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El proceso de contratación viene dado por una serie de condiciones que han sido
establecidas en la Ley de Contrataciones Públicas (LCP), cuyo objetivo es el de
controlar los procesos inherentes a la contratación de obras o prestación de servicios;
en el cual se deben tomar en cuenta ciertas consideraciones, a fin de cumplir a
cabalidad con las leyes y que el proceso sea los más fluido y transparente posible, tales
como:
Seleccionar de forma adecuada el tipo de contrato, en función al trabajo a
ejecutar.
La documentación requerida para el llamado a ofertar debe presentarse lista y
clara en su contenido.
Las reglas, condiciones y criterios aplicables a cada contratación deben ser
objetivos, de posible verificación y revisión, y se establecerán en el pliego de
condiciones, tal como se indica en los artículos 65 y 66 de la LCP.
El Contrato
Según el Artículo 1.630 del Código Civil Venezolano Vigente, un contrato de obras es
aquel mediante el cual una parte se compromete a ejecutar determinado trabajo por sí o
bajo su dirección, mediante un precio que la otra se obliga a satisfacerle.
De acuerdo a esta definición legal, se puede entender que el contrato de obras es aquel
mediante el cual una persona se obliga a ejecutar un determinado trabajo de orden
cualquiera, con vistas a un resultado final y en razón de una contraprestación o precio,
que la otra se obliga a satisfacerle.
Los trabajos son con frecuencia complejos y suponen muchas operaciones diferentes,
exigiendo al Constructor la compra de multitud de materiales y diferentes elementos
manufacturados, así como el empleo de una amplia gama de máquinas y la
colaboración de personas de diferentes oficios.
Fianzas
En los contratos de construcción es corriente estipular que el constructor tenga que
depositar una fianza. Se llama fianza a una determinada cantidad de dinero que el
constructor deposita por adelantado ó permite que se le deduzca de los pagos
periódicos para responder ante el Contratista de posibles reparaciones, defectos o
incumplimientos de contrato que pueda padecer la obra realizada.
Esta cantidad normalmente es devuelta al constructor, una vez transcurrido el período
de garantía de la obra. Durante este período el Constructor asume la responsabilidad
de reparar y dejar la obra en las mismas condiciones que el día en que se terminó. En
muchos casos, para no tener que depositar en metálico la fianza, se recurre a un aval
bancario, es decir a un documento mediante el cual una entidad bancaria responde
ante el Contratista hasta una cantidad determinada, la fianza, de las obligaciones del
Constructor.
Naturalmente este aval o fianza supone un costo adicional para el Constructor, costo
que ha de repercutir en sus precios. Realmente se trata de un seguro sobre la posible
informalidad del constructor, es decir cubre para el Contratista, el riesgo de que el
Constructor no responda de sus obligaciones contractuales.
La LCP, en el título V, capítulo II, se refiere a las garantías contractuales, hace mención
a las garantías mínimas exigidas para las contrataciones públicas, tal como se
menciona a continuación:
Garantía de Anticipo: En su artículo 122, indica que en los casos en los que se
hubiere señalado en el pliego de condiciones o en las condiciones de contratación y en
el contrato, el otorgamiento de anticipo contractual, el contratante procederá a su pagó,
previa consignación por parte del contratista, de la respectiva garantía por el cien por
ciento (100%) del monto otorgado como anticipo, a satisfacción del contratante.
Quedará a cargo del contratante verificar y asegurar la suficiencia de la garantía.
En los casos en que la garantía de anticipo no sea consignada en el lapso establecido
para la formalización del contrato, se suscribirá el respectivo contrato, dando inicio al
mismo, pudiendo el contratista consignar posteriormente la garantía de anticipo para
que este le sea otorgado.
Garantía de Fiel Cumplimiento: para asegurar el cumplimiento de todas las
obligaciones que asume el contratista, con ocasión del contrato para la adquisición de
bienes, prestación de servicios o ejecución de obras, cuando se requiera, la LCP en su
articulo 123, señala que este deberá constituir una garantía a satisfacción del
contratante, que no podrá ser inferior al veinte por ciento (20%) del monto del contrato,
incluyendo tributos.
Podrá acordarse con el contratista una garantía constituida por la retención del diez por
ciento (10%), sobre los pagos que se realicen, cuyo monto total retenido será
reintegrado al momento de la recepción definitiva del bien u obra o terminación del
servicio. a cargo del contratante verificar y asegurar la suficiencia de la garantía.
Garantía Laboral: La LCP en su artículo 124, señala que el contratante, podrá solicitar
al contratista la constitución de una fianza laboral, hasta por el diez por ciento (10%) del
costo del personal incluido en la estructura de costos de su oferta, colocando como
beneficiarios directos a los trabajadores y trabajadoras de la contratación.
Esta fianza debe ser otorgada por una institución bancaria o empresa de seguro,
debidamente inscrita en la superintendencia que regule la materia o por la sociedad
nacional de garantías reciprocas para la pequeña y mediana industria, la cual deberá
estar vigente desde el inicio del contrato hasta seis (06) meses después de su
terminación o recepción definitiva.
El monto de la fianza puede ser revisado y deberá ser cubierto por el contratista en
caso de que el costo de la mano de obra a su servicio se vea incrementado por encima
de lo inicialmente estimado. En caso de no constituir la fianza solicitada, el contratante
establecerá la retención equivalente al cinco por ciento (05%) sobre los pagos que
realice, cuyo monto total retenido será reintegrado al momento de recepción definitiva
del bien u obra o terminación del servicio. El contratante podrá acordar la sustitución o
coexistencia de las garantías previstas en este artículo (124).
Otras Garantías: Según el artículo 126 de la LCP, el contratante podrá solicitar a los
beneficiarios de la adjudicación otras garantías, distintas a las previstas en el decreto
con rango, valor y fuerza de la ley de contrataciones públicas, que fueren necesarias
para responder por el cumplimiento de las contrataciones, señalando las mismas en los
pliegos o en las condiciones generales de la contratación.