Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
EN SU LABERINTO
Análisis y propuestas
para una salida
ISBN 978-950-808-826-0
1. Educación
ISBN 978-950-808-826-0
Prólogo ......................................................................................................................... 9
Este que tienes en tus manos, es un libro audaz que se ofrece como hilo de
Ariadna para una escuela que se embrolla en su propio laberinto. Fue escrito
de manera colaborativa entre muchas manos que, a lo largo de los años, se
fueron encontrando y estrechando en los pasillos de ese laberinto.
Aunque el conocimiento mutuo entre algunos de los responsables
de estas páginas se cuenta por décadas, fue recién en Diciembre del año
2014, con ocasión del cierre de un seminario del doctorado en Humani-
dades y Artes con mención Educación de la Facultad de Humanidades y
Artes de la Universidad Nacional de Rosario, cuando por primera vez co-
menzó a tomar forma un discurso polifónico sobre una suerte de Nuevo
Mundo Educativo (NME). A partir de entonces, durante los primeros meses
de 2015, comenzó una creciente convergencia de voces que se fueron
arrimando a conversar sobre la necesidad de dar por concluidos los labe-
rínticos intentos de reconstrucción de la escuela moderna. Así, se fueron
organizando entre ellos para pensar el modo de pasar a otra cosa. Su-
cedió entonces que José Romero, Pedro Romero, Jorge Noro y Roberto
Igarza y Natalia Repetto, dieron el primer paso en la organización de re-
uniones para conversar sobre eso, e inmediatamente después se fueron
sumando otras voces: Jorge Murillo, Claudio Altisen, Florencia Sadone y
9
Nicolás Pombo, sin contar a los interlocutores en quienes fueron abrevando
por asesoramiento, apoyo técnico y, sobre todo, para alentar un intercam-
bio de ideas que nutriera a la conversación con los aportes de estudiosos
de otras disciplinas. Así, a lo largo de dos años, trabajó sin premura y sin
demora un grupo integrado por profesionales con distintas trayectorias,
procedentes de recorridos intelectuales diversos. Un grupo que conversó
sobre sus experiencias en el sistema educativo (unos como docentes, otros
como directivos y también funcionarios, otros como profesionales ligados
al campo y, en definitiva, todos como estudiantes y padres de estudiantes).
Un grupo en el que compartieron y debatieron las lecturas. Y en el que fue-
ron escribiendo lo que entre todos estaban investigando.
Desde el principio el grupo se dio a sí mismo el tiempo conveniente
para detenerse a pensar, organizando para eso un calendario de reunio-
nes de trabajo semanales, en las oficinas de la FUNPEI (Fundación para los
Estudios Internacionales), en la ciudad de Rosario. Esas reuniones les per-
mitieron avanzar sin pausa en el proyecto del NME.
Con el propósito de evitar el encierro sobre sí mismos, y el consi-
guiente riesgo de efecto pasteurizante por un tipo de trabajo intelec-
tual homogeneizador, pusieron a prueba sus ideas mientras las iban
moldeando. Escogieron las más provocativas y las expusieron mediante
diversos formatos ante auditorios diferentes (académicos y no académi-
cos), en Rosario y en Buenos Aires.
Para ayudarse en la tarea de provocar a la reflexión profanando la sa-
cralidad escolar mediante una propuesta lúdica, y con el propósito de hacer-
se entender de una manera asequible, diseñaron, por ejemplo, una baraja
de cartas (con una imagen y un breve texto explicativo de cada una) que
utilizaron como instrumento en las presentaciones, para invitar al auditorio
a jugársela con ideas nuevas. También filmaron microvideos explicativos en
los que los miembros del grupo de investigación hablaron sobre algunos
tópicos en los que estaban trabajando, e hicieron animaciones digitales
para visualizar alguna posible plasmación fáctica de sus ideas, incluso en lo
arquitectónico. Luego distribuyeron ese material en las redes sociales, y di-
señaron un sitio Web para su proyecto de investigación. Todavía más: Jorge
Noro escribió un cuento en paso de comedia, metaforizando aspectos del
10
malestar docente que da pie al planteo de NME. Luego Pedro Pilo Romero y
Florencia Nizzo junto con Santiago Roldán, adaptaron el cuento a un guión
para un cortometraje que fue filmado por Rolling Films en la ciudad de Ro-
sario, contando con la actuación protagónica de Hugo Arana y la participa-
ción de estudiantes de la Universidad del Cine.
En Agosto de 2016, a través de la FUNPEI, el proyecto Nuevo Mundo
Educativo pasó a formar parte de la Cátedra del Diálogo y la Cultura del En-
cuentro (conformada por una red internacional de instituciones públicas y
privadas), bajo la denominación: Capítulo Rosario. Educación y Cultura.
En Diciembre de 2016, a solicitud del Instituto de Cooperación Lati-
noamericana (ICLA) de la Universidad Nacional de Rosario, el Rectordo de
dicha Universidad creó mediante la Resolución 4930/16, la Cátedra: Estudio
y análisis prospectivo del paradigma para una nueva educación, dependiente
del Rectorado de la UNR. Y designó como directores y coordinadores de esa
Cátedra a los miembros del equipo de investigación del NME. La Cátedra
fue creada para constituir un espacio de referencia académica en relación
al debate del paradigma educativo vigente, su crisis, su evolución y nueva
formulación. Así como también para desarrollar investigaciones en pos de
una nueva visión y una nueva infraestructura desde donde pensar la géne-
sis de la transformación del sistema educativo escolar… y luego transferir
esos conocimientos al campo académico y a la sociedad.
Ahora, en el año 2017, la Editorial Homo Sapiens publicó este libro
que estás leyendo, el cual se propone como el primero de una colección so-
bre temas referidos a un nuevo sistema educativo pensado desde el NME.
Respecto de la forma concreta en la que escribimos este libro, nos pa-
rece oportuno comentarte que, además de tratar sobre el NME, es el NME…
Lo es porque fue escrito de manera colaborativa tal y como funcionan las
cosas en el dispositivo educativo en el que pensamos. Después de un con-
cienzudo proceso de estudio y diálogo, el texto alcanzó una coherencia ar-
gumental suficiente, que no implica homogeneidad ni expurgación de las
diferencias. Se presenta, entonces, de manera unitaria y no como una mera
compilación, lo que en realidad es una trama hecha de hilos diferentes, que
fueron tejidos en la relación dialogante entre cuatro escritores con miradas
singulares. El resultado es un corpus textual en sintonía. Es el fruto de un
11
diálogo plural que asimila sin negarlas las líneas de discusión divergentes al
interior del equipo. Las recupera semánticamente, las redefine en términos
del proyecto que nos ocupa, y las relanza en la argumentación. Así el sujeto
de grupo se mantiene en movimiento reflexivo y crítico, sin que un discurso
homogeneice al resto, sin que ninguno deba renunciar a la discursividad que
lo habita, sin que nadie resulte borrado como sujeto de enunciación. En esto
no transa el NME, y por eso escribimos este libro de ese modo. Porque enten-
demos que así funciona el dispositivo educativo en el que pensamos.
De ahí también la forma coloquial e interrogativa que le dimos al
despliegue argumental en las páginas de este libro, porque así es NME…
un dispositivo de relacionamiento comunitario articulado a partir de pre-
guntas que abren campos de problematización sobre lo que acontece en
lo que está sucediendo.
Desde nuestra perspectiva eso se hace mediante relaciones entre
pares que, a pesar de la diversidad de puntos de partida y de trayectos,
pueden asimismo arribar a puntos de llegada compartidos, e incluso a la
publicación de un libro que no sea la compilación de una mera sumatoria
de capítulos yuxtapuestos.
La organización articulada que elegimos para este libro consiste en
cuatro capítulos. El capítulo primero trata sobre el lugar que tiene un plan-
teo como el del NME en las teorías que se cruzan (no sin conflicto) en las
disputas hegemónicas por la educación. El capítulo segundo trata de res-
ponder a la cuestión sobre quiénes aprenden y sobre los desafíos actuales
para los aprendizajes. El capítulo tercero trata sobre cómo se enseña en un
nuevo territorio pedagógico como el planteado por NME, y el cuarto sobre
las marcas subjetivantes de quienes enseñan.
Esperamos que este trabajo ayude a encontrar la manera de horadar
la inercia, aligerando la pesadez que se va adhiriendo en el trajín cotidia-
no de la vida escolar. No tenemos la posta, porque no escribimos desde la
estatura de los iluminados, pero confiamos en que estas páginas servirán
para invitar a los lectores a remover lo que hace obstáculo a la posibilidad
de pensar y de crear otra escuela. Vamos entonces a abrir este libro, para
abrir interrogantes. Vamos, lector, a enfrentar juntos ignorancias nuevas.
12
CAPÍTULO I
El Nuevo Mundo Educativo
en la disputa hegemónica
por la Educación
13
Estados nacionales y sus consecuencias: empobrecimiento de proletarios
y agricultores en Italia y del gauchaje en Argentina. Allí la escuela tendrá
un rol estelar en la conformación de un proceso civilizatorio con valores
unificados socialmente. Al mismo tiempo y desde un pensamiento anta-
gónico, Emile Durkheim publica en 1902 en París, “La Educación Moral”
en la que ponía en el corazón de la educación aquellos valores que el
italiano atribuía a la escolaridad de la burguesía triunfante. Osea Gramsci
teoriza e interviene en el presente. Era una “intervención interpretante”
como lo definimos en el Nuevo Mundo Educativo (NME) y ya lo veremos
más adelante.
Volviendo a la hegemonía, es común sostener que la distribución
de valores y saberes para la vida social son una forma de construir el
vivir juntos. De igual manera, lo es interpretar qué cosmovisiones encar-
nan o solapan dichas propuestas. Ahora bien, en los tiempos de Gramsci
y Durkheim —que más adelante recrearemos conceptualmente— el siste-
ma escolar era monopólico en la materia. Hoy, en cambio, de la disputa
participa todo un ecosistema mediático-cultural-tecnológico en el que
la escuela es madre “no reconocida”. Educación y hegemonía demanda
poner en escena una doble disputa: por un lado la que se da al interior
del propio sistema escolar que sufre las quejas continuas de sus actores
y el desprestigio social y por otro, la que se da en las tensiones entre los
otros distribuidos de símbolos y significados.
14
de la doble disputa hegemónica actual, salvo que sólo decidamos dete-
nernos en las ingenierías económicas de la administración de lo existen-
te. Por eso necesitamos replantear el lugar de la escuela, sin destruirla,
pero convirtiéndola en un dispositivo que funciona desde otro lugar y con
otro sistema de referencias.
15
destinatarios, la competencia no forzada de los nuevos distribuidores
del conocimiento, la crisis biográfica de los maestros y hasta su pro-
puesta espacial; parecen golpear los pórticos escolares. Habitualmen-
te, para atemperar la situación, los análisis académicos solían recurrir
a la “paradoja de los padres”. Se trata de estudios estadísticos en los
que los padres eran extremadamente críticos con el sistema escolar
y marcadamente amables y satisfechos de la escuela de “su hijo”. No
hay seguridad hoy que la continuidad de esos estudios sobre un mismo
campo obtenga resultados constantes.
16
proponen y plasman en las escuelas e instituciones, pero es relativo el
impacto en el sistema y la extensión en el tiempo. Vale recordar a Montes-
sori, Agazzi o más cercanas, las hermanas Cossettini.
Por ello, hemos compuesto una lectura de la educación escolarizada
en términos de ciclos que mantienen viva la historia en nuestro diseño
conceptual y a su vez, permite ver el fenómeno en perspectiva.
17
Jacques Ranciere cuenta que el Mayo Francés implicó dos cuestiones
importantes. La primera relacionada con el protagonismo generacional que
convocaba a transformar las estructuras sociales, políticas y económicas. En
definitiva la esperanza de un mundo nuevo. La segunda, la constatación de
que —en aquel momento de la cultura— aparecía un pensamiento original,
único, definitivamente nuevo. Leer a Foucault —dice— implicaba un cambio
vital, una manera distinta de mirar el mundo, la percepción que al fin se lo
entendía. Incluso no se priva de acotar que el tiempo ha transformado a los
pensadores en más importantes que sus pensamientos y a sus estéticas en
más importantes que sus contenidos.
La acotación de Ranciere es certera. El pensamiento de Foucault su-
pone la “auscultación”, la deconstrucción —si Derrida lo permite— de las
articulaciones de poder y los mecanismos de ejecución que ordenaban la
sociedad moderna en su versión capitalista. En este aspecto, valdría pre-
guntarse hasta qué punto el paradigma descripto en “Vigilar y Castigar”
sigue explicando la esencia del despliegue del sistema escolar vigente.
La disciplina, la docilidad de los alumnos, la organización cualitativa y
cuantitativa del tiempo, la evaluación como ejercicio expreso del poder
y hasta el diseño del espacio como complemento invisible de la finalidad
escolar; son los temas de Foucault y también son los temas de hoy. La
historia no se fugó. Los tres ciclos antes mencionados que se constituyen
en verdaderos paradigmas son los que aún disputan la hegemonía del
sistema educativo actual.
18
Refieren a discusiones propias de la evolución científica y sus correlatos de
aplicación o las transformaciones político-culturales. Lo cierto es que bue-
na parte de ellos se incorporaron al dispositivo escolar en forma de inno-
vación, de reforma, o de experiencia. Más allá de ello y de los aportes va-
lorables de muchas teorías y debates, nos interesa no abandonar aquella
dimensión originaria. Los tiempos marcan un nuevo debate sobre la hege-
monía que definirá el futuro del sistema educativo. Se impone una lectura
comprensiva con su debido sustento histórico, político y cultural. Con tal
objetivo, aún a riesgo de ser cuestionados en la simplificación —que espe-
ramos se comprenda en su intensión— quisiéramos plantear tres ciclos o
paradigmas hegemónicos: Moderno, Neoliberal y Pos-estructuralista.
19
lugar, la paulatina conformación de los Estados Nacionales que pusieron
en debate la cuestión de la soberanía como sitial final de la legalidad y la
legitimidad interna y de la autodeterminación externa. Conformación que
acompañaba la creciente migración del campo a la ciudad como respuesta
al cambio de modelo productivo de la revolución industrial. Y finalmente
un nuevo corpus de conocimiento de la mano del Iluminismo que aportaba
una nueva y racional manera de entender el mundo. Límite, frontera, fami-
lia, proletario, ciudadano, contrato social, autoridad, ciencia, etc., fueron
conceptos del nuevo orden depositario de la fe.
Este es el marco en el que se inscribe la partida de nacimiento de la
escuela. Una familia como aliada pero con límites funcionales claros, una
enciclopedia explicativa y metodológicamente racional por conocer y un
ciudadano-obrero que era esperado por la sociedad y mercado. Todo ello
bajo un credo utópico legítimo llamado Progreso.
20
consecuente no será otra que la postulación de un sistema educativo
cuya función central sea la homogeneización.
Esto es, la construcción de una identidad común de la que puedan
ser parte los distintos. Un conjunto de valores que actúen como una
zona liberada de las diferencias. Ricos y pobres necesitan losmismos
próceres, las mismas jerarquías, la misma disciplina. Varias décadas
posteriores el mismo Parsons se admiraba de la ciclópea tarea de la
escuela en igualar tanta diversidad.
Ahora bien, la prédica de Durkheim, que bien podría homologar-
se a la sarmientina, partía de la necesidad de construir una república
socialmente unida en escenarios complejos. La modernidad republica-
na necesitaba un núcleo duro de valores que “todos” debían aprender,
respetar y vivir iluminados por el faro escolar. El docente como pa-
radigma, la evaluación unánime, el modelo edilicio, la organización
espacio-temporal y otras herramientas aún vigentes, pensadas y prac-
ticadas eran parte del dispositivo.
21
mercado industrial naciente. Lo mismo ocurre con Sarmiento y su en-
vidiable pluma pregonando la civilización del nomadismo rural del
gauchaje. La homogeneización es una necesidad política, un modelo
social y una de las razones de ser del sistema escolar.
Sin adentrarnos en el debate sociológico que encierra la institu-
cionalidad moderna, es importante destacar que la pedagogía que da
sustento al proceso homogenizador formateóla escolaridad posterior.
Muchos acotarán que la afirmación es arriesgada. Sin embargo, el cú-
mulo de innovaciones, interrogantes, modelos escolares, aportes psi-
cológicos o psicopedagógicos y hasta jurídicos, no representan en el
día a día escolar un cuestionamiento que implique el fin del objetivo
primario. Homogeneizar y escolarizar son aún sinónimos, más aún en
épocas de cambios y crisis. La pregunta entonces es clara. ¿Por qué el recla-
mo? El NME sostiene que los cambios irreversibles de los sujetos educativos
hacen imposible su cometido, incluso la actualidad valórica de su propósito
sin caer en un dispositivo represivo (más castigos) o excluyente (servicio
militar para algunos o escuela para otros). Homogeneizar es parte de la
conformación estructural del sistema que se inicia en la propia puerta de
ingreso a la escuela. Las innovaciones didácticas aportan mejoras pero es-
tán destinadas a reciclar el formato original.
22
Pero tan revolucionario como ello, es que la escuela asigne (anticipe)
roles sociales con una legitimidad absoluta. Quién ingresa, quién es
normal, cuál es el grado de inteligencia, cuáles son las cualidades de
adaptación o quién sustituye la identidad vertical por la horizontal son
prácticas que terminan en una evaluación objetiva y poderosa. Evaluar
es seleccionar.
Hemos trabajado mucho en el NME al respecto. No somos iguales
por naturaleza cuando el parámetro de evaluación es único, automáti-
co y temporalmente idéntico. Pero hay una igualdad en dignidad que
implica un Derecho Humano que la nueva escolaridad debe asumir. Al
igual que la homogenización, la evaluación necesita repensarse en tér-
minos de estructura del dispositivo mismo.
23
palabras, la teoría crítica supone la exposición de los principios no enun-
ciados en una formulación clásica.
24
¿Cuál fue el verdadero impacto de las teorías críticas? ¿Hasta qué
punto provocaron la mutación esperada en el sistema escolar?
25
¿La emergencia neoliberal representaun nuevo paradigma o
es una reformulación del pensamiento liberal que originó el
sistema educativo fundacional?
26
El punto de partida en materia de educación está vinculado a una
relación directa entre crisis y calidad. El problema de la educación no
debe buscarse en su extensión sino en su eficiencia y en su eficacia.
Los resultados —observados en términos de productividad— que asom-
bran a padres y gobiernos deben explicarse como una crisis de geren-
ciamiento. No se trata de recursos, se trata de su empleo, de su uso.
Este problema de gestión invade el sistema en su conjunto, empieza en
el propio Ministerio y llega hasta la organización del aula. El razona-
miento es que si el producto alumno que esperamos no es satisfactorio
(las quejas así lo muestran) se debe a las fallas existentes en la cadena
de su formación. Si el mercado es el mejor ordenador de la vida social
también lo será para la escuela. Competencia, premios, castigos o in-
centivos necesitan un marco de libertad.
De allí surge la idea de mejorar incorporando de manera estructu-
ral la demanda. Se analiza el Estado como responsable de servicio, tal
como lo enunciaba el propio pensamiento liberal. Es decir, el mono-
polio de la oferta se ejerce de manera directa o por control al sistema
privado. Los padres, como representantes de la sociedad, participaban
en forma instrumental, como acompañantes. Se evalúa entonces que la
debilidad de la demanda impide la competencia como clave del cam-
bio y la mejora del producto alumno. La solución será trabajar fuerte-
mente sobre los padres que, como buenos consumidores, deben tener
la posibilidad de optar por la educación que desean. Si la demanda
presiona, la oferta mejora o desaparece.
El sistema de libre elección de centro escolar se encuentra presente en
buena parte de la bibliografía teórica del neoliberalismo. Sustentado en
una ruptura de la histórica financiación pública de la oferta, el modelo teó-
rico goza de una contundente eficacia en su presentación social: el silencio
del niño o adolescente ante su derecho a la educación es sustituido por un
promocionado y audible derecho de los padres a reclamar y exigir por las
prestaciones educativas que reciben sus hijos.
27
En la práctica, el razonamiento es tentador. Si los padres y la socie-
dad tienen el monopolio de la queja ¿por qué no dejarlos elegir?
28
Se parte delretiro del Estado en su rol de “educador” para posicionar-
lo como garante de las reglas del juego del sistema. La utopía a conseguir
es un modelo de competencia en el que cada familia pueda elegir libre-
mente la escuela a la que desea concurrir. En el camino hacia el ideal se
trabaja en el presente con avances diversificados tales como: cambiar di-
rección escolar en management educativo, optimizar las aulas en métricas
productivas, evaluación de rendimientos, etc. De algún modo, la calidad
se convirtió en el nuevo fetiche sustitutivo del viejo progreso aspirado en
el ciclo moderno.
La educación es una industria de mano de obra numerosa, intensiva
y alto costo que indudablemente irá perdiendo terreno ante otras indus-
trias del conocimiento que no requieren tales condiciones.Ante ello, las
propuestas de optimización de la eficiencia y la eficacia resultan indispen-
sables. Las mismas son teórica y prácticamente bastante conocidas: el bi-
nomio evaluación-calidad con corrientes apelaciones al sentido común se
impuso como idea y como política. La calidad adquiere una índole objetiva
que sirve como orientación amplia, que va desde la ejecución del financia-
miento público hasta un indicativo de las inversiones globales.
Para ello es importante establecer un rendimiento académico están-
dar cuyos resultados permitan un constante análisis de los factores en jue-
go en el resultado. Docentes, alumnos, infraestructura, etc. son observados
como un engranaje “productivo”. Allí se interviene premiando, castigando
o en algunos casos estableciendo “rankings” de jerarquía.
Si bien no existe una aplicación en estado puro del modelo, sí es no-
table la hegemonía de los argumentos que lo sostiene: la incorporación
de la lógica del consumidor ha logrado convertirse en criterio de juicio ha-
bitual. Muchos ciudadanos juzgan la actuación docente, el estado edilicio,
los derechos laborales y hasta el rendimiento escolar con criterios de costo
y beneficio. Los propios centros privados suelen argumentar en su defen-
sa la conocida fórmula de la “doble imposición”. Se trata de un argumento
propuesto por el propio Hayek en los albores del pensamiento neoliberal
consistente en demostrar que el déficit público obliga a tomar un servicio
privado sin que ello repercuta en la baja de las cargas impositivas. Prue-
bas objetivas, resultados promocionados, discusiones sobre la profesión
29
docente, homologación de contenidos básicos curriculares centralizados y
únicos son —entre otras tantas— medidas establecidas.
La crisis del Estado Benefactor implicó el desmoronamiento de buena
parte de las virtudes del paradigma moderno sea en su concepción origi-
naria “humanista liberal” como en los aportes en términos de justicia de la
reacción crítica. Ante ello, el paradigma neoliberal avanzó como un com-
plejo conceptual presentado en términos de actualización o adaptación
temporal. Una suerte de nueva ingeniería del sector público neutra e ins-
trumental. Los juicios sociales se convierten a menudo en juicios escolares
donde la especulación de costos y beneficios es parámetro de evaluación y
comportamiento.
30
Si bien resulta complejo establecer un sistema categorial común es po-
sible detenernos al menos en las lógicas y objetivos del sistema conceptual
pos-estructuralista. Así aparecen los análisis de las relaciones de poder sub-
yacentes y la definición del lenguaje como una fuerza que supera la función
reflexiva del discurso para convertirse directamente en perfomativa como dos
tópicos constitutivos. De esta manera, se emprende un cuestionamiento y una
crítica profunda a toda la racionalidad moderna manifiesta tanto en el propio
pensar filosófico como en las estructuras sociales emergentes, pasando por
el arte, la antropología y también la educación. Todo conocimiento será visto
como contingente en tanto su relación directa con las condiciones de produc-
ción, lo que finaliza en un punto final del reino epistemológico de la verdad.
31
El posicionamiento parece una crítica terminal del sistema esco-
lar. ¿Cuál sería el contenido de estos tres tópicos?
32
existe como resultado de los aparatos discursivos y lingüísticos que lo cons-
truyeron. Tal análisis del sujeto moderno como una construcción discursiva,
demuestra el desplazamiento central efectuado por el pos-modernismo
y por el estructuralismo: del paradigma de la conciencia al paradigma del
lenguaje. Esta perspectiva puede ser sintetizada por el concepto de discurso
tal como lo utiliza Foucault y por el cuestionamiento del presupuesto de la
transparencia del lenguaje efectuada por Derrida. Si pensamos en el sujeto
consagrado por la escuela en su matriz fundacional (hombre, blanco, hetero-
sexual, etc.) podemos mensurar la dimensión de la crítica pos-estructuralista.
Finalmente, los aspectos relativos a la disciplina se sustentan en la
unidad del binomio poder y saber. El conocimiento y su despliegue es parte
de un conjunto de relaciones que están lejos de la vocación y la neutrali-
dad. Su objetivo no es otro que la búsqueda de la disciplina, sea ella social,
laboral o escolar. Este es el planteo central de MichelFoucault. En la escuela
todo es disciplina: su forma de entender el conocimiento, su edificio, sus
modelos de conducta y también sus paradigmas teleológicos. El pos-es-
tructuralismo es una crítica contundente de la sociedad disciplinar. Crítica
epistemológica, social y política. La escuela es abordada entonces como
herramienta sistémica que la genera y garantiza. Junto a ella se despliega
también una fuerte crítica a los intelectuales como intérpretes finales —y
ocultos— de los intereses que la sociedad moderna representaba.
33
La percepción política que apunta al pos-estructuralismo como fun-
cional al paradigma neoliberal procede de muchos actores anclados en el
pensamiento crítico. Lo interesante de observar allí es cómo se solapan
discursos y conceptos en un juego de conveniencias argumentales. Una
suerte de guerra de posiciones en la que no se ha dudado en asumir el
paradigma criticado con el único objeto que no se desmorone la propia
racionalidad argumental.
Este movimiento se ha tornado altamente perjudicial para los pro-
pios actores del sistema y es uno de los puntos de partida que ha mo-
tivado la reunión de voluntades que dieron origen al NME. Proponer un
complejo argumental que aporte certidumbre, presente y perspectiva a
la educación actual.
34
¿Cuáles serían los principales ejes conceptuales de este cambio es-
tructural que ustedes denominan NME?
La propuesta del NME está edificada sobre un trípode conceptual
que podría enunciarse en: la idea de nuevo mundo como abordaje del
presente y los conceptos de memoria cíclica y salto re-evolutivo como
partes de una dialéctica temporal que vinculan ese presente con el fu-
turo y el pasado.
En este marco, el concepto de Nuevo Mundo marca nuestra relación
con el hoy, con la contemporaneidad. Alain Badiou dice que una buena
vida es una vida con ideas. La explicación es sencilla: la idea despierta la
voluntad de querer; la idea transforma. La conclusión apresurada invitaría
a una felicidad plena y global en tanto todos portamos ideas para vivir. Sin
embargo el francés encuentra allí el verdadero problema de la felicidad:
la mayoría de las ideas se convierten en mercancía y por lo tanto más tem-
prano que tarde son arrebatadas al sujeto. Solo queda el sabor amargo de
la soledad. Evitar este círculo vicioso del despojo supone dos actitudes: la
primera tomar distancia del circuito cotidiano de mercantilización “ideoló-
gica” y la segunda, desplegar una sensibilidad ante un acontecimiento que
dispara la novedad como toma de posición.
35
siempre en el clivaje “conservador”. La educación repite sus problemas,
también sus soluciones provisorias y hasta sus debates.
El presente es intempestivo y porque irrumpe debe pensarse a la dis-
tancia. Quizás la re-lectura que Giorgio Agamben hace de las meditaciones
intempestivas de Nietzsche arroje una herramienta valiosa de la distancia
“en el presente”. El movimiento del pensamiento debe iniciarse oponién-
dose a las razones que dominan por orgullo, preeminencia, lugar común o
resistencia a una época determinada. Es cierto en este punto, que un lar-
go trayecto de práctica y lectura de muchos autores que respondían a los
distintos paradigmas, así como su aparición desfigurada en la cotidianidad
educativa, han facilitado este primer paso. A veces primó el debate concep-
tual y otras —por qué no confesarlo— el cansancio de la repetición.
De esta manera, pensar el presente necesita como primer paso una
desconexión y un desfase, a través de una distancia con respecto a un
“hoy” con el que no se coincide. El gesto nietzscheano no tiene que ver
con una actitud de nostalgia; simplemente indica que la condición de ser
contemporáneos establece una relación singular con el propio tiempo. Se
adhiere a éste y, a la vez, se toma distancia desconfiando del espíritu que
la época arroja como verdadero en apariencia.
El presente educativo presenta grados variables de conflictos. Las
demandas de protagonistas, espacios y resultados reconocen una perma-
nencia que para toda una generación ya parece insuperable. Ante ello, el
pensar discurre entre nostálgicas consignas que se reparten equitativa-
mente entre los demandantes y los prometeicos demandados. La nove-
dad es solo un modo de ser, un mero comportamiento ante la confronta-
ción. Desconfiar del espíritu de época es el primer gesto de novedad del
NME. Aún del discurso futurista, que aparece en escena como el banquete
de los sueños, para los que sufren insomnio.
36
Lo sería si la distancia no toma en cuenta el acontecimiento. Es co-
mún interpretar los acontecimientos como eventos destacados de la vida
individual o colectiva. En el decir vulgar es una apelación lingüística que
supone un exceso, una situación extraordinaria o al menos poco habitual.
(“fue todo un acontecimiento”). Badiou lo ubica en otro registro; el acon-
tecimiento es una ruptura en el conocimiento de una situación. En otras
palabras, se toma distancia, se desconfía del espíritu de época, para lue-
go provocar una nueva lectura de la realidad, una verdadera ruptura en el
campo del saber en el que se actúa.
La operación habitual supone que “saber” de una situación impli-
ca un conjunto de símbolos o conceptos que la expliquen o den cuen-
ta de ella representándola. Explicar los hechos con el conocimiento
vigente. Acercase al acontecimiento es, en cambio, dejar emerger la
verdad que el mismo trae y no ha sido considerada por el saber de la
época. El francés presenta un ejemplo explicativo sumamente claro. Si
imagináramos una contemporaneidad con la Revolución Francesapo-
dríamos relatar y simbolizar los hechos con los conocimientos históri-
cos o sociales disponibles. Ahora intentar simbolizar el acontecimiento
es poder dar cuenta de la irrupción de la burguesía como hecho nuevo,
histórica pero también conceptualmente.
El acontecimiento es siempre novedad y como tal resiste, excede la
conceptualización tradicional. Intentemos un ejemplo educativo con la
advertencia del “presente distante” ya enunciado y será fruto de un ex-
tenso análisis en el capítulo II de este volumen. Referirnos habitualmente
a los “alumnos” y su larga lista de hechos promocionados en torno a con-
ductas, aprendizajes o resultados supone relatar las peripecias escolares
infanto-juveniles. Es decir, analizar el cada vez más traumático tránsito de
la ignorancia al aprendizaje requerido. El complejo conceptual supondría
partir del “sujeto ignorante” escolarizado hijo de la larga iniciada en la
modernidad en su versión actual.
El acontecimiento, en cambio, sería la irrupción de un nuevo sujeto
escolar: el aburrido y el fastidiado. Como lo definía un padre: “el pro-
blema de mi hijo en la escuela no es que mi hijo no aprende —más allá
que le va muy mal—, el problema es que se aburre”. Ya abundaremos
37
en conceptualizaciones sobre los nuevos sujetos que resisten a la com-
prensión simbólica de la lógica del alumno, lo importante es que el NME
representa un intento de abordaje de “los acontecimientos” de sistema
educativo presente.
Ahora bien, como el mismo Badiou sostiene, el acontecimiento nece-
sita siempre de una “intervención interpretante”, es decir sujetos compro-
metidos que observando los síntomas se comprometan con la necesidad
de sub-vertirlos. Por ello, nuestro modo de abordar el presente es lo exac-
tamente opuesto a una actitud contemplativa.
En conclusión, el concepto Nuevo Mundo en su dimensión educativa
supone pensar con distancia el presente y a la vez dejarse interpelar por el
acontecimiento. Las usinas intelectuales y decisoras se muestran —muchas
veces— insuficientes en su reiteración simbólica y en su diagnosis epidér-
mica. La intervención interpretativa es una obligación subjetiva y colectiva
y como tal siempre es novedad. Para decirlo con Zizek, comprometerse con
los “acontecimientos” es la imposición de un Nuevo Mundo.
38
Fukuyama sostiene que hemos llegado al final de la historia acce-
diendo a una animalidad post-histórica de la mano de la universalización
del modelo de vida americano. La afirmación es el sustento más promo-
cionado de su pensamiento y acompañó el postulado triunfo del pensa-
miento neoliberal. Sin embargo, es importante detenerse en su segundo
núcleo argumental referido a ¿qué hacer con la enorme cantidad de “his-
toria” aún presente en la vida de nuestras sociedades? El japonés sostiene
que ese es el lugar del snob y de la resistencia, y que en ambos casos la
explicación es similar. Opera una suerte del síndrome del “té japonés”.
Uno puede repetir fórmula, ceremonia y hasta vestuario, pero la historia
ya no está allí. Su significado ha sido vaciado, el fin no es el olvido es con-
sumación del tiempo (Derrida) en el que la memoria resulta inútil.
El problema planteado en El Fin de la Historia como justificación del
triunfo de un modelo de capitalismo pone en escena una tensión central
de los escenarios sociales de este tiempo: la tensión entre historia como
memoria y la historia como simple recuerdo. En otras palabras, la tensión
entre significado y fábula.
La educación está colmada de historia presente. En muchos casos
son banderas de defensa y en otros, repetición de políticas destinadas a
la calma social. La lógica del recuerdo ha operado como refugio conser-
vador de la propia sobrevivencia del sistema. El apoyo social apelando a
los recuerdos paternos ha colaborado incluso como sustento conceptual.
De esta manera, la lógica del recuerdo solapa su despliegue en los inte-
reses de los actores con posiciones que resulta interesante develar. Ante
un presente criticado en sus protagonistas y resultados, el recuerdo opera
como certeza. Es común observar padres clamando por la repetición de sus
experiencias escolares exitosas; docentes por el prestigio perdido, analis-
tas proponiendo reformas para volver a los antiguos resultados o Estados
promocionando medidas para recomponer el Edén perdido.
Podríamos llenar páginas exponiendo indicadores obedientes con la
lógica del recuerdo. También podríamos aportar futuristas tecnológicos,
que de la mano de Fukuyama, postulan el fin de la experiencia moderna
de la escolaridad (fin de la historia) y el inicio de una aventura posmoder-
na que nos depara resultados asombrosos a tiro de pantalla. No debemos
39
olvidar entre los pregoneros de la consumación, los que piden el retiro de
los recuerdos para permitir el ingreso de “los ángeles administradores” que
pondrán orden y racionalidad a la plenitud alcanzada.
El NME postula la memoria cíclica. Esto es, la sustitución de la lógica
de recuerdo por lógica del discernimiento. Ello supone, asumir la “historia
presente” en el sistema educativo en la dialéctica continuidad-ruptura. To-
mar la herencia como tarea es asumir una memoria de futuro. La memoria
se constituye así como el fin de la nostalgia, el fin de un simple amontona-
miento documental y burocrático destinado a repetirse sin interrogantes.
Si el sistema educativo es una herramienta esencial de la historia de
la emancipación humana (Guiddens), la lógica del discernimiento implica
asumir dicha estructura emancipatoria para recuperar su función teleoló-
gica. La ruptura paulatina con “el recuerdo” y la continuidad de los propó-
sitos.La apelación a su condición de cíclica apunta a un ejercicio lacaniano
(o benjaminiano diría Aggamben) de relación con el pasado. Al ejercicio
habitual de “presente-pasado-futuro”; se opone una dialéctica “presente-
futuro-pasado”, en el que la memoria opera como significante de un “habrá
sido”. Es en la necesidad de pensar y hacer una nueva página educativa en
el que la memoria es un significante que pondera la novedad.
40
Simplificando categorías: primero fueron los niños ignorantes, lue-
go las mujeres, más tarde los adultos, los discapacitados, etc. La memoria
de una irrenunciable vocación universalista supone incorporar nuevas di-
mensiones cualitativas y cuantitativas para su cumplimiento. Reinstalar el
corazón expansivo de la escolaridad para nuevos olvidados, mutando sus
lógicas y re interpretando su utopía.
La lógica de recuerdo provoca la reacción ya mencionada. El recuer-
do sin significado que lleva a la mera repetición como resistencia, so-
brevivencia o silencio conservador. La memoria cíclica supone —en este
caso— su incontenible tendencia expansiva constituida en Derecho Hu-
mano. Intangible teleológico movilizante que demanda el presente en
perspectiva y se ancla (re-significa) en la memoria del sistema. La consig-
na de la memoria cíclica del NME implica la permanente actualización de
pasados no concluidos del ciclo fundacional, de la dimensión de justicia
liberadora de los críticos, del diagnóstico de la parálisis de los neolibera-
les o de las nuevas conceptualizaciones subjetivas de los pos-estructuralis-
tas. Creemos que éste es el lugar de la historia en la educación por-venir,
como significante que otorga nuevos sentidos pero además recupera las-
fuerzas auténticas del sistema.
41
los dispositivos en discusión. Dicha matriz profundamente humanista
implica una nueva dialéctica de perspectiva que conduce a lo que lla-
mamos “educación personalista”.
El punto de partida apunta a la necesidad de recuperar el “yo con-
creto” en su unicidad y dignidad, desarrollado en su entorno cultural
(memoria cíclica). Este “yo concreto” es más que un anónimo homolo-
gado, que un depositario de una conciencia de la clase o de la cultura
y es más que un mero consumidor. El segundo movimiento supone el
encuentro con “un otro distinto” que solo se iguala en su dimensión de
dignidad. De ese “cara a cara”, de ese encuentro de “rostros” para decir-
lo con Lévinas, emerge el colectivo comunitario que actualiza la cultura
como tercer movimiento.
Reiteremos el ejemplo del punto anterior con los niños y jóvenes que-
van diariamente a la escuela.El punto de partida es una ruptura, una esci-
sión con la cultura escolar presente. El NME parte de las personas concretas,
reales, únicas (jóvenes y niños) desarrolladas en entornos culturales diver-
sos. Por lo tanto, “no son alumnos”, pues implicaría una homogeneización
despersonalizante. El colectivo escolar se produce en “el encuentro” con un
otro y como consecuencia —como fruto— se produce la cultura escolar. No
es la cultura escolar y social —como dice Gramsci— la que produce el en-
cuentro sino que es el encuentro el que produce la cultura. De esta manera,
la escuela es definida como “comunidad de seres concretos” que desplie-
gan su dignidad colectiva. Ese encuentro de dignidades es el fundamento
de sus derechos, de su justicia.
La misma dialéctica re-evolutiva es necesaria para los educadores
o para el encuentro pedagógico que trabajaremos ampliamente en los
capítulos III y IV. En el caso de los docentes, se debe partir de una ruptu-
ra con los paradigmas vigentes que van desde el abnegado y vocacio-
nal evangelizador laico hasta el profesional sin músculo metodológico
pasando por el asalariado del conocimiento. Se trata de las personas
concretas, de biografías personales, no absolutamente homologables
que asumen y son parte una memoria cíclica (herencia). Ellas viven un
doble encuentro con un “otro” educador y un “otro” educando. Y es allí,
en el encuentro de dignidades que nace la cultura escolar, sea en forma
42
de reclamo o lucha ante el estado de cosas, de ciencia (o técnica) ante la
necesidad de producir y distribuir conocimiento o de conciencia colecti-
va como nuevo impulso teleológico.
Los intentos de trabajar sobre la praxis vacía del cumplimiento la-
boral o de la insuficiencia de la ciencia restan y cercenan la dignidad de
los educadores. El trabajo es cumplimiento sin teleología sustentado
en “recuerdos” vacíos y la capacitación científica es accesorio que ja-
más recupera un “yo único y creador” destinado a imprimir su propio
aporte a la cultura colectiva.
El salto re-evolutivo implica la definición de la educación como he-
cho vital inalienable. Define así su imposibilidad de mercantilización
propio de su consideración como fenómeno artificial. No implica la recu-
peración del “sujeto inmóvil” moderno en términos de metafísica de la
presencia. Es la postulación de una dialéctica que funda una “metafísica
del encuentro”. Una nueva cultura sustentada en el rostro del “otro” como
intriga que desafía, inquieta e impulsa.
43
BIBLIOGRAFÍA
45
Bourdieu, Pierre. Capital Cultural, Escuela y Espacio Social, Madrid, Siglo XXI
Editores, 1997.
Broccoli, Angelo. Antonio Gramcsi y la educación como hegemonía. Nueva
Imagen. Mexico 1977.
Derrida, Jaques y Caputo John. La deconstrucción en una cascara de nuez
Prometeo. Buenos Aires. 2009.
Durkheim, Emile. Educación y sociología. Colofon. Mexico. 2006.
Durkheim, Emile. Escritos selectos, Introducción y selección de Anthony
Giddens, Buenos Aires, Nueva Visión, 1993.
Dussel, Enrique. Liberación Latinoamericana y Emanuel Levinas. http://enri-
quedussel.com/DVD%20Obras%20Enrique%20Dussel/html/13-1.html.
Dussel, Enrique. Filosofía de la Liberación. biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/
otros/20120227024607/filosofía.
Eichelbaum de Babini, Ana María. Sociología de la Educación, Buenos Aires,
El Ateneo, 1991.
Fernández Enguita, Mariano (editor). Sociología de la Educación, Alianza.
Madrid, 1999.
Foucault, Michel. Vigilar y castigar, Siglo XXI, Buenos Aires 2008.
Garcia Fanlo, Luis ¿Qué es un dispositivo? Foucault, Deleuse, Agamben. A
PARTE REI. Revista de filosofía. Marzo. 2011.
Huyssen, Andreas. En busca del futuro perdido. Cultura y memoria en tiempos
de globalización. FCE. Buenos Aires, 2007.
Laso, Eduardo. Acontecimiento y deseo, (un comentario a la lectura de Zizek
sobre la obra de Alain Badiou). http://www.aesthethika.org/Aconte-
cimiento-y-deseo. Marzo 2007.
Luhmann, Niklas. Teoría de la sociedad y Pedagogía. Paidos. Barcelona. 1996.
Miñañana Blasco, Carlos y Rodriguez Jose G. La educación en el contexto
neoliberal. http://www.humanas.unal.edu.co/red/files/3112/7248/
4191/Artculos-eduneoliberal.pdf.
Poggi, Gianfranco. El desarrollo del estado moderno: una introducción
sociológica, Quilmes, Universidad Nacional de Quilmes, 1997.
Portantiero, Juan Carlos. Gramsci y la educación en Sociología de la educa-
ción. Corrientes contemporáneas. Coord. Guillermo González y Carlos
Alberto. Centro de Estudios Educativos. México. 1988.
46
Puiggrós, Adriana. Que pasó en la educación argentina: breve historia desde
la conquista hasta el presente. Galerna, Buenos Aires. 2006.
Ranciere, Jaques. El maestro ignorante. Ed. Sedicion. ebook. 2012.
Ranciere, Jaques. Momentos políticos. Capital Intelectual. Madrid 2010.
Samour, Hector. Aspectos ideológicos del paradigma neoliberal. http://
www.uca.edu.sv/revistarealidad/archivo/4ddd8c55ccf14aspectosid
eologicos.pdf.
Skliar Carlos. La educación (Qué es) del otro. Argumento y desierto de argu-
mentos pedagógicos. Noveduc. Buenos Aires. 2007.
Tenti Fanfani, Emilio. Escuela y cuestión social. Ensayos de sociología de la
educación. Buenos Aires. Siglo XXI. 2007.
Tenti Fanfani, E. (org.) Gobernabilidad de los sistemas educativos en América
Latina. Buenos Aires IIPE/UNESCO. 2004.
Veiga Neto, Alfredo (comp). Crìtica Pos-estructuralista y educación. Laertes.
Barcelona. 1997.
Vermeren, Patrice. Abensour, Badiou, Rancière: Contra la restauración de
la filosofía política. Traduc. Mayol Graciela. http://reflexionesmargi-
nales.com/3.0/19-abensour-badiou-ranciere-contra-la-restauracion-
de-la-filosofia-politica/#_edn1.
Weber Max. Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, Mexico.
1984.
Zizek Slavoj. El sublime objeto de la ideología. S.XXI editores. Buenos Aires.
2003.
47
CAPÍTULO II
El Nuevo Mundo Educativo
entre las nuevas ignorancias
y aprendizajes
49
didácticamente podríamos decir que el aprender connotó una especie de
fuerza interior que involucró todo su ser (mente, corazón, alma, psiquis).
Aprender es una forma de estar en el mundo, comportarse en la sociedad
y de alguna manera, también, de subjetivarse. Mucho ha trabajado la an-
tropología, la biología o la sociología al respecto pero a los fines de nues-
tros propósitos es importante concentrarnos en la modernidad. Aparece
allí una experiencia institucionalizada de aprendizaje que moldea aún
buena parte de nuestro pensar y actuar. Los interrogantes e insuficiencias
que pesan sobre ese orden moderno explican “el acontecimiento” —diría
Badiou— que subyace en la pregunta.
50
Volviendo a los que aprenden; ustedes reconocen el éxito de la
escuela. ¿Qué sucede hoy? ¿Cambiaron los alumnos, los conteni-
dos, la forma de aprender?
51
estructural en las formas de aprender o educarse. Es difícil, poder identifi-
car las características particulares de las mutaciones u observar condicio-
nes de homogeneidad. Algunos manifiestan que estamos en la etapa del
Aprendizaje Invisible o también Difuso. Polvo cósmico se atreve a llamarlo
Henry Kissinger. Con ello se alude a que la educación está diseminada en
toda la sociedad y trasciende los límites de la escuela. Impacta hasta en la
propia familia; nunca hubo tanta distancia como hoy entre una madre y
una abuela. Pero más allá de las denominaciones, podemos observar que
las competencias centrales de los aprendizajes están asociadas al dominio
de la Imagen, el Tiempo y las Relaciones entre las Cosas y las Personas. Con
ello no queremos decir que se abandona la escritura. Seguramente whats-
happ no lo permitiría y la escuela tampoco. Hacemos mención a la crecien-
te aparición de lo visible, de la imagen. Ello implica una mutación en las
concepciones del aprendizaje. Escribir demanda un esfuerzo. Visualizar es
espontáneo y natural. No se trata de observar la cuestión en términos an-
tagónicos: ver o escribir. Se trata de observar el aprendizaje en términos
semióticos, es decir de lenguajes. La imagen también es un lenguaje.
52
también debe serlo sobre “lo otro”. Vivimos rodeados de cosas, de mundos.
Como diría Leonardo Boff la educación tiene destino de una “nueva totali-
dad” (mundo y hermanos). Esta nueva revelación de la diversidad —totalidad
de personas y mundos— mediada o no por la tecnología se ha convertido
en el día a día de los niños y jóvenes una nueva forma de saber y aprender.
Muchas veces más fragmentada, desregulada, diversa y que no siempre es
omnicomprensiva como la escuela. Allí hay una tensión que en el NME con-
vocamos a explorar: entre un sujeto más libre que necesita nuevos destinos
y un sujeto consumidor que necesita nuevas y novedosas ofertas.
53
destinadas al esfuerzo y la abnegación como fórmulas de progreso. Si se
me permite una herejía provocadora: nuestras revoluciones fueron una
incansable lucha por el gobierno del dispositivo. Esa es la escuela en la
que aprendimos y que aún en su esencia sigue viva, más allá de propues-
tas pedagógicas y didácticas arriesgadas. En el fondo creemos, quizás por
el atributo de la legalidad suministrado por el Estado, que el monopolio
sigue vigente y vigoroso.
54
¿Los nuevos aprendizajes parecieran no estar regulados, ni
controlados y necesitarían salir de lo cerrado experimentando
una especie de expansión?
¿Lo domestico también sufre la crisis? ¿Es un factor más que ace-
lera la crisis de lo escolar?
55
Hablamos de un cambio profundo en materia de aprendizajes
con el fin de los monopolios. ¿No resulta un tanto alarmista? Se
ha anunciado muchas veces el fin o la crisis terminal de la escola-
ridad, ¿no es como alentar un cambio por miedo?
56
misma escuela de sus antepasados. Sin olvidar la recurrente defensa
que hacen los propios críticos del sistema ante los embates del neoli-
beralismo en boga.
Aquí es donde reside el problema, existe un amplio consenso que
revela una separación entre exigencia social y aporte escolar. El mismo
no deviene solo de la promocionada preparación laboral sino también de
la propia evolución de la cultura en términos de derechos o participación
(ej: las mujeres, la sexualidad, etc.). No se trata de predicar el apocalip-
sis de la escuela, pero tampoco vivir de los relatos del Eden. Las nuevas
formas de aprendizaje están ahí. No asumirlas es abandonar el mandato
público de garantizar derechos.
57
lo que hemos denominado Cuatro Nuevas Pedagogías. Dedicaremos
el Capítulo IV para analizarlas detenidamente pero como una apuesta
a nuevo itinerario de aprendizaje para todos los actores (niños, jóvenes,
docentes, directivos, nuevas profesiones, etc.)
58
del barrio. El barrio es el término medio de una dialéctica existencial y
social que comenzaba en la familia, pasaba por la escuela y terminaba
en la cuidad.
El nuevo ecosistema urbano impone la red de contactos (networ-
king) en función de diversos vínculos que trascienden lo territorial. Las
agendas sociales y culturales, nuevas tecnologías, modalidades de con-
sumo, gustos y tendencias son los factores que crean nuevas escalas de
vivencias. Se vive en un afuera permanente y creciente. En él hay orfan-
dad de espacio o territorio. Es la inmersión en una serie de códigos socia-
les abiertos, dinámicos con reconocimientos remotos e impersonales. Si
el barrio dejaba marcas, el networking no… solo objetos que se olvidan.
Hay una educación que se produce por fuera de la escuela que está habi-
tuada a formar a individuos que viven construyendo biografías sin terri-
torio. Estas subjetividades o mejor dicho muchas nuevas subjetividades
se quedan fuera de la escuela. Tradicionalmente, la Educación formaba
parte de forma exclusiva de lo público. Lo privado era un tema de las fa-
milias y del ámbito de las intimidades y por lo tanto quedaba afuera de
la escolaridad. Hoy una parte demasiado importante de la distribución
simbólica esta fuera del Estado o es social o es mercado.
59
bien ético” adaptado a las demandas. El problema no es tecnológico, ni
de innovaciones o emprendedores; ambas cosas aparecen muchas veces
como trajes nuevos que visten actores cansados e incómodos.
60
sistemática, todos los lugares donde se aprende, cómo y quiénes apren-
den. Mientras se defiende la enseñanza obligatoria, gratuita y universal, el
aprendizaje se ha convertido para muchos en una obligación legal de cer-
tificación. En la escuela no se aprende todo lo que requiere un ciudadano
de hoy. Los docentes nos hacemos cargo de la enseñanza, es precisamente
allí donde colocamos todas nuestras valencias. Pero no es sencillo garan-
tizar que el alumno aprenda la totalidad lo enseñado. Se registra un pau-
latino descontrol sobre los aprendizajes. En una entrevista publicada por
el Washington Post, Gardner, explicaba que los adolescentes pasan más
tiempo consumiendo lo que les ofrecen en los medios que cumpliendo
obligaciones escolares. El propio Ministerio de Educación lo reveló en una
encuesta en el 2014. En otras palabras no hay alumno tiempo completo ni
lo habrá. Lo mismo sucede con los docentes.
61
La evaluación de los aprendizajes es el indicador más sobresa-
liente del inconformismo sobre la educación.
62
CURVA DE APRENDIZAJES ESCOLARES
45
30
APRENDIZAJES
15
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13
ESCOLARIDAD
63
conocimientos se incorporan de forma casi espontánea en relación con
el entorno o en el desarrollo de la convivencia. Siendo tan solo espec-
tadores se puede aprender. También hemos advertido, que los nuevos
ecosistemas sociales exigen menos aprendizajes que hace tres o cuatro
décadas. La ignorancia, que hasta llegó a ser condenada éticamente, hoy
no solo se puede disimular más fácilmente, sino que en algunos casos
provoca algunos elogios. El conocimiento ya no impronta un carácter, ni
genera formas de actuar o relacionarse. Los effortless perciben que la ex-
plosión del conocimiento es tan inalcanzable que se relacionan con él de
manera utilitaria. También deducen que el conocimiento no avanza por el
esfuerzo individual, sino que pareciera tener un crecimiento autónomo e
inaccesible. La única opción que observan, es plegarse a él y utilizarlo en
la medida de las necesidades.
Por otra parte se preguntan sin remordimientos: ¿qué beneficios nos
aportan los aprendizajes que requieren esfuerzo? ¿Mis esfuerzos son pro-
porcionales a mis posibilidades de ascenso en la escala social? El escri-
tor español Vila Matas en su reciente novela “Aire de Dylan” se pregunta
incisivamente: ¿no será un nuevo tipo de rebeldía el simple cruzarse de
brazos ante una realidad que aparece como totalmente establecida e ina-
movible? Esta actitud parece ser un gesto de negación a convertirse en un
eslabón de la cadena de la sociedad del espectáculo. El protagonista de
la novela, el joven Vilnius, es un experto en el arte de encogerse de hom-
bros. Frente a la cultura del esfuerzo que le hace el juego a la tiranía de los
dueños del mundo y de la realidad mediática, cabe replegarse, tal y como
lo hacen en este libro Vilnius y los miembros de su fundada sociedad “Aire
de Dylan”. De todas maneras, esta cultura pos-moderna puede esconder
una aceptación pasiva que ya no cuestiona órdenes ni mundos. Un indivi-
dualismo anti posesión funcional al yo poseedor neoliberal.
64
Sin duda que hay alejamiento de la realidad por parte de los jóvenes
que se traduce en cambios en la lógica del compromiso. Los mayores nive-
les de movilización de estos grupos etarios son los voluntariados, que se
desarrollan en torno a causas parciales, diversas y algunas de ellas extre-
madamente recortadas.
Pero también se da lo que hemos denominado el “empacho simbóli-
co” o el hastío de los sentidos: falta de digestión y verdadera asimilación de
los alimentos simbólicos que no son aprovechados en su correcta propor-
ción. La inteligencia comienza a sentirse deslumbrada por la expansión de
lo diverso o lo múltiple y le resulta imposible poder crear acciones, realizar
agrupamientos o armonizaciones que den algún síntoma de estabilidad y
trazabilidad. La creciente expansión simbólica ha dejado a la conciencia en
un fuerte desorden e una marcada indeterminación. Cuando más peque-
ña sea la personalidad tanto más indefinida e inconsciente se torna, hasta
confundirse con la sociedad, perdiendo su propio carácter, que se disuelve
dentro de la totalidad del grupo. La voz interior se reemplaza por la voz de
las encuestas, las tendencias colectivas, los consensos telefónicos, la impo-
sición o la hegemonía de la publicidad.
65
una manera múltiple, la piel puede oír, los oídos son capaces de ver y los
ojos distinguen el frío del calor. La Ilustración que tiende a la cosificación
del saber hace callar al mundo fisiognómico.
66
¿Pueden describirlas? ¿Qué significa que el conocimiento de sa-
grado muta en profano?
67
En esta dirección tienen un papel fundamental las TICS
68
¿Cómo muta el conocimiento PESADO en conocimiento LIVIANO?
Sartre habilitó que la “nada” podía ser profunda y con ello daba un
paso a un proceso creativo de relevancia. La nada escapaba de toda su-
perficialidad o banalidad y podía dar seriedad a un ambiente de época.
En consonancia con la reivindicación de la nada, tal vez sea una pregunta
importante para estos tiempos: ¿lo liviano puede escaparse de un sentido
despectivo y de escasa importancia?
Susan Sontag contaba que al encontrarse en una calle de Los Ángeles
con Wim Wenders le preguntó qué hacía un hombre tan culto como él en
un país donde prácticamente no existía la cultura. Y Wenders respondió:
“¡Imagina usted mayor felicidad que vivir en un mundo sin cultura!”. Se re-
fería, en efecto, a una liberación orgánica, física y mental del peso de la
cultura y de la cultura pesada. Liberación del sujeto de la cultura profunda,
autorizada para requerir esfuerzo y suma atención, para sentenciar entre lo
excelente y lo popular con una guillotina ilustrada.
69
El conocimiento no necesita del recuerdo, le parece un incómodo e
impaciente compañero. Prefiere la imaginación, lo que permite traspasar
el espesor de la objetividad y permite captar “lo común” y lo necesario. El
conocimiento padece desde hace algunas décadas una relación conflictiva
con la razón y un acercamiento más sugestivo con la imaginación; tal vez
por qué el mundo estético tiene cada vez más relevancia. El conocimiento
se hace promedio y termina por tener menos gravidez. La confusión de li-
viano con pasajero nos lleva a un análisis insuficiente de fenómeno. Por un
lado hay una crítica fundada en cánones tradicionales que sobre sólidos
fundamentos termina concluyendo que la nueva distribución simbólica no
es válida por su carácter utilitaria y descartable. Por otro, el problema es
la velocidad y los modos de aprehensión que ella genera; que claramente
distan mucho de la paciente reflexión. Es necesario separar el prejuicio o
el combate conceptual pre-juicioso para poder abordar las verdaderas di-
mensiones del llamado “conocimiento liviano”.
70
en una escala de valoraciones. Tiende a lo bajo, tiene un giro en su mirada,
es mucho más pedestre y solo pretende abrazar lo cotidiano y lo diario.
De alguna manera, no está dispuesto más a callar el mundo fisiognómico,
sacrificándolo en el altar de la cosificación y la objetividad.
71
Estas mutaciones del conocimiento parecen haber modificado la
misma naturaleza de la ignorancia. ¿Es la ignorancia el objetivo
central de la educación? ¿Podemos hoy ser más ignorantes? ¿La
ignorancia también ha mutado? ¿Tiene otras manifestaciones?
72
¿Cuáles son estos nuevos tipos de ignorancia que el equipo
de NME ha identificado? ¿Qué significa que la ignorancia ha
evolucionado?
73
conductas cotidianas, modos de relacionamientos, consumos y hasta
para generar caprichosos futuros efímeros. La multiplicidad de los fenó-
menos pone en duda la trazabilidad vital conocida. La generación adulta
fue educada (superó la ignorancia) sobre una línea de tiempo marcada-
mente estable. Familia-escuela-trabajo-familia suponían edades, conoci-
mientos, habilidades y fenómenos previsibles. Hoy niños y jóvenes viven
multiplicidad de tiempos impactados por acontecimientos reales y ficti-
cios que no resultan sencillos de interpretar. El efecto Dunnig-Kruger, dos
psicólogos estadounidenses que ganaron el Nobel en el 2000, es intere-
sante al respecto. Es un estudio muy profundo sobre el comportamiento
de “los ignorantes” que tienden a sobrevalorar sus conocimientos de ma-
nera ilusoria. En su conclusión terminan postulando que todos somos ig-
norantes en tanto que unos sobrevaloran sus competencias y otros somos
incapaces de discernir su problema. La ignorancia sobre los fenómenos
nos lleva permanentemente a sobrevalorar ilusoriamente nuestros sabe-
res. Siempre hay un saber o una habilidad sobre la que resultamos igno-
rantes aunque parezca lo contrario. No comprenderlo, no interpretarlo es
sostenernos en la ilusión. Es uno de los desafíos más trascendentes de la
escolaridad a riesgo de convertirse ella misma en ignorante.
74
¿Qué significa esto?
75
Es precisamente de este complejo mundo material desde donde se activa
un novedoso proceso. Los objetos tienen algo dentro (¡Espíritu exclama-
ba Teilhard!) y hacen que pasen cosas en cada una de las personas que se
relacionan con ellas. Entre las cosas y las personas se da una combinación
(flujos sinérgicos) y un empalme con una gran carga de información que
sobrevive en los circuitos mentales y sensibles de cada individuo. Es preci-
samente “el gusto” que nos descubre las cosas. El mundo de las cosas cam-
bia a las personas. El significado de las mismas cambia o se renuevan en el
interior de cada hombre. El yo se va construyendo con esa información de
manera involuntaria y espontáneamente.
Aquí aparece una realidad relevante desde la perspectiva social. La
desigualdad existente en nuestras sociedad es la máxima invitación a la
ignorancia de la cosas de vastos sectores sociales. Los esfuerzos por superar
la pobreza no son suficientes. Hay personas que viven en mundos materia-
les inertes y rudimentarios. En esos mundos, la materia no enseña. En este
sentido, la escuela tiene un nuevo lugar para recuperar lo aspiracional. Por
ello, desde el NME pensamos que los nuevos dispositivos de aprendizaje
también requieren una profunda reformulación de lo material. La ignoran-
cia de las cosas traerá aparejado enormes dificultades a la hora de pensar
la tarea escolar en su lucha igualatoria.
76
dio en llamarse compensación; que no es otra cosa que un cambio en el
ambicioso proyecto de igualación moderno por uno que está preocupado
en lógicas de sobrevivencia. La escuela conocida, más allá del excepcional
esfuerzo humano y pedagógico de los docentes, no aparece como respues-
ta certera de nuevos horizontes. Una enorme cantidad de estudios sobre
las formas culturales en la marginalidad, sus tipos relacionales, sus formas
organizativas, sus códigos y sus concepciones de futuro demuestran que la
escuela ya no es performativa para ellos. Lo mismo ocurre en toda América
Latina, la región más desigual del planeta o en Europa con la aparición de
los inmigrantes. Es importante reflexionar este punto con detenimiento.
Buena parte del futuro escolar como proyecto público ampliado, ambi-
cioso y utópico depende de esta realidad. En el NME creemos que la des-
igualdad será la batalla de fondo que tendrá el sistema para superar los
desafíos que le plantean las nuevas ignorancias.
Los Ni-Ni son la expresión más cruda y menos equívoca de los hastia-
dos, fastidiados, molestos o aburridos de la sociedad. En parte, son fruto
de la pos-escuela. Es decir, han pasado por ella pero no encontraron allí
los lineamientos de un proyecto colectivo, social y de por-venir del cuál ser
parte. No son analfabetos. Son amplios sectores juveniles que se niegan a
construir biografías emparentadas con sentidos vitales tradicionales. Este
amplio y creciente sector de jóvenes siente que el tiempo es “corto” y que
por lo tanto no hay posibilidad de creer en un futuro posible. Este senti-
miento profundo va siendo dominado por el fastidio. Lo cierto es que los
Ni-Ni son la expresión más notable o las puntas de un iceberg de los que
muchos nos negamos a observar: una combinación de descreimiento, im-
posibilidad de reconocerse, marginación y fastidio.
77
¿Los Ni-Ni son un fenómeno juvenil de los países emergentes?
78
proceso de construcción biográfica. De allí entonces que hay que diferen-
ciar a Ni-Ni que “están” en la escuela y trabajan y Ni-Ni que no están en la
escuela ni trabajan pero ambos segmentos sociales están atravesados por
denominadores comunes que “improntan” este fenómeno juvenil.
No, pero son los únicos que ya no manifiestan ninguna clase de control
para expresarlo. No les importa, sobre ellos pesa fuertemente el desencan-
to de las jerarquías. Bajo marcos afectivos tradicionales muy a menudo se
79
empuja en forma cotidiana para llevar adelante este hastío. Estos grupos
no tienen marcos afectivos que mitiguen esta realidad y están dispuestos a
mostrarse sin ninguna clase de vestimentas simbólicas.
80
mejor interpretan el futuro. El manejo de las nuevas tecnologías y la crea-
ción de tendencias hegemónicas que dominan los nuevos ecosistemas cul-
turales no lo hacen por si mismos ser los protagonistas reales. El consumo
no es reflexión. Crear falsas autonomías juveniles esconde un prejuicio
poco educativo que termina fomentando prácticas discriminatorias, indivi-
dualistas y fuertemente conservadoras.
81
gue preocupada por la transferencia en el núcleo mismo del aprendizaje.
Y esa transferencia lo centro en el nudo comunicacional del docente. Todo
ello hoy es posible solo parcialmente porque se han resquebrajados los
rituales del alumno. Sin rituales, el hecho educativo se desdibuja. Cuando
hay ritual aquel niño que esta fuera de la ley renuncia a sí mismo y acep-
ta un proceder diferente. La Educación hoy se concreta en un proceso de
comunicación-evaluación-aprendizaje. Y la evaluación se da en forma si-
multánea con el aprendizaje. Si no hay evaluación no se da el aprendizaje.
La evaluación es garantía de aprendizaje. En el corazón de la didáctica no
está la comunicación sino la evaluación.
82
un nuevo dispositivo que leyendo “los acontecimientos” recupere la tarea
del sistema educativo. En segundo lugar, tal propósito resulta poco factible
sin distinguir recuerdos de memoria. Los primeros pueden conducirnos a
negar la realidad emergente. La segunda a recuperar los valores univer-
sales y la dimensión utópica. La escuela debe asumir el nuevo ecosistema
cultural-tecnológico porque es allí donde viven sus protagonistas. Debe
discernir aquello que pertenece a la lógica evolución de las nuevas rela-
ciones entre los hombres y de éstos con las cosas y aquella dimensión que
entiende el saber en una relación casi metafísica con el consumo. Educar es
discernir como base de un nuevo empoderamiento individual y colectivo.
En tercer lugar, desde el NME pensamos un dispositivo, que en su dimen-
sión pedagógica, de cuenta de las nuevas biografías de sus protagonistas
cotidianos. Las nuevas dimensiones —no solo racionales— del conocimien-
to, las nuevas formas de aprender solo son posible en el supuesto de una
Comunidad de Encuentros de personas. Por ello, la dimensión pedagógica
que planteamos en el capítulo siguiente aparece como respuesta ante las
nuevas ignorancias, recuperando la compañía, el “cara a cara”, rompiendo
la evaluación-aprendizaje como autoridad lejana y corrigiendo errores sin
esperar mega-evaluaciones. El NME pretende un cambio estructural que
solemos llamar re-evolución educativa.
83
84
BIBLIOGRAFÍA
85
Certau, Michel; La invención de lo cotidiano. México: Universidad Iberoame-
ricana, 1999.
Cobos; Cristóbal, Moravec; Jhon; El Aprendizaje Invisible; Hacia una Nueva
Ecología de la Educación; Colle ccón Trasmedia Siglo XXI. Editado UBE.
Debray, Regis; El Estado Seductor; Editorial Manantial; Bs As 1996.
Foucault, Michel; Vigilar y Castigar; Editorial Biblioteca Nueva, Bs As 2012.
Fukuyama, Francis; El fin de la historia y el último hombre; Editorial Planeta.
Bs As 1992.
Guiddens, Anthony; Modernidad e Identidad del yo. El yo y la Sociedad en la
Epoca Contemporánea; Editorial Peninsula; Barcelona 1994.
Kenneth, J Gergen; El Yo saturado, Dilemas de Identidad en el mundo con-
temporáneo; Editorial Paidos; Barcelona 1991.
Kissinger; Henry; Orden Mundial; Editorial Debate, Bs As 2016.
Lipovetsky, Gilles; Manifiesto contra la juventud; http://eresi.blogspot.com.
ar/2008/06/gilles-lipovetsky-manifiesto-contra-la.html.
Luhman, Niklas; Teoria de la Sociedad y Pedagogía; Editorial Paidos Educa-
dor, Barcelona 1996.
Morin, Edgard; Los siete saberes necesarios para la Educacion del Futuro.
UNESCO 1990. http/www.unmsm.edu.pe/occaa/artículos/saberes7.pdf.
Menke, Cristoph; Estetica y Negatividad; Fondo de Cultura Economica, Edi-
cion2011. Otro tipo de gusto Ni autonomía ni consumo de masas.
Nancy, Jean-Luc; La Comunidad Desobrada; Editorial Arena Libros; Bs As
2001.
Noro, Jorge Eduardo; La Matriz de la Escuela Moderna. ¿Escuela Sagrada o
Escuela Profanada?. Editorial Académica Española; Publicado en Ale-
mania 2012.
Rancier, Jacques; El Maestro Ignorante; Laertes Educación; Bs As 2003.
Rhaner, Karl; Acudir a Dios en la Angustia; Editorial Herder, 2016.
Romero, Jose y Romero, Pedro. Diario la Capital. El fenómeno Trump y la
New Age Educativa. http://www.lacapital.com.ar/trump-y-la-new-
age-educativa-n1262736.html.
Romero, Jose y Romero, Pedro. La Capital. Carta Abierta a Jaim Etcheverry
http://www.lacapital.com.ar/opinion/carta-abierta-jaim-etcheve-
rry-n792030.html.
86
Romero, Jose y Romero, Pedro; La Marrana, Infidelidad, Celos y Melancolía;
Editorial Homo Sapiens, Rosario 2013.
Rifkin, Jeremy; La civilización empática; Editorial Paidos, Barcelona, 2010
pag 448.
Saéz Rueda, Luis; Ser Erratico, Una ontología critica de la sociedad; Editorial
Trotta, Madrid 2009. pagina 306.
Sloterdijk, Pete; Critica de la Razon Cinica; Biblioteca de Ensayo Siruela,
Madrid, 2003.
Sloterdijk, Pete; Normas para el Parque Humano; Biblioteca de Ensayo
Siruela, Madrid 2008.
Sontag; Susan en http://elpais.com/diario/2005/11/13/domingo/1131857560
_850215.html.
Touraine, Alain; Critica a la Modernidad; Editorial Fondo de Cultura Econo-
mica; Bs As 1994.
Vila- Matas, Enrique; Aire de Dylan; Seix Barral; Bs As 2012.
Theilard de Chardin, Pierre; Lo que yo Creo; Editorial Trotta. Bs As Junio 2005.
87
CAPÍTULO III
El Nuevo Mundo Educativo entre
las nuevas ignorancias
y aprendizajes
89
los niños), se convirtió en el lugar teórico para el abordaje teórico y pres-
criptivo sobre el tema. Lo curioso es que no fue usado entre los griegos,
ni entre los romanos. No usaron la palabra pedagogía, aunque si crearon
y utilizaron la figura del pedagogo, que no era una ocupación prestigiosa
sino oficio de esclavos. Los pedagogos no eran los maestros que efectiva-
mente brindaban la educación en las diversas disciplinas, sino los esclavos
(tutores) que solamente acompañaban a los niños, obedeciendo las órde-
nes de la familia. Con el paso del tiempo, tales esclavos u hombres de con-
fianza de la familia, se convirtieron efectivamente en educadores, porque
como mentores o preceptores estaban todo el tiempo con el educando y
le brindaba una educación para todos los momentos de la vida. Pero esta
“acción” convertida en “estudio, reflexión y tratado” refleja mucho de lo
que nosotros mismos estamos empeñados en hacer. Se trata de cambiar, de
generar nuevas prácticas pedagógicas y, a partir de allí, construir el marco
teórico necesario, porque ese fue el recorrido de la educación convertida
en pedagogía.1
1. El término PEDAGOGÍA empieza a ser utilizado a finales del siglo XVI y aparece en escritos de
Juan Calvino (1536) en una obra apologética y didáctica que presentaba las verdades de fe
de la Iglesia reformada: La Institución Cristiana. Curiosamente Comenio no usa la palabra
Pedagogía, sino que todas sus propuestas educativas aparecen bajo la denominación de la
DIDÁCTICA. En 1762 fue aceptado e incorporado por la Academia Francesa. Finalmente fue
Ernesto Cristian Trapp (1745-1818), en su obra Ensayo de una Pedagogía (1780), el prime-
ro en aplicar el concepto de Pedagogía como ciencia de la educación y enfatizó sobre la ne-
cesidad de una pedagogía basada en investigaciones psicológicas. Por su parte Inmanuel
Kant escribe su obra Pedagogía en 1803, un pequeño tratado —un opúsculo con el material
de sus clases en la universidad— en el que enfatiza la importancia de la educación en la
formación del hombre, asociado al concepto de educabilidad. Kant habla de la necesidad
de crear y disponer de una ciencia que trate del fenómeno educativo de manera rigurosa,
porque cree que la Pedagogía no ha alcanzado aun el nivel que se requiere. Johann Fre-
derick Herbart, escribe el Tratado de Pedagogía General en 1806 reclamando el carácter
científico a la Pedagogía porque era sostenida por la psicología y la ética.
90
Es verdad. Si hablamos de enseñanza debemos referirnos necesaria-
mente a las prácticas pedagógicas modernas, aunque tengamos que remi-
tirnos a numerosas variantes: Tratado de Pedagogía, Pedagogía General,
Pedagogía social, Pedagogía infantil, Pedagogía crítica, Pedagogía del
aburrido, Pedagogía del oprimido, Pedagogía de la esperanza, Pedagogía
tradicional, Pedagogía de la autonomía, Pedagogía del ocio, Pedagogía
del cuidado, Pedagogía emancipadora, Pedagogía de la liberación. Cada
una de ella remite a diversos autores, trabajos, prácticas y especialidades.
Pero en todos los casos, se trata de un PEDAGOGIA UNICA que funcionaba
como el engranaje clave que ponía en funcionamiento y mantenía en mar-
cha la escuela moderna, la poderosa “máquina de educar”.2
91
compromiso ni iniciativa, sino que esperan y se disponen a responder a las
órdenes impartidas. Como en las ceremonias religiosas, los ministros o el
pastor son quienes la presiden y la ordenan, ya que los feligreses que asis-
ten no tienen posibilidad alguna de intervenir en la definición en las forma-
lidades del culto. Un docente llega al aula y a cada encuentro pedagógico,
sabiendo que todo depende de su iniciativa: él tiene que organizar previa-
mente los contenidos curriculares y disponer el tema que debe presentar
o desarrollar en la clase, y bajo su responsabilidad queda la selección de
los recursos y de las estrategias didácticas, el cálculo del tiempo, el manejo
del espacio, los métodos dispuestos para las explicaciones y enseñanzas,
las actividades e intervenciones de los alumnos en clase, la asignación de
sus obligaciones y, llegado el momento, el proceso de evaluación (cuya co-
rrección y acreditación se juegan en sus manos, y no necesariamente en
presencia de los estudiantes).
92
si evalúan, si promueven como corresponde. En épocas de vigencia del
NORMALISMO extremo, un docente no estaba para crear, para innovar o
para adaptarse a las situaciones particulares, sino para aplicar de ma-
nera rigurosa y estricta el modelo de enseñanza que oportunamente
había aprendido y ejercitado en su formación.
Esa referencia a corrientes pedagógicas que pusieron el acento en
el educando y en su quehacer, permite recordar las innovaciones que se
producen entre 1930 y 1950, cuando la escuela moderna gozaba de una
envidiable salud y reinaba gloriosa en el paisaje de la modernidad. Los
movimientos de la Escuela Nueva detectan las disfunciones del sistema,
y pretenden efectuar numerosos ajustes, sin que se ponga en cuestión o
se transforme el sistema mismo. No se quita a los maestros, pero se hace
subir a los alumnos al centro del escenario. Las escuelas deben seguir
siendo escuelas, pero aparecen en la agenda educativa temas como el
interés, el juego y la alegría, la significatividad de los contenidos, los ma-
nejos de los tiempos, de la distribución del espacio, centralidad del sujeto
que aprende y el nuevo rol de los docentes.3
Cada una de las propuestas marca un tipo de Nueva Escuela, e in-
corporan a sus experiencias aquellos aspectos que la escuela nunca
tuvo o lo fue perdiendo con el paso del tiempo y la universalización
de la oferta en mano del estado. De alguna manera cada innovación se
distingue por lo que hace y construye un ideal, marcando lo que debe-
ría tener la escuela. Si todos hablan de la actividad y el protagonismo
de los alumnos, de libertad, alegría, juego, bienestar, espontaneidad,
actividad, experimentación, interés y libre manejo de los espacios, es
porque todas estas dimensiones estaban ausentes en las aulas y en la
PEDAGOGIA de las escuelas a las que debían concurrir todos los niños,
respondiendo a las disposiciones del sistema educativo vigente. Sin
embargo —en los hechos y desde una perspectiva histórica— el impacto
fue muy limitado.
3. Citemos por ejemplo: María Montessori y la Casa dei Bambini, Rosa y Carolina Agazzi y la
Casa De los Niños de Mompiano, Olga y Leticia Cossettini y la Escuela Serena
93
Entonces, en la práctica, ¿toda la iniciativa y todo el poder en el
proceso pedagógico están concentrados en el docente que tiene
una responsabilidad única?
94
están preestablecido según su uso. El espacio, la arquitectura material,
social y cultural garantizan siempre que el docente domine la práctica
del lenguaje profesoral. Si el DOCENTE falta, los alumnos no asumen es-
pontáneamente la iniciativa de seguir con el tema, completar las ejercita-
ciones, debatir los temas pendientes, resolver situaciones problemáticas
o anticipar temas o problemas que podrán revisar con el profesor. Si el
DOCENTE falta (y no hay quien cumpla su rol en el aula), se suspende la
función, se posterga la ceremonia, se abandona el lugar.
95
¿Qué modelo opera en estos casos? ¿Por qué no se producía
ningún hecho educativo sin la presencia insoslayable de los
docentes?
96
mencionados. El maestro se mantuvo dentro de los muros de la escuela,
trabajando en el aula y al frente de sus clases. Los alumnos debían regresar
a sus hogares con el compromiso personal y familiar de completar allí los
trabajos, las tareas, los deberes y los aprendizajes (estudiar y prepararse
para ser evaluados). Es la práctica que aun rige en nuestros días: la tarea de
aprender no se realiza en el aula, sino que debe ser procesada fuera de la
escuela y sin la presencia de los docentes. Por supuesto que esta PEDAGOGÍA
ÚNICA se asocia con las didácticas y sus variados modelos de intervención.
Sin embargo, es necesario aclarar que no se trata de una “didáctica única”,
sino una PEDAGOGÍA ÚNICA, que puede albergar y promover numerosas di-
dácticas. El NME supone didácticas variadas, creativas e innovadoras, pero
no pone allí el eje de su intervención sino en la PEDAGOGÍA porque propone
un dispositivo más general e integrador.
97
ámbito necesario para el trabajo escolar. (4) Vigencia de un tiempo úni-
co, reticulado como el espacio del que participan todos los actores. (5)
Predominio de la linealidad, el texto, la escritura, el libro. (6) Paso de lo
particular a lo universal. (7) Representación axiológica: esfuerzo, sacrifi-
cio, trabajo, futuro, (rechazo del placer y el ocio). (8) Referencia necesaria
a los principios éticos y al obrar moral como sostén. (9) Docente como
construcción, ideal y modelo de referencia.
98
de todos los actores —en cada una de las escuelas— van tomando su
propio protagonismo, van sumando compromisos y responsabilidades,
y el resultado del proceso educativo es el producto de muchas volun-
tades que se encuentran solidariamente en el NUEVO MUNDO EDUCA-
TIVO. Mediante este SALTO EVOLUTIVO intentamos una nueva ubicación
de la educación dentro del plano público, social y cultural. Conforma
un conjunto de propuestas que pretenden una reagrupación de fuerzas
y sentimientos en toda una nueva infraestructura educativa, propone
una nueva manera de organizar y suministrar la educación, no sólo en
el sistema sino en todas las instituciones.
Sin que sea considerado como una comparación formal entre di-
versas profesiones, sino un simple ejercicio de analogía, en la moder-
nidad, el ejercicio profesional en las diversas disciplinas también era
un compromiso único y personal. La medicina, por ejemplo, se concen-
traba y se ejercía en la profesión del médico, y un médico era el lugar
único de consulta autorizado al que se recurría para todas las patolo-
gías. El derecho encontraba en el abogado el referente para cualquier
litigio, que no reclamaba especializaciones, porque las dominaba a to-
das. Y lo mismo podemos decir de los contadores, los arquitectos y los
ingenieros. Todas se consideraban —como la docencia y la educación—
un ejercicio único, que se encarnaba en los profesionales que asumían
todos saberes y los compromisos. Se recurría a ellos con la convicción
y la certeza de encontrar en ellos todas las respuestas y la solución de
los diversos problemas.
Pero en la actualidad sabemos que se ha producido un cambio: no
hay UNA medicina, UN ejercicio del derecho, UN estudio contable o UN
tipo de arquitecto, sino pluralidad de profesionales que van atendiendo
a diversas demandas y necesidades de los clientes o pacientes, con sus
especialidades y otros actores asociados. Conviene recordar que, cuando
las profesiones optaron por la especialización y la diferenciación en las
funciones, ganaron en conocimiento y seguridad en los tratamientos y en
la resolución de los problemas, pero perdieron una cuota de poder.
99
¿Qué es lo que acontece en la educación y en la escuela? ¿Ha
sufrido los mismos cambios y ha protagonizado las mismas
transformaciones?
100
Si la PEDAGOGÍA ÚNICA no satisface las expectativas actuales, ¿qué
tipo de pedagogías propone el NUEVO MUNDO EDUCATIVO?
101
¿Podemos describir mejor el salto evolutivo que reclama otra
pedagogía? ¿Hablamos de varias pedagogías como una nove-
dad del NME?
102
PEDAGOGÍA ÚNICA
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
DE LOS ALUMNOS. FUERA DEL LUGAR
Y TIEMPO ESCOLAR.
103
que cada uno decide (estudio, trabajos, deberes, obligaciones, prepara-
ción para los exámenes, las exposiciones, las evaluaciones).
Esa es la razón por la que la pedagogía que se expande —según el
NME— termine definiendo y proponiendo CUATRO PEDAGOGIAS, porque
son CUATRO los momentos que intervienen en la pedagogía única, ni cin-
co, ni tres. El momento del aprendizaje de los alumnos no debe ser con-
siderado como un quinto momento, sino como un nexo necesario entre
la enseñanza y la evaluación. Para el NME la construcción de ese nexo es
clave pensar y definir la educación del futuro. Nunca puede ser conside-
rado como un nuevo momento porque en realidad funcionó siempre en
la escuela del pasado como un supuesto imprescindible en la educación,
hasta que lentamente y con la crisis de la escuela asociado con la emer-
gencia de un nuevo ecosistema social, dejó de funcionar.
¿Y por qué proponemos la puesta en marcha, la creación de las
CUATRO PEDAGOGÍAS? Porque interpretamos que es la única manera
de poner bajo sospecha y en cuestión un tipo de trabajo docente, de
compromiso educativo, de organización institucional, de ordenamien-
to de espacios y de tiempos que responde a un modelo de PEDAGOGIA
UNICA. Todos los intentos de rectificación o ajuste de cada uno de los
cuatro momentos —como innovación, como reforma o como propuesta
de transformación— han ido obteniendo logros muy parciales e insu-
ficientes (y en general muy cuestionado) porque la matriz original es
tan fuerte, tan sólida, tan propia de la máquina instalada hace mas de
400 años, que es necesario meterse en la trama, organizarla diferente,
rediseñarla, para lograr que se opere el SALTO EVOLUTIVO.
1 2 3 4
104
Nuestra propuesta es otorgar a cada PEDAGOGÍA la tarea y responsa-
bilidad de cada uno de los momentos que la función del docente y en la
pedagogía única concentraba. En cada una de las aulas y de las escuelas. Lo
que pensamos desde el NME es expandir esa concentración que desborda
las posibilidades del docente y lograr que se potencien cada uno de los
momentos. También consideramos importante fortalecer cada una de es-
tas PEDAGOGÍAS con la presencia de profesionales educadores especializa-
dos y articulados entre sí en un marco institucional diseñado para tal fin.
En el capítulo siguiente se abordarán específicamente los caracteres del
docente tradicional, único y disciplinado, y los dispositivos para pensar un
educador-docente diferente.
105
trataba de un cuidadoso proceso de des-composición, de de-construcción.
Lo que hicimos fue des-montar los pasos, revisar categorialmente cada una
de las acciones, operar sobre ellas una mirada crítica e histórica, para po-
der construir con ellas un nuevo discurso, nuevas categorías, nuevo edifi-
cio. Habiendo descubierto por qué cada uno de estos momentos estaba allí
en la PEDAGOGÍA (única) de la escuela, podíamos re-construir, re-significar
y potenciar el sentido educativo de cada uno de ellos. Sabíamos cómo se
habían instalado en la pedagogía esos cuatro momentos, pero habíamos
constatado el agotamiento del proyecto original. Como buen proceso de
de-construcción se trataba de desarticular el funcionamiento tradicional,
invertir las categorías vigentes para re-construir, re-componer, poner en
funcionamiento un nuevo dispositivo que le diera forma al NME. Las CUA-
TRO PEDAGOGÍAS no son una simple prolongación de los momentos refe-
renciados, sino una construcción que pretende ofrecer una nueva manera
(nunca la única) de pensar y diseñar la educación en sus diferentes niveles;
y que pueda tener mayor posibilidad de éxito frente a las demandas de la
sociedad y la cultura.
Y cabe agregar algo más. Las CUATRO PEDAGOGÍAS son mucho más que
los diversos momentos por donde transitaba y transita la PEDAGOGÍA ÚNICA.
No se trata solamente de fraccionar y darle vida propia a las diversas partes.
Significa constituir en PEDAGOGÍA, en una forma de presencia y acompaña-
miento, una forma de educación y atención del otro, a cada una. En el DI-
SEÑO, en la COMUNICACIÓN, en el ENTRETENIMIENTO, en la INVESTIGACIÓN se
constituye una forma de ser y de hacer, diversos dispositivos dentro del dis-
positivo escuela, y la posibilidad de generar actores, educadores, docentes
que puedan especializarse en cada una de ellas, aunque funcionen dentro
de una trama de relaciones y articulaciones.
106
EL NME es una propuesta de cambio estructural que pretende poner
la educación como gran causa social del siglo XXI. En este sentido el deba-
te por la Pedagogía es uno de los lineamientos centrales de una propues-
ta. Y es una respuesta —limitada por cierto— a las voces de insatisfacción,
a los gritos que se oyen que golpean las puertas de las instituciones edu-
cativos. Pareciera que la escuela de nuestros días no puede oírlos, pero
abriendo las puertas y saliendo al encuentro hay mucho para oír y ver,
y mucha necesidad de pensar en estas CUATRO PEDAGOGÍAS. Porque son
otros los docentes que han roto su biografía única y tienen otro proyecto
profesional para ejercer su tarea en la escuela. Pero también hay otros su-
jetos de aprendizajes —como ya lo hemos desarrollado anteriormente—
que no puede ingresar a la escuela de siempre o que no puede ser conte-
nido por la pedagogía única y reclama otras presencias, otros discursos,
otra relación pedagógica. Los ignorantes, los fastidiados, los aburridos,
los inútiles, los descreídos no pueden incorporarse a la escuela, y si lo
hacen, no puede educarse en ella o definir un proyecto. Porque el cono-
cimiento ha pasado de la sistematización y el ordenamiento del pasado,
que permitía escolarizar su presencia y encerrarlo en un diseño curricular
y en lecciones de aulas, a una explosión, a una desmesura que no puede
ser abarcado por el universo escolar y de la educación formal. No es sólo
un cambio en las PEDAGOGÍAS, no es una alteración de las didácticas vi-
gentes que nacieron y se desarrollaron al calor de la PEDAGOGÍA ÚNICA,
sino el cambio de un paradigma: el paso de lo único, limitado, ordenado,
encerrado, sistematizado, a lo “demasiado”, a lo diverso, a lo ilimitado.
El NME ha tomado conciencia de todos estos fenómenos y ha intentado
dar un salto para compartirlo con todos. El verdadero desafío de la edu-
cación no es ya la pobreza (aunque haya mucho que hacer con ella), sino
la desigualdad, y solamente otro tipo de PEDAGOGÍAS puede contribuir a
resolverla, iniciando un largo, trabajoso camino.
107
Es necesario rescatar la articulación plena entre todas las pedago-
gías, para que no se convierta en un sistema de producción seriada que
se va armando de manera secuencial, sino como un todo dinámico don-
de partes se cruzan, se asocian, se superponen constantemente. Para lo-
grarlo, el dispositivo articula las CUATRO PEDAGOGÍAS en una nueva trama
donde se cruzan y relacionan diversidad de actores en interacción móvil,
intercambiable y sinérgica. Atrás debe quedar el dispositivo segmentados
y fijado en compartimentos estancos, propios un ordenamiento rígido.
Mientras el DISEÑO, la COMUNICACIÓN y el ENTRETENIMIENTO son los que
se vuelven operativos en la praxis educativa con la presencia, la partici-
pación, el encuentro de todos los actores, la GESTION es la que envuelve
el conjunto porque es su visión integral y holística (investigación) la que
permite ordenar, dar sentido, armar, revisar y monitorear la marcha del
nuevo educativo. Tanto el tiempo como el espacio escolar atraviesan con
formatos nuevos todas las PEDAGOGÍAS.
Podemos señalar que hoy para enseñar y para saber cómo enseñar
no alcanza la PEDAGOGÍA ÚNICA, porque han estallado otras dimensiones
antropológicas y sociales: necesitamos ir en la búsqueda de nuevas ideas,
métodos y lenguajes. Y allí, donde la escuela comienza a sentirse incómo-
da, confundida, extraña e gnorada, el NME educativo desembarca con una
propuesta que instala VARIAS PEDAGOGIA como una forma de intervención
que ayude a pensar y a construir desde otro lugar la realidad educativa es-
colar. Pretende des-articular el pensamiento, de-construir conceptos y ca-
tegorías, para armar un MUNDO EDUCATIVO NUEVO, que no es continuidad
del anterior, sino un verdadero SALTO EVOLUTIVO.
108
CLASES (COMUNICACIÓN), sino que la responsabilidad pedagógica se inicia
en la PLANIFICACIÓN, en la definición y en el armado de los recursos (DISE-
ÑO), se prolonga en el acompañamiento y el cuidado de todos y de cada
uno de los estudiantes en los procesos de APRENDIZAJE y EVALUACIÓN, en
procesos institucionalizados y con la presencia permanente de los educa-
dores (ENTRETENIMIENTO), y reclama un marco de que le ponga vigilancia
y orden al funcionamiento articulado de la escuela para lograr una traba-
jo armónico y eficiente (INVESTIGACIÓN Y GESTIÓN). Este es el esquema que
sinteriza la idea y que reclama transformaciones arquitectónicas porque el
espacio-tiempo de la escuela también sufre transformaciones que rompen
con la rígida, reticulada y escindida concepción de la PEDAGOGÍA ÚNICA con
su ordenamiento moderno del espacio y del tiempo, uno de los pilares del
funcionamiento de la escuela tradicional.
109
¿Cómo impactan estas tendencias en la educación? ¿Necesita re-
diseñarse?
Los que primero entendieron el tema del diseño son todos los proyec-
tos educativos que —desde inicio del siglo XX— propusieron innovaciones
en el sistema educativo. Lo que estaban instalando era una ruptura del mo-
delo tradicional, del diseño único, normalizado y obligado, y armaban una
modalidad de enseñanza, de actividades, de aprendizaje, de evaluación,
de aula, de edificio o de tiempo re-diseñada, cambiado, distinto.
Pero además, el diseño fue instalando nuevos espacios alternativos
e impensados de educación, aunque los mismos nunca se hayan imagina-
do como propuestas formales. Mientras la escuela renunció al diseño, por-
que había nacido desconociéndolo, fuera de ella el mundo y la sociedad
se vieron invadidos por el diseño y fueron apareciendo diversos trayectos
de convivencias más inestables entre la sociedad, el estado y el mercado
con una modalidad diseminada y ambiental en el que abundan propuestas
educativas. La educación tiene muchos lugares o vidrieras para vender sus
productos y sus ofertas. La educación ingresa como un producto evasivo,
omnipresente, horizontal e inmanejable, sin poder ser sometida a vigilan-
cia (panóptica) o control que pierde y confunde poco a poco la antigua vi-
sión de lo público y lo privado y se sumerge en la densidad de un entrama-
do creciente de interrelaciones. Y en todo esto es clave el papel del DISEÑO,
por el juego de seducción que habilita la posibilidad de elegir.
Este proceso crece incesantemente en todas las direcciones. La deman-
da de educación y conocimiento ha tomado una escala diferente que ha
sobrepasado la dimensión reconocida vertical o descendente. Su potencia
acumulativa y expresiva no alcanza a ser canalizada en forma dominante
bajo la relación estado-sociedad y exige nuevos espacios y vinculaciones. Los
sistemas educativos tradicionales, no bastan para satisfacer las crecientes y
cambiantes necesidades de aprendizaje del nuevo ecosistema urbano.
No debemos soslayar que la educación se asoma por otras venta-
nas, que poco tienen que ver con la renuncia, la abnegación, la ascesis, o
110
la disciplina, y apelan al descubrimiento natural y simple de los nuevos
conocimientos: virtualidad, internet, entretenimiento, producción artís-
tica, deportes, cultivo de espiritualidades globales, nuevos nombres o
eufemismos para viejos oficios u ocupaciones conforman algunas de las
propuestas o llamados más cautivantes. Su fuerza o poder no radica en
las normas o las instituciones que se van generando, sino en un elevado
consenso o red de las personas y sus motivaciones dinamizadas por una
“discursividad publicitaria” quien organiza con peso creciente el sentido
cultural de las sociedades.
En casi todos estos casos las USINAS que le dan energía a estas propues-
tas e ideas se alimentan del DISEÑO y el REDISEÑO permanente para sorpren-
der, provocar admiración, inhabilitar el pensamiento fuerte y crítico, y lograr
un rápido reconocimiento y la compra por parte de los interesados.
Entre los diseños curriculares que cada sistema educativo define téc-
nica y políticamente, y las clases que cotidianamente se dan en las aulas
de las instituciones educativas, hay un abismo, un largo trayecto que suele
ser saldado por la preparación técnica y profesional de los docentes, pero
sobre todo por la industria editorial que se encarga de seleccionar, ordenar,
sistematizar, diseñar y producir los recursos con los que los profesores pla-
nifican, organizan y dan sus clases. Y también los recursos o materiales que
los alumnos utilizan como instrumentos de aprendizajes. La producción
tradicional de las editoriales han sido los MANUALES, los LIBROS DE TEXTO
de cada asignatura, los LIBROS DE LECTURA. Compiten entre sí para lograr la
aceptación y la elección por parte de las instituciones y los docentes, que
son quienes determinan el uso que harán los alumnos de sus producciones.
En esta labor editorial es clave el DISEÑO. Por eso, el equipo redactor origi-
nal suele estar constituido por docentes experimentados o especializados
111
que son los responsables de la seriedad en los contenidos. Pero con
posterioridad, interviene un ejército de diseñadores y creativos que se
encargan del producto final. Como manejan con habilidad el mercado
han sabido sumarles otras ofertas adecuándose al ritmo de los tiem-
pos: video-películas y documentales, soportes digitales de las clases
y de los mismos manuales, sistema de consultas presenciales y a dis-
tancia, dispositivos armados para asistir al docente en diversos temas
o dificultades, cursos y capacitaciones, diversas acreditaciones para ac-
ceder al sistema o ascender en él. La industria editorial —que se maneja
con los criterios del mercado— se convierte en un mediador clave entre
las disposiciones políticas y técnicas del ministerio y la implementa-
ción real de las decisiones curriculares. Hasta tal punto funciona como
industria y mercado que los promotores de venta son quienes —como
lo hacen los visitadores médicos en el caso de los fármacos— se con-
tactan con los maestros y profesores para ofrecer el “producto”. Para
muchos docentes, la editorial es quien finalmente los hace profesores
o maestros, los instala en el aula y les resuelve los problemas, aunque
dispongan de una adecuada preparación en los institutos formadores:
son los que en definitiva deciden contenidos y metodologías.
112
mediaciones que se utilizan para facilitar el trabajo de los docentes en
las restantes pedagogías, y orientar el trabajo y los aprendizajes de los
alumnos. Por una parte debe lograr el respeto y el rigor en el mane-
jo del saber, de las fuentes, de los documentos, de los conocimientos,
de la información, de los materiales, de los avances incesantes de las
disciplinas; pero también reclama la creatividad, la imaginación y la
innovación en los recursos y en las metodologías. Funciona como una
didáctica situada, pensada para y desde la intervención institucional,
para el dispositivo en marcha, una didáctica dinámica y nómade que
no se siente cómoda en ningún formato, sino que va migrando en to-
dos los sentidos para asegurarse el funcionamiento de las pedagogías
mencionadas. Renuncia a los formados estándares, a los patrones, a
los modelos generalizados para producir lo que se requiere para cada
grupo y los docentes que están a su cargo. Como si fuera una cocina, la
PEDAGOGÍA DEL DISEÑO y la planificación arma los platos con un menú
creado para cada grupo y para cada alumno, y atendiendo a los carac-
teres del docente que será el encargado de presentarlo, de acercarlo a
la mesa, de servirlo. No hay una producción en serie y un alimento que
sale al instante porque ya está pre-armado y dispuesto en la cadena de
producción. Cada plato de esta PEDAGOGÍA es plato de autor y quiere
llegar allí con el sabor, la textura, la presentación y la temperatura de-
seada. Por eso afirmamos que el dispositivo no opera de forma imper-
sonal y general, forzando la adaptación de los sujetos al dispositivo,
sino que el empeño en la producción estratégica se orienta en pos de
adecuar el dispositivo a las demandas de los sujetos.
La PEDAGOGÍA DEL DISEÑO funciona como una producción permanen-
te que tiene en cuenta muchas variables: los docentes comunicadores y
sus competencias, el tipo de sujetos que aprenden (en cambio constan-
te), los cambios en las disciplinas y en los saberes, el manejo de diversos
soportes y nuevas tecnologías, los procedimientos más adecuados para
asegurar los aprendizajes y los recursos para la evaluación que debe
transformarse en acreditación.
113
¿Quiénes trabajan en la PEDAGOGÍA DEL DISEÑO?
Trabajan los docentes porque son los expertos en cada uno de las
disciplinas. Trabajan docentes y especialistas en didáctica y metodo-
logía porque ayudan a determinar los procedimientos de enseñanza y
de aprendizajes pertinentes y más aconsejables. Pero trabajan muchos
otros profesionales que acompañan en el diseño y en las nuevas tecno-
logías. Los que dirigen el trabajo y coordinan los equipos son los exper-
tos pedagógicos en transposición didáctica que definen y preparan los
contenidos para cada grupo y en cada etapa. Sustituyen a los docentes
en su tradicional “preparación de sus clases”, en sus planificaciones y
armado de tácticas para el trabajo de aula. Trabajan sobre un currícu-
lum básico dispuestos por las políticas públicas. Y se trata de un Currí-
culum en diseño, recreación y revisión permanente porque se cierra en
la institución trabajando sobre la riqueza del conocimiento y la cultura,
y respondiendo siempre a un contexto con múltiples variantes. Pero de
este equipo participan todos los demás especialistas que suman sus sa-
beres y competencias para lograr el mejor diseño.
Todo esto supone una labor sobre los lenguajes visuales y textua-
les, sobre los soportes impresos o digitales, sobre las imágenes estáticas
o dinámicas, sobre las bases de datos y bibliotecas, sobre la selección y
eventual rediseño de lo ya existente en la industria cultural audiovisual y
del software, incluso comprometiendo aquellas intervenciones tecnológi-
cas sobre el mismo edificio. Y todo eso de manera adecuada a cada edad,
grupo y situación. Por eso funciona como una usina, una cocina, un taller
creativo dedicados a la producción material, sostén estratégico y logístico
para fortalecer la buena marcha de todos los procesos.
Esta pedagogía se ha vuelto otra PEDAGOGÍA, una expansión de la
PEDAGOGÍA ÚNICA que el docente siempre vivió como un compromiso
personal (realizada fuera de la institución y como parte de su labor
profesional): con esta PEDAGOGÍA DEL DISEÑO se especializa la función,
confiando en la experiencia educativa de los docentes expertos, los
114
que dominan los conocimientos, la comunicación y los mecanismos de
la enseñanza y del aprendizaje, dispuestos a elaborar los recursos para
el trabajo de los colegas.
Trabajan en equipos (colectivo) que van construyendo la coheren-
cia y la sistematización progresiva de los saberes. Incorpora al mundo
de la didáctica las herramientas de comunicación, diseño y publicidad:
“publi-pedagogía”. Es una pedagogía que se integra con docentes y otros
especialistas, preparados para la tarea: psicopedagogos, guionistas, pro-
ductores de contenidos, expertos en tecnologías de la comunicación, di-
señadores, curadores de contenidos, editores, expertos en comunicación.
Ocupan —arquitectónicamente— un lugar central y muy comunicado por-
que funcionan como un laboratorio creativo y equipado, dentro de las
instituciones o centros, o bien asociando solidaria y sinérgicamente va-
rias instituciones o centros próximos.
115
diversas líneas de trabajo). Para atender a esta variedad, los temas pueden
presentarse como novedad, pueden anticiparse como agenda de trabajo
o pueden construirse con el aporte colaborativo de todos (red de rastreo
y producción del conocimiento). Estamos ante una nueva manera de pen-
sar, enunciar y transmitir el conocimiento, Entre las operaciones retóricas
hemos destacado la persuasión. Persuadir significa poner en marcha —con
creativa laboriosidad— el arte de atraer sin violentar y eso implica la puesta
en juego de procedimientos semánticos, discursivos y organizativos.
Esta PEDAGOGIA que funciona asociada con lo estético, es el centro
de trasmisión sistemática de la cultura, de los conocimientos que han sido
diseñados previamente para la comunicación, en diálogo permanente
con los docentes responsables, que no son meros ejecutores, sino acti-
vos interlocutores con los diseñadores. Es el ámbito donde lo Pedagógico
se hace COMUNICACIÓN y la comunicación, SEDUCCIÓN, porque se impone
conquistar a los interlocutores, a los grupos de alumnos para que puedan
acceder a las diversas disciplinas y a sus principales temas y problemas.
En la atracción, en la persuasión, en la seducción está el verdadero poder
pedagógico ya que no se trata de imponer y transmitir solamente los sa-
beres dispuestos.
116
profesión y trabajan con un pie puesto en los contenidos y el otro en los
recursos metodológicos, en diálogo permanente con los DISEÑADORES
y dispuestos a cambiar en cada momento las estrategias para lograr sus
objetivos. Tal vez sea la pedagogía que más conserva la impronta fun-
damental de la tradición del docente, pero reconfigurada por la pre-
sencia de otros actores y docentes, medios y recursos que contribuyen
a lograr los mejores resultados en la tarea.
Es mucho más que una réplica del modelo tradicional o una aplica-
ción del mismo recurso (enseñar, explicar), asistido por tecnología ac-
tualizada y creativa. Aunque se responde a los lineamentos curriculares
que establece el sistema, los encuentros están abiertos a la posibilidad
de abordar otras cuestiones, interrogantes o problemas que surgen del
entorno social, de la institución o de la vida de los estudiantes (con sus
propias redes de aprendizaje ubicuo). La comunicación rompe con las
divisiones de las disciplinas e intervienen con planteos problemáticos,
inter o multidisciplinarios para lograr que sea la misma realidad la que
demande y dispare la presencia de los conocimientos o de las teorías.
El docente comunicador tiene una presencia fundamental en el NME y
desempeña su rol con una formación que le permite llegar siempre a
los grupos diversos, al mismo tiempo que maneja los conocimientos y
saberes propios de cada disciplina. Por eso lo imaginamos con un gran
manejo del discursos, de los tonos, de la escena, de los grupos, del au-
ditorios, de los signos que le permiten interactuar con todos y con cada
uno de los estudiantes. El instrumento esencial es la palabra (en todas
sus formulaciones, especialmente la palabra pronunciada y en diálogo
permanente), no sólo la palabra del maestro, sino la palabra de todos
los actores, y el respaldo de todas las tecnologías.
117
Pero entonces, ¿se requiere otro tipo de docente, con una forma-
ción acorde a todas estas exigencias?
118
según las propuestas de la PEDAGOGÍA DEL DISEÑO pero también por la inte-
racción con cada uno de los grupos, los tiempos, los espacios de los encuen-
tros. Por momentos es el docente que conduce el encuentro, que comunica,
expone, enseña, transmite. Pero también es ese mismo docente que orga-
niza y coordina el diálogo o el debate con todos los alumnos sobre un tema
previamente anunciado, una película, una noticia, un acontecimiento, una
situación problemática. O el que ha definido un tema de investigación pro-
puesto y articulado con la PEDAGOGÍA DEL DISEÑO y sabe que los alumnos
tendrán el acompañamiento y el respaldo de los tutores pedagógicos de
la PEDAGOGÍA DEL ENTRETENIMIENTO. Un docente muy versátil, con gran
capacidad de adaptación, fiel exponente de su profesionalidad que sabe
encontrar el lugar y el momento justo para generar el mejor clima relacio-
nal (empatía) para la comunicación pedagógica. El mejor docente de esta
PEDAGOGÍA es el que logra cautivar a sus alumnos, sacar lo mejor de ellos,
seducirlos con el saber, entusiasmarlos y afianzar un compromiso con los
verdaderos aprendizajes propios de cada disciplina, respetando también
los gustos y las preferencias de cada uno.
Pero además hay un dato que no es menor: el docente es despoja-
do de factores de poder que manejaba en el pasado: (1) el decidir qué
es lo que debe dar y (2) administrar los instrumentos de evaluación
(aprobar, reprobar, hacer repetir, acreditar). Eso impide que se cierren
las puertas de las aulas, de los laboratorios, de los lugares de encuen-
tros, y que por ella ingresen, pasen, actúen, se sienten otros actores.
Esas dos funciones ya no le pertenecen. Su autoridad no se sustenta en
el poder de decidir qué hacer y a quien aprobar, sino en su capacidad
para COMUNICAR el saber. Su autoridad docente se respalda en su tarea,
que consiste en generar la mejor enseñanza para despertar las posibi-
lidades de los aprendizajes de todos.
Los docentes responsables son profesionales que dominan su disci-
plina, pero sobre todos son profesionales en la transposición, en el saber
enseñar. La experiencia los ha hecho versátiles, creativos, seguros, en-
tran a escena con todas las posibilidades, pero se ajustan al programa, al
guión o a la partitura, y tienen un gran poder seducción, de empatía y de
comunicación.
119
¿En qué consiste la PEDAGOGIA DEL ENTRETENIMIENTO? ¿Por qué se
usa ese nombre?
120
entidades sumergidas en tiempo, que pueden perdurar y desarrollarse. El
desafío es percibir desde la razón y gozar con las emociones, el desarrollo
o la evolución de las cosas.
Desde el NME ubicamos la PEDAGOGIA DEL ENTRETENIMIENTO en el
corazón de la institución educativa —espacial, arquitectónica y simbó-
licamente— el lugar del sentir, del estar, del bien-estar, de la iniciativa
personal, del amar y del amor, del manejo autónomo de los tiempos, del
compromiso libremente asumido, de la variedad de ámbitos de reunión,
encuentro y trabajo. Y no como algo distante u opuesto a las actividades,
sino en articulación directa con la COMUNICACIÓN y el acceso a las diversas
disciplinas y sectores de la cultura. Mientras que en la escuela del pasado,
el aula era el lugar de privilegio, propio de la pedagogía única, en el NME,
el lugar de privilegio, por ser el lugar de los aprendizajes, es el patio, el
ámbito en el que se mueve la PEDAGOGIA DEL ENTRETENIMIENTO.
121
solidaria de las familias y en los propios sujetos de aprendizaje. Esa fue la
razón por la que sostuvimos que las CUATRO PEDAGOGIA no son sólo un des-
prendimiento fragmentado de los cuatro momentos de la pedagogía úni-
ca. Lo dijimos porque principalmente aquí hay una construcción que aso-
cia dos momentos del pasado: el proceso de aprendizaje que los alumnos
realizaban fuera de la escuela, y las estrategias y recursos de evaluación
que utilizaba el docente para certificar los aprendizajes. La PEDAGOGIA DEL
ENTRETENIMIENTO funciona como un lugar de articulación y de encuentro
de los procesos de aprendizajes, asistidos por los tutores docentes en la
geografía de la escuela, y las instancias de evaluación que se produce en el
mismo momento y lugar. En el NME éste es el lugar clave porque se juega a
fondo el crecimiento de todos y de cada uno, asegurando que se producen
los aprendizajes y que las evaluaciones permiten asegurar que las acredi-
taciones son reales, formativas, seguras, y no meramente formales.
Principalmente aquí puede producirse el SALTO re-evolutivo, porque
se hace lugar a un nuevo formato donde se reubican las variables de tiem-
po y espacio para educadores y educandos. Y de esta manera estalla el
alumno tradicional para convertirse en un nuevo sujeto de aprendizaje y
de autonomía. Y en ese estallido es posible que puedan ingresar y sentir-
se cómodos los ignorantes, los aburridos, los fastidiados, los inútiles y los
descreídos. Y también el movimiento (espacio–tiempo) funciona como una
creación permanente; el ESPACIO no es solo plano, reticulados, secuencia,
vertical, uni-direcccional, sino tridimensional, poliédrico; proponiendo
otra circulación de los actores y de la organización institucional. Es necesa-
rio que todos estén escolarmente ENTRETENIDOS, ocupados porque no hay
alternativa para no hacer nada. Hay muchas opciones y posibilidades de
elección. El tiempo y el espacio se adaptan a esta propuesta: libre circula-
ción y fluidez en los diversos espacios; final del encierro y múltiples lugares
para estar, compartir y hacer. Y un tiempo que pueda combinar libertad y
compromiso, horarios cerrados y manejo autónomo.
“Entretener” significa aquí: “acción de cuidar algo o a alguien, de
mantener algo en óptimo estado de funcionamiento.” Y puede asociarse
a mantener, sostener, cuidar, conservar, ayudar. Y también hay un sentido
que reúne a varios significados: “captar y mantener la atención”. Por eso la
122
PEDAGOGIA DEL ENTRETENIMIENTO es el lugar del estar, del permanecer en la
escuela-institución para poder hacer posibles los aprendizajes, los trabajos,
las obligaciones, en un clima solidario y común de producción, y con la pre-
sencia de diversos educadores, principalmente los TUTORES o ACOMPAÑANTES
PEDAGOGICOS, entendidos como docentes generalistas o de diversas discipli-
nas que velan por el trabajo de todos, asesoran, guardan, asisten, ayudan y,
llegado el momento, se hacen cargo de las evaluaciones pautadas.
123
diferencias: lo que los une y lo que los diferencia. Por eso se multiplica la
figura, la preparación y la función de los docentes que desempeñan otras
funciones bajo la figura de la TUTORÍA PEDAGÓGICA o el ACOMPAÑANTE PE-
DAGÓGICO. Pero también se asocian otros profesionales que contribuyen
a armar la educación que se requiere, en un espacio atravesado por un
tiempo plural, compartido, ajustado a las necesidades de cada biogra-
fía, de cada historia, de los diversos grupos que interactúan entre sí. Es el
espacio-tiempo para procesar la información y el conocimiento, para el
aprendizaje y la acreditación, sin que deban ser momentos diversos. Es
el lugar del desarrollo de los talentos que dialogan con las competencias
que socialmente se requieren.
124
un descanso y compartiendo el momento, en el salón de juego, (7) parti-
cipando de alguna actividad en el salón del cuidado físico o gimnasio, (8)
teniendo entrevistas o encuentros personales o grupales con psicopedago-
gos, psicólogos, médicos o docentes.
125
ingresan al NME educativos sin una debida preparación para la tarea, sino
que tienen la debida profesionalización del rol que desempeñan.
126
Todo debe ser procesado para que pase de modelo del pasado a las exi-
gencias actuales y de futuro: laboratorios, talleres, sala o centro de nuevas
tecnologías, servicios audiovisuales. La BIBLIOTECA, por ejemplo, es el lugar
de archivo y referencia de todos los materiales: los gráficos, los visuales, los
sonoros, los audiovisuales. Pero se debe redefinir la función de las mismas
pensando en las demandas del siglo XXI. No se trata de una Biblioteca que
guarda, atesora libros y publicaciones y aguarda la llegada de los lectores,
sino de una Biblioteca que amplía su base, incorporando todos los soportes
posibles (música, videos, películas, documentales, programas de los medios,
pinturas, música), que tiene recursos para consultar, ver, trabajar todos esos
materiales, y que —sobre todo— sale a buscar a los usuarios, para asegurar
su consulta y el uso. Se pueden asociar curadores de contendidos, especiales
para el mundo juvenil. Pueden estar concentradas en un lugar —próximo al
funcionamiento de la PEDAGOGIA DEL DISEÑO— o bien distribuida en numero-
sos lugares y asociada con todos los medios tecnológicos. Y siempre como un
lugar de producción de información y de consulta de todos.
No debería faltar —lo hemos señalado— una sala de juegos, con di-
versas opciones y con docentes auxiliares especialistas en el tema: todas
las variedades del juego como una alternativa simplemente lúdica o de
aprendizaje. Algo similar puede decirse del salón de mantenimiento físico
(gimnasio) con la posibilidad de realizar actividades de cuidado y desarro-
llo del propio cuerpo, monitoreados por profesionales de la especialidad.
Se supone, además, que el patio o lugar del ENTRETENIMIENTO está dotado
de múltiples pantallas para acompañar con música, imágenes, películas o
noticias la actividad de todos, y como lugares en donde los diversos grupos
pueden trabajar los materiales, audiovisuales y las nuevas tecnologías.
127
estudiantes. Y para eso se requiere recuperar la presencia y el rol de los
adultos. El NME no está pensado ni diseñado para obligar, sino para con-
vencer y seducir. Y los adultos no se imponen, ni necesitan bajar o impo-
ner órdenes, sino que aprenden a “hacerse cargo” mediante estrategias
de sostén vivencial, argumental y de acompañamiento. La escuela del
pasado era una escuela con una asimetría clara entre los adultos respon-
sables y los sujetos en crecimiento.
El progresivo deterioro de la escuela se fue llevando la figura del adul-
to y de la autoridad. Por eso, los alumnos (como muchos hijos) se han que-
dado huérfanos en un mundo demasiado ancho y ajeno, menesterosos y
a la intemperie en medio de la tormenta. Resulta muy difícil identificar en
los tiempos actuales lo que antes se denominaba una mayoría de edad o
el ingreso a la edad adulta, en la autonomía, en la responsabilidad de los
actos. Resulta imperioso reencontrarse, en la educación, con el adulto per-
dido. Desde allí se debe sacar al educando de la apatía, de la dispersión, del
abatimiento, del atascamiento, y sobre todo de la banalidad.
128
para que la ejerzan. No es una autoridad que se soporta con una obedien-
cia que se padece, sino una autoridad que se demanda porque es sostén y
cuidado, nutre y ayuda a crecer, respetando la autonomía. En los docentes
se debe hacer visible el gozo de estar colaborando con algo tan estupendo
como hacer posible e incrementar la unión profunda entre procesos vitales
y de conocimiento.
129
La evaluación no debe confundirse con los exámenes, las prue-
bas o las lecciones orales. Es un proceso mucho más complejo y una
intervención mucho más integral, y sirve para determinar si los cono-
cimientos que se comparten, los procedimientos que se enseñan y las
competencias que se buscan han logrado el nivel esperado de adquisi-
ción y desarrollo. La evaluación es siempre evaluación en proceso y de
procesos, porque lo que interesa es cómo se va adquiriendo una deter-
minada área de la cultura, cómo se van dominando los procedimientos
que la caracterizan. Y eso no se define sólo en un examen único, común
y homogéneo del que participen los alumnos de un grupo, sino que se
conoce a lo largo de un tiempo y a través de diversas intervenciones
para determinar finalmente que tales conocimientos, procedimientos
y competencias puede ser acreditados.
Hay otro principio clave que no puede soslayarse y que el NME edu-
cativo sostiene. Las CUATRO PEDAGOGÍAS abrazan, con todo lo que impli-
ca, a la diversidad y a la heterogeneidad, y las evaluaciones no pueden
ser únicas y homogéneas, sino que deben ser heterogéneas y acordes
a cada una de las individualidades, porque las evaluaciones comunes y
homogéneas suponen compartir el mismo espacio y el mismo tiempo
para llegar a los mismos resultados esperados. En la PEDAGOGÍA UNICA,
una prueba o un examen supone que todos pueden hacer en el aula y
en su banco lo prescripto en la misma unidad de tiempo. La misma es-
cuela que se proclama inclusora de los excluidos y heterogénea porque
está abierta a todas las historias, llegado el momento evalúa a todos de
la misma manera. Heterogeneidad implica la presencia de otro tipo de
docentes que se hace cargo de las diferencias, de las identidades, de las
individualidades, de las subjetividades. Y como tal —trabajando como un
tutor o acompañante pedagógico— se haga co-responsable de todos los
procesos que implican los diversos aprendizajes, hasta llegar finalmente
al nivel que se presupone se debe alcanzar. No se les pide a los enfermos
que se curen en el mismo tiempo, aunque compartan el lugar (hospital),
sino que los médicos y los auxiliares van observando la evolución a través
de sus historias clínicas, diagnósticos seriales y tratamiento.
130
¿Estamos hablando de otro tipo de evaluación, de un cambio de
paradigma que involucra también la forma de lograr los aprendi-
zajes para la acreditación? ¡Cuántos cambios que deben operarse!
131
de la vida, a la sociedad o al trabajo pueden representar instancias de
evaluación. Pero siempre con intervenciones complejas y basadas no es
actos, sino en procesos.
132
capacitación, a sus caracteres personales y a su propio proyecto profesional.
Quienes investigan y gestionan tienen que mantenerse activos y con la ma-
yor capacidad, porque deben sumar a la capacidad de reunir la información y
procesarla a través de la investigación, la función profética de interpretar los
signos institucionales, y la sólida autoridad para poder gestionar, intervenir,
orientar, definir, marcar el rumbo o consensuar las decisiones.
133
El ejercicio de la autoridad en la gestión no se personaliza, sino que
los integrantes expertos en cada una de las PEDAGOGIAS, rotan y se turnan
en la dirección y conducción del equipo. Son personas con mucha vitalidad
y energía (no es el lugar del descanso o de la tarea formal, administrativa o
pasiva), inquietas, con ideas, creativas, dinámicas, motivadoras, con ideas
muy claras. Y son equipos que duran un tiempo pre-determinado para ase-
gurar el funcionamiento de la organización y la innovación permanente,
para luego regresar a alguna de las pedagogías ya mencionadas.
134
que, además, pueda disfrutar de su tiempo, de sus espacios, del ocio o de
otras actividades aseguran una calidad de vida que también impacta en el
desempeño en cada PEDAGOGÍA.
El eje de estas PEDAGOGIAS es el alumno, el estudiante, el sujeto, en
el que piensan las CUATRO PEDAGOGÍAS, especialmente en el ENTRETENI-
MIENTO en donde el singulatim se convierte en un cuerpo a cuerpo para
escuchar, entender, acompañar, incentivar, promover. Y son esos mismos
alumnos los que tienen voz y llegada en la PEDAGOGIA DE LA INVESTIGA-
CION y la GESTION porque pueden manifestar las dificultades y los proble-
mas que observan, así como las fortalezas y debilidades que reconocen.
La única forma con que estos educadores pueden actuar es en insti-
tuciones que asumen compromisos laborales innovadores con la posibi-
lidad de armar equipos estables de trabajo, compromiso laboral en una
única institución, y encuentros o reuniones permanentes para alimentar
el funcionamiento del NUEVO MUNDO EDUCATIVO.
135
Los educadores, todos ellos, tienen diversos tipos de encuentros y re-
uniones de trabajo con sus colegas de cada pedagogía, con quienes com-
parten los diversos grupos y con la presencia de todos los actores institu-
cionales, presididas y coordinadas por quienes están al frente de la gestión
del centro. Las decisiones que se tomen en cada una de las reuniones son
vinculantes y de aplicación obligatoria. Para todas estas formulaciones se
imponen redefiniciones legales, una nueva modalidad de trabajo docente,
un marco laboral diverso, nuevo estatuto de derechos y deberes y la redac-
ción de nuevos contratos que comprometan por igual a las partes.
136
solo la ignorancia sino también el fastidio y la inutilidad. Para el NME las
aulas dejan de tener estructuras fijas y previsibles, espacios que arquitec-
tónicamente se repiten sin variaciones, verdadera jaulas que contienen y
encierran, condición para el aprendizaje homogéneo. Las aulas son tales
en la medida en que puedan hacer crecer alas para poder volar en todos
los espacios y tiempos, y hacia todas las direcciones.
137
de la investigación, de la misma educación. La caída de los muros implica la
apertura y la permeabilidad de los escenarios. Los muros piensan los espa-
cios para la vigilancia, el encierro y la quietud. Y el NME propone la libertad,
la autodeterminación, la apertura, la circulación y el movimiento.
Finalmente —como mencionamos anteriormente— mientras en la PE-
DAGOGÍA ÚNICA la unidad arquitectónica de análisis es el aula, la clase, que
—con marcado criterio moderno— se replican todas iguales para cubrir las
necesidades de las instituciones escolares, en el NME el centro arquitectó-
nico, el lugar que le da entidad a todas las PEDAGOGIAS en el patio, como el
ámbito de funcionamiento de la PEDAGOGIA DEL ENTRETENIMIENTO, porque
allí se combinan la libertad y la presencia de los educadores, la posibilidad
de disfrutar y el trabajo, la apertura y el movimiento, y la construcción de un
tiempo a la medida de cada uno de los usuarios. También se postula la pre-
sencia de las aulas como ámbitos de encuentro y trabajo en la PEDAGOGIA
DE LA COMUNICACIÓN, pero cada una de ellas, diseñada según los caracteres
de su uso y de las disciplinas que allí de transmiten.
138
BIBLIOGRAFÍA
139
DUBET, François (2006). El declive de la institución, profesiones, sujetos e
individuos en la modernidad. Barcelona, Gedisa.
ESCOLANO Benito (2000), Tiempo y espacio para la escuela. Madrid. Biblio-
teca Nueva.
EVERETT REIMER (1970), La escuela ha muerto. Alternativas en materia de
educación.
FOUCAULT M. (2004), La vida de los hombres infames. Caronte ensayos. La
Plata. Altamira.
HAVELOCK. K. y HUBERMAN. A. (1980). Innovación y Problemas de la Educación.
Ginebra: UNESCO/OIE.
ILLICH Iván (1971), La sociedad desescolarizada. (1973) Un mundo sin escuela.
KANT Inmanuel (1803), Pedagogía.
LAÍN ENTRALGO, Pedro (2006). Historia de la medicina. Barcelona: Elsevier
Masson.
MEDINA RIVILLA Antonio y SALVADOR MATA Francisco (coord.) (2009), Didácti-
ca General. Madrid. Pearson. UNED.
NORO Jorge Eduardo (2012), La matriz de la escuela moderna: ¿Escuela sagrada
o escuela profanada? Configuración, crisis y perspectivas. 2 tomos. Edito-
rial Académica Española. España Alemania.
NORO Jorge Eduardo (2005), Pensar para educar. Filosofía y educación. Rosa-
rio. Didascalia.
NORO Jorge Eduardo (2001), Escuela posible, educación necesaria. Rosario.
Didascalia.
NORO Jorge (2013), Crisis de la escuela moderna. Crítica y razones. Edición
Digital.
NORO Jorge (2013), De la escuela del pasado a la escuela del futuro. Edición
Digital.
NORO Jorge (2014), En los tiempos que vivimos, la escuela que queremos.
Edición Digital.
NORO Jorge (2015), Historia de la educación y del pensamiento. La forma-
ción de la escuela moderna. Edición Digital.
PESCATORE Alejandro (2013), Transformaciones en el diseño (y en el dise-
ñador) del libro de texto, 1985–2005. UBA- FADU. Maestría en diseño
comunicacional.
140
TADEUS DA SILVA, El proyecto educacional moderno, ¿identidad terminal?
En VEIGA NETO Alfredo (1997), Critica posestructuralista y educación.
Ediciones Laertes.
TRILLA Jaume (1999), Ensayos sobre la escuela. El espacio social y material
de la escuela. Barcelona. Laertes.
141
142
CAPÍTULO IV
El Nuevo Mundo Educativo y la
reconstrucción de la biografía docente
143
alguna “tecnología” que asegure la transmisión, pero sin llegar a modificar
la forma y propósito del trabajo de los educadores.
Aunque los cuestionamientos sean muchos y, además, variados, se va-
lora el papel de los educadores en la sociedad. Empero, se hace de ellos un
campo de batalla en torno a la pregunta: ¿cómo se supone que debería ser
un docente? Las respuestas no son uniformes, pero suelen ofrecerse muy a
menudo, una suerte de “hermenéutica” económica de la “escolarización”.
La que resulta congruente con la expansión de un estilo de vida de la épo-
ca, ligado a lo que Max Weber denominó “espíritu del capitalismo”. Un es-
tilo por el que la primera razón de casi todo en la vida, está relacionado
con la productividad. Así, por ejemplo, en nombre de la “calidad” exigen de
los educadores su actuación como intermediarios del poder e intervienen
controlándolos burocráticamente y “evaluando” su productividad como
engranajes de la maquinaria escolar de reproducción social.
Instalan su concepción sesgada de la escuela mediante el recurso al
eslogan fácil, muy a la mano del sentido común. Para operar el vaciamien-
to del discurso crítico, insisten haciendo eje en un ejercicio de la docencia
orientado a la mera capacitación y al conocimiento instrumental, de cara
a su utilidad en el “mercado laboral”. En la misma dirección, tienden a des-
valorizar la formación humanística, y lo hacen porque no tienen como ob-
jetivo el abordaje de las preguntas por el sentido, sino la gestión.
En congruencia con esa insistencia discursiva, exaltan las caracterís-
ticas típicas del docente tradicional: un personaje solitario, fiel cumplidor
de un rol bien contorneado por reglamentos, administrador único del sa-
ber, apegado a lo estable y previsible. Un docente dócil, obediente y dis-
ciplinado, cuyo modelo de trabajo consiste en implementar un programa
que, al modo de la producción industrial, se caracteriza por dos aspectos
rectores: la presentación temática de contenidos secuenciados, y un lugar
y tiempo uniformes para impartirlos… ¡Eso sí, haciéndolo de manera “mo-
tivadora”! Su obligación reproductiva consiste en transmitir y evaluar, casi
de manera automática.
Si bien las características del docente tradicional hoy ya no se dan
en estado puro, sin embargo persiste la propensión a una actitud ritual-
escolástica en el ejercicio de la acción educativa. La consecuencia de eso es
144
que los docentes padecen, año tras año, una distancia mayor en relación
al curso de los nuevos conocimientos, deteriorándose su disposición y pre-
misas cognoscitivas para poder actualizarse. Sus esfuerzos y elaboraciones
quedan restringidas al hallazgo de “recursos didácticos” para “presentar”
de manera “atractiva” un conocimiento estancado. Eso condiciona, al inte-
rior de la escuela, una vinculación más inmediatista y por tanto autoritaria
entre educadores y estudiantes, que deviene en un mutuo relajamiento
escéptico. Sus interacciones adquieren formas muchas veces, envilecidas,
degradadas, devaluadas. En definitiva, los educadores van quedando cada
vez más lejos de la experiencia de los estudiantes, mientras desde el dis-
curso parental crece la presión social que critica el supuesto mal desempe-
ño de los docentes, sin que los poderes se hagan cargo de la insuficiencia
de los dispositivos establecidos desde su modelo educacional.
El consiguiente desaliento de los educadores es muy grande. Por
ejemplo, una reciente encuesta realizada por el NME a docentes de los
niveles primario y secundario en la ciudad de Rosario, arrojó resultados
que sirven para ilustrar la situación: más de la mitad quieren cambiar de
trabajo aun cuando la remuneración sea similar, e incluso se manifiestan
insatisfechos con la carrera elegida. Algunos agregan que deberían haber
elegido otra carrera. Casi dos tercios ya no quieren participar de los cursos
de capacitación, porque consideran que la capacitación no trae aparejados
cambios en las prácticas institucionales, y creen que llegarán a jubilarse sin
que nada cambie en la escuela donde trabajan.
Entre los docentes la sensación de estar en una situación de pérdida
significativa para la vida de relación y para la valoración propia, se mani-
fiesta de varias formas: en algunos como decaimiento y resignación con
propensión al “facilismo” en la enseñanza, y en otros como exaltación vin-
dicativa tendiente al “rigorismo”. Pero en otros educadores, que no son po-
cos, el malestar que atraviesa su quehacer laboral se manifiesta en ellos de
manera productiva. Siendo conscientes de que la vieja escuela ya no anda,
se atreven a desplegar su vida laboral como exiliados del sistema. Se corren
de los territorios discursivos colonizados al interior del sistema por aque-
llas lógicas institucionales totalizadoras y uniformantes, que no toman en
consideración ni a la singularidad ni a las plurales particularidades de los
145
actores del sistema. Son educadores que hacen la diferencia sacando los
pies del árido territorio ocupado por una pedagogía única que exige iden-
tificación con lo igual, para emprender en su praxis diaria el viaje a la fértil
tierra de las múltiples pedagogías integradas desde la dinámica de relacio-
namiento al interior de la comunidad educativa.
Entonces, si la pregunta es: ¿hay nuevos enseñantes?… la respuesta
es si. Es evidente que hay muchos enseñantes “exiliados” fuera del sistema
y dentro de él. No es este el lugar donde explayarnos en el análisis de las
formas de enseñanza fuera del sistema, pero podemos afirmar que el sur-
gimiento de nuevos enseñantes en el sistema depende de intervenciones
interpretantes de las relaciones institucionales en cuyo reflejo los educa-
dores se encuentran a sí mismos en cuanto tales.
146
nos eche a andar por caminos de “bien-estar” en pos de actuar lo “bien-
dicho” con la tan promisoria palabra “educación”. Es que, en verdad, no se
puede hablar de un dispositivo formador de sujetos lúcidos, libres y res-
ponsables, si ese mismo dispositivo no funciona para con los educadores
de manera congruente con lo que se propone que hagan los estudiantes
a quienes se dirige.
147
son educadores. O sea que la educación es uno de los servicios públicos
más extendidos que prestan los Estados en todo el mundo desde hace ya
unos 200 años. A su vez, esa apreciación nos conduce a considerar que no
estamos frente a meros problemas coyunturales que se pueden resolver
atendiendo al presupuesto y al salario, sino de cara a la forma y propósito
de un trabajo inmenso al servicio de la política educativa (supuestamente
emancipatoria) de un tipo de Estado que ya no quiere asumir el monopolio
del servicio educativo. El problema, entonces, es mayúsculo, y nos pone de
cara a interrogar en torno a conflictos de orden estructural, que desde hace
décadas afectan a los educadores en los quehaceres cotidianos de su tarea.
En pocas palabras: la escuela interpelada desde adentro y desde afue-
ra, encuentra en el centro de la escena a los educadores soportando “lo que
hay”, en un lugar aspiracional que se les escapa.
148
En definitiva, ante la sobredeterminación del rol y en un dispositivo que
no da sostén (acompañamiento, cuidado) encontramos en los extremos
dos actitudes típicas:
1) Por un lado, están los docentes que se involucran creyendo que si
asumen todas las demandas van a cumplir bien el rol. Pero por ese
camino no obtienen otra cosa más que dolor. El dolor de no poder
responder auténticamente a todos.
2) Por otro lado, están los docentes fastidiados que se desinvolucran
quedando en la inercia del “nada puedo hacer”.
149
no la hay. Por eso en NME insistimos en la necesidad de poner en juego
procesos que favorezcan una praxis crítica capaz de arribar a resultados
tangibles en territorio.
Para eso se requieren dispositivos institucionales que hagan posible la
existencia concreta de esos procesos, sin dar respuestas anticipadas a pre-
guntas que los sujetos aún no se han hecho. De no ser así, seguiremos vien-
do educadores que sufren el peso de un sistema normativo que es incapaz
de alojarlos como sujetos. En otras palabras: seguiremos viendo el incre-
mento de docentes que se ausentan del trabajo, que se la pasan siendo
examinados por juntas médicas que, luego de desoír su discurso pero clasi-
ficando su queja por el sufrimiento manifiesto, los derivan a estigmatizan-
tes “tareas diferentes o pasivas”. ¿Por qué? Pues porque llegan a un punto
en el que ya no soportan las condiciones laborales y el clima de su medio
ambiente de trabajo y están solos y desde la soledad no pueden cambiar
nada. El sentimiento de insuficiencia e inadecuación se acrecienta, y con
él la agresividad: la tensión subjetiva de cada uno respecto de su imagen.
Al respecto, algunas investigaciones describen un considerable porcentaje
de docentes cuyo malestar subjetivo remite a un ir y venir de agresiones
verbales, amenazas e incluso maltratos físicos, ejercidos contra y por los
pares, los directivos, los estudiantes y los padres. Asimismo, tampoco po-
demos perder de vista la existencia de una violencia sutil (sin ruidos, fría y
calculadora), que puede ser entendida como violencia simbólica, la cual se
traduce en malestares que sobretensionan las relaciones, influyendo nega-
tivamente sobre el clima institucional en su conjunto.
¿Y todo eso qué tiene que ver con encontrar una salida?
150
sos específicos para atender al malestar docente, planteando interacciones
dialogantes que den ocasión para que el sujeto pueda reposicionarse en
el rol y dirimir creativamente las cuestiones que le aquejan en su trabajo
cotidiano. Es imperioso ayudar a los docentes a que comprendan que de-
ben hacer con un saber profesional. Al respecto, el desafío que asumimos
en NME consiste en construir dispositivos institucionales multidisciplinarios
que permitan elaborar y tramitar las dificultades referidas a las condiciones
y medio ambiente de trabajo educativo, y a las condiciones de aprendiza-
je de los estudiantes. Es que ese es el punto de vista relevante: el de las
condiciones de aprendizaje de los estudiantes. Lo cual no es cosa de poca
monta, porque no se construye el estudiante en función del educador, sino
al revés. Pues el aprendizaje no es consecuencia de la enseñanza, sino de
lo que el estudiante hace. La enseñanza no opera de manera directa sobre
el aprendizaje. Antes bien, tiene que ver con lo que hace con aquellas me-
diaciones que el educador pone en juego para dar ocasión a la actividad del
estudiante. Razón por la cual, resulta necesario pensar una dinámica insti-
tucional creativa, en la que los educadores estén incluidos como artífices
de una estrategia en curso que les concierne.
¿Docentes incluidos?
151
Ú%,2*5$)$'2&(17(
Digámoslo sin rodeos: más allá del “empleo”, el trabajo “propio” de
un ser humano es aquel que le da ser. En el caso del viviente humano su
ser no consiste en una mera durabilidad biológica, sino en una insistencia
biográfica. El sujeto insiste mediante la progresiva inscripción del Yo en
una historización que le concierne, a sí mismo junto con los otros. Pero
esa “biografización” (digamos) ni es meramente individual ni sucede así
nomás, sino en tanto y en cuanto existen dispositivos en los cuales un
sujeto puede encontrar el lugar que le permitirá venir a estar presente
junto con otros en un régimen discursivo compartido, implicándose en
los procesos de subjetivación que lo constituyen. Nos referimos, enton-
ces, a dispositivos que hacen aparecer procesos que dan ocasión a expe-
riencias en las cuales el sujeto histórico se forma y se transforma a través
de los objetos que forma y transforma. En otras palabras: en el devenir
biográfico de un sujeto histórico, la subjetividad se muestra en el punto
donde los dispositivos la inscriben y la ponen en juego. Vale decir que la
subjetividad se produce en el cuerpo a cuerpo de los seres humanos con
los dispositivos que ellos mismos forman y transforman mediante lo que
van haciendo en el transcurso de sus vidas. Si tomamos ese planteo y lo
enfocamos en el trabajo educativo, podemos decir que en NME pensa-
mos una dinámica laboral en la cual los mismos docentes son quienes
arman y dirigen los equipos de trabajo, siendo cada uno acompañado por
el resto en la búsqueda de una posición en la que pueda sentirse lo sufi-
cientemente cómodo y seguro para, desde allí, brindar lo mejor de sí a la
comunidad que lo aloja y sustenta. Y esto sin que obste a la posibilidad
de moverse por propia decisión de una posición hacia otra en alguna cir-
cunstancia ulterior. Esto es promovido y facilitado mediante cotidianos
procesos comunitarios de reflexión y de toma de decisiones sobre las pro-
pias prácticas en el dispositivo educativo en concreto. Como puede apre-
ciarse, esta dinámica de construcción comunitaria apela a una ética de la
responsabilidad y de la convicción, fraguada entre todos los implicados
en los procesos educativos al interior del dispositivo.
Es importante destacar el aspecto relacional, dinámico, del planteo. En-
tendemos por relación el ordenamiento intrínseco de una cosa en dirección
152
a la otra. Eso responde a que no se puede ser con prescindencia del otro. Lo
cual nos conduce a enfocar el dispositivo en el que pensamos, no como un
mero “lugar físico” (lo edilicio, lo clavado y plantado), sino como eso que en
lo edilicio está en el proceso de ser…
Vale decir, entonces, que no estamos planteando un ente “escolar”
fijo y estático, dado bajo una forma y una estructura; sino una situación
relacional en movimiento, que permite a los sujetos reconocerse a través
de múltiples transformaciones que desarrollan a lo largo de su vida labo-
ral. Hablamos así de una interrelación creativa, generadora de sentidos de
pertenencia e identidad. Sentidos construidos en torno a una dinámica de
transformaciones que tienen que ver con el personal involucramiento de
cada quien en la ideación de procesos educativos aptos para compartir co-
nocimientos, necesidades, deseos, proyectos, cuya atención beneficia al
colectivo, así como a sus miembros.
Ú&$55(5$'2&(17(
En consonancia con lo anterior, las formas de trabajo que pensamos
en NME ya no tienen nada que ver con atar al educador a un destino laboral
prefijado, que lo obligue a hacer siempre lo mismo década tras década, a lo
largo de su carrera. No pensamos en un trabajo concebido desde la impron-
ta del sedentarismo, sino desde el nomadismo; es decir, desde la tensión
creativa que abre la posibilidad de satisfacer el deseo de pasar a otra cosa.
Pensamos en biografías matizadas por la circulación entre múltiples tareas
o desarrollos profesionales a lo largo de su trayectoria. No se trata entonces
de que los educadores hagan el aguante esperando pasivos la llegada de
salvatajes, sino de estar incluidos en la solución de los problemas, como ar-
tífices de la misma. Como consecuencia directa de esta manera de pensar el
trabajo en clave de mejoramiento cooperativo de las condiciones laborales
y del bienestar de los trabajadores, cabe señalar que todos los aspectos de
la actividad laboral nómada, son pensados en NME como acciones a rea-
lizarse por completo adentro del dispositivo educativo y no interfiriendo
con el dispositivo doméstico. Dicho de manera muy sencilla: no llevarse el
trabajo a casa. Lo cual rompe con el discurso de la gerencia. Ese discurso
promueve el control de los trabajadores de la educación entendidos como
153
sujetos de la eficiencia, haciéndolos permanecer en permanente nexo
directo con la producción de necesidades y ajuste a las mismas. Lo cual
excede al ámbito escolar e irrumpe en la vida doméstica. Nos referimos
a las necesidades producidas por un flujo escolar regulado por normas
gerenciales que determinan un sinnúmero de tareas burocráticas, con
nulo provecho educativo. Por el contrario, el modo de trabajo en el que
pensamos refiere a una identidad del trabajador construida en la expe-
riencia intersubjetiva que se da en la praxis comunitaria, y no moldeada
cual objeto de intervención extrínseca, técnica y gerencial.
Ú)250$&,1'2&(17(
Lo que manifestamos exige focalizar la atención no solo en la forma-
ción de los docentes en ejercicio, sino sobre todo en la de los nuevos que
se van a incorporar al sistema. En relación a la formación docente inicial,
entonces, desde NME podemos decir que la adición de conceptos eruditos
y las prácticas casi como de laboratorio, deben abrir el paso a una diná-
mica cotidiana (institucional y comunitaria) orientada al desarrollo de la
capacidad de operacionalización de las ideas, a la adquisición de compe-
tencias para el despliegue narrativo, a la captación de la expresividad de
los cuerpos, al debate y la toma de decisiones en comunidad. Es que no se
puede echar vino nuevo en odres viejos. Y por eso urge revisar la relación
entre la propuesta pedagógica y la propuesta organizativa de los centros
de formación docente, teniendo en cuenta que no sirven las propuestas de
formación estandarizadas e impuestas desde arriba, consideradas como
válidas para ser “ejecutadas” en cualquier institución formadora.
Bien podemos afirmar que, si hablamos de “inclusión”, entonces es
necesario garantizar las condiciones óptimas para que puedan confluir las
orientaciones generales con el debido respeto a las particularidades y a las
demandas locales, sin necesidad de ahogar la creatividad de los actores en
las aguas de las lógicas homogeneizantes.
Es que nadie da lo que no tiene, si al menos no lo intenta. Es difícil
pensar el educador del futuro, si él mismo no hace lo que se propone que
hagan los estudiantes a su cargo. Por eso el pensar en cómo es el estudian-
te de hoy, permite repensar la formación docente.
154
Por otra parte, y de cara a un abordaje político institucional de la inclu-
sión de los educadores, valga mencionar el tan mentado tema de la “eva-
luación docente”. El discurso del sentido común liga ese tema con la “cali-
dad” de manera simplista, desplegando un manto de sospecha sobre los
educadores. Así resulta que se habla de la evaluación como de un método
para “diagnosticar” a los docentes, que resulte de utilidad para que técni-
cos expertos les “receten” innovaciones dirigidas a conseguir mejores po-
siciones en las mediciones internacionales. Por el contrario, desde el plan-
teo de NME no vemos al educador como un mero engranaje “productivo”,
evaluable desde la lógica del consumidor: con criterio de relación costo-
beneficio respecto de ciertos parámetros de desempeño estandarizado. En
el dispositivo en el que pensamos, la valoración (mejor que evaluación) del
trabajo de los educadores, parte de la confianza para la construcción comu-
nitaria de parámetros propios y situados regionalmente, apropiados para
analizar en comunidad el impacto de políticas inclusivas en el sistema.
155
docente. Decimos que son modos binarios que excluyen, porque aíslan o
segmentan al sujeto en su condición de hablante. Lo colonizan. Y eso es lo
contrario de la inclusión del docente.
156
Lo deseable es cedido, por ejemplo, cada vez que se obvia tratar de
manera creativa el saber que no sabemos, para conformarse con concen-
trarse nada más que en una dimensión restringida (gerenciable) del “su-
puesto” conocimiento que de antemano se tiene por certero. Basta obser-
var que no se habla del saber, sino de meros instrumentos, competencias
y habilidades técnicas que el docente debería tener en congruencia con
normas que debería conocer y cumplir. No se habla de lo que no anda en
relación al saber ser, estar o hacer de cada docente. No se habla. O sea que,
en definitiva, se obvia la posibilidad de una provechosa relación dialógica
de transferencia de lo que a los actores les pasa, que resulte apta para el
tratamiento efectivo de lo que no anda.
Eso pasa cuando se pierde de vista que el lenguaje es flujo en perma-
nente oscilación e inestabilidad. Entonces, en sentido contrario, se propen-
de a la recurrente consolidación de dispositivos en los que los educadores
carecen de la posibilidad de detenerse y demorarse en la relación con los
estudiantes y con los colegas, en charlas y actividades con ellos. Esto no es
menor, porque pone en juego un problema fundamental: el del malestar
cotidiano transferido al “modo de tratar” las dificultades. Por eso hay que
pensar en dispositivos capaces de hacer algo con eso. Porque lo que se sue-
le perder de vista es que lo que no anda, funciona: produce efectos. Y esos
efectos son un material muy valioso, que hay que darse tiempo y lugar para
poder leerlo en comunidad.
¿Se refieren a saber leer qué pasa hoy con los docentes?
157
Invisibilizar el malestar, es mala decisión. Por eso en NME intentamos
pensar hacia dónde creemos que el ejercicio de la docencia debería ir cam-
biando, y para eso rescatamos de su obviedad el hecho simple de que en
los ámbitos educativos, como en la vida misma, pasan cosas que golpean
y duelen. Es decir que lo real que viene a la presencia, se hace presente,
irrumpiendo intempestivamente, de modo salvaje, deshaciendo nuestras
pretensiones de control, y eso requiere del amortiguador del pensamiento.
En NME consideramos que hay que comenzar leyendo la realidad des-
de el malestar docente. No hay que perder esto de vista, dado que el dolor
no miente ni remite tan solo a la dimensión individual del sujeto. Lo que
les duele a los educadores no son tan solo las partes del cuerpo cansado
de trabajar, sino los componentes subjetivos y sociales del quehacer edu-
cativo en la época actual, y eso casi nunca es tenido en cuenta al momento
de pensar el funcionamiento político-institucional de los dispositivos edu-
cativos. Es cuanto menos contraproducente que algo así se pierda de vista
con tanta facilidad. Pues resulta invisibilizado tras una cortina de ideales
tan encumbrados como repetitivos y vaciados de significación, que suelen
ser desplegados para ocultar una clara decisión de intervención técnica
impuesta a los trabajadores de la cultura.
158
ir cada día al aula a enfrentar, por ejemplo, problemáticas para las que no
se sienten preparados, ni sostenidos, ni acompañados. El resultado suele
ser la pesadilla de sentirse hiperdemandados y con pocas herramientas,
en el interior de aulas reales en las que se encuentran solos, condiciona-
dos por lógicas más o menos estables, variables de incertidumbre, y con
escasos márgenes de maniobra. Eso observamos y desde ahí pensamos la
crisis del educador actual.
La situación es compleja, porque la sociedad no deja de deman-
dar, los dispositivos educativos tradicionales crujen bajo el peso de las
demandas sociales, los “especialistas” multiplican los discursos “tirapos-
tas”, pero, en definitiva, acaban siendo los trabajadores de la educación
quienes ponen el cuerpo para recibir a diario el impacto de las coyunturas
históricas. Así y todo, en las aulas reales no son pocos los educadores que,
aun en condiciones de precarización, no renuncian a sus sueños y ensa-
yan a diario mil y un estrategias de transformación de sus prácticas. Pero
no tienen ni organización ni presupuesto para detenerse a investigar,
publicar, difundir y así producir teoría sobre lo que hacen. Tampoco hay
lugares a la mano en donde hacer efectiva una convocatoria que permita
recoger sus experiencias “situadas”, analizarlas, mejorarlas y replicarlas.
Así resulta entonces que, lo que hay, no anda.
Por eso en NME consideramos que ahí es donde hay que centrar la
atención: en darnos a la tarea de re-posicionar a los educadores en el
dispositivo educativo, poniendo en valor el derecho a la educación, y eso
pasa por la valorización de esos trabajadores de la cultura y de la funda-
ción de subjetividad, que denominamos “educadores”. Ahora bien, una
valoración efectiva exige hacernos cargo de lo que no anda y darnos a la
tarea de repensar el dispositivo educativo de cabo a rabo. Es que en los
dispositivos operan las lógicas discursivas que constituyen a los sujetos.
Y esa tarea exige pensar en procesos, tiempos y espacios, que garanticen
condiciones de trabajo que favorezcan la puesta en juego de políticas
institucionales que sirvan al “bien-estar” de los educadores. Eso es fun-
damental, porque nadie puede compartir con otro, lo que al menos no
intenta consigo. Tanto en el plano personal como en el comunitario.
159
¿Con qué criterio se lleva a cabo esa tarea de valorización y
replanteo?
En primer lugar, valga subrayar una vez más que no decimos estas
cosas pensando en dispositivos disciplinarios ni de control, sino subje-
tivantes. Es decir que tampoco hablamos desde una perspectiva según
la cual cada quien es considerado como un “yo-individual” (según el
modelo moderno), ni como un “empresario de sí mismo” (según el mo-
delo neoliberal). Perspectivas como esas le restan valor al lazo social
en la construcción política de la existencia humana. Ya lo hemos dicho
en capítulos anteriores: desde NME no pensamos al educador aislado
(ni como intelectual iluminado, ni como técnico experto), sino que lo
pensamos interactuando con otros trabajadores de la cultura en un dis-
positivo basado en procesos de relacionamiento. Procesos entendidos
como constitutivos de una nueva identidad del educador. Esta perspec-
tiva nos permite emprender otro camino. Eso implica dejar de hacer re-
currentes “retoques” al sistema, para ir decididamente hacia otro tipo
de dispositivo educativo. Uno en el que “las relaciones” sean considera-
das como el principal supuesto ontológico. Esto es importante porque
ellas son constitutivas del régimen discursivo que da forma a aquellas
“referencias estimables” (ejes u horizontes, como se prefiera pensarlo)
que organizan el campo educativo y a sus actores en él. Valga entonces
señalar que el problema del régimen discursivo, resulta insoslayable
para la política institucional. Dicho más claro: en un dispositivo orien-
tado a la formación de seres humanos (¡valga subrayarlo!), no se deben
suplir las formas de relación dialogada, con relaciones formales regla-
das de antemano. Y esto porque es mucho y muy valioso, lo que de las
relaciones depende: la construcción discursiva… de los actores, de un
nuevo sentido común y de una nueva sensibilidad popular, sobre los
propósitos, modos y lugares de la educación.
160
Relaciones, entonces… ¿por ahí pasa la identidad docente?
Así es. Por ahí pasa nuestra insistencia. Insistimos en subrayar el valor
de las relaciones, porque si lo esencial radica en los procesos de relacio-
namiento, eso quiere decir que para el tratamiento político de lo que nos
aqueja, no hay apoyatura en un más allá del juego relacional entre actores
diferentes. No hay un a-priori ni ideal ni tecnológico, que fundamente al
dispositivo en el que pensamos desde NME. En tal sentido, al cuerpo “bio-
gráfico” de la comunidad de educadores lo pensamos como una identidad
diferencial que resulta establecida al interior del juego relacional entre ac-
tores, y no como una identidad prefijada por equivalencia o identificación
con un ideal; es decir: establecida por relación a algo externo a la trama
relacional. Pensarlo así tiene que ver con atender a los juegos de signifi-
cación en los que no se pone en cuestión tan solo lo referido a un mero
cambio de contenidos, sino a la dinámica relacional que en las instituciones
gobierna los enunciados y al modo como los gobiernan.
Se trata, entonces, de poner en cuestión lo referido a la política de rela-
ciones en la institución, considerando que lo relacional viene contextuado por
la expansión de la pedagogía única en cuatro pedagogías, así como por las
nuevas ignorancias que el sistema educativo tiene que encarar, tal y como ya
lo hemos explicado en otros capítulos. Es por eso que en NME nos centramos
en los procesos de relacionamiento, y desde ahí nos preguntamos concreta-
mente por el impacto que tiene sobre el docente el modo de relacionamiento
en el cual transcurre su trabajo diario, año tras año y por décadas. Como ya di-
jimos, es sabido que cualquier trabajo produce algún tipo de malestar en los
sujetos que lo desempeñan. Pero hay peculiaridades del funcionamiento en
el tradicional dispositivo “escolar”, que deben ser tomadas en consideración
para comprender lo que no anda en el trabajo educativo. Nos referimos al
funcionamiento de la escuela tal y como viene siendo planteado, tanto desde
el enfoque moderno, como desde el neoliberal, ambos en el actual contexto
posmoderno. Vale aclarar que al hablar de funcionamiento no nos enfocamos
en la funcionalidad del equipamiento tecnológico, administrativo o edilicio,
161
sino en los efectos en la persona viva del educador que a diario lidia con lo
tecnológico, lo administrativo y lo edilicio. Es que pensamos en el educador
no como “recurso” de un sistema “gerenciable”, sino como sujeto histórico,
como ser biográfico, formado en la trama de una biografía comunitaria.
162
Lo que venimos diciendo es que no podemos perder de vista que la
escuela encaja en el lugar donde resuenan los problemas de la sociedad, y
que el imaginario social carga exigencias sobre el rol docente en tanto que
agente de la educación. En consecuencia, el docente queda sobredetermi-
nado en su rol. Se espera mucho del docente… Se carga demasiado sobre
él, como para pretender que pueda soportar el peso de esa exigencia en
ese dispositivo que se denomina “escuela”. Vale decir que no estamos fren-
te a un problema que remita a fortalezas o debilidades de los individuos,
sino del dispositivo. No estamos hablando de dificultades individuales. Nos
referimos a dificultades del sistema en su conjunto. Esto quiere decir que
no se trata del problema puntual de tal o cual educador, sino que lo que
hay, no anda en un sentido general. Es por eso que en NME observamos que
la situación actual amerita poner la atención no solo sobre los casos parti-
culares del malestar subjetivo de los educadores, sino sobre la escuela en
sí misma como productora de ciertos pesares. Es más: no solo sobre aquello
que no anda en la escuela, sino sobre ella misma como eso que no anda.
Al decir esto venimos a significar que las racionalidades del proyecto
educacional moderno así como también del neoliberal, deben ser dislo-
cadas, contestadas y cuestionadas. Porque la educación pierde impulso y
sentido, cuando no empuja los límites de la escuela. Pero tal cosa no puede
hacerse desde la queja (que es un modo “auto-bio-thanato-gráfico” de es-
tar ¿vivo?), sino desde una discursividad vitalizante, desde la creatividad,
desde la capacidad inventiva de los actores. Capacidad que debe ser poten-
ciada por el dispositivo educativo; es decir, por uno en el que la educación
puntúe al dispositivo, de manera tal que éste no se repliegue sobre sí.
Se repliega sobre sí el dispositivo que aborda de manera directa los ma-
lestares, mediante sondeos, pruebas, protocolos, que no responden a una
dimensión representativa de lo relacional, sino “simulativa”, en tanto que
apunta a un modelo y no a referentes vivos. Estamos hablando del replie-
gue sobre un modelo ideal que enmudece a los sujetos, en vez de desplegar
operativamente un juego vivo de referencias que convoquen a la circulación de
la palabra en torno a eso que no anda, pero funciona. Y lo mencionamos por-
que estamos convencidos de que en el repliegue termina predominando la
queja y la infracción. Termina prevaleciendo una despolitizada actitud de
163
resignación, según la cual nada puede ser cambiado y el futuro es catastró-
fico. En consecuencia, el repliegue daña el campo de la comunicación entre
las personas, empobrece su universo simbólico, y desvitaliza la posibilidad
de lograr acuerdos solidarios para el trabajo y el placer.
Se trata, entonces, de captar que lo que no anda funciona (produce
efectos) manifestando las dificultades que existen en lo que estamos ha-
ciendo. Si a esto lo miramos detenidamente, veremos que lo que no anda
tiene una función que cumplir en la subjetividad de los agentes concretos del
sistema. Y eso es muy, pero muy importante. Sin embargo, el sistema lo pier-
de de vista y va por el tratamiento directo de lo que no ve como “malestar”,
sino que designa como “anomalía”. Entonces trata de regular lo anormal,
anteponiendo un cuerpo normativo, pero al hacerlo no ve que ese trato di-
recto, sin mediaciones hechas de relacionamiento dialógico, hace obstácu-
lo. Porque se borra la subjetividad, y se pierde de vista el funcionamiento
del malestar. Es por eso que nosotros planteamos una organización muy
distinta, pensada a partir de coordenadas vitales concretas, establecidas en
y desde las relaciones mismas al interior del dispositivo educativo.
164
Por supuesto, pero tomando distancia de los modos de regulación
que borran al sujeto. Porque esos modos de regulación resultan inade-
cuados, toda vez que pierden de vista que el modo de ser de los educado-
res seguirá funcionando, continuará produciendo efectos. Por contrapo-
sición, entonces, denominamos UHJXODFLµQ DGHFXDGD a aquellos modos
de intervención inclusivos, que ayudan a los sujetos a hacer algo con su
propio modo de ser, de hacer y de estar.
De lo que se trata es echar a andar modos institucionales de fun-
cionar comunitariamente ayudando a que la subjetividad se anude, se
responsabilice. (VDD\XGD es la regulación fundamental que no debe faltar.
Precisamente porque en el proceso de subjetivación el modo de ser tiene
una IXQFLµQQRGDO (de anudamiento, de lazo, de sostén) para el funciona-
miento del educador en la cultura institucional.
Para comprender esto no hay que perder de vista que al ser humano
las cosas no le vienen dadas (ni de nacimiento ni por reglamento), sino
que algo debe ir anudándose para tomar sentido. Es decir que algo debe
fijarse para que el sujeto exista como tal. Por otra parte, la fijación es aza-
rosa, contingente, pero necesaria para el sujeto. Porque aunque no es la
misma para todos, igualmente todos se juegan en las suyas sus ganas de
ser, de hacer y de estar en los asuntos de la vida… Mediante sus respec-
tivas fijaciones, todos y cada uno de los educadores se juegan su propia
“bio-grafía” en la institución educativa en la que trabajan desempeñando
un “rol”, con estilo propio.
Es por eso que desde NME sostenemos que no hay que minusvalorar
la relevancia de los modos de ser, sino incorporarlos RSHUDWLYDPHQWH a la
marcha del servicio educativo. Esta es la tarea, pero hay que emprenderla
entendiendo que en el decurso biográfico de una comunidad de educado-
res las anudaciones son tratables, mas no normalizables.
Para sacar adelante esa tarea hay que proceder paso a paso, vez
a vez, teniendo en cuenta que el trabajo estandarizado en los disposi-
tivos escolares no tiene en cuenta a los sujetos (de enunciación), sino
que se centra en la norma (lo enunciado). Es decir que la dinámica ins-
titucional disciplinaria (aunque ahora tenga formas remozadas y ma-
neras amables) clausura lo que no anda en la forma de ser del sujeto,
165
se concentra en lo dis-funcional (respecto de lo enunciado), y así borra
al sujeto en su funcionamiento (enunciativo).
Ese es el error básico al que hay que prestarle una cuidadosa y
responsable atención. Porque eso no es sin consecuencias: de ahí que
los docentes transcurran en las instituciones a un ritmo que los lleva a
ir perdiendo el interés en su trabajo, hasta que su trabajo se les acaba
transformando en su propia fuente de padecimiento. A lo sumo sopor-
tan, pero ya sin aspirar.
Desde NME repensamos el dispositivo educativo en términos de una
dinámica institucional que permita que las formas de ser y de hacer pue-
dan ir traduciéndose en mensajes mediante la transferencia. No estamos
hablando de nada extraño. En su forma más simple, la transferencia pasa
por la conversación con el otro. Lo cual no es cosa de poca monta, dado que
esa es la “regulación adecuada” más seria y sensata.
Se comprenderá que no estamos hablando de “normalizar” a los
“anormales”, sino de dar ocasión a un desciframiento de la forma de ser
del sujeto, para que pueda ser y hacer con eso de otra manera… Eso no
se puede abordar de antemano con un reglamento, sino que hay que
ir trabajándolo constantemente, en un dinámico y abierto proceso de
reconstrucción biográfica de los agentes. Para lo cual debe existir una
organización institucional que lo haga posible. Que incluya, acompañe
y sostenga a los educadores, que no los deje solos. Y que para eso tome
en cuenta que en los ámbitos educativos hay una enorme heterogenei-
dad de educadores, con muy diferentes formas de asumir su rol. Hay
una pluralidad biográfica de educadores.
De ahí nuestra insistencia en que la atención a la dimensión biográ-
fica demanda situar al educador del siglo XXI en un nuevo dispositivo,
en el cual su identidad resulta constituida desde un sustrato relacional
(que orienta la política institucional desde regulaciones adecuadas al
funcionamiento enunciativo de los sujetos), del cual deriva una forma
multidisciplinaria de trabajo. Forma de trabajo que, a su vez, nos lleva
a proponer un cambio decisivo en la epistemología de la pedagógica,
apoyado en cuatro modulaciones de la trama relacional vinculadas a
los nuevos desafíos del aprendizaje.
166
Vamos entonces al desarrollo operativo de la propuesta de NME
para ese camino de reconstrucción biográfica del docente. ¿Por
qué desde el sustrato relacional deriva una forma multidiscipli-
naria de trabajo?
167
Y por último… ¿Uds mencionaban un cambio Epistemológico en
la Pedagogía? ¿Qué significa esto?
168
el círculo de la repetición y darle una nueva vuelta en espiral al dispositi-
vo educativo en su conjunto. Estamos hablando de crear (en sitio) en vez
de aplicar (lo dado). Lo cual propende a una reconstrucción biográfica que
pasa por un reposicionamiento laboral asumido con convicción y alejado
del lugar de la queja permanente en la que muchos educadores están ins-
talados. Salir de la queja, entonces, pasa por tramitar, elaborar y conectar-
se auténticamente con el placer de crear junto a los demás. Eso es posible
mediante un dispositivo educativo como el que proponemos, porque da
ocasión de elaborar la propia historia para ser sujetos de la misma.
169
se puede determinar de antemano en cuánto tiempo alguien
comprenderá ni qué cosa.
Pero lo que si se puede hacer es darle tiempo a los edu-
cadores, para propiciar entre ellos el ejercicio efectivo de su
“dis-posición” a poner en acto el escuchar y el hablar en pos
de ver, comprender y decidir, sobre lo que les aqueja y sobre
aquello a lo que aspiran en el trabajo educativo, porque sien-
ten que les concierne.
Ú6HJXQGDUD]µQ([LVWHQO¯PLWHVSRUODILMDFLµQGHOVXMHWRD
su proyección en el espacio, que es la dimensión discursiva en
donde se encuentra de inmediato. Por eso mismo no llega nunca
a integrar su verdad. Porque para el sujeto, su verdad siempre es
más vasta que el suelo discursivo en donde pisa. Cada docente
es más que su rol. Pero, asimismo, es posible “dis-poner” en cada
lugar aparatos institucionales aptos para que los educadores
plasmen su interacción dialógica.
2) Un segundo efecto técnico del tiempo es que, aunque sean indefi-
nidos, los procesos tienen que concluir en algún punto. Pero no al
modo de una mera obligación externa a cumplir, sino de una ma-
nera decisiva en la que el sujeto se pone a sí mismo en juego. Se
juega el sujeto operando formas de intervención interpretante de
las interpelaciones, en orden a poner en acto un salto re-evolutivo
de su praxis. Eso implica procesos de discernimiento articulados en
torno a tres momentos, mediante los cuales cada equipo de trabajo
puede llegar a posicionarse en el límite del discurso institucional y
efectuar el acto enunciativo; es decir, generar su propia inscripción
o marca biográfica: cuestionando, comprendiendo y decidiendo.
Ú3ULPHUPRPHQWR(OSXQWRGHSDUWLGDHVXQWLHPSRGLVUXS-
tivo, de suspensión del modo de funcionar usual, de duda, de va-
cilación. Tiempo del “a ver”… Es el instante de la mirada del sujeto
que cuestiona.
Consideramos importante atender a este punto de partida,
porque muchos educadores y estudiantes no se miran en lo que
hacen, no ven lo que están haciendo, sino que tan solo hacen (con
170
ganas o sin ellas) lo que el formalismo del sistema les exige que
hagan. Es por eso que resulta de importancia agujererar la inercia,
para desatar una demora reflexiva, una revisión de lo que se hace.
Ú6HJXQGRPRPHQWR(VHOWLHPSRSDUDcomprender en cada
situación, lo que el sujeto ve en aquello que está mirando. Esto co-
mienza mediante una intuición por la cual el sujeto objetiva algo.
Es lo contrario al mero acatamiento a lo que se le ordena. Es decir
que es tiempo de ideación inventiva y de certidumbre anticipada
mediante conjetura, pero que en la comunicación dialogante está
sometida a la prueba de la duda que exfolia esa certidumbre sub-
jetiva del educador. He ahí la importancia del trabajo multi-disci-
plinario. Lo cual implica la disposición de un tiempo de compás,
de tejer tramas… porque es el momento de la reflexión en la reci-
procidad y en la causalidad mutua. Momento plural en el que cada
uno comprueba en el otro, referenciándose a los otros, a los cole-
gas y a los estudiantes. Tan solo la urgencia por tener que actuar
manifiesta al sujeto su límite en este momento.
Ú 7HUFHU PRPHQWR (V OD XUJHQFLD DFWXDO GHO PRPHQWR GH
concluir el tiempo para comprender. El sujeto se apresura a afir-
mar. Tal es el momento del aserto subjetivo, pero que no por eso
deja de estar sometido a la prueba de la duda. El punto es que
el aserto es una decisión expresada en un juicio; es decir, por un
acto que equivale al acto de concluir. Y la decisión conclusiva es la
que le da a la acción su sentido por venir. Nótese que la situación
a la que se arriba no es otra cosa que la resultante de la propia
hipótesis anticipante, pero ahora desubjetivada por haberse fun-
dido en una instancia objetivada de cara a los otros (a los diver-
sos actores de la comunidad educativa) y en diálogo con ellos.
Instancia que, vale mencionarlo, podrá volver a ponerse en duda,
para así avanzar aún más en el acto que engendra la certidumbre
de los sujetos involucrados en cada proceso de toma de decisión.
171
tiempo intersubjetivo es el que estructura la acción humana. A su vez, rom-
pe el círculo de la repetición, y relanza el pensamiento y la acción. Lo cual
equivale a decir que da ocasión para recorrer nuevos caminos. Así, en cada
vuelta en espiral, el sujeto es puesto en situación de tener una nueva opor-
tunidad de desengancharse de la identificación con el ideal regulador, y de
reestructurarse asumiéndose como sujeto histórico, ya que la propia historia
está constituida por la palabra de uno dirigida al otro. Tal es el circuito sin
fin del proceso, y el valor formativo del dispositivo que lo concretiza.
En pocas palabras: el dispositivo funciona encarnando el progreso dis-
cursivo de sus actores al ritmo de una temporalidad historizante de la expe-
riencia. Una temporalidad en la que los educadores de hoy traen de su ayer
lo que sirve a sus decisiones de mañana. No para seguir repitiendo, sino para
asumir “la historia presente” en una dialéctica de continuidad y ruptura; es
decir: tomando la herencia como tarea de construcción de una memoria de
futuro. Y eso se hace uniendo a su horizonte la subjetividad de la época. Lo
cual es muy relevante para un establecimiento educativo. Porque responsa-
biliza a los educadores en tanto que artífices de su biografía, en el tiempo y el
espacio de su quehacer cotidiano. Y sobre todo porque da ocasión para que el
educador haga lo que pretende que hagan los estudiantes a su cuidado; esto es:
que no se amolden a un saber predigerido, sino que comprendan lo que ha-
cen cuando lo hacen. Que se paren a desplegar una mirada inquieta sobre lo
que están haciendo, a reflexionar en torno a eso, y a concluir con convicción
y responsabilidad. El dispositivo en el que pensamos en NME hace posible
la plasmación de ese progreso discursivo, porque se articula sobre axiomas
básicos de la invención: suspender y replantear, para decidir y actuar.
Ahora bien, esto no quiere decir que los educadores tenemos que ser
unas personas creativas e ingeniosas que nos levantamos todas las maña-
nas y decimos: “¡Hoy tengo que inventar algo!”. No, nada de eso. Simple-
mente intentamos decir que tanto el esfuerzo por imitar ideales, como la
obediencia en cumplir formalidades burocráticas, no sirven. Es decir que si
no inventamos no hay camino y estamos perdidos. Entonces, hay que inven-
tar. Hay que producir intervenciones interpretantes.
En consecuencia, se comprenderá que es importante el darse a pensar
el modo concreto de plasmar la tensión inventiva. Es importante porque
172
disponer el modo concreto de darse tiempo para relacionarse dialogando, da
ocasión al aparecer del sujeto en el orden del discurso. Y esto toda vez que
hace efectivos para los educadores el ejercicio de la apreciación crítica de
lo que sucede, del juicio con voz propia, y del compromiso asumido en las
decisiones que se toman para actuar.
173
de este lugar es que la función decisiva sea la respuesta del estu-
diante, la intimación a la función subjetiva.
Entre otras muchas consideraciones que podrían hacerse,
valga mencionar que, gracias a la modulación de este lugar, los
docentes no tienen que llevarse el trabajo a casa, ni recurrir a ma-
nuales para ahorrárselo.
2) Lugar de las articulaciones en torno a una pedagogía de la comu-
nicación, referidas a la creación de argumentaciones persuasivas.
Es el lugar de la puesta en acto narrativo de los contenidos de la
enseñanza.
3) Lugar de las articulaciones en torno a una pedagogía del entreteni-
miento, referidas al acompañamiento en el tránsito por los aprendi-
zajes. Para el educador este es uno de los principales lugares en el
ejercicio de su trabajo. Se ubica en las antípodas de la concepción
normativa, alzándose contra la pretensión de regulación total.
Funciona como espacio suscitativo, privilegiando la acogida, el
acompañamiento y el cuidado. Es el lugar apto para que los edu-
cadores pongan en acción la articulación del afecto con la palabra
que recubre al sujeto. Esto es: lugar para el “ritmo propio”. Crea
las condiciones para estarse a gusto, sentirse cómodo, seguro,
acompañado, sostenido. Lugar donde atender a las necesidades
detectadas, con arreglo a la peculiar situacionalidad de cada esta-
blecimiento educativo.
En congruencia con esto, observamos también que con de-
masiada frecuencia se escucha en las escuelas el repiquetear de
mil y un quejas referidas a las dificultades de los docentes para
afrontar infinidad de situaciones respecto de las que no se sienten
preparados, pero que, sin embargo, están compelidos a encararlas
sin tener a su alcance las soluciones. Pues bien, en el dispositivo en
el que pensamos desde NME, este lugar de articulaciones está pen-
sado como el ámbito propicio donde tratar los efectos del cuerpo a
cuerpo de los individuos con el dispositivo en el que se encuentran.
4) Lugar de las articulaciones en torno a una pedagogía de la explo-
ración, referidas a indagar en torno a formas de integración de las
174
prácticas y abordaje de los asuntos de interés común. Este cuarto lu-
gar engloba a los otros tres. Funciona como lugar de circulación de
la palabra para la cohesión sinérgica en torno al discurso compar-
tido por la comunidad. Lo cual remite a la integración de normas y
prácticas comunitarias. Es el cuarto nudo que mantiene anudados
los otros tres nudos. Consiste en un grupo de docentes que ensam-
blan la trama procesual del dispositivo, mediante la inscripción de
una legalidad reguladora de los procesos, surgida de los momen-
tos de crítica y toma de decisiones comunitaria. Su labor específica
pasa por analizar los modos del acompañamiento y del cuidado,
sirviendo como punto de reunión y referencia. Dicho esto mismo
de otra manera: es el lugar de la confluencia de la investigación y
la gestión. La modulación de este lugar en la geografía del dispo-
sitivo se despliega en orden a cuidar que haya un clima de trabajo
favorable, cooperativo, creativo. Puede decirse, entonces, que es
un precipitado del lazo social en el dispositivo.
175
dirección contraria a la uniformización. Da un salto en dirección a la circula-
ción de la palabra, mediante la interacción entre los actores institucionales
en momentos y lugares dispuestos para eso.
Pensar la función tiene que ver con considerar de qué modo las opera-
ciones relacionales en los procesos del dispositivo funcionan constituyen-
do a los sujetos. Esto es de enorme valor formativo, porque remite a que
los educadores hagan entre ellos lo mismo que pretenden que hagan los
estudiantes a su cuidado. Eso es valioso toda vez que nadie puede dar lo
que al menos no intenta.
Por eso aquí estamos hablando de unas articulaciones o modulaciones
de las relaciones entre educadores concretizadas en dos dimensiones: arti-
culación del tiempo para el diálogo y el arribo a decisiones compartidas, que
sirven a la determinación espacial del trabajo concreto de cada uno.
Ahora bien, aunque suene paradójico, cabe puntualizar que la dina-
mización de las dimensiones que proponemos requiere una indisposición
en el dispositivo. En otras palabras: requiere un dispositivo que funcione
de modo abierto e inquieto; esto es: que se despliega a diario operando
al modo de una estrategia en curso orientada a indagar y exponer lo que
condiciona el pensamiento y la acción de los educadores. Tarea de eluci-
dación. Metodología de un dispositivo hecho de múltiples lugares interde-
pendientes: de articulación y de desmontaje de lo articulado. No se trata
de acciones programáticas hechas de gestos voluntaristas, ni del olvido del
peso de la tradición, sino de marcar y aflojar los límites del sistema, tras-
tornando el edificio en sus propios desajustes. Es decir que se trata de un
doble juego (jugado en comunidad, dialogando y decidiendo entre cole-
gas) que implica el respeto riguroso de las articulaciones, tanto como el
análisis y desmontaje de lo que no anda en lo que funciona aun con ma-
lestar. Algo así como una constante disposición a retomar la articulación
176
de las propuestas, sin posibilidad de clausura. Es que la imposibilidad de
establecer el parámetro que decida sobre un sentido primero, transforma
el sistema, lo desborda, lo quiebra por los márgenes. Esto es: que en el de-
curso del trabajo no se privilegia la formalización por sobre la insistencia.
Lo cual equivale a decir que no hay transporte de significados puros, sino
espaciamiento y movimiento para el relacionamiento creativo. Esto viene
a significar que en el trabajo cotidiano que pensamos, lo que hay es una
deriva inacabable que está articulada como irreductible y generadora; es
decir, como movimiento siempre en curso, en un dispositivo estratégico
que disemina las experiencias y desmonta la autoridad vigilante.
177
modo de trabajar que funciona en tensión inventiva. ¿Acaso no es esa una
de las aspiraciones más apreciadas en el mundo de la educación? ¿No se le
pide eso a los estudiantes?
En NME registramos esa tensión en un mismo acto estructural cons-
tituido por separación y enlace, por aspiración a la estabilidad y deseo de
movimiento. Por eso nos permitimos describir el despliegue biográfico de
los educadores en su trabajo echando mano de dos expresiones de Michel
Maffesoli; esto es: como un “arraigo dinámico” en un dispositivo que fun-
ciona al modo de una “armonía conflictiva”.
Puntualicemos el sentido metafórico de estos dos casos de oxímoron:
Ú3RUHOODGRGHODPRGXODFLµQWHPSRUDO$UPRQ¯DFRQIOLFWLYD
Esta expresión nos pone de cara a una manera de considerar la
relación de los educadores con la alteridad. Una manera diseminado-
ra, que hace de cada actor un momento de la enteridad colectiva en
cuyo flujo participa. Una manera que se rebela contra el artificialismo
abstracto y hostil de lo programado, lo controlado, lo racionalizado,
lo manualizado. Una manera que recupera el placer de existir, con su
ruda intensidad. La cual exige una tarea vital no menos ruda. Nos refe-
rimos a aquella tarea que pone en relación a los implicados, en el pre-
ciso modo de entrelazarlos propiciando la participación multiforme. Lo
cual equivale a la posibilidad de que a lo largo de su carrera el edu-
cador pueda resurgir mutando, reaparecer cambiado y, sin embargo,
siendo él mismo. Pero, para eso, se requiere un dispositivo educativo
como este, que de tiempo a que tal cosa acontezca.
En resumidas cuentas: ya no va más el docente aislado corriendo
contra reloj para cumplir con un cronograma correlativo de una plani-
ficación dura y rígida.
Ú3RUHOODGRGHODPRGXODFLµQHVSDFLDO$UUDLJRGLQ£PLFR
Para apreciar el cariz descriptivo de esta expresión es indispen-
sable establecer un pensamiento que ya no sea racionalista y unívoco
y uniforme, como ha sido la perspectiva dominante durante toda la
Modernidad, incluso hasta en su remozada versión neoliberal. Antes
bien, hay que prestar atención a que este oxímoron refiere al deseo
de circulación, contra el inmovilismo de las funciones tradicionales
178
de los docentes en el aula. Implica entonces la realización efectiva
del anhelo de otro lugar, mediante el ejercicio cotidiano del arte del
devenir. El cual pone a los educadores de cara a una dinámica de
tránsitos vividos en la tensión permanente entre espacios flexibles,
que funcionan como lugares de arraigos puntuales y de relevos. Esto
hace referencia a un territorio institucional que no incita a un simple
arraigo por fijación, dado que ningún lugar al interior del disposi-
tivo es un fin en sí mismo, no se basta por sí solo. En efecto, cada
lugar es flotante, porque no tiene más valor que relacionándolo con
otros. Ninguno es un lugar permanente y, si bien cada uno aloja, no
encierra, porque cada uno es un paso que favorece la marcha hacia
el otro. Hacia otros lugares que, gracias a sus respectivas diferencias
funcionales, convocan y ponen en movimiento. Por eso hablamos de
modulación.
En pocas palabras: ya no va más el docente solitario encerrado en
las cuatro paredes del aula con “sus” alumnos.
179
En definitiva: ¿Por qué es tan importante esta propuesta de NME?
180
BIBLIOGRAFÍA
181
Maffesoli, M. (2005) (OLQVWDQWHHWHUQR. Bs. As. Paidós.
Maffesoli, M. (2005) (OQRPDGLVPR. México D.F. Fondo de Cultura Económica.
Montero, M. (2005) ,QWURGXFFLµQDODSVLFRORJ¯DFRPXQLWDULD. Bs. As. Paidón.
Nancy, J-L. (2014) ¿Un sujeto? Bs. As. La cebra.
Nicolás, J.A. - Frápolli, M.J. (1997) 7HRU¯DVGHODYHUGDGHQHOVLJOR;;,. Madrid.
Tecnos.
Rancère, J. (2002) (OPDHVWURLJQRUDQWH. Barcelona. Laertes.
Scavino, D. (2000) /D)LORVRI¯DDFWXDO3HQVDUVLQFHUWH]DV. Bs. As. Paidós.
182
Profanación lúdica de la educación:
barajar y dar de nuevo
183
una propuesta que no sólo recoge los naipes, arma nuevamente el mazo y
comienza a repartir de nuevo, sino que arma un nuevo juego de barajas, para
poder jugar un nuevo juego y poner en marcha un nuevo mundo.
Cómo muchas cosas de las que no podemos explicar su origen, las CAR-
TAS, BARAJAS o NAIPES (de los más diversos formatos y materiales) parecen
haber nacido en ORIENTE y haber llegado en alguna oleada conquistadora a
Europa o por la presencia de europeos en las lejanas tierra. En Europa se per-
feccionaron, se multiplicaron en formato y se popularizaron. Las principales
fueron las BARAJAS ESPAÑOLAS (48 naipes) y las BARAJAS INGLESAS: 52 naipes
(que originalmente eran los naipes franceses). Las barajas españolas fueron
usadas originalmente en Nápoles y de allí pasaron a España en el siglo XVI.
Posteriormente, su diseño evolucionó más en España que en Italia, por lo
que la baraja napolitana es más parecida a la antigua baraja española.
Una vez en circulación cada uno de los sistemas aparecieron los varia-
dos y numerosos juegos que entretenían a los participantes o les permitía
divertirse, apostar, ganar o perder dinero. Las imágenes de las barajas están
muy asociadas a un formato de sociedad y de poder, ya que cada una de ella
está representando diversos sectores sociales. En la Baraja Española hay 4
cuarto símbolos que representan: el comercio y el dinero (oro), la nobleza y
el ejército (espada), el pueblo y el trabajo de la tierra (bastos) y la religión, la
iglesia y el clero (copa). Cada serie es de doce cartas cada una, siendo su nu-
meración del uno (As) hasta el doce. Mientras que los primeros nueve naipes
sólo representan el palo, los tres finales reproducen a los personajes de la
corte: el rey, el caballero y cortesano. No hay figuras femeninas. En la Baraja
Francesa (inglesa o americana) se también hay cuatro palos que reciben la
denominación de Pica, Trébol, Diamante y Corazón, con un simbolismo aná-
logo, referidos a sectores sociales: los corazones representan a la Iglesia; los
diamantes, son emblema de la riqueza, o la aristocracia; los tréboles simbo-
lizan al ejército y las picas a los obreros y campesinos.
La revolución francesa que quería destruir cualquier vestigio de mo-
narquía, poder real y religión, así como hizo cambios en los años, meses
y días, también le dieron nueva forma a las barajas, ya que quitaron las
representaciones de la nobleza y los reyes se convirtieron en ciudadanos y
fueron representados por personajes clásicos (Solón, Platón, Catón, Bruto)
184
o escritores franceses célebres (Moliere, Voltaire, La Fontaine, Rousseau);
las damas fueron personificaciones de virtudes (Justicia, Prudencia, Unión,
Fuerza), y otros personajes como Aníbal, Decio, Horacio y Scavola suplieron
a los cortesanos tradicionales. También durante la época revolucionaria las
figuras fueron sustituidas por cartas simbólicas (ley, libertad, providencia e
igualdad), por las cuatro estaciones del año o los cuatro elementos de los
griegos (agua, fuego, aire y tierra). Habían entendido el valor educativo
del juego y de los símbolos que allí se ponían en circulación, y sobre todo
el carácter popular y universal del mismo, por lo que fueron cuidadosos en
los cambios. Respondiendo al mismo criterio con la restauración monár-
quica posnapoleónica volvieron a utilizarse reyes (Carlomagno, San Luis,
Francisco I y Enrique I), damas (Hildegarda, Blanca de Castilla, Margarita de
Valois y Juana de Albret) y cortesanos. (Roland, Bayard, Joinville y Crillon).
El Padre Jesuita MENÉSTRIER expone que las primeras cartas fran-
cesas se fabricaron en España en 1392. Mediante ellas se pretendían
entretener al rey Carlos VI aquejado de ataques de melancolía. Estas
NUEVAS CARTAS pretenden sacar a la Educacion del mal que la aque-
ja, de la melancolía, el desinterés, el abandono, sembrando entrete-
nimiento, es decir: pulsión, deseo, pasión. Y logrando que a través de
la nueva escuela del NME haya una movilización que haga posible el
salta evolutivo, el cambio de paradigma que realmente necesitamos. Y
también “pone en juego” en las cartas los nuevos formatos que tienen
que tener la escuela, la educación y los actores del NME.
Si las barajas o los naipes históricos, que hoy persisten son reflejo
del poder y de los sectores sociales que podían jugar con ellas, las nuevas
CARTAS del NME también reflejan los nuevos circuitos de poder y hegemo-
nía, especialmente de aquellos que merodean en torno a la educación y
a la escuela. Tienen un alto contenido simbólico, porque quieren desper-
tar en sus usuarios —en el juego— no sólo la comprensión de este nuevo
paradigmas (como a su modo querían hacerlos los gestores de la revolu-
ción francesa), sino también asociar la educación y la escuela por-venir
a elementos relevantes de la civilización y la cultura que nos rodean. Y
sabemos que, así, jugando podemos poner en debate los grandes temas
que abordamos y las propuestas que formulamos.
185
LAS CARTAS Y EL JUEGO
Las cartas del NUEVO MUNDO EDUCATIVO son 37 (treinta y siete): 7 (siete)
abordan la CRISIS DE LA ESCUELA Y DE LA EDUCACION, 28 (veintiocho) se re-
fieren a las CUATRO PEDAGOGIAS, 7 (siete) para cada una de ellas y hay 2
(dos) COMODINES que grafican el SALTO EVOLUTIVO. Están diseñadas con
un COLOR que identifica a cada palo y un número para carta o baraja. Y en
cada una de ellas, una IMAGEN y una breve explicación.
Se proponen TRES FORMAS DE JUGAR, y lo que se intenta es hacer que
los participantes puedan divertirse y competir, y —al mismo tiempo— inte-
riorizarse y compartir las nuevas ideas del NME y el SALTO EVOLUTIVO que
implica. Además del número y de la imagen van leyendo los comentarios
de cada baraja.
1) Juegan CINCO jugadores y se reparten CINCO cartas para cada partici-
pante. Uno de los jugadores inicia la ronda y coloca una CARTA y los de-
más tratan de ARMAR los caracteres propios de la ESCUELA DEL PASADO
o de cada una de las PEDAGOGIAS. Si no pueden aportar ninguna carta,
pueden sacar nuevas cartas del mazo. Cuando logran reunir la totali-
dad de las barajas de un mismo color o tema, las mismas se sacan de
la mesa y se continúa hasta el final. Gana el primer jugador que logra
quedarse sin ninguna carta en sus manos, aunque el juego continúe.
2) Juegan CUATRO jugadores y se reparten SIETE naipes para cada par-
ticipante. Cada jugador debe ARMAR una serie de siete cartas (color o
tema), sacando cartas del mazo y descartándose de alguna a cambio
(que también pueden ser elegidas). Gana el primero que arma la serie
y el juego continúa hasta que se armen las cinco series. Pueden usar
los comodines.
3) Participan CINCO JUGADORES y se reparten todas las cartas. Uno de
los participantes inicia el juego presentando una CARTA de un color o
una serie, y los demás contestar con otras cartas del mismo número y
de colores diferentes. Cuando se completan las CINCO CARTAS, se reti-
ran de la mesa y el juego continúa hasta completar todas las cartas.
Gana el jugador que primero se queda sin barajas.
186
ESCUELA EN CRISIS
1. LABERINTO
La educación escolar está perdida en el laberinto de sus propios
muros y no puede salir del encierro. Da vueltas y más vueltas con
reformas y transformaciones, pero siempre choca con los muros
que le impiden salida.
2. SOPA
La escuela es una sopa, sopa fría. Es el primer plato para llegar al co-
nocimiento, pero un plato que no le gusta a nadie, Hay que tomar sin
protestar porque es el menú obligado. No nos hace mal, nos aporta
calorías pero no es sustanciosa, ni tiene sabor. ¡Otra vez sopa!
3. RELOJ
El tiempo se ha detenido en la escuela y la educación se ha de-
tenido en el tiempo. Todas las actividades están temporalmente
previstas y secuenciadas. El reloj y el calendario gobiernan in-
greso y salida, los tiempos de enseñanza y de aprendizaje. Es un
reloj uniforme que rige para todos por igual.
4. JAULA
La escuela es una jaula que impide volar. Sólo las alas permiten
que el conocimiento, la creatividad y la cultura fluyan. Los espa-
cios están delimitados, reglamentados, fijos: cada uno ocupa el
sitio en la escena. Bancos, aulas, patios, circuitos habilitados y
prohibidos. Y todos quieren romper las rejas y escapar.
5. AMA DE CASA
La escuela es el ama de casa de lo público. Sigue siendo el hogar
que se entiende como un espacio de cuidado. Pero todo ha cambia-
do: la familia, las amas de casa, el espacio público, la sociedad, los
conocimientos, el sentido mismo de la vida. Hay muchas MARRANAS
merodeando.
187
6. BANDERA
Sigue siendo el lugar formal del conocimiento y respeto de los
valores patrios y ciudadanos, de construcción del ser social y de
incorporación a la sociedad. Sin embargo hay proceso de vacia-
miento de contenidos y muchos de sus rituales reflejan el quiebre
de los relato y la relativización de los ideales.
7. PEAJES
Las escuelas están abiertas para todos, pero la educación no es igual
para todos. Para estar debidamente incluidos es necesario pagar
peajes o disponer de la contraseña de ingreso y de salida. Universal y
obligatoria, pero la propuesta no es la misma cada lugar. El mercado
ha sabido privatizar los mejores egresados.
2. GUTEMBERG
Crea los recursos editoriales que se necesitan para la comunicación
y el aprendizaje: los libros, los folletos, los materiales. Facilita y guía
los accesos a las bibliotecas reales y virtuales. Procesa los conoci-
mientos con el lenguaje que se requiere para cada edad, grupo y
contexto.
3. BABEL
En el DISEÑO se cruzan todos los lenguajes y todos los soportes
porque el centro de aprendizajes no privilegia ninguno sino que
los integra a todos para generar la mejor comunicación y los
aprendizajes más significativos. Se construye con un equipo multi-
disciplinario que interactúa permanentemente.
188
4. HOLLIWOOD
Participan de la lógica y dinámica de la industria cultural que se
vuelve educación. La cultura y el conocimiento se ubican en el
taller y desde allí se disparan los recursos para generar la comu-
nicación, la creación, los nuevos productos del aprendizaje y del
entretenimiento.
5. MENÚ A LA CARTA
Variedad de platos y combinaciones, menú a la medida de los co-
mensales. La cocina del DISEÑO piensa en cada uno, en el alimen-
to necesario, en los que comparten gustos, en quienes sirven, el
quienes atienden y despachan los pedidos. Diversidad, creación,
presentación y alimento nutritivo y buenos cocineros.
6. CONCEPT CARD
Definen los modelos, los formatos que aun no se han creado, los
moldes que se están diseñando. Esta pedagogía reclama imagi-
nación, manos que dibujan o formas en la pantalla, producción,
manejo de los materiales, innovación permanente, ajustes y revi-
siones. Y el ciclo se reinicia en un juego incesante de innovaciones.
7. USINA
Es el lugar de la producción, el sostén estratégico y logístico del
nuevo escenario educativo. Aquí surgen los contenidos y los ma-
teriales, de manos de educadores y especialistas para poner en
marcha el proceso. Ponen toda la energía para mover las otras
pedagogías y trabajan en diálogo con todas ellas.
1. CLEOPATRA
Nueva educación en lo público y en lo social, y nueva articulación
entre lo público y lo privado. Movilidad y producción en el pensa-
miento. Nuevos códigos y lenguajes. La educación como realiza-
ción, trabajo, disfrute y calidad de vida. Encuentro creativo con el
conocimiento y las producciones de la cultura.
189
2. HAMLET
Es un escenario, es una obra de teatro en el que todos forman parte:
el guión, el escenario, los actores, el director, los técnicos y el públi-
co. El mejor HAMLET no funciona si el público no reacciona en cada
uno de los momentos de la historia, y refuerza desde la platea el es-
fuerzo de los actores.
3. WOODY ALLEN
El comunicador es sobre todo un actor, alguien que tiene el texto
en su memoria pero que sabe que solamente llega a todos cuan-
do su palabra adquiere la forma precisa y necesaria. Dinámico y
versátil, sabe hablar y seducir con todo el cuerpo y con todos los
recursos que utiliza.
4. MAGO
El comunicador siempre tiene un nuevo plan, una sorpresa, una
salida inesperada para lograr la atención de todos y poder trans-
mitir los temas. Se mueve con habilidad y rapidez para que na-
die quede afuera en el proceso de la comunicación. Del mago
de quien se espera las más inesperadas maravillas (seducción).
5. PANTALLAS
Las nuevas tecnologías multiplican las pantallas y el comunica-
dor es una de ellas. Es una pantalla activa que no admite sustitu-
ción, pero sí competencias: permite interactuar, acercar, detener
y comprender.
6. PALABRAS
Son los instrumentos esenciales de la comunicación. El docente
maneja el discurso y ama la palabra en toda la riqueza y expre-
sión. Despierta en sus alumnos la capacidad de aprehender y
usar las palabras como instrumento de relación, aprendizaje y
comunicación. Pensar y conocer tienen la dimensión de las pa-
labras que se aprenden y se usan.
190
7. SOMMELIER
El comunicador es un sommelier experto: sugiere o recomienda los
vinos apropiados, e invita a probar otros vinos para educar y enrique-
cer el gusto y la elección (estética). En algunos temas el comunicador
transmite los saberes prescriptos; en otros, sólo abre puertas o ven-
tanas para que se asomen y vean el mundo que se puede conocer.
1. PATIO
Es el lugar del encuentro, de la libertad, de las elecciones persona-
les, del goce creativo, de la diversión. El patio es siempre la calle
controlada porque es un espacio interior y seguro del centro edu-
cativo. Es un ámbito en donde el tiempo y el espacio son flexibles,
dinámicos y dialogan con la autonomía de los actores.
2. MANO
Es el lugar institucional atravesado por cultura del cuidado, la pro-
tección, de la ayuda, del acompañamiento, de los procesos edu-
cativos en el que interactúan educadores y educandos en torno a
múltiples proyectos compartidos. Es el momento y el lugar para
dar la mano, de tomar de la mano, ocuparse del otro como tarea.
3. ESCULTOR
El escultor es el que permite que los talentos se cultiven y se re-
velen, porque arma y modela una figura o saca de un material la
forma que está allí oculta y aguardando al creador. Cada persona
es un mundo, un proyecto autónomo y responsable, enriquecido
por los talentos, como bien individual y solidario.
4. INTERFAZ
El entretenimiento es el lugar y el momento de los enlaces y las
conexiones múltiples, porque según ritmos diversos y agendas
personalizadas, todos participan de la adquisición y la construc-
ción del conocimiento y de la cultura. Se conectan (interfaz) para
proponer y demandar en el proceso de aprendizaje compartido.
191
5. YOU-TUBE
Cada uno tiene sus ritmos de aprendizajes y busca hacerlo en los
tiempos, los lugares y con los soportes más cómodos. Los tutoriales
de youtube son una referencia de las nuevas formas de aprender y
de aprender a hacer. En el entretenimiento es necesario encontrar
el lugar y el tiempo que cada uno reclama y requiere.
6. PENTATLON
En el patio, en el entretenimiento, no hay un ritmo homogéneo, un
solo lugar, un tiempo para todos. No hay una sola pista lineal y unifor-
me. Es una carrera con muchas pruebas, muchas caras y aristas: cada
competidor elige dónde la inicia, cómo se conduce, cuál es el recorri-
do, porque lo que interesa es la carrera misma y el punto de llegada.
7. RED
El cuidado es una red protectora que asegura libertad y contención,
apertura y referencia. La educación es una red para moverse con co-
modidad y seguridad. Y es también una red que se abre en múltiples
direcciones y establece contacto con todo y con todos para procesar
el conocimiento y armar el propio proyecto de vida.
1. DIRECTOR TÉCNICO
Son quienes arman y dirigen el equipo: encuentran la posición
exacta para cada uno de los jugadores; saben que deben sentirse
cómodos y seguros dando lo mejor de sí para poder aportar al
bien del equipo. Estudian e investigan para conocer y construyen
—con datos e información— la gestión y las decisiones.
2. MICROSCOPIO
Es el lugar de la investigación, de la mirada atenta, de la observa-
ción precisa, de la actitud crítica que monitorea el proceso en el
centro educativo y trata de hacer de la investigación una propuesta
para la acción. La investigación se transforma en gestión porque se
asocia a los procesos de mejora permanente.
192
3. AURICULARES
Tiene los oídos abiertos y atentos para escuchar las demandas,
las palabras, los comentarios, las quejas de los alumnos, sujetos
en crecimiento, centro del nuevo mundo educativo, que le dan
direccionalidad. Es la clave para gestionar el funcionamiento de
los vectores.
4. TORRE DE CONTROL
La investigación funciona como panóptico de control, pero sobre
todo como un centro que debe articular el despegue y el aterrizaje
de todos los educadores y de cada uno de los alumnos. Los actores
deben interactuar de una manera armónica aunque no homogénea
en cada uno de los espacios y tiempos del nuevo mundo educativo.
5. BALANZA
Pesar, medir, evaluar, intervenir. La investigación y la gestión tie-
nen a su cargo promover el buen funcionamiento del nuevo mun-
do educativo en un contexto de libertad, creatividad, aprendizaje,
crecimiento, gozo y vínculos interpersonales. Intervención justa,
jugadas esperadas, cambios oportunos.
6. PIPETA
Observar, experimentar, investigar, concluir, proponer y hacer.
La investigación no es un trabajo de laboratorio, sino de campo:
funciona asociado con las decisiones y las intervenciones. El que
gestiona y dirige se hace tiempo para investigar y el que investiga
sabe que lo hace para poder intervenir.
7. SEMÁFORO
Es un sistema de señales que ordena. Caminos que se cruzan o
se bifurcan. Es necesario que la libertad de elección alimente
una comunidad en la que se puedan ejercer los derechos y dis-
poner del tiempo, de los lugares para el encuentro, el trabajo
y la evaluación.
193
COMODINES
LEOPOLDO MARECHAL
194