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Con respecto a las leyes y la ley moral, considero que es necesaria no solo la existencia
de ambas sino, sobre todo, la presencia justa y equilibrada de cada una de ellas en la
dimensión que a cada una concierne. Ya que, a pesar de que son elementos que tienden
cada uno desde su dimensión hacía un fin común y son imposibles de aislar, sí deben
definirse o diferenciarse, especialmente es sus límites. Que, aunque de cierta forma las
leyes surgen de la ley moral, ninguna de las dos es más o menos importante; ninguna de las
Ahora bien, soy consciente de que sobre este tema se ha discutido, escrito, sentenciado y
polemizado bastante y desde múltiples enfoques: ¿Existe una verdadera relación entre
ambas? ¿Es justo pensar que ambas están relacionadas? ¿No es un fanatismo y un error
pensar que las leyes se deriven de la ley moral? ¿No está pasado de moda seguir pensando
en la vigencia de la ley moral? Pareciera que ya no hay nada más que agregar, o al menos
nada nuevo por aportar. Sin embargo, siento que la respuesta práctica para los ciudadanos
del común está mucho más cerca de lo que pensamos. Quienes debemos enfrentarnos día a
día al reto de ser fieles a las leyes, sin traicionar nuestra propia moral, no debemos
sumergirnos en las aguas turbias de tantas preguntas que parecen no tener solución, sino
Por las leyes se entiende el conjunto de normas que regula y ordena las relaciones entre
hombres, que tiene como objetivo el bien común al marcar la parte que corresponde aportar
a cada individuo (Hervada, 2009). Por otro lado, más allá de las bases o tendencias
religiosas, la ley moral hace referencia a aquella ley natural que encontramos dentro de
nosotros mismos, que es común a todos y que tiene como objetivo hacernos (a nosotros
atrevería a decir que la moral es la capacidad y el ejercicio de una autolimitación que busca
cada una se encuentra y actúa en una dimensión diferente: mientras que las leyes
dimensión en la que se encuentran, una tiene importancia para la persona y otra para la
sociedad.
tienen como objetivo el bien, que puede ser tanto común como personal. Podríamos
remplazar en este caso la idea de “bien” por la de “justicia”, puesto que ambas leyes
cada una la dimensión propia. Así pues, mientras la ley busca hacer buenos ciudadanos en
la práctica, regulando su conducta social externa y procurando que entre ciudadanos ningún
derecho sea vulnerado; la ley moral busca hacer personas íntegras y justas desde el interior,
De hecho, al hablar de las relaciones de Justicia se dice que la Justicia Legal es aquella
en la cual cada uno de los ciudadanos contribuye al bien común mediante el cumplimiento
de las leyes; es precisamente esta la justicia a la cual tienden las leyes. Por el contrario, si la
justicia en su definición clásica es dar a cada uno lo que le corresponde, se puede decir que
reconocimiento de la dignidad humana), es tratar a los demás como nos gustaría que nos
tratasen a nosotros. Nuevamente, ambas leyes no se riñen, sino que son elementos que se
Pero ¿Qué sucede entonces cuando están en desequilibrio ambas leyes? ¿Qué pasa si
damos más importancia a una de las dos leyes? Al respecto, sería injusto hablar de
cuestiones morales reguladas mediante las leyes puesto que esto constituiría un atropello
contra la intimidad. Sería una situación absolutamente totalitaria e impositiva que lesionaría
gravemente nuestra dignidad y libertad como personas (Hervada, 2009). A su vez, suponer
la primacía de la ley moral sobre las Leyes sería promover un ambiente de ambigüedad no
solo peligrosa, sino confusa, en la que cada uno debería decidir la forma en que debe
autorregularse para lograr una sana convivencia en sociedad. Aunque cada persona tuviera
una moral intachable, faltaría el elemento que ordena las relaciones humanas y se viviría en
un caos. En conclusión, considerar de forma desigual o injusta ambas leyes, dar más
importancia a una o dejar que se crucen en sus dimensiones, sería caer en una injusticia.
plantea la aplicación del derecho como una ciencia exacta, sino también niega cualquier
distinción entre el derecho natural (ley moral) y el derecho positivo (las leyes), debido a
que da primacía absoluta a este último. Este desequilibrio entre ambas leyes invalida los
juicios de valor y da como resultado que la única forma de validar una norma sea en
Nazismo, con su respectivo holocausto judío y demás políticas que atentaban de “forma
legal” contra la integridad de seres humanos, es un caso evidente del peligro de esta postura
empezado a prescindir de la ley moral para dejarse llevar por las leyes como normas o las
pautas de comportamiento aceptadas por la sociedad, más que por una auto-regulación fruto
problemas como corrupción, leyes que vulneran los Derechos Humanos, atropellos contra
la dignidad humana, el tomar justicia por cuenta propia, entre otros. Entonces, caben dos
preguntas: ¿No se debe este caos a la falta de una ley moral? ¿El mismo desconocimiento o
desacato de las leyes por parte de algunos ciudadanos, no es fruto de una ausencia de la ley
Pero ¿Por qué se da entonces esta estrecha relación entre las leyes y la moral? Esta
relación se da gracias a que las Leyes buscan plasmar en sí mismas la realidad del ser
humano, por lo que se podría pensar en una relación causa-efecto. No obstante, las Leyes
están pensadas para ordenar la conducta de los seres humanos y lograr una convivencia
pacífica en comunidad, porque el ser humano por naturaleza esta predispuesto a vivir en
La ley natural es esencial para la sociedad, pues de ella emana la obligación moral
Locke, como para Aristóteles, una prueba evidente de la existencia de una Ley
natural. (p.90)
Así, tampoco es posible contemplar la relación entre ambas leyes como una mera
correspondencia causa-efecto, como una relación en la cual una da origen a la otra, una
sobresale por encima de la otra o, en definitiva, una es más importante que la otra. Cada
Pues bien ¿Es válido afirmar que quien cumple las leyes está cumpliendo también con la
moral y viceversa? ¿Es Justo cumplir solamente con una de las dos leyes? ¿Se puede ser
Justo desobedeciendo las leyes? ¿Se puede ser justo desatendiendo la moral? Es muy
probable que cumplamos alguna ley de nuestro ordenamiento solo por evitar una sanción y
no por estar convencidos de que es lo mejor para lograr el bien común. Luego, si deja de
y se daría una justicia imperfecta1 , pues la ley está regulando nuestra conducta social
externa, pero esta conducta no coincide con la convicción interna que tenemos.
1
Aristóteles distingue entre la rectitud del ánimo y la rectitud de lo obrado. Así mismo distingue lo justo
perfecto de los justo imperfecto y los justo perfecto solo se logra cuando coincide la rectitud en el ánimo y la
rectitud en lo obrado.
Como resultado de lo anterior, se entendería una justicia perfecta como aquella situación
en la cual el ánimo (intención) coincide con lo actuado justamente, es decir, aquella justicia
legal o externa que cumplimos, la cumplimos motivados por una convicción interior
interno. Si en algún momento llegase a faltar la norma que me ordena obrar de tal manera,
yo obraría así siguiendo mi ley moral, mi autorregulación. En este caso, se podría hablar de
una efectividad del 100% cuando las Leyes y la ley Moral coinciden. Cabría preguntarse
entonces, ¿Qué pasa cuando nuestra ley moral desaprueba o no está en concordancia con
El individuo tiene, por consiguiente, frente al llamado derecho positivo 2[...] una
este caso es para él derecho, aun cuando no lo obedezca-, o falta esta aprobación y
entonces es para el individuo sólo una fuerza violenta, aun cuando se incline ante
A pesar de eso, nuestro ordenamiento jurídico sí reconoce dos figuras para la justa
aplicable a un conflicto entre las leyes y la ley moral. Se puede sr objetor de conciencia y
desobedecer las leyes “por motivos religiosos, morales, filosóficos, éticos, ideológicos,
2
Entiéndase este derecho positivo como las leyes
garantizar la ley moral (libertad individual) sin transgredir o descalificar las leyes en
cuestión, las cuales se suponen tienden a un bien común. Tras entrar en conflicto ambas
leyes, se reconoce que ambas son igual de importantes tanto para la sociedad como para el
individuo, por lo que se hace una excepción que permita respetar ambas leyes y darle
desprende de la dimensión que ambas tienen con relación a la libertad. Pues bien, en un
Estado de Derecho como el nuestro, las leyes deben garantizar las libertades de sus
ciudadanos; mientras que cada uno de nosotros mediante la ley moral (autorreflexión y
Por último, mencionaré el caso de Suiza, conocido por ser el segundo país más liberal
del mundo, es decir, el segundo país que, estadísticamente y en teoría, brinda mejores
garantías a las libertades de sus ciudadanos. No obstante, en este país las instituciones
ejercen autoridad para regular gran cantidad de aspectos que se encuentran en la dimensión
individual y de las libertades de cada ciudadano, poniendo las leyes por encima de la ley
natural. Por ejemplo: alegando el velar por una buena alimentación de los estudiantes, las
madres se ven obligadas a incluir solo productos específicos consagrados en una lista para
la merienda de sus hijos; alegando el libre desarrollo de los niños, las madres se ven
obligadas a mandar a sus hijos solos a la escuela desde una edad muy temprana; alegando el
libre desarrollo de los niños y como parte de un proceso educativo estándar, las madres se
ven obligadas a dejar ir a sus niños desde edad muy temprana a una semana de deportes
moral y libertad de los individuos, en ciertos casos si lo hacen. Más, lejos de poder
esto llega a ser sancionado. Por esto el uso de la palabra “obligado”, porque son medidas
respeto a la libertad individual y a la ley moral aun estando en el segundo país más liberal?
¿No se evidencia un atropello por cuenta del desequilibrio entre las leyes y la ley moral?
mantener entre ambos para obtener un mayor bien a nivel de sociedad seguirá estando en
debate; la tesis de darle a cada uno igual importancia en su respectiva dimensión tendrá
prácticas, cuando ambos conceptos e ideas salen del papel o de lo teórico y se trasladan a la
cotidianidad de nuestra vida. Es ahí donde quienes debemos enfrentarnos día a día al reto
de ser fieles a las leyes, sin traicionar nuestra propia moral y ocasionalmente en el sentido
contrario, debemos encontrar mecanismos que nos permitan conciliar ambas leyes. Se
ambas leyes, pero será necesario seguir estudiando otras situaciones concretas en que estas
Referencias: