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I.

El procesamiento de civiles en tribunales militares

El procesamiento de civiles en tribunales militares, al cual me referí en un anterior artículo en


Prodavinci, se ha incrementado en los últimos días. Algunos medios informan que más de noventa
civiles han sido presentados ante tribunales militares. Asimismo, se ha destacado que el
enjuiciamiento de civiles en tribunales militares –como sucede especialmente en Valencia- forma
parte del llamado Plan Zamora.

Ello ha dado lugar a dos posiciones distintas, defendidas por el Ministro de la Defensa y el
Ministerio Público.

¿Quién tiene la razón?

La razón la tiene el Ministerio Público: los civiles no pueden ser juzgados por tribunales militares.
La interpretación del Ministro de la Defensa se basa en una Ley que es anterior a la Constitución
de 1999, la cual es clara al señalar que la justicia militar solo aplica a delitos militares, los cuales
solo pueden ser cometidos por militares activos. Esta conclusión es respaldada por Tratados de
Derechos Humanos que –recuerdo- tienen rango constitucional en Venezuela. En resumen, la Ley
tiene que ser interpretada a favor de la Constitución y los Tratados de Derechos Humanos, a fin de
concluir que el enjuiciamiento de civiles por tribunales militares viola los derechos humanos.

Veamos por qué.

La posición del Ministerio Público

Hasta el momento, la posición del Ministerio Público solo se conoce a través de un tweet enviado
desde su cuenta oficial, en el cual se informa que el Fiscal N° 41 del estado Zulia “solicitó que 14
detenidos por hechos ocurridos en Villa del Rosario sean juzgados por tribunal civil y no militar”.

El mensaje alude a la detención de catorce personas por protestas en Villa del Rosario (estado
Zulia) en la cual fue derribada una estatura de quien fuera presidente, Hugo Chávez. Según los
medios, tales personas serían sometidas a la jurisdicción militar por los delitos de ultraje al
centinela y rebelión militar.
El tema de fondo aquí es por qué deberían ser enjuiciadas estas personas que estaban
protestando. Pero a efectos de este artículo, el punto que me interesa destacar es que, para el
Ministerio Público, estos civiles solo pueden ser juzgados por tribunales penales y no por
tribunales militares.

Asimismo, el Ministerio Público informó que imputará ante tribunales penales a un militar
relacionado con el arrollamiento de una persona que protestada en Calabozo. Como sea que la
naturaleza del supuesto delito no es militar, el Ministerio Público consideró que los tribunales
competentes eran los penales y no los militares.

En resumen: para el Ministerio Público, solo pueden ser enjuiciados por tribunales militares los
militares que cometan delitos de naturaleza militar. Por el contrario, los civiles, y los militares que
cometan delitos no militares, solo pueden ser procesados por la justicia penal.

Lo que opina el Ministro de la Defensa

El Ministro de la Defensa, según recogen los medios, sostiene la legalidad del enjuiciamiento de
civiles por militares, de acuerdo con el Código Orgánico de Justicia Militar. Se sostiene, en tal
sentido, que “todo aquello que se consiga atacando o agrediendo al centinela en flagrancia,
inmediatamente la jurisdicción militar es competente para conocer de ellos”.

Aclarando la situación

Ante la divergencia de opiniones, es bueno recapitular lo antes explicado aquí en Prodavinci sobre
este tema. Para ello, hay que tomar en cuenta tres puntos.

Primero. Es cierto, como dice el Ministerio de la Defensa, que el vigente Código Orgánico de
Justicia Militar permite que civiles sean procesados ante la justicia militar. En especial, según el
numeral 2 del artículo 123 de ese Código:

“Artículo 123

La jurisdicción militar comprende:


(…)

2. Las infracciones militares cometidas por militares o civiles, conjunta o separadamente”

Es importante destacar que ese Código es producto de una reforma implementada en 1998 al
Código de 1967. Es decir, se trata de una Ley anterior a la vigente Constitución de 1999. Este dato,
como veremos, es muy importante.

Segundo. Diversos Tratados de Derechos Humanos suscritos por Venezuela, y su interpretación


por organismos y tribunales internacionales de defensa de derechos humanos, establecen el
derecho al “juez natural”. Esto es, el derecho de las personas a ser juzgadas por sus pares o
iguales. Bajo el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, por ello, la justicia militar es
excepcional: solo puede extenderse a ciertos delitos cometidos por militares, pero nunca a civiles.

Por ello, un civil no puede ser juzgado por militares, pues los militares no son “pares” de los civiles.
Por lo tanto, juzgar a civiles por tribunales militares viola el derecho humano al juez natural.

De acuerdo con el artículo 23 de la Constitución de 1999, estos Tratados son de directa aplicación
a Venezuela, tienen rango constitucional y por ello, prevalecen sobre cualquier Ley. Por lo tanto, el
Código Orgánico de Justicia Militar debe ser interpretado a favor de los Tratados de Derechos
Humanos, a fin de impedir que civiles sean juzgados por militares.

Tercero. El derecho al juez natural es reconocido en el numeral 4 del artículo 49 de la Constitución


de 1999. En relación con ello, el artículo 261 de la Constitución dispone que “la competencia de los
tribunales militares se limita a delitos de naturaleza militar”. Nuevamente, el Código Orgánico de
Justicia Militar tiene que ser interpretado a favor de la Constitución, tal y como ordena su artículo
7.

La Sala Constitucional, en sentencia de 24 de abril de 2002, concluyó que ese Código violaba la
Constitución, al permitir que civiles fuesen juzgados por militares. La Sala fue muy clara: la justicia
militar “sólo se aplica a delitos de naturaleza militar, perpetrados por militares en servicio activo,
tanto para la oportunidad en que se cometan, como para la fecha de su juzgamiento”.

Como expliqué en mi anterior artículo, este criterio fue luego abandonado. En caso Francisco
Usón, la Sala de Casación Penal, en sentencia de 2 de junio de 2005, afirmó que “la jurisdicción
militar, es competente para juzgar a los militares y civiles asimilados por delitos militares, siempre
y cuando se encuentren en funciones militares, actos de servicios, en comisiones o con ocasión a
ellas”. Cabe acotar que el procesamiento de Usón fue objetado por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en decisión de 20 de noviembre de 2009, al considerar –entre otros aspectos-
que “la aplicación de la justicia militar debe estar estrictamente reservada a militares en servicio
activo”.

Civiles ante militares: una violación a derechos humanos que podría pasar a ser “constitucional”
con la fraudulenta constituyente

Como vimos, la opinión del Ministro de la Defensa solo cubre parte de la verdad. La Ley sí permite
enjuiciar a civiles por militares, pero esa Ley debe entenderse derogada por la Constitución de
1999. Así lo interpretó en su momento la Sala Constitucional y así lo ha interpretado, en el caso de
Venezuela, la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Afirmar que es el enjuiciamiento de civiles por militares es legal, implica menospreciar la


Constitución, pues la Ley no puede interpretarse por encima de la Constitución. Lo
verdaderamente importante es determinar si tal enjuiciamiento es constitucional. Y la respuesta,
como vimos, es claramente negativa: la Constitución de 1999, y los Tratados de Derechos
Humanos que tienen rango constitucional, no permiten juzgar a civiles por tribunales militares. Y
no lo permiten, pues los militares actúan bajo reglas distintas a los civiles. Así, los delitos militares
exigen el incumplimiento de deberes militares. Y los civiles no quedan sometidos a tales deberes.

Una advertencia final. De avanzarse en la fraudulenta constituyente, el marco constitucional


señalado cambiaría, seguramente, a fin de afirmar que los civiles sí pueden ser juzgados por
tribunales militares. La anunciada “constituyente militar” no es más que la pretensión de llevar a la
Constitución la llamada “unión cívico-militar”, o sea, la inclusión de la sociedad civil en el ámbito
militar (o más bien “pretoriano”). Esto implicaría la eliminación de todas las libertades civiles,
sustituidas por deberes militares.

Comentarios (6)

Diógenes Decambrí.

10 de mayo, 2017

Sería más fácil y menos largo, señalar los aislados artículos de la vigente -y amenazada-
Constitución, que NO han sido violados por esta dictadura militar, que seguir profundizando sobre
todos y cada uno de los artículos que SÍ han sido groseramente irrespetados por los jerarcas de la
roboilusión (cada vez más ROBO y menos ILUSIÓN, se les acabó el hechizo, y están arrinconados
en su represión y sus cuarteles, sin apoyo popular). Y pensar que todo este desastre se habría
evitado si Caldera no hubiese beneficiado a los GOLPISTAS del 92 con ese celestino
SOBRESEIMIENTO, ha debido en todo caso INDULTARLOS y no habrían disfrutado de la impunidad
que les permitió cosechar el descontento y engañar a tantos en el 98.

cheolacruz

10 de mayo, 2017

Esta tan equivocado el ministro q ninguno de.lso Retenidos fue detenido en flagancia los videos
demuestran quienes tumban la estatua

jesus conde

11 de mayo, 2017

Como en todos sus artículos, brillante exposición Profesor Hernandez. Agregaría a mi comentario,
que en su exposición de motivos plantea TODOS los argumentos necesarios para revocar -de
hecho y de derecho- las actuaciones de los tribunales militares que han procesado y juzgado a
CIVILES por el “delito” de ejercer su LEGITIMO derecho a la protesta. En este sentido, no me
explico como nuestra flamante Fiscal General de la República Luisa Ortega Diaz, quien ha
demostrado en los últimos tiempos un apego inusitado al cumplimiento de la Constitución y las
Leyes, aun no se haya pronunciado sobre el particular, que conformaría otra VIOLACIÓN mas a
nuestra carta magna. Apreciaría y espero con ansiedad su pronunciamiento PUBLICO al respecto
ciudadana Fiscal General de la República, porque Venezuela requiere recuperar de inmediato el
imperio de la Ley y la majestad de la justicia. Buenos días.

Kondorito Konstitución

11 de mayo, 2017

“En resumen, la Ley tiene que ser interpretada a favor de la Constitución y los Tratados de
Derechos Humanos, a fin de concluir que el enjuiciamiento de civiles por tribunales militares viola
los derechos humanos”.. ciertas condiciones aplican, AARRR

Brother Full

12 de mayo, 2017

“Artículo 49. El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas y, en
consecuencia:
4. Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las jurisdicciones
ordinarias, o especiales, con las garantías establecidas en esta Constitución y en la ley. Ninguna
persona podrá ser sometida a juicio sin conocer la identidad de quien la juzga, ni podrá ser
procesada por tribunales de excepción o por comisiones creadas para tal efecto.”

FEDERICO GARCÍA

15 de mayo, 2017

Incluso, no se requiere ninguna interpretación en lo relativo a la no aplicación de la justicia militar


a civiles, la Constitución es clara y los jueces deben atenerse a ella: Constitución, primer aparte de
su Art. 334: “En caso de incompatibilidad entre esta Constitución y una ley u otra norma jurídica,
se aplicarán las disposiciones constitucionales, correspondiendo a los tribunales en cualquier
causa, aun de oficio, decidir lo conducente”. Por consiguiente, al colidir el Código de Justicia
Militar con la Constitución, el juez debe aplicar de forma directa e inmediata la norma
constitucional.

II ARTICULO
El procesamiento de civiles en tribunales militares, al cual me referí en un anterior artículo en
Prodavinci, se ha incrementado en los últimos días. Algunos medios informan que más de noventa
civiles han sido presentados ante tribunales militares. Asimismo, se ha destacado que el
enjuiciamiento de civiles en tribunales militares –como sucede especialmente en Valencia- forma
parte del llamado Plan Zamora.

Ello ha dado lugar a dos posiciones distintas, defendidas por el Ministro de la Defensa y el
Ministerio Público.

¿Quién tiene la razón?

La razón la tiene el Ministerio Público: los civiles no pueden ser juzgados por tribunales militares.
La interpretación del Ministro de la Defensa se basa en una Ley que es anterior a la Constitución
de 1999, la cual es clara al señalar que la justicia militar solo aplica a delitos militares, los cuales
solo pueden ser cometidos por militares activos. Esta conclusión es respaldada por Tratados de
Derechos Humanos que –recuerdo- tienen rango constitucional en Venezuela. En resumen, la Ley
tiene que ser interpretada a favor de la Constitución y los Tratados de Derechos Humanos, a fin de
concluir que el enjuiciamiento de civiles por tribunales militares viola los derechos humanos.

Veamos por qué.


La posición del Ministerio Público

Hasta el momento, la posición del Ministerio Público solo se conoce a través de un tweet enviado
desde su cuenta oficial, en el cual se informa que el Fiscal N° 41 del estado Zulia “solicitó que 14
detenidos por hechos ocurridos en Villa del Rosario sean juzgados por tribunal civil y no militar”.

El mensaje alude a la detención de catorce personas por protestas en Villa del Rosario (estado
Zulia) en la cual fue derribada una estatura de quien fuera presidente, Hugo Chávez. Según los
medios, tales personas serían sometidas a la jurisdicción militar por los delitos de ultraje al
centinela y rebelión militar.

El tema de fondo aquí es por qué deberían ser enjuiciadas estas personas que estaban
protestando. Pero a efectos de este artículo, el punto que me interesa destacar es que, para el
Ministerio Público, estos civiles solo pueden ser juzgados por tribunales penales y no por
tribunales militares.

Asimismo, el Ministerio Público informó que imputará ante tribunales penales a un militar
relacionado con el arrollamiento de una persona que protestada en Calabozo. Como sea que la
naturaleza del supuesto delito no es militar, el Ministerio Público consideró que los tribunales
competentes eran los penales y no los militares.

En resumen: para el Ministerio Público, solo pueden ser enjuiciados por tribunales militares los
militares que cometan delitos de naturaleza militar. Por el contrario, los civiles, y los militares que
cometan delitos no militares, solo pueden ser procesados por la justicia penal.

Lo que opina el Ministro de la Defensa

El Ministro de la Defensa, según recogen los medios, sostiene la legalidad del enjuiciamiento de
civiles por militares, de acuerdo con el Código Orgánico de Justicia Militar. Se sostiene, en tal
sentido, que “todo aquello que se consiga atacando o agrediendo al centinela en flagrancia,
inmediatamente la jurisdicción militar es competente para conocer de ellos”.

Aclarando la situación
Ante la divergencia de opiniones, es bueno recapitular lo antes explicado aquí en Prodavinci sobre
este tema. Para ello, hay que tomar en cuenta tres puntos.

Primero. Es cierto, como dice el Ministerio de la Defensa, que el vigente Código Orgánico de
Justicia Militar permite que civiles sean procesados ante la justicia militar. En especial, según el
numeral 2 del artículo 123 de ese Código:

“Artículo 123

La jurisdicción militar comprende:

(…)

2. Las infracciones militares cometidas por militares o civiles, conjunta o separadamente”

Es importante destacar que ese Código es producto de una reforma implementada en 1998 al
Código de 1967. Es decir, se trata de una Ley anterior a la vigente Constitución de 1999. Este dato,
como veremos, es muy importante.

Segundo. Diversos Tratados de Derechos Humanos suscritos por Venezuela, y su interpretación


por organismos y tribunales internacionales de defensa de derechos humanos, establecen el
derecho al “juez natural”. Esto es, el derecho de las personas a ser juzgadas por sus pares o
iguales. Bajo el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, por ello, la justicia militar es
excepcional: solo puede extenderse a ciertos delitos cometidos por militares, pero nunca a civiles.

Por ello, un civil no puede ser juzgado por militares, pues los militares no son “pares” de los civiles.
Por lo tanto, juzgar a civiles por tribunales militares viola el derecho humano al juez natural.

De acuerdo con el artículo 23 de la Constitución de 1999, estos Tratados son de directa aplicación
a Venezuela, tienen rango constitucional y por ello, prevalecen sobre cualquier Ley. Por lo tanto, el
Código Orgánico de Justicia Militar debe ser interpretado a favor de los Tratados de Derechos
Humanos, a fin de impedir que civiles sean juzgados por militares.
Tercero. El derecho al juez natural es reconocido en el numeral 4 del artículo 49 de la Constitución
de 1999. En relación con ello, el artículo 261 de la Constitución dispone que “la competencia de los
tribunales militares se limita a delitos de naturaleza militar”. Nuevamente, el Código Orgánico de
Justicia Militar tiene que ser interpretado a favor de la Constitución, tal y como ordena su artículo
7.

La Sala Constitucional, en sentencia de 24 de abril de 2002, concluyó que ese Código violaba la
Constitución, al permitir que civiles fuesen juzgados por militares. La Sala fue muy clara: la justicia
militar “sólo se aplica a delitos de naturaleza militar, perpetrados por militares en servicio activo,
tanto para la oportunidad en que se cometan, como para la fecha de su juzgamiento”.

Como expliqué en mi anterior artículo, este criterio fue luego abandonado. En caso Francisco
Usón, la Sala de Casación Penal, en sentencia de 2 de junio de 2005, afirmó que “la jurisdicción
militar, es competente para juzgar a los militares y civiles asimilados por delitos militares, siempre
y cuando se encuentren en funciones militares, actos de servicios, en comisiones o con ocasión a
ellas”. Cabe acotar que el procesamiento de Usón fue objetado por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en decisión de 20 de noviembre de 2009, al considerar –entre otros aspectos-
que “la aplicación de la justicia militar debe estar estrictamente reservada a militares en servicio
activo”.

Civiles ante militares: una violación a derechos humanos que podría pasar a ser “constitucional”
con la fraudulenta constituyente

Como vimos, la opinión del Ministro de la Defensa solo cubre parte de la verdad. La Ley sí permite
enjuiciar a civiles por militares, pero esa Ley debe entenderse derogada por la Constitución de
1999. Así lo interpretó en su momento la Sala Constitucional y así lo ha interpretado, en el caso de
Venezuela, la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Afirmar que es el enjuiciamiento de civiles por militares es legal, implica menospreciar la


Constitución, pues la Ley no puede interpretarse por encima de la Constitución. Lo
verdaderamente importante es determinar si tal enjuiciamiento es constitucional. Y la respuesta,
como vimos, es claramente negativa: la Constitución de 1999, y los Tratados de Derechos
Humanos que tienen rango constitucional, no permiten juzgar a civiles por tribunales militares. Y
no lo permiten, pues los militares actúan bajo reglas distintas a los civiles. Así, los delitos militares
exigen el incumplimiento de deberes militares. Y los civiles no quedan sometidos a tales deberes.

Una advertencia final. De avanzarse en la fraudulenta constituyente, el marco constitucional


señalado cambiaría, seguramente, a fin de afirmar que los civiles sí pueden ser juzgados por
tribunales militares. La anunciada “constituyente militar” no es más que la pretensión de llevar a la
Constitución la llamada “unión cívico-militar”, o sea, la inclusión de la sociedad civil en el ámbito
militar (o más bien “pretoriano”). Esto implicaría la eliminación de todas las libertades civiles,
sustituidas por deberes militares.

III La Justicia Penal Militar como jurisdicción para procesar civiles

En el ordenamiento jurídico venezolano se encuentra el Código Orgánico de Justicia Militar; cuyo


cuerpo normativo fue aprobado por el extinto Congreso de la República de Venezuela en
septiembre de 1998. Este Código aún vigente, fue provisto para conocer sobre las infracciones
militares y las acciones civiles originadas por hechos punibles de carácter militar, o por delitos
comunes sometidos a la Jurisdicción de los Tribunales Militares. Sobre ésta materia especializada
hay que comprender su aplicabilidad jurídica necesaria y oportuna; ya que cualquier persona e
incluso profesionales del derecho pueden confundirse con las competencias de la Jurisdicción de
los Tribunales Penales Ordinarios. Para explicar el tema de manera sencilla, sucinta y pedagógica,
será necesario tener a la mano el Código Orgánico de Justicia Militar (COJM); la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (CRBV), el Código Orgánico Procesal Penal (COPP) y el Código
Penal (CP). Esto para dilucidar aquellos criterios distorsionados o elaborados con la intención de
confundir al Pueblo con argumentos leguleyos. A continuación: Primero: El COJM como norma
especializada puede procesar a civiles o militares que incurran en delitos comunes sometidos a la
jurisdicción de los tribunales militares establecidos en dicho cuerpo legal; como lo establece el
Titulo III y capítulos subsiguientes sobre las Diversas Especies de Delitos. De ésta materia se
desprende el interés general de saber si los tribunales de justicia penal militar deben conocer
sobre delitos de jurisdicción penal ordinaria; y de ser así, hasta donde tiene supremacía el artículo
261 donde indica que (omissis) …“ La comisión de delitos comunes, violaciones de derechos
humanos y crímenes de lesa humanidad, serán juzgados por los tribunales ordinarios. La
competencia de los tribunales militares se limita a delitos de naturaleza militar. …”. Leído esto,
entramos al razonamiento lógico para discurrir una interpretación bajo la sana crítica y la máxima
de las experiencias para lograr una objetividad con mayor acierto. A continuación: No hay duda
alguna que el COJM en una norma especializada, que trata diversos delitos sometidos bajo su
jurisdicción militar; pero estos delitos deben ser determinados según la conducta del sujeto activo
que intenta o ejecuta un hecho punible para poder diferenciarlos con los delitos comunes de la
jurisdicción penal ordinaria. Para ello debemos tener claro los elementos de la teoría del delito;
como una acción Típica, Antijurídica y Culpabilidad (hay autores que agregan la Punibilidad; pero
dejemos el exceso de filosofías al lado) ¿Por qué debe ser típica? La conducta humana sea ésta por
acción u omisión, es el asiento fundamental donde reposa la estructura del delito; debido a que si
no existe tal conducta, entonces no existe el delito; y ésta misma conducta debe encuadrarse al
tipo penal; es decir, cuando una Ley establece el homicidio expresando el que “…haya dado
muerte a alguna persona…” (Art 405 CP); la conducta típica se revela por el hecho determinado de
matar a otro. Ejemplo: en el Código Penal, COJM, Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a
una Vida Libre de Violencia; Ley Orgánica de Drogas, Ley Penal del Ambiente, etc.; están
establecidas los tipos de acciones prohibidas. Ahora bien, la acción típica penal del sujeto activo
debe ser antijurídica. ¿Por qué debe ser antijurídica? Motivado a que ésta misma tiene que
mostrarse contraria a la norma del Derecho; puesto que, no bastaría la acción típica sino que
también debe nacer de la antijuridicidad. Ejemplo: para que una conducta de un individuo sea
delictiva, ésta debe contravenir el Derecho. Finalmente, debe existir la culpabilidad. ¿Por qué la
culpabilidad? Es aquí donde se concreta la conducta del sujeto cuando realiza una acción que es
prohibitiva pudiendo haberse conducido de una manera distinta; dando como resultado el
reproche hacia el hecho. Ejemplo: matar a alguien será penado. Analizado esto, entramos de
nuevo en el tema principal. Si la conducta del sujeto activo ha realizado una acción penal con estos
tres elementos del delito, es el Ministerio Público (MP) quien debe precalificar la imputabilidad
ante los tribunales respectivos. Pero cada hecho lleva consigo su propia configuración natural. Por
ejemplo: tres sujetos dan muerte a tres personas en hechos aislados uno con el otro; por haber
cometido un homicidio cada uno, no quiere decir que los tres obtendrán la misma pena, el mismo
delito e igual jurisdicción penal. Ya que en los tres hechos hay conductas distintas que se expresan
en diversos modo, tiempo y lugar que configuran la determinación de la responsabilidad y su juez
natural. Segundo: El CP establece diversos tipos de delitos y es amplio en su tipificación; por lo
tanto, si no está contemplado en la norma, no se pudiera considerar punible. Sin embargo, la
misma ley subjetiva penal dirige está limitación jurídica hacia las demás normas; como lo indica el
artículo 3 del Código Penal; es decir que, pueden existir normas especializadas y supletorias para
ser aplicadas. En el caso de aquellos delitos que cometan civiles y la jurisdicción penal es militar, se
debe considerar los mismo elementos del delito supra indicados. No se puede determinar con
simpleza, temeridad e irresponsabilidad que un delito común sea únicamente de la esfera jurídica
ordinaria penal, debido a que existen diversos delitos que se configuran de manera distintas. Por
ejemplo y de manera sencilla: un grupo de individuos dan muerte con armas de fuego a varias
personas y a su vez ocasionan daños a la propiedad luego de disfrutar de una fiesta pública. Aquí
pudiera considerase la existencia de un delito de homicidio y de lesiones contra la propiedad
(obviando otros delitos imputables); la representación fiscal lo presentaría ante los tribunales
ordinario penales. No obstante, otro grupo de personas encapuchadas, provistos con diversas
armas de guerra, artefactos explosivos e incendiarios; municiones, máscaras antigás y escudos;
incitan el disturbio para generar caos y terror en la población con la finalidad de derrocar un
gobierno democrático y en medio de la acción dan muerte a alguien y/o ataquen a unidades
castrense, intente introducirse en las bases militares y conciban actos terroristas incitando focos
de elevadas violencias callejera con fines políticos. Aquí estaríamos bajo la configuración de un
hecho punible que se conceptúa distintamente al ejemplo anterior; lo que indicaría que la
precalificación sería otra; ya que se evidencia distinta pena, diferente delito y singular jurisdicción
penal; puesto que, se muestra una conducta estructurada de varias personas debidamente
organizadas para generar insurgencias armadas y alentar el derrocamiento de un gobierno
constitucional violentado las formas republicanas de la Nación; poniendo en peligro la
independencia e integridad del territorio. En este caso, cualquier promoción, ayuda o
sostenimiento del grupo armado, es considerado como un delito militar de jurisdicción penal;
debido a que, su característica no es de hampa común ni un hecho aislado; se trata de una banda
o célula establecida que posee una estructura organizativa con logística, proveeduría, espionajes,
pagos, establecimiento y comunicaciones. Tercero: El COJM establece en su artículo 123 numeral 3
que la jurisdicción penal militar comprende también a los civiles; razón que ratifica en el artículo
128 de la norma ejusdem y; a su vez, le otorga competencia de conocer sobre delitos militares
conexos hacia las personas (civiles) como el artículo 132 del COJM. Lo que quiere decir que, la
jurisdicción penal militar comprende de conocer delitos donde el sujeto activo es militar o civil. Por
otro lado, la jurisdicción penal militar es parte integrante del Poder Judicial; como lo establece el
artículo 261 de la CRBV; mal pudiera señalarse como una involución o intromisión; a su vez, su
competencia, organización y modalidad de funcionamiento se regirá por el sistema acusatorio; es
decir que, la remite al COPP para que exista analogía con el COJM adoptando el sistema
acusatorio. Ahora bien, desde el aspecto de su competencia, la norma es clara cuando le da
facultad de conocer sobre delitos militares y en cuanto a su organización, el artículo 593 del
Código Orgánico de Justicia Militar, le confiere atribuciones a la jurisdicción penal militar para
ejercer en cada tribunal sus respectivas funciones correspondientes en Control, Juicio y Corte de
Apelación; es por ello que, tales facultades se las confirió el COPP en su artículo 517 para conocer
de los tipos de delitos que corresponde en el CP en los artículos 128 al 139; 144 y 153; esto por ser
materia especializada la jurisdicción penal militar. Criterio asumido por la Sala Penal del Tribunal
Supremo de Justicia de fecha 02/06/2005 según expediente N° 05-125 con ponencia de la
Magistrada Doctora Deyanira Nieves Bastidas y Magistrado Presidente Eladio Aponte Aponte. En
conclusión, la jurisdicción penal militar tiene competencia para procesar a civiles involucrados en
delitos militares; no es cuestión que el COJM se haya creado para procesar a militares únicamente;
sería una insensatez excesiva tener tal criterio o posición; puesto que los delitos militares se
extienden no solamente al sujeto castrense; sino a aquellos civiles que originan hechos punibles
de carácter militar. No es una involución como algunos abogados u organizaciones no
gubernamentales pretender hacer creer; o lo que es peor, algún gremio vitalicio en el cargo
manifestando tal aberración; puesto que sus criterios van más allá del razonamiento lógico y la
máxima de la experiencia; ya que los mueve la intención política y el desenfreno hostil en querer
derrocar un gobierno democrático por vías violentas fomentando el terror; es por ello que, los
terroristas detenidos en los últimos momentos en Venezuela han sido procesado por tribunales
militares porque esa es su jurisdicción penal natural.

IV USAN CODIGO MILITAR DE LA EPOCA DE JUAN VICENTE GOMEZ

La actuación institucional del Ministerio Público para garantizar el debido proceso a los
detenidos en protestas ha aumentado el uso de esta medida inconstitucional.

EFE | MIGUEL GUTIÉRREZ.

Cuando un funcionario se encuentra en una manifestación no es centinela, sus funciones


pasan a ser las de orden público
Por VENUS SARAHI GÓMEZ ESAA / VenezuelActiva.com

La justicia en Venezuela tiene los disfraces más aterradores. Bajo el subjetivo delito de
traición a la patria y ataque al centinela, el gobierno intenta “vestir” de legalidad que civiles
sean juzgados por tribunales militares. La estrategia contra los manifestantes y disidentes
opositores implica no solo una vulneración de las competencias del Ministerio Público, sino
también una violación a la Constitución y a los derechos humanos.

Alfredo Romero, abogado penalista y director ejecutivo de la ONG Foro Penal, precisó que
hay 3.880 arrestos como parte de las manifestaciones en Venezuela. De esa cifra, 467
personas han sido presentadas en tribunales militares. Por su parte, la ONG Activismo
Ciudadano contabiliza 400 civiles juzgados en las diferentes cortes militares del país.

El abogado penalista Carlos Daniel Moreno, director ejecutivo de la ONG, aclara que la
justicia militar tiene espacio en la jurisdicción venezolana solo cuando se trata de militares
activos.

“Bajo ninguna circunstancia un civil puede ser juzgado en tribunales militares y hay
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia desde 1981 que ha venido reiterando este
criterio”, dijo.

La Constitución venezolana establece que solo los tribunales ordinarios pueden juzgar a los
civiles que incurran en un delito. En el artículo 261 se delimitan los casos en los cuales es
aplicada la justicia militar:

“La jurisdicción penal militar es parte integrante del Poder Judicial, y sus jueces o juezas
serán seleccionados o seleccionadas por concurso. Su ámbito de competencia, organización
y modalidades de funcionamiento, se regirán por el sistema acusatorio y de acuerdo con lo
previsto en el Código Orgánico de Justicia Militar. La comisión de delitos comunes,
violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, serán juzgados por los
tribunales ordinarios. La competencia de los tribunales militares se limita a delitos de
naturaleza militar”.

Moreno afirma que el marco legal que se aplica actualmente en los juicios militares se basa
en el Código Orgánico de Justicia Militar que fue aprobado por el ex presidente de
Venezuela Juan Vicente Gómez. Este Código fue promulgado en 1933 y tiene 84 años de
vigencia.

Precisa que esta ley es anterior a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, al
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, a la Convención Interamericana de los
Derechos Humanos y a la actual Constitución.

El mencionado código le otorga funciones cuasi jurisdiccionales al presidente de la nación


y al ministro de la Defensa, es por ello que quienes ordenan estos juicios son funcionarios
militares.
Las autoridades venezolanas se han refugiado bajo el Código Orgánico de Justicia Militar
para aprobar la aplicación de juicios militares.

El 9 de mayo el ministro de Interior, Justicia y Paz,  Néstor Reverol, declaró su


justificación para la aplicación de juicios militares a civiles.

“Cuando hay una agresión sobre el centinela, o sobre un efectivo de la Fuerza Armada
Nacional Bolivariana (FANB), perfectamente se incurre en un delito militar y puede
conocer la jurisdicción militar”, señaló.

Moreno comienza por definir la palabra “centinela” como el efectivo militar que está de
guardia, cumpliendo funciones de vigilante dentro de una instalación militar.  “La única
persona que puede ultrajar a un centinela es otro militar, debido a que estaría vulnerando
los principios de obediencia, disciplina y subordinación”.

Cuando un funcionario se encuentra en una manifestación no es centinela, sus funciones


pasan a ser las de orden público. Sólo un militar activo puede quebrantar el bien jurídico
protegido establecido en el artículo 328 de la Constitución.

Un ejemplo de la aplicación de cargos de agresión al centinela a civiles ocurrió durante la


detención de un grupo de manifestantes en Anzoátegui el pasado viernes 7 de julio. Uno de
los detenidos es un estudiante de la Universidad Santa María en Oriente, Jesús Chacín, de
24 años de edad, quien fue presentado junto a otros dos jóvenes al tribunal militar de Core
7.
Le imputaron los cargos de agresión al centinela y agresión a la FANB, así lo denunció
Astrid Silvestri, dirigente de Voluntad Popular en Anzoátegui. Los jóvenes fueron enviados
al centro penitenciario La Pica.

“Traición a la patria”

Uno de los principales cargos imputados en los juicios militares a civiles es el de traición a
la patria. Para procesar de forma penal el cargo, el ciudadano se supone que debe conspirar
con una potencia extranjera para cambiar la forma republicana de gobierno.

El Código Orgánico Procesal Penal (COPP) establece la aplicación de cargos de traición a


la patria a civiles. En el artículo 128 del COPP se señala que cualquiera que, en acuerdo
con una nación extranjera, conspire en contra de la seguridad de la nación y  de las
instituciones republicanas, debe ser castigado con una pena de 20 a 30 años de cárcel.

Pero de acuerdo con el COPP, la aplicación de un juicio a un civil bajo el cargo de traición
a la patria debe ser en una corte ordinaria.

El caso más reciente en el que un civil fue acusado ilegalmente de traición a la patria en un
tribunal militar es el del periodista Carlos Julio Rojas, quien se encuentra recluido en la
prisión de Ramo Verde. El también activista por los derechos humanos y coordinador de la
Asamblea de Ciudadanos de la Candelaria es acusado además de rebelión y sustracción de
elementos pertenecientes a la FANB.

Otro caso relevante fue la detención de Roberto Picón, asesor electoral y miembro del
Grupo Técnico de Apoyo Electoral de la Mesa de la Unidad Democrática  Funcionarios del
Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) lo aprehendieron al ingresar
violentamente a una vivienda privada en Altamira. Fue acusado de traición a la patria,
rebelión militar y sustracción de elementos militares.

Lisbeth Añez se encuentra recluida en El Helicoide acusada de traición a la patria por un


tribunal militar por “colaborar presuntamente con personas que organizan protestas”, indicó
Alfredo Ramos, miembro de su defensa. Conocida como “mamá Liz”, Añez se dedicaba a
hacer donaciones de comida, medicinas y ropa para los presos políticos que se encontraban
en diversos recintos penitenciarios del país.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, advirtió


que el caso de Añez y de otros civiles juzgados en tribunales militares representaba una
violación al debido proceso y de los derechos humanos por parte del gobierno de Nicolás
Maduro.

Negar la garantía de un juez natural también constituye un delito. Esta afirmación está
contemplada  en el artículo siete del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, que
establece que la encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de
normas fundamentales de derecho internacional es un delito de lesa humanidad.

De acuerdo con esto, las agresiones, detenciones y juicios militares a  27 estudiantes que
protestaban en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) constituyen
una violación de los derechos humanos. Funcionarios policiales y militares ingresaron al
recinto educativo y agredieron a golpes y tubazos a jóvenes que protestaban en las
instalaciones de la universidad en la madrugada del 2 de julio en contra del gobierno
nacional.

Una estudiante que participaba en la protesta permanece recluida en un centro asistencial de


Maracay con politraumatismo cráneo-encefálico y parálisis facial debido a las agresiones.
El Tribunal Militar 5° de Control envió a una parte de los hombres detenidos  a El Dorado,
estado Bolívar y otros a la cárcel 26 de Julio, en el estado Guárico.

El abogado Carlos Daniel Moreno instó al gobierno venezolano a aplicar la justicia en la


jurisdicción correspondiente, tal como lo establecen la Constitución, el COPP y el Código
Orgánico de Justicia Militar.

La posición del Ministerio Público

La fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, ha insistido en que los civiles no
pueden ser juzgados por tribunales militares porque la competencia la tienen los tribunales
penales.

La actuación institucional del Ministerio Público para garantizar el debido proceso a las
personas detenidas durante las protestas ha llevado al Estado a presentar a los civiles ante
tribunales militares pese a estar prohibido según la Constitución de 1999 y los tratados de
derechos humanos.
Dentro de las pretensiones de la asamblea nacional constituyente podría estar reformular
ese aspecto, para fijar que los civiles puedan ser juzgados por tribunales militares. El riesgo
es grande: significaría remplazar las libertades civiles por los deberes militares

V Juzgar civiles en tribunales militares es el abandono completo del Estado


de Derecho

V. COFAVIC debe expresar su más grave preocupación ante el conocimiento, según información
pública disponible de la existencia de más de 250 civiles que están siendo sometidos a la
jurisdicción militar, dado que esta acción no solo configura una gravísima violación de los derechos
humanos y por tanto de los valores superiores del ordenamiento jurídico, sino que además es una
de las más determinantes rupturas de la Constitución y al mismo tiempo se traduce en la
posibilidad efectiva de que a partir de esta situación se haya abandonado por completo el Estado
de Derecho y estemos frente a un tutelaje militar inaceptable e incompatible con las mínimas
garantías judiciales que deben existir en un gobierno civil y democrático.

El uso de la jurisdicción militar para el juzgamiento de civiles no está previsto en nuestra


Constitución, ya que suspende las normas básicas de protección de los derechos humanos. Ningún
conflicto por el cual se atraviese, por grave que sea, sirve de argumento para que el Estado
renuncie a la aplicación de las protecciones y salvaguardas del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos y de lo consagrado en la Constitución vigente, pues todas las personas sujetas
a la jurisdicción del Estado tienen el derecho inalienable de contar con las protecciones y garantías
de dicho marco normativo, independientemente de la gravedad del delito que pudieren haber
cometido.

Nuestra Constitución establece expresamente en su artículo 49 que el debido proceso se aplicará a


todas las actuaciones judiciales y administrativas y, en consecuencia:..(4) Toda persona tiene
derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las jurisdicciones ordinarias, o especiales, con las
garantías establecidas en esta Constitución y en la Ley. Ninguna persona podrá ser sometida a
juicio sin conocer la identidad de quien la juzga, ni podrá ser procesada por tribunales de
excepción o por comisiones creadas para tal efecto.

También, la Constitución en el artículo 261 establece de manera específica y determinante que la


comisión de delitos comunes, violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad,
serán juzgados por los tribunales ordinarios. La competencia de los tribunales militares se limita a
delitos de naturaleza militar
La existencia efectiva de garantías judiciales se asienta sobre la independencia de quienes deben
ejercer funciones judiciales, marco del principio constitucional de acceso a la justicia, que
configura uno de los elementos medulares de la existencia del Estado social y de Derecho.
Siguiendo esta afirmación, como lo han indicado sistemáticamente los órganos interamericanos y
universales, las condiciones más relevantes para asegurar la independencia, imparcialidad y
competencia de los tribunales están, entre otros: la manera en que se nombra a los jueces, las
calificaciones exigidas para su nombramiento, la duración de su mandato y las condiciones que
rigen su ascenso, traslado y cesación de funciones y la independencia efectiva del Poder judicial
con respecto al Poder Ejecutivo.

La jurisprudencia y la doctrina del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, ha señalado


sistemáticamente que la jurisdicción militar no goza de garantías suficientes de imparcialidad e
independencia para asegurar un debido proceso, no solo para las víctimas sino a los propios
procesados. Los tribunales militares son más un mecanismo de disciplina que de administración de
justicia, tal y como reiteradamente lo ha establecido tanto la Corte Europea de Derechos Humanos
como la Corte Interamericana. Los jueces y fiscales militares hacen parte, en su mayoría de la
estructura de mando jerárquica, inherente a la estructura armada, y dependiente del Poder
Ejecutivo.

El Derecho Internacional ha establecido una serie de estándares pro persona para las garantías del
debido proceso, los cuales establecen, en esencia, que el alcance de la jurisdicción militar, al tener
un carácter especial o excepcional, tiene igualmente un alcance restrictivo, por lo que “debe estar
excluido del ámbito de la jurisdicción militar el juzgamiento de civiles y solo debe juzgar militares
por la comisión de delitos o faltas que por su propia naturaleza atenten contra bienes propios del
orden militar”.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, al igual que las líneas jurisprudenciales y


doctrinales de carácter universal, han dejado en claro en su jurisprudencia que “en un Estado
democrático de derecho, la intervención del fuero militar ha de ser restrictiva y excepcional de
manera que se aplique únicamente en la protección de bienes jurídicos de carácter castrense que
hayan sido vulnerados por miembros de las fuerzas militares en el ejercicio de sus funciones”[i].
Asimismo, el Tribunal Interamericano ha establecido que “la jurisdicción militar no es el fuero
competente para investigar y sancionar a los autores de violaciones de derechos humanos, sino
que el procesamiento de los responsables corresponde siempre a la justicia ordinaria” para evitar
impunidad y garantizar el derecho de las víctimas a un recurso efectivo y a la protección judicial.[ii]

El Tribunal Interamericano estableció que “constituye un principio básico relativo a la


independencia de la judicatura que toda persona tiene derecho a ser juzgada por tribunales
ordinarios con arreglo a procedimientos legalmente establecidos”, por lo que el Estado “debe
crear tribunales que apliquen normas debidamente establecidas para evitar la sustitución de la
jurisdicción que corresponde normalmente a tribunales ordinarios”[iii], por lo que “cuando la
justicia militar asume competencia sobre un asunto que debe conocer la justicia ordinaria, se ve
afectado el derecho al juez natural y, a fortiori, el debido proceso”[iv].

De igual forma, es cuestionable la imparcialidad cuando los tribunales militares suelen estar
insertos en estructuras castrenses jerarquizadas, lo cual se manifiesta en que, por ejemplo, es un
órgano del propio ejército el que determina los ascensos, incentivos profesionales, y la asignación
de funciones de sus inferiores[v].

De esta forma, son dos los criterios centrales que deben ser satisfechos para que el ejercicio de la
jurisdicción militar sea consistente con los estándares interamericanos y universales: (1) el
acusado y la víctima deben ser miembros activos del ejército, y (2) el delito debe ser de naturaleza
castrense y cometido por militares en el ejercicio de sus funciones. En todos los demás casos, el
derecho al juez natural debe prevalecer.

Finalmente, es relevante señalar que la Constitución en su artículo 337, sobre los Estados de
Excepción, deja claramente establecido que el derecho al debido proceso no es susceptible de
suspensión ni restringible en ninguna circunstancia alegada, al igual que el derecho a la vida, la
prohibición de incomunicación o tortura, el derecho de información y los demás derechos
humanos intangibles.

Por todo lo anterior, instamos al Estado venezolano a que:

Se respete el debido proceso y las garantías judiciales de todas las personas privadas de libertad
y que cuyas detenciones estén, sin excepciones, bajo el control constitucional del Ministerio
Público y en la jurisdicción ordinaria, tal y como está previsto en la Constitución y en los Tratados y
Pactos internacionales suscritos y ratificados por la República. Asimismo, se dé inmediata libertad
a todas aquellas personas que tengan una decisión al respecto sin más dilaciones.

Sus autoridades cumplan con sus obligaciones constitucionales e internacionales en materia de


derechos humanos, incluyendo la obligación de respetar, facilitar y garantizar las manifestaciones
y protestas, respetando y garantizando el derecho a la vida e integridad personal de los
manifestantes y excluir de manera determinante para el control de las protestas sociales: el uso de
gases tóxicos, armas de fuego y métodos de castigo y persecución a los participantes de la
manifestación y a todo ciudadano que se encuentre en la zona donde se lleva a cabo la
misma.Cesen los ataques a zonas residenciales, Iglesias, comercios, hospitales, centros de salud,
centros educativos y en general sitios donde las personas desarrollan su vida, dado que estos actos
represivos configuran crímenes de lesa humanidad.
VI.“Procesar civiles ante la justicia militar rompe la estructura formal de un
estado de derecho”
Junio 05, 2017.- Hasta abril de 2017, el Foro Penal Venezolano (FPV) registró 275 civiles
procesados con la jurisdicción militar. De acuerdo con el balance de la organización al 30 de mayo,
la cifra subió a 363 personas, de las cuales 197 recibieron privativa de libertad por estas instancias.

“La intención que la organización puede evidenciar es que de alguna manera desarticula al
Ministerio Público en su cualidad de titular de la acción penal ante delitos contra civiles, ya que la
Fiscalía Militar pertenece a otra institución”, precisa Ezequiel Monsalve, coordinador del FPV en el
estado Bolívar.

En entrevista para Correo del Caroní, el abogado y profesor de la UCAB Guayana destaca no solo el
menoscabo al derecho a la manifestación pacífica, sino el aumento de la persecución política
mediante este tipo de acciones que viola garantías constitucionales y el debido proceso al
procesar a civiles bajo la jurisdicción militar.

– ¿Qué derechos se están vulnerando al procesar a civiles ante la justicia militar?

– Los coordinadores del Foro Penal Venezolano en cada uno de los estados han registrado las
detenciones, los juicios y presentaciones por delitos regulados en el Código Penal, contra
funcionarios de la Fuerza Armada. Sin embargo, hemos denunciado no solo nosotros, sino otras
organizaciones de derechos humanos, incluso la fiscal, que esto viola el principio de juez natural
que está ampliamente regulado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, así
como el debido proceso.

Estas garantías constitucionales se ven afectadas al momento de trasladar y presentar, y pretender


enjuiciar a civiles ante un tribunal que está conformado por las Fuerzas Armadas. El Código
Orgánico Procesal Militar regula el procedimiento a seguir en cuanto a una presentación,
enjuiciamiento, derecho a la defensa, en caso de una persona presentada ante estos tribunales, y
regula claramente la única facultad de enjuiciar a personas que tienen condición militar o que
pertenecen a grupos paramilitares o subversivos.

El Estado venezolano ha tratado de redirigir, calificando a los manifestantes, a tribunales militares,


entendiendo que tal vez pertenezcan a grupos de esta naturaleza y eso es totalmente falso porque
no hay pruebas.
– ¿Qué consecuencias tienen estas acciones en un estado de derecho?

– El estado de derecho no es otra cosa que la sumisión del Estado y todos sus componentes a la
legalidad y la constitucionalidad. Cuando el Estado no cumple con los parámetros propios de la
legalidad evidentemente se violan garantías como estas.

Hay unos que los pueden considerar delitos de lesa humanidad porque están usando el aparataje
militar contra civiles, se agrava la persecución política por manifestar, esto rompe la estructura
formal de un estado de derecho porque no se está garantizando el respeto del gobierno a la
sumisión de la norma.

– ¿Cómo califica esta práctica en el contexto de la escalada represiva? ¿Considera que el gobierno
asoma un nuevo esquema de justicia para eliminar al adversario?

– Califico esta conducta como aberrante y perversa, precisamente por lo irregular y los efectos que
tiene ante el estado de derecho. Creemos que es una forma de darle participación a instituciones
que no deberían participar en este tipo de situaciones, así como se le ha dado participación a otros
entes o cuerpos policiales en el control de manifestaciones. Es como sumar de forma errada para
contrarrestar los efectos de las protestas.

De 2014 a 2017

No solo el aumento y desproporcionalidad en el uso excesivo de la fuerza en el control de las


manifestaciones es lo que diferencia las protestas de 2014 con las de 2017, sucede con las
muertes, heridos, agresiones y las detenciones registradas en todo el país.

No obstante, en esta oportunidad la actuación de Fiscalía es diferente, pero no sucede igual con
los tribunales de control que han pasado por encima del Ministerio Público, criminalizando el
derecho a la protesta pacífica.

– ¿Se repiten los mecanismos de coerción de 2014?


– La diferencia de 2014 con 2017 es que evidentemente el Ministerio Público como titular de la
acción penal ha visualizado el hecho que las protestas sociales no deben ser criminalizadas. Y el
Ministerio Público al ser el titular de la acción penal es el que inicialmente puede o no precalificar
una conducta penal ante un determinado hecho. Si el Ministerio Público no evidencia que existe
un curso indebido de la protesta, la diferencia es grande porque en 2014 veíamos a un Ministerio
Público que era cónsono con el discurso del Ejecutivo en relación a criminalizar las protestas.

– ¿Qué patrones identifica que estén menoscabando el derecho a la manifestación pacífica en


Venezuela?

– Se está menoscabando el derecho a manifestar, que es un derecho constitucional, en relación a


la fuerza de intimidación, en función de generar aprehensiones y posteriormente trasladarlo a la
justicia militar. En el estado Bolívar no hemos tenido participación de la jurisdicción militar en
ninguna de nuestras aprehensiones, vale la pena resaltar eso porque no se han dado las
condiciones, al igual que en ningún otro estado, para que la justicia militar participe activamente
en las presentaciones por temas de protestas.

Otro de los factores que menoscaban el derecho a la manifestación es el uso de calificativos y uso
desproporcional de la fuerza por parte de los órganos de seguridad, en relación de calificar a estas
personas como grupos no manifestantes pacíficos.

Hemos visto a voceros del oficialismo decir que se tratan de terroristas; eso es preocupante
porque ya dejaron de ser guarimberos a ser terroristas y en esa connotación, conforme a las
convenciones ratificadas por Venezuela en instancias internacionales, identifica claramente las
características de un terrorista.

– La situación continúa agravándose y el número de personas muertas, heridas y detenidas está en


aumento. Además de la asistencia jurídica que prestan a las víctimas de este conflicto, ¿qué
mecanismos propone Foro Penal para frenar con urgencia la violencia y alcanzar un clima mínimo
de resolución de la crisis?

– Tuvimos un acercamiento con los componentes de las Fuerzas Armadas en el estado Bolívar, en
otros estados se ha hecho la solicitud formal para hacer un acercamiento con las autoridades que
están a cargo del control de las manifestaciones, para dialogar en relación al debido proceso en las
aprehensiones que hagan, y por ende en el uso correcto de la fuerza al momento de controlar
manifestaciones.
El comandante Quintero (del Destacamento 625 de la GNB) prometió recibir a la organización.
Tenemos planteado presentarle casos de violación de derechos fundamentales y explicarle casos
específicos que nos preocupa, como el de Fraiby Lascano, que sufrió daños dentro del
Destacamento.

Si bien en el estado Bolívar no se ha dado procesamiento de civiles en jurisdicción militar, sí se ha


observado el hecho de que jueces de tribunales de control están imputando delitos e imponiendo
medidas de coerción no solicitadas por Fiscalía. ¿De 2014 a la fecha llegaron a registrarse este tipo
de casos?

– No. La situación tuvo su asidero en cuanto a detenciones políticas en Guayana con el caso de
Oswaldo Rodríguez en julio de 2016, fue la primera manifestación de uso errado del control
judicial, en tomarse atribuciones para precalificar conductas que no habían sido solicitadas por el
Ministerio Público e imponer medidas de coerción. En ese entonces lo hizo el Tribunal Primero de
Control.

Para las detenciones de 2017 se observa con las recientes aprehensiones con los casos del 19 de
abril, así como el caso de Jonathan Pérez, en la que el Ministerio Público no solicitó ninguna
medida de coerción, sino libertad plena sin restricciones, y el Tribunal Cuarto de Control
precalificó unas conductas penales, impuso unas medidas de coerción, e impuso los fiadores que
se ha utilizado como herramienta para dilatar las libertades.

VII. Manifestaciones y juicios militares

VII. los juicios militares a civiles, el sistema de justicia, la manifestaciones y la conflictividad actual
en Venezuela, cuya versión extendida fue ya publicada en el Neues Deutschland, una breve
síntesis de la misma se puede encontrar también en Die Tageszeitung taz. A continuación el
intercambio original que tuve con Vogt. Es de advertir que, lamentablemente, las cifras señaladas
el día de hoy son mayores:

–¿Cuántas personas están detenidas hoy?

–Es importante que estas cifras tengan un mínimo contexto. Actualmente Venezuela está
atravesando crisis de diversas índoles: política, institucional, de legitimidad de sus autoridades,
económica y social. Esto sirve de caldo de cultivo para que la gente salga a manifestar su
descontento e inconformidad. Hay que destacar que si bien muchas de las concentraciones que se
han iniciado en abril han sido pacíficas, con una asistencia masiva de parte de ambos sectores
políticos, han existido también manifestaciones que se han tornado violentas, y en ocasiones se
han cometido delitos concretos, incluso han atacado con armas de fuego a cuerpos de seguridad
del Estado. Lo importante es no confundir un evento con otro. La manifestación pacífica es un
derecho y cuando deja de ser pacífica pierde ese estatus legítimo. La cifra de fallecidos durante el
último mes ha superado a las 49 personas, ocho han sido en manos de los cuerpos de seguridad
del Estado, también entre los fallecidos se encuentra un sargento de la Guardia Nacional (GN), el
resto ha sido el resultado de diversos hechos vinculados con la conflictividad reciente, la mayoría
de ellos fueron heridos por armas de fuego.

En este marco, según las ONG especializadas en esta materia, se han detenido a unas 2.660
personas, de las cuales 1.089 aún se encuentran privadas de libertad.

–¿Cuántas personas están procesadas por la justicia militar?

–Por la justicia militar han sido procesadas, hasta ahora, unas 334 personas. Esto es algo que se
disparó durante el último mes, que un civil fuese procesado por tribunales militares era algo muy
excepcional.

–¿Cómo es la situación de los detenidos? ¿Tienen abogados? Y si es así, ¿los abogados pueden
encontrarse con ellos?

–La situación de los detenidos en general no son las mejores, y esto trasciende de la actual
coyuntura. Lo que ocurre es que, como ahora los procesados no son solo el pueblo humilde sino
estudiantes de clase media, esta situación de nuestro sistema penitenciario se hace más visible. Y
ahora con este crecimiento abrupto de detenidos las condiciones desmejoran aún más. Los locales
en donde están siendo depositados son rebasados en sus capacidades, creando hacinamiento y
colapso de los servicios. Pero además, también colapsa el propio funcionamiento del sistema
penal: calabozos policiales, custodios, fiscales y jueces. Por lo que los procesos se hacen más
lentos y engorrosos.

Sí, tienen abogados, en estos casos suelen ser defensores privados, ya que los públicos pudieran
ceder ante distinto tipo de presiones por parte del Ejecutivo. Lo que he podido conversar con
varios defensores es que en la jurisdicción militar todo es más difícil, el acceso al detenido, las
presentaciones, la consignación de escritos, hay más opacidad, discrecionalidad por parte de las
autoridades y obstáculos para el ejercicio de la defensa.
–¿Cuál es la razón o motivo por el cual las personas están procesados por la justicia militar? ¿Por
qué el Gobierno elige procesar civiles por la justicia militar?

–La razón inmediata en términos operativos e instrumentales es que aparentemente los fiscales
del Ministerio Público no se han prestado para realizar imputaciones en casos que no
corresponden, ni para avalar actuaciones arbitrarias por parte de las fuerzas de seguridad del
Estado.

En términos políticos e ideológicos esto obedece a una racionalidad bélica, en donde impera la
idea del “orden interno”, concepto de naturaleza militar que se aplica en el marco de la guerra,
donde tienes que proteger al territorio de enemigos que atentan contra el sistema político. En este
marco cualquier acción que cuestione o ponga en riesgo al sistema será considerada una amenaza
y habrá que actuar en consecuencia. Bajo esta lógica las protestas pueden ser entendidas como
“amenazas” y los ciudadanos que protestan como “enemigos”.

A todo evento estos casos deben ser muy excepcionales porque el control de manifestaciones
según nuestra legislación es de naturaleza civil, no militar, por lo que la presencia de efectivos
militares debería ser la excepción y no la regla. El control de las manifestaciones corresponde en
primer lugar a las policías estadales. Si estas son rebasadas en su capacidad y medios debe ser
apoyada por la Policía Nacional, y solo en casos en los que la Policía Nacional no cuente con la
capacidad y medios es que la GN (único componente militar con estas facultades) puede
intervenir, pero bajo las instrucciones del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores,
Justicia y Paz, el cual es de naturaleza netamente civil. El problema radica cuando quieren imponer
la excepción como la regla.

–¿En qué medidas o formas se distinguen los tribunales normales (civiles) y los tribunales
militares?

–En la jurisdicción civil existen todas las garantías legales y constitucionales que gozan los
ciudadanos en pleno ejercicio de sus derechos, el objeto de protección y el destinatario de la
misma son los ciudadanos. La jurisdicción militar está destinada a la protección de la institución
militar y a la seguridad del Estado, los destinatarios de la misma son sus funcionarios que deben
ejercer un rol respecto a estas instituciones, no son sujetos libres, cualquier falta a esos deberes
institucionales acarrea de inmediato una responsabilidad, en muchos casos penal. Es una
jurisdicción donde las garantías se ven reducidas en procura de la seguridad del Estado, por ello
los funcionarios gozan de menores protecciones y tienen una mayor responsabilidad en sus
actuaciones, porque tienen un deber de cuidado especial, de disciplina y de subordinación que no
tiene ni debe tener el ciudadano común, al menos no en una democracia. La lógica de la
jurisdicción militar es la de la excepción, la de la guerra.
Finalmente, desde el punto de vista formal, los civiles comenten delitos comunes que se
encuentran en el Código Penal y demás leyes conexas, su núcleo es la protección de los derechos
de las personas. En contraste, los delitos de naturaleza militar están contemplados en el Código
Orgánico de Justicia Militar, cuyo núcleo radica en amenazas armadas y militares en contra de la
seguridad del Estado, son cometidos por militares en actos de servicio. Es de advertir que ese
código es anterior a nuestra actual Constitución y no ha sido adaptado a la misma, por lo que
algunas de sus disposiciones pueden ser inconstitucionales.

Cuando civiles que no han cometido delitos militares son procesados por tribunales de este tipo,
se comete una violación de sus derechos humanos, en especial al debido proceso y al derecho al
juez natural, dejando un precedente muy peligroso para la consolidación de un Estado social,
democrático de derecho y de justicia. Ese tipo de procesos viola lo establecido en nuestra
Constitución, así como lo ordenado por sentencias tanto nacionales como de la Corte
Interamericana sobre esta materia.

–¿Puede ser que el Gobierno no confíe más en la justicia civil?

–Lo que sucede es que ante la crisis de legitimidad y de institucionalidad es posible que el
Ejecutivo necesite ejercer mayores controles, los tienen sobre los tribunales civiles, pero parece
que ha perdido influencia sobre el Ministerio Público, actor clave dentro de nuestro proceso penal
que es de carácter acusatorio, por lo que esta institución tiene el monopolio de la acción penal y
dirige las investigaciones en esta materia.

–¿Quién decide si un civil tiene que ser procesado ante la justicia civil o la justicia militar?

–En estos momentos parece que estas decisiones las está tomando directamente la institución
castrense, el primer paso posiblemente lo esté dando la Policía y la GN que se encuentran en
labores de orden público. Aunque esas prácticas deben provenir de una instrucción de alto nivel.
Sin embargo, los abogados defensores me comentan que todo es muy dinámico y variable.
Todavía es temprano para establecer un patrón claro definitivo.

–En un artículo he leído que la decisión de llevar a civiles ante jueces militares fue rechazada por el
Ministerio Público. ¿Es así?
–Sí, como te comenté hace un rato, no solamente el Ministerio Público se ha negado a imputar a
personas en los casos que no corresponde, ni a avalar actuaciones arbitrarias de los cuerpos de
seguridad en estos hechos, sino que además ha cuestionado este tipo de procesos llevados a cabo
de manera irregular en jurisdicción militar.

Así, por ejemplo, hace un par de semanas le solicitó a un tribunal del estado Zulia que 14 personas
que habían sido responsables de daños ocasionados a la sede de una alcaldía y a una plaza fuesen
juzgadas en la jurisdicción ordinaria y no en la militar.

–¿Cómo es la seguridad jurídica? ¿Venezuela sigue siendo un estado de derecho?

–Ningún país cumple al cien por cien su legislación, esa es una meta que hay que tratar de
alcanzar. No soy amigo de los patriotismos negativos. Lo que te puedo decir es que estamos
atravesando una crisis institucional delicada, con un deterioro de la legitimidad de las autoridades,
con crisis económica, escasez, inflación y altos índices de violencia en distintos niveles; tenemos
una tasa de homicidios de 70 por cien mil habitantes. Los extremos de ambos bandos políticos nos
tienen entre un llamado ilegítimo y peligroso de una Asamblea Nacional Constituyente –que lejos
de estabilizar institucionalmente y ratificar el Estado de derecho más bien lo deteriora– y unas
elecciones generales que tampoco están en la Constitución. En el medio está toda la ciudadanía
sumergida en la incertidumbre.

–¿Qué peso e influencia tiene la fiscal general Luisa Ortega Díaz?

–La Fiscal General desde 2015 ha tomado posiciones institucionales acertadas que de manera
gradual cada vez se hacen más notorias. Ha rechazado la militarización del control de las
manifestaciones, los operativos policiales arbitrarios, y más recientemente ha manifestado su
preocupación institucional por el conflicto existente entre los poderes públicos, por los fallecidos
en el marco de la conflictividad de las últimas semanas, así como por el cuestionado llamado a la
Asamblea Nacional Constituyente. Han sido posiciones institucionales necesarias, ajustadas a
derecho, pero sobre todo valientes en un contexto en el que parece que ningún actor institucional
quiere asumir su rol.

En términos simbólicos e institucionales su peso e influencia es fundamental. Es actualmente uno


de los pocos referentes institucionales que se tienen. Sin embargo, en términos operativos, un
Ministerio Público sin órganos de seguridad que lo apoyen, ni tribunales que decidan ajustados a
derecho sobre sus actuaciones, no puede ir más allá de lo simbólico.
–¿Existe un poder judicial independiente? ¿Hay fracciones, hay fisuras?

–La independencia de los poderes judiciales es también una aspiración. Es una meta que se debe
perseguir. La crisis del sistema de justicia venezolano no es reciente. En un trabajo sobre la
reforma judicial en Venezuela realizado en 1998 por el PNUD, denominado “Justicia y
Gobernabilidad”, se había llegado a las siguientes conclusiones: 1) Se debe transformar la justicia;
2) La población no tiene confianza en esa justicia; 3) El Poder Judicial es la institución con menor
credibilidad en la opinión pública; 4) La gente no denuncia porque no confía; 5) El estrato “E” de la
población (los más pobres) prefiere tomar la justicia en sus propias manos; 6) El gran problema de
la justicia venezolana es la corrupción.

¿Qué ha pasado durante los últimos 20 años? Esa percepción no ha mejorado, yo me atrevería a
decir que se ha deteriorado considerablemente.

En una encuesta hecha por el propio Estado en 2009, la gente prefería la intervención de un
policía antes que la de un juez, quienes fueron los peores calificados de todo el sistema. Estos
resultados coinciden con la encuesta 2014 del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) en la
que la confianza en la justicia en la región no llegaba a 20%, y en Caracas apenas llegó a 5%.

Los últimos eventos que ha protagonizado el Tribunal Supremo de Justicia tales como la
designación de algunos de sus miembros realizada por la Asamblea Nacional saliente para evitar
que la nueva lo hiciera como correspondía; el perfil de muchos de esos magistrados que no
cumplen con los requisitos para ostentar el cargo; el hecho de que esos mismos magistrados
posteriormente hayan “suspendido” a diputados electos por el estado Amazonas; hace poco
menos de dos meses, a través de unas polémicas sentencias, pretendían subrogarse las
competencias de la Asamblea Nacional, las cuales en parte, han sido el detonante de la
conflictividad actual; evidencian que el actual Poder Judicial lejos de contribuir a la reducción de
los conflictos se ha convertido en un factor generador y potenciador de los mismos.

–¿Usted puede describir los límites de la legitimidad entre las protestas civiles, los saqueos, las
acciones violentas, tomando en cuenta la concreta situación del país y de la población?

–El descontento es legítimo y tienen sus bases tantos materiales concretas como inmateriales.
Pero debemos tener muy claro que una cosa es la legitimidad y otra la legalidad.

La manifestación pacífica es un derecho que forma parte de los derechos civiles y políticos
consagrados en nuestra Constitución, que establece en su artículo 68 que todos “los ciudadanos y
ciudadanas tienen derecho a manifestar pacíficamente y sin armas, sin otros requisitos que los que
establezca la ley”. El derecho a la manifestación entonces no es absoluto: está condicionado a que
sea pacíficamente y sin armas. Esto no solamente está en nuestra Constitución sino en los diversos
tratados internacionales en materia de derechos humanos. En consecuencia, si no se dan ambas
condiciones no se trata del derecho anteriormente descrito; si deja de cumplir con las mismas,
deja de ser ese derecho. Por ejemplo, la obstaculización de vías, devastación, saqueo, uso de
sustancias peligrosas, daños a oficinas y medios de transporte, caminos, telecomunicaciones,
servicios y obras públicas, así como otras que constituyan acciones que vulneren los derechos y
libertades de la ciudadanía pueden, incluso, constituirse en delitos concretos.

Como te dije al inicio de nuestra conversación, muchas de las manifestaciones han sido masivas y
pacíficas, pero ha habido otras que se han tornado violentas e incluso delictivas, hasta hay un caso
de un funcionario de la GN fallecido. Por otro lado, también se aprecia en algunos casos un uso
desproporcionado y arbitrario de la fuerza por parte de funcionarios de los cuerpos de seguridad
del Estado.

Tenemos entonces violencias de muchos tipos: estructural, institucional, social, delictiva,


intraclase, y posiblemente si esto no se frena oportunamente podríamos comenzar a tener
violencia de tipo político, debemos evitar caer en esa espiral, de la cual, lamentablemente, parece
que estamos muy cerca. Hay que desactivar esa bomba.

Una hipótesis general pudiéramos encontrarla en el refrán popular: “Cuando el gato no está, los
ratones hacen fiesta”. Cuando las cabezas del Estado no están para ejercer sus funciones, ni
realizar el ejercicio de gobierno, policías, militares y grupos delictivos hacen fiesta. Una cosa es el
ejercicio de gobierno y otra la conservación del poder. Acá todos están ocupados para mantenerse
en el poder o para arrebatarlo, mientras tanto nadie ejerce el gobierno, ni se preocupa por el
Estado, ni por las necesidades concretas y cotidianas de la gente.

VIII. Juicios militares a civiles violan Constitución y derechos humanos

Desde el 1 de abril hasta el 24 de mayo el Foro Penal Venezolano (FPV) había contabilizado 2.815
arrestos a personas durante protestas contra el Gobierno de Nicolás Maduro, de las cuales 1.240
personas permanecen detenidas, 341 civiles han sido presentados ante tribunales militares y 178
están privados de libertad por orden de la justicia militar.
La presentación de civiles en la jurisdicción militar no es algo nuevo en la justicia venezolana. El
Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (Provea) ha registrado 100
casos en los últimos cinco años, que incluyen dirigentes sindicales, líderes indígenas y personas
detenidas en colas, pero nunca se había presentado una situación generalizada como la de hoy en
día en la que los ciudadanos son detenidos durante protestas.

Inti Rodríguez, coordinador de investigación de Provea, declaró que la activación del Plan Zamora
ha influido en el incremento de estas presentaciones, convirtiéndose en un nuevo “patrón
represivo”.

El Foro Penal, Provea y Fundando Derechos Civiles y Equidad (Fundeci) son organizaciones no
gubernamentales que están llevando las denuncias y estos casos. En entrevista a El Universal
coincidieron en que este fenómeno es inconstitucional, viola el derecho al debido proceso, los
derechos humanos, los pactos internacionales de derechos civiles y políticos.

Afirman que los casos se han incrementado desde que la Fiscal General de la República, Luisa
Ortega Díaz, se pronunció sobre la inconstitucionalidad de la sentencia del Tribunal Supremo de
Justicia (TSJ) en la que asumía funciones de la Asamblea Nacional.

Las ONG aseveran que desde entonces, el Ministerio Público ha comenzado a actuar de manera
institucional, como debía haber actuado en los últimos años, cumpliendo con su labor de asegurar
el debido proceso a las personas detenidas durante las protestas, lo cual ha llevado a que el
Estado presente a los civiles ante tribunales militares, que a pesar de ser parte del Poder Judicial,
están bajo la dependencia del Ministerio de la Defensa y sus fiscales y jueces son designados por el
Presidente de la República.

De acuerdo a los artículo 49, numeral 4 y el 261 de la Constitución de la República, que señalan
que toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las jurisdicciones
ordinarias, es decir por el Ministerio Público y que la competencia de los tribunales militares se
limita a delitos de naturaleza militar, Gonzalo Himiob, director del Foro Penal, declaró que a los
detenidos se les está aplicando una legislación que no les corresponde, que es el Código Orgánico
de Justicia Militar, ley que establece los procedimientos y sanciones a militares activos de la Fuerza
Armada Nacional (FAN). Los civiles deben ser juzgados de acuerdo al Código Penal.

Los delitos que se les están imputando a los civiles son traición a la patria, rebelión, instigación a la
rebelión, extracción de efectos pertenecientes a la FAN y ataque al centinela, que consiste en
supuestos ataques de manifestantes a efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). “Esto
evidentemente es una maniobra para garantizar que queden privados de su libertad durante los
procedimientos”, dijo Himiob.

El FPV ha registrado además distintas irregularidades en los procedimientos, los apresados son
juzgados en instalaciones militares, existe el uso excesivo de la fuerza al momento de la detención,
tratos crueles, inhumanos y degradantes, imposición de defensores públicos militares e incluso
torturas en los centros de reclusión. Además se les ha violado el derecho a comunicarse con sus
familiares y abogado de confianza, los mantienen incomunicados hasta minutos antes de las
audiencias.

En los estados Lara y Carabobo sucedió que dentro de la sala de audiencia había funcionarios
militares armados. “Esto es algo intimidatorio, completamente contrario a cualquier norma de
libertad y proceso dentro de los tribunales. Incluso los abogados no se sienten libres de explicar
sus argumentos porque están intimidados”, aseveró el director del Foro Penal.

Denuncias de violaciones a los derechos humanos

El coordinador del FPV en el estado Carabobo, Luis Armando Betancourt, denunció que 15 jóvenes
que fueron detenidos por supuestos saqueos fueron obligados a comer “pasta con monte y
excremento” aplicándoles el polvo del gas lacrimógeno en la nariz para que abrieran la boca.

En Caracas, tres miembros de una familia fueron detenidos y privados de libertad por un tribunal
militar. Oswaldo García (padre), Ramsés García (hijo) y Carmen Salazar (esposa del padre), fueron
detenidos el 6 de mayo por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), cuando
allanaron su casa, luego liberados con una citación para comparecer al día siguiente en calidad de
entrevistados. Al momento de comparecer los dejaron detenidos. Los abogados del FPV esperaron
12 horas para que los presentaran en la audiencia, sin embargo no le permitieron el acceso a la
defensa y les asignaron un defensor público militar a los detenidos. La decisión fue privarlos de su
libertad por rebelión y traición a la patria.

Himiob aclaró que las autoridades cometieron una ilegalidad al citarlos en calidad de testigos y
luego cambiarles el rol a sospechosos dejándolos presos. Asimismo, destacó que en el expediente,
así como en muchos de este tipo no hay ninguna prueba que los vincule con algún acto de traición,
“lo más que hacen a veces es sembrar evidencia y tergiversar información”.

Elenis Rodríguez, presidenta de Fundeci, denunció el caso de Fermín Cocchioni Castillo, un joven
de 32 años dedicado a la plomería y que había participado en protestas antigubernamentales. Fue
detenido en Bello Monte cuando se alistaba con un grupo de personas para asistir al velorio de
Armando Cañizales, el joven músico asesinado durante una protesta, que además era su amigo.

Un grupo de funcionarios con vestimentas y chalecos del Servicio Bolivariano de Inteligencia


Nacional (Sebin) y gorras de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) llegaron en una camioneta
identificada con el logo del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc),
llevándose detenido a Cocchioni sin identificar a que cuerpo de seguridad pertenecían.

Sus familiares desconocían el lugar de retención y los delitos que se le imputaban, por lo que
buscaron en las distintas instituciones sin obtener respuesta. Los abogados de Fundeci
interpusieron una denuncia en la Fiscalía por desaparición forzada, cuando finalmente apareció en
la Dgcim.

A Cocchioni se le acusó en un tribunal militar de rebelión, traición a la patria y extracción de


efectos pertenecientes a la FAN. Por este último delito, la presidenta de Fundeci afirmó que se le
sembró una granada, pues Fermín desconoce cómo llegó ese artefacto a él ya que ese día su
vestimenta consistía en un mono ancho que no podría aguantar el peso de una granada en la
cintura.

Rodríguez certificó que Cocchioni fue torturado y herido. Ante un juez se quitó la ropa para
demostrar las lesiones que había sufrido, aunque algunas no eran visibles debido a que lo
cubrieron con una colchoneta mientras era golpeado a batazos.

“Toda esa tortura era para que él grabara unos audios donde dice que Ramón Muchacho y
Henrique Capriles pagaban para acabar con los policías y con los militares”, dijo la abogada Elenis
Rodríguez, al tiempo que aseveró que “muchos de nuestros jóvenes han sido torturados para que
nombren a dirigentes políticos para poderlos involucrar en estas detenciones arbitrarias”.

Civiles deben ser juzgados por tribunales ordinarios

El ministro de la Defensa Vladimir Padrino López afirmó en una entrevista el pasado 9 de mayo
que los casos de manifestantes detenidos y procesados por la jurisdicción militar están
enmarcados en la ley, pues los delitos como agresión al centinela, traición a la patria y rebelión
están establecidos en el Código Orgánico de Justicia Militar.
Sin embargo, el Tribunal Supremo de Justicia ha aclarado en el pasado que estos delitos también
están establecidos por el Código Penal y cuando un ciudadano incurre en estos, por su condición
de civil, debe ser sometido a la jurisdicción ordinaria, debido a que el COJM es derivado del Código
Penal.

El abogado penalista Gustavo Limongi explicó a El Universal que existen dos casos en los que el
“Tribunal Supremo de Justicia reconoce la supremacía de la competencia penal ordinaria frente al
juzgamiento de civiles ante la jurisdicción militar”.

La Sala de Casación Penal ha emitido sentencias que aclaran el conflicto de competencias entre
tribunales militares y ordinarios. El primero es el caso de Pablo Parquet Aure acusado de injuria,
ofensa o menosprecio a la Fuerza Armada Nacional. La sala emitió una sentencia de fecha 2 de
febrero de 2001, donde estableció que el ciudadano debía ser juzgado por un tribunal ordinario
debido a su condición de civil.

El segundo caso más reciente ocurrió el año pasado, cuando James José Mathison, César Cuéllar,
Marco Trejo y Andrés Eloy Moreno fueron juzgados por un tribunal militar por la presunta
comisión de los delitos de instigación a la rebelión, usurpación de funciones y sustracción de
prendas y uniformes militares, tras la publicación en redes sociales de un video promocional del
partido Primero Justicia que hacia un llamado a la GNB a detener la represión en las protestas.

La Sala Penal emitió una sentencia el 6 de diciembre de 2016 que explica que de acuerdo al
artículo 124 del COJM las personas sometidas a la jurisdicción militar son los oficiales,
especialistas, individuos de tropa o de marinería, los alumnos de las escuelas militares y navales,
los civiles con asimilación militar, los reos militares, los empleados y operarios sin asimilación
militar que presten sus servicios en los establecimientos o dependencias militares.

En ambas sentencias el TSJ ratificó el criterio sostenido por la extinta Corte Suprema de Justicia, en
sentencia de fecha 13 de julio de 1998, que señalaba que cuando un delito esté previsto en el
Código Penal y en el Código de Justicia Militar cada uno mantiene su propia fisonomía, es decir, los
civiles deben ser juzgados bajo los tribunales civiles.

“La disposición contenida en el Código de Justicia Militar no enerva ni impide la aplicación


contenida en el Código Penal, porque la primera es derivada de la segunda. De allí que en
presencia de dos disposiciones semejantes, y ante la condición civil de la persona procesada, debe
concluirse que la jurisdicción penal ordinaria recobra su supremacía”, dicta la sentencia.
El abogado Limongi, además, explicó que el Código de justicia Militar fue establecido en el año
1936 pero cuando entró en vigencia la Constitución de 1999 se produjo la derogación tácita, es
decir, que dejó sin efecto las disposiciones legales que permitían el juzgamiento de civiles por
jurisdicción militar.

Fiscal General: Va en contra de los principios de la Constitución

Luisa Ortega Díaz, Fiscal General de la República, declaró en rueda de prensa el pasado miércoles,
que desde el Ministerio Público se están realizando siete investigaciones por el uso de la justicia
militar en casos que corresponden a la justicia ordinaria.

El MP ha solicitado a la fiscal general militar para que informe sobre el número de procesos que se
están realizando contra civiles, pues la fiscalía quiere verificar el estado de salud de esas personas,
ya que es una obligación del organismo velar por que se cumplan los derechos humanos de las
personas retenidas.

“Es contraria a los mandatos y los principios emanados de la Constitución de la República. Viola el
principio del juez natural así como los instrumentos ratificados por la República en materia de
derechos humanos”, dijo Ortega Díaz.

Derechos y recursos legales

Las ONG Foro Penal, Fundeci y Provea han manifestado que ante la presentación de un civil en un
tribunal militar, estas ofrecen sus servicios gratuitos para la defensa y asesoría jurídica.

El detenido debe exigir su derecho a ser juzgado por sus jueces naturales, se debe hacer una
denuncia en la Fiscalía de Derechos Fundamentales del Ministerio Público e introducir los recursos
legales necesarios como el amparo por violación al debido proceso, violación al derecho a ser
juzgado por el juez natural, recurso de conflicto de competencias.

En ese sentido también se puede acudir a la Sala Penal del TSJ, como ocurrió en otros casos para
solicitar un avocamiento del máximo tribunal sobre el conflicto de competencias entre el tribunal
militar y los tribunales ordinarios.
“El llamado a la ciudadanía y a los abogados que están defendiendo a personas presentadas en
tribunales militares es que ejerzan los recursos legales correspondientes, así las decisiones no sean
favorables a ellos”, dijo Inti Rodríguez al tiempo que expresó que “todas estas situaciones servirán
para nutrir aún más el expediente que tienen los actuales represores y violadores de derechos
humanos en el país, y que por lo cual deberán responder en el futuro ante la justicia”.

IX. Militares, tribunal para civiles

MILITARES. La Constitución de la República Bolivariana, esa misma que ahora el Gobierno quiere
cambiar con una Constituyente dizque Comunal, es la obra más emblemática del fallecido
presidente Hugo Chávez. En ella están planteadas las funciones de la Fuerza Armada Nacional
Bolivariana y de los poderes establecidos. Ante la posición del Ministerio Público de tratar de
garantizarles el debido proceso a los detenidos en las manifestaciones, se optó por utilizar los
tribunales militares para enjuiciarlos. No es casual que haya más de 250 civiles, cuyos casos
adelanta la jurisdicción militar. Para la abogada Marielys Valdez, Inspectora General de
Tribunales, existe una base legal para juzgar a civiles en tribunales militares. El ex fiscal militar
Lisandro Bautista considera que “en el delito de ataque al centinela el bien jurídico a proteger es la
seguridad de la Fuerza Armada y sus instalaciones, así como el normal y ordenado
desenvolvimiento de las funciones militares en las unidades y dependencias castrenses”. Es decir,
“el delito no contempla protección a la persona sino la función de resguardar una unidad militar. Si
estando en funciones el centinela rebasa sus límites, empleando violencia injustificada, entonces
la protección penal desaparece”. Destaca el abogado y ex fiscal militar que “para que la pena sea
de 14 a 20 años el artículo 501 del Código Orgánico de Justicia Militar exige que ocurra en
campaña, se ocasione la muerte del centinela o quede incapacitado para cumplir sus deberes. Si lo
que ocurre es una ofensa al centinela la pena es de arresto de seis meses a un año, artículo 502 de
dicho Código”.

LÍMITES. Destaca Bautista que “la FANB, hasta ahora, no está en campaña bélica y las funciones de
la Guardia Nacional Bolivariana se limitan al control de orden público, es decir no están en
funciones militares ni tampoco sus actuaciones se enmarcan en un teatro de operaciones bélico,
cuya misión principal es el orden público de los territorios ocupados o en conflicto”. Pero a eso
pide sumarle “la incompetencia de los Tribunales Militares en el juzgamiento de civiles, según la
Constitución Bolivariana de 1999, la Jurisprudencia de la Sala Constitucional y la Sala de Casación
Penal del Tribunal Supremo de Justicia”. Dice que tenemos la mejor Constitución del mundo, pero
la más violentada y vaciada en contenido. Finalmente destaca que la señora que izó la bandera, en
un cuartel militar, quizás le imputarían injuria a la FANB, pero ahí no cabe ataque al centinela.

COFAVIC. La prestigiosa organización Cofavic considera que tribunales juzguen a civiles como
“gravísima violación de los derechos humanos y por tanto de los valores superiores del
ordenamiento jurídico”, considerándola como “una de las más determinantes rupturas de la
Constitución” y lo traduce en la posibilidad de que se haya abandonado “el Estado de Derecho y
estemos frente a un tutelaje militar inaceptable e incompatible con las mínimas garantías
judiciales que deben existir en un gobierno civil y democrático”. Expresa Cofavic que el artículo
261 de la Constitución establece que los delitos comunes, violaciones de derechos humanos y
crímenes de lesa humanidad, serán juzgados por los tribunales ordinarios. “La competencia de los
tribunales militares se limita a delitos de naturaleza militar”. Agrega Cofavic: “Los tribunales
militares son más un mecanismo de disciplina que de administración de justicia, tal y como lo ha
establecido tanto la Corte Europea de Derechos Humanos como la Corte Interamericana. Los
jueces y fiscales militares hacen parte, en su mayoría, de la estructura de mando jerárquica,
inherente a la estructura armada, y dependiente del Poder Ejecutivo”. El Derecho Internacional ha
establecido que “el alcance de la jurisdicción militar, al tener un carácter especial o excepcional,
tiene igualmente un alcance restrictivo” y que el juzgamiento de civiles debe estar excluido del
ámbito de la jurisdicción militar. Además, el Tribunal Interamericano ha establecido que la
jurisdicción militar no es el fuero competente para investigar y sancionar a los autores de
violaciones de derechos humanos. Los estándares interamericanos y universales establecen que
sólo deben ser juzgados en la justicia militar cuando “el acusado y la víctima son miembros activos
del ejército, y el delito es de naturaleza castrense y cometido por militares en el ejercicio de sus
funciones”.

IPSFA. Es el Instituto de Previsión Social de la Fuerza Armada. El caso ocurre con la odontóloga
Eyling del Valle López García. Trabajó cuatro años contratada en el Ipsfa Carúpano, estado Sucre.
En diciembre 2016, estando bajo el amparo del fuero maternal, con una bebé de 8 meses y siendo
madre soltera, la gerente de recursos humanos, capitana de Corbeta Gheida Milagros Blanco
Arcila, le informa, luego de un saludo “revolucionario, patriótico y chavista”, que no le renovarán
el contrato. Eyling destaca que no es cualquier empresa, es una dependiente del Ministerio de la
Defensa. “Fui el 24/11/16 al Ipsfa Caracas para solicitar audiencia con el GD (Ej), presidente de la
Junta Administradora, Jesús Rafael Salazar Velásquez. “Oficiales subalternos me atendieron, pero
el general Salazar, a quien tengo por un profesional militar serio, no me pudo atender. Sé que fue
personal subalterno el que decidió mi despido, como un complot entre el gerente de la sucursal
Carúpano y la gerente de recursos humanos (Ipsfa Caracas)”. El 14/02/17 Eyling solicitó
reenganche y pago de salarios caídos ante el Inspector del Trabajo de Carúpano, abogado Javier
Reyes, quien demoró casi un mes en firmar la solicitud, pero no designa el funcionario que la
acompañe para imponerle al Ipsfa su reenganche. El 27/3/17 el Inspector le dijo que “tenga
paciencia porque se trata de la Fuerza Armada y no se puede proceder como si fuese una persona
normal”. Con ello la odontóloga queda en estado de indefensión por parte del ente que debe
defenderle sus derechos ante violación del Art. 425 de la Ley Orgánica del Trabajo. He ahí la
denuncia.

DROGA. Es el expediente P-17-5871. Ocurrió en el estado Lara. Por transporte ilícito agravado de 8
kilos de droga fueron imputados Juan Alberto Rojas y Edwin José Martínez. El procedimiento lo
hizo el Destacamento 122 de la Guardia Nacional en Quíbor. El caso lo asumió la fiscalía 11 y la
juez de control Nr. 2, Anarexi Camejo. Aunque en los casos de droga no hay beneficios, en este
caso la juez le otorgó medida cautelar de presentación cada 15 días. Los militares que hicieron el
procedimiento, dirigidos por el general Hernán Machado, están muy molestos por ese tipo de
decisiones que beneficia a procesados por narcotráfico.

TASSO. Es Torcuatto, el poeta italiano que murió en 1595 a los 51 años de edad. Fue él quien un
día escribió: “Amor, ¿En cuál escuela,/ con qué maestro se aprende,/ tu tan largo e intrincado arte
de amar?/ ¿Quién te enseña a aclarar/ lo que tu mente escucha y presto entiende,/ mientras el
cielo con sus alas vuela?/ No ya la docta Atenas,/ mas ni el liceo enséñalo tampoco,/ ni Febo en
Elicona,/ pues si de amor razona/ lo hace como el que aprende”.

X. Experto: justicia militar de Venezuela


puede juzgar a civiles en ciertos casos
© REUTERS/ Carlos Garcia Rawlins
América Latina
21:11 11.05.2017(actualizada a las 21:23 11.05.2017) URL corto
0 140720

CARACAS (Sputnik) — La Constitución de Venezuela establece que si un civil comete un


delito militar debe ser sometido a jurisdicción castrense y no a un tribunal ordinario, dijo a
Sputnik el abogado constitucionalista venezolano Jesús David Rojas.

"Un civil que comete un delito del Código Penal ordinario será juzgado por los tribunales
penales ordinarios, pero si ese delito está dentro del Código Orgánico de Justicia Militar, es
jurisdicción penal militar", explicó el especialista en derecho público.

Desde que comenzaron las protestas contra el Gobierno de Nicolás Maduro en abril, 115
civiles han sido sometidos a la jurisdicción militar en Carabobo (norte), y 11 personas han
sido presentadas y juzgadas, ocho de ellas en el estado Lara (oeste), informó a través de la
red social Twitter el director ejecutivo de la organización no gubernamental Foro Penal,
Alfredo Romero.

El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, indicó el 9 de mayo que el proceso al que
son sometidos estos civiles es legal.
"Cuando hay una agresión sobre el centinela, o sobre un efecto de la Fuerza Armada
Nacional Bolivariana (FANB), o un bien de la FANB, perfectamente se incurre en un delito
militar y puede conocer la jurisdicción militar", aseguró el ministro venezolano.

© REUTERS/ Marco Bello


Fiscalía de Venezuela pide tribunal civil para 14 detenidos por quemar una estatua de
Chávez
Sin embargo, a juicio de Romero, esta acción es una violación del debido proceso
establecido en el artículo 49 de la carta magna, que en su numeral cuatro establece: "Toda
persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las jurisdicciones ordinarias
o especiales, con las garantías establecidas en esta Constitución y en la ley".

Además, el artículo señala que ninguna persona podrá ser sometida a juicio sin conocer la
identidad de quien la juzga, ni podrá ser procesada por tribunales de excepción o por
comisiones creadas para tal efecto.

Sin embargo, el constitucionalista Rojas hizo referencia al artículo 261 de la carta magna,
en el cual se indican las competencias de la justicia castrense.

Además: 35 muertos y 717 heridos en un mes de protestas en Venezuela

"En el artículo 261 se establece que la competencia de los tribunales militares se limita a
los delitos de naturaleza militar, pero eso no quiere decir que ese delito solo lo cometen
militares, porque de ser así, estarían estableciendo una especie de fuero que a los militares
solo lo juzgan los militares", acotó.

El artículo 261 de la Constitución explica que el ámbito de competencia, organización y


modalidades de funcionamiento de la jurisdicción penal militar se regirá por el sistema
acusatorio y de acuerdo con lo previsto en el Código Orgánico de Justicia Militar.

Además, indica que la competencia de los tribunales militares se limita a delitos de


"naturaleza militar".

"Está claro que los jueces militares juzgan los delitos que están cometidos en principio en el
Código de Justicia Militar, no importa quién los cometa; su competencia en principio sería
esa, ellos no pueden llegar a juzgar el delito de hurto o de robo, salvo que sea que se haya
robado equipos militares de un fuerte militar", dijo.

© REUTERS/ Carlos Garcia Rawlins


Maduro: la oposición busca llenar las calles de Venezuela de violencia
El Código Militar prevé entre 14 y 20 años de presidio para quienes agredan a un policía o
ataquen a un centinela.

El especialista afirmó que las personas detenidas en una manifestación que consideran no
haber cometido delitos militares, pueden solicitar la incompetencia del tribunal.
Posteriormente, "el juez militar tendría que pronunciarse sobre si es competente, o declina
su competencia, respecto a los tribunales penales ordinarios", agregó.

Al respecto, explicó que las decisiones en principio que haya dictado el juez militar penal
son válidas, mientras no se viole ningún precepto de la Constitución.

No obstante, el diputado y expresidente de la Asamblea Nacional (parlamento unicameral),


Herry Ramos Allup, sostuvo durante una entrevista ofrecida este miércoles al canal de
noticias Globovisión que los civiles solo pueden ser juzgados por los magistrados naturales,
"por jueces civiles".

"Incluso si un civil comete un delito contemplado en el Código de Justicia Militar o en las


leyes militares, tiene que ser juzgados por fuerzas civiles, los jueces militares solo son para
juzgar a militares activos por delitos militares", añadió.© REUTERS/ Carlos Garcia
Rawlins

Gobernador venezolano denuncia ataque contra sede del partido socialista


El 9 de este mes, la Fiscalía General de Venezuela pidió que los 14 detenidos por quemar
una estatua del expresidente Hugo Chávez (1999 —2013) en el estado Zulia (oeste) sean
juzgados por un tribunal civil y no militar, pero no se ha pronunciado sobre el resto de los
procesos militares que se siguen a ciudadanos comunes en el país.

Al menos 38 personas han muerto en el marco de las protestas iniciadas por la oposición
venezolana el 4 de abril, que han sido respondidas con movilizaciones oficialistas, todo lo
cual ha derivado en confusión y violencia en las calles.

XI JURISPRUDENCIA SOBRE EL JUZGAMIENTO DE CIVILES EN


TRIBUNALES MILITARES

SUPREMACÍA DE LA JURISDICCIÓN PENAL ORDINARIA ANTE LA


JURISDICCIÓN PENAL MILITAR CUANDO SE ESTÉ EN PRESENCIA DE 1)
INVESTIGACIÓN DE DELITOS EN DONDE APAREZCAN INVOLUCRADOS
CIVILES. 2) CUANDO EL MISMO HECHO SE ENCUENTRE TIPIFICADO COMO
DELITO EN LA LEGISLACIÓN PENAL ORDINARIA Y EN LA LEGISLACIÓN
PENAL MILITAR. SE REITERA DOCTRINA. (SALA DE CASACIÓN PENAL)

“LA JUSTICIA MILITAR SÓLO SE APLICA A DELITOS DE NATURALEZA


MILITAR, PERPETRADOS POR MILITARES EN SERVICIO ACTIVO, TANTO PARA
LA OPORTUNIDAD EN QUE SE COMETAN, COMO PARA LA FECHA DE SU
JUZGAMIENTO”. (SALA CONSTITUCIONAL)
SUPREMACIA DE LA JURISDICCIÓN PENAL ORDINARIA ANTE LA
JURISDICCIÓN PENAL MILITAR CUANDO SE ESTÉ EN PRESENCIA DE 1)
INVESTIGACIÓN DE DELITOS EN DONDE APAREZCAN INVOLUCRADOS
CIVILES. 2) CUANDO EL MISMO HECHO SE ENCUENTRE TIPIFICADO COMO
DELITO EN LA LEGISLACIÓN PENAL ORDINARIA Y EN LA LEGISLACIÓN
PENAL MILITAR. SE REITERA DOCTRINA. (SALA DE CASACIÓN PENAL)

ACERCA DEL JUZGAMIENTO DE CIUDADANOS CIVILES ANTE LA


JURISDICCIÓN PENAL MILITAR: “SIENDO QUE EN EL PRESENTE CASO, ESTÁN
SIENDO JUZGADOS CIVILES POR LA PRESUNTA COMISIÓN DE DELITOS
CONTEMPLADOS EN EL CÓDIGO PENAL Y POR DERIVACIÓN EN EL CÓDIGO
ORGÁNICO DE JUSTICIA MILITAR, EN LA JURISDICCIÓN PENAL MILITAR, ES
POR LO QUE EN RESGUARDO DE LAS PARTES INTERVINIENTES EN LA
PRESENTE CAUSA, Y EN CUMPLIMIENTO DE LA APLICACIÓN DE LA JUSTICIA
RESPONSABLE Y EXPEDITA, LA SALA CONSIDERA QUE LO PROCEDENTE Y
AJUSTADO A DERECHO, ES SUSTRAER LA PRESENTE CAUSA DE DICHA
JURISDICCIÓN Y REMITIRLO A SU JURISDICCIÓN NATURAL, LA CUAL ES LA
JURISDICCIÓN PENAL ORDINARIA”. AVOCAMIENTO DE OFICIO. (SALA DE
CASACIÓN PENAL)

JURISDICCIÓN PENAL MILITAR: COMPETENCIA PARA CONOCER ACERCA DEL


DELITO DE SUSTRACCIÓN DE EFECTOS PERTENECIENTES A LA FUERZA
ARMADA NACIONAL (SALA CONSTITUCIONAL)

INCOMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES PENALES ORDINARIOS PARA


CONOCER SOBRE DELITOS MILITARES (SALA CONSTITUCIONAL)

ALGUNAS CONSIDERACIONES ACERCA DE LA JURISDICCIÓN PENAL MILITAR


(SALA CONSTITUCIONAL)

COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES MILITARES: “LOS DELITOS COMUNES


COMETIDOS POR MILITARES, AUN CUANDO SEA EN EJERCICIO DE
FUNCIONES MILITARES, EN ACTOS DE SERVICIO, EN COMISIONES O CON
OCASIÓN DE ELLAS O ENCONTRÁNDOSE DENTRO O FUERA DE LAS
INSTALACIONES MILITARES, DEBEN SER JUZGADOS POR LOS TRIBUNALES
ORDINARIOS, SIN QUE PUEDA ESTABLECERSE NINGUNA EXCEPCIÓN EN
ESTE SENTIDO, Y LA JURISDICCIÓN MILITAR SE LIMITA AL JUZGAMIENTO
DE LOS DELITOS MILITARES TIPIFICADOS EN LAS LEYES ESPECIALES QUE
REGULAN ESTA MATERIA, DE FORMA TAL QUE ES LA NATURALEZA DEL
DELITO LO QUE DETERMINA EN TODOS LOS CASOS LA JURISDICCIÓN QUE
DEBE JUZGARLO”. (SALA CONSTITUCIONAL)

FUERO DE ATRACCIÓN DE LA COMPETENCIA PENAL ORDINARIA CUANDO


CONCURREN DELITOS COMUNES Y MILITARES (SALA DE CASACIÓN PENAL)

“EL ELEMENTO DEFINIDOR DE LA COMPETENCIA ENTRE LOS TRIBUNALES


ORDINARIOS Y MILITARES, LO CONSTITUYE LA NATURALEZA DEL DELITO.
DE ESTA MANERA, LA COMPETENCIA PARA EL JUZGAMIENTO DE LOS
DELITOS COMUNES U ORDINARIOS, CORRESPONDE A LOS TRIBUNALES
ORDINARIOS Y LA COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES MILITARES SE
LIMITARÁ A LAS INFRACCIONES O DELITOS DE NATURALEZA
EXCLUSIVAMENTE MILITAR”. (SALA DE CASACIÓN PENAL)

SALA DE CASACIÓN PENAL REITERA QUE “LA COMISIÓN DE LOS DELITOS


COMUNES, VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS Y CRÍMENES DE LESA
HUMANIDAD, SERÁN JUZGADOS POR LOS TRIBUNALES ORDINARIOS. LA
COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES MILITARES SE LIMITA A DELITOS DE
NATURALEZA MILITAR”.

XII

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