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La Percepción:
Percepción gustativa: el ser humano percibe las sustancias a través del paladar.
Tamaño. Los objetos grandes atraerán nuestra atención con mayor probabilidad
que los objetos pequeños: vallas publicitarias, tamaño de los anuncios en los
periódicos, etcétera.
Novedad. Nos llama más la atención lo que resulta original y nuevo para nosotros.
A veces, en algunas campañas publicitarias, va acompañado de polémica.
El efecto halo:
Los sesgos cognitivos son parte de los fenómenos psicológicos más estudiados
desde las ciencias cognitivas y más tenidos en cuenta en la Psicología del
Marketing.
Son una evidencia de que los seres humanos somos tremendamente propensos a
no interpretar la realidad partiendo de análisis racionales, sosegados y basados en
razonamientos válidos desde el punto de vista de la lógica. Entre estos sesgos
cognitivos, uno de los más conocidos es el efecto halo, que explica algunos de los
aspectos irracionales que hacen que juzguemos de manera más positiva o más
negativa a una persona, un producto o un lugar.
El efecto halo es un sesgo cognitivo por el cual tendemos a hacer que nuestra
opinión y valoración global de una persona, organización, producto o marca influya
sobre el modo en el que juzgamos y valoramos propiedades y características
específicas de esa persona, organización, producto o marca.
Del mismo modo, el efecto halo se basa en la idea de que mostramos una
propensión a utilizar nuestra valoración acerca de una característica muy
específica de algo o alguien para "fabricar" a partir de ella una valoración global de
esa persona, organización o elemento abstracto: extendemos nuestra opinión de
esa propiedad a todo el elemento que estamos juzgando y hacemos que esta
impresión interfiera con el modo en el que interpretamos otras muchas
propiedades del elemento.
A partir de estos datos, Thorndike vio que el modo en el que se valoraba una
característica concreta estaba muy correlacionado con la valoración que se hacía
del resto de características. Las personas que obtenían puntuaciones negativas en
una de sus características tendían a tener puntuaciones negativas en el resto de
aspectos, y las que eran valoradas positivamente en un aspecto concreto tendían
a ser valoradas positivamente en todas las demás.
El efecto halo se hace notar en nuestro día a día, por ejemplo, en el modo en el
que percibimos a las personas famosas vinculadas a las grandes discográficas,
los deportes más reconocidos o el cine de Hollywood.
Pero el efecto halo se encuentra más allá de las grandes empresas: influye en el
modo en el que podemos llegar a juzgar a cualquier persona que conozcamos.
Esto tiene mucho que ver con la primera impresión que se da, algo que se sabe
que tiene un gran impacto sobre la imagen de los demás que creamos en nuestra
imaginación.
En resumen
El efecto halo es una muestra de que el cerebro humano está dispuesto a rellenar
vacíos de información con los pocos datos de los que se disponen con tal de hacer
que la incertidumbre desaparezca. Si podemos juzgar a alguien que no
conocemos por la primera impresión que nos ha producido, por su profesión o por
su estética, no hace falta que consideremos los matices de su personalidad y los
claroscuros de su repertorio de habilidades: podemos coger lo que sabemos de
esta persona, estirarlo como si fuese un chicle y transformar esta valoración
originariamente tan modesta en la opinión global que tenemos acerca de ella.
Es por eso que, cada vez que nos paramos a juzgar a los demás, vale la pena
pararnos a pensar que las facetas de la personalidad y del modo de ser de alguien
siempre son más extensas que nuestra predisposición para recoger y analizar
toda la información relevante que nos está llegando continuamente.