: es innegable
trabajar con aqu
la desaparición y pedirle que lo ayude a comprender qué es aquello que realmente que los riesgos existen y no es nuestra misión minimiwrlos. Sólo podemos
· · . · do al otro. Algunas veces obtendrá una colaborac1ón vahosa. Otras, señalar que en nuestra experiencia de aplicación de la misma prescripción a más
msplfa m1c . · ed' sp esto a
r el contrario, podrá comprobar que aquel que parecm mas pr 1 . u . de un centenar de famili:.t<.;, nunca se prcxlujcron desastres ni incidentes gmves.
~mplir la prescripción ¡0 había hecho únicamente porque estaba seguns1mo de Pero los padres son ellos y únicamente a ellos les corresponde decidir conscien-
la negativa del otro. . . . temente si asumen o no la responsabilidad de los riesgos. Al decidir, tienen que
Si un trabajo tan paciente tennma por susc!lar en ambos conyuges un evaluar también el riesgo opuesto: que el mal del paciente señalado se torne
auténtico consenso para arriesgar. entonces también nosotros. arncsgar~mos crónico. Y si Ístc fuera ya un paciente crónico, deben considerar con absoluta
entregándoles nuestra herramienta terapéutica. f~~n _caso ~ontrarto, nos cu_td~~- libertad la opción que se abre ante ellos: ¿vale la pena hacer un intento, con la
y bien de hacerlo. A este punto, es prcicnble, sm duda, despcd1r a la espcran7.a de ofrecer al hijo una vida digna de ser vivida, pero aceptando al
;a~~j:~mnifestándole nuestra esperanza de que al~ún día encuentre la mouv_a- mismo tiempo el riesgo de que el chico, en cambio, elija la muerte? ¿o es
ción nccesaria.l:, Reencontramos en la qumta seswn. con do_s padre~. ~~e ,han preferible dejarlo llevar esa vida miserable, dentro y fuera de los hospitales, pero
saboteado nuestra prescripción por todos los medws pos1~les, as1sur a la vivo, de todas maneras? Se trata de un momento dramático de la terapia, en el
pantomima de los dos cónyuges que Icen anotaciones desprollJaS (en la~ _que se que los padres de pacientes de semejante gravedad deben enfrentar los riesgos
intuye que el hijo privilegiado ha sido advertido con lujO de detalles, o solo IJ?r de la muerte, de un mal crónico, de la miseria sin fin que puede ser la vida del
medio de suspiros y miradas alusivas, "porque a tu pobre madre le toca tamtncn hijo y la suya propia (y, a veces, también la de los otros hijos).
esto, tener que salir con ese desgraciado de tu padre, una noche que ~uc ~n Es frecuente que decidan conscientemente correr el riesgo. Si no lo hacen,
mar · · pero por c1 bien de tu hermana me muerdo la lengua y hago. cualqUier
. mo, ., p a menudo -aunque no siempre- esto ocurre por la<.; consideraciones que
1
. .. ")equivale a la amargura de haber perdido todo poder terapcuuco. or hemos expuesto en el apartado precedente: junto con la preocupación --o por
c~a¡: ·do esos mismos padres estarán inclinad(}s a echarle la culpa al tcrapcu~ debajo de ésta- sienten miedo de arriesgar toda su estrategia relacional. Si esto
o o e~ fr;caso de la prescripción, sintiéndose ellos, a su vez, c~da vez mas queda claro, el terapeuta podrá trab,\iar este punto de modo verdaderamente
r:strados e impotentes. Por eso es indispensable trabajar bic~ pnmcro, c~n el beneficioso.
- con el c,·n de suscitar una auténtica colaboracL6n terapéuttca Y
mayor cm pcn 0 , - J• • - .
si ello no fuera posible, darse cuenta a twmpo.
LAS DESAPARICIONES Y LA LUCHA CONmA EL PODER PATOIDGICO

LA OBUGACION DEL RIESGO Aceptado el doble riesgo de la prescripción (con respecto a la propia
estrategia y a la ansiedad cal!sada por el hijo), los cónyuges volverán a la quinta
Hay casos en que el terapeuta advierte que las preocupaciones dc.lo.s padr~~ sesión habiendo conseguido una primera victoria. Si el síntoma del paciente
no siempre son un pretexto. Esta dilícullad se p~escnta sobre todo c~1and? l~s señalado ha mejorado, la victoria es tangible, aunque los padres, como e:;; sabido,
desapariciones son más prolongadas, por todo el tm de semana, pero uunb_1en s~ minimicen los resultados o hasta omitan referirlos, ocupados como están con
puede comprobar cu::Uldo son por una sola noc~tc, si hay ~1u.c ~~~r con pac1cntcs nuevos problemas que deben afrontar: el alejamiento de la familia extensa, la
señalados, agudos 0 crónicos, con conductas v10lcnlas o smctdas. A menudo, los emancipación de los hijos "sanos", una relación conyugal diferente ... En efecto,
algunos de estos <L'pcctos (o todos) se activan con la ejecución de la prescripción.
Sin embargo, aunque el síntoma no haya retrocedido para nada (cosa que
' , 1 . radas ¡:»~ra el encuentro a través naturalmente obliga al equipo a hacer una revisión de la hipótesis de juego
1 Las familias que nos consultan cstan, muy a mctnlt o, prepa , . .
de la k.ctura Je nuestros libros. Por ese motivo, algunos padres se han negado sm ar.nha~~es a scgt~lr
seguida hasta entonces), los padres, de todas maneras, han experimentado la
la prescripción convencidos de que así nm obligarían a extraer de la galera del prestldl~!tado~ ~lgun posibilidad de sustraerse, al menos por algún tiempo, al control del hijo y por el
· ·. ' .. '\" ¡¡·Í.s inocuo Fl hcd\0 de dc>pcdnlos funcionaba, pncs, como una mducuon de
JIICgll!\0 \),lS 131\ ,. 1 • · • • ·
efecto de espejo, disminuir su control sobre él.
crisis terapéutica. Parte de la sesión se dcdícad, pues, al tcmtl crucial del poder patológico que
/2 LOS JUEGOS PSICOTfCOS EN LA FAMILIA
LA PAESCRIPCION DE LAS DESAPARICIONES
73
el paciente señalado ha asumido y de las estrategias empleadas por los padres
los padres, exacerbando el síntoma e incluso llegando a gestos extremos,
para contran::cstarlo.
dictados por la furia Impotenle de quien no encuentra otra posibilidad de salida.
Sólo en esta etapa es posible conquistar la colabomción de los padres para
La terapia, e? cambiO, tendrá que avanzar sobre dos vías paralelas y seguir
no ceder ya al chantaje de la hija suicida: "si no me hacen el gusto, me suicidaré".
recomendo la v1a ¡¡nnc1pal, aquella de la clarificación y la modificación del
En realidad, en el espacio casi simbólico de una noche por semana, ellos ya han
JUego pat~geno. Las reacciones anotadas en las libretas, las modalidades de
experimentado la posibilidad de su propia autonomía y de la de la hija. Y han
recop!lacwn de datos por parte de cada uno de los cónyuges, su diferente actitud
aceptado incluso, en principio, que la hija podria utilizar esta autonomía para
frente a la terapia consUtuyen un malerial valioso que permitirá llevar adelante
la tarea p~mar~a: la lucha contra el juego patógeno, que tiende a reproducirse en
estimular a ultranza su propósito de muerte. Por eso están en condiciones de
sentirse suficientemente seguros para decirle, con los hechos, que su vida le
cada seswn con vieJas o nuevas modalidades. Cuando se respeta esta condición
pertenece, y que sólo ella tiene el derecho de decidir.
la lucha contra el poder patológico asume un significado positivo, tanto para ei
Esta es la razón por la que en esta sesión se rompe con las costumbres,
paciente señalado como para los padres. El pacienle señalado, quien advierte que
el Juego está cambia~ldo, encontrará espontáneamente nuevos espacios y nuevas
acumuladas durante años, de sometimiento de los padres a la patología de los
hijos. Baste pensar en los extenuantes rituales alimentarios impuestos por las
JUgadas, fuera del misemble poder patológico al que con tanta terquedad se había
anoréxicas. O en los ritos obsesivos y en las estereotipias de los psicóticos, que aferrado.
tiranizan a sus padres imponiéndoles sus increíbles pretensiones. El hecho de
Los padres, entonces, no interpretarán equivocadamente nuestros consejos
verificar la posibilidad de sustraerse a la tiranía del hijo esas pocas noches les da
de f•rme?.a, como s1 les recomendáramos una pulseada con el hijo, asumiendo
confianza a los padres para osar insubordinaciones más genemli1.adas (algunos
con él, por ende, pehgrosasactitudes agresivas y provocantes. Los orientaremos,
vuelven a la quinta sesión habiéndolas puesto en práctica).
por el contrano, para que se sustraigan a las imposiciones del paciente señalado
Conviene señalar aquí la particularidad de nuestro contexto de uabajo. Un
Centro privado de terapia familiar selecciona un tipo dado de familias, es decir
con d~JSIÓn, pero. sir~ aire de desafío, aduciendo más bien agotamiento,
depreswn Y la cons1gmente conciencia de haber fracasado, precisamente por
una determinada gama de juegos familiares. Salvo mrísimas excepciones, sólo
haber Intentado secundar las prerensiones infantiles. De este modo, devolverán
muy de tarde en tarde nos hemos encontrado, en el Centro, con padres que con a su h\)o la responsabilidad de sí mismo.
respecto a sus hijos jueguen la carta de la hostilidad, la violencia, el rechazo y el
maltrato declarado. En la inmensa mayoría de las familias a las que nos referimos
en este libro, los padres atribuyen a sus hijos una posición centr.U en la familia LAS DKSAPARTCTONES DEL FIN DE SEMANA
(véase el capítulo 10). Estos padres ven en el éxito de sus hijos el fundamento
esencial de su sentido de identidad y de reali?.ación como personas. Los vínculos
La qui~ta sesión concluirá con el aumento de la prescripción, pasando de la
con sus hijos se pueden describir, por consiguiente, como inclinación a la
hiperprotécción, al cariño ansioso, al sacrificio, etcétem.
desapan~um nocturna a la más prolongada del fin de semana: Jos padres se
ause~taran desde .el viernes por la noche hasta el domingo por la noche,
Por el contrario, en los Servicios de Salud Pública, donde se reciben
solicitudes de control, medicación e internación, hemos encontrado con mucha
~r~a~eciCndo ast.~os noches fuera de su casa. Esta nueva prescripcíón se da,
al term1_no de la ses1on,. con la modalidad habitual: interrupción de la entrevista,
frecuencia juegos en los cuales los padres muestran una intensa hostilidad y
rechazo hacia el paciente señalado, llegando hasta la violencia física. En un
d•scusi~n del eqmpo miCntms la familia espera, intervención final. Dejar de lado
Centro Privado de Terapia Familiar, justamente por el predominio de un grave
~Sta pract1~a ~.ordenar la prescripción sin efectuar nuestro acostumbrado
mtcr:alo Significa incurrir en el error, en el cual a veces hemos caído, de
sometimiento de los padres al poder patológico del hijo asume mucha importan- considerar que las desapari·c·o · d 1 r· d "
cia el hecho de unir ala pareja parental para restituir al hijo sus responsabilidades. , . • 1 nes e m e semana son una prolongaciOn
mecamca de Ia prescripción anterior. La fidelidad a nuestra pmxis responde a dos
Es esencial, sin embargo, subrayar un punto fundamental. La lucha contrae!
cxigcncJa'l d1stmtas: ante todo, nos recuerda la necesidad de evaluar cuidadosa~
poder patológico no deberá ser la única vfa por la cual pretende transitar la
mente la motivación de los padres para proseguir (sobre la base de los indicios
terapia. Oponerse activamente al síntoma, desafiar directamente los rituales, sin
ya rc~ordados), para no caer enla tentación de pasar automáticamente de un
imprimir cambios radicales en el juego familiar, puede resultar sumamente
peligroso. En efecto, se puede iniciar una escalada dmmátiea, en la que el
csta?~o a otro de la serie de prescripciones; en segundo Jugar, la define a la
fmmlJa, con claridad, la diferencia entre eventuales consejos o directivas de
paciente señalado tiene siempre la trágica posibilidad de ganar la pulseada con
conducta, que se les haya dado durante la sesión respecto de la lucha conlsa el
LA PRESCRIPClON DE LAS DESAPARICIONES 75
LOS JUEGOS PSlCOTlCOS EN LA fAMILIA
74

juego (y simultáneamente, de revelarlos). Obtuvimos un resulUidoexccpcional-


poder patológico (indícacioncs que se les ~acc.n confiando en ~u ~~1pa~idad de
mentc favomble con una familia que tenía una hija de veintidós años anoréxíca
estrechar filas entre ambos frente a esa duect!Va), y la prescnpClon fmal que
crónica, alcohólica e incontinente. La madre de la muchacha había muerto
tiene, en cambio, carácter obligatorio. cuando_ya había aparecido la anorexia en la hija, aunque no agravada todavía por
El aumento de la dosis de nuestro "medicamento" sirve para consolidar los
otros smtomas. La muchacha tenía una edad intermedia entre dos hennanos
resultados alcanzados, si los hubo, o para obtenerlos por medio de una señal cada
var.o~es, solteros aún, que vivían con ella y con el padre, aun cuando por sus
vez menos equívoca sobre varios aspectos que ya hemos enumerado (definición
acllvtdades laborales estaban casi siempre ausentes de la casa. Al padre le
de un espacio incuestionable para la pareja, supresión de las ligazones que
explicamos que las desapariciones aparecerían como señal reveladora de una
intcrfícrcn con ese espacio, tt'\ignacíón al paciente señalado de una posición igual
VIda amorosa secrcUI. Esto rebatiría, le confiamos, la idea errónea que de él se
a la de los hermanos, oportunidad para la fratría de establecer una relación
había fo~ado su hija: que él, hombre todavía fuerte y apuesto, deseaba que ella,
igualitaria, abandono, por los padres, del control del síntoma mientras simultá-
mel uso er~trcamc~tc, ocupase el lugar de su mujer muerta. Es de suponer que hay
neamente se sustraen al control del paciente señalado).
qu~ atnbmr espectftcamente la perfecta curación de la joven a la cesación de la
Es evidente que la desaparición más prolongada refuerza todos estos
msmuada seducción paterna, que ella de algún modo sentía, puesto que se
signiftcados del mensaje: baste destacar aquí la alusión a la intimidad conyugal
ocupaba de que su propia cmua rcsuluwa repelente, con sus borracheras y la
implícita en el hecho de ausentarse de la cllsa por dos noches, o el largo tlcm~
que los hijos, en especial los adolescentes, pueden organizar con total autonom1a
constgmente mcontínencia. Con este método tratamos a cinco familias con un
único progenitor, cuatro con éxito y una con un fracaso total por no haber
durante la ausencia de los padres. En efecto, la nota les da la segundad de que
prestado atención a un problema de derivación.
éstos regresarán, pero ¡al mismo tiempo, les gamnti7_.a que no regresarán m::es
En el caso de padres separados, en cambio, efectuamos primero una
del "domingo por la noche, tarde"! De esta manera, mientras que con las ram•has
consulta, resolviendo luego trabajar con el padre que convive con el paciente
con hijos pequeños los efectos positivos se pueden adverllr ya durante las
serlalado, pero sólo cuando encontramos una auténtica motivación para la
desapariciones nocn1mas (efectos que por lo general están ligados a la infor'11a-
terapia.
ción que esa separación da a las familias extensas), en las lamthas con hiJOS
· Con las familias reconstruidas, en las que aquel a quien se le haya confiado
adolescentes o adultos, los resultados má' evidentes se observan pnnc1palmente
el cUidado de los hijos tenga una nueva pareja o cónyuge nos encontramos en
la difícil situación de imponer la obligación de las dcsa~ariciones, también a
cuando se llega a las desapariciones de los fines de semana.
La serie invariable de las prescripciones prevé también una desaparición más
prolongada, hasta de un mes, para aquellos casos de jóvenes que h:"'llegado a qmen n? es u~o de los padres. Antes de tomar una decisión de este tipo, es
nccesano reumr muchas infonnacioncs y estudiar cuidadosamente la situación
la edad adulta con un mal ya crónico y a los que hay que darles, mcqmvocamente,
para evitar una opción contraproducente.
la absoluta autonomía sobre sus propias opciones, incluida la de vivir o morir
(pero en estos últimos cuatro anos no hemos tenido la necesidad de recurrir a este En el próximo capítulo comentaremos más extensamente los casos de la
familia con un único progenitor y de la familia reconstruida.
último estadio). La familia adoptiva constituye para nosotros un problema fundamental. Es
raro ~~e los padres adoptivos acepten realmente la responsabilidad que de modo
nnphctto les atr1bmmos en nuestro método. En realidad, encuentran siempre una
FAMILIAS CON CARAC11iRIS11CAS ES'IRUCI1JRALES PECULIARES salida para liberarse de esa responsabilidad: los síntomas del hijo adoptivo
prov!Cn~n de l?s cromosomas de los padres biológicos o son imputables a sus

Dentro de la casuística, ya abundante, con la que hemos experimentado la traumáticos pnmeros años (o meses) de vida. Por este motivo, la terapia está
serie invariable de las prescripciones, hemos tropezado con algunas situaciones expuesta al fracaso y no se la deberá iniciar sin un análisis atento de las
convicciones subyacentes en cuanto al origen de la patología del hijo adoptivo.
que nos han pues(() en diftcultades: familias con un único progenitor, familias
reconstruidas, familias adoptiva,.
En líneas generales, la familia con un padre viudo no plantea problemas
insuperables. Ese padre recibe (y mantiene) el secreto él solo, es destgnado
coterapcuta del hijo, puede efectuar las desapariciones por sí solo. También en
este caso la prescripción tiene la posibilida<l de descubrir aspectos esenciales del
LA PRESCRipCION DE LAS DESAPARICIONES 77
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA
76
volumino~s anotaciones (que, hay que reconocerlo, leyó honestamente en la
EL PUESlD DE HONOR RESERVADO
A LAS UBRETAS DE LOS PADRES
sesión) con cargos contra los padres de su mujer, poniendo en guardia al
terapeuta en cuanto a la veracidad de que ella les hubiera anunciado el secreto.
Hubo además otro caso de una madre que aprovechó la presencia mediadora del
Desde un principio, asignamos un puesto de honor, incluso en sentido
terapeuta para incluir en sus anotaciones mensajes explosivos para el marido.
fonnal, a las notas prescritas a los padres. En efecto, a partir de la sesión que
Pero más allá de estos casos excepcionales, el lector tendrá la prueba
seguía a la orden del secreto, el terapeuta empezaba diciendo: "Comencemos por
palpable de hasta qué punto las anotaciones de los padres, transcriptas en
sus libretas. ¿Quién lee primero?" Hacíamos esto para no entraren contradicción
distmtas partes de este libro, son testimonios auténticos y por cierto más
con nuestras propias aseveraciones. Las verdaderas informacionés eran, para
persuasivos que cualquier interpretación o reconstrucción a posteriori.
nosotros, aquellas escritas en las libretas, del mismo modo que lo era el modo en
que esas notas habían sido redactadas (o directamente, no redactadas). Iniciar la
sesión con noticias sobre el paciente señalado desconectadas de las infonnacio-
nes sobre la modalidad con que los padres habían ejecutado las etapas de la
prescripción, o sobre las realimentaciones de los distintos miembros provocadas
por esa modalidad, hubiera sido, además de una autodescalificación, un error de
método.
Por eso prestamos suma atención a la actitud de los cónyuges en relación con
esa tarea. Anotaciones demasiado telegráficas, y hasta descuidadas, en especial
si provienen de personas cultas, indicau una actitud no colaborativa, o que ha
dejado de serlo. Puede suceder también que uno de los cónyuges haya registrado
las anotacionesdemanerainsólitamente apresurada y llena de lagunas, o que uno
de los cónyuges haya resuelto no escribir, porque no ha observado nada especial
o con el pretexto de que, total, estaba el otro para escribir. Esta "diferencia que
los diferencia" es sin duda una luz que nos guía para explorar, tanto el juego
inicial de la pareja, como sus recientes vicisitudes inducidas por la prescripción.
En cuanto al contenido de las anotaciones, las reacciones eventualmente tan
diversas de los distintos miembros de la familia (nuclear y extensa) que ahí se
describen, nos sugieren las hipótesis que hay que controlar en las respectivas
posiciones dentro del juego. Una ocasional falta de reacciones de los familiares,
o su inexistencia, resulta auómala y dudosa, y, en todo caso, debe ser motivo de
indagación.
De todo esto se encontrará la ejemplificación en los casos clínicos presen-
tados en este libro.
Como ya dijimos, cada padre es invitado a leer en voz alta sus propias
anotaciones, aclaradas, ampliadas y profundizadas por las preguntas del terapeu-
ta. Al finalizar la lectura, se incluyen las notas en la ficha clínica. A continuación,
también el terapeuta que redacta el acta de la sesión relee atentamente las
anotaciones, destacando 1as partes significativas.
Esta práctica ha causado sorpresas. En un caso, único hasta ahora, la madre
de un chico con una psicosis gravísima, se valió de esas notas (que evidentemen-
te esperaba fueran releídas después por el terapeuta) para formular quejas contra
su marido y emitir juicios feroces, cuya lectura había omitido en la sesión. En otro
caso, el padre de un muchacho de quince años, con cncopresis, llenó sus
Segunda parte

CON EL USO DE LA PRESCRIPCION


SURGEN LAS PRIMERAS EVIDENCIAS
DE FENOMENOS RECURRENTES
S. EL EMBROLLO

El embrollo es inseparable de la conniven-


cia. La instigación es inseparable de la seduc-
ción. En los juegos humanos, conductas en apa-
riencia opuestas entran inseparablemente en
colusión en un mismo proceso interactivo.

DE LA HIPOTESIS DE UNA TRA!CION


A LA EVIDENCIA DE LA CONNIVENCIA

Después de algunos afios de uso sistemático de la prescripción, comenzaron


a salir a la luz los primeros fenómenos recurrentes.
La intuición del embrollo fue, históricamente, lo primero que surgió en el
punto de confluencia dedos observaciones recurrentes. Una de ellas nació de las
valiosas informaciones .que nos fueron proporcionadas por el cumplimiento de
la prescripción. Sucedía, con una frecuencia inespcmda, que cuando los padres
desaparecían por primera vez de su casa, quien se indignaba o se alejaba no era
el paciente sefialado. sino por el contrario, algún hennano o hermana, o incluso
algún otro pariente que, pese al mensaje dejado por los "desaparecidos" en lugar
bien visible, llamaba a la policía o a los hospitales. A nuestro entender. semejante
conducta equivalía a una comunicación implícita: si no me ha advertido, a mf,
tiene que haberle ocurrido algo terrible. Esa comunicación indicaba que éste o
aquél era el verdadero preferido de los padres. La otra observación recurrente
nació del trabajo durante la sesión: el hijo (o la hija) que presentaba el síntoma
era descrito por loS familiares, o aparecía frente a nuestra indagación, como
alguien que había tenido una relación de alguna manera privilegiada con uno de
los padres. Sin embargo, esa relación parecía desvanecerse en las interacciones
de la sesión, en las que el paciente scfialado trataba al "padre preferido" con una
EL EMBROLLO
LOS JUEGOS PSlCOTlCOS EN LA FAMILIA
82
cla" padre-primogénita con un doble fin: no dar al marido la satisfacción de sufrir
indiferencia myana en el desprecio o, menos a menudo, con un poder de reacción por eso Y disfrutar la relación auténtica, fácil y placentera que tiene con su
pasional que hacía pensar en un amante traicionado. Después de haber compa- segunda hija. La primogénita, a su vez, está en connivencia con el padre, por un
rado varios casos, formulamos la hipótesis de que ese viraje pudiera ser el efecto lado porque le halaga su actitud con ella (que considera auténtica y que se
pragmático de alguna traición hecha al paciente señalado por el "padre preferi- esfuerza por merecer para obtener una recompensa que de manera alusiva se le
do". Formulamos además la hipótesis de que esa traición hubiese precedtdo en promete) Y por el otro, porque de ese modo trata de castigar a la madre por la
poco tiempo a la explosión del síntoma y ·hasta que hubiese sido el factor rclac~ón envidiable quetiene con la hermana, cuyo lugar tanto quisiera ocupar.
descncadenante. Bautizamos a ese fenómeno recurrente con el nombre de Ese cqmhbno estaciOnario entre dos parejas intergeneracionales y suficien-
"embrollo". temente satisfechas podría perpetuarse, en teoría, sin la aparición de síntomas.
Como suele ocurrir cuando se trata de dar un nombre a fenómenos concep- Para que se produzca la rotura de ese equilibrio se requieren hechos que
tualmente nuevos y complejos, tropezamos con el problema lingüístico. El desmientan mamficstamente la autenticidac! de la relación privilegiada entre el
término "embrollo" se había incorporado antes a nuestra jerga de equipo como padre y la primogénita, tales como: a) la evidencia de la innegable importancia
referente de un hecho diádico; para ser más precisos, del engaño y la traición que que la ma_dre tiene para el padre y por lo tanto, el asomo, en la primogénita, de
el paciente señalado sospecha que le han sido hechos por el padre al que se siente la mtmcwn de haber sido instrumentalizada y engañada;
más ligado. Pero al avanzar nuestra investigación y profundizar con más detalle b) el nacimiento del interés auténtico del padre por su segunda hija. Esto se
procesos interactivos que al parecer confluían en el síntoma, atribuim?s al observa con más frecuencia cuando esta última llega a la preadolcsccncia o a la
¡¿rmino "embrollo" un significado interactivo global. Queremos Sigmficar ad_olescencia. En la fase en que aflore la personalidad biológica y psíquica de la
precisamente todo ese torbellino de conductas-comunicación que los distintos hiJa, el enamommiCnto que por ella siente el padre es fisiológico. Pero en nuestra
miembros de la familia intercambian a partir de una determinada jugada que casuística _'_'embrollada" se detectan también otros móviles. Por ejemplo, la
puntualizamos como inicial. En nuestra acepción el términ~ ad~uicre un si~i­ segunda hiJa puede entonces resultar seductora en su relación con el padre. A
ficado compuesto, a mitad de camino entre el del termmo anglosaJOO veces llega a serlo, con habilidad, bajo la máscara de una táctica "escurridiza",
"imbroglio", que sólo indica intriga y confusión, y el del mismo término italiano tomándose inasequible y rodeándose de un misterio que aviva el interés del
(imbroglio), que alude además a una verdadera estafa. Tratemos de dar una padre. Esta hija podría estar impulsada a actuar de este modo por el capricho de
definición lo más exacta posible. dar una lecctón a esa santurrona de su hermana, birlándole en sus propias narices
Por embrollo entendemos un proceso interactivo complejo que al parecer se ese padre que no dejaba de alabarla. La madre, por su lado (lo hemos compro-
estrUctura y se desarrolla en tomo de una táctica conducta! específica puesta en bado vanas veces), podría simular que ignora las tramas seductoras que su
práctica por un padre y caracterizada por hacer ostentación de una relación segunda hija teje alrededor de su padre por vatios motivos: porque le resulta
diádica intergeneracíonal privilegiada (padre-hijo), que en realidad no lo es. cómoda que ella, adulándolo, retenga en la casa a un hombre de más de cuarenta
Esto en el sentido de que el presunto privilegio no es auténtico desde el punto de años, que sexualmente todavía no "ha sido pasado a retiro", o porque le complace
vista afectivo, sino que es el instrUmento de una estrategia que apunta contra que la segunda hija la vengue por las humillaciones que le inflige la primera.
alguien, en general el otro cónyuge. Intentemos esclarecer este concepto con una Como dijimos antes, el equilibrio entra en crisis y explota la conducta
ejemplíficación concreta. sintomática en el momento en que la hija seudoprivilegiada intuye que ha sido
Un padre puede exteriorizar una gran estima por la cordura y la diligencia de instrumental izada por el padre, engaí\ada y "estafada".
su hija primogénita con el objeto de transmitir implícitamente a su muJer Pero precisamente a partir de ese momento su situación se toma imposible.
__,;ulpable, a su juicio, de excesiva desatención para con él- comunicaciones Así ocurre por distintos motivos. El primero -y en nuestra opinión, fundamen-
de desestima. Para que una táctica así se desarrolle en un juego complejo es in- tal- consiste en el hecho de que todo aquello que ha sucedido y sucede es
dispensable la connivencia y las consiguientes conductas de todos los miembros totalmente inaccesible a la expresión verbal. Esta imposibilidad de expresión
de esa familia, cada uno de ellos con diferentes objetivos.' La mujer, con sus verbal se puede intuir. En efecto, una organización interactiva familiar como esa
conductas, no sólo puede no combatir, sino hasta respetar la relación "privilegia- que hemos esquematizado de manera simplista en el ejemplo antes citado, se
constrUye en realidad en múltiples niveles analógicos que se modifican y se
enrodan en el tiempo. Los intercambios que forman la sustancia de las relaciones,
1 Naturalmente, también los miembros de la familia extensa pueden entrar en colusión en el como ocurre en toda relación íntima y estrecha, van mucho más allá de las
mismo juego.
EL EMBROLLO 85
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA
84
situaciones de las que aquí nos ocupamos, la ayudó muchísimo, no obstante, para
palabras. Aquello que los miembros de una familia intercambian son esencial-
intuir la naturaleza compleja de los embrollos que estamos tratando de explicar.
mente conductaS, que influyen unas en otras. Los mtercambiOS que cuentan, En efecto, también en aquella experiencia "embrollada" se encontraban los
mucho más que en el nivel verbal, se cruzan en el nivel analógico, el cual,
elementos característicos de un juego colectivo un tanto sucio (y por tant.o, dificil
par-adójicamente, es también aquel que más se presta a ser mal interpretado, de confesar por aquel que había sucumbido): el hecho decaer en un enredo a raíz
desmentido y negado. Por otra parte, parece también bastante probable, por lo
de su propia connivencia en acciones consideradas ilícitas y por ese motivo,
que se puede captar a posteriori de las sesiones de terapia, que el ~ed1o verbal
tener que soportarlo. Es una situación similar a aquella en que se encuentra el
sea utilizado, a menudo, para justificar y hacer aparecer como cándidas, conduc-
paciente señalado antes de recurrir a los síntomas, aunque se debe poner sumo
taS que no lo son realmente. En consecuencia, el asomo de la sospecha ~e haber
cuidado en no creer que, en el caso de los embrollos familiares, los interesados
sido engañada y traicionada -nos referimos de nuevo a la pnmogemta del puedan ver la situación con la lucidez de discernimiento con que se observa el
ejemplo citado- al parecer, estaría más relacionado con un impulso de conje-
episodio aquí referido. Citamos el texto original:
turas, que con la claridad de percepción.
Intentemos ahora avanzar con prescindencia total del hecho de que en el Hay un interrogante que me vengo planteando desde siempre, ¡xxlría decirse: ¿por
nivel verbal la vicisitud sea muy difícil de expresar, por cuanto ha sido qué estas familias nos prestan tan poca ayuda cuando tratamos de ayudarlas? ¿Por qué no
largamente elaborada con herramientas analógicas. Otros obstáculos muy gra- sólo nos ocultan tan a menudo informaciOnes importantes, sino que hasta nos dicen
ves se oponen a la denuncia verbal del enredo repentino. Vearnos cuáles son. mentiras?[ ... ] Quizás el relato de una experiencia singular que me tocó vivir podrá
Un entendimiento transgeneracional-en nuestro caso, padre e hiJa-, en suscitar la misma intuición que suscitó en mí.
detrimento de la madre, siempre está impregnado de un vestigio de ilicitud. El Hace muchos años, cuando pasaba por una estación del subterráneo, un tipo se me
aliado ilícito, por definición, es desleal; la denuncia de la alianza está destinada acercó, ofreciéndome cigarrillos de contrabando. Como en aquella época, desgraciada~
a ser desmentida. Además, está la trampa de la connivencia. Quien está enredado mente, todavía no había dejado de fumar, tomé dos paquetes y fui tan ingenua que le di
es muy consciente (y a nuestro juicio, lo es muy lúcidamente) de haber estado en a aquel individuo un billete grande, pidiéndole el cambio. "No tengo cambio, espere un
momento" me dijo, y rápido como el rayo desapareció en la multitud. Después de un rato
connivencia, de muchos modos, con algunas estrategias del juego del padre Yde
de estar esperando comencé a ponerme nerviosa. Finalmente lo vi reaparecer ante mí
haberse comprometido en ellas. alcanr.ándome unas pocas monedas de cambio. Me enfurecí y nie puse a protestar, Pero
La convicción de ilicitud y la conciencia de connivencia, sumadas a la el hombre, con una sonrisita irónica en los labios, me dijo: "No trate d_e hacerse la viva.
desconfianza en cuanto a la lealtad del ex aliado, condenarían por sí solas al ¡Usted me dio un billete de mil liras!" Me indigné e insistí en mis protestas alrmdo la voz.
silencio a aquel que se sintiera traicionado, impulsándolo a efectuar una La gente empezó a detenerse movida por la curiosidad, formando un círculo alrededor de
reivindicación encubierta. En nuestros casos, un síntoma. nosotros, cuando pocos minutos después vi que frente a mí había un vigilante. Conocía
Veamos ahora, en síntesis, qué estaría en condiciones de hacer el que siente a ese vigilante de vista, un hombrón bastante grueso, habitualmente de setvicio en aquella
haber sucumbido en un embrollo familiar, para evitar caer en la tragedia del zona. Le conté todo, muy confiada. Le dije que ese individuo estaba tratando de
síntoma. Volvamos a la hija mayor del ejemplo presentado. embrollarme desvergonzadamente quedándose con el cambio de mis die1, mil liras. Para
mi gran sorpresa, advertí que mi historia lo dejaba totalmente indiferente, hasta que al fin
Esa hija debería: . . se dirigió a mí con tono sarcástico. Mientras me mostraba la salida con el brazo tendido.
a) estar en condiciones de captar y traducir en palabras el compleJO JUego
"¿Ve la salida?", me dijo. "¡Deje de gritar y váyase irunediatamente antes que yo pierda
interactivo tramado por todos, principalmente en el nivel analógico y por eso,
la paciencia!" La gente, a mi alrededor, parecía divertida. El vigilante se dio vuelta
excluido de la verbali7.ación; mirándoles y les dijo:"¡ Vean un poco a esta tía! ¡Lindo ejemplar! ¡Se compra cigarrillos
b) en el caso poco verosímil de que fuese capaz de hacerlo, tener el coraje de contrabando, infringe la ley y después tiene el descaro de pedirme ayuda!""¡ Vuele-
necesario para confesar su pacto con uno de los padres a expensas del otro,-euyo dijo dirigiéndose de nuevo a mí-, desaparezca antes de que la trate como se merece!"
amor, por otro lado, desearía vehementemente; , Desaparecí, como es natural, marchándome derecho a casa, pero mientras caminaba me
e) admitir las acciones realiz.adas en connivencia; sentía trastornada. Sentía dentro de mí un verdadero huracán emotivo, una alteración que
d) denunciar la traición sufrida, sin miedo a las desmentidas o a las nunca había ex]X--rimentado. Nunca hubiera pensado que se pudiese sentir algo similar.
contradenuncias del cómplice (¡y no sólo de él!. .. ). Estaba rabiosa con ese fulano que me había estafado, estaba hecha una furia contra el
Para facilitar al lector la comprensión de una situación de este tipo, Mara vigilante, pero sobre todo me odiaba a mí misma. ¿Cómo pude metcnne en una situación
Sclvini Palazzoli comentó en un artículo una de sus experiencia'> (Sclvíni similar? Me sentía mal con sólo pensarlo. Reflexionemos: comprar cigarrillos de
Palazzoli, 1986). Esa experiencia, muy distinta y vulgar en comparación con las contrabando va contra la ley. Me habían robado, pero desde el momento en que yo misma
EL EMBHOLLO 87

86 LOS JUEGOS PS!COT!COS EN LA FAMILIA

mos algo, se perdería el efecto de "sorpresa". En el caso de las prescripciones,


había actuado contra la ley, estaba en connivencia con d individuo queme había estafado. ese efecto parecía indispensable, no Umto para los padrcs-coterapcuta.;;, como
. Cómo podía demmciarlo a la policía sin denunciarme también a mí misma?¿ Y cómo el
para quienes cstab¡m a su alrededor. Una cosa ya sabida no daría lugar a
~igilantc, a su vez, podía defenderme sín castigru:m.c al mismo tiempo ¡x~r mi ~onducta reacciones infonnativas. Por eso, cuando escribiéramos y publicáramos, ten-
ilegal? Peor aun, estaba convencida de que el vtg1lante estab~ en c_onmvcnCia co~ el
contrabandista, pero puesto que por mi parte de culpa había pcnhdo mts derechos, ¿como
dríamos que estar preparados con algo nuevo.
)()día acusarlo? La violencia de los sentimientos que en mí se agitaban --una mezcla de Volviendo al problema del control de la hipótesis de "embrollo", en la
~abiay vergüenza, pero también de confusión e impotencia-era tan grande que al volver práctica teníamos que examinar, caso por caso y precozmente, qué era lo que
a mi casa no pude decir nada de lo que me había sucedido y por mucho tiempo guardé al seguía a su revelación. Decidimos, pues, que en las terapiall de familiw~ con
re._<;pecto el más absoluto de los secretos. Se nect\sitaron m,uch~s años an:~ de que, fuese pacientes anoréxicas, el terapeuta dedicaría la segunda sesión a trabajar especial-
capaz de contar ese episodio. Sin embargo, aquella expencnc1a me fue uttl: me dm una mente con los hijos, orientando la investígación hacia la.;;; cuestiones siguientes:
cierta comprensión de lo que ha de ser un "embrollo" psicótico, Cuando intento a) ¿por quién se sintió traicionada la paciente sefialada'?
identificannc con los sentimientos que debe de experimentar un psicótico, me vuelve a b) ¿con quién?
la mente la violencia de sentimientos y síntomas que experimenté en aquella ocasión. e) ¿cuándo?
Tratemos de imaginar lo que le debe ocurrir a una persona que en un embrollo haya estado La familia con la cual iniciamos el programa de control de la hipótesis es la
en connivencia con personas que no sólo son protagonistas fugaces de nn incidente que
que aquí presentamos, no sólo porrazones de exactitud "histórica", sino también
pronto se archiva, como en mi caso, sino miembros de la propia familia. personas con
porque el efecto del control durante la sesión fue tan colosal que excedió toda
quienes estamos ligados y con quienes debemos convivir día tras día, ~rso~as que juegan
un rol importante, dcdsivo a veces, incluso para nuestra supervivencia como seres expectativa. Estoy segura de que mmca colega alguno, ni siquiera aquellos que
humanos. Cuando pienso en todo ese ticm{X) durante el cual callé con respecto a ese tienen en su haber aííos de trabajo con las superreticcntes y supcrrespctables
incidente, hasta con mis familiares más cercanos, no me parece tan difícil comprcnd~rpor familias de anoréxicas, escuchó a una paciente señalada desahogarse de seme-
qué un psicótico puede vivir año tras a:r1o en una institución psiquiátrica, pennanectendo jante modo delante de todos y sobre un tema tan "prohibido" como el pacto
en un silencio de muerte, un silencio roto únicamente de cuando en cuando, por secreto con el padre. Pero para llegar a eso había sido necesaria la provocación
explosiones de furia incontrolable (págs. 19-20). de la terapeuta, quien atando los cabos sueltos que ib¡m apareciendo, demostró
que ya conocía el juego y asum(a la responsabilidad de descubrirlo.

EL EMBROLLO EN LA ANOREXIA MENI'AL


PRIMERAS TENTATIVAS DE PONERLO EN EVIDENCIA La familia Y
El hecho de haber llegado a fonnular la hipótesis del embrollo como La familia está integrada por cinco miembros: padres de edad mediana y tres
configuración de un proceso interactivo familiar que lleva a un hijo con síntomas, hijas. La paciente seftalada, Carla, de veinte afias, es la mayor, le siguen Oiga,
nos indujo a efectuar también el control periódico en las familias con pacientes de quince y Alicia, de seis. Antes de la reunión inicial, una llamada telefónica del
anoréxicas. Cuando decidimos controlar, en una fase precocísima de la terapia, padre, que antes había llenado la ficha, puso en guardia al supervisor y a la
la hipótesis del embrollo y su dramática derivación en una traición, teníamos una terapeuta. De la ficha surgía que dos años antes la mujer, encinta por cuarta vez,
esperanza precisa: llegar a provocar cambios en la famili~ sin tener que segu~r había decidido abortar con el consentimiento del marido. El padre llamaba para
el camino de las prescripciones. Proyectábamos, en defimuva, algo que en teona recomendar que no se hablara de este asunto en la sesión, porque las hijas no lo
parecía posible: que las infonnaciones recogidas durante los años de~ uso sabían. O más exactamente, lo Útbía sólo la mayor, Carla, que había escuchado
sistemático de las prescripciones, que nos habían pcnnltldo elaborar h1potes1s a su madre cuando se lo contaba por teléfono a una amiga. Pero, concluyó, "mi
justas sobre los juegos, nos pcnnitieran intem1mpirlos precozmente sin tener que mujer no sabe que Carla sabe".
recurrir a esas prescripciones. Ese "pastel'' que el padre nos servía por teléfono, tenía cuando menos el
Hacía ya tiempo que teníamos plena conciencia de que con la serie de mérito de dejamos intuir secretos entre Carla y su padre (que, en electo, era el
prescripciones no se podía continuar hasta el infinito. Tendríamos que haber único en saber que Carla sabía). Lo tendríamos muy en cuenta al modelar el
escrito sobre ese tema, y explicar cómo y cuán<lo hacerlo. Pero la experiencia de juego. Se decidió entonces que la tarea más urgente era liberar a la terapeuta de
los libros precedentes nos había enseñado que muchísimas familias, antes de ese lío (consistentecn el hecho de compartir un secreto con el marido a espaldas
recurrir a nosotros, habían leído nuestros libros, razón por la cual si publicába·
88 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA , EL EMBROLLO 89

de la mujer) y también,liberar a la mujer del temor de que se Lrasluciesc ~go en imposible comprender cómo y cuándo se inclinó por Oiga, ni en qué consistía
la sesión. Con ese fm, la terapeuta llamó por teléfono al marido y le diJO que la seducción de esta última, una morochita algo vulgar de aspecto y arrogante
deseaba aclarar el asunto del aborto directamente con su mujer y antes de la como son, en general, las quinceañeras. En cuanto a Alicia, parecía una chica un
sesión, para evitarle una angustia infundada. Queria llamarla ensegmda. Le poco tonta: esquivaba todas las preguntas, mirando a sus familiares con aire
informaria que Carla conocía lo del aborto, pero la Lranquilizaría diciéndole que indefenso.
en la sesión no se diria una palabra, porque esas cosas les concernían únicamente Alténnino de esa decepcionante primera sesión, se fijó para un mes después
a los padres. Los hijos no debían entrometerse para nada. Así lo hizo y la señora una cita a la que concurriría la familia nuclear completa, sin comentario alguno.
se mostró muy agradecida. Se pasó luego a dar cuerpo a la h1pótes1s refere.nte al Estábamos a mediados de diciembre. En el momento de la despedida, Carla
embrollo. De la ficha telefónica se desprendía que entre los cónyuges habm una comunicó alegremente que para Navidad harian un viaje a Egipto, todos juntos.
diferencia cultural que favorecía al padre. La segunda sesión fue memorable. Momentos antes, ambos, terapeuta y
La trayectoria escolar de Carla había sido un éxito, mientras que la de Oiga, supervisor, estábamos muy decididos a poner al padre en descubierto. Vino en
siempre modesta, había declinado el año anterior, cuando para sus estud1os nuesLra ayuda, en la sesión, el notorio empeoramiento fisico de Carla. Más allá
superiores había ingresado a la escuela que desde hacía años era el feudo glonoso de los fútiles motivos aducidos, como el trajín y el cambio de clima,la terapeuta
de la hermana mayor. Oiga se encontró tan mal ahí que, pasados pocos meses, insistió para que Carla le contara en detalle cómo les había ido durante el viaje
los padres decidieron que se quedara en casa. Inscripta, al iniciarse el nuevo año a Egipto. Se aclaró así que el nerviosismo fue permanente porque a Oiga no se
escolar, en una escuela para secretarias, Oiga se adaptó bien. La conducta la veía más que a la hora de comer. Durante el resto del tiempo se rebelaba. Se
anoréxica de Carla había aparecido casi dos años antes y sé había agravado había unido a un grupo de adolescentes que parecían divertirse a sus anchas.
durante el último año del liceo clásico, antes del examen final que aprobó con el En ese momento, las preguntas clave de la terapeuta, acordadas con el
máximo de calificaciones. La pérdida de peso en ese afio fue rápida, pero el supervisor, fueron dos (in crescendo):
enflaquecimiento no desapareció en absoluto después del éxito escolar, las a) ¿a quién veías más ofendido por el abandono de Oiga? (la respuesta de
vacaciones de verano y la reciente inscripción en la facultad de arqmtectura. Carla, dada sin vacilaciones, fue: "A papá");
Con estos datos en mano, además de aquellos, sumamente elocuentes, que b) ¿cuándo empe7.aste a darte cuenta de que tu padre te considera a ti sólo una
nos había proporcionado la reciente comunicación telefónica del padre, fonnu- chica inteligente, pero se muestra más interesadoporülga y sientes celos de ella?
lamos la hipótesis de que Carla, coligada desde siempre con el padre, protestase Este segundo momento fue difícil porque el padre ni pestañeó, mientras que
por medio del síntoma contra un embrollo poco _antes descub1erto: ser la Carla, en una actitud física de defensa, negó secamente haberse dado cuenta.
preferida del padre sólo por sus triunfos escolares, m1entras que Oiga, llegada a Pero la terdpeuta no se dejó confundir. Siguió diciéndole a Carla-que lo llevaba
la adolescencia, al parecer era amada por él gratuitamente, por lo que era. escrito en la frente- q~e seguramente no se había divertido en compañía de los
La primera sesión, sin embargo, nos colocó en una s_ituación embarazosa por cincuentones, mientras veía a su padre furioso porque Oiga desaparecía con los
cuanto nuesLra hipótesis no fue confinnada. Carla, un pahdo esqueleto mtebgen· chicos. Anunció, riendo, que Oiga había aprendido muy pronto a valerse de un
te, sostuvo altivamente que sus excelentes calificaciones escolares nunca con· truco femenino tan viejo como el mundo: el que se escapa se hace perseguir
movieron a sus padres y que, por el contrario, siempre se había sentido muy sola porque se vuelve interesante.
en sus auténticas inquietudes culturales. Lo dijo con convicción y lo sostuvo Con este parlamento cambió el clima de la sesión. MienLras el padre seguía
también respecto de su padre. Agregó incluso que ambos padres, si bien más la ahí sin hacer el mínimo gesto, Oiga se echó a reir con malicia, mientras que la
madre, habían tratado siempre de frenar su vivacidad y su soltura verbal, por el madre confirmaba lo dicho, declarando que hacía ya dos años que se hacía la
temor de que esto perjudicase a Oiga. La madre dijo sin ningún misterio que misteriosa, incluso cuando iban a una casa que tenían en el lago y estaba rodeada
había Lraído al mundo a Carla cuando era aún muy joven e inmadura Y que de todos aquellos chiquillos de quienes nunca se sabía nada. ¡Sí, era cierto, su
siempre había sentido más suya a su segunda hija. Explicó el recelo que marido sufria! Fue fácil entonces para la terapeuta burlarse de Carla, dirigiéndo·
despertaba la capacidad escolar de Carla por el hecho de que ambos, tanto dla se a ella y exclamando:" ¿Cómo es que no has comprendido que si estás siempre
como su marido, tenían en su familia una hermana talentosa, que en su v1da ahí, importunando, no resultas intcres:mte?"
privada era un desastre. Al fin, la provocación funcionó ... Carla empezó a perder el control, hasta
El padre fue muy hábil al ponerse a cubierto. Se asoció a su mujer en su que se encolerizó al punto de que se le escapara esto: "Tengo que estar ahí porque
preocupación por la exclusividad de los intereses escolares de Carla. Fue está Alicia, ¿entiende? y Alicia, en este momento, me necesita mí.lS que nunca ... "
90 LOS JUEGOS FS!COTICOS EN LA FAMILIA EL EMBROLLO 91

La importancia de la fmsc, cmcial, le pasó inadvertida a la terapeuta, quien la las que la terapeuta trabajó a fondo en el incidente del aborto y se necesitó
tomó por un pretexto. Pero enseguida llamó a la puerta el supervisor e hizo salir también el estricto cumplimiento de las desapariciones in crescendo por parte de
a la terapeuta para sugcrírlc una terccm pregunta, que sacase a la luz, incue.'itio- los cónyuges (para eso hubo que vencer la extrema reticencia del padre).
nablcmcnte, de qué modo el padre se había puesto en combinación con Carla Con t'ldo aquel trabajo, ¿qué fue lo que finalmente pudimos reconstruir?
contra la madre. Ante todo, que Carla, antes de la terapia, ya había soportado dos traiciones del
padre: la primera, puesta de manifiesto con el incidente del aborto y la segunda,
Terapeuta: Hace poco me dijiste que Alicia tiene, más que nunca, necesidad por los celos que el padre sentía por Oiga. Pero el aborto había sido decisivo.
de ti. ¿Quién te sugirió que te toca ocuparte de Alicia porque tu madre no está a Porque, escuchando a escondidas las confidencias telefónicas de la madre a la
la altura de las circunstancias? amiga, Carla había hecho un descubrimiento (para ella) tremendo: que ese padre
Carla (en voz baja): Papá. Pero no porque maru;í no esté a la altura ... porque moralista, que en secreto le podía sustituir lo más posible a la pobre madre, hasta
es nerviosa y por eso se equivoca ... en la educación de la hermanita, exigía enardecidas, frecuentes e imprudentes
'?ladones amorosas con la linda mujer a la que hacía alarde de compadecer, no
El padre, mudo hasta ese momento, intervino, acentuando las palabras: titubeando después en aconsejarle que recurriera al aborto. El desplazamiento
"Nunca le he dicho a Carla algo asf'. Carla reaccionó de golpe, como si le del padre hacía Oiga nos pareció, pues, secundario, consiguiente a la hostilidad
hubiesen dado una bofetada. Levantándose de repente y plantándose frente al que Carla, luego de intuir su falsedad, había empezado a exteriorizarle.
padre, se puso a gritar: "i Ya lo creo que me lo dijiste, y durante años! ¿Quieres Señalemos, por último, que el trabajo con este tipo de faruília nos hizo ver,
que repitá aquí, delante de todos, tus propias palabras? ... Me lo decías desde que a posteriori, la extremada habilidad táctica de algunos de sus miembros; en este
tenía ocho años, que mamá era enfcnna ... cuando xo era pequeña, ustedes caso, el padre, quiGIJ con una única e inteligente llamada telefónica consígníó
discutían siempre y yo siempre me ponía de tu parte porque tú eras un dios y ella "tirarnos la pelota", para impedirnos hablar del aborto en presencia de Carla.
era la neurótica, y yo siempre lo seguía a papá diciendo: '¡Papá es el que tiene
rJZón!' Y crecí diciendo: '¡Papá es el que tiene razón!', hasta que me di cuenta
de que él tiene más culpa que nadie y que yo me había formado una imagen de EL EMBROLLO EN LA ESQUIZOFREI\1A
mí madre que era la que él me había inculcado!"
A este punto el padre, dirigiéndose a la terapeuta, pidió la palabm. Hablaba Los enredos relacionales en los que nos introducimos en el trabajo con
en un tono hierático, algo hipócrita. familias que tienen hijas anoréxieas son, en verdad, poca cosa sí se los compara
con las junglas por las que nos internarnos, a tientas, cuando trabajamos con
Padre: Permítame, doctora, a esta altura de las cosas es mi deber arrojar algo familias que tienen hijos esquizofrénicos.
de luz. Mí mujer siempre ha sido una neurótica, una enferma .. : Lo sabía incluso En el artículo "Hacia un modelo general de los juegos psicótícos en la
su pobre madre, que había hablado del tema con mis padres, y lo saben tunbién familia", Selvíni Palazzoli se expresaba así: "Tropezarnos repetitivamente con
sus hennanas ... juegos o maniobras hábilmente ocultas, que en la jerga de nuestro equipo
Terapeuta (dirigiéndose a la madre): Y bien, creo que sí yo estuviera en su denominamos juegos sucios[ ... ). En nuestra opinión, unjuegoerasuciocuando
lugar, con todos aquellos que me rodean -mí madre, mi marido, mis suegros y los actores recunian a medios desleales como engaños sutiles, mentiras impú-
mis hermanas- convencidos de que soy neurótica y con mí hija mayor dicas, venganzas camufladas pero implacables, manipulaciones, seducciones,
encargada directamente por el padre, y en secreto, de subsanar mis errores con promesas ambiguas y violaciones igualmente ambiguas, etcétem. Esos medios
Alicia, jno me sentiría demasiado cómoda! nos parecían especialmente sucios porque su fin, por lo que podlamos compren-
der, se disimulaba y se negaba para poder alcanzarlo más fácilínente. Además,
(Durante toda esta discusión, incluida la observación de la terapeuta, la juegos de esa clase contf'astaban con el tipo de familias en las cuales los íbaruos
madre permanece con la cabeza gacha, sin reaccionar). descubriendo: gente bien educada, en apariencia correcta y responsable. Nuestra
Debemos hacer notar que pese a la intensidad y al vocerío de las reacciones hipótesis era que la conducta psícótica del paciente señalado estaba en conexión
en aquella segunda sesión que terminó con la despedida de las hijas, nuestras directa con un juego sucio. En rcitemdas ocasiones estuvimos en condiciones de
esperanzas de un efecto precoz se vieron defmudadas. El síntoma de Carla confirmar esta hipótesis. Por ejemplo, la explosión de la conducta psícótica
recrudeció. Para que lo abandonase fueron necesarias sesiones con los padres, en había tenido lugar cuando el paciente señalado se había sentido traicionado, o
92 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA EL EMBROLLO 93

por lo menos estafado, precisamente por ese padre con el que había creído sentir nos encontrarnos con un libro mayor de contadores, carente de los sustos, furores
más afinidad. A este juego le dimos el nombre de 'embrollo' "(1986, pág. 15). y angustias que siempre acompaí\an a esas interacciones, y por consiguiente,
Al correr del tiempo nos fuimos dando cuenta, cada vez mejor, que teníamos resulta muy poco creíble.
que enfrentamos con familias de jugadores babilísímos, que habían crecido en Por último, sí optamos por una exposición vivaz y abreviada, que se
contextos en los cuales, desde sus primeros pasos, habían aprendídoamanipular conforma con relatos a grandes rasgos, dando gran importancia a la experiencia
las relaciones mediante un rico instrumental de recitados y estrategias que luego y la intuición del lector, se omiten conexiones y se presentan modelos por demás
habían refinado al pasar los aí\os. Dentro de ese instrumental, nosotros, princi- incompletos.
piantes ingenuos, empezamos a entrever con dificultad tácticas como las En este libro, el lector tropezará con cada uno de estos tres modos y los
simulaciones (falseamientos) o jugadas tácticas como los fingímientos y las juzgará por sí mismo.
amenazas. Para el caso anunciado poco ha, hemos optado, debido a su extrema
Para queellectorpuedaformarse una idca,intentaremos presentar de manera complejidad (y después de no pocas tentativas abortadas), por el tercer modo, es
comprensible, por cuanto se la ha simplificado al máximo, el instrumental de los decir por sintetizarlo al máximo.
recitados y jugadas tácticas localizables en el proceso interactivo de una familia
que recurrió a nosotros por un hijo esquizofrénico. Acotemos, de paso, que estas
reconstrucciones de incidentes familiares, que nos sedujeron como una saga y LafamiliaZ
nos costaron sudor y lágrimas, son traicionadas por nuestra exposición, que las
desmenuza y frivoliza. Es un verdadero sufrimiento preparar~ para esta empre- Es una farnílía de cinco miembros, en la que el paciente señalado, Felipe, es
sa, porque toda opción resulta decepcionante. Si se elige entrar en detalles y el único hijo varón entre dos mujeres. Se trata de una familia pudiente: el padre
narrar los incidentes como en una novela, se cae fatalmente en lo tedioso por la dirige una gran empresa privada fundada por un antepasado. Hombre culto y de
necesidad didáctica de aclarar: esa conducta fue una simulación, esta otra un principios rígidos, chapado a la antigua, se había casado en su momento con una
fingimiento, esta última una amena7~ y así sucesivamente. Sí optamos por muchacha más modesta por su origen y su cultura, con el fm, a nuestro entender,
cuadros sintéticos en los que en una columna consignamos las secuencias de los de asegurarse una familia bien cuidada por el ángel del hogar, a quien había
hechos y de las conductas, y en la otra aclaramos, respectivamente, nuestra instalado en una gran finca rodeada de parque, no lejos de la pequeña ciudad sede
lectura en función del juego (o más bien, de las contraestrategias), por ejemplo: de sus establecimientos.
La lucha entre ambos cónyuges había estallado pronto y, al parecer, se
desenvolvía entre dos polos típicos: el del marido, que veneraba el hogar, en el
el hijo privilegiado parte para el servicio le comunica a la madre que se está alejan-
cual, sin embargo, casi nunca estaba por culpa de la empresa que a veces le
militar, se integra bien y llama por teléfo- do de ella
no raramente
robaba incluso los días de fiesta, y el de la mujer, que le había tomado odio al
establecimiento del marido como si se tratara de un rival, divulgando en la
la madre va a verlo y se muestra deprimida lo culpabiliza con su tristeza familia el desprecio que sentía por ese trabajo, de cuyas cuantiosas ganancias, no
obstante, aprovechaba.
el hijo va a la casa con licencia (tres días) La posición del heredero varón, Felipe, resultó tempranamente difícil.
para Navidad Tranquilo por temperamento, afable, tímido, durante la segunda infancia y la
prcadolescencia fue presa de frecuentes trastornos que crearon a su alrededor el
al día siguiente de Navidad la madre parte lo amenaza: "si prefieres la compañía de mito de "enfermizo". La madre se valió de esa salud enclenque para hacer de él
para visitar a una hija casada y lo deja solo tus camaradas de cuartel a nú. yo prefiero el niño mimado, una suerte de paje que le hacía compaí!ía en la mansión, y bacía
el último día de su licencia a tu hermana" música y cantaba con ella.
Las dos hermanas entre las cuales se interponía Felipe, Hilaría y Marta
el hijo regresa al cuartel y dos días después aterrorizado por la amenaza de la madre y
presenta una crisís disociativa, por lo que
respectivamente, separadas por ocho largos años, mostraban dos tipos antitéti-
furioso por la traición, tiene que regresar a
su jefe lo manda a la casa su casa a cualquier precio para controlar la
cos. Hilaría, dos anos mayor que Felipe, era una chica tumultuosa, extravertida
situación entre la madre y la hermana y muy vivaz que llenaba por sí sola la casa: cuando volvía de la escuela, en las
comidas, no se oía más que su voz. Marta era todo lo contrario: en muchos
LOS JUEGOS PSJCOTICOS EN LA FAMILIA El EMBROLLO 95
94

aspectos se parecía a Felipe, tranquila y afable como éL Pero era mucho más iniciado una huelga de hambre radical, que en breve lo llevó a la agonía, por lo
activa, se sabía organizar, todo lo que hacía lo hacia bien y poseía una auténtica que hubo que internarlo.
convicción religiosa que cultivaba en un grulhl. Entre tanto, Hilaría se había trasladado a la capik11 para iniciar los estudios
La familia tuvo qúc afrontar un momento difícil cuando Hilaria, a los universitarios. Las pocas veces que regresaha a su casa se mostraba más
diecisiete años, inauguró una rebelión abierta. Corrían los años de las revueltas contestataria que nunca y polemizaba altivamente con su padre. Convivía con un
estudiantiles, alas que Hilaría se lanzó en cuerpo y alma. De la lujosa finca donde estudiantccxtr,mjero, pedía bas~mte dinero, pero proclamaba que nunca, jamás,
vivía con los suyos salía para mezclarse con los "muchachos del pueblo", con Felipe debió trabajar en la empresa paterna ... , que ésas eran cosas de los hijos de
papá.
ellos disparaba en las bicicletas a motor, fumaba hachís y pasaba, sin ocultarlo,
por toda clase de experiencias eróticas desprejuiciadas, regresando muy entrada Aproximadamente en esa época tomó cuerpo el mito de que Felipe se
la noche. El padre la esperaba levantado, la recibía con bofetadas Y escenas hubiese arruinado por el amor excesivo que sentía por Hilaría. ¿Acaso, de chico,
pasionales. Se veía que sufría atrozmente, pero no consiguió domarla. Porque la no la había idolatrado? ¿No había seguido su ejemplo de contestataria? ... De esta
madre, de un modo en verdad inesperado y en abierto contraste con el mando, manera, era frecuente que después de la cena, cuando la fmnilia se reunía en la
la defendía como si Hilaría encabezara una cruzada santa por la liberación de las sala y Felipe se sentaba melancólico y silencioso, el padre se dirigiera a él, como
mujeres. si quisiera verlo contento, diciéndole: "¡,Qué hacemos, Felipe? ... ¿la llamamos
por teléfono a Hilaría?", y como el hijo no se movía, se levantaba para hacerlo
¡,Y Felipe? Fue precisamente después de todo esto que cometió su trágico él mismo.
error que habría de llevarlo a una cakistrofe. Dos años más tarde, a los diCclSiete
años, cuando Hilaría estaba terminando el liceo, decidió, también él, adherir a las Cuando la familia se presentó en nuestro Centro, Felipe tenía veintitrés años
revueltas. Nuestra hipótesis para explicar semejante decisión fue la siguiente: no y había sufrido varias internaciones por crisis disociativas en las que habfa caído
tenía dudas en cuanto a la solidaridad de la madre, en cuyo afecto privilegiado después de la protesta anoréx ica. Con un diagnóstico psiquiátrico de esquizofré-
siempre había creído ingenuamente. Pero, excluido como había estado ese nifio nico crónico, vivía ocioso en la gran rmmsión. controlado con psicofármacos.
mimado del ámbito viril del padre, estaba dispuesto a vender el alma, igual que Los hechos relacionales que lo involucraban habían sufrido una evolución
Fausto, con tal de ver al padre enfurecerse contra él, con tal de ver arder en su posterior.
mirada esa misma pasión que Hilaría, con su rebelión, había encendido. Pero deseamos detenernos en el período que más atrás describimos, suficien-
Inadaptado por temperamento como era, también él se mezcló con los mucha- te para guiar la reflexión sobre el embrollo en el que se había visto envuelto
chos del pueblo, que acogieron con sarcasmo "al hermanito". A ellos se les Felipe (y en el cual, simultánewnente se había introducido). A lo largo de todo
entregó con desesperación, pero sin gusto alguno. En el fondo, debía de tener un el período en que su madre exhibía para con él una tierna relación de afinidades
miedo loco de aquellas experiencias ... electivas, como retorsión tácita por las ausencias del marido, se había sentido
Lo que siguió fu e un desastre tras otro. Pero la madre lo traicionó "feamente". bastante halagado y de distintos modos había estado en connivencia con ella. La
La hora de la verdad estalló una noche en que Felipe, que se había juntado con confusión comenzó a surgir cuando Hilaria, adolescente, se hizo contestataria.
los muchachos del pueblo, olvidó de ir a buscara Marta, que salía de una reunión Felipe tuvo dificultad para comprender cómo su madre, una persona excelente
parroquial, por lo que la chica tuvo que esperar un largo rato en la oscuridad de y de bien, apoyaba a la hija en cosas inacepUlblcs. Pero su confusión fue mayor
la calle. La madre, que hasta ese momento nunca se había pronunciado con aún cuando su padre, que hasta ese momento apenas se había fijado en los chicos,
claridad con respecto a las conductas contestatarias de Felipe, reaccionó frente comenzó a interesarse por ella al punto de esperarla levantado hasta el alba,
a ese olvido del hijo con una violencia desproporcionada, perdió el control, riñéndole y haciéndole escenas pasionales. Sin embargo, seguía sicudo el mismo
cubrió de sarcasmo su protesta. Era evidente que con la protesta de Felipe ella hombre que tributaba un grmr respeto a Marta, que hacía ostentación de reserva
no sabía qué hacer... Le había servido Hilaría para ulili7.arla como estandarte y cordum a la antigua ... La hora de la verdad sonó cwmdo Fcli pe, que desde hacía
feminista contra el marido. Pero ahora se le notaba que también de Hilaría tenía ya tiempo seguía Jos pasos de Hilaria, se enfrentó con los sarcasmos de la madre.
bastante. Su corazón estaba con Marta, con quien había comenzado a compartir, En efecto. en ese preciso ínst;:mtc, se cncfantró en una posición imposible: entre
además, los ideales rcligi<l!'os. una madre que había mostrado admiración por Hilaria, mientras que en su fuero
La mañana que siguió a esa escena, Felipe no salió de su habitación. Lo intimo ella y Marta cmn una sola persona, y un padre que alababa las virtudes
encontraron en s•; cama inmóvil, con la cara cubierta por la sábana. Había de Marta, pero en secreto estaba locmncntc enamorado de Hilaria. Un secreto tan
96 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA EL EMBROLLO 97
(

secreto que tenía que a~íbuirlc a Felipe el deseo de llamarla por teléfono, para velero. Quiere llegar a ser capitán y habla de su trabajo como si estuviese por
él poder, al menos, escuchar su voz ... botar una flota. A este punto la madre se inclina hacia la terapeuta con un gesto
de confianza secreta, y le susurra: "Con usted, doctora, no puedo no ser sincera ...
Yo siempre he preferido a las mujeres. Las deseaba tanto que adopté dos. Pero
Cuando se presenta el embrollo como una buena obra ... siempre he tratado de no dejárselo ver a los varones para no hacerlos sufrir"." Ah,
eso sí que está bueno", refutó la hija más joven, "¿sería como' decir, mamá, que
Las modalidades rclacíonalcs de estas famílías de jugadores, habítuados a las tú finges desvivirte por Franco porque te desvives por nosotras?"
contorsiones taclicomanipuladoras, parecen dominadas por un caveat principal, Gregory Bateson decía al respecto: "Aparentemente, el discurso de la
que sería más o menos así: en materia de afectos, es convenie~te IZO mostrar comunicación no verbal se refiere precisamente a cuestiones de relación -
nunca las cosas tal como son. Es preferible mostrar lo contrarto. amor, odio, respeto, temor, dependencia, etcétera- entre el yo y un interlocutor,
Con la familia de un esquizofrénico crónico, tuvimos la rara fortuna de o entre el yo y el ambiente, y la naturaleza de la sociedad es tal que el falseamiento
obtener (de ese caveat) una declaracíón verbal explícita de los padres, que de este discurso hace surgír rápídamente las patologías. Desde el punto de vista
confesaron las simulacíones que cada uno de ellos había llevado a cabo, con de la adaptación, es pues imporwnte que ese discurso se desarrolle mediante
buenas intenciones, en las relaciones con los tres hijos varones. P_cro la mtnga, técnicas relativamente inconscientes y sujetas sólo en parte al control volunta-
ya de por sí increíble, resultó más kafkiana aun por los comentanos de las dos rio" (1972, pág. 423).
hijas adoptiva.s, quienes, con sus rectificaciones, mostraro~ que el embrollo er~ Pero esto abre la puerta a un problema de complejidad inimagínable. ¿Cómo
más embrollado de lo que se pensaba. Conservamos esa v¡dooca<;ete como una puede tener éxito, a dónde puede conducir un falseamiento voluntario de una
reliquia histórica, para su eventual transcripción verbatim. Aquí damos un relación, en un juego interactivo cuyas jugadas tácticas consisten en un intercam-
resumen. bio rápido de conductas largamente sustrafdas al nivel verbal?
se trata de una familia compuesta de padres que pasaron los cincuenta,
separados de ocho años atrás, divorciados los dos y no vueltos a casar, treshiJOS
varones: Gino, de treinta y tres años, Máximo, el paciente señalado, de .tremta Y EMBROLLO Y PADRE UNICO
uno, y Franco, de veinticuatro y dos hijas adoptivas más jóvenes, de veml!dós Y
dieciocho años. De los varones, sólo el último vive con la madre. Gmo se casó Morawets y Walker(J 984) han dedicado un volumen, sumamente detallado
y tiene un hijo, las dos muchachas trabajan, y viven cada UI_'~ por su cuenta, e instructivo, a los múltiples problemas que pueden surgir en las familias con
mientras que Máximo, cuando no está en algun serviCIO ps•qmatnco, vtve en un padre único en las distintas fases de su devenir. En nuestm casuística clínica, las
cuartucho comprado por el padre y trabaja por momentos en el negociO de familias con padre único que nos consultaron por un hijo anoréxico o psicótico
antigüedades de la madre. habían llegado a esa situación, en su inmensa mayoría, por la muerte de uno de
Al iniciarse la segunda sesión, la terapeuta, como de costumbre, formula los padres y en menor cantidad a raíz de un divorcio. No nos ocuparemos, por
preguntas referentes al tipo y evolución de las relaciones de ca~a padre con los tanto, de las situaciones en las cuales siempre ha habido un padre único, como
hijos. La atención de la terapeuta se centra en paruc~lar .en el htJO ~ayor, Gmo, en el caso de la madre soltera.
que se presenta en función de padre, al punto de que el mtsmo llamo por teléfono
para solicitar la terapia. La madre sostiene que el padre ha temdo st?mpre con
Gino una relación preferencial. Pero el padre se apresura a desmenttrla, soste- Viudez
niendo a capa y espada que siempre tuvo debilidad por Máximo, pero que se
cuidó de disimularla para no hacerlo sufrir a Gino. Las hermanas, en cambto, Entre los posibles juegos patógenos identificables en las familias con un
concuerdan al afmnar que el preferido del padre fue siempre y sigue siendo padre viudo, queremos foca !izar aquí, exclusivamente, el más grave: el embrollo
Franco. relacional, que con respecto a ese tipo de familias que recurren a nosotros por
Más adelante, en la sesión, las dos hijas adoptivas acusan a la madre de "dar síntomas graves, anoréxicos, psicóticos o esquizofrénicos, hemos observado
demasiada cuerda" a Franco, favoreciéndolo por todos los medios y calentándole normalmente en algún miembro de la última generación.
la cabeza. En realidad, Franco es tm muchacho bastante arrogante, que se da Querernos, no obstante, subrayar enseguida un concepto fundamental. La
mucha importancia por el hecho de estar construyendo con sus propias manos un viudez es, en sí, un hecho crítíco en la vida de una familia. Sin embargo, ese
98 LOS JUEGOS PSlCOT!COS EN LA FAMILIA EL EMBROLLO 99

hecho sólo puede desencadenar las consecuencias que aquí expondremos si se En cuanto a los movimientos interactivos que se suceden a la muerte de un
inserta en ww organización relacional "embrollada" dese/e mucho antes de la padre, el hecho de pensar sólo en función de la elaboración del duelo nos pareció
desaparición de uno de los padres. En ese caso, el padre que queda solo puede reductivo, por cuanto restringe nuestra atención al impacto del hecho estresante
adoptar una conducta que desencadene en los hijos o entre ellos y otro miembro en la psique del paciente señalado. En cambio, partir del problema de la sucesión
de la familia extensa, un proceso competitivo, metafóricamente comparable a nos resultó una inspiración esclarecedora que nos ha permitido datar y recons-
una "guerra de sucesión'? truir hacia atrás las configumcioncs relacionales embrolladas. En particular,
En efecto, la viudez abre el problema clave de la reorganización interactiva: entendemos que la atención se debe centrar en las estrategia' encubiertas de
¿en quién se apoyará el padre viudo? ¿a quién le pedirá consejo? ¿quién llenará aquellos viudos que, de un modo en apariencia incongruente, les reparten a sus
su soledad? ¿quién será su consuelo? Resulta evidente, de inmediato, que ese hijos halagos alusivos y frustraciones igualmente alusivas, recargando siempre
problema no puede producir daños si el viudo se comporta clararuente, por de incertidumbre y rivalidad ese clima angustian te. Actúan así, ante todo, cohe-
ejemplo, señalando sin disimulos a aquel o aquella en quien más desea apoyarse. rentemente con las reglas de su aprendizaje. En el juego de provocaciones recí-
Moralismos opuestos podrían hacer pensar que la elección "endógama" (es procas con el cónyuge difunto habían tratado ya de coligar aliados contra el
decir, dentro de la familia) es preferible porque no pone a los hijos en contacto compañero. Al quedar viudos, sus estrategias son puestas en marcha, además,
con un extraño, o por el contrario, que es más sana la elección "exógama" (fuera por el impulso de motivos más inmediatos, como el miedo a quedarse solos y
de la familia) porque volviendo a formar una pareja facilitaría la emancipación olvidados en caso de que todos los ·hijos se alejaran o el deseo de mavivar un
de los hijos. Estamos convencidos de que ningún organigrarua, cuando es juego en otro plano, en general en el de la faruilia extensa (contrastando con todo
explícito, es de por sí disfuncional. En cambio, en los casos llegados a nuestro lo que abiertamente exteriorizan: el interés exclusivo por sus hijos).
consultorio, lo que había creado los presupuestos para una verdadera, aunque De toda' manems, el fenómeno inmediato y más notable (siempre que se lo
disimulada, guerra de sucesión, era el persistente carácter de indeterminación en sospeche y se lo indague) es el siguiente: el viudo es el actor principal de una
el señalamiento por parte del viudo. serie de jugadas que inducen a corifusión y que lo mantienen en el centro del
¿Cómo poner de manifiesto ese tcnómcno? A diferencia de aquello que interés de los hijos. Y precisamente esto es, al parecer, común a los tres casos que
expondremos en el capítulo 9, donde nos pareció esclarecedor modelar el aquí sintetizamos.
proceso psi cólico tomando como punto de partida el tipo de juego de la pareja
parental, en este caso específico nos resultó conveniente partir de un estadio l. Andrés S. quedó huérfano de padre cuando era todavía un niño, con una
diferente. Como la pamja se había disuelto antes de la iniciación del síntoma en hermana, Mariela, un poco mayor que él. Durante los primeros años el chico
el hijo,consideraruos necesario reconstmir en sus diferentes etapas el proceso de aceptó como natural el hecho de que la madre, en su soledad, se apoyase en la
rcorganir.1ción de las relaciones que siguió a la muerte del padre. (Esto no hija más grande. Pero cuando se asomaba a la adolescencia y la tan perfecta
significa que no sea posible, a posteriori, intuir que la pareja conyugal estuvo en Maricla se alejó para ir a la universidad, la madre le hizo hacer ih.,iones de que
su momento empoñada en un juego de tim y afloja que sentó las premisas para ahora le había llegado el turuo de servirle de confidente y de sostén. Muy pronto
la sucesiva configuración del embrollo. Algunas veces podemos imaginamos el los hechos desmintieron sin piedad esa promesa. El puesto que Andrés tanto
tipo de juego de la pareja parental, ligado casi siempre a intrigas de relaciones arubicionaba fue ocupado sucesivamente, primero por un tío materno, después
con miembros de la fmnilia extensa.' por el novio de la hija, luego por un amigo de la familia y por último -insulto
máximo- por la vieja madre de su madre, a quien siempre se había tenido por
2En dos casos pudimos observar que esa guerra se hah(a inicíadoya antes de la muerte del padre
desequilibrada, que se hospedó en la casa y se recuperó tanto, que también ella
se antepuso al pobre Andrés. Este, pocos meses después, de ha\)er pesado setenta
y en uno de ellos, ¡después de un diagnóstico nefasto que más tarde demostró ser errado!
3
Con respecto a un interesante debate sobre el tema del padre viudo, véase: Stierlin y otros
y dos kilos, bajó a treinta y seis.
(1987). Se tmta. de las actas del congreso celebrado en Heidelberg en 1985. En las páginas 163·205 2. Lía C.llega a una consulta por una anorexia ya crónica a pesar de una larga
se transcribió la discusión sostenida por varios terapeutas después de la proyección de un videotape. terapia individual. Recientemente, su condición se ha empeomdo mucho y la
Se trataba de la primera sesión con una familia en la cual el hijo menor, de quince años, presentaba muchacha, en la víspera de su gmduación, interrumpió los estudios. Lía vino a
una crisis disociativa que explotó poco después de la muerte del padre. Se puede observar, entre
la primera sesión junto con la madre, Eva, viuda desde hace muchos años, su
otras cosas, la diversidad del planteo conceptual y terapéutico entre Nonnan Paul, que subrayaba
el problema de la elaboración del duelo, y Mara Sclvini Palazzoli, que anticipaba los conceptos de
hermano Lorenzo, estudiante universitario brillante, su tía materna, Gracia,
embrollo y de guerra de sucesión entre hcnnanos. soltera, y su vieja abuela materna. Vcamos ahom, en msumen, cómo reconstrui·
f

100 LOS JUEGOS PS\COTICOS EN \A FAMILIA EL EMBROLLO 101

mos el proceso que dio lugar al síntoma de Lfa. La señora Eva vivió siempre en quince aílos, YJuana, de siete. E! núcleo familiar había convivido siempre con
una pequeña ciudad de provincia. ejerciendo a domicilio el oficio de modista. la farmha del padre: con la cual éste compartía la dirección de una empresa. Las
Había tenido que rcnuncir a un empleo anterior en una sastrerfa porque al marido, relaciOnes eran pésrmas. De la ficha médica surgfa que Juana había .empezado
sumamente posesivo, no le agradaba que trabajase afuera. Por lo demás, él había a desarro;lar síntomas fóbicos aproximadamente a los diez años (fobia escolar).
impuesto la necesidad de convivir con sus ancianos padres, de quienes era único Pero hacm sólo dos años (cuando llenarnos la ficha, Juana tenía diecisiete) que
hijo, que murieron algunos años después del nacimiento de sus nietos. Lfa, muy estaba muy mal, totalmente retraída en su vida social y escolar y con etapas
parecida al padre por el carácter, había imitado muy pronto las actitudes de maníaco-depresivas y actitudes paranoicas. Dcrian, por su parte, enseguida de
control, impidien<lo a su madre toda conversación con la clientela. La señora Eva la muerte del padre, inició una conducta atípica que muy pronto desembocó en
se le ponía en contra al marido, no sólo por su actividad como modista, sino por tóxicodcpendencia. Desarrollamos nuestra investigación sobre la base de la
una ligazón muy intensa con la hermana Gracia, que decidida a permanecer metáfora de la guerra de sucesión y llegamos así a aclarar lo siguiente: después
soltera, llevaba una vida brillante y profesionalmente lograda, en una gran de la muerte del padre Dorian no llegó a succ,derlo, como hubiera sido lógico
ciudad, pero venía a menudo a visitar a sus únicos sobrinos, a quienes estaba muy esperar. Ya antes de ese hecho lamentable atravesaba uua etapa de rebelión: los
unida. Cuando Eva queda viuda, se apoya en la henmana más liberada, delegando panentes patemos lo habían instigado contra su madre y por añadidura él estaba
en ella una serie de responsabilidades prácticas, que sus hijos son todavía celoso de la henmana, niña modelo, muy apegada a la madre. Fue así como Juana
dcma>iado jóvenes para asumir. Cuando éstos llegan a ser lo bastante adultos pasó a ser el único consuelo de una madre deprimida y quebrantada. Dcrian,
para dedicarse en pleno al manejo de la casa, el anciano padre de Eva y Gracia margmado y desvalorizado, cayó muy pronto en la opción depresiva y suicida
mucre, y Eva considera que es su deber llevar a la casa a su vieja madre, a pesar de la heroína. A este punto, su madre decidió salvarlo a toda costa, comprome-
de que Gracia se acaba de jubilar. En realidad, Eva piensa que su madre y su uendo tambrén a Juana para controlar a Dorian que entonces robaba, peleaba,
hermana no pueden vivir juntas, porque siempre se pelean por pequeñeces. Así mgresaba a hospitales y centros de rehabilitación, para escapar de allí enseguida.
pues, Gracia se muda a la casa de su hermana, para ayudarla a cuidar de la madre, Juana cumplió al pie de la letra con todos los deberes para con Dorian, asignados
y les presta a sus sobrinos su propia vivienda en la ciudad, que a ellos les resulta por la madre, y obtuvo calificaciones óptimas en la escuela, pero inició un
cómodo para concurrir a la universidad.;El carácter desconcertante de la retraimiento fóbico. Al parecer, la madre le había transmitido una visión
maniobra de Eva reside en el hecho de que ella exterioriza que debe soportar la terrorífica del mundo exterior. Después de un par de años de lucha Dorian
invasión de su casa por su anciana madre y su hennana, por lo que Lía, que inesperadamente, empezó a sentar cabeza. Trabajaba, hacía proyectos 'y necesi:
siempre había aspirado a convertirse en el apoyo y el sostén de su madre, no taba la ayuda económica de la madre para iniciar una actividad comercial. La
puede enojarse con ella, pero se carga de rencor contra las parientas. Las comidas madre reencontró en él a un compañero más agradable que Juana, que fue
familiares pasan a ser teatro de continuos altercados, primero entre la tía Gracia depuesta. Y, sin embargo, al indagar los detalles, resultó que ni siquiera Dorian
y la abuela, después entre Lía y cada una de ellas, mientras Eva se las ingenia para estaba del todo bien. Tenía momentos de agitación, de tristeza; de cuando en
oficiar de pacificadora y Lorenzo se aísla frente al televisor. Pero la cosa no cuando tenía extraílos caprichos. El equipo focal izó la atención en los problemas
tcnmina ahí. Como contrapartida por la ventaja que sus hijos ahora tienen al poder de relacrón de la madre con su familia de origen. Surgieron así los profundos
disponer del apartamento de Gracia en la ciudad, Eva se abstiene de objetar las rencores que de años atrás alimentaba contra su vieja madre, quien se había
fastidiosas intromisiones de la hermana en la vida sentimental de Lía. Además, conducido siempre como una chiquilla irresponsable y ahora, abÍcrtamcntc,
con el fin de mantener a Gracia lo más separada posible de la madre, Eva la ha antes que a ella, prefería a sus otros dos hijos. ¡Y resultó que también esta abuela
alojado en su propia habitación y hasta en su lecho matrimonial. Esto no le había quedado viuda de joven! La guerra de sucesión parecía saltar así de una
impide a Gracia ocultar su satisfacción ante los múltiples suspiros que mantienen generación a otra, con su séquito de tribulaciones y congojas.
el equívoco de una madre que, aunque dedicada únicamente al bien de los hijos,
no ha podido evitarles la alteración de la vida familiar. Lfa, confusa y llena de
hostilidad, inicia su propia protesta con el ayuno anoréxico contra el triunfo de Divorcio
la tía Gracia y la traición encubierta de la madre.
3. En el caso de Juana M., para quien la madre requirió nucstm ayuda, toda En el c~l'm del divorcio de los padres, se pueden configurar en torno de uno
nuestra indagatoria durante la primera sesión giró alrededor de la pista_ de la u otro de ellos. no ncccsarimncntc de aquel con quien los híjos viven, las mismas
sucesión. El padre había muerto hacía diez anos, dejando dos hijos, Dorian, de intrigns interactivas embrolladas que hemos descrito en el caso de la viudez. Por
1

102 LOS JUEGOS PSICOT!COS EN LA FAMILIA


EL EMBROLLO 103
ejemplo, un padre que vive la separación corno un abandono incomprensible o
injusto de su ex cónyuge, cayendo en una profunda depresión, plantea a los hijos divorciada q~e vivía con cuatro hijos de una edad que iba de los doce a los veinte
enojosos interrogantes en cuanto a la rcorgani;r.acióo de las relaciones familiares. aí\os. El mando, un artista, se había vuelto a casar tres aí\os antes con una ex
Pero esos interrogantes se toman angustiosos cuando el padre, ante el terror de alumna. A_hora bien, pudím?s llegar a comprender que la nueva mujer, en un
quedar solo, inicia con los hijos un juego sutil de jugadas desconcertantes, de acu?rdo _tac!lo con el mando, colaboraba a fondo en una sutil acción de
alternadas ilusiones y dcsilusioncs,que provocan en los hijos celos y rivalidades. ~nst~gacwn d~ los hijos contra la. madre biológica. El padre, por su lado, que
Se puede así, igual que en el caso de la viudez, llegar a ese mismo fenómeno Jamás _se habla ocupado de los hiJOS en el pasado ya lejano, había descubierto
disfuneional al que metafóricamente hemos dado el nombre de "guerra de despues una gran ternura por ellos y el deseo de verlos con frecuencia De ese
sucesión''. modo, aquellos chicos se veían expuestos constantemente al contraste c~tre una
Sin embargo, el divorcio, en comparación con la viudez, puede dar lugar, por casa. habitada por una madre absorta y taciturna, y esa otra casa donde se
su índole, a una mayor probabilidad de insidias relacionales. Comencemos por resp1raba un chma cálido y de acogedora hospitalidad, donde e1 padre había
el caso más simple, el de la pareja desintegrada. Es común observar que dos ex rehecho su Vl(la. La acusac•ón.a la madre por no haber sido capaz de comprender
cónyuges, pese al divorcio, mantengan los mismos choques y conserven la a ese hombre gema] Y fantasioso estaba siempre latente en el corazón de los
misma emotividad candente que habían hecho intolerable la vida en común. Con chicos, c?n.'o una esp~da pendiente, chocando conllictualmente, sin embargo,
todo, esa desavenencia no es patógena cuando los hijos no se involucran, ni son con las_ log•cas sensacwnes de culpa respecto de la madre, inevitables en esa
involucrados, en el juego de la pareja. La patología explota cuando un hijo es sttuaciOn.
involucrado y se involucra en un embrollo relacional. Juegos funestos de este tipo, que se interponen entre los miembros de la
En nuestra muy amplia casuística de familias con p~cientes sefialadas pareJa recons.tru•da Y los de la pareja desintegrada y que involucran a los hijos,
anoréxicas hemos tratado tres únicos casos de anorexia grave desencadenada
1
no son, por_c•erto, un fenóm~no raro, y mucho menos que se pueda descuidar,
consiguientemente al divorcio de los padres. Y bien, en esos tres casos pudimos dcb1do a su alto potenc•al patogeno. Se debe imaginar siempre la hipótesis de su
poner en evidencia, con variables específicas diferentes, un embrollo relacional prcsenc.'a, Yse los debe indagar en el caso de hijos de divorciados con conductas
idéntico. Nos referimos concretamente al hecho de que la paciente señalada; smto~aucas. En esos juegos, es prácticamente una norma que estén involucra-
antes del divorcio, no sólo había sido enredada por uno de los padres en una dos m•?mbros de la familia extensa, en particular los abuelos.
relación seudoprívílegiada, sino que también había sido objeto de vagas pero Ex1st~, ror último, otro embrollo relacional, ligado al divorcio y a la
seductoras promesas. Así fue porque de algún modo le había sido comunicado: re~onstrucciOn de la pareJa, al que queremos referimos. Se trata del caso de un
"Cuando por fin esté fuera de este infierno ... , ¡qué lindo sería estar tú y yo hiJO o h•Ja que ha sido objeto de adulación, halagos o seducción propiamente
juntos ... los dos ... que nos entendemos tan bien sin necesidad de hablamos! ... " .d•cha por paru: del nuevo cónyuge del padre divorciado. También aquí lejos de
Llegó el divorcio y salió a la luz el engaí\o, poniendo a la futura paciente señalada constdcrar autentico semejante '_'enamoramiento", apuntamos en prim~r térmi-
frente al conocimiento de la amarga realidad: haber sido y seguir siendo sólo una no nuestros rell;ctore~ sobre el Juego de la pareja. Habrá que ir a ver y tratar de
confidente complaciente en quien el padre, en los momentos de intimidad, comprender cuál podna ser el mot•vo, y el fin, que impulsa al nuevo cónyuge a
descarga la basura de su rencor eterno por el cónyuge de quien, como dice, se ha efectuar ese movimiento en su juego con el compañero. Se podría tratar de una
liberado ... Así pues la huelga de hambre señalaba el derrumbe, en las pacientes, amenaza, de la tentativa de conseguir un aliado, de una venganza por haberse
de esa creencia de fondo, sobre cuya base habían construido todo su universo senudo postergado frente a los hijos biológicos, o a uno de ellos, 0 de algo más.
afectivo y cognitivo. De ~odas maneras, no se podrá aclarar ni el motivo ni el fin sí no se parte de la
Y llegamos al fin a los juegos funestos que se pueden estructurar cuando uno h•poteslS correcta: que se trate de un movimiento estratégico en un juego de
de los padres divorciados se vuelve a casar. Es el caso de la pareja reconstruida, parCJa en el que se ínstrumentalíce al menor.
en la cual el marido divorciado, vuelto a casar con una joven que contrae
matrimonio por primera vez, no ha resuelto aún su odiado vínculo con la anterior
mujer. Y bien, ese marido puede atraer a la joven mujer a un juego de alianza
perversa que tiene por blanco a su ex mujer. Un juego de esa especie llega a ser
pernicioso, sobre todo cuando ínstnunentalíza a los hijos. Tuvimos ocasión de
estudiar un caso de estos, en el que quien solicitó nuestra ayuda fue una madre
<A INSTIGACION 105

transcriptas, extraídas de algunos diccionarios italianos y no italianos. Este


6. LA !NSTIGACION témino genera equívocos, sobre todo porque conlleva connotaciones momlistas.
Pero de todos modos hay que adopU!r algún término y nosotros no hemos sabido,
al menos por el momento, encontrar o invcnw otro más adecuado. En nuestro
esfuerzo por explicar aquello que entendemos por instigación, sólo nos resta
invitar al lector a recorrer el tortuoso camino que hemos trazado partiendo
precisamente-y éste es el lado cómico---, del juicio moralista que este ténnino
implica en el lenguaje corriente.
En un escrito inédito, Mara Selvini Palazzoli había relatado así el surgimien-
to de la primera intuición: "La primera vez que con ímpetu, en un momento de
emoción intensa, me salió de la boca la palabra instigación fue en la primavera
de 1981. Junto con la colega Prata, quien seguía mi ejemplo, me acercaba al final
de la estresante terapia de una familia con una hija de veintiún afios anoréxico-
bulímica crónica, a quien llamaremos Josefina, un caso muy grave, complicado
por conductas psicóticas y suicidas. Este caso nos fue enviado por una psicoa-
Diccionario Palazzi: nalista amiga dr.la familia, quien había sido sincera al decimos que lo conside-
Diccionario Devoto-Oli: raba prácticamente desesperado, por cuanto había puesto en jaque múltiples
Instigar: excitar, provocar, en general con tratamientos anteriores, entre ellos una terapia familiar de inspiración psicoana-
Instigación: persuasión al mal, reiterada
sentido negativo. lítica. Josefina había sido una jovencita de un encanto excepcional, hija única de
con asiduidad consciente y abiertamente
fraudulenta: instigación a delinquir, a la padres de clase social alta, que ejercían profesiones liberales. Durante varias
rebelión, etcétera. sesiones estuve trabajando únicamente con los padres, que habían cumplido
Concise Oxford Dictionary:
fielmente la serie de prescripciones. Josefina había mejorado bastante, pero
Jnstigaie: urge on, incite (pcrson to action, todavía no podía considerarla curada. Aparte de su obsesión por el peso,
todo usual1y something evil); bring about persistían en ella algunas conductas provocantes, dirigidas sobre todo ala madre,
Diccionario Zingarelli: (revolt, murder, etc.) by persuasion. So que me dejaban perpleja. Al ténnino de esa octava sesión, justo en el momento
lnstigation. de la despedida, la madre me dijo con tono amargado que en las semanas
Instigación: ilícito penal consistente ~n un precedentes Josefina había conseguido una vez más comlenarla a pasar una
conjunto de actividades capaces de mdu-
cir a los demás a adoptar una conducta
noche en blanco. Explicó que Josefina había recibido una carta escrita en francés.
Dictionnaire Robert: Con el pretexto de que le era difícil descifrarla, había ido a la oficina de la madre
dada: instigación al suicidio, a la prostitu-
' • para que la ayudase. Se trataba de una nota de pocas líneas, finnada por un
ción, a delinquir. Jnstigafion.: actionde pousscrquc1qu un a
muchacho francés con quien Josefina decía haber tenido, días antes, una relación
faire quelque chose.
sexual. En esa carta le infonnaba que había descubierto que era sifilítico. De
inmediato intuí en esa conducta de Josefina una intencionalidad provocante, tan
extremada con respecto a la madre, que quedé fulminada. Hasta tal punto que
apenas partieron los padres, me reuní precipitadamente con mi colega, en un
estado de gran excitación y gritando: 'Aquí hay algo que se nos ha escapado,
¿entiendes? algo que no hemos sido capaces de descubrir. Para armar todo este
LA !NSTIGAC!ON COMO PROCESO ardid con el único objeto de torturar a su madre, Josefina debe de haber sido
instigada por alguien en su contra. ¡No es posible que Josefina haya llegado por
Una investigación que ha adoptado la metáfora del juego con el objeto ?e sí sola a perseguir a su madre hasta ese punto! ¡Tiene que haber sido instigada!
ler ah complej.idad se ve traicionada por los térmmos del lenguaJe comun, Pero, ¿por quién? ... ¿por quién? ... En la próxima sesión debemos a toda costa
ten( < . • "' • · ' "no es por ctcrto descubrir quién es o quiénes son esos desgraciados que la instigan. Si no lo
que adhiere al esquema causa-efecto. Eltémuno msugaCion . .· ~ •
una excepción, como se puede constatar fácilmente en las dchmcwncs antes
f

106 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAM!UA LA INSTIGACION


107

conseguimos, ¡abandonaremos a esta pobre genLC a mitad de camino!" 1 Era tal vez, hacerse perdonar algo? ¿pero qué? ¿qué podía hacer ella si su marido en
necesario, pucs 1 averiguar de dónde venía la instigación y concebir el procedi- las tcrt~has era un~ mom.ia? ... ¿si en su trabajo era el eterno segundo?
miento adecuado para desenterrarla. En aquella scs1ón sahó a la luz un hecho paradójico: que ese marido había
También nuestra búsqueda del procedimiento tiene, inevitablemente, una le~mado por detestar en su mujer justamente las mismas cualidades que Jo
historia hecha de ensayos y errores. Nuestros primeros pasos se dirigieron a las h~bmn seduc~d~, que lo _habían hecho enamorarse de ella. Pero aquí surgía la
familias extensas. Pero muy pronto excluimos, o al menos restamos valor, al mayor duda. ¿Como hab1a sucedido esto? ¿En qué había exagerado ella para que
poder patógeno de la instigación entre no consanguíneos (como suegra y nuera, se llegase~ este punto? En otros términos, ¿eran realmente las cualidades de la
cuñados y cuñadas) por ser un fenómeno culturalmcntc notorio y por tanto no mujer en si las que chocaban al marido? ¿o ser fa más bien aquel/o que él captaba
desconcertante. En realidad, no parece desconcertar a un niño el hecho de ver que de provocador para él en ese modo de exhibirlas?
la abuela paterna desapruebe a su madre, tanto más cuanto que observa De nuestro paciente trabajo sobre los dCtalles, surgieron muchas conductas
fácilmente la recíproca. provocantes de la muJer. Pero hubo más. Observamos también otro hecho
Nos orientamos así a buscar la instigación entre los consanguíneos. Es el 1m portante. A esas conductas provocames de la mujer correspondía una reacción
caso, por ejemplo, de la abuela materna, que invadida por los celos respecto de del mando Siempre Idéntica, repetitiva: la de mantenerse impasible. Además la
su propia hija, se presentaba ante su nieto como si fuera su verdadera madre. En muJer en los momentos difíciles podía, en ese rostro de jugador de p(x¡u~r.
el caso de Josefina, en la sesión con los padres que siguió a la primera intuición, deduCir el furor con sólo ver su palidez.
buscamos en un principio por el lado de la abuela paterna, muerta desde hacía Mediante aquella sesión llegamos a construir para esa pareja el siguiente
varios años, que no resultó importante, por cuanto había sido descaradamente modelo mtcractiVo:
celosa y agresiva con su linda nuera. Indagamos después por el lado de Blanca,
tía materna de Josefina, una mujer presa de depresiones, ya anciana, que sin provocación disimulada ~ rabia disimulada
embargo nunca había ocultado su envidia por el encanto y el éxito profesional
de la hermana menor. Resultó claro al fin que debíamos abordar a la pareja
parental. en el ~ue ~a ~rovocadora nunca conseguía hacer explotar al provocado, que por
Por eso, en la sesión siguiente la terapeuta, insistiendo en el sentido de las eso, con su conducta, re-provocaba la prov()cación, etcétera.
posibles envidias que la belleza, elegancia, cultura, vivacidad y éxito profesional Hasta aquí habíamos llegado. Pero entonces 1· cómo se insertaba Josef·
¡· d"d' , · · · maen
de la seductora señora podían provocar en los demás, preguntó al marido qué e Juego 1a 1co? ¿Cual de los dos padres la había instigado? Primero pensamos
pensaba él al respecto. Admitió con dificultad que algunas veces se sentía en el acercamiento natural entre un marido celoso y una h1 · ·a en VI·d·lOSa. nrCfO
, . · 1
molesto, en las tertulias o fiestas, porque en su opinión su mujer a veces poco mas adeh:mtc nos dunas cuenta de que algunas conductas triunfalista<.; de
exageraba, dando casi un espectáculo. A este punto la terapeuta fue testigo la encantadora señora podían haber resultado provocantes no 81·,¡0 p· 1
, ·d · ., · . dra e
finalmente de un momento de verdad. La bella dama perdió el control. Acusó al man o, smo tamb~en para la hija jovencita. Por otro lado, Jo.sefina debía haber
marido de haber estado celoso siempre de su éxito social, de su popularidad, de captado en_ el rostro de su padre, en muchas oca"iiones, esa misma perversidad
sus múltiples amistades, de la gracia con que sabía animar las conversaciones, que advc:tm en ella. Y es probable que se haya preguntado por qué el padre cm
las fiestas, con que sabía bailar, tocar la guitarra, cantar ... Sí, cierto ... él nunca tan pustlamme como para tolerar, sin chistar, ciertas exhibicionc-;. Del mismo
le había reprochado nada.. . Pero en esas ocasiones ella lo veía, bueno ... mod~ que el padre, por su parte, debía de haber captado sobre el rostro de
arrellanado en un sillón, con ese rostro cerrado, con ese aire ausente ... ¿Quizás !osehna, en a1gunas ocasiones, esa misma perversidad que advertía en él·
era por eso que cada tanto ella tenía crisis de desaliento, de angustia?¿ buscaba, mcluso, haberse conducido con ella de un modo alusivarnente sed . ' e
'·C , l · , uc 1or.
1 uan o meJor estana con una mujer tranquila como tú ... !'

A_ esta altura d_c nuestra paciente reconstrucción, la explosión del síntoma de


1
Joscfma en es{! ~mgular familia se nos manifestó por un momento como el
La instigación es tan patógena como no aparente. Al igual que un tumor maligno en una
víscera, trabaja en silencio y prepara el golpe de gracia. Al rever los casos de terapia familiar que
rcs~ltado, en_ la h~¡a, de la creencia ?e que su madre, con respecto a ella y al padre,
en el pasado terminaron con un fracaso, nos dimos cuenta, por indicios evidentes que entonces no t;nm .(!emasw~o: belleza, scducctón, inteligencia, cultura, éxito profesional y
estábamos en condiciones de captar, que muchos de esos fracasos se deb(an atribuir a nuestra t.an;b_ten una hiJa encantadora de la que con gusto se jactaba. Pero esto último cm
ignorancia de este fenómeno. lo untco que Josefina tenía el poder de quitarle. Cuando la familia llegó a vernos,
108 LOS JUEGOS PS!COT!COS EN LA FAMILIA
lA INSTIGACION
109
hacía ya años que Josefina era un monstruo que perdía dientes y cabello, Y de
quien la madre se avergonzaba. · trabajo. Seguía siendo bella y trabajaba con tesón. Pero ya no le sentaba tan bien
ser brillante ... "
De acuerdo ... pero si hubiese sido así, ¿por qué Josefina era fría también con Retomemos ahora de nuevo, y esperemos que con mayor claridad, el arduo
!o
el padre? ¿Por qué lo hacía sufrir? ¿Por qué, con sus conductas angusttaba tema del significado que atribuimos al término "instigación". En el lenguaje
también a él? La respuesta a estos interrogantes la encontramos mas adelante, ~n comente, como se observa también en los diccionarios, este vocablo envuelve
el momento en que nos dimos cuenta de que ese padre "instigador", que habta una dimensión <liádica lineal-cansa!: hay alguien que instiga y alguien que es
tramado para con su hija conducws seductoras, a la larga no había podido ocultar instigado, alguien que efectúa una acción y alguien que la sufre. Pero las cosas
quién era el verdadero objeto de sus sentimiento~: la mujer. De esta~ I~an~m, no son tan simples. De acuerdo con el modelo conceptnal que hemos adoptado,
Josefina comprendía el embrollo en el cual había Sido atrapada. Y habia mtmd_o la hipótesis de que uno instigue a otro implica un nivel (cuando menos) triádico:
además que su madre, aunque hubiese perdido a su linda hija, era cada v~z mas uno instiga a otro contra un tercero. La perspectiva triádica, corno es sabido,
dueña del marido. Sólo ella, Josefina se había quedado sola. Y por st ;;ola, implica automáticamente un aumento exponencial de la complejidad. Lamenta-
impávidamente, seguiría poniendo en práctica su trágica protesta anorc:tca blemente, ni nuestra investigación ni nuestro lenguaje descriptivo podrán, en
contra el triunfalismo de su madre y la cobarde pasividad de sn padre. ¿Como modo alguno, dejar de pasar por las horcas caudinas de la capacidad smnatoria
concluyó el caso de Josefina? Vale la pena comentarlo, porque fue un epílogo y de la complicación analítica, para. poder dar el salto hacia la concepción
extraordinario. compleja En otros términos, en nuestra investigación es menester explorar
tramos de circuitos y hacer uso (consciente) de puntuaciones arbitrarias: ¿por
"Con posterioridad a las dos sesiones de esclarecimiento esos dos padres
qué el instigador optó por instigar a aquella persona y no a otra? ¿clkil era la
inteligentes decidieron imponerse a si mismos 'prescripciones' arduas Y ~enta;
les, que yo,como terapeuta, no hubiera osado stqmera fommlar. La madre entro relación preexistente entre el futuro instigado y el tercero? Y el instigado, por su
lado, ¿qué bahía señalado al instigador? ¿y Ctkiles podían ser los modos en que
en una depresión', ausentándose por seis meses del estudio donde trabajaba
el instigado re-instigara a continuación al instigador? y así sucesivamente.
Estuvo todo ese tiempo en su casa, en deshabillé, tirada en un sofá y sin hacer
nada descuidada y llorosa, como para no dar envidia a nadie. Sentía que sólo En el caso antes comentado, por ejemplo, si determinábamos que el padre de
com¿ madre enfenna, fea y sencilla podría ser 'dura' con su hija. El marido Josefina era el líder del proceso, teníamos que explicamos además qué era lo que
trabajaba sin descanso, pero en cuanto tenia tiempo libre corría junto a su mujer, lo había hecho acercarse a ella. ¿Acaso una sensación común de abandono? Y
para alentarla, para estimularla a esperar. Ya na?Ic se ocupabade Josefina Pero también teníaruosquccomprender de qué manera la madre provocaba a Josefina,
ella recurrió a una provocación extrema. Intento el enésllllo SUICidiO, esta vez de tal como provocaba al marido; y si -y cómo--· Josefina había señalado al padre
modo muy riesgoso. La salvaron por milagro en un servicio de ~eanimación, su odio frente a esas provocaciones, re-instigándolo a su vez: el recurso a los
donde la retuvieron varias semanas. Entre tanto, los padres habran tomado Y síntomas, que puede interpretarse fácilmente como el j' accuse extremo que
puesto en práctica su decisión: cuando Josefina fue dada de al~ y enviada a su Josefina dirigía a su madre, podía Wmbién actuar sobre el padre como re-
casa, ya no encontró la misma habitación. El lugar eswba vacio. Su padre fue instigación extrema: "Es culpa de mi mujer que mi hija haya quedado reducida
quien se encargó de informarle: 'Compré un apartamento de un ambtcnte en la a este estado". A este punto se hace evidente (si bien nuestras puntuaciones
calle B. e hice llevar tus cosas allí. Encontrarás un talonario de cheques que te fueron arbitrarias y las rcalimenwciones se circunscribieron a la tríada) que la
asegurará lo necesario para tres meses, pasados los cuales tendrás que estar en distinción entre instigador e instigado ya no existe. El instigado es asimismo
instigador, el instigadores asimismo instigado, mientras que el tercero, a quien
condiciones de mantenerte. De ahora en adelante, tu madre y yo hemos resuelto
restituirte la responsabilidad de ti misma, en todo, incluida la decisión de ·dvir identificamos en el rol de primer provocador, cslá obligado a pagar sanciones
gravísimas.
0 morir'. Frente a un mensaje de una claridad tan meridiana, Josefina m chistó:
se dio media vuelta, fue a su nueva casa y no se suicidó. Con todo, hiw toda_vía Naturalmente, nos damos cuenta, pese a las complicadas trabas de la
descripción, de que avanzmnos por simplificación. En realidad, mucho más
algunos experimentos de manipulación de los padres, pero comprobó que no
mordían el anzuelo'. Pocos meses después había encontrado trabajo Y estaba complejas son las situaciones que encontramos, que involucran a una cantidad
curada. Cuando los padres me contaron todo esto, me confesaron que dura.nte de actores que sólo por excepción se limitan a tres. Esperamos, sin embargo, que
semanas y semanas ambos abusaron de los sedantes, para refrenar s~ angustta Y ahora se pueda comprender el sentido que queremos dar al término instigación.
Instigación, a nuestro juicio, no es únicamente un acto o una serie de actos, sino
dormir por la noche. ¡Pero habían salido adelante! La madre habra vuelto al
un proceso: un proceso interactivo en devenir. Este proceso, por su naturaleza
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA LA INSTIGACION 111
110

y más allá de su decurso histórico y de su dosificación "en más o en menos"- El caso que ahora presentamos fue el primero que nos llegó. Nos parece muy
de un caso a otro-- en los aportes individuales, se encamina tácitamente al intc~csantc por un doble motivo:
drama. Un proceso tácito, que confía poco y nada a la verbalización explícita, J.-para mostrar que en la discusión previa a la sesión llegarnos a formular la
contrario a la puesta en escena de los pérfidos monólogos de un Yago, de sus hipótesis de la presencia de una instigación;
palabras mendaces dichas al oído atento de Otelo, o del cadáver inocente de {2.- jlara mostrar de qué m:mera la terapeuta condujo la sesión con el objeto
Desdémona. Los dramas de nuestras familias, en su inmensa mayoría, sólo de hacer emerger ese fenómeno.
ofrecen al espectador, al levantarse el telón, la tácita desolación de los síntomas. Para hacemos comprender, nos preparamos para una empresa difícil, la de
En efecto, para nosotros los terapeutas, el telón se abre con este epílogo, sintetizar el desarrollo en zigzag de una sesión familiar, introduciendo en los
tácito también él, al igual que el proceso que de alguna manera cierra. A nosotros momentos cruciales frases literales o bosquejos de comluctas. Ese desarrollo,
nos corresponde hacerlo hablar, prestarle voz y palabras, detectar las premisas como veremos, es fiel al proyecto de las distintas hipótesis formuladas por el
y darles un sentido. equipo en la reunión previa a la sesión. Se trata de una primera sesión de terapia
familiar que, como surge de lo expuesto, terminará siendo también la última.
Para presentar la familia, empezaremos por el primer contacto, es decir, por
LA !NSTIGACION PRESINTOMAT!CA la ficha llenada por teléfono. Se trata de una madre que recurre a nosotros debido
a problemas con la mayor de sus dos hijas, Alma, de doce años. Nos dice que la
Por efecto de la intuición que había generado el resultado feliz del caso de hija padece de una gran inseguridad y tiene dificultades de comunicación con
Josefina, nos dedicamos sistemáticamente a imaginar hipótesis y a investigar la todos, pero en especial con ella. La familia, a quien llamaremos B., vino a vemos
instigación en todos aquellos casos que nos parecían sospechosos. Aun cuando por recomendación de su pediatra, que nos conoce desde hace años. Está
faltaba mucho todavía para que delineáramos correctamente el modelo, había- integrada por cuatro miembros. El padre, Santos, de cuarenta y tres años,
mos ahordado al menos el tema de la pareja parental, imaginando una conexión químico, es empleado directivo de una pequeña industria privada. Miriam, la
estrecha entre las modalidades de la relación de la pareja y los síntomas del madre, dos años mayor que el marido, es contadora y tiene la representación de
paciente señalado. importantes firmas de la industria del vestido: vende a las boutiques y debe viajar
Aquello que en nuestra opinión se destacaba como un 'indicio que nos inducía con bastante frecuencia. Además de Alma, quien asiste al segundo año de la
a la investigación era lo mismo que nos había sorprendido en el caso (\\'Josefina: escuela de enseñanza media con buen rendimiento, está Aída, de diez años, quien
el ensañamiento con que el paciente señalado atormentaba sobre todo a uno de cursa el quinto grado de la escuela primaria. En lo referente a la familia extensa,
Los padres. Decidimos dirigir nuestra indagación de modo que nos permitiera de la ficha surgen algunos elementos interesantes. La abuela materna siempre
controlar la hipótesis siguiente: que el paciente señalado se hubiese convertido fue de gran ayuda para el cuidado de las chicas, por cuanto Miriam, la madre,
en portador de comunicaciones "humillantes" para uno de Jos padres, provenien- siempre trabajó. Al quedarse viuda fue a vivir con ellos durante los tres últimos
tes del otro padre, comunicaciones que este último no manifestaba personalmen- años de su vida. Está también una tía materna soltera, Rosa, de treinta y seis años,
te. Abrigábamos la idea de que un fenómeno de este tipo debería ser observable que dejó su profesión de cosmetóloga para asociarse al tmbajo de la hermana.
incluso en situaciones anteriores a la aparición de los síntomas. Y nos preguntá- Aunque vive en un pequeño departamento de su propiedad, va continuamente a
bamos, por consiguiente, si una evidencia precoz no podría conjurar años y años cenar a casa de ellos y se les une durante las vacaciones.
de desgrdcia,. Deseábamos, en definitiva, que el hecho de haber configurado un En cuanto al problema de Ahna, que llevó a la madre a pedimos ayuda, lo
fenómeno semejante, de haber sospechado tempranamente su presencia oculta que sorprende en la ficha telefónica, no obstante los esfuertÁ)s de nuestro colega
y poseer una estrategia adecuada para descubrirlo y detenerlo pudiera constituir interlocutor por profundizar lacuestión,es su extremada vaguedad: "Siempre ha
un importante medio de prevención. Teníamos, pues, la esperanza de tropezar sido una chica difícil..., cuando era pequeña lloraba sin parar ... tiene unos
con algún caso que todavía no fuera "sintomático" y nos pcnniticse experimentar cambios de humor que no es capaz de explicar ... tiene una sensibilidad
una intervención precoz. Lamentablemente, nuestro Centro, por e.o;;tar colocado enorme ... necesita que se le brinde una atención total, un afecto seguro ... " Lo
dentro del sistema psiquiátrico en la posición de última instancia para los casos que, en cambio, no es en absoluto vago, sino por el contrario llamativo, eseltono
que se consideraban desesperados, no era por cierto el lugar apto para la angustiado de la madre en el teléfono, en nada justificado por lo exiguo de los
concreción de esa esperanza. Sin embargo, algún santo intercedió al fin por problemas que expone. Interrogada acerca de la actitud del marido frente a los
nosotros y se, cumplió nuestra aspiración. problemas de Alma y sobre su motivación para participar en una entrevista en
r

LOS JUEGOS PSICOTICOS EN lA FAMILIA lA INSTIGACION 113


112

nuestro Centro, la señora sigue siendo confusa y contradictoria. Da fe del deseo Padre: Alma necesita a su madre y mi mujer tiene un trabajo muy absorbente
sincero que tiene el marido de ayudarla, pero de pronto divaga sobre alguna [ .. ,],
pasividad de su parte, que no consigue, sin embargo, definir concretamente. Terapeuta: ¿Es usted el que más sufre con el trabajoabsorhentc de su mujer,
Agrega que su marido se parece mucho a Alma. o es Alma?
Sobre la única base del tono ansioso de la señora, tan evidente cuanto Padre: ¡Alma! Que mi mujer no trabajara era impensable, con su mentalidad
injustificado, que despertó la curiosidad del colega interlocutor, se hace una cita, [... ] , pero Alma ahora está en una edad en la cual tiene más necesidad de la madre
a la que se invita a los cuatro miembros de la familia nuclear y a la tia Rosa. En que del padre.
la víspera del día de la reunión, la secretaria anota en la ficha una segunda llamada Terapeuta (riendo): ¡Oh! Estas son la~ frases típicas de los tratados de
telefónica de la madre, que quería hablar con el colega para añadir algo en la ficha psicología ... , pero ¿en concreto, en qué aspecto concreto se observan estas
confeccionada con éL Pero el colega está ausente, por lo que la llamada no tiene dificultades de Alma con la madre?
consecuencias.
Medía hora antes de la sesión el equipo se reúne para leer la ficha, formular (El padre insiste en divagaciones abstractas, no lo¡,'l'a explicar en concreto cuáles
posibles hipótesis y preparar el programa para verificarlas. Todos quedan son las dificultades de Alma con la madre.)
sorprendidos por la vaguedad de los problemas de Alma, tal como la madre los
expuso por teléfono. Sólo resulta un dato importante: la madre demuestra una Terapeuta (dirigiéndose a la madre): ¿Ve usted dificultades de relación
angustia desproporcionada con los hechos denunciados. Incluso la llamada entte Alma y su padre?
telefónica recibida por la secretaria el día antes parece indicar una agitación Madre: Ninguna, se entienden sin necesidad de hablarse, a menudo es mi
creciente. La madre ha denunciado las dificultades de la relación de Alma con marido el que me explica qué es lo que Alma pretende comunicarme ... ellos dos
ella y la necesidad que la hija muestra de una atención y acercamiento totales. siempre sintonizan.
¡Una necesidad no fácil de satisfacer para una madre con ese trabajo! " Terapeuta (dirigiéndose a la tfa Rosa): Usted, tía Rosa, como persona ajena
Selvini Palazzoli, a quien le toca la tarea de terapeuta, formula la hipótesis al núcleo familiar estricto, tal vez esté en una posición ventajosa para darme a
de que Alma sea una habilísima culpabilizadora. Dehede ser ella, con sus lamen- comprender en qué consisten las dificultades entre Alma y la madre.
taciones, quien ha reducido a la madre a ese estado. Pero, ¿por cuenta propia? ¿o
por cuenta de terceros? Y en ese caso, ¿de quién? Las sospechas señalan al padre (La tía Rosa se pierde en abstracciones sobre los diferentes caracteres respecti-
porque, también sobre la base de la ficha telefónica, se supone que su éxito vos.)
profesional sea menos brillante que el de la mujer.
Después de esta primera hipótesis, surgen una segunda y una tercera, que la Terapeuta (interrumpiendo): ¡Deje a un lado el carácter! Necesito hechos,
terapeuta deberá controlar. La segunda se refiere a la posición de la abuela por favor, cuénteme hechos.
materna (muerta un año antes) en su relación con la hija y las nietas, en particular Tia Rosa: ¡Ah, b~eno! Entonces, ¡tengo uno típico!
con Alma. La madre podría haher sido hostil al compromiso laboral de su hija
y también querer competir con ella, proponiéndose a sí misma como la madre (Cuenta con lujo de detalles que cuando están en el mar, ella y la hermana
mejor. La tercera hipótesis tiene que ver con la posición de la tia Rosa, cuyo aprovechan algún rincón tranquilo para tomar sol en el pecho, sacándose el top.
contacto diario con la hija mayor por razones laborales y la frecuencia con que En esas ocasiones Alma pone unas caras largas increíbles, no les habla durante
concurría a su casa podrían haher provocado en alguno de ellos enojo y celos. días y días.)
Se prepara también el plan sobre a quién elegir como principal interlocutor
para verificar cada una de las hipótesis formuladas. Y se decide, por último, ql/e Terapeuta: Pero, ¿a quién le molesta el asunto del topless. aAlmao al padre?
la terapeuta, después de los formulismos, empezará a trabajar con el padre. Los Tia Rosa: No, a Alma. El respeta muchísimo la voluntad de los demás.
que siguen son los momentos salientes en cada una de las secuencias iniciadas Terapeuta: Sí, pero escúcheme, ¿no podría ser que Alma hubiera sido
por la terapeuta. designada portadora de mensajes de aquello que ella s;1be que al padre no le
gusta ... , aunque él no lo diga?
Terapeuta (dirigiéndose al padre): Quisiera que desde su punto de vista me Madre (rompe a refr, tiene una expresi6njocosa y repite): ¡Eso sí que está
explicase cómo ve usted los problemas de Alma con la madre. bueno ... eso sí que tiene gracia!
114 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA LA INSTIGACION 115

Terapeuta: ¿Hay otros casos en que Alma interpreta los deseos del padre miembro del equipo llama a la puerta y le pide a la terapeuta que salga. El equipo
para transmitirlos eficazmente a la madre? opina que lo que ella está haciendo no es terapéutico, puesto que las bagatelas
relatadas hasta ese momento no son, en verdad, la causa de la ansiedad de la
(La madre, que se ha puesto seria, demuestra su perplejidad. Dice que el marido madre. Es necesario imponer un cambio de rumbo a la sesión con el objeto de
es muy respetuoso de todo lo que ella hace. Incluso en el trabajo la estimula que emerjan los lemas irritantes. ¿Por qué no le preguntaba a la madre lo que
siempre cuando ella se desalienta. Porque ella, cada tanto, se desalienta) quería comunicar en la llamada telefónica que había hecho an!Cs de la sesión?)

Terapeuta (dirigiéndose a Aldn): Y tú, ¿cómo ves el problema que tiene Terapeuta: Hace unos días usted, señora B.,llamó aquí al Cenu·o, diciéndole
Alma con el trabajo de tu madre? ¿Tú no lo tienes? a la secretaria que !Cnía otras cosas que agregar a la ficha. ¿De qué se trataba?
Afda: Yo no, pero Alma odia el trabajo de mamá, quiere tenerla siempre Madre (endureciéndose de golpe,pálida e incómoda): Bueno ... que Alma
cerca, ella es muy chapada a la antigua ... hace poco tiempo tomó dinero de mi cartera, primero diez mil liras, después
Terapeuta: ¿Chapada a la antigua, como la abuela? Háblame de cuando tu veinte mil... y no supo explicar el porqué ... Esto me trastornó ... "Pero, ¿en qué,
abuela estaba con ustedes. en qué nos equivocarnos?", me pregunté .. .

(La indagación sobre la abuela ma!Crna demuestra que la hipótesis es errada Ypor (La !Crapcuta, observando para sus adentros que el padre, a diferencia de la
eso se la abandona.) madre, seguía reh\iado, lo invita a contar en detalle cómo se desarrollaron los
. .
Terapeuta: Desde que la tía Rosa fue a trabaJar con tu madre,está mucho mas
\ hechos. Poede observar así que él hace el relato sin tensión alguna, es más,
sonriendo, y en un determinado momento, hasta guiñándole el ojo a Alma. Esto
cerca de ella que ustedes. ¿Quién de ustedes tres se ha sentido más perjudicado induce a la terapeuta a imaginar la hipótesis de que la ansiedad de la mujer fuera
por la tía Rosa? del agrado de ese marido. Decidió entonces elegir como interlocutor a la tía
Rosa.)
(Aída niega que la tía Rosa sea un problema y lo mismo hacen Alma y el padre,
con argumentos convincentes, sin tensión y sin comunicaciones an~ógicas. Terapeuta (dirigiéndose a la tfa Rosa): Su hennana ha quedado realmente
contrastantes.) trastornada. Dígarue us!Cd, ahora, ¿quién tiene una personalidad más fuerte, su
hermana o su cuñado?
Terapeuta (dirigiéndose a la madre): Ahora quisiera saber exactamente por
qué estamos aquí hoy, por qué no nos hemos reunido aquí hace seis meses o .(Esta vez la tía Rosa es clarísima y se expresa con gran precisión. Su hermana
dentro de seis meses ... es una persona dotada de una gran habilidad práctica. Tiene inventiva, iniciati-
vas, coraje, se lanza a hacer las cosas sin miedo y les saca provecho, por eso, ella
(La madre cuenta que el motivo que la indujo a llamar !Clefónicamen!C al Centro siempre la admiró, siempre percibió su encanto desde chica ... ¿Y el cuñado? No,
fue la discusión violenta entre Alma y la muchacha francesa contratada, a la que él no tiene· esta habilidad, más bien ... Tiene, pero de otro tipo, espiritual,
ella no toleraba y que había sido despedida. Pero el verdadero problema es que mientras que su hermana, en las cosas prácticas, vuela ... )
Alma es desdichada, y que lo es desde hace bastante tiempo.)
Terapeuta: Pero se corre el peligro de que vuele demasiado lejos ¿no? y esto,
Terapeuta: ¿Es desdichada ... o se muestra desdichada? al padre, no puede dejar de darle miedo. Y tú, Alma (el tono de la terapeuta no
Madre: Dice que es desdichada ... a veces ha llegado a decir que quisiera no es en absoluto dramático, al contrario, es bonac/Wn y casi burlón), !C asignaste
haber nacido ... Ayer me dijo: ''Tengo miedo a todo". Le pregunté: "¿Cómo la misión de ser una especie de lastre para tu madre... proporcionándole un poco
puedo ayudarte?" y me contestó: "No lo sé". de ansiedad porque dices ser desdichada, un poco de miedo de no ser una buena
educadora porque tú rateas. Tú le cortas un poco las alas para favorecer a tu
(En este punto la terapeuta, en su intento de ayudar a la madre, se sumerge en un padre, a quien algunos vuelos de tu madre le dan, por el momento, tanto miedo.
parloteo didáctico sobre la adolescencia, minimizando la importancia de los Alma: Yo esto no lo hago con premeditación ... porque no saco de eso ... pero
cambios de humor y de los miedos de las adolescentes. Pero poco después un maruá puede sufrir ...
116 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN lA FAMILIA lA INSTIGACION 117

Terapeuta: Sin duda, lo hemos visto aquí, pero mientras tanto tu padre se provoca de manera insidiosa. La conducta provocante de una mujer así, si se
tranquiliza ... Quiero decir, no es que tu padre esté contento si tu madre se presta atención, puede ser sutilmente despiadada. Al marido le exhibe, no tanto
angustia, de ninguna manera ... pero se asustarla mucho y sufriría más si tu madre y no sólo sus éxitos laborales, sino ante todo -y a nuestro juicio éste es el lado
volase demasiado alto ... Y tú, Alma, seguirás siendo un lastre para tu madre más refinado de una cierta provocación-- hasta qué punto ella está atrapada en
hasta tanto sientas que tu padre sigue temiendo que ella vuele demasiado lejos ... ellos, proscribiendo al marido para dejarlo fuera de sus verdaderos intereses.
es más, el hecho de que tú sigas haciéndolo dará sei\ales de que tu padre todavía Otra conducta típica de estos provocadores a los que cabe llamar "triunfa-
tiene miedo. Tu madre lo dijo, tú y tu padre annonizan. listas" consiste en presentar fases, no infrecuentes, de desaliento. En esos
momentos, el cónyuge envidioso, con el objeto de no manifestarse como tal, se
(leas reacciones no verbales frente a estas palabras de la terapeuta wn muy siente incluso obligado a hacer un trabajo de "recargo" ... En efecto, la madre de
sugestivas. La tía Rosa, que escucha bajando la vista, en actitud de concentra- Alma dice tener momentos de desaliento "<Jurante los cuales mi marido siempre
ción, cuando la terapeuta alude a los miedos del padre comienza a asentir, con me ha ayudado mucho".
lentos e insistentes movimientos de cabeza, tal como lo haría alguien que El otro punto importante que se debe destacar es que to<!oeste juego, con los
estuviese awciando hechos y conductas que de pronto se volvieran inteligibles. movimientos estratégicos que lo configuran, se trama esencialmente en el nivel
La madre mira fijamente a la terapeuta con cara de asombro y observa luego, casi analógico (conductas, mímica, tonos vocales, señales de humor, etc.). Es muy
como si los interrogara, a la hija y al marido. El permanece firme, con el rostro poco lo que se manifiesta en el nivel verbal. Por el hecho de deslizarse
rígido e inexpresivo. A diferencia de Alma, no intentajustificarse ni contradecir. únicamente por los carriles de lo analógico, ese juego parece sustraído en gran
Sólo en el momento de la despedida, después que la terapeuta dice que por el parte, tanto a la intencionalidadcuanto al control "racional" de los jugadores. En
momento no ve la conveniencia de otros encuentros, turbado y deteniendo a su el caso de la sesión antes comentada, esto se puede inferir de la expresión de
mujer que está por abonar los honorarios, saca su libreta de cheques y dice con halago de la madre cuando escucha a la terapeuta afinnar que su marido, Y no
tono decidido: "Esto lo pago yo".) Alma, es quien sufre si ella se descubre el pocho. Sincera en el tono, pero
controlada en las expresiones verbales, ahí donde podrían existir admisiones
Hemos presentado primero este caw para empezar por el nivel más fácil, con peligrosas, es la reacción de Alma ante la intervención concluyente de la
menos dificultades. En realidad la paciente señalada no es psieótica en abwluto. terapeuta: "Yo esto no lo hago con premeditación ... porque no saco de ew
Sin embargo, deseamos hacer notar algunos puntos. El primero es el carácter (ningún provecho) ... pero mamá puede sufrir". Del todo críptico el padre, aun
perverso de la coalición padre-hija, tan oculto, pero activo hasta el punto de cuando su silencio y la falta de toda tentativa de autodefensa hablarían en favor
generar en la madre un estado de angustia, similar al de aquel que se siente del shock auténtico de quien se ve colocado frente a una revelación, no sólo
acosado por todas partes por indirectas que no sabe de dónde vienen. El segundo inesperada, sino irrefutable.
punto es la intensificación reciente y progresiva de las conductas perturbantes de Si de las distintas reacciones de los tres protagonistas hacemos la extrapo-
Alma, que preludiaban su derivación en una sintomatologíaabierta, tanto en ella lación de la reacción de la paciente señalada quien, con aire extraviado, alega
como en la madre. como justificación su inconsciencia y la falta de utilidad de hacer sufrir a su
Pero nos importa, sobre todo, submyar el extraordinario vigor que se madre, podemos tratar de plantearnos el siguiente problema: ¿qué fue lo que
imprimió a la sesión por el hecho de haber formulado la hipótesis de un juego captó Alma en el juego que se trarua entre su padre y su madre? ¿qué fue lo que
instigador. De otro modo, teniendo en cuenta la vaguedad de los hechos la impulsó a hacer de "portavoz" del padre? En nuestra opinión, Alma debía de
denunciados por la madre (no había dicho enseguida lo de los pequeños hurtos, haber captado correctamente en el nivel analógico y desde hacía largo tiempo,
como si temiese ofender a la hipersensible hija ... ) hubiera sido grande el riesgo los aspectos provocadores de determinadas conductas de la madre, al igual que
de empantanamos en consideraciones psicopcdagógicas. En realidad, la tera- el silencio y la pasividad del padre. Pero con este último Alma había incurrido
peuta cayó igual en ese riesgo y sólo fue rescatada por la intervención del equipo. en un error de lectura lineal, interpretando sus conductas no como aquello que
Esfundmf!ental, no obstante, hacer notar que el modelo que sale a la luz en probablemente er.m -realimentaciones contmprovocadoras--, sino c~mo una
esa sesión es aún un modelo mutilado. La madre aparece sólo como víctima. Pero real debilidad e incapacidad de imponerse, de hacerse respetar. Es posible que
nunca un juego de pareja es un juego unilateral, sostenido por uno solo de los Alma note en el padre su aire sombrío, la frecuencia con que mira la hom, el gesto
cónyuges. En el caso de la familia B., si el marido, en secreto, está celoso o rabioso de arrojar el diario cuando el reloj da las ocho de la noche Y la cena se
envidioso de los éxitos de la mujer, cabe pensar que hay ahí una mujer que lo recalienta en el horno ... y ella no llega. Y en él nota la sonrisa fort.ada cnando
118 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA LA INSTIGACION 119

ella finalmente aparece, tirando el tapado sobre un sillón, mientras recogiéndose configurado un fenómeno semejante, sospechar cmnxtamcnte su presencia
el cabello, cuenta que logró convencer a un importante norteamericano p~ qu~ oculta y estar en posesión de una estrategia adecuada para observarlo precoz-
adquiriera ropa verdaderamente imposible. Pero, ¿por qué él?nunca reacctona. mente y detenerlo puede constituir una importtnte herramienta de prevención.
¿Por qué se queda ahí, pasmado? ¿Qué uene? ¿Miedo acaso. Pero ella, Alma, Por eso, en to1os aquellos casos en los cuales la instigación sea presumible
miedo, no siente ninguno. Y ahora ¡que mamá deje de hacer lo que le conviene, se deberá efectuar una encuesta muy bien conducida. La encuesta también es
de regresar a casa por la noche a horas imposibles! Ella sabe muy bten cómo importante por algunos efectos específicos inherentes a su efecto informativo.
angustiar a su madre, cómo obligarla a pensar en el uempo que le roba a la Casi con regularidad se observa que el micmbrodclafamiliacontra quien apunta
familia. Le basta con mostrarse cerrada, complicada, infeliz, con darle a el juego instigador se muestra intensamente ansioso, sin que por ello esté en
comprender que le falta afecto, que se siente sola. . . · condiciones de ad.ucir razones plausibles.
Poco a poco Alma se introduce en el juego que apnstona a sus padres. La encuesta, como ya se puede advertir en la sesión con la familia B. y como
Cuando nos reunimos con ellos, ya se ha encaminado a la escalada. Que no se advertirá en otras que iremos refiriendo, es compulsiva y explícita. El
intente la madre tranquilizar su conciencia haciéndose sustituir por una cnada terapeuta tiene la situación en sus manos, no admite escapatorias ni atajos. No
francesa, porque Alma sabrá provocar discusiones tan enojosas que obligarán a obstante, el tono sólo es dramático excepcionalmente. En general es bonachón,
despedirla. y si se presenta la oportunidad, algún pcquefto hurto será otro golpe cargado de sentido del humor, ajeno a los reproches y acusaciones. A veces, un
muy certero para inducir a la madrea conclmr que no hay uempo que perder, que momento de tensión se torna aceptable gracias a una carcajada.
debe dejar su trabajo y ocupar en la casa el lugar que le corresponde. El juego ya En algunas ocasiones, el efecto informativo es de por sí terapéutico. Pero es
ha seducido también a Alma. . . . imprudente tenerlo dcma~iado en cuenta. La información se va elaborando y
Subsiste, sin embargo, un dilema difícil de dirimir. Se refiere a la mtenctO- transformando durante la intervención. Para que resulte más claro, examinemos
nalidaddeAlma: ¿cuál podría ser esa intencionalidad? ¿dar una mano a su padre~ el efecto producido al concluir la primera y última sesión con la familia B. Hoy
·O bien también ha entrado a competir con él y quiere trmnfar prectsamente aht en día, ya no terminaríamos de ese modo. 2 Pero en ese tiempo (noviembre de
~onde éi fracasa? ¿O es realmente sincera al desear también ella, desesperada- 1982) esperábamos obtener un efecto terapéutico con sólo romper y hacer
mente, a esa madre inasequible que, como el mercurio, se le escapa de entre los imposible la coalición negada del padre con Alma.
dedos?
Queda, en fin, una última cuestión que hemos debatido largamente en tantas
discusiones de equipo. ¿Cuál podria ser la evolución espontánea de este caso? LA INSTTGACJON EN LAS PSICOSIS
Teniendo en cuenta las múltiples experiencias acumuladas en estos anos de
investigación, la evolución hubiera podido tomar distintos caminos. . En el caso de algunas familias en las que había pacientes con graves
Uno de ellos hubiera podido ser la intensificación de las provocaciOnes de conductas psicóticas, resultó inevitable ir a la caza del fenómeno instigador más
Alma, cuyo "poder patológico", en un primer momento favorecido ocultamente tarde de lo debido. En efecto, se trataba de familias cuya terapia estaba ya en
por el padre, hubiera podido acentuarse cada vez más, de pequeños hurtos a curso en la época de las primeras intuiciones relacionadas con la instigación
robos hasta llegar a actos cada vez más inaceptables, pero tmpostbles de (1981). En consecuencia, comenr.amos a buscarla en etapas avanzadas de la
contr¿larpor los padres. Otra posible evolución hubiera sido unasintomatologfa terapia, cuando a pesar de que los padres cumplieran nuestras prescripciones, no
depresiva de la madre. Para llegar a esto, la posición de Aída hubiera Stdo aparecían cambios satisfactorios. Estábamos lejos aún de formular la hipótesis
determinante. Si Aída, al crecer, se hubiese puesto permanentemente de parte de de que ese fenómeno fuese un componente obligado de los "juegos psic6ticos".
la madre, la depresión de ésta hubiera sido improbable. Sumamente probable, en 2
cambio, en caso de producirse también el abandono de Aída. . . . Si hoy en día tuviésemos que afrontar el caso de la familia B., en la primera sesión, conducida
del modo aquí descrito, no haríamos al concluir ninguna intervención explícita. Nos limitaríamos
En fin,la tercera y la más terrible de las evoluciones hubiera podido consistir
a despedirnos de la tía y a citar- nuevamente a la familia nuclear para una próxima sesión. En ésta
en la aparición, en Alma, de conductas psicóticas. En ese caso, hubtera stdo un también examinaríamos en detalle el papel (provocante) desempeñado por la mujer en el juego.
factor desencadenan te la sospecha de la traición del padre. Pero ya nos hemos Trabajaríam~s mucho con las dos hijas, pa-rn_ recoger infonnaciones acerca de su implicación
ocupado de este tema en el capítulo dedicado al cmbrolh . . . respectiva en los problemas de los padres. Y por último, decidiríamos si convenía limitamos a echar
Todo lo expuesto hasta aqüí nos permite confirmar la tmportancta atnbmda a las hijas del juego, o bien, seguir trabajando con la pareja después de esa intervención. De este
tema hablaremos en detalle en el capítulo 15.
al fenómeno que denominamos instigación y ratificar que el hecho de haber
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA LA INSTIGACION 121
120

De aquellos primeros casos en los cuales la investigación fue H~rdía~ calzoncillos y pantalones. Un ritual agotador obligaba a los pa(\res, por turno, a
presentaremos aquí uno cuya gravedad y cuyas dificultades fueron excepewna~ vestirlo por la mañana, llevarlo para que se a<;eara y desvestirlo por la noche. El
les. El lector podrá observar enseguida que lacncucstascdrfercncm de la del caso padre, de costumbre muy paciente, algunas veces explotaba, abofeteando a
precedente por la extremada reticencia de ambos cónyuges, sobre todo del padre. Jorge.
Afortunadamente, en aquella época yano nos fast"haba laretrcencmde esas En la reunión de equipo previa a la séptima sesión, exclusiva para los padres,
familias. Habíamos llegado (¡por fin!) a comprender que la reticencia n~ nacía Selvini Palaazoli, la terapeuta directa, decide efectuar una indagación sobre la
tanto de la voluntad de obstaculizar nuestra tarea de terapeutas, como del espíritu presencia eventual de un juego de instigación. Tiene la sensación de que, aunque
del juego de la pareja, es decir del convencimiento a que había llegado cada uno los padres parezcan muy empeñados en la labor terapéutica, existe una suerte de
de los cónyuges en cuanto a la necesidad de no dejar ver al otro sus propras cartas. freno que impide una evolución más satisfactoria. Algunos síntomas, como el
La sola respuesta a deteimina(\as preguntas del terapeuta hubiera significado bloqueo alimentario, han desaparecido, pero subsisten las demoras exasperadas
"poner sus propias cartas" sobre la mesa, colocándose en una posición (!esven~ de neto corte provocador. La terapeuta, si bien ha (!ecidido efectuar la indaga-
~~ . . toria en la sesión que está por comenzar, prefiere no preparar programa alguno
El lector podrá observar cómo, en el caso de la encuesta que a contmuacron en cuanto al mooo (!e manejarla. Quiere estar en libertad de iniciarla tan pronto
comentamos, orientada a buscar en el juego de la pareja las raíces de la rabia del se le ofrezca un cabo suelto.
hijo, la mujer escapa portooos los medios, perdiéndose en tri;ialidades, ;mentras Abre la sesión la madre, quien lee sus anotaciones, en las que en un
que el marido (cuya postura física contraída ya es, de por. sr, elocuenusrma) se detenninado punto, describe en detalle la~ conductas insoportables de Jorge. Y
protege tras silencios y frases carentes de argumento. Inspirada, sm duda, por el éste es el cabo suelto que la terapeuta esperaba.
trabajo hecho con los padres de Josefina, la terapeuta construye su encuesta,
también aquí, en tomo de la pregunta clave: "¿A quién se complace Jorge en Terapeuta (interrumpiendo): Según usted, señora, ¿a cuál de ustedes tres-
atormentar?" su marido, la abuela y usted- se complace Jorge en atormentar?
Mujer 1enseguida, señalándose as[ misma con la mano): A mí, nocabednda,
sí, sí, sí, aunque siempre lo saca de quicio a él( señalando al marido), las cosas
absurdas las pretende de mí.
La familia G
Terapeuta: ¿Por qué Jorge pooría sentir este rencor por usted, querer
Está integrada por cuatro miembros: Cosme y Angcla, padres que se acercan destruirla a usted?
a los cuarenta afios, ambos empleados, el hijo Jorge, de quince afias, psicótico Mujer: No sabría decirlo ... (se pone a contar las cosas que en el pasado le
desde Jos nueve, y la abuela materna, de sesenta y siete aí\os, y viudades<le hace ha dicha un psicólogo; Selvini Palazzoli la detiene con una seria).
diez, que vive con ellos. . Terapeuta: Jorge anda así desde hace afios, lleva su ensañamiento a cuestas,
A la explosión de las conductas psicóticas de Jorge había prccedrdo, unos como si se dijese a sí mismo: "Tú, a ésa, debes hacerla desaparecer".
meses antes, un cambio brusco limitado a las conductas relacionadas con las Mujer: ¡Sí! ¡Sí! (El marido se muerde los labios). Pero mire que Jorge no
tareas escolares. Jorge, muy diligente y excelente los dos p1imeros afios de la siempre es así conmigo (explica que Jorge tiene también momentos en que la
escuela primaria, al llegar a tercero se rehusaba enérgicamente a hacer los busca, momentos que indican un deseo de "tratar de encontrarse y no de
deberes en su casa y a estudiar las lecciones. El padre, quien regresaba de la perderse").
oficina más temprano que la madre, trataba de estimularlo, pero eran luchas Terapeuta (interrumpiéndola): Dígame sei\ora, trate de pensar un poco
extenuantes. Al fmalizar ese año escolar, la madre decidió mandar a Jorge a un cuáles son las cosas, probablemente nunca dichas, que a él(señalando al marido)
campamento de verano organizado por la firma del marido. Apenas llegado ahí, no le agradan de usted, las cosas que usted hace ... sus conductas ... que usted
Jorge manifestó síntomas psicóticos agudos de tipo persecutorio. Desde ese siente que lo hacen rabiar.
momento y a pesar de la internación, que se prolongó durante un afio en un
instituto especializado, el empeoramiento fue continuo. Jorge había desarrollado (La mujer se queda pens>mdo, después dice que a su marido en realidad le
progresivamente bloqueos imponentes, incluso en las conductas más elementa- disgusta su costumbre de aco~tarsc tarde. Sclvini Palazzoli sigue esta pista por
les: empleaba dos horas para comer, se quedaba horas y horas en el baño. La un momento, pero se demuestra que es '"téril.)
madre tenía que sacarlo de allí por la fuerza, limpiarlo y volver a ponerle
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA LA INSTIGACION 123
122

Terapeuta: Puede haber otras cosas que hagan rabiar a su marido, piense Mujer: ¡Del lado de ellos!
bien. Terapeuta: ¡Ya está! Los tres juntos estaban en contra de usted, la u·aidora ...
entonces usted debe expiar su culpa toda la vi<la ... ¡Jorge es quien le hace pagar
(La mujer entra a divagar sobre su vicio de dejar las luces encendidas.) todas las traiciones! Usted era para ellos la persona más importante, pero usted
les señalaba que su trabajo era Jo más importante... Y ahora Jorge quiere que
Terapeuta (interrwnpitndola con fuerza): ¡No! Me refiero acosas importan· usted se las pague durante toda la vida ...
tes que usted hace o ha hecho en el pasado y que según Jorge roctrían haeerrabiar Mujer: Espero que no ... (comenta lo pesada que fue su obligación con la
al padre. firma y sigue siéndolo en el presente, puesto que '"' llegado a ser jefa de
Mujer: No sé... personal).
Terapeuta (con ardor): Yo no creo que Jorge tenga sólo una rabia personal. Terapeuta (riendo): Cuando está en su casa, usted señala que todavía está
Dígame, señora, ¿en Jorge repercute más una rabieta de su marido, o una rabieta pensando en la oficina ...
de su madre con usted? En nuestro trabajo aquí, con las familias, van1os viendo Mujer (riendo también ella): No, aprendí a no hablar, nadie me escuchaba.
que estos chicos se hacen portadores de mensajes de terceros, que esos terceros Terapeuta: Quizás, en su cara espían que todavía está pensando ...
no osan decir. A esta edad, Jorge debería tener sus cosas ... ¿Por qué tendría que
torturar a su madre cuando hay otras personas enojadas con usted? (Con (La mujer trata de explicar qué difícil es la actual situación financiera de la
convicción.) Sí, lo hace porque ve la cara de algún otro que. se enoja con usted, firma.)
pero no habla. ¿Es más la cara de su marido o la cara de su madre? ¿Quién está
más enojado con usted? Terapeuta (la interrumpe, volviendo con decisión al tema candente):
Mujer: No sé... ¿Quién se desahogaba con usted por sus demoras? ¿Su marido tuvo estos
Terapeuta: Estoy segura, estoy segura de que hay ... que ha habido algo desahogos?
(mirando al marido) que su mujer hacía ... algo por lo que usted sufría y se Mujer: No, jamás.
enojaba mucho ... (Con tono suplicante, inclinándose hacia el marido, que se Terapeuta (dirigiéndose al marido): Cuéntcme cómo eran aquellas ve-
agita en la silla con el rostro petrificado) ¿Me puede ayudar? ¿Me hace el favor? Jadas ...
Mujer: ¡Ah, sí, tal vez cuando la firma donde !Ddavía tmbajo tenía las
oficinas frente a nuestra casa ... descuidaba a la familia por el trabajo ... volvía a (El marido cuenta que los tres, él, la abuela y Jorge, se quedaban esperando,
casa tarde, a las ocho y hasta a las ocho y media de la noche ... Sabe(animándose refunfuñando ... A veces él la llamaba por teléfono par-a apurarla... después dejó
y riendo), sabe, mi hijo no pondría las manos en el fuego por mí... dudaba, de hacerlo ... entonces su suegra se había encargado de llamarla ... )
preguntaba quiénes eran las personas que veía conmigo ... a través de las
ventanas ... Mujer: Sí, yo les lk~bía dicho que me llamaran por teléfono.
Terapeuta: ¿Y su marido pondría las manos? Terapeuta: Entonces Jorge se convenció de que a él le correspondía atraerla
Mujer: Sí, creo que sí. a su casa, donde usted tenía un marido ...
Terapeuta: ¡No! ¡No! ¡No! ¡El pensaba que para usted el trabajo era más
importante que él! (Dirigiéndose al marido) ¿No es así? (Mientras Selvini Palazzoli dice esto, el mmido asiente varías veces con la
Marido (con voz apagada): A una cierta hora me hubiera gustado que cabeza.)
estuviese en casa.
Terapeuta: Retomemos la lectura de sus anotaciones, señora.
(La mujer cuenta que quizás el marido fuera un poco celoso,la desaprueba si ella
se maquilla: "Dices que hace mal al cutis, pero es porque a ti no te gusta". (La mujer retoma le lectura de sus anotaciones, interrumpida por pedidos de
También Jorge le pregunta: "¿Pero, por qué? ¿por qué lo haces?".) aclaración de la terapeuta, y a esto sigue la lectura de las anotaciones del marido.
Se aproxima el momento de tem1inar la sesión, pero la terapeuta quiere
Terapeuta: Cuando usted tardaba en regresar, por la noche, ¿de qué lado se completar la verificación de su hipótesis. Hasta ese momento, en el juego
ponía su madre? instigador, se había puesto en claro la conducta provocadora de Angcla con
LA lNSliGACION 125
124 LOS JUEGOS PSICOT\COS EN LA FAMILIA

respecto al marido, esa eterna costumbre de anteponer el trabajo a él, esa Terapeuta (dirigiéndose al marido): ¿La abuela nunca le dijo "Por qué no
obstinación de quedarse levantada después de la cena, en lugar de reunirse con te haces valer, no te impones con Angcla"?
él en su dormitorio... Esto era claro ... pero él, el marido, ¿dequé modo provocaba Marido: No, rezongábamos entre todos ...
en ella la provocación? La terapeuta, para sus adentros, había formulado la Terapeuta: Jorge sí que logró someterla, ¡pero haciéndose el loco!
hipótesis de que el marido respondía a la provocación con otra provocación: el
cuidadoso disimulo de su rabia. Decidió, pues, indagar en este sentido.) Como el lector podrá observar, también aquí la indagatoria sobre el eventual
proceso instigador aborda a la pareja parental. Con respecto al caso precedente
Terapeuta: Ahora, señora, volviendo al asunto de su firma, hemos visto que de una instigación prcsintomática, hay en esto un miembro de la familia extensa,
no sólo Jorge, sino también la abuela se apresuraban a ocupar el lugar de su la abuela, que parece haber tomado partido abiertamente por el yerno y el nieto
marido. El la llamó por teléfono un ¡YM de veces, después dejó de hacerlo y contra el profesionalismo de la hija (siendo sin embargo posible que ella, en su
entonces la llamaba siempre la abuela para decirle que era tarde, y después fuero íntimo, despreciara a ese yerno por cobarde, tanto que asumía por sí misma
intervino Jorge, cuando se rehusó a hacer sus deberes con la abuela y con el padre. la iniciativa de apresurar por teléfono el regreso de Angcla).
Intentaba hacerla regresar a usted a su casa para que le hiciera hacer los deberes, En cuanto al juego de la pareja parental, de caso en caso, al parecer, se hace
pero no tuvo éxito. Ahom explíqueme: ¿por qué a su marido le costaba tanto cada vez más notorio, como fenómeno recurrente, el imperativo de "no darse
hablarle francamente de estas cosas, decirle: "Si no regresas a las siete, te rompo nunca por vencido" para no gratificar al cónyuge con alguna expectativa
la cam"'l Pero una persona que no habla ¡lleva dentro un volcán!. .. Y algnno o implícita y comprensible, perteneciente en general a la categoría de la cotidia-
algunos captan ese volcán y deciden que serán ellos quienes transmitan ese llidad más sencilla y vulgar: Angcla, en las pequeñas cosas, nunca hizo lo que
mensaje. Y usted, ¿había advertido que su marido estaba celoso? ¿Trataba de no Cosme deseaba y Cosme nunca le dio la satisfacción de decirle hasta qué punto
hacerse comprender? ¿Lo estaba también de sus amigas? lo deseaba Ycuánto sufría porque nunca le daba el gusto,Pero éstos eran sólo los
signos visibles de un drama que para nosotros, los terapeutas, seguía siendo
(La mujer hace unas disquisiciones sobre sus amigas y sobre la conducta paciente
totalmente inaccesible.
del marido.)
LA !NST!GACION EN LAS FAMIUAS EXTENSAS
Terapeuta (interrumpiéndola y dirigiéndose al marido): Cuando su mujer
regresaba tan tarde y se ponía tan furioso por estar ahí, esperando hasta las ocho,
ocho y media, ¿por qué no se desahogaba y le decía claramente que era hora de Frente a un sujeto que llega a ser sintomático en la infancia o en la
terminar con ese asunto? adolescencia, la posible existencia de una acción instigadora por miembros de
la familia extensa se indaga minuciosamente. En nuestra experiencia clínica esa
Marido: Rezongaba un poco en voz alta ... sí... pero después, puesto que la acción instigadom sobre el paciente señalado, efectuada por miembros d; las
situación era ésa, paraba de protestar. familias extensas, nos resultó prepondemnte, más importante inclusive que el
Terapeuta (en tono confidencial): Su mujer ¿siempre fue cabeza dura? disenso de la pareja parental, en el caso de síndromes de la adolescencia que se
¿Consiguió usted hacerle hacer algo a su mujer? ... a la cama temprano, no, a su podrían catalogar, según el DSM IJI (American Psychiatric Association, 1980),
casa temprano, no, ¿qué otra cosa? ¿Qué logró? ¿Sólo Jorge logró doblegarla, como "depresión mayor". Citamos, de ese texto, lo siguiente:
ponerla de rodillas, tenerla ahí, en el baño, durante horas para ponerle y sacarle
los calzoncillos? En los adolescentes se puede verificar una conducta negativista o francamente
Mujer: Sí, ¡eso es cierto! Sólo Jorge... Pero toda esta angustia mi marido no antisocial. Son comunes los sentimientos de querer abandonar la ca~ de no ser
me la hacía ver... comprendidos o aprobados. la incapacidad de estar quietos. la susceptibilidad o la
agresividad. Una actitud opositora y de reticencia para cooperar en los asuntos familiares,
Terapeuta: ¡Pero la tenía! Tanto que Jorge y la abuela se la leían tan bien en resistencia a las actividades sociales y autoaislamiento en la propia habitación son
la cara que también ellos tenían sospechas ... de "cuernos", y la abuela se también frecuentes. Pueden darse dificultades escolares, falta de atención en lo referente
encargaba de llamarla por teléfono ... a su aspecto personal y emotividad acrecentada, con e.<;pecial sensibilidad frente al hecho
Mujer: ¡Era yo la que decía: "Cuando vean que tardo, llámenme por de ser recha7.-ados en las relaciones amorosas. Se puede desarrollar también un abuso de
teléfono"! sustancias (pág. 232).
126 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA tA INST!GJ\C!ON 127

En la caquística de este grupo, en el momento en que las familias habían -mente en consideración al tropel de abuelos y tías, para averiguar si alguno de
solicitado nuesiia ayuda, los pacientes señalados, fueran hombres o mujeres, ,ellos había instigado al chico contra uno de los padres o contra ambos. Cuando
tenían una edad que iba de los diecisiete a los veintiún años o algo más. Muy a nos dimos cuenta de la omisión y verificamos rcgulanncntc 1a hipótesis en
menudo cargaban sobre sus espaldas un pasado de chicos superprotegidos a cuestión (que demostró ser muy fecunda en informaciones esclarecedoras),
causa de enfermedades físicas, IIatamientos de rehabilitación por una poqueña comprendimos además que habíamos sido ingenuos. Nos resultó entonces
discapacidad, intervenciones de psicólogos que habían recomendado que "los natural asociar las pretensiones del paciente señalado, su actitud reivindicatoria
rodearan de amor": situaciones, como se puede argumentar, capaces de habituar- de alguien que tiene ..mérítos" que invocar, con un juego instigador en el que
los a sentirse especiales y también liberados de muchas responsabilidades. A otra.') personas le calentaban la cabeza, en parte seduciéndolo con gratificaciones
veces resultaba de nuestra encuesta que hijos únicos estaban rodeados de un baratas y en parte, dándole a entender con alusiones que era un pobre desgraciado
tropel de abuelos, tíos y tías solteronas, que proclamaban haberlos amado que no había sido amado por quien hubiera tenido la obligación de amarlo. La
siempre y tratado con gran ternura. presunción, el descaro de cieru•s pretensiones sólo podían ser el fruto de su
Cuando la familia llega a la tcmpía, el paciente señalado arrastra una ilusión de contar con aliados.
trayectoria escolar marcada por el fracaso, o está ya en la etapa en que se rehúsa Prueba de ello es el trabajo que hicimos con la familia de un muchacho de
a concurrir a la escuela, aduciendo angustia' e incapacidades de concentrarse. dieciocho m1os, ejemplar característico de este tipo de sujetos. Juan era el mayor
Cuando ya se lo ha puesto frente a la alternativa de "estudiar o trabajar", se de los dos hijos de un modesto empleado, cuya mujer, en su momento, había
sustrae también a la posibilidad de trabajar, alegando miedos inciertos o tenido que dejar el empleo por la cantidad de cuidados y tratamientos de
insistiendo en que los demás le busquen precisamente ese trabajo que le ofrecen rehabilitación a los que Juan había sido sometido como consecuencia de
y que parece imposible de obtener. enfctmcdades frecuentes y de una discapacidad visual. Como nieto mayor, era
Sin embargo, estos "haraganes" no llevan por cierto una vida divertida: el mimado de la abuela paterna y de la tía solterona, quienes, no sólo con
pasan gran parte de su tiempo en la casa, tienen relaciones sociales limitada~. en alusiones, lo habían compadecido por tener una madre tan dum y nerviosa
la mayoría de los casos, a los parientes. En algunas ocasiones, protagonizan en (convencimiento que lmncntablcmcnte compartía con la abuela materna, tam-
la casa escenas ruidosas que hacen que los padres parezcan poseídos por el bién ella dispue>ta a someterse a las exigencias del nieto). Cuando la familia nos
demonio frente al temor de las protestas de los vecinos. Examinados y asistidos consultó, hacía un año que Juan rechazaba la escuela y el trabajo. Debido a los
por psiquiatras, se los cura con fármacos neurolépticos, cuyo único efecto es ncurolépticos, dormía hasta tasde por la mañana. Sólo interrumpía su aislamien-
prolongar el sueño de la mañana. No obstante, dtuante las sesiones familiares no to para visitar a las abuelas o para salir en automóvil con la tía que le abastecía
manifiestan delirios de ningún tipo y se expresan en un lenguaje apropiado. Se una colección de casetes musicales. En la sesión, después de haber manifestado
lamentan de haber sido o ser incomprendidos y con una insistencia obtusa la incapacidad total de los suyos para comprenderlo, dijo que tenía la intención
reiteran sus pretensiones absurdas, según las cuales los padresestarfan obligados de abandonar a la familia, pero que no podía hacerlo porque sus padres se
a concederles cualquier cosa. Los padres, a su vez, se muestran exasperados, pero rehusaban a entregarle sus ahonos en monedas de oro, que le habían sido
al mismo tiempo confundidos por la avalancha de opiniones contradictorias que regaladas por los parientes en distintas or._asioncs. Con ese dinero, él hubiera
los bombardean de todos lados. En efecto, abuelos y tíos, a coro, no dejan de dar podido irse de su casa para estable<:erscen una ciudad de su agrado, donde habría
a entender que al pobrecito hay que tratarlo por las buenas. Es sabido que los encontrado algún trabajo. Naturalmente, los padres estaban convencidos de qne
pacientes de este tipo son inaccesibles al tratamiento individual, del que muy e.'>C dinero lo despilfarmría, por lo que se negaban a entregárselo.
pronto desertan, o al que arrastran sin beneficio alguno. En la tercera sesión, a la que in'JÍlamos únicamente a los padres, el terapeuta,
En cuanto a nuestros tratamientos familiares, desmoralizados como estába~ de acuerdo con el equipo, aBumió enseguida una posición explícita, diciéndole
mos por los fracasos de los pocos casos que nos habían enviado antes de 1979, a los padres que cm un error preocuparse por el hecho de que Juan dilapidase su
recuperamos valor y confianza después <le la invención de la prescripción. Pero único y pequeño capital. Al punto a que habían llegado las cosas y con un
también los dos primeros casos a los cuales empezamos a aplicar la prescripción, muchacho ya mayor de edad, lo que contaba era no perder más tiempo y aceptar
después de una etapa de mejoría, concluyeron con una frustración. Esto nos el desafío, dándole a Juan la oportunidad de ponerse a prueba. Que la prueba
afligió mucho porque, en ese momento, no fuimos capaces de comprender dónde funciona~c. por deseable que fuera, era escasamente probable. Lo previsible era,
habíámos fallado. Se necesitó más tiempo para que llegáramos a descubrir que más bien, que después de algunas semanas de veraneo, Juan volviese a su casa
habíamos incurrido en un error de omisión. Habíamos omitido tomar debida~ con las manos vacía-;. En ese caso, eliminado el pretexto que le había pennitido
LOS JUEGOS PSICOriCOS [N LA rAMILlA lA !NSTIGACION 129
128

dar largas al Hsunto, se lo pondría entre la espada y la pared, hasta el punto de no tanto sopottaban heroicmncntc el dedo acusa<lor de las abuelas, de las tías y de
volver a admitirlo en 1a casa. El terapeuta dijo esto con fuerza, con un doble lodos los bienintencionados del pueblo de la provincia donde residían.
objeto: Detengámonos ahora un rnomento para hacer una rc11cxión, relacionada
1, observar las reacciones inmediatas de los padres, es decir la diferente sobre todo con ese tipo de casuística en el cual se imponen decisiones de
disposición de cada uno para tomar el camino de la fi1 mc1"''1; urgencia. A esas urgencias nos sentimos obligados a darles una respuesta.
2. "ver" las cartasdeJ uan, como se hace en el juego de póquer, para descubrir Cuando no lo hicimos, para concentrarnos úniCamente en la orden de la
si sólo era un mocoso fanfarrón que aflojaba frente a los hechos o por el contmrio, prescripción, perdimos fiabilidad y crédito. Lo importante es tmmtcner la
un tipo duro, decidido a llevar las cosas al extremo. distinción entre aquello que se prescribe (el secreto, las desapariciones) y
Durante el discurso del terapeuta, fue posible observar atentamente las aquello que se aconseja, cuya modalidad ejecutiva se deja en mtmos de las
reacciones de ambos padres. El padre parecía coincidir, asentir, y subrayaba con fuerzas conjuntas de que dis¡xmcn los dos padres.
movimientos de cabeza lo que el terapeuta iba exponiendo. La mujer, en cambio, Volvamos una vez más al terna de c<;te ct1pítulo. La hipótesis y la inctagaciótt
rígida y con la cabeza gacha, se mostraba dubitativa, casi hostiL de una acción iustigadora por parte de las familias extensa'\ bs efectuamos
El terapeuta salió para discutir con el equipo. La situación era difícil. Se había prácticamente en todas aquellas familias que tratamos. Pero hay familías a las
llegado a la tercera scsi6u en la cua!,ltabitualrncntc, se prcscríbía el secreto. Pero que, por razones coBcretas, consideramos de riesgo. Son aquellas en las cuales
¿qué se debía prescribir, entre tanto, al desafío de Juan? ¿Era conveniente el padre, por haber alcam1!do éxitos profesionales y económicos sobresalientes,
acom 11añm a b prescripción del secreto, otras prescripciones pedagógicas? Se de algún modo hace sentir en la parentela su propia superioridad. Una casuística
corría d riesgo de sembrar la confusión. Por lo demás, era indispensable tomar de este tipo proporcionaría un material estupendo a quien quisiese escribir un
debida cuenta de las distintas reacciones de los dos padres frente a la toma de C11sayo sobre la envidia como realimentación de la provocación. El recuerdo
posición del terapeuta. Era probable que la madre pensase con horror en las constante de todd esto nos ha Hev~HÍO, en nuestra tarea, a vernos en figurillas, en
reacciones de las abuelas. verdaderos aprietos. En el tratamiento de la familia de una muchacha de
Llegamos a una decisión que consideramos pmdcnte: el pacto (y su cumpli- diecisiete años, dcplimida, dependiente del optalidón y con conductas suicidas,
miento) tenfa que ser la única prescripción verdadera. En cuanto a las medidas logramos sacar a la luz la increíble intriga que sigue:
a tomar con Juan, el terapeuta dejaba a los padres en libertad de resolver, El padre de la paciente señalada, de algo más de cuarenta an.os, era un
arreglándoselas de acuerdo con sus propias fuerzas. En efecto ~agregó el profesional brillante y anogantc. La madre, de familia modesta, t.cnía un
terapeuta~- él había dicho aquello que, en teoría, hubiera sido necesario hacer hermano menor, cuya actividad comercial había tenninado en una quiebra. La
para sacar a Juan de la impasse. Pero se daba cuenta perfectamente que¿¡ no era mujer de este hennano, la tia Verónica, una joven mujer encantadora, envidiosa
ellos, puesto que no experimentaba por Juan los sentimientos de un padre, ni se del éxito del cuñado e indignada por su desprecio y por su negativa a ayudarlos,
encontraba como ellos asediado por un tropel de parientes y personas bieninten- hnbía conseguido poner en marcha la compleja instigación siguiente: a) había
cionadas que, frente a una medida severa, se hubieran escandalizado sin duda. instigado a su cuñada en contra de su pmpio marido, tacaño y sin corazón; b)
Además, agregó que había que contar también con el riesgo de que Juan, frente había seducido a este último llevándolo a la cama y lo había instigado en contra
a rcs1mestas duras, reforzase sus provocaciones, llegando a una escalada. Por de su mujer; e) se había acaparado a la hija del matrimonio, la futura paciente
eso, el modo de rcs¡xmder a los desafíos de Juan se dejaba en sus manos: ellos señalada, lkvándiíJa a pascar por las tardes y mientras la hartaba de helados, le
debían convenido de común acuerdo, sopesando sus fuerza'i conjunWB. Si uno daba a entender cuán desafortunada era por tener los padres que tenía.,,
de ellos se sintiera fuerte, no debería imponer decisiones al otro que no se sintiera Para las familias que nos parecían de riesgo habíamos elaborado una pista
capaz de mantenerlas, aunque la aceptación del desafío fuese ya el único camino sintética para indagar:
a tomar para salvar al hijo de una existencia desoladora.
Como conclusión de aquella sesión, desarrollada de la manera programada, l. si el éxito profesional del marido había sido notable o de algún modo
la pareja se comprometió a guasdar el secreto y dejar el resto para discutirlo sullcicntc como para colocarlo en posición de su¡x~ríoridad con respecto
junlos. La mujer ya no parecía hostiL Durante el resto de la terapia, que fue a 1os parientes;
bastante dramática y concluyó con un éxito, se pudo ver a Juan recoger el guante, 2. si el marido había hecho sentir su superioridad;
despilfarrar c..<.;túpidamente todos sus ahorros, regresar a sn casa como un hijo 3. si cousiguientcmcnte los parientes se habfan vuelto envidiosos de su
pródigo duramente recibido y aceptar obligaciones para con sus padres, que entre éxito;
130 LOS JU[GOS PS!COriCOS [N lA f-AM!L!A LA INSTIGAC!ON 131

4. si la envidia había generado críticas en lo que a él se refería~ Los ejemplos más incontrovenibles del efecto de bumerán fueron aquellos
5. si el marido le había negado a los parientes su ayuda económica en caso que pudimos leer en las libretas que los padres nos llevaban a las sesiones. Se
de necesidad; trataba ahí de hechos verdaderos, cuyos informes escritos de puilo y letra no
6. si la mujer se había contagiado de las críticas a su marido (desavenencia podían en modo alguno ser deformados por nuestros prejuicios o nuestras
de la pareja); interpretaciones. Esos informes aparecían en la libreta de uno de los padres en
7. si el hijo había estado presente en las discusiones o involucrado en todo un determinado estadio de la terapia, precisamente cuando habían alcanzado la
esto. capacidad de aliarse. Se podía leer entonces de qué manera el padre rechazaba
con indignación la tentativa de un hijo de instigado contra su propio cónyuge.
Como se puede ver, a través de un proceso de interacción con las familias La comprobación misma de semejante tentativa nos inducía inmediatamente a
extensas se puede llegar a la peor desgracia, que es la instigación de un cónyuge inferir que ese tipo de maniobra --<tesde siempre-~- había sido habitual en esa
en contra del otro, con la posibilidad de un hijo involucrado en la desavenencia familia. En efecto, sería difícil que un hijo se permitiera hablar de un determi-
de la pareja. nado modo de su propio padre con su propia madre, o viceversa, si en un
Agreguemos, por último, que cuando aparecen trastornos de conducta en momento dado no hubiese sido autorizado a hacerlo. Podemos ver así que el
hiJOS de divorciados, formulamos siempre la hipótesis, y la indagamos, de una padre, quien por efecto de la terapia ha cambiado su actitud bacía su cónyuge,
posible instigación proveniente de algún miembro de las h1milias extensas. El rechaza con fuerza las tentativas dé! hijo que persiste en la vieja moda. Es más,
apelativo piadoso de "pobrecitos" que les adjudica algún abuelo, los suspiros, los ese padre, no sólo rechaza, sino que pasa activamente a la defensa del acusado.
gestos de compasión, las alusiones acres a quien no sabe hacer un sacrificio para Transcribimos aquí literalmente un trozo extraído de la libreta de la madre
salvar la familia, pueden inducir a los hijos, con mayor razón si son chicos, a de un paciente señalado esquizofrénico, Felipe, en la que se Ice que la hija Hilaría
sentirse víctimas, con las consecuencias que no tardan en manifestarse. L&. más trata por todos los medios de instigarla contra el marido y padre resportivo. Esta
conocida y común es el fracaso total en la escuela. Es como si el hijo, haciendo libreta fue llevada y leída por la madre en la octava sesión: lo transcrito es tcxtnal.
equilibrio sobre la ola de la compasión general, comunicase a sus padres: "Y
ahora que me arruinaron, privándome de una verdadera familia, tienen que Después del almuerzo tengo una pelea con Hilaria. Después de comer, ella y yo
ocuparse de sacarme a flote". Una suerte de "neurosis de indemnización", fumamos un cigarrillo. L.os demás no están ahí por distintas razones. Ella empieza a
podríamos decir, bastante más frecuente de lo que se cree, que lamentablemente hablarme de sus dificultades con la habitación en la universidad, que no ha podido
fortalece en los abuelos la perniciosa actitud de abogados defensores de los conseguir; expone sus razonamientos lógicos, que me parecen ilógicos, ¡x.-ro no tengo
desdichados nietos: "¿Cómo podrían estudiar en una casa como ésa?" ganas de dejarme arrastrar a una discusión, o mejor dicho a la enésima discusión. Ella
insiste con la acostumbrada cantinela, que el padre no la comprende, que la chantajea con
Por este motivo, las investigaciones sobre íos daílos que el divorcio puede
el dinero, Yo cortq._por lo sano y le digo que lo hable con él. Pero ella, tcna:t_., sigue con
acarrear a los hijos tendrían que ampliar su campo de observación para incluir el mismo leitmotiv del dinero. Después de la enésima vez que me rehúso a discutir, me
en él la presencia eventual, y la mod,;lidad, de acciones instigador:t~ de la decido a contestarle. L.e digo que proba.tycmente el padre esté desilusionado por su
parentela. conducta, que una relación no se basa sólo t.'Jllo que se recibe, sino también en lo que se
da {... ]. Dice que le cuesta mucho pedirle dinero al padre, y que él se lo hace sentir. Le
digo que no me parece correcto, puesto que a la vuelta de las vacaciones en Sicilia ha
EL EFECTO DE BUMERAN DE lA INS"JTGACION insistido en ¡xxiir fondos para vacaciones en la montaña [ ... j. Y así seguimos, hasta que
ella me larga que en casa se siente juzgada como alguien que toma todo lo que quiere, sin
El trabajo en nuestro Centro nos permitió inicialmente la observación de importársele un pito de nadie. Le conte-sto que el diagnóstico lo ha hecho ella. Ella se
tramos breves del circuito instigador, delimitados por puntuaciones arbitrarias. suelta con que, por lo demás, su padre también conmigo tiene discusiones por el dinero
Pero al evolucionar la investigación liegamos a diseñar curvas en sentido e insiste con prepotencia. Le respondo que ésas son cosas que nos interesan a mí y a él
y de las que ella no tiene ¡x)r qué ocuparse. Trato de rehuir la discusión, pero ~iilaria me
recursivo, donde se podía observar. en concreto, un fenómeno interesantísimo:
provoca. A un cierto punto le digo que no sabe lt) que quiere. Llora y grita que es una
el retomo de la acción instigadora a la persona que presumiblemente la había insegura porque nosotros la hacemos insegura y que yo, que voy a Jos psicólogos del
comenzado. A ese fenómeno le dimos el nombre de "efecto de bnmerán". Esta Centro, esas cosas deb<~ría saberlas bien. Le reitero que no quiero hahlardd Centro debido
constatación nos condujo muy pronto a abandonar la concepción linear de la al secreto. Ella vocifera que no quiere sal)Crnada, pero que yo debo dl.'--eir en el Centro que
instigación, para aproximamos a la concepción de proceso. soy yo quien la hago insegura. Mi hija sigue ha.st<~ que pierdo la calma y alzo la vüz,
LA !NSl !GAC!ON 133
LOS JUEGOS PSlCOTICOS EN lA FAMILIA
132
de ~esenta y cuatro años, era la menor de las cuatro hermanas de Lina. Aunque
diciéndole que si alguien nos ha ahogado y nos ha hartado en todo sentido, es precisamen- nactda en una familia de campesinos pobres, era la única que había logrado
te ella. Desde su donnitorio baja Felipe, muy calmo, y me dice: "Si tienen que discutir, obtener un dtploma, trabaJ": y casarse con un honesto empleado, que había
váyanse tfuera", pero no está enojado. muerto poc~s aíios antes. Vmda y sin hijos, le gustaba presentarse como una
persona d1stmgmda, gozaba de una buena jubilación, se vestía con refinamien-
Aquí es evidente que el bumerán volvió atrás: pero aquella que en su to Y. alternaba sus ocupaciones en obras de beneficencia con peregrinajes
momento lo había arrojado ya no estaba dispuesta a retomarlo y volver a rehgwsos Yveraneos en hoteles. Desde que Lina, de poco más de treinta años en
arrojarlo: El ensañamiento de la hija es indicativo de una tensión grandísima, ese entonces y abandonada por el marido, había tenido su primera crisis y había
igual al estupor de encontrarse frente a una madre cambiada: un estupor que s1do mternada en un hosprtal psiquiátrico (presa de un delirio, como resultaba de
revela una situación muy distinta en el pasado, y fácilmente intuible. la ftcha, en el que confusamente acusaba a sus hennanas de hahcr dado muerte
a su mar1do), Ana resultó ser la única hennana que visitaba periódicamente a la
hermana. Más a~n, después de la muerte de su marido, por sugerencia del
LA !NS"I1GAC!ON EN LA !NSTITUCIONo El. CIRCUITO SE CIERRA
person~l del hosp1tal, aceptaba hospedar a Lina durante algunos días en ocasió
Y El. PACIENTE SEÑALADO YA NO ES DE NADIE - . , n
de 1as f testas mas Importantes.
Las informaciones referentes al estilo de las visitas recientes de Ana al asilo
Fue al ampliar la investigación en la institución cuando pudimos juntar arcos fueron las siguientes. lba al asilo todos los domingos. En cuanto llegaba, se
de circuitos, y agregar y explorar curvas colaterales hasta monurrcl circuito total. ocupaba de arreglar a Lina: la llevaba al baño, la lavaba de pies a cabe,.a, le
Pero también aquí pen,mmos que seremos mis claros si, en lugar de presenuule cambtaba la ropa mterior, la peinaba, le cortaba las uñas, dando a entender de mil
al lector, de improviso, el cuadro íntegro reconstruido hasta el momento, lo maner~s que la" enfermeras eran unas perezosas que descuidaban a los in tema-
guiamos, paso a paso, siguiendo las huellas de nuestros tanteos. dos._ St~mpre tenía algo que decir de los alimentos, de la limpie7.a de las
La primera experiencia reveladora con respecto a la instigación dentro de la habitaciOnes, de los _medicamentos: se dirigía al personal de todas las categorías
institución la hícimos en el Centro Psiquiátrico Territorial de Corsico, durante con c?ndcscendencm, como si pagase una clínica de lujo. Ese modo de actuar,
el desarrollo de un plan de investigación para la recuperación de pacientes a~laro nucst~a enfermera, era idéntico al que tanto irritaba a los asistentes cuando
crónicos ancianos que habían transcurrido varias décadas en un manicomio. Para Lma cs~ba mtcmada ~n el manicomio. Ya entonces, comentaban entre ellos que
realizar ese plan, trabajábamos en colaboroción estrecha con nuestras cuatro con todas esas pretcnstoncs, la "condesa" debería llcv::trsc la hermana a su casa.
enfenncras, quienes se las ingeniaban para recoger infonnacioncs sobre las . A este pun~1 nuestra perspectiva comenzó a ampliarse: resultó claro que el
relaciones de nuestros asistidos con los miembros de sus familias de origen, que esttlo~e las v1s1tas de Ana a la hermana había ejercido en el personal del hospital
aún vivían. psrqmatnco pnmero, y después en el del asilo, un efecto provocador. Todo el
Entre esos cnfcnnos crónicos, durante mucho tiempo fue el centro de nuestra personal, desde el psiquiatra jefe del servicio hasta la última enfermera, encon-
atención Lina, a quien una de nuestras cnfcnneras 1mís viejas conocía muy bien tra~a _odiosa~ esa Ana. Por eso todos ellos, una vez que la hermana, tcnninada
y había seguido desde la época de su intemación en el hospital psiquiátrico local, la v~sita, .parua, se desahogaban con Lina. Las crítica<;, los sarcasmos, son fáciles
cuya disolución había sido ordenada por la ley de 1978. Cuando, con el gmpo de de 1magmar: "Pero, ¿qué pretende ésa en un hospital para pobres como el
Corsico, empezamos a considerar la recuperación de Lina, ésta, de setenta años nu~stro? St tiene tanto dinero y tantas exigencias, ¿por qué no la cuida ella?¡ Por
ya, estaba desde hacía algunos meses internada en un asilo para ancianos. Sin que no paga una enfermera particular?" '
embargo, su permanencia ahí era problemática porque sufría frecuentes crisis de El efecto pragmático de las conduews de Ana era que el personal, sin
agitación aguda, que exigían algunos días de estadía en el hospital. El personal advertirlo, se desahogaba con Lina. Hasta que Lina, entre la espada y la pared,
del asilo nos pedía que lo liberáramos de la carga de ese caso inadecuado para la ~cnnana Y~~ personal, montaba en un furor confuso e irrefrenable, que la
aquel contexto. Mientras discutíamos acerca de los posibles motivos de aquellas obligaba a ser mtcmada. Incluso la insistencia para que "la condesa", con motivo
crisis de agitación, la vieja enfermera, vino a decir que desde los tiempos de la de las fiestas, ho.spedasc a Lina en su propia casa debía de ser la expresión de una
intemación en el manicomio, los asistentes estaban convencidos de que lo que condena vengativa: "Con esos aires que se da, ¿cómo puede dejar a la hermana
trastornaba a Una eran las visitas de la hermana. Tambien el personal del asilo, en un hospital, para Navidad?" '
agregó, había llegado a la misma idea. Después de haber reunido aquellas informaciones, decidimos un programa
De las informaciones recogidas sobre esa hermana surgió lo siguiente. Ana,
LOS JUEGOS PS!COTICOS EN LA FAMILIA LA !NST!GACION 135
134

de trabajo: como había que sacar a Lina del asilo, debíamos illtentar organizarla constaba que sufría una cardiopatía y que, por tanto, estaba imposibilitada de
de manera estable en casa de Ana. Pero cm necesario que un terapeuta invitase tc~er en su casa a una psicótica tan grave. Perdida toda esperanza y con el único
a las dos hermanas al Centro Psiquiátrico para comprender los deseos de Lina. obJeto. de comprender nuestros errores, citamos al Centro a todas las hermanas
¡Al menos por una vez, decíamos, no sería tratada como un fardo y despachada. Ysobonas, Y ~ Lina, que fue acompañada por personal del hospiwl. Presencia-
por la hermana sin que ni siquiera se la escuche! En caso de que Lina consintíese, mos un vt.raJ~ mcreíblc. Ana reiteró su enfenncdad del cora1,ón, manifestó estar
se haría un tr'abajo de persuasión con Ana, mediante una actitud elogiosa. Lejos desmorah7.a<la por l~aber sido objeto de las excesivas pretensiones del personal
de criticarla por haber dejado a su hermana en un asilo, la cubriríamos de gloria del ho~pital, subrayo la gravedad de las crisis de Lina y la urgencia de buscar otra
por su asiduidad. Para empujarla a llevar a Lina a su casa le aseguraríamos la s.olucwn. Las hermanas y sobrinas, quienc..~ se pusieron imprcvistamcnte de su
ayuda de dos de nuestras enfermeras. lado por temor de que nuestro Centro intentase enjaretarlcs a Lina le hicieron
Durante esas entrevistas preparatorias, Una, para ser sinceros, se abrió muy coro: la procla~aron buena Ygenerosa y sentenciaron que ahora el Centro debía
poco: Ji o a entender, más bien, que dejaba la iniciativa en manos de los asistentes dcctdtrsc ~ denvar ?efinitivamente a Lina a un instituto para enfcnnos crónicos.
del asilo. En cuanto a Ana, satisfecha con las alaban1.as y con la seguridad de la I¿t _cntrevts~ ~~~~mó de un modo desgarrador, con una Lina perfectamente
ayuda de las enfermeras, aceptó llevarse alá hermana. luctd~' que, dmgtendose al terapeuta, dijo con una voz inesperadamente expre-
Durante casi dos meses, para nuestra gran s::\tisfacción, todo marchó de stva. ¿Ve, doctor? Yo no soy de nadie".
maravilla. Las enfermeras contaban que Lina, en general pasiva y balbuceante, La con~lusión de aquella reunión fue un penoso examen de conciencia. El
en su trato con ellas se había vuelto inesperadamente locuaz, y hasta ingeniosa, eqmpo debta tomM nota de haber caído en un error garrafal. Lejos de liberar a
cuando les daba a entender cuánta paciencia debía tener para vivir con esa Lma del Juego msttgador del que había sido víctima, había atizado y potenciado
hermana. Estas insólitas conductas de Lina, comcnt.:1das en las reuniones de ese Juego.
equipo, nos daban la impresión reconfortante de que estaba haciendo auténticos . .A ~ste punto •. creíamos estar en condiciones de reconstruir la historia
progresos en el contacto con nuestras enfermeras. mstt~u~tOnal de Lma ,del modo siguiente. Lina era internada en el hospital e
S in embargo, repentinamente, Lina sufrió una crisis tan grave que exigió su nuCtaba al_guna relaCton con el personal. Cuando Ana iba a visitarla, la instigaba
internación inmediata. Nuestras enfermeras acudícron a casa de Ana para con sus cnttcas en contra del personal, quien a su vez, provocado por su manera
ocuparse de la internación de Lina y la encontraron presa de una crisis de ~ de ser alta1~era Y por sus denigraciones implícitas, se desahogaba con Lina,
agitación intensa: con baba en la boca, gritaba y rechinaba los dientes como un compadeciendola por tener una hennana semejante. Lamentablemente debía-
animal rabioso. mos admnrr que ni siquiera eón la entrada en funcionamiento de ~uestro
Junto a ella había una mujer anciana, a quien nuestras enfermeras nunca proyecto, esa moda había cambiado. Sólo habíamos "fingido" apreciar a Ana
habían visto, que se presentó como la hermana mayor, junto con dos mujeres más pero en realtdad la seguíamos encontrando detestable, comunicándolo amplia:
jóvenes que dijeron ser sobrinas. Mientras que, en espera de la ambulancia, las mente a Lma. Con ella nos habíamos conducido de un modo instigador
enfermeras se ocupaban de calmar y vestir a Lina, ese grupo de parientas se exactamente como lo hacían sus otras hermanas, perdiendo de vista -y esto er~
desahogó contra Ana. Según ellas, la causa de la crisis había sido la negativa de grave-· que ~ma eólo mutaba en el mundo con Ana para salvarla de un asilo de
Ana de llevar a Lina consigo a B., para el funeral de un cuñado. Al partir el día enfermos cromcos.
anterior, muy acicalada, había sentenciado que bastaba ella sola para representar . Cuando, después de aquella reunión, dimos por terminada amargamente la
a las hcmumas, y las había conminado a cuidar de Lina. Una de las sobrinas no discusión del eqwpo, nos quedamos mnvencidos de que ese análisis era
ahorró palabras prua decir hasta qué punto desaprobaban a Ana por su manía de mmpleto, que no había nada que agregarle. No nos habíamos dado cuenta aún
hacerse la sanl<.'l, en tanto que todo lo que hacía era para exhibirse, darse aires y de que habíamos omitido incluir en el circuito instigador al personaje clave
dirigir a los demás. Salió así a la luz un auténtico enredo familiar, hecho de Ltru;, no sólo como. víctima, sino también como actora. En efecto, también ell~
envidias y rencores y en el que la pareja Ana~Lina no era sino una mínima parte. habm temdo en el proceso una parte activa.'
Y lo que es peor, en ese enredo entraron también nuestras enfermeras, quienes,
frustradas por la iocsperada recaída de Lina, de buen grado se unieron al coro de
acusaciones contra Ana. 3 Afortuna~ente, dei!pués de este bochorno y pese a la edad avanzada de Lina, el equipo del
Cuando esta última regresó a su casa se encontró con que la hermana había Centro de Corstoo no ~e dio por vencido. Logró obtener de la municipalidad un pequeiio
sido internada de nuevo, hizo llegar al Centro un certificado médico donde apartamento de un ambiente, para alojar a Lina, quien dio su consentimiento con verdadera
13() LOS JUI-GOS PSJCOflCOS {-N lA! AM!liA
LA !NST!GAC!ON
137

LA VIC:TIMA COMO AcrORA tiene u_na ca~a lin~ ~sumamente vivaz; que la hermana María está serena como
una _re•~a, sm PartiCipar, en nada de <:uanto ocurría a su alrededor (en la ficha
Fue el problema institucional de un chico de diez anos, a quien llamaremos teletomca la madre habla dicho que Maria se iba a caBa de amigos cuando su
Nando, lo que nos obligó a dar este último paso. bennano regresaba para pasar el fin de semana).
La ficha clínica de Nando registra un diagnóstico de autismo poco antes de Sola con la madre Ycon María, la tempeuta se da cuenta de que en el extremo
los tres años. Pocos meses después de ese diagnóstico, el padre, un policía, fue a que ha llegado la escalada entre la institu<:ión y la familia de Nando, una terapia
muerto en un tiroteo. Junto a sus dos hijos (María, que entonces tenía ocho años, familiar_ car.ece de todo sentido. En efecto, la madre se porta con la terapeuta
y Nando), la madre siguió viviendo en un apartamento contiguo al de sus padres. como SI ésta fuese uno de los miembros de la institución: con el rostro
El caso llega a nuestro Centro cuando Nando tiene diez años. Lo envía el descompuesto, no hace más que llorar, arremangarse y recogerse la pollera para
psicólogo asesor de un instituto para rehabilitación de niños discapacitados, mostrarle moretones Ymordeduras. Por el momento lo único que se puede hacer
donde Nando queda como pupilo de lunes a sábado. El psicólogo aconsejó a la es extender un certificado dirigido al psicólogo de la institución: es urgente
madre una terapia familiar por el hecho de que Nando, cuando vuelve con su suspender las •das de Nando para pasar el fin de semana en familia. Una vez
fmnilia por el fin de semana, se transforma en un diablo desatado. Víctima de mterrumprda la reacción de rechazo mutuo, se discutirá la uwca.
mordiscos, pellizcos y patadas es, en primer término, la madre, obligada a llamar ~l a?.ar quiso que un encuentro fortuito, algunos df>•s más tarde, aclarase
en su ayuda a los abuelos y a un hermano, quien recientemente se mudó de casa muchas cosas. La terapeuta tropezó con una colega que trabajaba en la institu-
dentro del mismo inmueble pam evitar lo peor. Cuando Nando parte los lunes por ción que albergaba a Nando y le preguntó si lo conocía. Al escuchar ese nombre
la mañana, la casa parece un campo de batalla. La conducta de Nando en f~ülia el rostro de la colega se iluminó con una sonrisa, sus ojos brillaron de simpatf~
resulta ser cxaclllmentc lo opuesto de aquella que observa en el instituto. El hasta d punto que la terapeuta pensó en un malentendido, en un caso de
informe del psicólogo describe su buena volunllld, sus pequeños pero constantes ~~on•m•a Pero no, se trataba justamente de ese Nando ... tan simpátim... tan
progresos para aprender, para estar junto a sus compañeros y para participar en ~ tgente. · · que realmente nadie se podía convencer de que en su ca~a fuese tan
una terapia de gmpo. VIolento... -
Para la primera sesión en nuestro Centro, invitamos a la madre, la hermana En e~ momento la terapeuta, comparando mentalmente, como en un
Maria, Nando y los abuelos matemos. Previa lectura de la ficha telefónica fotomonta)e, las dos caras, aquella, descompuesta, de la madre y aquella,
llenada por la madre, formulamos la hipótesis de una escalada en marcha enlre enter~"Cida, de la colega, se iluminó repentinamente: ¡Nando debía de ser un
la institución, que a toda costa quiere imponer el regreso del chico a la familia hab~hs•mo actor! Debía de haber seducido a los asistentes de la institución. Pero
durante el fin de semana, y la madre, que ha llegado ya al rechazo total. Será . debm de haberlo hech? guiado por un fin: el de instigarlos contra su madre. En
importante examinar en la sesión la posición de la hermana y de los abuelos. En efecto, se mostraba docd, se portaba bien con ellos, se hacía el simpático con
la ficha se ha anotado también que la madre dijo portel6fono: "Verá que N ando, pequeñas ocurrencias graciosas, efectuaba progresos paulatinos al aprender
en la sesión, se hará el bueno ... pero en casa no es a:~í. no lo crea". dánd;'les a entender que lo hada porque ellos eran tan buenos con ¿¡_ Pcrd
Por el contrario, Nando, en la sesión, se porta como un demonio, a tal punto •mphcitaroente, al gratificar tanto a los asistentes, Namlo los ponía en contra de
que la terapeuta, después de un cuarto de hora, les mega a los abuelos que se lo su madre, ¡que lo había mandado a un instituto, que nn lo podía soportar!
lleven a su casa. Se armó un alboroto de lágrimas y lamentos; los abuelos se De este modo, los aSistentes, insligadns por Nando, lo re-instigalwn contra
declaran incapacr8de acompañarlo solos, hay que llarnar por teléfono allio para su madre ("Cada ·
. . , :cz ~ue vtenes de tu casa, se necesita tiempo pam calmarte
que venga. En medio de esa agitación la tempeuta tiene tiempo de observar que ,pobrecit~! ) ; re-mstigaban a la madre contra Nando ("¡Con nosotros se porta
los abuelos toman partido por la madre, tanto que al salir le besan la mano a la muy bien. ¿Como es posible que en su casa sea un terremoto?").
terapeuta (sic) y le suplican que los libredeese flagelo; que Nando, alto y esbelto, , . Pero al fin de cuentas, ¿qué puede hacer la madre de un chico que es "malo"
~mt~m~~te con ciJa? No puede hacer otra cosa que dejarlo en manos de la
participación. Simultánearnente, el equipo obligó a las hermanas, y en especial a Ana, a lOffi!l.r el
ms~Itucmn,casi como si dijese: "Si con ustedes es tan conecto y tan bueno, aquí
compromiso de no entrometerse y respetar la indcpendL'fJcia de Lina. Desde entonces, Lina está S:
~ Uencn, qu~ q~edccon ~tstcdcs". Pero los asistentes no quieren quedarse con
orgullosa de su alojamiento, al que mantiene muy prolijo. A veces, de tarde en tarde, ínvitn a Ana ando ... As1 se CICrrd el Circulo y Nando no es de nadie.
a comer. Y lo que es más importante, desde que vive allí, hace unos tres años, no ha tenido más Así pues, para llegar a cerrar circularmente todos los arcos secuenciales de
recaídas. ese fenómeno al que convinimos en llamar instif{ación, tuvimos que volver al
138 LOS JUEGOS PSICOTICOS CN LA FAMILIA

paciente se1íalado. Para llegar a eso, tuvimos que fundir en la misma persona los 7. EL JUEGO DE LA PAREJA PARENTAL Y LAS MODALIDADES
dos aspectos, opuestos sólo en apariencia, de instigado e instigador. Esta fusión CON QUE SE INVOLUCRA EL PACIENTE SEÑALADO
nos fue dictada por el descubrimiento de los medios activos y sumamente
refinados que el paciente señalado pone en marcha con el fin de instigar. l-Iemos
agrupado esos medios en la categorización denominada (rudimcnL.'lriamcntc)
"seducción" .. La seducción indica en estos casos una vasta gama de conductas
articuladas, que tienen en común, sin embargo, la maniobra de gratificar a uno
con el fin de instigar/o contra otro. Por eso mismo) dentro del bagaje conductal
del paciente señalado psicótico es dable observar una capacidad magistral para
diferenciar y modular las conductas opuestas. Como caso límite, Ja cuestión de
Nando fue reveladora: al igual que el Doctor Jekill y Mister Hydc, u.mbién él
tenía dos caras antinómicas, una para los asistentes y otra para la madre. Pero
en la inmensa mayoría de los casos, las maniobras son más sutiles, más
atenuadas. Sólo si las conocernos con anterioridad y las prevemos, podremos
rcconocerhL' a tiempo, como para no dejamos enredar. LAS PRIMERAS TENTA"I1VAS DÉ CAPTAR EL JUEGO DE LOS PADRES
Y DE VINCULARLO CON EL SINTOMA DEL IIIJO

Con la esperanza de que cllccwr comprenda el increíble esfuerzo que nos


costaron las primeras IcnUltivas de comprender el juego de pareja de los padres
y su posible vinculación con los sín«lmas del hijo, presentaremos aquí algunos
casos que en su momento nos sedujeron. Lü que más nos interesa poner de relieve
es la dificultad extrema con que tropezamos para obtener detenninadas infonna-
ciones que nos eran necesarias para la construcción de una hipótesis válida y
tcrapéuticamcntc eficaz. Como siempre, el uso de las prescripciones actuó como
herramienta desorganizadora del juego de la pareja y productora, por ende, de
conductas informativa.;;. Pero junto a esto, debemos señalar nuestra perseveran-
cia obsesiva y una tensión intuitiva, a veces intolerable.
En nuestra preocupación de relatar los casos de una manera no demasiado
tediosa es difícil, a menudo, eviu.r el malentendido de la "facilidad", porque se
puede dar la sensación de que hemos !rabajadó con gente autoconsciente y co·
laboradora, que de buen grado se ha desahogado, informándonos ampliamente.
Naturalmente, estas cuestiones terapéuticas que vamos a exponer aquí ya no
nos satisfacen demasiado. Son muchas las dudas y las lagunas. Pero debemos dar
una idea de cómo y de dónde hemos comenzado. Los títulos dados a cada caso
deberían sugerir meUlfóricamenic el modo en que cada paciente señalado se
involucró en el juego específico de sus padres.

El defensor del territorio

Cuando la familia llega a vemos, Mauro, el paciente señalado, tiene doce


afíos y es el mayor de tres hijos. L,os padres, Eugenio y Amclia, ambos
1

LOS JUFGOS PS!COTICOS EN LA FAMILIA El JUEGO DE lA PAHE.JA PARENTAL Y El PACIENTE SEÑALADO 141
140

enfermeros en un importante hospital, se ausentan de su casa todos los días bloquea la bobína. De pronto cesó el alboroto y cayó un silencio cargado de
dur-ante más de ocho horas y con frecuencia con tumos diferentes. Vivían con sus tensiones. Pero la respuesta, como era de prever, no llegó. Bastaba, sin embargo,
hijos en un pcquefio edificio de cuau·o apartamentos, ocupados todos por esa rcalimenta.ción espectacular para señalar el punto candente. Pero tuvimos
parientes de Eugenio; en el mismo piso que él cs~1ba su madre, en el de arriba, que llegar a la quinta sr8ión, en la que trabajábamos únicamente con los padres,
sus dos hcnnanos, casados y con hijos. La familia pide nuestra ayuda debido a para sonsacar una información que nos permitiera suponer cuál podía ser el
las conductas psicóticas de Mauro, ya examinado en el Centro Psicosocial de su motivo por el cual Mauro se hacía mandara su casa desde la cscuc]a: irnp<',.dirque
zona y enviado al nuestro con un diagnóstico de "conductas psicóticas. en un la abuela, cuando la madre estaba de guardia en el hospital, se metiese a
atrasado mental". hurtadillas en su casa para curiosear y hurgar en los cajones.
Esas conductas llegan a culminaciones dramáticas·cn la escuda. En la casa Es imposible describir con cuánta insistencia, paciencia e imagínaci6n
de Mauro no causa muchas molestias. En general se queda en su habitación, solo, tuvimos que trabajar para llegar a com:cbir el juego de aquella pareja. En efecto,
dibuja e inventa bromas y no sale al patio a jugar con los hermanos. En la escuela, Eugenio hablaba mucho y a menudo sin ton ni son, divagando en peroratas
en cambio, es un desastre. No sólo es indiferente y desatento, sino que cada tanto inútiles, mientras la mujer, como la Sibila, erguida y majestuosa, Prodigaba
se agita y se pone a hacer cosas cxtrafias e intolerables, por lo que la directora cautamente unas pocas sílabas y sólo después de una larga meditación.
llama por teléfono para que lo vayan a buscar. La úlüma proeza fue la más grave: Veamos lo que sacarnos en limpio. El padre, un tipo extravertido y provoca-
desaparecido del aula, Mauro fue visto por los celadores mientras se hacía ~ dor, hacía un doble juegr; bastante feto reído: aunque discutiese cstrepitosamen··
equilibrista sobre el tcdw de la escuela. . .. te con su madre por temas fútiles y la cubriese de insultos, no se oponía en
L.a ¡n imcra sesión fmníliar se anunció como un fracaso. Junto con la famtha absoluto a que ella invadiera y controlase su ca~a, en la cual irrumpía en todo
nuclear había sido invitada también la abuela paterna. Durante un largo rato Y momento, metiendo las narices hasta en las ollas que estaban en el fuego.
pese a su experiencia. la terapeuta no consiguió controlar 1a situación. Los tres Además, con el pretexto de que su madre no ~enía teléfono, le había dado un
chícos se portaban como locos excitados, ruidosos, rídículos y estúpidos; la duplicado de las llaves de su apartamento para que pudiese entrar en caso de
abuela se mosu-aba hostil, los ¡mdrcs ineficientes y reticentes. La ~erapeuta logró, necesidad,
al fin, arrancarle al padre una admisión crucial: él había tenido que pedir hora al Cabe señalar que una información de esa irn¡xrrtancia (la de las llaves en
Centro debido a la amena7"1 de la directora: "Si no hacen alguna terapia, yo a poder de su madre) se le escapó al marido por casualidad, cmrndo manifestó en
Mauro, en la escuela, no lo puedo tener más". la sesión su temor de que la madre, que siempre espiaba por la ventana, pudiese
La admisión del padre hizo comprender a la terapeuta que la familia se durante sus desapariciones ir a su casa por la noche a despertar a los hijos para
comportaba de ese modo porque había venido por la fuerza. Es más, esa saber dónde podían cs~1r los padres. ¡Pero tampoco Amelía lmbía hablado de eso,
infonnación actuó como estímulo sobre la terapeuta, quien enseguida. en una , aunque sólo fuese para quejarse! Sólo cuando la terapeuta se lanzó a seguir la
inspiración súbiw.~ formuló la hipótesis de que Mauro, al vivir en una casa pista de las llaves, Amelia tuvo que admitir que había notado varias veces, por
atestada de parientes. se hície..se echas de la cscuc.la para cumpiir alguna misión. algunas cosas y papeles cambiados de lugar, que sus cajones habían sido
Tratando de adivinar. interpeló a I\1anro con estas palabras:" A mí, Mauro, no hurgados periódicamente. No obs~rle (aunque presumiblemente alterada por la
me vas a hacer tragar que eres un loco~ ni tampoco un to-nto. Porque yo sé seguro indignación), nunca le había dicho una palabra al marido, quien sólo se enteró
que tú te haces mandar a tu casa a propósito, haciendo cosas absurdas y bailando del asunto en aquella sesión (la quinta).
por los techos. Y sé seguro Ulmbié.n que tú obligíl' a la directora a mandarte a tu La séptima sesión, destinada a controlar los efectos de nuf.stra laL'Or de
casa porque allí hay algo por tmcer. .. algo que consideras indispensable ... Tienes mptura de ese juego absurdo, entre la provocación acü va de Eugenio y el silencio
miedo que suceda algo ¡y quieres estar ahí pam impedirlo!... ¿qué es lo que impenetrable de Amelia, fue memorable. Ya en la sexta sesión Eugenio había
quieres impedir?".' contado el cambio de la cerradura de su ap8rtarnento. Sin explicación alguna,
La realimentación inmediata de todos ellos fue colosal. El gmpo descarado, había sugerido a su madre que en caso de necesidad podría hablar por teléfono
riendo maliciosamente, se inmovilizó de golpe, como en una película cuando se de la casa de sus hermanos. Su madre, que supuestamente había "comprendido
la alusión", no sólo no había profundizado la cosa, sino que había dejado de
irrumpir en su casa cada dos por tres.
1 La terapeuta, cvidentemc.-nte, preumdió adivinar sobre la base de la convicción de que .hay
tma lógica pr-ecisa en esos cOírtportt<mientos psk6ticos que siempre producen efectos detemuna-
En la séptima sesión Amclia fue la gran protagonista. Precisamente ella, que
dos: en este c.uso, el hecho de hacer que de la escuda se lo mand!na a su casa. resistía los golpes implícita y fríamente, hizo algo qne jamás había hecho nadie
LOS JUEGOS PSICOTIGOS EN LA FAMILIA EL JUEGO DE LA PARLIA PARENTAL Y EL PACIENrt: SENA LADO 143
142

(ni nadie haría después) desde que trabajábamos con la prescripción: aprovechó insubordinada y descaliíicadora con respecto a la terapcuia (que probablemente
de su libreta, que debía leer en voz alta a la terapeuta, para dirigirle a su marido obedecía a la hostilidad que la vieja seílora había demostrado explícitamente
un llamamiento firme y angustioso, dejándose llevar, por primera vez, de la hacia la terapia). Pero ¿por qué todos persistieron en callar? ¿Por qu.é nadie
necesidad de confesarle cuánto la había hecho sufrir en el pasado y pedirle que recogió esa pregunta crucial C'¿Qué es lo que quieres ímpcdir, Maum, haciendo
construyera con ella una relación limpia y sincera. que te manden de vuelta a tu casa?") para dr;.;ir cómo andaban las cosas? Y sin
Pero esto no fue todo. En esa libreta ella comentó un hecho desconcertante. embargo, todos los miembros de la familia nuclear csiaban reunidos abí porque
Una mañana, cuando esurba en su casa, recibió la llamada telefónica de un uno de ellos eswba en serias dificulwdcs. Y en cambio, ninguno de ellos, ni
celador de la escuela, pidiéndole que fuera a buscar a Mauro, quien hábía hecho siquiera la madre, se arriesgó a lomar la iuiciativa en dar el primer paso hacia los
una de las suyas. Transcribimos la anotación de Amclia: daños del juego. Tampoco los cónyuges citados para la tercera y la cuarta sesión
se condujeron de otm manera. La infmmación clave salió a la luz sólo en la quinta
Me dirigí precipitadamente al automóvil y fui a la escuela. Estaba serena. Sentía que sesión, y únicamente por azar, casi por descuido.
quería a Mauro y que tenía que cortar por lo sano. Lo encontré ahí, a la entrada, con la cara
arrebatada y todo transpirado. Los celadores querían contarme lo que había hecho. Pero
yo les dije: "Quiero saberlo por Mauro, él me lo dirá". Mauro me explicó que se había El custodio de las buenas costumbres
peleado en el gimnasio con tm compailero que le hacía desaires y que le había hecho
sangrar la nariz; después, para escapar de él, se había encerrado en el armario de los
La amenaza' que tan a menudo enturbia la batalla provocadora de la pareja,
aparatos, del que los celadores lo habían sacado por la fucrLa. Mientras que Mauro
terminaba de explicarme, llegó un celador con su sobretodo para que se lo pusiera y
algunas veces, usa cmno fanta..;¡ma al sexo. Un contenido de esta índole, que
regresara a su casa. Le devolví d sobretodo diciéndole: "¡No! A Mauro no lo llevo a casa, jamás sería confesado espont.1ncamente por los actores, puede ser sospechado
no lo quiero llevar. Mauro ahora vuelve a la clase y se porta como un chico sensato". Le por los terapeutas a tmvés de determinados signos, que son algo más fáciles de
tomé entonces la e ara entre mis manos y mirándolo a los ojos le dije con fueu..a: "Tu lugar observar cuando la provocadora activa es una mujer de algún modo "sexy". Pero,
está aquí, Mauro. Es aquí donde quiero que estés, ¿comprt-'Jtdes?, con tus compañeros, con como para simplificar las cosas, no es obligatoriamente a~í. En algunas ocasio-
los chicos de tu edad''. El asintió con la cabeza y yo me fui. nes, una mujer que nos había parecido una feúcha ridícula resultó ser habílísima
en condenar al marido al terror perpetuo de un inminente affaire ... Nunca
Mientras Amelia leía la libreia, la terapeuta sentía que le bailaban los ojos. debemos fiamos de nuestros gustos, sino JX)f el contrario ser firmes en nuestro
Tenía el convencimiento de asistir por primcm vez a un acontecimiento. Ese convencimiento de que en los juegos psicóticos todo es posible.
convencimiento se vio fortalecido por el desarrollo sucesivo. Mauro cambió El caso que ahora presentamos fue, en ciertos aspectos, exciumte. Se trataba
enseguida su conducta en la escuela. Se hizo disciplinado y diligente. Su de una pareja de cerca de cuarenta años, que pedía ayuda por un hijo único de
rendimiento en los estudios siguió siendo insuficiente. Pero las conductas dieciocho años, que unos meses antes había sido dado de alta en el servicio
psicóticas y las consiguientes llamadas dramáticas desde la escuela cesaron para psiquiátrico de un hospital, en donde había estado internado debido a una crisis
siempre. psicótica aguda definida como confusional. El muchacho, quien ya antes de la
En el tratamiento de este caso tuvimos que trabajar hasta la séptima sesión crisis había abandonado la escuela, las amistades y las actividades deportivas,
para explicamos y solucionar ciertos enigmas que habían quedado pendientes. vivía literalmente Jhlgado a sus padres, en especial a la madre. Los padres eran
¿Cómo explicar el silencio y el bloqueo de todo el grupo familiar ante la pregunta dueños de una empresa comercial que dirigían juntos, espcciali:t.ada en provisio-
dirigida por la terapcuw a Mauro en la primera sesión? El silencio de Amelia nes para oficinas. Los dos tenían buen aspecto, pero sin lugar a dudas la mujer
resulta comprensible; es evidente que su desünatariorcal no es la terapeuta. Ella, era el personaje más interesante. No sólo no representaba en modo alguno su
·simplemente, sigue su juego que consiste en no dar a la suegra (ni al marido) la edad, sino que (sin resultar ridícula) se vcstia y peinaba como una adolescente
satisfacción de reaccionar ante sus registros. Es natural también que el marido algo extraviada, difundiendo a su alrededor (es imposible comprender cómo,
y Mauro hayan guardado silencio: la presencia de la abuela paterna, cnando
menos, toma molesta la situación. Así cs ... y en realidad también el equipo había
2
confiado en que la segunda sesión, en ausencia de la abuela, y con la familia Entre las variaciones sobre el tema de los juegos provocadores de pareja, aparece con
nuclear exclusivamente, prodigaría un cúmulo de infonnacioncs ... Pero no fue frecuencia la movida de la amcnaz~1, una de las variables más arcaicas de los juegos inlcractlvos,
observable ya de manera notona en d iw;tnuncntal umductal de los ammalcs superiores.
así para nada. En la segunda sesión desapareció únicamente la conducta
LOS ,JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA EL .JUE:GO DE LA PAr~E,JA,PAnE:NTAL Y EL PACIENTE SEÑALADO 145
144 /

pero los hombres del equipo lo advertían muy bien, incluso a través del espejo) ~crosímíl de que tampoco él lograba descifrar lo que su madre experimentaba por
una atmósfera de erotismo pecaminoso, el, por lo que de ese modo, le proponía implícitamente una aclaración). Pero ella,
Sin embargo, esta observación no nos capacitó en aquel tiempo para como sucedía siempre en esos casos, había simulado no verlo.
reconstruir el tipo de juego. Tuvimos que llegar a la prescripción de las Con posterioridad a esta y otras experiencias, cada vez que aparecen, entre
desapariciones nocturnas para obtener alguna información importante. Inespe- las conductas inaceptables del paciente señalado, desnudmnientos, gcstualida~
radamente, trak1ndose de una pareja elegante que alardeaba de tener importaJites des eróticas, migraciones de cama a cama y cosas similares, formulamos
relaciones mundanas, el marido planteó objeciones interminables contra las enseguida hipótesis de juegos de pareja que incluyan amenazas sexuales. En
desapariciones: no se podía resignar a las posibles angustias de Darío y con efecto, es bastante frecuente -------lo vimos ya en la época de Paradoja y contrapa-
varios pretextos y contratiempos puso reparos para su cumplimiento. Esto nos radoja (Selvini Palazzoli y otros, J975)--- que esas amenazas incluyan la
hizo sospechar el temor del marido de que sus desapa¡jciones con la mujer desigÍlación de un rival eról.ico inlerno, por lo general un hijo o una hija, que se
disgustasen a Darío; y sobre todo. que ese hijo omnipresente k resultase· muy anwp~)l~~al compafícro. Pero esa preferencia exhibida, que naturalmente implica
conveniente. Inspirados por esta observación, fonnulamos la hipótesis de que la emtsmn de sefialcs indicadoras de atracción, turbación y deseo, se produce de
ese marido, en lugar de confesar sus celos secretos y exigir a la bella mujer que modos tan alusivos, discontinuos y con textualmente disonante...;; que provocan en
se vistiese y adoptase actitudes menos provocativas, había recurrido tácitamente el destinatario angustia y confusión. En consecuencia, el rival desígnado, una vez
a los reparos. Llegamos así a descubrir que el marido había llamado para trabajar posesionada del P1J-der psicótíco, pskóticamcntc exige una aclaración.
en su firma, como encargados del depósito y empleados, a una hermana y dos tíos Entre los caBos que se nos presentaron, c1 más resonante y el que se resolvió
de su mujer. ¡Un verdadero cuerpo de guardaespaldas! del modo más airoso y divertido, fue el de la familia de Dafnc, una linda chica
Desgraciadamente, también ese cuerpo de guardacspalda~ debió de parecer- de veintidós anos. Segunda de las tres hijas de una pareja de clase media alta,
le insuficiente, de manera tal que se les agregó Darío, el único hijo. Pero no había comen?_ ado cuatro ailos antes a rmmifestar una conducta psicótica deliran-
llegábamos a comprender cómo. Insistimos en la fase prcrnorbosa y, venciendo te. que en medio de altibqjos la había rnarginado desde entonces de la vida
reticencias y divagaciones, logramos poner en claro los hc.<;hos siguientes. La es(udiantil ~ social. Optima esquiadora, como {mico consuelo, íba con su padre
explosión psicótica de Darío había sido precedida por un episodio patético: su a una localidad en la montana, donde poseían un chalet.
amigo y contemporáneo, que frecuentaba la casa, se había enamorado locamente
de la madre. Poco más adelante, su padre había tenido una enfermedad coronaria. Las conductas eróticas y de desnudamiento aparecieron en Dafne inopina-
Supusimos que él no sintiese ninguna seguridad de que ese ángel rubio no turbase damente cuando los padres, después de mil objeciones y reparos, sobre todo del
la paz de su mujer. Nos pareció que el estilo provocante de la linda mujer debía padre, se resolvieron a llevar a cab-o las dc..saparicioncs de los fines de semana.
ele consistir en lo siguiente: ninguno de los custodios que la espiaban lograba Poco después de la primera desaparición, Dafnc inauguró Ias conducW~'i eróticas,
comprender qué era lo que se escondía debajo de esos largos cabellos rizados, equitativamente prodigadas. con sapiente biscxualidad, a su madre y a su padre.
tras la mirada lánguida de esos dramáticos ojos pardos. ¿Estaba enamorada? Si estaba sola con Ja madre (una mujer tan anuinada y descuidada como elegante,
¿Era indiferente? ¿Quería pecar? ¿No había pecado? ... Así pues, Daría, después delgado y deportivo era el marido), enseguida la cstxcclwha entre sus brazos y
de nn breve período de conductas inusitadas, dur:mtc e! cual lrat6 de angustíar le daba en la boca un beso insistente y apasionado. Pero esto no quedaba al1í. La
a la madre frecuentando a un grupo de zoquetes, había decidido asumir conducta más deoconcc1Lqnte y embarazosa la asumía cmmdo se desnudaba, y lo
personalmente, con sus conductas psicótint;;, el control de una situación familiar har:ía con una rapidez increíble. En dos segundos estaba ahí. erguida, desnuda,
constantemente en "zona de luz roja". con sus ropas arrojadas al suelo. Una vez Jo había hecho también en la calle, a
Como psicólico, Darío era un guardaespal(hls sumamente eficiente. Su donde la había armsl.rado su madre, que se empenaba en hacerla salir (aunque a
jornada era la siguiente: por la mañana se levantaba a la misma hora que los partir de esa vez se cuidó muy bien de insistir). Pero el hecho más interesante era
padres, tomaba el desayuno con ellos y con ellos se trasladaba a la empresa, que Dafne se había desnudado dos veces mientras est1ba sola con el padre en su
donde ocupaba un pc{JUeño escritorio junto a su madre. Ahí pasaba el día entero, escritorio.
sin hacer nada. Imposible hacerlo salir con amigos, mandarlo al cinc o inducirlo Esas nuevas y desconcertantes conductas de Dafne fueron descritas por los
a reiniciar alguna actividad deportiva. Si tenía que quedarse en la casa algunas padres a la terapeuta en la sesión que siguió a las desaparicione~ del fin de
horas solo con la madre, rondaba a su alrededor, corno espiándola. Dos veces semana. La terapeuta se interesó en s..1.bcr, en primer ténnino, cómo habían
había pasado desnudo IXJf la habitación de ella, con el pene en erección (señal reaccionado los padres. Resultó que ambos se habían comporta.do del mismo
146 LOS JUEGOS PSICOT!COS EN LA FAMiliA EL JUEGO DE LA PAHEJA PAH5NTAL Y EL PACIENTE SENALADO 147

modo. La madre, moviendo la cabeza y riendo, molesta; el padre, mirando para acercaba su silla a la mesa, mirando fijo al padre le dijo con una linda sonrisa:
otro lado y comentando ... ¡que no le parecía que hiciese tanto calor! "Creo que ha llegado el momento de ser sincera contigo, papá. Físicamente,
La parte final de aquella memorable sesión fue utilizada por la terapeuta para siempre me diste asco".
dar a los padres prescripciones y consejos en cuanto a la conducta a seguir. Lqs Después de esa aclaración recíproca y definitiva, la partida eróticaentreellos
prescripciones consistúm naturalmente en continuar con las desapariciones, dos se cerró pam siempre. Dafne ya no hizo avances eróticos con nadie, tampoco
tanto nocturnas como del fin de semana. Los consejos acerca de la conducta. a con la madre. Tuvo, pues, el tiempo y el modo de dedicarse a sus problemas
seguir coúsislicron, en cambio, en tres propuestas altcmativas, formuladas de personales, que paulatinamente resolvió. Se diplomó de instructor.~ de esquí y se
modo idéntico a ambos. A la madre: "Si Dafnc la vuelve a bc:mr en la boca, le puso de novia con un buen muchacho.
doy tres opciones. La primera consiste en devolverle ampliamente los besos. La
segunda, en hacer lo que ya hizo, evitándola con inc()modidad. La tercera, en
darle un revés en la boca, lo más fuerte que pueda". Al padre: "Si Dafne se le El revisor de cuentas
pre..<;cnta desnuda, le doy tres opciones. La primera consiste en tomarla entre sus
brazos y tirarla sobre el diván, haciendo aclos eróticos y no vacilando, si ella El dinero, al contrario de cuanto se podría creer en una cultura como la
estuviese dispuesta en tener una relación sexual. La segunda, en hacer lo que ya nuestra, muy raramente aparece en el escenario de los juegos psicóticos. En
hiw. o sea fingir que no comprende. La tercera, en sacarse un zapato y pegarle realidad, son éstos enredos interactivos urdidos con rencores demasiado anti-
en todo el cuerpo, con toda la fuerza que pueda. La próxima vez ustedes dos me guos, tácitos y secretos como para que se expresen en cómputos y órdenes de
traerán, como de costumbre y por escrito, el informe respectivo de las reacciones pago. Nos fue necesario aprender que en esas familias nunca se presentan
de los demás ante sus desapariciones. En cuanto a la opción, cada uno de ustedes rendiciones de cuentas explíciuts, en negro sobre blanco. En todo caso, la cuenta
me dirá verbalmente, si Dafne les dio la ocasíón, por cuál de las tres optaron. se presenta--{) alguien se ilusiona de que lo hace-- permaneciendo durante años
En la sesión siguiente resultó que la madre no había tenido que hacer ninguna en una cmna o delirando en un hospital.
elección. Dijo que cvít6 cuidadosamente toda ocasión de estar a solas con la hija. La familia de .la que vamos a hablar ahora nos sedujo porque parecía una
El padre, en cambio, fue "enlaL. ado" JXlr Dafnc, Un sábado por la mailana, familia antigua, cual si saliese de una novela de Thomas llardy. Era una familia
tempranísimo, mientras estaba cargando el automóvil para ir.sc solo a la de herreros de la·campíña, descendientes de otros artesanos asentados de varias
montaña, vio que Dafnc aparecía y, silenciosa y fría como una cstatua,·cmpczó generaciones atrás en las afueras de la llanura lombarda. La madre era una
ella también a cargar sus cosas. El pobre se había sentido trastornado: no era mujercíta delgada y nerviosa, de una actividad incre•ble. Parecía más menuda
difícil sospechar que aquella noche sería de fuego, y ::tsí fue. aún al lado de sus cuatro hombres, junto a quienes, en casos de necesidad, había
Poco después de haberse ido a la cama, entró Dafne a su habitación, en trabajado en la fragua. Además de dirigir la casa, cultivaba el huerto y criaba un
camisón, como una sonámbula, sin chistar. Cuando llegó a la cama, se sacó el gran número de animales de corral. El paciente señalado, Jano, de veintidós años
camisón y se introdujo desnuch bajo las frazadas, aunque sin acercárscle. ¿Y qué (con un diagnóstico de esquizofrénico dado cuatro años antes), un muchachón
hizo el padre? ¡La terapeuta habría debido imaginar que un jugador como él de un metro noventa de altura y un físico imponente que contrastaba con su
nunca se hubiera rcb¿~ado a adoptar una de las opciones que ella le había expresión apacible, era el "benjamín" de la familia. En efecto, tenía más de diez
propuesto! En efecto, encontró una cuarta alternativa -por lo demás, más de su años menos que sus hennanos Augusto y César, ambos de más de treinta anos,
estilo- que funcionó admirablemente. "Me parece que t.ú quieres haccnnecrccr casados y con hijos pequeños.
-le dijo con aristocrütico sarcasmo---que no has resuelto el complejo de Edipo. Cuando completamos la ficha telefónica, la organización logística de la
Pero yo no creo en semejantes embustes. Pienso más bien que te divierte mucho familia nos había parecido increíble: un verdadero invernadero de la psicosis.
ponerme en ridículo." Dicho esto, le señaló a Dafnc la puerta, que ella, tirándose Alrededor de cuatro anos antes, el padre y los tres hijos, trabajando a un ritmo
de la cama, atravesó de un salto, desapareciendo en su habilt1ción. agotador, habían construido con sus manos un enonnc tinglado que alojaba la
Al día siguiente, por la maflana, se produjo la catarsis. Mientras el padre se fragua. En un lado de ese terreno (obtenido de la comuna con pago diferido)
levantaba y se ponía su ropa, sintió que desde la cocina, junto con un rico olor habían construido cuatro casitas en fila, la última de las cuales, dc:.;tinadaa Jano
a café, le llegaba un canturreo alegre, que de años atrás no escuchaba. Dafnc en caso de que contrajera matrimonio, no estaba tcnninada.
había preparado un desayuno opíparo y había colocado una rncsa en la que nada Cuando la familia nos pidió ayuda, Jano, en una época un lmbajador
faltaba. Después de haber servido el café se sentó ella también. Miemras prodigioso que rendía por dos hombres, era considerado ya como un cnfcmw
148 LOS JUEGOS PS!COTICOS EN \_A FAMILIA El JUEGO DE LA PAREJA PARENTAL Y EL PACIENTE SE !\JALADO 149

crónico: había sufrido varios episodios delirantes y múltiples internaciones. transformaron en una fragua donde poder trabajar (en aquella época, Jano
y cgctaba en la cama de una habitación a la que su madre subía todas las tardes, todavía iba a la escuela; la madre quería que obtuviese el diploma de perito
con su tejido, para hacerle compallía. La familia nos había sido enviada por una técnico). Y por último, transcurridos tres años, ¡habían dado el gran salto! Con
prima materna, asistente social, que había oído hablar de nuestro Centro como economúL~ exageradas y con préstamos de la comuna y del banco, levantaron,
"última instancia". podría decirse que con solo la fuerza de sus brazos, el tinglado y las casitas. Jano
Al leer la ficha telefónica habíamos fonnulado ya la hipótesis de que ese se había prodigado más que ninguno. Abandonada la escuela para siempre, había
joven, quedc.;;de hacía años permanecía en cama, en una habitación cuya ve?tana Ü·abajado sin descanso, durante meses y meses, hasta bien entrada la noche. La
daba a la fragua en la que su padre y sus hermanos sudaban, cstaba[umphendo madre lo incitaba: "¡Dale, Jano, un poco más y pondremos las cosas en su lugar,
de ese modo una huelga a causa de alguna IIlJUSttcm pcrprctada en su perJwcw y seremos felices!".
(hipótesis que demostró luego ser simplista, por cuanto era natural que nadie Jano presentó las primeras conductas insólitas tmos meses después del
fX)día volverse esquizofrénico por motivos um lineales y evidentes). Dumnte la traslado a la nueva casita, junto al tinglado. De chico modesto y parco, como
prímcra sesión, a la cual había sido invitada la prima que nos recomendó, y había sido siempre, se transformó en un despilfarrador. Tndas las tardes tomaba
durante la.: segunda, en la cual participaba únicamente la familia nuclear, la el automóvil y daba vueltas durante toda la noche, consumiendo enorme cantidad
terapeuta se empeñó con ahínco en buscar cuáles podrían ser esas injusticias: Si de nafta. Compraba cosas inútiles, que luego arrojaba a un cajón. Durante algún
bien scatuvoa lo concreto, asombrando a la familia con preguntas deespccmhsta tiempo la madre le llenaba a escondidas la billetera con el producto de la venta
en derecho comercial sobre salarios, distribución de ganancias y títulos de in- de conejos y palomas. ~ero muy pronto se produjo la crísís. Presa de una crisis
muebles, chocó contra un muro de minimizaciones y contradicciones de la-; que delirante, Jano fue intcmado en el hospital regional. Atiborrado de medicamen-
nada preciso se sacó en limpio. A partir de la tercera sesión, seguimos trabajando tos, convertido en un muchacho fláccido y obeso, fue tirando entre intcrvcncio~
únicamente con los padres. Con las infonnaciones obtenidas y las realimentacio- nes y altas. Hacía ya años que permanecía ocioso. En la fragua, Augusto y César
nes provocadas por el diligente cumplimiento de las prescripciones por parte de tenían que trabajar también por él y con frecuencia pedían ayuda al padre. A
los padre.'), fue posible reconstruir una historia interesante. menudo reprochaban a la madre los "vicios" que le fomentaba a Jano. Pero ella
Luisita, la esposa, esa mujcrcíta diminuta e hipemctiva, después de su les rebatía que hubiera sido justo reservaren el banco los salariosdc.Jano, porque
casamiento había ido a vivir con la farnilia del marido, un clan de veinticinco él se había anuinado por el esfuerzo de construir de prisa casas y tinglados.
personas que residían todos en mm gran casa de campo. También ahí había una El manejo tcmpéuticodc este caso, debido a nuestra experiencia insuficiente,
fragua en la que el marido trabajaba con otros primos, sometidos todos a un tío fue una verdadera aventura que nos costó innumerables angw~tias. Hasta la
patento, Arrio, que dirigía todo el clan. Por esa sumisión Luisita sufrió muchí- séptima sesión los resultados, más que positivos, fueron asombrosos. Ambos
simo, y por motivos bastante concretos. Para cualquier gasto corriente, debía cónyuges colaboraron y cumplieron todas las prescripciones, incluida una
pedir dinero al tío, cuya resolución cm irrevocable cualquiera que fuese el tema. desaparición de aproxímadmncntc un mes, durante el cual dejaron aJano solo en
Sn mayor dolor, que llegó a ser punnmtc por la rabia inmensa que sentía, lo la casa. Ya después de la quinta sesión Jano comenzaba a salir de la cama por la
cx¡){;rimentó cuando el tío puso el veto a los estudios de Augusto, el hijo mayor, tarde para ir al pueblo a ver a sus amigos. Después de la sexta retomó el tmbajo
tan sobresaliente en la escuela que sus maestros lo estimulabar1 para seguir en el tinglado aunqne con irreguladdad. Lo supimos al principio de la séptima
adelante. El tío sentenció que Augusto era robusto y por consiguiente necesario sesión, que fue abícrta por la madre, casi con un grito: "¡Jano trabaja!". Pero
para el trabajo en !a fragua. Mandó en cambio a la universidad a una hija de su lamentablemente, en el curso de esa sesión aparecieron otras cosas. Con un aire
hija Para salvaguardar la paz, su marido no dijo nada y le impidió a ella protestar. hipócriutrnente contrito, la madre confesó que había seguido el impulso, por
Después de años de irritación, Luisita encontró una salida. Cuando supo que motivos que no lograba explicarse, de romper el secreto con Jano: le había
en el pueblo construían una agencia bancaria y buscaban un cuidador al que revelado que había efectuado las desapariciones contra su volunúrd, para
ofrecían alojamiento y paga, se presentó y obtuvo el puesto, haciéndose cargo obedecer las órdenes del Centro. Pero ¿por qué? ¿Por qué lo había hecho? ¿Y
de la limpieza nocturna de las oficinas. ¡Al fin había conquistado un departamen- precisamente cuando J::mo había mejorado tanto?
to para ella y los suyos, fuera de la casona donde reinaba el tío! Pero desgracia- Nos fue necesario un trabajo paciente y mucha intuición para llegar a
<lamente la fragua seguía estando en la comuna con el clan. El paso siguiente lo reconstruir, entre suspiros y medias palabras, que Luisita no estaba satisfecha.
dio Augusto, quien asumió ante el tío el papel de "malo", decidiendo trabajar La situación en el nuevo tinglado parecía m;cmejarsc cada vez más a la de antes,
por su cuenta. Alquilaron un local en el pueblo y él, César y el padre lo cuando había que doblegarse ante el tío Arrio. Aquí estaban los dos hijos.
150 LOS JUEGOS PS!COT!COS EN LA r:AM!L!A EL JUEGO DE LA PAREJA PAHENTAL Y El PACIENTE_ SEÑALII.DO
151

mayores para mandar, sobre todo el segundo, César. El llevaba la (aja, tratab~ lo que se me atraganta cuando me obligan a hacerlo, y pienso: si siempre será a"í
con el banco, daba el dinero. Su marido no tenía práctica en cuentas. Y por eso Jan? n~ se cumrá más. Hace días que Jano csL:i. de nuevo cncclrado en s~
había que depender de César para todo. La terapeuta se dirigió entonces al pa<.lre habitación, en la oscuridad. Por favor, doctora, escriba les a mis hijós mayores
para pedir una aclaración. Pero fue decepcionante. El todo lo minimizó. Con aire té .de~," hacer, antes de que sea demasiado tarde. Pero no les diga que yo se
O dtjC ....
pacífico se rió de la susceptibilidad de su mujer, insistió en que César era
generosísimo, que todo lo hacía a la luz del día (y la mujer no reaccionaba, estaba Finalmente,. después de aquella carta, veíamos más claro. Engatusado desde
ahí, callada, mirándose la punta de los zapatos). pcqu.eño por el juego de la pareja, Jano, durante años había sido con respecto a
La discusión del equipo fue extenuante. Parecía claro que la madre neccsi~ s~ ~adre un sometrdo. Pero cuando a los diedocho años había decidido dejar la
taba, más que nunca, aferrarse a la nlianr..a con Jm10, visto que el padre estaba de esct!ela para lanzarse, como un Hércules, a laconsrmcción de la fragua y lasca'as
acuerdo con los dos mayores. Pero por otro lado, nosotros teníamos que habm. P,resentado ;'" c¡mdtdatura para ingresar en el grupo de los hombres. Por
deliberar. El contrato estipulado con los padres era conciso: en caso de ruptura desgraua. no ~Jabta Sido ~dmtt~<io. Los hermanos querían conservar la primacía.
del secreto, se daría por concluido el tratamiento. Luisita lo ,había roto a Como en un tiempo el t!O Amo, se hacían Jos mandones incluso con el padre,
propósito: por algún motivo debía de tener miedo de que su Jano, al volver a la qutcn, exactamente como antes, en su fuero íntimo debía de estar de acuerdo en
lhrgua, se uniese a los hombres-' Desesperados ante la idea de tener que hac~rsc a ~n lado; e~~omendando a sus hijos mayores la t.arca de vigilar a su
rendirnos, y con el secreto ya violado, decidimos intentar una jugada in extremis: muJer. ~st IR~es, LlllSita, después de ·tanto luchar había vuelto "a fojas uno",
los padres debían anunciar a Jano y a los demás que la terapia había terminado com.o v~m.l~ a~ o·; an~s, c~n un marídoquc no quería saber nada de cuentas y que
y que la terapeuta había resuelto retirarse porque los dos hermanos de }ano eran la m~ miaba a casa de ~u hiJO César a alargar la mano, como en otra época a la casa
demasiado fuertes para ella. del t1o. Ella, que habm trabajado en el hanco para dar a los suyos una casa se
Transcurría el otoño de 1981. De ahí en adelante la terapeuta recibió de la enco~traba de nuevo sin paga y sin dinero, obligada a criar conejos y palo~as
madre tres canas, con una distancia de pocos meses entre una y otra. La primera., para jlmtar algunas monedas que pudiera sustraer del control...
fechada ell8 de diciembre, describía con tono dramático a un Jano irreconoci- En Cllllll~) a Jano, debía de habcrSt~ sentido abandonado por todos. Por su
ble, rebelde, polémico con todos, incluyéndola a ella. Contaba que Jano, frente madre: que sol~ tenía en mente sus rencores, por el padre y los hermanos, que no
a la proclama enviada por la terapeuta, al instante se había puesto muy mal. lo. h~bt~n a~ogtdo entre ellos. Por eso, se había hecho cargo en persona de las
Desde esa misma noche había reanudado sus vagabundeos en automóvil, reivmdicaciOnes. Había obligado a los grandes a sudar también para él. El se
consumiendo capitales y nafta. Después, pasados pocos días, había vuelto a quedaba en iacmna y se hacía mantener. Había llegado a ser el revisor de cuentas
trabajar en el tinglado. Pero trabajaba a su antojo. No toleraba órdenes rú aquel que hacía el balance del activo y el pasivo.
observaciones de nadie. En el bar del pueblo, sarcásticamente, había seftalado a .A~uelia cana de la madre fue discutida in extenso, haSIIl que llegrunos a una
César frente a sus amigos como "el boss". Y además, un día en que César se había dcctston. ~ terapeuta no contestaría ni tampoco escribiría a los hijos mayores
permitido usar su bru1o lo intimó a salir de su casa con un tono tan lleno de furia C~ll~~ pcdt~ la madre. La batalla por el cambio pm·ecía ya iniciada. La tempcuta
que la mujer de Augusto, que estaba presente, exclamó: "Pero, ¿se puede saber habm liberado, en la madre y en jano, aquellas tendencias antagonistas ocultas
dónde escondía antes toda esta rabia?". que Irresistiblemente acuvan una nueva organización.
La última carta, que nos llegó en la primavera siguiente, fue terrible. Nos E12 de junio de 1985 .la terapeuta localizó por teléfono a la persona que había
produjo el efecto de un trueno que desgarra la neblina que nos había vuelto tan env1ad.o a esa iamJlta, fJH~léndolc noticiss. Le contestó enseguida: ··Jano está
miopes durante tanto tiempo. Por primem vez y después de seis meses desde que muy _bten. Todos los clogtos son pocos. Hace ya tres años que anda bien, sin
había terminado la tempia, la sefiora Luisita descorría el velo que nos había n~n~.un. m~~(hca~cnto. i!';r? sus, ~ennanos han _tenido que comprender que se
ocultado su relación con el marido. De aquella carta transcribo aquí la parte habm~ ttp~ovcch.tdo de el. Scobstmaban en considerarlo un niño, sin darle nunca
esencial, sintiendo tener que eliminar Jos errores de gramática y las expresiones la pos1b1hdad de discutir, de dcódir por sí solo. Ahora es como ellos, pero ha
dialectales: "Mi marido no sirve para nada. Cuando meca'lé, me mandaba a casa temdo que luc~ar. Además, tiene una novia de quien se ha enamorado locamente.
de su tío Atrio a pedir dinero, ahora me manda a la de sus hijos. Sólo Dios sabe Se,ha puc~tíl fla~o_y bu~n_moz?. ¡Viera qué buen mo:t:o es! Los padre...:; están
basta_ntc b1en. Lm~tta, a qmcn VI hace unos meses, me di jo que ustedes hicieron
3 fm la actualidad, en lugar de limitamos a fonnular entre nosotros la hipótesis de un miedo un milagro. pero tiene vcrgüen;~_a de llamarlos, porque dice que se siente en falta
semejante de la madre, la hubiéramos manifestado explícitamente. con usted, aunque no me dijo por qué",
152 LOS JUEGOS PS!COTICOS [N LA FAMILIA EL ,JUEGO DE LA PAREJA PAr~ENTAL Y H. PACIENTE SENALADO 153

CUANJX) l.A PRESCI{lPCIO~ ES ABSORBIDA POR EL JUIKiO Dlt l"A PAREJA absolu!O que lleve a su mujer a divertirse --~-arriesgábamos----, lo importante es
que se pongan de acuerdo por el bien de su hijo, que él crea que se divirtieron .. .
El espíritu burlón de un auténtico hombre del pueblo toscano, Lido, nos Desde luego, debe de ser difícil para usted, hasta puede resultarle humillante .. .
ensenó por primera vez que en algunos casos la prescripción de desaparecer sólo Nadie puede impedir qu~sus cuñadas serian de usted por detrás ... mira ese oso
se podía cumplir si se imaginaba alguna modalidad que excluyese ~nclus? la que se ha convertido en un galán que lleva a pascar a su mujer. .. ¡debe de haber
sospecha de que se t..ratam de diversión o de una broma. ¡Porque solo ast un perdido el seso!..." Pretender adivinar, poner sobre la mesa las cartas intuiblcs
hombre digno de ese nombre podría cubrir las apariencias! del juego, con humorismo y comprensión, permite a veces llegar a desmitificar
Se trataba de cónyuges ya viejos, que se habían casado tarde, padres de un antiguas disputas robustecidas por el silencio.
hijo único que era esquizofrénico crónico. De los dos, Nélida, cuya existencia Tropezamos, sin embargo, con algún caso en el cual el cumplimiento de
estaba gravemente condicionada por la patología del hijo, parecía la más nuestra prescripción hizo que surgieran fenómenos que contraindicaban su
motivada para el tratamiento. Por la encuesta se había podido comprender que prosecución. Y esto por el hecho fundamcnurl de que la prescripción, insertán-
había sido una muchacha bastante linda, que había vívido como costurera en el dose en el juego de la pareja, había sido hábilmente jugada por uno de los
ambiente frívolo de una boutique de modas y que al final se había avenido a cónyuges para marcar puntos a su favor.
casarse con ese tipo tan dcsagmdable después de la enésima contrariedad Veamos un caso típico. Un marido, padre de una chica de dieciséis años que
sentimental. Dejaron la capital y se casaron en un pueblo junto al Amo, país sufría una depresión seria, se presentó a la sesión, después de una desaparición
originario del marido, obrero en una curtiembre. Nélida se había empeñado en del fin de semana, con una actitud irritada, hostil. Al insistir empáticamcnte para
seguir, a toda costa, en su domicilio, con su oficio de modrsta. La hrstona de la que se explicase, la terapeuta provocó un desahogo sarcástico: "¿Sabe usted
pareja permitía intuir fácilmente la despiadada guerra oculta entre aquella muJer desde cuándo conocía yo ese hotclito romántico sobre el Apenino donde fui con
agradable, ávida de relaciones, que rondaba siempre por los negocios para mi mujer este mes? ¿Lo sabe? ¡Desde hacía veinte anos!. .. y hacía veinte años
charlar y aquel hombre feo, celoso, que hubiera querido tenerla toda para sí entre que le insistía a mi mujer para que fuéramos allí a pa<;ar un fin de semana. Pero
cuatro paredes. nunca había logrado llevarla. Siempre traía a colación a su madre. Y esta vez, en
Cuando llegamos a la prescripción de las desapariciones nocturnas y la cmnbio, fíjese usted, vino encantada ... sólo para darme a entender que estaba
pareja volvióa presentarse con las anotaciones, hubiéramos podido apostar a que contenta de obedecer su prescripción, doctora. Durante veinte anos me puso a su
nadie adivinaría cuál había sido la meta elegida por Lido: ¡un criadero de pollos madre por delante, y ahom, ¡se siente rruís feliz todavía obedeciéndola a usted,
abandonado, con un garaje aliado, a unos kilómetros del pueblito! Nos explicó doctora!"
Lido: "Poníamos en el automóvil el tcnno con el café, una bolsa de bocadillos, Durante la discusión del equipo nos convencimos de que, en esa situ.:1ción,
dos frH74~das, un paquete de velas ¡y en marcha! Después de un par de kilómetros, era contraindicado seguir prescribiendo las desapariciones. Hubiera significado
cuidando (¡ue nadie nos visse, daba vuelta por la callecita de campo, ¡y listo! nos tomar partido por la mujer. Pero.¿qué hacer? Surgió finalmente una decisión que
metíamos en el garaje. Ahí sí que estábamos seguros de no encontramos con no sólo abandonaba la prescripción, sino que implícitamente empujaba a la
nadie. ANélida, pobrecita, que estaba horrorizada de haber dejado solo a Duilio, mujer a aliarse con el marido, dejando de oponcrle "las mujeres" (no sólo la
¡le hubiera gustado tanto ir a un restaurante! Hace años que siempre dice que terapeuta, sino también su hija Bárbara, a quien se sometía como una esclava).
nunca la llevo a ninguna parte. Pero yo le he hecho comprender que una Al regresara la sesión, la terapeuta se dirigió a la mujer y la compadeció por haber
prescripción de ustedes es como tomar un medicamento, no es una cosa para caído otra vez, aun cuando se hubiese convertido ahora en una coterapeuta, en
divertirse. Claro que cuando volvíamos a casa y Duilio estaba ahí, mirándonos el viejo juego de su familia de origen: enamorarse de las mujeres con el fin de
con la boca abicr'Ul, no fingíamos estar alegres como si nos hubiéramos divertido mortificar a los hombres. Las desapariciones se habían vuelto, pues, inviables.
a nuestras anchas". Pero quizás hubiese una esperanza para ayudar a Bárbara a salir adelante: que la
Para no darle la razón a su mujer llcváJJdola a distraerse, Lido había ideado señora inventase e impusiese ella misma alguna prescripción orientada a cambiar
ese ardid. Un verdadero travelling que anima distintas secuencias sobre la las conductas de Bárbara, que obtuviese el consentimiento del marido y que la
terquedad. testarudez y maniobras tácticas que impregnan silcnciosamc~tc l~s cumplieran juntos. La señora se quedó muy mal, pero aceptó sin chistar.
retorcidas relaciones de estas parejas. El hecho de comprender esto nos rnduJO La propuesta funcionó. La sesión siguiente, ambos se presentaron muy
algunas v<X"""S a tratar, sin preguntas inútiles, el tema del disgusto con el que satisfechos. Habían discutido ambos una interesante iniciativa y la habían puesto
algunos maridos acogían la prescripción de desaparecer. "No es necesano en en práctica. De acuerdo con el médico de la familia, que prescribía medicamcn~
154 LOS JUEGOS PS!COT!COS EN LA FAMILIA EL JUEGO DE LA PAREJA PARENTAL Y EL PACIENTE SEÑALADO
155
1
tos "inocuos", la mujer se había quedado en cama diez días con el pretexto de una Veamos qué fue lo que salió a la luz en la indagación efectuada por la
artrosis lumbar muy dolorosa que le impedía todo movimiento. Bárbara se había terapeuta para trawr de comprender qué había sucedido. La mujer reveló que,
preocupado de un modo increíble: había cocinado y llevado a la maqre, a su luego de cada una de las dos separaciones, el marido había cubierto literalmente
cama, las comidas y después había comido con el padre, saliendo incluso a hacer de regale: costosos a Primo. Para ser equitativo, gastaba también cifras equiva-
las compras más urgentes. lentes en la chrca. Pero cuanto más le compraba, más pretensiones tenía Primo,
Casos como los que aquí presentmnos nos enseñaron mucho en cuanto a los como si todo le fuese debido. Em como si el padre estuviese obligado a
juegos cte·la pareja y conuibuyeron a afinar nuestra pericia táctica. Pero en otros, des~.mbolsar esas sumas a título de indemnil..ación. como si tuviese que resarcir
que no fueron pocos, nos chocamos contra un muro altísimo, impenetrable como al hrJO por haberle hecho la trastada de dar ¡lrclerencia a su mujer, desaparecien-
un dique. De esto hablaremos más adelante. docon ella. Coherente con esta lógica, el padre había reservado inclusive, en una
agencia .. un costoso "vi~je relámpago" aéreo al exterior. para acompañar al hijo
a ver tmunportante partrdo de fútbol. No faltaba, pues, ni siquiera el viajecito de
CUANDO LOS PADRES COMPffEN PARA ACAPARAR AL PACIENTE SEÑALADO
resarcimiento, que como es obvio había &'lcado de quido a la mujer.
Pero, ¿qué fue lo que descubrimos indagando más a fondo? ¿Cuáles
Al correr del tiempo, al acrecentarse la experiencia y la habilidad para el resultaron ser los motivos auténticos del furor de la madre? Descubrimos que
manejo del trabajo clínico y la rapidez para captar los menores indicios de ella, en materia de dinero, no podía competir con el marido. Le había hecho sentir
informaciones clave, fuimos siendo capaces de "diseñ8.r" algunos papeles de a su marido que eH <J. venía de una familia aristocrática que se había avcrgmu.ado
juegos, tan perniciosos como sofisticados. Es el caso de los padres que compiten bastante dccmparcntarsccon un "fanfarrón de la publicidad", pero sus mistocrá~
para acapararse al hijo. ticos antepasados eran también, por desgracia, unos pobretones, por lo que ella
También aquí la reticencia para llevar a cabo las desapariciones del fin de sólo disponía de sn sueldo de profesora. Salió así a la luz que, pam recuperar
semana y hasta el empeoramiento de toda la situación siguiente a un primer terreno, pasaba hm as y horas ayud;mdo a Primo en sus tareas cscol 41 res,lc hacía
cumplimiento, nos llevaron a auténticas revelaciones sobre las increíbles intri- traducciones Yrc.•:;úmenes, le leía püginas y páginas de historia en el grabador
gas tácticas puestas en marcha en algunas familias y lo que es más importante, ¡para que éJ pudiese esctJcharias mientras paseaba! Al hacerlo, naturalmente,
nos sugirieron el modo de desbaratadas. Veamos un caso demostrativo. manifestaba su dcsprc....-eio por la vulgar prodigalidad del marido. De este modo.
Se trata de una familia a la que llamaremos M., de cuatro miembros. El padre el juego competitivo de la pareja había incluido a Primo. Sus padres jugaban a
es un hombre de éxito en el campo de la publicidad, la madre, una profesora de ver cu.:H de lo.s dos le pedía más perdón por haberlo traicionado dc....;;aparecicndo
enseñanza media. El paciente scnalado, Primo, de quince aiíos, fue enviado con cun su cónyuge legítimo.
un diagnóstico de depresión, cnurcsis nocu~ma y encoprcsis. A su hermana Es importante observar que esta intriga sólo se hizo evidente en la séptima
Gloria, de doce años, se la considera sana. De los padres, la madre es la que sesión. con postcriOiidad al efecto desestabilizador provocado por las dos únicas
reacciona con gran angustia a la prescripción de las desapariciones, pese a que dcsapar,i~ioncs de fin de semana, que cmpuja,,on a Jos padres a hacer esa.;; jugadas
los hijos son ya grandes y nunca han tenido conductas tales como para que resulte compctltrvas, tan burdas que eran visibles. Con todo, no cabe duda de que la
imprudente dejarlos solos. Con mucho trabajo y sin cambios sustanciales se llega n.v~tl~dad entre eHos por seducir al hijo exístía de antes. pero muy encubierta y
a la prescripdón de tres desapariciones de fin de semana, que provoc;;m tanws dtflcJJ de advertir. El esciarccirnicnto del juego nos sugirió una intervención
miedos en la madre que ésta pide reiteradamente que se postergue la sesión. específicamente provocante que funcionó, l--a terapeuta estuvo de acuerdo con
Cuando al fin los cónyuges vuelven, confiesan que sólo han cumplido dos los padres en suspender las desapariciones, por cuanto resultaban difíciles pam
desapariciones y que est.:1n muy decididos a no hacer otras. La madre ostenta con ellos. Se compadeció de esos dos pobres, caídos en poder de un hijo astutísimo
la terapeuta un tono hostil. Resulta que las desapariciones no han causado (y de una hija más sagaz aún que, sin exponerse. andaba tras el hcnnano
inconvenientes: los hijos se condujeron bien, mostrando una habilidad insospe- recogiendo el oro que se le salía de los bolsillos ... ). Indagó y puso en evidencia
chada para arreglárselas. Pero, por el contrario, los síntomas de enuresis Y Ül<.> múltiples maniobra;; cuipabi!lz.adoras que Primo utilizaba con ellos. Por
encoprcsis se han acentuado mucho en Primo, complicándose con una conducta último les asignó la tarea de imaginar alguna pequeña iniciativa que con ti arres··
de desinterés total en lo referente H la escuela. E') más: las relaciones conyugales tase el poder patológico de Primo, pero agrcgcmdo que no contaba
se han deteriorado a tal punto que la mujer ha hablado seriamente de .separación demasiado con eso.
legal. Esta exposición pone de m:mificsto algunos puntos importantes. En primer
15G LOS JUEGOS PS!COr!COS fN LA FAMILIA EL ,JUEGO DE LA PAREJA PARENTAL Y EL PACIENTE SEÑALADO 157

lugar, que la reticencia ante las desapariciones señala, exactamente como podría sus padres era elocuente: puJsto que ustedes me plantan en casa sola, yo me
hacerlo un contador Gcigcr con un objeto metálico, que los padres intuyen orgamzo con otros padres, mucho más dignos de estima. Naturalmente, los dos
enseguida los efectos incongruentes con su juego. Este fenómeno debe colocar padres verdaderos no relacionaron en absoluto su desaliento frente a la terapia
al terapeuta en posición de alarma e inducirlo a indagar Jos hechos subyacentes, con la retorsión amenamnte de Celina. Una alusión a los fines de semana de la
tratando de diferenciar las posiciones respectivas de los padres, aun cuando, hija surgió casualmente mientras se hablaba de otra cosa, tanto que el terapeuta
como hemos visto, con frccucncía sólo son distintas en apariencia. Saber captar ni siquiera le hizo caso. Fue el supervisor quien captó la importancia del indicio,
a tiempo las razones de la reticencia puede ayudamos a prevenir el rechazo de llamando cnw~guida a su colega para que lo pmfundizase. Llegamos así a poner
la prescripción. en evidencia la astucia de Cclina y a bauli1..ar a los padres, provocadoramente,
Debemos tener presente, sin embargo -···Y aquí lo subrayamos~~, que "los dos pobres huerfanítos", induciéndolos a perseverar.
eventuales fenómenos negativos que siguen al cumplimiento de la prc."icripción Descubrimientos como éstos nunca dqjm1 de aso1nbrarnos, tan extremada
durante todo el fin de semana pueden también, como en el caso que acabamos nos parece la intensidad de esas relaciones familiares, como lo es también la
de describir, ser precisamente aquellos que nos permiten descubrir las intrigas sutileza de las maniobras y contramaniobras efectuadas.
del juego. Pero aquí interviene la posición del terapeuta, su habilidad para la En la lista de estos casos, tragicogrotcscos en muchos as]JC.ctos, debemos
correcta utilización de la prescripción. Esa habilidad se acrecienta cuanto más incluir uno realmente patético. Se trata de la pareja de la cual ya habíamos
se aleja del uso de la prescripción invariable como método de curación y cuanto hablado en el último párrafo del capitulo 3. Quien llamó a la terapeuta que había
má.;; se orienta a considerarla ---en la buena o en la mala suerte- como la mm1ejado el tratamiento fue José. Habían transcurrido alrededor de diez meses
. ! herramienta más poderosa para conseguir informaciones sobre el juego en desde la terminación de la terapia. cuyo resultado había resulfado satisfactorio
acción. En efecto. a diferencia del microscopio o del telescopio que, al agrandar hasta el punto que escuchamos a ambos cónyuges definir a Alcx como "un
la célula o el astro, nos permiten observarlos sin variaciones, la prescripción es muchachito de oro". Ellos se habían casado más o menos un afio atrás. Ahora,
un instrumento que muy a menudo, aunque no sicmprc,4 altera aquello que José se lamentaba con la terapeuta de una recaída creciente de Alcx en conductas
obscrvmnos, provocando una erupción de fenómenos reveladores. Si el terapeu- provocantcs. Con respecto a la sintom:Hología anterior había, no obstante, una
ta no se deprime ni se vucivc hostil frente al aparente fracaso de la pre,.<._;crípción gran diferencia. Alex respetaba la escuela, donde trabajaba y se hacía apreciar.
y lo considera como una señal y guía para una investigación posterior, se valdrá Sólo en familia era exasperante: "Se hace el imbécil y nos trata de imbéciles.
de la derrota corno de un trampolín para tomar impulso. Estamos desesperados, y ya no sabemos qué hacer". La terapeuta propuso una
En otro caso, también éste sumamente revelador, los padres se presentaron entrevista con los padres solos, que fue aceptada de inmediato,
a la sesión ocultando el miedo de continuar las desapariciones tras un velo de Con el fin de. que el lector puc.da captar en lo más vivo aquella sesión, hemos
desconsuelo tal que le transmitieron a la tempeuta una sensación de desespera- decidido transcribir las anotaciones que la terapeuta hizo esa misma tarde en Ja
ción. En nuestro esfuerzo por comprender las razones de ese desconsuelo, ¿qué ficha clínica.
fue lo que descubrimos tras el velo? Precisamente que el paciente scHalado,
jugador consumado también él, había respondido a las desapariciones de los Hoy, después del almuerzo, HJc sentía muy cansadll; por la mañanahabíadiágido una
padres con una movida de retorsión tan hábil que los asustó y los disuadió de sesión extenuante; sentía que me daban náuseas ante la sola idea de volver a entrar en
seguir adelante. Nos referimos al caso de Celina, una muchacha de dieciocho aquella habitación. Pero, como por milagro, doy con un grato descubrimiento que surge
anos anoréxico-bulírnica crónica y con el hábito del Optalidon, hija única de dos poco a fXK'O de las informaciones fragmentarias de los cónyuges. Isabel se desa110 ga
profesionales. Corno respuesta a sus desapariciones, consiguió hacerse "adop- enseguida diciendo que su relación ha vuelto a ser como antes de venir a la terapia, porque
urr" por una pareja ya entrada en años y sin hijos, que trataba de dar alg1ín José, de nuevo cerrado y cnfmnrñado, torna tétrico el ambiente de la casa. En respuesta
significado a su existencia. Con ese fin, la muchacha rescató del olvido a una ex al parlamento .de Isabel, José se indigna. Dirigiéndose a la terapeuta, le confía con v 07.
profesora suya, a quien designó su c<mfidente, pasando con ella y el marido fines quebrada que muchas veces en los últimos meses ha vuelto a pensar en una hipótesis que
de semana campestres que consideraba encantadores. La amenaza de Cclína a ella hahía propuc,<;to tm una de las primeras sesiones de terapia: que Isabel lo instigaba
contra Al ex, complaciéndose quizás al vclio trastornado.
Apartándome con dificultad de ese flujo de acusaciones rcdpwcas, logro formubrics
4
una pregunta precisa: "En resumen, ¿por qué el aií.o pasado ustedes dos se Ilcvaban bien?
Existen ciertos casos de absorción silenciosa de la prescripción invariable en el juego en
En lo esencial, ;,qué había de diferente?" Ante mi cstu¡x)f responden prácticamente al
acción, descritos en el párrafo anterior.
unísono, sin ninguna vacilación, sin ninguna duda: "Nos llevábamos t<en porqu~Alcx era
\

158 LOS JUEGOS PSICOTICOS CN LA rAMILlA

bueno: s:L. era bueno con nosotros ... " Esa respuesta unívoca actúa en mí como una
iluminación que me impulsa a hacer preguntas espedficas que lx>squcjan los hechos
siguientes. Si Al ex es malo, ellos se ex(l.spcnu; <.:(m él, pero sobre todo se cargan de un
profundo rencor recíproco, pNquc cada 1m o atribuye al otro la culpa de lamaldqddeAlex.
La conmoción que experimento frente a semejante descubrimiento me permite comuni~
carmc con ellos con gran cmpalía. Comienzo por describirlos como dos pobres aban cló-
nicos que han tenido padres que dejaron mucho que desear: por eso Al ex es para ellos el
scl, el aire, el amor. Sí Alex es bueno con ellos, ellos dos son felices y se quieren.
Si Alex e_<; malo con ellos, ellos dos se sienten infcliccs y se aeus;m uno a otro. Pero
Alcx, prosigo, es inteligente y sensible y advierte, por lo tanto, el peligro tremendo de
quedar cnn~dado t.'Illas necesidades de sus padres de tener que ser siempre para ellos b
mamita gratifinmtc. Alcx debe progresar, debe crc~;cr y por eso los fn1stra. Como Tercera parte
fulminados con mis palabras,Isabcl y José van repitiendo: "íAsí cos! ¡Así es! Nosotros
dependemos en todo y para todo de cómo es Al ex con nosotros ... " Sigo sosteniendo
entonces que no es Alcx quien los provoca, sino que ellos provocan a Alcx con sus CONSTRUCCION DE MODELOS
expectativas absurdas. DE LOS PROCESOS PSICOTICOS
Los dos confirman cuanto digo, pero Isabel me da la confirmación definitiva al
rCf"....ordar un episodio. Pocos días ililtCS era carnaval y Akx tenfa que recit<~r en la escuela.
Todos los padres estaban invitados, pero ellos dos no concurrieron. El chico volvió a su
casa destruido, porque lo habÍ<m aplaudido y ellos no lo lmbím1 visto. "Es la pura verdad
~---comentó Isabel-, nosotros le estamos pidiendo siempre que nos consuele, pero no
advertimos noda de lo que él pide, que es una necesidad suyaj'.
Concluyo la sesión diciendo que un esclarecimiento semejante no admite prescrip-
ciones. Deberán madmar a su modo su solución. José asegura que todo lo que hoy ha
comprendido cambiaráradicDJmente su relación con Alcx. Pero ellos mismos ya parecen
cambiados. Cada tanto se miran a la cara y se echan a r~ír. Isabel explica que es dema.sie~do
cómico verse en ei pa:pel de mendigos del arnor de Al ex. En el momento de la despedida
sentí una gran ternura por estos dos jóvenes. Tomándolos por los hombros, en un gesto
cordial que jamás uso, se me OClu·rió decirles con dulzura: ''Son realmente dos muchachos
muy afables". Ahora que lo escribo me doy cuenta de que, tal vez, si tuvieran una madre
que los comprendiese, poclrían dejar a Alex seguir su camino.

\
8. LA METAFORA DEL JUEGO

EL USO lNTUITlVO DE LA METAFORA DEL JUEGO

En escritos anteriores (Selvini, 1985; Selvini Palazzoli y otros, 1985) hemos


hablado, tanto de metáfora como de modelo del juego, arriesgándonos a inducir
a alguna confusión. Hoy en día, a diferencia de lo que sucedía antes, no tenemos
ya ninguna intención de definir lo que entendemos por"juego". En efecto, sobre
el "juego" no hemos adherido a teoría alguna ni pretendido elaborarla. Lo hemos
considerado, en cambio, una metáfora y como tal sólo puede seguir siendo una
imagen intuitiva e indefinida. Nuestro objetivo es otro: consiste en definir cada
vez mejor los tipos de procesos que llevan a un sujeto a actuar psicóticarnente.
En una palabra, tratamos de construir modelos de los procesos psicóticos de la
familia. Por "modelo" se entiende, por lo general, la formalización o la manifes-
tación (según las distintas disciplinas y sus lenguajes) de una explicación
científica. En este sentido, se trata de un sinónimo de "teoría científica".
Ha sido, pues, un error de nuestra parte hablar de modelo del juego en el
sentido de teoría científica de los juegos humanos. Nuestro interés y nuestro
punto de partida ha sido elaborar una teoría local (es decir, delimitada y
temporaria) más adecua_da que las ya existentes para comprender (y por consi-
guiente tratar) las conduo,tas humanas definidas como psicosis. Con este objeto
utilizarnos, en el pasado, el modelo sistémico.
Simultáneamente con la creciente insatisfacción clínica por los métodos
paradójicos, a la que nos hemos referido en el capítulo 1, se fue acentuando
además en nosotros un malestar similar, progresivo y silencioso, con respecto a
las teorías sistémicas. Y por eso, aunque sigamos profesando nuestra fe sistémi-
ca, hemos comenzado a pensar fundamentalmente en términos de juego. Sin
embargo, no nos hemos referido a las teorías de juego existentes (por ejemplo,
la de von Neumann o los fragmentos de Bateson y Jackson) para adoptarlas
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN lA FAMILIA LA METAFORA DEL JUEGO
162 163

como nuestras premisas teóricas, y mucho menos para construir nuestra uteoría común de jugar) y la conflictual (competencia) están entrelazadas indisoluble-
general de los juegos humanos". . . .. . mente. La familia es una microorgani7.ación ba-mda en la Cooperación para fines
Recurrimos a la metáfora del juego parasugenr mtumvamente, mediante la comunes (bienestar, apoyo recíproco, educación de los hijos, etcétera). La
expresión "juego familiar", aquello que sugieren las expresiones juego político, negociación de las modalidades de esa cooperación implica necesariamente,
juego financiero, juego de poderes, juego de equipo, etcétera. . para el egocentrismo fisiológico de cada uno de los individuos, el surgimiento
Se trata, pues,de un uso inruitivoe informal de la metáfora del juego, con la de conflictos. En efecto, todo individuo puede aspirar a la negociación que le sea
finalidad de producir asociaciones, semejanzas y lenguajes aptos p~encuadrar más favomble, tanto con respecto a su posición dentro del grupo específico de
de modo más inmediaramente inteligible los fenómenos que nos mteresan. pertenencia en cuestión (por ejemplo, la familia nuclear), como en lo que se
refiere a los distintos grupos de los cuales es miembro (por ejemplo, la familia
extensa, el contexto laboral, el contexto del tiempo libre).
UN LENGUAJE DE LAS RELACIONES HUMANAS Pensar en función de juego genera un nuevo lenguaje e implica a'í una serie
intuitiva de pamngones con distintos tipos de juegos. Tan1bién los juegos
El tém1 ino "juego" genera asociaciones inmediaLas con las ideas de grupo, convenciOnales (individuales o de equipo) pueden constituir una fuente conve-
equipo individuos (jugadores), posiciones (mando, soldado, ataque, defensa, niente de analogías. Natumlmente, el pamngón nunca equivale a una identifica-
etcéteC:.). estrategias, tácticas, movidas, habilidad,. alternación de turnos (y ción, puesto que las diferencias entre la historia de una familia y una partida de
consiguientemente secuencia temporal). Tenemos as1la pos1b1hdad de d1sponer ,Yedrez son macroscópicas.
de un lenguaje muy ligado a las relaciones interpcrsonales, en cuanto cambiOs
de conduela. Palabras como embrollo, instigación, an1enaza, promesa, seduc-
ción, viraje, cooperación, ganar, pcrder,dar jaque, son palabms muy ligadas a la CONEXION ENTRE RAZONAMfENTO SISTEMICO Y ES'IRATEGICO
necesidad de describir vicisitud<:.' interhumanas. Además, no se ~rata en absoluto
de términos de la jerga, porque forman parte del patrimonio lingüístico de La meláíora del juego resultó muy adecuada para integrar las reglas
cualquier persona y son, por tanto, de fácil comprensión pam los prop1os generales de la interacción de los jugadores (razonan1iento sistémico-holístico)
pacicntcs. 1 con las movidas de los individuos (razonamiento estratégico). En efecto, en la
El juego consiste en cambios de condueLas concretas entre personas, en tanto idea de juego convencional son ya evidentes intuitivamente: a) el principio
que muy a menudo el lenguaje sistémico inducía aconfu_s1ón porque hablaba de irrevocable de alternación de los tumos (porque el juego, como el diálogo, se
otra cosa: de componentes electrónicos, de sus !anclas qmm1cas, de mecamsmos, estructum en la alternación de las intervenciones individuales y no en su
de astros, de fórmulas matemáticas, de organismos biológicos elemenrales, simultaneidad)'; b) la aceptación por los jugadores de las reglas que lo rigen, con
etcétera. La meláíora del juego pone en marcha una cadena de metáf~ras. el fin de reducir la incertidumbre de las movidas; e) el mantenimiento de la
Remite, por ejemplo, al concepto clave de estrategia. Este término :s de ongen posibilidaddedisponer, respctan'<¡o las reglas, de una amplia opción de movidas
militar y remite a su veza un conflicto en el que es Importante el engano, etcétera. que, garantizando en el JUego aspectos de imprevisibilidad, dejen espacio para
Pensar en función de juego nos ayuda, pues, a plantear algunos conceptos la aparición de la habilidad y la inteligencia estratégica de los jugadores, que son
fundamentales para nuestro campo de reflexión. Pensemos en binomios de quienes confieren identidad a la partida.
conceptos opuestos-complementarios como: individuo/sistema, cooporac1ón/ En realidad (nos referimos siempre a los juegos convencionales), una vez
conflicto. autonomía/dependencia, conservación/canlbio. Son conceptos clave explicado un juego dado, definido genéricamente por el uso de algunos aparatos
para el estudio de los procesos interactivos, que no podían encontrar una y por la adopción de algunas reglas (tenis, fútbol, etc.), dicho juego sólo se
colocación clara en la dimensión del lenguaje sistémico. identifica espedfícamente por la secuencia de las intervenciones alternadas de
Tomemos, por ejemplo, el binomio coopcmción/conOicto. Es evidente que cada jugador, hasta el punto que su desarrollo secuencial puede ser descrito
en todo juego la dimensión cooperativa (observar las reglas para pcrsegmr el fin verbalmente (pensemos en el relato de un partido de fútbol por radio). Por eso,
un juego es siempre el producto de las intervenciones alternadas de los jugado-

1Hay un notorio paralelismo enlre este cambio de lenguaje y el abandono de la actitud reticente
frente a los pacientes (véase el capílulo 14, ¡XJnto "El problema de la reticencia"). 2
En este sentido, aconsejamos. leer el espléndido trabajo de Kaye (1977).
164 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA
lA METAFORA DEL JUEGO
165

res, quienes, motivados para ganar, como individuos o como grupo, y dentro de
En este sentido nos había ayudado mucho la idea de organización (es decir,
las reglas explícitas aceptadas consensualmente, hacen de tanto en tanto su
comparar la familia a una organización). En efecto, una organización tiene su
movida consecuente a la movida adversaria. En este sentido, la metáfora del
organigrama oficial que prevé la posición jerárquica de cada uno de sus
juego nos ha facilitado el acceso a una visión que no separa a los individuos de
miembros. No se trata, pues, de un concepto holístico. Confrontar organigramas
las interdependencias recíprocas, ni tampoco a la mterdependencm de los mdi-
reales Y organigramas oficiales es ya estudiar a los individuos y sus estrategias
viduos, sino que considera a estos últimos como interdependientes y sin embargo (Selvini Palazzoli y otros, 1981 ).
relativamente imprevisibles, por cuanto son más o menos hábiles para efectuar,
En ellengu,Ye sistémico se ha hablado siempre de juego (lo ha hecho, sobre
dentro de las reglas y, por consiguiente, de las movidas adversarias, todas las
todo, Don Jackson), pero refiriéndose exclusivameutc a la~ reglas que el juego
elecciones que sean posibles.
presupone, debilitadas en el aquí y ahora, sin utilizar la dimensión temporal y sin
diferenCiar las estrategias de cada individuo (recordemos el famoso ejemplo de
LA UBERACION DE DOGMA'llSMOS PROFE11COS
lo~ marCianos que observan una partida de bridge) (Jackson, 1965). Seguíamos
asi, en el holismo sistémico, aferrados a un tipo de simplificación de los
fenómenos que poco a poco demostró ser demasiado burda.
Pensar en función de juego nos permitió una mayor libertad mental. La
Las analogías sistémicas con conjuntos cuyos componentes no tienen
referencia a la teoría de los sistemas había adquirido un sabor demasiado
subjetividad (células, teléfonos, etcétera) llevan a la anulación de la dimensión
dogmático. Se había terminado por atribuir a las ideas si~témicas una c?.~nota:,
individual. En la etapa del holismo sistémico se considerabm1 únicamente
ción de "Verdad" para contraponer (ahora scctanae Ideologicamente) al Error
aquellas variables que podían conducir a concebir la fmnilia como un todo (por
(el psicoanálisis y las otras teorías intrapsíquicas). En este s_emido, es indudable ejemplo, comunicación, mito, regla~. etcétera).
que nos había condicionado el estilo a ve<:es algo profeuco y religioso de
determinados escritos de Bateson.
Guardar las distancias con respecto a un cuerpo doctrinal (Bateson, 1972; LA CON~USION ACERCA DE LAS REGLAS
von Bertalanffy, 1968; Ashby, 1960; Watzlawick y otros, 1967) mticulado y
sistematizado, sustituyendo en él únicamente una metáfora abierta como la del
En lo que concierne específicamente al concepto de regla, el he<:ho de volver
juego, nos devolvió una notable independencia frente a esquemas preconstitm-
a prestar mayor atención al individuo y a sus estrategias nos permitió observar
dos. Hoy en día, las teorías sistémicas siguen siendo Importantes para nosotr?s
que, cuando se habla de reglas, enJla terminología sistémica se oscila siempre,
como imágenes sugestivas y potencialmente útiles para comprender laevolucion confusamente, entre dos accpeion .s diferentes:
de los procesos intcrpersonales.
En materia de metáfora del juego, nos retrotraemos además al concepto de
l. aquella que ve la regla comofruto de una negociaci6n entre los jugadores
juego como se lo ha utilizado en las ciencias sociales contemporánea~. E~ efecto~
(o de su aceptación de una normativa exterior). A este si¡,>nificado nos re-
aunque con significados distintos, ese concepto se usa par_a la descnr:'Ión de la
ferimos cuando comparamos la familia a un estado de constitución
"realidad" y de l¡¡s relaciones interpersonales en psicologm, sociologm, e<:o~o­
propia, con sus distintos m1ículos (reglas), tanto explícitos como implí-
mía, politicología, etcétera. Como acertadamente lo submyaRicci (1984, pag. citos;
303), ese concepto "toma muy frágiles los límites entre las diSCiplinas socmles
2. aquella que ve la regla como una inferencia del observador, convenient.e
e, inevitablemente, lleva a todo investigador a aventurarse en terrenos que
para describir desde afuera algunas conductas redundantes, en las cuales
'oficialmente' no son los suyos".
las redundancias son conductas que se repiten, precisamente, por la inca-
pacidad para negociar reglas. En este caso la regla es meramente una
construcción exterior; desde el punto de vista de los jugadores se trata, en
EL REDESCUBRJMIENTO DEL INDIVIDUO Y LA SUPERAC!ON DEL IIOL!SMO
cambio, de un conjunto repetitivo de movidas (o de táclicar.;) que no
prevén ninguna negociación, ni explícita ni implícita. Es más, fa repcti-
En un sentido más específico, el hecho de pensar en función de juego nos
tividad de la.;; configuraciones estables de movidas proviene justamente
impidió seguir ignorando a los individuos, como era característico. del pensa-
de la incapacidad de los jugadores para llegar a una negociación sobre un
miento sistémico. Movidas y estrategias individuales pasaron al pnmer plano.
determinado punto. Ejemplo de esta segunda acepción del término
LOS JUEGOS PSICOTJCOS EN LA FAMILIA LA METAFORA DEL JUEGO 167
166

"regla" podría ser la imposibilidad de definir la relación, que se dice es el síntoma individual con la familia, justificando así la existencia misma de la
característica de Ja familia de transacción esquizofrénica, o el rechazo terapia de la familia.
como modalidad comunicativa propia de la fmnilia anoréxica: En nuestra investigación hemos abandonado paulatinamente la idea funcio-
nalista' al elaborar la hipótesis de la vinculación entre síntoma y familia. En el
Ahora bien, toda la atención que los trabajos sistémicos más clásicos pres- período funcionalista era un dogma no buscar la causa sino el efecto (nunca "por
tmon a las reglas (Haley, 1959; Selvini Palazzoli, 1972) se explica por la qué", sino "con qué fin") de una conducta.
perspectiva holíslica a la que entonces seguímnos aferrad?s. Las reglas eran En una época buscábamos siempre en el aquí y ahora la utilidad del síntoma
precismnente recursos conceptuales útiles, a los cuales apclabamos paradesc;~­ par~ los demás familiares. En el capítulo 1 hemos discutido ya el errado paso
bir un sistema sustancialmente indiferenciado en su mtcnor, del que rcnuncta- lógrco de los efectos pragmáticos del síntoma (por ejemplo, retener más en la
bamos a cap~1r el funcionamiento según las estrategias individuales, por ~o que casa a un hermano) a la hipótesis de que el síntoma ocultaba precisamente esa
nos limitábmnos a observar sus redundancias. Pero, con un salto logrco, intencionalidad. Creemos que la experiencia clínica desmiente el tema tautoló-
pretcndímnos luego elevarlas a la categoría de reglas del sistema. En nuestra gico funcionalista para el cual el sistema es su mejor explicación. Sin embargo
opinión actual, resulta absurdo -recurriendo al ejemplo de Watzla:vrck de la y como ya hemos visto, ese tema fue utilizado sistemática aunque instrumental-
partida de ajedrez (Watzlawick y otros, 1967, págs. 30-31)-- denommar con el mente en las paradojas, como un recurso retórico útil para hacerrabiar al paciente
mismo término de "regla", tanto el modo en que cada pieza se puede mover sobre señalado, ridiculizándolo como si fuera un santo totalmente dedicado a sus
el tablero (restricción aceptada consensualmente por todos los jugadores), como fmniliares (cuando, por el contmrio, pcn,J¡bamos que estaba cargado de odio
el hecho de que dos adversarios de igual habilidad concluyan a menudo una contra ellos).
partida con un empate: ésta podrá, sí, ser una redunda~cia, ~ro no, por cierto, Actualmente, utilizando la metáfora del juego, acumulamos la experiencia
una regla negociada entre las partes (aun cuando asr podna parecerle a un adquirida como funcionalistas y puris~1s del sistema: nos hemos "entrenado"
marciano, incapaz de captar las estrategias de mnbos jugadores). para observar las vinculaciones entre conducta individual y relaciones familia-
En la práctica, nos parece ahora oportuno reservar el término "regla" sólo res. Pero abandonamos el estereotipo cornunicacional y biológico, según el cual
pam la primera acepción, evitando así genemr confusiones: el equipo de pareJa esta conexión es funcional, positiva, ritual. La conexión está en el proceso en
no es la regla en una familia "psicótica", sino únicamente el efecto de dos espiral de movida' y contramovidas determinado por la' estrategias de actores
estrategias contrapuestas que se equilibran alternativamente. más o menos hábiles (nivel individual), vinculados por las movidas del com-
pañero (nivel microsistémico) y por las reglas socioculturales (nivel macrosis-
témico), e influidos por hechos imprevisibles.•
EL FUNCIONALISMO En algunos casos, el síntoma sufre la influencia de los demás (con las
movidas que éstos hacen), en otros es "proyecwdo" por el paciente señalado
El holismo había traído el funcionalismo, es decir la idea de que las dentro de una estrategia. Inspirándonos en la metáfora del juego, se ha hecho
conductas de los subsistemas sirven pam la supervivencia/unidad del conjunto. previsible pensar que una estrategia individual sólo puede ser, en primera
En cltr.rbajo clínico esto avala la idea de que el síntoma del paciente señalado instancia, egocéntrica. Hasta frente a la protección/defensa que un cónyuge hace
sirve a su fmnilia y que por eso él se sacrifica por ella. del otro (conducta aparentemente altruista), partiremos de la hipótesis de que
Bogdan ha definido con mucho acierto el funcionalismo que caracteriza la esto forma parte de una estrategia pro domo sua, con probables objetivos
concepción sistémica de la terapia familiar: "El terapeuta sistémico cree que las tácticos.
familias con trastornos sienten la necesidad, al menos temporarramente, de tener
3
un problema, aunque digan que quieren resolverlo. Si no tuviesen ese problema, El funcionalismo tiene una larga historia en las ciencias sociales (véase la Enciclopedia
tendrían otro peor aún. Si el niño con fobia a la escuela no estuviese en sucasa, Gal?,.anti), de Durkheim a Parsons, pasando por Ma!inowski, Spencer (organicismo), de Saussure
(en lingüística), Radcliffe~Brown, etcétera. El punto central de las polémicas antifuncionalistas en
la madre se volvería ansiosa porque no podría soportar quedarse sola. Sr el joven sociología consiste precisamente en subrayar la incapacidad de este modelo para dar razón de la
delincuente no preocupase y trastornase a sus padres, éstos se pelearían violen- evolución, la historia, el cambio. Es extmño que nosotros hayamos seguido el mismo recorrido en
tamente y terminarían por divorciarse. En otrJs palabras, el problema del nuestra investigación "local" sobre las psicosis: abandono de un funcionalismo "sincrónico" para
paciente señalado es funcional, protege a la familia" (1986, pág. 30}. Bogdan pasar a una concepción de proceso que recha?-a la idea organicista de función.
4
dice con justicia que el funcionalismo ha tcmdo éxrto porque pcnmua vmcular Véase el punto "La determinación conjunta del síntoma" en el capítulo 12.
168 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN lA FAMILIA
LA METAFORA DEL JUEGO 169

DIFERENCtAS tNDIVtDUALES Y HOMBRE ES'tRATEGfCO


otro q~iere, o como la gama de sus opciones y decisiones potenciales,deberemos
admtttr, per cierto, que el poder no está únicamente en las reglas del juego, sino
La última instancia del holismo sisrémico fue paro nosotros la del holismo que está hgado también a las diferenci~s citadas, que pasan por los individuos.
cognitivo. El foco de la atención se centró entonces en las creencias que marcan Por ejemplo, en una pareja el hombre, según su profesión, lasubeultura en la cual
a una familia en el aquí y ahora (reglas, mitos, visión del mundo, epistemología vtve: etcétera, puede manifestar deteiminadas conductas (es decir, determinadas
linear) y en la vinculación entre esas creencias y el síntoma del paciente señalado. movtdas) que para la mujer serian imposibles. ¿Cómo explicar, si no, el dato
Sin duda, ésta es, teóricamente, la acepción más refinada del holismo. Sin estadístico de que en Italia el porcentaje de hombres que se vuelven a casar
embargo, no escapa ala~ limitaciones de fondo de la construcción inadecuada del después del divorcio es mucho más elevado q~e el de las mujeres? Es indiscutible
modelo del individuo y de los procesos evolutivos familiares. En efecto, que nuestra cultura tmpulsa ala~ muJeres a queüarsecon los hijos y a los hombres
eonjetttra en función de una epistemología (visión del mundo) de la familia, que a encontrar una nueva pareja. Del mismo modo, impulsa al hombre a buscar una
ha demostrado ser impropia para resolver una fase crítica del ciclo vital, no nos mujer que no haya sido casada antes (o al menos que no tenga hijos), mientras
permite interrogamos acerca de las diferencias entre los distintos miembros de que Impulsa a la mujer a "contentarse" con un divorciado, con tal de no quedarse
un todo familiar. Podemos, en cambio, hacer esta indagación si conjeturamos soltera. Estas reglas culturales son un importante vínculo sistémico para los
sobre la base de la metáfora del juego. juegos familiares.
Es verdad, sin duda, que ningún actor de un juego tiene un poder unidirec- No sabemos si es conveniente seguir usando la desgastada palabra "poder",
cional sobre el conjunto. Pero es errado partir de esta constatación para fortarla por e1emplo poder de un hombre para divorciarse y encontrar otra compafiía.
y llevarla a los extremos. Sostener que el poder no existe, que sólo está en las Pero para superar los simplismos del holismo sistémico es fundamental apreciar
regla' del juego, nos hace olvidar la "libertad" del hombre estratégico. las diferencias individuales, tanto aquellas inducidas culturalmente, como las
Existen, en realidad, importantes diferencias de poder (o de libertad) entre producidas por el juego o por su historia (sería el caso del prestigio conferido a
los miembros de un "grupo con historia". Esas <lifercncias pueden ser definidas un miembro de la fraLría) o las intrínsecas de los individuos (belleza, etcétero).
en distintos niveles:

l. nivel jerárquico: está ligado a la posición del individuo en el organigrama DE LA CONCEPCION ATEMPORAL
oficial de su grupo de pertenencia; A LA DEL PROCESO DE LA CIRCULARIDAD
2. nivel cultural: se relaciona con las leyes del estado y las creencias conso-
lidadas. Véanse, por ejemplo, los distintos derechos sucesorios de hijos Otro ventaja de la metáfora del juego, además de la superación del holismo,
y cónyuge; es que ayuda a recuperar la dimensión histórica de los fenómenos.
3. nivel subeultural: se refiere a la adaptación de un detenninado grupo El proceso interactivo intrafamiliar está constituido por la colusión, en
social a las reglas culturales. A título ilustrativo, entre las clases sociales secuencia temporal, de las distintas estrategias de cada individuo. El dogma
contemporáneas que aparecen se va afirmando un modelo de mujer que sistémico de la equifinalidad nos había inducido a ignorar la historia de los
no renuncia a una "realización" personal-profesional; individuos y de sus familias y a ocupamos solamente del aquí y ahora. Hoy nos
4. nivel del juego intrafamiliar: confiere un poder diferente, por ejemplo, parece claro, sin embargo, que el principio de equifinalidad sólo puede ser válido
ocupar en la familia una posición de prestigio o, a la inversa, ser en algunos de los sistemas biológicos más simples. Como dice von Bertalanffy
despreciados; (1968, pág. 211), una célula huevo dividida por la mitad se desarrolla en dos
5. nivel individual: los dones específicos de cada individuo (belleza, fuerta organismos normales. ¡Pero un feto humano dividido por la mitad no se
física, inteligencia, riqueza, etc.) dan a quien los posee mayores posibi- desarrolla en nada viviente! El niño autista que no pa~a por los distintos estadios
lidades de movidas. del desarrollo cognitivo normal sólo podrá, llegado a la adolescencia, recuperar
facultades in te lectivas y lingüísticas parciales. El modelo del sistema cibernéti-
La trama compleja de todas estas diferencias hace que los individuos tengan co (computadora) termostato) nos ha llevado a la acentuación de la realimenta-
sus propias cartas de juego, es decir determinadas posibilidades de influir en sus ción negativa, es decir de los procesos conscrvalivos. Lo mismo ocurre con las
familiares. Si definimos el poder (o libertad) como la posibilidad del individuo metáforas sistémico-orgánicas (biología): la finalidad del sistema es su propia
de hacer que los demás hagan aquello que él quiere o de no hacer aquello que el supervivencia.
170 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA f-AMILIA LA METAFORA DEL JUEGO 171

En el plano terapéuúcoestoconducea la anulación de la dimensión temporal. En conclusión, en la actualidad no hemos abandonado una concepción
Sólo se mira el presente y se deja de lado la historia del individuo y de la familia. circular de las inl1uencias, pero hemos ~ido del ingenuo horizonte de una
Las concepciones sistémicas del grupo de Palo Alto (Watzlawick y otros, igualdad de actores en interacción durante un brevísimo período (como el del
1967), heredadas en parte por nosotros, se basan implícitamente en el modelo de famoso ejemplo de la red telefónica). Nuestm circularidad actual es el resultado
la red telefónica. Esto implica una concepción ingenua de la circularidad de las de la soldadura de tmmos de circuito (y por tanto de piezas lineares) mediante
interacciones. En una red telefónica todos los usuarios son iguales, no interesa un largo proceso temporal que pasa también por la elaboración de las variables
ni su individualidad específica ni su historia. En la red telefónica sólo interesan intermedias (individuo).
las acciones y realimentaciones que se desarrollan en un período limitado. El
circuito de las influencias recíprocas es velocísimo. Este modelo implícito,
citado en el estudio de la faruilia, demostró ser inadecuado. La circularidad de TERGIVERSACIONES POSIBLES Y PELIGROS INIIEREN'I1iS
un proceso psicóúco familiar requiere muchos años para llegar a producir un AL USO DE LA METAFORA DEL JUEGO
paciente señalado.
La circularidad se encaentra paes en la historia y no en el aqu{ y ahora. La adopción de la metáfora del juego no proporciona únicamente ventajas.
Vearuos el caso de un marido que le pega a su mujer. Este síntoma es el fruto de Puede dar lugar además a peligrosas tergiversaciones. La primera y la más trivial
un proceso histórico complejo. En el nivel sistémico de las reglas culturales, el es la de interpretarla en términos lúdicos. Nada podría estar más lejos de la
terreno ha sido preparado por una concepción dada de la posición del hombre en realidad. El juego de nuestra familia, como todos sabemos por experiencia, es la
la sociedad. En el nivel sistémico de la subcultura familiar, tenemos un territorio parte más esencial de nuestra vida. Un asunto que por fueu11 todos nos
interior de aceptación y elaboración (adaptación) de esas normas cultumles. Es inclinamos a tomar desmedidamente en serio ... La increíble violencia de los
pues decisiva la historia de ese juego familiar, de las alianzas o rupturas de los sentimientos que inspiran y acompañan el juego familiar puede ser, en efecto,
cónyuges con sus familiares y con sus hijos. No podemos siquiera omitir aquellas decisiva para dar comienzo a desarrollos dramáticos o para condenar a la
que podríamos llamar variables intermedias (intermedias entre regla sistémica mediocridad a criatums prometedorJS.
y juego familiar por un lado, y conductas específicas por el otro), determinadas Pero la tergiversación sin duda más frecuente y peligrosa es la que se
por el hecho de que la historia de la parúcipación del marido en una cultura y en relaciona con el uso lingüístico corriente de términos como juego político y
un juego familiar específico ha generado en él una orientación individual estrdtegia. Ricci (1984, pág. 302) dice expresamente que la noción de juego y de
car'acterísúca (aprendizaje individual, personalidad, motivaciones y expectaú- conducta estratégica conlleva en nuestro uso lingüístico "una fuerte connotación
vas, etcétera). negativa de acción premeditada y consciente, en genenú contraria". La analogía
Querer limitarse forzosamente al aquí y ahom (por ejemplo, qué hizo la con juegos políúcos intensamente competitivos y conflictuales resulta descon-
mujer un minuto antes de que el marido la golpease) es, sin duda, reductivo y certante, por cuanto obnubila y sobrepasa la naturaleza solidaria de conjuntos
simplista. Como es también "minimalista" el enfoque de Palo Alto consistente tales como los familiares. También la analogía con contextos esencialmente
en observar únicamente las secuencias de las conductas que preceden y siguen competitivos, como los simulados por von Neumann, llevan a dar demasiado
al sfutoma (y en parúcular a la solución intentada). énfasis a los conceptos de decisión y resultada (Rigliano, 1988). En nuestra
Evidentemente, es necesario pensar también en esos términos, focali71l!ldo invesúgación con las familias hemos experimentado hasta qué punto nos
el aquí y ahora que se integra, además, en modelos multidimensionales. Nuestro apartaba de nuestro objeto interpretar y describir con el espíritu de esos
marido que pega fue predispuesto por una serie de influencias que van mucho parámetros todo cuanto observábamos. En una familia, resultados y decisiones
más allá de la provocación específica exhibida por la mujer jnsto antes del son conceptos sumamente indefinidos (todo lo contrario del balance de una
ataque. empresa o de una lucha electoml) y por lo tanto inutilizables. Consecuencia
Recordamos muy bien algunos momentos de nuestro trabajo terapéutico directa de semejante tergiversación "economicista" sería el hecho de concebir
pasado. Nos esforzábamos, por ejemplo, por pensar la ventaja que podría sacar al individuo, miembro de una familia, como una suerte de empresario u hombre
ta
realmente un marido de depresión de su mujer. Eramos víctimas del simplismo político. Por lo demás, también estos últimos seguramente distarían mucho,
biológico funcionalista: todos los miembros del sistema son iguales, todos están como actores familiares, de ser mcionales, calculadores, conscientes de sus
motivados por la unidad/supervivencia del sistema y, en consecuencia, el propios objetivos, lúcidos en la previsión de los resultados de sus decisiones,
síntoma debe interesar a todos. como deben serlo en el ámbito profesional.
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA
172 '

9. CONSTRUCCION DE MODEWS DIACRONICOS


En el contexto de nuestras relaciones afectivas íntimas, por el contrario~
y con mayor razón cuanto más importantes son para nosotros-, no tenernos muy
claros nuestros objetivos; más aún, a menudo estamos un tanto confusos.
Además, y siempre debido a la importancia vital que esos lazos tienen para
nosotros, tendemos con frecuencia a autoengafiamos, embelleciendo nuestros
móviles con nobles pretextos. El encubrimiento característico y la tortuosidad de
los juegos psicóticos representan el extremo de estos mecanismos comunes de
autoengaño. No queremos, al hablar de estrategias encubiertas, aludir al planea·
miento lúcido de astucias y embrollos, calculados fríamente, para beneficiarse
a expensas de los propios familiares. No creemos que el padre "embrollador" o
el"instigador" tengan una percepción clara de aquello que hacen. Quizá sólo por
·' momentos, de modo subliminal, se dan cuenta de que están haciendo algo
reprobable. Del mismo modo, podríamos hacer un razonamiento análogo con
respecto a la connivencia del paciente señalado. EL PRlMER ESQUEMA DE UN PROCESO DE SElS ESTADlOS,
Existe, por último, una tercera tergiversación con la que a menudo hemos EN BUSCA DE UN MODELO GENERAL
tropezado. La de creer que "los juegos" se dan únicamente en las familias
"patológicas". Si el juego es un modo de representar una organización interactiva
Ya hemos destacado varias veces que la utilización de la serie invariable de
que evoluciona con el tiempo, no jugar es imposible. Todo grupo con historia,
prescripciones representó una estrategia de investigación de una fecundidad
y por consiguiente también la familia, no puede no organizar su propia interac-
insospechada, que no sólo permitió sacar a la luz fenómenos subterráneos y
ción. Dependerá en gran parte de la modalidad de esa organización interactiva
sutiles como la instigación y el embrollo, sino qnc nos dio asimismo la
y de su evolución (ambas ampliamente independientes de la determinación
posibilidad de redescubrir al individuo y sus estmtegias. De todas maneras, el
consciente de los individuos) que cada miembro de ese grupo se sienta lo bastante
resultado más significativo del nuevo modo de trabajar fue el paso adelante que
cómodo. O, en cambio, que alguno de ellos, en un momento dado, revele por
dimos en la construcción de modelos de los juegos familiares. Es como sí, poco
medio de un síntoma el hecho de haber sentido una contrariedad relacional
a poco, los arcos individuales llegaran a conectarse en una gran espiral única que
insostenible. se estaba perfilando: el proceso interactivo que da origen a la psicosis.
Durante la etapa en que el primer equipo del Centro trabajaba inventando
para cada familia una nueva paradoja o un ritual específico, sonaba ya con llegar
a construir algún día un mapa que sirviese de guía en el laberinto psicótico.
Los equipos siguientes, provistos de la nueva hemunienta de la serie
invariable de prescripciones y, en consecuencia, menos absorbidos por el ansia
de ordenar cada vez una nueva intervención y menos distraídos por la multipli-
cidad de variables no esenciales, que parecían remitir a una serie potencialmente
infinita de diferentes configuraciones familiares, pudieron entonces concentrar·
se en el registro de las redundancias observables, pasando de una familia
psicótica a la siguiente. Y las redundancias entre las distintas familias (junto con
las diferencias entre cada una de ellas y las demás) saltaban a la vista con total
evidencia ahora que se las veía a todas desde la perspectiva de una referencia
constante dada por la serie invariable de prescripciones. Así pues, tras años de
trabajo dedicados a concentrarnos puntillosamente en el aquí y ahora, esgrimien-
do el principio de equifinalidad, la dimensión temporal nos resultó, por primera
vez, concretamente manejable. Y la ardua tarea de volver a recorrer y reconstruir

-~
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA CONSTRUCCION DE MODELOS O!ACRONICOS 175
174

hacia atrás la evolución de un juego que dio origen a la psicosis ya no nos pareció dor activo" y al segundo el de "provocador pasivo", aunque estas definiciones
inaccesible. no sean del todo exactas. De cualquier modo, en general es más fácil identificar
al provocador activo. Más arduo es definir al provocador pasivo: es fácil tomarlo
pcr una víctima, bloqueado como está en un rincón del fondo del tablero por la
EL PRIMER ESTADIO DEL PROCESO PSICOllCO' ofensiva del adversario. Pero en su imperturbabilidad (tac tac, adelante y atrás,
LA IMPASSE EN LA PAREIA CONYUGAL siempre la misma movida) podemos advertir su singular poder de provocación.
Provocador pasivo es, por ejemplo, el marido que "se esfuerza" por hacer lo
Para describir esta secuencia temporal, elegimos como punto de partida el que la mujer le aconseja o espera de él, pero no lo logra: es más fuerte que él. falla
juego en la pareja parentaL Esta opción, como lo subrayamos en la primera srcmpre, no por mala voluntad, pero falla. Tal vez la próxima vez, si la mujer lo
presentación de nuestro modelo (Selvini Palazzoli, 1986), es -y no puede no aconseja mejor (o menos, o con un tono diferente ... ). O puede serlo también el
ser- arbitraria. En efecto, sería fácil retrotnler la disfunción de la pareja cónyuge que cede en todo, manso, dócil, incluso frente a las pretensiones
conyugal a un juego preexistente de cada uno de los padres con su respectiva msensatas del otro: pero no retrocede en un único punto, su pmpiobaluartedesdc
familia de origen, juego que ha marcado profundamente el proceso de aprendi- el cual tiene el poder de frustrar a su compañero, y ese poder no lo cede. La mujer,
zaje de cada cónyuge, ha influido en la elección del compañero y sigue pcr ejemplo, anhela con desesperación una vida conyugal con un mínimo de
condicionando las estrategias. Y así, remontándonos bíblicamente de genera- privacidad y el marido, que todo lo concede, en esto no la satisface nunca. Pero
ción en generación, podremos encontrar siempre un estadio significativo del lo hace sin tomar posición, sin un enfrentamiento directo, una pelea o una
cual partir, que sin embargo nunca es el inicial, el momento cero en que el juego explicación que permita salir de la impasse: simplemente, "no está dispuesto",
arranca. hijo único de la madre viuda como es, a no dejarle las llaves de su casa a la madre,
Con todo,la elección del juego de la pareja como primer estadio del proceso, que de lo contrario se sentiría excluida. A él, pcr favor, no le importa nada que
aunque arbitraria, no es casuaL Nos remite a la• raíces históricas de la terapia la madre venga, sólo que "no puede" causarle este dolor. Y a>í, pasivamente, sin
familiar y al slogan acuñado hace varias décadas por los primeros estudiosos de hablar con franqueza, se sustrae a la intn1sión de su mujer. Pero actuando de este
la familia: "Cuando hay hijos con trastornos hay siempre un matrimonio con modo, alimenta en ella su afición a la lucha, por lo que ella nunca le dejará el
trastornos, aun cuando no todos los matrimonios con trJstornos producen hijos campo libre y deseará quitarle justamente ese rinconcito en el que él se ha
con trastornos" (Framo, 1965). De esta intuición básica inicial somos capaces parapetado. O, en otros casos, es el cónyuge que nunca hace un elogio y que
ahora de dar más de una especificación. Ante todo, la aclaración del aspecto de cuanto más el otro se desvive por arrancarle una señal de aprobación, más
ese "tra>torno" existente en la pareja. Para generar una psicosis en un hijo silencioso se queda; él no "ve" esa mirada llena de desilusión y reacciona ante
creemos que no basta un tipo cualquiera de trastorno conyugal, como podría ser las protestas eventuales con respuestas tan triviales que resultan humillantes ...
un conflicto explosivo y violento o una serie repetida de traiciones y reconcilia- Ya hemos aclarado que las definiciones de compañero activo y de compañe-
ciones, ni una distribución rigida de los roles que empobrece a cada uno de los ro pasivo en la impasse de pareja son muy burdas en lo que se refiere a las
compañeros y paraliza a la pareja en una única modalidad de funcionamiento. apariencias más superficiales. En efecto, debemos tener siempre presente que
No. Nuestra investigación nos llevó a formular la hipótesis de que el trastorno todo juego en la familia es un proceso que evoluciona: una secuencia de ataques
con resultado maligno es siempre y sólo el juego al que hemos llamado de Y defensas conductales en la cual se insertan acontecimientos y también
impasse. . reacciones de cada uno frente a esos acontecimientos. Así es el juego de pareja.
Entendemos por juego de impasse aquel en el cual los dos adversarios, al Debemos recordar, sin embargo, que el juego que termina en la impasse es
igual que los dos jugadores de una partida de ajedrez, parecen destinados a muy particular y que, al parecer, apunta a evitar la escalada y por consigoientc
afrontar eternamente una situación sin salida: su relación no conoce verdaderas el cisma. Es unjuegoen el que cada uno de los compañeros reacciona a la movida
crisis, ni escenas calárticas, ni separaciones liberadora.<>. Uno de ellos exhibe del otro con una contrarnovida, anulándole su eventual ventaja, sin querer en
cada tanto una serie espectacular de movida• de ataque, de provocaciones y de absoluto abusar de la victoria. La próxima investigación deberá buscar una
triunfos aparentes: parece estar siempre a punto de llevarse la mejor parte, pero respuesta al problema de por qué una pareja conyugal llega a estas trágicas
el otro, sin perder la calma invariablemente realiza una movida que equilibra el escaramuzas. De todos modos, en el capítulo 19, destinado exclusivamente al
puntajc. enigma de la impasse presentaremos la evolución ulterior de nuestros esfuerzos
Convencionalmente, hemos dado al primer jugador el nombre de "provoca- por resolverlo.

176 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA CONSTRUCCION DE MODELOS DIACRONICOS
177

El uso que hacemos de la metáfora del juego y de cierta cantidad de términos distribuyan más equitativmnentc razones y culpas, o que directamente tomen
bélicos podría inducir al lector a considerar que estamos convenctdos de que los partido por el provocador activo, considcf'.índolo un perro que ladra, pero no
padres de un psi cólico se odian y no desean sino herirse recíprocamente. No es muerde. Es posible también que los demás hijos compartan quizá la lectura del
así: en nuestras discusiones, después de alguna sesión con una parep que se hermano paciente señalado, pero no demuestran enfadarse como él por las
encuentra en un punto muerto, muchas veces hemos cambiado opiniones dtficultades conyugales de los padres como si éstas no les interesaran.
distintas. En determinados casos, sí, tenemos la clara impresión de encontrarnos Como vimos en el capítulo 3, el tema de la intervención del hijo en los
frente a dos enemigos ensañados, atrapados en un juego que han provocado problemas conyugales de los padres era un concepto guía ya en la época de
inconscientemente y que ya no son capaces de interrumpir ni abandonar. En Paradoja y contraparadoja (Selvíní Palazzoli y otros, 1975). Retomando esta
otros, sin embargo, tenemos la sensación de que ambos contendientes, empeña- temática a la luz del modelo actual, podemos afirmar que es sumamente mduo
dos como dos deportistas en una competencia encarnizada que no da respiro, se determinar, en cada caso, en qué medida la solidaridad del hijo con el padre que
quieren y se aman, incluso después de muchos afios de matrimonio •. Y han a él le parece "perdedor" contra el padre a quien cree "vencedor" es espontánea.
fortalecido su pasión. Pero no por ello renuncian a sus respectivas posiCIOnes Y Sm duda, en pmte loes, suscitada por un error de lectura, por cuanto las movidas
silenciosa, implacablemente, prosiguen su juego de impasse. Los amigos: los activas son más llamativas que las pasivas, que pueden fácilmente pasar
conocidos, los pueden considerar una pareja ideal. Ellos mismos pueden decirse, madvert!das. Además, es probable que el provocador activo termine por utilizar
y decirnos, como lo hizo una señora de una agudeza y una sinceridad excepciO- también con el hijo el mismo repertorio de movidas que utili7.a con el cónyuge:
nales: "Somos como dos potencias que se enfrentan sin tregua, pero sólo en este SI es mtrustvo y controla exageradamente a su mujer, es presumible que tarde o
enfrentamiento, en el que ninguno cede un milímetro, nos oxigcnan10s". temprano lo haga también con el hijo y de este modo lo impulsará, inconscien-
Por lo demás, nadie puede pretender captar íntegramente, de puertas afuera, temente, a solidarizarse con el otro padre. Pero también este último puede buscar
la felicidad o la infelicidad conyugal de una pareja, y nosotros, desde luego, no activamente la solídar1dad del hijo, asumiendo ante todo actitudes seductoras
lo pretendemos. Pero el hijo que llegará a ser un psícótico, sí lo pretende. más o menos encubierta~ (s~spiros, alusiones veladas a su propia infelicidad,
Precisamente ahí nacen sus problema~. etc.) o aceptando las ofertas Igualmente seductOf'dS del hijo (con intercambio de
miradas, dcsallOgos, confidencias, etc.).
Esta es la fase más difícil de reconstruir del proceso interactivo, puesto que
EL SEGUNDO ESTAI)[O,
es, sm duda, la más secreta (porque se la siente, naturalmente como sí fuera
LA INffiOMISlON DEL IIIJO EN EL JUEGO DE LA PAREJA
ilícita). En la actualidad, nos orientamos del modo siguiente: 1~ comunicacio-
nes seductoras, libmdas a lo implícito y a lo analógico, se pueden interpretar,con
Hemos dicho que es <lifícil reconocer a un provocador pasivo, incluso de JUSta mzón, como promesa ambígUll: toda seducción lo es. "El paciente se
cerca. El error epistemológico del futuro paciente señalado consiste justamente Involucra en el juego atraído por esta promesa, cuyo mantenimiento, sin
en esto: en atribuir linealmente razones y culpas, tomando al provocador pasivo embargo, se difiere continuamente. Pero cuando el hijo se compromete personal-
por una víctima y al activo por un verdugo. . mente en el juego, la promesa formulada con ambigüedad es luego negada
Wynnc y Thaler Singer, en sus clásicas investigaciones sobre la comumca- ambigUllmente, estableciéndose así el movimiento oscilante de las cnalicíones
ción en las familias con pacientes esquizofrénicos (1963), habían afirmado que ya descrito por el grupo de Bateson. De esta manera, cuando el paciente señalad~
el hijo sintomático resultaba ser el más comprometido en los problemas de los actúa de un modo abiertamente psícótíco, el 'perdedor' se coliga con el
padres. Por nuestra parte, en la primera o en la segunda sesión les ha~emos a los 'vencedor' en contra suya. En cambio, cuando la conducta psícótica está
hijos, de algún tiempo atrás, tma pregunta que ha pasado a ser de ntual Y que (parcialmente) controlada, el 'perdedor' se inclina nuevamente por el paciente
apunta a investigar la percepción que cada uno de ellos tiene de la relación de señalado y renueva promesas ambiguas y seducciones. Y así sucesivamente. Hay
pareja entre los padres. La pregunta es: "Si mañana por la mañana, al despertarte, un auténtico cambio de rumbo con respecto al paciente señalado, aunque el fin
estuvieses en el pellejo de tu padre (y luego: de tu madre) ¿qué harías tú con tu no sea engafiarlo"} El centro focal sigue siendo el cónyuge y el juego con él.
madre (y luego: con tu padre), diferente de lo que él hace?" Lo que <liferencia esta configuración del clásico "triángulo perverso" descri-
Al indagar con delicadeza, pero sin dejamos desviar, hemos verificado que to por Haley es otra característica de esa coalición: además de ser subterránea,
el paciente tiende a modificar la conducta del provocador activo de manera
unilateral, mientras que no es raro que los demás hijos eventuales de la pareJa 1
Viaro, M.: Comunicación personal.
178 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA CONSTRUCCION DE MODELOS O!ACRONICOS 179

ttansgeneracional y negada, es casi exclusivamente insttumental, al menos en lo tomando partido por la madre que, por circunstancias concretas, se exhibe y se
que al padre se refiere. Y en esto reside su patogemc•dad potenc1~l: ~~ se ttata le manifiesta como víctima del padre y de la familia extensa de éste. Pero etmndo,
en realidad de una propuesta de relac1ón mcestuosa compensatona ( consolé- por algún motivo o hecho casual, la situación se invierte y la madre se toma su
monos entte nosottos de los sufrimientos que ella/él nos inflige"), sino de una venganza, el futuro paciente señalado se acerca silenciosamente al padre, quien
ligazón cuyo blanco exclusivo es el provocador activo. El centto de in~és del de algún modo le ha scñ¡úado lo agobiante de su propia humillación.
padre "provocador pasivo" sigue siendo el cóny~ge, y no por c1erto el hiJO, aun
cuando éste se haga ilusiones de haberse converudo en un cónyuge sustituto: Y
por eso nos hemos creído autorizados a considerar que esa coalición es ya un EL TERCER ESTADIO:
"embrollo" del cual es víctima el futuro paciente señalado. LA CONDUCTA INUSlTADA DEL !liJO
Queremos aquí subrayar especialmente que éste es el a;',pecto sustancial ~ue
diferencia nuestto modelo interactivo de los conceptos de coahc1ón negada Y Durante todo el segundo estadio, el futuro paciente señalado toma partido
"triángulo perverso". Pero hay otto aspecto no menos importante. Nuestto secretamente por uno de los padres, pero no asume su defensa abierta.
modelo presupone una dimensión diacrónica, es decrr una sucesión coordinada Sin embargo, paulatinamente, el hijo debe darse cuenta de que su adhesión
de conductas interactivas. El aspecto diacrónico falta, en cambio, en los secreta al perdedor no ha alentado a éste a reaccionar y por consiguiente no ha
conceptos antes mencionados, enttando el factor tiempo sólo como condición cambtado el movimiento del juego, que continúa en su obtusa inmutabilidad.
para la repetición de un pattern patógeno invariable. Queda por explicar, en ese Obsesionado por este juego y decidido a terminar de una vez por todas con el
caso, por qué la psicosis surge en un momento dado y no en otto. . descaro del vencedor, que impertérrito sigue adelante con sus provocaciones, y
Las estrategias de embrollo relacional y de seducción (promesas amb1guas) con la inercia de su aliado, que negligentemente sigue aguantando, hace caer
y luego el inesperado cambio de rumbo del presunto aliado sccr~.to nos dan, al todo su peso en la balanl.a del juego.
parecer, una explicación más convincente del drama ps1cÓt1CO. El verdadero Hasta entonces su solidaridad con el perdedor se había expresado sólo por
problema no seria tanto que el paciente señalado hubiCra consttu1do su prop•a medw de señales casi imperceptibles; ahora la probará con hechos que no podrán
personalidad sobre bases frágiles (psicoanálisis), ni que se hub1era sometido pasar inadvertidos. El muchacho inicia, pues, una nueva conducta que antes
sistemáticamente a modelos comunicativos 'desesttucturantes' (doble vínculo), nunca había manifestado y que, por tanto, constituye para él.una extrañeza, pero
sino más bien que, en un momento dado se invalide el presupuesto de fondo sobre sin características de patología. Por ejemplo, insulta violentamente al padre.·
2
el cual él ha construido su propio universo afectivo y cognitivo" Es decir, el vencedor o ya no le responde, se encierra en su habitación rchusándose a salir o
paciente señalado descubre el carácterinsttumental de la ligazón con su presunto bien comienza a despilfarrar el dinero y a regresar entrada la noche, o deja de
aliado. Es cierto también que al paciente señalado lo consume, a menudo, el estudiar, o hasta de ir a la escuela. .
fuego de la pasión y de la furia con respecto al padre que le parece vencedor Y Con semejante conducta persigue simultáneamente dos objetivos: por un
que también él estaña dispuesto a todo con tal de poseerlo y someterlo: pero su lado, apunta a desafiar la arrogancia del vencedor, a rettuc;rr las provocaciones,
opción "de repliegue" sobre el otro padre debe de ser mucho menos msttumental a "hacérselas pagar"; por el otro, tiende a mostrar al perdedor cómo debería hacer
que la de su infiel aliado, si el siguiente viraje de este último tiene el poder de para rebelarse: en otras palabras, quiere darle el buen ejemplo.
precipitarlo, como veremos, al abismo de la pSICOSIS. . Ya hemos dicho que este estadio del proceso con mucha frecuencia nos
Naturalmente, no siempre las cosas son tan stmples. A med•da que nuestro resulta difícil de reconstruir a posteriori, por cuanto las sucesivas conductas
estudio de estos procesos intemctivos se profundiza y aumenta el número de los sintomáticas del hijo, en general, han empañado en los padres el recuerdo de otras
casos examinados, surgen recorridos más detallados, en zigzag. Por ejemplo, no "novedades" aparecidas en su conducta, sin que hubiera en ellas signos de
es infrecuente que el tipo de lectura que el futuro paciente señalado hace del patología. O bien, por un "efecto deaureola",los familiares tienden a atribuir un
juego de la pareja parental se invierta (más a menudo e~ la adolescencta), en carácter extraño inclusive a conductas normales en sí, típicas por ejemplo de las
general coherentemente con cierta inversión de la pos1c1on de los padres en el rebeliones de la adolescencia, que antes no figumban en el repertorio del futuro
juego. De ese modo, un futuro esquizofrémco puede transcurnr su mfancm paciente seftalado.
Pero hay más. Nuestra experiencia, por desgmcia limitada aún pese a los
ocho años de investigación, nos indica que la conducta inusitada que precede a
2 Vi aro, M.: Comunicación personal. la eclosión de los síntomas psicóticos puede ser también una conducta perfecta-
180 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA
CONSTRUCCION DE MODELOS DIACRONICOS 181

mente fisiológica que aparece por primera vez, anunciando la indcpendi?lrción acelerados de variaciones de peso, entre enflaquecimientos extremos hasta
del futuro paciente señalado. Por otra parte, no po¿cmos cxclmr que la ;.on~u~~~ llegar a los veinticinco kilogramos y obesidades deformantes.
fisiológica del adolescente no tenga nada de autcnuca y sea sólo una JUgad,t Este ca.so merece algunos comentarios. En nuestra reconstrucción a poste-
hecha con la intención de amenazar. En los casos que estudramos, esa conducta riori de aquel proceso familiar, considerarnos que la conducta inusitada de
la percibe uno de los padres (o ambos) como una ar~enaza aterradora; esto Mónica era el efecto de su cambio de actitud en favor del padre. Irritada por las
pennitc definirla como un presUllto signo de indepemúzaCIÓI!, mtegrado por lo amemzas provocan tes de la madre de que se sumergiría en la embriaguez de las
tanto al juego psicótico. . .. diversiones mundanas (cuyos efectos Mónica había observado en el rostro
A título ilustrativo, sintetizaremos aquí un proceso psrcottco en el ~ualla ensombrecido de su padre), la muchacha había iniciado esa conducta inusitada
conducta inusitada designaba la indcpemlización de la futura pacten te senalada. para comunicarle: ''No seré yo, sin duda, quien le dé a mamá la satisfacción de
Mónica es hija única, concebida antes del matrimomo, de una modrsta muy repetirle por teléfono que no puedo vivir sin ella. Haz como yo, papá. No tomes
jovencita, exuberante y linda, casarla con un profesronal pedante: dommante Y en serio sus fanfarronadas". Pero el padre no comprendió ese mensaje y, aterrado
posesivo. Duf'dllte su infancia y su adoleseencra •. Mómca consrdero sr~mprc a ~u por el posible abandono de Mónica, recurrió a una contrarnovida pesada:
madre como un pajarito encerrado en una jaula vrgrlada por su padre. El no podra consiguió un nuevo hijo. Si la venganza de la madre porque Mónica no la había
privarse jamás de la compañía de su muJer. Por ~o Mómca, durante las tranquilizado por teléfono podía ser tolerable, la retorsión del padre no lo fue. Las
vacaciones escolares, era enviada siempre a colomas y campamentos. Ese variaciones de peso hicieron de Mónica un péndulo que fluctuaba entre dos
período de separación, en verano, era m?tivo consta~te de trtsteza po.r las rencores atroces. 3
llamadas telefónicas desgarradoras de Momea a la madre. Cuando Momea
cumple quince años, su madre induce al padre a hacerse socio.de un elegante
Country Club. Ha llegado el momenro, dice ella, de lanzar a Momea al mun~o EL CUARTO ESTADIO:
de la gente bien. Resulta claro enseguida que la madre aprovecha esa ocasron EL VJRAJE DEL PRESUNTO A!.lADO
para agravar en el marido el terror de su afición a las drversrones m~ndana~. Por
añadidura, al aproximarse el verano, la madre proclamawb< et orb< que Momea Así como no todas las parejas con trastornos procrean hijos psicóticos y no
debe ir a Inglaterra a fin de dejarle a ella tiempo hbre para drsfrutar de unas todos los hijos de parejas en impasse injieren activamente en los problemas del
verdaderas vacaciones. Pero Mónica, una vez llegada a desun?, trene una perdedor, tampoco todo hijo que intenta dar una lección al padre vencedor llega
conducta realmente inusitada. No da más señales de vrda por te le fono. Es su a ser psicótico. No tendrían que venir a consultarnos, por ejemplo, las familias
madre quien debe llamarla para tener noticias. Per~ la hija se mues~ expedrtrva en las cuales la conducta inusitada obtiene un restablecimiento,al menos parcial,
y ligemmente fastidiada. Tiene que hacer, se estádiVlrtrendu muchrsrmo con los de los equilibrios preexistentes.
compafieros del college. . ., , A esta altura de las cosas el padre vencedor puede, en efecto, cambiar de
Cuando Mónica vuelve a su casa, no está preparada, porcrerto, para soportar opinión y retroceder, demostrando que ha "aprendido la lección" por el temor de
los efectos del horror que ha infundido en los suyos. La mad~e e~ el aeropuerto, poner en peligro el desarrollo del hijo. En otros casos, el que "aprende la lección"
le dice inmediatamente y con acritud que ha engordado y al dm srgurente la lleva es el padre perdedor y alza al fin la voz para defender al hijo de los abusos del
a un médico para que le dé una dieta para adelgazar. Pero el padr~ le reserv~ algo otro; de este modo demuestra al mismo tiempo y de um buena vez, que también
peor. ¡La ha sustituido por un nuevo hijo! En efecto, ha rnvrtado al hrJO de sabe defender sus propios derechos, que hasta al momento ha dejado pisotear.
dieciocho años de un hermano, que vive en el campo, para que se rn~cnba en una Si nada detodoestosucede, el hijo ha fracasado estrepitosamente en su doble
escuela de la ciudad y viva ahí con ellos. Mónica, en:cguida, empreza a adrar a objetivo: el padre vencedor insiste, imperturbable, en sus provocaciones y el
ese primo sabihondo, a quien la madre parece entusrasrnada en servtr gr"."des otro, en lugar de unirse a la rebelión del hijo, no desmiente su rol de "aguantador".
platos de ravioles y fideos, reservándole a ella brfes Y ensaladas. Al padre, En especial, el perdedor asiste sin chistar a las retorsiones del cónyuge contra la
además, le gusta quedarse todas las noches con el joven, después de comer, sublevación del hijo: más aun, viraje extremo, toma pmtida por el vencedor en
discutiendo animadmucnte de política Y finanzas.
A partir de ese momento Mónica quedará entrampada y se entmmpará d.e 3
El resultado de este pro<::esodeja sin resolver un interrogante: si la independización de Mónica
manera atroz en el juego de la familia. Llegará a nuestra terapra a los vcmutres
era auténtica o "supuesta". Un interrogante de. este tipo se podría resolver, qui1,ás, en un tratamiento
años, psicótica, inactiva y aislada en su casa, presa de ciclos peligrosamente individual. .
132 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA CONSTRUCCION DE MODELOS DIACRONICOS
183

contra del muchacho, desaprobándolo y hasla castigándolo, pasándose así a las psicóticos que en algunas ocasiones se manifiestan en adolescentes y jóvenes, y
filas de aquel a quien el hijo, ingenuamente, consideraba el "enemigo" común. que parecen retroceder "espontáneamente" sin dejar huellas. Con mayor fre-
cuencm, la trdllsforrnación eventual efectuada por la familia es mediada a través
de la intervención de terceros ajenos; presenlaun pedido de ayuda, de estructura~
EL QUINTO ESTADIO, especiales que en un determinado porcenlaje de casos logran poner en marcha
LA ECLOSION DE LA PSICOSIS un proceso de evolución positiva: gmcias a la inclusión de un miembro de afuera,
se produce un cambio del juego. En otros casos, lamenlablemente la conduela
Fracasado en su propósito de someter al padre vencedor, traicionado por su psicótica del paciente está expucsla a hacerse crónica. Cuando esla ~ventualidad
cómplice secreto, el hijo se siente solo y abandonado por todos. Presumiblemen- se ~~ncre1a, significa que el juego familiar ha pasado al sextoesladio del proceso
te, sus sentimientos son una mezcla sumamente compleja, en la cual se funden pstcotico: alrededor del síntoma del hijo cada miembro de la familia ha
la depresión por la traición sufrida y la sensación de impotencia, junto con una organizado su propia estrategia, que tiene e! efecto pragmático de mantenerlo.
ciega furia destructiva y un angustioso afán de venganza. Es intuitivo prever una conduela así del padre perdedor: en efecto, él obtiene
Es probable que el color depresivo prevalezca ahí donde la ligazón con el una ventaja evidente de aquellos aspectos de la sintomatología del hijo que están
padre perdedor había sido, para el hijo, más auténtica, menos instrumental, y que dirigido~ más direclamente contra el otro padre, el vencedor. Un caso típico es
por eso la conciencia de haber sido engañado, usado y abandonado sea intole- el de un hombre huraño e introvertido, casado con una mujer extravertida que
rable. La confusión psicótica lleva nuevamente a esa oscura sensación de que se muestra una atracción irresistible por las relaciones sociales: un hijo psicótico,
han violado las carlas pueslas sobre la mesa, se han alterado los fundamentos con una madre que sólo se ocupa de sí misma, le vendrá muy bien, sin duda, a
lógicos del mundo y sus significados, puesto que las previsiones que se tomaron ese padre.
por cierlas demostraron ser erradas. Será, en cambio, el componente agresivo el Es posible observar que cada vez que el paciente señalado insinúa abandonar
que predomine cuando lo que más le duele al paciente es la derrola sufrida en su el síntoma cn~uentra en ese padre a un obstruccionista encubierto, pero impla-
tenlativa de humillar al padre vencedor, cuando éste era precisamente el objeto cable. Este ejerce el obstruccionismo de modo confuso, tanto más cuanto se
central de su vehemencia. De todos modos, sea que ande a tienlas en medio de muestra paciente con el hijo, ¡cuya patología mantiene, precisamente, mediante
las tinieblas de la confusión, o se hunda en un retraimiento depresivo o se sien la esa tolerancia con respecto a sus síntomas!
poseído por un furor destructivo, sea, por último, que oscile entre estos tres Pero hasla aquí sólo nos encontramos frente a un fenómeno conocido de
es1ados de ánimo, el paciente no afloja su presa. Su entrada en el juego no admite mucho tiempo atrás, aquel por el cual uno de los progenitores (en este caso el
abandonos. Educado en un contexto de aprendizaje dominado por el juego de padre) demuestra, en los hechos, eslar mucho menos motivado que el otro para
impasse de sus padres, el hijo no concibe la posibilidad de declararse derrolado. el trabajo terapéutico y lo sabotea de manera más o menos abierla, como si de
La sintomatología psicótica será el arma que le permila automáticamente algún modo sintiese necesidad de los síntomas del hijo. Cuando el proceso
prevalecer: ahí donde ha fracasado con su conduela inusitada, ahom ya no podrá psicótico en la familia no ha llegado al sexto es1adio, el otro padre se conduce
fallar, doblegará al vencedor y le mostrará a ese sometido perdedor lo que él, el como un denodado defensor de la terapia: en el ejemplo antes cilado, es lógico
hijo, es capaz de hacer. esperar que la madre del psicótico no vea la hora de romper las cadenas que para
ellarepresenlala sintomatologíadel hijo y que acepte con entusiasmo toda ayuda
que se le ofrezca para liberarse.
EL SEXTO ESTADIO' A la inversa, cuando se ha llegado al estadio en que el mal se hace crónico,
LAS ESTRATEGIAS BASADAS EN EL SINTOMA no sólo el perdedor, sino Ulmbién el otro padre se opone subterráneamente a un
cambio del slatu quo. En efecto, lambién él ha elaborado ya una estrategia
Desde el momento en que la psicosis hace eclosión, la fmnilia puede efectuar fundada en el presupuesto de que el síntoma persistirá y por eso se comporla
intervenciones para producir un cambio. En algunos casos, podemos suponer como para mantenerlo. Por lo geneml, el objetivo que persigue el vencedor no
que se llevan a cabo exclusivamente en el seno de la familia: no se puede está díreclamente asociado a la impasse de la pareja; en término gener.úes,
dcscarlar la posibilidad de que la dramática protesla psicótica obtenga realmente apunla, por medio de la sintomatología del hijo, a retener consigo a un impor~ante
algún efecto de transfonnación y que en consecucncía se vaya atenuando aliado a quien tal vez utiliza desde hace tiempo en su propia lucha conyugal. Tal
gradualmente hasta desaparecer: se podrüm explicar así aquellos episodios como lo hemos ilustrado en el capítulo dedicado a los efectos terapéuticos de la
184 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA CONSTRUCCION DE MODELOS 011\CHONICOS 185

serie invariable de prescripciones, una madre vencedora puede ser sumamente sirno, él, un modesto comerciante, de haber logrado que su hijo obtuviese un
reticente a confiar en la terapia sí advierte que se juega lo cierto por lo incierto. título y un empleo de prestigio.
Lo "cierto" es el apoyo que recibe, por ejemplo, de la hija (su confidente La pareja de padres, desde hace veinte años se mantiene a la defensiva, en
privilegiada) o de su vieja madre (que en el pasado la había descuidado Y una impasse perfecta, en la cual las provocaciones activas de la mujer son el fruto
pospues!O por otro hijo): ese aliado está unido a ella justamente por las de su dependencia desmesurada con respecto a sus padres, con quienes se
preocupaciones que da el paciente y en las cuales ella lo involucra a diario. prodiga en todo sentido, sacrificru1do a sus propios hijos y también, in primis, al
"Inciertas" son, en cambio, no sólo la cumción del paciente señalado, sino marido. Las provocaciones pasivas de este último consisten, en cambio, en
también la posibilidad de desplazar, aunque sólo sea un milímetro, la impasse aislarse en el bar, enojado, para no tener que luchar contra la invasión de la
conyugal que se prolonga estereotipadamente desde hace ru1os (¡más que el parentela de su cónyuge. Carlos, por su lado, se defiende dando la razón
paciente, lo que se hace crónico es la impasse!). indistintamente a uno y a otro: en efecto, se pelea con sus primos (sustituyendo
De esta manera, llegados a este estadio, no sólo uno de los padres sino ambos en esto al padre) cuando éstos hacen estragos en su casa, y por otro lado, apoya
resultan en la práctica adversarios igualmente implacables del trabajo tera- regularmente a la-inadre en sus recriminaciones contra la contumacia del marido.
péutico. Con todo, su defensa de la madre es más constante y manifiesta que su apoyo al
padre.
Los padres, pensando en el futuro matrimonio de Carlos, agrandaron la casa
MAS ALLA DE LA lRIADA' LOS HERMANOS DEL PSIC011CO
y le prepararon por anticipado una vivienda. La familia hubiera podido seguir
manteniendo indefinidamente este equilibrio de no haber sido por la existencia
Hemos presentado este esquema del proceso de seis estadios como si el juego del hijo menor, Ciro, quien sin lugar a dudas cswba de más. Este debió de haber
familiar incluyese sólo tres jugadores, los padres y el hijo paciente señalado, sentido desde pequeño que el único modo de no ser invisible para sus padres,
aludiendo sólo de cuando en cuando a la existencia de otros personajes. Pero en atrapados en su propio juego y en la utilización de Carlos pam ese fin, era imitar
una familia con varios hijos, el juego que hemos descrito se complica de manem fielmente a su hermano para poder brillar, al menos, por reflejo. Pero cuando
alucinante. Veamos una de las variantes que hasta ahora hemos podido profun- llega a la adolescencia, Ciro descubre otm posibilidad tentadom: ¿su hermano
di7Álr mejor. aboga por su madre y la ayuda en sus insoportables jeremiadas con!Ia el padre?
En el artículo sobre el hennano prestigioso que solicita la consulta (Sclvini Y bien, él será el defensor del padre, quien tiene sobradas razones para irse al bar,
Palazzoli, 1985b), ilustró en detalle un juego familiar de cuatro jugadores, en el puesto que la madre le toma irrespirable la atmósfera de la casa y sigue dando
cual, a partir de la clásica impasse de pareja, el hijo que se propone "reformar" albergue a sus parientes.
la relación conyugal entre los padres no es, en primer lugar, el futuro paciente Ciro exhibe así celos intensos por sus primos y también por la abuela, inicia
señalado, sino otro. Este hijo está enredado en una intrincada mamña de la protesta anoréxica y bulímica, y por medio de esos re<:ursos obliga a su madre
seducciones y solicitudes de ayuda provenientes de ambos padres, quienes lo han a ser más indulgente en sus juicios. Pero lo que el muchacho no se esperaba em
entrampado hasta tal punto en su vínculo de pareja que ya no son capaces de el desinterés absolu!O del padre, quien en vez de manifestarle gmtitud se desvive
prescindir de él. Y a él, a su vez, le resulta dificilísimo concebir un futuro propio, por dar un apoyo económico a Carlos, invitándolo a almorzar y comer en su casa
más allá del rol extremadamente gratificante de "moderador" en el juego de con su joven mujer ¡y pretende al contrario que él, Ciro, contribuya a los gastos
pareja de sus padres. del hogar, con la excusa del derroche que hace al vomitar! Por añadidum, su
En esU! triada (y no en la simple impasse entre ambos padres) aparece el síntomatología, que hubiem tenido que servirle además pam atraer, al fin, a su
futuro paciente señalado. madre, separándola no sólo de los pariente.s sino trunbién y sobre IOdo de Carlos,
Ilustramos este proceso en la familia de un joven al que llamaremos Ciro, no surtió otro efecto que el de arrojarla más aun en brazos de su primogénito, al
afectado de años atrás por anorexia alternada con bulimia, con interrupción de que le confía sus pena~ por la "enfenncdad" del hijo menor.
los estudios y posterionnente de la actividad laboral, y con un total aislamiento El propio Carlos, que en apariencia se desvive por su hennano, es el artífice
social. Su hermano Carlos, cinco años mayor que él, fue elegido desde su de otro embrollo: en efecto, a tmvés de la ayuda que presta a Ciro, busca
infancia como marido sustituto de la madre, profundamente descontenta de su exclusivamente su triunfo personal, es decir la consolidación final de su prestigio
cónyuge que la dejaba sola incluso después del trahajo para irse al bar. Más ante sus padres como redentor y salvador de su hennano. En las familia'i con un
adelante, sin embargo, Carlos pasó a ser el ojo derecho de su padre, orgullosí~ hijo prestigioso, nos parece ahom que éste es el problema crucial que hay que
186
lOS JUEGOS PSJCOTJCOS EN LA FAMILIA

encarar: no la impasse inicial entre los padres, que pertenece ya a un pasado


demasiado remoto, sino el extraordinario poder real del hijo "sano", quien como 10. EL PROCESO ANOREXICO EN LA FAMfLIA
un parásito mantiene su propia fachada de hijo triunfador que ha alcan71!do el
éxito, generoso y muy proclive a brindar ayuda, a expensas de la patología del
hermano. Si dcsenmascardmos este aspecto del juego, aparece la conmovedora
debilidad de la supuesta obra maestra de la faruilia, que revela su fragilidad:
seducido precozmente para asumir el rol de go-between en la pareja, le cuesta
abandonar su trono de omnipotencia infantil y consiguientemente manifiesta,
por regla general, serias dificultades para obtener una verdadera autonomía fuera
de la faruilia.
Con familias que tienen hijos psic6ticos hemos aprendido a tener presente
que los problemas que están más a la vista y se admiten con más facilidad son
aquellos que existen dentro de la fratrfa. Es el caso de las preferencias, por
razones de estima, que uno de los padres, o arubos, tienen por uno u otro hijo.
En cuanto a los embrollos interactivos con miembros de las familias
extensas, son también muy frecuentes. Pero no sabemos cómo incluirlos en este UN SINDROME DE LA SOCIEDAD OPULENTA
modelo general.
La anorexia nerviosa es el único síndrome psiquiátrico cuyo e._.:;tudio.
iniciado por Mara Selvini Palazzoli en 1950 (Selvini Palazzoli, 1%3, 1981), ha
dado cuerpo en nuestro trabajo a una hipó!Csis epidemiológica compleja: el
síntoma anoréxico sólo puede surgir en el punto de confluencia de una cantidad
equilibrada de factores, que se pueden agruparen dos categorías fundamentales:

l. factores específicos de la cultura occidental,


2. modalidad organizativo-cvolutiva (proceso) de las interacciones en la
familia.

Ciuunos aquí, de modo sucinto, lo expuesto por Mara Selvini Palazzoli en


un artículo destinado en un principio a una revista de psiquiatría transcultural
(Sclvini Palazzoli, 1985a). Según este artículo, la anorexia nerviosa es conside-
rada como un síndrome de la sociedad solvente, basándose para ello en la
evidencia, en esa cultura, de aquellos a.;;pcctos cuya presencia parece indispen-
sable para la aparición de la conducta anoréxica.
El punto de partida para la elaboración de esa hipótesis fue el siguiente: en
los países del Tercer Mundo, donde el alimento es escaso y disputado, la
literatura médica no refiere casos de anorexia nerviosa. Por el contrario, en el
Japón, cada vez más occidentali7<1do y opulento, la cantidad de casos de anorexia
nerviosa aumenta de manera impresionante. La abundancia del alimento, ofre-
cido con profusión o hasta impuesto, constituye pues, al parecer, uno de los
factores sociales primarios. Pero casi paradójicamente, en la sociedad solvente
esto va acompañado de una moda, la de la delgadez, específicamente femenina.
Los imperativos de esa moda, a través de los medios masivos de comunicación
-al alcance de lodos en este :ipo de sociedades~, llegan automáticamente a las
1

188 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA EL PROCESO ANOREXICO EN LA FAMILIA 109

mm;¡t.;;, a las multitudes. Por consiguiente, son muchísimas las jóvenes que se centralizador. Y sin embargo, la profundi7Á\Ción del juego interactivo muestra
convencen de que estün gordas y se someten a dictas para adelgazar. que también en este caso la mujer que se manifiesta o a quien se percibe como
A ese doble factor sociocultural (la moda de la flacura unida a la enorme víctima, es de algún modo una víctima provocadora, no sólo porque hace sentir
oferta de alimentos) se agregan otros dos, no menos importantes, que en las su martirio, sino y sobre todo porque sabe lograr, dando vueltas alrededor de su
sociedades opulentas caracterizan la subeultura sociofamiliar. El primero es el cruz, hábiles revanchas que el cónyuge autoritario debe soportar: por ejemplo,
despla7Á\nliento de Jos hijos de una posición relativamente periféric~ en la los indiscutibles deberes con sus viejos padres, a quienes dedica tiempo y
familia a una posición de centralidad absoluta. Los deberes para con los hiJOS han energías, encolerizando inútilmente al cónyuge.
pasado a ser socialmente importantísimos. En consecuencia, también el hecho En la relación de pareja se observa casi siempre, en la mujer, una actitud de
de ser considerado un buen o un mal padre resulta socralmcntc drscnmmatono. reinvindicación con respecto al marido: esa reivindicación no se plantea en
El segundo factor es la prolongación creciente de la etapa de dependencia de los nombre de exigencias propias, sino más bien apelando a los deberes del "buen
hijos con respecto a sus padres, con la consiguiente postergación de la respon- padre" frente a la familia, los hijos, etcétera. El marido, por su parte, podrü
sabilidad de estos últimos. sustraerse a las movidas provocadoras-reivindicadoras de su mujer, oponiéndo-
En síntesis, en Jo que concierne a los factores socioculturales, la conducta te una definición diferente de esos mismos deberes y rechazando la que ella le
anoréxica en cuanto huelga de hambre (disimulada) se puede desarrollar, da. Podrá, por ejemplo, multiplicar sus compromisos laborales, pasando menos
aparentemente, en aquellos lugares donde: tiempo aún en su casa, pero soportando eri silencio sus agobiantes recriminacio-
nes. De este modo, comunicará implícitamente que su misión principal -
1. el alimento es abundante y ofrecido con profusión, proveer a la tranquilidad económica de la familia-la cumple plenamente y que
2. la delgadez está de moda, además contribuye por todos los medios posibles a la serenidad doméstica, no
3. el bienestar de los hijos es un imperativo central en la familia, reaccionando a las provocaciones. Al mismo tiempo, subrayará de manera
4. la dependencia de los hijos con respecto a sus padres y por consiguiente implícita la incapacidad de su mujer para asumir su propia obligación primaria,
la responsabilidad de estos últimos se prolonga muchísimo en el ciclo la de ser una madre carifiosa y equilibrada. Desde Juego, las exigencias de los
vital. hijos serán objeto de definiciones opuestas de ambos cónyuges, rechazando uno
las definiciones propuestas por el otro.
Dicho esto, pasaremos a nuestra construcción de modelos del proceso
Una vez esbo7Álda la configuración general del juego de pareja, podemos
familiar. seguir adelante, esquematizando en seis estadios sucesivos el proceso interacti-
vo familiar que desemboca en la conducta anoréxica.
UN PROCESO DE SEIS ESTADIOS,
DEL JUEGO DE LA PAREJA PARENTAL l. El primer estadio es el juego antes descrito de la pareja parental. En la
AL SINTOMA ANOREXICO DE LA I!UA situación de impasse están involucrados, casi sin excepción, miembros de las
familias extensas.
Para describir el proceso anoréxico en la familia hemos elegido como punto 2. El segundo estadio es el siguiente: la hija que llegará a ser anoréxica se
de partida, una vez más, el juego de la pareja parental. En él, cada padre inflige implica precozmente en el juego de los padres. En lo que se refiere al modo en
al otro cierto tipo de provocaciones, sin lograr obtener una respuesta apropiada. que lo hace, hemos podido distinguir dos grupos, denominados A y B respecti-
Por ejemplo, si la mujer le protesta al marido por algo, él, para sustraerse al vamente.
problema de cómo responderle, puede ignorarla, o bien puede estallar pocos En la infancia y en la preadolescencia:
segundos después, bloqueando toda posibilidad de interacción. Estas dos reac- grupo A: la hija que llegará a ser anoréxica está sometida a la madre, quien
ciones del marido, que son distintas, pero llevan a un resultado rdénuco, a menudo se confía con ella y le revela los sufrimientos que le inflige su marido
dependen de la elección táctica hecha por él en el juego de la pareja. La táctica y, a veces, la familia extensa, haciéndola así partícipe de su punto de vista
sin duda más frecuente es la del marido silencioso y agnantador, que parece ser relacional. La hija siente compa~ión por la madre, aunque es raro que le tenga
incapaz de mantener tranquila a una mujer intrusiva, irritante, sabihonda Y estima, y es la única de la familia que la ayuda espontáneamente en las tareas
dominante. Y la táctica sin duda menos frecuente es la del amo autontano Y domésticas. En esta situación la hija llega a la convicción de su propia superio-
/
190 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA EL PROCESO ANOREXICO EN LA FAMILIA 191

ridad moral con respecto a los demás y de cierto privilegio en la relación con la de la madre, sino al modelo propue~to por la moda imperante entre sus coetáneos,
madre, cosa que le da fuerzas para imponerse la obligación de ser intachable; en la ten!ativa, todavía confusa, de indepcndi71lfse y sentirse mejor socialmente;
grupo B: la hija que llegará a ser anoréxica ha sido siempre, incluso grupo B: la decisión de la die!acs el punto de partida para desafiar a la madre.
abiertamente, la preferida del padre, quien la considera parecida a él y aprecia Pasa enseguida a ser una protes!a. Formulamos la hipótesis de que éstos eran los
alguna de sus cualidades. Por otro lado. ella también admira al padre, lo cree muy casos en los cuales la amenorrea es precoz con respecto al adelgazamiento. A
superior a la madre y encuentra injustificables algunas condiciones que ésta le menudo esta decisión va precedida de conductas específicas de la madre que han
impone. chocado al padre o a la propia hija.
En esta fase, la futura paciente sefialada (de ambos grupos) no actúa contra Cualquiera que fuere el modo en que se haya iniciado la reducción alimen-
uno u otro padre, sino que mantiene una posición cquidis!ante. !aria, ésta evoluciona rápidamente hasta ser una protes!a muda y una rcncgación
3. Con la llegada a la adolescencia de la futum paciente scflalada ocurren de la madre. En ambos grupos, las futums pacientes scnaladas consideran que su
algunos hechos decisivos, que cambian la percepción que la muchacha tenía de propia decisión es el "detonante" de un cambio. Contrariamente a sus expecta-
su padre, o la empujan aun más hacia él: tivas, la reducci6n alimentaria introduce en la trfada madre-padre-hija una
grupo A: su "corazoneito" de mujer descubre dramáticamente o comprende espiral interactiva que refuerza el juego parental y por consiguiente, la carda de
poco a poco que el corazón de su madre late por algún otro: más a menudo por la hija en la trampa. La madre mete entonces las narices en la dieta, siguiendo
un hermano o hermana con quienes tal vez pelea apasionadamente o, con menos su conduela habitual de intrusión; y el padre tra!a de aplacarla y renunciar a todo
frecuencia, por un nuevo afecto u otras eva~iones. Al sentirse abandonada, la como siempre, mienu·as en la hija crecen la rabia y la voluntad de oponerse,
futura paciente scflalada se inclina espcmnzada del lado de su padre. Este período exacerbando la abstinencia de las comidas. La actitud del padre, a quien la hija
se caracteriza por las relaciones seductoras entre hija y padre, !an intensas como ve cada vez más cobarde, incapaz de seguir su ejemplo, activa la iniciación de
disimuladas y secrc!as. La hija ve al padre con otros ojos: lo siente solo y la huelga de hambre. Es verdad que el padre desaprueba los excesos de la mujer.
abandonado como ella, advierte sus valores personales, accp!a y retribuye las Pero por su lado no hace nada para apoderarse del liderazgo que la hija le ofrece
promesas que aluden a una común afinidad electiva (¡ella sí que sería para él una silenciosamente, no inicia con ella aquella aventura de afinidades electivas a las
mujer ideal!). Frente a las interacciones de los padres, la chica comienza ahora que aludía en sus promesas. La hija siente que el padre le ha mentido, pero no
a tomar partido por el padre, al que secrc!amcntc le gustaría ver reaccionar con comprende que él no quiere comprometer más su relación con su cónyuge.
firmeza y determinación ante determinadas conductas de la madre (en las cuales, 5. El quinto estadio está marcado por el viraje paterno. La hija se siente
antes, ella no advertía el componente provocador). El padre, por su lado, no deja traicionada por el padre. Sus sentimientos por él se transforman en rencor, a
de señalarle a la hija hasta qué punto su mujer es gravosa y fmstrante para él, veces en desesperación y desprecio. L1 muchacha disminuye su alimcn!ación
incluso en la~ relaciones íntimas, y cómo tolera él ese tormento, sólo por amor llcvündola a niveles absurdos. Sólo así podrá humillar a su madre y mostrarle a
a la paz (instigación recíproca contra la madre); ese cobarde de su padre qué es lo que ella, su hija, es capaz de hacer...
grupo B: con la entrada en la adolescencia de la futura paciente sefialada, el 6. En el sexto estadio el juego familiar continúa mediante aquello que hemos
vínculo seductivo entre padre e hija se acrecienta a veces de un modo enojoso. dado en llamar estrategias basadas en el síntoma. La paciente señalada, por su
En consecuencia, se intensifica el proceso (recíproco) de instigación. La hija lado, ha descubierto el increíble poder que le confiere el síntoma, que le permite
quisiera secre!amentc que su padre no fuese un secuaz de la mujer, y que reconquis!ar aquella posición de privilegio ilusorio de la cual gozaba en su
reaccionara y la controlara. infancia y su preadolcsccncia.' Con frecuencia encadena a su madre por medio
En uno y otro gmpo, como corolario de esta "tendencia al padre", la futura de un vínculo pseudosimbiótico que disimula la hostilidad y el control. Al correr
paciente señalada se siente unida a él, en su condición de víctima, como él, de del tiempo, como hemos visto en el capítulo precedente, cualquier miembro de
una mujer hipócri!a y mezquina. la familia puede concebir estrategias pro domo sua, fundadas en el presupuesto
4. En este per[odo de malestar relacional intenso tiene lugar el aconteci- de que el síntoma persistirá. Si la paciente señalada intcn!aSe abandonar el
miento dieta: síntoma, rxxlría tropezar con algún obstruccionista encarnizado (aunque encu-
grupo A: abandonada por la madre e instigada por el padre, la futura paciente bierto).
señalada siente el imperativo de diferenciarse de su madre, experimentando
1
aversión inclusive ante la idea de parccérsclc. Por primera vez, toma una Es posible que en algunos casos de reacciones anoréxicas con una duración menor de un aí'io,
decisión por sí misma (conducta inusitada), adecuándose, no ya a las exigencias el abandono del síntoma dependa de la frustrada adquisición del poder patológico.
lAS CONDUCTAS PSICOTICAS EN lA INFANCIA 193

11. ALGUNAS OBSERVA ClONES La cuestión que más nos atormentaba era la intencionalidad activa de frenar
SOBRE LAS CONDUCTAS PSICOTlCAS EN LA INFANCIA el desarrollo del pequeño paciente y su significado de "movida inicial" en el
juego de la pareja conyugal. En efecto, mientras era relativamente simple
reconstruir los indicios de voluntariedad tras las provocaciones que precedieron
al síntoma psicótico del adolescente, nos parecía imposible atribuir conciencia
de sus actos a sujetos que habían comenzado su propia carrera patológica en edad
tan precoz.
Nuestros estereotipos culturales nos hacían mucho más fácil atribuir al
pequefio paciente la~ connotaciones de la víctima pasiva, imposibilitada de
evolucionar porque está privada de las oportunidades y estímulos afectivos
necesarios.
Las averiguaciones de las primcrds sesiones nos ponían por delante intrin-
cados juegos de relaciones que se remontaban a varias generaciones. En ellos,
los padres del paciente sefialado parecían severamente involucrados y ello
EL NIÑO COMO SUJETO ESTRATEGJCO mediante vínculos muy frustrantes: esto hacfa crefble que hubiesen descuidado
la importancia afectiva que habfa que dar al hijo, por cuanto estaban compro-
Cuando en nuestra casuística hemos tenido que afrontar el desconcertante metidos emotivamente con respecto a su propio pasado familiar, tan vivo aún en
misterio de la psicosis infantil, hemos atravesado por períodos de grandes el presente que las más de las veces constitufa el núcleo esencial de la impasse
tribulaciones, tanto teóricas como emotivas. Los pequefios pacientes que daban conyugal. Parecía legítimo, pues, concluir que el niño había sido ampliamente
origen a la consulta nos parecían, en efecto, tan deteriorados en su desarrollo que "jugado" en la relación, debido a la insensibilidad fatal de los padres frente a sus
nos deíaban la duda de encontramos frente a un compromiso ya irrecuperable, necesidades de diálogo y de crecimiento. Las graves frustraciones sufridas nos
sea por algún fundamento orgánico, sea por una evolución anómala en fases tan Jo pin~1ban como la víctima ignara del juego que había precedido a su nacimien-
antiguas del crecimiento que habían provocado dafios irreversibles. to. Nos dábamos cuenta, sin embargo, de que acepwndo ese presupuesto no
Después de largas discusiones, que transcurrían entre escrúpulos y sufri- iríamos más allá de los modelos ya existentes, que habían demostrado todas sus
mientos, el equipo decidió seguir ateniéndose al modelo que se iba delineando limitaciones, tanto en el plano cognitivo, como en el del tratamiento. En efecto,
para las familias de psicóticos adolescentes (véase capítulo 9), proponiéndose si hubiésemos considerado al niño psicótico como un individuo gravemente
verificar la posibilidad de extenderlo también a las situaciones de psicosis carcnciado, el hecho de modificar el juego familiar en marcha no habría llenado
sus lagunas evolutivas. Más lógico hubiera sido en este caso optar por una suerte
infantil.
Con ese fm, propusimos a algunas familias nuestra construcción de modelos. de "reeducación psíquica" del tipo de la propuesta por una psicoterapia indivi-
El intento explícito era confrontar los datos cuya hipótesis habí¡unos elaborado dual intensiva. De nada hubiera servido, en cambio, afrontar la ifnpasse de la
con aquellos de su situación específica, tal como los padres la vivían y estaban pareja y liberar a los cónyuges de las interferencias frustrantes de la familia de
en condiciones de relatarla. En realidad, no podíamos contar, sino en mínima origen, sin acepk1r previamente el presupuesto de que nos encontrábamos frente
proporción, con el aporte comunicativo del paciente señalado, en general muy a un ser humano que "jugaba" en el presente y activamente, su condición de
pequeño y con un lenguaje comprometido o ausente en la comunicación directa. paciente. En este caso, debíamos atribuir al pequen o paciente, preferentemente,
Además, por lo regular, el paciente era casi siempre hiío único o con hermanos movidas en el nivel de cómputo (véase capítulo 20), puesto que sus aptitudes de
de corta edad, motivo por el cual, muy a menudo, nos faltaba también la valiosa autoconciencia eran bastante modestas para su edad. Sólo abrazando la hipóte-
colaboración de los demás hijos de la pareja. sis de que el paciente señalado se rehusaba activamente a aprender, crecer y
Con todo, surgieron coincidencias extraordinarias entre nuestras hipótesis Y adaptarse, podíamos experimentar nuevos caminos y verificar qu6 resultados
los elementos proporcionados por los padres, coincidencia~ en algunos casos terapéuticos se podían obtener sobre la base de este presupuesto. Si hubiese sido
admitidas con resignación y en otros, negadas con un gran fastidio. como ~1 cieno que el niño se rehusaba a valerse de las ocasiones evolutivas por una
quisiesen defenderse. Esto nos alentó a superar nuestra perplejidad y a prosegmr protesta encubierta contra situaciones tfustrantcs de relación, hubiéramos podi~
do entonces, modificando las relaciones perturbadoras, reconciliarlo con aquc-
la investigación.
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA LAS CONDUCTAS PSICOTICAS EN LA INFANCIA 195
194

nos que tenían el deber de hacerlo crecer y de inducirlo a que aceptara colaborar. los daños. Pero debía soportar el descontenlO de los suyos y tolerar que se
El sallO conceptual de pensar también e.n el niño pequeño corno en un SUJeto alejaran disgustados.
activo y estratégico era esencial. A este punto, debemos preguntarnos con qué animo puede el marido asistir
a esta suerte de venganza, es decir al hecho de que la mujer que lo ha
desilusionado y que todavía se le resiste, frustrándolo, sea puesta a prueba con
LA PSICOSIS INFANllL COMO UN ATAQUE A LA MADRE tanto rigor por la enfertnedad del hijo. ¿Cómo no suponer que, a su parecer, esto
es un justo castigo? ¿Cómo no creer que sí él asume una actitud tan resignada es
La literatura relacional ha definido el síntoma psicótico corno un ataque porque en el nivel de cómputo (no de conciencia) saca algún provecho?
encubierto del hijo contra los padres. Nuestros datos clínicos nos mostraban, sin Ofuscado por la falsa conciencia (véase capítulo 20) podría ser indulgente con
embargo, que Jos dos padres no re.accionaban del mismo modo a este ataque. En la patología del hijo con el fin de hacerle pagara la mujer sus propias contrarie-
efecto en la casi totalidad de los casos, las madres parecían más afectadas Y dades. Pero pam aceptar que tenía fundamento la hipótesis de que el padre había
angustiadas que los padres. Además, en general, eran ellas quienes solicitaban ejercido o ejercía en el hijo una acción instigadom de esa magnitud se necesita-
lB tcmpia. Los padres, en cambio, aun en las diferencias caractenales y sltuaclo- ban pruebas. Uno de nosotros recuerda con emoción la primera vez que el padre
nales mostraban una actitud más resignada. Muchos de ellos atribuían los de una niña psicótica admitió frente a sí mismo -y simultáneamente ante la
sínto~as a causas orgánicas y con esta evidencia justificaban su resistencia. a las terapeuta-la exactitud de esta suposición. Durante una entrevista individual
terapias psicológicas. A juzgar por sus efectos, pues, el ataque del pacJCnte (conveniente a veces para profundizar algunos problemas de la impasse de la
señalado afectaba más duramente a la madre. Este hecho, determmado sm duda pareja), confesó su vivencia al asistir a las exasperan tes provocaciones que la hija
por un juego familiar específico, tenía origen, por cierto, en la definición social le bacía a su madre: "Era como un bálsamo para mis heridR> ... ver a mi mujer,
del rol materno, según la cual el fracR'O del crecimiento de un hijo depende sobre siempre tan fría y displicente conmigo, perder el control, ceder y humillarse ante
todo de la persona que se ocupa direcl1mentc de su crianza. Francisca. Siempre me avergoncé de este sentimiento y siempre lo m<mtuve
oculto, pero debo admitir que cuando mí mujer me pedía que fuese severo con
Reconstruíamos, asombrados, el proceso de transformación de estas mujc~
Francisca, no me sentía capaz de hacerlo. Me parecía que ambos, yo y la chica,
res: habían sido personalidades activas, competitivas en el plano profesional Y
habíamos sufrido demasiado por causa de esa mujer. Así pues, lo dejaba correr...
dominantes en la relación conyugal y por regla general no habían deseado el
para compensarla con mi afecto de la frialdad de su madre".
embarazo, y ahora, no lograban sustraerse a la angustiosa presión de la enferme-
dad del hijo en su vida personal. Por él abandonaban su carrera, cedían en sus
"principios", se preocupaban por todo, tributándole a su poderosísima "víctima" DE LA lllADA A LA 1RIADA
una sumisión que en verdad no habían concedido a nadie más, Y menos que a
nadie a su cónyuge. El hijo, mediante el chantaje patológico, les arrebataba
Mientras encontrábamos respuesta a algunos interrogantes, otros iban
aquello que el marido no había sabido tornar para sí. surgiendo.
Es sabido que en nuestro trabajo, lamentablemente, sólo se llega a ser capaz La aparición sumamente precoz de los síntomas en las psicosis infantiles nos
de observar un fenómeno después de haber formulado su hipótesis. ¡Los enfrentaba con el problema de comprender por qué un chico muy pequeño
descubrimientos, en cambio, son muy raros! Ahora que con un poco más de "quiere" castigar a su madre. En efecto, no podíamos abrazar sin perplejidad la
astucia tratábamos de detectar alguna analogía entre las pretensiones sintomá- hipótesis de que tomaba partido por el padre "perdedor" en la relación conyugal
ticas del paciente señalado y las reivindicaciones profundas (pero calladas o (corno habíamos supuesto en el caso de la crisis psicótica de la adolescencia),
reprimidas) del padre, encontrábamos coincidencias impresionantes. ¿Repro- humillando a su vez al padre que le parecía "vencedor". Sus posibilidades
chaba el marido tácitamente a su mujer que fuese fría y poco expans1va? El hiJO perceptivas y discriminatorias son demasiado inmadura-; para permitirle una
pasaba horas besuqueando a la madre, quien aterrorizada por miedo de pertur- lectura, aun intuitiva y errada, del complejo juego de relaciones que hemos
barlo, reprimiendo su exasperación, toleraba que la manoseara. ¿Odmbael padre definido como impasse de la pareja. Elaborarnos entonces la hipótesis de que en
a sus suegros y sus interferencias en su casa? El hijo trataba de hacerles la VIda ia psicosis infantil (autistic disorder o pervasive developmental disorder según
imposible con represalias sintomáticas, corno destruir sal vajernente las flores de e!DSM l!l R) el proceso, desde el punto de vista subjetivo del paciente señalado,
la abuela y martirizar los conejos del abuelo. La madre se aprcsumba a reparar parlÍa de un estadio diádico para llegar a un estadio triádico sucesivo). En un
(

196 LOS ,JUE:GOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA LAS CONDUCTAS PSICOTICAS EN LA INFANCIA


197

princípio el niño reaccionaría sólo ante una experiencia frustrante en la relación miraba de reojo si la limpieza de la casa no estaba hecha y me criticaba s1dejab
con la madre. Es evidente que él ignora los motivos que la llevan accidentlllmente llonqucar a Andrés. Hubiera preferido que me despreocupara de mi nuev;
a ser incapaz de responder al deber biológico de nodriza. !¡,'llora también que trabaJO, Yera por esto que me criticaba. Trataba de obrar con astucia, porque me
tiene en el padre a un aliado potencial de su propia rebelión. Sólo percibe un gusta estar a la altura de las circunstancias; pero estaba muy nerviosa y él decía
malestar y reacciona. La realimentación de esta reacción inicial dará paso al que por eso el mño estaha ag1tado y no crecía. Cada vez que escuchaba llorar a
proceso psicótico. Andrés me sentía totalmente aturdida. Su llanto y más adelante sus vómitos me
Vcamas hasta qué punto resullll esclarecedora la descripción de la situación parecían una acusación. Sabía que lo había descuidado y que seguía teniendo
que hace Clelia, madre de Andrés, un chico psicótico de seis años. Durante el poco uempo para él".
embarazo, Clelia había atravesado un período de depresión suicida. Su padre, . El padre de Andrés, por su parte, confiesa haber visto a su mujer con otros
que murió después de una larga enfermedad durante la cual ella lo había cuidado OJOS durante la enanza del pequeño. Se había interesado poco por los otros hijos,
con todo cariño, le había dejado a su hijo mayor gnm parte de los bienes, incluida per~ahom notab~ IOdos losdescmdos de la mujer. Desilusionado del trabajo que
la casa en la que a lo largo de diez años habían convivido con la familia de Clelia. hac1a, donde habla v1sto desvanecerse las perspectivas de hacer carrera, había
De esta manera, había dejado literalmente en la calle a su hija. La "traición" vuelto emouvarnente a la familia, descoso de encontrar a su mujer dispuesta a
paterna había trastornado a Clelia, sumiéndola en una apatía profunda. En efecto, cu~le las hendas, especialmente abom que con la muerte del suegro, ya no
eslllba llena de rencor incluso contra su marido que, en lugar de defenderla, se habm ~xtraños en la casa. Clclia, en cambio, decepcionada de su padre, culpaba
burlaba de ella por los sacrificios que había hecho por su padre (es probable que a su mando de haberse desmteresado de los problemas patrimoniales y de no
en ese momento el marido se vengara de las vejaciones que le había hecho su ganar lo suficiente. Dedicándose ella misma a trabajar pam encontrar nuevas
mujer en nombre de su anciano padre). Cuando nació Andrés, su madre se fuentes de ingreso, agravaba su humillación.
encontraba en un estado desastroso. No tenía fuerlas para ocuparse de él y en tres Era, pues, cermda y poco afectuosa con él, que "le daba asco" porque había
oportunidades había intentado suicidarse, terminando en el hospital. demostrado ser un débil y un fmcasado.
Andrés pasó los primeros meses olvidado en su casa, sin por lo demás causar Frustrado por su mujer en su necesidad de afecto, el padre de Andrés estaba
molestia alguna. Sólo cuando la madre decidió reaccionar, por un lado dedicán- muy predispuesto a notarias carencias maternales con respecto al hijo. Subm-
dose de lleno a un trabajo que la apasionaba y por otro, ocupándose de cuidar más yaba pues con acntud la fnaldad y el nerviosismo de Clelia con Andrés,en fugar
a su hijo, Andrés empezó a dar problemas: llomba siempre, vomitaba. ¿Qué le de exponer reivindicaciones personales. Se avergonzaba, en realidad, de pedir
había sucedido? Es probable que a la falta de estímulos durante el período de man1festac1ones de afecto pam sí, por el temor de un recham. Como es
scmiabandono le haya sucedido bruscamente la presencia ansiosa de la madre, comprensible, en semejante clima, la relación madre-hijo se deterioró grave-
que deseaba reparar su propia inadaptación. Como buen "estratega", el pequeño mente. Cuanto más problemático se volvía Andrés, más su madre se sentía
había comenzado a hacer sentir su presencia, valiéndose de "movidas" pertur- expuesta a las críticas del marido y deseosa de escapar al deber deprimente de
badoras, aumentadas por el ansia de la madre. La escalada inevitable entre una atender a un niño 9ue la exponía al fmeaso. Andrés, por su lado, reaccionaba ante
madre cada vez más ansiosa y un hijo cada vez más rebelde habría terminado, sin las scfiales de mtolemncl3 de una "mala madre". Reclamaba su derecho, tratando
embargo, en el momento en que la madre, por necesidad y presionada por las de protegerse a sí mismo. Por otra parte, también la madre, huyendo de él, sólo
reacciones del chico, aprendiem a responder coherentemente a sus exigencias, trataba de proregersc a sí misma, precisamente porque Andrés la exponía al duro
para refrenarlo o para satisfacerlo. Antes o después, aunque en medio de errores ataque del mando. Este, a su vez, criticaba de ese modo a su mujer para unir el
y padecimientos, la relación habría alcanzado un equilibrio adecuado compati- fmcaso de ella como madre a su propio fracaso profesional descalificando las
ble con las necesidades de ambos. En efecto, como decía Clelia: "Yo, en parte, críti_cas, igualmente duras, que estaban implícitas en los de~precios que ella le
le hacía caso y en parte lo dejaba correr". hac1a. La espiral pslcóUca se había puesto en marcha trágicamente.
Por eso, sí nos detenemos en la díada madre-hijo, no llegarnos a explicarnos
el desarrollo psicótico. Los datos clínicos que surgieron de nuestra investigación
parecen demostrar que, a este punto, la polaridad del tercer jugador es esencial LA COAL!CION PADRE·HUO ESTABIUZA EL PROCESO
para comprender porqué la relación alcanza un desarrollo psicótico. Retomemos
las palabras de la madre de Andrés: "En aquella época, dumnte el día me las Si inicialmente, como ya hemos visto, el paciente scilalado no advierte la
arreglaba con el chico, pero cuando mi marido estaba en casa me sentía mal. Me importancia del padre en la constelación familiar ni reacciona directamente
198 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA

LAS CONDUCTAS PSICOTICAS EN LA INFANCIA


frente a sus conductas, más adelante la situación se modifica. El padre adquiere 199
una posición central en el proceso patológico, reforzándolo con su tolerancia
permisiva. c~pcriencia resultar~n. particularmente "mali!,TJios" los casos en los cuales los
El padre de Francisca, la pequeña del primer ejemplo, declara expresamente mwmbros de la famiJw extensa de la joven muJ·er de manera ma's o
en· b. u b · • ' menos
que había deseado "compensar" a la niña de la frialdad de su mujer. Es eu, ~.cr a, tor~a an_ parttdo por el marido. Algunas veces pusimos en claro< uc
característico que de este modo estos padres se expliquen a sí mismos, y también el m.'~udo habta sabtdo seducir a Jos suegros. Pero con mayor frecuencia ~sa
al terapeuta, la actitud extremadamente condescendiente que asumen con el hijo P4UCidlt~ad antm~tural
entre la JOven m
y desconcertante radicaba en problemas no rcstteltos
· · ·
psicótico. Por un efecto de "falsa conciencia" no captan, o al menos no lo '. . ~Jer Y su vteja madre. En ese caso, también Ja abuela materna
admiten, el sabotaje que esa conducta suya determina en las tentativas de la ~t~·i~ab~r CJCrctdo YCJCrcer todavía, sin darse cuenta, una acción instigadora
madre para educar al niño. De ese modo se crea, también en las psicosis o_ contra la madre. Enredos relacionales tan oscuros y encubiertos
mercccran en el futuro un tratamiento apropiado.
infantiles, esa alian7"' encubierta que hemos descrito en detalle en las psicosis de
aparición más tardía: aquella que existe entre un cónyuge desilusionado del otro
e incapaz de imponérscle y un hijo que reacciona frente al mismo padre por
algunos incumplimientos o abandonos.
Como es natural, para Francisca el padre es "bueno", pródigo en regalos,
permisivo, poco exigente. Con mayor razón si por contraste la madre, sintiéndo-
se sola en la labor educativa y ansiosa por su fracaso personal, es sin duda irritante
y demasiado restrictiva. Por eso Francisca se inclina al padre. Pero lo que recibe
en su relación con él dista mucho de ser un vínculo auténticamente positivo. De
manera confusa, quizá perciba la subestima que inspira esa actitud permisiva. El
padre del paciente señalado es siempre, en efecto, un aliado desleal. El hijo,
prueba del fracaso existencial de la mujer-madre, no siente un verdadero afecto
por el padre, que sólo puede ver en él el abono educativo de su mujer. El hijo •
sigue siendo el "pobrecito" de quien nada se puede pretender.
Se han observado efectos sumamente interesantes cuando. como consecuen-
cia de la terapia, se modificó la permisividad (y la subestima) paterna. Andrés ha
empe12do a comer solo y después de un mes ha comenzado a utilizar la primera
persona en el lenguaje hablado. Francisca ha superado la inestabilidad de
atención y psicomotora que le hacía imposible cualquier aprendizaje. En el
transcurso de un trimestre ha obtenido el resultado asombroso de aprender a usar
las letras de imprenta en mayúsculas. Esra adquisición constituyó el incentivo,
no despreciable, que incidió en el padre para que encontrara la motivación su-
ficiente que le pennitiera afrontar y superar la molesta confrontación conyugal.
La renuncia a utilizar al paciente como vehículo de las exigencias conyuga-
les es el punto de llegada de la terapia. La impasse de la pareja es el punto focal.
Una simple modificación pedagógica de la actitud paterna no sería suficiente
para modificar la conducta del paciente. Debe estar asociada a una diferente
imagen relacional de la pareja conyugal, que el niño está muy dispuesto a captar.
Cerrarnos este capítulo con una advertencia fundamental. Hemos querido
restringir a la tríada las reflexiones que aquí hacemos, para limitar así su
complejidad. Pero en el trabajo clínico es siempre indispensable partir de la
ampliación del campo de investigación, más allá de la familia nuclear. En nuestra
PSIC9SIS DE lA ADOLESCENCIA E IMPASSE DE lA PAREJA 201

12. PSICOSIS DE LA ADOLESCENCIA E IMPASSE DE LA PAREJA cambio, que un motivo puede ser el siguiente: en nuestra sociedad es más
coherente con los estereotipos sexuales (gender-ro/e) sospechar que el provoca-
dor activo es el padre, debido al modelo tradicional del hombre fuerte y
dominador, o bien a los privilegios masculinos aún no desaparecidos.
Ahora bien, en los casos en que en la impasse de la pareja el padre es quien
desempeña el rol de provocador activo (manteniendo firme todo lo dicho sobre
la inserción del hijo en el juego y sobre el viraje del presunto aliado), podemos,
sí, observar en el hijo que se entromete la aparición de conductas perturbadoras,
pero es muy raro que sean de tipo psicótico. En efecto, aunque la madre víctima
instigue al hijo en contra del padre, describiéndolo como un violento sin corazón
y después no apoye al chico en su rebelión contra el padre, esa traición puede
resultarle a ese hijo relativamente comprensible.
Es cierto que durante ru1os la madre le había hecho creer que no veía la hora
de sacudir el yugo del dictador. Es cierto que el hijo sospechaba que ella, al fin,
EL PREDOMINIO DE LAS COA U ClONES CONmA LA MADRE
aprovecharía la ocasión y .:;e separaría del marido para seguirlo a él, su fiel
paladín. Pero si a su madre, en el momento oportuno, le falta el coraje de dar este
Concluida la presentación de los modelos diacrónicos relacionados con las paso, de mantener sus promesas, ¿qué se puede hacer? Su traición es dolorosa,
familias más representada' en nuestra casuística (con pacientes señalados es verdad. Pero es coherente también con una serie de motivaciones culturales,
afectados por psicosis de la adolescencia, anorexia y psicosis mfanules), que la redimensionan y la toman explicable. En nuestro ordenamiento social hay
quisiéramos agregar una reflexión. . . que admitir que la mujer es todavía el cónyuge más débil, no sólo desde el punto
Un dato clínico sobre el cual nos hemos mterrogado largamente es el de vista psicológico, sino y sobre todo económica y socialmente. Si se ha quejado
siguiente: ¿por qué razón observamos un neto predomm1o de coahctones del durante años de la prepotencia de su marido, ¿cómo asombrarse de que no
paciente señalado con el padre en contra de la madre, incluso en las ps1cos1s que consiga liberarse de él? Después del viraje de la madre, la rebelión del hijo contra
aparecen durante la adolescencia o durante la juventud? . . el padre asumirá, en escalada, características acentuadamentc antisociales
Este fenómeno es comprensible en el proceso anoréx1co. En el, el smtoma (hurto, toxicodependencia, etc.), porque el hecho de no ser apoyado por clla,lo
sobreviene, como hemos visto, cuando la hija percibe a la pareja de padres co~o hará sentir al muchacho desesperadamente solo y lo impulsará cada vez más a
formada por una madre atropelladora y un padre someUdo. El ayuno anoréx1co hacérselas pagar al padre en nombre de su débil madre. Pero esta sensación de
deriva coherentemente de esa percepción. En realidad, apunta a atacar a la madre, abandono no será lo suficientemente confusa como para llevarlo al trastorno
quien por tradición da el alimento. . .. . . psicótico.
En las psicosis infantiles hemos encontrado la misma percepe10n de peslCIO· En cambio, en las familias con un paciente senalado psicótico tratadas por
nes contrapuestas en la relación (padre víctima aparente-madre persegmdor nosotros, existe un doble factor de confusión: ante todo, el provocador pasivo es
aparente). También aquí hay coherencia con un dato cultural, por cuanto el el padre (contra las expectativas vinculadas algender-ro/e) quien seduce al hijo
rechazo de aprender -manifestación esenc1al del bloqu~ psicótico en la y lo instiga en contra de la madre. Además, cuando llega el momento de la
infancia- va dirigido a quien tiene principalmente la mtswn de atender a los rendición de cuentas, ese mismo padre no "osa" apoyar la decisión del hijo de
hijos (en nuestra cultura, siempre de manera preponderante, la mad~e). . rebelarse contra su madre. Al contrario, se solidariza con ella y censura al hijo.
Pero en las psicosis que se manifiestan durante la adoks~ncm, ¿cu~les La confusión, el desconcierto del adolescente se agravan en esecasoporel hecho
podrían ser las razones culturales para explicar esta rcapar1c10n del mismo de que el padre, en nuestra cultura, dispone a menudo de herramientas económi-
esquema prevaleciente, en el cual el hijo se solidanza con un padre al que cas, sociales y culturales para ejercer una presión decisiva en su mujer. A veces,
considera sometido por una madre atropelladora? No nos parece que en _los roles fuera del ámbito fruniliar es un hombre de prestigio, respetado y reverenciado
de Jos dos cónyuges con hijos ya adolescentes existan diferencias tan s1gmf~ca~ por todos. ¿Cómo explicarse entonces que un hombre tan valioso se conduzca
livas (aparte de aquella que se relaciona con la función de la madrc-nodnza, como un cobarde frente a una mujer que es inferior a él en todo sentido y que le
objeto del ataque anoréxico) como para justificar este dato. Nos parece, en ha dcmosf.rado, en más de una oportunidad, que no lo ama y no lo aprecia?
202
LOS JUEGOS PSICOTICoS EN LA FAMILIA

PSICOSIS DE LA ADOLESCENCIA E IMPASSE DE LA PAREJA


Por eso, en los casos que tenemos entre manos, hay un predominio absoluto, 203
hasta ahora, de padres que contradicen el estereotipo de hombre independiente,
entre paréntesis, están reapareciendo -como dijimos- en nuestra investiga-
fuerte y temible y se muestran, por el contrario, tolerantes hasta el absurdo,
pasivos y pusilánimes, como opción estratégica dentro de la impasse conyugal. ción, aunque todavía estamos busc¿mdo un enfoque del estudio del individuo que
no sea incoherente con nuestros presupuestos de fondo. En consecuencia, no
sabemos todavía cómo integrar a nuestra teorización los datos que otros han
LA DETERM!NACION COMPLEJA DEL SINTOMA reunido dentro de diferentes teorías. Citamos, entre ellos, el ejemplo de los
dinamismos intrapsíquicos, conscientes e inconscientes, y el de los factores
genéticos que predisponen a las enfermedades mentales.
El lector habrá observado que en este último punto -y con mayor amplitud
A estos tres niveles se agrega el poderoso factor causal del azar, del hecho
aun en el capítulo 10, dedicado al proceso anoréxico- hemos alegado también
fortuito, del incidente que subvierte el destino de los individuos y la historia de
factores culturales y no ya únicamente factores inuafamiliares. Este es uno de los las familias.
territorios, que en gran parte quedan por explorar, que se han abierto a nuestra
investigación gracias a la introducción de la metáfora del juego en nuestro
"pensamiento complejo" (véase capítulo 20). En efecto, la metáfora permite una
conjunción de determinantes socioculturales e individuales, a los que algunas
veces se ha visto como contrapuestos, como excluyéndose unos a otros. Hoy en
día podemos pensar en el síntoma psiquiátrico teniendo al mismo tiempo
presentes tres niveles de determinantes, un nivel sociocultural, un nivel familiar
y un nivel individual respectivamente.
El nivel sociocultural define las formas específicas en las cuales, en las
distintas épocas históricas y en los distintos estratos sociales, se expresa el
malestar psíquico (véase la histeria en la burguesía sexofóhica del siglo XIX). El
nivel familiar es aquel en el que, mientras la familia siga siendo la matriz
biológica y afectiva' del individuo, se podrán generar las configuraciones de
relaciones en que se origina ese malestar. El nivel individual se circunscribe a los
factores personales que exponen a un miembro de la familia en particular -y no
a los demás- a involucrarse y a estar involucrado en una posición insostenible.
Evidentemente, nuestro rol de terapeutas de familia y nuestra competencia
específica nos llevan a centrar nuestra atención en el segundo nivel, el del juego
familiar, al que de todos modos consideramos el más significativo, tanto para
indagar el origen del malestar como para concebir una intervención (aun de
terapia individual). Esto no significa cerrar los ojos a los determinantes sociales
de los distintos síntomas: es evidente, por ejemplo, que para que surja la tóxico-
dependencia, además de una organización peculiar de relaciones internas en la
üunilia, es necesario un ambiente exterior en el cual la droga sea accesible y al
mismo tiempo tabú desde el punto de vista cultural. Naturalmente, no tendremos
drogadictos en aquellos lugares donde no hay droga, ni tampoco donde es de uso
común, como entre los cultivadores de opio, entre quienes, a la devastación física
dada por el consumo habitual de los estupefacientes no se suma, sin embargo, el
a~pccto de desviación.
También los factores individuales, que impulsados por la necesidad urgente
de habiruarnos a comprender el nivel sistémico habíamos puesto decididamente
El HIJO EN El JUEGO DE lA PAREJA 205

13. CUANDO UN CONYUGE TRAE UN HIJO AL MUNDO que el humillado era el marido, las interacciones que se manifestaron fueron las
COMO UNA MOVIDA EN EL JUEGO DE PAREJA siguientes. La mujer (sin cultura y chabacana, pero proveniente de una familia
con algún rango que había contado con profesionales de éxito) trataba al marido
(huérfano de campesinos pobrísimos, pero que gracias a un tío sacerdote bahía
logrado obtener un diploma universitario primero y luego,un altocargopolítico)
como a un hombre ordinario e incompetente, lo despreciaba porque su sueldo no
era basrante alto y decidía por las suyas todo lo referente a la educación de las
hijas, sin preocuparse para nada de los deseos de él.
Como quiera que fuere, la humillación resulta intolerable para fl<¡ue/ que se
considera su vfctíma, porque éste entiende, sin embargo, que posee motivos
válidos para tener una pobre opinión del atropellador. Pero la víctima cree ante
todo que no tiene ninguna posibilidad en absoluto de hacer comprender al
cónyuge su propio malesrar y negociar con él un cambio de la situación, y menos
posibilidades aún de rebelársele abiertamente o de tomarse revanchas con alguna
UN JUEGO DE l!UMILLACfONES Y DESQUITF.S perspectiva de éxito.
Aquel que cae en una trampa de este tipo -pensemos en los cónyuges
La cantidad de madres y padres que parecen desvivirse de an10r por su hijo, perdedores de los tres casos precedentes-· está obligado a inventar una estrate-
a quien dedican con devoción gran parte de sus propias energías, es notoriamente gia para salir de ella, al menos en parte, que no lo obligue a hacer declaraciones
elevada. Es comú? también observar que un cónyuge aprecie en su hijo precisa- de ninguna clase que lo cornpromcran personalmente.
mente aquellas cualidades que al consorte le faltan y se enorgullezca de ello, Desear ardientemente traer un hijo al mundo parece, en ese caso, el proyecto
como si se tra!ase de una concepción partcnogenéüca. Esa vulgaridad de las ideal. De acuerdo con los mecanismos de la falsa conciencia, es probable que el
apariencias fue dumnte mucho tiempo, creemos, la causa de nuestra miopía para deseo se viva como auténtico. Si se obtiene el consentimiento del compañero, se
caprar y reconstmir un juego que aquí nos arriesgamos a describir, aunque con trae un hijo al mundo. A partir de ese momento, el cónyuge al que llamaremos
algunas lagumLs. No obstante, nos ba parecido necesario hacerlo,con la esperan- "procreador" tendrá en sus manos una estrategia inaracable, por cuanto se apoya
za de transmitir a otros un punto de partida, un hilo conductor. Porque, debido en el amor y en el deber de satisfacer las necesidades del hijo con respecto al cual
a las apariencias vulgares, el juego pernicioso que subyace podría pasar inadver- también la pareja tiene obligaciones de padre.
tido, tal como ocurrió en dos de nuestros casos. Sólo al trabajar con el tercer caso
captamos el juego a tiempo, recibiendo una confim1ación inmedia!a a nuestras
intuiciones a tmvés de las realimentaciones durante la sesión. LAS TACJICAS DEL PADRE '"PROCREADOR'"
Trataremos fle explicar de qué se trata Se tmta de cao;os en los que un
cónyuge, dentro de una determinada evolución de su relación con el otro Esa estrategia global está compuesra de movidas que se van espaciando en
cónyuge, ha llegado a considerarse intolerablemente humillado. Hemos elegido una secuencia temporal, adecuándose poco a poco al sexo y a las características
este término "humillado" porque abarca las reacciones frente a una gran variedad del hijo, como también a los distintos acontecimientos, faustos e infaustos, de su
de conductas vejatorias del otro cónyuge. En dos de nuestros tres casos, al1í crecimiento y desarrollo.
donde el cónyuge intolerablemente humillado era la mujer, se manifesraron las Durante la primera irifancia del hijo, las táctica~ del padre "procreador" son
siguientes interacciones. En el primer caso (A), el marido (adinerado) ejercía en siempre iguales. En nombre de las sagradas necesidades del hijo, el padre
su mujer(de origen humilde) un control minucioso y totalitario, que la calificaba "procreador" llega fácilmente a:
en todo momento como una cosa de su propiedad, no permitiéndole siquiera el
menor derecho de control sobre él. En el segundo caso (B ), el marido (un profesor a) negar al cónyuge algunas presraciones (que nunca, solo, habría podido
consagrado al estudio) comunicaba invariablemente a su mujer (que carecía de negarle);
diplomas) que su rol era el de una servidora devota, muy satisfecha de atender b) extorsionar al cónyuge algunas concesiones (que nunca, solo. habría
a su marido y respetuosa de sus elevados pensamientos. En el tercer caso (C), en osado exigirle)
206 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA
V

EL HIJO EN EL JUEGO DE LA PABEJA


de modo totalmente pacífico, sin tener que modificar en lo má' mínimo la 207

definición recíproca de la relación. Llegado el caso, recurrirá más bien a LAS REACCIONES DEL O'iRO CONYUGE Y DEL HIJO
culpabili711Ciones veladas referentes a las obligaciones de un verdadero padre.
Durante la segunda infancia y la adolescencia, las tácticas del "procreador" ¿Cómo reacciona el cónyuge "no procreador" ante csm; maniobras estraté-
gicas de su compañero?
se irán haciendo más complejas. Se referirán más específicamente a las moda-
lidades pedagógicas y se adaptarán a las características naturales del hijo. En la De acuerdo con la redundancia característica del juego de impasse de la
relación con su hijo, el padre "procreador" se presentará como el opuesto del pareja, se guardará muy bien de manifestrr y admitir frente al compañero sus
cónyuge (tan tolerante como duro el otro, tan atento como distraído el otro, tan sentimientos de frustración, exclusión o celos. Se atendrá escrupulosamente a
disponible como expeditivo el otro, etcétera). Además, se las mgemará para los dictados fonnales de su rol de padre (acumulando, sin embargo, en su fuero
descubrir y potenciar en/el hijo algunas cualidades que segón él le faltan al íntimo, hostilidad para con su hijo). Y por otra parte (y éste es el punto oscuro
compaftero, como si destinase a su propio hijo a convertirse en una suerte de que debemos indagar más en detrlle) no desistirá de comunicarle a su hijo, de
antítesis triunfal. Daremos un ejemplo, presentando un bosqueJo del caso C. distintas maneras, la poca estima que tiene por su compañero, a quien le tolera
algunas conductas sólo por amor a la paz. La conducta del padre "procreador"
Humillado de siempre por su mujer, aquel padre había sufrido la amargura no es suficiente, por sí sola, para impulsar al hijo a tomar decisiones autodcstruc-
de ver morir a su tercera criatura, por lo que culpaba secretamente a su cónyuge, tivas. Se necesita también la conducta polimorfa del padre "no procreador" para
atribuyéndole cierta negligencia. El es quien favorece un nuevo embarazo para que el hijo se ilusione de poder al fin conquist1r a ese padre, desde siempre tan
llenar el vacío dejado por su hijita menor. Cuando nace una cuarta mña, stente anhelado. Unicamente una esperan711 de esa clase, fomentada de algún modo por
por ella una ternura acongojante, carga con los gravosos cuidados nocturnos, la el mismo padre, puede inducir al hijo a tomar ciertas decisiones, a creer que será
lleva ladas las noches a la cama y le cuenta cuentos. Cuando la hiJa crece, lrdta comprendido y acogido en el momento en que ponga en práctica, como una
de hacer de ella una suerte de anticónyuge. Valoriza en ella los gustos refinados rebelión, la renuncia a aquellas cualidades o aquellos éxitos que tanto gratillcan
(la mujeres vulgar), la dedicación al estudio (la mujer no es culta), la indifer?ncia al padre instrumentali7.ador.
por el dinero y la prodigalidad (la mujer es ávida y tacaña), el perfeccJOmsmo Veamos la primera rebelión de Federico (caso B). A los diecisiete años
obsesivo (la mujer es una majadera), etcétera. Al hacerlo, urde un embrollo renegó de su propia belleza, de laque tanto alardeaba la madre, desarrollando una
relacional en tomo de la hija, que se cree realmente una privilegiada, y al mismo angustiadismorfofóbicacon respecto a la nariz (jsareásticamente, veía su propia
tiempo, de modo implícito, la instiga en contra de la madre. nariz fea como la de su madre! ... ), que lo condujo a la mesa de operaciones de
un cirujano plástico.
Hay más aun. En caso de que el hijo llegue a desarrollar cualidades de alguna
Pero la renuncia es el momento de la verdad. La esperanza que la había
importancia (belleza física, superioridad en la escuela, condictones atléu~s o
desencadenado no se hace realidad. El hecho de haber castigado al padre
inspiración artística), el compañero "procre.ador", oculto tras ~I muy lcgittmo
instrurnentalizador, de haberle sustraído la herramienta de la cual éste se había
orgullo paterno, imprimirá a los éxitos del hiJO, de un modo sutthstm.~ e lffltante,
servido para competir con el otro -quien, por su lado, nunca reaccionó como
un matiz competitivo con respecto a su cónyuge, como SI el hiJO fuese la
hubiera debido hacerlo-- no le abri6 al hijo el acceso a la relaci6n con el padre
encamación viviente de su revancha. Ilustrativo el caso B. Aquella madre anhelado, por quien, al contrario, el hijo se ve despreciado.
humillada no perdía ocasión de contraponerle al marido, envejecido y arruinado,
Es, ni más ni menos, como si ese padre anhelado (después de tantos años de
la prestancia atlética del hijo, a su prolijidad el brillo del hijo, a ~u pesada
rencor reprimido por el aislamiento, los celos, las concesiones que le fueron
erudición la inspiración creativa del hijo para el dibujo. (En nuestra opm1ón, este
arrancadas por el cónyuge en nombre de la desmedida devoción por el hijo) se
viso competitivo irritante, que se volvía cada vez más feroz por la falta de
sintiera al fin justificado. Como si pudiera proclamar al fin: ";Este es el bonito
reacción del cónyuge, era lo que debía de disgustar al hijo y empujarlo a r~negar
resultado de lodos aquellos cuidados, de todos esos ridículos elogios! Éra lógico
de sus propios logros, poniéndose de parte del otro padre, en su tentativa de
encontrar con él una relación desinteresada). SOspecharlo ... no podía tenninar sino así...". Pero el padre, estos pensamientos
no los manifiesta, los guarda para sí. No obstante, su rostro, sus miradas, sus
silencios los dejan traslucir más que nunca.
El hijo se encuentrd solo. Si él ha abandonado al padre "procreador", no ha .
sido ni comprendido, ni imitado, ni acogido por el padre anhelado. Y sin
embargo, criado como ha sido en un contexto de aprendi7..aje simétrico que no
208 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA El HIJO EN El JUEGO DE LA PAREJA 209

admite deserciones, no abandonará la idea de castigar al padre "procreador". La El lector puede comprender perfectamente que nuestro esquema deja abierto
llevará adelante por sí solo. " el carnmo a muchos mterrogantes, entre los cuales los más importantes son los
¿Cómo reacciona frente a todos estos acontecimientos el padre "procrea- que atañen al tipo de relación recíproca entre el padre "no procreador" y el hijo.
dor"? No puede sino avanzar por el camino de la estrategia iniciada. Para bien A nuestro juicio, esa relación es tan oculta como decisiva para provocar el drama.
o para mal, permanecerá aferrado al hijo que ha querido, se servirá de él para Será necesario el estudio de muchos casos más, y también una gran dosis de
sustraerse al cónyuge. humildad y paciencia para dar una respuesta a estas incógnitas.

ESQUEMA DEL DESARROLLO DE UN CASO

Para ser más claros, presentaremos aquí el itinerario esquemático del caso A,
que culmina en la psicosis esquizofrénica del hijo. (Podremos observar cómo la
motivación instrumentalizadora sabe adecuarse y sacar partido a todas las
vicisitudes concretas del crecimiento y evolución del hijo).
La mujer, exasperada por el control del marido que la trata como si fuese una
cosa de su propiedad, desea ardientemente tener un hijo. Nace Máximo.

- En la primera infancia, Máximo es delicado y asmático. La madre se


dedica a él morbosamente. De ese modo, le roba tiempo al marido y le
arranca el consentimiento para poder ausentarse largo tiempo de la casa
para las curas climáticas del chico. El padre se ajusta a las prescripciones
de los pediatras.
- En la prcadolescencia y primera adolescencia, Máximo se convierte en un
muchacho apuesto, inteligente y deportivo. Es brillante en la escuela y un
buen jugador de tenis. La madre lo estimula a las competencias de tenis,
poniéndolo en manos de un buen entrenador. Exaltada por los primeros
éxitos del hijo, parece vivir a su sombra. El padre está demasiado ocupado
con su trabajo para participar en la vida del hijo.
- A los dieciséis ai\os, en primer año del liceo científico, Máximo tropieza
con dificultades en la escuela y abandona las canchas de tenis. Dice que
se siente angustiado, que está enfermo. La madre está siempre a su lado,
se las ingenia para estimularlo, para alentarlo. A raíz de una crisis de
angustia, Máximo es internado en una clínica psiquiátrica privada. El
padre no repara en gastos para la atención del hijo.
- A los diecinueve ai\os, Máximo es un caso psiquiátrico crónico. Atibo--
rrado de fármacos, obeso, vive encerrado en su casa junto a la madre, a
quien tortura con pretensiones absurdas. Si la madre tiene que ausentarse
por necesidad, también él sale del apartamento y agrede en la escalera a
algún vecino. De este modo, ella está obligada a no dejarlo jamás;
consagrada por entero al hijo, impone a su marido, por reflejo, una vida
conyugal inexistente.
Cuana parte

EXPERIMENTACION
DE LOS METODOS TERAPEUTICOS
14. COORDINACION DE LAS SESIONES
Y PROCESO TERAPEUTICO

LAS INVES"DGACIONES DE MAURI7JO VIARO Y PAOI.O LEONARDI

El tema de la coordinación de las sesiones y de las estrategias terapéuticas


es, para nosotros, difícil de lr'atar en este momento. En efecto, atravesamos una
etapa de rápida evolución de las modalidades de coordinación de la sesión. Este
es el motivo por el cual nos resulta problemático teorizar o sistematizar aquello
que todavía estamos experimentando. Sólo podemos hacer un bosquejo de las
tendencias y describir las dudas e interrogantes para los cuales estamos buscando
una respuesta.
Las técnicas de coordinación que fueron car-dCterísticas en etapas anteriores
de nuestro trabajo han sido muy bien analizadas por Maurizio Viaro y Paolo
Leonardi (1983, 1986). Algunas de sus observaciones referentes al pasado
siguen siendo actuales. Los autores citados han hablado de una técnica básica
para la estrategia de coordinación que caracterizó la etapa de los métodos
paradójicos y que fue perfilada en el artículo "lpotizzazione, circolarita, neutra-
lita" (Selvini Palazzoli y otros, 1980). Con respecto a esa etapa, muchas cosas
han cambiado.
No cambiaron, sin embargo, las reglas del marco terapéutico, que fueron así
sintetizadas por Viaro y Leonardi:

Entendemos por "marco terapéutico" las condiciones espacio~tem¡:x>rales en las


cuales se desarrolla la entrevista, y las respectivas comunicaciones que median entre
familia y terapeuta. Algunas de ellas son constantes, codificadas y se las puede recordar
y comentar brevemente.
1) El primer contacto entre la familia y el terapeuta es telefónico: el terapeuta recoge
algunas informaciones tipo y fija la fecha de la primera cita. Salvo rara.'> excepciones, para
la primera sesión se solicita la asistencia de todo el núcleo familiar.
2) Se recurre al terapeuta en su carácter de terapeuta de familia(. .. ), prescindiendo
COORDINACION DE LAS rESIONES Y PROCESO TEAAPEUT!CO 215
214 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA

que decide la sucesión de remas en la conversación y su articulación en sub temas y decide


de cualquier otro título profesional: psiquiatra, psicólogo u otro. La familia se dirige a él
cuándo se debe abandonar un tema y cuál otro debe sustituirlo.( ... )
con el pedido específico de una terapia familiar, de a<.:ucrdo con informaciones o
2) T tiene el derecho exclusivo de decidir quién debe hablar en un momento dado,
indicaciones recibidas de un tercero. El terapeuta, JX'lfSU lado, al fijar la fecha de la primera
es decir que decide la sucesión (adjudicación de tumos en la conversación). El terapeuta
cita, aclara que la primera sesión no tiene otro objeto que el de conftrmar, o no, la
indica el miembro de la familia designado como próximo interlocutor, a menudo de modo
indicación de terapia familiar. El contrato terapéutico se estipulará al término de la
inequívoco, mucho más de lo que un participante en una conversación "informal" puede
primera sesión .--.con menor frecuencia. de la segunda--- si el terapeuta acepta tomar un
hacerlo. (... )
compromiso con esa familia. El terapeuta prevé un máximo de diez sesiones, con un
3) T tiene el derecho exclusivo de retirar el uso de la palabra, incluso inJerrumpiendo
intervalo de un mes entre una y otra(...).
a quien esté hablando en el tumo que le corresponde. Este derecho reserva únicamente
3) La coordinación de las sesiones está a cargo de un solo terapeuta.( ...) La sala está
al teratxuta la facult-ad de censurar las conductas de Jos demás y establecer lo que cada
unida, mediante un e..<;pcjo unidireccional y una instalación acústica, a una habitación
uno puede o no puede decir. Es importante subrayar que el témlino "censurar" no implica
contigua en la cual hay uno o dos terapeutas en carácter de supervisores. El equipo
una connotación negativa: retirando la palabra y censurando, el terapeuta "rotula" una
terapéutico se compone, pues, del terapeuta y de los supervisores. La sesión puede ser
determinada conducta como "no útil" para la indagación en ese momento( ... ).
interrumpida en cualquier momento, por iniciativa del primero o de los segundos, para
4) Tliene el derecho exclusivo de suspender la conversación y fijar su duración. Sólo
permitir al equipo la discusión y la decisión sobre la forma de actuar, en ausencia de la
el terapeuta puede decidir la convenienCia de un intervalo y dar por terminada la
familia( ... ). La'> sesiones se graban en video para su estudio. Todas estas mcxialidades
conversación. La entrevista no tiene una duración estándar.
opcrativ as, junto con el costo de las sesiones se le explican a la familia durante la
5) T tiene el derecho exclusivo de hacer pregumas y de resumir todo lo diclw por
conversación telefónica y/o antes de la iniciación de la primera sesión (Viaro y Leonardi,
otros precedentemente; T tiene además el derecho exclusivo de efectuar intervenciones
1983, págs. 29-30).
( ... ).Se aclara que el terapeuta no siempre está obligado a observar y hacer observar las
reglas, sino que puede suspenderlas tcmporariamente por su propia iniciativa o a pedido,
Queremos aclarar además que el equipo dedica alrededor de tres horas a cada como si observase una metarregla:
sesión. La sesión previa tiene una duración de aproximadamente treinta minutos A) Tpuede hacer excepciones y permitir que se hagan excepciones a las reglas de
y se basa en la lectura de la ficha telefónica (cuando se trata de la primera sesión), la facultad directiva. Por Jo demás, en ningún ca<;.o T enuncia éstas u otras reglas de
o de la síntesis, preparada siempre por el tcrapeu~t directo, de la sesión anterior. carácter generaL Es decir, debe respetarlas y hacerlas respetar sin decirlas, como si
El curso de la sesión está dividido en tres o cuatro partes con intervalos durante observase una segunda metarrcgla.
los cuales el equipo se reúne a discutir las infonnaciones recogidas y la forma de B) T rw puede enunciar reglas generales, cotnernarlas 1Ú comunicar, de ningún mo-
proseguir el trabajo. Nuestro equipo está integrado por los cuatro autores de este do con respecto a ellas. (Vi aro y Lconardi, 1983, págs. 30-31).
libro. Sin embargo, hemos comprobado que es contraproducente que haya
siempre tres detrás del espejo, por cuanto no hay bastante espacio de trabajo para Resultará, pues, evidente que esas reglas de la facultad directiva tienen por
las reflexiones de todos. Por eso, trabajamos preferentemente con un terapeuta lógica consecuencia la afirmación de la centralidad del terapeuta en fa.;; sesiones
y dos supervisores. Todos los miembros del equipo se turnan en los roles de y la prohibición de la conversación entre familiares. Sin embargo, estas defini-
terapeuta directo y supervisor. ciones no deben inducir a engaño, haciendo pensar en un clima de sesión del tipo
Con respecto a lo descrito por Viaro y Lconardi, no han cambiado tampoco judicial y fom1al. La activi<L1d y la facultad directiva del terapeuta no son rígidas
las reglas de /a facultad directiva, es decir los derechos exclusivos del terapeuta ni coercitivas. Casi siempre se logra conciliare! control de la relación terapéutica
como animador. Viaro y Lconardi han definido como sigue esas reglas: (subordinación de la familia y asimetría de la relación terapeuta-familia) en un
clima cálido y cordial. El terapeuta debe usar el estilo que más condiga con su
personalidad, sin for'ar modelos artificiosos (vocabulario y maneras de hacer
El juego de la enlrevista --de esta técnica especial de entrevista~ es fundamental- del "buen terapeuta") y sin perder de vista, no obstante, las reglas del marco y
mente un juego conversacional; pero la conversación es una conversación asimétrica, en la estrategia terapéutica de fondo.
el sentido de que el terapeuta puede efectuar cierta cantidad de movidas que ningún otro Viaro y Lconardi (1986) han descrito muy acertadamente también las
puede hacer, por lo que constituyen derechos exclusivos del terapeuta. En conjunto, técnicas de coordinación que fueron introducidas en la etapa de la terapia
tienen el efecto de asegurar al terapeuta una ftmción de dirección de la conversación, Es- prescriptiva, es decir, aquella ba~iada en la experimentación de la prescripción
pecíficamente: invariable. La e lapa de la terapia prcscriptiva constituyó un período de transición
entre la terapia paradójica y la actual, en la que predomina la atención a la
1) El terapeuta (1} tiene el derecho exclusivo de decir de qué se debe hablar, es decir
216 LOS JUEGOS PSICOTICOS ÉN LA FAMILIA
COOADINACION DE LAS SESIONES Y PBOCESO TERAPEUTICO
217
· · de modelos de procesos psicóticos como elemento

construccwn T central
· · d de
1
nuestras estrategias tempéuticas. Los primeros años de la uu Izaci?n e a La caída del presupuesto intervencionista-funcionalista (las ventajas que el
prescripción se caracterizaron por 1~ s,ubsistencia de una ópuca p~adOJICa. Sm síntoma les consigue a los familiares "sanos") ha modificado radicalmente el
embargo, las intervenciones paradOJICas com?nzaban a ullhzarse du~ante la planteamiento de la coordinación de las primeras reuniones con la· familia: al
entrevista y no en la> conclusiones (que en rcahdad se determman previamente presupuesto intervencíonista-funcionalista lo sustituye la guía del modelo gene-
el Squema de la prescripción invanable). Estas Intervenciones durante la ral del proceso psicótico. Para la elaboracíón de hipótesis, disponemos ahora de
por e d" "d' una guía de un tipo más cognitivo. Los aspectos más íntimamente lígados con
sesión, a las que Viaro y Lconardi han dado el nombre e aperturas , eJaron
poco a poco de ser paradójicas, para transformarse en las pnmeras tentatiVas una teoría sobre "aquello que en psicoterapia hace cambiar" han pasado a ser
conscientes de explicación y descubnmwnto del juego farmhar. para nosotros, en la actualidad, un campo problemático de reflexión. En la etapa
paradójica nos sentíamos bastante inclinados a expresar juicios muy claros sobre
la inutilidad de la intuicíón, sobre las limitaciones del medio verbal, sobre el
GUIA GENERAL PARA LA ELABORACION DE IIIPOTESIS carácter terapéutico esencial de experimentar el hacer aun antes de o sin
comprender. Hoy en día estamos reflexionando (y experimentando) acerca de
En la etapa paradójica, y también en la de la ~rapia pre;;criptiva, carecíamos estas difíciles cuestiones a partir de posiciones de principio más elásticas y
de una "señalización" efectiva para la elabomcwn de hipotesis que nos permi- menos dogmáticas. Será éste el tema del capítulo 18, para el que dejarnos el
tieran guiar la encuesta sobre el juego espccífic? de la familia. El hecho de haber tratamiento de esta cuestión fundamental.
definido un modelo general del proceso ps1cóuco en la familm nos da prec•sa-
. mente esa guía que durante mucho tiempo nos faltó. En el pasado afron:amos el
TECNICAS DE COORDINACION Y CLIMA EMODVO DE LA SESION
laberinto de las psicosis sin el auxilio de un posible esquema ge_neral ~lll_ para
orientarnos en semejante complejidad. La guía pam la formulacwn de lupo;es•s
de la época paradójica, más que de tipo cognitivo, era de Upo pragmauco Como ya hemos visto, quedó firme nuestra decisión de iniciar la primera
intervencionista. Nuestro objetivo principal no era tanto conocer, como con~ e~ sesión en conocimiento de las informaciones contenidas en una ficba telefónica
bir una intervenci6n perturbadora. Utilizábamos la encuesta _sobre las relaciO- detallada. Disponemos, por lo tanto, de una descripción del síntoma y su historia,
nes y la historia de la familia para buscar, de la manera mas oculta posible, y también de algunos datos esenciales sobre la familia nuclear y las familias
aquellas informaciones que podlan ser convenientes para sostener o argumentar extensas. En la sesión previa, el equipo discute largamente la ficha y señala
la intervención paradójica. En otras palabras, tratábamos de md!Vldu":' las eventuales lagunas en las informaciones básicas. Uno de los objetivos/conteni-
ventajas que padres y hermanos obtenían de la enfermed~d de su Pa;•ente. P~r dos de la primera sesión será, pues, llenar estas lagunas sin pedantería, evitando
esta razón, la coordinación de la sesión durante el pe~odo para~OjlCO poma el estilo burocrático. En efecto, no iniciaremos la sesión hablando de esta>
mucho el acento en la observación de los efectos pragmat•co_s del smtoma' y de lagunas (relacionadas a veces con datos faltantes, como el tipo de trabajo de
aquello que hoy definimos como estrategias basadas en el smtoma. La mdaga- ·alguno de ellos, el año de la muerte de la abuela, etc.), pero estaremos atentos,
ción se basaba en el aquí y ahora. En efecto, las supuestas ventajas r:rra el farmhar sí, para no dejar pasar la oportunidad de introducir en la conversación terapéutica
debían existir en el presente, puesto que era en el presente que el smtoma estaba preguntas rápidas con el fin de obtener las aclaraciones necesarias. En estos
activo. El interés por el proceso histórico y evolul!vo de los mdlVlduos y de sus últimos tiempos atribuimos una importancia cada vez mayor a la cronología de
familias quedaba relegado a un segundo plano. la aparición, la evolución y eventualmente las reagudizaciones del síntoma
(véa'e más adelante el punto "La cronología del síntoma como orientación para
desentrru1ar el juego familiar"). Si la ficha telefónica tuviera lagunas en este
1 por eJemp
· ¡o, ser un perro guardián .de la madre
. . en representación de un padre celoso, dar sentido (eventualidad que se puede dar en presencia de enfermedades muy largas
ocasión para que vuelva a unirse una pareJa en cnsts, etcétera. y sintomáticarnente inestables), ese tema será abordado de modo directo en la
h:
2 Pensemos en los distintos grados que alcanza aquel que se preocupa por los problemas del
paciente seíialado y en Jas descripciones de las reacciones irunediatas frente al ~íntoma: "¿~é
tu padre cuando tu madre grita porque Elvira no habla? ¿Qué es lo que cambta en la org.aru.z:a~
parte inicial de la primera sesión. Consideramos positivo el hecho de hablar con
el paciente o en presencia de éste sobre las variaciones del problema al correr del
00
de vida de tu famitia cuando Elvira está mal? ¿Qué sucedería entre tu padre Ytu madre~tu ~rn • tiempo. Esto estimula las conexiones inmediatas con otros acontccimícntos que
Ricardo, si tu hermana Elvira se fuese de la casa de improviso para casarse en Aus 1 a han interesado a la familia y allana el camino para la elaboración de hipótesis
relacionales. En cambio, en caso de que la ficha telefónica tuviera lagunas en la
COORDINAC!pN DE LAS SESIONES Y PHOCESO TEHAPEUTICO 219
LOS JUEGOS PSlCOTICOS EN LA FAMILIA
218

ción i~mediata conf nuestro modelo general del proceso psicótico. Entendemos
descripción de las camcterísticas actuales del síntoma, consideramos contmpro- por m ICIO una dt erenc.a o peculiaridad que surge de los datos de la familia
duccntc iniciar la primera sesión con transacciones como "la'> culpas de Periqui- examma~a Yque de algún modo'la hace distinta de lo que podríamos prever en
to".' Preferimos entonces "soportar" momentáneamente la laguna y proponer- una famuta perteneciente a esa cultura y a esa clase social. Los indicios son
nos reunir pacientemente los datos faltantes, sin tener que recurrir a una "rarezas", son hechos inespemdos. Veamos ejemplos de interrogantes que
averiguación directa.' De no ser así, tendremos que indagados, pero en una etapa consutuyen mdtetos: "¿por qué una mujer que tiene ahora treinta ai\os (y que por
sucesiva del tmbajo en la cual corramos menos riesgos de focalizar la atención lo tanto fu~ a la escuela mucho después de que se introdujcm en Italia la escuela
de todos en el paciente señalado.
1mediah' obhgatona) no . pasó del quinto grado de la escuela
, primaria?"
. ' "·por
l. qué
La finalidad de nuestro estilo de coordinación es bacer de la sesión una .~se ICos fueron cnados por la abuela,a pesar de que la madre nunca tmbajó'l",
experiencia de elevada intensidad emotiva. Con este objeto, el tcmpeuta y el ¿por qué estos chicos estuvteron muchos ai\os pupilos?"," ¿por qué esta mujer
equipo dirigen la conversación para introducir temáticas que la familia evitaría desempei\a un tmbaJO de poquísima importancia en lugar de vivir como una
con todo cuidado. En efecto, si permitiéramos que el control de la situación 'sei\ora', tal como se lo permitiría la alta posición social del marido?"
estuviera en manos de la familia, ésta reproduciría en el contexto de la consulta Obtenidas las explicaciones relacionadas con estas "rarews", que muy a
terapéutica los esquemas intemctivos (silencios, trivializaciones, recriminacio- menudo ponen de mamfiesto zonas cruciales de las relaciones, decidimos si es
nes, acusaciones, etc.) que la caracterizan en la vida diaria. Entendemos que para oportuno detenemos en uno o varios de los siguientes ámbitos generales:
inferir en la sesión cuál es el juego familiar específico no es en absoluto necesario
dejar la iniciaü·.-a a los miembros de la familia. Es mucho más interesante, por l. evolución de la relación de cada uno de los padres con cada uno de los
el contrario, observar cómo éstos responden a las iniciativas del tempeuta. Es hiJOS; utthzamosel conocldísimo método circular de interrogarpreferen-
probable que en tmbajos anteriores no hayamos aclarado lo suficiente que temente a terceros, en su carácter de observadores (más o menos impar-
nuestra opción de basar el comienzo de la terapia en una ficha telefónica Ciales) de la relación diádica por la cual nos interesamos. Les decimos
detallada está ligada también a un fin preciso: poder coordinar las primeras por ejemplo: "Sci\ora, usted que es la abuela de estos chicos, dígano~
entrevistas con un estilo tendiente a crear, lo antes posible, un clima emotivo muy cómo ha visto evolucionar con el tmnseurso del tiempo la relación de su
intenso. En efecto, sólo teniendo en nuestro poder importantes informaciones m,eta Elvtra con la madre. ¿Cómo era cuando El vira era pequeña? ¿Y
tenemos altas probabilidades de centrar rápidamente los puntos esenciales de la como era después, cuando llegó a la adolescencia?";
situación. A falta de informaciones sería excesivo el riesgo de que las "provo- 2. reacciones frente a acontecimientos impoi1antes (muertes jubilaciones
caciones" del terapeuta fuesen demasiado genéricas o arbitrarias. La ficba tele- divorcios, enfermedades graves de cada uno, etcétera); ' '
fónica nos proporciona una base de informaciones específica y evita que la 3. evolución de las relaciones de cada uno con las familias extensas; se tmta
sesión se empantane con preguntas que quizá puedan resultar informativas para de averiguar la entídad, y la señal, de las posibles interferencias de los
el terapeuta, pero que serían burocráticas y tediosas para la familia. parientes en la relación de pareja y en la educación de los hijos;
4. compromtsode cada padre con su familia de origen: posición ocupada en
el pasado e implicaciones actuales del rol asumido. Por ejemplo, el doctor
P. fue el hijo privilegiado, le hicieron estudiar medicina y más adelante
DE LA BUSQUEDA DE INDICIOS fue designado tutor de sus hennanos discapacitados; el doctor M. fue
A LAS INTERVENCIONES ACLARATORIAS abandonado y puesto pupilo, pero reaccionó y fue brillante en los estudios
y en la profesión; la señora V., pese a ser casada y con cinco hijos, nunca
Mediante el estudio de la ficha, el equipo deduce los primeros indicios para aceptó ningún rol materno porque en su momento había sido designada
la indagación. Esos indicios no están constituidos por datos que tengan vincula- por su padre pam una función administr'dtiva en la gestión de su empresa;
5. problemáucas vmculadas con la relación de pareja de los padres;
6. efecto pragmático del síntoma; se tmta de comprender cuál es el miembro
3 En efecto, una transacción de este tipo entraóa en contradicción oon aquello que Viaro y de la familia más afectado por el síntoma. Los indicios nos son dados por
Lconardi han defmido como .. principio de competencia", al que nos referiremos en el capíwlo 28.
la ficha; en realidad, el más afectado es en general aquel que más se
4 Resultará claro entonces cuán importante es que la ficha telefónica sea exhaustiva en la moviliza por la tempia. Pero buscamos otros datos específicos: saber cuál
descripción del súttoma en todas sus manifestaciones.
COORDINACION DE LAS SESIONES Y PROCESO TERAPEUTICO 221
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA
220

de·la· casa.
· Porque
¡ esta protesta no se hace en nombre propio s1·no ,amenosenun
1
de los padres resulta más atonncntado por las conductas psicóticas del
prmctpto,pore padre ... endefensadelpadrc • • [ .. • ]Ybi.cn ·.. yoqu·s·
1 ter asabe r ah ora ...
.. '
h!JO. ¿qué es lo que hace Ja madre para tomar tan rrrespirable la atmósfera a1
·b1 ? (V. man'do ... que esta,
fu era 1o m ás pos1 c. 1aro y Leonardi, 1986, págs. 22-23).
Estos son los ámbitos generales en los cuales se pueden a¡;rupar los
conocimientos principales que se necesitan para elaborar hipótesis. Durante la :odemos parafrasear otras posibles aperturas: "Si usted, Catalina, se ha
primera sesión, el terapeuta no los profundiza de manera pedante, sistemática negado a comer hasta el punto de perder tantos kilos en pocos meses debí d
(punto 1, después punto 2, etc.), porque ya posee infonnaciones (la ficha ter b. . • ae
ne una enonne ra 1a contra algmen. ¿Cuál de sus padres la había engañado?"
telefónica, !á conducta inmediata en la sesión, la averiguación de los indicios), (apertura relaciOnada con el embrollo y su viraje); "Si Jorge tiene tanta rabia
sino que se mueve con flexibilidad y rapidez buscando infonnaciones útiles para contra ~u madre, todo este deseo de hacérselas pagar no puede ser únicamente
la verificación y especificación del modelo general del proceso psicótíco. una rabm perso.nal, debe de haber visto algo en las caras del padre y de la abuela"
La fase inicial de mera indagación puede ocupar sólo pocos minutos (cuando (apertura relaciOnada con la instigación).
las características específicas del juego de la familia se manifiestan rápidamente Otras intervenciones basadas en infonnaciones más ricas y específicas
claras, dentro del cuadro de referencia general que nos proporcionan nuestros pueden ser mucho más articuladas, pero fundamentalmente desarrollan estos
modelos de los procesos psicóticos); pero por lo regular dura como máximo ha~ta m1smos temas. Las aperturas más simples son a menudo aclaraciones que
la mitad de la segunda sesión; la complejidad de la situación, la reticencia de la adoptan la fonn~ de preguntas. Un ejemplo de estas pregm1tas infonnativas
familia y el estilo del terapeuta detenninan esa duración. puede ser el s1gmente: "Usted, Pablo, ¿desde cuándo comprendió que no sólo su
La fase ulterior de profundización de las infonnaciones parte de una madre, s1~o tamb1én su padre tenían debilidad por su hennano Ernesto?"
intervención del terapeuta quien, valiéndose de los datos recogidos, propone una Intervenciones más articuladas y compleja~ pueden adoptar la fonna más fuerte
interpretación más o menos completa del síntoma psicótico en cuestión. Se trata de una aftrmación máq franca. ' '
de aquellas intervenciones durante la sesión a las que Viaro y Lconardi han , ~n ~as transacciones que .siguen a esas intervenciones, el terapeuta pasa
definido como "aperturdS". Dicen estos autores: "El tcrapeuUl introduce su conu~uamente de las afirmaciOnes a las preguntas y, siempre que advierte la
'punto de vista' de experto tan pronto como puede hacerlo, en el curso de la necesidad, trabaJa sobre dos conceptos clave del modelo:
entrevista, es decir en cuanto observa algunas 'señales' que se corresponden con
una de las hipótesis o modelos del repertorio" (1986, pág. 22). Veamos un L los problemas graves en la pareja conyugal (impasse) y su evolución con
ejemplo de apertura. elllcmpo;
2. lacaídádel paciente señalado en la trampa de la impasse que es la raíz de
Lo transcripto corresponde a una primera sesión con una familia que tiene un paciente
todos sus males, y las distintas fases por las que ha pasado su manera de
anoréxico crónico. A la sesión fueron invitados quienes convivían con él: los padres, los
comprometerse.
dos hijos varones y la abuela materna. La primera parte de la sesión está dedicada a las
reacciones de la familia en el momento en que la abuela llega a la casa, alglllloS años atrás,
después de la muerte del abuelo. Pasados aproximadamente 25 minutos, se invita a la El trabajo global del tempeuta se puede describir como una suerte de
abuela a salir y la sesión prosigue con la familia nuclear. revelact6n a la familia de las verdadems causas de la "enfennedad", equiparable
TerapeuJa: Ahora quisiera introducir lo que será el tema de la sesión de hoy. Como
en c1erto senlldo a un diagnóstico. En cuanto a las reacciones de las familias ante
saben, nosotros vemos aquí a muchas familia<> como la de ustedes y sabemos por
las apertur~s del terapeuta, Viaro y Lconardi han destacado el predominio,
experiencia que la anorexia es siempre una forma de protesta ... una especie de huelga de
hambre no declarada ... en contra de alguien ... que es la madre ... porque se la ve como
durante la uluma fase de la terapia prescriptiva, de una reacción de sorpresa
a lffia persona insoportable ... alguien que toma irrespirable para el marido la atmósfera scgmda de una fase de contienda, es decir, de la tentativa de rechazar el punto
de v1sta del terapeuta. Nuestra experiencia más reciente nos ha permitido
observar una gama de reacciones más amplia: cólera. aceptación cntusia._qta, des-
5 Véase el caso G. en el capítulo 6. La encuesta sobre el efecto rragmático del síntoma se valorización, negación, silencio, aprobación parcial, etcétera. Esas reacciones
consideraba importantísima inclusive en la etapa paradójica. Sin embargo, la diferencia importante nos ponen en claro estrategias individuales, nos dan nuevas infonnacioncs
es ésta: en una época buscábamos exclusivamente los efectos salutíferos del síntoma, en tanto que
cr~1cialcs (en el sentido de que la cólera impulsa a menudo a alguno de los
hoy en día anali:r,amos la intencionalidad encubierta y los efectos reales, por cuanto consideramos
mtcmbros de la familia a decirnos, por espíritu de contradicción, cosas que jamás
al síntoma como una movida de un juego.
222 LOS JUEGOS PSICOTfCOS EN LA fAMILIA

COORDINACIOÑ DE. LAS SESIONES Y PROCESO TERAPEUTICO


no; hubiera revelado espontáneamente) y nos indican cómo avanzar en el 223
trat<:unicnto. 6
conducw sintomática como respucsw interactiva a las conducU~s de los demás
.

Por todo lo dicho hasta aquí, creemos que resulta claro que nueslro equtpo,
nos sirve de guía para saber de qué modo debemos investigar y vincular todo
una vez enfrentado con la familia, no piensa en recoger informaciones por
aquello que ha sucedido alrededor del paciente señalado inmediaWnente antes
procedimientos 1ranquilos, académicos y asépticos. Coordina la terapia con deJas fases sintomáticas antes enunciadas.
mucha energía, "largando" afirmaciones a menudo bastante mcómodas para
todos. Tratamos, sin embargo, de no caer nunca en una pulseada o en una
discusión con la familia. Viaro y Leonardi han subrayado que el terapeuta !rata Para llevar a cabo venrnjosamente esa operación, nucslro modelo nos presrn
una gran ayuda. Supongamos, por ejemplo, que iniciarnos el trabajo con una
de reducir al mínimo las cUlpas de vulgar oposición a la familia, utilizando con
familia cuya hija es, desde hace algunos meses, tmoréxica. De acuerdo con
ese fin una táctica de diversión, es decir introduciendo algún tema nuevo que a
nues1ro modelo, pensaremos que la eclosión del síntoma ha sido precedida por
primera visw puede aparenw no tener la más mínima conexión con el tem_a
alguna conducm de la madre que provocó en la hija mbia o sufrimiento intenso,
precedente. El terapeuta pasa pues a indagar un tema tmportante que antes habta
poderosamente agravado por la conducm inadecuada del padre. Con total
sido dejado de lado y con basUtnte frecuencia las informaciones que emergen de
respeto de los lineamientos y vicisitudes específicas de cada familia, orienwe-
csw indagación, junto con las objeciones y negativas de la farntha a. sus mos nuestrd indagación en ese sentido.
aserciones precedentes, le proporcionan datos inéditos de suma imp<>rwncta.
Así pues, en el caso de Judith, una orgullosa chica de quince años, pelirroja,
Así pues precisamente sobre la base de las reaccmnes de la farntlta frente a
su "apenura;' y de una eventual fao;e de averiguación ulterior (diversi?n), ~1 llegamos a descubrir, ca'i enseguida, que su "huelga de hambre" se había
iniciado inmediarnmente después del cambio de casa. ¿Cómo fue? Surgió un
terapeuta puede decidir cambiar el rumbo o bien repn;ductrunaclaboracton mas hecho increíble. Su madre, que siempre había esmdo muy unida a sus padres
precisa y convincente de la hipótesis que antes habta cnunctado, encontrando
prcsumi~lcmcnte menos resistencia.
(quienes dcteswban a su marido, considerándolo, entre otras cosas, incapaz de
brindar a su hija las comodidades indispensables), había acepUido de ellos, como
regalo y sin decírselo a nadie y mucho menos al marido, un dcparwmento más
LA CRONOLOGIA DEL SINTOMA COMO ORIENTACION
amplio. El rcsulrndo fue que su marido se enteró del cambio de domicilio el día
PARA DESENTRAÑAR EL JUEGO FAMUlAR
mismo de la mudan7.a. Su reacción frente a esa "sorpresa", una actitud sombría
y deprimida exhibida durante algunas semanas, le había parecido a Judith del
todo insuficiente. Para nosotros, los del equipo, el hecho de haber esmdo
Entre las célebres advertencias pronunciadas por los primeros y grandes
husmeando en tomo de la eclosión del síntoma fue sumamente fructuoso. Nos
pioneros de la terapia de familia, gozará siempre de una merecida fama la de reveló un enredo total de conflictos que envolvían a !res generaciones.
Murray Bowen (1966): "Letthe kalendar speak". El calendario nos informa,
Muy a menudo, las fa7.ones que preceden al síntoma y causan los sufrimien-
dejémoslo hablar. Este consejo de Bowen nos parece muy efectivo pam nue~lro
tos de la futura anoréxica son mucho menos llamativas. Mencionemos como
método de trabajo. Para reconstruir el proceso mteracuvo de una famtha ejemplo cuánto le costó a Vilma, ex niña mimada de la madre, admitir que había
debemos seguir de cerca y enfocar lo mejor posible las secuencias temporales.
experimenwdo un sufrimiento lremendo porque su madre, en miles de ocasiones
Empresa ésm notoriamente ingraw con las familias de las que aquí nos ocupa-
había permitido que la tía (materna) le echara en cara desfachatadamente la
mos. Por este motivo, resulrnn de sumo mterés para nosOtros las secuenctas inteligencia, la gracia y el garbo de una prima, contemporánea de ella, sin mover
cronológicas referentes al síntoma, las épocas de su primera ~losión y de la
un solo dedo para defenderla Mientras tanto, su padre, que alardeaba de
eventual disminución y estabilización siguiente, como tambtén las postbles
despreciar a toda aquella parentela, ni siquiera había advertido las humillaciones
reapariciones agudas y dramáticas. La hipótesis que siempre hacemos de la que de ese modo se infligían a su hija Cabe señalar que en casps de este tipo no
es nada fácil inducir a las pacientes señaladas a franquearse. No es raro Wnpoco
6 Señalamos una diferencia importante entre nuestro análisis sobre la coordinación de las
que se avergüencen de comentar hechos que podrían ser juzgados insignificantes
sesiones, que es de tipo lécnioo y dínico, y el elaborado por Vi~ro.y Leonard!· Su análi~is, por el o mezquinos. Por eso, hemos creído conveniente en la indagación presenwles
contrario es formal y no de. CJntenido; tiene propósitos descnpttvos Y no uuerpretattvos; está nuestra hipótesis explíciWnente y alenwlas a hablar, citando el ejemplo de
limitado~ nivel verbal y r01lVersacionaJ. Ambos autores tiCllen en preparación un nuevo volumen
sobre el tema. algún otro caso no dramático. Nues1ro objetivo es hacerles comprender que no
, esWnos buscando hechos resonantes, sino displaceres originados por hechos
corrientes de la vida diaria.
224 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA COORDINACION DE LAS SESIONES Y PROCESO TERAPEUTICO
225

En los casos crónicos, que duraban desde hacía años y en los cuales la madre subrayó con vigor: "Delia tomó muy mal esa propuesta y la rechazó. Pero
importancia de la conducta sintomática había manifestado altos y bajos, nos se quedó alterada, sin decimos e} porqué. Sin embargo, a partir de ese momento,
resultó un cambio muy provechoso concentrar nuestra investigación en el yo estuve segura, en mi fuero íntimo, de que aquélla había sido la causa de su
período precedente a la eclosión de la recaída que habíadetenninado la solicitud recaída. Delia ya no fue la misma. Pocos días después había retirado sus ahorros
de ayuda. En algunas oportunidades salieron a relucir conexiones dramáticas y del banco. En pocas semanas había despilfarrado todo, catorce millones de liras
hasta muy esclarecedoras. Citamos el caso de Delia, una lindísima chica de en cosas inútiles y frívolas. Desde entonces, hace ahora casi un año, nunca s;
veintidós años, en su segunda crisis de trastorno bipolar maníaco con manifes· repuso, pese a los cuidados".
raciones psicóticas. La familia de Delia, compuesta de cuatro miembros, ya había El padre pareció fulminado por las manifestaciones de su mujer. Era la
recurrido a nuestro Centro con motivo de la primera crisis, bastante más leve que primera vez, sostuvo, que se asociaba la crisis de Delia con la propuesta que él
la segunda. En ese tiempo, dumnte las dos primeras sesiones, trabajando con toda le había hecho. Pero la terapeuta sabía que se había abierto un claro -como si
la familia, ya había quedado en claro que Delia, involucrándose en la impasse de se hubiera hecho estallar una mina- en medio de un "valle oscuro" que debía
la pareja parental, había tomado partido por el padre, quien, sin darse cuenta en explorarse en toda su extensión, con solidaridad y respeto. ¿Cómo se le había
absoluto de lo que estaba haciendo,la había seducido e instigado en contra de su podido ocurrir al padre aquella idea del préstamo con garantía del sueldo de
mujer, a quien él, por sí solo, no lograba contener. Delia? ¿Se había dadocucntade quede ese modo hipotecaba el futuro de una hija
Aquellas dos sesiones de investigación se cerraron despidiendo a las hijas y de veintidós años?¿ Cuál era la situación sentimental de Delia en ese momento?
citando únicamente a los padres para la próxima entrevista. Pero en aquel tiempo ¿Estaba de novia? ¿Y quién tenía más deseos de agrandar la casa,la madre o el
éramos menos explícitos. De todo cuanto habíamos creído captar, sólo comuni- padre?¿ Y cómo la madre, que había asociado la crisis de Delia con la propuesta
camos a Delia una parte, en el momento de la despedida. No le dijimos para nada del marido, no le había dicho nada a éste, quien se lo escuchaba decir por primera
que su padre, inconscientemente, se había valido de ella para mortificar a su vez en la sesión? ... y así sucesivamente, de indicio en indicio, de respuesta en
mujer. Sólo le dijimos que ella, Delia, era en verdad una ingenua al creerse más respuesta, rastreando contra la corriente.
importante que su madre en los sentimientos del padre. Lamentablemente, esa El respeto del secreto profesional nos impide entrar en detalles que pudieran
intervención quedó trunca porque la terapia no prosiguió. En efecto, el padre, que facilitar cualquier identificación. Pero todo lo dicho hasta ahora nos parece
había concurrido con su mujer a la tercera sesión, rechazó la prescripción del suficiente para mostrar a los colegas qué queremos significar cuando hablamos
secreto. Le faltaba coraje para revelar a su anciana madre que Delia, su nieta de "encamar" nuestro modelo en las variables específicas. El modelo general
preferida, estaha enferma. Darle a conocer el secreto hubiera equivalido a que hemos construido sólo debe servirnos de brújula para dirigir nuestra inves-
explicarle el porqué de la terapia. Por lo demás, dijo, ahora Delia estaba bien y tigación, para internamos en los aspectos más sutiles e idiosincrásicos de cada
era preferible, pues, esperar. Después nos hizo saber que Delia se había empleado una de las familias que hemos tratado.
y tr'ahajaba con empeño. De todos modos, el modelo es fundamental. Al sugerimos la hipótesis, nos
La siguiente solicitud de ayuda, que tuvo lugar alrededor de cuatro años más inspira a veces el coraje y la tenacidad de superar reticencias inauditas. Recor-
adelante, consistió sustancialmente en la descripción dramática de una segunda damos nuestra tentativa dramática de no dejar morir a Albina, de veintiséis años,
crisis de Delia. Esa crisis duraba ya desde hacía varios meses, pero la familia hija única de gente modesta, anoréxica crónica, que llegó a nuestro Centro en
había esperado, confiando en el efecto de los fármacos. La crisis había hecho camilla y en agonía. Lo que había sorprendido al equipo, en la ficha completada
eclosión con graves conductas maníacas. En poco tiempo, Delia había derrocha- por teléfono, era el desarrollo del síntoma. Iniciado peligrosamente cuando
do importantes sumas en la compra de vestidos, pieles y joyas. El asunto se Albina tenía catorce años, se había hecho crónico luego, en un grado menos
complicó luego con la idea delirante de que la madre intentaba envenenarla, por grave, indicado por un peso insuficiente pero compatible con una vida normal
lo que no ingería alimento alguno en la casa. En la segunda sesión, con la (estatura 1.50 m, peso 36 kg). La caída catastrófica de peso se había producido
asistencia de la familia nuclear, la terapeuta se concentró en las alternativas que en los meses que habían precedido a la sesión y no se había detenido con una
habían precedido a la aparición del síntoma. Salió a la luz un hecho sumamente internación. Albina llegó a la sesión pesando veinticinco kilos, sin resistencia
significativo, comentado por la madre. La familia, que vivía en un pequeño alguna y sin fuerzas para hablar. Ibaacompañadadc sus padres, ambos con una
apartamento, había tenido ocasión de ampliarlo, anexando una vivienda conti· conducta alucinante, que parecían dos estatuas carentes de toda emotividad.
gua. Pero se necesitaba mucho dinero. Al padre se le ocurrió la idea de comprarlo Resultó ser la propia Albina quien quiso la sesión en el Centro. Y ellos, reacios
mediante un préswmo, dando en garanúa el sueldo de Delia. A este punto, la le habían hecho el gusto.
226 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA COORDINACION DE LAS SESIONES Y PROCESO TERAPEUTICO 227

La terapeuta, valiéndose de la ficha clínica completada por teléfono, focal izó nos había porporcionado la orientación indispensable para desentrañar el juego
enseguida su atención en los acontecimiento~ ínm~íatamc~~c antc~mrc~ a 1~ familiar.
caída de peso. Al tropezar con una gran rcsistencm, abreviO las digresiOnes
manifestando con sinceridad y sin ambages lo que estaba buscando: "Después
de muchos años de experiencia con chicas como tú, sé ahora con certeza que EL PROBLEMA DE LA RETICENCIA
cuando uno aprieta los dientes y no se alimenta es porque ha experimentado un
gran dolor y una gran rabia ... que le han infligido los suyos, en su casa ... algo que Entendemos por "reticencia" no decir todo aquello que se sabe o se siente,
ha sido el colmo, que no lo puede tragar de ninguna manera ... ". es decir mantener algo oculto.
Necesitaríamos una película para mostrar en dek1lle el silencio atónito que En la etapa paradójica, el terapeuta era reticente durante toda la entrevista
siguió a esa manifestación, y luego las miradas furtivas, las evasivas y divaga- circular que precedía a la intervención, por cuanto trataba de no dejar traslucir
ciones sin sentido. Pero la terapeuw no cedió y empujó a Albina a enumerar los su punto de vista de experto (Viaro y Leonardi, 1986). En la intervención
hechos que habían precedido a su derrumbe. Averiguamo~ que un tío, hermano paradójica conclusiva el terapeuta aparentaba abandonar la reticencia y comu-
del padre, había muerto en un accidente y que su padre l~abia sufr~~o much_o; qu~ nicaba su diagnóstico de la situación eligiendo, entre las posibles refonnulacio-
la mujer y las dos hijas del tío habían quedado en una dificil Situacion economica, nes de esa situación, aquella que le" parecía ba~tante provocante como para
que su padre apreciaba mucho a la mayor de sus dos sobnnas, qUien abando~an: inducir el cambio. De esta manera el terapeuta, en realidad, no decía nada de lo
do enseguida la escuela había aceptado un trabajo modesto y cansador. Pero ¿que que pensaba (en efecto, no creía que el paciente sc!lalado se sacrificaba
tenía que ver todo esto con la huelga de hambre decidida por Albina? La realmente por los demás), sino que, estratégicamente, hacía un uso provocante
terapeuta, infatigable, exploraba punto por punto, como un ratón en un labennto. de esa interpretación funcionalista.
·Cuál era la relación del padre con la viuda? ¿Había celos, acaso, entre las Hemos podido verificar que la hipocresía paradójica del terapeuta resulta-
¿
primas? ·
¿Tal vez el padre e sumaba mas• a la sobnna
. que a Alb"ma.? .. ba peligrosa, sobre todo cuando las terapias eran prolongadas. Los clientes, con-
Al fin, la madre habló, rígida y con los ojos bajos: "Vea, doctora ----<lijo- fusamente, advertían el engaño y se volvían desconfiados con respecto a la
tengo algo que explicarle. Durante todos estos años Albina se había salv~do terapia. "¿Cuál será el truco esta vez?" se preguntaban, buscando siempre
gracias a1 restaurante. En casa nunca comía nada. Pero por la noche mi marido segundas intenciones en las palabras y actos del terapeuta. De esta manera, la
le daba dinero para comer fuera, por ahí cerca. Ella, allí, comía todo lo que le relación llegaba a distorsionarse, basada en un confuso juego recíproco, con
daban y así salía a flote. Después que murió el tío, una noche Albma fue a pedirle resultados sin duda negativos. Se trataba de un fenómeno análogo (pero con una
dinero al padre para ir al restaurante. ~1 se lo dio, pe.ro le dijo: '¡Có~o pu~~.s connotación peyorativa) al generado por la lectura de Paradoja y con-
tener ganas de ir al restaurante, despues de la desgracia que le ocurno a tu tiO .. traparadoja en las familias que se sometieron a una terapia en el período
Desde entonces, Albina nunca quiso volver al restaurante, y tennmó en este · siguiente a la publicación del libro (véase Selvini Palazzoli y Prata, 1980). En la
estado". . investigación actual hemos abandonado toda reticencia y toda hipocresía:
También esta vez el estallido de la mina, que había roto el muro de silenciO, decimos con claridad a la familia todo aquello que hemos comprendido y
abrió un claro en el "valle oscuro". La terapeuta se intemó en una larga historia también aquello que sólo nos parece intuir y poder "adivinar" sobre la base de
de dolores y errores. El padre de Albina, que quedó huérfano de ambos padres experiencias precedentes con familias similares.
siendo aún pequeño, había sido criado por la mayor de sus hennanas, que locmdó Al iniciarse la primera sesión el terapeuta expresa abiertamente el programa:
como una madre. Ya entrado en años, dejó embarazada a una compañera de "En primer lugar, considero que es mi deber explicarles las líneas directivas de
oficina, coetánea suya. Se casó con ella "por decencia" y la llevó a vivir a su casa nuestro modo de trabajar. Consiste en averiguar qué es lo que no ha funcionado
con la hennana-madre. Desde entonces, se inició una lucha incesante Y áspera en las relaciones entre los distintos miembros de la familia, porque creemos que
entre ambas mujeres. Pero él, el padre de Albina, había estado siempre de parte los problemas personales del paciente están vinculados directamente a sus
"de Jos suyos". Prueba de ello eran su dolor por la muerte del bennano Yel de~ relaciones en el seno de la familia y en especial a las dificultades que sus padres
de economizar el dinero que Albina malgastaba en el restaurante para ayudar asi tienen entre sí. Por eso necesito la ayuda de ustedes". El terapeuta comienza así
a sus sobrinas tan necesitadas. Sobrinas valientes y trabajadoras que él, por a afrontar el problema fundamental de la reticencia y de las mentiras de la
cieno, apreciaba más que a su hija. Y era éste precisamente el."eolm?" que familia. El hecho de que, individualmente, los miembros de la familia no puedan
Albina no le babia perdonado. También en este caso la eronologia del smtoma o no quieran hablar sin ambages se detennina en tres niveles como mínimo:
228 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN lA FAMILIA eOORDINACION DE lAS SESIONES Y PROCESO TERAPEUTICO
229

l. como consecuencia de la no motivación para la terapia de todos o de más allá de las noticias de la ficha telefónica y de las pocas transacciones
algunos miembros de la familia; iniciales, las informaciones específicas que poseemos son también limitadas.
2. como consecuencia del encubrimiento del juego familiar.' La reticencia Existe así el riesgo de hacer revelaciones de una noUtble dramaticidad y vemos
individual de los miembros casi nunca se dirige al terapeuta. El hecho de luego obligados, por la evidencia de las pruebas en contrario con que la familia
que no hablen o mientan es coherente con un juego que los impulsa a no reacciona, a desmentir y rever susU!ncialmente nuestra interpretación. Aquello
"descubrir sus propias cartas" frente a los demás jugadores; que se espera ganar en función de la intensidad emotiva, provocando en la
3. como consecuencia de necesidades autodefensivas de los individuos, que familia una mayor disposición para proporcionar infonnaciones relacionales, se
los llevan a asumir actitudes de negación de la realidad o de autoengaño. paga así con la pérdida de credibilidad derivada del hecho de retractarse y
A menudo la reticencia es, pues, frlllo de una confusión o incapacidad corregirse. Existe también otro motivo en contra de la elección de una estrategia
efectiva de asociar significativamente hechos, conductas y relaciones. demasiado anticipada respecto de la intervención: la conveniencia de dar a todos
los participantes de la sesión la posibilidad de comunicamos su visión del
problema antes de que el equipo proponga su propio punto de vista.
El terapeuta abandona entonces su propia reticencia con el objeto de: Con todo, hemos podido verificar que también una estrategia más "dilatoria"
corre a veces el riesgo de hacer perder el tiempo, aumentando en la familia la
l. estimular la colaboración de la familia, mediante la propuesta de una tendencia a encerrarse y a ser reticente. En efecto, si durante la sesión se crea un
relación abierta y empática; clima desganado y frío, no se moti van esas fuertes respuestas emotivas que son
2. vencer los aspectos más conscientes de la reticencia. Al tratar de intuir fundamentales para seducir y atrapar a la familia, para obtener realimentaciones
algunos puntos esenciales del juego y explicándolos, el terapeuta asume que nos iluminen y para hacer experimentar a la familia algo nuevo y por Ulnto
la responsabilidad de "ser el primero en dar vueltas las cartas" sobre la potencialmente terapéutico.
mesa. Consiguientemente, muchos de los miembros se pueden permitir Es arduo, sin duda, encontrare! justo equilibrio en la elección de los tiempos
confirmar la"i afirmaciones del terapeuta o reaccionar con argumentos de las intervenciones y en el mantenimiento de un tono emotivo adecuado; se
que de lo contrario nunca hubieran osado tratar; traUI de abandonar las estrategias preconfcccionadas en favor de la búsqueda
3. trawrde favorecer adecuaciones personales más realistas, expresando las flexible de una adecuada "sintonía" en la relación equipo-familia. El equipo,
necesidades defensivas de cada uno y mostrando comprensión con ante todo, debe calibrar todo aquello que pueda "apostar" sobre su experiencia
respecto a la historia de cada individuo. y sus modelos, "tendiendo a adivinar" en la enunciación formal del juego
familiar (o, al menos, de sus aspectos cruciales). Simultáneamente, es necesario
calibrdf el momento justo para efectuar esta apertura, advirtiendo cuándo una
LA ELECCION DEL MEJOR MOMENTO PARA LA INTERVENCION. . indagación deja de proporcionar informaciones importantes.
QUE DECIR Y CUANDO DECIRLO

La elección del momento más oportuno para presenU!r a la familia nuestra EL ESPIRrru DE LUCHA
"apertura" más completa es decisiva, como también lo es la elección de los
contenidos de esa apertura. A veces, estimulados sobre todo por la percepción En el curso de estos últimos años de investigación, con frecuencia hemos
de la escasa motivación de la familia para la terapia, hemos formulado nuestra corrido el riesgo de una coordinación demasiado rígida, que apunk1ba a querer
hipótesis, extraída del modelo del proceso de seis estadios, en una fase muy verificar y confirmar a toda costa que nuestro modelo de proceso psicótico era
precoz, incluso en la primera sesión. el adecuado. El deseo de encontrar confirmaciones del modelo de seis estadios
En estos casos, es inevitable que la revelación de nuestro punto de vista sobre nos ha inducido en algunas ocasiones, erróneamente, a emplear cierta violencia
la etiología del síntoma tenga la limitación de cie110 carácter genérico porque, verbal: caímos así en un espíritu de lucha con la familia, para demostrar a los
pacientes (y en consecuencia a nosotros mismos) la ''verdad" de nuestras teorías.
El grave riesgo de semejante actitud es rebatir a priori las objeciones de la
7
La no motivación de algunos miembros de la familia y el juego encubierto están, por lo familiat considerándolas un sabotaje de la terapia o inclusive una mentira. Por
general, estrechamente ligados, tal como veremos en el capímlo 18. el contrario, las reacciones frente a nuestras "re veJaciones" y posteriormente las
230 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA
. COORDINACION DE LAS SESIONES Y PROCESO TERAPEUTICO
231
reacciones ante la terapia en su conjunto, se deben considerar como el terreno
fundamental de especificación y articulación de nuestras hipótesis g~nerales. aspecto preseriptivo y por último permite al terapeuta volver al juego cuando
tiene ya en su poder más elementos en dos áreas:
Comprendimos que era un error tratar a nuestro modelo como SI fuera un
dogma, o como una "verdad" que se debe confirmar en los casos individuales.
Se trata en realidad de un esquema de máxima al que se debe encarnar en lo l. datos de hecho sobre la impasse de pareja, inferidos, sea del modo en que
especlfi~o. Pero no e~ sólo eso, quisiéramos hacer progresos en la investigación los padres ejecutaron (o no ejecutaron) las prescripciones, o del esfuerzo
de lo específico de los distintos subtipos de procesos ps1cóllcos. Esta atenCIÓn es del terapeuta para inducir a los padres a exteriorizar en la sesión sus
movidas más secretas;
la que nos ha permitido, por ejemplo en el caso de la anorex¡a mental,
puntualizar, como ya hemos visto, una distinción entre los dos tlpos A Y B, 2. datos de hecho sobre la caída del hijo en la trampa, deducidos del modo
logrando así un interesante avance en la especificación de los subttpos pos1bles en que el terapeuta se ha sentido triangulado en el equipo de pareja,
de proceso anoréxico en la familia. .. . sensación que le puede servir de punto de partida para identificarse con
el paciente señalado.
El modelo general de los juegos psicóticos en la farn1ha se enuende pues
corno un esquema teórico inicial que luego se debe poner a prueba y arllcular en
las diferentes realidades de las anorexias, de las psicosis infantiles Y de las Una vez que se pasa de la revelación del juego a las prescripciones, se corre
esquizofrenias. Por ejemplo, con respecto al primer estadio del modelo, el de la el riesgo de incurrir en el error de .no poder ya desenmascarar el juego, con
impasse de la pareja, nos dimos cuenta de que en el pnmer trabaJo sobre el te~a argumentos más convincentes aun. En algunas oportunidades hemos podido, sí,
(Sclvini Palazzoli, 1986) tendíamos a darle una mterpretac1ón estereotlpada, volver sobre el esclarecimiento del juego, pero repitiendo una suerte de lección
corno si todas las impasses de pareja fueran iguales. Hoy en día vemos con aprendida, un trabajo hecho a la ligera durante las primeras sesiones, sin tener
claridad que existen varios tipos de impasse de pareja y que una misma impasse nada nuevo ni específico que agregar. Cuando se cae en esas trivialidades,
está sujeta a evolucionar con el transcurso del tiempo. Nuestro obJe:¡vo actual significa que la pareja de padres ha logrado utilizar la prescripción para que el
terapeuta se descarrile en una vía muerta como:
consiste en encontrar una conexión entre el tiJX> de zmpasse y los demas estad tos
del proceso, como también entre el tipo de impasse y el tipo de síntoma del
paciente señalado. .. l. el uso mágico y acrítico de las prescripciones (según nuestra experien-
La investigación tiene que evitar el riesgo de imponer a las famtlias nuestros cia, la sobrevaloración de los efectos directamente terapéuticos de la
prescripción invariable);
prejuicios, para adquirir una elasticidad con significado terapéutico (el terapeuta
se adapta a la familia y no a la inversa) y también con Slgfll~lcado co~muvo 2. el uso igualmente acrítico de la alianza de los padres contra el poder
patológico del paciente señalado.
(buscar un refinamiento de la "señalización" para la elaboracton de h!potcsls).
Nuestra estrategia de coordinación sigue pues el dcvemr del abandono del
espíritu de lucha que con frecuencia la ha caracterizado. El espíritu de lucha de El proceso terapéutico debe seguir basándose, en cmnbio, en la revelación
la etapa paradójica residía en nuestra manera de "ocultamos" (rcuccncl~~ hasta del juego. La revelación del juego es un proceso que pasa por momentos
concebir aquella intervención-bomba que trastornaría a la farmha, '.nduc!Cndola discontinuos de "iluminación", pero también por una verificación gradual de la
colaboración equipo-padres.
al cambio. Más recientemente, hemos sido condicionados por el espmtu de lucha
al querer imponer la verificación de nuestro modelo general de los juegos El momento prescriptivo pasa a ser entonces el campo en el cual hay que
psicóticos. Ahora nos esforzamos por abrimos a un espíritu, terapéuttco Y verificar el cambio del juego (por ejemplo, comprobando las posibilidades
cognitivo, auténticamente colaborador. cooperativas de la pareja parental y por consiguiente la superación de su
impasse) y encontrar la ocasión para experimentar nuevas modalidades de
relación, haciendo además un test constante para seguir recogiendo informacio-
nes sobre el juego en sí.
EL PROCESO TERAPEUT!CO
El proceso terapéutico parte pues de las intervenciones de revelación del
Podemos ahom tratar de csqucmati7.ar las características generales del juego, se confronta con la~ reacciones de la familia ante esas aclaraciones y busca
la constatación del cambio mediante el uso de las prescripciones.
proceso terapéutico. Este proceso parte de la inducción de la crisis desak1da por
la revelación del juego (en las dos o tres primeras seswnes), prostguc en el
232 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA COORDINACION DE LAS SESIONES Y PROCESO TERAPEUTICO
233

DE LA PRESCRIPCION INVARIABLE A LAS PRESCRIPCIONES ESPECIHCAS


supereficicncia, el marido no tendrá otra alternativa que seguir comportándose
corno un peso muerto. 8
Desde hace alrededor de dos años se ha iniciado una importante evolución Una evolución semejante suscita en nosotros la esperanza, infundada pero
de nuestro método terapéutico. Consiste en el abandono progresivo de la orden no por ello menos viva, de que en el futuro algún santo nos inspire para conocer
de la prescripción invariable. La lógica de esk1 evolución espontánea nos parece una nueva estrategia.
de fácil interpretación. Veamos cuál es.
El empleo sistemático, durante seis años, de la prescripción invariable nos
ha facilitado, mediante las informaciones que se pusieron de manifiesto y que
categorizamos, la construcción de un modelo general de los procesos familiares
psicóticos. Con posterioridad, ese modelo, al servirnos de guía para formular
hipótesis sobre el juego en marcha en cada familia, ha sido "encamado" por
nosotros, de tanto en tanto, en las variables específicas de una determinada
familia. A este punto, un procedimiento semejante nos ayuda con tanta consis-
tencia a reconstruir el juego preciso y específico de esa familia, que nos sugiere,
si nos resulta conveniente, una prescripción ad hoc igualmente específica. Por
eso consideramos que nos encamimmws al ab<mdono progresivo del uso de la
serie invariable de prescripciones.
En algunos tratamientos, sobre todo de familias con pacientes que han
comenzado recientemente a mmlifestar el síntoma anoréxico, el trabajo de
esclarecimiento de las primeras sesiones, incluso la exclusión del paciente
señalado, basta a veces para provocar el abandono del síntoma.
Trataremos de explicar con suficientes detalles el uso eventual que todavía
hacemos de la prescripción. Hoy en día ya no utilizamos la prescripción con las
modalidades estándar y repetitivas que necesariamente caracterizaron los años
de investigación con esta metodología. Por ejemplo y tal como veremos en el
próximo capítulo, la exclusión del paciente señalado y de toda la fratría deja de
ser críptica. Hay más aun. En los casos en que al término de la sesión de consulta
decidimos construir una alianza terapéutica con la pareja parental, mantenemos
la prescripción del secreto como prueba fundamental de que ese camino es
practicable y, al mismo tiempo, como una movida terapéutica útil.
Sólo en un reducido porcentaje de los casos actualmente en tratamiento
utilizamos la prescripción de las desapariciones: sin embargo, cuando las
ordenamos, no lo hacemos ya con modalidades invariables, sino por el contrario
adaptando la orden a la situación específica y vinculándola de manera explícita
con esa determinada familia. Cuando damos prescripciones ad hoc teniendo por
interlocutores a ambos padres, las buscamos siempre dentro del espíritu propio
de la serie invariable de prescripciones, para favorecer la construcción fisioló-
gica de la pareja parental. Incluso el hecho de citar a la sesión sólo a la madre de
un chico autista, dejando afuera a un padre pasivo y saboteador, tiene un objetivo 8
C uamf o h ay un umco
- · pad re, vmdo
· o divorciado, las prescripciones específicas se evalúan
de pareja: persuadir a esa señora de que mientras siga atropellando con su caso por caso y son, sin duda alguna, las más difíciles.
EXCLUSION DE LAS SESIONES DEL PACIENTE SEÑALADO 235

15. EXCLUSION DE LAS SESIONES DEL PACIENTE SEÑALADO presupuesto de competencia individual (Viaro y Leonardi, 1986), el cual implica
la existencia de motivaciones e intencionalidades susceptibles de ser puntuali-
zadas. Algunas intervenciones pamdójicas, tal como lo señalarnos en el capítulo
1, obtenían efectos de cambio cuando logmban acertar con nudos importantes
del juego familiar. Así ocurría sobre todo con el paciente, cuando la exaltación
de sus síntomas como "sacrificios" por el bien de su familia era recibida, con
razón, como una provocación sarcástica. De todos modos, el peligro de genera-
lización y vaguedad, y por tanto de ineficacia imputable a la falta de modelos
guía, era lamentablemente gmnde.
¿A qué apunta nuestro esfuerzo actual? A aclarar de manera detallada y
específica de qué modo y hasta qué punto el paciente se ha involucrado en los
problemas de relación de la pareja parental. Y de qué modo él ha elaborado su
lectura personal de esos problema,. Y también, después de esa lectura, de qué
modo ha tomado partido por el padre al que consideraba perdedor, identificán-
SE REVELA LA INTROMISION DEL PAOENTE SENALADO dose con él. Y de qué modo el paciente ha entrado luego en eljuego, activamente,
Y SE LA DESAUENTA sea para rescatar al perdedor o para inducirlo a asociarse con él en el desafío al
padre (considerado) atropellador. Y aclarar, por último, de qué modo ese
Al término de la segunda o tercera sesión, cuando consideramos que con la compromiso activo demostró ser una frustración total, imítil para la relación de
colaboración de todos hemos logrado poner bastante en claro las secuencias la pareja y catastrófico para el propio paciente.
ccntmlcs del proceso interactivo familiar que culminó con la conducta psicótica Cuando el tempeuta, con gentile?.a, le hace al paciente señalado una demos-
de un hijo, damos lugar a una intervención crucial. Esta intervención apunta a dos tración como ésa provoca algunas veces respuestas sorprendentes y hasta
objetivos: conmovedoras. Veamos el final de la tercera sesión con la familia de Miriam, hija
única de veintidós años, que sufría una anorexia crónica, complicada por ciertos
1. revelar y desalentar la intromisión del paciente señalado en los proble- matices delirantes y por extcnuantcs rituales obsesivos. AI iniciarse la sesión, el
mas de los padres; padre (el típico pusilánime ejecutor de las órdenes de una cónyuge "generala")
2. formar una alianza terapéutica con los padres. le había conwdo al terapeuta hasta qué punto su mujer estaba ahora agoU1da a
fucrLa de obedecer las exigencias que Miriam le imponía. Después de esa
Como ya lo hemos explicado en la primera pane de este libro, con familias información y de acuerdo con nuestro modelo, el terapeuta había trabajado
que solicitan ayuda por hijos chicos o adolescentes, a menudo nos resulta más mucho y con tacto para sacar a la luz un posible entendimiento entre Miria m y
eficaz la colabomción terapéutica con los padres solos. Por este motivo, nuestro ese padre tan ostensiblemente cobarde. Pero no aparecía nada. Todos, incluyen-
método nos impone excluir pronto al paciente señalado de las sesiones, junto con do a la interesada, insistían en decir que no cabía duda de que Miriam estaba de
eventuales hermanos y hermanas. Esa exclusión, como hemos visto, se efectuaba parte de su madre.
en el pasado de manera cóptica. Ahora, por el contrario, antes de efectuar la Cuando estaba por finalizar la sesión, el terapeuta, ya resuelto a excluir
exclusión ejecutamos un movimiento importante. Consiste en poner de mani- definitivamente a Miriaru, se dirigió a ella con estas palabras, pronunciadas en
fiesto la pane activa que el paciente señalado toma en el juego disfuncional de un tono de afectuoso interés: "Escucha, Miriaru, ... de acuerdo con lo dicho por
la familia, enfocando su coalición con uno de los padres. tu padre hoy, al llegar aquí, parece que tú, después de tantos y wn duros años de
Los años de experiencia con las denomina das intervenciones paradójicas nos poner todo tu empeño, has logrado realmente inducir a tu madre a satisfacer
habían enseñado ya la necesidad de restituir al paciente señalado la dignidad de todos tus pedidos ... Pero dime ... ¿te parece que en este punto también tu padre
persona que realiza acciones voluntarias que persiguen una finalidad y son comienza a hacer algún progreso ... en el sentido de aprender de ti ... de conseguir
comprensibles. El presupuesto de enfermedad biológica (con sus corolarios de también él imponerse como tú, al menos alguna vez, a tu madre'! ... ¿has logrado
involuntariedad, incontrolabilidad e incomprensibilidad de las conductas del que tu padre adelante algo?" "Vea, doctor", respondió Miriam enseguida, de
paciente señalado) fue cambiado por nosotros, y sigue siéndolo todavía, por el manera totalmente inesperada, como si se tratase de una pregunta del todo
236 LOS JUEGOS PSICOTlCOS EN LA FAMILIA EXCLUSION DE LAS SESIONES DEL PACIENTE SEÑALADO 237

normal, "él personalmente, diría que no ... pero mamá ha empentdo a pedirle empático, en cuanto a nuestra convicción de que para dar ayuda es indispensable
consejos, si hay un problema me dice que espere hasla la noche para pregun1arle ante todo comprende': Recummosademás a tonos y expresiones que, en lugar
a papá. ¡Nunca antes lo había hecho!" En esa oportunidad el terapeulaeligió sin de una acusación, Indican una participación emotiva o dramática.
duda el juego correcto, al mostrar a Miriam hasla qué punto resollaba me7.quino Pero tod() esto no hasta. En especial en el caso de pacientes que ejercen un
todo ese empeño que ella había puesto durante siete largos años de su vida. fuerte.poder patológico en los padres, resulla muy peligroso no responsabilizar
Si durante las primeras sesiones hemos tratado ante todo de poner en claro al paciente por su intromisión indebida en el juego. En efecto, si en las primeras
el modo en que un padre, sin advertirlo, se ha valido del hijo en la eterna lucha sesiones se mostraran únicamente los errores de los padres, existirían grandes
con su cónyuge, cuando llega el momento de la exclusión es fundamenlal aclarar posibilidades de que para un paciente, ya reacio y agresivo con respecto a ello
cómo el hijo se ha involucrado activamente en el juego, conduciéndose como un esos errores dieran pábulo a un agravamiento de sus ataques y fortalecieran ~
estúpido. Nuestra elección lingüística del adjetivo "estúpido" no es casual. Es el dictadura que ya les impone.
fruto de la observación de un fenómeno universal de nuestra cultura. No son Menos evidente, pero muy engañoso también, es el riesgo de que una
pocos aquellos que parecen dispuestos a aceplar los calificativos de malo o loco condena de los padres lleve al paciente señalado a encerrarse en sí mismo de una
(que lambién pueden implicar condiciones ahora de moda, como dureza o manera estéril y depresiva: "Con padres tan desastrosos, ¿qué puedo yo hacer de
extravagancia). Pero nadie, lo que se dice nadie, está dispuesto a aceplar, sin mi vida?". A ello seguiría m_'" pasividad provocadora y culpabilizadora, que
encolerizarse, que lo tilden de estúpido, aunque sólo sea para referirse a una parte quizás solicite ayuda, pero solo para demostrar que "todo es inútil".
de sus conduelaS. Y nosotros contamos mucho con las reacciones de rabia como El riesgo de fomenlar en el paciente explosiones activamente provocadoras
detonantes del cambio. nos pareció muy próximo en la segunda sesión con la familia de Marcelo, un
Sin embargo, con miras a la eficacia terapéutica, es indispensable que el muchacho de quince años con cncopresis y conductas maníacas preocupantes.
equipo capte, en los detalles, las motivaciones específicas de la connivencia del En el intervalo entre la primera y la segunda sesión el chico había agravado sus
paciente señalado con uno de los padres. Una provocación genérica sólo síntomas, sumando a la encopresis dos accidentes con la motoneta y también la
rcsullaría ofensiva. A veces nos ha parecido oportuno subrayar la ingenuidad del ingestión provocante de una droga liviana en su casa, ante los ojos despavoridos
paciente al creer que realmente ocupa el lugar más importante en los sentimien- de la empleada doméstica. El equipo se interrogó en cuanto a la posibilidad de
tos de uno de los padres, quien en realidad está totalmente absorbido por los que la indagación sobre el conflicto de los padres hubiera tenido en Marcelo un
problemas de relación con su cónyuge. Otras veces, hemos puesto más el acento efecto instigado': De ahí la decisión de excluir al muchacho al término de esa
en su ilusión de poder cambiar la relación entre los padres, haciendo víctima de misma sesión. Se convino que la modalidad de la exclusión debería destacar los
sus crueldades al padre a quien creía vencedor, sin comprender que su conducta aspectos activos y volunlarios de la conducta sintomática (ensuciar un montón
no infundía valor alguno al padre a quien consideraba perdedor... de ropa blanca y de su ropa interior con excrementos, sin utilizar nunca toallas
Muchas veces, no obstante, no hemos logrado comprender el núcleo esencial absorbentes o papel higiénico) como una tentativa "estúpida" de castigar a la
de la complicidad del paciente en el juego. Así pues, antes de excluir al paciente madre en representación de un padre al que consideraba cobarde, pagando por
hemos debido echarle una suerte de sermón demasiado genérico. Ese preámbulo esto el alto precio de su propia identidad social.
de la exclusión (en espera de ser más competentes para concrclarla) nos parece La terapeuta, dirigiéndose al paciente, inició la segunda parte de la sesión
absolutamente indispensable para establecer nuestra alianza terapéutica. Trata- diciendo: "Marcelo, ¿cómo puedes poner tanta vehemencia para castigar a tus
remos de ser más explícitos. padres par lo que tú opinas que son sus omisiones? ¡Al actuar a,í, te olvidas por
completo de ti! Quien sale malparado eres tú. Y o podría comprendertu conducta
si fueses un chico de tres años. Castigas a tu madre haciéndole lavar una montaña
F.L RIESGO DE LA CONDENA DE WS PADRES de ropa llena de caca, que ella lava por la noche porque siente vergüenza delante
de la empleada, ¡pero la verdad es que el castigado eres tú! ¡Y ahora también el
La aplicación de nuestro modelo guía del trabajo con la familia y sobre todo hachís, y las tonterías en la escuela, y las bravuconadas con la motoncta! Toda'
nuestra convicción de la necesidad de trasponer la barrera infranqueable de los esta.;; cosas te arruinan a ti. Eres como un chiquillo que no ve en eJ mundo más
problemas de la pareja, implican el riesgo, en las primeras sesiones, de acentuar que a dos únícas personas: sus padres. Viéndote. ¡no pareces tan estúpido!"
la condena de los padres. Nos ingeniarnos para evilar ese riesgo anteponiendo a Mareclo se puso rojo e intentó una débil defensa cuando la terapeuta lo impulsó
nuestra indagación una declaración explícita, pronunciada en un tono muy a rcs¡xmdcr a esta pregunta: "Tus novias, ¿tienen olfato'! ¿Cómo puedes llevar
LOS JUEGOS PS!COTICOS EN LA FAMILIA EXCLUSION DE LAS SESIONES DEL PACIENTE Sf:ÑALADO 239
238

a una chica en tu moto, apestando a mierda como estás'! Nunca podrás tener una IMI'ORTANT/;S EXCEPCIONES A LA EXCI.USION DEL PACIENTE SEÑALADo
novia. Si no sales de ésta, estás terminado como hombre. ¡Justamente tú, que
quieres mostrarle a tu padre cómo se hace para humillar a tu madre! ¡Qué gran La bondad de una regla se confirma por las excepciones. Con algunas
estúpido eres!" famrhassedael caso de que, llegados a la tercem sesión, el equipo decide derogar
Una intervención así nos sirve de ejemplo para dar a comprender al lector los la regla, es decir no excluir al paciente señalado. Veamos por qué. El trabajo de
dos objetivos que nosotros le atribuimos. El primero se refiere al paciente las primeras sesiones sirve manifiestamente al equipo para responder a muchos
señalado. Con una inlervención de este tipo el tempcuut se da maña pam rcslltmr interrogantes, entre ellos aquel, importantísimo, de evaluar la disposición y la
al paciente su integridad psíquica, manifestándole al mismo tiempo su estima. Le motivación para el tratamiento de los distintos miembros de la familia.
da la connotación de estúpido por aquello que hace, no por! o que es. El tono es Citamos el caso de una familia compuesta de una madre viuda y dos hijos,
directo, confidencial, intenso, pero a un tiempo autoritario y severo, como en la cual la paciente señalada, Lía, era una anoréxica crónica, de veinticinco
corresponde para tratar a un adolescente a quien, a pesar de todo, se aprecia. Los años entonces. Durante las primeras sesiones, más allá de algunos aspectos
temas familiares que se tocan son específicos y serios, en tanto que esa alusión inherentes al síndrome, la pacienle señalada nos había parecido provista de
final a la posibilidad de llegar a ser un hombre que vuela en su moto con las recursos tales que no hacían inalcanzable su independización de la familia y su
chicas, fuera de los halagos de su mundo infantil, suena como una tentadora inserción economicosocial, y además, auténticamente motivada para salir de su
invitación. miserable estado. Por esa mzón, creíamos demasiado pueril pam ella excluirla
El segundo objetivo, indirecto, se refiere a los padres. Decir que el pacienle (junto con su heu01a~o) para seguir el tratamiento sólo con la madre. Decidimos,
se comporta como un tonto y un mequetrefe no sólo tiene la finalidad de pues, invitarla a ella sola a una entrevista individual. En el curso de esa entrevista
devolverle el sentido de su responsabilidad, sino que es fundamental para el terapeuta concentró sus esfuerLos para demostrarle a Lía con toda durc7.a que
compensar la culpabilización de la pareja parental. No es justo, en efecto, que sus conductas sólo expresaban su furor infantil por no haber sido elegida por la
sólo los padres sientan que están en el banquillo de los acusados. Pam estar madre como confidente privilegiada, y también su necia determinación de
motivados como para cuestionarse ellos mismos, deben sentirse comprendidos hacérselas pagar, instaláudose en la casa en el papel de aguafiestas. De este caso
por el~empcuta y tener fe en su competencia y su neutralidad, hasta el punto de hemos hablado ya extensamente (véase en el capítulo 5, punto "Embrollo y padre
aceptar la penosa reconstrucción de su historia que él les hace. Con este fin, único"). Esa inlervención provocó en Lfa un cambio inmediato.
tampoco la exclusión del paciente señalado del modo antes comentad~ nos En caso de que intervenciones de ese tipo no resultaran eficaces, se podrá
parece suficiente. Es necesario también que el terapeuta logre resutwr al nuclco proseguir con una tempia individual prolongada, como aquella que describen en
familiar una imagen "reparada" de los padres, como personas que han cometido detalle Selvini Palazzoli y Viaro (1988). Una excepción como ésta a nuestra
errores, sí, pero sin darse cuenta de ello y, por añadidura, sufriendo mucho. regla no es inusual en los casos de pacientes señalados crónicos que han pasado
En el caso del adolescente con encopresis, en la primem parte de la segunda los veinte años y responden a los requisitos necesarios. En otros términos, cuanto
sesión había habido pasajes conmovedores sobre la soledad del padre en su más adulto sea el paciente señalado y cuantos más recursos personales y sociales
familia de origen y sobre su necesidad inmensa de recibir afecto del nuevo tenga más pueril resultaría para él el hecho de ser excluido y de que el tratamiento
núcleo familiar. Alejado prematuramente de su casa y puesto pupilo, aquel padre siga únicamente con los padres. Esa directiva se hace obligatoria en los casos en
había sufrido mucho. Por eso habfa cortejado y se había casado con una mujer que los padres no resulten motivados por el trabajotempéutico. Hastaahom hubo
menos instruida que él y con una posición menos desahogada, precisamente para un único caso en que, transcurridas pocas sesiones familiares, ofrecimos la
estar seguro de que se dedicaría a él por completo y que seria el ángel del hogar. tempia individual a una paciente señalada muy joven. Se trataba de una
Pero la mujer, por su lado, se habfa sustraído a sus deberes de "ama de casa", muchachita anoréxíca bulímica con dotes excepcionales, cuyos padres, quienes
refugiándose en un modesto empleo público para huir de un hombre demasmdo no estaban casados, no convivían y no nos parecían confiables para el trabajo
posesivo, que le hacía sentir su control y la humillaba con su supe':'ondad tempéutico, que con el tratamiento individual, en cambio, tuvo éxito.
cultuml. Por eso, también se había descrito a la madre en su necesidad de
autodefensa, para mostrar a los hijos la impasse de la pareja como aquello que
FAMILIAS HOSTILES Y EXPULSIVAS
era: una trampa en la que cada cónyuge, en su esfuerlO por preservarse a sí
mismo, retenía a su compañero y se retenía a sí mismo.,
Por último, queremos aclarar otro punto que considemmos importante. La
240 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA

provocación de la crisis en el paciente seftalado siempre debe ser posterior a la


16. CONSTRUCCION DE MODELOS SINCRONJCOS
atribución de responsabilidad a los padres.
En el contexto de un Centro Privado de Terapia Familiar es muy raro que se
plantee este problema. Aquellos padres que solicitan una terapia familiar,
además de no rechazar al hijo, están dispuestos, al menos en parte, a admitir que
han cometido errores. Pero en otros contextos, sobre todo en los institucionales,
donde no existe la solicitud de terapia familiar, los padres, a menudo, son hostiles
y hasta expulsivos con respecto al hijo psicótico (con excepción de los casos de
anorexia nerviosa que, incluso en los estratos populares, inducen en los padres
poderosos sentimientos de culpa). Con ese tipo de casuística, el primer paso del
proceso terapéutico consistiría en llegar a demostrar a los padres que, sin que se
hayan dado cuenta de ello, algunas de sus dificultades relacionales, tanto dentro
de la pareja como con las respectivas familias de origen, han perjudicado,
desdichadamente, el desarrollo de su hijo. Sólo si esto se logra, será posible luego
dirigirse al paciente señalado tal como antes hemos indicado. De lo contrario, LA !NCLUSION DEL TERAPEUTA EN LA IMPASSE DE LA PAREJA
cualquier intervención de exclusión efectuada frente a padres inaccesibles, que
se creen ajenos al problema y víctimas de los errores del paciente, tendría efectos
La construcción de modelos diacrónicos -es decir, de esquemas generales
catastróficos para ambas partes: respaldar el rechazo de los padres y estimular
la furia del hijo. cada vez más detallados, correspondientes al riuno histórico del proceso evolu-
tivo del juego de la familia- nos había resultado de gran ayuda para la
elabcración de hipótesis y para la coordinación de la encuesta. La necesidad de
construir modelos sincrónicos -entendiendo por esto una suerte de fotografía
instantánea del juego en marcha- apareció inmediatamente después. Esa
necesidad -es importante señalarlo-- fue surgiendo de situaciones muy dificul-
tosas en el curso de tratamientos terapéuticos. Se trataba de situaciones en las
cuales la amenaza de un fracaso urgía la exigencia de comprender qué podía estar
sucediendo. El progreso terapéutico corre parejo con el del conocimiento.
La característica sustancial de esos modelos sincrónicos fue la inclusión
necesaria del terapeuta. En efecto, nacidos de situaciones dificultosas de trata-
mientos en curso, esos modelos tendían a hacer inteligible al terapeuta todo
aquello que estaba sucediendo en las sesiones en relación con él. Esa compren-
sión permitiría inferir los fenómenos interactivos subyacentes en la impasse y
encontrar el modo de superarlo.

Daremos algunos ejemplos que aclaran el concepto. El primer ejemplo fue


también, históricamente, el primer caso en el cual logramos construir un modelo
sincrónico.
Se trata de la familia de clase media alta a la que ya nos hemos referido en
el capítulo 5. Nos encontrábamos en una fase avanzada del trabajo con los padres
solos. Estos habían efectuado ya la serie invariable de prescripciones y hacía
tiempo que, con altos y bajos, llevaban adelante la lucha contra el poder
patológico del hijo Felipe. Esa lucha, que afortunadamente fue hasta ahora el
242 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA
CONSTRUCCION DE MODELOS SINCRONICOS
243
un
. ,·co caso que se nos presentó, había dado lugar a que se registrara una rcaccltda. ón Madre
ve de Felipe. Frente al proyecto de 1os pa. dres (para sustraerse a sus crue eña-
r~o
.
: ) de cerrar la lujosa mansión donde residían, paraorgantzarseen una la
Durante toda la sesión, cada vez que el marido trdta de terciar en el discurso
casa en el campo y organizar al hijo en una penstón: Fehpe, aprov~ ~bido
de la terapeuta, su mujer, que está sentada a su lado, le coloca dulcemente una
ausencia de sus padres, había prendido fuego a la _cocma de la mandst ~~os por
hab, agado a otras habttactones, causan o mano sobre el muslo, apretándolo. Ese gesto, repetido no menos de ocho veces,
al viento, el fuego se ta prop . . Felt"pe había sido internado en el no provoca en el marido ningún efecto visible; ni lo disuade de intervenir en la
. d n'dl nes Después de este epis00IO,
ctentos e . l o . . h .tal del cual había salido prácticamente cuerdo. conversación, ni lo induce a un gesto de contrariedad.
servtcto pstqmátnco de un ospt ' . . 1 ·dad a la fábrica del
un~
. 1 nsión iba a tmbaJar cast con regu an .
Vtvfa so o en pe · '
padre y se mantemacon esa remuneracwn. a e..•.. d más ' habíaconseguidounanovm, Suspendida la sesión, el equipo se reúne para discutir. En la conducta
b na chica muy enamorada de él. redundante de cada uno de los cónyuges -se conviene- está la explicación de
., d 1
una ue tan a la sesión los trabajos de reparacion e a la impasse terapéutica. El objeto inmediato de la batalla librada entre los
Cuando los padres se presen . ' ha ue tomar una cónyuges es, aparentemente, la decisión que deben tomar con respecto a la casa
"ó h b' terminado. Ya esta avanzado el otoño y y q ya restaurada.
manst n ¿Volveravivirahíoponerenventalacasa.
a tan ? E im rtante destacar que
decisión s po ." . "ón
. edentes la terapeuta había expresado su propm optm Formularnos la hipótesis de que era la mujer quien no quería volver allí. Sin
ya en los meses prec . e estaban tan decididos a dejar de ser los embargo, se cuida muy bien de decir que ése es su parecer. Lo comunica, pero
explícitamente. St era c~:rt~e~~ y dispuestos a identificarse con el rol de invocando la opinión sagrada de la tempeuta, con lo cual mueve al marido a
enfermeros compastvos .d· .·. De lo contrario, una vez que quedarse callado, en humilde actitud de oyente. El marido es quien quiere
coterapeutas debían vender esa resi encm. h.. ue se
regresar. Sin embargo, se cuida muy bien de decir que ése es su parecer. Lo
regresaran ah'.t, ¿·dónde encontrarían coraje para dejar afuera a ese IJO q
comunica, pero invocando su (finalmente) reencontrado amor paterno por el hijo
encaprichaba en viv~ e_n :~ca:,~ del hijo ya no son tan brillantes como en la enfermo, a quien quiere volver a dar una familia y una casa.
Las noticias que os pa res . las ausencias sín El efecto combinado de las dos estrategias pone de manifiesto un juego de
sesión anterior. Es menos activo en el trdba.Jo, pro1onga
· tifí se tiene un aire sombrío. . impasse:cuanw más tú te "enarnoms" de la tempeuta (y por consiguiente adhiere
tcar ' las mteraccwnes
. . d e la ses,·ón · Esta a su posición de vender la casa), más me "enamoro" yo de Felipe (y por
JUS Veamos · se caracteriza. para rcsumu sus
d
consiguiente siento el deber de volver a darle una familia y una casa) y, a la
aspectos escncta
. 1es, por la gran repetitividad de una determinada conducta e
cada uno de los cónyuges. inversa; cuanto más tú te "enamoras" de Felipe (y por consiguiente quieres
volver a darle, en contra de su interés, una familia y una casa), más me "enamoro"
yo de la terapeuta (y por consiguiente adhiero a su opinión, según la cual
debemos deshacemos de la casa en interés de Felipe).
Padre
Al parecer, la contraposición de los "enarnommientos" mutuos (y estratégi-
cos) es un componente camcterísticarnente recurrente en las impasses de pareja.
Cada vez que habla de Felipe-y habla muchísimo- se le ilumin: el rostro
. uenen
. . • de temum intensa. Ttene palabras a.ectuosas Cuando surge un juego de esa índole, como en este caso, en la fase avanzada de
~:'bién
s OJOS una expreston h ..
para la novia de Felipe y su familia, que al parecer brindan a su . IJO ese una terapia, ésta queda entonces condenada al naufragio. Aun si el equipo llega
a perfilar en concreto el esquema sincrónico del juego, el tempeuta resulta ya
r del ue él tanto necesita. Esa actitud enternecida no carnbm m stqmera
e tm~ ~la
h de la participación de su hijo en el incendio y de la enorme suma demasiado envuelto en él para poder cambiarlo. En el caso aquí comentado, era

:~in~roaque hizo falta para reparar los daños (hechos que habitu;.l::~~h';;' evidente que el equipo no había comprendido ni ahuyentado a tiempo el peligro
que corría la terapeuta. Al apoyar el traslado de los padres y la venta de la casa
altcel:tasonpo~nq~e ese padre con anterioridad, se había expresado Siempre con uno:
. ·mientos de ternura). Aquella conducta nos sorpren ' '
como el medio más expeditivo para desalojar a Felipe y estimularlo después a su
m alejamiento del hogar, la tempeuta, sin saberlo, se había pasado a las filas de la
evidente frialdad cuando' se refería a su h..IJO. ¿De dónde venía , pues. ' ese
. arn
ferviente? mujer, que ahora la usaba en su lucha contra el marido, quien a su vez usaba al
hijo en su lucha contra la mujer.
Después de aquella dura lección nos dimos cuenta de que em necesario
construir modelos sincrónicos de la interacción existente en la sesión, para
LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA CONSTRUCCION DE MODELOS SINCRONICOS 245
244

utili7Mlos precozmente en el tratamiento terapéutico. Era evidente que esos del proceso histórico. Aparecen con claridad los poderosos vínculos que en su
esquemas, incluyendo al terapeuta, permitirían: a) observar la posición de los tiempo unían a Ema con su familia de origen, sobre todo con su vieja madre, con
distintos miembros de la familia frente a la terapia y frente a la terapeuta la consiguiente marginación de Víctor. La terapeuta tiene palabras de compren-
respectivamente; b) inferir la posición de cada uno en el juego; e) captar y aventar sión para todos, incluidos Víctor y Catalina.
incipientes estrategias peligrosas.

UNA INTI\RVENCION PARA PRESERVAR Segunda sesión. El esquema esencial de las conductas es el siguiente:
LA POSICION DEL TERAPEUTA
Padre
Trataremos ahora, aunque con un informe sumamente sintético, de explicar
cómo pudimos llevar a feliz término una terapia, precisamente porhabercaptado En actitud cauta, pero no ya hostil.
y neutralizado en la segunda sesión cuál era el peligro mayor que amenazaba a
la terapeuta. Madre
Se trata de dos padres, Víctor yEma, de clase social baja, a cuya única hija
de dieciocho años, Catalina, le han diagnosticado un trastorno autístico surgido Excitada, tensa.
durante la primera infancia. Piden ayuda porque la vigilancia y el cuidado de
Catalina son demasiado pesados para la madre, quien sólo cuenta en su domicilio Hija
con una ayuda insuficiente del personal de los servicios psiquiátricos.
No ya cata tónica ni pegada al padre. Recurre sólo dos veces al estereotipo
provocador de la escupida. En la segunda parte de la sesión camina velozmente
Primera sesión. El esquema esencial de las conductas de los cuatro partici- adelante y atrás por la habitación. Está atenta y sus respuesta' c~tán a tono con
pantes es el siguiente: las preguntas de la terapeuta.

En esta sesión la terapeuta focaliza su indagación en las relaciones de la


Padre
madre con los asistentes del servicio psiquiátrico (psicóloga y animadora' que
En actitud de recelo y autodefensa. Ve críticas en todo lo que dice la terapeuta van a domicilio). Surge una sucesión recurrente de relaciones intensas de Ema
y las rechaza agriamente. con esas asistentes, con resultados contraproducentes para el progreso de
Catalina.
Madre Durante una breve ausencia de la terapeuta, que sale de la habitación, uno de
los supervisores observa los hechos siguientes: Ema exclama con tono entusias-
Se presenta ante la terapeuta como víctima de la ineficiencia de los servicios ta: "¡Qué mujer extraordinaria!". Esa exclamación no despierta reacción alguna
psiquiátricos. visible en Víctor, que permanece callado y con la cabeza baja, mi entra' Catalina
prosigue su nervioso ir y venir. Esa observación sugiere al supervisor la
flija conveniencia de una discusión inmediata del equipo. La interacción que se pone
en marcha se esquematiza del modo siguiente. Ema ha preparado ya la estrategia
En actitud catatónica inexpresiva. Con breves intervalos se escupe la mano, habitual que utiliza en la impasse de pareja; como de costumbre, se enamorará
que luego se seca frotándola sobre el vestido. Está casi siempre con la cabeza de la terapeuta marginando a Víctor (y sin advertirlo, también a Catalina). Víctor
apoyada en las rodillas del padre. Sus contestaciones están fuera de tono con las y Catalina han simpatizado con la terapeuta y estarúm dispuestos a trdbar
preguntas. relación con ella, pero él es cauto y Catalina está tensa y nerviosa, quizá porque
sienten que aumenta el entusiasmo de Ema por la tempeuta.
La terapeuta encara la indagación por el lado de las dificultades presentes Y Atrapada al vuelo la situación creada y comprendido el riesgo en que había
246 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA CONSTflUCCION DE MODELOS SINCRONICOS 247

caído, la terapeuta se siente de pronto muy cómoda y muy decidida a encontrar Es más. Una intervención bien hecha y en una fase precoz puede ejercer en
un remedio. Al regresar a la sesión, efectúa una intervención admirable. la impasse de la pareja un poderoso efecto de ruptura. En efecto, en una
Dirigiéndose al padre y a Catalina dice, con un aire chabacano y jovial, que ya intervención de este tipo el terapeuta descubre la estrategia que uno de los
está en apuros. ¡Ni más ni menos que lo que les ocurrió a las asistentes cónyuges está preparando, poniendo en juego su pellejo (el del terapeuta),
psiquátricas que la precedieron! Siente que está m uy cerca el peligro de hacer que ¡instrumentalizándolo en conlra de su propio compañero! Es una revelación que
Ema se enamore y de enamorarse de ella. Sería un verdadero desastre, sostiene corta el aliento, que causa una intensa emoción, de manera muy distinta del o que
con energía, porque en ese caso Catalina y su padre se verían obligados a podría hacerlo una explicación académica, abs!racta, que no incluye a la persona
encontrarla odiosa... y entonces ... ¡adiós colaboración! ¿Cómo podrían colabo- del terapeuta.
rar con una terapeuta odiosa? Luego, la terapeuta se pone seria y ente-.¡ en detalles La construcción de modelos sincrónicos se une a nues1ra propuesta de pensar
acerca del pasado. Explica que aquellas personas honestas y bienintencionadas alternativamente en uno y otro sentido como camino a la complejidad (véanse
acarrearon a la familia, sin quererlo, un gran daño. Al retribuir los "enamora- las páginas 275 y siguientes). Se !rata de pensar, con un movimiento de avance
mientos" deEma, la instigaban en contra de su marido. ¿Cómo podía él resistir y retroceso, similar al de la lanzadera de un telar formando una !rama en!re la
la comparación con personas tan buenas y comprensivas? Así pues, Víctor se aplicación del modelo diacrónico a una familia de fuera y la aplicación del
volvía hostil con ellas, porque se sentía desaprobado y aislado. ¿Y Catalina? modelo sincrónico a un sistema terapéuticoaqufy ahora (que incluye a la familia
También para ella cada visita de las asistentes terminaba en desilusión y en y al terapeuta como actores, y al equipo como conceptualizador de todo aquello
rabia ... Veía que esas personas que decían venir para ayudarla a ella, se que está sucediendo). Volveremos sobre este tema en el capítulo 20.
en !retenían de buena gana charlando con la madre ...
Las reacciones inmediatas de los tres, primero de sorpresa, convergen en un
consentimiento unánime. La madre ríe, incómoda, pero asiente con la cabeza. El
marido tiene la cara de un hombre al fin rehabilitado. En cuanto a Catalina, no
sólo comprende perfectamente el discurso de la terapeuta, sino que satisface con
exactitud su pedido de decirle uno por uno los nombres de aquellas"amigas" de
la madre. Al final, la terapeuta ocupa la escena. Confirma que se encuentra en
el mismo peligro que sus colegas y le suplica a Víctor que la ayude a no
caer en él.
Esa intervención funcionó de maravilla. Se obtuvo una colaboración estable
del marido, sin que por ello se perdiera la de la mujer. El tratamiento continuó
y dio sus frutos para toda la familia.
La primera ventaja derivada del hecho de disponer de esos modelos sincró-
nicos del juego efectuado en la sesión es la siguiente: prever el triste destino que
el juego de impasse de la pareja asigna al terapeuta (si no lo adviene e interviene
lo antes posible). La segunda es la constatación de que esos juegos, considerados
esquemáticamente, no son infinitos. En efecto, en ellos cada cónyuge parece
preservar la propia supervivencia en proporción a la propia (disimulada)
oposición simétrica al otro. En consecuencia, también el terapeuta parecería
destinado a mantener con cada uno de los cónyuges una relación incompatible:
cuanto má' uno de ellos lo acepte, más el otro lo rechazará. Incompatibilidad ésta
que reduciría a cero todo efecto terapéutico.
Tener siempre presente este riesgo dentro de los esquemas de la impasse de
la pareja (sin duda repetitivos aunque exoactuados, en cada caso, con diferentes
conductas) e intervenir oportunamente para ahuyentarlo preservan mucho la
posición terapéutica del terapeuta.
AUTOTERAPIA DE LA PAREJA PARENTAL 249

17. AUTOTERAPIA DE LA PAREJA PARENTAL incluidas las del padre y la madre. Esta táctica abría la puerta a la llamada
prescripción paradójica de la conducta sintomática. Sin embargo ahora, reflexio-
nando a posteriori, podemos verificar que la maniobra de la connotación positiva
-que al principio fue concebida principalmente para defender al terapeuta,
tanto de enfrentamientos contraproducentes con las familias, como de drop-out
(tal como lo señalamos en el capítulo 1)--constituía un alivio estratégico breve.
El elogio explícito no basraba para ocultar una acusación implícita. Basta pensar
en la "estructura lógica" de nuestra paradoja como reformulación elaborada que
destaca el sacrificio del paciente señalado, quien con sus síntomas impide el
estallido de gmves problemas en la vida de los padres (a quienes, de este modo,
¡no se les daba precisamente una connotación positiva!).
En cambio, lo que no ha variado nunca en estos veinte años de investigación
sobre terapia familiar es nuestra hipótesis-guía fundamental: la conexión entre
la disfunción de las relaciones familiares y el síntoma del paciente. Dada la
LA PAREJA PASA A SER COTERAPEUTA' DE LA RESPONSABILIDAD primacía de la familia nuclear en la estructura social contemporánea, resulta
PATOGENICA A LA RESPONSABIUDAD TERAPEU11CA claro que buscar una etiología relacional de las)! amadas enfermedades mentales
significa, en primer lugar, buscar una conexión entre el tipo de trastorno de la
Las reflexiones que acabamos de exponer, acerca de la triangulación del relación de pareja y las conductas sintomáticas del hijo. Hipótesis ésta que hace
terapcura en la impasse de la pareja, nos introducen al tema -de gran imporran- concretamente imposible no involucrar y responsabilizar a los padres.
cia, tanto teórica como práctica- de la "posibilidad de curarse y de curar" de la El problema es, pues, cómo hacerlo.
pareja parental patogénica.
Nuestro método clínico actual nos permite convertir un obstáculo en un
trampolín para transformar a la pareja patogénica en una pareja tempéutica: es LA FASE DURANTE LA CUAL SE DESIGNABA "PACIENTES"
decir, en una pareja que hace curar a su hijo y que, al hacerlo, se cura as( misma A LA PARFJA PARENTAL
cambiando su modalidad relacional.
Llegamos a esa conceptualización después de haber pasado por distintas En la segunda mitad de la década de 1970, aun antes de la separación de
etapas, camcterizadas por soluciones diferentes del modo de evitar una culpabi- Selvini Palazzoli de sus ex asociados, el equipo experimentó con algunas
lización nociva de los padres. Braulio Montalvo y Jay Hale y, en un famoso familias de pacientes anoréxicas un método distinto del de la connoración
artículo de 1973, habían subrayado la dificultad, como también la necesidad, de positiva. Ese método consistía en designar"pacientes" a los padres de la paciente
no hacer sentir a los padres que se les acusa. El equipo de Paradoja y señalada y en hacerlo precisamente en aquellos casos en que, transcurridas
contraparadoja, en la primera etapa de experimentación de la terapia familiar, cuatro o cinco sesiones con la familia completa, no sólo no se perfilaban cambios
entre 1972 y 1977, había intentado de distintos modos resolver este problema satisfactorios, sino que aparecía en primer plano el malestar de una antigua
candente, puesto que los casos que nos mandaban (y nos siguen mandando) conflictualidad entre los padres, penosa para todos. En esos casos, al término de
estaban constituidos, en más del noventa por ciento, por familias con chicos o una sesión con toda la familia, el terapeuta despedía a los hijos, "quienes ya
adolescentes gravemente perturbados. habían puesto todo su empeño en ayudara sus padres", prometiéndoles compro-
meterse también él a liberarlos de una situación de infelicidad que, contra su
voluntad, se había apoderado de ellos. Pero, ¿qué fue lo que el equipo encontró
LA FASE DE LA CONNOTACION POSffiVA en las sesiones siguientes? Una pareja que permanecía impasible, comunicando
de cualquier modo, verbal y no verbal, que por generoso que fuera el empeño del
El modo más conocido fue sin duda la táctica a la que dimos el nombre de equipo, estaba condenado al fracaso. Ellos sabían muy bien que como pareja eran
connotación positiva, que consistía, no sólo en no criticar, sino también en un ca>o desesperado. Aquella actitud terminó por convencer al equipo de que
destacar el lado apreciable de las conductas de todos los miembros de la familia, estaban frente a una lógica perfecta. Los padres habían intuido que si el hijo
250 LOS JUEGOS PSICOT!COS EN LA FAMILIA

AUTOTERAPIA DE LA PAREJA PARENTAL
251

abandonaba el síntoma y su conflicto seguía inalterable, la conexión causal entre pareja parental e incitando al futuro paciente señalado en contra de
la conflictualídad conyugal y el síntoma quedaría desmentida. Por eso, preferían alguno de sus padres;
mostrarse como pareja irremediable, devolviendo al equipo la tarea que le 3. el rol activo del paciente sci!alado, estúpidamente resuelto a inmiscuirse
competía: curar a su hijo. en los problemas de los padres, con resultados perjudiciales para ellos y
La repetición de este fenómeno, incluso en terapias en las cuales el paciente pam él.
había abandonado el síntoma, había dejado muy perplejo al equipo. ¿Había
hecho un buen trabajo?' Consiguientemente, los aspectos contrapuestos de culpa/valorización son
inherentes también al hecho constituido por la participación exclusiva de los
padres en las sesiones de terapia familiar. En realidad, este hecho puede ser
LA FASE DE LA PRESCRIPCION INVARIABLE. interpretado, no sólo como aflflUación de la primacía de la pareja parental, sino
UN JUEGO DE EQUIUBRIO también como señalamiento de los "verdaderos enfermos". Por eso, en esta fase
ENTRE LA CULPABIL!ZACION Y LA VALORACION DE LOS PADRES el terapeuta utiliza la valorización de los padres como terapeutas y su alianza para
la lucha contra el poder patológico del paciente señalado, defmiendo con
Gracias a la experimentación con la prescripción invariable, hemos comen- claridad que su cumplimiento de las prescripciones y su flflUeza frente al poder
zado a encontrar una serie de estrategias útiles para compensar la inevitable patológico del hijo son indispensables para salvarlo. Pero el terapeuta, al mismo
culpabilizací6n de los padres inberente a nuestra hipótesis básica sobre las tiempo ataca a los padres, incluso con dureza, cuando descubre que persevemn
psicosis.2 En efecto, no se acusa ní excluye a los padres (como ocurre con otros en los viejos juegos patógenos, como resultará evidente en el ejemplo que sigue.
procedimieptos terapéuticos), ni tampoco se los paraliza por la severidad de los
cargos que se les imputan, sino que por el contrario se los valoriza, recuperán-
dolos para una colabomcíón activa en un proceso de cambio. En este sentido, la LA COTERAPIA EN PAREJA COMO AU1ü1TRAPIA DE LA PAREJA
designación de los padres como cotempeutas es una movida fundamental.
Ambos aspectos de eulpabilización y valorización deben ser balanceados Es un viejo dicho, tan antiguo como el mundo, que la tripulación de un barco,
mientras dure la tempia.' En la primem fase de la tempia, aquella que precede a aunque exista entre ellos el conflicto más encarnizado, se pone de acuerdo
la citación de los padres solos, el tempeuta se empeila en destacar y mostrar tres enseguida sí el barco se hunde. Pero la casuística que tratamos contrddice
aspectos decisivos del juego familiar: también los viejos dichos. Los padres de los casos graves con los cuales
trabajamos, sobre todo cuando son crónicos, casi nunca se motivan en igual
l. el modo en que, eventualmente, los padres han sido "jugados" (martipu- medida para salir del drama que los agobia. En el caso de la anorexia es
lados) por sus familias de origen, produciendo la deformación de su tradicional que sea la madre quien quiera la terapia a toda costa, por cuanto siente
personalidad. Esto se hace con el objeto de suscitar una comprensión y que es a ella a quien ataca el síntoma de la hija. Pero es en los casos de psicosis
una compasión que moderen, tanto los rencores del hijo, como los y más aun de esquizofrenia que podemos encontrarnos, con mayor frecuencia,
rencores recíprocos de la pareja; frente a una impasse de pareja que produce una actitud diferente de cada uno de
2. la instigación efectuada por miembros de las familias extensas, influyen- los cónyuges con respecto a la terapia. Poseer el ánimo necesario y conocer las
do en uno de los cónyuges o en un hijo, provocando la separación de la tácticas para ganar la colaboración de ambos y romper, por tanto, la impasse de
pareja es, por cieno, una de la tareas terapéuticas más arduas. Citaremos un caso
cuyo resultado fue conmovedor.
1 Encontramos un ejemplo típico en .. Esempio di conduzione sistemica di un' intera te:rapia Se trataba de los padres, en bastante buena situación, de un hijo único de
familiare" (Selviní, 1985). Véase la descripción de la séptima sesión. veintiséis años, Sergio, internado en múltiples ocasiones por crisis disociativa')
2
0tros.enfoques, (l()ffiO el psicoeducacional coo.las familias de esquizofrénioos, no resultan con matices delirantes y persecutorios y ya considerado crónico. Lalargacarrem
por cierto culpabilizantes. Es más, Anderson justifica toda la culpa de los padres: la esquizofrenia de enfermo mental en costosas clínica_.;; privada_') y la serie de psiquiatras,
es un trastorno biológico. El deber de los padres consiste, más bien, en asistir al enfenno para evitar
psicólogos y psicoterapeutas que se habían sucedido para aconsejar a los padres,
esos stress que facilitan las recaídas.
3
En este sentido. véase lo expuesto en .. Responsabili1.zazione: il delicato equillbrio tra no habían impedido a éstos caer en la penosísima situación de sometidos frente
imputazione e inattinenza" (Selvini, 1985. págs. 110-1 15). al hijo ahora mal acosLumbrado y con exigencias intolerables. En las primeras
252 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA

sesiones, en las cuales Sergio también había participado, ya se había puesto en 18. TERAPIA Y CAMBIO
claro que él había tomado partido por su padre y que sus crueldades, en un
noventa por ciento, estaban dirigidas a la madre, quien, ante la tolerancia del
marido para con el pobre enfermo, no sólo parecía inhibida de rebelarse, sino que
(como no es infrecuente en estos casos) realimentaba la escalada con el hijo:
"Cuanto más tú me atormentas, más soporto yo y cumplo con mi deber".
A esa trágica impasse de pareja anrbos cónyuges habían llegado a través de
una historia larga y compleja que, como siempre, se remontaba a las fanrilias
extensas. Julio, el marido, hijo de una viuda que reinaba en un inTportante
negocio, se había casado en su momento con Wanda, una muchacha bella y
trabajadora, pero salida de una fanrilia miserable. La joven esposa había
soportado las humillaciones atroces que le infligía la suegra, a quien su marido
no osaba contrariar. Después, con el tiempo y constancia, había sabido conquis-
tarse a aquella terrible mujer y luego la había cuidado y asistido hasta su muerte.
Wanda había colmado así sus aspiraciones en el negocio, donde sucedió a la EL TERAPEUTA FAMILIAR, ENTRE "CAZADOR" Y "NODRJZA"
suegra y se convirtió a su vez en reina, eclipsando al marido que se había dado
a la bebida. En consecuencia, Sergio, que de chico había considerado que su Naturalmente, la comprensión de aquello que "hace cambiar" es crucial para
madre era una víctima y había tomado partido por ella, se había vuelto celoso de la investigación en psicoterapia. En este campo, nuestro pequeño grupo ha hecho
su amor por el negocio, pasándose a las filas de su padre. Cuando avanzó nuestro reflexiones y cambios de rumbo, a menudo muy radicales, que sufren influencias
trabajo con la pareja parental exclusivanrente, comprobanros que cuanto más se recíprocas. Pensemos en el abandono de la tradicional óptica psicmmalítica y en
entusiasmaba Wanda y colaboraba y tomaba iniciativas, más torpe y taciturno se el paso al "comunicacionalismo", enfoque que desde el punto de vista de una
volvía Julio. Resultó entonces evidente que el desenmascaramiento del juego teoría del cambio demostró muy pronto toda su ingenuidad: enseñar a comunicar
actuado en las primeras sesiones no habfa modificado en absoluto la impasse correctamente parecía una práctica muy veleidosa e insustancial con respecto a
de la pareja. la complejidad de los fenómenos psicóticos, cuyo trastorno comunicativo sólo
Para salir de estas argucias (y aguijoneada por el equipo que le decía que era una de sus manifestaciones. A continuación, la teoría del cambio que sirve
también él se había enamorado de Wanda), la terapeuta tuvo que hacer cosas que de base a la óptica sistemicoholística y a los métodos paradójicos, aunque no
le costaron muchísinTo: tuvo que criticar a Wanda, monificarla, hacerla caer en siempre bien explicada, rompió radicalmente con la clásica concepción de la
sentimientos depresivos, no titubeando en hacerle ver todas esas conductas con psicoterapia como inTportante relación interpersonal que regula nuevos aprendi-
las cuales ella volvía a caer en el"vicio" de humillar a su marido. Entre tanto, le zajes cognitivos y emotivos. Negada toda afmidad entre pedagogía y psicotera-
pedía a Julio que la ayudam, que le impidiera caer, como los clientes del negocio, pia, el terapeuta asume el rol provocador de catali7""dor de cambios (Selvini,
en las seducciones de Wanda: para ayudar a su hijo ella necesitaba, sobre todo, 1985, págs. 76-78).
de él. Julio se adelantó. Fue él quien decidió los tiempos y lugares de las Según el enfoque intervencionista-paradójico, el cambio es determinado por
desapariciones. Pero la prueba de fuego fue cuando se encaró el camino a seguir la alteración de la visión que la familia tiene del mundo. Se trata de una
para la lucha contrae! poder patológico de Sergio. Julio ya no se echó atrás. Junto concepción discontinua del canrbio: el canrbio es un salto (Watzlawick y otros,
con Wanda, estuvo siempre en primera línea: juntos lucharon y juntos padecie- 1976). Esta posición representa una polémica explícita con las concepciones
ron, y padecieron mucho porque tuvieron que tomar resoluciones muy duras, continuistas y gradualistas del cambio, entendido como crecimiento personal,
puesto que Sergio, por su lado, hizo cualquier cosa para desalentarlos. Pero al toma de conciencia, aprendizaje progresivo, etcétera.
final de esa tremenda tribulación, cuyo resultado fue positivo, Julio y Wanda En términos metafóricos podríanros decir que el terapeuta paradójico es un
habían pasado a ser, y siguieron siendo, una pareja de verdad. terapeuta cazador. En efecto, equipara sus intervenciones a un arpón: "Cuando
Aquellos padres que llegan a luchar y a padecer juntos para salvar a su hijo, curamos a una familia mediante un comentario paradójico, es como si se tratara
más que en coterapeutas de ese hijo, se convienen en los agentes del cambio de de una caza de la ballena, y la ballena desaparece, pero con un arpón en el cuerpo,
su propia relación. que sigue actuando lentamente. Del mismo modo la paradoja sigue su obra en la
254 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA
TC FMPI/1, Y CAMBIO
255

familia al finalizar la tempia, pues, no ha concluido el proceso" (Selvini también por c~olucioncs graduales (por ejemplo, la alianza terapéutica con los
Palazzoli, en Sclvini, 1985, pág. 127). Las terapias paradójicas, en su sentido padres y los efectos de sus cambios en el paciente señalado).
propio, se basan en la inducción de crisis y niegan un rol del terapeuta co~o
acompañante o guía de un proceso de atención y curación (rol que lo convertma,
siempre metafóricamente, en una nodriza). Y en efecto, si nos atenemos al dato CAMBIO Y METAJUEGO
numérico de cuántas sesiones se hacían, en promedio, con cada familia, encon-
tramos que es bastante bajo y sólo llega a alrededor de tres o cuatro sesiones por . _Pard. ser cohcr?ntcs con nuc.-;tro modo de enfocar los procesos psicóticos,
familia.' Desde hace muchos años hemos advertido paulatinamente el inconve- utJhz,~r~mos tmnt)lén la metáfora del juego p.:u·a Rimboli7-ar nuestro trabajo.
niente de una actitud tan extremada con respecto a las tempias (siguiendo la Dcscn.btmos nuestra terapia como juego y por consiguiente a nosotros mismos
lógica del "todo o nada"), que toma imposible un mayor control del proceso como Jugadores.
terapéutico al correr del tiempo. La fusión entre intervenciones paradójica~ e La ret1exión, en función de juego, sobre la' movidas del terapeuta y sobre los
intervenciones prescriptivas había constituido una primera respuesta a ese cambiOs producidos mediante nuestras terapia') familiares admite una premisa
inconveniente. fundamental. Toda movida que tenga lugar en un juego de relaciones funcionales
Hoy en día creemos que la óptica paradójica ha sido excesivamente optimis- no puede nopertenecer a una u otra de las dos categorías. O es una movida para
ta, tanto en lo referente al "poder" del terapeuta y de sus mensajes, como en lo prosc~mr el juego en curso, o es una movida inicial que invita a jugar a otro juego
referente a las posibilidades autoterapéuticas de las familias. En este sentido, la 2
(movtda metajuego ). Es evidente que las movidas decisivas del tc!"dpeuta tienen
investigación actual se encamina a lognrr una nueva sfntesis entre terapeuta que pertenecer a la categoría del metajuego.
"cazador" y terapeuta "nodriza". En las primeras sesiones, aquellas a las que
asiste toda la familia, prevalece, sin duda, la dinámica de la inqucción de crisis
(caza). Posteriormente, al asignar a los padres el papel decoterapcuws y con las EL PRINCIPIO DE COMPETENCIA INDIVIDUAL
primeras prescripciones, se establece una alianz_a terapéutica a mediano pla:o
(crianza). Las reacciones de todosantecsa alianz_a y ame las prescnpc1onesdaran El nivel elemental de las movidas terapéuticas métajuego consiste en el
informaciones fácticas útiles para reiniciar la "caz_a" de la impasse de la pareJa hecho de que el terapeuta asume una actitud básica que contrasta con una
y del juego familiar. Esta nueva inducción de crisis no debe hacer mella, sin creencia fundamental de la familia: la de que el hijo paciente sefialado es un
embargo, en la alianza tempéutica en curso. enfermo. El terapeuta es coherente con lo que Viaro y Lconardi (1986) han
El problema de fondo del proceso terapéutico está dado por la competencia defm1do como principio de competencia. Por esta definición se entiende la
del equipo para evitar una interrupción dema~iado precoz de su interacción con negativa a considerare! síntoma como "expresión de enfermedad": "El tempeuta
la familia. Y esto, no sólo por el abandono resuelto por la familia, sino también asume que cualqmer conducw es 'comprensible' desde el punto de vista intemc-
por una decisión apresurada del equipo de darla por terminada, tal como era tlvo, sobre la base de un conocimiento suficiente del contexto en el cual el
característico en las tempias paradójicas. Al mismo tiempo, el equipo tempéu- síntoma se ha producido. Frente a conducu¡s que parecen incomprensibles, hay
tico debe ser capaz de diagnosticar oportunamente su eventual absorción en el una sola mamobra coherente con esa aceptación: profundi?_ar la indagación del
mantenimiento de un juego familiar disfuncional, escapando al peligro gravísi- contexto interactivo" (pág. 16).
mo de perseverar "estúpidamente" en la dirección errada. Más adelante volve- Por ejemplo, si el paciente señalado no habla, el terapeuw comentará que se
remos sobre este tema más en detalle. Ahora sólo queremos mostrar que nuestra trata de una libre decisión que él respetará. En cambio, sí el paciente señalado
concepción actual del cambio terapéutico es la de un proceso complejo, que no delim, el terapeuw podrá quitarle la palabra abrupwmcnte, afínnando que el
sólo está expuesto a verdaderos saltos (la inducción de crisis), sino que pasa tiempo de la sesión es valioso y no admite divagaciones, o bien, si hacapwdo el
significado, explicará la lógica oculta de ese discurso en apariencia insensato.
Pero más allá de los intercambios específicos dumnte la sesión, el tempeuta
1
Este dato es del equipo de Paradoja y conJraparadoja, confinnado por muchos seguidores.
2
En efecto, tanto en la experiencia del Centro Psiquiátrico de Corsico {Matteo Selvini), como en la Esta claridad es propia de los juegos funcionales. En los juegos psicótícos muchRs conductas
del consultorio profesional privado de Stefano Cirillo y Anna Maria Sorrcntino hemos encontrado resulwn desconcertante.~. porcuant() se podría considerar que pertenecen a ambas categorías: la del
una media de sesiones como la citada. metajuego y la de continuación del juego.
256 LOS JUEGOS PSICOliCOS EN LA FAMILIA
TERAPIA Y CAMBIO
257
tratará siempre de demostrar que las conductas del paciente señalado son
ese artículo, la psicosis de un hijo es alimentada por su furia oculta y confusa
voluntarias y comprensibles.
contra un hermano o hermana que en apariencia lo quiere ayudar de cualquier
modo, pero que sin darse cuenta lo instrumcntaliza pam mantener y fortalecersu
LA MOVIDA DE SOUC!TAR UNA TERAPIA FAMIUAR
propia posición de prestigio en la familia, que pasa por encima de la jerarquía de
uno de los padres, o de ambos. Sin emhargo, el paciente señalado estará dispuesto
a morir con tal de no concederle a ese hermano o hermana el enésimo triunfo, es
Fuera de este principio básico, el nivel sucesivo de movidas terapéuticas
decir el mérito de su propia curación, lograda gracia~ a la terapia familiar de la
metajuego atañe a las primeras decisiones esenciales del equipo terapéutico a la
que ese herrilano"' hermana es promotor. Por ese motivo, continuar con esa
luz de la ficha telefónica, es decir, aquellas que se refieren a "hacer o no hacer terapia familiar seria un error irreparable.
esta terapia familiar" y "a quién invitar a las sesiones". Para responder a estos
interrogantes tenemos que disponer de un bosquejo inicial para la construcción
de modelos (sincrónicos) del juego terapéutico con esa determinada familia y JUEGO TERAPEUTICO E IMPASSE DE PARPJA
prever, por consiguiente, si nuestras respuestas serán movidas metajuego o
~urante el juego- con respecto a eventuales modelos históricos dísfunciona-
Con mayor frecuencia, en distintas fases de los procesos familiares psicóti-
les: ¿introduce el juego del terapeuta alguna novedad, alguna transformación en cos, una movida de metajuego que afecta la impasse de la pareja parental resulta
el juego familiar? o ¿llega a ser absorbido por él, produciendo una simple decisiva para la evolución de un juego disfuncional. En esos casos, cuando la
variante formal o cuantitativa dentro de un esquema repetitivo? movida de la solicitud de terapia familiar es jugada por uno de los cónyuges
De ahí deriva la necesidad de una elaboración precoz de hipótesis sobre el contra el otro, existe un alto riesgo de que la terapiaentreen un callejón sin salida.
juego familiar, y también la importancia de hacer una evaluación inmediata de
Son típicas aquellas situaciones en las cuales la impasse de la pareja pasa también
los efectos (realimentaciones) de nuestra encuesta a la familia. En la etapa del por la adjudicación de roles opuestos de la llamada responsabilidad o irrespon-
holismo sistémico teníamos una concepción muy ingenua de la "familia que sabilidad. El cónyuge "responsable" pide la terapia familiar como parte de su
solicita una terapia", como si la familia fuese una "persona", es decir una entidad esquema habitual de persecución y culpabilización del otro, al que considera
única e indivisible. En la actualidad nos parece probable que el pedido de terapia
"irresponsable" porque está ausente, es débil, egoísta, incapaz, carente de
familiar parta de uno solo de los miembros de la familia, quien arrastra a todos sentido de la familia, superficial, etcétera. En este caso, aceptar que la terapia siga
los demás, siguiendo una estrategia suya que hay que evaluar muy atentamente.
sin haber preguntado las razones del juego que se expresa una vez más en el
Ese pedido puede ser, por ejemplo, una movida que apunte a fortalecer una
pedido de terapia, es exponerse a un fracaso seguro: en efecto, el terapeuta será
posición de liderazgo, o bien, una movida que tienda implícitamente a acusar a
absorbido por el juego de pareja como aliado implícito del padre "responsable",
otros miembros de la familia, subrayando sus negligencias u otras culpas con mientras que el padre "irresponsable" saboteará la terapia (por lo general,
respecto al paciente. En otros casos, la solicitud puede ser el producto de una
utilizando su acostumbrada y poderosísima arma de la resistencia pasiva).
negociación interna de la pareja parental que, exhausta por las provocaciones del
paciente y por su propia conflictualidad, busque un árbitro. Puede suceder
también que los padres hayan encontrado cierta coincidencia de intenciones en LA SERIE INV AIUAUI.E DE PRKSCRIPC!ONES
la estrategia de retener a un hijo que se está independizando, responsabilizándolo
por la "enfermedad" de su hermano.
El segundo nivel de las movidas meh1juego lo constituyen las prescripciones.
No es nuestro propósito enumerar todas las configuraciones interactivas que
Incluso más allá de la fase inicial de la consulta, el equipo debe estar en
pueden llevar a un pedido de terapia familiar. Sólo queremos mostrar que la
condiciones de registrar atentamente los efectos del juego de la tempia en la
formulación de hipótesis como las que hemos mencionado antespcrrniteesbozar
impasse de la pareja y en todo el conjunto del juego familiar. Desde que
un primer modelo sincrónico del juego familiar en curso a partir de la solicitud
inventamos y aplicamos de manera sistemática la serie invariable de prescripcio-
de terapia. En nuestra investigación, al examinar retrospectivamente los casos nes nos hemos preguntado de qué modo podía producir esos cambios que a
tratados, hemos individuado algunas situaciones-trampa típicas. Unade las más
menudo observábamos. Como ocurre siempre que no se posee o no se aplica el
simbólicas fue descrita en el artículo sobre el hermano prestigioso que pide la "código" justo pam descifrar un cripto&rrama, nos perdimos en los enredos de la
terapia (Selvini Palazzoli, 1985b). En juegos de familia como los analizados en
complicación, de la sumatoria. Tal como le sucedió a Kcplcr, a quien le tocó
258 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA

TERAPIA Y CAMBIO
llenar casi mil páginas de números para calcular la órbita de Marte porque usaba 259
el código de Tolomeo de las "esferas celestes". Cuando más adelante usó su miento de la posibilidad de sentirse bien juntos. O si serán la enésimad ·1 ·ó
un nt~a aro .'CIOSO para una pareja que en verdad no consigue entenderse. La
audaz intuición de que las órbitas er.m elípticas, la calculó en pocas páginas. Al . J' 'f' · CSI USI O,

reflexionar acerca de la prescripción invariable en función de juego, también prescnpC!ón mvanable prefigura un juego de relaciones muy distante de aquel
nosotros creemos poder dar respuestas suficientemente simples y convincentes. que está en marcha en las fam1has con un hijo psicótico. Baste pensar en la
En la fase inicial del tratamiento el terapeuta, en un par de sesiones, ha separación de los hiJOS de las problemáticas de pareja de los padres y en la movida
verificado ya la motivación y la disposición de los padres y ha trabajado para metaJuego fundamental de la exclusión de los abuelos, y luego de Jos hijos, en
provocarla y refof7.arla. Consecuentemente, los padres bao aceptado ya una las pnmeras seswnes de consulta. Una terapia familiar prolongada con las dos
posición complementaria y subordinada en la relación con el equipo terapéutico. g~neraewnes presentes en la sesión sólo podría avalar y fortalecer esa intromi-
El equipo, apoyándose en su posición de reconocida superioridad, al ordenarles SIOn. que creemos determinante para la génesis de los procesos psicóticos
farmhares.
el pacto secreto hace una movida de metajuego que invita a los miembros de la
pareja a jugar un juego nuevo entre ellos dos y entre ellos dos y todos los demás. Se podrá comprender, pues, por qué muchos padres se alarman y se
Entre ellos dos, en el sentido de que aceptan entre ellos una posición endurecen ante la sola perspectiva de la prescripción. Durante muchos anos esto
igualitaria y no competitiva; en el sentido de que aceptan entre ellos una nos asombró. ¿Cómo es posible, nos repetíamos, tanta desproporción? ¿Por qué,
complicidad total que, al delimitarlos como pareja, los separa de todos los frente al drama de un hiJO arrumado e insoportable, a menudo se rehúsan a
demás. rcahzar actos tan pequeños, tan insignificantes? Pero ellos perciben la prescrip-
Entre ellos dos y los demás, en el sentido de que aceptan estar marcados en CIÓn como s1 fuera un tomado que mnena1~1 de manera imprevisible el compli-
el mctasistcma terapéutico, como aliados del terapeuta, como separados de todos cado eqmhbno de sus relaciones.
los otros miembros de la familia, tanto de la primera como de la tercera
generación. Así pues, la superioridad del terapeuta, que ellos reconocen, pasa a
ser la matriz de su autonomía con respecto a los demás, porque excluye a los LA REVELAC!ON DE LOS JUEGos· ENCUBIERTOS
demás de su participación directa en el sistema terapéutico y porque proporciona
al sistema terapéutico informaciones sobre los demás por medio de las anotacio- Hasta ahom hemos examinado dos niveles de la estmtegia terapéutica:
nes en las libreta' entregadas al terapeuta.
Cuando el terapeuta ordena a los padres (después de que éstos han demos- l. el terapeuta evita ser absorbido por el juego familiar y contribuir así a
trado que aceptan realmente y que han jugado realmente el juego consiguiente reforzar las modalidades disfuneionales y repetitivas que locaracterizaw
al pacto y al respeto del secreto) la segunda de la serie invariable de prescripcio- 2. el terapeuta utili?.a su influencia para invitar a la familia, por medio d;
nes, la de las desapariciones nocturnas, el terapeuta no cambia el juego. Prosigue prescnpciOnes, a jugar a un juego distinto.
el juego ya iniciado (durante-el-juego) y lo refuerza. En efecto, prescribe a los
padres otra movida que no afecta ya su relación con él, ni tampoco la relación Con frec~encia hemos comprobado que estos dos niveles no son suficientes
entre ellos dos, que han sido definidas mediante la movida mctajuego de la sesión para productr cambíos efectivos: sobre C'\tas únicas bases la intervención
¡mterior. Refuerza únicamente la marcación de la relación entre ellos dos y todos terapéutica no es bastante específica todavía. Creemos csenci~l poder acceder a
los demás. Al apoderarse, sin previo aviso y sin dar explicaciones a nadie, de un un tercer nivel metajuego de estrategia terapéutica: el de la revelación del juego.
espacio-tiempo para ellos solos, los padres aíirman su independencia con Nos basamos en la hipótesis fundamental de que la característica esencial de los
respecto a los miembros de la primera y la tercera generación. juegos psicóticos está dada por su cobertura (véase cap. 19). Esa característica
Claro está que al igual que todas las prescripciones U!mpoco ésta puede se. ~amf1esta en su forma más extrema en la relación entre los padres del
determinar causa/mente un cambio de juego por el solo hecho de ser ordenada PSICOtlco: los protagonistas de la impasse de pareja se pueden presentar como
(o hasta cumplida desde el punto de vista formal). La prescripción se limita a una pareJa perfecta, o también chocar cruelmente, pero en ningún caso se
brindar la ocasión de experimentar un cambio: invita a jugar a otro juego. Pero expondrán frente al otro (y quizá ni siquiera frente a ellos mismos) explicando
es totalmente imposible prever si la nueva expcrienda permítida por la prescrip- las verdaderas razones de su sufrimiento. Cada uno de ellos se preocupa, más que
ción hará "saltar la chispa" de la transformación de las relaciones. Cabe nada, de salvarse a sí mismo y piensa que sólo podrá hacerlo ocultándose y
preguntarse, por ejemplo. si esas cenas en el restaurante .scnín un redcscubri- Ulll!zando táct1cas mdtrcct.as. Ambos han perdido la cspcran;.r,.a de ptxler confiar~
se, abrirse al otro y ser comprendídos.
260 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA

Confiamos (has la prueba en contrario) en los poderes terapéuticos de las 19. LA BARRERA INFRANQUEABLE DE LA IMPASSE DE LA PAREJA
reuniones familiares en las cuales se "muestran las canas" provocando una
excitación total y un saludable abandono de negaciones, ocultaciones, desplaza-
mientos, etcétera.
Nuestro esfuef7.o teórico por perfeccionar modelos cada vez más minuciosos
de los distintos tipos de procesos que llevan a las diferentes formas de psicosis
corre parejo con la comprobación de la eficacia terapéutica de esos modelos para
"adivinar" y desenmascarar los enredos de los juegos psicóticos.
Las intervenciones para el esclarecimiento del juego se pueden ver como
provocaciones explícitaS y directas. Sin embargo, considerarnos que sólo un
grado suficiente de "aproximación a la verdad" puede conferir eficacia a esas
intervenciones (Spced, 1984).
En el pasado hemos caído en el error de pensar que la provocación y la
sorpresa eran en sí y de por sí herramientaS esenciales de la terapia. Una
intervención da exaclamente en el blanco y trastorna al mismo tiempo emocio- MAS ALLA DEL CONI-LICI'O MANIHESTO
nes y cogniciones de los distintos familiares cuando revela algo que uno de ellos
trataba de ocullar, sea a sí mismo (falsa conciencia) o a los demás. En este caso Ese fenómeno al que hemos dado el nombre de "impasse de pareja", es decir,
los efectos provocantes y sorprendentes son sumamente específicos, irrepetibles la modalidad de la relación de aquellos padres que nos solicitan ayuda a causa
por otros medios. Las reacciones de sorpresa de la familia son pues una señal de un hijo con graves trastornos es, sin duda, el núcleo re.sistente, el pasaje
interesante, nos indican que es probable que estemos en el buen camino. Sin obligado más arduo de toda nuestra investigación clínica. Y sin embargo, cuanto
embargo, es cierto que no es ése un fin en sí a perseguir. más perfeccionarnos, con la guía de nuestro modelo, las estrategias de encuesla
En esta etapa de nuestra investigación, tal corno hemos señalado antes, y más multiplicarnos las experimentaciones terapéuticas, más tropezamos con
estamos abandonando el espíritu de lucha con las familias. En la etapa paradójica esta barrera que estarnos convencidos de poder franquear. Precisamente porque
y por mucho tiempo larnbién en la prescriptiva, nuestra relación con los clientes pensamos que lo esencial, la matriz de aquello que estamos buscando, está del
era demasiado tecnicista: paradojas y prescripciones funcionaban como separa- otro lado de esa barrera. Por eso, a menos que logremos descifrarlo para
dores emotivos, eran jugadas de un juego intelectual. No nos sentíamos cerca de cambiarlo, nunca haremos un buen trabajo. Somos conscientes de haber com-
la familia, no decíamos lo que pensábamos. Nos sentfamos unidos únicamente prendido poco de todo esto y é&J deberá ser en el futuro nuestra tarea principal.
al equipo y protagonistaS de una lucha con la familia, aunque fuese para preslarle De todos modos, expondremos aquí lo poco que hemos podido descifrar. El
\
ayuda. primer paso consiste, a nuestro juicio, en distinguir la impasse de pareja del
En nuestra opinión, la tentativa actual de construir una tipificación de los conflicto de pareja. La impasse es oculta, mientras que el conflicto es lo que se
modelos de procesos psicóticos nos permite acercarnos a las familia~ con un muestra, es manifiesto. O más exac~trncnte, el conflicto manifiesto de la pareja
espíritu cada vez menos arrogante y más colaborador. Este cambio tiene efectos parental se utili71l para ocullar el apremio de los sufrimientos auténticos,
muy interesantes: las revelaciones del terapeuta no suenan tanto a acusaciones. dándoles al mismo tiempo un desahogo indirecto. Muchas veces en el pasado,
Su mensaje termina por tener este tono: "Les ba sucedido a ustedes algo al llegar al conllicto manifiesto de los padres de hijos esquizofrénicos nos
desafortunado que hubiera podido ocurrirlea cualquiera en su situación, incluso deteníamos, creyendo que ya conocíamos todo, sin damos cuenta de que el
a rnf'. El clima colaborador favorece una mayor capacidad de la familia para conflicto manifiesto ocultaba algo que estaba detrás y que abría la puer~1 a las
escuchar y, recíprocamente, permite al terapeuta escuchar, no sólo con la cabe71l, recaídas. Pero si nosotros no lo comprendíamos, mucho menos lo comprendía la
sino también con el corazón. Le permite también pedir ayuda a la familia para pareja que desde hacía años padecía y se irritaba, atrapada y confundida en el
que lo ayude a comprender. enredo entre "manifiesto" y "oculto". 1
La vivencia del terapeuta de eslar buscando una respuesla junto con la
familia, el total abandono de su reticencia, transforman totalmente la disposición
emotiva. 1 No creemos que un juego <~hicrto, aunque duramente conflictual, en el cual los padres son
262 LOS JUEGOS FSICOTICOS EN LA FAMILIA LA BARRERA INFRANQUEABLE DE LA IMPASSE DE LA PAREJA
263

Trataremos de dcfmir, del modo menos ingrato posible, cómo hemos llegado blede la madre con las cosas de la casa, tmtándola de algún modocomo"sirvicnta
en estos últimos tiempos a imaginarnos este enredo. incumplidom", su conducta patológica iba demasiado lejos por acusaciones tan
El eje sustancial de la impasse de pareja es el miedo enonne que un cónyuge pequeñas. ¿Por qué diablos ensuciaba a diario con excrementos las toallas y las
siente del otro cónynge, miedo que no manifiesta ni admite (por motivos que paredes del baño, obligando a su madre a la humillante tarea de limpiar todo? ¡A
desconocemos, quúá por temor de "caer en sus manos", terror de que el otro se una empleada doméstica negligente no se le da ese tratamiento!
aproveche, incapacidad de confesar este miedo ni siquiem a sí mismo). Es más, En las sesiones en que habíamos trabajado con toda la familia nos había
oculta su miedo tras un problema-pantalla del que en cambio habla hasta asombrado el apasionamiento erótico con que madre e hijo discutían. Nos
demasiado, atormentando a su compañero. Pero el compañero intuye ese miedo parecía muy probable que el hijo se hubiese identificado con el padre, no sólo en
y se pone en guardia,no hablándole del asunto. De todos modos, lo utiliza y hace lo referente al conflicto manifiesto, sino también a los miedos ocultos y
de él su punto fuerte. En efecto, se conduce como si creyese que el problema- profundos de infidelidad que envenenaban la vida conyugal de su padre. Miedos
pantalla es el verdadero y se obstina en eso y aprovecha para estimular de los que el hijo, con sus sórdidas ha1.añas se había autodesignado vengador. En
incesantemente el miedo oculto del otro. Lo que le impulsa a actuar de este modo !acuarta sesión, ausentes ya los hijos,la tempeuk1 tenía preparado su programa:
es el hecho de que también él es víctima de algún miedo, tal vez en otro aspecto. pediría respetuosamente que levantaran la barrera de laimpassedela pareja. "He
Un caso típico es el del marido que se cuida de ocultar su propio miedo de la pensado mucho -<lijo con tono empático y dirigiéndose al marido-- en todo lo
traición de la mujer. Esta, atormentada a su vez por el temor de no g071lr de la que hemos indagado y discutido en las sesiones pasadas con respecto al problema
estima ni del afecto del marido, se tranquiliza en parte por el miedo de él y por de ustedes. He pensado mucho y ahora creo, y lo creo realmente, ingeniero, que
c_.;;o lo fomenta continumnente.2 el problema del cual hemos hablado la vez pasa<la no es el verdadero. Creo que
El paralelismo y la complementariedad de los miedos recíprocos podrían el problema es otro ... creo que se trata de un temor, un gran temor, wn grande que
explicar el equilibrio persistente en la impasse.' Intentaremos explicarlo con un ni siquiem usted mismo se lo confiesa, de que su mujer pueda serie infiel... no
ejemplo clínico ya citado en el capítulo 15. Una pareja parental pide ayuda por sé ... que en esa oficina haya algo, alguno que la atrae y la satisface más que
un muchacho de quince años con encopresis crónica y conducws maníacas. En usted ... no emplearía la palabra celoso, sería trivial ... pienso en algo más
la primera sesión aparece el conflicto manifiesto siguiente: Al marido, que profundo ... mucho más profundo ... y pienso también que usted, señora, percibe,
deseaba formar una twilía en la cual la esposa fuese el "ángel del hogar", la ve este temor y se aferm a él como a una seguridad ... unacertezade amor... y que
mujer le había opuesto y le oponía su intenso apego al cmpko que, sin embargo, por eso no hace nada para eliminarlo; al contrario, instintivamente lo fomenta y
durante el noviazgo le había prometido abandonar en cuanto naciese el primer no sólo en lo que se refiere a la oficina ... Pero alguien más siente este miedo,
niño. Según él, como reacción al incumplimiento de la promesa de ella, la transmitido por su padre ... y que lo exoactúa... es Marcelo ... es él quien le llena
perseguía con reproches obsesivos por el funcionamiento de la casa, el desorden, de mierda las paredes ... como para gritarle: jmaldita puta!"
los botones faltantes en la~ camisas, atribuyéndolo al poco tiempo que ella Qué sucedió, qué efecto produjo en aquellos cónyuges esa amarga declara-
dedicaba a las tarc.as domésticas. También en este caso, como de costumbre, la ción de la tempcuta, lo veríamos después en la filmación. Fue una sucesión de
conducta sintomática del paciente señalado fue la que nos sugirió que el semblantes aterrorizados primero y conmovidos luego, de admisiones reticentes
verdadero problema eswba en otro lado. Aunque el hijo, en la primera y segunda al principio y después, poco a poco, cada vez más completas, hasta llegar a una
sesión, despotricase como personero del padre, criticando la negligencia culpa- confirmación total sin sombras de duda.
Para que el lector pueda comprender hasta qué punto están cargadas de
significado y de pasión esas situaciones que se revelan en los momentos agudos
capaces de exponer su propia debilidad, capaces de "dejarse caer en manos del otro" expresando
de nuestro trabajo, agregamos la transcripción del último trozo del acta de esa
deseos y miedos, pueda ser para los hijos causa de confusión y psicosis.
2 Es verdad que no podernos saber tl.láles SOJllos niveles de conciencia de esas organizaci(mes sesión.
intcrac1ivas. Pero cuando las hemos comprendido y expuesto a la pareja, a menudo hemos tenido Confirmada por los cónyuges la hipótesis de la terapeuta, ésta salió un
la sensación de provocar reacciones de emoción y estupor, no tanto por la revelación en sí como momento de la habitación para escuchar la impresión de sus colegas. Pero
por d hecho de haber logrado dciófrar!as, cuando regresó para despodirse encontró, como si se la hubiesen puesto ante sus
3
Existe además un tipo de pareja, natnralmentc de padres de hijos con tras tomos graves, que
ojos, la prueba irrefutable que le faltaba.
no recurre al conflicto manifiesto como pantalla de la impasse, Por el contrario, muestra con
terquedad una fachada de annonía perfetta, En estos casos, la c•rnpresa terapéutica de trasponer la
barrera de la impas.o,'e es más 11rdua aun. Mujer (mirando a la terapeuta a los ojos, con un rostro tenso): Usted,

264 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA
LA BARRERA INFRANQUEABLE DE LA IMPASSE DE LA PAREJA
265
doctora, lo ha preocupado mucho a mi mru·ido diciéndole que fuera de casa
pueden existir peligros ... cosas ... Llegamos a esta situación, por ejemplo, con estupendos efectos terapéuticos
Terapeuta: Su fu~rza provocadora ha consistido siempre en hacer sentir: en el caso de la familia de Catalina, expuesto en deU~lle en el capítulo 16. La
fuera de aquí me excito, con ustedes, en cambio ... Es un mensaje pesado. confianza total de los cónyuges, que la terapeuta se había ganado con justo
Marido: A menudo, he sentido que ella no me correspondía en nuestras derecho, fue premiada con un descubnmiCnto extraordinario. El equipo __
relaciones sexuales. Mis requerimientos no han sido satisfechos, incluso durante tomando como punto de partida los reiterados "enamoramientos" que Ema, la
un largo tiempo. madre de Catalina, había exhibido con respocto a la psicóloga y a las animadoras
Terapeuta: Quería hacerle pensar que quizás había otro que ... que se ocupaban de la hija (una psicótica grave desde la primera infancia)~ hizo
Mujer:¡ Me causa placer que él sospeche! ¡Es cierto! Lo lamento, pero es mi la hipótesis siguiente: ¿Era posible que esos "enamoramientos" de Ema por las
manera de ser. muJeres constituyeran la amenaza con que Ema mantenía constantemente al
Terapeuta (al marido): ¡Está todo preparado para tenerlo a usted en vilo! marido (un abandónico) en una angustiosa situación de alarma? En este caso, tan
¡Quien realmente tiene algo no provoca, se queda calladito! ¡Nos volveremos a grave, la esencia de la impasse de la pareja nos parecía más tortuosa todavía que
ver dentro de seis semanas! en el caso antes descrito. Aquí no hab(a un miedo primario. Ht:-\bía, más bien, un
deseo. Pero tan enorme, tan intenso, que llevaba implícito, por su misma
Con ese cierre había resultado cierto que la barrera de la impasse de pareja arrogancia, el terror de la desesperación: la desesperación de no ser nunca
satisfecho.
se había levantado ... al puntoquecl marido había podido mostrarse antes u mujer
tan aterrado (en el intervalo en que ambos se habían quedado solos fumando en El deseo de Víctor, el marido de Ema, era poder recibir de ella una ternura
el descanso de la escalera) que le había hecho saber su necesidad de conocer lo entusiasta. Esa ternura que él advertía, espiándola, en su mirada y en sus gestos
que la terapeuta pensaba personalmente (de la posible infidelidad de su mujer) .. . cada vez que aparecían las mujeres. Y sin embargo fue precisamente a una mujer,
y que la mujer había captado esa necesidad, pidiendo la opinión de la terapeuta .. . la terapeurn --que le había suplicado a él, en su momento, protegerla de los
y que la terapeuta lo había captado al vuelo, desalentando con humorismo y enamoramientos de su mujer y que había osado al comienzo de esa última sesión
seguridad el miedo tremendo de ese hombre: "Está todo preparado para tenerlo exponerles una hipótesis tan ofensiva (de infidelidades homosexuales, aun
a usted en vilo" es un juego pesado, pero no es más que un juego. cuando la terapeutajamá"> pronunció esa palabra)-~, a quien Víctor, dulcemente
y en su atractiva habla toscana, le permitió franquear la barrera de la impasse de
la pareja: "Es exack1mentc como usted dice, doctora ... yo siempre estoy aterra-
LA FE EN EL TERAPEUTA PUEDE HACER QUE SE LEVANTE do ... por eso me agrada que Emaesté encerrada en casa con Catalina ... sí, es como
LA BARRERA DE LA IMPASSE usted dijo ... cuando Ema está con mujeres siempre hay algo que está de más... ".
Después de esto, Ema tom6 la iniciativa. Contó que su madre siempre la
Hace poco tiempo que hemos aprendido a colocarnos delante de la barrera había descalificado, poniéndole siempre por delante las cualidades de la herma-
baja con decisión, pero también con respeto. Sabemos que debemos apelar a na mayor. Y sin embargo, cosa extraña, su madre siempre había estado celosí-
todos nuestros recursos para inducir a los padres a levantarla. Antes de disponer- sima de sus amigas. No quería que estuviese con cUas y cuando iban a su ca$a
nos a hacerlo, tenemos que haber superado otras pruebas. Una de ellas es impedir llegaba al punto de maltratarlas. Hasta se ponía furiosa. Quizás esos celos fueron
muy prematuramente el hecho de que la habitual posición antitética de los para Ema el único signo del carifio que su madre sentía por ella.
cónyuges frente a la terapia y al tempeuta coloque a este último en una posición
insostenible. La segunda es poner en juego todos los medios -ser partícipes
honestos, modestos y al mismo tiempo seguros de nosotros mismos- para
conquistamos la confianza de ambos. Tenemos la impresión de que, si cada uno
de ellos llega a confiar realmente en el terapeuta, podrá confiar también en el
compañero. Sólo entonces, con naturalidad y creando en la sesión un clima
amistoso y distendido, podrán salir a la luz cosas increíbles. El tempeuta podrá
formular explícitamente las hipótesis, será posible admitirlas y se podrá hablar
de ellas.

Quinta parte

MAS ALLA DEL MODELO SISTEMICO


20. LA ADQUISICION DEL PENSAMIENTO MULTIDIMENSIONAL

En realidad, nociones como sistema. ciber-


nética; información. que me permitían dejar
atrás el viejo modo de pensar, implicaban una
nueva simplificación cuya profundidad no ad-
vertí en un principio( ... ). Era necesario no dejar-
se encerrar en nociones que, liberadoras en la
fase de desestructuració.n, se !ransfonnaban en
prisiones en la fase de reestructuración. Era ne-
cesario comprender que el peligro reside preci-
samente en aquello que aporta una liberación
temporaria. Era necesario comprender que ese
mismo movimiento que me había hecho pasar
por nociones como sistema, cibernética, infor-
mación, me imponía superarlas.
(Morin, 1977, pág. 385)

EN BUSCA DE UNA LEG11TMAC!ON EPISTEMOLOGICA

El problema serio que enfreniamos en la actualidad es dejar atrás el modelo


sistémico para aprender a pensar cada vez más de manera multidimensional.
Pero es una Iarea sumamente dura que nos angustia desde hace años.
Ya en J972, cuando quisimos volver la espalda al modo de pensar psicoa-
nalítico para aprender a pensar de modo sistémico, tuvimos que apelar a recursos
(que Ianto escandalizaron a personas bienintencionadas que no capiaron la
legitimidad de nuestro esfuerzo por liberamos del reduccionismo causal) para
aprender a desplazar nuestra atención de las causas de un fenómeno a sus efectos
pragmáticos. Nos obligamos a pensar (y así lo dijimos) que ningún fulano, en la
sesión, estaba deprimido, sino que parecía esiarlo con el fin de obligarnos a
270 LOS JUEGOS PSfCOT!COS fN LA FAMILIA
lA ADQUISICION DEL PENSAMIENTO MULTIDIMENSIONAL
271
concentrar nucstm atención en los efectos que esa apariencia deprimida tenía en
los demás, omitiendo interesamos por las rdZones de esa depresión. Ese cambio ayuda. Pero de un modo para nosotros insólito, e;-pecial, se podría decir que a
radical, aparentemente cínico, fue, al menos para nosotros, un pasoobhgado para posteriori. Trataremos de explicarlo.
condicionamos a observar los efectos pragmáticos de las conductas, por eJem- En la época en que leíamos y releíamos al Ba!eson de los ensayos sueltos
plo, el efecto que produce en los demás el malhumor de uno de los miembros de compilados después en Hacia una ecologfa de la mente (1972), nuestra necesi:
un grupo. Es posible que otros puedan lograr, sm tener que apelar a esos recursos, dad era otra. Frenle a la novedad de la óptica adoptada, nos esforzábamos por
un cambio radical de su modo de pensar, pasando con desenvoltura de la comprender a ese autor difícil, incluso con la esperanza de transmitir ese modo
revelación de las causas de una determinada conducta a la observación de sus de pensar en nuestro trabajo clínico.
efectos pragmáticos. Para nosotros la cosa fue difícil y no estuvo exenta de Pero el encuentro con Morin tuvo lugar en un momento diferente y sin reflejo
consecuencias indeseables (cierta indiferencia emotiva). Sin embargo, su lado alguno en nuestra labor lerapéutica. Hacía tiempo ya que habíamos perfeccio-
positivo fue importante puesto que ese cmnbio radical del foco de observación nado el método basado en la serie invariable de prescripciones, que nos había
de las causas a los efectos nos condujo al concepto pragmático de mtercambto sido sugerido por exigencias puramente clínicas. Sin embargo, los casos así
activo (según el cual el fulano que mostraba malhumor esperaba ejercer algún tratados había modificado progresivamente y ampliado nuestros conocimientos.
efecto en los demás). Habían surgido observaciones originales: fenómenos recurren les que se habían
Con todo, después de algunos años nos dimos cuenta de que habíamos salido hecho previsibles podían ahora ser categorizados. Así fue que "el método" de
de Guatemala para entrdf en Gualepeor. Es decir, del rcduccionismo p~icoana­ Morin se nos presentó como una clarificación de aquello que ya nos había
lítico, que separaba al individuo de sus inleracciones, en el reducc10msmo ocunido, o ha<ta como una legitimación de aquello que habíamos hecho y
holístico, que separaba al sistema (familia) de los miembros mdiVIduales que !o estábamos haciendo.
componían. En efecto, por haber len ido miedo en su momento de tomar tamb1cn De algún modo y sin advertirlo, movidos por exigencias clínicas y de
en cuenta, explícitamente a los individuos, sus intenciones y sus objetivos, a falta conocimiento, estábamos ya "despegando" hacia un pensamiento multidimcn-
de personas vivas y reales nos vimos obligados a personifi~el sistema, con u';'l sional. Habíamos comenzado a establecer un diálogo, aun manteniendo las
pérdida de flexibilidad mental y de poder explicativo. El sistema f~mtha hab1a distinciones, entre concepciones que creíamos incompatibles. De algún modo
llegado a ser una suerte de persona a la cual, por dec1rl? de algun modo, le oscuro, en absoluto consciente, estábamos escapando de aquello que con orgullo
restituíamos las intenciones y las finalidades de lasque habtamos destituido a los habíamos llamado nuestro rigor sistémico, advirtiendo quizás el peligro de la
individuos. El sislema era el que solicitaba la lerapia, el que se resistía al cambio, rigidez y de la idcologi741Ción.
etcétera. Pasamos ahora a exponer cómo, al encontrar a Morin, nos dimos cuenta de
Con el advenimiento de la serie invariable de prescripciones y con su liSO que ya estábamos poniendo en práctica el método que él proponía. Para que
sistematizado, nuestro modo de pensar sufrió una transformación im~rtanle, de nuestm exposición resolle más clara hemos optado por dcsmenuzarla en aparta-
cuya calidad y entidad nos dimos cuenta con mucha lentitud, podríamos dectr dos breves, al principio de los cuales hemos consignado, como título unificador,
que anle el hecho consumado. La constatación de que, frcnle a una m1sma sene la formulación de un camino a la complejidad propuesto por Molin (1982, págs,
de prescripciones, los distintos individuos reacciOnaban de manera d1stmta nos 200-201). En la exposición que sigue nos ingeniaremos para mostrar de qué
obligó a recuperM, como ya lo hemos explicado, la dimensión de sujeto. Jtmto modo nuestro trabajo, en el que lo clfnico y lo cognitivo son inseparables, se ho
a esta nueva dimensión de la realidad, nos encontramos en aquel momento con orientado o tiende a orientarse a modalidades multidimensionales de pensa-
que habíamos recuperado otra, importantísima también: la dimensión tiempo, miento.
que constituye la base de fenómenos como el ntrno, la secuencia, el p':""eso. - ------------ -- --- -- ~- - ---- --- - --

Esa conslatación nos inspiró primero algún terror. ¿Cómo era posible que
precisarucnle nosotros, que en su momento habíamos sido los paladines del Validez, pero insuficiencia, del principio de universalidad. Principio com-
modelo sistémico, le volviéramos la espalda? Pero ¿qué nos estaba sucediendo? plementario e inseparable de inteligibilidad, a partir de lo particular y de lo
·Estábamos acaso convirtiéndonos en eclécticos, desprovistos de ba'>Cs concep-- individual.
~uales coherentes? Debíamos dar a nuestro nuevo modo de obrar y pensar una
justificación epistemológica.
Nos pareció que Edgar Morin era el epistemólogo que podía prestarnos Nüesl.r.a invc."ltigación, que desde hace años tiende a individualizar un
esquema general de los procesos interactivos "psicóticos" en la familia, ha

272 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA LA AOOUISICION OEL PENSAMIENTO MULTIDIMENSIONAL


273

tenido que enfrentarse con el esfuerw cotidiano de hacer inteligible todo aquello indispensable de esté modo de pensar), pese a nuestra atención constante al ciclo
que sucedía en la localización de los casos individuales. Es más conveniente h1stónco de un proceso, hemos tenido que permanecer fieles a1 aquí y ahora
usar, en lugar del verbo comprender, hacer inteligible y esto por el motivo como momento pnvdegmdo para fundar el proceso cognitivo. Veamos, por
siguiente: al presenlársenos casos individuales enormemente complejos, nos fue ejemplo, el caso en que aquel que solicita la terapia familiar es un hermano 0 una
preciso aumentar su inteligibilidad valiéndonos de determinados recursos. Entre hermana del paciente señalado, que goza de especial prestigio en la familia. En
ellos, la adopción de la metáfora del juego y la orden de prescripciones este caso, el aquí y ahom de la solicitud hecha por ese hermano/hermana con
invariables: el primero es del tipo preeminentemente cognitivo, y el segundo, del prestigio será la clave explicativa de toda la sitoación precedente, que deberemos
tipo preeminentemente estratégico. De hecho, se trJtó de una estrategia para el reconstruir Ydatar. Pero, para no extraviarnos, tendremos que seguir afermdos
conocimiento, por cuanto la secuencia invariable de prescripciones,al provocar al tiempo presente, es decir, a la modalidad del pedido.
entre los distintos individuos de una misma familia reacciones confrontables,
nos permitía utilizarlas como informaciones relacionales, vincularlas, integrar-
~~-~---~-- -~~-
------------------
las, organizarlas, agruparlas y además preverlas, colocándonos, al fin, en Necesidad de relacionar el conocimiento de los elementos o partes con el
condiciones de construir un esquema diacrónico del juego de aquella familia. conocimiento del todo que ellos constituyen.
Pero cuando, después de años de trabajo local, llegamos a perfilar un esquema
-~·------- -----~--~~-----~-----------~-- -~~~

general, nos resultó claro (para el caso de que lo hubiéramos olvidado) que ese
esquema gencml podía, a su vez, aumentar la inteligibilidad de cada caso Es necesario tener siempre presente tanto a los individuos como a los
individual s6lo si lo "encarnábamos" en la singularidad y localización específica sislemas a los cuales pertenecen. En otras palabras, no se puede separar al
y detallada del caso en sí. Operación esta última que, a su vez, podía confirmar, individuo de la familia ni a la familia de los individuos que la componen.
enriquecer o invalidar nuestro esquema general. Esto nos permite concluir que En nuestro caso, temerosos como estábamos en una época de tnmsgredir la
la naturaleza y los límites de nuestra inteligencia nos obligan a seguir el progreso "observancia" sistémica, debíamos recuperar ante todo a los individuos, distin-
del conocimiento en un circuito en espiml que establezca un diálogo continuo guiéndolos, sin por eso separarlos, de su sistema familiar. Por eso, nuestrJ
entre aquello que en general parece válido y aquello que es tópico y peculiar. experimentación clínica en familias con hijos psicóticos no nos ha inducido a
restituir la relación privilegiada con el psicoanálisis. En efecto, hemos abando-
nado el presupuesto psicoanalítico básico de la prioridad de la estructura
Necesidad inevitable de hacer intervenir la historia y el acontecimiento en intrapsíquica individual para sustituirlo por un presupuesto, si se quiere igual-
todas las descripciones y explicaciones. mente arbitrario, que da prioridad a los procesos relacionales. En otras palabras,
se trata de ver las relaciones (el 'juego familiar") como "reguladores" de las
estructuras intrapsíquicas individuales, en el sentido de que seleccionan la
Que únicamente se pueda comprender un sistema complejo refiriéndose a su aparición de determinadas cual idades (definidas, por ejemplo, como psicosis) en
historia y a su ciclo, tal como ha sostenido Prigogine, resulta cierto, no sólo en perjuicio de otras cualidades que permanecen, en cambio, en el estado potencial
la física y en la biología, sino también en cualquier problemática organizacional. (sumergido). Nuestra esquematir-ación quiere partir del juego para llegar al
Aquí el proceso interactivo (aun si se parte de un momento arbitrario, pero individuo y volver luego al juego. Esto, porque al recién nacido que viene al
evaluado atentamente) debería ser reconstruido de manera minuciosa y datado mundo se lo introduce siempre, con sus propias características preexistentes, en
paso a paso en todo su ciclo. Esto aventa el peligro de perder de vista su extremo un juego familiar en el cual él enseguida influye y por el cual es influido.
dinamismo. En nuestro trJbajo hemos debido tener presente siempre que el Se trata, también aquí, de lendcr a un modo de pensar multidimensional.
análisis de un proceso interactivo tiene que tomar en cuenta, no sólo intercambios Recupemmos a los individuos como actores/sujetos y nos identificamos con
conductales o movidas de los distintos miembros de la familia, sino además ellos en su esfuerzo para comprender cuáles podrían ser, en esa de1erminada
hechos aleatorios. El premio de lotería que una esposa pueda ganar es un hecho situación interactiva, las intenciones y sentimientos que los mueven. Pero, al
aleatorio que puede imprimir un viraje colosal a un problema relacionallalenle. mismo tiempo, se mantiene muy firme la convicción de que lo esencial se juega
Hechos y conductas, antes de ser vinculados, deben ser cuidadosa y paciente- en las interrealimentaciones. Esa convicción abre la puerta a una visión del
menle datados, superando las confusiones y amnesias de nuestras familias. devenir, incluso individual, mucho más articulada y compleja. Porque "los
Y sin embargo (aquí se manifiesta justamente la multidimensionalidad efectos de las acciones son a menudo 'perversos' en relación con las intenciones"
274 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA LA ADOUISICION DEL PENSAMIENTO MULTIDIMENSIONAL
275

y porque "en el devenir, los fines se tmnsfonnan en medios, los medioscn fines, los hcch'os aleatorios que pueden producir una crisis entre los individuos •
· 'ó · . . oen 1.t
los subproduc!Os pasan a ser produc!Os principales, y los produc!Os pnnc1pales organu..act n existente. Así, por eJemplo, el acontecimiento de la muerte de uno
subproductos" (Morin, 1982, pág. 197). de los padre~ puede provocar en los_dcmás mic?'hros problemáticas subjetivas
·Cuántas veces hemos debido constatar el advenimiento de es!Os efec10s declaboracwndcl
. duelo, pero tamb~en problcmaucas de organización sistéIICa.
·
pe~ersos en las dolorosas historias de los padres de psicóticosl Pensemos en
0
La
. atenCión que debemos prestar a esta última nos sugerirá la conveniencia de
Wanda, madre de un esquizofrénico crónico (de quien ya hemos hablado en el mdagar s1 entre los m~embros de la última generación no se ha desencadenado
capítulo 17). Muchacha bella e inteligente, pero provenienrn de una fan.lil_ia ya una suerte de guerr-J más o menos disimulada1 en cuanto a aquel que podrá
miserable, había sido elegida por esposa por un ¡oven comerclllllffi que dmgm, ocupar el puesto dejado vacan m por el padre muerto.'
junto con su madre, un importante negocio de la ciudad en que vi;ían. Wanda,
en el esfucrlO para que su suegra la aceptara, durante aílos se ded1có con alma
y vida a ese negocio. Cuando la suegra murió, había llegado a ser tan competen«: EN1RENARSE PARA PENSAR ALTERNATIVAMENTE EN UNO Y OTRO SI'NfiDO
que heredó el cetro de la reina, rodeada y alabada por los chentes. Pero fue
entonces cuando el devenir interactivo trastrocó su inoonción inicial (la de una Porrespctoa Morin, aclaramos que la propuesta expresada en el título de este
chica inculta y pobrísima que oonía que adaptarse a una situación difícil). El apartado no es suya, sino nuestra. No obstante, nos parece una propuesta
marido se sintió defraudado y abandonado y se dio a la bebida; Sergio, el único mtercsante.
hijo, celoso del éxito que su madre tenía en el negocio, se pasó, en los hechos, La ciencia clásica había elaborado un mé!Odo de pensamiento fundado en el
a las filas del padre, empezando por privarla, él que intelectualmenoo era un principio de disyunción. El objeiO de observación em aislado de su ambiente y
superdotado, de su éxito en la escuela. ¿Y Wanda? Como reacción anoo tan del observador con la ilusión de conocerlo así de modo "científico". El pensa-
graves frustraciones y a la menor ayuda que le prestaba el mando, con frecue"':m miento complejo es, en cambio, el aroo de distinguir sin separar y de hacer
demasiado ebrio, no le quedó otra alternativa que afermrse más al negoc10, comunicar aquello que se ha distinguido.
agravando así la e.scaladacon el marido y con el hijo. El medio de Wanda, o sea "Durante un largo tiempo muchos creyeron -y quizá muchos lo siguen
su dedicación al negocio,se había "pervertido" sin advertirlo: había pasado a ser creyendo aún- que la carencia de las ciencias huinanas y sociales residía en su
un fin. incapacidad de liberdfse de la complejidad aparente de los fenómenos humanos,
Esto nos hace reflexionar sobre el hecho de que cuando observamos un juego para elevarse a la dignidad de las ciencias naturales, ciencias que establedan
familiar, no podemos detcnninar con certeza cuáles han sido las finalidades leyes simples, principios simples y hacían reinar el orden del dctenninismo. En
iniciales de los actores individuales. la actualidad vemos, sin embargo, que las ciencia' biológicas y físicas se
camcterizan por una crisis de la explicación disyuntiva simple. Y en consecuen-
cia aquellos que al parecer eran residuos no científicos de las ciencias humanas
Imposibilidad de no tomar en cuenta la' problemáticas de la autoorgani- -la incertidumbre, el desorden, la contradicción, la plumlidad, la complicación,
zadón. etc.- fonnan parte de la problemática de fondo del 'ConocimieniO científico"
(Morin, en Bocchi y Cen1ti, 1985, pág. 49).
En cuaniO a nosotros, nos parece probable, más bien, que las ciencias
También aquí la multidimensionalidad del modo de pensar tiene presentes humanas (y más aun las investigaciones psiquiátricas) estén alrJSadas por no
a un tiempo a los individuos, con sus exigencias, inoonciones Yobjetivos, Ya las haber sabido hasta el momen10 inventar sus propias estrategia' pam el conoci-
problemáticas específicas de la autoorganización sistémica. . . mieniO. Se han limitado a adoptar los mé!Odos disyuntivos de la simplificación
Una pareja que se dispone a convivir no puede no organtzarse, distnbuyén- cientifica. Esos métodos, frente al surgimiento creciente de la complejidad del
dose los deberes. Cuando se trata de sujetos diferenoos por definición, tanto
biológicamente como por sus respectivos contextos de ap~ndizaje, la au.toorga- 1
nización, debido al egocentrismo fisiológico de cada uno, unphca confliCtos de [m un caso de una familia con hijo esqui7..0frénico, pudimos reconstruir que esa guerra se
había iniciado después de habérsele diagnosticado al padre una erúennedad con pronóstico
interés y negociaciones. Esto incluye ooner en cuenta que cada uno de los re.~ervado, a la que sin embargo sobrevivió. Una suerte de muerte anunciada erróneamenlc, cuyas
·miembros de la familia negocian las ventijas y desventajas de su coopelliCión. consecuencias fueron dramáticas.
Pero las problemáticas de la autoorganización deben asimismo ooner en cuenta 2
De este tema hemos hablado en el último apartado dcl capítulo 5.
276 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA
l~ ADQU!SIC!ON DEL PENSAMIENTO MULT!DIMENSIONAL
277

ción fo~an parte, rn~s que nunca, de nucstms estrategias para aproximamos al
universo real, han te11ninado por mostrar sus límites, incluso en las ciencias
físicas y biológicas. Con mayor razón las ciencias humanas, frente al surgimien- pensamiento _complejo, con la condición de que tengamos presente, cuando
to creciente de la supercomplejidad del universo humano, han quedado aplasta- recurrtm?s a el, q~e es tamo~ USfmdo simplificaciones por razones prácticas y no
das por lo inadecuado de su método para conocer. Basta leer, para verificar el paraeluc1dar la qumtaesenc1ade lo real. En efecto, aquí está el peligro-advierte
ejemplo más reciente, la obra de Keeney (1983) y la de Shazer (1982), dos Mon~~ de descartar como epifenómcno aquello que entrd en el esquema
terapeutas de familia deslumbrados por el esplendor estético de la Segunda sunpltf1cante y dec1dtr que sólo lo simplificable merece ser denominado cientí-
Cibernética En ninguno de los dos libros hay espacio para el error, o mejor dicho fico.
para alertar contra los posibles errores irreparables del terapeuta. En efecto, estos
autores conceptualizan el error del terapeuta exclusivamente como un camino al
conocimiento en el proceso de ensayo y error. Tampoco se contempla el otro Principio de distinción, pero no de disyunción, entre el objeto y su ambiente.
cariz posible, el riesgo de generar una catástrofe en el tratamiento. ¿Y esto, por ~~ cono~tmtento de toda organización física requiere el conocimiento de sus
qué? Probablemente porque los autores, poseídos por la ideologización del mtcraccwnes con el ecosistema.
sistema terapéutico (familia + equipo terapéutico), han omitido considerar
~-"-----------------~--------- ----------
también a la familia y a sus miembros como sujetos "out there", posibles acto-
res de modelos perniciosos, funestos, que igual que una trampa atraen al En nuestro trabajo, como tuvimos oportunida<l de señalarlo en el capítulo
terapeuta, privándolo de opciones terapéuticas. Subestimar el error nos parece dedicado a la coordinación de las sesiones, para individuar los indicios del juego
frecuente en el modo de pensar reduetivo, en espocial si es ideologizado. relacional es fundamental el conocimiento del ecosistema y por tanto de las
Vcamas un primer ejemplo de la necesidad de pensar alternativamente en subeulturas: tanto r~gionales (como las de Calabria o Brianza, en Italia), como
uno y otro sentido, imagen pintoresca que sugiere el incesante avance y retroceso soc1ales (artstocraeta, pequeña burguesía, etcétera).
explorador de una rata colocada en un laberinto que le es desconocido, o el De lo contrario, podemos correr el riesgo de considerar provocante o
movimiento cadencioso de la lanzadera de un telar, que va y viene sin cesar de anómala una conducta que es en cambio cultural y,a la inversa, eval!lar como
un lado a otro de la urdimbre. La conciencia del peligro de caer en las trampas normal todo aquello que contrasta con el contexto sociocultural.
de algunos modelos "históricos" disfuncionales de la organización familiar nos Incluso desde el punto de vista de nuestra credibilidad frente a la familia es
obligará a respetar estrictamente algunas no11nas, por ejemplo la prolijidad, tanto ~onveniente que el terapeuta sea capaz de captar el trasfondo y el lenguaje del
en materia de hechos como de datos relacionales, para la compilación de la ficha Juego.
clínica que precede a la reunión del terapeuta con la familia (Di Blasio y otros, . Pensemos en aquellas investigaciones sobre los res uliados de las psicotera-
1986). Tener ya in mente un bosquejo del juego existente en la familia permitirá pias que han demostrado la conexión entre la eficacia y la homogeneidad de
al terapeuta "ver" las trampas y evitarlas. eód1gos culturales entre el terapeuta y el paciente.
El hecho de pensar alternativamente en uno y otro sentidoeoncicme también
al problema de la lógica aristotélica. No podemos escapar a esta lógica de la que
está totalmente impregnada la vida diaria. Pero tampoco podemos encerrarnos Principio de relación entre el observador 1 aquel que concibe y el objeto
en ella. Si avan71lmos con "la lanzadera", debemos transgredirla y al mismo observado/ concebido. Principio de introducción del dispositivo de observación
tiempo volver a ella. De este modo, también la lógica de la causalidad linear, en o de experimentación, y por este camino, del observador, en tdda observación o
cuanto instrumento retrospectivo y secuencial, entrará en diálogo con la causa- experimentación física.
lidad compleja (endo-exocausalidad).' En el zigzag de nuestro vaivén, este
retorno necesario a la lógica aristotélica nos convence de que nada está excluido ----~-~~--------------~~~----·-----

del método multidimensional de pensar. También los recursos de la simplifica- En cuanto al problema de la reincorporación del observador en los datos de
su observación, es difícil concebir un equipo más comprometido que el nuestro
3
Para aclarar este concepto de modo expeditivo y simple, volvemos al caso de Wanda, en todo el proceso de su propia investigación. Programada por clínicos, con
expuesto poco antes. En su dedicación al negocio, Wanda fue atraída ajugarcon distintos clientes objetivos realmente clínicos, el equipo lleva adelante esta investigación median-
un juego mundano, que con el tiempo adquirió una autonomía, que refuerza provocadoramcnte el
endojucgo familiar, exacerbándolo.
te un dispositivo puramente clínico: la serie invariable de prescripciones, que
demostró ser un dispositivo, no sólo de observación y experimentación, sino
278 LOS JUEGOS PSICOTICOS FN LA FAMILIA
LA ADQUISICION DEL PENSAMIENTO MULTIDIMENSIONAL 279

también de perturbación interactiva. Es más. A ese dispositivo productor de de las sesiones redactadas por el terapeuta directo), de los videocasetes
infonnaciones, el equipo lo ha apoyado con un recurso conceptual paraorgani1ar y del auálisis de los resultados, inmediatos y a distancia, de las tempias.
esas informaciones, recurriendo a la metáfora del juego. El uso combinado de
estas dos herramientas se podría considerar una metaestrategia para el conoci- No alimentamos en>absoluto la i!ÚsiÓn de poder "auularnos" como sujetos.
miento (complejo). Además, el equipo, plenamente consciente de que de tanto Tratamos, en cambio, de conocer, al menos en parte, cuáles son la' distorsiones
en tanto entra también él en un juego global con cada familia dentro del sistema y simplificaciones, es decir los elementos subjetivos que hemos trasladado a la
terapéutico (familia + equipo), se ha servido de esa conciencia con un fin observación de los fenómenos.
explicativo. Una vez individuadas las conductas significativas que aisladamente Pero existe también un nivel ulterior, que ve el conocimiento del equipo
mauifiestan los miembros de la familia en el juego global del sistema terapéu- como inteligencia colectiva cuestionada por el sistema terapéutico del cual esa
tico, las ha considemdo indicios útiles para inferir y reconstruir el juego propio intelígenciacolectiva,juntocon la familia,cs parte integraute. En efecto, sí hasta
y específico de cada familia. Y por último, caracterizando y datando paso a paso aquí hemos discutido el control del autoconocimiento utili71lndonos como
los intercambios conductalcs de esos juegos, el equipo llegó a agruparlos y observadores de nosotros mismos, incluso por medio de las herramientas
espaciados esquemáticamente a lo largo de un itinerario interactivo, o proceso, técnicas, queremos ahora considerar otra idea: un control del autoconocimiento
que desemboca en el síntoma y en su (eventual) carácter crónico. puede utilizar también una interacción que nos trasciende (sistema terapéutico
¿Existe algún remedio para evitar que el conceptualizador se comprometa y comunidad científica). Esto nos ha sido sugerido por una reflexión de Morin
en sus propias construcciones? (1986, pág. 17) con respecto a la dificultad y quizás a la posibilidad de controlar
Hemos tratado de responder a este problema crucial en distintos niveles, la validez del conocimiento (del conocimiento). El conocimiento del conoci·
todos con una misma finalidad: observarnos mientras observamos. Los reme- miento, dice el autor citado, tropiezacnseguidacon una paradoja inevitable. Para
dios pueden ser: comprenderla, debemos partir de la adquisición de la lógica de Tarsky y del
teorema de Güdel. Según Tarsky, un sistema semántico no se puede explicar
totalmente por sí mismo. Según GOdo!, un sistema formalizado complejo no
1. la reflexión continua sobre los presupuestos implícitos y explícitos puede encontraren sí mismo la prueba de su validez. Sin embargo, tanto la lógica
vinculados con referencias teóricas gcncmles: a partir de Bateson y hasta de Tarsky como el teorema de Güdel nos dicen que tal vez sea posible remediar
Morin; la insuficiencia autocognitiva de un sistema mediante la constitnción de un
2. tratar de confrontarnos siempre con los presupuestos de nuestra teoría metasistema que, abarcándolo, lo pueda considerar como sistema-objeto y
local de la' psicosis. Se trata de tener muy claros los orígenes y las raices pueda, por consiguiente, confinnar o invalidar su conocimiento.
de nuestras hipótesis básicas. Recientemente, por ejemplo, al comenzar Nosotros mismos, guiados por esta reflexión, nos hemos preguntado: ¿no
a elaborar, de manera más abierta y sistemática, hipótesis sobre el podría el sistema terapéutico, como meta,istema que incluye tanto a la familia
individuo y sus estrategias, nos hemos preguntado cuáles eran las teorías como al equipo terdpéutico, considerar a este último como sistema objeto,
clínicas de la psicosis (o cuáles las concepciones psicológicas generales) cuestionando su conocimiento? La hipótesis puede parecer tan peregrina como
que estábamos utilizaudo, al menos fragmentariamente; oscura. Trataremos de esclarecerla, exponiendo en síntesis el itinerario de
3. el doble nivel de observación permitido por la supervisión directa. nuestras dudas y de nuestros esfuerzos para disiparlas. /
Familia y terapeuta constituyen un todo en el cual el compromiso directo La construcción (planificación) del esquema gcncml del proceso interactivo
es muy importante. Los supervisores están en condiciones de observar el familiar que desemboca en el síntoma de uno de sus miembros había abierto un
todo terapeuta-familia en un estado emotivo y cognitivo muy diferente de cúmulo de nuevos interrogantes. A primera vista parecía una meta alcauzada,
aquel en que puéde estar el terapeuta. El equipo terapéutico, con esta rodeada de la aureola del triunfo. ¿No habíamos dicho duraute tantos años que
metodología, reali711 de modo paradigmático un proceso sincrónico de era necesario disefiar "mapas viales" que facilitaran el acceso del tempeuta a la
autoobservación (Selvini, 1985, págs. 78-80); comprensión del modo en que se hacíau los juegos psicóticos?
4. en cuanto a los procesos diacrónicos, hicimos también Ja tentativa de Pero ahora que habíamos hecho todos estos progresos, ¿nos sentíamos
observamos a nosotros mismos con el tiempo, en la evolución de teorías todavía tan inclinados a pensar que comprender un juego equivalía (o casi) a
o técnicas. Los instrumentos de esa autoobscrvación los obtenernos de saber interrumpirlo? P'Ma dar respuesta a semejante intcrrog¿mtc debíamos pues
nuestras publicaciones, de los diarios de las tempias (es decir las síntesis "arremangamos" y, de algún modo, volver a empezar de cero. En primer lugar,
280 LOS JUEGOS PS!COT!COS EN LA ¡..:AM!LIA
lA ADOUISICION DEL PENSAMIENTO MULTIDIMENSIONAL
281
con cada nueva familia que iniciara un tratamiento debíamos dedicarnos ense-
POSIBIUDAD Y' NECESIDAD
guida a controlarnuestro modelo general. ¿Cómo? Tratando de encamar nuestro
DE UNA TEORIA CIENTIFICA DEL SUJETO
modelo en Jo específico de esa familia. La reacción verbal y no verbal de la
familia o, mejor dicho, de cada uno de sus miembros ante la aclaració~ de nuestro '
conocimiento de su juego funcionaría como control de ese conocimiento. En Como ya lo hemos explicado en la primera parte de este libro, el uso
otras palabras, comprometidos como estábamos con nuestras construcciones, no sistemático de la serie invariable de prescripciones, al obligarnos a comprobar
podíamos evidentemente convalidar nuestro conocimiento (del conocimiento) que los distintos miembros de la familia reaccionaban de diferente modo a la
con nuestros únicos medios de conocimiento. En cambiO, orgamzando con la prescripción, nos llevó poco a poco a redescubrir a los individuos. En efecto,
familia un metasistema terapéutico, éste, por el hecho de abarcamos, podía frente a conductas diferentes, y a veces extrañas o inesperadas, debíamos, por
considerarnuestro conocimiento como objeto y por tanto, controlarlo con alguna fuerza, buscar una explicación. ¿De qué modo? Sumergiendo prácticamente a
objetividad. La reacción nos llegaría, más que de las reacciones verbales ~e los cada individuo en el juego colectivo y tratando de elaborar hipótesis sobre cuáles
individuos, de sus reacciones conductalcs inmediatas y d1fcndas. Quedana por eran, en aquel juego y en aquel momento, sus expectativas, sus frustraciones, sus
ver luego si estas reacciones, en caso de ser confirmatorias, daban lugar a efectos intenciones, sus objetivos, sus estrategias. Estamos convencidos, no obstante, de
de cambio. que para ir más allá del modelo conceptual sistémico hay que observar al sujeto
desde una óptica multidimensional. Al respecto, Morin ha formulado la idea de
Pero habría otro remedio para nuestra insuficiencia autocognitiva: la reali- macroconceptos, en oposición a los conceptos disyuntivos y atomizados de la
mentación eventual de colegas interesados en controlar nuestro modelo. Es una ciencia clásica (Morin, 1980, pág. 371 ). Sostiene, por ejemplo, que un concepto
solución cuya perspectiva nos seduce desde hace mucho tiempo y nos ac~catca como individuo sólo puede ser recuperado en el reconocimiento de su comple-
para poner por escrito el panorama, por demás denso, en el cual son mas las jidad fundamental y por medio de ese reconocimiento. La noción de individuo
oscuridades e incertidumbres que las clarividencias que hasta ahora hemos -dice Morin-exige que se la defina de manera compleja, como macroconccp-
tenido: que en distintas partes del mundo otros equipos adopten nuestro modelo, to multidimensional que contiene en sí el macroconccpto de sujeto, el cual, a su
como guía en su trabajo con familias de psicóticos, y consigmcntemcntc lo vez, contiene en sí el macroconccpto de cómputo, que se articula de modo
controlen. indisoluble con el concepto deautorreferencia y con el concepto de pertenenr:ia
Nos falta inteligencia para perseguir la vorágine de las influencias Y ecológica (ibídem, pág. 372).
compromisos que esta perspectiva abriría. Pero si el esquema. del proceso Entre esos macroconccptos, que confluyen todos en el de individuo, a
familiar, por ejemplo aquel más detallado y por tanto más_ fácil de mvahd~ del nosotros nos interesa extrapolar aquí brevemente el rnacroconcepto de cómputo,
proceso anoréxieo pudiese resultar "verdadero" tambiCn para los demas Y al que considerarnos estimulante e importmtc para evaluar en nuestro Ira bajo.
producir cambio, ¿qué deducción podríamos hacer? Morin dedica a la computación (computation) un largo capítulo de la lli parte de
LaMéthode (1986), dedicado al "conocimiento". ¿Cómo debemos interpretar el
concepto de cómputo? El término mismo nos transmite intuitivamente la idea de
una operación centrcuia en el propio interés. Hasta el ser viviente más modesto,
como la bacteria, está provisto de esta capacidad autorrcfcrcncial y egocéntrica, _/
que tiende en todo momento a resolver los problemas de vivir y de sobrevivir.
4
Nos referimos aquí a la afímtación de Popper según la cual la científicidad es inseparable de "La computación viviente es una computación de si, a partir de si, en función
la posibilidad de demostrar su falsedad. A un concepto: _una afinnación, u~ a tco,óa, se los puede de sfy sobre sf' (1986, pág. 43). La computación viviente es vital, es para vivir.
considerar científicos en la medida en que su fonnulacwn sea lo bastante meqmvoca como para Esta idea de la computación nos permite concebir al sujeto como situado en el
poder demostrar que es errónea, falsa. En lo que se refiere a nuestro esquema ~el ~roccso ano~~xico
en la familia si bien mantiene lm carácter general aplicable a múltiples vanactones espe~rftcas,
centro del propio mundo, para computar ese mundo y computarse a sí mismo,
aspira, a través de aclaraciones y dataciones secuenciales, a salir del c~rác~er genérico ommva~ente operando una disyunción entres[ y no-sí, con miras a su propio beneficio. De este
y, por tanto, dífícilmeme invalidable de los distintos modelos de las cren.cla_s humanas. Ademas, la modo se constituye y se instituye el autoegoccnlrismo, es decir, el carácter
individuación de los irmumcrablcs factores de la ecología sociocultural, mdtsrx_:nsablcs para q~e se primario y fundamental de la subjetividad, inseparable del propio arraigo físico
produ 7...ca en la familia un síntoma anoréxico, subraya la. mult~dimensional~dad ~:la .r~h~ad y biológico. El cómputo se presenta como la forma primaria elemental del
antroposocial a tener en cuenta. En efcc!O, esa realidad cont!Cne: stcmprc una dtmcnswn bwloglCa,
una dimensión psicológica y una dimensión social.
conocimiento, que es sin duda autocognitivo, es decir, un conocimiento del ser
sobre sí mismo. La bacteria se comx:c en el acto mismo en el cual se alimenta
282 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA rAMILlA LA AOOUfSfCION DEL PENSAMIENTO MU,.LTJDIMCNSIONAL
283

(sabiendo de qué alimenwrse). se regenera (sabiendo cómo regenerarse), se primero, .es que nos impide indignaciones momlistas · induciénd<>no.smas - b'1cn
defiende (sabiendo cómo defenderse), se reproduce (sabiendo cómo rcpnxtucir- a una.'_tctnud de rcs¡~to, comprensión y compasión. El tercero, muy importante
sc) y por consiguiente efectúa opciones y computa riesgos. Y sin embargo no tamb1cn, es que nos mduce a constatar con cuánta frecuencia eJ ser hum· ,
- - · (' · ano se
sabe nada efe aquello que sabe y no conoce aquello que conoce. Dicho en otros cngana a st rntsmo 1a 1sa conctencia). Este es, quizás, en los juegos familiares
términos, hasta el ser viviente más elemental posee, en el nivel del cómputo, el fenómeno más común. '
estrategias adecuadas pard la supervivencia propia y de su esJX'Óe. Y sin . ~s el caso del padre_ de una anoréxi~a crónica, quien durante la primem
embargo, no sabe que conoce esas estrategias. La capacidad de computación seswn fue acusado por el JOven yerno, mando de la hija mayor, Don ata, de llamar
constituiría el conocimiento básico indispensable para la vida. La idea del por teléfono todas las noches a la misma hora, las 20 y 30, en el preciso momento
cómputo como conocimiento --dice Morin- viene por evocación del cogito en .que el matrimonio se sentaba a la mesa, para charlar un poco con la hija (con
cartesiano ("pienso, luego existo"), lo que supone, no obstante, la aut(x:omuní- qmen, por lo demás, trabajaba y a quien había dejado sólo dos horas antes).
cación pensante de sí mismo así mismo. Esto constituye un proceso reflexivo de Aquella revelación dio oportunidad a la terapeuta para comentar que ese padre,
autoinformación del "yo pienso" al "yo existo", que sólo es propio del ser que tanto había sufrido por la fuerte ligazón de su mujer con su viejo padre, no
humano. Al contrario, el cómputo puede ser considemdo un conocimiento rxxlía menos que reproducir el mismo juego con su yemo para comunicarle
elemental de sí que no se conoce en tanto que conocimiento, en el sentido que noche tms noche: "¡Cuidado, que el padre de Donara soy yo!", y para decir que
no se lo puede disociar de las operaciones concretas de reorganización, autopro~ Donata, por su lado, tenía buenos motivos estratégicos para aceptar esas
ducción, reproducción (supervivencia propia y de la especie). interferencias del padre en su relación con el marido. Pero, ¿qué pasó en la sesión
Hemos tJ!scutitio largamente con el equipo acerca de la distinción, puesta en siguiente? Que el padre, pese a todo lo dicho en la primera sesión, seguía
claro por Morin, entre el conocimiento elemental de sí (como cómputo) y el llamando por tcléf(mo a Donata todas las noches. No ya a las 20 y 30, sino a las
conocimiento del propio conocimiento (como cogito). Entendemos que esta 22, para no interrumpir la comida del yerno~ y que a menudo, cuando se acercaba
distinción tiene consecuencias imrxJrtantes en los modos de interpretar las la hora, era la mujer quien se apresuraba a decirle con insistencia "j Mira que se
observaciones recogidas en nuestro trabajo con las familia.~. hace tarde, llama a Dona tal" Esta evolución de la conducta paterna fue la que nos
No cabe duda de que la familia es una organi?.ación para la vida y la puso en claro que la rivalidad de ese padre con su yerno era el falso problema que
supervivencia, en todo sentido, del individuo y de la especie. Su organización ocultaba el verdadero: hacérselas pagar a la mujer, que en su tiempo le había
intew.ctiva interna consiste en un intercambio secuencial de conductas que se antepuesto el padre, con su propio cariño apasionado por la hija mayor. ¿Y qué
influyen recíprocamente. Si adoptando la metáfora del juego interactivo consi- reacción recibía, en cambio, de su mujer? Esta, que l!aducimos al lenguaje
deramos cada una de estas conductas interactivc_L.;;; como una movida individual, explícito: "Yo te insisto para que llames a Donata porque no sólo no me hace
efecto de una elección y de una decisión, y por tanto de una estrategia, ¿a cuál sufrir nada tu cariño por ella, sino que creo que para ti, ¡pobre hombre!, es una
nivel de con(x:imiento podremos a_.;;;ignar cada una de esas conductas? ¿Cuáles 'gratificación' que le hace falta." El objeto verdadero, la "crueldad" de la
conductas asignaremos al nivel de cómputo? ¿Cuáles al nivel de cogito? impasse efe aquella pareja parental, estaba oculto tras este otro, falso y por tanto
El término de estrategia, en su etimología bélica, alude a una directiva admisible: los celos notorios del padre por su joven yerno.
egocéntrica, utilitarista, competitiva incluso en el nivel del pensamiento cons-
ciente. Podríamos pues suponer que existen estrategia') que pertenecen al nivel
del cómputo y estrategias que pertenecen al nivel del cogito. Pero también Lo real es enorme, desmedido con respecto a nuestra inteligencia. Si
podemos suponer que las primeras son las más numerosas y más importantes, y queremos avanzar en este universo humano hipercomplejo, sin dcsespemr,
las que más interesan en nuestro trabajo. En efecto, es más que evidente que los debemos antes que nada colocarnos en posición de humildad. Inventar poco a
miembros de la familia ponen en marcha estrategias ganadoms, en apariencia poco pcqueilas estrategias para el conocimiento y para la solución de problemas
habilísimas, que sin embargo no conocen en absoluto (en sentido cartesiano), temporarios, individuales y locales, utilizar las informaciones que se produzcan
que no estarían en absoluto en condiciones de describir y cuya rcvelacíón en la en la acción, integrarlas pant formular nuevos esquemas de acción, comparar sus
sesión admiten después de un momento de verdadero shock. Esto es importante efectos, etcétera. Quizás éste sea para nosotros el único camino que podemos
por muchos motivos. El primero es que deja en claro que cuando los terapeutas recorrer para avanzar con paciencia en el conocimiento.
describimos un juego familiar no estamos presentando gente alentada por Modelos teóricos eminentemente simplificadores como el psicoanalítico o
detennlnacioncs lúcidas y a veces pérfidas. El segundo, consecuencia del el sistémico no están en condiciones de resistir el desafío de extrema complcji-
284 LOS JUEGOS PSICOTICOS EN LA FAMILIA

dad de las psicosis, y sobre todo de la esquizofrenia. Si el ser humano es un ser


hipercomplejo dentro de un universo complejo, los procesos de organizaciones BIBLIOGRAFIA
intemctivas, como un proceso esquizofrénico en la familia, se plantean en
niveles máximos de complejidad. El esfuerzo para progresaren el conocimiento
de esas organizaciones debe pues concebir un método para conocer, algo más
adecuado que el lineal o sistémico. Un método que rehúya las simplificaciones
mutilantes, en el esfuerzo continuo de hacer dialogar la multiplicidad, la
multidimensionalidad, la heterogeneidad.

Andcrson, C., Hogarty, G. y Reiss, D. (1980): "Family trcatmcnt of adultschiwphrenic


paticnts: a psychocducational approach", Schizophrenia Bulletin, 6, págs. 490~505.
American Psychiarric Association ( 1980): DSM 111. Manual e diagnostico e stalistico dei
disturbi tnefllali, Masson, Milán, 1983.
American Psychiatric Association ( 1987): DSM /JI R. Diagnostic and Statistical Manual
o[ Mental Disorders.
Arieti, S. (1955): !nterpretazione de/la schizofrenia, Fcltrinclli, Milán, 1963.
Ashby, W. R. (1960): Progetto per un cervello, Bompiani, Milán, 1970.
Batcson, G. (1972): Verso un' eco/ogia de!la meme, Adclphi, Milán, 1976.
Bcme, E. (1964): A che gioco giochianw?, Bornpiani, Milán, 1967.
Bcrtalanffy, L. von (1968): Teoria genera/e dei sistemi, IU, Milán, 1971.
Bocchi, G. y Ccruti, M. (comps.) (1985): La sflda de/la complessitd, Fcltrinclli, Milán.
Bogdan, J. (1986): "Do familics rcally necd problems?", Family Therapy Networker,
julio-agosto, págs. 30-35, 67-69.
Boszonnenyi·Nagy, l. y Framo, J. (comps.) (1965): Psicoterapia Ínlensiva dellafami-
glia, Boringhicri, Turín, 1969.
Bowcn, M. (1966): "L'uso della tcoria della famiglia nella pratica clinica", en Halcy
(1971).
Cal vino, I. (1979): Se una notte d' in ver M un viaggiatore, Einaudi, Turín.
Canctini, L. (comp.) (1 977): Verso una teoria del! a schizofrenia, Boringhieri, Turín.
Ccruti, M. (1 986): !/vinco/o e le possibilitd, Feltrinelli, Milán.
Cirillo, S. (1986): Famiglie in crisi e affido familiare, La Nuova Italia Scientifica, Roma.
Covini, A., Fiocchi, E., Pasquino, R. y Selvini, M. (1984): A /la conquista del territorio,
La Nuova lialia Scicntifica, Roma.
Crozicr, M. y Fríedbcrg, E. (1977): Attore socia/e e sistema, Etas Libri, Milán, 1978.
Dcll, P. (1981 ): "So me irrevcrent lhoughl~ on paradox", Family Proces.\·, 20, págs. 37--42.
De Shazcr, S. ( 1982): Chiavi pcr la soluzione in terapia breve, Astrolabio, Roma, 1986.
{Versión castellana: Claves para la solución en terapia breve. Paidós, Buenos Aires,
1986.]
Di fllasio, P., Fischcr, J. M. y Prata, G. (1986): "La cartclla telcfonica: pictra angolare
della prima imcrvista con la famiglia", Terapia Farniliare, 22, págs. 5-17.
iCu:ál es el origen de las psicosis? iQué
compleja relación existe entre ellas y
los problemas que acosan a ]as fiunilias?
Siguiendo una linea de investigación
cualitativa basada en el estudio inten~
sivo de casos individuales (149 f~unilias
que tecihieron durante ocho afíos una
se tic invariable de pn:scripcioncs ), M.'
Sdvini Palazzoli y sus colaboradores
expcritnentan>n algo absolutamente
nuevo en el campo de la psicoterapia.
Su labor les i)ermitió construir tnodc~
los de los procesos interactivos bmilia-
rcs (a los que metafóricamente dieron
d nombre de juegos) que llevan a la
psicosis a un hijo.
Muchos lectores encontrarán, en las vi·
dsitudes huniliates simbólicas que aquí
se relatan, aspectos de aJgunas de sus
historias dratnáticas. I~speran1os que
psiquiatras y psicotcrapeut;ts reciban el
mensaje de este libro sobre todo como
una invitación a controlar, para confir-
tnarla o desmentida, la reconstrucción
de los procesos psicóticos que aquí se
ptcsentan.

También podría gustarte