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INTRODUCCIÓN

Es común que muchas personas, al pensar en una historia municipal,


conciban un texto aburridor en el que se encuentra un listado, año por año, de
sucesos y personajes que aparecen desvinculados de los procesos regionales y
nacionales; fotografías de los últimos mandatarios, el registro de las visitas
realizadas por personajes considerados ilustres y la ubicación temporal de
hechos, que más parecen anécdotas de la vida del municipio, son algunos de los
elementos que para muchos componen una monografía municipal. En las páginas
que siguen, el lector se encontrará con un texto que se ha propuesto contar una
versión de la historia del municipio de Medina, en la que se trata de evitar al
máximo caer en un recuento aislado de sucesos o personajes y que por el
contrario, pretende demostrar que los acontecimientos ocurridos a nivel local,
guardan una estrecha relación con los procesos regionales y nacionales.

Durante la labor investigativa que implicó la realización del presente texto,


fue inevitable querer construir una imagen de cómo era Medina a través del tiempo,
para que el lector siguiera el curso de las transformaciones que han tenido lugar
en el municipio. Este interés llevó a enfrentar la dificultad de compaginar versiones
completamente diferentes del municipio, tal como se aprecia a finales del siglo
XVII en donde, por una parte está una imagen casi idílica que representa
hermosas montañas y llanos ocupados por dóciles indios que adoran a su cura
doctrinero y por tanto reciben con felicidad los santos sacramentos y mantienen
su pequeña pero limpia iglesia de paja. Y por otra, contrario a lo anterior, se
describe un territorio inhóspito y peligroso surcado por ríos infranqueables,
habitado por indios salvajes, renuentes a toda civilización y que aprovechan lo
agreste del terreno para huir del adoctrinamiento.

Un poco más adelante, a finales del siglo XIX, una imagen de Medina

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Rodriguez, Argüello, González

mostraría un prospero municipio erigido en centro regional, compuesto por


grandes haciendas cafeteras, explotaciones de quina e incipientes hatos
ganaderos; una imagen en la que el casco urbano es el escenario donde
negociantes organizan los envíos hacia Bogotá por la recién recuperada vía a
Gachalá o hacia Venezuela por el puerto de Cabuyaro. No obstante, una mirada
diferente mostraría a un grupo de colonos recién expulsados de su tierra y a otro
grupo rogando ante el administrador de turno para que sean reconocidos sus
derechos de posesión sobre la tierra y no sean obligados a emigrar nuevamente.
Al mismo tiempo, cerca de ellos, una familia dedicada a cargar mercancías de
Medina a Bogotá observa impotente como el jefe de la familia muere por fiebre
amarilla, o por algo que llaman anemia tropical y que finalmente, los obligaría a
emplearse en una de las haciendas cercanas a bajo costo.

Es evidente que estos dos cortes en el tiempo muestran imágenes


diferentes del mismo lugar, de la misma región. Cada una es una versión elaborada
sobre fuentes eminentemente distintas que buscan expresar o implementar su
idea de lo que ocurre a partir de intereses diversos. Con estos sencillos ejemplos,
lo que se pretende decir es que no existe UNA historia de Medina, existen muchas,
y la que se presenta a continuación es solo una síntesis que con el tiempo, también
pasará a ser una de las fuentes consultadas, un texto en el que se encontrarán
carencias y virtudes, en últimas, una versión de las muchas posibles.

Con esta aclaración no se busca disculpar los vacíos en la información o


la inexistencia de algún aspecto capital que haya quedado por fuera. Simplemente
se quiere recalcar que el presente trabajo no tiene una intención universal y mucho
menos terminal. Es claro que aquí no está toda la historia de Medina y por tanto
ella no está completa. Lo que se ha intentado es la relectura de ciertos tipos de
fuentes y la elaboración de una síntesis que busca establecer los lineamientos
generales de lo que ha ocurrido con el municipio desde inicios del siglo XVII.

FUENTES UTILIZADAS

Para la realización del presente texto se recurrió básicamente a tres tipos


de fuentes:

Historia de Medina. 2
Rodriguez, Argüello, González

Las denominadas fuentes de archivo o fuentes primarias, las cuales


comprenden un conjunto de documentos originales de distintas épocas en los
que se hace referencia a diversos aspectos del Municipio. Se denominan aquí
primarias porque fueron escritas en el momento mismo al que ellas hacen
referencia, por personajes que estuvieron en contacto directo con el evento que
relatan. Se trata de documentos elaborados por personas como el padre
Benavente, el encomendero Venegas, el comerciante Bonnet o el administrador
de turno, los cuales se vieron involucrados con el curso de los eventos históricos
de Medina tales. Como se puede deducir, tales escritos y las ideas allí expresadas
están mediados por el carácter y los intereses de cada autor.

Además de los escritos mencionados, también se contó con el acceso a


los libros de defunción, de matrimonios y de bautismos que reposan en el Archivo
Parroquial de Medina y de los cuales se obtuvo información valiosa para la
realización del presente texto. Adicionalmente, los autores expresamos la urgencia
de llevar a cabo trabajo de restauración con los citados documentos.

Es innegable que este tipo de fuentes abren un sendero para observar


diversas situaciones de Medina en épocas diferentes, pero presentan el
inconveniente de limitar lo escrito, a la versión del autor. Por esta razón, es
necesario relacionar la información registrada en estos documentos, con procesos
y contextos históricos más amplios, con el objetivo de ampliar la perspectiva desde
la cual se manejan los datos.

Esta necesidad, lleva a encontrar un segundo grupo de fuentes, las cuales


también son escritas, y que están constituidas por una serie de trabajos e
investigaciones de carácter analítico que buscan ahondar en aspectos específicos
de determinado evento o época. Tales trabajos se han basado a su vez en la
lectura de las mencionadas fuentes de primer orden y también deben ser
entendidas como versiones de la historia, a partir de la interpretación de las citadas
fuentes.

Debido a que es poco frecuente que las “historias municipales” incluyan


los relatos de personajes locales en relación con determinados eventos, en el
presente texto se ha querido vincular las narraciones hechas por personas del

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Rodriguez, Argüello, González

municipio, pues en varios casos, se trata de personas que protagonizaron o


tuvieron un contacto directo, con eventos que constituyen parte de la historia de
Medina. Este tipo de fuentes, también consideradas de primer orden, es lo que
se denomina historia oral y constituyen el tercer grupo de fuentes consultadas.

Esta información se obtuvo gracias a las entrevistas que se llevaron a


cabo con algunos habitantes, durante las dos visitas realizadas al municipio. A
pesar que esta información procede de la observación o de la participación directa
e indirecta de los entrevistados, los relatos también constituyen una versión de
los hechos sobre los cuales se estaba indagando: un liberal no va a relatar los
hechos ocurridos durante la violencia bipartidista de mediados del siglo XX, de
la misma manera que lo haría un conservador. La realización de las entrevistas
tuvo como objeto encontrar versiones alternativas sobre lo acaecido con el
municipio, fundamentalmente durante el siglo XX, y observar la forma como ciertos
aspectos se inscriben en la memoria de los habitantes. Al igual que ocurre con
las fuentes de archivo, esta información también se relacionó con las dinámicas
regionales y nacionales.

ELABORACIÓN DEL TEXTO

Como se aprecia, la elaboración del presente texto se basa en las versiones


que ofrecen los tres tipos fuentes mencionados. Esta información se ha entrelazado
para componer un texto que sigue ciertas líneas de indagación y sobre las cuales
vale la pena hacer algunas observaciones.

En un principio, lo que se proyectaba era dar cuenta de los sucesos


ocurridos en Medina, en relación con tres ejes temáticos previamente definidos:
aspectos de carácter político, económico y cultural. Sin embargo, a medida que
se avanzaba en la investigación, cada vez se hacía más evidente que no se podía
lograr una presentación pormenorizada de cada uno de dichos ejes y esto se
hace evidente a medida que se lee el texto.

Aunque en las páginas del libro se hacen las aclaraciones necesarias, es

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Rodriguez, Argüello, González

importante señalar que en algunos casos la indagación de las fuentes fue


fragmentada, debido a que parte de la información puede llegar a ser mal
interpretada por algunos sectores o debido a que deliberadamente se hicieron
cortes con el ánimo de no empantanar el textos con gran cantidad de datos que,
en últimas, no se consideraron como relevantes para la investigación, tal vez, con
el paso del tiempo, futuros investigadores señalarán que los autores del presente
texto cometieron serios errores con el manejo de las fuentes, pero eso también
hace parte de la historia.

Como ya se advirtió anteriormente, los hechos que aquí se narran fueron


relacionados con las dinámicas o transformaciones que tuvieron lugar en la región
y en el país. Esto obedece a la convicción que la historia de Medina no es aislada,
hace parte del curso de la historia colombiana y que por lo tanto, relatos de eventos
aislados y puramente locales difícilmente podría brindar la posibilidad de construir
una imagen de los cambios de Medina a través del tiempo.

En algunos apartados del texto se encontrará que hay mucha recurrencia


a la cita (HM 2003). Esto corresponde a la información que se obtuvo mediante
entrevistas y significa Habitantes de Medina. Se ha utilizado esta forma porque
resulta menos dispendiosa que citar nombre por nombre, sobre todo en aquellos
eventos en los que coinciden los relatos recolectados. También es necesario
aclarar que, en ningún momento, la intención de los autores ha sido el de impartir
culpas o responsabilidades en relación con los eventos que se cuentan en el
presente libro y por esta razón se recuerda que lo que ha sido escrito se basa
fundamentalmente en las fuentes consultadas y si dado el caso, la información
consignada llegase a ser malinterpretada y por consiguiente, tomada como una
acusación, es responsabilidad únicamente de los autores.

Como se podrá observar, esta historia no pretende concentrarse en hablar


de grandes personajes que en ocasiones son elevados al rango de héroes,
simplemente se trata de presentar los procesos de cambio que sucedieron en
Medina a través del tiempo por un lado, y la vivencia cotidiana que se encuentra
en los recuerdos personales de la gente y en la explicación que ellos dan a cada
momento de su vida.

Historia de Medina. 5
Rodriguez, Argüello, González

Los autores señalan que la división de los capítulos responde más a una
arbitrariedad de los textos que a una búsqueda deliberada de divisiones históricas.
Obviamente se buscó establecer una linealidad que hiciera comprensible el
desarrollo de acontecimientos y procesos, pero es evidente que para su
comprensión es necesario constantes idas y vueltas al pasado.

Finalmente, el lector encontrará una serie de cuadros en los que se haya


información de apoyo que complementan ideas expresadas a lo largo del texto.

Mesa de Cura

Historia de Medina. 6
CAPÍTULO 1. UN CONFUSO ORIGEN

1. EL CAMINO HACIA EL DORADO

El descubrimiento por parte de los españoles del gran territorio que hoy
se denomina llanos orientales se llevó a cabo siguiendo las rutas en que ellos
creían encontrarían el dorado. Recuérdese que la geografía de la conquista y
colonización española se configuró según las necesidades de lo que ellos venían
a buscar: el oro. Las primeras expediciones se realizaron con base en rumores
de tierras donde se encontraban grandes tesoros y ante la premura de saber que
otros conquistadores podían llegar primero a ellas. Con base en lo anterior, los
primeros asentamientos de la zona fueron aquellos donde se encontró oro, aunque
el dorado como tal no fue más que una quimera (Velandia 1991).

Rodríguez Freile (1942 [1636]: 82) cuenta por ejemplo que el cacique de
Guatavita viendo como los españoles iban en busca de su oro “Llamó a su
contador, que era el cacique de Pauso, y diole cien indios cargados de oro, con
orden que los llevase a las últimas cordilleras de los Chíos, que dan vista a los
llanos, y que entre aquellos peñascos y montañas lo escondiesen…”. Este tipo
de relatos fueron los que dieron origen y mantuvieron viva la leyenda del dorado,
en razón de la cual se destinaron hombres y tiempo para la exploración de la
cordillera mencionada y del llano como tal.

En tanto que se fue disolviendo la leyenda del dorado, los conquistadores


dejaron sus territorios en manos de curas doctrineros y encomenderos. Ellos tenían
la tarea de reducir la población indígena, darle a conocer la verdad de dios, y
organizar sistemas de usufructo de su mano de obra. Dadas las múltiples

Historia de Medina. 7
Rodriguez, Argüello, González

dificultades con que se encontraban curas y encomenderos, las primeras


fundaciones podrían ser rápidamente arrasadas por los indígenas o sencillamente
abandonadas. Es este el caso típico del cual Medina es un buen ejemplo.

Como todos los procesos de reducción de indígenas y fundación de


pueblos durante la etapa de la conquista y colonia, la historia de Medina presenta
hechos confusos, difíciles de interpretar e inverosímiles, al punto que aún hoy día
nadie se pone de acuerdo sobre la verdadera fecha de fundación o el lugar en
que se llevó a cabo. A continuación se exponen los argumentos y la trama que
parece haberse dado en el lapso de la segunda mitad del siglo XVI y finales del
siglo XVIII, época durante la cual Medina fue poblada y despoblada, fundada y re-
fundada en varias ocasiones.

2. LAS FUNDACIONES

Fray Alonso de Zamora cuenta en 1701 (167-8):

“Por adquirir con ellos más gloria y alabanza el P. Predicador General Fr.
Alonso Ronquillo y deseoso de dar la primera voz del Evangelio a las naciones de
los indios chíos, mámbitas y suraguas, que demoran a las vertientes de la cordillera
que mira a los llanos de San Juan, entró este año de 1620, con tanta felicidad, que
dando Dios voz de virtud a sus palabras, redujo a la fe católica más de trescientas
familias. Habiéndolas bautizado, pretendió en el gobierno, que se redujesen a una
población, en que señalada iglesia parroquial, se pusiera cura doctrinero, que los
amparase, haciéndoles alto con su asistencia, para que no volviesen a su
gentilidad.”

La petición de Ronquillo fue en efecto tomada en cuenta y se le dio a éste


status de cura doctrinero, erigió la iglesia y le dio como nombre Medina. Según el
historiador José Arturo Linares (1942), esta primera fundación se llevó a cabo “al
pie de la alta planicie de la Mesa del Calzón”.1 Desde ese momento y hasta el
año de su muerte en 1642 el clérigo se dedicó a la reducción de los indios. No
obstante, el papel de conquistador del padre fray Alonso Ronquillo se pone en

1
La Mesa de Calzón se ubica a algunos kilómetros de la actual cabecera municipal.

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Rodriguez, Argüello, González

tela de juicio en el documento de 1671 donde se sostiene un pleito entre Francisco


Benegas Ponce de León, heredero de la Encomienda de Guatavita, y Juan de
Zarate, encomendero de Tunja por los indios Chíos y Mámbitas (Conventos, tomo
31, folios 767-914, ver anexo 1). Allí se realiza una probanza secreta2 a algunos
habitantes indígenas y vecinos españoles de Guatavita y otros pueblos cercanos
quienes aseguran que el padre Ronquillo nunca los conquistó, puesto que desde
tiempo atrás de que este llegara, ellos ya estaban bajo la encomienda de la familia
Benegas y tenían doctrina.

“(los indios) son y han sido cristianos y doctrinados por los doctrineros
de Gachetá que uno de ellos fue fray Enrique Suárez del orden de Santo Domingo
mucho tiempo antes que lo fuese fray Alonso Ronquillo el cual no los conquistó
(…) y sólo pretendió obispar con nombre de conquista y de haber reducido a los
dicho indios…” (Probanza secreta a Francisco Garzón folios 798-799)

Las zonas llaneras, debido a su carácter inhóspito, enfermizo y agreste,


según las descripciones de los españoles, no fueron en principio de mayor
importancia para la empresa colonizadora española, las contadas fuentes de oro
rápidamente se agotaron y los incipientes poblados fueron abandonados. Ante
esta situación, la labor de colonización y reducción de indígenas fue dejada
básicamente en manos de órdenes religiosas tales como los jesuitas, dominicos,
franciscanos, etc. Los dominicos, en cabeza de Fray Alonso Ronquillo, hicieron
presencia en ésta basta zona con la reducción de indígenas en Medina.

Existe una versión diferente y más antigua según la cual el capitán Pedro
Daza fundó en 1585 una ciudad con el nombre de Medina de las Torres. Esta
ciudad fue destruida por los indígenas y vuelta a fundar por el capitán Juan de
Zarate en 1641 con el nombre de San Martín del Puerto, que fuera posteriormente
trasladada en varias ocasiones (Rausch 1999: 64). Siguiendo ésta versión, una
vez muerto Ronquillo, los indígenas fueron encomendados a Hernán Venegas
quien fundó la ciudad en un sitios denominado La Guadua hasta que presiones
por parte de los dominicos obligaron a una nueva fundación en el sitio que lo
había hecho Ronquillo, esta vez por parte de Fray Nicolás Benavente. Dicha

2
La probanza secreta era un “corpus” de preguntas realizado por un oficial de la Real Audiencia a un
número determinado de declarantes, con el fin de dar información sobre diversos asuntos tales como
repartición de tierras, abusos a la población indígena o delimitación de resguardos.

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Rodriguez, Argüello, González

versión puede ser desmentida ya que para la fecha de la muerte de Ronquillo,


1642, la zona ya estaba encomendada a Hernán Venegas tal y como se puede
apreciar en el relato hecho por Rodríguez Freile en 1636, quien lo menciona como
encomendero de las tierras de Guatavita y Guachetá (1942: 68). Es decir, en el
momento de las dos fundaciones por parte de los dominicos el territorio que hoy
pertenece a Medina hacía parte de las encomiendas de Hernán Venegas.
El panorama que se vislumbra hasta aquí muestra una vasta región,
correspondiente a la encomienda de Guatavita y las tierras de los llanos de San
Martín, ubicada en el piedemonte y llano, la primera había sido asignada desde
1548 al Mariscal Hernán Venegas Carrillo y heredada posteriormente en 1606
por el Maestre de Campo Francisco Benegas Ponce de León (Velandia 1980:
1683-1684); la segunda, estaba bajo el control del Gobernador de turno quien
permanentemente estaba en pleitos con los encomenderos por los límites de sus
dominios desde tiempo atrás como lo aseguraba don Luis Maño indio de mámbita
de setenta años de edad según la trascripción del escribano:

“Así mismo sabe como los abuelos de don Francisco Benegas su


encomendero han tenido pleitos siempre con los gobernadores de la ciudad de San
Martín siendo siempre molestados los indios en dicha ciudad llevándolos amarrados
y de noche y por el contrario bien tratados y acariciados de los Benegas…” (Conventos,
tomo 16, folio 953).

Con todo, a pesar de la existencia de autoridad política, las discordancias


propias de la organización política hispana en la zona impidió que desde muy
temprano se diera inicio a las tareas de concentración o reducción de indios,
cosa que sí sucedió en otros pueblos como Zipaquirá, Tocancipá, Sopó o el mismo
Guatavita.

La reducción, por tanto, no sólo consistió en el adoctrinamiento a la iglesia


católica sino en la concentración de la población en lo que hoy se denomina un
pueblo, o por lo menos en sus cercanías. Los indígenas de la zona, según se
desprende de la descripción de Zamora, vivían hasta entonces dispersos en todo
el territorio comprendido entre Gachetá y los llanos de San Juan.

Según las descripciones consignadas en algunas visitas de la época, los

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indígenas de la región se dedicaban básicamente a cultivar sus labranzas, las de


su encomendero y sus autoridades políticas. Estaban compuestas básicamente
de maíz, yuca, algodón y cacao, aunque también producían miel de abejas y cera;
No tuvieron mucho contacto con los españoles aparte de sus encomenderos y
doctrineros hasta la época en que fueron adoctrinados por parte del padre
Ronquillo. Incluso, a partir de las versiones hechas por Rodríguez Freile en su
obra el Carnero se puede colegir que la zona donde actualmente se ubica el
municipio fue lugar de resguardo de los indígenas que por una u otra razón querían
huir de los españoles.

¿Quiénes eran los indígenas a los cuales se redujo en las primeras


fundaciones del pueblo? Los nombres son variados y en ello tampoco existe
unanimidad. Recuérdese que en la descripción de Zamora se habla de indios
mámbitas, suraguas y chíos, y tales nombres aparecen por doquier en los archivos
pertinentes al origen de Medina. Por lo menos la denominación de Chíos podría
encontrar claridad en un documento de 1655 donde se realizó la probanza secreta
al cacique Alonso Quema quien dice que “Chíos quiere decir en su lengua moscas”.
En una relación hecha en 1773 aparece nuevamente que a los indios chíos se les
vincula con los muiscas del altiplano y que por tanto ellos harían parte de un
cacicazgo de este grupo indígena encontrado por los españoles en el siglo XVI3 .

No obstante, el mismo don Alonso Quema en la declaración de 1655 dice


que no conoce de la existencia de lugar o indios que se denominen chíos y que
ellos, los habitantes de la zona, son suraguas,4 mientras que en un documento
posterior que ya ha sido citado, dice que suraguas es el apellido que los indios
de los llanos les dan y que “así como los indios de la sabana y los del reino los
llaman Chíos así mismo tienen el apellido de los de los llanos suraguas”. Con
esto el cacique, o por lo menos así se percibe en la versión del escribano, deja
espacio para cierta ambigüedad.

Lo problemático del asunto es que como resultado de la variedad de


nombres, la sujeción de los indios al encomendero o al gobernador de San Martín
no pudo ser solucionada, ya que al encomendero le pertenecían los Chíos
Mámbitas, mientras que al Gobernador los Suraguas Médinas.

3
Caciques e indios, Tomo 35, folio 45v.
4
Caciques e indios, Tomo 35, folios 48-49.

Historia de Medina. 11
HISTORIA DE LA ENCOMIENDA DE GUATAVITA

El titulo de la encomienda de Guatavita y sus anexos fue conce-


dido a Hernán Venegas Carrillo en septiembre 15 de 1541, por
el gobernador interino de Nueva Granada, Gonzalo Suárez
Rendón. Alonso Luis de Lugo, entre 1543-1544, dejó a Venegas
desposeído de la encomienda de Guatavita pero la recobró y
sostuvo del 9 de marzo de 1547, hasta su muerte en 1583.

Hernán Venegas había venido a la Sabana de Bogotá con Jiménez


de Quesada, y participó en la fundación de Santa Fe y Tunja.
Era uno de los hombres más importantes de ese período y sirvió
como alcalde de Santa Fe en 1542 y 1543, regidor de Santa Fe,
y primer tesorero de la hacienda real; el 11 de abril de 1571. Se
otorgó uno de los títulos más distinguidos en la Nueva Granada
que era el de maestro de campo. Se casó con Juana Ponce de
León, hija de Pedro Ponce de León, Gobernador de Venezuela,
en 1569. Durante su matrimonio tuvieron nueve hijos.

El 8 de enero de 1577, la Real Audiencia de Santafe recomendó


a Hernán Venegas a la corona por sus méritos y los de su fami-
lia, así como por sus expediciones en Nueva Granada, y pidió la
extensión por otra vida de la encomienda de Guatavita concedi-
da a Vanegas. Pedro Venegas sucedió a su padre. Años después,
Pedro Venegas solicitó al rey para el título de maestre del cam-
po, una anualidad con que soportarse económicamente, y una
extensión en la tenencia de la encomienda. La única demanda
concedida fue la extensión. Pedro se casó con Francisca Casti-
llo, pero ellos no tuvieron hijos. Después de su muerte, aproxi-
madamente en 1599, la encomienda pasó a su hermano, Fran-
cisco Venegas Ponce de León.

Francisco Venegas se casó con María Maldonado de Mendoza, la


hija de Francisco Maldonado de Mendoza y Jeronima de Urrego
y Castro (encomenderos de Bogotá). Venegas era maestre de
campo general de la Nueva Granada, Alguacil Mayor, Alcalde
ordinario de Santafe en 1607, Alcalde de la Santa Hermandad
en 1619 y Caballero de Calatrava. Francisco y María tuvieron
dos hijos y dos hijas. El mayor de los hijos, también llamado

Historia de Medina. 12
Francisco Venegas Ponce de León, se volvió encomendero de
Guatavita, Chipasaque (conocido hoy como Junín), y Gacheta.
El segundo Francisco también era maestre de campo general de
Nueva Granada, y fue Alcalde ordinario de Santafe en 1662 y
1663. Se casó con María Bravo de Torres, sobrina de Fray Cris-
tóbal de Torres, arzobispo de la Nueva Granada y fundador de El
Colegio. Su hijo menor, Juan Venegas Ponce de León, casado
con Ana de Pisa Maldonado, hija de José de Pisa y María
Maldonado de Bohórquez, se volvió encomendero de Susa.

Después de la muerte de Francisco en 1690 su viuda María Bra-


vo lo sucedió en la encomienda y la sostuvo por lo menos hasta
1697. Para 1729, un nuevo encomendero había aparecido, al
parecer un pariente o descendiente de Francisco Ponce de León
y María Bravo, Manuel Venegas Ponce de León. Manuel que
sostuvo la encomienda hasta 1765 y posiblemente después, era
regidor de Santa Fe en 1738.

Para 1770 la encomienda fue otorgada a José María Prieto para


una primera vida, y en la visita de 1779 aparece como
encomendero. Guatavita, Gacheta y Chipasaque fueron tenidas
para una segunda vida por su sobrino José Maria Ponce y Prie-
to. En 1804 tenía la encomienda y recibió título oficial en 1817
por un decreto real del 21 de enero de 1807, después de la
reconquista española, Ponce y Prieto pidió formalmente el título
sobre dicha encomienda.

Tomado de Juan Villamarín


1972

Historia de Medina. 13
Rodriguez, Argüello, González

Tal como se puede entender a partir de la lectura de las fuentes de archivo,


en la mayoría de los casos los nombres dados a los grupos indígenas derivan de
su lugar de origen. Es así como a los indios nacidos en mámbita se les denomina
mámbitas; aunque debido a los casamientos entre indios de un y otro lugar pueden
nacer en un sitio y trasladarse a vivir a otro, lo cual complica los intentos de
organización realizados por los españoles.

Independientemente del nombre que pudieran recibir, los indígenas de la


zona estaban sujetos a los caciques y capitanes de unidades políticas que
aparecen en los diferentes documentos de la época como “parte”, “parcialidad” o
“capitanía”. Sin embargo, a lo largo de los siglos XVI y XVII las cosas empezaron
a cambiar con la entrada del modelo hispano, que reducía indios en encomiendas,
los sujetaba a encomenderos, gobernadores, alcaldes, tenientes o corregidores
y aprovechaba el control de las autoridades tradicionales para interceptar las
redes de intercambio y tributo de bienes y servicios y lograr un mejor control de la
mano de obra indígena brindando tierras, títulos y lujos a los caciques y capitanes
a cambio de su colaboración (Villamarín 1972).

El tamaño de los grupos era flexible. No había un tamaño estándar para la


unidad familiar aunque era preferible que los hijos mayores en edad de tributar,
entre los 17 y los 18 años, se organizaran en matrimonio y crearan su propio
hogar bajo un techo diferente. A partir de algunas descripciones de indios
realizadas por los españoles podemos hacer algunas aproximaciones a la
población de cada parte o parcialidad.

Los intentos de fundación no fueron otra cosa que traer a esas familias y
ubicarlas en lugares cercanos a una iglesia doctrinera a la cual iba el cura cada
unos o dos meses a dar misa y oficiar otros sacramentos. Como es de entender,
en el lapso comprendido entre una y otra visita, los indios volvían a sus sitios de
habitación anterior para continuar con sus labores cotidianas, lo cual hacía difícil
su nueva reunión y adoctrinamiento.

Tal situación era agravada ante las dificultades del medio geográfico,
denunciadas una y otra vez por curas y administradores españoles. En épocas
de invierno, los ríos que atraviesan la región se hacían tan caudalosos que su
cruce era impensable, razón por la cual existían grandes periodos del año en los
Historia de Medina. 14
Rodriguez, Argüello, González

PART E O T OT AL cuales los curas no podían llegar hasta


AÑ O
PARCI ALI D AD H ABI T AN T ES el sitio de adoctrinamiento. Una vez

M Á M BI TA 89 llegado el verano, y luego de un largo


camino, a la llegada a la capilla
PUEBL O DE
M EDI N A Y doctrinera ella estaba semi-destruida
1658 297 y abandonada, razón por la cual había
CA PI TA N Í A DE
A CA CH O Q UE que comenzar prácticamente de nuevo
T OT AL 386 todo el proceso de reducción. Este es,
en resumen, el panorama de la zona
PA RCI A L I DA D
91 durante casi todo el siglo XVI.
DE M Á M BI TA
PA RCI A L I DA D
DE DON
41 Para la segunda mitad del siglo
A L O N SO
1663 Q UEM A XVII dio inicio una nueva temporada
PA RCI A L I DA D de intentos de reducciones (1655-
DE 79 1662) las cuales, ante su rotundo
A CA CH O Q UE fracaso obligan al uso de la fuerza. No
T OT AL 211 es gratuito que la mayoría de procesos
PA RTE DEL
judiciales, así como censos y
CA CI Q UE DO N tasaciones existentes en los archivos
60
A L O N SO sean de esta época. Debido a que los
Q UEM A
PA RTE DEL
GO BERN A DO R 100
DO N L O REN Z O
1669
PA RTE DEL
CA PI TA N DO N
102
DO M I N GO
A CA CH O Q UE
PA RTE DE DO N
82
DO M I N GO Gráfico 1. Síntesis demográfica de la
región de Medina siglo XVII.
T OT AL 284

PA RTE DE Fuentes: Caciques e In-


146
M EDI N A dios T. 35. fls. 27-72;
Conventos T. 16. fls. 912-
I N DI O S Q UE SE 914, 956-961;
V I N I ERO N DE
1707
GA CH A L Á Q UE 30
DI CEN SO N DE
ESTE PUEBL O
T OT AL 176

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Rodriguez, Argüello, González

indios se retiraban una y otra vez a diferentes lugares de la región como Mámbita,
La Guadua, Tuala, Gazaduje, entre otros, y a que ello era mal ejemplo para otros
grupos que constantemente se rebelaban y despoblaban pueblos cercanos, en el
año de 1673 se ordena un destacamento militar para que se interne en las
montañas, encuentre a los indios, destruya las casas y labranzas y con ello se
obliguen a poblar nuevamente el pueblo. Los indios, que a juicio de los sacerdotes
estaban entregados a sus idolatrías y borracheras, nuevamente sufrieron la
barbarie de la política de tierra arrasada y con el influjo de las armas fueron
obligados a poblar el sitio de Medina y a dedicar parte de su tiempo a reconstruir
la iglesia doctrinera.5

De 1663 data, según los libros de historia, la segunda fundación de Medina,


esta vez por obra de Fray Nicolás Benavente. La obra de Benavente y los hechos
que se dieron durante esta segunda fundación se han conservado para la historia
gracias a un proceso donde el mencionado sacerdote solicita se le reconozca el
dinero que merece por siete años de servicio de doctrina en el pueblo de Medina.

El alegato de Benavente se origina en que él se adjudica la nueva reducción


de los indios, seguramente en el mismo sitio que lo había hecho Alonso Ronquillo
algunos años antes, y el mantenimiento de la iglesia y doctrina durante siete años
sin recibir ayuda o estipendio alguno por parte de las autoridades civiles,
entiéndase encomendero. El padre Benavente dice que gracias a su labor existe
a la fecha un pueblo con buena cantidad de indios, reducidos a la iglesia católica
y dedicados al usufructo de la tierra y de las salinas ubicadas cerca al pueblo. De
repente, la imagen agreste e inhóspita de la región es reemplazada por otra según
la cual es un sitio agradable, fértil y poblado de dóciles hombres que reciben con
alegría las imposiciones religiosas.

Contrario a lo anterior, la imagen de aparente calma mostrada por


Benavente es desvirtuada por el encomendero Francisco Benegas. Ante el
reclamo por el monto de los estipendios hecho por Benavente, Benegas responde
acusando al cura de usar métodos poco convencionales para alejar a los indios
del sitio en el cual él los tenía congregados y así llevárselos a Medina. Dice
Venegas:

5
Caciques e indios, Tomo 35, folio 30r.

Historia de Medina. 16
Rodriguez, Argüello, González

“… habiendo mandado dicho señor presidente don Diego


de Egues que dichos indios Chíos que estaban poblados en
Mámbita se poblasen y fundasen en otro sitio mejor llamado La
Guadua y habiendo ido para dicho efecto dicho padre presentado
fray Esteban Santos y con efecto poblándolos en el dicho sitio de
La Guadua y edificándoles iglesia con parecer y gusto de los
dichos indios apenas se vino el dicho padre fray Esteban Santos
cuando dicho padre fray Nicolás Benavente, con medios rigurosos,
con espantos y medios, fingiendo de noche fantasmas y otras
cosas muy terribles que callo por la decencia los despobló del
sitio de La Guadua, por su propia autoridad…” (Conventos, tomo
16, folio 940)

Según el encomendero de Guatavita, Benavente había tomado indios de


su encomienda y los había trasladado al sitio denominado Medina de las Torres.
Para enredar más aún el panorama de los nombres dice Benegas que:

“Les puso por nombre medinas, llamándose chíos y mámbitas


para dar a entender son diversos y que los había bautizado siendo
así que sólo les puso otro nombre” (folio 940).

Según Benegas el fín por el cual el cura Benavente había hecho esto fue
para poder explotar las salinas de piedra que se encontraban en ese sitio, haciendo
uso de mano de obra indígena de su propiedad y auto-proclamándose su
conquistador (folio 940).

La anterior disputa no hace otra cosa que develar un panorama que fue
común en la época de la colonia y del cual Medina es solo un caso más: la disputa
entre el clero y los encomenderos por el uso de la mano de obra indígena. Tal
como se ha anotado con anterioridad, las tierras del piedemonte y parte del llano
que hoy hacen parte de Medina fueron asignadas al encomendero Francisco
Benegas por herencia de Hernán Benegas. Los indígenas consultados en la época
reconocen en efecto a Benegas como su encomendero ya que así lo han hecho
sus antecesores y porque el mismo Benegas así se lo ha informado. Para el año

Historia de Medina. 17
Rodriguez, Argüello, González

de 1663 es Benegas quien reduce algunos indios a su hacienda ubicada en el


sitio denominado La Guadua y es de suponer que en sus inmediaciones éstos
ubican sus cultivos y así mismo dedican parte de su tiempo a pagar tributos
personales a su encomendero.

Este tipo de encomienda, como se puede observar, no deja dividendos a


la iglesia quien a su vez recibe tributos de los indios a cambio de la extirpación
de sus idolatrías. Es por esa razón que se valen de diversos artilugios para
congregar a los indios en otro lugar donde queden bajo su jurisdicción y por tanto
paguen su tributo. De allí que las dos fundaciones son hechas por sacerdotes, ya
que al parecer Venegas no necesitaba agregar a los indios porque como estaban
ya eran útiles en términos económicos. La pregunta ahora es ¿Porqué poblarlos
precisamente allí y no buscar un acuerdo con el encomendero para que unos y
otros tengan dividendos? La respuesta es patente en todos los archivos de la
época: en Medina había sal.

En teoría, luego de la muerte de Fray Alonso Ronquillo, el pueblo es


abandonado debido a que el encomendero Benegas lo reubica en el sitio de La
Guadua. Los reclamos de los dominicos y la utilización de diferentes métodos de
disuasión permiten que, bajo el mando de Fray Nicolás Benavente, se vuelva a
trasladar al sitio donde originalmente lo había hecho Ronquillo (Rausch 1999: 90-
92).

La elección del sitio de fundación por parte del padre Benavente estuvo
condicionada por la existencia de minas de sal, las cuales podían ser explotadas
y dar buenos dividendos ya que existía un mercado promisorio. El repetido traslado
de los indígenas a Medina y su posterior abandono debió estar relacionado con
las condiciones de explotación de las minas. En uno y otro lugar se menciona que
los indios se despoblaban para poder seguir con sus adoraciones al demonio y
continuar con sus borracheras, en tanto cultivaban de manera aislada sus labranzas.
En otras palabras, continuar en cierta medida con la forma de vida que siempre
habían llevado. Es de entender que la explotación de la sal cambia radicalmente
los ciclos de trabajo, y, ante la necesidad de tributación, obliga a la dedicación de
mayor tiempo entre la labranza y la mina, lo cual, de ser posible sería evitado por
los indios.

Historia de Medina. 18
DESCRIPCIÓN DE LA IGLESIA DE MEDINA
1758

En seis de mayo de mil setecientos cincuenta y ocho el dicho


Joseph de Mora Alcalde ordinario de ésta ciudad de San Martín
del Puerto en cumplimiento de la comisión de su Señoría Oidor
don Joaquín Aróstegui y Escoto, y según la instrucción pedí al
cura de dicho pueblo de Medina me pusiera presentes los bie-
nes y alhajas de la iglesia los cuales me fueron manifestados
hallándose presente el sacristán de dicha iglesia y el tesorero de
las cofradías que es Francisco Beltrán, y se pone con inventario
con la forma y manera siguiente.

Primeramente repone inventario ————————————

La iglesia de paja, y dos campanas, medianas = Dentro de la


iglesia hay veintinueve vitelas muy maltratadas de las cucara-
chas, y polillas = un cuadrito de Nuestra Señora del rosario con
su marco de madera dorado, y un velo de Raso azul = Item. Una
cruz de madera con su efigie de pincel = un sagrario de madera
sin dorar y dentro de él había un pisis de plata, y una gavetica
de latón dorada para llevar el Santísimo a los enfermos = La
mesa del altar un frontal y un azul todo de madera basta = Item.
Una imagen de Nuestra Señora de culto muy maltratada, dos
imágenes de culto muy maltratadas, de las que se ignora su
advocación = Item. Un cajoncito de madera con una vitela aden-
tro de Nuestra Señora de los Dolores. En el cuerpo de la iglesia
hubo un lienzo muy viejo, que dicen era de las animas la pintu-
ra: un cuadrito que presume ser de Nuestra Señora de
Chiquinquirá algo maltratado = Item. Dos escaños de madera, y
una gradita, y una silla de sentar forrada en tripe y su cojín de
los mismo. Item. Hubo en la sacristía un cáliz con su patena,
una custodia, y un par de vinagreras todo de plata, y una
campanita de metal, y un platillo de peltre. Item. Una cazuela
de barro hecha pedazos con su guarnición de resplandor falso,

Historia de Medina. 19
dos pañitos de cáliz viejos, una capa de coro hecha pedazos, de
razón un incensario de latón bien maltratado, dos jarras de ba-
rro empacadas en dos jarrones que sirven de ciriales = Item.
Una cruz de palo con su manga de lienzo, y otra de mandilla
viejas; un cajoncito con una vitela de Nuestra señora de los Do-
lores dentro = Item. Una alva de platilla hecha mil pedazos, un
amito viejo, cuatro corporales; tres polias de bretaña, cuatro
purificadores todo muy viejo, dos manteles de platilla comidos
de las cucarachas, y de los años, dos vestiditos de la Santísima
Virgen de Culto, correspondientes a la miseria de los demás;
dos pares de cortinas de manta, un Jesús Nazareno de madera
sin enmarcación, una caja en que guardan la ropa, y una mesa
para revestirse en ella el sacerdote; tres roquetes que reponen
los que sirven de altar, éstos son de lienzo gordo labrados con
lana; Item. Había en el altar dos azas con lo cual se acabo de
hacer el inventario de los bienes y alhajas que hubo en ésta
iglesia de medina y según se expresa el estado de todo así mis-
mo está y por ser cierto y verdadero, a que me remito lo firmo
para que conste.

PEDRO JOSEPH DE MORA


Visitas de Cundinamarca
Tomo 9

Historia de Medina. 20
Rodriguez, Argüello, González

AD SCRI PCI O N AD M I N I ST RAT I V A AÑ O

EN CO M I EN DA DE GUA TA V I TA 1548
CO RREGI M I EN TO DE M EDI N A 1775
CA N TO N DE SA N M A RTÍ N EN L A
1831
PRO V I N CI A DE BO GO TÁ
DEPA RTA M EN TO DE
1850
CUN DI N A M A RCA
TERRI TO RI O N A CI O N A L DE SA N
1863
M A RTÍ N
GUA TA V I TA 1886
I N TEN DEN CI A DE SA N M A RTÍ N 1892
I N TEN DEN CI A N A CI O N A L DEL
1905
M ETA
DEPA RTA M EN TO DE Q UESA DA 1906
CO RREGI M I EN TO DEL DI SRI TO DE
V I L L A V I CEN CI O EN EL TERRI TO RI O 1907
N A CI O N A L DEL M ETA
DEPA RTA M EN TO DE
1910
CUN DI N A M A RCA

Gráfico 2. Adscripción administrativa


de Medina a través del tiempo.

Historia de Medina. 21
Rodriguez, Argüello, González

En resumen, el origen de Medina se enmarca en una disputa por el


usufructo de la mano de obra indígena. En tanto se confería a los indios protección
física y “pasto espiritual” se buscaba ubicarlos en el lugar más propicio para que
pudieran tributar según los intereses de los encomenderos y la iglesia. Los
indígenas, una vez repuestos del letargo producido por la brutal campaña de
conquista de sus territorios, ideaban formas de resistencia a las reducciones
amparándose en los últimos reductos de territorios no colonizados y aprovechando
el tiempo que la ineficiente administración colonial tardaba en ordenar su definitiva
reducción por la fuerza.

Ahora, cómo entender la confusión acerca de los nombres de suraguas,


mámbitas, medinas y chíos? Velandia (1982) ya ha mostrado como el término de
medinas es una imposición hispana, cuya hipótesis principal es que tal nombre lo
dio el padre Ronquillo en sus intentos de agregación. Mámbita es un lugar que
aún puede localizarse en el mapa y se relaciona en la actualidad con una vereda
del municipio de Ubalá. Es posible que en este caso, por el hecho de que los
indios habitaban las márgenes del río Mámbita, estos fueran denominados
mámbitas. Adicionalmente, se observó que existe una unidad político-
administrativa en las descripciones de indios llamada “la parte de mámbita” que
soporta el uso “toponímico-gentilístico” del término. Finalmente, la referencia a
los suraguas continúa siendo un interrogante. Al parecer, gracias al soporte de
las citas, suragua no es más que “chío en llanero”, o mejor aún, para hacerlo más
claro, es como si se dijera que Guajiro no es más que “Wayuu en español”. Al
parecer no es más que una diferencia lingüística utilizada por las comunidades
de los llanos para identificar a los muiscas del piedemonte llamados Chíos.

3. UN PUEBLO, POCOS VECINOS.

Durante el siglo XVIII la situación de Medina no es con mucho diferente.


Para 1700 se tiene referencia de un proyecto por el cual una parte del tributo de
las salinas sea destinado a la reconstrucción de la iglesia que se ha quemado, lo
cual se hace efectivo el año siguiente.6 No obstante, una nueva referencia de
1721 menciona la destrucción del poblado por parte de los indígenas. Una visita

6
Fondo Salinas, Tomo 5, folios 376-386.

Historia de Medina. 22
Rodriguez, Argüello, González

hecha en 1758 por el alcalde de San Martín constata que “en dicho pueblo no hay
casas ningunas por hallarse los naturales dispersos en las montañas en donde
tienen su continua habitación”7 ; resultado de lo cual se ordena, una vez más obligar
a los indios a construir sus casas, si no en el pueblo, por lo menos a una distancia
donde puedan ser llamados a “son de campana”8 . En 1763 la situación sigue
siendo tan precaria que Don Basilio Vicente de Oviedo da categoría cinco a dicho
curato; es decir, de los más pobres, es un destierro (De Oviedo 1990 [1763]:302-
303)

En 1775 Medina es erigido como corregimiento. Sin embargo, la


administración civil se hace preferiblemente desde San Martín debido a que el
pueblo sigue semi despoblado y debido a la ausencia de vías de comunicación.
Para la fecha, de Medina a San Martín habían cuatro días de camino en época de
verano, mientras que en invierno la travesía era impensable. Como consecuencia
de lo anterior, los corregidores, hasta aproximadamente 1795, no son quienes
cobran el tributo y tal labor se encomienda al sacerdote de turno quien mantiene
una mayor permanencia en el pueblo. Este dinero pasa a ser parte del estipendio
del párroco, el cual, debido a sus constantes quejas, parece no recibirlo de forma
constante o suficiente.9

Paulatinamente, y gracias a la demanda de la sal originada en la región


de San Martín10 se organiza la producción y tributación que llevará finalmente a la
agregación permanente de los indios en Medina. Independientemente de a qué
familia pertenecieran, es evidente que ya para finales de siglo XVIII algunas viven
definitivamente en cercanía del pueblo. Para 1775 Medina cuenta con
aproximadamente 52 indios, 48 de los cuales son tributarios. En 1778 se cuentan
60; 50 de los cuales son tributarios. En 1795 la cifra registrada es de 60 vecinos

7
Visitas Cundinamarca, Tomo 9, folios 592-674.
8
En realidad lo que preocupa a las autoridades civiles y eclesiásticas es la dispersión excesiva de los
indios y lo que se busca es que si no están aglomerados alrededor de la iglesia y plaza por lo menos se
encuentren a una distancia en la cual se escuche el sonido de las campanas. Esta tradición fue muy
difundida en la colonia y fue utilizada como medida espacial dentro de la cual debían ser reducidos los
indios.
9
Colonia. Fabrica de Iglesias. Tomo 19, folios 933-938. En este documento el cura de Medina se queja por
la falta de pago de estipendios por parte de los vecinos. Tal estipendio, menciona el cura, es necesario para
reconstruir la iglesia que se encuentra en muy mal estado.
10
Recuérdese que la región de San Martín fue uno de los focos para la colonización ganadera a partir del
siglo XVI y que el uso de la sal en la alimentación del ganado vacuno es un evento frecuente.

Historia de Medina. 23
Rodriguez, Argüello, González

y se espera que sea este el punto de aglomeración de otros indios que aún vivían
libres en las montañas y en un poblado denominado Monvita donde “no hay cura
ni ley”.11

La explotación de las minas de sal, a pesar de las quejas de los indios por
falta de herramientas apropiadas y de los constantes abandonos por parte de los
mismos, continua dando buenos dividendos a corregidores y clérigos. Para ésta
época, y ante la escasez de mano de obra para una apropiada explotación de las
minas, ya no se propone la reducción por la fuerza de los indios que aun no son
doctrinados sino que se plantea que por medio de los curas e indios ya conversos
se debe atraer suavemente a los indios con base en una misión que se debía
organizar en el pueblo de Medina12 . Para ello se propone, en el mismo año de
1795, el aumento de los tributos originados en las minas con cargo, obviamente
en el aumento del trabajo de los indios, lo cual se asegura con un mayor control
de la explotación de tres minas ubicadas en Medina, Mámbita y Cumaral.

11
Tributos, Tomo 11, folios 1008-1011.
12
Visitas de Cundinamarca, tomo 8, folios 814-817.

Historia de Medina. 24
Rodriguez, Argüello, González

N o. D E
AÑ O
H ABI T AN T ES

1660 134

1758 297

1863 913

1907 1796

1938 4322

1951 7949

1964 15138

1973 17010

1985 12418

1993 11253

Gráfico 3. Evolución demográfica de


Medina

Historia de Medina. 25
MEDINA 1798

Desde el referido pueblo de Gacheta estuve resuelto a entrar


en los pueblos de Medina y Monvita, encomendados en el ex-
presado Don Miguel Venegas, porque aunque me habían infor-
mado antes de salir de esta ciudad, las circunstancias de su
distancia, y peligros para transita a su montuosa y áspera si-
tuación, conceptuaba fuese ponderación o ninguna experien-
cia, por lo que me estimulaba el parar personalmente la poca
razón que había del número de indios, ni de sus tributos, y
tierras, a que concurría la proximidad que tienen a indios bár-
baros. Mas estando en el dicho pueblo de Gachetá aquel vecin-
dario me aseguró la realidad de lo mismo que yo no creía, y con
las dos certificaciones del doctor don Diego de Theran, cura y
vicario del dicho pueblo de Gachetá y de Don Agustín de Rosas,
confirmé las dificultades y formidables peligros, porque habiendo
emprendido viaje los dichos sujetos, el primero con el cielo de
las almas, por estar abandonados dichos pueblos de todo pasto
espiritual principiando y consumando su jornada en el espacio
de catorce meses con imponderables trabajos y riesgos, el se-
gundo lo ejecutó como corregidor, y hubo que ejecutarse con el
temor de perder la vida, como mas externamente se refiere en
una y otra certificación que se hallan agregadas al expediente
de éste asunto que entregue con informe a Vuestra Excelencia,
poniéndole presente el que habiendo resuelto por las referidas
razones dar comisión a Don Pedro Arias corregidor de aquel
partido, se excuso éste con los mismos motivos por lo que hube
de dar comisión al Alcalde ordinario y de la Hermandad, nom-
brado por el cabildo de San Martín, y por su defecto al
[pedameo]nombrado por Vuestra Excelencia para aquel pueblo
de Medina, a quien remití instrucción bastante para que forma-
ran las listas, se diese razón del tributo que pagaban, y de las
tierras que poseían con lo demás que tuve por conveniente-
mente y habiéndolo ejecutado fui preciso devolver por defec-
tuosas las primeras diligencias hasta que remitieron las que
constan en el citado expediente, y de ellas parecen que aunque
por aquella parte es difícil y peligrosa la entrada, se viene en
conocimiento de la situación de los consabidos pueblos, y que

Historia de Medina. 26
su territorio es áspero, montuoso, y de distancia no corta a cual-
quier poblado, pues por dicho San Martín hay cuatro días, de
suerte que solo el interés de la sal le puede dar subsistencia al
pueblo, y le dará permanencia en lo futuro, pues como informa
el comisionado, se abastecen de aquella salina las ciudades de
San Juan, San Martín y Santiago de los Llanos, y sus vecinda-
rios, y aunque en lo presente es poco lo que se labra, se puede
atribuir a desidia, y ociosidad de los indios, o a su pobreza, y
con el cultivo de éstos, aplicándolos al trabajo, no hay duda que
pagarían con mayor comodidad sus tributos, y se fomentaría el
trato y el comercio, con no corto provecho de aquellos territo-
rios: Y siendo preciso ocurrir al daño como mejor método de
gobierno temporal y espiritual de aquellos indios, y vecinos por
lo que (estimulaba) a mi obligación, expuse a Vuestra Excelen-
cia en el referido informe que me parecía conveniente, el que el
pueblo principal de Medina subsistiese, si por la labor y trato de
la sal, abasto de aquellas ciudades, que si se abandonaba, se
carecería de aquel género, o lo encareciera la codicia, llevándolo
de mayor distancia; como por ver dificultosa la traslación de los
indios, por la distancia a otros pueblos y estar connaturalizados
en aquel terreno, por otra parte fértil para los frutos que produ-
ce (payi), que el no ser más abundante es por desidia, y pereza
de los habitadores: A que concurre el ser útil la permanencia de
aquel pueblo por la proximidad, e inmediación a los indios infie-
les Cuyos, Caneyes o Casa, me aseguraron se ven desde la se-
rranía, no muy distante de Medina y con la correspondencia,
podrían estos mansos y domésticos, estando bien doctrinados, y
cultivados facilitar la reducción de aquellos bárbaros, circuns-
tancia bien reflexionada, pide la mayor atención para las provi-
dencias que se puedan dar.

A éste pueblo de Medina puse presente lo conveniente que sería


agregarle el citado de Monvita, trasladado allí el corto número
de indios que tiene, pues solo llega a el de ochenta y nueve de
todos sexos y edades, no tiene vecindario, viven sin cura, juez,
ni doctrina, por lo que no hay en que fundarse allí su conserva-
ción, y en medina hay varias familias de vecinos, que sirven para
contrarrestar la fuerza e invasiones de los bárbaros, (que suelen
ejecutar y ya se han experimentado) y para custodia del cura,

Historia de Medina. 27
iglesia, alhajas y casas que ya han quemado; y en cuanto a la
administración de Real Hacienda, se puede agregar éste pueblo
de Medina a San Martín, por la suma distancia que hay de
Chocontá, al expresado Medina, por cuya parte ha estado a cui-
dado del corregidor del enunciado pueblo de Chocontá; hallán-
dose el de San Martín con menor distancia, y no tan peligrosa, y
con necesidad de comercio con Medina por interés de la sal, y
las circunstancias con que hoy se fomenta dicho San Martín;
(Esperanza su mejor y mayor adelantamiento perteneciéndole
por la jurisdicción real dicho Medina) es conforme se separe del
corregidor de Chociontá y agreguen todo a San Martín, con lo
que se excusa la multiplicidad de jueces, y que quien adminis-
tre justicia con más celo y autoridad cobre tributos reales prohi-
biendo a los jueces administradores con grandes penas que no
manejen ni tengan granjerías en la salina, y que la dejen libre-
mente gozar a aquellos indios, por ser lo más conforme a la
jurisdicción y reales disposiciones, por cuanto aún el incorporar
a la Real Hacienda esos minerales ha sido tan delicado asunto
para la resolución.

El medio más importante, y lo que más arrastra la atención para


conservar el dicho pueblo y mantener aquellas gentes, y sus
preciosas almas con la sal de la doctrina más importante que la
que produce, benéfica la tierra para el abasto temporal, es el
cura, o pastor que deba residir allí, pues éste lo concibo no solo
como preciso para el cultivo, educación y doctrina de los que se
hallan reducidos a la Fe católica, y la profesan, sino también
importantísimo para propagar la misma ley y santa Fe en los
indios bárbaros, que infieles y montaraces habitan en aquellas
cercanas tierras y podrían ir atrayéndose suavemente y a más
de lograr sus almas, que es lo principal, juntamente se conse-
guiría poblar en mayor número aquel pueblo; y aunque la cle-
mencia y religiones sean por sus institutos sagrados [ante
murales) de la Fe, y puntualmente propagadores de ella; pero la
experiencia enseña, que el método, gobierno y conducta de la
compañía de Jesús obra prodigiosos efectos en la conversión de
infieles que con desvelo acarician, y atraen; por lo que me pare-
cía se le entregase éste pueblo, por modo de misión para que
pusiesen allí un sujeto que hiciese el ministerio de misionero y

Historia de Medina. 28
cura, con el estipendio de doscientos pesos que contribuye su
Majestad de su Real Hacienda para estos operarios teniendo en
aquella cercanía a Apiay escala y transito para las misiones de
los llanos, tiene mayor facilidad para ésta residencia y hay so-
brada facultad de su Majestad para tal asignación, para la que
podrían ahondar los costos tributarios que se cobraren, y con el
estipendio podrían adelantarse; y pagando cada indio tributario
de aquellos pueblos a seis pesos por año constando por las listas
haber útiles setenta y dos, sin los ausentes alistados, ni los que
están en próxima edad para tributar que son algunos: bajando
los reservados para los oficios de Alcaldes, cantores, sacristán,
teniente, y capitán quedan sesenta y cuatro que salen sobre
trescientos pesos y estos en efecto oportuno para la cobranza
que lo es la sal, en cuyo género no pueden dejar de cobrarse los
tributos, y hacerse exequible la satisfacción del estipendio; aho-
ra sea apercibiéndolo el cura en aquel pueblo, como lo hacen los
curas misioneros en los llanos, o situando la paga en las cajas, y
que en ellas se enteren lo que produjeren los tributos; que con
esto se podía conseguir el establecimiento de una obra, que pue-
de ser de importancia a la Doña Majestad y por esto del real
apoderado, que tanto propende a lo que en propagación de la fe
católica.

Oidor Don Joaquin Arostegui y Escoto


Visitas de Cundinamarca
Tomo 8
Folios 814-817

Historia de Medina. 29
CAPÍTULO 2. EL SIGLO XIX

1. LA SITUACIÓN ANTES DE LA INDEPENDENCIA

El cambio de siglo sorprende una vez más a Medina con pleitos entre la
administración civil y eclesiástica. Ante el abandono casi total del corregidor, los
indios, cuando acceden a trabajar en las minas, tributan al sacerdote. Esto origina
un pleito y reclamo que muestra el desorden y desconocimiento por parte del
corregidor de la situación de Medina y el manejo que los curas siguen dando a la
tributación1 . La pregunta aquí es: ¿si hay tan pocos indios y difícilmente existe
una explotación regular de las minas porqué hay conflictos por unos tributos que
entonces son insignificantes?

En realidad, los dividendos de las minas de sal eran muy buenos debido a
la calidad de la misma. Cuando los indígenas finalmente son reducidos a los
pueblos, dicha reducción no solo implica el cambio en el lugar de vivienda sino
que trae consigo otros aspectos como la adopción paulatina de los criterios de
vida occidentales. Con el aumento en los flujos de intercambio originados por la
sal, los indios ya no solo se preocupan por sus labranzas sino por conseguir dinero
con fines diferentes al pago de los tributos. Tal es así que por primera vez en la
historia de Medina ella cambia de curso. Si antes se obligaba a los indios a que
fueran allí, ahora los curas de otros pueblos como el de Gachalá se quejan porque
los indios allí reducidos se trasladan a Mámbita y a Medina debido a que las
salinas de esa región dan mejor usufructo.2

1
Tributos, Tomo 21, folios 388-421.
2
Tierras de Cundinamarca, Tomo 38, folios 375-400.

Historia de Medina. 30
Rodriguez, Argüello, González

Independientemente de las disputas entre los clérigos y encomenderos,


es importante resaltar el casi total aislamiento en que la región se encuentra aun
a finales de siglo XVIII. Desde aproximadamente 1785 se cuenta con un proyecto
de construcción del camino que por Gachalá comunique a Santafé con Medina.
Aunque ya existía un camino por esta zona, éste es a la fecha casi intransitable, lo
que dificulta el comercio de productos agrícolas y solo permite el tránsito de ganado
a un costo muy elevado (Velandia 1991: 117-123).

2. LA INDEPENDENCIA Y LO QUE QUEDÓ DE ELLA

El final del siglo XVIII e inicio del siglo XIX fue una época de convulsiones
y cambios en todo el territorio americano. Fue la época donde se gestó y llevó a
cabo el proceso que hoy se denomina independencia y que dio lugar a la posterior
reorganización territorial y política de provincias, estados y departamentos.

Durante la etapa de la reconquista española (1816-1819) el Llano se


convirtió en el albergue de la gran mayoría de disidentes, algunos de los cuales
habían tomado parte activa en la primera declaración de independencia después
de 1810. Fue en el Llano donde se organizó la campaña Bolivariana, de allí
provenían en mayor medida los hombres, de allí provenían los estipendios.

Como el objetivo de Bolívar era llegar al centro del país, los españoles
organizaron fuertes de defensa en las entradas del Llano. Los españoles tenían
conocimiento de la cada vez mayor organización del ejército patriota en la zona y
su paulatino avance hacia la cordillera, razón por la cual emplazaron ejércitos en
las posibles rutas de acceso a Santafé. Uno tales rutas era la que provenía de
Medina. En consecuencia, se destacó allí tropa para protegerla de los rebeldes y
se mejoró la guarnición (Díaz 1967: 313)

Es precisamente el carácter de tales fortificaciones uno de los factores


que obligó a Bolívar a emprender el difícil paso por los páramos de Pisba y Paya.
Los españoles estaban seguros de la imposibilidad del ejército rebelde de

Historia de Medina. 31
Rodriguez, Argüello, González

atravesar por los caminos establecidos, tal y como lo menciona el mismo Barreiro:

“El paso por la cordillera no lo pueden ejecutar por otros puntos que
por las salinas, Paya, Pueblo Viejo, Miraflores y todo el Valle de Tenza, Medina,
son de páramos y montañas muy fragosas y en la estación presente (invierno),
hombres que no estén acostumbrados al frío serían destruidos por sí mismos;
por consiguiente estos puntos quedan defendidos de una invasión por solo
temperamento.” (Citado por Díaz 1967: 315)

En teoría, los ejércitos rebeldes no intentarían un paso por caminos como


el de Medina ya que el carácter del terreno y la estación lluviosa mermarían
considerablemente a los llaneros dotados de muy pocos ropajes y no
acostumbrados a relieves agrestes y a climas fríos. Bolívar, como se sabe,
emprende la campaña, no sin antes enviar un contingente a hostigar el fuerte
español ubicado en Medina.

Tal acción cumplió el objetivo de despistar a las tropas del rey, quienes
creyeron inminente un ataque por tal flanco con el consecuente traslado de las
tropas a dicho sector. Los españoles perdieron el destacamento ubicado en
Medina lo que obliga a Barreiro a disponer nuevas tropas en ese lugar. Entre
tanto, los rumores de un ejército acercándose por la zona de Paipa se hacían
cada vez mayores. Barreiro intentó reorganizar las fuerzas dispersas para hacerle
frente en Pantano de Vargas. Tales acciones disuasivas fueron el principio del fin.

Como es bien sabido, el proceso de emancipación trajo ganadores y


perdedores, y entre éstos últimos no solo se encontraba España. Las nuevas
configuraciones territoriales y los micro-poderes regionales fueron un factor
fundamental en la nueva cartografía de los centros y periferias del nuevo país. A
partir de éste momento, y como nunca antes, los factores políticos, entendidos
ellos como el cambiante traslado del poder central y regional entre una u otra
élite, serán los que guíen la ascendencia y decadencia de las regiones;
modificando a su vez aspectos tales como la economía, la población y la educación.

Luego de consolidada la independencia el Llano quedó devastado y, aun


más, abandonado. La población fue diezmada y la economía descompuesta

Historia de Medina. 32
Rodriguez, Argüello, González

debido a que fue dicha zona la despensa de los ejércitos patriotas. La región
llanera, lugar de origen de los ejércitos libertadores no fue de manera alguna
compensada por su aporte a la liberación nacional. Después de 1830 Medina
era todavía una región incomunicada con el centro del país. No existían caminos
transitables y el pueblo seguía supeditado a los devenires de la naturaleza. No
obstante, es precisamente uno de los aspectos de la naturaleza que siempre
había permitido que Medina estuviera aislada el que ahora se convierte en el
motivo de su progreso: los ríos.

Una vez lograda la separación de España, el Llano volvió a retomar su


carácter de región inhóspita y solo era mencionado políticamente para tal cual
promesa de los gobiernos de turno. Este abandono del gobierno central en cierta
medida permitió la configuración de una zona autónoma que comerciaba tanto
con los andes colombianos como con los Llanos venezolanos. Ante la falta de
control alguno, se erigieron rutas comerciales direccionadas por los ríos navegables
y por los incipientes centros de producción.

Mapa 1. Poblaciones y misiones en los Llanos, 1839. Tomado de Rausch 1999

Historia de Medina. 33
Rodriguez, Argüello, González

3. ¿UNA ÉPOCA PRÓSPERA?

Siguiendo intereses diversos, algunos hombres de negocios del centro


del país volvieron sus ojos hacia la región de piedemonte y Llanos como fuente
de abastecimiento y como zona productiva. El principal problema para la conexión
seguía siendo hasta este momento la carencia de vías de comunicación. Buscando
corregir en parte dicha falencia se suscribió en el año de 1849 un contrato entre
la nación y Pastor Ospina con el objeto de construir un camino que por Gachalá
comunicara a Bogotá con Medina. Según se puede colegir de las declaraciones
dadas por el mismo Pastor Ospina (1855), el mencionado camino nunca pudo
ser terminado completamente de acuerdo a los criterios estipulados en el
mencionado contrato, no obstante su precaria construcción permitió dinamizar
en buena medida el transito, sobretodo de ganado, de los Llanos a Bogotá. En
palabras de Ospina (1855: 11): “A mi me debe Medina lo que es hoy respecto
de lo que era hace seis años, por mi ha adquirido el comercio de ganado con
los Llanos las ventajas que tiene por aquella vía.”

Independiente de a quien se deba atribuir el progreso de la región, es


evidente que a partir de 1850 ella experimentó una etapa de florecimiento
representada por la posibilidad de conexión tanto con el centro del país como
con los Llanos venezolanos. Según cuenta José Arturo Linares (1942), para la
década de 1880 existía en Medina un activo comercio con los Llanos orientales
colombianos y venezolanos, los cuales habían sido integrados por la vía del río
Meta, y por la navegabilidad que a los ríos Orinoco y Apure había dado el gobierno
venezolano. Medina se convirtió así en asiento de comerciantes y contrabandistas
que inyectaron capital a grandes hatos ganaderos, empresas de añil, algodón,
quina y tabaco. Antes de la independencia, España prohibía expresamente el
comercio por dicha zona debido a que por allí podían entrar mercancías de
procedencias diferentes a la de la metrópoli, como las británicas. Una vez ocurrida
la separación, se dio paso a un periodo en el cual o bien se intentaba mitigar el
comercio por medio de aduanas y estrictos controles, o bien se permitía el libre
comercio y se estimulaba la navegación por medio de tratados de libre comercio
(De la Pedraja 1984: 39-46; Velandia 1991: 252-254). No obstante, las medidas
tomadas por el gobierno central, en la mayoría de los casos, fueron solo
ocasionalmente llevadas a la práctica y el comercio en la zona se dio más bien
según el libre albedrío.

Historia de Medina. 34
Rodriguez, Argüello, González

En 1856 se iniciaron los viajes de barcos a vapor por el río Meta. La idea
era que las mercancías llegaran hasta el puerto de Cabuyaro y desde allí se
llevaran por vía terrestre por el camino de Gachalá. Medina era, entonces, el nodo
de conexión entre las vías fluviales y las terrestres; entre el Llano y la capital. Fue
la época de la prosperidad, ante la falta de organización a partir del centro del
país, entiéndase Bogotá, la región de Medina estuvo en libertad de organizar su
producción y comercio sin necesidad de remontar la cordillera. Es la primera vez
que en su historia el pueblo puede hacer uso de su real ubicación regional y
configurarse como un territorio llanero. Hasta el momento de la independencia, el
manejo dado a la zona seguía los preceptos de la colonización y reducción
cordillerana, lo que conllevó a una cadena de fracasos y, aunado a la desidia de
la administración colonial, al aislamiento de la región. El desorden y vacío político
e institucional que siguió a la separación de España, obligó a los pobladores de
la zona a buscar las vías de salida para sus productos, y como debió ser desde el
principio, se hizo mirando al Llano. La inexistencia de límites políticos precisos
entre Colombia y Venezuela, permitió la integración de grandes zonas con base
en las vías fluviales; y fue por medio de ellas que ingresaron los capitales base de
la organización de empresas agrícolas y ganaderas.

Desde mediados del siglo XIX la región de Medina recibió un nuevo impulso,
esta vez desde el centro del país. El interés por fomentar la expansión del cultivo
de café hizo volver los ojos del gobierno central sobre ésta región. Con esta
intención, el gobierno nacional llevó a cabo extensas adjudicaciones de terrenos
baldíos de propiedad de la nación (Linares 1942: 9). Los terrenos denominados
baldíos fueron puestos en subasta aduciendo diferentes razones tales como la
necesidad de ingresos fiscales, la adjudicación como fuente de progreso y
desarrollo, su concesión a cambio de construcción de caminos, como lugar de
llegada de población extranjera, etc. (Tovar 1995).

Por otra parte, durante la misma época se dio un nuevo auge a la explotación
de la quina, lo que llevo de igual manera a la adjudicación de zonas de piedemonte
denominadas baldías (De la Pedraja 1985: 57-60). Según algunos autores como
Baquero (1986) fue el auge de la quina lo que permitió el florecimiento de Medina
al punto que entre 1835 y 1843 casi duplicó su población y se constituyó en
cabecera del denominado Cantón de San Martín. Con éstas iniciativas la región
de Medina quedaba ahora conectada tanto con el Llano como con la cordillera y
definitivamente se erigía como nodo de comunicación entre las dos áreas por

Historia de Medina. 35
Rodriguez, Argüello, González

medio del camino nacional del Meta (Pérez: 1863: 200; Guzmán 1988: 464-
465; Pardo 1989: 2). Los graficos 4, 5 Y 6 muestran el componente poblacional y
productivo de Medina respecto al Meta hacia 1869 y 1874. Como se puede
observar, Medina era sin duda el nodo de crecimiento del departamento.

M UN I CI PI O PO BLACI Ó N

M EDI N A 1796

BO Q UERO N 58

CA BUYA RO 202

STO . TO M Á S DE UPI A 116

V I L L A V I CEN CI O 625

CUM A RA L 178

SA N M A RTÍ N 717

JI RA M EN A 252

SA N JUA N DE A RA M A 112

T OT AL 4056

Gráfico 4. Población del Meta en


1869. Tomado de De la Pedraja 1984

CO RREG I M I EN T O V ACUN O CABRI O M U LA R CABALLAR PO RCI N O

V I L L A V I CEN CI O 9333 50 300 138 500

SA N M A RTÍ N 16000 0 504 694 204

M EDI N A 3000 0 100 200 2000

CA BUYA RO 4572 50 55 159 300

JI RA M EN A 7400 0 132 101 50

T OT AL 40305 100 1091 1292 3054

Gráfico 5. Censo ganadero del Meta en 1874. No. de Cabezas de Ganado. Tomado de
De la Pedraja 1984

Historia de Medina. 36
Rodriguez, Argüello, González

CO RREG I M I EN T O ARROZ CACAO CAFÉ CAÑ A T ABEN A PAN ELA PLÁT AN O YU C A M AÍ Z Ñ AM E

V I L L A V I CEN CI O 10.6 0.6 50 70 122.2 15 300 300 300 0

SA N M A RTÍ N 45 0 6.2 20 0 12.2 300 300 300 0

M EDI N A 10 0.6 30 50 200 25 400 400 600 200

CA BUYA RO 3 0 4 3.5 0 1 0 0 0 0

JI RA M EN A 2 0 0.2 0.2 0 1 0 0 0 0

T OT AL 70.6 1.2 90.4 145.5 322.2 54.2 1000 1000 1200 200

Gráfico 6. Producción agrícola del Meta en toneladas métricas. 1874. Toma-


do de De la Pedraja 1984

Pero no todo fue tan gratuito, tal como lo han mostrado De la Pedraja
(1984), Tovar (1995) y Rausch (1999), la adjudicación de terrenos baldíos permitió
la apropiación de grandes regiones por parte de empresarios y terratenientes en
detrimento de los colonos3 . Desde la década de los sesenta se venía presentando
un nuevo impulso colonizador por parte de campesinos procedentes
fundamentalmente de la cordillera. Ante la escasez poblacional, ellos simplemente
se asentaban en un territorio y lo trabajaban sin necesidad de un título de
propiedad.4 A finales de los sesenta y hasta finales de siglo se llevaron a cabo
sendas adjudicaciones de tierras, las cuales fueron controladas desde Bogotá.5
(vease 2 cuadros de adjudicación de tierras). Tales adjudicaciones reñían con las
colonizaciones informales hechas por campesinos procedentes básicamente de
Gachetá quienes se dedicaban al cultivo de cacao, café, caña de azúcar, maíz,
plátano y yuca. Esto, como era de esperarse, desencadenó en conflictos por la
tierra al final de los cuales los colonos eran desplazados a regiones cada vez
más lejanas (Rausch 1999: 245-249). El florecimiento económico de Medina se
hizo a costa de los colonos que habían poblado y civilizado la tierra. Una vez ella
estaba lista para ser productiva, llegaron los grandes hacendados y con título de
propiedad en mano los desplazaron u obligaron a hacer parte del sistema

3
Por ejemplo, para el período comprendido entre 1893 y 1898 se adjudicaron en la entonces denominada
Intendencia de San Martín 162.251 hectáreas, de las cuales 99.937 (61.6 %) correspondían a Medina. Según
Hermes Tovar estas concesiones hacían del territorio de San Martín el lugar del país donde más se
llevaban a cabo adjudicaciones de baldíos para la época (1995: 67-68).
4
A la existencia de colonos se debe agregar que según descripciones de la época aún existe una buena
cantidad de indios “incivilizados” dispersos por el territorio (s.a. 1868).
5
La adjudicación de tierras baldías por parte del gobierno nacional respondía, en la mayoría de casos, a un
programa por el cual buscar dinero para pagar la ya acrecentada deuda externa. La teoría de los gobernan-
tes de turno era que en tanto se conseguía dinero para las obligaciones económicas, se permitía el desarro-
llo de zonas marginales y se insertaban en circuitos económicos de carácter nacional.

Historia de Medina. 37
Rodriguez, Argüello, González

económico como empleados. El café, elemento base del desarrollo de la época


solamente era viable en una economía de carácter latifundista6 .

T OT AL T OT AL
M UN I CI PI O
AD JUD I CACI O N ES H ECT AREAS

BO L I V A R 1 5181

M EDI N A 6 17563

SA N JUA N DE
1 6000
A RA M A

SA N M A RTÍ N 26 175669

V I L L A V I CEN CI O 8 15444

SI N CLASI FI CAR

M EDI N A Y
1 49496
V I L L A V I CEN CI O

M EDI N A Y
1 11102
CA BUYA RO

RA I CI L L A 1 12915 Gráfico 7. Adjudicación de tie-


rras públicas en el Territorio
M UN I CI PI O S SI N de San Martín 1866-1878. To-
5 31032
L I STA R mado de Rausch 1999.

La política de adjudicación de tierras era lógicamente elogiada y fomentada


por los terratenientes, quienes veían en ella el mejor método para civilizar la tierra
y los hombres del territorio de San Martín; tierras que eran presentadas en los
escritos de la época como casi totalmente baldías. Tales terratenientes no
escatimaban esfuerzos por mostrar el avance y desarrollo que a la región traían
las recientes haciendas ganaderas y agrícolas (Restrepo 1870). No obstante, las
adjudicaciones de tierras, y los subsecuentes conflictos, comenzaron a ser
observados como un problema en sí mismo y como elemento que impedía el

6
La producción cafetera se concentraba en tres haciendas, una de las cuales, La Virginia, se encontraba
ubicada cerca de Medina (Restrepo 1870: 115-116; De la Pedraja 1984: 54,82).

Historia de Medina. 38
Rodriguez, Argüello, González

desarrollo efectivo de la región. Un informe enviado al Ministerio de Gobierno en


1895 comenta que:
“Medina y Cabuyaro: Estas dos poblaciones están en total decadencia y
el principal motivo es el de las grandes adjudicaciones que de sus terrenos baldíos
se ha hecho recientemente. En la primera (Medina) la agricultura ha sido en todo
tiempo su principal industria; pero los cultivadores en pequeño han sido despojados
por los adjudicatarios de grande extensiones de terrenos baldíos, quienes han
pedido y obtenido tales adjudicaciones en las que están cultivados de tiempo
inmemorial, sin que haya amparado a los colonos en sus derechos que siempre
les han reconocido las leyes. El resultado ha sido la inmigración de estos infelices
y como consecuencia el atraso de a población en términos de acabarse si no se
pusiera como ya se a tratado de poner coto a los abusos.” (Citado por Gómez y
Domínguez 1988: 211).

El anterior informe deja entrever la forma como Medina dejo paulatinamente


de ser una región de aptitud agrícola, basada en pequeños cultivos de subsistencia,
para dar paso a la economía del ganado vacuno y a las plantaciones en gran
escala con miras al mercado externo. Tal y como lo mencionan los informes de la
época y según opiniones de hacendados como Emiliano Restrepo (1870) el
negocio del ganado trae bastantes ventajas a los adjudicatarios de grandes
extensiones de tierra, entre las que se encuentran la facilidad de civilizarla, la
poca inversión económica y la casi nula ocupación de mano de obra campesina7 .
En contraste con la pequeña inversión, tal negocio trae buenos dividendos a corto
plazo.

T OT AL T OT AL
M UN I CI PI O
AD JUD I CACI O N ES H ECT AREAS

CA BUYA RO 4 13711

CUM A RA L 1 1200

M EDI N A 18 58649

SA N M A RTÍ N 9 25949

URI BE 15 20488 Gráfico 8. Adjudicación de tie-


rras públicas en la Intenden-
V I L L A V I CEN CI O 12 29024 cia de San Martín 1887-1899.
Tomado de Rausch 1999.

7
Emiliano Restrepo describe lo sencillo y económico que resulta el establecimiento de un hato ganadero.
No requiere la construcción de infraestructura salvo 2 o 3 ranchos, la tierra se alista simplemente haciendo
quemas y para el cuidado de 500 cabezas de ganado solo se requieren el criador, 2 peones y la cocinera.

Historia de Medina. 39
Rodriguez, Argüello, González

Mapa 2. División territorial de los Llanos, 1868-1886. Tomado de Rausch 1999

El monopolio en la zona se concretó en 1890 con la suscripción de un


contrato entre la nación y José Bonnet para la navegación a vapor por el río Meta
hasta el puerto de Cabuyaro. Tal contrato, además de pagar estipendios a Bonnet
por cada viaje, asignaba un total de 50.000 hectareas para que se conformaran
colonias agrícolas en la zona. El auge de la navegación por el mencionado río
acentuó aun más los conflictos por la tierra ya que Medina, al encontrarse cerca
de las vías de comunicación, se erigía en el lugar deseable para establecer
haciendas ganaderas y agrícolas, de las cuales se aseguraba la fácil y económica
salida de los productos. Con la mencionada reparación del camino hacia Bogotá
por Gachalá Medina era paso obligado en la comunicación entre la capital y los
Llanos.

Otros proyectos de colonización concretaban la vieja idea de algunos


dirigentes de civilizar la población por medio de la importación de europeos. Lo
que se buscaba era establecer colonias agrícolas de familias europeas, en

Historia de Medina. 40
Rodriguez, Argüello, González

respuesta de lo cual en 1896 se asignaron 17.000 hectáreas en Medina para una


colonia de súbditos italianos (Olmos 1989: 38). Tal colonización se llevaba a cabo
por parte de empresarios quienes se encargaban de conseguir las familias y
organizar la colonia como tal.

No obstante y tal como se ha advertido, el florecimiento y decadencia de


las regiones pasa por las vicisitudes de la política y por procesos de índole general
que se escapan del ámbito de decisión de las regiones y pueblos. Después de la
separación de España la región fue anexada y segregada al acomodo de los
intereses políticos de Bogotá. Tal como puede verse en el cuadro tal entre 1830 y
1914 Medina, y la región de San Martín, fueron trasladadas en términos políticos
y administrativos en varias ocasiones. Agregado a lo anterior está el verdadero
manejo que se dio al dinero procedente de uno y otro sector ya que a pesar del
gran flujo de capital nunca se construyeron vías, se incrementaron los servicios, ni
llegó la bonanza a toda la población. La nueva configuración de latifundios en el
Llano, generada con base en la adjudicación de terrenos baldíos, permitió que
solo quien tenía capital y vivía no en la zona sino en Bogotá pudiera acceder a la
tenencia de la tierra. Aunque la región era receptora de colonos provenientes
generalmente del interior, no fueron ellos los que accedieron por vía legal a los
terrenos baldíos sino aquellos empresarios hacendados que vivían en la capital
(De la Pedraja 1984: 18-23). El modelo de producción imperante fue, pues, la
hacienda. Organizada con base en la adjudicación de extensos baldíos, el
desplazamiento de colonos y reducción final de indios, la hacienda permitió, por
ejemplo, la presencia de extensas zonas cafeteras y el uso de terrenos para la
ganadería extensiva.

Como se entiende, solamente algunos recibieron los beneficios y cuando


fue la hora del debacle fueron ellos los primeros en retirar su capital. A finales del
siglo XIX Medina volvió a caer en una nueva etapa de aislamiento; dejemos que
sea Linares (1942) quien explique las razones:

“…El café, que había venido adquiriendo precios fabulosos en los mercados
extranjeros, principiaba su descenso en momentos en que estas empresas daban sus
cuantiosos frutos; la falta de una buena vía de transporte para la numerosa carga, la clausura
de la navegación de los ríos Orinoco y Meta por el gobierno de Venezuela, debido a la
revolución que acababa de estallar en el mes de octubre de 1899, que apoyó la introducción

Historia de Medina. 41
Rodriguez, Argüello, González

de armamento por aquella vía fluvial y la del Táchira, el estado de tirantez de las relaciones
entre los dos países y por último, lo largo de aquella contienda que se prolongó cerca de tres
años, vino a echar por tierra las aspiraciones de los empresarios, que abandonando toda
iniciativa, dejó muchos capitales abandonados, entregados a su propia suerte.”

Los tres elementos anotados por Linares, descenso en los precios del
café, cierre de la frontera con Venezuela e inicio de la guerra de los mil días,
fueron el escenario del transito hacia el siglo XX. Luego de esta corta etapa de
bonanza, la región volvería a sumirse en el abandono y solo será importante en
cuanto a teatro de operaciones militares en las subsiguientes épocas de violencia.
La estocada final llegaría en la primera década del siglo XX cuando, nuevamente
por caprichos políticos, Medina queda definitivamente adscrita al departamento
de Cundinamarca y pierde las ventajas de encontrarse en una región llanera.

Se ha mencionado el papel del camino nacional del Meta como la vía que
permitió la comunicación del Llano con el centro del país por medio de Medina.
Es por tal razón que al pueblo se le denominaba la puerta del Llano.. Cuando se
clausuró la navegación por los ríos Orinoco y Meta en 1899 también se había
iniciado el proceso que llevaría al final aislamiento de Medina con el centro del
país. A partir de 1870 se inició la construcción de la vía Bogotá-Villavicencio, la
cual, aunque se suspendió en 1880, paulatinamente fue haciendo virar el polo de
comunicación con el Llano, convirtiendo a Villavicencio en el centro de acopio y
nueva puerta al Llano, situación que se mantiene aun hoy día. El camino por
Gachalá seguía siendo prácticamente intransitable y sólo los más intrépidos se
atrevían a cruzarlo (Raush 1999: 143).

4. LOS CONFLICTOS DEL SIGLO XIX.

Después de sucedidas las Guerras de Independencia se presentaron


alrededor de 52 guerras civiles en el territorio colombiano (Ocampo 1999). Esta
situación de conflicto se prolongó hasta finales del siglo XIX, época en que se
agudizaron las diferencias bipartidistas y que finalmente desembocaron en la
Guerra de los Mil Días.

Historia de Medina. 42
Rodriguez, Argüello, González

Mapa 3. Adjudicaciones de tierras baldías por municipios, 1870-1900. Tomado de


Legrand 1988

Historia de Medina. 43
Rodriguez, Argüello, González

Para finales de éste siglo, en la década de 1890, Medina hacía parte de la


Intendencia de San Martín, la cual experimentaba un clima de zozobra política
alimentada por los constantes y generalizados conflictos por la tierra. Así las
cosas, el gobierno central dispuso que la nación debía proporcionar la policía
necesaria para conservar el orden en las intendencias, pero debido a la falta de
fondos, los intendentes no dispusieron de los hombres ni del armamento necesario
para capturar forajidos, resolver pleitos locales o sofocar revueltas (Rausch
1999:253)

Jane Rausch (1999:253-4), relata que:

“Una de las rencillas más largas se dio en Medina, donde los intereses personales
mantenían al pueblo en constante zozobra a pesar de que todos los vecinos eran
liberales. En noviembre de 1894, el prefecto Heliodoro Ruiz y su secretario Guillermo
Cháves comenzaron a hostigar al sacerdote Higinio Bunch , al alcalde Marco Aurelio
Quimbay y al personero José Tomás Cola. El estallido en enero de la revuelta liberal
de 1895 hizo que se pospusiera la solución del asunto. Moisés Camacho, quien fue
nombrado intendente al final de la guerra, viajó a Medina en junio de 1895 para
estudiar los hechos “porque en aquel lugar no había autoridades”. En su informe de
octubre recordó que “naturalmente mi primera preocupación fue la de averiguar si
había algún amigo del gobierno para darle una posición de autoridad. Penoso es,
pero forzoso decirlo, no encontré allí persona alguna que no hubiera tomado parte
directa o indirectamente en el ‘pronunciamiento’ que tuvo lugar en aquella población”.
Como el padre Higinio Bunch amenazaba con irse de Medina si Camacho no
nombraba un alcalde que pudiera garantizar absolutamente el ejercicio de su
ministerio sin interferencia alguna, decidió nombrar al señor Cola, el antiguo personero.
Camacho examinó un “centímetro de quejas” que le escribieron miembros de los
grupos enfrentados, y concluyó que las “rivalidades personales” eran la raíz del
problema. “...si por este despacho se diera atención al sinnúmero de denuncias y
de quejas que en toda forma llegan de aquella desgraciada población en cada correo
y con cada una de las personas que de allí viene, no alcanzaría el tiempo sino para
instruir sumarios y forzosamente tendría que trasladarse la intendencia a Medina
con este sólo objeto”. La solución a largo plazo, concluyó Camacho, era la creación
de un juzgado de circuito en Villavicencio para fallar en estos pleitos y dar sueldos
adecuados a los alcaldes y otros empleados municipales, “pues sólo así se podrá
obtener una persona honorable y adicta al Gobierno que quiera venir a esta región”.
Para 1898 se había establecido el juzgado de distrito, y el intendente Silva informó

Historia de Medina. 44
Rodriguez, Argüello, González

que el nuevo magistrado se mantenía ocupado estudiando los sumarios que a diario
llegaban de Medina. Hasta el estallido de la Guerra de los Mil Días, el pueblo permaneció
dividido en dos bandas hostiles, ninguna bien vista por las autoridades.”

No es clara la razón del enfrentamiento entre el sacerdote y los otros


personajes, pero llama la atención que el nombre de Higinio Bunch, clérigo
implicado en la disputa, no aparece registrado en la historia parroquial de Medina
y en su lugar aparecen: Francisco Goiriena (1889–1894) y Agustín Mora (1894–
1895) (Nieto Hernández 2003), lo cual podría estar mostrando errores en alguna
de las fuentes consultadas por uno de los dos autores.

Aún así, es importante señalar que en el relato de Rausch se destaca la


inconformidad que existía con las autoridades locales por parte del clérigo local y
del intendente; la primera parece relacionarse con la incompetencia del alcalde
para proporcionarle la seguridad necesaria al sacerdote y la segunda, merece un
poco más de atención, pues se relaciona con las filiaciones políticas de los
funcionarios públicos y de los pobladores del municipio.

Como se recordará, la solución del pleito se aplazó hasta después de


finalizada la revuelta liberal de 1895. Este conflicto sólo se prolongó por unos
cuantos meses y arrojó como resultado la derrota de los liberales a manos de los
ejércitos del gobierno que para aquel entonces era conservador, pero además,
esta revuelta fue la antesala de la Guerra de los Mil Días y agudizó en buena
medida las diferencias entre los dos partidos.

Al finalizar la contienda, en abril de 1895, el intendente destituyó a los


liberales de los cargos públicos y nombró alcaldes “amigos del gobierno”; sin
embargo, el caso de Medina era especial por que fue la única población de la
intendencia de San Martín que se unió a la rebelión y por esta razón se temía que
al celebrarse comicios electorales para concejos municipales, los ganadores no
apoyarían al gobierno. Esta situación determinó que el municipio quedara sin
“autoridades” hasta junio, cuando el intendente nombró personas en las que podía
confiar (Rausch 1999:258) y que en este caso, estaban en cabeza del antiguo
personero, el señor José Tomás Cola.

Historia de Medina. 45
Rodriguez, Argüello, González

Estos antecedentes, además de la filiación liberal de la población y de la


ubicación geográfica del municipio, hicieron de Medina un punto clave en el
conflicto que se inició a finales de 1899: la Guerra de los Mil Días.

Historia de Medina. 46
Diciembre 28/72 sección 2ª
Nº 2210
ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA
PREFECTURA DEL TERRITORIO NACIONAL DE SAN MARTÍN

Villavicencio, 20 de diciembre de 1872

Señor secretario de lo interior y R. R. P. P.


Acompaño a ud. copia de la diligencia de visita practicada en el
corregimiento de Medina
Soy de vos atento servidor
Nicolás Fajardo

En el corregimiento de Medina a seis de diciembre de mil


ochocientos setenta y dos los infrascritos Prefecto del Territo-
rio Nacional de San Martín y su secretario nos trasladamos al
local del despacho del Corregidor con el objeto de practicar la
visita a la oficina. El señor Corregidor y su secretario pusieron
de manifiesto las leyes nacionales existentes en el archivo, de
cuyo examen apareció que no hay en él sino la Recopilación
Granadina, su apéndice, el Código Penal y los Códigos de 1866
a 1872, exclusivo el de 1871. – Existen también los doce Có-
digos de Cundinamarca; los Códigos del mismo estado de 1862
a 1.866 y algunos otros cuadernos de materias extrañas a la
legislación del territorio. – Existe también el decreto de 6 de
julio de 1868, orgánico de la ley de territorios, y la colección
de Diarios Nacionales de enero de 1868 hasta la fecha, con
exclusión de los números 2.448-2.453-2.472 hasta 2.477;-
2.484 hasta 2.489-2.597 hasta 2.602. – Examinado el motivo
de esta falta informó el Sr. Corregidor que tales diarios son
correspondientes a los meses de enero, febrero, marzo y julio
y que como él no estaba hecho cargo del destino que actual-
mente desempeña, sino desde el 17 de septiembre del co-
rriente año, ignora el motivo de la falta que se nota; pero que
cree que por los informes que ha recibido que tales documen-
tos no se han remitido oportunamente por la autoridad supe-
rior. - Con las fallas notadas, el archivo del corregimiento se
encuentra perfectamente arreglado, desde el año en que el
P.E. aceptó la sesión del territorio. = En el ramo judicial se
presentaron diez expedientes civiles ordinarios que están en
curso y uno ejecutivo. - En el ramo criminal existen en curso
seis expedientes por diferentes delitos; y en la policía, cinco
expedientes en curso y dos sumarios en estado de remitirse a
la prefectura. = Examinados los libros auxiliares del
corregimiento resulta que se lleva minuciosamente en doce y

Historia de Medina. 47
ocho registros una relación sucinta tanto de las multas que se
cruzan entre el Corregidor, el Prefecto y otros empleados, como
de todas las actas de aquez, relativas a la creación de rentas,
vigilancia de éstas, visitas a las escuelas, a la tesorería del
corregimiento y otras diligencias concernientes a su buena
marcha. = Del examen de la lista del trabajo personal subsidia-
rio aparece que este da 3.648 jornales divididos en cinco clases
así: la primera diez jornales, la segunda ocho, la tercera seis, la
cuarta cuatro y la quinta dos, a treinta centavos cada jornal lo
que da un total de $1.094,40 centavos de lo cual se perciben
$235,20 centavos que producen la clase primera y segunda;
tanto esta suma como $174,05 centavos de los fondos comu-
nes del tesoro del corregimiento y el resto de los jornales me-
nos cien se han aplicado por un acuerdo de la corporación
municipal, para la continuación de un camino que hace tres
años poco más o menos se está abriendo desde el sitio de
Iraguaya hasta el distrito de Gachalá (Estado de Cundinamarca);
con el objeto de poner en comunicación éste con el puerto de
«Cabuyaro» sobre el río Meta: - los cien jornales restantes se
destinan para atender a la composición de las otras vías inme-
diatas al corregimiento. = El local es suficiente para el despa-
cho y se encuentra en buen estado y con el mobiliario sufi-
ciente. - Con lo cual se terminó la presente diligencia que fir-
man el Sr. Prefecto, Corregidor y Secretarios. = Nicolás Fajardo.
= Enrique Rojas B.. = Rafael Guarnizo- Secretario.= El secreta-
rio de la Prefectura- Hilario Cualla.
==============================================
Acto continuo nos trasladamos a las sesiones de la Corpora-
ción Municipal en donde se encontró reunida la Corporación;
y su presidente puso a disposición del infrascrito todos los do-
cumentos que constituyen el archivo de tal oficina. - Del minu-
cioso examen de ellos aparece: el libro de actas de las sesiones
habidas en el presente año, que asciende a diez y siete; el libro
general copiados de comunicaciones con los empleados y par-
ticulares, del cual aparece que se han dirigido cuarenta y una
comunicaciones con diversos objetos; pero todas dirigidas a la
buena marcha del corregimiento; el legajo de acuerdos expedi-
dos en el presente año, que son los siguientes: 1º sobre crea-
ción de rentas para el servicio del año; 2º sobre presupuesto de
rentas y gastos para (sic) – 3º Reformatorio del de presupuesto;
4º Creando el destino de médico legal del corregimiento; seña-
lándole sus funciones y 5º Restableciendo y organizando el
servicio personal. Examinados minuciosamente los acuerdos,
que tienen por objeto la creación e inversión de las rentas,
resulta: que el corregimiento cuenta en el presente año econó-
mico con ochocientos treinta y nueve pesos sesenta y cinco
centavos ($839,65), que los producen los siguientes ramos.—
—-

Historia de Medina. 48
1. Existencia del año anterior $ 109,25
2. Derechos de degüello del ganado vacuno $ 240
3. Derecho de degüello de Cerdos $ 34
4. Ventas y Exportación de aguardientes $ 175,20
5. Derechos de Almotacen $ 36,20
6. Derechos sobre juegos públicos $ 12
7. Derechos sobre el consumo de mercancías $ 40
8. Derechos sobre la puerta del Cuso $ 10
9. Derechos sobre la puerta de la cárcel $ 12
10. Primera y segunda clases del trabajo personal
subsidiario (aproximación) $ 150
11. Multas $ 21
SUMA $ 839,65
Esta Suma
Se invierte así:
1. Servicio postal con la capital del territorio $ 65
2. Sueldo anual de un médico legal del
Corregimiento $ 60
3. Drogas para enfermos indiferentes $ 40
4. Alimentación de los mismos en el hospital de
caridad del Corregimiento $ 36
5. Gastos en la nueva vía que debe atravesar el
territorio desde «Gachalá» (Estado de Cundinamarca)
hasta «Cabuyaro», sobre el Río «Meta» y que se
denomina «vía noreste del Meta» $ 409,25
6. Refacción de obras públicas $ 32
7. Sueldo del Alcalde de las cárceles $ 48
8. Útiles de escritorio de las oficinas $ 10
9. Conducción de reos $ 30
10. Raciones de presos pobres $ 5
11. Arrendamiento de un local para el
hospital del Corregimiento,en el año $ 14
12. Honorario del Tesorero (Aproximación) $ 58,40
13. Gastos Imprevistos $ 32
SUMA $ 839,65

Se presentaron los tres libros de registro del estado civil de las


personas y examinados éstos resulta que no se han podido
llevar con la puntualidad que requiere la ley según informes
de la Corporación municipal y el Corregidor porque los habi-
tantes del corregimiento ignorantes en su mayor parte y muy
desvalidos no se cuidan de venir a asentar las respectivas parti-
das; no por resistencia a la autoridad, sino más bien por temor
de que al comparecer al despacho se les notifique algún servi-
cio o trabajo que deben prestar: tanto los miembros de la mu-
nicipalidad como el señor Corregidor creen que este mal pue-
de corregirse muy paulatinamente pero empleando para ellos

Historia de Medina. 49
medios suaves que den a conocer al pueblo la utilidad que
le reporta el hecho de hacerse inscribir en los libros res-
pectivos la Corporación y el señor Corregidor ofrecieron
poner en lo sucesivo los medios eficaces para que los libros
se lleven con puntualidad, poniendo en práctica los me-
dios ya indicados. = El infrascrito se tomó la libertad de
indicarle a los miembros de la Corporación municipal que
como medio para obtener el registro de defunciones podría
la Corporación dictar un acuerdo reglamentando el uso del
Cementerio público, puesto que este edificio destinado al
último fin de la policía debe ser regido por las disposicio-
nes que dicten los miembros de la municipalidad para con-
sultar las disposiciones legales hace uso de los libros y
demás documentos pertenecientes a la oficina de la
Corregiduría, se reúne en una pieza contigua al despacho
del señor Corregidor, es bastante adecuada para el objeto
y se encuentra en buen estado y con el mobiliario suficien-
te para su uso. = En este estado se manifestó por el señor
Presidente de la Corporación como vocero de ella, que los
habitantes de este corregimiento, a pesar de su extremada
pobreza están haciendo esfuerzos sobrehumanos, desde
hace tres años por abrir dos caminos uno para Bogotá; y el
otro para el puerto de Cabuyaro sobre el río «Meta»; que
para la consecución de este fin han destinado, como esta
visto ya según los acuerdos sobre rentas la mayor parte de
estas en beneficio de los caminos citados porque creen sin
temor de equivocarse que estas dos arterias que atraviesan
el territorio y ponen en comunicación el Estado de
Cundinamarca con el río Meta con la esperanza no sólo del
Corregimiento de Medina sino de todos los corregimientos
adyacentes a los caminos y aún de algunos pueblos del
Estado de Boyacá como sucede con los que componen el
Departamento de Oriente de aquel Estado, pueblos excesi-
vamente laboriosos, muy poblados, cercanos, en la vía que
por lo mismo y que por lo mismo reportaría grande utili-
dad, con la terminación del camino empezado. = Que esta
opinión le funda la Corporación no solamente en el conoci-
miento práctico que tienen sus miembros en los hechos ya
relacionados sino también en la circunstancia de que va-
rios de los habitantes del valle de Tenza han ofrecido es-
pontáneamente apoyar la empresa con dinero o trabajo,
ofrecimiento que no se habría hecho sin que ellos reporta-
ran alguna utilidad. = Que a más de las cantidades votadas
para las vías mencionadas, los pueblos de Gachalá, Ubalá y
Gachetá, a pesar de no pertenecer al territorio han contri-
buido ya en los años pasados con cinco o seis mil jornales
y que para el de mil ochocientos setenta y tres han ofreci-
do entre los mismos pueblos dos mil jornales cuando me-
nos prueba evidente de la utilidad que les representa la
vía. = que la vía que conduce de Medina a Cabuyaro está ya
terminada en la parte alta y que no faltando para poner en

Historia de Medina. 50
comunicación los dos caminos sino un trecho de dos a dos y
media leguas en la parte del camino que conduce de Medina a
Gachalá, la municipalidad espera del Gobierno general, a cuya
protección se ha encargado el territorio, auxilie la empresa con
unos cuatro o cinco mil pesos, cantidad que cree apenas sufi-
ciente para abrir el trayecto.

Tiwrras Cundinamarca
Tomo 31
Folios 444-447

Historia de Medina. 51
CAPÍTULO 3. MEDINA EN EL SIGLO XX

1. LA CONSPIRACIÓN DE LA HISTORIA

El siglo XX fue un espacio de tiempo en el que ocurrieron importantes


transformaciones que involucraron a Medina. Se trata de una época en la que se
sentaron las bases para configurar el estado actual del municipio y que de una u
otra manera estuvo matizada por una serie de sucesos que al narrarlos, parecieran
una conspiración de la historia en contra del municipio; la Guerra de los Mil Días,
las epidemias, la anexión de Medina al Departamento de Cundinamarca, el lento
progreso de las vías de comunicación, movimientos telúricos, los conflictos y la
violencia, así como los elementos políticos y administrativos, fueron los aspectos
que incidieron directamente en las transformaciones que tuvieron lugar en la
población y aunque no todas actuaron al mismo tiempo, cada uno de ellas
contribuyó de manera significativa para sembrar las semillas de lo que hoy es
Medina.

El presente capítulo se ocupará de narrar y, en la medida de lo posible,


analizar cómo se desarrollaron los aspectos mencionados arriba y cómo influyeron
éstos en las transformaciones económicas, políticas y sociales que se sucedieron
en Medina, teniendo en cuenta la relación con los ámbitos regional y nacional.
Como se apreciará, fueron varios y diversos los factores que intervinieron en la
historia del municipio y por tal razón, estos se abordarán en campos temáticos
en aras de un mejor entendimiento; adicionalmente, este apartado pretende
demostrar que la adopción de la ganadería como principal actividad económica
de la población, en detrimento de las actividades agrícolas, fue un proceso gradual
y en parte obligado, debido a la “conspiración de la Historia”

Historia de Medina. 52
Rodriguez, Argüello, González

2. LA GUERRA DE LOS MIL DÍAS

Para los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, Medina ya poseía
antecedentes de conflictos debido a las pugnas de diversa índole que se
presentaron a finales del siglo que recién acababa. Estos antecedentes, además
de la filiación liberal de la población y de la ubicación geográfica del municipio,
hicieron de Medina un punto clave durante la Guerra de los Mil Días, la cual se
inició a finales de 1899.

En este conflicto, que se prolongó por casi tres años, se enfrentaron


nuevamente los ejércitos liberales que propugnaban por una revolución, en contra
del gobierno conservador que se mantenía en el poder desde 1886. La guerra se
finalizó mediante el tratado de Wisconsin en 1902 y trajo consigo consecuencias
tales como la muerte de más de 100.000 personas (Palacios 1983), la disminución
de las actividades agrícolas, especialmente en las regiones cafeteras, debido al
reclutamiento o a la huida de los trabajadores capaces y también por la destrucción
causada por la lucha y las depredaciones producidas tanto por las fuerzas del
gobierno como por las revolucionarias. Adicionalmente, las actividades
comerciales se vieron afectadas debido a los daños ocasionados en los sistemas
de comunicaciones y de transporte, las exportaciones de café, principal producto
económico colombiano, se redujeron considerablemente a la vez que la tasa de
cambio sufrió un alza vertiginosa gracias a la constante emisión de papel moneda
por parte del gobierno (Bergquist 1981:184,191).

Durante el conflicto, fueron bastantes los enfrentamientos militares que se


sucedieron en el territorio colombiano y como es de esperarse, la zona oriental
del Departamento de Cundinamarca y los Llanos orientales no fueron ajenos a la
confrontación.

Para la época en que se inició oficialmente la guerra, Medina ya había


sido atacada por ejércitos liberales que buscaban recobrar el control de la
población, pues para comienzos de 1899, allí se había conformado un fuerte militar
conservador. Tras la victoria en Medina, los liberales pudieron aprovisionarse y
para septiembre del mismo año (un mes antes de iniciarse la guerra), este
municipio ya estaba controlado por los rebeldes (Rausch 1999:270); desde allí,
las tropas siguieron camino a Villavicencio y después de varias victorias sobre
Historia de Medina. 53
Rodriguez, Argüello, González

los conservadores, los liberales controlaban una buena porción de territorio en el


oriente colombiano.

En 1901, el general Rafael Uribe Uribe se encontraba en Venezuela


realizando ingentes esfuerzos para conseguir el apoyo del presidente Cipriano
Castro para la causa liberal en Colombia. No obstante, el presidente venezolano
negó dicha ayuda y dispuso que los colombianos pudieran estar en territorio
venezolano siempre y cuando abandonaran sus armas. Uribe Uribe reconoció
entonces la necesidad de adentrarse nuevamente al territorio colombiano por los
Llanos orientales, desde la región del Táchira en Venezuela, ya que resultaba
más favorable para los liberales ingresar nuevamente a Colombia, que quedarse
en el vecino país, pues representaba la rendición de sus ejércitos.

Ya para el año de 1902 los ejércitos liberales dominaban el camino que


conducía de Quetame a Villavicencio y habían establecido su centro de
operaciones en un punto denominado San Miguel. Desde allí, el general Foción
Soto, “Subdirector de la Guerra”, emitió un comunicado que se llamó el “Plan
definitivo de operaciones”, que incluía el ascenso a la Cordillera oriental, por su
flanco Este, misión que le fue encomendada al general Rafael Uribe Uribe y razón
por la cual éste se desplazó hasta Medina.

En efecto, la posición geográfica de Medina fue aprovechada por el general


Uribe Uribe para planear y ejecutar el ascenso de las tropas liberales hacia el
interior del Departamento de Cundinamarca:

“De Medina a Gachalá hay dos vías: la de Mirolindo y la de Toquiza, ambas


abruptas, pésimamente construídas, y sin recursos de ninguna clase para hombres y
animales. También párte de Medina una pica para Mámbita, de donde se puede venir á
Gachalá por Montecristo. Por dicha pica despachasteis al Capitán Vicente Sánchez con
cincuenta hombres y copiosa correspondencia para los liberales del interior[...], dispu-
sisteis la marcha de toda la fuerza del General Santofimio por las vías de Miralindo y
Toquiza á la vez; el General Santofimio conducía la porción destinada á recorrer la prime-
ra senda, y el General Aponte se le destinó á la segunda. El General Pulido partió en
seguida con su fuerza, en apoyo del General Santofimio[...].” (Camacho 1904 [1902])

Después de algunos avances, retrocesos y derrotas,

Historia de Medina. 54
Rodriguez, Argüello, González

“llegaba á Medina el Ejército Unido. Sin darle una hora de descanso, hicisteis
marchar a la Sección Santander por Miralindo y la Boyacá por Toquiza” (Camacho 1904
[1902])

Posteriormente, estos ejércitos derrotaron las huestes conservadoras y


tomaron el control de los municipios de Gachalá, Ubalá, Gachetá y Junín. Estos
hechos ocurrieron entre los días 13 y 15 del mes de marzo de 1902. Estando allí,
los ejércitos conservadores avanzaron hasta las posiciones liberales entre
Quetame y Villavicencio y luego, persiguieron a estos últimos hasta el paso del
río Guatiquía, pues se dirigían hacia el pueblo de Medina. La llegada de los
conservadores parecía inminente y se hicieron correr voces de avances
conservadores hacia el citado pueblo; allí, se encargó a algunos jefes militares
de vigilar la retaguardia liberal ante la avanzada de los ejércitos gubernamentales:

“De Los Andes devolví al Comandante Mauricio Hernández [...], para que regresase
á Cumaral (la Sabana), y allí se mantuviese cubriendo las vías que allá salen de
Villavicencio. Ese jefe se asustó de su sombra, y el 22 creyó ver á todo el enemigo
encima, y así lo comunicó, lo que hizo después creíble el aviso de que á las 2½ de la
tarde habían llegado el 23 los enemigos á Los Andes. En vista de avisos anteriores,
rogué personalmente á un Sr. Camero, de Medina, quien se me recomendó como el más
competente, para que fuese él mismo hasta cerca de Los Andes á averiguar la verdad.
Ofrecióme, por su palabra de honor, que lo haría; pero no se movió [...]; más olvidaba
decir que en el río que corre á inmediaciones de Medina, sí se pusieron avanzadas, las
que no se retiraron sino después de que se había movido toda la tropa” (Soto 1904
[1902]).

Cuando las tropas liberales que aún se encontraban en Medina se enteraron


de los avisos que anunciaban la presencia de los conservadores en la Hacienda
Los Andes y que estaban atacando posiciones liberales a tan sólo una legua de
distancia, la alarma que se produjo, obligó a que por órdenes del general Apolinar
Roa, “Jefe Civil y Militar” (Cháves 1904 [1902]), las tropas desocuparan
precipitadamente la plaza aunque tal esfuerzo fuera en vano:
“[...], siendo así que más tarde se supo con certeza que el enemigo no pasó del

Guatiquía, y que aun retrocedió de Villavicencio, no dejando sino unos 200 hombres

en Buenavista, para guardar el camino nacional” (Cháves 1904 [1902]).

Historia de Medina. 55
Rodriguez, Argüello, González

Las “fuerzas liberales de Oriente”, aquellas encargadas de la defensa de


la vía de Quetame a Villavicencio, además de otras posiciones liberales, se
retiraron hacia Gachalá y llevaron consigo la noticia de la próxima o efectiva
ocupación de Medina. Adicionalmente, después de haber obtenido la victoria y
de haberse posesionado en la región de Gachalá, los ejércitos comandados por
Uribe Uribe sufrieron una nueva arremetida de los conservadores quienes ganaron
en combate las posiciones que habían perdido con anterioridad. Ante estas
circunstancias, y temiendo que la única salida que tenían para escapar les fuera
obstruida, las tropas liberales se vieron abocadas a replegarse nuevamente hacia
Medina.

“Si González Valencia prolonga su persecución hasta Medina, la


situación habría sido más crítica, desesperada, pues atacado de
frente el general Uribe por 6,000 hombres la mando de Perdomo, y
á retaguardia por los 4,000 de González Valencia, la rendición en
masa habría sido inevitable. Por fortuna no fue así, y se nos dejó
libre la retirada hacia Medina, que fue la salvación.”

Carta enviada por Camilo Cháves al subdirector del movimiento


liberal, Foción Soto, fechada el 14 de abril de 1902

Las tropas liberales llegaron a Medina entre el 2 y 3 de abril de 1902 y la


abandonaron inmediatamente; el 4 del mismo mes se presentaron los ejércitos
conservadores por los caminos de Miralindo y Toquiza y ocuparon la población
(Uribe Uribe 1904 [1902]).

El abandono de Medina fue un acuerdo tomado el día 2 de abril, en


“Junta de Oficiales Generales”, presidida por el subdirector de Guerra, el
Señor Foción Soto. Dicho acuerdo, conocido como el “Acta de Medina”
(Soto et al. 1904 [1902]), consistía en la división de las tropas liberales
de tal manera que cada tropa operaría en las regiones del país donde
tuviese mejor conocimiento; también, se dispuso que el general Uribe

Historia de Medina. 56
Rodriguez, Argüello, González

Uribe, en compañía del señor Foción Soto, viajara a Curazao con


el objetivo de solicitar al señor director de la guerra los elementos
necesarios para emprender una campaña militar contundente en la costa
atlántica colombiana (Uribe Uribe 1904 [1902]).

Algo más de un año después del abandono de Medina por parte de


los ejércitos liberales, el cura Cenón Torres (1903), cura de Gachalá y
encargado de la parroquia de Medina, escribía en el libro de bautismos:

“Se hace constar que los revolucionarios se llevaron el libro de Bautismos

que esta en uso, por lo cual se cientan las partidas en éste. desde hoy cuatro de maio

de mil novecientos tres.”

En 1994 Monseñor Gregorio Garavito Jiménez


escribía:

“El general Uribe se llevó dos libros parroquiales a su paso


para Gachalá y el Guavio, no para estudiar, sino para
otros menesteres”

Algunas conjeturas se pueden sacar sobre el destino final de


tales libros si se tiene en cuenta que se trataba de un papel
fino y que los ejércitos liberales estaban mal dotados.

Historia de Medina. 57
Rodriguez, Argüello, González

Los acontecimientos que se acaban de narrar, en cuanto a victorias


y derrotas militares liberales fue un hecho recurrente. La superioridad del
gobierno en recursos y equipos contrastaba con la falta de municiones de
los revolucionarios, a lo que se agrega las constantes fricciones entre los
jefes guerrilleros liberales y la falta de disciplina entre las tropas. Todos
estos factores contribuían a que la revolución fuera incapaz de ganar
batallas convencionales y de mantener el control de centros urbanos
importantes (Bergquist 1981:191); sin embargo, los grupos guerrilleros
liberales tenían la habilidad de subdividirse y reunirse rápidamente en
sitios acordados previamente (Bergquist 1981:191) y precisamente eso
es lo que se evidencia en la avanzada liberal hacia la región de Gachalá y
que se acaba de repasar.

Después que se retiraron de Medina los ejércitos liberales, Uribe


Uribe (1904 [1902]) escribió una carta dirigida a los jefes militares de su
partido haciendo un balance de la revolución y presentando de manera
sutil parte de los planes y objetivos necesarios para continuar con el
movimiento armado, y dentro de los objetivos, cabe destacar la necesidad
de “recuperar a Villavicencio, Medina y la entrada de los Llanos”.

La guerra finalizó y los liberales acordaron la rendición, no recuperaron


el control sobre Villavicencio, Medina y las entradas al Llano y tampoco
obtuvieron el poder. Tras la firma de varios acuerdos, la Guerra de los Mil
Días terminó en noviembre de 1902, dejando a Colombia en una situación
bastante complicada y a Medina convertida, una vez más, en una zona olvidada.

Como se sabe, Medina pertenece geográficamente a la zona oriental


del país y esto determinó que muchas de las dinámicas y problemáticas que
afrontaban los Llanos orientales, fueran compartidas por este municipio. A
finales del siglo XIX esta región se enfrentaba a los problemas que generaban
el aislamiento geográfico, las enfermedades, los fondos insuficientes, los
conflictos de tierras y la destrucción de los recursos naturales; por si fuera
poco, sufrió bastante con la supresión del comercio por los ríos Meta y Orinoco
y también por el estallido de la Guerra de los Mil Días, hechos que terminaron
por aumentar el aislamiento en que se encontraba la región (Rausch
1999:260).

Historia de Medina. 58
Rodriguez, Argüello, González

Para completar el panorama, en Medina, los hatos ganaderos fueron diez-


mados casi al punto de su extinción y la producción agrícola se afectó gravemen-
te, al tiempo que las actividades comerciales quedaron prácticamente anuladas
(Linares 1942:10). Esta situación empezaría a marcar la trayectoria que siguie-
ron los procesos de cambio social, económico y político, pero definitivamente, no
sería el único.

3. UNA LECTURA DE LA HISTORIA A TRAVÉS DE LAS MUERTES DE MEDINA

Una manera de conocer algunas de las condiciones en las que se encuentra


una población, es a través de las enfermedades que padecen sus gentes y las
causas de sus muertes. Bajo este principio, y con el objetivo de relacionar las
causas de muerte con dinámicas regionales o nacionales, se revisaron los libros
de defunciones que reposan en el Archivo Parroquial de Medina (en adelante
APM) con el ánimo de bosquejar algunas situaciones ocurridas en el municipio.
Además de la información parroquial, también se incluye información obtenida a
través de entrevistas y de revisiones bibliográficas.

Antes de observar los acontecimientos, es necesario hacer algunas


aclaraciones en relación con la información. En primer lugar, aunque importante
y valioso, no se entra a comparar y analizar en detalle la totalidad de las causas
de muerte registradas en los libros durante los años seleccionados porque
implicaría el desarrollo de otra investigación y por que se extendería demasiado
el presente texto; en segundo lugar, la selección de los años, aunque arbitraria,
se relaciona con aquellos períodos que se consideraron críticos debido a la
ocurrencia de epidemias o a la presencia de eventos como los enfrentamientos
bipartidistas de mediados del siglo XX; en tercer lugar, la revisión se dio por
terminada en 1955 por que corresponde a un período en el que la violencia había
disminuido en Cundinamarca y por que en adelante, solo hasta años recientes,
se reportaron nuevamente muertes violentas en los libros de defunción y se optó
por dejar para futuras investigaciones el análisis detallado de las muertes violentas
relacionadas con el actual conflicto en Colombia.

Entrando en materia, se puede decir que tanto el clima como la posición


geográfica hicieron que Medina fuera un territorio peligroso en términos de las
enfermedades que se podían contraer. Al igual que Villavicencio, en donde la
Historia de Medina. 59
Rodriguez, Argüello, González

mortalidad llegó a ser tan aterradora que no se recomendaba esa ciudad para
personas nerviosas debido a la gran cantidad de cadáveres que eran llevados al
cementerio (Rausch 2003), Medina se vio afectada por una serie de epidemias y
condiciones de salubridad que la convirtieron en un territorio agreste, al punto
que según algunos autores, este municipio hacía parte de las tierras insalubres
de Cundinamarca, en las cuales reinaba el paludismo y la anemia tropical (Ramón
y Félix 1959).

En relación con las epidemias, Boshell (1938:411) menciona que no es el


número de casos el que interesa, pues una epidemia rural en un distrito poco
poblado, no puede afectar a gran número de personas y por tanto, no se
presentarían índices muy altos de mortalidad y esto se haría evidente en la región
oriental del país. A mediados del siglo XX Arturo Linares escribía que:

“en el año de 1907 apareció en este Municipio una fiebre desconocida, que puso
en alarma al vecindario [...] la mortalidad era aterradora; sucumbían a diario de dos a
cinco personas. Preocupado el Gobierno por esta calamidad, envió al doctor Rafael
Muñoz con abundantes drogas y un practicante, quienes agotaron todo su esfuerzo y
material, regresando poco tiempo después con el alma decaída de pena; aquel día en
que partía, presenciaba el doctor Muñoz la entrada de siete cadáveres para darles sepultura.
Más de 375 defunciones acarreó aquella terrible epidemia [...].” (Linares 1942:11).

No hay claridad acerca de la clase de fiebre que azotó a la población en


ese año y aunque para aquella época no se registraban las causas de muerte en
los libros parroquiales de defunción, ni tampoco se contaba en el municipio con
el personal médico necesario para establecer las causas de mortalidad, parece
que se trató de una epidemia de fiebre amarilla (Nieto Escobar 1945:23; Gast
Galvis 1982:56).

En efecto, al contabilizar el número de defunciones, es evidente que los


años de 1906 y 1907 presentan las tasas más altas de mortalidad en un período
de algo menos de cincuenta años (ver gráfico 9) y a pesar que el número de éstas
difiere un poco del presentado por Linares (1942), lo cierto es que se trata de una
gran cantidad de fallecimientos. Si se tiene en cuenta que durante la totalidad de
años seleccionados se registraron más de 70 causas de muerte, no se puede
afirmar con certeza que todas las defunciones ocurridas en ese año hayan sido
causadas por la epidemia; sin embargo, si es posible que esta fiebre haya repre-

Historia de Medina. 60
Rodriguez, Argüello, González

sentado un alto porcentaje de la totalidad de los fallecimientos registrados tal y


como ocurrió años más tarde, en 1923, cuando ya se registraba la causa de
muerte en las actas de defunción. En ese año, la fiebre representó el 74,2 % de
los fallecimientos y, enfermedades como la anemia tropical o la disentería tam-
bién se reportaron aunque con un menor porcentaje.

En este sentido, es necesario aclarar que es frecuente encontrar la fiebre


como causa de muerte en los libros de defunciones, debido a que los sacerdotes
no fueron lo suficientemente específicos al determinar de que tipo se trataba.
Esta puede relacionarse con enfermedades como paludismo, fiebre amarilla o
anemia tropical (Hugo Sotomayor, comunicación personal 2003).

Curva de mortalidad en Medina 1904 - 1955

350
302
300 291

250
Cantidad de muertes

200
159
160
150 141
127 130
127
116 107 104 114
100 97
102 80 93 95
7567 71
64 54 71 70 80 83
54 71
50 71
60 49 60 53 50
50 53 49 47
45

0
1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960

Gráfico 9. Curva de mortalidad en Medina entre 1901 y 1955

Fuente: APM, libros de defunción.

* La ascendencia que aparece como constante en la curva entre 1938


y 1948 (de 80 a 127 muertes respectivamente corresponde a un
período de tiempo no observado y no a un incremento constante en le
número de defunciones.

Historia de Medina. 61
MEDINA 1917

Esta población, que en mejores tiempos gozó de


gran preponderancia, en los tiempos presentes ha llegado
a una decadencia lastimosa.

Desde principios del año la azotó una epidemia que


acabó con la cuarta parte de sus habitantes, cosa de más
de quinientas personas. La causa de los estragos del mal
se juzga que haya sido consecuencia de la mala
alimentación y la falta de abrigo en que viven las gentes
del campo, pues ninguna persona de las que viven con
alguna comodidad fue victima del mal. El gobierno
nacional prestó valioso auxilio al Municipio enviando un
médico para atender a los enfermos y aconsejar las
medidas necesarias para evitar la propagación alarmante
de la epidemia. Tocó este encargo al señor doctor Rafael
Antonio Muñoz, quien cumplió con verdadero espíritu
cristiano su misión, granjeándose el respeto y simpatías
de los vecinos de Medina, quienes hicieron pública
manifestación de su gratitud al abnegado doctor Muñoz.

Como ya se dijo Medina está en imposibilidad


completa de atender a sus vías de comunicación; sus listas
del trabajo personal disminuidas en más de la cuarta parte
por causa de la epidemia y mermadas sin cesar por la
emigración, no hacen más que manifestar la ruina en
que está esta renta, que en otros Municipios ha sido
baluarte de su progreso. Esta es la causa principal de su
decadencia; pues no teniendo comunicación fácil con el
interior del departamento, la agricultura no tiene vida, y
la ganadería tiene en la cordillera una barrera que no
puede salvar sino a costa de grandes pérdidas.

Historia de Medina. 62
Tal vez en todo el Departamento no hay una población
que presente el bello panorama de Medina ni que posea un
área de población que más se preste a desarrollar una gran
población; sus calles son anchas, rectas y perfectamente
niveladas. La iglesia llama la atención por su limpieza y
elegancia, lo que se debe al celo de los padres Maristas y que
regentan la parroquia, quienes siguiendo la regla evangélica
predican la virtud más con el ejemplo que con palabras.

A una jornada de Medina, en Cumaral, esta establecida


la Colonia Penal del Meta y allí es donde emigran los vecinos
de medina con el fin de buscar un centro más propicio para
sus negocios. Esta es probablemente la razón por la cual algunas
personas han creído que el medio mas expedito y eficaz para
evitar la total extinción de medina sea el de que en su población
se establezca también una colonia penal: ya que el otro medio
para evitar tal desastre, que es el de abrirle su camino a Gachalá,
no es empresa que pueda acometerla ni el Municipio ni el
Departamento, por carecer ambas entidades de los cuantiosos
recursos que para llevar a cabo esta obra se necesitan.

Los vecinos de medina elevaron una manifestación al


señor Gobernador pidiendo el establecimiento de una colonia
penal allí. Creo que esta solicitud debe ser atendida por el
Gobierno, ya por que ha sido hecha por todos los vecinos de
allí sin distinción alguna, ya por que tampoco encuentro otro
medio de evitar la total ruina de esta importante población y
teniendo en esta consideración las razones expuestas.

MANUEL MARÍA BERNAL


1907
P. 18-19.

Historia de Medina. 63
Rodriguez, Argüello, González

En algunos casos se reportan fiebre y anemia como causa de muerte de


un solo individuo y en ocasiones aparecen, en el listado de causas registradas,
fiebres palúdicas, fiebre amarilla y vómito negro1 como causas de muerte dife-
rentes a la fiebre, lo cual aumenta el grado de incertidumbre con relación al tipo
de fiebre. Por esta razón, cuando se hable de fiebre en el presente texto, se deja
abierta la posibilidad para que otros estudiosos traten de ahondar sobre este
respecto dando a entender que se puede tratar de paludismo o fiebre amarilla,
después de todo, las condiciones ambientales de Medina son propicias para la
proliferación de estas enfermedades.

Durante la década de 1930 se realizaron investigaciones que llevaron a


varios científicos a considerar que la fiebre amarilla existió desde hace mucho
tiempo en el pie de monte de la Cordillera oriental y demostraron que en regiones
como Medina, esta enfermedad se encontraba en su estado silvestre, es decir,
sin la presencia del mosquito Aedes aegypti, principal transmisor del virus (Boshell
1938; Gast Galvis 1982; Serpa 1999).

Un aspecto importante de esta variedad de la enfermedad, además de su


carácter rural, es que se asocia principalmente a aquellas zonas en donde se
realizaban labores de tumba o tala de bosques, áreas en las que antes no había
ingresado el hombre y en donde la enfermedad existía latente en algunos animales;
se asocia principalmente a la presencia de otro mosquito, el Haemagogus
janthinomys, una especie arborícola que después de picar animales infectados,
picaba a los seres humanos transmitiéndoles así la enfermedad (Boshell 1938;
Serpa 1999).

La falta de claridad en la estimación de las causas de muerte también


evidencia que para los años seleccionados, no existía una persona lo suficiente-
mente calificada para establecerlas y que por lo tanto, la prestación de servicios
de salud debió ser deficiente. Algunas entrevistas revelan que durante bastante
tiempo existieron en Medina los mediquines, quienes eran personajes con algu-
nos conocimientos médicos pero sin un título que los respaldara y que trataban
las enfermedades formulando algunas medicinas (HM 2003). La experiencia de
estos personajes, aunada a la preparación que pudieron tener algunos sacerdo-

1
El vómito negro o prieto fue la denominación que recibió una de las manifestaciones de la fiebre amari-
lla, antes de conocerse con ese nombre; sin embargo, aunque son muy pocos los casos, así aparecen
consignados en los libros de defunciones.

Historia de Medina. 64
Rodriguez, Argüello, González

“Pocos días después de ser picado por el insecto


transmisor, el individuo que no tenga anticuerpos contra
la fiebre amarilla enferma gravemente. Con intenso dolor
de cabeza, vómitos, hemorragias por la nariz, la boca, el
estómago y los intestinos, fiebre e ictericia (por lesión
de hígado). Este último síntoma ha dado origen, por su
color amarillo característico, al nombre del mal. La
muerte se presenta en la primera semana de aparcer
los síntomas.
Hay algunos casos benignos y algunos
asintomáticos. Pero si el morbo llega a grupos de
personas de personas que nunca han estado en contacto
con el virus, puede diezmar la población.
Cuando no produce la muerte, confiere la
inmunidad de por vida. En los niños es menos grave
que en los adultos. En éstos y en los forasteros que no
han tenido oportunidad de crear defensas contra el virus,
la esperanza de supervivencia son pocas” (Serpa
1999:369).

La anemia tropical es una enfermedad parasítica


provocada por la penetración al cuerpo humano, a través
de los pies descalzos, de organismos como el ancylostoma
duodenale o el necator americanus. Estos viajan a través
de la sangre hasta llegar al intestino delgado pasando por
los pulmones, la garganta y el estómago; una vez en el
cuerpo humano, se reproducen y depositan los huevos
cuyas larvas serán expulsadas a través de la materia fecal,
en donde serán recibidos por otros pies descalzos. Estos
organismos encuentran un hábitat propicio en lugares
calientes y húmedos como los cafetales (Flórez 1919;
Rausch 2003; Martínez 1909; Hugo Sotomayor,
comunicación personal 2003).

Historia de Medina. 65
Rodriguez, Argüello, González

tes y misioneros, así como las descripciones de enfermedades consignadas en


el “Manual del Misionero”, explican porqué algunas causas de muerte se registra-
ron de manera algo especializada tal como ocurre con la fiebre puerperal, la
fiebre ondulante, la disentería y la apoplejía.

Esta situación se mantuvo por mucho tiempo, pues la inauguración del


actual hospital se llevó a cabo en la década de los ochenta y durante varios años
solo hubo un médico y una enfermera, lo cual demuestra la deficiente cobertura
de los servicios de salud en Medina. Hoy en día, cuando se trata de casos graves,
los pacientes son remitidos a Cáqueza, municipio de Cundinamarca en donde al
parecer se cuenta con un mejor servicio y por que es a donde se llega más rápido
por carretera, después de pasar por el departamento del Meta.

Otra enfermedad que golpeó al pueblo de Medina, especialmente durante


los años veinte y treinta del siglo XX, fue la anemia tropical, también conocida
como uncinariasis, anquilostomiasis o tuntún (Martínez 1909, Flórez 1919) y
aunque se presentó durante casi toda la secuencia temporal seleccionada, su
número no fue tan representativo como el de las fiebres, lo que hace suponer que
esta enfermedad no fue tan agobiante en Medina como en otras regiones del
país (ver Palacios 1983).

Aunque más del 90% del territorio colombiano fue susceptible a esta
enfermedad (Martínez 1909), la presencia de anemia tropical se ha relacionado
principalmente con la consolidación de haciendas cafeteras en varias regiones
del país, en las que los principales afectados fueron los jornaleros, arrendatarios
e inmigrantes como consecuencia de unas pésimas condiciones de salubridad
(Palacios 1983); la carencia de sanitarios, la deposición de escretas en lugares
dispersos y la ausencia de un calzado apropiado para las labores agrícolas, no
fueron problemas comunes entre aquellos quienes poseían suficientes recursos
económicos, se trataba de una enfermedad que atacaba especialmente a aquellos
expuestos a trabajos en el campo.

El énfasis que se hace en estas dos enfermedades corresponde, no solo


a que son las que representan los más altos porcentajes de causas de muerte
durante el período de tiempo analizado, sino también a que éstas tienen una serie
de connotaciones relacionadas con la economía de Medina en determinados
Historia de Medina. 66
Rodriguez, Argüello, González

momentos de su historia, pues también coinciden.

No es fortuito que en 1907 se haya presentado una epidemia de fiebre


amarilla en el municipio, pues fue precisamente durante esa época cuando la
implantación de pastos artificiales tuvo especial auge, como parte de las políticas
impulsadas por la administración del entonces presidente de la república, Rafael
Reyes (Linares 1942:8-9). La intención detrás de la propagación del pasto de
engorde, no era otra que impulsar el desarrollo de la ganadería, para lo cual era
necesario derribar bosques y crear pastizales, y como se ha visto, el desarrollo
de este tipo de actividades, en zonas como Medina, se asocia con la proliferación
de la fiebre amarilla silvestre. Además de esto, en aquellos tiempos también se
desarrollaba la extracción incipiente de caucho en los bosques de los ríos Humea
y Upía (Medina 1906). Probablemente la epidemia presentada en 1923 también
tuvo su origen en estas dinámicas de apertura de terrenos para la ganadería o la
extracción de caucho.

Este panorama no cambiaría mucho con el paso de los años, pues durante
las décadas subsiguientes era común que Medina recibiera migrantes
provenientes de municipios aledaños como Gachalá, Junín, Gachetá, entre otros,
quienes veían en este municipio una oportunidad excelente para trabajar, ganar
algo de dinero y llevar mercado a sus lugares de origen (Hm 2003).

Básicamente, las labores consistían en tumbar monte con el objetivo de


sembrar pastos para la ganadería o en trabajar en las rozas y cosechas. Una vez
terminada la tarea, los trabajadores regresaban a sus pueblos y en algunos casos
se quedaban en Medina (HM 2003). Era común que la población foránea llevara
el mercado que compraban en Medina sobre su espalda, los cargadores, como
se les conocía, podían llevar hasta dos arrobas y aunque existían mulas, ellos se
desplazaban a pie hasta llegar a su lugar de origen debido a lo costoso que
resultaba contratar ese transporte animal (HM 2003).

No fueron pocos los que fallecieron en el camino de regreso, bien sea por
el esfuerzo físico o por el padecimiento de alguna enfermedad como fiebre amarilla
(HM 2003), no obstante, no se tiene registro de ellos y solo algunos alcanzaron a
ser reportados en los libros de defunciones.

Historia de Medina. 67
Rodriguez, Argüello, González

Muertes causadas por Fiebre y Anemia Tropical


140
120
100
cantidad

80
60
40
20
0
23

28

30

32

34

36

38

49

51

53

55
19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19
Fiebre Anemia Tropical

Gráfico 10. Comparación de la cantidad de muertes por estas enfermedades y su relación


cronológica

Fuente: APM, libros de defunciones

* Dentro de la categoría de Fiebre se incluyeron aquellas que


aparecían como fiebre amarilla, vómito y fiebre; dentro de la
categoría Anemia Tropical se incluyeron Fiebre perniciosa y Anemia
Tropical, las cuales están asociadas. Finalmente, se recuerda que
el brusco aumento de fiebre y la disminución de la anemia tropical,
entre 1938 y 1948 se explica gracias a que este período de tiempo
no fue observado.

Los movimientos de población citados se presentaron especialmente


durante las décadas de 1920 y 1930, época en la que se presentan los índices
más altos de muertes por anemia tropical y en la que se observa un
comportamiento similar en los índices de la Fiebre. Al revisar las actas de
defunción se pudo observar que buena parte de los fallecidos en el campo2 eran
oriundos de municipios aledaños, lo cual indica que Medina se constituyó en un
centro de inmigración durante la primera mitad del siglo XX debido a la oferta de
empleo, la facilidad de llevar productos para sus hogares3 y a la posibilidad de
radicarse definitivamente en el pueblo. Estos movimientos de población trajeron
consigo cambios en las estructuras sociales y políticas del municipio, cambios
que a su vez acarrearon consecuencias más adelante.
2
Esta categoría aparece explícita en los registros y se diferencia de aquellas muertes registradas en
veredas específicas o zonas de la cabecera.
3
Uno de los entrevistados mencionaba que en aquella época resultaba mejor comprar productos como
el maíz en Medina y no en otros municipios, pues en el primero se daban dos cosechas, mientras que
por ejemplo en Gachalá, sólo se daba una, lo cual elevaba los costos del maíz.

Historia de Medina. 68
Rodriguez, Argüello, González

Al tiempo que se presentaban las epidemias y los movimientos de


población, el cuadro económico de Medina también iba sufriendo
transformaciones, pues pasó de tener varias pequeñas parcelas con tres reses
en 1906 (Medina 1906), a presentarse como municipio ganadero en 1927 y se
decía que sostenía un activo comercio ganadero con Bogotá por la vía del Guavio
(Ramón 1927). En el caso de la agricultura, los productos cultivados sostenían
apenas la demanda interna del municipio a pesar de la variedad de los mismos.

Algunos de los que no murieron y tampoco regresaron, se volvieron


comerciantes o lograban que se les adjudicara un terreno, o en palabras de uno
de los entrevistados, “incorizaban” la parcela. Llama la atención que se mencione

Mapa 4. Conflictos sobre


tierras baldías, 1918-
1931.Cada símbolo repre-
senta un conflicto reporta-
do a los ministerios Nacio-
nales en Bogotá. Tomado de
Legrand 1988

Historia de Medina. 69
Rodriguez, Argüello, González

al INCORA para esta época, pues esa institución se creo hasta 1961 y encuentra
sus raíces históricas en el “Instituto de Parcelaciones, Colonización y Defensa
Forestal”, creado en 1948 (García y Correa 1989).

A diferencia de lo observado en capítulos anteriores y en contraste con la


llegada de población foránea, los datos suministrados por Legrand (1988)
parecerían estar indicando que fueron pocos los conflictos que se presentaron
por posesión de tierras en Medina (tan solo un conflicto registrado en 1931); sin
embargo, es importante señalar que, es bastante probable que los conflictos que
se presentaron en el municipio no fueran registrados y por esta razón no aparecen
en las fuentes consultadas por la autora. Durante el período comprendido entre
1850 y 1950, no se tuvo certeza sobre la densidad de población que habitaba en
el pueblo debido a la gran cantidad de personas que llegaban al municipio y por
lo mismo resulta sospechoso que no se presentaran conflictos, máxime si se
tiene en cuenta que el pueblo de Medina fue uno de los municipios de
Cundinamarca en los que más se adjudicaron tierras durante el siglo XIX y que
de ahí provinieron las haciendas Los Andes y Los Alpes, de propiedad del señor
José Bonnet.

Parece que los resultados de la supresión del comercio por el río Meta, el
estallido de la Guerra de los Mil Días y la disminución de la población debido los
brotes de epidemias o al movimiento de la misma (ver recuadro) , tuvieron efectos
devastadores, lo cual disolvió las grandes haciendas (Linares 1942) y eso,
además de las omisiones en los documentos administrativos, explicaría la
“ausencia” de conflictos por tierra en Medina.

Al comenzar la segunda década del siglo, el censo de población de


1912 arrojaba la desalentadora cifra de 2.600 habitantes en Medina
(Linares 1942; Nieto Escobar 1945). En parte, esto fue justificado por la
epidemia de fiebre registrada en años anteriores, pero para algunos, las
razones del descenso poblacional también tenían explicaciones de índole
política pues:
“ ...[algunos] alcaldes [...], hicieron sentir la mano férrea de la
dictadura [de Reyes] entonces imperante, que agregado a la peste que la
diezmaba, surgió la despoblación de la comarca, por la emigración de
familias enteras que que a diario salían a establecerse en otros lugares.
Cumaral. Restrepo, entonces llamado “La Colonia”, y Villavicencio
recibieron en su seno este éxodo de población, quedando exhausto su
vecindario.” (Linares 1942:13)

Historia de Medina. 70
Rodriguez, Argüello, González

El que los relatos muestren que la principal ocupación ofrecida en Medina


haya sido el desmonte de selva y que varios campesinos pudieron legalizar los
terrenos en donde trabajaban, aunado a que gran parte de los difuntos registrados
provenían de otros municipios, sugiere que para la primera mitad del siglo XX se
presentó un fenómeno de colonización en Medina, después de todo, la parte
oriental del departamento de Cundinamarca fue una zona de frontera desde el
siglo XIX (Palacios 1983). Por otra parte, los datos suministrados por Legrand
(1988) en cuanto a que no hay concesiones de tierras en Medina sino hasta 1931
podría mostrar que además la colonización, también se estaba presentando una
expansión de las propiedades de algunos terratenientes.

En relación con este último punto, es posible que las leyes promulgadas
por el gobierno en 1926, en cuanto a la adjudicación de tierras públicas,
favorecieran a algunos inmigrantes que buscaban radicarse en Medina.
Posteriormente, con la reglamentación establecida mediante la ley de tierras

Gráfico 11. Iglesia de Medina en la década de los veinte. Tomado del libro Bodas de Plata
Misionales de la Compañía de María en Colombia, 1904-1929. Biblioteca Nacional.

Historia de Medina. 71
Rodriguez, Argüello, González

promulgada por Alfonso López Pumarejo en 1936, se inclinó la balanza en favor


de los grandes propietarios lo cual coincide con la oferta de empleo como
jornaleros, el movimiento constante de población laboral, así como la posibilidad
de obtener productos agrícolas más baratos o como parte del pago, lo que
indicaría que la expansión de las propiedades era algo común hacia la década
de los treinta.

Gráfico 12. Plaza de Medina en la década de los veinte. Tomado del libro Bodas de Plata
Misionales de la Compañía de María en Colombia, 1904-1929. Biblioteca Nacional.

Con la llegada de inmigrantes venidos de municipios de Cundinamarca y


Boyacá, no solo se modificó la estructura de tenencia de la tierra, sino que se
configuraron espacios de pertenencia política partidista de manera que con la
llegada de la llamada época de la Violencia, Medina se vio nuevamente afectada.

Historia de Medina. 72
Rodriguez, Argüello, González

4. REFLEJOS DE LA VIOLENCIA

La presencia de la violencia en la historia de Colombia ha sido un hecho


frecuente, aún desde tiempos prehispánicos (ver Langebaek et al. 2001); las
sucesivas etapas de violencia que se han presentado en el país, se han
periodizado y agrupado en tres épocas para facilitar su estudio: las guerras de
independencia, las guerras civiles que las sucedieron durante el siglo XIX y que
culminaron con la terminación de la guerra de los Mil Días (las cuales ya se narraron
en este texto) y, la llamada época de la violencia ocurrida en las décadas de los
cuarenta y cincuenta del siglo XX (Sánchez 1986). A este conjunto de “violencias”
debemos agregar el conflicto actual, que aunque encuentra sus raíces históricas
en los mediados del siglo pasado, ha adquirido grandes dimensiones y aún
desangra gran parte del territorio colombiano.

En el año de 1959, los hermanos lasallistas Juan Ramón y Félix Sebastián


finalizaban su libro sobre Cundinamarca con un capitulo bastante sugestivo cuyo
título era “sesenta años de paz”. No es mucho lo que se puede decir acerca de
las intenciones de dichos autores al ocultar lo que realmente estaba ocurriendo,
lo cierto es que a finales de la década de los cuarenta y durante los cincuenta,
Colombia sufrió nuevamente los embates de la violencia bipartidista y aunque no
se reflejó de la misma manera en las diferentes regiones nacionales, se trató de
un fenómeno que se dispersó como un cáncer en casi todo el país; las
posibilidades eran mínimas, o se nacía conservador o se nacía liberal (Sánchez
1986) y desafortunadamente, esta condición minó el destino de muchas familias.

Fenómenos como el desplazamiento forzoso de la población, el


surgimiento de grupos guerrilleros y paramilitares, son eventos que encuentran
sus raíces históricas en esta época; manifestaciones tan brutales como los
famosos “cortes”, las mutilaciones, las torturas, los deseos de exterminar hasta la
semilla de los oponentes y las masacres fueron bastante comunes, hechos que,
para quien los presencia, quedan grabados en la memoria y constituyen parte de
los recuerdos que se quieren olvidar. Unos contra otros, liberales y conservadores,
se encargaron de bañar en sangre el territorio colombiano, y el gran perdedor en
medio de la guerra fue el pueblo5 .

5
Sobre la violencia bipartidista de los años cincuenta se ha escrito bastante, sin embargo el
lector podrá encontrar importantes elementos en los dos tomos que componen la obra “La
Violencia en Colombia”citada en la bibliografía de este texto.

Historia de Medina. 73
Rodriguez, Argüello, González

Cundinamarca no fue la excepción, y aunque las oleadas de violencia no


se prolongaron por tanto tiempo como en otras zonas del país (Campos et al.
1981), los años que duró bastaron para que la gente quisiera olvidar ese período
de la historia y se hastiara de tanta barbarie. En varias partes del país el período
de violencia se inició durante la década de los años treinta y se recrudeció a
partir del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y las retaliaciones posteriores por
parte del gobierno central.

Gráfico 13. Áreas y municipios de Cundinamarca afectados por la Violencia entre 1948 y 1953

Fuente: La Violencia en Colombia Tomo 1. Campos et al. 1981. Pp. 86.


Retocado por John González
* Las flechas indican incursiones guerrilleras; el punto debajo de Medina
corresponde a Paratebueno; Los Bautista se refiere a un grupo de hermanos
que pertenecieron al movimiento guerrillero, que tenían ese apellido.

Historia de Medina. 74
Rodriguez, Argüello, González

Aunque los relatos de algunos de los pobladores de Medina indican que


la “Violencia” solo se empezó a vivir en 1951 o 1952, los policías que se
encontraban en la entonces inspección de Paratebueno, fueron atacados por
Eliseo Medina y sus hombres en 1948 (Franco 1955; Giraldo [Molano] 1993).
Estos ataques se repetirían en el 49, al tiempo que Tulio Bautista, uno de los
guerrilleros liberales más conocidos, se dirigía hacia Medina con el ánimo de
conformar un destacamento militar (Franco 1955).

En aquel entonces, las guerrillas liberales del Llano contaban con el apoyo
de la dirección liberal en Bogotá y aunque después rompieron relaciones, estos
grupos seguían considerándose liberales hasta que se finalizó el conflicto (Campos
et al 1980; Franco 1955) y eran conocidos como “chusma” o “bandoleros”. Por
parte del gobierno, por entonces conservador, se contó con la policía “chulavita”,
además del ejército. Dicha policía era un cuerpo bastante politizado y se encargó
de perseguir a los liberales y en especial a aquellos que habían participado en
las revueltas del nueve de abril de 1948 (Sánchez 1986).

Los pobladores de Medina estaban politizados desde hacía ya mucho


tiempo, pero los relatos indican que la violencia empezó a golpear al municipio
con fuerza en el año de 1951 (HM 2003). En años anteriores, se hacían bromas
en relación con el partido de preferencia de cada uno y en ocasiones se
mencionaba que dentro del pueblo se era liberal y desde determinado punto del
camino que conducía a Gachalá, se era conservador; lo cierto es que no se
presentaron enfrentamientos o disturbios en los que hubiera derramamiento de
sangre a causa del partidismo (HM 2003).

También se debe recordar que para finales del siglo XIX se tenía a la
población medinense por liberal, sin embargo, la inmigración de personas
provenientes de municipios de Boyacá y Cundinamarca, contribuyó a la formación
de sectores conservadores en Medina.

No obstante los relatos, las defunciones registradas en la parroquia,


muestran que solo durante los años de 1952 y 1953 se presentaron muertes
violentas en Medina y al parecer, el número de estas últimas no fue importante en
relación con el número total de defunciones para esos años. Los datos muestran
que de las 130 y 114 muertes registradas para los dos años respectivamente, tan
Historia de Medina. 75
Rodriguez, Argüello, González

solo hubo un asesinato, una muerte por arma de fuego y el número de muertos a
manos de los bandoleros no superó las 17 personas; mientras que las defunciones
por otras causas representan un mayor porcentaje (ver gráfico 14).

Al tener en cuenta que bandoleros era el apelativo con el que se conocía a


los grupos liberales, resultaría evidente que en Medina sólo se dieron muertes
violentas a manos de estos grupos y que por lo tanto, los conservadores fueron
las víctimas del conflicto. Sin embargo, el panorama parece haber sido distinto,
pues hay varios factores que se deben considerar.

Al comparar la cantidad de muertes violentas con las otras causas de


mortalidad registradas, se podría aducir que en realidad no se presentaron
mayores brotes de violencia en Medina durante los años señalados, sin embargo,
estos datos no parecen corresponder con los relatos de algunas personas a
quienes solo basta verles el rostro cuando hablan de ello, para darse cuenta de lo
crudo que fue ese período. Algunos de los entrevistados comentan la desidia y el
dolor de las viudas y sus hijos ante el asesinato atroz de sus esposos y padres;
varios cadáveres con el abdomen abierto, o sin cabeza, llegaban hasta el pueblo.
También algunos pobladores se vieron obligados a esconderse o a abandonar el
municipio ante las amenazas constantes contra su vida (HM 2003).

Causas y número de muertes en 1952 y 1953

50 4443
45
40
35 31
29
cantidades

30
25 19 18
20 15
15 10 1010
10 4 3 4
5 2 3
0
0
Gráfico 14. Causas y nú-
ia

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mero de muertes en 1952-


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1953.
A

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M

ra

1953 Fuente: APM, libros


de

1952
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or

de defunciones
M

Historia de Medina. 76
Rodriguez, Argüello, González

Este contraste se puede explicar debido a que gran parte de las muertes
ocurrieron en el área rural, lo cual pudo impedir el traslado de los cadáveres hasta
el área urbana haciendo que todas las defunciones liberales no se registraran en
los archivos parroquiales; por otra parte, los relatos mencionan que muchas
personas se veían obligadas a irse del municipio después de recibir amenazas y
que en determinado punto del camino, en donde habían retenes policiales, los
desplazados de esa época eran asesinados, con el consecuente abandono de
sus cadáveres (HM 2003).

El “tinte” político de los fallecidos puede explicarse también por las razones
expuestas anteriormente, pero no se puede descartar que haya sucedido lo que
ocurrió en otras regiones de Colombia, en donde los sacerdotes fueron obligados
a modificar las actas de defunción con el ánimo de ocultar las verdaderas causas
de muerte y así ocultar las atrocidades que se cometían (Guzmán et al. 1980), ni
tampoco se puede desechar la idea de la politización de los sacerdotes, después
de todo el padre Mauricio Dieres Monplaisir, llegó a ser el jefe del partido
conservador en Villavicencio (Rausch 2003). Tal vez los muertos conservadores,
debidamente enterrados y registrados, pudieron ser asesinados en el poblado,
pues las narraciones cuentan que allí también se presentaron algunos brotes de
violencia y eso ayudaría a explicar su aparición en los archivos.

Por otra parte, se tiene que este conflicto también afectó la posesión de la
tierra (HM 2003), pues parece que varias de las personas amenazadas tuvieron
la oportunidad de vender sus parcelas antes de abandonar el pueblo, pero lo que
algunos no sabían era que serían asesinados antes de poder establecerse en
otro lugar (HM 2003). Después de recibir las amenazas, las personas disponían
de algún tiempo para recoger sus cosas y abandonar el pueblo, se les expedía un
“salvo conducto” que les permitiría salir sin contratiempos del municipio sin saber
que en el papel había algún código que los identificaba como pertenecientes a un
partido específico y al llegar a los retenes oficiales eran asesinados (HM 2003).
Momentos antes de huir, no faltaba quien se ofreciera a comprar las parcelas de
los desplazados y estos, como una oportunidad de salvar en parte, lo que habían
conseguido con años de trabajo, accedían a vender sus tierras (HM 2003). Otras
personas fueron más afortunadas, pues a pesar de haber huido de la violencia y
emigrar a otras partes del país, tuvieron la oportunidad de regresar años más
tarde a establecerse nuevamente en el municipio (HM 2003).

Historia de Medina. 77
Rodriguez, Argüello, González

Al mirar las curvas de mortalidad, se aprecia que las cifras


correspondientes al número de muertes en los años 1952 y 1953 sólo se comparan
con aquellas de los años en que se presentaron epidemias y cuyo número de
muertes ascendió por encima de 100, por eso llama tanto la atención el hecho
que se registren tan pocas muertes violentas.

En el año de 1953, tras la ruptura de relaciones entre las guerrillas liberales


de los Llanos y la dirigencia del partido liberal en Bogotá, y después de la
formulación de las famosas “leyes del Llano” (Guzmán et al 1980) una vez lograda
su consolidación como movimiento revolucionario, los guerrilleros se propusieron
la toma del poder por vía de las armas y para tal fin llegaron a varios acuerdos:

“El primero era construir un estado mayor conjunto. El segundo,


formar un ejército móvil de dos mil hombres sacado de cada comando,
e independiente de la fuerza de cada zona. El tercer acuerdo fue un plan
estratégico para tomarnos los pueblos. Cada comandante, que ahora
se llamaría capitán dio una lista de pueblos con posibilidades de atacar.
El objetivo de estas operaciones era abrir caminos hacia la cordillera y
preparar el tenedor. Guadalupe debía limpiar Arauca y sostenerse en el
Llano, alrededor de Maní. Alvaro Parra debía atacar a Cumaral, sitiar a
Villavicencio y limpiar el camino de Medina. Los Bautistas [aquellos que
aparecen referenciados en el mapa] se debían tomar El Secreto y
Monterrey. Yo, abrir callejón por Támara y Socotá. Los calderón, controlar
la región de Labranzagrande, y Aljure tomrse a San Martín y Acacías y
ayudar a Parra en el control sobre Villavicencio” (Giraldo [Molano] 1993:82)

Sin embargo, horas antes de iniciar las operaciones militares, se anunciaba


el derrocamiento del gobierno y el ascenso al poder del general Gustavo Rojas
Pinilla por medio de volantes que caían desde los aviones oficiales. Guadalupe
Salcedo negoció la entrega de las armas y sus tropas, y el movimiento guerrillero
empezó a desarticularse. Con la llegada de Rojas al poder varios pobladores
pudieron regresar, pero el nuevo gobierno también deparó nuevas cosas para
Medina.

Con el pasar de los años, nuevamente se vivirían épocas de conflicto


armado en el municipio, esta vez duraría más tiempo y las muertes violentas por
Historia de Medina. 78
Rodriguez, Argüello, González

la presencia de grupos armados al margen de la ley se incrementarían bastante.


En la década de los años ochenta se vio venir la llegada de grupos guerrilleros y
poco tiempo después se presentaron los grupos paramilitares ...

5. LOS CAMINOS DEL AISLAMIENTO O EL RESTO DE LA


CONSPIRACIÓN.

Durante la primera década del siglo XX se produjeron cambios


sustanciales en la configuración territorial del actual departamento de
Cundinamarca, estos cambios serían factores que a la larga, contribuyeron a sentar
las bases de lo que es Medina actualmente.

En el año de 1905, después de finalizada la Guerra de los Mil Días,


ascendió Rafael Reyes al poder. Su mandato se consolidó como una dictadura y
dentro de las políticas impulsadas por él, se contemplaba la modificación de la
división político administrativa de Colombia mediante la creación de varios
departamentos e intendencias con el ánimo de dividir a las regiones y evitar
levantamientos como los sufridos a finales del siglo XIX.

Historia de Medina. 79
Rodriguez, Argüello, González

Tras la renuncia de Reyes, en el año de 1909, el nuevo gobierno impulsó


una la reforma constitucional que, entre otras cosas, eliminó varios de los
departamentos creados por este mandatario y mantuvo la intendencia del Meta
como parte de un plan que esperaba gobernar uniformemente las regiones
periféricas del país. Dentro de estas modificaciones el municipio Medina fue
asignado a Cundinamarca a pesar de las protestas de los funcionarios del Meta,
pues hasta 1910 hacía parte de esta intendencia (Rausch 1999:322).

Mapa 4. División territorial de los Llanos, 1924. Tomado de Rausch 1999.

La anexión de Medina al departamento de Cundinamarca rompió, y a la


vez modificó, las estructuras administrativas que se superponían al municipio.
Este último pasó de ser un punto neurálgico en las dinámicas económicas de la
Intendencia del Meta, a convertirse en otro de los municipios del departamento.
Es posible que la inclusión de Medina en el territorio cundinamarqués haya sido
una de las tantas estrategias políticas que buscaban el beneficio económico del
departamento y en especial de Bogotá, después de todo, los territorios orientales
ya habían sido anexados a Cundinamarca durante la segunda mitad del siglo
XIX, poco después que esta zona empezara a consolidarse como una zona
ganadera (Rausch 2003). Pero lo que se haría evidente con el paso de los años,
es que este cambio de jurisdicción contribuyó de forma directa en el aislamiento

Historia de Medina. 80
Rodriguez, Argüello, González

de Medina, pues excluyó al municipio de varios proyectos y procesos que le


hubiesen dado otro destino.

La lenta evolución de las vías de comunicación, el surgimiento de la gana-


dería, en detrimento de la agricultura, como principal renglón económico y los
avances tardíos en el desarrollo urbano del municipio, pueden ser entendidos
como el resultado del descuido al que fue sometido Medina por parte de las
instituciones políticas y administrativas que se superponen sobre la vida munici-
pal y de la incidencia de otros factores de orden natural y social.

Aunque desde hace bastante tiempo se reconoció la importancia de una


vía que condujera desde Bogotá hasta Medina, esta preocupación no pasó de
ser eso, una preocupación. En el año de 1906, se mencionaba la necesidad de
mejorar y ampliar el que se conocía como camino nacional del Meta, el cual iba
“de la cordillera de las cruces hasta el límite con el municipio de Cabuyaro,
pasando por la cabecera de la población de Medina” y que además, se encon-
traba en mal estado (Medina 1906:25). Las razones que motivaban esta iniciati-
va se pueden resumir de la siguiente manera:

· Porque permitía la comunicación entre la Sabana de Bogotá y la ribera


izquierda del río Meta
· Porque permitía el ingreso rápido de ganados del llano hacia Medina y
Gachalá para luego ir al Magdalena reduciendo los costos y el número de
reses perdidas.
· Porque Medina y su cercanía producían arroz, cacao y maíz, productos
que en época de escasez podrían ser llevados rápidamente a la Sabana.
· Por la posibilidad que existía de hacer un camino que pasara por Medina
y que llevara hasta Venezuela.

Finalmente, a las razones expuestas, se sumaba la importancia que llegó


a tener el tramo que comunicaba a Medina con el puerto de Cabuyaro, conocido
como el camino de Naguaya (Linares 1946), pues fue la vía que le permitió al
primero consolidarse como nodo comercial durante la segunda mitad del siglo
XIX. No obstante, las mejoras nunca se hicieron y con el paso del tiempo, esta vía
tendría que soportar duros reveses.

Durante las dos primeras décadas del siglo XX, la región oriental del país
tuvo un gran empuje gracias a la llegada de los misioneros monfortianos, los cua-

Historia de Medina. 81
Rodriguez, Argüello, González

les impulsaron la colonización de nuevos territorios y se fundaron nuevos munici-


pios. La iniciativa de uno de ellos, Juan Bautista Arnaud, también contemplaba la
construcción de la Carretera de Oriente; se trataba de una vía que comunicara al
Medina con la capital que no favorecía el camino a Gachalá como la ruta de acce-
so a la Sabana de Bogotá. Esta vía debía salir desde la capital y pasar por los
municipios de Chipaque, Ubaque, Choachí y Fómeque, atravesar el Chingaza y
el municipio de San Juanito, para llegar finalmente a Medina. A pesar que se
iniciaron obras en 1919, para 1922 estas ya se habían suspendido, pues no se
contaba con la mano de obra suficiente ya que los colonos del recién creado San
Juanito no se presentaron en masa a las convocatorias realizadas por el religio-
so, tal como había ocurrido en otras ocasiones en las que se había propuesto la
construcción de viviendas o la fundación de nuevos pueblos (Arnaud 1923). Por
otra parte, aunque parece que la vía tuvo el respaldo gubernamental, no se tuvo el
apoyo necesario para llevar a feliz término dicha construcción.

Hacia el año de 1923 se presentó un movimiento telúrico cuyo epicentro


fue el municipio de Miraflores, en el Departamento de Boyacá, el cual afectó
seriamente a la población de Medina (Linares 1942; Ramírez 1974). Las con-
secuencias de este sismo fueron graves y uno de los grandes afectados fue el
camino de Miralindo, que se comunicaba con Gachalá, y que había sido utiliza-
do por Uribe Uribe en su misión de remontar la Cordillera durante la Guerra de
los Mil Días en el año de 1902. El camino quedó en muy mal estado y ante la
imposibilidad de reconstruirlo, fue abandonado, quedando solamente el cami-
no de Toquíza (Linares 1942).

La situación de las vías no cambiaría mucho con el tiempo. Linares escri-


bía en 1942 que:
“ [...]; desde 1910 ha venido atravesando una era de abandono y
decadencia que no ha sido posible remediar. Lucha contra todas las le-
gislaturas por que se le oiga, y allegado ya la tercera década, esto es el
año de 1940 y apenas alimenta la esperanza de que llegará a Medina el
trazado de la carretera del Guavio.”

Y la crisis se acentuó con la construcción de la vía al Llano, la cual se inau-


guró bajo el gobierno de Alfonso López Pumarejo. Las políticas que impulsaron
la construcción de esta vía, que comunica a Bogotá con Villavicencio, sellaron la
suerte de otros proyectos por conectar a Medina con la Sabana de Bogotá, pues
todos los intereses se centraron en la carretera que condujo al señor presidente a
la capital de la intendencia del Meta (Rausch 2003). Con la habilitación de dicha
Historia de Medina. 82
Rodriguez, Argüello, González

vía, el comercio entre Bogotá y la intendencia, no necesitó de otras rutas y como


consecuencia de esto, Medina quedó aun más sumida en el aislamiento; mien-
tras la carretera que conducía a Villavicencio se extendía a otros municipios de la
intendencia, las vías que llevaban a Medina se mantenían como caminos de he-
rradura (Rasch 2003; Contraloría General de Cundinamarca, en adelante CGC,
1954)

La CGC (1960), señalaba que los caminos de herradura eran vías esen-
ciales del Departamento y que por lo tanto merecían más atención pues, por es-
tar construyendo carreteras, los habían descuidado y argumentaba que:

“Las carreteras, siendo indispensables, rinden los mejores bene-


ficios económicos si están ayudadas por un buen sistema de caminos
que viertan en ellas los productos de las distintas regiones para llevarlos
a los diferentes centros de comercio. Sin embargo, con el incremento
de las carreteras, los viejos caminos de herradura se han ido abando-
nando, con serios tropiezos para la economía de las regiones, particular-
mente de aquellas que cuentan con esa clase de vías” (CGC 1960: 154).

Es evidente que, bajo esta perspectiva, no se podía esperar un gran avan-


ce en la apertura de carreteras que permitieran un aumento en las relaciones
comerciales de municipios como Medina y menos aún, cuando para 1958 el De-
partamento se había desligado de los caminos de herradura, los cuales queda-
ron a cargo de los municipios quienes deben propender por su conservación y
mantenimiento en estado de servicio (CGC 1960).

Medina era considerado como el más aislado y distante de Cundinamarca,


lo cual motivó un proyecto que buscaba integrar al municipio en la economía del
Departamento, de manera que se lograra desembotellar esta rica región y poner
en contacto la zona central departamental con los Llanos orientales; se trataba
de una carretera de 60 kilómetros que partía de Gachalá y pasaría por San Pe-
dro, para llegar a Medina. Sin embargo, la iniciativa no fue aprobada por los
altos costos que implicaba (CGC 1960).

Debido a que viajar a Gachalá era más demorado que llegar hasta Cumaral
y Villavicencio, las conexiones comerciales de Medina se dirigieron hacia el Meta,
hecho que contribuyó a un estancamiento en la producción agrícola municipal
debido a que los fletes para la carga entre el municipio y la capital llanera, eran
demasiado costosos (CGC 1960). A pesar de constituir la principal vía de acce-
Historia de Medina. 83
Rodriguez, Argüello, González

so al municipio, el denominado camino de Jagua (Linares 1942), que conduce a


Villavicencio, solo se transformó en carretera hasta la década de los setenta y
permaneció sin pavimentar durante mucho tiempo (HM 2003); de igual modo, el
puente sobre el río Gazaduje sólo se construyó hasta la década de los noventa, lo
cual da cuenta del lento desarrollo que tuvo esta vía.

En contraste con el estado de los caminos, Medina contaba con una pista
de aterrizaje inaugurada en la década de los cuarenta. Dicha pista se ubicaba en
el sitio llamado Mesa de Calzón y fue, durante mucho tiempo, la principal vía de
penetración al pueblo (Linares 1942; CGC 1960). Actualmente, el municipio cuenta
con otra pista de aterrizaje, ya que la original fue abandonada durante el gobierno
de Gustavo Rojas Pinilla (HM 2003)

Cono se recordará, al momento de ascender al poder, el general Rojas


Pinilla inició un proceso de pacificación de las guerrillas liberales del Llano y este
hecho llevó a que en el año de 1951, se mantuviera un destacamento militar en
Medina. El comandante encargado de la tropa argumentó que la vieja pista no
podía seguir siendo utilizada y que por lo tanto, era necesario construir una nue-
va; se organizaron las labores de tal manera que el trabajo de los pobladores se
distribuyó según la vereda en la que vivieran y bajo presión y supervisión de los
militares, se limpio el terreno y se construyó la pista que se conoce actualmente
(HM 2003).

Gráfico 15. Pista


aérea actual

Historia de Medina. 84
Rodriguez, Argüello, González

El transporte aéreo constituyó, además del traslado de pasajeros, una for-


ma de comercializar productos agrícolas y mercancías en general. Aquellos que
contrataban recuas de mulas para llevar manteca o maíz a otros municipios, tam-
bién pudieron contratar los servicios aéreos para sacar sus productos; por su-
puesto, no todos tenían acceso a este medio de transporte, pues en ese enton-
ces, un pasaje costaba 10 pesos, cuando un jornal se pagaba a 20 centavos (HM
2003). Aun en la década de los setenta, entraron por esta vía docentes y funcio-
narios públicos. Con la construcción y posterior pavimentación de la carretera
que conduce a Villavicencio, la pista dejó de utilizarse.

La relación que existe entre vías de comunicación y economía, funciona de


manera proporcional, pues las vías constituyen los principales canales de
comercialización de productos y, de una u otra manera, influyen especialmente
en las decisiones productivas de los habitantes rurales. En general, vías en mal
estado son sinónimo de dificultades para trasladar productos hacia zonas ubica-
das fuera del área municipal (sobre todo si se trata de productos agrícolas) y esto
hace que los costos de transporte sean más elevados de lo inicialmente presu-
puestado, así, con el paso del tiempo, los campesinos optan por abandonar la
agricultura para dedicarse a actividades como la ganadería, que pueden ofrecer
mayor rentabilidad.

No es gratuito que la variedad de productos agrícolas cultivados en Medina


no haya variado con el pasar de los años, a pesar de las grandes extensiones de
tierra que conforman su territorio; tampoco lo es el hecho que durante los últimos
años del siglo pasado y los primeros de éste, el municipio se constituyó como
uno de los que más albergaba cabezas de ganado en el Departamento, aún en
contraste con aquellas poblaciones que poseen una tradición lechera (ver gráfico
16). Tampoco es casualidad, que haya aumentado el número de hectáreas sem-
bradas con pastos (en 1945 habían 10586 has., 87200 en 1998 y 91000 en 2000),
lo que le ha permitido convertirse en el municipio con el mayor número de hectá-
reas cubiertas por pasto (Gobernación de Cundinamarca 2002). Si bien es cierto
que la ganadería en Medina se remonta hasta los comienzos del siglo XVI, no es
menos cierto que las actividades agrícolas disminuyeron a través del tiempo en
contraste con la primera, la cual pasó de ser una actividad de pequeñas parcelas
con dos o tres reses (Medina 1906) a ser la más representativa de Cundinamarca.
Esto también se refleja en el hecho de que actualmente, hasta los productos agrí-
colas son llevados a Medina desde municipios aledaños, pues son muy pocos
los cultivos que existen (HM 2003)

Historia de Medina. 85
Rodriguez, Argüello, González

M UN I CI PI O 1998 1999 2000

M EDI N A 60600 65169 75500

PA RA TEBUEN O 54600 60150 94600

PUERTO
65489 59254 63398
SA L GA R

N EM O CO N 13100 13500 13380

Z I PA Q UI RA 13031 13419 13439

Gráfico 16. Número de cabezas de ganado bovino.

Recursos como la sal, que motivaron la fundación del municipio, eran traí-
dos a Medina desde 1906 (Medina 1906), lo que demuestra que las fuentes de
agua salada y la mina de sal gema presentes en la población, no fueron explota-
das en gran escala, de hecho, algunos relatos mencionan que era común ir en
varias ocasiones hasta la mina, para extraer bloques de sal para utilizarlos en el
consumo doméstico (HM 2003). Esta circunstancia no sólo se presentó en Medina
y llevó a que, en 1917, Rufino Gutiérrez señalara que este mineral no se extraía de
salinas como las de Upin, por que afectaba el negocio que se tenía con la sal de
Zipaquirá. Actualmente, la mina se encuentra abandonada y son pocas las per-
sonas que extraen sal, por que ya se consigue en el mercado a precios económi-
cos.

Con el desarrollo urbano del municipio ocurrió algo similar a lo de los ca-
minos. Aunque para finales del siglo XIX Medina constituía un sitio importante
para el comercio, esta característica no se reflejo en otros aspectos. Para finales
del XIX y comienzos del XX, el municipio apenas tenía los edificios públicos ele-
mentales: la iglesia, la cárcel, una escuela de varones y otra para señoritas; todas
las estructuras administrativas y políticas siempre se han concentrado en otras
áreas.
Las viviendas, construidas en bahareque y paja, mantuvieron su aspecto
hasta bien entrado el siglo XX, lo cual explica porqué no hubo muertos en el terre-
moto de 1923. La plaza central, aquel lugar en donde se concentraron los ejérci-
tos liberales en 1902 y el sitio en donde se ubicaban los habitantes rurales a
vender los productos agrícolas que traían desde las veredas, hasta hace algunos
años, solo tenía el frondoso algarrobo que se aprecia en la fotografía; árbol que
Historia de Medina. 86
Rodriguez, Argüello, González

también es recordado por algunos habitantes como el punto en donde murieron


ahorcados varias personas en alguna de las etapas de la violencia (HM 2003)7 .
Cuando el frondoso árbol se cayó, algún observador local se percató de la pre-
sencia de una serie de ganchos en algunas de las ramas del algarrobo (HM 2003).
Durante la década de los años setenta, el aspecto de la plaza central era bastan-
te desagradable, pues las aguas negras eran canalizadas mediante un sistema
de zanjas que dejaban al descubierto la suciedad y que producían malos olores
(HM 2003).

Gráfico 17 . Facha-
da actual de la igle-
sia.

7
No existe acuerdo en relación a la época en la que sucedieron estas muertes, pues algunos mencionan
que fue durante la guerra de los mil días y otros refieren que fue durante la Violencia bipartidista de
mediados del siglo XX.

Historia de Medina. 87
Rodriguez, Argüello, González

Quizá el edificio que más tuvo modificaciones fue la iglesia, pues del tem-
plo que se aprecia en la fotografía tomada durante la segunda década del siglo
XX, no se parece, salvo en el estilo de la fachada, al templo que se encuentra hoy
en día. Algunos habitantes comentan que antes de edificar el templo actual, el
aspecto de la iglesia era distinto y más llamativo, las campanas originales repi-
caban con mayor fuerza y en la fachada había un par de alas que simulaban una
invitación; los relatos también mencionan que la iglesia fue quemada, pero des-
afortunadamente no hay precisión en la ubicación temporal de estos eventos, ni
tampoco se encuentra documentación relacionada. El interior del templo tam-
bién sufrió modificaciones, sobretodo por las donaciones ostentosas de algunos
feligreses, quienes agregaron un muro a espaldas del altar, paredes de mármol
en algunos sectores y colocaron baldosines, lo cual elevó la superficie varios cen-
tímetros por encima del piso original.

Gráfico 18 . Aspecto actual del interior de la iglesia.

Otro espacio religioso que sufrió cambios fue el cementerio, dado que fue
trasladado al sitio en el que se encuentra actualmente aproximadamente en la
década de los años veinte (HM 2003).
Historia de Medina. 88
Rodriguez, Argüello, González

Gráfico 19 . Entrada del cementerio actual.

Las raíces de las condiciones urbanas actuales se pueden encontrar en


los años finales de la década de 1970. En aquel tiempo, por iniciativa del alcalde
Antonio Bejarano se empezaron a construir casas en ladrillo y teja, mediante con-
venio con los habitantes. Con el lema de civilizar a Medina, se impulsó la realiza-
ción de obras como la construcción del alcantarillado, la pavimentación de las
vías de la cabecera, las cuales eran empedradas hasta aquel entonces y la aper-
tura de trochas que condujeran hacia las inspecciones (HM 2003).

La prestación de servicios públicos también ofreció algunos inconvenientes. Ha-


cia el año de 1954 la CGC señalaba que Medina carecía de los principales servi-
cios públicos y que sólo contaba con un alumbrado eléctrico que poseía un voltaje
de 115 a 130 y que además, tenía matadero. El alumbrado se producía a través
de una planta instalada en cercanías de la plaza central y como es de suponer, el
acceso a este servicio se podía considerar como un privilegio de aquellos que
contaban con el dinero suficiente para pagar por su uso; además, la prestación
de este servicio no era constante, pues sólo se mantenía por espacio de algunas
horas diarias (HM 2003). El servicio de electricidad solo se estableció hasta

Historia de Medina. 89
Rodriguez, Argüello, González

1985, durante el gobierno de Belisario Betancur, no por iniciativa del primer man-
datario sino por que los pobladores de Medina organizaron un paro cívico como
una forma de protesta ante el abandono al que estaban sometidos, el cual los
mantenía sin la prestación de este servicio.

Gráfico 20 . Planta mediante la cual se producía la electricidad del municipio

Con las modificaciones que se realizaron en la plaza central, también se hizo


necesaria la reubicación de las personas que llegaban hasta la cabecera a ven-
der sus productos. Bajo esta iniciativa se construyó la actual galería, la cual tam-
bién sufrió cambios de acuerdo a las exigencias de los mandatarios de turno
(HM 2003) y actualmente es ocupada los fines de semana por gente que trae
productos agrícolas, entre otros productos, desde otros municipios.

Durante la década de los años ochenta se inicia la construcción de la pista de


coleo, la cual se entiende como una manifestación de las conexiones que existen
entre los habitantes de Medina y la cultura llanera. En este sitio se han realizado
importantes torneos, en los que se han destacado algunos medineros (HM 2003).

Uno de los aspectos que ha cobrado fuerza en los últimos años, es la realización

Historia de Medina. 90
Rodriguez, Argüello, González

del festival cultural, el cual se ha constituido en la fiesta más importante que se


celebra en Medina. La realización de este evento también impulsó la construc-
ción de una concha acústica en la plaza central del municipio y ha generado tan-
tas expectativas que también ha servido como plataforma política (HM 2003).

Historia de Medina. 91
EL VOLCAN DEL DIABLO

“Existe en el municipio de Medina un gran derrumbe que


mide más o menos 1 kilómetro de circunferencia. Este derrumbe,
que los habitantes de Medina le han dado el nombre de “Volcán
del Diablo”, según los datos lleva ya más de dos siglos de
existencia; permanece continuamente derrumbando y
arrastrando sus arenas hacia un solo cause formando una gran
quebrada que lleva el nombre de “La Sucia” porque sucias son
sus aguas hasta la desembocadura en el río Gazaunta. Hay
leyendas de este gigantesco derrumbe, leyendas que han venido
grabándose, por lo fantásticas en la mente de cerebros
susceptibles e impresionables; pues tienen mucho de mitológico
y absurdo.

Arturo Linares
1942

La leyenda cuenta que:

Hace mucho tiempo, en el pueblo de Medina se realizó un


matrimonio al que asistieron varios invitados. Durante la fiesta,
los niños fueron acostados, pero hubo uno que desobedeció la
orden y se escondió en algún lugar. A la celebración se había
presentado un caballero muy elegante que solicitó bailar con la
novia y en el momento en que la pareja bailaba, el niño se dio
cuenta que los pies del distinguido señor eran diferentes, por lo
que avisó a uno de los asistentes. Este, al darse cuenta que se
trataba del diablo, corrió a llamar al sacerdote quien llegó hasta
la fiesta y se llevó al diablo para castigarlo. El castigo consistía

Historia de Medina. 92
en abrir una zanja en cercanías del pueblo utilizando una
barra. El sacerdote, al ver que al diablo le rendía en su trabajo,
decidió cambiarle la barra por un sirio. El diablo, en venganza,
siguió cavando con el fin de llegar hasta el pueblo. En efecto, los
habitantes cuentan que año tras año el volcán aumenta su tamaño
y se dirige hacia Medina.

HM 2003

Historia de Medina. 93
LEYENDA DEL DUENDE

“... ¿no la ha escuchado?! ... El Porvenir era una finca,


o es una finca grande que hay al pie de Chorrerano y tiene
parte plana. Entonces, el duende le fascina montar a caballo,
pero para él montar a caballo, él monta solamente en los
caballos que tienen crin larga. ¿qué hace él?. Hace una trenza
a cada lado del cuello, así ¿no?, del pescuecito le hace una,
¿para qué?, pa’ tenerse, de rienda. Entonces ¿porqué se sabe
que el duende está montando el caballo?, por que aparece el
caballo con las dos trenzas hechas y yo las he visto... en un
caballo, un potro que nosotros teníamos, ese lo mordió una
culebra y se murió. El potro era como cafecito y tenía crin
mona, era lo más lindo y lo teníamos allá en El Porvenir, y el
malvado ese le echó las trenzas, a cada lado una trenza y lo
montaba en unas carreras, pero es que desbocao ese caballo
por todo el potrero, dije y ¿esta [...] qué fue?... El duende.
Él no le hace ningún perjuicio al caballo, pero lo trabaja
unas dos o tres horas, lo deja, al otro día amanece el pobre
caballo agotado.

Y enamorado, enamorado por que no ve que se iba a


llevar a la marucha, la de don Israel, una bajita chiquita de
ojos claros; y arriba a un tío de un conocido, que vivía ahí de
la escuela para arriba, el viejito tenía su enramada allá abajo,
que la enramada todavía existe, la llaman la enramada de los
Hernández, ahí abajo de la escuela de Chorrerano. Y entonces
ese señor tenía varias hijas, pero la más chiquita era la mejor,
la más bonita y resulta que un día que llegó, llegó un
hombrecito ahí, él se distingue por que... él cuando toma
forma humana es un hombrecito pequeño, de estatura
pequeñita. Y ni corto ni perezoso le dijo que él era duende,
que él estaba enamorado de la chiquita, de la hija de él, que
la diera para llevarla para vivir con él.

Historia de Medina. 94
— A usted cómo se le ocurre que yo voy a hacer eso!
y no se la dejó llevar. Y entonces sabe qué hizo el duende
asqueroso, o sea la enramada está aquí abajito y hay una lomita
así [se hace una seña indicando cercanía], desde arriba les
mandó una tamaña piedra bien grande y ellos estaban
moliendo, estaban melando panela, ya habían sacado la panela
y les quedaba lo de la miel, la miel es la última que sale y está
saliendo más o menos a las ocho de la noche están terminando
de rebuyir y sacarle la caña; estaban terminando eso cuando
escucharon que venía algo y llego y paa!, una entre la panela.
Cuando ellos escucharon que venía algo se quitaron y pum
cayó la piedra ¿quién la mandó? Pues del duende, ¿porqué?
Porque no le dejaron llevar la china.

Y a la María, que ella vive todavía, ella vive allí; una china
muy bonita, chiquita, bajita, muy bonita y ella dormía en una
piecita, los papás dormían aquí y ella dormía aquí a este ladito
en una camita que ellos mismos la sacan con estacas, le dicen
cuja, entonces ella dormía en la cuja chiquita y los papás
dormían ahí en la grande [...] y ella me dijo, yo me acuerdo
que por ahí en eso de las siete de la noche yo presiento como
un vientecito, como una brisita y uno pasa así por debajo del
..., y yo quedé así sin poderme mover, yo siento como que me
remonta y ella no, al llamar a la mamá que estaba ahí cerquita,
no podía, y le decía yo ¿por qué lado usted presiente que entra
el aire, de frente o por ese lado? Y me decía:
— allí por esta esquina, por esta esquina porque como
la teja esta aquí levantadita de la pared.

O que pared, de la tabla ¿sí?, queda un espacio y que


ella presentía que la única manera para que ella no sintiera
eso, era que cuando ella presentía que venía, prendía el radio.
Entonces, él escuchando cualquier ruido, desaparece; que uno
fuera a toser o algo, él se va porque es muy sutil; pero sin
embargo, una noche casi se la lleva la alcanzó atrás de la cama,
yo no se, pero estaba de Dios. Esa muchacha qué tocó hacer,
le toco llevarla a Villavicencio donde la hermana, la que trabaja
con San Gregorio, es médium de San Gregorio y le contaron a
la señora el problema.

Historia de Medina. 95
Dijo: — Sí, es un duende que se la quiere llevar.

Y entonces, — ¿qué hay que hacer?. Eso le dio una


cantidad de hierbas para bañarse y colocarse, hacer una
trenza de, de trenza de la cola de los caballos, pero de
diferentes caballos ¿sí?, coger pelos de esos y trenzarlos y
ceñírselo a la cintura y eso le toco hacer eso como por un
mes, dormir con esa cosa ahí y unos baños con un poco de
hierbas y la hermana le hizo por allá, ella le hizo unos rezos,
un conjuro una, eso no se llama conjuro sino un sellamiento
para que se alejara el bendito duende y que no se la llevara.
Se la quería llevar, ellos buscan una china que sea niña,
niña [...] y se la llevan para allá.

—¿para dónde se la llevan?

Dicen, — me contaba mi papá—, porque donde yo


nací también habían muchos duendes, me contaba mi papá
que una vez el duende se llevó una muchacha; las lleva a
partes inaccesibles, donde nadie encuentra; ellos allá las
tienen muy bien son muy cariñosos pero entonces, allá son
presas allá [...] no les falta nada, nada porque ellos le llevan
joyas, ropa, de todo, pero son presas.”

TRANSCRIPCIÓN DE LA VERSIÓN DADA EN LA


ENTREVISTA REALIZADA A MARÍA BELÉN GÓMEZ

Historia de Medina. 96
LEYENDA DE LOS CIEN SACOS DE ORO

El historiador local José Arturo Linares incluye dentro


de su monografía de Medina, el relato acerca de la “leyenda
de los cien sacos de oro” y aunque en algunas de las entrevistas
se hizo referencia al citado relato, a continuación se presentará
el relato del profesor Linares:

“Refiere la tradición, de que en las altas montañas de la cordi-


llera de los Farallones fueron dejados ocultos dentro de aque-
llas breñas por los aborígenes de la raza Chibcha, que mora-
ron en la altiplanicie de la sabana de Bogotá, en la época de
la conquista huyendo de la persecución del Dorado que
ansiaban los conquistadores, desaparecieron aquellas rique-
zas, que fueron traídas por los indígenas y depositadas en un
lugar que hasta el día se desconoce, a pesar de infructuosas
expediciones que en su busca se verificaron, quedando esta
leyenda envuelta en el misterio. Sin embargo, un técnico de
nacionalidad suiza, mister Ali, entusiasta y atrevido explora-
dor, recorrió la cima de esta cordillera de los Farallones levan-
tando los planos de las adjudicaciones de minas que llevó a
cabo, obteniendo la posesión de los numerosos lotes. Estable-
ció allí trabajos, y aunque su dinamismo y entusiasmo presa-
giaban éxito, de un momento a otro dejó abandonada su em-
presa. Los sueños dorados de los 100 sacos de oro, sus minas
de este precioso metal, cobre y esmeraldas seguirán ocultas
entre las escabrosas breñas, guardadas a través del tiempo
por sus monstruosos abismos. Se refiere, por una tradición an-
tiquísima que los aborígenes conocedores de aquellos solita-
rios parajes, hacían romerías desde los llanos en busca de un
sol que brillaba dentro de una gran caverna o templo que guar-
daba un gran tesoro, que existe un gran filón hacia las cabe-
ceras o nacimientos del río Guacavía ...”

Historia de Medina. 97
Otros habitantes refieren que efectivamente, ante la huida
propiciada por la ambición de los conquistadores españoles,
fueron enviados cien indios, cada uno con un saco lleno de oro y
comandados por otro personaje, cuya tarea también consistía
en desaparecer a los indios que llevaban el oro. Solo regresó
aquel que dirigía, y al igual que la muerte de los enviados, su
propia muerte ayudó a mantener guardado el secreto de la
ubicación de los cien sacos de oro.

Historia de Medina. 98
Rodriguez, Argüello, González

ANEXO 1

ANÁLISIS DE LA PROBANZA SECRETA DE MEDINA (1642,


en, Conventos, tomo 31, fs. 789-934)

Según Juan Villamarín en su libro “Encomenderos and Indians in the Colonial


Society in the Sabana de Bogotá” las leyes aplicadas en América partieron prin-
cipalmente de aquellas que se usaban en España casi sin ningún cambio
(Villamarín, 1972). Tanto las leyes creadas por las instituciones políticas, como
las establecidas por los Concilios y el clero católico, requerían de una herramien-
ta que permitiera verificar su cumplimiento en los nuevos territorios. Para ello se
instituyeron las “visitas”, procesos administrativos que se dividían básicamente
en tres tipos: la “visita general”, llevada a cabo en espacios muy amplios por un
visitador delegado de la corona, quien indagaba sobre demografía, territorios y
tierras, y las relaciones entre los naturales y los españoles. El segundo tipo era la
“visita de tierras” que la realizaba un visitador de la Real Audiencia que observa-
ba la distribución de las tierras de indios y españoles, las relaciones de los indios
con sus líderes políticos y con los encomenderos y ejercía una veeduría perma-
nente sobre el tributo, además de verificar, mediante la “vista de ojos”, la veraci-
dad de alguna queja o querella relacionada con manejo de las tierras de resguar-
do y las circunvecinas a éstos; usualmente se realizaban durante las visitas gene-
rales. La última, impuesta por el clero, fue la “visita eclesiástica”, en la que el
arzobispo venía cada cierto tiempo a cada uno de los pueblos que se encontra-
ban en su jurisdicción y ésta se regulaba, no por instituciones jurídicas, sino por
las normas católicas directamente desde España.

Dos herramientas clave para mantener un control sobre los bienes


económicos y las costumbres de los indígenas, fueron la “tasación” y la “probanza
secreta”. La tasación determinaba el valor económico o el equivalente que debían
pagar los hombres entre los 17 y los 54 años a quienes se denominaba tributarios.
Después de esta edad eran considerados indios reservados, y antes de este
rango de edad eran llamados “muchachos de doctrina”. La probanza secreta era
un compendio de preguntas que se hacía a las autoridades políticas tradicionales

Historia de Medina. 99
Rodriguez, Argüello, González

e hispanas, así como a algunos vecinos españoles, para descifrar irregularidades


o abusos de ambas partes. Los vejámenes eran comunicados a la Real Audiencia.

En el caso de Medina se pueden localizar escasos ejemplos de estos


documentos: la distancia de este territorio con respecto a Santa Fe hacia que las
decisiones tomadas por la real Audiencia llegaran muy tarde y el territorio de San
Martín dependía de Santa Fe para la aplicación de herramientas judiciales. No
obstante, en las varias ocasiones que se quiso edificar el municipio de Medina
durante los siglos XVII y XVIII fueron hechas probanzas secretas, censos de
población y vistas de ojos, en algunos casos para saber con cuánta gente se
podría poblar, y en otras para saber si los indios tenían cura y venían a misa, o si
se sabían que estaban bojo el dominio de la familia Venegas Ponce de León,
dueña de la encomienda de Guatavita que llegaba hasta estos llanos.

Las probanzas secretas eran procesos que podían tomar algunos meses
y como en esta época todo debía ser reportado por escrito, pueden llegar a tener
varios centenares de hojas de extensión. En Medina se realizaron varias probanzas
para determinar la verdad en los hechos relacionados con 1) la posesión de los
indios Chíos, Suraguas y Medinas bajo la encomienda de Guatavita; 2) la
existencia de doctrina y cura que se encargara de la evangelización de los indios
y 3) la necesidad de edificar el pueblo de Medina y las condiciones necesarias
para poder llevar a cabo dicha empresa. En cada una de esas probanzas, un juez
delegado por la Jurisdicción de San Martín y la Real Audiencia de Santa Fe
realizaba un corpus de preguntas compuestas a una serie de personas
importantes tanto para la administración hispana como para las comunidades
indígenas. En lo que sigue se hará un análisis sintético de estos documentos con
el fin de complementar la información que tenemos de estos dos siglos a partir
de los demás documentos referidos.

La Probanza fue realizada entre Junio y septiembre como parte del pleito
sostenido entre Francisco Venegas Ponce de León, Encomendero de Guatavita
y Juan de Zarate, encomendero de Tunja, por la propiedad de los indios Chíos,
Mámbitas que habitaban las tierras que actualmente forman parte de los
municipios de Medina, Gachalá y Gachetá. Juan de Zarate había pedido que le
dieran estos indio bajo su dominio pero Francisco Venegas alegó que eran de su
encomienda. Juan Flores de Ocariz, Oidor de la Real Audiencia hizo las veces de

Historia de Medina. 100


Rodriguez, Argüello, González

juez y realizó las siguientes preguntas:

1. Si sabe por qué es el pleito.

2. Si sabe que los indios han sido siempre sujetos del cacique de Guatavita
y por ende sujetos al Encomendero de Guatavita.

3. Si sabe que la Familia Benegas ha tenido esa encomienda desde hace


más de 90 años y que por ello los indios los han reconocido a ellos y al
cacique tributándolos con algodón, miel de abejas, maní y otros.

4. Si sabe que los indios Mámbitas y Chíos son pacíficos, cristianos,


bautizados y adoctrinados por los curas de Gachetá desde antes que el
cura Alonso Ronquillo llegará a persuadirlos para que dijeran no tener
encomendero.

5. Si sabe que estos indios siempre han estado al respaldo de Guatavita y


Gachetá a dos días de camino de Gachetá.

6. Si sabe que los indios Mámbitas y Chíos como consecuencia de los


atropellos hechos por Juan de Zarate se han movido al sitio de “La Guadua”,
a un día de camino de donde estaban antes por ser mejor y más cercano
a la doctrina.

7. Si sabe que los indios Mámbitas y Chíos no son Medinas ni han tenido
otro cacique ni otra encomienda.

8. Si sabe que don Francisco Benegas padre estuvo muy enfermo y murió
en el año de 1635.

Fue realizada en el mes de junio en Santa Fe, y durante el mes de agosto en

Historia de Medina. 101


Rodriguez, Argüello, González

Guasca, Guatavita, Gachetá y Chipasaque En total fueron entrevistadas las si-


guientes personas:

a. Fray Enrique Suárez


b. Gabriel Ramírez de Pobeda Herrero habitante de la región
c. Don Francisco Martínez de Ospina vecino de Santa Fe
d. Andrés Alfonso morador del valle de Guatavita
e. Francisco Rodríguez Carpintero
f. Capitán Juan Muñoz de Otero morador en el valle de Guatavita
g. Francisco Garzón morador en el valle de Guatavita
h. Don Luis indio Ladino y Capitán viejo de Tuala y de los Chíos y Mámbitas
i. Hernando Tuala hijo del Capitán viejo
j. Don Juan y don Pedro indios naturales de Mámbita
k. Capitán don Francisco de Colmenares
l. Juan Romero vecino de Santa Fe
m. Cristóbal de Salas vecino de Fontibón
n. Don Rodrigo de Ilaure vecino de la Villa de Leiva
o. Fray Agustín de Pedraza predicador general y prior de Guasca
p. Fray Sebastián de Vargas
q. Don Diego González indio Gobernador de Guasca
r. Francisco Rodríguez de Herrera vecino del valle de Guatavita
s. Andrés Garzón vecino del valle de Guatavita
t. Fray Hilario Velásquez cura doctrinero de Guatavita
u. Bachiller Juan de Castro cura doctrinero de Gachetá
v. Mateo Bautista residente del valle de Gachetá
w. Juana de Campos residente del valle de Gachetá
x. Doña Isabel de Urrego residente del valle de Gachetá

Todos los testigos fueron presentados por Francisco Benegas y dijeron

Historia de Medina. 102


Rodriguez, Argüello, González

conocer el pleito. Sabían por experiencia de muchos años que los indios Mámbitas
y Chíos siempre habían reconocido como su cacique a don Juan de Guatavita y
como sus encomenderos a los miembros de la familia Benegas Ponce de León
desde hace tres generaciones y que por ello los indios les llevan y tributan
permanentemente con productos de la tierra:

“De la segunda pregunta respondió que hace treinta y cuatro años que el testigo fue cura
doctrinero del pueblo de Gachetá de la encomienda de Guatavita y cuando llegó a la doctrina
halló en el dicho pueblo un indio que llamaban don Fernando y era el Cacique de Tuala que
estaba poblado hacia los Chíos y allí vio muchos de los dicho indios Mámbitas y Chíos que
decían eran sujetos y anexos a la dicha encomienda de Guatavita y en señal de reconocimiento
traían miel y algodón y otros frutos y frutas al dicho Cacique don Fernando y hacían labranzas de
algodón al Maestre de Campo don Francisco Benegas padre del que litiga que entonces era
encomendero de Guatavita y los dichos indios (...) reconocían por señor natural a don Juan
Cacique de Guatavita (...)” (Probanza secreta a Fray Enrique Suárez, fs. 790-792)

Estos indios siempre fueron pacíficos y “abiertos” a la fe católica y


habitaban en un sitio llamado Tuala que quedaba bajo el control de Guatavita y el
padre Alonso Ronquillo llegó a persuadirlos para que se revelaran a la encomienda
de Benegas con el fin de lucrarse el padre Ronquillo con los tributos pretendiendo
ante la Real Audiencia que era el conquistador de los indios.

“ (los indios) han sido y son cristianos y de paz y salían y salen a ser doctrinados y
bautizados a la doctrina de Gachetá y los padres doctrineros del dicho pueblo los doctrinaban y
bautizaban mucho antes que el padre Fray Alonso Ronquillo entrase en aquella tierra y los
inquietase llamándose conquistador de los dichos indios y no lo fue ni conquistó porque siempre
fueron de paz y estuvieron sujetos a la dicha encomienda de Guatavita” (Probanza secreta a
Don Luis capitán viejo de Tuala, fs. 799-801).

Debido a los atropellos de Ronquillo y de Juan de Zarate encomendero de


Tunja los indios “por voluntad propia” se trasladaron al sitio de “La Guadua” que
quedaba a un día de camino de Gachetá.
“(el sitio de La Guadua) es fértil y muy a propósito para los dichos indios por estar muy
cerca de la doctrina de Gachetá (...) y ha entendido que de su voluntad se han pasado y han
poblado en este sitio” (Probanza a Cristóbal de Salas, f. 803)

Historia de Medina. 103


Rodriguez, Argüello, González

Los indios llamados Chíos y Mámbitas son reconocidos además como


sujetos del capitán Tuala y son enfáticos en diferenciarse de los indios llamados
Medinas. De los cuales por ahora no se dice mucho, solamente que no son los
mismos y que ellos como medinas que son no están bajo el control del
encomendero de Francisco Benegas Ponce de León. Los Medinas
aparentemente eran pertenecientes a otra “nación”.

Historia de Medina. 104


Rodriguez, Argüello, González

ANEXO 2

Indios de Mámbita y Medina. Informes sobre señalamiento de sus


resguardos, su censo de población, instrucción religiosa y otros
asuntos

Caciques e indios, tomo 35,rollo 035-78,folios 27-72

(27r)Juan de León Castellanos en nombre de Juan Faustino de Tapia Goberna-


dor de la Ciudad de San Nicolás de Tolentino, y del Capitán Fernando López de
Alarcón su Teniente de Gobernador en ella preso en la cárcel Real de esta corte
Respondiendo al traslado que se me dio de la acusación impuesta por el pro-
tector de los naturales de este Reino por don Domingo Cacique y los demás
indios que dicen ser del sitio de Mámbita y negando y contradiciendo lo perjudi-
cial de ella por carecer de relación verdadera y no ajustarse al hecho de la ver-
dad por lo cual deben ser absueltos y dados por libres dichos mis partes de lo
pretendido de contrario y mandarse afianzar la calumnia que se les ha puesto
conforme a derecho y condenar a los calumniantes en las penas en que confor-
me a el hubieran incurrido pues todo tiene lugar por lo que de los autos consta
favorable que reproduzco y por lo general del derecho siguiente— Lo otro por-
que como consta de estos instrumentos que presentó con la solemnidad nece-
saria el Padre fray Juan Baptista Rendón de l(a) orden de san Agustín por peti-
ción que presentó ante dicho gobernador dice que estando estos indios que se
dicen ser Mámbitas, poblados en virtud de ordenes y comisiones, por los ante-
cesores de mis partes y que parte de ellos habían hecho fuga y retirándose del
pueblo de Medina donde era su población; al sitio y retiros de Mámbita donde
estaban en sus idolatrías y abusos, sin quien les administrase los sacramentos
e instruyese en las cosas de nuestra santa fe Católica, y los muchachos que de
ellos procedían, quedando algunos (por tiempo) sin bautismo. Y hallando dicha
mi parte ser cierta la relación de dicho Padre y acudiendo a la obligación que le
incumbe así por cristiano, como por su oficio, proveyó dicho gobernador a dicha
petición, se despachase comisión como con efecto lo hizo cometida al dicho su
Teniente por la cual le dio facultad para que fuese con soldados, conociendo la
obstinación y rebeldía de dichos indios, para que si se resistiesen (27v)los apri-
sionase, y porque no quedase en que la ocasión, de volverse estando ya recogi-

Historia de Medina. 105


Rodriguez, Argüello, González

dos en dicho pueblo mandó quemar sus casas y ranchos, en todo lo cual, ni el
dicho gobernador excedió antes bien se ajustó a su obligación y oficio y la omi-
sión de ella le fuera muy culpable, ni el dicho teniente así porque siendo dicho
gobernador su juez superior tenía de su parte la presunción de que lo que le man-
daba era justo, tocándole sólo de su parte, la obligación de obedecerle, como
por reconocer el gran servicio que en ello hacía a ambas majestades, no exce-
diendo de lo que en dicha comisión se le mandaba, que aunque los testigos quie-
ren dar a entender hubo algunos excesos, estos están de parte de los dichos
indios que por querer volverse a sus ritos apoyan lo que siniestra y bárbaramente
deponen y cuatro testigos que sólo son de oídos de uno de los dichos indios, con
que sus dichos no hacen fe ni aun por un testigo, y aceptando lo favorable de las
declaraciones de algunos de ellos, hallará Vuestra Alteza que Francisco de San-
tiago depone la resistencia que hicieron dichos indios para salir del dicho retiro
en que convienen otros testigos, y así no fue exceso el aprisionarlos de noche así
para la seguridad de sus personas como de la vida del dicho teniente y soldados,
como en otras ocasiones se ha experimentado por haberlo hecho otros indios de
aquella jurisdicción...—Lo otro porque como consta de estas comisiones que pre-
sento con la misma solemnidad, todas las veces que se retiraron dichos indios,
usaron los antecesores de mi parte de esta jurisdicción remitiendo personas que
las ejecutasen en cuya posesión han estado por mas tiempo de diez y siete años
como consta de la que remitió el Gobernador Alonso Sánchez (sic) y en la prime-
ra que despachó el Gobernador mateo Cortés se debe hacer reparo que en ella
se refiere a una Real provisión en que se mandan recoger todos los naturales del
dicho gobierno pena de doscientos pesos en cuya continuación no cometieron
culpa dichos mis partes, a que se llega el otro motivo que tuvieron y tiene dicho
gobernador de la conservación de aquella ciudad y la total destrucción que se le
sigue de privarlos y despojarlos de dichos indios y que no hay otros que asistan a
las misiones que se hacen de los indios infieles de aquellos retiros cuyo bien y
provecho de sus almas totalmente se imposibilitara como todo se probara, con
que queda justificado el santo celo y motivos con que mis partes trajeron dichos
indios (28r) a su población donde se les administraban los santos sacramentos
como consta de las certificaciones de sus doctrineros que así mismo presento
causas todas que antes vuelvan a mis partes dignos de remuneración y premio;
ya que de no ser favorecidos, y patrocinarse la malicia de dichos indios se segui-
rán inconvenientes representados que se deben evitar— Lo otro que por seme-
jante relación siniestra y subrepticia fue servido Vuestra Alteza en otro caso se-
mejante a este y respecto de los mismos indios se despacho real promisión al
gobernador Chamorro que siendo ya difunto, don Mateo Cortés su sucesor reco-

Historia de Medina. 106


Rodriguez, Argüello, González

nociéndose alcanzada con siniestro informe de que no pertenecían dichos indios


a su gobierno suplico de ella e informo a Vuestra Alteza la verdad del caso, y por
juzgar dichos indios estaban ya muertas estas memorias, han querido ahora nue-
vamente molestar a mis partes— Lo otro ser dichos indios que sacó dicho te-
niente de los poblados de medina de las torres se justifica... de que en la descrip-
ción que así mismo presento del dicho pueblo se hayan mencionados de lo que
conoce dicho teniente, de la capitanía de don Lorenzo—Simón Guache, Agustín
Guache—Rodrigo, de la capitanía de don Alonso Quema, Salvador, Antonio y su
hijo Benito, Gonzalo e Ignacio, los cuales sacaron, de dicho retiro con sus fami-
lias—y en cuanto al cargo que se me hace de haberlos maltratado es siniestro y
ninguno de los testigos depone de acto particular, solo uno dice habérsele lasti-
mado un ojo, que siendo en parte tan delicada, caso negado que así fuera se
reconoce no fue violento pues no quedó dañado sino solo para sujetarlos—y en
cuanto a las muertes que se dice haber sucedido de dichos indios caso negado
que fuese por haberlos sacado mis partes, sólo eran causa remota, que por con-
siguiente mayor bien, no estaban obligados a prevenirlo siendo estos casos for-
tuitos cuya noticia no se sujeta a los hombres ni están obligados a prevenirlos
como fue el de la peste y contagio de fríos y calenturas y otros achaques que
(corren) en aquella provincia y de que ha muerto mucha gente y murieron dichos
indios—y en cuanto a lo que se dice repartió mi parte los indios y se quedó con
algunos sin orden del dicho gobernador bien constante es el fin con que lo hizo de
que estando ausente el dicho gobernador fue el dicho teniente donde estaba
curándose y así dispuso mientras venía a la ciudad... mejoraba de su achaque
con el fin de que repartidos entre los vecinos mientras de ellos disponía dicho
gobierno los tendrían asegurados y sustentados, y en este estado inmediatamen-
te llegó el juez nombrado por Vuestra Alteza con que no se puede reconocer lo
hicieran por su(s) interes(es)... particulares dichos mis partes como mal se ha
querido dar a entender de contrario mediante todo lo cual y lo mas que sea (28v)
en favor de dichos mis partes quede aquí por expreso—A Vuestra Alteza pido y
suplico que habiendo por presentados dichos instrumentos con vista de ellos
mande declarar y declare a dichos mis partes por libres de la calumnia que se les
ha puesto y condenar a la contraria en las (penas) en que se hubieren incurrido
conforme a (sic) las costas y daños que por esta causa se les han (sic)—otro si
digo que para justificación de la ninguna culpa con que se hallaran mis partes
teniendo noticia el teniente de dicho gobernador de que estaba mandado pren-
der vino a esta corte y se presentó preso donde está vejado de algunos acha-
ques que parece sin poderse curar para cuyo remedio se ha de servir Vuestra
Alteza lo suplico mandarle soltar de dicha prisión debajo de fianza—Vuestra Alte-

Historia de Medina. 107


Rodriguez, Argüello, González

za pido y suplico se lo provea y mande que en ello recibirá dicho mi parte bien y
mande en justicia que pido ut supra.

Fray Juan de León Castellanos

Folio 29r.

Fray Juan Bautista Rendón religioso de la orden de los Ermitaños de


Nuestro Padre San Agustín cura interinario de esta ciudad de san Nicolás de
Tolentino y sus anexos y agregados misionario apostólico y cura doctrinero de
esta provincia digo que desde que el reverendo padre fray Nicolás de Benavente
de la orden de Predicadores misionario apostólico y cura doctrinero del pueblo
de Medina de las Torres y sus sujetos de este gobierno se fue al reino quedó
dicha doctrina sin cura y por estar dicho pueblo cuatro leguas de esta ciudad y
habérseme encargado por justicia y así mismo por el gobernador don Pedro Félix
de Quesada su antecesor de Vuestra Merced el de doctrinase los dichos indios
Suraguas y Medinas que estaban poblados en Medina de las Torres como lo
habían hecho los curas de esta ciudad antes que dicho Padre fray Nicolás viniese
por doctrinero por ser anexos a este gobierno y agregados a este curato, he
continuado el ir a dicho pueblo a confesar y decir misa cada mes y cada dos
meses y las semanas santas han venido dichos indios a esta ciudad a confesar
como ha sido notorio de que me son deudores las personas en quien están
encomendados y depositados dichos indios del estipendio que son los cuales
contiene esa memoria que presento con la solemnidad del dicho y queriendo
cobrar de las dichas personas me han respondido que algunas familias se han
retirado a Mámbita y que de estos no me deben pagar estipendio, no siendo
culpa mía en que se hayan retirado, pues pudieran, sabiendo donde están, haber
ido por ellos y traídolos a su pueblo; mediante lo cual a Vuestra Merced pido y
suplico se sirva con vista de dicha memoria, hacerme pagar y así mismo que se
despache al sitio de Mámbita a donde se han retirado las familias a recoger
todas las piezas* que están de dicho pueblo (29 v.) de Medina de las Torres por la
noticia que me han dado los mismos indios de dicho pueblo que se han muerto
muchos sin confesión y que hay muchachos ya de año y de más de año sin agua
de bautismo caso que (mueve) a compasión y es digno de reparo pues el haberse
retirado allí no es si no por estarse en sus ritos y ceremonias contra nuestra fe
católica sobre cual encargo la conciencia a Vuestra Merced y le requiero una,

Historia de Medina. 108


Rodriguez, Argüello, González

dos y tres veces de parte de dios y del rey nuestro señor se recojan dichos indios
a su pueblo a donde sean doctrinados e instruidos en las cosas de nuestra santa
fe y ya no sea defraudado del estipendio de dichos indios por ser este curato tan
sumamente pobre... quédeles esta agregación de dicho pueblo de Medina de las
Torres y de esta petición y su proveimiento se me de un tanto para en guarda de
mi derecho y ocurrir a donde y con derecho gasta y debe pido justicia y consta

Fray Juan Bautista


Rendón Sarmiento

Hoja 30 recto

Juan Faustino de Tapia Gobernador


pide Capitán general de la ciudad de san
Nicolás de Tolentino y sus provincias por
su majestad—

Por cuanto por petición del muy reverendo padre fray Juan Rendón de la orden de
S. S. Agustín misionero apostólico y cura interinario de esta dicha ciudad y sus
agregados me hizo relación como algunos indios y sus familias del pueblo de
Medina de las Torres jurisdicción de este gobierno había muchos días se habían
retirado al sitio y montañas de Mámbita a donde tenían por costumbre el retirarse
de que seguían gravísimos inconvenientes en contra de ambas majestades y así
mismo el mal ejemplo que se les daba a los pocos indios de nación Achaguas
que hay reducidos a nuestra santa fe católica como el que se dará a los que en
adelante se fueren reduciendo pues reconocerán que a los que lo están los dejan
retirar y vivir como bárbaros y a donde viven sin la educación y enseñanza de
nuestra santa fe y careciendo del pasto espiritual para cuyo remedio y en conti-
nuación de lo que han podido y debido obrar mis antecesores—doy comisión la
que de derecho es necesaria al Capitán Fernando López de Alarcón mi teniente
general para que vaya al sitio de Mámbita y a todas las demás partes de mi
jurisdicción a donde tuviere noticia están los dichos indios retirados y lleve hom-
bres que le pareciere ser necesarios y los saque de la parte donde estuvieren y

Historia de Medina. 109


Rodriguez, Argüello, González

traiga a esta ciudad para que se pueblen y se miren por su conservación y au-
mento por ser dichos indios el medio necesario para la (30v.) reducción de los
indios infieles que para todo lo dicho su anexo y dependiente le doy la dicha
comisión cuan bastante en derechos es necesaria y así mismo si los dichos in-
dios en la parte donde asistieren tuvieren casas, vivienda y roserías las talen y
arruinen para que con lo dicho se evite el que los dichos indios ni otros ningunos
hallen comodidad para poderse retirar a partes remotas y se consiga el fin parti-
cular de la fundación de dicha ciudad. Hecho en ella en diez y seis de agosto de
mil y seiscientos y setenta y tres años...

Folio 31 recto

Certifico yo fray Juan Bautista Rendón religioso de la orden de nuestro padre san
Agustín, prior vicario provincial de las doctrinas de dos provincias de San Martín
del Puerto y misionero y Juez eclesiástico en esta ciudad de San Martín de
Medellín—digo como la parte del Capitán Andrés Guaqui que son los que siem-
pre he visto en agregación a esta ciudad el tiempo que ha que estoy en estas
provincias son siete años y siempre han sido doctrinados y han acudido con mu-
cho amor y voluntad a la enseñanza de doctrina y así mismo pagan diezmos y
primicias, y así mismo otros indios llamados Japatos y a lo mismo otros indios
que acuden a la ciudad de Medellín se llama Miguel y esto es cierto y verdadero y
lo juro en la manera que puedo en doce de junio de mil y seiscientos y sesenta y
nueve años así lo certifico yo—

Fr. Juan Bautista Rendón

Folio 32 recto

Certifico yo fray Joseph de San Nicolás religioso descalzo de nuestro padre


san Agustín, como cura del pueblo de Nuestra Señora de la Concepción, que es
cierto y verdadero, que habiéndoseme oficiado viaje para la ciudad de San Martín
del Puerto acaeció después de llegado a dicha ciudad a administrar los santos
sacramentos de penitencia con licencia del cura propietario por estar indispuesto,
que a la sazón lo era el reverendo padre fray Juan Bautista Rendón, religioso
calzado de mi padre san Agustín y entre los indios que recibieron el santo

Historia de Medina. 110


Rodriguez, Argüello, González

sacramento de la penitencia, confesé y exhorté como lenguazas en doctrina


cristiana a los indios Suraguas y medinas, que en la ocasión estaban doctrinando
por dicho cura por ser originarios al gobierno y jurisdicción dicha ciudad y siendo
necesario lo juro también... hecha esta en la jurisdicción de Santiago (de las
Atalayas) y a pedimento del Capitán general Juan Faustino de Tapia, y lo firmé en
veinte y cinco de diciembre de mil y seiscientos y setenta y tres...

Folio 33 recto

Certifico yo fray Gonzalo Ortiz Carvajal predicador general de la orden de


nuestro padre san Agustín asistente de mis prelados haciendo oficio de cura como
por cinco años que ha ... en esta ciudad de San Martín he visto y conocido que el
Capitán Bartolomé Fernández Sarmiento ha trabajado en reducir y poblar a los
indios Suraguas llamados Acachoque sacándolos y hoy los tiene como los ha
tenido poblados sujetos doctrinados por mi y mi antecesor y me tiene pagado el
estipendio de dos años que se cumplió a diez de septiembre de este año de mil
y seiscientos y cincuenta y así lo certifico haber el dicho tiempo arriba referido
haber doctrinado los indios Suraguas del cacique don Juan Parjoyo llamados
Acachoques y por verdad lo firmé a veinte y nueve días de octubre de mil y
seiscientos (y cincuenta) años

Fr. Gonzalo Ortiz Carvajal

Folio 36 v.

En el sitio del Boquerón de Umea en veinte y cuatro de enero términos y jurisdic-


ción de la ciudad de San Martín don Mateo Cortés Escudero general y Capitán
general de dicha ciudad dijo— que los indios suraguas y mámbitas son origina-
rios de esta tierra y sitios de Medina y sus quebradas y con ellos pobló el gober-
nador Juan de Zarate la ciudad de San Martín en el sitio de macapay y después la
mudó el señor gobernador Alonso Sánchez a donde está y en una y otra parte
estuvieron poblados dichos indios Suraguas doctrinados y descripcionados... y
después se fueron retirando al sitio de Mámbita a donde han vivido bárbaramen-
te hasta hoy sin haber tenido doctrina... y para que esto tenga el remedio que

Historia de Medina. 111


Rodriguez, Argüello, González

conviene mande se pueblen en el sitio de Medina en la parte que pareciere más


cómoda de donde alcancen a misa y ser doctrinados en la ciudad de San Martín
y a la dicha población acuda Martín Fernández Marino alcalde de la Hermandad
de dicha ciudad y se le despache comisión en forma y esta población se haga en
conformidad de lo que se me está mandado... y para que los indios hagan la
dicha población cómodamente les señalo ocho meses para que en este tiempo
hagan sus labranzas y casas y iglesia y les mando que en dicho tiempo ninguna
persona por cualquier estado, calidad o condición que sea no se entrometa con
dichos indios ni los inquieten y los dejen poblar como se manda y este dicho auto
se le notifique a Felipe Bonilla Moscoso como persona que les asiste a dichos
indios... de la encomienda del Capitán don Francisco Venegas Ponce de León...

Folios 45 recto - 46 verso

Alonso Sánchez Chamorro, Gobernador y Capitán General de San Martín


del Puerto, pide que vaya alguien a la tierra de Mámbita y averigüe por los indios
y los describa teniendo en cuenta “indios e indias, muchachos y muchachas... con
distinción de sus nombres y apellidos... comenzando y por principio el cacique y
los que son de su casa y los que pertenece por suyos sujetos siguiendo el orden
consecutivamente por los capitanes y otros caciques cada cual con los que les...
pertenece de que conclusa: hará información si de Mámbita o de Medina, o de
otras partes con claridad de la tierra sitios y lugares de donde son originarios si
se hallaren algunos de otras partes se les preguntará por qué causa... que tuvieron
motivo para dejar sus tierras y natural asistiendo en el retiro de Mámbita si están
en doctrina o si la han tenido asistiéndoles cura con población y policía necesaria
a sus bienes y aumentos espirituales y corporales... y si en los indios de Mámbita
hay algunos que oculten indios de esta jurisdicción (45 v.) por qué lo hacen si
voluntariamente o mandado de alguno o algunos para la receptación de los
retirados y fugitivos si los tienen entreteniéndolos a que les asistan a sus ritos y
ceremonias en el tal ejercicio con borracheras y otros ritos y ceremonias, ilícitos a
la religión cristiana siendo para esto homicidas en mucho daño y menoscabo de
indios naturales y extranaturales y así mismo han sido inducidos... se nombren de
otro pueblo y naturales para que con este socolor se nombren que son del pueblo
y encomienda de algunos encomenderos de tierra fría de los Chíos o Moscas o
de otras partes... y si les está bien y quieren volver a su natural con sus principales

Historia de Medina. 112


Rodriguez, Argüello, González

caciques para que quietos y amparados estén y sean doctrinados...—

... Doy comisión... al Capitán Bartolomé Fernández Sarmiento para que


vaya a la tierra de Mámbita... y en ella descripcionara indios y los computara en
forma y orden conveniente para claridad y resumen y así mismo para información
de prueba según la relación suso escrita conforme al tenor y sentido de ella
recibiendo para ello toda suerte de gentes y calidades así indios como españoles,
negros, mulatos y demás como sean cristianos... (46 r.) para que declaren y
descubran los indios que estuvieren ocultos por estar en serranías y montañas en
sus viviendas y habitación que es hecho en la ciudad de San Martín en diez y
nueve días del mes de mayo de mil y seiscientos y cincuenta y cinco años.

Alonso Sánchez Chamorro

Folio 47 r.

El Mismo Sánchez Chomorro dice...

“Por cuanto en esta jurisdicción de San Martín del Puerto es público y notorio
el alzamiento que hicieron los indios Suraguas que estaban de paz en esta
jurisdicción a quince de junio de este presente año... y aunque se ocuparon en
este alcance y reducción mas de cuarenta días no se pudo conseguir enteramente
dicha reducción por lo montuoso e inculto de estas sierras y es llegado a mi noticia
que en una parte de ellas de esta jurisdicción están algunos de los alzados como
Pedro Guajas y Francisco con sus familias y otros como Mateo y (Lucía) y por lo
que importa dicha reducción en servicio de ambas majestades, bien y
conservación de esta ciudad y su enseñanza católica y que la tengan (sic)* los
daños que se regresen en dichos retiros por estar rezando de ritos, abusos y
ceremonias... y estorbos que hacen estas invasiones para los demás naturales
infieles que se van agregando por todo lo cual y lo que importa para los efectos
referidos y tener satisfacción de la persona de Martín Fernández de la Sepa y que
hará al servicio de su majestad como su leal vasallo por la presente le doy comisión
la que el derecho se requiere cumplidamente y como yo pudiera vaya a la parte
de dichas noticias o a otras cuales quiera de esta jurisdicción y haga todas las
diligencias necesarias y las que sean menester para que tenga... (47 v.) efecto

Historia de Medina. 113


Rodriguez, Argüello, González

todo lo referido pidiendo todo el favor y ayuda necesaria... con lo aquí referido
traiga ante mi todas las personas que redujere para la disposición de su mejor
estar... hecho en San Martín del Puerto en siete días del mes de septiembre de
mil y seiscientos y cincuenta y cuatro años por mi y ante mi en defecto de escribano
público real.

Alonso Sánchez Chamorro

PROVANZAS SECRETAS

Folio 48 r.

En Mámbita, términos y jurisdicción de la ciudad de San Martín del Puerto en


quince días del mes de julio de mil y seiscientos y cincuenta y cinco años el capi-
tán Bartolomé Fernández Sarmiento juez de comisión por su merced el Goberna-
dor Alonso Sánchez Chamorro de la ciudad de San Martín y sus provincias
discernida dicha comisión y a mi cometida para hacer informe y prueba de los
indios y su origen y natural y tierra y causas de sus retiros y demás causas expre-
sadas en mi comisión hice parecer al cacique Alonso Quema y pareció de que
siendo presente le tomé y recibí juramento en forma de derecho y habiendo jura-
do a dios y a una cruz prometió de decir verdad de lo que sabe o ha oído decir y
visto— siéndole preguntado de que tierras y de donde es su natural y origen dijo
y respondió que de Agenda por parte de padre y de madre de Gasaduje y sitio de
Yiachina; siéndole preguntados todos sus indios si son originarios y tierra de
Gasaduje Yiachina su tierra dijo... que los más lo son y algunos de Mámbita junto
al mismo río; siéndole preguntado como no están en su tierra Yiachina y Gasaduje
responde por ser su abuelo de Bararia se vino con su madre a este sitio de Bararia
en Mámbita; siéndole preguntado si su abuelo fue por parte de madre o de padre
responde que de padre fue de Bararia y de esta suerte se vinieron los del río y
sitio de Gasaduje Yiachina... y dejaron su tierra y natural; y siéndole preguntado si
quieren volver a su tierra y natural dijo que en Mámbita estaba muy bien y que sus
indios iban y venían a su tierra que los que son de Gasaduje... quizá se van siem-
pre a sus monterías a sus tierras y natural porque en Mámbita no tienen el basti-
mento de la carne t así van y vienen y que no la han dejado como a su tierra y

Historia de Medina. 114


Rodriguez, Argüello, González

natural aunque van con mucho trabajo por lo lejos; siéndole preguntado que como
tienen indios (48 v.) Suraguas y otros y están ocultos y si son Chíos y Mámbitas
quién lo manda esconder o para qué, responde que ni los suyos los esconden
sino que andan heridos y algunos salen a sus casa diciendo que son del Maestre
de Campo don Francisco Venegas y así se van a la tierra de Gachalá a donde
hoy están y que ellos no los hacen Chíos ni Mámbitas ni en su tierra de Gasaduje
ni Yiachina y Mámbita no han oído no conocido ni oído decir de que haya habido
indios que se nombren Chíos ni sitio que se nombre Chío y que Chíos quiere
decir en su lengua Moscas* y ellos son Suraguas y no tienen otro apellido; y sién-
dole preguntado que si los que están en la Guadua son Mámbitas respondió que
no son sino de Gosasia y Iacafua en Saega; siéndole preguntado que si tienen
doctrina o la han tenido responde que no la han tenido que desde que fray Alonso
Ronquillo que se bajaba algunos veranos a Medina y decía misa y el padre Martín
de Ibarra vino a este sitio de Mámbita tres veces en todo el tiempo que asistió en
Chebacoco en tres veranos porque de invierno no pueden por los ríos ser muy
caudalosos y malos caminos para andar bestias; y siéndole preguntado si desde
ese tiempo no han oído misa ni confesado responde que habrá ocho meses que
vino el padre don Francisco Daza y estuvo y se volvió; y siéndole preguntado si
tienen pueblo responde que no lo tienen ni están poblados donde puedan ser
doctrinados ni conocen pueblo ni policía porque cada cual vive en su retiro.
ANEXO 3

Juan de Olalla Herrera, Vecino de Tunja, su petición de merced de tierras en las


de los indios Chíos

Empleados Públicos-Cundinamarca, tomo 19, fs. 664v-665v

Merced de una caballería de tierra de la medida antigua a Juan de Olalla


Herrera vecino de Tunja

Petición

El General de Artillería don Diego de Villalba y Toledo... de l(a) orden de


Santiago de l (a) comisión de su majestad Presidente Gobernador y Capitán
General de este Nuevo Reino de Granada...——
Por cuanto ante mí en el gobierno en diez y siete días del mes de febrero del año
Historia de Medina. 115
Rodriguez, Argüello, González

próximo pasado de (mil) seiscientos y sesenta y ocho se presentó la petición del


tenor siguiente-

Francisco Gómez en nombre de Juan de Olalla Herrera vecino de la ciudad de


Tunja y en virtud de su poder... digo que el dicho mi parte es descendiente de los
conquistadores y por su persona ha servido a su majestad en las ocasiones que
se han ofrecido y está casado con mujer e hijos y para su sustento tiene necesi-
dad de tierras las cuales hay vacas en las de los Chíos desde las tomas de las
acequias que antiguamente se llenaron a las labores de las minas de esmeral-
das corriendo quebrada abajo hasta dar a un río grande que los indios llaman
Guanjala corriendo quebrada el dicho río a mano izquierda y corriendo el dicho
río arriba desde una loma que hecha al río una señal de peña tajada corriéndola
el monte arriba hasta dar a una cuchilla alta que cae sobre un sitio llamado fonsaque
bajando a dar a la boca del monte a confinar con las tierras donde los indios
Chíos tienen hecho asiento y sale de maderas y de allí bajando a unos
amagamientos que hacen por las espaldas que son las canejeras de dichas ace-
quias y tomar que es lo que circunda las tierras que así pido en que habrá una
caballería de tierra de la medida antigua que toda está yerma, montañosa y sin
perjuicio de naturales... y son de muy poco valor y retiradas de Tunja seis o siete
días de camino...

El resto del documento se refiere a las diligencias hechas para verificar la vacancia
de las tierras y el visto bueno de los naturales, para lo cual citaron al cacique y a
un Capitán de Somondoco. El documento no hace referencia a medina pero es
una buena evidencia para esclarecer la situación de los llamados Chíos.

Historia de Medina. 116


Rodriguez, Argüello, González

ANEXO 3

JOAQUÍN LÓPEZ, ALCALDE DE MEDINA, LLANOS DE SAN


MARTÍN, SOLICITA MERCED DE TIERRAS REALENGAS EN
JURISDICCIÓN DE DICHA POBLACIÓN (1798)

(Tierras-Cundinamarca, tomo 31, folios 427-444)

VALGA PARA EL BIENIO DE 1798 Y 1799

SELLO II

(fs. 428 r.-428v.)

En la ciudad de Santa Fe a veinte y tres de diciembre de mil setecientos noventa


y siete: ante mi el escribano de su majestad y testigos pareció presente don
Joaquín López vecino y actual alcalde del pueblo de Medina de la provincia de
San Martín de los Llanos a quien doy fe conozco y dijo: que por la presente y en la
vía y forma que más haya lugar da y otorga todo su poder bastante y amplio
cuanto por derecho se requiera para valer a cualesquiera de los procuradores
del número de esta Real Audiencia, que se hallare sin legítimo impedimento para
usarlo general para que a su nombre y representando su propia persona, dere-
chos y acciones principie, siga y concluya y fenezca todos los pleitos, causas y
negocios que el otorgante tenga pendientes, y en adelante se le ofrezcan en to-
dos los tribunales tanto eclesiásticos como seculares, superiores e inferiores,
tanto civiles como criminales (f. 428 v.) en que sea demandante o ... demandado,
y en ellos y en cada uno presente escrito y testigo y probanza y todo género de
instrumento despache y contradiga lo en contrario recuse jueces..., escribanos, y
notarios, expresando, o no las causas de las recusaciones; pida término, cuartos
plazos y ultramarinas (eran requerimientos legales de la época) y que gozara o
renunciara como a bien tuviere; diga autos y sentencias(,) interventorías y defini-
tivas, lo favorable acepte, y de lo contrario y adverso apele y suplique para donde
con derecho pueda y deba: saque y gane reales provisiones, despachos, bole-
tas y demás documentos necesarios que hará leer, intimar y publicar a donde y
contra quien se dirijan, y en fin hagan en asunto a pleitos todo cuanto el otorgante

Historia de Medina. 117


Rodriguez, Argüello, González

haría presente pues el poder que para todo ello se requiera ese mismo les da y
otorga con libre, amplia, franca y general administración con facultad de enjuiciar,
jurar, sustituir en uno o mas sustituto relevándoles como les releva de cargo... y a
la obediencia de todo lo referido obliga su persona...

f. 433 v.

Don Carlos por la gracia de Dios rey de Castilla(,) de León(,) de Aragón(,) de las
dos Scicilias(,) de Jerusalén(,) de Navarra(,) de Granada(,) de Toledo(,) de Valen-
cia(,) de Galicia(,) de Mallorca(,) de Menorca(,) de Sevilla(,) de Cerdeña(,) de
Córdoba(,) de Córcega(,) de Murcia(,) de Jaén(,) de los Algarres(,) de Algeciras(,)
de Gibraltar(,) de las Islas de Canarias(,) de las Indias Orientales y Occidenta-
les(,) islas y tierra firme del Mar Océano(,) Archiduque de Austria(,) Duque de
Borgoña(,) de Bravante y de Milán(,) Conde de... Barcelona(,) señor de Ducaya y
de Molina vuestro rey(,) por cuanto en mi Audiencia y Cancillería Real de este
Nuevo Reino de Granada y ante mí... se ocurrió con poder bastante y (f. 434 r.)
haciéndose la representación siguiente = muy poderoso señor Luis Francisco
Lamprea Procurador de los del número apodado de Don Joaquín López vecino
del pueblo de Medina cuyo poder solemnemente presentó y juró; (...) a como más
haya lugar en derecho con el debido respeto parezco y digo; que en jurisdicción
del dicho pueblo de Los Llanos de San Martín hay entre otros un realengo cuya
longitud es desde el río de Gasaunta hasta el de Meta y su latitud desde el de
Humea grande hasta el de Macapay, cuyo denuncio a nombre de mi parte hago
en debida forma optando derecho a la merced por aquel terreno para que por
ahora y en consecuencia de la Real Cédula de este asunto se digne Vuestra
Alteza mandar (f. 434 v.) real provisión ordinaria de diligencia cometida al juez
inmediato de aquel partido a efecto de que con citación de los colindantes proce-
da al reconocimiento y deslinde de la misma tierra y a continuación informe sobre
las facultades y arbitrios que tiene el denunciante por su población y cultivo remi-
tiendo al fin todo (...) a este superior tribunal y que estando aquí se me entregue
por en vista de ello entablar mi solicitud conforme a justicia...= Ante Vuestra Alte-
za suplico se sirva proveer como solicito que juro no proceder de malicia provea
lo necesario- Dr. (...) Joaquín Gutiérrez = Luis Francisco Lamprea = y dada vista a
mi fiscal con lo (f. 435 r.) que expreso se pidió el expediente y en su vista se
proveyó por mi Virrey, presidente, regente y oidores con fecha trece del corriente
mes y año el auto del tenor siguiente = Vistos: líbrese la ordinaria de diligencia
cometida al Juez Ordinario más cercano que fuere requerido para que las eva-
cue con citación de todos los interesados y especialmente de los Procuradores
Generales de los pueblos limitantes o circunvecinos a quienes se encarga muy
Historia de Medina. 118
Rodriguez, Argüello, González

particularmente expongan o informen a este tribunal de las ventajas o perjuicios


que puedan subseguirse de la concesión del terreno y con particularidad si se
hallan o no surtidos y todos sus habitantes y domiciliados de que (f. 435 v.) nece-
sitan para su subsistencia, cultivo, labores, obrajes, industrias, y fomento y tam-
bién para la dotación de propios pastos comunes y ejidos, de suerte que en ma-
nera alguna quede atendida la primera atención que se merecen sus adelanta-
mientos con la referida concesión; informando también el mismo comisionado lo
que se le ofreciere y pareciere en el asunto con toda imparcialidad y distinción y
a mayor abundamiento instruyéndose reservadamente al efecto de suerte que
esta Real Audiencia pueda desempeñar con el menor contingente (f. 436 r.) asiento
la confianza e intenciones soberanas precaver cuales quiera agravio a su vasallo
= mediante lo cual fue acordado que se debía librar esta mi real carta y lo he
tenido a bien y por ella os ordeno y mando a vos mi Juez Ordinario más cercano
que fuere requerido que luego que la reciban que de cualquier modo os sea pedi-
do su cumplimiento, hagáis deslinde y amojonamiento del terreno denunciando
información del realengo, y facultades del pretendiente para cultivarlas y poblar-
las, en cuánto tiempo podrá hacerlo, y todo lo demás que comprehende el auto
inserto, y evacuando todo lo referido lo remitieren con vuestro informe a este mi
tribunal (f. 436v.) por lo demás que corresponda y no hagáis cosa en contrario
pena de doscientos pesos para mi cámara y fisco: dada en Santa Fe a diez y
nueve de septiembre de mil setecientos noventa y ocho.

(Sello de cera)

Entre los oficios realizados para la inspección de dichas tierras se leen


algunos apartes de la vista de ojos. Desafortunadamente lo sellos de cera y el
paso del tiempo han manchado considerablemente el documento, hasta el punto
de dejar inutilizable una buena parte de éste:

(folio 437 v.)

El pueblo de Medina, en nueve de marzo de mil y ochocientos, hice saber


en forma al dicho don Juan Andrés Lamprea, e indios jueces del pueblo de Medina,
lo por mí proveido y mandado por el superior tribunal de la Real Audiencia con
atención a que el resguardo de dicho pueblo toca, y remata en el río de Gazaunta
los cuales todos impusimos firma dicho cura no haciéndolo los indios por no saber,
de que certifico.

Historia de Medina. 119


Rodriguez, Argüello, González

Juan Andrés Lamprea Eugenio Rendón

En dicho dia mes y año yo el alcalde y juez comisionado certifico que la


tierra denunciada colinda por la parte de Umea con hacienda del mismo
denunciante don Juaquín López: por la parte de Meta es línea divisoria de esta
jurisdicción, y la(s) de Macapay son tierras todas realengas y valdías muy dilatadas
sin población ni cultivo; y para que conste lo firme con testigos por no saber escribir.

Eugenio Rendón Testigo Franco Acosta Testigo Ambrosio


Chiquito

Eugenio Rendón hizo comparecer a Juan Duarte, Domingo Beltrán y Miguel


Rojas para que lo acompañaran a reconocer el terreno, y dieran razón de lo visto.

Todos dijeron que de orillas del río Gazaunta hasta el Meta hay 16 estancias de
ganado mayor que se recorren en 16 horas de camino; mientras que de orillas
del río Umea grande por su latitud hasta el río Macapay, hay ocho estancias de
ganado mayor que se recorren en cuatro horas.

Los tres testigos dicen que dicha tierra es “cálida y llana”, salvo algunas
montañas y ciénagas inundables en invierno por el caudal de los ríos. Que su
único uso es la cría de ganados, aunque en algunas partes se puede sembrar
plátano, yuca, maíz y que el trabajo necesario para poder cultivar y poblar la tierra
durara unos seis años juiciosamente. (folios 437 v.-440 v.).

f. 442r.

(VALGA PARA EL BIENIO DE 1800 Y 1801)

Con lo actuado en virtud de la Real Provisión Ordina-


ria pide merced del terreno que expresa...

José Albino de Castro Procurador de los del número por don Joaquín López veci-
no del pueblo de Medina en los Llanos de San Martín, cuyo poder solemnemente

Historia de Medina. 120


Rodriguez, Argüello, González

acepto y juro, ante Vuestra Alteza como más haya lugar en derecho, con el debi-
do respeto (com)parezco y digo: que en virtud de vuestra Real Provisión ha prac-
ticado el Alcalde Ordinario de la ciudad de San Martín, con citación de los colin-
dantes y en asocio de sujetos inteligentes, las ordinarias diligencias sobre el te-
rreno que como realengo había denunciado mi parte. De ellas y de su informe
resulta ser un erial despoblado el que comprende en su longitud desde el río
Gasaunta al del Meta, y en su latitud desde el Humea-Grande hasta el de Macapay,
sin que ni los indios ni otra persona alguna lo contradigan, por cuya razón, la de
que mi parte se halla adornada de las correspondientes calidades, y cuantas
suministra el expediente para el benéfico designio de fomentar la cría de gana-
dos, agricultura, comercio y población de este Reino. A Vuestra Alteza suplico se
digne otorgar la merced en los términos que fueron denunciadas las tierras, li-
brando a favor de Don Joaquín López el título que protesto lo necesario.

Dr. Fruto Joaquín Gutiérrez José Albino (rúbrica)

Historia de Medina. 121


Rodriguez, Argüello, González

ANEXO 4
Conventos 16. fls. 912-914

Historia de Medina. 122


Rodriguez, Argüello, González

Historia de Medina. 123


Rodriguez, Argüello, González

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Rodriguez, Argüello, González

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Rodriguez, Argüello, González

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Rodriguez, Argüello, González

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Rodriguez, Argüello, González

ANEXO 5
Caciques e Indios 35

Historia de Medina. 128


Rodriguez, Argüello, González

Historia de Medina. 129


Rodriguez, Argüello, González

ANEXO 6
Copventos 31

Historia de Medina. 130


Rodriguez, Argüello, González

ANEXO 7
Conventos 31

Historia de Medina. 131


Rodriguez, Argüello, González

ANEXO 8
Conventos 16

Historia de Medina. 132


ESBOZO GEOGRÁFICO DEL MUNICIPIO1

El municipio de Medina se ubica en el costado suroriental del Departamen-


to de Cundinamarca. Esta zona es bañada de forma transversal por varios ríos
caudalosos tales como el Humea y el Guacavia, quienes nacen en los Farallones
de Medina y tributan sus aguas al río Meta. El casco urbano se ubica a los 4° 31’
Latitud Norte y 73° 21’ Longitud Oeste, a una altitud de 576 msnm. El territorio
está dividido administrativamente en 8 inspecciones de policía y 74 veredas.

MUNICIPIO DE MEDINA
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META 1600-2100 m
via
Rí o
u aca 1100-1600 m
G
600-1100 m

100-600 m
0 5 15 Kms.

El área comprendida actualmente por el municipio consta de dos grandes


tipos de paisajes. Por una parte están las formaciones montañosas propias de la
cordillera Oriental y por otro el piedemonte y llano que hace parte de los
denominados Llanos Orientales.

1
Los siguientes datos han sido elaborados con base en la información del texto «Departamento de
Cundinamarca. Estudio general de suelos y zonificación de tierras». IGAC, Gobernación de Cundinamarca.
2000

Historia de Medina. 133


Rodriguez, Argüello, González

La cordillera Oriental es representada en esta región por los denominados


Farallones de Medina, un conjunto montañoso que guarda la misma dirección de
la cordillera: suroccidente-nororiente; y que alcanza alturas superiores a los 2000
m.s.n.m. Como el resto de la cordillera, los Farallones de Medina tienen un origen
terciario de carácter epicontinental, aunque en la zona también se encuentran
substratos mucho más antiguos de edad paleozoica. En otras palabras, la parte
montañosa del municipio se originó durante la época terciaria, edad en la cual se
produjo el levantamiento tectónico que dio origen a la cordillera oriental. Así las
cosas, en la zona montañosa del municipio de Medina es posible encontrar una
amplia gama de geoformas que comprenden desde fuertes pendientes o
escarpes, hasta suaves lomeríos que forman el piedemonte y colindan con las
cada vez mas suaves inclinaciones que dan paso a los Llanos Orientales.

Una vez levantada la cordillera, paulatinamente sufrió procesos erosivos,


muchos de los cuales aportaron sedimentos hacia la zona oriental formando lo
que hoy se denomina el piedemonte y llano propiamente. Este proceso, acaecido
durante el cuaternario, produjo los depósitos que hoy conforman la zona plana del
municipio.

Estos dos procesos geológicos, junto con otros agentes tales como el
clima y más recientemente el hombre, configuran la forma y aspecto del paisaje
actual de Medina. Comenzando por el clima, se tiene que las dos características
básicas de la zona son la alta pluviosidad y la elevada temperatura. El primer
aspecto se debe básicamente a que los vientos provenientes del oriente no
alcanzan a atravesar la cordillera y por tanto depositan su contenido en la zona de
piedemonte e inmediaciones, el promedio anual de lluvias se encuentra entre
2000 y 3000 mm. y en algunas zona supera los 4000 mm. Por otra parte, la altura
propia del llano, que no supera los 1000 metros sobre el nivel del mar, en este
lugar posibilita climas cálidos (24°-26°C), cuya evapotranspiración (1452 mm/
año) no alcanza a superar el promedio de lluvias, configurando por tanto una zona
con exceso de humedad, que junto a la temperatura promedio, determinan un
clima tropical húmedo.

Siguiendo los parámetros de la división geológica es posible mencionar


los tipos de suelos y su aptitud de uso. Los suelos de la zona de montaña se han

Historia de Medina. 134


Rodriguez, Argüello, González

desarrollado a partir de relieves suaves a fuertemente quebrados, razón por la


cual son bien drenados aunque es precisamente el agua el agente natural que
más puede erosionarlos. Los suelos ubicados en las zonas más escarpadas
presentan poca profundidad, la que va aumentando a medida que el relieve se
hace menos abrupto. Así mismo, entre más abrupto se hace el relieve más se
reduce su posibilidad de ser usado para la siembra, siendo mejor utilizar las zonas
escarpadas como áreas protegidas para producción de agua.

En la zona plana del municipio se encuentran suelos profundos a muy


profundos, generalmente bien drenados aunque con poca permeabilidad, lo que
posibilita que en algunos períodos del año se puedan convertir en pantanos. Estos
suelos tienen fertilidad baja y para ser productivos en cultivos requieren ser
fertilizados. Actualmente, se dedican casi de manera exclusiva a la ganadería.

El municipio de Medina es una de las regiones menos pobladas (menos


de 25 habitantes por Km².) y desarrolladas del departamento de Cundinamarca
(es uno de los municipios con menor cobertura de educación y servicios públicos).
Debido, entre otras cosas, a su falta de comunicación con el centro del país y a su
vocación prominentemente llanera no ha tenido el ritmo de crecimiento propio de
otras regiones del departamento que si lo han hecho al tenor del desarrollo de
Bogotá.

La actividad económica principal es la cría de ganado vacuno aunque


cuenta también con cultivos a menor escala como son el maíz, la yuca y el plátano.
La actividad productiva se lleva a cabo principalmente en la zona plana del
municipio, así como la actividad comercial que también se hace preferencialmente
con el llano.

La forma como se ha configurado históricamente el manejo del entorno


geográfico por parte del hombre puede ser observada en el desarrollo de la historia
del municipio, lo cual puede extraerse a través de la lectura de la presente
monografía.

Historia de Medina. 135


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en el Nuevo Reino de Granada. Tomo III. Instituto Colombiano de Cultura
Hispánica: Bogotá.

Historia de Medina. 140


TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN 4
CAPÍTULO 1. UN CONFUSO ORIGEN 7
1. EL CAMINO HACIA EL DORADO 7
2. LAS FUNDACIONES 8
3. UN PUEBLO, POCOS VECINOS 22

CAPÍTULO 2. EL SIGLO XIX. 30


1. LA SITUCIÓN ANTES DE LA INDEPENDENCIA
2. LA INDEPENDENCIA Y LO QUE QUEDÓ DE ELLA 31
3. ¿UNA ÉPOCA PRÓSPERA? 34
4. LOS CONFLICTOS DEL SIGLO XIX 42

CAPÍTULO 3. MEDINA EN EL SIGLO XX 52


1. LA CONSPIRACIÓN DE LA HISTORIA 52
2. LA GUERRA DE LOS MIL DÍAS 53
3. UNA LECTURA DE LA HISTORIA A TRAVÉS DE
LAS MUERTES DE MEDINA 59
4. REFLEJOS DE LA VIOLENCIA 73

Historia de Medina. 141


Rodriguez, Argüello, González

5. LOS CAMINOS DEL AISLAMIENTO, O EL


RESTO DE LA CONSPIRACIÓN 79

EL VOLCAN DEL DIABLO 92


LEYENDA DEL DUENDE 94
LEYENDA DE LOS CIEN SACOS DE ORO 97
ANEXO 1. 99
ANEXO 2. 105
ANEXO 3. 117
ANEXO 4. 122
ANEXO 5. 128
ANEXO 6. 130
ANEXO 7. 131
ANEXO 8. 132
ESBOZO GEOGRÁFICO DEL MUNICIPIO 133
BIBLIOGRAFÍA 136

Historia de Medina. 142


AGRADECIMIENTOS

Los autores expresan su agradecimiento a:

La Secretaría de Cultura de la Gobernación de Cundinamarca en cabeza


del doctor Jaime González García y a Mireya Sepúlveda su secretaria.

En la Alcaldía del municipio de Medina al doctor Jaime Rojas, Secretario


de Desarrollo Económico.

Al profesor Plinio Pardo, a Jesús Díaz, Jorge Cerón, don Tobías Garzón y
su esposa Silvia, Luis Ánegl López, José Bareño, y muy especialmente a la
profesora María Belén, a todos ellos por contarnos su versión de la historia.

Al pbro. Fernando Nieto Hernández y su sobrino Carlos por permitirnos el


acceso a los documentos parroquiales.

A los jóvenes Edwin Urrego, Yeison León, Gipsy Bayona por la colaboración
logística.

Al Dr. Hugo Sotomayor por su colaboración en la interpretación de la tabla


de enfermedades.
Rodriguez, Argüello, González

Historia de Medina. 144


Rodriguez, Argüello, González

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