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EL MILAGRO SECRETO – JORGE LUIS BORGES

RESUMEN: Jaromir Hladik, escritor judío nacido en Praga, es apresado por la Gestapo durante la invasión alemana a
Checoslovaquia. Su asesinato por los cargos de difamación y propagación del nacionalismo judío, es programado para
dentro de diez días, en forma de ejecución. Jaromir Hladik siente miedo, más que por la muerte, por la forma de ésta.
Transcurren los días y va pensando en aquello que hizo y aquello que no. Entonces recuerda su drama teatral inconcluso
"Los enemigos". Drama que sabía de memoria hasta donde había llegado y que busca terminar mentalmente en su
celda.
Los días pasan y él no llega al final de su drama, así que pide a Dios concederle el tiempo necesario para poder
finalizarlo. La noche anterior a su ejecución sueña con una biblioteca inmensa, y con un Dios sin rostro que le responde
que su deseo será concedido.
Hladík despierta y es llevado al patio de fusilamientos. Los soldados disparan, y antes de sentir la bala en su cuerpo todo
se detiene. Entonces Jaromir se da cuenta que el tiempo ha sido detenido para todos menos para él. Que su mente sigue
funcionando, y que le será posible terminar su obra de teatro. Trabaja por un año entero, con los soldados frente a él y la
bala entre ambos; y cuando termina suena un grito ahogado y Hladík muere.

DISTINTOS ANÁLISIS:

La historia comienza en Praga el 14 de marzo de 1939, día de la invasión nazi. El poeta Jaromir Hladík sueña con una
partida de ajedrez, aunque en el sueño ha olvidado las reglas del juego, despierta con el ruido de los tanques, cinco días
después es arrestado por judío y judaizante, por ciertos libros publicados, y por haber suscrito un manifiesto contra el
Anschluss [3]Se le condena a muerte y se fija el veintinueve de marzo a las nueve a.m., su ejecución. Hladík pide a Dios
un año de vida para terminar su drama Los enemigos, con el cual deseaba redimirse como escritor.

Jaromir Hladík habló con Dios en la oscuridad: "Si de algún modo existo, si no soy una de tus repeticiones y erratas,
existo como autor de Los enemigos. Para llevar a término ese drama, que puede justificarme y justificarte, requiero un
año más. Otórgame esos días, Tú de Quien son los siglos y el tiempo"

El tiempo se congela segundos antes de las nueve. Inmóvil frente a las armas de sus ejecutores, Hladík tiene un año de
tiempo privado, en el cual tendrá la oportunidad de dar fin a los dos últimos actos faltantes de su obra. Cumplido el año,
las balas vuelan inexorables contra él y lo matan. Son las nueve y dos minutos de la mañana del día fijado y Hladik yace
sobre el suelo.

Cuando el tiempo de dios interfiere en los tiempos de los hombres: Encontramos en el relato dos dimensiones de tiempo,
una referente a un "tiempo" humano, cronológico y racional, y otro con características divinas, mágicas, eternas, infinitas
y omnipotentes. En un principio, éste tiempo "cronológico" puede leerse en el "Milagro Secreto" a través de las
numerosas menciones de tiempo: "La noche del catorce de marzo de 1939..." ,"...El diecinueve, las autoridades
recibieron una denuncia; "...el mismo diecinueve, "...al atardecer, Jaromir Hladík fue arrestado.."; "...Se fijó el día
veintinueve de marzo", "...a las nueve a.m."; donde es posible percibir, no sólo la clasificación del tiempo en horas, que
conforman días que contienen una mañana, tarde y noche, sino también la organización de la vida del hombre sobre esta
clasificación. Este tipo de tiempo, entonces, es exacto, lineal, y matemático -puesto que se mide mecánicamente por un
reloj-, y consiste en el transcurso constante y sucesivo de momentos. Es notable, también, que cada secuencia, hecho o
núcleo de la trama, se construye entorno al tiempo, tal como sucede, es el sueño de hadlik, en su drama "Los enemigos"
y en su mente días antes de ser fusilado.

Jaromir Hladík tiene un sueño regido por un tiempo y leyes divinas; sueña con un "largo ajedrez", donde dos familias
enemigas se enfrentan, la partida había comenzado hace siglos y ya nadie recordaba el olvidado premio, se murmuraba
que era inmenso y quizás infinito, hasta que aparece en un desierto, las reglas del ajedrez comienzan a olvidársele, y
despierta. Decimos que este sueño está regido por leyes divinas ya que en el no es respetado el tiempo exacto, lineal,
sino de la existencia de un tiempo eterno e impreciso, tal como sucede con la obra "Los enemigos", obra inconclusa de
nuestro personaje. La cual es una representación de que, según hladik, el tiempo supremo es el divino, en el cual
abundan las repeticiones y la confusión, en donde el tiempo es un hecho impredecible, una falacia.

Si bien haladik es consiente del poco tiempo que le resta, hasta el día de su fusilamiento, dentro de su mente el contacta
con un tiempo divino, que lo trascenderá más allá, a un tiempo omnipotente

Hladík es arrestado el día diecinueve y condenado a muerte el veintinueve de marzo a las nueve a.m. "..Esa demora... se
debía al deseo administrativo de obrar impersonal y pausadamente, como los vegetales y las plantas..."; es decir, no de
acuerdo al tiempo humano, sino a un tiempo natural que nada tiene que ver con este. A partir de este momento el
personaje se hunde en una profunda desesperación en espera al día de su muerte: "...procuraba afirmarse de algún
modo en la sustancia fugitiva del tiempo. Sabía que éste se precipitaba hacia el alba del día veintinueve; razonaba en
voz alta: Ahora estoy en la noche del veintidós; mientras dure esta noche (y seis días más) soy invulnerable, inmortal...".
El sabe que hasta el día veintinueve de marzo no va a morir y es por este hecho inevitable que se vuelve inmortal,
mentalmente el era inmortal: "... absurdamente procuraba agotar todas las variaciones. Anticipaba infinitamente el
proceso, desde el insomne amanecer hasta la misteriosa descarga. Antes del día prefijado... murió centenares de
muertes, en patios cuyas formas y cuyos ángulos fatigaban la geometría, ametrallado por soldados variable, en número
cambiante. Afrontaba...esas ejecuciones imaginarias; cada simulacro duraba unos pocos segundos; cerrado el círculo,
Jaromir interminablemente volvía a las trémulas vísperas de su muerte. Luego reflexionó que la realidad no suele
coincidir con las previsiones; con lógica perversa infirió que prever un detalle circunstancial es impedir que éste suceda.
Fiel a esta débil magia, inventaba, para que no sucedieran, rasgos atroces...acabó por temer que esos rasgos fueran
proféticos...".

El mundo lógico y sus tiempos cronológicamente medidos, donde cada acontecimiento ocurre una vez, y éste es
sucedido por otro posterior y diferente que continúa inmediatamente después, se mezcla con la dimensión divina (mental,
onírica) con la cual existen fenómenos circulares, repeticiones, previsiones, etc. Su mente comienza a funcionar como lo
hacía frente a los personajes de su drama y frente al tablero de ajedrez.

Pone a manos de Dios, el Tiempo: En la última noche Hladik tiene otro sueño: en esta ocasión se encuentra en una
biblioteca, donde un bibliotecario llamativo, debido a su ceguera y a la coincidencia con el autor de la obra: Borges, dice
al protagonista que en una de las letras de una de las paginas, de uno de los cuatrocientos mil tomos del clementinum,
estaba Dios, "...- Un lector entra a devolver un atlas que asegura ya ha revisado, es inútil; Hladík "Bruscamente, seguro
tocó una de las mínimas letras. "...Una voz ubicua le dijo: El tiempo de tu labor te ha sido otorgado. -Aquí Hladík
despertó. Recordó que los sueños de los hombres pertenecen a Dios y que Maimónides ha escrito que son divinas las
palabras de un sueño-".

De manera que los sueños pertenecen a Dios, así como el tiempo. De aquí se deduce, que el año que ha pedido, le será
concedido. Pues bien, llega el día del fusilamiento, la confrontación entre lo imaginado, lo previsto, y la realidad. El relato
nos muestra así, de quién es realmente el Tiempo, de quién las reglas, quien es el creador.

El Dios a quien el personaje pide participación aparece, a través de un milagro (ya que es una intervención divina; le
otorga un Tiempo, no explicable para la mente racional del hombre), y secreto, puesto que todo hacia fuera se detiene,
que sólo él lo sabe, y quien lo ha hecho.

Es de esta manera en que el relato finaliza, con el otorgamiento de un Tiempo divino, que cronológicamente se
transforman en dos minutos, pero para la mente de Hladík es una año, demostrando, en el transcurso constante de
sucesivos acontecimientos, cuál es el orden que rige; el tiempo humano, cronológico, métrico, o el del Tiempo divino, el
de los sueños, el de la mente, el de quien maneja, otorga, desotorga, ordena o desordena sucesos en el universo, y,
concede favores a la mente racional de un hombre.

Estructura de la obra: El cuento abre con una cita perteneciente al libro sagrado de la religión islámica, que hace de
epígrafe y funciona a modo de anticipo y refiere puramente al tiempo y a la divinidad de dios. Pareciese un muy breve
resumen de la trama del cuento: “Y dios lo hizo morir durante cien años, y luego lo animo y le dijo: -¿Cuánto tiempo has
estado aquí? -un día o parte de un día, respondió”. Alcorán, II, 261[4]

Narrador: Nuestro narrador es capaz de adentrarse en las profundidades de su mente, llegando hasta sus sueños.
Conocedor de sus sentimientos y de sus miedos, testigo de dios. Relata casi a modo autobiográfico, las convalecencias
de Haladik, guiando al lector por laberintos temporales y mentales. Encontramos en el relato un nivel de narración
extradiegetico, ya que no participa en la historia, la relación que establece es heterodiegetica, es un mero observador, y
tiene una focalización interna, ya que sabe lo mismo que el personaje.

Tema central: el tema central de la obra se centra en la diferencia entre en tiempo divino y el tiempo humano, en la
superioridad del primero sobre el segundo y en las misteriosas formas en las que intercede dios, sobre el destino de los
hombres.
Secuencias del discurso:

- Sueño de Halidik con un ajedrez infinito.


- Entran en Praga las vanguardias del tercer reich.
- Hladik es arrestado y condenado a muerte.
- Relato de las razones de su arresto.
- Relato de su obra inconclusa.
- Pedido a dios.
- Sueño y concesión del pedido.
- Jaromir es llevado para ser fusilado.
- Detenimiento del tiempo.
- Terminación de la obra inconclusa.
- Fusilamiento de Jaromir Hladik.
- Núcleos de la obra:
- Arresto de Jaromir Hladik y orden de fusilamiento.
- Pedido de tiempo a dios para finalizar su obra.
- Detenimiento del tiempo
- Fusilamiento de Jaromir Hladik

Informantes: la noche del catorce de Marzo de 1939, amanecer del catorce de marzo, diecinueve de marzo, veintinueve
de marzo de 1939, las nueve y dos minutos de la mañana del 29 de marzo.

Personajes: encontramos un único personaje principal el cual es Jaromir Hladik, si bien aparecen nombres y personas en
el relato, carecen de importancia, ya que son solo sombras en el relato.

Espacio temporal: es verdaderamente importante para una obra literaria, que el marco espacio- temporal sea sumamente
creíble, ya que de este modo se podrá hablar de verisimilitud textual (dentro del sistema del texto). Notamos que ciertos
datos que nos ubican en un lugar y en un tiempo, en este caso, en la noche del catorce de marzo de 1939 en la ciudad
de Praga, están ahí para referirse a una extratextualidad que a su vez estructura el relato y hace de este, una situación
creíble. Como ya hemos mencionado, la narración transcurre en los tiempos de 1939, en un departamento de la
zeltnergasse de Praga durante las invasiones nazis en Republica Checa, lo importante de este dato es la veracidad del
hecho , ya que el 15 de marzo de 1939, los nazis ocupan Bohemia y Moravia; Adolf Hitler ocupa el resto de
Checoslovaquia que deja de existir. Comienzan las hostilidades que llevarán a la Segunda Guerra Mundial.

POR QUÉ LO CONDENAN: Jaromir Hladik, es judío y autor de un examen de indirectas fuentes judías de Jakob Boehme
y es por ello que es arrestado y condenado a ser fusilado.

Conclusión: en nuestra opinión El milagro secreto es una obra rica en estilo y en poética, con mil posibilidades de
análisis. Nada fuera de lo normal en Borges, con un lenguaje exquisito y muchos recursos estilísticos. Puede o no ser del
aprecio del lector, pero no podemos dejar de valorarlo. Borges no nos sorprende con sus temas elegidos: El poder de
dios, su divinidad y el tiempo. Tal como hemos visto en algunos de sus relatos ("Las ruinas circulares", "El sur", "El
muerto", "La otra muerte", entre otros títulos).

Es evidente la apreciación de Borges sobre el poder de la divinidad del "Todopoderoso". El tiempo divino vence sobre las
particularidades y las deficiencias del tiempo humano. Así mismo interfiere en la realidad del personaje ahogándolo en
una suerte de mágica ilusión divina. Es su dios quien altera el orden cotidiano de su existencia para obligarlo a afrontar lo
real de su condición humana: dios es amo y señor de su destino, y lo impulsa, a través del miedo, a la solicitud de su
poder infinito, a otorgarle su milagro secreto.

Hladik tiene miedo a su condición mediocre como escritor más que a la propia muerte. Recurre a su dios para que este lo
revindique, para que le conceda el tiempo necesario para poder afrontar su muerte, pero por sobre todo hecho o
interpretación poder realizarse como autor de una obra que lo justifique y justifique su existencia en este mundo, que
justifique su tiempo en este plano.

La obra está plagada de alusiones al tiempo, denotando la rigurosa intención de Borges de que el lector se sumerja en
una espiral temporal, que lo ira guiando por un laberinto de días, horas, semanas y años de la vida de Jaromir Hladik.
Borges: análisis de "El milagro secreto"

En el siguiente trabajo, me propongo realizar y demostrar una posible forma de lectura del relato de “El Milagro Secreto”
desde el punto de vista del TIEMPO en la trama. Más precisamente, de dos dimensiones del tiempo en el relato; una, de
referente a un “tiempo’ (humano, matemáticamente fraccionado) y otra –con características opuestas-, un
“Tiempo’ divino, eterno, infinito, omnipotente.

El ‘tiempo’ humano estaría caracterizado por una cronología lineal, donde minutos, años, días, etc. están calculados
exactamente por el hombre, es sobre el cual organiza y mide su vida, ya que su mente está habituada a funcionar de
esta manera, y por ende todo lo que él domina, lo hace bajo esta manera.  Es un tiempo geométrico, perfecto, donde
cada situación prosigue a una anterior con exactitud lógica. Su símbolo perfecto, en el relato, es el reloj.

En un principio, éste tiempo “cronológico” puede leerse en el “Milagro Secreto” a través de las numerosas menciones de
día u hora que se realizan: “La noche del catorce de marzo de 1939...”, “...El diecinueve, las autoridades recibieron una
denuncia; el mismo diecinueve, al atardecer, Jaromir Hladík fue arrestado..”; “...bastaron para que Julius Rothe...
dispusiera que lo condenaran a muerte...Se fijó el día veintinueve de marzo, a las nueve a.m.”; donde se percibe, no sólo
la clasificación del tiempo en horas, que conforman días que contienen una mañana, tarde y noche, sino también la
organización de la vida del hombre sobre esta clasificación.  Este tipo de tiempo, entonces, es exacto, lineal, y
matemático -puesto que se mide mecánicamente por un reloj-, y consiste en el transcurso constante y sucesivo de
momentos, y coincide con lo que cotidianamente es nombrado como “tiempo”.

El personaje principal, Jaromir Hladík, ecritor (que según las medidas de este tipo de tiempo, “había rebasado los
cuarenta años”), se ve desde un comienzo regido por esta manera. Su vida –como lo demostrado anteriormente- se ve
regida por los relojes, y, además, también su actividad profesional (así como el lenguaje que la describe) tiene síntomas
de esta especie de ‘matematicidad’: “...Como todo escritor, medía las virtudes de los otros por lo ejecutado por ellos y
pedía que los otros lo midieran por lo que vislumbraban o planeaba” y “En  sus exámenes de la obra... había intervenido
esencialmente la mera aplicación; ...la negligencia, la fatiga y la conjetura...”, es decir; se dislumbra una mirada lógica,
matemática, exacta.

También esto se evidencia en cierta manera, en su drama en verso Los Enemigos;  drama que “...observaba las
unidades de tiempo, lugar y espacio”. En esta obra, también son las medidas de tiempo las que predominan, en un
comienzo con precisión y exactitud: “...En la primera escena del primer acto, un desconocido visita a Roemerstadt. (Un
reloj da las siete, una vehemencia de último sol exalta los cristales...) ”.

Este drama que Hladík comienza a escribir, que se basa sobre principios matemáticos (fechas, horas, una métrica
determinada, etc.), que coinciden con el tipo de medición que hace el hombre a lo largo de su vida, es la obra que
rescataría lo fundamental de la vida del escritor, y es precisamente, la que queda inconclusa. Es la que este condenado a
muerte desea terminar antes de la llegada de su momento fatal, y es la que, mentalmente intenta recomponer y terminar.

Tenemos así, entonces, una obra comenzada a escribir, que se basa sobre principios matemáticos (fechas, horas, una
métrica determinada, etc.), que coinciden con el tipo de medición que hace el hombre a lo largo de su vida, pero cuya
lógica enloquece a través de cortes en la linealidad del tiempo cronológico, volviendo de la obra una conjunto de actos
irracionales (similar a un sueño).

Esta metricidad de la obra en verso es la que, en el año que pide a Dios para la terminación de su drama y que –de
alguna manera- le es concedido, la que le permite revisar mentalmente su contenido, y así lograr darle un fin: “...Había
terminado ya el primer acto y alguna escena del terceto, el carácter métrico de la obra le permitía examinarla
continuamente, rectificando los hexámetros, sin el manuscrito a la vista. Pensó aunque aún le faltaban dos actos y que
muy pronto iba a morir...”, y luego “... el aprendizaje de cada exámetro que agregaba le impuso un afortunado rigor que
mo sospechan quienes aventuran y olvidan párrafos interinos y vagos...Minucioso, inmóvil, secreto, urdió en el TIEMPO
su alto laberinto invisible. Rehízo el tercer acto dos veces. Borró algún símbolo demasiado evidente,  las repetidas
campanadas, la música....Omitió, abrevió, amplificó; en algún caso optó por la versión primitiva...”.

Es decir, la metricidad lógica con la que el hombre rige su vida, es por ende también con la que piensa; es la que
inicialmente rige en el drama que crea el personaje, y la que le permite revisarla, ampliarla, cambiarla...
En Los Enemigos,  Roemerstadt (barón de siglo XIX en cuya biblioteca trancurren los hechos), recibe la visita de un
desconocido; “A esta visita siguen otras; Roemerstadt no conoce a las personas que lo importunan, pero tiene la
incómoda impresión de haberlos visto ya, tal vez en un sueño...”.

El drama citado guarda así relación con los sueños, por un lado por la forma en que transcurren los hechos, la forma
alineal en que sucede el tiempo en el transcurso de la misma, y tiene puntos de contacto con el sueño mencionado al
comienzo del relato: “...Soñó con un largo ajedrez. No lo disputaban dos individuos sino dos familias ilustres; la partida
había sido entablada hace muchos siglos; nadie era capaz de nombrar el olvidado premio, pero se murmuraba que era
enorme y quizás infinito; las piezas del tablero estaban en una torre secreta...”.

Diré entonces que la lógica exacta que aplica el hombre para “ordenar” su vida, entra aquí en contacto con una segunda
dimensión, según el relato, proveniente de Dios, infinita, eterna, donde todo es posible, donde no hay divisiones métricas;
el Tiempo.

Por otra parte, el ajedrez así como la obra Los Enemigos, son ambas invenciones del hombre, a las cuales éste rige con
sus propias normas: ambas funcionan a través de un tiempo cronológico (lineal), regidas por una cierta lógica, con la
participación de protagonistas, en estos casos, enemigos (en el ajedrez dos familias enfrentadas, en la obra literaria, -y
ya lo indica su nombre- quienes lo viisitan son “enemigos secretos..., conjurados para perderlo”). Cada personaje de la
obra  en el transcurso comienza a ser movida en la cabeza de su creador (Hladík) como una pieza de ajedrez, cada
acontecimiento se transforma en un movimiento imprevisto para quien lo espera, en los que se intercalan el cálculo y el
azar.

El juego del ajedrez, entonces, con su lógica matemática sería asimilable (e inherente) al ‘tiempo’ cronológico del
hombre, anteriormente mencionado: “... en los relojes resonaba la hora de la impostergable jugada...”. Pero luego: “...el
soñador corría por las arenas de un desierto lluvioso y no lograba recordar las figuras ni las leyes del ajedrez...”. Es ahí
donde las características propias del mundo medido con una ‘lógica matemática’, se entremezclan con otra dimensión, la
perteneciente a lo ‘divino’ caracterizado, al igual que los sueños, por una forma distinta de organización que la del
hombre, es decir, basada sobre un Tiempo no lineal, cronológico o con la exactitud y tipo de medición del tiempo
humano, basado en otro tipo de leyes.

El sueño tiene sus propias normas, no existe la medición de los relojes ni de las matemáticas, es caracterizable por
un desierto lluvioso que aparece en su sueño (que remite a la atemporalidad, ya que está desprovisto de todo tipo de
organización humana, y a la vez recuerda los relojes de arena, invento del hombre por medir de algún modo el
transcurso del tiempo). El sueño, es una actividad mental, y como tal similar a otras: es así como, si bien la creación de la
obra literaria por parte de Jaromir Hladík es regida con algunas reglas de la dimensión mundana (organización que el
hombre establece); se interponen en ella características propias de la dimensión divina,  como la acronía, alinealidad....
(“... las noches de ensueño eran piletas hondas y oscuras en las que podía sumergirse. A veces anhelaba con
impaciencia la definitiva descarga, que lo redimíría, mal o bien, de su vana tarea de imaginar...”).  Cuando el hombre
tiene el sueño, o en su mente, imagina,  es cuando experimenta las características de este ‘Tiempo’ divino: existen allí
las repeticiones, las detenciones, los “delirios circulares que interminablemente vive y revive Kubin”, en el drama.

Además, -como lo ya anticipado-,  tanto en el ajedrez como en la creación de la obra, hay un ‘ser creador’ quien ha
establecido las reglas, mientras mientras mira omninisciente dejando jugar/actuar a los jugadores/ personajes. La
situación es análoga entre el hombre y su creador, donde el protagonista en cuestión, también se encuentra regido bajo
las normas de un ser superior, creador, quien elige según su lógica propia los movimientos a seguir, y quien, en
definitiva, decidirá qué reglas son las que se aplican.....).

En conclusión: el personaje en cuestión, Jaromir Hladík tiene un sueño (regido por un tiempo y leyes divinas); sueña con
un “largo ajedrez” (leyes humanas), donde dos familias enemigas se enfrentan, hasta que aparece en un desierto, las
reglas del ajedrez comienzan a olvidársele, y despierta. Hladík es arrestado el día diecinueve y condenado a muerte el
veintinueve de marzo a las nueve a.m. (“..Esa demora... se debía al deseo administrativo de obrar impersonal y
pausadamente, como los vegetales y las plantas...”; es decir, no de acuerdo al tiempo humano). A partir de este
momento el personaje se hunde en una profunda desesperación en espera al día de su muerte: “...procuraba afirmarse
de algún modo en la sustancia fugitiva del tiempo. Sabía que éste se precipitaba hacia el alba del día veintinueve;
razonaba en voz alta: Ahora estoy en la noche del veintidós; mientras dure esta noche (y seis horas más) soy
invulnerable, inmortal...”. Es decir, comienza a contar según el tiempo que rige su vida los días y horas que quedan hasta
el momento de su fusilamiento, pero a la vez, existe en él este Tiempo no segmentable, que es con el que al fin  y al
cabo se maneja su mente como ser vivo, mas allá de su mentalidad de ser racional. Es así como tan sólo mentalmente
“... absurdamente procuraba agotar todas las variaciones. Anticipaba infinitamente el proceso, desde el insome amanecer
hasta la misteriosa descarga. Antes del día prefijado... murió centenares de muertes, en patios cuyas formas y cuyos
ángulos fatigaban la geometría, ametrallado por soldados variable, en número cambiante. Afrontaba...esas ejecuciones
imaginarias; cada simulacro duraba unos pocos segundos; cerrado el círculo, Jaromir interminablemente volvía a las
trémulas vísperas de su muerte. Luego reflexionó que la realidad no suele coincidir con las previsiones; con lógica
perversa infirió que prever un detalle circunstancial es impedir que éste suceda. Fiel a esta débil magia, inventaba, para
que no sucedieran, rasgos atroces...acabó por temer que esos rasgos fueran proféticos...”.

El mundo lógico y sus tiempos cronológicamente medidos, donde cada acontecimiento ocurre una vez, y éste es
sucedido por otro posterior y diferente que continúa inmediatamente después...., se mezcla con la dimensión divina
(mental, onírica) con la cual existen fenómenos circulares, repeticiones, previsiones, etc. Su mente comienza a funcionar
como lo hacía frente a los personajes de su drama y frente al tablero de ajedrez.

Referidas al TIEMPO; en su pasado de escritor, entre otras críticas a escritos referentes al tema, de las cuales se
arrepiente (la Vindicación de la eternidad,   el inmóvil Ser de Parménides, y el pasado modificable de Hinton), también
negó (con Francis Bradley) “...que todos lo hechos del universo integran una serie temporal.”Además, arguye que “... no
es infinita la cifra de las posibles experiencias del hombre y que basta una sola ‘repetición’ para demostrar que el tiempo
es una falacia”.

Pero en el tiempo cronológico se acerca la fecha de su muerte, mientras su cabeza recorre infinitos caminos; y que
paralelamente, se incrementan las ‘incoherencias’ en su obra Los Enemigos,  que revisa y recorre en su cabeza. Hasta
que habla con Dios en la oscuridad: “...Si de algún modo existo, si no soy nada de tus repeticiones y erratas, existo como
autor de  Los enemigos. Para llevar a término ese drama, que puede justificarme y justificarme, requiero un año más.
Otórgame esos días, Tú de quien son los siglos y el tiempo...”.

Pone a manos de Dios, el Tiempo –que él cree cronológico. Luego , en la última noche, diez minutos después, otro
sueño: en esta ocasión se encuentra en una biblioteca, donde se le dice al protagonista que en una de las letras de los
miles de libros de allí, que había sido buscada por años,  estaba Dios. Un lector entra a devolver un atlas que asegura ya
ha revisado, es inútil;  Hladík “Bruscamente seguro tocó una de las mínimas letras. Una voz ubícua le dijo: El tiempo de tu
labor te ha sido otorgado. Aquí Hladík despertó. Recordó que los sueños de los hombres pertenecen a Dios y que
Maimónides ha escrito que son divinas las palabras de un sueño...”.

De manera que los sueños pertenecen a Dios, así como el tiempo. De aquí se deduce, que el año que ha pedido, le será
concedido. Pues bien, llega el día de el fusilamiento, la confrontación entre lo imaginado, lo previsto, y la realidad. “...El
piquete se formó, se cuadró. Hladík, de pie contra la pared del cuartel, esperó la descarga. ..el sargento vociferó la orden
final. El universo físico se detuvo”. Se produce el milagro secreto: “...los hombres que ivan a matarlo estaban inmóviles.
El brazo del sargento eternizaba un ademán inconcluso. En una baldosa del patio una abeja proyectaba una sombra fija.
El viento había cesado, como un cuadro...Comprendió que estaba paralizado. Pensó estoy en el infierno, estoy muerto.
Pensó estoy loco. Pensó el tiempo se ha detenido. Luego reflexionó que en tal caso, también se hubiera detenido su
pensamiento. Quiso ponerlo a prueba....Durmió al cabo de un plazo indeterminado. Al despertar, el mundo seguía inmóvil
y sordo...Un año entero había solicitado a Dios para terminar su labor: un año le otorgaba su omnipotencia. Dios
eoperaba para él un milagro secreto: lo mataría... en la hora determinada, pero en su mente un año transcurriría...”.

El relato nos muestra así, de quién es realmente el Tiempo, de quién las reglas, quien es el creador. El Dios a quien el
personaje pide participación aparece, a través de un milagro (ya que es un intervención divina, le otorga un Tiempo, no
explicable para la mente racional del hombre), y secreto, puesto que todo alrededor de su mente hacia fuera se detiene,
puesto que sólo lo sabe él, y quien lo ha hecho, ese creador supremo.

Jaromir Hladík, en el Tiempo que le es concedido “...minucioso, inmóvil, secreto, urdió en el tiempo su laberinto invisible.
Rehízo el tercer acto dos veces...Dio término a su drama: no le faltaba ya sino un solo epíteto. Lo encontró; la gota de
agua resbaló en su mejilla. Inició un grito enloquecido, movió la cara, la cuádruple descarga lo derribó. Jaromir Hladík
murió el veintinueve de marzo, a las nueve y dos minutos”.

Es de esta manera en que el relato finaliza, con el otorgamiento de un Tiempo divino (que cronológicamente se
transforman en dos minutos, pero para la mente de Hladík  es una año) demostrando, en el transcurso constante de
sucesivos acontecimientos, cuál es el orden que rige; el tiempo humano, cronológico, métrico, o el del Tiempo divino, el
de los sueños, el de la mente, el de quien maneja, otorga, desotorga, ordena o discordina sucesos en el universo, y,
concede favores a la mente racional de un hombre.  

En este relato, como en muchos otros, Borges muestra su especial interés hacia el mundo onírico (los sueños), el tiempo,
Dios y el deseo de crear un ambiente verosímil que pueda incluso hacer dudar al lector sobre la posible veracidad y
autenticidad de la historia que nos cuenta.

Vamos a analizar punto por punto los cuatro temas anteriormente enumerados; en primer lugar, el mundo de los sueños.
El protagonista, Jaromir Hladík, sueña, el 14 de marzo de 1939, con una extraña partida de ajedrez. Este juego es, para
el autor de la obra, de gran inspiración literaria y artística, ya que lo utiliza frecuentemente en su producción (destacando
su poema Ajedrez,  en el que también reflexiona sobre Dios, el tiempo y los sueños, equiparando el tablero del juego del
ajedrez con el “juego de la vida”, con sus noches negras, sus días blancos y las personas como “piezas” movidas por un
Dios soberano).
En la partida del relato, el juego había empezado hacía tantos siglos que incluso el premio se había olvidado ya, y
Jaromir empieza incluso a olvidar las reglas del juego y cuáles son las figuras que lo constituyen justo antes de
despertarse. Este es el primer sueño que el autor nos describe, justo antes de que el protagonista sea encarcelado a la
espera de su condena de muerte. El segundo sueño tiene lugar la última noche antes de su fusilamiento, su última noche
de vida. Es enigmático, premonitorio y en cierto sentido esperanzador, ya que en él Hladík, que se encuentra en una
biblioteca (un lugar muy simbólico, ya que el propio Borges es el autor de la famosa cita “Siempre imaginé que el Paraíso
sería algún tipo de biblioteca”, y además, el protagonista también es escritor) mantiene una breve pero intensa
conversación con el bibliotecario y, antes de despertarse, oye una voz que le dice que dispondrá del tiempo que ha
pedido durante los inquietantes días de su difícil espera para terminar su obra, el drama Los enemigos.

Tras despertar del sueño, Jaromir recuerda que “los sueños de los hombres pertenecen a Dios, y que Maimónides ha
escrito que son divinas las palabras de un sueño, cuando son distintas y claras y no se puede ver quién las
dijo”.  Podemos ver aquí cómo Borges hace un alarde de erudición (Maimónides es un filósofo, rabino y teólogo judío
nacido en Córdoba en la época medieval) y, por otra parte, el hecho de que el protagonista conozca tan bien el
pensamiento de un rabino judío confirma en cierto modo los cargos de la Gestapo, que lo acusan de judaizante y de
poseer sangre judía. Observamos que la elección del famoso personaje no es, pues, en absoluto casual.

Por otro lado, respecto al tema del tiempo, Borges es un experto en la alteración de las leyes universales de la física y
juega constantemente en sus relatos con el concepto del tiempo y de la realidad; así, en “El milagro secreto” el
protagonista ve cómo el tiempo se detiene inexplicablemente, y, tal y como le había sido anunciado en el sueño, recibe el
inestimable regalo del tiempo para poder terminar su obra . Anteriormente, durante sus tormentosos días encarcelado,
había reflexionado sobre su propia existencia y, dudando de todo, solo había sido capaz de llegar a la conclusión de que,
si él era algo, ese algo era, sin duda, el autor de Los enemigos.  Por lo tanto, podemos suponer que, si alguna fuerza
omnipotente le concede el don del tiempo para acabar del todo este drama, le regala también la posibilidad de
completarse a sí mismo como persona, como autor, ya que según Jaromir, eso es lo que él era.

En un principio, considera la posibilidad de la muerte, de la locura, antes de llegar a considerar que el tiempo se ha
detenido. Cuando finalmente se hace a la idea de lo que ha sucedido, pasa por varios estados emocionales que van
disminuyendo gradualmente en intensidad: primero perplejidad, luego estupor y resignación y, finalmente, gratitud. Una
vez se ha calmado, comienza a trabajar en su obra, hasta terminarla, momento en el cual el tiempo se reanuda y muere.

El tema de Dios también está desarrollado a lo largo de todo el cuento, relacionado principalmente con el tiempo. Es
importante puntualizar que el paso del tiempo habitual aparece detallado en la historia a través de la figura del reloj y la
hora que marca: “el reloj da las siete”, “se fijó el día 29 de marzo, a las nueve a.m.”, “el sargento miró el reloj: eran las
ocho y cuarenta y cuatro minutos”…Frente a este tiempo racional, conocido por el lector y verosímil, tenemos el tiempo
de Dios, que funciona fuera de los límites de lo lineal y científicamente explicable, que es un milagro y obedece
únicamente a su omnipotencia.

Por último, me gustaría comentar brevemente cómo Borges busca, mediante el uso de datos minuciosos (“en un
departamento de la Zeltnergasse de Praga, Jaromir Hladík, autor de la inconclusa tragedia Los enemigos, de
una Vindicación de la eternidad y de un examen de las indirectas fuentes judías de Jakob Boehme”), dar a su obra una
apariencia no solo de verosimilitud, sino de verdad: describe con detalle el drama escrito por Jaromir, casi como si
realmente existiese, pese a que es un personaje totalmente inventado ( ya lo anticipa el título de su obra, Ficciones). El
protagonista presenta una enorme inquietud filosófica y existencialista, se pregunta por la muerte, por la literatura, por la
vida, y sus pensamientos nos hacen constantemente reflexionar y desear seguir leyendo. Es, en mi opinión, un gran
cuento digno de ser leído incluso varias veces.

Termino con la última frase del relato, que me parece fundamental ya que recalca la importancia del tiempo:

“Jaromir Hladík murió el 29 de marzo, a las nueve y dos minutos de la mañana”

TÓPICOS COMUNES EN BORGES:

1) La realidad incomprensible

En este primer eje temático, Borges parte de la convicción de que el mundo es imposible de reducir a ninguna ley
humana. Sin embargo, los protagonistas de sus relatos no pueden eludir el intento de buscarle un sentido a ese mundo,
le busca el modo de evadirse de la realidad. Pero Borges en toda su obra hace un esfuerzo por salir a su encuentro y
comprender ese mundo.

Entonces, el mundo es incompresible porque es creación de un Dios extraño que ya no se acuerda de haberlo creado.
Esto nos aproxima a la idea de una creación imperfecta, al ser caótico, no tiene ninguna coherencia interna, debido a la
inhabilidad de Dios o a lo inacabado de su proyecto. Además, el universo está regido por leyes divinas, incomprensibles
para los humanos y determinando una convivencia caótica.

2) El microcosmos que cifra el macrocosmos

Existe otra versión del universo que consistiría en la existencia de un poder mágico que diera la explicación en forma
instantánea. El planteo en una realidad apretada que daría el acceso hacia la entrada del universo. Este objeto puede ser
un libro, una letra en un libro o el nombre propio de un dios. Es decir, este eje temático es una realidad minúscula que
puede contener la vastedad del universo.

3) El universo es ilusorio

El mundo es ilusorio se refiera a un sueño o a una pesadilla de alguien (quizás un dios o un hombre). También hay otros
elementos que agravan la índole irreal del mundo como los espejos, los sueños, la pesadilla, la literatura. Crear ficciones
es sumar irrealidades al mundo irreal; la tarea del escritor no es otra cosa que multiplicar la irrealidad del mundo. La
tragedia sobreviene al pensar qué pasa cuando el soñador se despierte o cuando dejemos de percibir el mundo.

4) Un hombre es todos los hombres

Esta idea de que lo que hace un hombre lo hacen otros hombres tiene una explicación filosófica. En primer lugar,
podemos mencionar el planteo panteísta [5] que distingue que cualquier criatura es toda criatura, es decir, todos nosotros
somos la misma cosa. En segundo lugar, la condición del hombre es explicada por su naturaleza humana que encarna a
toda especie posible.

5) El satori

El término “satori” proviene del japonés y su significado da cuenta de una revelación, es decir, es el momento en que se
descubre de forma clara un momento de comprensión al nivel más alto. A su vez, se vincula con el choque espiritual,
intuitivo, poético del budismo zen que hace cambiar por completo el sentido de la vida y del universo del que lo recibe.

6) El tiempo

El conflicto del tiempo es ese pasar, fluir, nos queda la memoria que está hecha, en buena parte, de olvido. O sea,
somos los mismos y el misterio reside en ser algo cambiante en lo permanente. Se considera que los ciclos repetidos
infinitamente no son idénticos sino similares: haremos o diremos cosas parecidas, habrá consonancias distantes. Por
ejemplo, toma un relato de la antigüedad, lo narra brevemente y le cambia el formato. Es decir, hay un paralelismo entre
ambos relatos, pero Borges lo saca de lugar para llevarlo a otro mejor.

7) El coraje

En la obra de Borges, el coraje se interpreta por el asombro y el compadrito (es visto como una cualidad argentina) en
sus relatos. Lo que hace el narrador es contarnos un duelo (la mayoría son con cuchillos) y que el enfrentamiento de dos
corajes es llevado a la violencia. Es decir, como dice Beatriz Sarlo: “El duelo y la venganza restablecen una ley no
escrita” [6].Esto sería para Borges la síntesis de nuestra historia nacional.

8) Autobiográfico

Ricardo Piglia [7] utiliza el término linaje para referirse a la parte autobiográfica de Borges. Lo divide en dos partes:
materno y paterno. En el primero, aclara que la familia materna es la de los emblemas de la jerarquía social. En cambio,
la familia paterna queda asociada con la carencia de tradición, los prestigios del saber y de la cultura. Por mi parte, utilizo
autobiográfico porque es más abarcativo a cuestiones que le pasaron al mismo Borges (como la ceguera o ser
bibliotecario) y no le pasaron a sus familiares.

9) El destino

Según lo expresa Borges, pareciera que el hombre no hace su destino libremente ni se basa en el azar, sino que todo
está previamente determinado. Es decir, que la idea de la vida humana está marcada por “algo” o “alguien” es frecuente
en su obra y se ve en episodios con una enorme capacidad de significar el “destino” de un personaje.

10) Paternidad o identidad incierta

¿Qué entendemos por identidad? sería aquel núcleo del cual se conforma el yo. La identidad es algo irrepresentable que
solo se puede mencionar pero nunca representarla en términos definitivos por lo cual es necesario hablar del término
identificación. O sea, la formación de la identidad es un proceso que comienza a partir de ciertas condiciones propias de
la persona y presentes desde el momento de su nacimiento.

En Borges, el concepto de paternidad o identidad incierta ayuda o permite entender mejor el proceso de construcción del
personaje. Este se forma otorgándose una imagen compleja sobre sí mismo y le permitirá tener la capacidad de
comportarse de formas diferentes según el contexto en el que deba actuar. Es decir, la realidad de su identidad personal
nunca se clarifica para el personaje

11) La duda

La incertidumbre rodea la obra de Borges, pareciera que la duda es vital en todas las decisiones que toma el narrador en
sus relatos. Esa vacilación que se menciona al no saber un lugar preciso o confundirse el apellido de un personaje o la
utilización de las palabras “acaso” o “quizás”, marcan a un narrador atravesado por la duda. Es decir, no hay certeza de
lo que cuenta, porque el narrador no constató la veracidad de los hechos.

12) Civilización versus barbarie [8]

En la literatura borgeana, se observa una mirada etnocentrista sobre los personajes. El etnocentrismo es un concepto
elaborado por la antropología para mencionar la tendencia que lleva a una persona o grupo social a interpretar la
realidad a partir de sus propios parámetros culturales. Es decir, sostiene y propone que la propia cultura y la propia raza
resultan ser superiores al resto, a la vez que suele brindarle un tratamiento peyorativo a los otros grupos étnicos y
culturas.

En la literatura de Borges, el compadrito vive aferrado al cuchillo, porque es su forma de vida. Es decir, es el símbolo de
la barbarie que obra por instinto a falta de razón. En ellos se perpetúa la barbarie primitiva y colonial. Es decir, traería la
detención de todo progreso y un retroceso a la barbarie. En cambio, el personaje europeo que posee cultura, razón y
conocimientos es el símbolo de la civilización.

13) Creencias y religión

Borges oscila entre el agnosticismo, el teísmo y un panteísmo que es mucho más que un dato anecdótico de su
experiencia espiritual. Dicho eso, la creencia o la cosmología de Borges es compleja y no puede reducirse a decir que
Borges creía o no creía en Dios. En su obra, se ven pueden apreciar las creencias que el narrador borgiano y sus
personajes adoptan.

El escritor argentino tuvo una especial inclinación por el panteísmo siendo uno de sus autores preferidos Spinoza.
Podemos denominar al panteísmo como una teoría que trata de suturar una ontología escindida entre el tiempo y la
eternidad, siendo tres elementos que intervienen: Dios, el mundo y el hombre.
A su vez, como explicamos antes, el mundo cristiano puede entenderse como una especie de obra de teatro, donde los
hombres representan ante Dios un papel. Los personajes cumplen un papel escenificando un drama o una comedia y
Dios conoce todos los actos, y todas las escenas. Además, las intertextualidades de la Biblia logran conexiones
originales o correspondencias entre el cielo y la tierra, logrando el sello de la unidad.

14) Diada memoria/ olvido

La obra de Jorge Luis Borges posibilita echar una mirada original a la configuración de la diada memoria y olvido. Sucede
que en el mundo interno de los personajes borgianos, el olvido y la memoria se dan en forma conjunta y se condicionan
recíprocamente: logran un punto de cruce en el tema del tiempo.

Conclusión

Resumir a Borges y a sus ejes temáticos en pocas hojas no es tarea fácil. En sus enigmas y sucesos de cierto elemento,
se logra captar la verdadera capacidad que contiene. Por tanto, leer a veces, no es lo mismo que comprender y eso es
precisamente lo que sucede al leer la narrativa de este escritor.

Borges logró jugar con los textos de tal manera que convirtió al lector en cómplice, permitiendo que cada vez que se lean
sus obras, aparezca una nueva sorpresa y se las vuelvan a releer. La perfección literaria de Borges lo ubica en la
centralidad de la literatura argentina y varios de sus textos evidencian una gran comprensión de lo que es una identidad
nacional.

Además, eligió un conjunto de temas a los que vuelve recurrentemente y les ha impuesto la impronta de su tratamiento.
Aquellos temas que encontramos en diferentes ámbitos: en las doctrinas, en las filosofías, en la teología, en la
autorreferencia, en el universo, en el coraje, en el tiempo, en la eterna duda, entre otros. Siguió patrones que se repiten
una y otra vez, y que terminan pareciendo una variación sobre un tema común

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