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Algo que ha caracterizado las consecuencias del COVID-19 han sido las medidas para

evitar contagios. A través del distanciamiento social surgen nuevas formas de evitar el
contacto físico entre personas y esto afecta sobre las interacciones sociales que se
producen habitualmente, entre lo que se incluye un gesto que realizamos cada día
cada vez que nos encontramos con una persona como es el saludo; ya sea hacia una
persona conocida o no, nos encontramos con que ese gesto que antes se realizaba
con lo que se podría denominar “normalidad”, ahora es algo a evitar. Este gesto no
solo es una muestra de cordialidad o educación, sino también muestra de afecto,
respeto, o en determinados ámbitos como muestra de fuerza o subordinación. Se ha
recomendado evitar dicho contacto por parte de una “autoridad sanitaria” y además
puede estar “mal visto” por otras personas que observen un comportamiento que
puede ser reprendido o incluso amonestados según las circunstancias. Es por esto que
se aprecia un cambio en el acercamiento entre personas según un aparente grado de
confianza. Tras un tiempo sin estar en contacto con algunos amigos, en el primer
reencuentro la duda está en cómo saludarse, ya que en circunstancias anteriores
habría sido con un abrazo o dos besos en la mejilla pero ahora prima la incertidumbre
ante cómo reaccionará la otra persona ante el acercamiento y luego se le pregunta
cómo quiere saludar. Dependiendo del grado de confianza o familiaridad con la otra
persona y según el miedo al riesgo de posible contagio se puede optar por diferentes
formas como es el que se ha popularizado del “choque de codos”, a pesar que también
ha sido desaconsejado, chocar los pies o saludarse a distancia son otra variantes. Esta
situación puede que no cambie las relaciones entre personas que ya se conocen, pero
a mi parecer sí que lo hace en caso de personas que no se conocen todavía ya sea para
formalizar relaciones o generar nuevas relaciones formales o informales, sino que
además refuerzan el aislamiento en personas que sufren de dificultades con las
relaciones sociales. Esta situación de evitar contacto ha surgido como se había dicho
por parte de una autoridad que impone unas medidas que evitan el contacto, pero por
otro lado, la sociedad ha inventado nuevas formas de contacto que evitan esa
imposición. Lo que me lleva a reflexionar sobre planteamientos Foucaultianos de
poder y resistencia, así como la construcción social de los gestos físicos. ¿Se trataría
este fenómeno de algo cultural que refuerza estereotipos sobre unas culturas más
cercanas o afectivas que otras?, esta solución para evitar contacto ¿se naturalizará o
quedará en el olvido al término de la pandemia?
relacionado con las relaciones, aparece el tema de la confianza: nos vinculamos con
conocidos porque tenemos confianza, pero no sabemos si están o no contagiados.
Mantener distancia con el extraño podría limitar relaciones e interacciones. Evitamos el
contacto en público, diferencia respecto al ámbito privado. La fuerza de la norma,
miedo a la represión provoca vigilancia entre las personas para evitar amonestación
por parte de autoridad

https://www.heraldo.es/noticias/aragon/2020/06/25/saludarse-en-tiempos-de-coronavirus-
1382224.html
https://www.cambio16.com/coronavirus-covid-19-cambia-las-maneras-de-saludar-en-el-
mundo/

https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20200619/481831697953/saludos-
coronavirus.html

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