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1.

Tienes que tener claro por qué lo estás haciendo


Puede parecer obvio, pero si no tienes un buen motivo para aprender otro
idioma, es muy probable que, a la larga, se te acabe la motivación. Querer
impresionar a tus amigos con tu nivel de francés no es un motivo demasiado
bueno, pero querer conocer de verdad a una persona francesa en su propio
idioma es definitivamente otra cosa. Sea cual sea tu motivación, cuando
decides aprender un nuevo idioma, lo realmente importante es
comprometerse al máximo:
“Vale, quiero aprender esto, y por eso voy a hacer todo lo que pueda en este
idioma, con este idioma y por este idioma.”

2. Sumérgete
Ya te has hecho la promesa, te has comprometido. ¿Y ahora qué? ¿Hay
algún tipo de camino correcto para aprender? Matthew recomienda el
“enfoque maximizado de 360°”: no importa qué herramientas uses para
aprender el idioma, lo importante es que practiques todos y cada uno de los
días.
“Yo tiendo a querer absorber cuanto más mejor desde el principio, de manera
que, si estoy aprendiendo algo, lo llevo al extremo e intento usarlo a lo largo
del día. Conforme la semana avanza, intento pensar en ese idioma, intento
escribirlo e incluso me hablo a mí mismo en ese idioma. Para mí, en realidad,
todo consiste en poner en práctica lo que sea que estés aprendiendo, ya sea
escribiendo un email, hablando contigo mismo, escuchando música u oyendo
la radio. Rodearte y sumergirte en la cultura del idioma que estás
aprendiendo es extremadamente importante.”
Recuerda que el mayor beneficio de hablar otro idioma es poder comunicarte
con otros. Ser capaz de mantener una conversación sencilla es una
recompensa increíble en sí misma. Alcanzar metas de este tipo pronto hará
que te sea más fácil seguir motivado y practicando:
“Siempre tengo en la cabeza que, en realidad, se trata de adaptar la manera
en la que tú piensas a la manera en la que se piensa en ese idioma.
Obviamente no hay solo una manera en la que un hablante de español, de
hebreo o de holandés piensa, pero el truco está en usar el idioma para
construir tu propia realidad idiomática.”

3. Encuentra un compañero
Matthew aprendió varios idiomas junto con su hermano gemelo Michael,
¡quienes abordaron su primer idioma, el griego, cuando tenían solo ocho
años! Matthew y Michael, o los Super Polyglot Bros (como me gusta referirme
a ellos), adquirieron sus superpoderes a base de la tan tradicional rivalidad
entre hermanos:
“Estábamos motivados y todavía lo estamos. Nos empujamos el uno al otro a
seguir adelante. Si mi hermano se da cuenta de que yo estoy haciendo más
que él, se pone un poco celoso e intenta superarme (creo que eso es porque
él es mi gemelo, yo soy el original) y lo mismo en el sentido opuesto.”
Por lo tanto, aunque no tengas un hermano o hermana que te acompañe en
tu aventura para aprender idiomas, tener un compañero o compañera te
empujará a seguir intentándolo un poco más y a permanecer motivados:
“Creo que es un enfoque fantástico. Tienes a alguien con quien puedes
hablar y, al final, esa es la idea básica detrás del proceso de aprender un
idioma.”

4. Mantenlo relevante
Si tu objetivo desde el principio es mantener una conversación, es más
improbable que te pierdas en libros de texto y manuales. Hablar con gente
hará que el proceso de aprendizaje siga siendo relevante para ti:
“Estás aprendiendo un idioma para poder usarlo. No vas a hablar solo contigo
mismo. La parte creativa del asunto está en ser capaz de poner el idioma que
estás aprendiendo en una disposición diaria más general y útil, ya sea
escribiendo canciones, intentando hablar con gente o usándolo cuando vas al
extranjero. Pero no hace falta que vayas al extranjero, puedes ir al
restaurante griego que está al final de la calle e intentar pedir la comida en
griego.”

5. Diviértete
Usa tu nuevo idioma de cualquier forma que sea creativa. Los Super Polyglot
Bros practicaban el griego escribiendo y grabando canciones. Piensa en
alguna manera divertida de practicar tu nuevo idioma: haz un programa de
radio con un amigo, dibuja un cómic, escribe un poema o trata de hablar en él
con quien puedas. Si no eres capaz de encontrar una manera divertida de
practicar tu nuevo idioma, hay muchas posibilidades de que no estés
siguiendo el epígrafe 4…

6. Actúa como un niño


Con esto no quiero decir que tengas rabietas o que te llenes el pelo de
comida cuando vas a un restaurante, sino que intentes aprender como lo
hacen los niños. Se está demostrando que la hipótesis de que los niños son
intrínsecamente mejores aprendiendo que los adultos es un mito. Nuevas
investigaciones no son capaces de encontrar una relación directa entre la
edad y la capacidad de aprender. Puede ser que la llave para ser capaces de
aprender tan rápido como lo hacen los niños esté en tomar determinadas
actitudes infantiles: falta de conciencia de uno mismo (en el sentido de
estatus social), el deseo de jugar en la lengua y la disposición a cometer
errores.
Aprendemos a base de equivocarnos. Cuando somos niños, se espera que
cometamos errores pero cuando somos adultos, los errores se convierten en
algún tipo de tabú. Es más probable que un adulto diga “no sé” antes que “no
he aprendido eso todavía” (no sé nadar, no sé conducir, no sé hablar inglés).
Que te vean equivocándote o, incluso, teniendo dificultades es un tabú social
que no afecta a los niños. Cuando aprendes un idioma, admitir y aceptar que
no lo sabes todo es la llave para alcanzar crecimiento y libertad. Despréndete
de tus barreras de adulto.

7. Abandona tu zona de confort


No tener miedo a cometer errores significa estar preparado para ponerte a ti
mismo en situaciones potencialmente embarazosas. Esto puede dar un poco
de miedo, pero es la única manera de desarrollarse y mejorar. No importa
cuando estudies, nunca hablarás un idioma si no te pones a ti mismo en esa
situación: háblales a extranjeros en su idioma, pregunta direcciones, pide la
comida, intenta hacer chistes. Cuanto más veces lo hagas, mayor será tu
zona de confort y mayor será la facilidad con la que te enfrentarás a nuevas
situaciones:
“Al principio te vas a encontrar dificultades: tal vez sea la pronunciación, o la
gramática, tal vez sea la sintaxis, o que no entiendas los dichos. Pero creo
que lo más importante es tratar de desarrollar ese “sentido del idioma”. Cada
hablante nativo tiene un sentido de su idioma, y eso es, básicamente, lo que
te convierte en un “hablante nativo” si puedes hacer de ese idioma el tuyo.”

8. Escucha
Tienes que aprender a caminar antes de aprender a correr. En el mismo
sentido, tienes que aprender a escuchar antes de aprender a hablar.
Cualquier idioma suena raro la primera vez que lo escuchas, pero cuanto más
lo escuchas más familiar se vuelve y más fácil te será hablarlo:
“Somos capaces de pronunciarlo todo, solo que no estamos acostumbrados a
hacerlo. Por ejemplo, el sonido de “r” fuerte no existe en la variante de inglés
que yo hablo, pero cuando estaba aprendiendo español había palabras con
esa “r” fuerte, como “perro” o “reunión”. Para mi, la mejor manera de aprender
a dominar ese sonido era oírlo constantemente, escuchándolo; luego, tratar
de visualizar o imaginar cómo se supone que hay que pronunciarlo, ya que
para cada sonido hay una parte específica de la boca o de la garganta que
hay que usar.”

9. Mira a otros hablando


Idiomas distintos demandan cosas distintas de tu lengua, labios y garganta.
La pronunciación es tanto física como mental:
“Una manera (aunque puede sonar un poco extraño) es observar
cuidadosamente a otros mientras dicen palabras que usan ese sonido, y
luego tratar de imitarlo tanto como sea posible. Créeme, puede ser difícil al
principio, pero lo conseguirás. En realidad es algo fácil de hacer, solo
necesitas practicar”
Si no puedes observar e imitar a hablantes nativos en vivo, ver películas
extranjeras o televisión en versión original puede ser un buen sustituto.

10. Háblate a ti mismo


Si no tienes a nadie con quién hablar en el idioma que estás aprendiendo, no
hay nada malo en hablarte a ti mismo:
“A lo mejor parecerá que estás loco, pero, en realidad, hablar contigo mismo
en un idioma es una buena manera de practicar si no tienes a nadie más con
quién hacerlo.”
Esto puede ayudarte a mantener nuevo vocabulario o nuevas frases bastante
frescas en tu mente, de manera que te sentirás más confiado cuando tengas
que usarlas con otra persona.

Bonus: ¡Relax!
Nadie se va a molestar por que le hables en su idioma aunque sea mal. Si
empiezas cualquier interacción con un “Estoy aprendiendo el idioma y me
gustaría practicar…” la mayoría de la gente será paciente, te apoyará y te
animará a seguir. Incluso si hay aproximadamente mil millones de hablantes
de inglés no nativos en el mundo, la mayoría de ellos preferirá hablar su
propio idioma si tiene la posibilidad. Tomar la iniciativa de introducirse en el
mundo idiomático de alguien facilitará el trato y los pondrá en una disposición
más positiva:
“Está claro que puedes viajar al extranjero hablando solo tu idioma, pero le
sacarás mucho más partido si puedes sentirte cómodo en el lugar que estés,
siendo capaz de comunicarte, de entender y de relacionarte en cualquier
situación que puedas imaginar.”

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