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Zamora, Michoacán
Junio, 2020
El centralismo desde las regiones: Juntas
y Asambleas de los departamentos de
Jalisco y México, 1835-1846
Resumen
El Estado mexicano adoptó la forma unitaria entre 1835 y 1846 con el propósito de resarcir
los problemas de gobernabilidad producidos durante los años previos a su establecimiento.
Como parte del programa de las repúblicas centralistas de 1835 y 1843, en los
departamentos se instauraron Juntas y Asambleas departamentales respectivamente. Estos
cuerpos colegiados fueron confeccionados por los congresos constituyentes para reservar
modelo federal, la debilidad del gobierno nacional, la lucha entre facciones políticas, la
ambición de jefes del ejército y los intereses particulares de las regiones. El diseño de las
Las respuestas de los grupos políticos de los departamentos de México y Jalisco hacia
el traslado de su sede hacia la Ciudad de México en donde tuvo que convivir con los poderes
centralistas. Ambos arrogaron las medidas de electorales centralistas para evitar pugnas
internas y negociar los cargos de elección popular. Más que oponerse tajantemente, los
políticos regionales optaron por emplear y flexionar los parámetros centralistas en torno a
los departamentos para administrar sus territorios bajo la sombra del gobierno nacional.
Palabras claves: Formas de Estado, república centralista, sistema político, regiones, Jalisco,
establishment. As part of the program of the centralist republics of 1835 and 1843, Juntas
and Asambleas departamentales were established in the departaments. These corporations
were created by the Constituent Congresses to reserve the gobierno político in the supreme
powers of the nation, but to maintain decentralized the gobierno económico in the
intermediate and lower levels of government. More than ideas outside in the Mexican
constitutional history, their formulation was constrained by the discussion about the
centralization of the State since the constitutional debates of the Spanish Monarchy in 1812
and the Mexican Federal Republic of 1824, as well as by specific contexts in which the
disillusionment with the federal model, the weakness of the national government, the
struggle between political factions, the ambition of army chiefs and the particular interests
of the regions prevailed. The design of the departamentales were a reflection of the
conditions experienced by the Constituent Congresses inside and outside the parliamentary
hall.
The responses of political groups in the departments of Mexico and Jalisco to the
centralist intermediate institutions were not replicas of the national experience and varied
according to the regional development of their own political life. The first resented the
transfer of its headquarters to Mexico City where it had to coexist with the national powers
and the Mexico City municipality council. The second, without the influence of the federalist
sector that identified it during the first years, accepted the centralist schemes. Both of them
accepted the centralist electoral measures to evade internal struggles and to negotiate the
of populary elected positions. Rather than strongly opposing them, regional politicians
chose to employ and bend the centralist parameters around the departments to administer
their territories under the shadow of the national government.
Key words: Forms of States, centralist republics, political system, regions, Jalisco, Estado de
México, 1835-1846.
¿A quién acusar? A nadie y a todo el mundo.
La elaboración de una tesis requiere de un gran esfuerzo personal. Invertir tiempo para
redactar un manuscrito que avanza lentamente. La fatiga, el ansia, las pequeñas victorias.
económico, intelectual y moral me hubiera sido imposible concretar esta tarea. Agradecer
al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) por otorgarme la beca de estudios
empleados de archivos y bibliotecas que consulté. Sin su trabajo sería quimérico el nuestro.
A la familia colmichiana. A los doce profesores del CEH por un primer voto de
confianza en la selección de la promoción a la que pertenecí y, posteriormente, por su
tiempo y conocimientos invertidos en clases. De manera especial al Dr. Thomas Calvo que
en dos cursos nos mostró la profundidad del oficio del historiador. Al personal
administrativo que va más allá de cumplir su función de una manera loable y dedica un
momento, unas palabras o un saludo que revierte el ritmo que impone el doctorado.
fortalecieron lo hasta entonces avanzado. Durante todo el proceso, más de dos años, estuve
acompañado por dos grandes historiadores, el Dr. Luis Alberto Arrioja Díaz Viruell y la Dra.
María del Carmen Salinas Sandoval. Desde enfoques diferentes, ambos me impulsaron a no
detenerme en la superficialidad de mis primeras impresiones y que discerniera tanto en la
con dos respuestas y salir con cinco preguntas. Esta tesis pudo llegar a puerto por su
magnífica dirección. Le estoy agradecido por su compromiso con la historiografía política
de la primera mitad del siglo XIX. Quedo con una deuda que me es imposible saldar, pero
que siempre abonaré para que mis futuros trabajos sean de su agrado.
A los compañeros de generación del CEH y de otros centros que me ofrecieron sus
experiencia del doctorado fue tan positiva debido a Casa Jalisco. Jose por su gran actitud
ante la vida. Buen karma para Isabel y Laura, amigas entrañables con las que compartí
pláticas interminables sobre historia a la mitad de un café o una papa zamorana. Gracias a
las dos sobrellevé obstáculos ridículos del doctorado y de Zamora.
A mis padres por recoger los retazos de hijo que llegaba a pernoctar a su casa
durante las vacaciones. Por aceptar sin condiciones una profesión tan extraña como lo es la
Historia. A mi hermana por todo su cariño y apoyo material, por el espacio que necesitaba
Ivy, Matías, Valentina, Inés y Nicolás... mi familia. Por último y al final, porque así tiene que
ser, a Tania García por todos los buenos momentos compartidos en los últimos tres años.
INTRODUCCIÓN_____________________________________________________________ 10
La c e n t r a l iz a c ió n d e lo s e s t a d o s J a l is c o y d e M éx ic o , 1824-1827 55
T RES PROYECTOS PARA CENTRALIZAR LA PRIMERA REPÚBLICA FEDERAL 73
E l c e n t r a l is m o e n lo s d e b a t e s c o n s t it u y e n t e s d e 1824 73
E l c e n t r a l is m o de Yu c a tá n , 1829-1831 82
La f e d e r a l iz a c ió n a la m a n is t a , 1830-1832 93
Conclusiones 103
6
L os reglamentos internos 211
La v id a in t e r n a d e la s s e s io n e s 220
Los proyectos de reforma constitucional, 1840 229
Conclusiones 238
iv . el p u n t o m e d io d e l a a d m in is t r c ió n t e r r it o r ia l : m il it a r e s y c e n t r a l is m o ,
1841-1843_________________________________________________________________ 243
La v id a in t e r n a d e la s s e s io n e s 329
ANEXOS___________________________________________________________________361
7
ÍNDICE DE CUADROS Y FIGURAS
37
C u a d r o 2. J e r a r q u ía de lo s a y u n t a m ie n t o s de lo s e s t a d o s de M é x ic o y J a l is c o 71
1836 193
C u a d r o 5. V o c a lía s de la s J u n t a s d e p a r t a m e n t a l e s de M é x ic o y J a l is c o , 1835-1843 199
C u a d r o 6. Es t r u c t u r a o c u p a c io n a l de lo s v o c a l e s de la s Ju n tas d e p a r t a m e n t a l e s de J a l is c o y
M é x ic o , 1835-1843 202
C u a d r o 7. Ra n g o de e d a d e s de lo s v o c a l e s de la s J u n tas d e p a r t a m e n t a l e s de J a l is c o y M é x ic o ,
1835-1843 203
C u a d r o 8. A s is t e n c ia de lo s v o c a l e s de la s Ju n tas d e p a r t a m e n t a l e s de J a l is c o y M é x ic o , 1835
1843 206
C u a d r o 9. V o c a le s de la s J u n tas d e p a r t a m e n t a l e s q u e c u b r ie r o n a l g o b e r n a d o r en J a l is c o y
M é x ic o , 1835-1843 209
1843 221
C u a d r o 12. Re q u e r im ie n t o s de ed a d e in g r e s o s p a r a c iu d a d a n ía y c a r g o s p ú b l ic o s en la r e p ú b l ic a
de 1843 318
M é x ic o , 1844-1846 324
C u a d r o 15. Ra n g o de e d a d e s de lo s v o c a l e s de la s A s a m b l e a s d e p a r t a m e n t a l e s de J a l is c o y M é x ic o ,
1844-1846 325
C u a d r o 16. A s is t e n c ia de lo s v o c a l e s de las As a m b l e a s d e p a r t a m e n t a l e s de J a l is c o y M é x ic o ,
1844-1846 328
8
C uadro 17. S esiones ordinarias de las A sambleas departamentales de J alisco y de M éxico , 1844-
1846 331
M é x ic o 215
Fig u r a 2. Es q u e m a s de lo s p r o c e s o s de s e s io n e s de las J u n t a s d e p a r t a m e n t a l e s de J a l is c o y M éx ic o
228
M é x ic o 334
9
INTRODUCCIÓN
En medio de la labor constituyente del Congreso de 1842, los editores de El Siglo XIX
publicaron una serie de artículos (agosto-octubre) centrados en los temas prioritarios del
dedicó una columna para advertir el peligro de la indefinición de las autoridades en materia
de form a de Estado. La intención del periódico no era informar o ilustrar al público, su
objetivo era incitar a los diputados para que se decantaran por una forma federal y no
dejarse "alucinar" por la aparente "neutralización", pregonada por el gobierno, resultante
centralistas. Más que un análisis del empleo de los discursos políticos, fecundo por sí
10
En el sentido anterior, las repúblicas centralistas se cimentaron en la relación
estas instituciones suplirían a los Congresos estatales y serían cuerpos colegiados con
facultades concejiles y de promoción del bienestar del territorio bajo su jurisdicción. El
establecimiento de las departamentales, como se verá, fue más complejo que una simple
sustitución o disminución, se debe enmarcar como formulaciones dentro de las propuestas
Editorial Porrúa, 2016, pp. 273-287. El uso de ambas expresiones como categorías de análisis permite una
aproximación más nítida respecto a la construcción del Estado-Nación debido a la distinción entre procesos
que, aunque imbricados, no deben mezclarse. La relación del andamiaje de gobierno con el territorio y la
población no puede equipararse con la selección-separación/contención de poderes públicos. La
historiografía de la primera mitad del siglo XIX no ha insistido en la distinción entre ambos por el escaso uso
de la palabra Estado en el período. Por un lado, algunos investigadores optan por un empleo histórico de
forma de Gobierno como forma de Estado. Israel Arroyo, por ejemplo, comenta que "los tratadistas del siglo
decimonónico solían no referirse a la entidad a constituir como Estado" pero adelanta "que la noción de forma
de gobierno [en el siglo XIX] alude a la formación del Estado-Nación". Israel Arroyo en La arquitectura del
Estado mexicano, Ciudad de México, Instituto Mora, BUAP, 2011, pp. 9 y 35. Por otro, hay quien retoma el
uso textual de forma de Gobierno que aparece en las constituciones mexicanas pero empleando el significado
actual sin presentar una crítica histórica acerca de los cambios del concepto. José Barragán Barragán, "El
federalismo como forma de gobierno y no de Estado. El caso mexicano", Cuadernos Constitucionales de la
Cátedra Fadrique Furió Ceriol, núm. 38/39, 2002, pp. 35-68. No obstante, las dos posturas poseen una serie
de embarazos. La primera homologa las formas de Estado y de Gobierno al sostener que en México dominaron
cinco formas de Gobierno: "el monarquismo constitucional, el republicanismo, el confederalismo, el
centralismo y el federalismo" pero no repara en que las dos primeras apuntan a la conformación y división de
los órganos del poder público mientras que las últimas tres a la relación de éstos con el territorio. El segundo,
no advierte la diferencia entre federación, como partícipe de los poderes públicos, y una forma federal que
engloba a la propia federación, las entidades federales y los ciudadanos.
3 José Antonio Serrano plantea la importancia de las regiones en el desarrollo del Estado durante la primera
república federal. Después de un primer momento en que se pactó la formación de un gobierno general
debilitado, éstas cambiaron de parecer y procuraron fortalecer a éste como un medio para asegurar el orden
y la estabilidad nacional. En palabras del autor: "el Estado mexicano fue construido desde y por las regiones".
José Antonio Serrano, "Epílogo. La república federal desde los estados, 1824-1835" en Josefina Zoraida
Vázquez y José Antonio Serrano, Práctica y fracaso del primer federalismo mexicano (1824-1835), México,
D.F., El Colegio de México, 2012, pp. 595-609.
11
centralistas encaminadas a solventar los problemas de gobernabilidad que aquejaron a la
producto constitucional, por quienes las confeccionaron y el personal que operó en ellas se
convirtieron en la médula de la investigación.
por los centralistas de 1836 y 1843. Este abordaje disminuyó la aproximación desde la
perspectiva de los departamentos, pero contrajo un mejor aquilatamiento de los
capacidad de éste para implementar disposiciones de manera eficaz a los gobernados y, por
12
todo, dinámica dado que coexisten en una continua retasación. De la pérdida o incremento
completa anarquía sino que osciló entre frágiles estados de orden y reiterados momentos
de crisis. Descontando las ocasiones de cooperación entre los ámbitos gubernamentales
que, como veremos, son más de los que se han ponderado. La historiografía se ha
concentrado mayormente en las causas que originaron esta vacilación.5 Destaco tres
13
elementos, estrechamente vinculados con esta investigación, que provocaron múltiples
sobrevino desde la crisis de la Monarquía española en 1808 y perduró durante el resto del
siglo XIX. El principal temor era provocar y caer en el despotismo de uno o de muchos. Las
fórmulas aplicadas para contener los poderes públicos, como se sabe, fueron insuficientes
recurrir a medidas fuera de sus atribuciones como los difamados poderes extraordinarios.
Lo que a su vez alimentó la desconfianza hacia el primer mandatario. El deficiente diseño
para asegurar el equilibrio entre las ramas del poder público afectó negativamente la
confianza y aceptación por parte de las autoridades intermedias e inferiores, así como de
los ciudadanos.6
Durante las repúblicas centralistas, por una parte, las autoridades departamentales,
en particular las Juntas, participaron en la moderación de los poderes nacionales mediante
repúblicas. En la primera estuvo mucho más constreñida. Por otra, entre gobernadores y
departamentales existió una tensión similar que germinó discrepancias y disputas. Sin
embargo, la interrogante que se abre con esta observación es acerca de la naturaleza de las
funcionaros departamentales como parte esquemas centralistas. Esto es, discurrir sobre la
posición de los gobernadores y departamentales como "poderes", pese a sus limitantes o
en oposición como dependientes de los supremos poderes nacionales. De ser de esta última
doctrinales que impidieron el funcionamiento óptimo de la arquitectura gubernamental. Luis Medina Peña
(2004), Invención del sistema político mexicano. Forma de gobierno y gobernabilidad en México en el siglo XIX,
Ciudad de México, FCE, 2007 y José Antonio Aguilar Rivera, En pos de la quimera. Reflexiones sobre el
experimento constitucional atlántico, México, D. F., CIDE, FCE, 2000.
6 Véase Aguilar, En pos, pp. 95-128 y, aunque para un período anterior, María Victoria Crespo, Del rey al
presidente. Poder Ejecutivo, formación del Estado y soberanía en la Hispanoamérica revolucionaria, 1810
1826, México, D. F., El Colegio de México, 2013.
14
forma, la contención de lo departamental se formularía desde el ámbito nacional y no sólo
del departamental.
En segundo lugar, las elecciones para designar a las autoridades fueron cruciales
para mantener la gobernabilidad. La distribución/contención de los poderes representó la
delegaban a los segundos su participación en las actividades de gobierno por medio del
sufragio. Las facciones políticas intentaron que los electores les favorecieran con su voto
individuos como, ante todo, en una mayor aceptación. La lucha de facciones en los comicios
era encarnizada dado que, dicho de otra manera, los resultados de la contienda electoral
delineaban el rumbo del propio gobierno. Las vicisitudes en los comicios reflejaron la
confianza de los ciudadanos para con aquellos que elegían. Esta lógica incluso sustentó la
autónoma en las tres esferas. El orden de uno de los ámbitos afectaba a los otros dos pero
7 Marcello Carmagnani considera que la territorialidad de los ciudadanos-vecinos en sus áreas políticas
inmediatas produjo estabilidad institucional en los niveles de gobierno inferiores mientras que el desapego
de los individuos con el orden nacional propició las continuas crisis del nacional. Marcello Carmagnani,
Economía y política. México y América Latina en la contemporaneidad/antología de textos de..., México, D.F.,
El Colegio de México, 2011, pp. 31-80
15
gobernabilidad incluso cuando alguna de sus partes constitutivas era afectada por una alta
La disparidad de la relación, por otro lado, de cada una de las estructuras medias
con la suprema. Si bien, existieron aspectos nacionales, principalmente institucionales, que
afectaron a todas las regiones. La forma en que lo hicieron fue diferente de acuerdo con la
naturaleza e intensidad de los conflictos particulares entre ellas. Las interacciones de estos
ámbitos fueron determinadas por la capacidad y legitimidad de sus autoridades. La
las tentativas realizadas por los actores políticos para superar sus problemas.
Independientemente de su consolidación o brevedad, los proyectos constitucionales deben
8, Carmagnani y Serrano consideran a las reformas y cambios constitucionales como negociaciones de los
actores políticos para remediar los problemas de la Nación. Carmagnani, Economía, pp. 31-42 y Serrano,
"Epílogo" pp. 595-609. Will Fowler, realizó una revaloración del pronunciamiento como mecanismo de
transacción entre los diferentes grupos políticos más que simples intentos por obtener el poder. La adhesión
a las proclamas estaba condicionada con la incorporación de reclamos locales o regionales y fue utilizada como
un producto para negociar con las facciones políticas y jefes militares. Will Fowler "El pronunciamiento
mexicano del siglo XIX. Hacia una nueva tipología", Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México,
núm. 38, julio-diciembre, 2009, pp. 5-34 y "Entre la legalidad y la legitimidad: elecciones, pronunciamientos y
16
políticos perdieron la fe en la Constitución como garante de la felicidad y mejoramiento de
los distintos grupos políticos, que compusieron los Congresos constituyentes, depositaron
sus expectativas en los entramados constitucionales que forjaron.
El supuesto que guía esta investigación se inserta en las reflexiones anteriores: los
administrar eficazmente al territorio. La cuestión que abordo, por tanto, no es qué provocó
la carencia de gobernabilidad, y de sus tres ejes, sino cómo las repúblicas centralistas
la voluntad general de la nación, 1821-1857" en José Antonio Aguilar Rivera (coord.), Las elecciones y el
gobierno representativo en México (1810-1910), México, D. F., FCE, IFE, 2010, pp. 95-120
9 Una de las conclusiones del estudio clásico de Charles A. Hale, sobre el pensamiento político de José María
Luis Mora fue precisamente que, para 1830, la "fe [de Mora] en los efectos milagrosos de las buenas leyes
había desaparecido [...] estaba llegando a la conclusión de que el progreso liberal en México tenía que
alcanzarse de otra manera" diferente a sus primeros planteamientos sobre "constitucionalismo liberal".
Charles A. Hale, (1968), El liberalismo mexicano en la época de Mora (1821-1853), México, D. F., Siglo XXI,
2009, pp. 74-110. José María Portillo identificó una devaluación en el entendimiento de la constitución para
la década de 1830, "el constitucionalismo había conformado más una dinámica que una práctica política [...]
Fue, además, un instrumento de acción política que numerosos cuerpos [...] entendieron a su disposición".
José María Portillo, Historia mínima del constitucionalismo en América Latina, Ciudad de México, El Colegio
de México, 2016, pp. 14-15,
17
provincial y del jefe político en su participación en el "gobierno interior de las provincias"
por medio de una tensión entre libertad y autoridad. Las diputaciones gestionarían
libremente la promoción de los intereses locales y el bienestar material-educativo de las
considero de manera amplia, no reducidos a las leyes fundamentales escritas, como ciclos
que comienzan con un pronunciamiento que cuestiona y derriba el régimen político
existente al que culpa de ilegitimo e incapaz de responder ante los males y trastornos de la
nación; seguidos por la conformación de un Congreso constituyente que discute y negocia
fue de 1835 a 1841. Los impulsos para mudar las formas constitucionales comenzaron
desde 1833 con la gestación y rechazo de las últimas administraciones federalistas,
nacionales y estatales, hasta mediados de 1841 con la eclosión militarista que derribó a los
10 Carlos Garriga observa que el "lenguaje constitucional español [de 1812] conoció hasta tres acepciones de
la voz gobierno" que convivieron durante el siglo XIX. El primero con referencia a la "organización política en
su conjunto, a la sazón identificable con el Estado" que se reconoció como forma de gobierno. El segundo,
abarca la diferencia entre actos de gobierno (político y económico) confrontados con los actos de justicia-
contenciosos que la corona española utilizó para resolver los asuntos públicos sin someterlos a una "revisión
jurisdiccional". El último, equiparando exclusivamente el término gobierno con el poder supremo ejecutivo,
primero con el rey y sus ministros. Javier Fernández Sebastián y Juan Francisco Fuentes (dirs.), Diccionario
político y social del siglo XIX español, Madrid, Alianza Editorial, 2002, pp. 319-322 s. v. "gobierno".
18
poderes nacionales y abrió el ciclo de la segunda centralista la cual duró hasta 1846
constitucionales no guardaron el mismo tono que las constituciones mismas. Los giros en la
trayectoria de estos proyectos fueron resultado de los desencuentros y transacciones entre
los diferentes grupos políticos quiénes por medio del pronunciamiento o la palestra pública
recomposición de las facciones políticas fue permanente tanto en el ámbito nacional como
en el regional. Los choques entre los grupos políticos provocaron cambios importantes en
partidos. Además, la integración de los grupos políticos de las primeras décadas del México
decimonónico no fue la del partido actual que confiere una prioridad a la estructura y
reglamentación interna con una finalidad expresa de la conquista del poder público. Sin
embargo, esto no implica, como se ha extremado, que no fueran una forma de organización
colectiva con fines políticos. La insistencia de los políticos para autodenominarse como
partidos, o para denunciarlos, indica la importancia del término para la política de la época.
Alfredo Ávila y María Eugenia Vázquez proponen varios elementos para explicar a los
primeros partidos según "los principios y proyectos que sostenían sus miembros -o algunos
de ellos, pues los grupos no eran homogéneos-, pero también mediante las imágenes que
les crearon sus contrincantes políticos [y ellos mismos] en los papeles públicos".11 Cabe
11 Alfredo Ávila y María Eugenia Vázquez Semadeni, "El orden republicano y el debate por los partidos, 1825
1828" en Alfredo Ávila y Alicia Salmerón (coords.), Partidos políticos, facciones y otras calamidades. Debates
y propuestas acerca de los partidos políticos en México, México, D.F., FCE, CONACULTA, UNAM, 2012, pp. 21
50.
19
agregar la importancia de individuos que fungieron como epicentro y líderes de sus
respectivos partidos.
A lo largo de esta investigación hay una insistencia para distinguir de manera precisa
una forma estatal centralista de las inercias centralizadoras de los gobiernos. Para ello
regreso al epígrafe, el cuál soporta varias observaciones acerca de las formas centralistas y
centralizadas del Estado mexicano de mediados del siglo XIX. En primer lugar, la fórmula
utilizada por el diario para definir al centralismo no fue azarosa sino que advierte que la
centralización gubernativa era el aspecto determinante de la naturaleza misma de los
Estados centralistas así como la independencia del gobierno interior lo era para los
La distinción rígida entre los principios de las formas de Estado me impulsó a debatir
con varias líneas interpretativas especializadas en la vida política de la primera mitad del
siglo XIX. La primera presenta a la forma centralista diferenciada de manera estricta del
una revisión historiográfica más amplia en torno al liberalismo y los partidos políticos en la
12 Jesús Reyes Heroles (1958), El liberalismo mexicano, vol. II, México, D. F., FCE, 1974; Alfonso Noriega (1993),
El pensamiento conservador y el conservadurismo mexicano, t. I, México, D. F., UNAM, 1972, pp. 39-44 y Cecilia
Noriega, El Constituyente de 1842, México, UNAM, 1986, pp. 216. Para una crítica al uso simplista de la
categoría de conservadores véase Erika Pani, "'Las fuerzas oscuras'. El problema del conservadurismo en la
historia de México" en Erika Pani (coord.), Conservadurismo y derechas en la historia de México, t. I, México,
D. F., FCE, CONACULTA, 2009, pp. 11-42.
20
temprana construcción del Estado mexicano. Los centralistas de la década de 1830 no
descentralizadas que adoptaron las repúblicas de 1836 y 1843 como formas remodeladas o
restringidas del federalismo previo de 1824. El núcleo se concentró menos en las formas de
Estado propiamente dichas y más en qué tanto continuó la descentralización impuesta por
programa unitario convertía a los políticos reconocidos como centralistas en una suerte de
federalistas ultra-moderados por lo que sus tesis constitucionales debían incluirse dentro
13 Josefina Zoraida Vázquez realiza una estupenda síntesis de esta línea interpretativa en la que retoma a los
juristas Ignacio Burgoa -federalismo restringido- y Manuel Herrera y Lasso -centralismo con molde federal-
con la intención de despejar algunas interrogantes en torno a los principios del federalismo y del centralismo.
Josefina Zoraida Vázquez, "Continuidades en el debate federalismo y centralismo" en Raymond Buve y
Romana Falcón (comps.), Don Porfirio presidente... nunca omnipotente. Hallazgos, reflexiones y debates,
1876-1911, México, D. F., Universidad Iberoamericana, 1998, pp. 313-334.
14 En los últimos años, Catherine Andrews ha retomado y extremado la hipótesis del centralismo de 1836
como una variante del federalismo de 1824. Ella considera que el esquema establecido por las Siete Leyes "no
significaba que la distribución de facultades entre el gobierno general y los gobiernos departamentales crearía
un sistema centralista en que los departamentos se redujeran a meros cuerpos administrativos dependientes
del gobierno general". Catherine Andresw, "El legado de las Siete Leyes: Una reevaluación de las aportaciones
del constitucionalismo centralista a la historia constitucional mexicana", Historia mexicana, núm. 68, 4, 2019,
p. 1550. Además, para esta autora el "federalismo moderado de Otero, entonces, parece tener mucho en
común con el 'centralismo' de la Constitución de 1836" y concluye terminantemente al asegurar que "es más
provechoso analizar las Siete Leyes como un texto reformado de la Constitución de 1824 en lugar de un
proyecto independiente". Catherine Andrews, De Cádiz a Querétaro: Historiografía y bibliografía del
constitucionalismo mexicano, Ciudad de México, FCE, CIDE, 2017, pp. 127-128.
15 Reynaldo Sordo Cedeño, El Congreso en la primera república centralista, México D.F. El Colegio de México,
ITAM, 1993; David Pantoja, El Supremo Poder Conservador. El diseño institucional en las primeras
21
tajante entre las diferentes formas de Estado sino que entrevén en la república de 1836 un
"sistema mixto" a medio camino entre el unitarismo y el federalismo,16 "un régimen unitario
edulcorado con fuertes dosis de federalismo",17 o la presencia de "persistencias
compromiso con los otros grupos políticos partícipes en el Congreso de la Unión y de los
estriba en una única entidad que dirige y ejerce, a través de agentes subordinados, la vida
política y cuyas disposiciones tienen un valor uniforme para el conjunto del territorio
nacional y para todos los ciudadanos.20 Más que marcar una definición axiomática o
encuadrar un tipo-modelo ideal, partir del Estado unitario como categoría de análisis
posibilita el estudio de estas dos repúblicas dentro de sus propios contextos, lógicas y
expectativas contraponiendo sus supuestos más doctrinarios con las formulaciones
institucionales que sus propios fundadores les fueron concediendo. Además, ante todo,
constituciones mexicanas, México, D. F., El Colegio de México, El Colegio de Michoacán, 2005; y Arroyo, La
arquitectura.
16 Reynaldo Sordo Cedeño, "El constitucionalismo centralista en la crisis del sistema federal" en Cecilia Noriega
y Alicia Salmerón (coords.), México: un siglo de historia constitucional (1808-1917), México, D. F., Suprema
Corte de Justicia de la Nación, Instituto Mora, 2009, pp. 135-162.
17 Medina, Invención, pp. 152-153.
18 Arroyo, La arquitectura, pp. 170-171.
19 Sordo, El Congreso, p. 228.
20 Un Estado unitario "implica la existencia de un órgano que canaliza de manera exclusiva el poder y lo ejerce
de manera directa a través de decisiones respecto de sus subalternos que son los denominados
Departamentos, quienes se encuentran constreñidos a acatar las decisiones que emanan del Departamento
Central [...] las funciones estatales tienen una sola organización nacional aunque se admite que en ciertos
casos por razones de eficiencia administrativa, se permita la desconcentración de las funciones administrativa
y jurídica". Barragán, Teoría, p. 282.
22
permite desligarlas de un quimérico determinismo federalista del Estado mexicano que
unitarios de las repúblicas centralistas de 1836 y 1843 más que un programa axiomático
fueron respuestas para moderar o ceñir los elementos más estridentes de la primera
república con-federal de 1824.
los pueblos (en plural) dígase departamentos o ayuntamientos.22 Es válido recordar que la
cosoberanía fue uno de los debates más álgidos del segundo Congreso constituyente (1823
1824) y cuya práctica desembocó en una década de los más agrios desencuentros entra la
21 José Elías Palti, realiza un repaso crítico de los principales postulados de la historia de las ideas en
Latinoamérica. En sus comentarios, este autor advierte un yerro común de los historiadores de esta corriente
al utilizar esquemas de tipo-ideal como punto de partida de sus investigaciones dado que terminan
efectuando un deslinde de las desviaciones de dichos modelos y, por tanto, una negación de cualquier aporte
intelectual significativo más allá de plasmar lo pintoresco del ejemplo latinoamericano y su incapacidad
cultural para apegarse al modelo. José Elías Palti, El tiempo de política. El siglo XIX reconsiderado, Buenos
Aires, Siglo XXI Editores Argentinos, 2007, pp. 21-56
22 La soberanía fue el principal eje problemático del debate político en la primera mitad del siglo XIX. Palti
elabora un magnifico recuento de las transformaciones multidireccionales que sufrió el concepto desde su
formulación neoescolástica hasta la romántica. Me interesa resaltar la vinculación entre soberanía y poder
constituyente que realiza este autor. Aquellos que se adjudicaron el asiento de la soberanía tuvieron por
consiguiente la potestad para re-formular el pacto político. En este entendido, los centralistas mexicanos de
1835-1836 negaron el poder constituyente a los pueblos adjudicándoselo únicamente a la nación incluso
cuando el mismo Congreso se justificó en el pronunciamiento de los pueblos para sostener la legitimidad del
cambio en la forma estatal. El argumento resulta torcido pero fue el esgrimido por los diputados para anular
tanto la soberanía estatal como la atribución de los pueblos para sustraerse del pacto social. Palti, El tiempo,
pp. 103-159.
23
como se sabe, se esforzaron en elaborar una arquitectura institucional departamental que
cortara en la práctica despliegues alusivos a la soberanía. Por un lado, aunque con matices,
confinaron y supeditaron la capacidad para legislar e intervenir en la designación de los
supremos poderes. Más que fisuras que imposibilitan discurrir a las repúblicas de 1836 y
1843 como formas unitarias, estas atribuciones fueron parte de las expectativas de los
centralistas para limitar y sujetar la toma de decisiones y situarla en los supremos poderes
fue implementada en otros campos de los esquemas unitarios: los derechos y obligaciones
de los mexicanos, el ejército regular y la Hacienda pública. La explicación de los
fundamentos y desarrollos durante las dos repúblicas centralistas excede sobremanera los
márgenes de esta investigación, pero me es imposible no mencionarlos como parte de los
proyectos constitucionales unitarios. Primero, desde hace algún tiempo se ha atribuido, con
justicia, que las Siete Leyes de 1836, primera constitución centralista, estableció y uniformó
los derechos del mexicano por primera vez para todo el territorio con lo que se superó la
23 El Diccionario de autoridades realizó una importante diferencia entre los dos términos. Por lo supremo
consignó "lo más alto, elevado, o último" mientras que para lo superior refirió "lo que está más alto, y en lugar
preeminente a otra cosa". El contraste es notorio, el primero describe una instancia definitiva dentro de una
jerarquía mientras que el segundo sólo lo es en relación con una cosa inferior pero deja abierta la posibilidad
para que por arriba de él esté situado otro nivel. Diccionario de autoridades, t. IV, Madrid, Real Academia
Española, Madrid, 1739. Consultado en marzo 8 de 2020, http://web.frl.es/DA.html. Durante la república de
1824 tanto la federación como los estados se adjudicaron el término supremo para sus respectivas
autoridades; en ambas repúblicas centralistas se designó exclusivamente a las autoridades nacionales como
supremas mientras que las de los departamentos fueron tildadas como superiores.
24
mexicanos. Las Siete Leyes revirtieron esta situación al colocar, en su primera ley, un listado
federal de 1824 al mismo tiempo que las denunciaban como presa y botín de estados,
grupos políticos y generales que ambicionaban alterar el orden con pronunciamientos. La
territorio, ejercer una mayor presión sobre los individuos y dirigir el sistema fiscal desde el
formular una propuesta sólida y compacta lo que, entre otros factores, minó la eficacia y
eficiencia del cobro y disposición de los recursos.26 En ambas esferas, ejército y erario,
24 Noriega y Andrews consideran que más importante que la incorporación del catálogo de derechos fue la
concepción acerca de éstos de manera derivada de la propia constitución y no cómo una cuestión natural de
los individuos. Noriega, El pensamiento, pp. 115-153. Arroyo, La arquitectura, p. 162 y Andrews, "El legado",
pp. 1566-1570,
25 Para José Antonio Serrano la república centralista de 1836 no fue una quimera irrealizable, al contrario,
contó con posibilidad para concretar sus propósitos. El fracaso del plan centralizador de la fuerzas armadas se
debió, primero, a una serie de levantamientos que obligó la permanencia de contingentes castrenses para
reprimirlos y, segundo, por el cambio de estrategia de las élites regionales que usaron a los cuerpos militares
del departamento para resistir ante el incremento de la presión fiscal. José Antonio Serrano, "Sobre la
centralización de la república: estructura militar y política en Guanajuato, 1835-1847" en Secuencia, núm. 83,
mayo-agosto, 2012, pp. 15-42.
26 Javier Torres Medina, Centralismo y reorganización. La Hacienda pública y la administración durante la
primera república central de México, 1835-1842, México, D. F., Instituto Mora, 2013, pp. 378.
25
En suma, considero ambas repúblicas centralistas como formas unitarias del Estado
condicionar las potestades del gobierno político y dejarles un catálogo relacionado con el
gobierno económico -adm inistrativo- para que estimularan la prosperidad de su
jurisdicción. No obstante, cabe apuntar desde un inicio que estas repúblicas no fueron
sesgos federalistas que desdibujan su cariz unitario. Repito, la oposición de los unitarismos
mexicanos no fue con el federalismo moderado presente en el segundo Congreso
constituyente de 1823-1824 o con la federalización de 1830. Con los dos se pueden entablar
puentes precisos entre los tres proyectos. Las discontinuidades se deben observar en
esquemas unitarios forjados al calor de las tensiones entre las facciones políticas.
26
dadas a los departamentos. En otras palabras, la centralización, como proceso de
La comparación de las Juntas de 1836 y las Asambleas de 1843, por tanto, debe partir
del supuesto que pertenecieron a esquemas centralistas como forma de Estado y que
cuales surgieron las departamentales. Esto es, las reconfiguraciones de los grupos políticos,
la participación de las regiones en calidad actores-plataformas políticas, la negociación
documentación existente tan sólo de las dos primeras. No obstante, insistir en una
27
decisión.27 La comparación, en cambio, ofrece una aproximación a dos objetos
semejanzas y diferencias de éstos así como los propios alcances de la hipótesis -la
centralización política como medida de arrostrar la in-gobernabilidad.
km2 mientras que el de México con 125 000 km2.28 Por otro, la población del primero era
de 679 111 habitantes, la del segundo de 1 389 520. Aunque la diferencia es significativa,
eran la segunda y primera entidades con mayor población del país.29 Uno de los factores
separación del epicentro de la nación, la ciudad de México, significó una menor presión para
las autoridades jaliscienses al no tropezar su funcionamiento con las nacionales. En cambio,
las mexiquenses sufrieron un acoso constante tanto de las supremas como de las inferiores
por problemas de límites de potestades. La frase a la sombra de la república cobra un
27 Los estudios relativos a las Juntas o Asambleas departamentales son escasos. El único que se centra en estas
corporaciones es el de Lucio Ernesto Maldonado Ojeda, La Asamblea Departamental de México, 1836-1846,
México, D.F., Editorial Espejo de Obsidiana, 2001. Otros trabajos sobre las regiones durante la década
centralista son: Lorena Ojeda Dávila, El establecimiento del Centralismo en Michoacán, 1833-1846, Morelia,
UMSNH/ Universidad Pablo de Olavide, 2011; María del Carmen Salinas Sandoval, Los municipios en la
formación del estado de México, 1824-1846, Zinacantepec, El Colegio Mexiquense, 2001, pp. 85-237; Mariana
Terán Fuentes, Bosquejo de un inmenso cuadro. Liberalismo constitucional y formas de gobierno en Zacatecas,
1823-1846, Zacatecas, UAZ, Taberna Libraria Editores, 2015, pp. 243-413; Justo Miguel Flores Escalante,
Soberanía y excepcionalidad. La integración de Yucatán al estado mexicano, 1821-1848, Ciudad de México, El
Colegio de México, 2017, pp. 143-261; Ignacio Almada Bay y José Marcos Medina Bustos, Historia panorámica
del Congreso del Estado de Sonora, 1825-2000, México, D. F., H. Congreso del estado de Sonora, Cal y Arena,
2001, pp. 166-181, y Mariana Terán Fuentes, "Por un beso a Santa Anna. La separación de Aguascalientes del
estado de Zacatecas, 1835-1846" en Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, núm. 56,
julio-diciembre 2018, p. 77-112.
28 María del Carmen Salinas Sandoval, El primer federalismo en el Estado de México, 1824-1835, Zinacantepec,
El Colegio Mexiquense, 2014, p. 55.
29 Ley para las elecciones de 1842 incluyó una relación de los departamentos, su población y el número de
diputados a elegir. Colección Lafragua-Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional (CL-FRBN), misc., 305,
Manifiesto y convocatoria del Poder Ejecutivo Provisional de la República Mexicana en 10 de diciembre de
1841, México, Imprenta del águila, 1841.
28
sentido exponencial durante la década centralista. Téngase en cuenta que las autoridades
autoridades.
Los dos espacios participaron del arraigo y proliferación de instituciones durante las
últimas décadas de la época colonial: audiencia, obispado, universidad, consulado de
comerciantes, entre otras. Más que una simple y falsa equiparación, dado la distancia
temporal de más de dos siglos entre el asiento de las de Nueva Galicia y Nueva España, me
interesa resaltar que esta batería de corporaciones fungió como polos de atracción para las
provincias allende sus jurisdicciones y afianzaron una suerte de territorialización de las
del Océano Pacífico lo que les impondría una entrada comercial de peso; la presencia de
redes comerciales importantes así como un mercado regional dinámico.30 En suma, los
disparidades.
30 Para Jalisco véase Eric Van Young, La ciudad y el campo en el México del siglo XVIII: La economía rural de la
región de Guadalajara, 1675-1820, México, D.F., FCE, 1990 y Jaime Olveda, La oligarquía de Guadalajara,
México, D.F., CONACULTA, 1991, pp. 93-203. En el caso de lo que será el estado de México véase el estudio
clásico de John E. Kicza, Empresarios coloniales: familias y negocios en la ciudad de México durante los
Borbones, México, D. F., FCE, 1986.
29
gobierno interior.31 Por su parte, la provincia de Nueva España se posicionó a favor de un
ejecutivo nacional, pero en la práctica se fue desdibujando al no contar con los medios para
de las medidas tomadas por la federación tras considerarlas como agresiones a su soberanía
interna. La política mexiquense se fue alejando del fervor centralizador que lo caracterizó
centralizar y limitar la actividad política de los territorios que los conformaban. El texto está
dividido en dos grandes apartados de acuerdo a la aplicación o no de estos programas. El
formas centralistas; opto por explicarlas dentro de sus propias lógicas y problemáticas para
evitar caer en la búsqueda falaz de los supuestos orígenes del centralismo mexicano.
la Monarquía española reveló los problemas de gobernabilidad que anegaron todo el siglo
31 Jaime Olveda, Autonomía, soberanía y federalismo: Nueva Galicia y Jalisco, Zapopán, El Colegio de Jalisco,
2014, pp. 85-141.
32 Charles Macune Jr., Charles (1970), El estado de México y la federación mexicana, México, D. F., FCE, 1978,
pp. 7-23.
30
XIX. Las autoridades gaditanas tuvieron que afrontar una provincialización y politización del
cruciales años de 1808-1812, las nuevas autoridades en suplencia del Rey -la Junta Central,
la Regencia y las Cortes- afrontaron la crisis con la enunciación de corporaciones que
encapsularan los conflictos por la toma de decisiones políticas con las instancias
gobernabilidad que acaecieron tras el naufragio del primer Imperio mexicano en 1823. Por
otro lado, es indudable que los de 1836 y 1843 retomaron procedimientos que con
anterioridad fueron discutidos y, en algunos casos, puestos en práctica. Esto es, las
repúblicas centralitas no propusieron esquemas para la administración de los
departamentos del todo novedosos. Las similitudes con las diputaciones provinciales o con
los diseños de las entidades federativas de 1824 refieren a una suerte de joven tradición
centralizadora que los constituyentes centralistas retomaron para confeccionar sus
retoma el hilo desde el final de la primera república federal. El repaso de las últimas
administraciones de 1833 brinda un acercamiento a los problemas de coordinación entre
los órdenes de gobierno federal y estatal en los momentos más agónicos de la crisis y
también en los de estabilidad. El hincapié en los pronunciamientos no sólo es por su
determinaron los derroteros de los grupos políticos como parte, o no, de los nuevos
31
gobiernos. Además, los pronunciamientos y las elecciones operaron como condicionantes
para la composición del Congreso constituyente lo que junto con lo expuesto sobre los
anteriores proyectos centralizadores fue una doble limitante para los diputados. El tercero
Por último, los capítulos IV y V retoman las líneas del III y IV para desentrañar el
proyecto constitucional de 1843. Las diferencias entre ambos proyectos son notables. Cabe
adelantar que el segundo ponderó la capacidad del gobierno sobre la legitimidad lo que,
como se sabe, repercutió en la estabilidad de los supremos poderes. La participación abierta
y sistematizada de un sector de los generales del ejército, la intervención indirecta del gran
comercio internacional y la renovación generacional de los políticos configuraron la crisis
con una tintura propia respecto a la anterior de 1836. La articulación de los inicios del
proyecto con dos grandes pronunciamientos y dos constituyentes abrieron el abanico de
manera más reflexiva sin tantas trabas en el uso de sus atribuciones y, de alguna manera,
32
problemas de gobernabilidad e instaurar el buen funcionamiento del Estado. Es preciso
resaltar que los diputados en verdad creían que mediante la aplicación de sus diseños la
situación de la nación mejoraría. Sobra mencionar por medio de estos documentos se
establecieron los límites institucionales en donde los agentes desarrollaron sus relaciones y
las emplearon de acuerdo a su lenguaje político. Los proyectos constitucionales y las
Estos documentos no pueden ser vistos como un bloque homogéneo que avanzó en la
misma dirección, sino que resaltan las diferencias y contradicciones existentes entre ellos.
Estas discrepancias fueron las que facultaron a los agentes a realizar interpretaciones y
utilizarlas de acuerdo a sus intereses. No obstante, la legislación nacional fue producto de
una negociación, es imposible no indicar este aspecto, entre los diferentes grupos políticos
que compusieron los Congresos constituyentes e incluso también participaron aquellos
La pesquisa realizada en el ramo de gobernación del AGN evidenció que los poderes
los documentos existentes en dicho acervo, sino que se valían del gobernador o de la
secretaría del gobierno de cada Departamento para notificarles sus pareceres. Esta
los poderes nacionales, mientras que aquellas operaban, desde esta perspectiva, como
auténticos consejos supeditados al primero. La falta de datos directos, más que un
33
cuadro sobre el distanciamiento entre éstas últimas y los poderes nacionales. Esta
puente entre ambos niveles. Bajo este supuesto, las departamentales se proyectan como
espacios con un fuerte semblante administrativo que se deben sujetar a las instancias
que el brazo ejecutivo del departamento la hiciera efectiva. Esto es, aquellas concertaron
muchas de las políticas que el gobernador implementó. Los documentos de los prefectos,
Estado, fuera de éste hay un caudal de información que es preciso tener en cuenta para
esta propuesta de investigación. Entre las más valoradas se encuentran las publicaciones
relacionadas con el debate público acaecido en medios impresos tanto periodísticos como
pronunciamientos y representaciones. El carácter polémico de los periódicos indica la
aceptación que, al menos el sector que representa esa prensa, el gobierno mantenía. Los
vericuetos son más profundos, la prensa opositora fue realizada para desequilibrar la
opinión más que para construir un debate de las soluciones de los problemas. La
En tercer lugar, las producidas por las Juntas y Asambleas de los departamentos de
Jalisco y de México: actas de sesiones, correspondencia y decretos. La cantidad de
expedientes en este rubro es ingente. Esta tesis no agota, de ninguna manera, las
posibilidades para realizar investigaciones de gran calado sobre estas corporaciones. Al
34
una de las principales fuentes que utilicé para realizar esta investigación. Dado la naturaleza
de temas, como documento. Cecilia Noriega, por ejemplo, refiere que las actas, de la
Diputación provincial de México, "evitarán mostrar las intensas discusiones políticas [...] [en
cambio] reflejan sesiones tranquilas y ponderadas, en las que los asuntos no se someten a
coyunturas políticas generales en la textualidad de las actas pero, según ella, los vocales las
camuflaron con una escritura escueta. De ahí el tono esquivo de Noriega. En lo personal
considero que existen otros elementos, incluidos muchos extratextuales, que potencian la
lectura de este tipo de documento como el contexto político, los integrantes de la
del acta no sólo se ve enriquecida sino también la propia acta se ve explicada al reparar en
más elementos que sólo la lucha de facciones políticas.
deben ser estimados como parte de un sistema documental más que tres fuentes
separadas. Al no existir, o estar desaparecidos, los debates y discusiones de las
departamentales, se necesita echar mano de estos tres tipos de fuentes para poder llevar a
cabo una idea más nítida de las departamentales. Los decretos, por un lado, son el resultado
más destilado del quehacer de las departamentales. Estos se encuentran compilados en las
producción de los anteriores Congresos estatales, las Juntas y Asambleas elaboraron una
cantidad pequeña de acuerdo a las atribuciones de ambas corporaciones. De los tres tipos
de fuentes alrededor de las departamentales, los decretos son los más públicos y aquellos
33 Cecilia Noriega, "Estudio introductorio" en La diputación provincial de México, Actas de sesiones, 1821
1823, t. II, México, Instituto Mora, El Colegio Mexiquense, El Colegio de Michoacán, 2007, p. 15.
35
con una fuerza intrínseca de mandato. Bajo el término de correspondencia englobo a todos
los papeles enviados por los agentes del gobierno y los particulares a las departamentales
para que ésta determinara en algún asunto en específico. Las actas de sesiones permiten
reparar sobre la vida interna de las Juntas y Asambleas (integrantes, formas de conducirse,
facciones, polémicas, internas, etcétera), pero es la correspondencia con otros actores
donde se reflejaron las relaciones que las departamentales tuvieron más allá de su salón.
Esta fuente es rica para conocer los problemas más cercanos a la población y, cómo, quienes
los padecían aspiraban encontrar alguna respuesta a través de las departamentales.
que difícilmente se manifestaron por lo que se acercan más a una descripción de la práctica
que de la oralidad de los vocales. En este sentido, la secretaría de las departamentales tuvo
y no de la departamental. ¿Lo inscrito en los libros fue por acuerdo de los vocales, del
presidente y el secretario o fue un ejercicio de síntesis del propio redactor? Este sesgo
afecta en diferentes grados a toda la producción textual con la que contamos y, pese a ello,
no invalida su veracidad como fuente histórica.
Las actas son un registro parcial de lo acontecido y dicho durante las sesiones. Aún
en las más exhaustivas persiste una brecha enorme entre lo escrito y lo sucedido. Por
ejemplo, no se consignaron los debates ni tampoco la mayoría de las votaciones. Estas
ausencias dieron por resultado textos puntuales, incluso parcos, pero que facultan la
observación de lo acontecido y producido al interior de las paredes. Las actas de las sesiones
de las Juntas y Asambleas departamentales constan de cuatro volúmenes para Jalisco y
cinco para el de México entre 1835-1846 existentes en las Bibliotecas legislativas de ambos
estados.34 Es preciso indicar que existen grandes vacíos en la continuidad de las actas que
34 Para las actas del Departamento de México me base en la versión digital. Véase Mario Téllez, Merizanda
Ramírez y Arturo Argente (comps.), Actas de debates de las legislaturas del Estado de México, 1820-1910,
36
impide efectuar un análisis sostenido y detallado al grado de que sólo para un par de
departamentales existen las actas para todas sus reuniones. (Cuadro 1). Algunos
expedientes del ramo de gobernación de las dos Bibliotecas y de los Archivos de los estados
Jalisco México
Departamental Período Período
Período Tomo Período
documentado documentado
Octubre 20 de Octubre 20 de Octubre 20 de
1835 1835 a marzo 25 1835 a Marzo X 1835 a Marzo N/A
de 1837 25 de 1837 25 de 1837
Marzo 26 a
Marzo 26 de
Marzo 26 de 1837 agosto 19 de Enero 1 de 1838 a
1837 a
1837 a diciembre 31 de 1837/Agosto 13 X diciembre 31 de
Diciembre 31 de
1838 a diciembre 31 1840
1841
de 1838
Enero 1 a
Enero 1 de 1839 a
1839 diciembre 30 de XI
agosto 16 de 1841-
1839
Enero 3 de 1842 a
Agosto 16 de 1841 Enero 1 de 1841 febrero 27 de
1841 a diciembre 31 de N/A a Diciembre de 1843/Octubre 1 a
1843 1843 noviembre 8 de
1843
Enero 1 de 1844 a Enero 1 de 1844 Enero 1 de 1844 Enero 1 de 1844 a
1844 diciembre 31 de a diciembre 31 XII a Diciembre 31 octubre 17 de
1845 de 1845 de 1845 1845
Enero 1 de 1846
Enero 1 a mayo 20 Enero 1 a mayo
1846 XIII a Agosto de N/A
de 1846 - 18 de 1846-
1846 -
Fuente: Elaboración propia con base en Archivo Histórico del Congreso del Estado de Jalisco (AHCEJ), Libros
de actas de sesiones, t. X-XIII y Mario Téllez, Merizanda Ramírez y Arturo Argente (comps.), Actas de debates
de las legislaturas del Estado de México, 1820-1910, Toluca, LV Legislatura del Estado de México, Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Instituto de Estudios Legislativos, 2005.
- El período fue finalizado por un pronunciamiento.
Toluca, LV Legislatura del Estado de México, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey,
Instituto de Estudios Legislativos, 2005, DVD.
37
I. LOS PROGRAMAS CENTRALIZADORES PARA LA ADMINISTRACIÓN TERRITORIAL, 1812
1832
El establecimiento de la primera república centralista fue incitado por centenares de
pueblos que, durante el primer semestre de 1835, elevaron peticiones al sexto Congreso de
la Unión para que éste reformara o variara la constitución federal de 1824. La facción
centralista dentro del legislativo aprovechó tales demandas para anteponerse a sus rivales
los manejos de las administraciones de 1833. Esto es, quienes validaron y legitimaron el
cambio de forma de Estado fueron las localidades que, al abstraerse de la federación,
complejo y soporta un análisis más puntual, me basta con indicar la ironía: la primera
república centralista surgió, o se justificó, mediante el reclamo particular de los pueblos.
los tres niveles de gobierno durante la primera república federal. La carencia de gobiernos
estables, capaces y legítimos afectó a toda la arquitectura. No obstante, este tipo de
gobierno. El más afectado, como se sabe, fue el federal que vivió una etapa de lucha entre
facciones políticas, amenazado de pronunciamientos y con frecuentes cambios de personal
de primera categoría así como ser inerme para aplicar sus providencias y carente de toda
confianza de los gobernados.36 Los de las entidades federativas, aunque graduados,
35 El tránsito entre el régimen federal al central es detallado en Sordo, El Congreso, pp. 61-197 y Costeloe, La
república central, pp. 52-126.
36 Véase los estudios Josefina Zoraida Vázquez (coord.), El Establecimiento del federalismo en México (1821
1827), México, D.F., El Colegio de México, 2010, pp. 19-38 y Vázquez y Serrano, Práctica, pp. 13-39.
38
levantamientos, debilidad e ilegitimidad institucional.37 Por último, los gobiernos
niveles de gobierno.38
El objetivo de los proyectos centralistas de 1836 y 1843 fue afrontar los problemas
de gobernabilidad dejados por la previa república federal a través de la creación de un
gobierno nacional sólido, rector de la política y que supeditara las partes que lo
conformaban. La acotación del ámbito intermedio -provincial/estatal/departamental- y la
limitación del municipal fue una necesidad para alcanzar tal propósito. Para ello, las dos
37 Los dos estados que conciernen a esta investigación cuentan con una reducida pero sustancial historiografía
que dan cuenta de sus oscilaciones políticas. Véase para Jalisco los trabajos de Jaime Olveda: La política de
Jalisco durante la primera época federal, Guadalajara, Gobierno de Jalisco, 1976 y Autonomía, pp. 85-194.
Para el estado de México véase a Macune, El estado y Salinas, El primer.
38 Los estudios sobre el municipalismo durante el siglo XIX son prolíficos. Para el estado de México son claves
los de Salinas: Los municipios y Política y sociedad en los municipios del Estado de México, 1825-1880,
Zinacantepec, El Colegio Mexiquense, 1996. Véase también José Antonio Serrano y Juan Ortiz Escamilla (eds.),
Ayuntamientos y liberalismo gaditano en México, Zamora, El Colegio de Michoacán, UV, 2009 y María del
Carmen Salinas Sandoval, Diana Birrichaga Gardida y Antonio Escobar Ohmstede (coords.), Poder y gobierno
local en México, 1808-1857, Zinacantepec, El Colegio Mexiquense, El Colegio de Michoacán, UAEM, 2011.
39
la materia era añeja y atravesó toda la época colonial. Empero, la apoplejía de la corona
ante la invasión francesa fue el catalizador que evidenció muchas de las presiones
existentes entre los territorios. La singularidad de esta crisis estribó en la materialización de
los malestares en términos de lucha por la soberanía. José María Portillo, para referirse a
esta situación, expone que "potencialmente cada pueblo podía proceder por sí mismo o
ejercerse una y otra vez [...] lo que, a su vez, podía reabrir repetidamente también el
momento constituyente".39 La cuestión, por lo tanto, no consistió en la capacidad o interés
por lo que se vio obligado a negociar con éstos para ejecutar sus propósitos con un viso de
legitimidad pero, al mismo tiempo, resguardarse ante la emergencia de que las poblaciones
dispersión política de las regiones y localidades. El objetivo del presente capítulo es abordar
las propuestas centralistas y centralizadoras anteriores a las repúblicas de 1836 y 1843 para
impulsos centralizadores que tuvieron una aplicación efectiva en los territorios sin
detenerme en su éxito o implementación y, segundo, en otros que únicamente fueron
40
expectativas de los individuos que pretendieron combatir con ellas la falta de
gobernabilidad.
a la vez, transferirla a las manos de los supremos poderes. En este sentido, tanto la
ingeniería gaditana de 1812 como las de los estados de Jalisco y México de la década de
1820 fueron programas centralizadores que se aplicaron en sus correspondientes
y ayuntamientos constitucionales.40 Me centro en las primeras por la similitud con las Juntas
40 El decreto de mayo 23 de 1812 estableció diputaciones provinciales en Aragón, Asturias, Ávila, Burgos,
Cataluña, Córdoba, Cuenca, Extremadura, Galicia, Granada, Guadalajara con Molina, Jean, León, Madrid,
Mancha, Murcia, Navarra, Palencia, en cada una de las provincias Vascongadas, en Salamanca, Segovia, Sevilla,
Soria, Toledo, Valencia, Valladolid, Zamora, Islas Baleares e Islas Canarias; en ultramar en Nueva España,
41
y Asambleas departamentales como aquellas corporaciones encargadas del ámbito
intermedio. El carácter de las diputaciones arremetía contra las difíciles relaciones que la
corona entabló con sus territorios de manera particular entre el Rey y cada reino, ciudad y
concepción unitaria del proyecto doceañista que otorga a las diputaciones una participación
fortalecimiento de las regiones, con base en la aplicación en Nueva España, y que fueron
ideadas por Miguel Ramos Arizpe, diputado novohispano a las Cortes constituyentes.41 El
resolver la transformación del territorio acaecida por la ascensión política de las provincias
y el temor a la federalización desarrollado por la Junta Central. Los dos problemas
Nueva Galicia, Yucatán, Guatemala, León de Nicaragua, Provincias internas de Oriente, Provincias internas de
Occidente, San Luis Potosí, Isla de Cuba, Santiago de Cuba, Isla de Santo Domingo, Nueva Granada, Quito,
Venezuela, Perú, Cuzco, Chile, Río de la Plata, Charcas, Filipinas. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
(BVMC), Colección de los decretos y órdenes que han expedido las Cortes Generales y Extraordinarias desde 24
de septiembre de 1811 hasta 24 de mayo de 1812, t. II, Cádiz, Imp. Nacional. Consultado en octubre 25 de
2019, http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmc736n6.
41 Un ejemplo de la primera vertiente de interpretación es Manuel Santana Molina cuyo trabajo profundiza
en diversas corporaciones de la historia institucional moderna de España y Francia con el afán de "averiguar
cuál es el verdadero antecedente de las diputaciones constitucionales", presenta a Ramos Arizpe como otro
de los perdedores en la votación parlamentaria y, por lo tanto, con poco influjo en el proyecto. Manuel
Santana Molina, La diputación provincial en la España decimonónica, Tesis de doctorado, Alicante,
Universidad de Alicante, 1986, pp. 118-140. Por su parte, la historiografía mexicanista ha cimentado su
postura en la poderosa interpretación de Nettie Lee Benson inserta en su libro clásico sobre las diputaciones.
De acuerdo con esta autora "es muy dudoso que Ramos Arizpe [...] haya propuesto y abogado por la
'diputación provincial' como la base del sistema que habría de cobrar vida en la Constitución mexicana de
1824, pero es indudable que tal institución fue un factor de extrema significancia en el origen de dicho
sistema". Nettie Lee Benson (1955), La diputación provincial y el federalismo mexicano, México, D. F., El
Colegio de México, UNAM, Museo de las Constituciones, 2012, p. 47.
42
toma de decisiones lo que a su vez creó una falta de gobernabilidad en la escala suprema
del entramado institucional y serios conflictos en la media por las luchas entre poblaciones
para imponerse. El reto, entonces, para los gobiernos generales fue revertir este proceso y
efectuar una centralización que limitara a los sujetos regionales y locales. Ambas cuestiones
emanaron de la crisis estallada en 1808 y, más puntualmente, con la formación de juntas,
resaltar la forma en que estas corporaciones fueron esbozadas para contrarrestar una lógica
que se presentó como perentoria al mismo tiempo que irreversible: la fragmentación del
sujeto soberano. Los avatares de esta disyuntiva prefiguraron en buena parte los conflictos
de la in-gobernabilidad de las autoridades medias e inferiores que los futuros proyectos
autoridades locales para sustentar la lucha contra el gobierno de José Bonaparte y expandir
el perímetro bajo su control. Administrar la justicia, declarar la guerra, fijar y recaudar
acuerdos diplomáticos fueron algunas de las atribuciones que cada junta asumió como
parte de su reclamo por la soberanía. Más que la apropiación de tales facultades,
extraordinaria en todo sentido, la libertad con la que las emplearon convirtió a estas
corporaciones en las únicas autoridades legítimas para conducir los asuntos de gobierno de
42 Carmen Muñoz de Bustillo realizó una brillante deconstrucción de las diputaciones para refutar las
diferentes lecturas que sitúan su origen en antecedentes "plurinstitucionales" de raigambre hispana o
francesa. Para la autora "las diputaciones provinciales de Cádiz fueron tan originales como lo podían ser las
Cortes mismas o la Constitución [...] fueron producto de un texto constitucional y sólo subsistieron en tanto
éste estuvo vigente". Carmen Muñoz de Bustillos, "Los antecedentes de las diputaciones provinciales o la
perpleja lectura de un pertinaz lector", Anuario de historia del derecho español, núm. 67, 1997, p. 1191,
43
cuerpos autónomos unos de otros pero también en lo que respecta a cualquier instancia
limitado a aquel que encarnaba la provincia. Éstas nacieron con una vocación política sobre
su territorio "que estableció un primer mapa provincial de España".44 La Junta de Sevilla,
otras juntas como la de Huelva y Granada por considerar su territorio dentro de su zona de
acción y alcanzó deformaciones tan drásticas como proclamarse tutora de las Indias. La
última enunciación es dramática al negar cualquier intento de los americanos por participar
en política de manera individual, colectiva o corporativamente.45
Central. Pese a las tentativas para someterlas no fue posible desmontarlas políticamente y,
43 Antonio Moliner Prada, "El movimiento juntero en la España de 1808" en Manuel Chust (coord.), La eclosión
juntera en el mundo hispano, México, D.F., Fondo de Cultura Económica, El Colegio de México, 2007, pp. 51
83; Richard Hocquellet, "Los reinos en orfandad: la formación de la Juntas Supremas en España en 1808" en
José Antonio Serrano y Marta Terán (ed.), Las guerras de independencia en la América española, Zamora, El
Colegio de Michoacán, INAH, UMSNH, 2010, pp. 23-32.
44 José María Portillo Valdés, "Cuerpo de nación, pueblo soberano. La representación política en la crisis de la
monarquía hispana", Ayer, núm. 61, 1, 2006, p. 57 y José María Portillo Valdés, "'La libre e independiente'. La
nación como soberana" en Alfredo Ávila y Pedro Pérez Herrero (comps.), Las experiencias de 1808 en
Iberoamérica, México, D.F., UNAM, Universidad de Alcalá, 2008, pp. 29-48.
45 Manuel Moreno Alonso, "La política americana de la Junta Suprema de Sevilla (la crítica a las instituciones
de Blanco White)" en Bibiano Torres Ramírez (coord.), La influencia andaluza en los núcleos urbanos
americanos: Actas de las VII Jornadas de Andalucía y América, vol. II, Sevilla, Diputación de Huelva, 1990, pp.
71-92.
44
en cambio, su existencia se propagó a los tiempos de la Regencia y aun durante los de las
Cortes. Como dice Carmen Muñoz de Bustillos, las juntas provinciales se convirtieron en
"incómodos compañeros de viaje" que no podían ser ignorados y tenían que ser incluidos
Los representantes se designarían de tres formas: como parte de aquellas ciudades que
contaban con derecho a voto en las Cortes en 1789, como delegados de las juntas
provinciales y por proporción poblacional. Lo remarcable es que las juntas, ahora tituladas
base en las provincias -3 1 continentales más 4 insulares.47 Así, la composición de las Cortes
reflejó cierta naturalización de las jerarquías territoriales modificadas con la crisis de 1808.
institución de la Central mediante la reunión de dos delegados por cada junta. Esta especie
de representación corporativa-territorial le confirió una sazón federalista. Lo que la Central
congregó no fue la soberanía del monarca sino el conglomerado de juntas provinciales que
reclamaron en lo particular la custodia de ésta. Esta macula federal fue negada rápida y
El temor y el rechazo a lo federal fue lo que permeó dentro del pensamiento de la Central
y, por ende, se debía controlar la desarticulación de las provincias.48 Los esfuerzos para ello
46 Carmen Muñoz de Bustillo, "Constitución y territorio en los primeros procesos constituyentes españoles"
en Carlos Garriga (coord.), Historia y constitución: trayectos del constitucionalismo hispano, México, CIDE,
Instituto Mora, El Colegio de Michoacán, Escuela Libre de Derecho, Historia Constitucional de España, El
Colegio de México, 2010, p. 213.
47 BVMC, Convocatoria para las Juntas Superiores (1810), Madrid, Imp. de los Hijos de J.A. García,
1885.Consultado en octubre 25 de 2019, http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcrf5p5
48 Portillo, "'La libre", pp. 41-42; José Antonio Piqueras, El federalismo. La libertad protegida, la convivencia
pactada, Madrid, Cátedra, 2014, pp. 175-222.
45
"competencias y facultades al introducir un plan uniforme en el gobierno y administración
de las provincias". Más que su éxito, la impronta de esta disposición fue el diseño que
homologaba y jerarquizaba a las juntas tanto en número de integrantes como en la cadena
Como comenté párrafos atrás, la Instrucción, para las elecciones de enero de 1810,
reconoció la existencia de las provincias como espacios institucionalizados pero también,
con esta misma credencial, la Central declaró los territorios que consideraría como
provincias con la finalidad de evitar una mayor fragmentación. Las Cortes continuaron esta
pugna para imponer sus políticas. Para Francisco Carantoña Álvarez, el Reglamento
provisional para el gobierno de las juntas de provincia (marzo 18 de 1811) tuvo un peso
contundente en la confección de las diputaciones provinciales doceañistas. Este
para el sustento de ésta. Lo reseñable, por su semejanza con las diputaciones, fue la
conformación con base en una planta de nueve integrantes electos mediante sufragio
popular para todas las juntas -con excepción de la de Cataluña que contaría con sólo 7 -, la
participación de autoridades como el intendente y el capitán general así como facultades
establecer el justo equilibrio que deba tener entre la autoridad del gobierno, como
responsable del orden público y de la seguridad del Estado, y la libertad de que no
46
pueda privarse a los súbditos de una nación de provocar por sí mismos el aumento y
mejora de sus bienes y propiedades [...] este sistema reposa en dos principios.
Conservar expedita la acción del Gobierno para que pueda desempeñar todas sus
obligaciones, y dejar en libertad a los individuos de la Nación, para que el interés
personal sea en todos y cada uno el agente que dirija sus esfuerzos hacia su bienestar
y adelantamientos.51
Estas líneas engloban el quid de la respuesta gaditana para solventar los problemas
disposiciones y otro que proveyera de legitimidad por parte de los gobernados. Esto es, una
tensión palpable entre autoridad/libertad. La comisión que elaboró el discurso preliminar
reemplazó veladamente los conceptos claves del debate iniciado en 1808 por aquellos en
los que fincó su propuesta. Los problemas continuaron presentes, pero no fueron
enunciados. En ningún lado del discurso se habló del poder político de las provincias, en
cambio se propugnó por la libertad de los individuos para fomentar su bienestar personal.
Tampoco se evocó el temor al federalismo y si de la obligatoriedad de la existencia y función
del gobierno monárquico para asegurar el orden y la seguridad pública. En el párrafo citado
se advierten dos lógicas opuestas aunque complementarias: una centralizadora a cargo del
ejercicio del gobierno y otra descentralizadora a manos de los naturales de cada provincia.52
51 BVMC, Discurso preliminar leído en las cortes al presentar la comisión de constitución el proyecto de ella
(1811), Madrid, Imprenta que fue de García, 1820, pp. 99-100. Las cursivas son mías. Consultado en octubre
28 de 2019, http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/constitucion-politica-de-la-monarquia-espanola-
promulgada-en-cadiz-a-19-de-marzo-de-1812-precedida-de-un-discurso-preliminar-leido-en-las-cortes-al-
presentar-la-comision-de-constitucion-el-proyecto-de-ella--0/html/
52 La historiografía no ha dejado desapercibido el diseño descentralizada de las diputaciones provinciales. Para
Lorente la concepción del orden gaditano como un estado centralista le parece inverosímil por la carencia de
personal que ejecutara órdenes y ciñera a las diputaciones y ayuntamientos. Al contrario, propone la
constitucionalización del antiguo gobierno económico y político de los pueblos, es decir, para ella "la nación
gaditana [era] una pirámide de nuevos cuerpos representativos". Marta Lorente, "Esencia y valor del
constitucionalismo gaditano (Nueva España: 1808-1821)" en Antonio Annino (coord.), La revolución
novohispana, 1808-1821, México, CIDE, FCE, CONACULTA, INEHRM, Fundación Cultural de la Ciudad de
México, 2010, pp. 338-342. Muñoz de Bustillo elaboró un pulcro armazón argumentativo basado en los
acercamientos legislativos y el cariz gubernativo de las diputaciones para esbozar una lectura
"descentralizadora", incluso federalizante, de estos cuerpos al margen del "Estado unitario y centralizado".
Muñoz de Bustillo, "Constitución", pp. 221-230. No obstante, ambas propuestas ensalzan los escollos
políticos/gubernativos de las diputaciones pero no señalan las mayores atribuciones del gobierno económico
47
La manufactura de instituciones para contener los principios de libertad y autoridad
[mientras que los segundos] como individuos natos de la diputación [garantes del] ejercicio
[de] la autoridad del Rey para que no pueda ser desconocida o poco respetada en todo lo
sin que en nada puedan entorpecer, y menos oponerse a las órdenes y providencias del
Gobierno, estando éste autorizado para suspender a los vocales en casos de abuso o
punto de convergencia del cual emanaría el resto de las instituciones. Este carácter fue
recalcado con la uniformidad otorgada a las provincias. De acuerdo con el artículo 325 "en
de éstas como respuesta a la transformación del territorio acaecida por la formación de juntas. Otros autores
mantienen su planteamiento en los mismos ejes que mi exposición. Alfredo Gallego Anabitarte lo resume
magistralmente al considerar al proyecto gaditano como "Estado unitario, descentralizado en las Provincias y
con fuerte desconcentración en los Ayuntamientos". Alfredo Gallego Anabitarte, "España 1812: Cádiz, Estado
unitario, en perspectiva histórica", Ayer, núm. 1, 1991, pp. 162-163, Piqueras estima que "la descentralización
administrativa no solo era compatible con el gobierno único y uniforme, con el Estado unitario, sino que lo
hacía posible", Piqueras, El federalismo, p. 187. Por último, Carantoña repara que "uniformidad -iguales
instituciones y competencias, tamaño similar de las provincias- y descentralización definirán también las
reformas gaditana.". Independiente de su postura y validez, estos autores convergen, y yo con ellos, en
cuestionar la interpretación de Cádiz como un estado centralizador que aglutinaba la toma de decisiones
administrativas. Carantoña, "Ni tan", p. 160
53 BVMC, Discurso preliminar, pp. 100-102. Las cursivas son mías.
48
cada provincia habr[ía] una diputación llamada provincial, para promover su prosperidad,
presidida por el jefe superior". Es cierto, las dimensiones espaciales no fueron polemizadas
en el texto constitucional, la huella ocurrió en la homologación de la planta burocrática y el
entramado facultativo de las diputaciones. Los constituyentes rasaron a las provincias sin
detenerse en sus diferencias económicas, sociales, demográficas o políticas. En otras
provincias.
jefe político como presidente, intendente y siete vocales propietarios más tres suplentes
(Constitución, art. 326). Esta forma coincidía con lo planteado en el discurso preliminar para
el gobierno del territorio, pero con sus propios dilemas sobre de las fronteras entre ambos
componentes. El jefe político y el intendente eran agentes directos del gobierno con
atribuciones específicas y aisladas de las de la diputación. Los vocales provinciales, en
cambio, no componían por sí solos a la corporación sino que lo hacían únicamente con la
concurrencia de alguno de aquellos. La in-dependencia de los vocales de su presidente, y
del gobierno en última instancia, remite a una cuestión de interpretación acerca de discurrir
a los jefes políticos y diputaciones como un gobierno provincial con dos ramas separadas o
una en conjunto.
intendentes eran nombrados directamente por el Rey como integrantes del gobierno
político. Los requerimientos para el primer cargo eran la naturalidad española y la edad de
adhesión al orden constitucional. La más relevante, sin duda, fue la exención para que el
jefe político pudiera no ser originario de la provincia que se le encomendaba. Esta medida
fortalecía la presencia del gobierno supremo.54 Por otro, el formato electivo de los vocales
descansó en el principio de libertad. Las demandas para estos cargos no variaron mucho
54 BVMC, Colección de los decretos y órdenes, t. IV, p. 120. Consultado en octubre 25 de 2019,
http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmczk594.
49
con las del jefe al exigírseles ser ciudadano en ejercicio de sus derechos políticos, edad de
25 años, ser oriundo o vecino de la provincia y tener modo honesto de vivir (Constitución,
art. 330). Así, para ser vocal provincial se reclamó las mismas recuestas que aquellas
solicitadas para obtener el encargo de diputado a Cortes (Constitución, arts. 91-92). De igual
forma, vocales y diputados serían elegidos por los mismos electores durante una jornada
de dos días (Constitución, art. 328). Estos dos últimos puntos fueron retomados por los
Ciertamente fue una decisión conflictiva que operaría como garante de la libertad y
tipo de autonomía política.55 No obstante, persiste una difícil lectura del límite del principio
legitimador de las elecciones como fuente de la representación política en lo nacional pero
mismas provincias.
Las diputaciones, en efecto, tuvieron una vasta injerencia en la vida regional. Los
constituyentes ibéricos, como señala Ávila, las contuvieron con la delegación de tareas
como la promoción del bienestar público y la vigilancia de las rentas y fondos públicos
(Constitución, art. 335, fracciones I, II, V, VI, VII, VIII y X). La naturaleza económica-
55 Alfredo Ávila, En nombre de la nación. La formación del gobierno representativo en México, México, D.F.,
Taurus, CIDE, 2002, pp. 315-319.
50
diputaciones a partir de la subordinación de éstas a los agentes del poder ejecutivo. En
jefe era la vía exclusiva de comunicación entre la provincial, los ayuntamientos y los
supremos poderes (Instrucción, título III, art. 17) y, quizá la más determinante, que el
monarca pudiera suspender a los vocales provinciales (Constitución, art. 336). Por último,
para dar solución a los negocios públicos en los que se requería su participación.
Xavier Guerra, con que los pueblos se opusieron y organizaron frente a las abdicaciones de
Bayona.56 Sin embargo, los derroteros divergieron en cada orilla del Atlántico hispano. Las
juntas europeas se encargaron del gobierno en el espacio que representaban mientras que
a las americanas se les negó, por parte de las primeras, cualquier posibilidad de
estático a pesar del establecimiento de sus propias juntas y los múltiples pronunciamientos
acotamiento por medio de las estructuras intermedias gaditanas. América abre otros
frentes suscitados de los efectos de la aplicación de un proyecto constitucional en espacios
56 Françoise-Xavier Guerra (1992), Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispanas,
México, D.F., FCE, MAPFRE, 2010, p. 119.
57 Portillo, "'La libre", pp. 40-48; Roberto Breña, El primer liberalismo español y los procesos de emancipación
de América, 1808-1824: una revisión historiográfica del liberalismo hispano, México, D.F., El Colegio de
México, 2006, p. 103.
51
para los que no fue concebido del todo. Los contactos entre territorio americano y
constitución doceañista exigen volver atrás para enmarcar los vericuetos del primero. En
América se formaron bloques que reaccionaron de diferente manera a la noticia de las
desarrollo particular en la crisis de 1808 y, especialmente, tras los fracasos para formar una
considerar que "la Nueva España, en cambio [del Cono Sur americano], quedó integra
aunque sus divisiones sociales y territoriales se profundizaron [y politizaron] como efecto
Constitución de Cádiz".60
poderoso influjo que la guerra tuvo en la sociedad al desarticular las relaciones socio-
58 Virginia Guedea, "La Nueva España" en Chust (coord.), La eclosión, pp. 84-104.
59 Beatriz Rojas, "Las ciudades como sustrato constitucional" en Roberto Breña (ed.), Cádiz a debate:
actualidad, contexto y legado, México, D.F., El Colegio de México, 2014, pp. 175-197; Beatriz Rojas, "La trama
gaditana: gobierno y representación" en Jaime Olveda (coord.), Los rostros de la constitución de Cádiz,
Zapopan, El Colegio de Jalisco, 2013, pp. 57-73.
60 Antonio Annino, "La ruralización de lo político" en Antonio Annino (coord.), La revolución, p. 386.
52
cuales fueron interpretadas y empleadas por la "población civil" para encarar a la
devastación propia del conflicto armado.61 Por otro, las ciudades-cabeceras alegaron,
primero, ser meritorias para elegir sus propios representantes a la Junta Central y a Cortes
diputaciones concedidas para toda la América septentrional. Es decir, las provincias, desde
sus capitales, entendieron a las instituciones gaditanas como un privilegio a tramitar; la
actividad de las provincias fue pródiga en estos dos años "transformando un virreinato
céntrico (que no quiere decir centralizado) en un virreinato 'policéntrico'".62
61 Juan Ortiz Escamilla (1997), Guerra y gobierno. Los pueblos y la independencia de México, 1808-1825,
México, D.F., El Colegio de México, Instituto Mora, 2014, p. 302-303.
62 Para Annino "las ciudades [...] perdieron el domino sobre sus antiguos territorios" provocando "un
desplazamiento del eje jurisdiccional del espacio novohispano de la ciudad al campo", Annino, "La
ruralización", pp. 390-459. No obstante, su premisa no alcanza a responder porqué las provincias,
identificadas por Rojas, se mantuvieron firmes frente a la disolución territorial incluso en aquellas provincias-
estados en donde se multiplicaron los ayuntamientos constitucionales como el estado de México y Oaxaca.
José Antonio Serrano presentó una crítica a dichas tesis sobre la conceptualización de "pueblos" como una
herramienta analítica aplicable uniformemente a todos los pequeños asentamientos y el matiz con que debe
ser tratado "la revolución de los pueblos" como sinónimo de mayor autonomía para las autoridades locales.
José Antonio Serrano, "Sobre la revolución territorial de los pueblos. Diputación provincial y ayuntamientos
en Guanajuato, 1822-1824", Relaciones, núm. 147, verano 2016, pp. 157-160.
53
acerca del foco de la discusión que él sitúa, como Rojas, en las intendencias en vez de las
diputaciones.63 Por su parte, José Antonio Serrano, en una serie de artículos, señala que es
necesario matizar la tesis de Benson debido a que no en todas las provincias fueron las
diputaciones las que encabezaron las transformaciones políticas sino que algunas fueron
supeditadas por los ayuntamientos capitulares e incluso en aquellas en las que figuraron
como protagonistas tuvieron que sostener disputas para fincar su preeminencia frente a los
enunciación de los constituyentes gaditanos, pero los escollos dejados por éstos
inherente era contener la fragmentación territorial y la actividad política que las provincias
enarbolaron tras los sucesos de mayo de 1808 y dejarlas con la libertad suficiente para que
63 Rafael Diego-Fernández, "El federalismo en México planteado desde la perspectiva de la Nueva Galicia" en
Alejandro Agüero, Andréa Slemian y Rafael Diego-Fernández (coords), Jurisdicciones, Soberanías,
Administraciones. Configuración de los espacios políticos en la construcción de los Estados nacionales en
Iberoamérica, Córdoba, Editorial de la Universidad Nacional de Córdoba, Zamora, El Colegio de Michoacán,
2018, pp. 61-83.
64 Los estudios de Serrano: "Sobre"; "Instituciones artificiales, Instituciones naturales. Diputaciones
provinciales, Ayuntamientos capitales y audiencias. Nueva España y México, 1820-1822", Historia Mexicana,
núm. 57, 1, 2017, pp. 169-231, y "Los subordinados gaditanos. Diputaciones y ayuntamientos en las provincias
de Michoacán y Occidente, 1820-1823" en Breña, Cádiz, pp. 199-216.
54
segundo Congreso constituyente, reclamaron autonomía en lo concerniente a su gobierno
interior.
gobierno interior".65 Ante tan determinante sentencia parece impropio discurrir sobre
Una vez ganada la contienda para implantar una república federal, las provincias-
anterior. Sin embargo, la confrontación no fue franca entre gobiernos estatales y pueblos.
Por el contrario, cada entidad lidió con desigual intensidad y magnitud problemas derivados
de sus poblaciones, pero también contaron con el apoyo de éstas. En Jalisco, por ejemplo,
ciudades de importancia para la región como Colima, Zapotlán el Grande o Lagos buscaron
65 En el artículo III se estableció que "la soberanía reside radical y esencialmente en la nación, y por lo mismo
pertenece exclusivamente a ésta el derecho de adoptar y establecer por medio de sus representantes de la
forma de gobierno más conveniente para su conservación y mayor prosperidad, modificándolas o variándolas,
según crea convenirle más"; en el VI se fijó que "sus partes integrantes [de la nación] son estados
independientes, libres y soberanos en lo que exclusivamente toque a su administración y gobierno interior,
según se detalle en esta acta y en la constitución general". Acta constitutiva de la federación mexicana en
Felipe Tena Ramírez, Leyes fundamentales de México, 1808-1982, t. I, México, D.F., Editorial Porrúa, 1997, p.
693.
66 Hira de Gortari, "La organización política territorial de los estados de la federación: una huella perenne:
1824-1835" en Vázquez y Serrano (coords.), Práctica, pp. 41-75.
67 Hira de Gortari, "La organización política territorial. De la Nueva España a la primera república federal, 1786
1827" en Vázquez (coord.), El Establecimiento, p. 63. El conflicto entre el gobierno general y las autoridades
55
en mayo y junio de 1823, los mandos provinciales de la aún Nueva Galicia hicieron gala de
Zapotlán y Lagos.68
La relación entre provincias y sus localidades fue mucho más compleja que una
simple polarización entre dos bandos. La historiografía se ha percatado de cierta
fieros defensores de la autonomía estatal como Jalisco, Oaxaca y Yucatán. Detrás de esta
aparente contrariedad se encuentra la reivindicación de las autoridades estatales para
La definición del espacio estatal fue una de las principales tareas de los
constituyentes locales para organizar la división interna con la finalidad de imponer criterios
que les permitieran facilitar una mejor gobernabilidad y, en menor e inacabada medida,
acordar límites con los estados vecinos. En primer lugar, la clasificación y jerarquización de
para cada ramo había una particular", su trabajo logró que "no se advirt[iera] aquella
monstruosa heterogeneidad que hacía tan difícil y complicada la administración de los
de Jalisco le ofreció la coyuntura oportuna para que Colima lograra desprenderse a diferencia de Lagos y
Zapotlán que permanecieron como parte de la entidad. Olveda, Autonomía, pp. 124-125.
68 Voto General de los pueblos de Xalisco denominada hasta ahora de Guadalajara sobre constituir su forma
de gobierno en república federada (1823), Guadalajara, Poderes del Estado, 1973, pp. 5-8, 69 y 75-76.
69 Gortari, "La organización", pp. 66-68. Silke Hensel, observó procesos similares de aglutinación y dispersión
de la toma de decisiones en Oaxaca desde la época de las reformas de intendentes. Silke Hensel (1997), El
desarrollo del federalismo en México. La elite política de Oaxaca entre ciudad, región y estado nacional, 1786
1835, Oaxaca, UABJO, El Colegio de Michoacán, El Colegio de San Luis, 2012, pp. 314-323. Justo Miguel Flores
Escalante detectó el mismo patrón para Yucatán cuya "soberanía estatal era exclusiva y unitaria" pese a las
fuertes demandas del cabildo de Campeche. Justo Miguel Flores Escalante, Soberanía, pp. 87-88.
56
diversos ramos, puestos o cargos del gobierno. La [nueva] división política ha sido la base
de todas las demás" al coordinar las dependencias conforme a los diferentes escalones
territoriales. Lo notable, más que los deseos de los diputados, es la tentativa para reajustar
aspecto definitivo. De acuerdo con Gortari, "la característica común [de todos los estados]
fue la organización del conjunto territorial como una unidad, enumerando, sistematizando
la Ley orgánica provisional de agosto 7 de 1824, que su espacio se integraba "de los partidos
que comprendía la Provincia de su nombre al tiempo de sancionarse la Federación" (Ley,
art. 3). Además estaría segmentada para estas fechas en 8 distritos y 44 partidos (Ley, art.
36).72 Jalisco aprobó su extensión, en la constitución de noviembre 18 de 1824, bajo
términos provisionales al determinar que su territorio "por ahora es el mismo que antes
correspondía a la Intendencia conocida con el nombre de Guadalajara, con exclusión del
70 "Las autoridades, tribunales y oficinas superiores tienen su asiento en el lugar de la residencia de los
supremos poderes del estado: en cada cabecera del distrito existe un jefe político con la denominación de
prefecto un administrador de rentas y un tribunal de apelación que ejercen sus funciones precisamente en el
mismo territorio: otro tanto sucede en los partidos con los sub-prefectos, jueces de primera instancia y
administradores subalternos, y en las municipalidades con los ayuntamientos y receptorías". Constitución
política del Estado de México, Texcoco, Imprenta y librería a cargo de Martín Rivera, 1827, p. VII. Las cursivas
son mías. Consultado en febrero 12 de 2020 http://www.modern-constitutions.de
71 Gortari, "La organización", p. 55.
72 Colección de decretos de los Congresos Constitucionales del Estado Libre y Soberano de México, t. I, Toluca,
Imprenta de J. Quijano, 1850, pp. 20. La división territorial del estado de México varió durante la primera
república federal, el número de distritos terminó en 11 fraccionados y el de partidos en 33 para 1835. Manuel
Miño Grijalva y Marta Vera Bolaños, Estadística para la historia de la población del Estado de México 1826
1910, Zinacantepec, El Colegio Mexiquense, Consejo Estatal de la Población, 1998. La información de Miño y
Vera consigna un total de 36 partidos, pero no advierten en la supresión de tres partidos en abril de 1834.
Colección de decretos, t. II, p. 329.
73 Colección de los decretos, circulares y órdenes de los poderes legislativo y ejecutivo del estado de Jalisco
(1874), t. I, Guadalajara, Tipografía de Manuel Pérez Lete, 1981. La Constitución de Jalisco, el Plan de división
provisional y el Reglamento para el gobierno político-económico están extraídos de esta fuente.
57
Los estados de México y Jalisco basaron su graduación en dos niveles, tres al incluir
el municipal, pero con una nomenclatura distinta. La primera escala incluyó a los partidos-
departamentos respectivamente. Existe una equivalencia notable entre éstos y las
partidos existentes. Esta apropiación por los nuevos gobiernos demuestra la funcionalidad
Los Congresos de los estados, por regla general, se distanciaron de las divisiones
precursoras -intendencias y provincias- al implementar un espacio totalmente nuevo: la
dominio más efectivo [del territorio], y no les bastaba la estructura de partidos".75 Esto es,
con las prefecturas se estrechó la correa de mandó estatal al incrementar la cantidad y
relevancia de la burocracia ejecutiva y erigir una doble custodia para los pueblos. En el
discurso, contrariamente, la Constitución mexiquense de 1827 previno que los distritos se
configuraron para evitar "a los pueblos y particulares con tan saludable medida la
que sin esta división [distrital] pudiese el gobierno hacer ejecutar las leyes, ni proceder por
74 Véase los cuadros 1 y 2 sobre el número de subdelegados y partidos. Gortari, "La organización", pp. 49 y 50.
María del Carmen Salinas Sandoval indica que los partidos de la Intendencia de México eran 46. Salinas, El
primer, p. 75.
75 Gortari, "La organización", p. 55.
76 Constitución política del estado de México, p. VII.
58
un orden regular en la administración de la cosa pública".77 Durante los debates del mismo
Proyecto, los miembros de la comisión refrendaron esta postura. José María Luis Mora, por
ejemplo, expuso en términos muy similares la conveniencia de "la división del territorio
porque sin manos subalternas no pueden llevarse a efecto las providencias del gobierno".78
Bajo la lente de los fundamentos de 1824, la "saludable medida" a favor de los "pueblos y
particulares" se puede invertir para entender que tanto en 1824 como en 1827 se buscaba
por lo tanto, impedir que los Congresos posteriores varíen a su antojo la integración de los
cantones. La inquietud de Aranda parece indicar la existencia de un acuerdo previo,
convenido dentro o fuera del salón parlamentario, sobre el acogimiento del cantón incluso
por encima del ya establecido departamento. En seguida, el mismo Aranda "interpeló a la
comisión para que manifestase los fundamentos que había tenido para dividir el territorio
77 Proyecto de decreto orgánico provisorio para el arreglo del gobierno interior del estado libre, independiente
y soberano de México, México, Imprenta a cargo de Rivera, 1824, p. 13. Consultado en febrero 12 de 2020
http://www.modern-constitutions.de
78 Hathi Trust Digital Library (HTDL), Actas del Congreso constituyente del estado libre de México, t. I, México,
Imprenta a cargo de Martín Rivera, 1824, p. 461. Consultado en enero 18 de 2020,
https://catalog.hathitrust.org/Record/008649646 (58)
59
del estado en cantones". Esta segunda cuestión fue en sentido opuesto a la primera al
enunciar que apenas en esa sesión se asomaba la iniciativa cantonal. Al margen de cuando
se incluyó, los integrantes de la comisión ofrecieron respuestas sumamente interesantes.
Sánchez alegó que se impulsaron por la falta de recursos para solventar un jefe de policía
en cada departamento y recalcó que el tamaño de los cantones sería "moderado, pues si se
Castillos Portugal manifestó que "la razón [para proponer a los jefes políticos fue de acuerdo
a la] que tuvo la nación toda para pronunciarse por el voto federal, y es el bien de los
pueblos por la influencia inmediata que tiene el gobierno hacia ellos, y sin perder un punto
de vista la economía y la administración pública".79 Al igual que para el estado de México,
El corolario de las leyes y decretos para la división del territorio fue la preparación
como sus múltiples aplicaciones que abarcan desde "registrar los recursos -sociales y
m ateriales- que existían en el territorio, instrumentar proyectos y protocolos económicos,
justificar reformas políticas [hasta] construir un perfil del Estado nacional".80 Cabe añadir
que la publicación de estadísticas y mapas también fue un dispositivo para difundir la nueva
organización espacial. La Estadística del Estado Libre de Jalisco, por ejemplo, fue elaborada
79 "Diarios de las sesiones del honorable Congreso de Jalisco", t. III, Guadalajara, Imprenta del C. Sanromán,
1824, pp. 97-99 en Enrique Ibarra Pedroza, El Congreso constituyente de Jalisco de 1824, Guadalajara,
Congreso del Estado de Jalisco, 2007. [Ed. facsimilar]
80 Luis Albero Arrioja Díaz Viruell, "Introducción: un recuento de la estadística en México" en Luis Alberto
Arrioja Díaz Viruell (ed.), Registrar e imaginar la nación. La estadística durante la primera mitad del siglo XIX,
vol. I, Zamora, El Colegio de Michoacán, Universidad Veracruzana, El Colegio de Sonora, 2016, p. 13.
60
políticas-institucionales. Más que la información contenida, la manera de divulgarla denota
una evidente intención del gobierno de Jalisco para anclar en la población la nueva
parcelación. La Estadística se ordenó en ocho apartados correspondientes a los cantones
recién decretados a la vez que cada una de estas secciones se subdividió en cuantos
departamentos tuviese el cantón. De igual forma, la intención política se exteriorizó más
de un punto -capital estatal- desde el que se tejió una red jerárquica de asentamientos de
como una herencia ingenua. El fallo por la ciudad de México y Guadalajara, capitales
de sus regiones.
81 Victoriano Roa (1825), Estadística del estado libre de Jalisco, Guadalajara, Gobierno del Estado de Jalisco,
1981. Véase Jaime Olveda, "Las estadísticas del estado de Jalisco, siglo XIX" en Arrioja, Registrar, p. 166.
82 Gortari, "La organización", p. 45-46.
61
recintos para propagarse al resto del estado; asimismo aglutinaron las solicitudes y
finales de 1824. La hemorragia no sólo fue fiscal o demográfica sino también simbólica al
obligarlo a construir una nueva sede del poder estatal. La elección de poblaciones situadas
reveló el empeño de los mexiquenses para no alejarse del radio de influencia de la ahora
capital federal. La providencia también recayó en estos asentamientos por sus
o a las peticiones de los mismos pueblos.84 Los primeros, por el contrario, fueron
seleccionados completamente por los diputados. Es difícil saber con plenitud las razones
detrás de la selección debido a que los proyectos, debates y decretos no las mencionan con
exactitud para cada caso. Para Gerald L. McGowan, la elección obedeció "a la atracción
establecimiento de centros religiosos [...] de esta manera los mercados medianos [dieron
origen] a las cabeceras de prefecturas o distritos y subprefecturas o partidos".85 Sin
embargo, la definición de los distritos/cantones fue una medida política tomada por los
constituyentes estatales que rebasó un simple reconocimiento de liderazgos prexistentes;
83 Véase Gerald L. Mcgowan (1991), El distrito federal de dos leguas o cómo el estado de México perdió su
capital, Zinacantepec, El Colegio Mexiquense, Gobierno del Estado de México, 2013.
84 "Artículos adicionales al Plan de división provisional del territorio del estado de 27 de marzo de este año"
en Colección de los decretos, t. I, pp. 303-306.
85 Mcgowan, El distrito, p. 17.
62
El acuerdo quedó, entonces, en manos de los diputados locales. La comisión de
del estado hallarse en todas partes, es necesario que su persona se multiplique por medio
de los jefes políticos [de los cantones], para que los funcionarios públicos existentes en los
departamentos, tengan el celador más inmediato, para cuyo efecto harán dichos jefes
con intereses semejantes que cumplieran ciertos requisitos, pero también para proveer a
los jefes políticos de los recursos indispensables y del asiento medular para intervenir más
propuesta en el pueblo del mismo nombre, para situarla en Tula debido a "la centralidad en
que se halla [ésta...] y [a] su concurrencia para el tráfico" aun cuando el primero contaba
con una población mucho mayor.88 En Jalisco, de igual forma la comisión constituyente
argumentó que "en su concepto el lugar donde residan dichos jefes [políticos] debe ser el
más céntrico de la demarcación del cantón, y que tenga suficiente población y otros auxilios
de la burocracia inferior con el gobernador a través de los jefes políticos. Ambas comisiones
optaron por imponer los criterios de centralidad y capitalidad como dimensiones para
estrechar el control político que emanaría desde la capital hacia el resto del espacio estatal
mediante una red jerárquica de represas territoriales y diques burocráticos.
63
Como se aprecia en los proyectos y debates constituyentes, los Congresos de los dos
mando del gobernador fueron dos facetas imbricadas de un mismo proyecto centralizador.
Como mencioné, la ubicación de los funcionarios fue cardinal para alcanzar la funcionalidad
del gobierno. De igual forma que el territorio, la estructura del personal de los estados fue
empleados con igual rango menos alcance tenía el cargo. Bajo esta idea, Gortari subrayó la
trascendencia de los jefes políticos dentro de "las maquinarias estatales de gobierno
[debido a que] esos funcionarios fueron el núcleo de poder más importante después del
gobernador, por el estrecho contacto con él y por la información que le proveían sobre la
políticos, al igual que en las prefecturas, porque fueron las innovaciones principales del
64
[equivalentes para subdelegaciones y partidos] que ocupa[rían] sino las atribuciones que
ejerce[rían] las que diversificarían] a los subdelegados y subprefectos, pues los primeros
reunían el poder judicial y el gubernativo, y de ahí era que fomentaban las discordias de los
políticos. El texto preliminar del Proyecto de decreto orgánico los definió como el "jefe
nombre de prefectos". Les confirieron "casi todas las facultades [...] siguiendo el modelo de
los jefes políticos" de la constitución española. Por una parte, los prefectos eran "los jefes
supremos de cada distrito [en] todos aquellos puntos de policía" además de que eran la
única vía legal para transmitir las órdenes y decretos entre el gobernador y los subprefectos
a quienes se les constriñó al grado de que "no podr[ían] dar cumplimiento a orden alguna,
si no se les comunica por este medio". Por otra, debían "sobrevigilar en los actos todos de
los ayuntamientos del distrito" incluso con la "facultad de suspender a los individuos de los
ayuntamientos que abusaren de sus facultades dando cuenta inmediatamente al
gobernador del estado". La referencia a Cádiz no podría ser más exacta, los diputados
del poder ejecutivo".92 Sin embargo, la distancia fue dilatada entre Cádiz y el estado de
México por la falta de un órgano colegiado que asistiese a los prefectos como lo hacían las
diputaciones provinciales con los jefes políticos. Los mexiquenses imaginaron un régimen
acotado y basado en la capacidad de intervención del gobierno a través de sus agentes
65
El aspecto territorial-burocrático de los estados de México y de Jalisco fue semejante
Primero, como ya expuse, el distrito mexiquense estaría regido únicamente por el prefecto
únicamente sujeto al gobernador. Por el contrario, en Jalisco, el cantón quedó bajo la
dirección de un jefe de policía asociado con una junta cantonal de policía. Esta última
corporación se integraría por un número fijo y homogéneo de vocales para todos los
cantones (cinco propietarios y dos suplentes); su elección la efectuaría un comité electoral
contar con veinticinco años de edad y ser vecino en alguno de los departamentos del
cantón; sus atribuciones abarcaron desde la observancia de la constitución, el cuidado de
en los cantones y matizar su nombramiento con un cariz popular, las juntas de policía
desdibujaron la centralización encarnada en los niveles territorio-administrativos a
diferencia del monolítico prefecto mexiquense. Pese a ello, de ninguna manera en Jalisco
se revirtió la toma de decisiones a favor de los pueblos.
Una segunda diferencia fue el método para destinar a las autoridades en los distritos
y cantones. El gobernador del estado de México designaba directamente a los hombres bajo
su tutela como parte de sus potestades para "nombrar, de acuerdo con el Consejo, [...]
66
empleados civiles y de Hacienda propios del Estado" (Constitución, art. 13, fracción IV). Esto
es, el mandatario era capaz de colocar como prefectos a cualquier ciudadano mexiquense
de origen mexicano y mayor a treinta años, con el único filtro de la conformidad de su
escogidos por el gobernador a propuesta del senado que formaba una terna con los
candidatos que recomendaba a su vez la junta de policía (Constitución, art. 157). Los
requisitos eran ligeramente más laxos que los mexiquenses ya que sólo se exigía ser
ciudadano jalisciense vecino del estado y mayor a veinticinco años (Constitución, art. 156).
Aunado a éstos, también se debía acreditar "instrucción en la Constitución estatal, y en el
por un comisionado de cada ayuntamiento reunidos en la capital del cantón "en la misma
forma en que se hace la elección de los Diputados del Congreso del Estado" (Constitución,
art. 164).
los subprefectos, "ningún agente de esta clase [de gobierno] deb[ía] ser electo
popularmente; y además, de esta elección democrática resultaría solamente un alcalde más
cambio, la veta "democrática" que insertaron los jaliscienses turbó la cadena de mando,
pero no la eliminó. Los filtros para nombrar jefes de policía diluyeron tanto el principio
evidente que los del centro del país forjaron una plantilla más apretada y ligada al titular
del ejecutivo que sus pares de occidente quienes depositaron su fe en el acompañamiento
67
Las facultades de ambas burocracias ejecutivas, aunque con un mismo principio, se
los partidos de su jurisdicción con la aprobación del gobernador como única reserva
(Constitución, art. 156). Al contrario, para designar a los directores de departamento, el jefe
tenía que elegirlo de la terna presentada por la junta de policía (Reglamento, art. 70). El
oficial mexiquense poseyó un margen más amplio para conformar el personal bajo su
mexiquenses sólo estaban encargados del "gobierno político" (art. 153) mientras que los
jaliscienses, al menos los jefes de policía, "tenían tres clases de atribuciones: políticas,
reglamentos. De acuerdo con tal premisa se puede cuestionar acerca de los cargos
cantonales como simples extensiones ejecutivas del gobernador, como lo era el
causa de su injerencia en otras ramas del gobierno como la Hacienda pública y la milicia
cívica. Lo importante no es tanto dicha intervención ni las potencialidades otorgadas, sino
que las autoridades bajo su cargo efectuasen sus tareas (Constitución, art. 155 y
Reglamento, arts. 71-72). Los de Jalisco disfrutaron otras prerrogativas que el mexiquense
68
desconoció. El jefe de policía podría imponer multas, de 50 y 100 pesos, o suspender a los
Constitución, art. 169). Las segundas, en adición, debían promover todos los ramos de
prosperidad. El prefecto y el jefe debían formar, o mandar formar, las estadísticas y censos
de sus jurisdicciones, así como conceder a los menores de edad las licencias para contraer
matrimonio (Constitución, art. 155 y Reglamento, arts. 7-80-84). La junta jalisciense asistía
mediante dictámenes los asuntos que el jefe de policía le consultase. Esta facultad, más que
cualquier otra, alejaba las dos mociones burocráticas. La mexiquense optó por acciones
expeditas que pasaron por pocas manos para que las disposiciones encomendadas se
resolvieran con celeridad; la jalisciense se condujo por terrenos más extensos y
inmediato de estas instituciones con la población los ha vuelto un lente esplendido para
con los órganos superiores administrativos y políticos".94 En este sentido, los cuerpos
municipales eran agentes del gobierno, en particular del ejecutivo, que ocupaban el rango
más llano dentro del escalafón institucional, pero también, en contrapartida, eran una
extensión del tejido social como crisol de la vida política en los poblados. Me interesa
destacar su papel dentro del proyecto centralizador de los estados federados para contener
94 José Antonio Serrano y Juan Ortiz Escamilla, "Introducción" en Serrano y Ortiz, Ayuntamientos, p. 10.
69
la pulverización territorial al limitar el número de localidades que podrían aspirar a poseer
un ayuntamiento propio.
La insubordinación de los pueblos fue identificada como fuente, real o ficticia, de in-
gobernabilidad por lo que determinar su número y sus alcances políticos fue una estrategia
para asentar el poder provincial. Para Mora existían "muchos ayuntamientos, los que están
bajo el pie más deplorable [...] lejos de aumentarse debe disminuirse el número". La táctica
empleada por los estados de México y Jalisco fue exigir un número mínimo de habitantes
para que no todas las localidades pudieran alzarse con la corporación. El modelo que se
siguió fue el gaditano cuyo fundamento fue el límite poblacional uniforme, Cádiz requería
de 1,000 almas para establecer cabildos civiles. La primera entidad federal aumentó
considerablemente la cuota a 4,000. La segunda se mantuvo fiel a las 1,000 almas
requeridas desde 1812. Aunado a lo anterior, ambos estados discurrieron que sus
Congresos estaban facultados para disponer la instauración de ayuntamientos en aquellos
parroquianos (Constitución, arts. 159-160; Constitución, art. 172). Jalisco, en cambio, estimó
que en los lugares que no reunieran las precisiones se nombraría un comisario de policía y
mientras que la del jalisciense era de 656,830 en 133 corporaciones.95 El estado de México
contó con tan sólo 49 ayuntamientos más que Jalisco pese a que lo duplicaba en moradores.
El cálculo hipotético basado en la densidad poblacional y los requerimientos de almas
resulta precario y poco adecuado para determinar una posible subrepresentación municipal
por la simple razón de que varias de las ciudades importantes rebasaban la tasa solicitada.
95 Véase María del Carmen Salinas Sandoval, "La estadísticas públicas del Estado de México, 1824-1854" en
Arrioja, Registrar, vol. I, pp. 119-162; Roa, Estadística, pp. 154-166.
70
Por ejemplo, Guadalajara poseía un total de 40,272 residentes en 1823.96 El ayuntamiento
al reducir a 14.6% los pueblos con cabildo de los 1,245 existentes, en la jalisciense el rigor
fue mucho más laxo con 40.6% de los 327.97 Este cálculo es sólo aproximativo dado que no
pueblos-ayuntamientos.
Las dos entidades crearon una jerarquía en los cuerpos municipales acorde a los
habitantes y el personal designado (Cuadro 2). Un acercamiento inicial indica que los
ayuntamientos del centro del país gozaron una planta levemente más abultada que los
occidentales. Sin embargo, al detenerse en la relación entre residentes y munícipes la
situación se invierte en los primeros escaños. Una corporación compuesta hasta por 5,000
almas en el estado de México equivalía a 7 integrantes pero en el de Jalisco eran 8. En
96 Celina Guadalupe Becerra y Alejandro Solís Macías, La multiplicación de los tapatíos, 1821-1921,
Guadalajara, El Colegio de Jalisco, Ayuntamiento de Guadalajara, 1994, p. 39.
97 Salinas, Los municipios, p. 61. Roa, Estadística, pp. 157-166.
71
contraste, los ayuntamientos mexiquenses tuvieron más oficiales que los jaliscienses cuanta
Las atribuciones de los ayuntamientos fueron similares en los dos estados, incluido
los comisarios de policía, pero con desarrollo más puntual en el Reglamento instructivo
jalisciense de 1825. Los alcaldes cuidarían el buen gobierno, la seguridad de las personas y
de las obras públicas así como de administrar los fondos municipales celosamente dando
noticia a las autoridades supremas estatales de ello (Constitución, arts. 170, Reglamento,
arts. 133-146). Los alcaldes y comisionados, a diferencia de las burocracias ejecutivas,
poseían facultades judiciales de conciliación para atender los conatos entre los vecinos por
cantidades pequeñas o faltas leves por vía del juicio verbal o asociándose con hombres
buenos (Constitución, art. 169 y Reglamento para la administración de justicia del estado de
Jalisco, arts. 1-11).
burocrático basado en los mismos principios -dividir y jerarquizar para controlar a las
poblaciones por medio del brazo ejecutivo y la restricción de las corporaciones
municipales- pero discreparon en la plantilla y facultades de agentes. Este perfil fue sólo
uno de los múltiples frenos impuestos a los pueblos a lo largo de los once años del primer
limitar a un individuo por cada distrito y partido cuyas funciones fueron pensadas para
efectuarse de manera expedita. Por otro, Jalisco apostó por una mayor amplitud en su
nómina con la instalación de las juntas de cantón, mismas que matizaron la acción ejecutiva
de los jefes de policía con su papel de consejeras y con su elección "democrática" que
rompía la subordinación directa con el oficial superior inmediato. El número y naturaleza
de potestades en los cantones permite cuestionar hasta qué punto no se formó una
hipertrofia en este ámbito al grado de romper con el mando ejecutivo que debían
72
representar. Por último, las cuotas para establecer ayuntamientos fueron con la finalidad
de estrechar la cantidad de poblaciones con cabildos. El elevado requisito impuesto por los
mexiquenses remacha la visión más centralizadora que este estado conservó en
república federal durante los 11 años de su existencia como reclamos a la laxitud del pacto
de 1824. Estos reclamos estuvieron presentes en el segundo Constituyente y perduraron
hasta el triunfo del partido centralista a finales de 1835. He seleccionado tres momentos de
crítica centralizadora que, con premisas y objetivos diversos, permiten ilustrar como la
inconformidad con el federalismo fue asidua y provista por los estados y aun por el mismo
gobierno. Primero, el Constituyente de 1824, pese a que se decantó por una forma de
pacto federal.
98 David Pantoja efectúa un estudio muy completo sobre los principales debates de los diputados
constituyentes en torno al Acta constitutiva de la federación y la Constitución federal. David Pantoja, Bases
del constitucionalismo mexicano. La Constitución de 1824 y la teoría constitucional, Ciudad de México, FCE,
Senado de la República, 2017.
73
El constituyente abrió sus sesiones, noviembre 7 de 1823, ungido por el federalismo
auspiciado por las provincias durante el verano de ese año y proclamado por la mayoría de
los diputados que lo conformaban. Para esta fecha, el establecimiento de una república
federal fue prácticamente inapelable.99 De esta forma, los principales desencuentros entre
los grupos políticos no se efectuaron entre federalistas y centralistas, como se interpreta
instauración de una república federal, sí lograron detener las posiciones más radicales a
favor del confederalismo".100 Entre los integrantes figuraron personalidades como Carlos
María de Bustamante, Miguel Guridi y Alcocer, José Luciano Becerra, Cayetano Ibarra, José
Ignacio Espinosa, Agustín Paz, Rafael Barruecos, Florentino Martínez, Manuel Carpio y José
María de Cabrera. En otro de sus escritos, Sordo asevera que fue la unión, entre este
"pequeño grupo" y el de los federalistas lo que posibilitó frenar el proyecto confederal.101
capacidad para tranzar con el resto de grupos y mitigar las disposiciones más exacerbadas.
argumento de Sordo, estuvo íntimamente ligada al proyecto de los federalistas así como
99 Alfredo Ávila realiza un llamado de atención sobre un deterninismo de lo federal. Para él nada de lo acaecido
con anterioridad a la segunda mitad de 1823 fue un indicador del establecimiento inminente del federalismo
y asevera que la descentralización ansiada por las provincias, cabía perfectamente en formas unitarias. Alfredo
Ávila, "La constitución de la república federal" en Noriega y Salmerón (coord.), México, pp. 43-61.
100 Reynaldo Sordo Cedeño, "El constitucionalismo centralista en la crisis del sistema federal" en Noriega y
Salmerón, México, p. 138.
101 Sordo, convivieron tres facciones -federalistas, centralistas y confederalistas- dentro del pleno. Reynaldo
Sordo, "El constitucionalismo", en Noriega y Salmerón (coords.), México, p. 138 y "El Congreso Nacional: de
la autonomía de las provincias al compromiso federal" en Vázquez (coord.), Establecimiento, p. 133. David M.
Quinlan sostiene la existencia de cuatro posturas: federalistas unificacionistas centralistas, antifederalistas y
confederalistas. David M. Quinlan, "Issues and Factions in the Constituent Congress, 1823-1824" en Jaime E.
Rodríguez O. (ed.), Mexico in the Age of Democratic Revolutions, 1750-1850, London, L. Rienner Publisher,
1994, pp. 177-207. La mayoría de los individuos pertenecientes al grupo centralista coinciden en ambas
propuestas.
74
con la oposición de éstos hacía con los confederalistas. La comisión de constitución
grupos parlamentarios comenzaron a discutir y negociar desde este esbozo para construir
sus propias mociones. El agudo fray Servando Teresa de Mier así lo indicó por medio de una
misiva a Bernardino Cantú en noviembre 12. El padre Mier informó que Arizpe "ya ha hecho
correr un plan de Acta Constitucional [...] muy rebajado en sus opiniones después que le ha
visto las astas al toro".102 La exposición como nacional y no federal implicaría un temor a la
moderación de la federación.
los pueblos y los hombres que las habitan] del goce de sus derechos naturales y civiles por
la adopción definitiva de una forma determinada de Gobierno [...] más uniforme a la
voluntad nacional". El objetivo era manifiesto a todos los diputados: "salvar de una vez [a]
la Nación cuasi disuelta". El texto exhibe una coherencia conceptual nota ble, a contrapelo
confederales o unitarios. El lenguaje de la comisión fue sutil pero incisivo. Por una parte, el
Acta delineó a los estados como los encargados de establecer sus "gobiernos y poderes",
aunque limitados por la forma federal ya adoptada previamente, dejándoles el movimiento
"en su territorio para su bien interior en todo aquello que no puedan perturbar el orden
general, ni impedir la marcha rápida y majestuosa de los poderes supremos de la
federación". Por otra, el Acta, reafirmaba la comisión, era "un punto de unión general y un
apoyo firme" para sentar las bases de la nación. Ésta se mostraba
102 Manuel Calvillo (1974), La República Federal mexicana: gestación y nacimiento. La consumación de la
independencia y la instauración de la República federal, 1820-1824, Ciudad de México, El Colegio de México,
El Colegio de San Luis, 2003, p. 540.
75
al universo revestida del candor y buena fe tan necesaria para alternar con las
Naciones independientes [...] [mientras que se revelaba] a los estados de la Federación
con toda franqueza que debe ser propia de quien dirige su voz a seis millones de
hombres, que hablan un mismo idioma, que profesan una misma religión, que con
pequeñas diferencias tienen costumbre semejantes, y a quienes por el interés de todos
sólo se exige, que de la suma de sus derechos depositados en el actual Congreso, cedan
a los poderes supremos los necesarios para hacer el bien general, conservando los
demás para procurarse su felicidad interior.
queda del todo claro si al exigir la cesión de derechos a los poderes de la federación se habla
de los "seis millones de hombres" o de los estados. La oración comienza dirigiéndose a estos
últimos para después orientarse a los individuos y rematar con el estribillo "felicidad
interior" esgrimido por las provincias. En cualquier caso, el Acta declara que los derechos
menos, para retirarse del pacto alegando algún tipo de soberanía.103 Como puede
observarse, la comisión respetó los reclamos de las provincias para instaurar sus propios
gobiernos, pero con la aceptación implícita de que la federación era superior. Proporción
un elocuente voto particular que disentía con el proyecto. El texto exhibió una erudición
considerable con referencias a las obras de Jean-Jacques Rousseau, Jeremy Bentham,
Willian Paley y Blanco White. Esta diatriba arremetió contra la identificación que el Acta, a
juicio de la comisión de constitución, realizó entre la forma federal y la voluntad general.
Becerra exteriorizó varias dudas acerca de la existencia de ésta última, la decantación por
76
el federalismo y la obligatoriedad para seguirla. Apoyándose principalmente en citas de El
Contrato social, Becerra aseguró que la voluntad general no existía cuando en una sociedad
hay varios partidos y que de predominar alguno de éstos no habría, por tanto, una integral
sino una particular. Ésta era la situación de México. Los federalistas habían usurpado el voto
general y soslayaban la existencia de centralistas, iturbidistas y borbonistas por no estar
siempre su opinión, respetarla sí". Era necesario oponerse a una ambición mal dirigida o
desinformada ya que "los pueblos no tienen instrucción en materias políticas, y por lo
mismo su opinión en ellas no debe servir de guía". Para Becerra, con sus argumentos,
quedaba "demostrada la falsedad o fabilidad [sic] de los principios en que parece que se
mencionó a Francia, una república central, que al "aplica[r] toda su atención y toda su
energía a sostener sus intereses [...] no hay lugar para intrigas y maniobras que son tan
frecuentes cuando se reúnen varias". En un último punto, Becerra retomó a Rousseau para
104 El voto de Becerra se leyó durante la sesión en que se presentó el Acta, pero no fue atendido de inmediato,
sino que se mandó a imprimir para su examen. Becerra reclamó, pero no formó parte de la discusión Crónicas.
Acta constitutiva de la federación, México, Secretaría de Gobernación, Cámara de Diputados y Cámara de
Senadores del Congreso de la Unión, 1974, pp. 155-162.
77
concluye con un vaticinio en el que su autor asegura que la adopción de la forma federal
federal prefigurada en la propuesta. Durante las sesiones de los siguientes días, los
diputados contrarios al proyecto expusieron sus reconvenciones, pero, cabe adelantar, con
magros resultados. Al inicio, los centralistas enfocaron sus argumentos en negar que la
opinión/voluntad general había fallado por la república federal. El diputado Espinosa, por
ejemplo, además de la negativa, pedía que se informara a los pueblos de los inconvenientes
del federalismo. El diputado Paz opinó que las solicitudes de los ayuntamientos no eran
fiables para sustentar el Acta debido a la facilidad con que en otras ocasiones se les había
general de la unión de todos-, pretensión que calificaba de un terrible equivoco dado que
"la soberanía no puede ser más que una, porque ella consiste en el supremo poder para
todo lo respectivo a la sociedad". Una vez que se accedió que el proyecto estaba
suficientemente discutido, el siete de diciembre se consumó la votación. Ésta no fue
cerrada, pero tampoco fue un triunfo abrumador. Por la afirmativa sufragaron 44 diputados
De acuerdo con el artículo V del proyecto del Acta, "la nación mexicana adopta[ba]
al 16 de diciembre. Entre las réplicas de los opositores del proyecto se repitieron las
mencionadas como la negación de una voluntad univoca, la ignorancia de los pueblos por
78
el federalismo y la carencia económica sumada al aumento de los empleados. Aunadas a
aquellos habían "centralizado su gobierno" para que fuera practicable. Otros, como
Bustamante y Espinoza, apelaron a los acontecimientos del verano pasado para denostar al
desobediencia ante las autoridades generales. Por su parte, Carpio, identificado como
centralista, reveló que él "no opina[ba] por el centralismo pero, más tampoco por la forma
"en el sentido del art. VI que propone [a la república federal] compuesta de estados
soberanos e independientes". Estos planteamientos, sumamente similares, quizá fueron los
que atrajeron la atención de Sordo para sopesar la unión entre federalistas moderados y
centralistas. Sin embargo, durante la votación se aprecia que la redacción del artículo fue
aprobada exactamente como se presentó en el proyecto del Acta sin que los argumentos
de los inconformes hicieran mella. Los dos primeros adjetivos de la república -popular y
último -fe d e ra l- tuvo una leve oposición de diez diputados. Todos pertenecientes al
"pequeño grupo" centralista (12.5%).107 Esto es, los federalistas moderados, como Mier,
79
por sí mismos los estados, al formar parte de la nación, no podían ser soberanos. Los
centralistas fincaron sus alegatos a partir de este supuesto. Martínez increpó el artículo
porque, en su concepto, al aceptarlo permitiría "dar aquel nombre a los partidos, a los
pueblos y a los individuos porque todos tienen cosas cuyo dominio les pertenece
exclusivamente" creando con ello un bucle indeterminado para reclamos en nombre de su
las provincias para "resistir en todo los casos en que juzguen atacadas sus poderes
relativos". Los constituyentes González Caralmuro, Castillero, Paz y Becerra expresaron que
interior pero no con el término de soberanos que se presentaba en el Acta. Cabrera resumió
las tesis centralistas al expresar que
si [la soberanía] deja de ser una, se destruye la unidad de la nación, pues hablando
políticamente serán tantas naciones, cuentas sean las soberanías [...] si se limita, si
deja de ser universal, se pierde la integridad de la nación [...] y por último, si se divide,
perece por el mismo hecho la soberanía que no puede existir en fragmentos y deja de
existir políticamente la nación, pues sin soberanía no se tiene lugar en la lista de las
■
naciones. 110
feroz al tildar irónicamente a las entidades como "soberanos subalternos a la nación, y está
por consecuencia vendrá a ser soberana de soberanos". El discurso de Cabrera osciló entre
tres bandas al asegurar que, por un lado, estaba de acuerdo con que las provincias "tengan
ellas toda la libertad necesaria para promover su prosperidad y hacerse felices, vean
satisfechos sus justos deseos de gobernarse por sí mismas en todo lo interior". Por otro,
satirizaba la pesadez de las provincias por atribuirse una soberanía para obtener "títulos
vanidad pueril". Por último, con cierto tono temeroso, preveía que el constituyente sólo
estaba reuniendo "materiales para encender una grande hoguera [y profetizaba que] [...]
quizá, quizá, preparamos el rompimiento de este mismo pacto federal". Cabrera, cerró su
discurso con una nueva redacción para el artículo en el que dejó intacto el gobierno interior
de los estados según se detallase en el acta y la constitución general pero en absoluto sin
diciembre se realizó la votación del artículo VI. Dividido en dos partes, la primera -estados
de los dos artículos más punzantes que definían la forma de Estado: el adjetivo de república
federal y la cosoberanía. Esto es, los centralistas no reconocieron ni pactaron con otros
grupos; al contrario, mantuvieron su desafecto. En este sentido, este grupo logró templar
el debate parlamentario, junto con los federalistas moderados, pero no las votaciones y
81
tampoco la redacción del Acta. Las tentativas centralistas en el segundo Congreso
presentados, de los más acalorados durante la elaboración del Acta y la Constitución, pero
su aporte al entramado institucional tuvo poco peso, las decisiones sobre la formación de
primeros defendiendo el proyecto del Acta y los segundos a través del andamiaje
institucional plasmado en la Constitución.113
Los diputados del segundo constituyente que tuvieron una posición más enconada
compacto sobre una república centralista. De ahí que no presentaran un voto particular o
un proyecto alterno que planteara los lineamientos de un régimen de esta naturaleza. De
cuando se sabían derrotados en las votaciones. Pero también aquellas posturas flexibles
respecto al mismo federalismo del artículo V, como la de Barruecos, que recomendaba al
hasta mediados de 1831, pero fracasó en su intento por expandirse al resto de los estados
113 Las interpretaciones sobre el carácter de la federación de 1824 se dividen en dos. La que considera que el
grupo federalista impuso su proyecto de una federación; véase Sordo, "El Congreso nacional", pp. 115-152.
Otra que, al contrario, discurre el establecimiento de una confederación; véase Arroyo, La arquitectura, pp.
122-134.
82
y, por supuesto, para que el gobierno general lo aceptara. Los objetivos de los peninsulares
La propuesta surgió dentro de una larga rivalidad entre las autoridades estatales
afincadas en Mérida y las municipales de Campeche. El encono entre las dos ciudades se
recrudeció cuando la legislatura local optó por el con-federalismo en 1823-1824. Elección
que, por ende, involucró a los poderes nacionales. Justo Miguel Flores Escalante ha
observado con agudeza como el meollo de esta disputa trilateral fue la idea-práctica dual
unitaria frente a los pueblos de su jurisdicción. El gobierno yucateco disintió en dos asuntos
de máxima gravedad con el mexicano. Rechazó la declaración de guerra a la Monarquía
sobre los nacionales. Es decir, una premisa confederal. Ante tales medidas, el ayuntamiento
de Campeche se plantó en una noción unitaria de la soberanía que identificó con el ámbito
nacional para oponerse a los designios yucatecos. En los meses de febrero y marzo de 1824,
la situación se crispó al grado de que el cabildo campechano convocó a una junta para
nacional sin importar la opinión de las autoridades estatales. La respuesta desde Mérida fue
con la misma intensidad declarando que Campeche no estaba facultado para reasumir
ningún tipo de soberanía al formar parte de Yucatán y mandando una avanzada militar para
someter a los alzados por la fuerza si fuere necesario. La querella se serenó cuando las
114 Flores, Soberanía, pp. 33-89. Véase también Justo Miguel Flores Escalante, Entre el centralismo y el
federalismo. Proyectos de gobierno en la península de Yucatán, Campeche, Gobierno del Estado de Campeche,
2010.
83
En el estado de Yucatán persistió una tensión velada hasta 1829. En este año las
pugnas internas se reavivaron y ampararon dentro de varios factores del ámbito nacional:
la quiebra del orden constitucional tras la fallida sucesión presidencial a finales de 1828; el
Guerrero que circularon durante los meses de septiembre y noviembre.115 Durante el año
de 1829, los militares acantonados en el estado entraron en una serie de disputas con el
gobierno civil por la seguridad y la falta de pagos de la tropa. Los catalizadores para que la
expuso en una decena de artículos sus propuestas iniciales. La principal fue establecer una
república central, pero aseverando que la independencia nacional se sostendría a toda
costa (art. 1). Se reconocer únicamente la autoridad del presidente Guerrero mientras sus
disposiciones no se opusieran al levantamiento (art. 2). En contraste, el Congreso de la
tribunales que juraran el nuevo sistema (art. 7). En su lugar el comandante general reuniría
el mando político y militar "en lo que actualmente se denominan estados" (art. 3) y sus
facultades incluirían el ramo de Hacienda y el arreglo provisional del gobierno interior de
los pueblos.117 En el plan se perciben dos líneas de acción. Una provisoria para que los
poderes nacionales se encarguen de la confección de la forma centralista, pero sin
84
de los ramos de gobierno y reconfigurar unipersonalmente la administración alrededor de
la figura del comandante militar con facultades definidas. Esta fue la tónica del
pronunciamiento yucateco: el ámbito nacional difuminado y el provincial concreto.
pareció cobrar fuerza al propagarse con rapidez en el territorio del estado. La capital Mérida
lo secundó el 9 del mismo mes; diversos pueblos se sumaron en los siguientes días; José
Tabasco se escuchó algún eco del pronunciamiento centralista. Varios militares depusieron
Veracruz y Chiapas. Aunado a ello, tras el triunfo del Plan deXalapa en enero de 1830, los
periódicos oficiales acusaron a los yucatecos de separatistas y los condenaron al ostracismo
político nacional.119
La reforma del gobierno interno, según el Acta de los pronunciados, quedó en manos
de Carvajal. El recién nombrado jefe superior no tardó en publicar un Reglamento
yucateca de 1825 fijó que los ayuntamientos se establecerían en las capitales de partido, en
118 Flores, Soberanía, pp. 102-108. Véase también Shara Ali, "The Pronunciamiento in Yucatán: From
Independence to Independence (1821-1840)", Tesis de doctorado, University of St. Andrews, 2011, pp. 129
157.
119 Josefina Zoraida Vázquez, "Two Reactions to the Illegitimate Succession of 1828: Campeche and Jalapa" en
Will Fowler (ed.), Forceful Negotiations. The Origins of the Pronunciamiento in Nineteenth-Century Mexico,
Nebraska, University of Nebraska, 2010, pp. 64-65.
85
los pueblos cuya población fuera de 3,000 habitantes y en donde los vecinos contaran con
esquema, los ayuntamientos residirían sólo en las cabeceras de partido mientras en el resto
de los pueblos habría jueces de paz y procuradores (art. 1). La ruptura con el modelo
abrieron para que los militares en servicio pudieran participar como sufragistas y los
retirados o fuera de servicio como posibles electos para los cargos (arts. 8 y 10).121 Además
de los ya existentes requisitos constitucionales, se introdujeron otras de índole económica
para electores y munícipes (arts. 11, 12 y 14).122 Por último, los jueces de paz sustituirían a
las juntas municipales emplazadas en los pueblos sin ayuntamiento. Estos jueces serían
designados por el gobierno provincial a través de ternas formadas por el jefe político
subalterno y sus funciones recaerían en la órbita de la justicia conciliadora (arts. 3, 13 y 15).
distinción y temor que las principales ciudades provocaban en los pronunciados. Los cargos
120 "Constitución política del estado libre de Yucatán" en Colección de Constituciones de los Estados Unidos
Mexicanos, México, D. F., Miguel Ángel Porrúa, 2004. [Edición facsimilar]. El capítulo 20, artículos 191-212,
refiere al gobierno interior de los pueblos.
121 Justo Miguel Flores Escalante, "El primer experimento centralista en Yucatán: el proyecto de gobierno de
José Segundo Carvajal (1829-1831)", Secuencia, núm. 62, mayo-agosto, 2005, pp. 51-54.
122 El artículo 197 de la Constitución yucateca exigía la calidad de ciudadano, vecindad de tres años en el pueblo
y cinco en el estado, tener forma de vivir conocido, contar con 25 años de edad y ser alfabeto.
86
parecieron importar poco para formar alguna jerarquía dentro de los cabildos. Más que una
homologación de la planta concejil se refleja una cierta desafección hacia lo municipal. Las
medidas tomadas por el grupo pronunciado perfilan un cariz alejado de una reorganización
harían llegar a los ayuntamientos y jueces de paz para que las aplicaran. La distribución de
los jefes subalternos concordaría con el de los partidos y cabildos municipales. Su
encargados de formar la terna para jueces de paz. Sin embargo, se detallan poco otras
facultades, la relación con los ayuntamientos o, en caso de baja, la forma de designar
suplentes.124
convocó a elecciones para formar una Asamblea general que se emplazaría en el pueblo de
Bécal. Flores menciona que el trasfondo fue "aparentar ser un gobierno democrático y
conforme a la división de poderes" así como "la necesidad de crear un órgano legislativo"
123 La figura del jefe político fue derogada durante el restablecimiento federal en 1831. Laura Brondino
profundiza en el surgimiento del jefe político yucateco como parte de un proceso de construcción del gobierno
ejecutivo frente al gobierno de la justicia desplegado por los subdelegados. Laura Brondino, "De subdelegado
a jefe político: la conformación de la autoridad gubernativa 1812-1841. Planteamiento a partir del caso de
Yucatán", Historia Mexicana, núm. 68, 4, 2019, pp. 1463-1538.
124 Noticia extraordinaria, México, Imprenta del Correo, 1829 en Diario histórico de México 1822-1848 del Lic.
Carlos María de Bustamante en Josefina Zoraida Vázquez y Héctor Cuauhtémoc Hernández Silva (eds.),
México, D.F., El Colegio de México, CIESAS, 2001, disco compacto 1.
87
para formar un proyecto de gobierno.125 Por el contrario, estimo que el rechazo del
gobierno federal para secundar el pronunciamiento centralista fue lo que obligó a éste a
recapacitar sus primeros planteamientos alrededor de la figura del jefe superior para
dirigirlos a una estructura de gobierno más pulida para la provincia. El gobierno de Carvajal
justificó la Asamblea como la reunión de "una representación popular para saber el voto
explícito de los yucatecos", pero negó que tuviera un carácter de "congresito" pues eso
Las elecciones, como era de suponerse, fueron arrasadas por los partidarios del
parroquiales basadas en la población -u n elector por cada 1,000 habitantes o dos por
1,500- y en el segundo escaño se designó un número fijo de 43 electores distribuidos en los
quince partidos. Éstos se sumarían a treinta militares para que en conjunto deliberaran
acerca del derrotero del pronunciamiento.127 La coyuntura de la reconfiguración del plan
renovadas en su totalidad en las semanas previas por lo que su composición era afín al
pronunciamiento.
La junta de Bécal operó brevemente entre marzo 28 y abril 6 de 1830, día en que
formó un Acta instituyente. En ésta se refrendó las providencias para el gobierno central
acordadas en el Acta de noviembre del año anterior y se delinearon los del provincial. El
jefe superior y los tribunales de justicia mantendrían sus cargos. La innovación más
importante fue la creación de un concejo provincial. La junta elegiría a sus integrantes como
último acto de sus funciones. Este concejo estaría conformado por un número fijo de siete
individuos propietarios y siete suplentes que se renovarían anualmente. Para ser vocal se
requería de "ilustración" y poseer un "capital o industria que les produzca 700 pesos
88
anuales".128 Esta nueva corporación tendría como obligaciones "la observancia de las leyes
y el cumplimiento de esta acta [instituyente]"; acordar con el jefe superior las variaciones
de todos los ramos de la administración pública y "dar su dictamen en todos los casos y
negocios en que sea consultado por el jefe superior".129 Flores considera que "era una forma
adaptada del Consejo de Estado gaditano" pero de talante legislativo.130 En realidad se
asemeja más a las diputaciones provinciales por su número invariable de vocales, su destino
Uno de los aspectos más interesantes del pronunciamiento centralista yucateco fue
figura presidencial, de los tribunales y del carácter exclusivamente convocante del actual
Congreso no eran promesas de una nueva estructura sino de la vigente en esos momentos.
128 "Acta Instituyente de la asamblea general de la provincia de Yucatán" en El Sol, año 2, núm. 302, Abril 28
de 1830.
129 Acta Instituyente.
130 Flores, "El primer", pp. 63-64 intenta cuadrar el pronunciamiento yucateco con los planteamientos liberales
acerca de la división de poderes clásica -ejecutivo, legislativo y judicial. Sin embargo, considero que, por el
contrario, los centralistas peninsulares fueron bastante consecuentes con su propuesta por lo que evitaron
que el consejo poseyera atribuciones legislativas plenas, las que fueron depositadas en el jefe superior de la
provincia.
89
Calkiní, a través del decreto de octubre 22 de 1830. Los comicios fueron conquistados
nuevamente por los adictos al pronunciamiento. El método para elegir fue similar a los
utilizados para la junta de Becal. Un primer grado parroquial con base en la población de
cada localidad -p o r cada 1,000 habitantes se nombraría a 1 vocal, por 1,500 a 2, por 2,500
a 3 y así sucesivam ente- y un segundo grado de partido con una cantidad fija de electores
-35, ocho menos que para Becal. Para ser elector, de parroquia o partido, se requirió ser
ciudadano en el ejercicio de sus derechos, contar con 25 años, saber leer y escribir y tener
un año de vecindad en el pueblo por el que se era sufragado. Para ser diputado se dispensó
acceder a los cargos -$200 pesos para parroquial, $1,000 de propiedad o $300 en las demás
ocupaciones para partido y $3,000 o $400 para diputado general.131
estas disposiciones fue el bosquejo, aunque precario, del gobierno general y de los
territorios en un esquema centralista. Estas órdenes incluyeron una parte expositiva y un
articulado dividido en una sección general y otra particular. En el texto preliminar, la junta
manifestó que una república federal, pese a sus beneficios, no era la adecuada para la
nación mexicana "por la falta de la necesaria ilustración, sea un terrible vacío de virtudes
precisas en la masa general del pueblo, o sean las costumbres y preocupaciones que no han
podido desterrarse". En México no existían los elementos para consolidar una federación.
90
La nación demandaba de instituciones menos complicadas, así como de un gobierno fuerte.
barcos yucatecos y la subvención del gobierno general para las tropas acantonadas y la
burocracia. Estas exigencias revelan que el pronunciamiento centralista yucateco, más que
una elaboración sofisticada de las formas de Estado, encubrió los intereses puntuales de la
movimiento. Los representantes abogarían para que se "equilibraran] lo mejor posible los
poderes legislativos, judicial y ejecutivo", pero asegurando que el último fuera lo "bastante
vigoroso para que en cualquier circunstancia en que pueda hallarse la república, se conserve
el orden público, de modo que no tengan lugar fácil, ni las convulsiones populares, ni las
ominosas facultades extraordinarias" (art. 4). Además, dado el desconcierto causado por
las anteriores elecciones presidenciales, los yucatecos solicitaban que el nombramiento del
Flores, se apegaron al canon liberal para asegurar la propiedad, el ejercicio de los derechos
de ciudadano, la educación, las elecciones populares y la libertad de imprenta (arts. 6 y 7).
Recomendaban, aunque sin dar una propuesta en concreto, una estrecha y rigurosa
éstos habría "una junta departamental de elección popular" renovada acorde al calendario
134 CPMS-IIH, Impugnación, pp. 4-9. Justo observa que ésta era una actitud paradójica de los centralistas que
al solicitar prebendas particulares retomaban los planteamientos confederales de los primeros constituyentes
yucatecos. Flores, Soberanía, pp. 119-126.
135 CPMS-IIH, Impugnación, pp. 6-8. Flores, Soberanía, p. 107.
91
del nombramiento de los diputados nacionales.136 El paralelismo institucional con aquellas
análisis sin caer en especulaciones. Además, la fuente que los difundió lo hizo con el
proveyeron la negativa del Congreso de la Unión para aceptar sus comisionados. Este último
revés dividió las opiniones en la península y fortaleció a los opositores del pronunciamiento.
Durante el primer semestre del año surgieron inconformes que hicieron tambalear la
posición de Carvajal. En julio 8 de 1831, el concejo provincial se promulgó por el regreso de
Yucatán como estado federado, después de una intentona del cabildo de Mérida con los
mismos fines, y reconoció el fracaso para expandir el centralismo al resto de la república.
Los ayuntamientos y las guarniciones militares aceptaron la propuesta con suma rapidez en
El fracaso del levantamiento de Yucatán por la forma unitaria revela dos aspectos a
considerar. Por un lado, los límites de los estados, en esta primera república federal, para
imponer sus medias mediante una asonada armada que desconociera las autoridades
92
centrales. Es cierto, las circunstancias, la distancia y la singularidad de la península fueron
favorables para que actuara con relativa autonomía, pero también su falta de éxito revela
la necesidad que los pronunciamientos tuvieron para forjar alianzas entre los mismos
no alcanzaron a entrever una propuesta sólida. Por otro, esta carencia propositiva de los
El último momento, que bien podría calificarse como administrativo, en el que se intentó
centralizar la república federal de 1824 fue durante la administración encabezada por el
fortalecer la autoridad del gobierno nacional en menoscabo de la de los estados. Esta suerte
de federalización, como el centralismo de Yucatán, fue una consecuencia directa de los
problemas originados por la falta de acuerdos entre las facciones políticas, pero
direccionada para atacar la in-gobernabilidad suscitada por la falta de legitimidad de los
supremos poderes para actuar determinantemente ante la desconfianza de las cada vez
presidencial a finales de 1828. De acuerdo con José Antonio Aguilar, "el trasfondo de la
138 El discurso centralista peninsular, como se observa en la investigación, fue modificándose de manera
acelerada acorde a las cambiantes circunstancias del pronunciamiento. Al inicio, los alzados acudieron a la
soberanía como entidad federativa para abstraerse del pacto federal y proponer uno central. Posteriormente
mitigaron su propia actividad política como provincia y depositaron la facultad constituyente en el ámbito
nacional. Por último, retomaron los argumentos con-federales sobre la soberanía de los estados para volver
al pacto federal. Flores, Soberanía, pp. 91-142.
93
contra los españoles y el malestar entre los mineros".139 La contienda electoral, polarizada
Pedraza: motines populares -com o el del Parían- y pronunciamientos militares; una intensa
campaña publicitaria para señalar una supuesta represión contra ellos, y la búsqueda para
anular los votos de las legislaturas. Ante el panorama, Gómez Pedraza reculó al cargo y huyó
del país.141
Al verse triunfador por hecho, Guerrero inquirió las vías de derecho para sostener
su estadía en el palacio de gobierno. Para conseguirlo, el Congreso de la Unión estipuló que
los votos de aquellos estados que apoyaron a Gómez Pedraza eran inválidos por no
representar la voluntad general. La controversia constitucional no sólo evidenció la
incapacidad del régimen político para asegurar una transición presidencial por conductos
legales sino que implicó una fractura irreparable para la arquitectura del primer
nacionales como garantes del pacto federal, los estados que votaron por Gómez Pedraza
observaron el poco respeto por el entramado institucional. La segunda fue la apertura del
pronunciamiento como vía para hacerse con el gobierno nacional. Más que una situación
inédita fue la magnitud y el momento preciso en que se efectuó lo que ocasionó que se
abriera esta opción. Por último, los yorkinos tuvieron que defender su posición mediante el
139 José Antonio Aguilar, "El veredicto del pueblo: el gobierno representativo y las elecciones en México, 1809
1846" en José Antonio Aguilar (coord.), Las elecciones y el gobierno representativo en México (1810-1910),
México, D. F., FCE, IFE, 2010, pp. 140-142.
140 Durante la república federal de 1824, el presidente era electo mediante el voto de los Congresos estatales
quienes sufragaban por dos individuos. La Cámara de diputados era la encargada de revisar, dar cuenta del
resultado, calificar y enumerar los votos de las legislaturas. El presidente, por consecuencia, era quien reuniera
la mayoría absoluta mientras que el segundo lugar ocuparía la vicepresidencia.
141 Ana Romero Valderrama, "Una controversia en la elección presidencial de 1828: los atributos de los
legisladores: ¿seleccionar o designar?" en Aguilar, Las elecciones, pp. 165-195. Véase también Costeloe, La
primera, pp. 167-213.
94
política. Esto es, se cerraron a la posibilidad para establecer un verdadero sistema político
El gobierno de Guerrero fue suplantado por una nueva revuelta encabezada por el
de las facultades extraordinarias, la reunión del Congreso para que se ocupase de los
grandes males de la nación, la remoción de los empleados señalados por la opinión pública
y que los generales Bustamante y Santa Anna fueran sus líderes. Las provincias, entre ellas
reformas sobre su armazón, pero sin modificar "la libertad e independencia de la nación
mexicana, su religión, forma de gobierno, libertad de imprenta y división de los poderes
supremos de la federación, y de los estados" (art. 171). El inicio del gobierno del
vicepresidente Bustamante coincidió con este plazo por lo que los cambios estructurales
podrían ser efectuados por la vía legal. Otro intencional segundo, como José Antonio
Serrano ha manifestado, consistió en que algunos grupos regionales rompieron con el
acuerdo establecido en 1824 para mantener a los poderes federales debilitados y, por el
contrario, optaron por apoyar medidas centralizadoras que los fortalecieran. La intención
de esta disidencia era combatir los desórdenes militares, la desobediencia de los estados y
95
Espinosa (Justicia y Negocios Eclesiásticos), Lucas Alamán (Relaciones) y José Antonio Facio
un mecanismo para que algunos actores locales iniciaran pronunciamientos contra los
las anteriores o la celebración de nuevas elecciones. Con este sistema, "simple y directo",
recuenta Costeloe, el gobierno logró sustituir a su favor a once de las diecinueve
Congreso, con injerencia amplia del ejecutivo, en el baluarte y árbitro de los problemas
domésticos de los estados. El afianzamiento de Bustamante también se propagó a través
de los periódicos de El Sol y el Registro Oficial del Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos.
Por medio de estos órganos, el gobierno descalificó a los partidos, principalmente la logia
tildarlos como sediciosos por contraponer sus intereses particulares por encima del
bienestar de la federación.147
144 Para Costeloe tres de los ministros tuvieron un pasado como opositores al federalismo. Mangino y Espinosa
fueron parte del grupo centralista en el segundo constituyente; Lucas Alamán fue ministro de Relaciones que
combatió a las provincias federalistas en 1823 y Facio fue un "ferviente miembro de los escoceses". Costeloe,
La primera, p. 252.
145 Tena, Leyes, t. II, pp. 214 y 223.
146 Costeloe, La primera, p. 257.
147 Catherine Andrews, "La actitud de la administración de Anastasio Bustamante hacia los partidos y la
oposición política (1830-1832)" en Ávila y Salmerón (coords.), Partidos, pp. 51-75.
96
La administración bustamantista, a la par que apuntalaba sus orígenes espurios,
impulsó reformas que moderaban aspectos esenciales de la tintura confederal del Estado:
milicias cívicas, cupo fiscal y la propia constitución. Los fundamentos de la milicia local se
ámbito federal. Además, la cívica fue equiparada con el ejército regular tanto en
armamento, distinciones como en la división en tres secciones -infantería, artillería y
caballería- todo "conforme [a] los reglamentos de la milicia permanente". Por otro, las
milicias se provincializaron debido a que los poderes estatales, legislatura y gobernador,
quedaron facultados para expedir reglamentos y códigos penales para arreglar la cívica. En
estos estatutos especificarían todo tipo de cuestiones como el número de efectivos, los
uniformes y el personal. Esta postura fue la que predominó desde los estados. En palabras
de José Antonio Serrano y Manuel Chust, "la cívica se planeaba desde la posición de
nacional.148
federalización alamanista para disminuir la gravedad de los estados, pero también para
gastos que originaban a los erarios estatales. Sin embargo, las intenciones veladas de los
secretarios eran evitar el uso político y militar de estos cuerpos contra la federación, así
como el temor que la composición popular ejercía sobre las clases acomodadas. Para ello
utilizaron una doble maniobra que, en buena medida, revocaría lo dispuesto por el
148 Manuel Chust y José Antonio Serrano, "Milicia y revolución liberal en España y en México" en Manuel Chust
y Juan Marchena (eds.), Las armas de la Nación. Independencia y ciudadanía en Hispanoamérica (1750-1850),
Madrid, Iberoamericana, 2007, pp. 81-110.
97
Reglamento de 1827: encomendar a la cívica la seguridad de las poblaciones y caminos para
recuperar la noción de policía y restringir la base de reclutamiento para que sólo los
propietarios, como individuos interesados en el orden público, la conformaran.149
subordinar los milicianos a las tropas nacionales. Primero pretendió reformar el reglamento
de reclutamiento con el fin de sumar a los cívicos directamente como soldados regulares.
Posteriormente, buscó movilizar las milicias más allá de las fronteras estatales para apoyar
al ejército en los puntos más conflictivos lo que encubría una tentativa para desvincular las
milicias de sus entidades de origen. Por último, los portavoces del gobierno en el estado de
Guerra. La visión era clara, las milicias cívicas serían desactivadas para reducir la capacidad
de negociación de los estados lo que, al tiempo, fortalecería a la federación.150
Lo interesante, continúo con Serrano, es que los estados, con cierta injerencia del
legislaron para reformar las ordenanzas y limitar a sus milicianos.151 No obstante, los
estados de México y Jalisco no implementaron reformas sustanciales en sus cívicos a partir
tendrían que rendir cuentas de los caudales que manejaron de acuerdo a lo previsto por las
149 Catherine Andrews, Entre la espada y la constitución. El general Anastasio Bustamante, 1780-
1853jTamaulipas, Universidad Autónoma de Tamaulipas, Congreso del Estado de Tamaulipas, 2008, pp. 154
159.
150 Serrano, "Epílogo", p. 602.
151 Serrano, "Epílogo", pp. 602-603.
152 Colección de decretos, t. II, p. 147.
153 Colección de los decretos (1875), t. IV, p. 358.
98
El segundo objetivo de la federalización alamanista fue una reforma fiscal focalizada
en la transformación del contingente o cupo fiscal que los estados debían de proveer a las
arcas federales.154 El deterioro general de la Hacienda federal, el incumplimiento en la
cobertura total de cuotas y los reclamos de los estados para concertar su participación
fueron las principales razones para que se buscara optimizar las recaudaciones por esta
vía.155 La iniciativa fue presentada ante el Congreso de la Unión en las primeras semanas de
la administración y fue respaldada por los periódicos militantes, El Sol y el Registro oficial.156
El proyecto se cimentó en el cambio de la base para determinar el contingente al pasarse
de una cantidad fija, aunque negociable, para cada entidad a un porcentaje uniforme para
todas las entidades de 45% del total de los ingresos de sus erarios cuya suma, según los
cálculos presentados, debía ser alrededor de los $2'000,000 de pesos anuales. También
preveía otras mediadas que reforzaban el papel de la federación como la facultad del
secretario de Hacienda, por medio de comisarios, para intervenir en las arcas estatales en
caso de morosidad y la posibilidad para fincar responsabilidades a funcionarios estatales,
La ley tuvo un tortuoso derrotero debido a las refutaciones de los estados y la prensa
opositora. Serrano y Hernández Jaimes han reparado en que las reticencias en las entidades
no fueron homogéneas, sino que variaron considerablemente. San Luis Potosí, por ejemplo,
154 La ley de clasificación de rentas de 1824 estableció el contingente como un recurso temporal que, de
acuerdo a su potencialidad tributaria, cada estado aportaría un monto fijo para subsanar el déficit
presupuestario de la Hacienda federal. Jorge Castañeda Zavala, "El contingente fiscal en la nueva nación
mexicana, 1824-1861" en Carlos Marichal y Daniela Marino (ed.), De colonia a nación. Impuestos y política en
México, 1750-1860, México, D.F., El Colegio de México, 2001, pp. 135-188.
155 En realidad, como ha expuesto Castañeda, los estados realizaron la mayoría de los pagos a los que estaban
obligados. Castañeda, "El contingente", pp. 155-156. No obstante, el gobierno de Bustamante culpó a los
adeudos de los estados en el pago del contingente como los responsables de la crisis fiscal de la federación.
Jesús Hernández Jaimes, La formación de la Hacienda pública mexicana y las tensiones centro-periferia, 1821
1835, México, D.F., El Colegio de México, Instituto Mora, UNAM, 2013, pp. 328-329.
156 El periódico El Sol aseguraba que "ninguna nota [de] desigualdad puede tachar a este proyecto, porque
una misma regla nivela al estado grande con el pequeño, y al pobre con el rico". El Sol, año 2, núm. 233,
febrero 2 de 1830.
157 Serrano, "Epílogo", p. 604. También véase Hernández, La formación, pp. 331-344; José Antonio Serrano,
"Tabaco y contingente, el gozne fiscal entre federación y estados, 1824-1835" en Vázquez y Serrano (coord.),
Práctica y fracaso, p. 150.
99
se negó rotundamente a la iniciativa por considerarla como un atentado contra su
soberanía; asimismo manifestó que restar un porcentaje tan alto -según sus cifras-
equivaldría a un golpe mortal a su Hacienda pública e inculpó al despilfarro de la federación
como el verdadero fondo de los problemas fiscales. Sin embargo, la mayoría de los estados
se enfocaron sólo en objetar la cuota del porcentaje, que consideraban excesiva, pero no el
las arcas federales.158 Después de dos años de discusiones y rebotes en las cámaras
legislativas, en febrero de 1832, la ley fue promulgada con significativas, pero no medulares,
variaciones, entre ellas, la reducción del porcentaje a 30%. Como se observa, la reforma no
sólo fue de materia hacendaria, sino que replanteaba el pacto fiscal federal convirtiendo,
de alguna forma, las arcas de las entidades en ámbitos federales con la anuencia de los
propios estados.159
Para el gobierno federal era esencial que esto ocurriera dado que las entidades eran el único
acceso para comenzar con el proceso de enmienda. Cabe resaltar que cuatro de estos seis
descabellado estimar que el secretario haya instigado a los Congresos locales para que
realizaran impugnaciones a la Constitución. Sin embargo, la diversidad de las proposiciones
como El Observador de la República Mexicana, editado por José María Luis Mora, suscitaron
100
acaloradas emisiones en las que expusieron las cuestiones que creían ser las más urgentes
y necesarias de modificar.
La discusión reformista fue abierta entre las legislaturas y los periódicos. Tuvo
tópicos comunes como la solicitud para que se impusieran restricciones censitarias en los
fuerte para algunas de las asambleas, extremadamente débil para la prensa. Pero también
contuvo silencios elocuentes dado que ni unas ni otros emitieron juicio alguno en lo
de Estado, no fue tildada como fundamento de los males de la nación, como sucederá un
lustro más adelante, sólo se señaló partes específicas de su arquitectura como las
general a lo largo del año de 1830 mientras que las de los periódicos sirvieron de
termómetro para sopesar las pretensiones del gobierno federal. En la ley de diciembre 27
de 1830, el Congreso calificó como "dignas de sujetarse a la deliberación" a 26
se sabe, los requerimientos para poseer derechos políticos fueron establecidos de manera
particular por cada estado. Éstos impusieron la "vecindad" como raíz de la ciudadanía. Un
la sugerencia para que "se fijaran constitucionalmente las calidades necesarias para ser
160 Véase Catherine Andrews, "Discusiones en torno a la reforma de la Constitución Federal de 1824 durante
el primer gobierno de Anastasio Bustamante (1830-1832)", Historia Mexicana, núm. 57, 3, 2006, pp. 71-116.
161 "Observaciones de la legislatura de Puebla que quedan sujetas a la deliberación del Congreso de la Unión"
en Tena, Leyes, t. II, pp. 302-303.
101
propiedad con valor de 6 mil o superior.162 Ambas ideas se enmarcaron dentro del debate
particular. La iniciativa no fue estimada por el Congreso como parte de las consideraciones
a reformar. Sin embargo, sus implicaciones atraviesan todo el edificio con-federal al
sustraer a los ciudadanos, como receptores de los derechos políticos, del acotamiento de
los estados plasmado en 1824 para trasladarlos a una esfera supra provincial; se apeló por
federalizar a la ciudadanía.
dotar al Congreso de la Unión de la facultad para fijar gastos generales, así como que se le
permitiera establecer, arreglar y fijar las contribuciones necesarias para cubrir dichos
gastos generales, pero sin que fuera de manera personal a los ciudadanos. En
contraposición con la noción de ciudadanía federal, en ésta se respetó a los individuos como
déficit de los otros ramos. Los verbos fija r, establecer, arreglar y determinar concuerdan
con la política hacendaria del gobierno de corte centralizador acerca de la transformación
debate impulsado por los periódicos oficiales e incluso con aquellas presentadas por las
asambleas locales. No se establecieron restricciones a la ciudadanía o a los cargos públicos
bustamantista como un "federalismo de jure, pero [en la] práctica un centralismo de facto".
102
El objetivo de este supuesto centralismo era debilitar a "las provincias, suprimiendo la
1830. En contraste con estos postulados, una corriente más crítica ha advertido, con mayor
acierto, que las miras de este gobierno, y en particular la actuación de Lucas Alamán en el
ámbito federal con la finalidad de garantizar su capacidad y legitimidad ante los estados.165
las instancias intermedias en el ámbito federal y, sobre todo, buscaban que los poderes
federales pudieran inmiscuirse en el gobierno interno de aquellas. Es decir, estas medidas
fueron una búsqueda para centralizar mediante una lectura federalizante de la Constitución
Conclusiones
Los graves problemas de obediencia y confianza entre el gobierno general y los intermedios
fueron herencias de las décadas previas y fueron agudizándose con el resquebrajamiento
103
Asambleas departamentales. No obstante, como se ha expuesto a lo largo de este capítulo,
esta propuesta no fue del todo novedosa. Diversos proyectos, aquí solo se consignaron seis,
diseñaron e implementaron esquemas que partían de la misma premisa: restringir y anular
unitaria en donde la toma de decisiones políticas acontece desde una única instancia para
desplegarlas y ejecutarlas por el resto de la arquitectura institucional. El esquema de las dos
actividad política, pero no de imponer un modelo unitario. Los estados, como parte de una
federación, jugaron con los límites para gobernar soberanamente su territorio. Ambos
dividieron el territorio y crearon burocracias ejecutivas para gobernar de manera férrea a
los pueblos con un cariz indiscutiblemente centralista. Los diputados, en los debates del
segundo Congreso constituyente, no presentaron una opción articulada unitaria sino que
104
provinciales recaen en la búsqueda de un modelo unitario. Aunque sólo el primero fue un
ensayo cabal por el centralismo, la experiencia gaditana tiene que ser matizada. Si bien, los
objetivos de quienes la confeccionaron fue limitar la actividad de las provincias; su
componentes de la provincialización alcanzaron sus cuotas más amplias hasta la caída del
Imperio mexicano. No obstante, el resultado fue el mismo proceso que el acaecido en 1808:
una discusión más amplia en torno al centralismo y la centralización del Estado. Las de 1836
y 1843 no fueron experiencias únicas o espontaneas que surgieron de la mente de un único
grupo y menos de un solo individuo. Todo lo contrario, los supuestos que defendieron, la
arquitectura que confeccionaron y hasta las denominaciones que utilizaron eran parte del
de 1830 encontraron eco en las centralistas posteriores. Es imposible hablar de una simple
continuidad de un centralismo inmodificable o de una descendencia institucional. Antes
bien, considero las circunstancias de los actores que participaron como lo que orientó la
105
II. REFORMAR O SUSTITUIR. LA CAÍDA DE LOS PRIMEROS FEDERALISMOS, 1832-1835
En el verano de 1835, la comisión, encargada de dictaminar sobre los poderes del Congreso,
definió la situación por la que atravesaba la república mexicana como "anarquía
moderada". La figura retórica es potente, casi un oxímoron. Por un lado, dibujó un escenario
que resalta los enfrentamientos entre la nación y los estados experimentados el año
anterior como una muestra del desorden político causado por el federalismo y, por otro,
matizó el primer trazo para indicar que no se había roto el vínculo político entre nación y
estados. La exposición de los diputados apeló a los problemas de gobernabilidad para
los años entre 1832 y 1835; un período convulso rebosante en pronunciamientos y rupturas
entre los órdenes de gobierno, pero que mantiene instantes de estabilidad en el gobierno
federal y en el de los estados.
de México durante estos años. Ambos estados, como su historiografía ha dado cuenta,
fueron actores de primer orden durante la "revolución olvidada" de 1832, como la llamaría
constitucional de 1836 permite esbozar una visión más integral de éstos y de sus
106
implicaciones en el establecimiento del primer centralismo. Recordar que la propuesta para
el orden, pero también como propuestas para superar los problemas de gobernabilidad con
el establecimiento de un régimen más acorde, según sus impulsores, con la nación. Bajo
esta lógica, los levantamientos aglutinaron expectativas infundadas por sus promotores con
reclamos precisos, pero que velaron un objetivo más profundo en torno a la salud pública.
Vistos de esta forma, las sublevaciones condicionaron y limitaron la confección posterior de
retomarían en las constituciones. Las pugnas políticas variaron los objetivos de los
inconformes y ello repercutió en las convocatorias para Congresos constituyentes y por
ende en la misma discusión parlamentaria. Esto es, para entender los proyectos
constitucionales más que los objetivos de los pronunciamientos, la mira se debe situar en
del vicepresidente Anastasio Bustamante fue escalando desde un reclamo puntual contra
su gabinete hasta la destitución del propio Bustamante. En el segundo comparo las
administraciones radicales de 1833 y sus proyectos reformistas con el fin de desenredar las
lógicas de la exclusión de los federalistas puros como parte de las repúblicas centralistas.
En el tercero retomo los levantamientos de corte antirreformista cuyas metas fueron la
deposición de los gobiernos que atentaran contra la religión católica. Por último, reparo en
las últimas administraciones del período federalista, las cuales tuvieron que afrontar la
107
Entre la estabilidad y la oscilación: los estados de Jalisco y México en los Convenios de
Zavaleta
En diciembre 23 de 1832, la hacienda de Zavaleta sirvió como escenario para que los
comisionados de los bandos militares en pugna (por un lado Santa Anna y, por otro,
Bustamante) se reunieran para acordar los convenios más oportunos para finiquitar la larga
legítimo de la república hasta abril 1 de 1833 (art. 6) y el llamado a elecciones para renovar
a los Congresos, nacional y estatales, así como al ejecutivo nacional (arts. 3, 4 y 5).2 El
amparo de la forma federal fue únicamente discursivo en las inclinaciones de Zavaleta. Por
un lado, al contrario de como exponían sus promotores, el ascenso de Gómez Pedraza a la
efectuó fuera de las leyes al no tener potestad para asumirla. Mucho más trascendente, por
otro lado, Zavaleta fue la primera propuesta de los generales, asociados con Santa Anna,
para imponer un régimen con claros tintes militaristas. Al declararse como los tutores de
las normas federales; el ejército se situó por encima de éstas y establecieron los tiempos y
2 "Convenios de Zavaleta" en Vázquez (edit.), Planes, vol. 2, pp. 169-171. El propio Gómez Pedraza, al asumir
la presidencia en diciembre 26, declaró que su participación se vio forzada porque "la revolución justa y
razonable en sus motivos toma un nuevo carácter de nacionalidad, y se hace por último constitucional,
proclamándome el ejército pronunciado, y los estados soberanos del interior, presidente de la República,
conforme a la voluntad nacional manifestada en la mayoría absoluta de once legislaturas, que espontánea y
libremente sufragaron a mi favor [en 1828]". "Discurso pronunciado..." en Laura Solares Robles, La obra
política de Manuel Gómez Pedraza, México, D.F., Instituto Mora, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1999, p.
289.
3 "Manifiesto que Manuel Gómez Pedraza, ciudadano de la república de México, dedica a sus compatriotas, o
sea, una reseña de su vida pública" en Solares, La obra, p. 228.
108
lugares para las nuevas elecciones.4 Hasta ese momento, los militares cumplieron se
Zavaleta tuvo reacciones heterogéneas en los estados según el apoyo que éstos
comprometida con el pacto federal de 1824 durante el declive del federalismo. Al comienzo
de la crisis del régimen, el Congreso jalisciense votó por Gómez Pedraza para presidente en
las elecciones de septiembre de 1828 y, en los siguientes meses, el gobierno de Corro se
opuso con vigor a la envestidura presidencial de Guerrero por considerarla fuera de las
leyes.5 En 1830, el cambio de jefe del ejecutivo federal, en la persona de Bustamante, no
ambicioso". Este texto se fundó en que aquellos perpetraron "ataques de toda especie que
se han intentado contra la representación nacional". La lista de acusaciones era extensa e
que va a disfrutar el general D. Ignacio Inclán, según instruye el ministro de la guerra D. José
4 Reynaldo Sordo valora como "pretoriana" la naturaleza de estos Convenios, no sólo por su contenido, sino
también basándose en varios de ilustres personalidades de la época como José María Luis Mora, José María
Pacheco y José María Malo. Sordo, El Congreso, pp. 19-20.
5 Olveda, Autonomía, pp. 170-171.
6 Los señalados fueron el ministro de relaciones exteriores e interiores Lucas Alamán, ministro de guerra José
Antonio Facio y el ministro de justicia y negocios eclesiásticos José Ignacio Espinosa.
109
Antonio Facio". El tono de la exposición se elevó hasta que el Congreso desveló sus
desconfianzas hacia el propio Bustamante al indicar que "es imposible que pueda
ocultársele [a éste] el que las ofensas hechas a la constitución y a la sociedad [...] y que
cuando se resuelve a tolerarlo todo, u obra de acuerdo con los agresores, o conoce su
insuficiencia para reprimirlos". Los diputados denunciaban que el Plan de Jalapa había
"prometido constitución y leyes, y en su lugar no [habían] visto más que el reinado del
crimen".7
2 de 1832) que solicitó el amparo de Santa Anna y, punto nuclear, "la remoción del
ministerio, a quien la opinión pública acusa de protector del centralismo y tolerador de los
atentados contra la libertad civil y los derechos individuales". Santa Anna respondió
pero que optó por la vía electoral como forma de enderezar la salud política de la
república.11 Pese a que se hizo efectiva la renuncia del ministerio, en mayo 17 de 1832, las
7 "Exposición de los representantes del Estado de Jalisco, en la que se pide al Supremo Gobierno General la
remoción de los Ministros Alamán, Facio y Espinoza" en Vázquez, Planes, libro 2, pp. 78-81. La ruptura con
Ignacio Inclán, comandante general de Jalisco, fue causada por las medidas arbitrarias que el militar tomó con
la sociedad tapatía -requisó de armas y caballos- y el ataque a la prensa que lo criticó. Para noviembre de
1831, el conflicto escaló a tal grado que las autoridades jaliscienses salieron de Guadalajara para instalarse en
Lagos a la par que Inclán proclamó la ciudad en estado de sitio. Olveda, La política, pp. 133-136.
8 Costeloe, La primera, pp. 327-333.
9 Costeloe sugiere la proximidad entre Jalisco, Zacatecas y Tamaulipas con el pronunciamiento de Santa Anna
por las fechas tan próximas en que se proclamaron. Costeloe, La primera, pp. 332-333. De igual manera,
Olveda considera la solicitud de la administración de Cañedo como un respaldo al pronunciamiento de Santa
Anna. Olveda, La política de Jalisco, p. 142.
10 "Exposición de los representantes" en Vázquez, Planes, Vol. 2, p. 81.
11 Vázquez, Dos décadas, pp. 26-28.
110
presidencia, Manuel Mier y Terán, acaecido en julio 3 de ese mismo año.12 En los siguientes
días, por un lado, julio 5, Santa Anna proclamó un segundo Plan de Veracruz en el que
redireccionó su lucha contra Bustamante y en favor de Gómez Pedraza. Por otro, varios
estados, entre ellos Jalisco, publicaron decretos con el mismo propósito.13 Así los dos
bandos opositores al gobierno sincronizaron sus reclamos adoptando el aparente único y
último recurso que les quedó: el regreso de Gómez Pedraza a la presidencia. La comisión
permanente del Congreso de Jalisco emitió el decreto número 450 en julio 13. Los artículos
1 y 2 reafirmaban la posición del gobierno del estado que reconocía a Gómez Pedraza como
El artículo 3 concedía al gobierno local la facultad de dictar las medidas para que los dos
anteriores se cumplieran. Es importante señalar que en ninguna parte del decreto se hizo
El resto del mes de julio y los primeros días de agosto, Jalisco fue un verdadero
hormiguero de proclamas en apoyo a Gómez Pedraza. El 14, el ayuntamiento de
Guadalajara manifestó sus simpatías con el decreto 450 con una exposición dirigida al
pueblo jalisciense; además, circuló al resto de ayuntamientos el decreto para que éstos se
la amenaza de ser multados por $500 pesos, los habitantes del estado no deberían auxiliar
a los infractores del 450 y que, con la misma pena, tampoco los deudores al erario federal
deberían cumplir con sus pagos.16
12 José María Luis Mora fue quien realizó la diferencia entre los dos bandos opositores a la administración de
Bustamante, además presentó a Manuel Mier y Terán con Francisco García y Valentín Gómez Farías para
buscar la candidatura del primero. José María Luis Mora, "Revista política" en José María Luis Mora, Obras
Sueltas, t. I, París, Librería de la Rosa, 1837, pp. 49-74. Véase también de Josefina Zoraida Vázquez, Dos
décadas, pp. 20-21 y "Contexto" en Vázquez y Serrano, Práctica, pp. 28-29.
13 Zacatecas, San Luis Potosí, Tamaulipas y Tabasco publicaron decretos similares. Vázquez, Dos décadas, pp.
28.
14 Colección de los decretos (1875), t. V, pp. 352-353. El número de este decreto en la colección está marcado
erróneamente con el 446, la misma colección en su índice lo marca con el correcto de 450.
15 Olveda, Política, pp. 143-144.
16 Colección de los decretos, t. V, p. 358.
111
La actividad de la comisión permanente no se frenó con el decreto 450 sino que
emitió otros tantos. El 17 expidió el 451 por el cual facultaba al gobierno del estado para
retener los dineros federales de cualquier ramo y con ello pagar a "las tropas permanentes,
activas y cívicas" a la vez que evitaba su distribución como lo pudiera ordenar el Ministerio
de Hacienda. El mismo decreto disponía que los empleados federales debían ceñirse al
cumplimiento del 450. De no ser así serían suspendidos en sus cargos.17 El 452, julio 25,
extendió el pago a todas "las tropas que el Gobierno del Estado haya puesto o pusiere en
servicio activo" de la bolsa federal retenida.18 Por último, en agosto 6, la comisión decretó
el número 454 por el cual ratificó su llamamiento a Gómez Pedraza para que ocupara la
presidencia; le ofreció asilo en territorio jalisciense y prometió "todos los recursos y poder
para que se restablezca el verdadero orden constitucional"; incitó a los estados a formar
parte de una liga, junto a Zacatecas y Durango, enviando comisionados a la ciudad de Lagos
En comparación con el fecundo mes de julio, los Convenios deZavaleta, el acto final
de la revolución de 1832, pasaron inadvertidos para el gobierno de Jalisco. La atención,
durante los últimos meses de ese año, se centró en las elecciones para gobernador y
Congreso estatal. Hasta febrero 25 de 1833, dos meses después de Zavaleta, fue cuando el
nuevo y recién instalado Congreso jalisciense lo reconoció, con el decreto 472, como "justo
y conveniente a la felicidad nacional" y apremió la realización de las elecciones federales
según se estipuló en aquel plan. Sin embargo, aún en este decreto se alcanza a percibir el
legalismo y recelo característico de Jalisco. Por un lado, el Congreso declaró que "el plan de
Zavaleta [fue] como una medida necesaria para terminar la guerra [...] que fue emitido
interpretando el voto de los Estados a quienes por el órgano de sus legislaturas corresponde
pronunciar sobre este convenio que terminó la guerra" (art. 1). La asamblea no admitió el
112
diputados allanaron el camino para realizar una reforma a la Constitución federal cuyos
interés por sus connotaciones en torno a la gobernabilidad. El Congreso local, utilizando los
conductos legales, elevó una petición al ejecutivo para conseguir sus propósitos, pero sin
gobierno. El decreto 450 fue el culmine de estas tensiones que fracturaron la estabilidad
del gobierno de Bustamante.
por Zavala, para imponer a su candidato. Sus esfuerzos fueron coronados con la renuncia
de Gómez Pedraza a la presidencia y la decisión del Congreso de la Unión que declaró nulos
los votos por éste.21 Como expone Charles Macune Jr., el nombramiento de Zavala como
Ministro de Hacienda, abril 18 de 1829, "selló la alianza entre los gobiernos del estado de
113
México y nacional". Esta simbiosis no fue solo durante el mandato de Guerrero, sino que
cada asonada que logró derribar al gobierno nacional se replicó con resultados similares en
la escala estatal más allá de la facción política.22 Por ejemplo, con el triunfo del Plan de
sustitución de funcionarios de primer nivel era una respuesta lógica de los alzados para
deshacerse de una de las bases de poder de sus contrarios. El ahora gobernador, Melchor
posición y expresó que "nunca podrá aprobar el grito de rebelión dado por la guarnición de
Veracruz [...] antes bien se opondrá con todos sus esfuerzos a todo el que tenga la osadía
era lo que condenaba y, por otro, lo relativo al ministerio cuyo juicio estaba reservado al
Congreso de la Unión.24 La asamblea estatal, una vez instalada, no fue tan efusiva. En la
sesión de marzo 6, el diputado Figueroa declaró su sorpresa al observar que el legislativo
no se había resuelto por el Plan de Veracruz y propuso que éste se manifestaba "expresa y
terminantemente", conforme a lo emitido por la diputación permanente. No obstante, en
la discusión se argumentó que "no debía [...] contener semejante manifiesto esas
declaraciones tan terminantes sobre lo bueno o malo del plan" y que "una comisión se
114
encargase de la proposición". Esta última postura, mucho más moderada, prevaleció en el
Las autoridades del estado mexiquense fueron actuando a favor de las nacionales
con mayor arrojo conforme la crisis se fue agudizando. En abril 27, el general Ignacio Inclán
emitió el Plan de Lerma, respaldado por la guarnición de Toluca, con el que exigió el retorno
de Gómez Pedraza.26 Gobernador y Congreso actuaron rápida y eficazmente. Múzquiz
entabló pláticas con los alzados y la asamblea presentó dos decretos en los que
desaprobaba el levantamiento y facultaba a Múzquiz para reunir y gastar en una fuerza
armada.27 Los insurrectos claudicaron a sus aspiraciones con premura, en apenas tres días,
ante la destitución del ministerio, las derrotas del ejército federal, el avance de Santa Anna,
contener la actual revolución [...] [y] los negocios urgentes relativos a la tranquilidad
pública".29 El trabajo de los diputados se centró en la discusión y aprobación de un préstamo
forzoso, pese a la renuencia de algunos, y de cuyo monto total recaudado se daría al "al
gobierno general tres cuartas partes".30
115
consecuencia, en agosto 7, aquel eligió a Múzquiz para sustituirlo. La diputación
permanente del Congreso mexiquense fue la encarga de aceptar la licencia del gobernador.
En su lugar quedó el teniente gobernador Manuel Muriá.31 La salida de Múzquiz de la
sublevó para secundar al Plan de Veracruz en agosto 12. Pero un mes más tarde, septiembre
11, Nicolás Bravo y Álvarez, quien viró su apoyo radicalmente, formularon un acta en
respaldo del presidente Múzquiz.32 El sur del estado de México, sin embargo, no fue tan
alarmante para el gobierno de Muriá como el propio centro. Entre agosto y septiembre se
tuvo noticia de que Lorenzo Zavala había regresado al país y, por lógicas razones, apoyaba
hizo nuevamente con la gubernatura en noviembre 1. Durante el resto del año operaron
dos gobiernos. Por un lado, el de Zavala, apoyado por Santa Anna, con base en Toluca. Por
nacional. Pese a que tropas federales recuperaron Toluca, diciembre 5, los Convenios de
Zavaleta lograron decantar la balanza definitivamente a un lado; los liberales radicales.
año de 1832 no hubo una disputa que confrontó a los estados y la federación, sino entre
116
facciones políticas: legalistas y santanistas versus bustamantistas. Para el gobierno
Estos tratados se presentaron con un carácter militar como una pesada sombra dictatorial.
Además, la larga revolución dejó sensibles bajas en las facciones políticas y una inconciliable
polarización entre éstas. Los perdedores fueron los allegados al gobierno de Bustamante,
pero también los políticos moderados que vieron frustradas sus ambiciones de mantener la
legalidad. Los acuerdos les parecieron una clara afrenta a la constitución. En cambio, una
extraña alianza se formó, los vencedores fueron la camarilla santanista y los liberales
radicales. El triunfo de los primeros fue virtual, pese a lo enmarcado en Zavaleta y los
ascensos de grado correspondientes; los comicios fueron arrasados por los segundos.34
percibir que el Congreso estaba compuesto en su mayoría por liberales radicales, y dejó que
Gómez Farías lidiara con sus correligionarios. Con la toma de posesión del vicepresidente,
abril 1, comenzó la llamada "primera reforma liberal" y con ella el desplome del con
117
federalismo de 1824.36 Reynaldo Sordo señala, con base en el análisis de las discusiones y
votaciones de ambas cámaras, que existió una importante distinción en las posturas
adoptadas por los representantes nacionales. De su análisis se identifican tres corrientes o
grupos políticos presentes en éste legislativo: los moderados que fungieron como oposición
en ambas cámaras, los radicales afiliados a Gómez Farías y otro grupo de radicales
Zavaleta. El gobernador Zavala, en calidad de interino, trabajó con rapidez para organizar a
abrió sus sesiones extraordinarias dos días después con la finalidad, casi exclusiva, de emitir
su voto para el ejecutivo nacional.39 Estos representantes detentaron una regular
Congreso federal de 1829, uno como suplente. Esto es, once de los veintisiete diputados
(40.7%) eran veteranos en el quehacer legislativo. Una cifra nada despreciable. Sin
embargo, el índice de participación debe matizarse dado que sólo seis de los once fueron
propietarios (Anexo 1). Zavala, en su cargo de gobernador interino, se cercó con aquellos
que lo acompañaron en 1829. Él mismo era consciente de su postura vidriosa, pero fue
36 Costeloe no duda en destacar que para el vicepresidente "había llegado el momento de reformar [...] a las
personas o corporaciones opuestas a aquellos ideales o de carácter incompatible con los [principios liberales]
[...] La reforma iba a ser el lema de su administración". Costeloe, La primera, pp. 366-372.
37 Sordo, El Congreso, pp. 19-59. Vázquez señala que entre Congreso y vicepresidente existió una marcada
diferencia en cuanto al sentido de sus ideas. En "el Congreso electo [de 1833] dominaba el ala radical [...] [y]
Gómez Farías tendría más bien un carácter moderado". Vázquez, Dos décadas, p. 39.
38 Macune, El estado de México, p. 172.
39 "Sesiones de febrero 15 a marzo 1" de 1833 en Téllez, Ramírez y Argente (comps.), Actas.
118
respaldado por los diputados que lo designaron como gobernador constitucional en la
presentó durante el primer período de gobierno de Zavala en 1829, pero fue truncada con
la salida de esta administración en 1830. En 1833, Zavala incitó a los diputados
del opulento Estado de México conoc[ían] muy bien que al entrar en la difícil y espinosa
carrera de dar leyes [...] [debían ocuparse] en promover y decretar útiles, [y] grandes
reformas [...] [para] la perfección del sistema de federación adoptado". Entre sus objetivos,
el Congreso se encargaría del "gobierno interior del Estado, depositando el poder Ejecutivo
en [las] manos puras" de Zavala; la renovación de senadores y ejecutivo nacional; la
sociedad al nivelar "los derechos y obligaciones de los ciudadanos aboliendo esa multitud
de privilegios"; la disminución de la "inmensa desproporción de propiedades" origen de "un
agenda política dispuesta fue amplísima incluso hay lugares comunes como la reforma
40 Lorenzo de Zavala juró el cargo de gobernador constitucional en marzo 12 con una arenga a los legisladores.
En la apertura de las sesiones extraordinarias expuso ante los diputados que no había "podido ceñir todas [...]
[sus] resoluciones a la constitución ni a la leyes", con la justificación de haber estado "rodeado de peligros y
de bayonetas homicidas" y por tanto haber tomado "aquellas medidas que creyere necesarias para la natural
defensa de la causa" y se ponía en manos del Congreso para que si hubiera "incurrido en alguna
responsabilidad [...] [condenaran su] nombre al anatema y al oprobio". "Sesiones de febrero 17-21 y marzo
12" en Téllez, Ramírez y Argente (comps.), Actas. La elección del gobernador en el estado de México era
efectuada por el Congreso estatal en votación nominal. En caso de que ninguno de los candidatos obtuviese
la mayoría absoluta se repetiría el proceso entre los dos individuos con mayor cantidad de votos. Colección de
decretos, t. I, pp. 117-118.
119
abolición de privilegios y la nivelación en la proporción de las propiedades, ambas medidas
sesiones ordinarias tres días después, todo según lo previsto en la constitución estatal.43
Este cuerpo poseyó una corta experiencia, de hecho tuvo menos que el mexiquense, sólo
diez de treinta y dos diputados (31.2%) habían ostentado tal cargo con anterioridad. Todos
en la escala local. Una sensible diferencia con el del estado de México fue que los veteranos
no se habían concentrado en una única legislatura, sino que habían participado entre las
cuatro inmediatas pasadas (Anexo 2). En febrero 3, el Congreso calificó los votos de los
departamentos para el nombrar al ejecutivo estatal. Ninguno de los aspirantes reunió la
mayoría absoluta requerida, por lo que la asamblea eligió a Pedro Tamés para el cargo con
24 de 26 sufragios de los diputados. La elección de gobernador revela el desacuerdo político
al interior del estado, pero la avenencia dentro del Congreso para imponer un candidato
acorde con su postura política. Tamés juró su cargo en marzo 1.44
120
que le permitió pugnar por sus intereses regionales aun cuando estos fueran contrarios a
mexiquense, en cambio, osciló según lo hiciera el gobierno federal. Zavaleta fue la puerta
de la que se valió Zavala para hacerse con la gubernatura nuevamente.
hacendario, educativo y militar. El patronato de la Iglesia fue uno de los temas más
controversiales durante la primera mitad del siglo XIX.45 El Congreso de 1833 lo abordó
directamente. En mayo 6 de 1833, se presentó un dictamen cuyo artículo primero era
con 36 votos a favor (59%) por 25 en contra (41%). El propio Sordo advierte que el margen
por el que fue aprobado el dictamen denuncia la diversidad de opiniones en la Cámara de
diputados y la inexistencia de un consenso en los temas más punzantes. Este autor también
encontró que en la negativa figuraron los colaboradores más cercanos del vicepresidente.
La gran apuesta de Gómez Farías, para Sordo, fue "el arreglo de la deuda púbica
45 Marta Eugenia García Ugarte, Poder político y religioso México siglo XIX, t. I, México, D. F., Miguel Ángel
Porrúa, H. Cámara de Diputados LXI Legislatura, UNAM, Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana,
México, 2010.
46 "Dictamen de la Comisión Eclesiástica de la Cámara de Senadores, sobre que el patronato de la iglesia
mexicana reside radicalmente en la nación" en La Antorcha. Periódico religioso, político y literario, México, t.
I, núm. 52, mayo 22 de 1833.
47 Sordo, El Congreso, pp. 27-28.
48 Lorenzo de Zavala, además de ser el gobernador constitucional del estado de México (enero a septiembre
de 1833), fue electo como diputado federal por su natal Yucatán cargo que desempeñó de septiembre a
noviembre de 1833. Además fue comisionado como ministro plenipotenciario en Francia en enero de 1833
por el presidente Manuel Gómez Pedraza, empleo que no fue aprobado sino hasta diciembre de ese mismo
121
Solana, Rosa y Ram írez- para que dictaminara acerca de las diversas proposiciones sobre
bienes eclesiásticos y amortización de la deuda pública. Esta comisión demoró cuatro meses
para entregar algún resultado. El tiempo no permitió que se concluyera. Le fue imposible
El cuadro de las reformas eclesiásticas del gobierno federal fue completado con un
acuerdo sobre diezmos y otro referente a la provisión de curatos. A finales del mes de
octubre se presentó y votó el acuerdo para derogar "en toda la república la obligación civil
de pagar el Diezmo eclesiástico". La principal afectada era la Iglesia, pero también los
estados a quienes les correspondían una fracción de lo recaudado por los diezmos.
También, en octubre, el Congreso puso en la mesa de discusión la ley de provisión de
curatos. Cuestión compleja, su aprobación era reconocer que la nación era la poseedora del
patronato eclesiástico. En diciembre 13 fue aprobada y sancionada por el vicepresidente
cuatro días más tarde. No obstante, concluido el término de 60 días para su aplicación,
febrero 17, el gobierno prorrogó por otros 60 su complimiento con la finalidad de evitar que
entre los congresistas. Todos los liberales concordaron en que las instituciones de
enseñanza existentes no eran las adecuadas para los propósitos de ilustrar al pueblo. La
efectuaron todos los cambios educativos. El 7 se cerró el Colegio de Santa María de todos
los Santos. El 16 le fueron concedidas al vicepresidente facultades para arreglar la
año, momento en el cual el estado de México nombró a José María Aburto como gobernador. La situación
'pluriempleo' de Zavala no fue única. Pedro Tamés, el gobernador de Jalisco de la misma época, fue electo
como diputado suplente por el departamento de Etzatlán al Congreso local en 1833 y su vicegobernador, Juan
N. Cumplido, era al mismo tiempo diputado al Congreso Nacional por Jalisco.
49 Sordo, El Congreso, pp. 41-49.
122
enseñanza pública. El 19, Gómez Farías decretó la supresión de la Universidad de México.
con licenciar a los que se habían sublevado contra el gobierno meses antes. Santa Anna,
que había regresado a la presidencia, se resistió a sancionar el acuerdo, pero la presión de
los legisladores fue mayor y el ejecutivo lo publicó en noviembre 15. Conseguida la primera
victoria, el Congreso se atrevió todavía a más y, al final del mes de noviembre, anunció una
reforma sustancial a los cuerpos del ejército, reduciendo considerablemente el número de
La administración federal no mantuvo un guion sobre sus objetivos, sino que fueron
confeccionados al calor de los debates parlamentarios. Las leyes nacionales fueron
discutidas, aprobadas y, en pocos casos, sancionadas durante el último tercio del año de
1833 e inicios de 1834. Algunas, las más expeditas, como la educativa, no atañían a las
entidades. Las que sí lo hacían, como la provisión de curatos, fueron interrumpidas por el
levantamiento que derribó a las tres administraciones: el Plan de Cuernavaca. Otras más,
como la "Ley del caso", no fueron estrictamente aplicadas por los estados, éstos retomaron
su esencia, la expulsión de enemigos, y no la ley como tal, pues promulgaron sus propias
123
El examen del tortuoso camino de la reforma federal conlleva a cuestionar su
federales. Los Congresos estatales, desde los primeros meses de su período, comenzaron a
trabajar y promulgar sus propias tentativas reformistas; Jalisco en abril y el estado de
inconcebida reforma federal. Los estados no fueron precursores de la reforma federal, nada
más alejado, en las entidades se efectuaron providencias propias acordes con su contexto
formularon fueron igual o más radicales que las del gobierno federal.
hacendario fue el núcleo de sus propuestas. Sin embargo, el procedimiento fue diferente
en ambas entidades. En el primero se optó por desamortizar las propiedades; en el segundo
por expropiar las pertenecientes a las órdenes religiosas. El Congreso de Jalisco, durante
52 Luis Pérez Verdía asentó que las medidas de la administración estatal de 1833 fueron una aplicación de las
federales o, por lo menos, una ramificación de sus presupuestos ideológicos. Así, "las leyes generales
expedidas por Gómez Farías [...] complementaron la reforma de la legislación religiosa" decretada en Jalisco.
Luis Pérez Verdía (1910), Historia particular del estado de Jalisco, t. II, UdeG, 1988, pp. 270-272. Olveda retoma
esta postura al asegurar que el gobernador de Jalisco, Pedro Tamés "estuvo acompañado por un Congreso
muy radical" y que "después de la expedición del decreto federal del 17 de diciembre, el cual declaraba el
Patronato inherente a la nación, la Legislatura [jalisciense] emitió [la] ley" de prohibición a las manos muertas,
pp. 185-186. Olveda, Autonomía, pp. 185-186. Además, denota que la conocida "Ley del caso" "fue aplicada
en Jalisco, [y] se llegaron a expulsar alrededor de medio centenar de personas entre militares, clérigos y
españoles", Olveda, La política de Jalisco, p. 166. Por su parte, la historiografía sobre el estado de México ha
tratado el tema con mayor ahínco. Macune y Salinas han observado que la administración de 1833,
gobernador y Congreso, era sumamente radical respecto a los bienes de la Iglesia, particularmente a las de
las órdenes religiosas, aún más que la federal. No obstante, ambos autores coinciden que, para el caso del
estado de México, no eran nuevas las reformas. El gobernador Zavala, y varios de sus partidarios en el
Congreso, intentaron implementarlas en su gobierno anterior de 1829. Aunado a esto, algunas de las
propuestas federales y mexiquenses tuvieron los mismos bienes inmuebles como objetivos por lo que
entraron en conflicto sobre a cuál gobierno le correspondía las rentas que éstas produjesen. Esto es, ambas
administraciones compartían un semejante pensamiento radical y operaron sus designios reformistas en el
mismo sentido, de ahí que tuvieran los mismos blancos, pero no actuaron en coordinación por lo que se
crearon conflictos de potestades entre los dos gobiernos. Macune, El estado de México, pp. 129-151 y Salinas,
El primer, pp. 183-186.
124
todo el año de 1833, fue despachando una serie de leyes que alteraban la propiedad
corporativa colonial. Las primeras en recibir el embate fueron las "extinguidas comunidades
indígenas" al decretar que los ayuntamientos sucedían a aquellas en la posesión de tierras
comunales (marzo 26) y exigir que los indígenas dueños de terrenos particulares verificaran
su propiedad ante el ayuntamiento correspondiente (abril 13). A los españoles, otro de los
posesión de bienes raíces a aquellos que residían en el extranjero (abril 17); se les impidió
administrar y adquirir fincas rústicas y establecimientos (octubre 30); y se les vedó arrendar
ejemplo, a los curas se les excluyó para servir como albaceas, tutores o curadores, además
se decretó que los hijos, sin importar si eran ilegítimos, fueran los herederos forzosos de
sus padres sin que éstos pudieran legar sus bienes a corporaciones u obras pías (abril 30).53
Jalisco intentó desbordar su mercado con las propiedades desamortizadas. Se abarcó tanto
fincas urbanas como rurales. A lo largo de sus 56 artículos se expusieron los pormenores de
la venta, subasta, remate, denuncia, avalúo, y compra de las propiedades. Las manos
muertas sólo conservarían aquellos edificios públicos para su uso o ejercicio. El 525 era
inequívoco sobre a quienes comprendía. Los "bienes de manos muertas, [eran] todos
aquellos cuyo dominio pertenece a una corporación, o persona moral e indeterminada. Son
también de esta clase los bienes concursados después de cedidos, voluntaria o
necesariamente por los deudores a sus acreedores; y los mayorazgos". Clero secular,
órdenes religiosas, pueblos de indios, cofradías, capellanías e incluso bienes vinculados
fueron las dianas del 525. En otras palabras, los diputados jaliscienses no centraron, como
53 Colección de los decretos, t. V, pp. 459-460, 471-474 y 477 y Colección de los decretos (1875), t. VI, pp. 18
20, 144-145 y 149-151.
125
los federales y mexiquenses, sus esfuerzos en las propiedades eclesiásticas, sino que
incluyeron las de todas las corporaciones. Los sueños radicales se realizaron en Jalisco.54
entre particulares, de órdenes religiosas: misioneros filipinos (marzo 29), venta de dos casas
que reportaban ingresos al convento de Santa Clara de México (mayo 30), y orden de los
camilos (julio 1). Además se adjudicaron, de nueva cuenta, los bienes de los "censos
confiscaron sólo estas propiedades. Me tienta la idea de que las rebeliones a favor de la
Iglesia, iniciadas en junio en territorio mexiquense, y la salida de Zavala de la gubernatura,
en septiembre, fueron los motivantes de este freno. En todo caso, la reforma sobre
propiedad eclesial se paralizó a inicios de julio y no fue retomada por la administración.
una amplia medida para regular los diezmos del obispado de México que ingresaban a las
arcas ubicadas en el Distrito Federal. Las discusiones se presentaron desde marzo, pero fue
publicó la ley. Al parecer estaba enterado de que el Congreso de la Unión estaba cocinando
su propia ley sobre diezmos. La naturaleza de la disposición federal era contraria a la
cual era la piedra angular de la mexiquense.56 Aun siendo inefectiva es importante señalar
sus puntos cardinales. El alma del proyecto eran los tres primeros artículos. El primero
trasladaba unilateralmente los ingresos de la parte decimal de los diezmos que iban a las
126
arcas del cabildo eclesiástico de la ciudad de México y pretendía destinarlo a la
entraba al erario mexiquense. El tercero creaba una Junta directiva de diezmos separada de
la existente en la ciudad de México.57 La propuesta sobre diezmos no deja duda alguna. Los
Los dos ejes restantes de la reforma federal, instrucción pública y militar, no tuvieron
restableció el Instituto literario. En uno y otro estado se formaron nuevos planes y leyes
para la educación en su jurisdicción, el Jalisciense en abril 30 de 1834 y el mexiquense en
febrero 13 del mismo año. La tónica de los dos reglamentos fue liberal, pues consideraba a
la enseñanza del estado como pública y gratuita. Ésta, en ambos planes, era dividida en
escuelas municipales, sostenidas por los ayuntamientos, y una escuela general donde los
estudiantes se adiestrarían en materias como la jurisprudencia, la medicina, la química y la
economía política.58
que el legislativo denunció los planes subversivos de Escalada y Durán de mediados de 1833,
instigó para que el gobernador pusiera "en servicio activo hasta cuatro mil hombres de las
tres armas. Asimismo [que] organizará y disciplinara hasta veinte mil hombres".59 Esta
proposición no pasó de ser una bravata, el gobernador no realizó tal prevención. El estado
de México fue quién reformó con mayor profundidad a estos cuerpos. En mayo 2 de 1833,
público la Ley reglamentaria para la milicia cívica del Estado con la cual se sistematizaba a
127
estos cuerpos, pero no los fortalecía directamente.60 En este aspecto, las prescripciones
fueron cortas. Jalisco y el estado de México no eran Zacatecas, no contaban con el arrastre
económico y político que les permitiría el incremento o reforzamiento de sus milicias como
la entidad minera.61
Escalda, en Morelia, y el general Gabriel Durán, en Tlalpan, anunciaron que las tropas bajo
su mando protestaban sostener la "religión [...] y los fueros y privilegios del clero y del
ejército, amenazados por las autoridades intrusas" y ambos excitaban a Santa Anna para
así mismos como los defensores de las causas justas.62 Escalada y Durán acusaron como
"autoridades intrusas" a los gobiernos estatales de Michoacán y de México. Para el último,
eran "nulos todos los actos emanados del gobernador intruso Lorenzo de Zavala, así como
las últimas elecciones hechas en el estado", pero no negaba a las federales emanadas de
contraproducentes para sus objetivos. Sordo explica con agudeza que, con la derrota de
estos movimientos, el Congreso de la Unión pasó de ser un grupo de "hombres temerosos"
bajo la manutención militar de Santa Anna a "osados panegiristas" que creían poder
prescindir de los servicios del militar veracruzano y efectuar reformas en los eclesiástico y
lo castrense.64
128
El efecto inmediato de estos levantamientos fue la radicalización de las legislaturas
del Estado", pero prácticamente lo citó para a tratar cualquier otro asunto. El 11 d eclaró
como "subversivos del actual sistema de Gobierno" a los planes de Escalada y Durán, así
como sentenciar como traidores de la nación a aquellos que los secundaran. Al día
siguiente, el 12, decretó que "el Ejecutivo del Estado queda[ba] omnímodamente, y sin
restricción alguna facultado en todos los ramos de la administración".65 No obstante, Tamés
actuó con sobriedad pese a sus relampagueantes atribuciones. Se limitó a requisar armas y
especificar aspectos menores de las milicias cívicas -penas para desertores, tarifas de
sueldos y quienes debían integrarlas.66 Su acción más determinante fue establecer un toque
de queda en Guadalajara. Se prohibió, dada la señal, la reunión de más de tres personas
con la amenaza de poder dispararles sin mayor aviso.67 Todas las propuestas fueron
cautelares, incluso la última. Ninguna implicó avances militares contra los sublevados. La
distancia de éstos del territorio jalisciense explica la actitud moderada del gobernador que
de recursos monetarios. En julio 13, ordenó que todos aquellos deudores del erario público
liquidaran sus cuentas y, además, estableció un préstamo forzoso por $200,000 pesos
repartidos entre diversos individuos.68 En septiembre volvió a la carga. El 25 impuso una
rebaja a los sueldos de los funcionarios de 12%. El mismo día declaró que aquel que apoyara
a los movimientos insurrectos sería "responsable con sus intereses a indemnizar los daños
y prejuicios que sufran el erario en sus rentas, y los particulares en sus caudales". El 26, ante
la renuencia de los prestamistas, la comisión trató de nueva cuenta el préstamo e instó al
129
gobierno a tomar "sus más enérgicas providencias [...] sin distinción de fueros y sin oír
recurso".69
a los expulsos de otros territorios que su introducción al estado estaba negada "por
habérseles considerado como enemigos de las libertades patrias", su ingreso sería motivo
de presidio por ocho años.70 Meses después de la ley federal, Jalisco emitió su propia lista
de exiliados en noviembre 16. Un primer grupo fueron los españoles que llegaron a Jalisco
después de las leyes de 1827 y 1829; un segundo, los que debían salir del territorio o no
regresar a él.71 Es difícil saber a ciencia cierta cuál fue la motivación detrás de una medida
tan escabrosa. La proposición, firmada por los diputados Quintanar, Ramírez, Semeria,
Camarena, Portillo y Sabre, fue presentada el mismo día que se aprobó sin quedar registro
de discusión.72 Al igual que la "Ley del caso" este movimiento fue, a mediano plazo,
su protagonismo en los siguientes años, sino porque un mes antes aún era diputado de esa
misma legislatura. En octubre 5 fue "exonerado" de su cargo como legislador y se inst ó al
gobierno para proceder contra él exdiputado "en la inteligencia [de] que no goza fuero
alguno".73
130
A petición del gobernador Zavala, en junio 14, la diputación permanente convocó a sesiones
extraordinarias para que se ocupara de "dictar todas las providencias que [tendieran] a
conservar la tranquilidad pública y sostener la actual forma de gobierno". Una vez instalado,
del Congreso "y para que dicte todas las providencias que sean a su juicio necesarias para
sostener la forma de gobierno y acallar la presente revolución".74 Las autoridades se vieron
el que crispó al gobierno. La reacción fue declararlo como "destructor del sistema federal"
por proclamar dictador a Santa Anna. Asimismo estipuló que los individuos que se
podría tomar "de sus bienes las cantidades que estime suficientes a resarcir al erario de los
gastos que haya impendido en la actual revolución".76
así como la rebaja en una tercera parte de los sueldos de funcionarios españoles.77 La
llegada de Félix María Aburto a la gubernatura, en diciembre 2, infundió nuevos bríos. A los
pocos días aprobó una ley de destierro por seis años. La medida afectó a decenas de
131
del estado de México fue perdiendo su dinamismo radical a lo largo del año de 1833, a
diferencia del de Jalisco que se fue extremando. En diciembre 17, fueron cesadas las
facultades extraordinarias. El 28, las autoridades consideraron que la expulsión de
individuos fue una medida desmedida y la "ley de ostracismo" fue limitada a la calificación
que el gobierno haría de los individuos.79
Las similitudes entre las administraciones de Jalisco y del estado de México con la
federal, así como de sus respuestas semejantes ante las rebeliones en su contra, incitan a
equipararlas e incluso postular la existencia de una facción política que buscó implementar
un proyecto a escala nacional que fue puesto a prueba en 1833 cuyo blanco principal fue el
triunfo de Zavaleta.
Los gobiernos liberales de 1833 fueron el punto más álgido de la desafección entre
los órdenes de gobierno. El tiempo que duraron carecieron de legitimidad entre distintos
supremo y los intermedios no formaron un bloque compacto; al contrario, entre los dos
Antonio Silva, José María Silva, Manuel Peña, José María Figueroa, José María Jiménez, Pedro Domínguez
Esquivel, Juan Domínguez Esquivel, Luis Domínguez Esquivel, José Cuadros, Ignacio Díaz Leal, Crespín Urquijo,
Lorenzo Ávila, Tomás Ávila, Francisco Muñoz, José María Fabián, Francisco Uribe, Ignacio Uribe, Tomás Díaz,
Anastasio Román, Alejandro Román, Mariano Velázquez, Ignacio Peña, Antonio Peña, Francisco Ontiveros,
Marías Guadarrama, Mauricio Aponte, Ignacio Ortega, Felipe Pineda, Juan Nepomuceno Soto, Rafael Durán,
José María Boucet. Colección de decretos, t. II, pp. 276-277.
79 Colección de decretos, t. II, 278-279.
132
ámbitos hubo choques y contradicciones. Las propuestas reformistas presentaron grandes
religiosas, supresión de la obligación civil para pagar diezmos, provisión de curatos así como
la discusión del dictamen sobre bienes eclesiales y deuda pública. Las dos entidades
emplearon de facto al patronato, sin discusión de por medio, para realizar cambios
significativos en cuanto a propiedades de la Iglesia en su jurisdicción. El estado de México,
entre marzo y junio, requisó aquellas pertenecientes a los misioneros filipinos, la de la orden
de los camilos y las del duque de Monteleone. Jalisco, durante todo el año, debilitó los
derechos de ciertos grupos para adquirir y manejar propiedades y, para finales de año,
confeccionó una amplísima reforma a la propiedad corporativa negando a las manos
siguiente, ambos estados relajaron sus políticas. El primero, incluso, derogó el descuento
de las dotaciones de los empleados públicos (marzo 12) y cesó las facultades extraordinarias
pública y la explicación y defensa del decreto 5 25.80 El segundo hizo lo propio en educación,
reglamentó la dirección de rentas del estado y formó un nuevo ordenamiento para el
interior del Congreso.81 El ímpetu reformista había concluido. Restaba asumir el costo y
afrontar la reacción.
133
público, en el territorio al sureste de la capital. La mayoría de los movimientos fueron
gozaba de influencia en la región, como comisionado del ejecutivo. Más que la revuelta,
que fue deshecha en días, resalta la unión entre los dos poderes, pues Toledano fue enviado
El estado de México arrastraba una revuelta, encabezada por Nicolás Bravo, desde
diciembre de 1833 que no lograba sofocar, pero tampoco está conseguía despuntar.83 En
este mismo estado, en febrero de 1834, se fraguó un extraño pronunciamiento. Los curas
Epigmenio de la Piedra y Carlos Tepistoc Abad proclamaron el Plan de Chicontla con el cual
con las que intentaban granjearse el favor del clero y del ejército.84 Este curioso
movimiento, como era de esperarse, no prosperó. Sus principales instigadores rápidamente
ocurrió en la ciudad de Lagos el día 12; en el estado de México fue en la villa de Cuernavaca
el 25.86 La relevancia de analizarlos estriba en la proyección que consiguieron y en la
diferencias sustanciales.
82 AHCEJ, Año 1834, Caja 2, núm. 51-72, Expediente donde conceden al ejecutivo facultades extraordinarias
para precaver los efectos de la revolución que se anuncia en el departamento de Chapala.
83 Vázquez, Dos décadas, pp. 44-45.
84 "Plan de la monarquía indígena" en Vázquez, Planes, vol. 2, pp. 208-209.
85 Salinas, El primer, pp. 193-194.
86 AHCEJ, Año 1834, Caja 2, núm. 51-12, Expediente donde el estado de Jalisco niega obediencia al general
Santa Anna mientras el Congreso general no declare libertad y decrete que el actual presidente debe ser
obedecido; Plan de Cuernavaca en Vázquez, Planes, vol. 2, p. 214.
134
Los dos planes rechazaron las leyes reformistas federales y estatales. El Plan de
Lagos era eminentemente religioso cuyo único propósito era salvaguardar la religión
"católica, apostólica, romana" ante medidas que, según sus instigadores, atentaban contra
ella (art. 1); el Plan de Cuernavaca desplegó más aristas al denunciar "las leyes y decretos
de proscripción de personas, las que se han dictado sobre reformas religiosas; [y] la
tolerancia de las sectas masónicas" (art. 1). La discrepancia se incrementa al discurrir q ue,
por su naturaleza, el de Lagos tuvo como objetivo la derogación de las leyes que
transgredían a la religión (art. 2); el de Cuernavaca no sólo apeló a la supresión de dichas
leyes, su artículo 4 era determinante al exponer que los diputados se separarían de su cargo
"hasta que la nación representada de nuevo, se reorganice conforme a la Constitución"
(arts. 1 y 4). El de Lagos argumentó que las reformas eran inválidas por violar la constitución
federal que estipulaba al catolicismo como única religión permitida por la nación (arts. 1 y
2); la premisa del de Cuernavaca era más general al reconocer que las legislaturas habían
excedido sus facultades; asimismo planteó un fundamento más demoledor al considerar
que los diputados "no ha[bían] correspondido a su confianza" y, por lo tanto, el pueblo
podía volverse a constituir (arts. 1, 2 y 4). De igual forma el procedimiento para alcanzar sus
metas fue diferente. Lagos animó al "gobierno del estado [para que] iniciara al Congreso
del mismo la derogación de los decretos de manos muertas [...] como también que éste lo
h[iciera] al de la Unión por los que ahí se ha[bían] dictado" y aseguró que "No ser[ían]
desobedecidas las autoridades [...] siempre que [éstas] no h[icieran] armas contra el [plan]"
(arts. 4 y 5); Cuernavaca, en cambio, explotó la figuraba del presidente Santa Anna al
proclamarlo protector del movimiento y "única autoridad" legitima del gobierno y le ofreció
"la eficaz cooperación de la fuerza" reunida por los rebeldes (arts. 3 y 5).
estatal mientras que el de Cuernavaca adquirió una proyección nacional. El Plan de Lagos,
como se advierte, poseyó una naturaleza católica que pugnaba por la observancia a las leyes
federales sobre religión e intentó, por medios legales aunque coercitivos, que las
autoridades, jaliscienses y federales, derogaran sus reformas. Cuernavaca, por el contrario,
135
estados-, abogó por la supresión de las leyes de expulsión y eclesiásticas, y, con Santa Anna
como tutor, aspiró a derribar a los representantes naciones. Lagos tenía per se una visión
acotada y localista de su propio levantamiento tanto en objetivos, el territorio que
involucraba como por los métodos que presentaba; Cuernavaca se ideó desde un principio
para impactar la escala nacional con el llamamiento a Santa Anna y la reivindicación de
nuevos legislativos.
La primera acción de los pronunciados de Lagos, mayo 12, fue apoderarse del
armamento de la milicia cívica y de los recursos de la aduana de dicha ciudad.87 La reacción
de la comisión permanente del Congreso de Jalisco fue pronta pero no eficaz. Convocó a la
rapidez en la zona de influencia de la ciudad de origen. En los siguientes días, mayo 25 a 29,
varias poblaciones secundaron al movimiento: San Juan de los Lagos, Encarnación, San
Miguel el Alto y la Congregación de Adobes, todos ubicados en el cantón de Lagos, así como
los colindantes Nochistlán en Zacatecas y Rincón de León en Guanajuato. El avance de los
laguenses se frenó cuando salieron de la región de los altos. En mayo 31, la cabecera del
departamento de Atotonilco, perteneciente al cantón de La Barca, no se suscribió al plan
Junio fue el mes decisivo para la administración jalisciense de 1833. Por un lado, el
considerada y comunicó que el primer mensajero no lo había entregado por temor a sufrir
algún daño. Con este nuevo envió, los quejosos se mostraron consecuentes con sus
136
hermanamiento que los poderes habían exhibido en las anteriores crisis, tanto en los
previos levantamientos como con el decreto 525, fue puesto a prueba. Los trastornos
nacionales radicalizaron las posturas en Jalisco. El 5, una nueva comunicación de Lagos
al Plan de Cuernavaca por ser "tan análogo" al suyo y por haberse "adoptado ya por
Justo Corro en posesión de éste último "a quien ya tanto tiempo hace que el voto de los
Pueblos ha llamado para tal objeto". Así, la proclama local se disolvió en la gran marea en
decididos los que va a atacar correrá mucha sangre, habrá mil desgracias y se sucederá un
revolución que no será fácil apagar".90 Es de resaltar que los pronunciados de Lagos
manejaron un doble discurso al no querer ser hostilizados por tropas del gobierno estatal
El Plan de Cuernavaca, mayo 25, tuvo una recepción inmediata en gran parte del
diputados aseguraron que "el estado de México protesta[ba] sostener a todo trance la
religión católica [...] las constituciones general y particulares [...] [y se oponía] a todo
137
contener la maledicencia de algunos perversos que pretenden hacer creer que el Congreso
Las autoridades apenas tuvieron tiempo para reaccionar. En mayo 31, el coronel
José Vicente González, al mando de las fuerzas armadas de Toluca, proclamó su propio Plan
en el que repudiaba al Congreso y al gobernador. Despreciaba al "ridículo cuanto falso"
llamamiento de la legislatura del 27.93 Los dos resortes del gobierno prefirieron salir de la
capital mexiquense antes que afrontar los brotes levantiscos a favor de Cuernavaca o
toluqueño es un duplicado de su predecesor. Los artículos medulares son una copia exacta
palabra por palabra. Reiteró el rechazo a las leyes de proscripción, a las reformas religiosas,
acudió a Santa Anna como protector y exigió la secesión de los congresistas. Empero, Toluca
no hizo alusión abierta a Cuernavaca. González pretendía ponerse a la cabeza del
movimiento y que su plan fuera al que siguieran los pueblos. En este sentido se entiende el
exhorto para que los prefectos organizaran su distrito y se avinieran con el Plan de Toluca.
El texto preliminar es clave para entender sus anhelos. Por un lado, consideró a otros
pronunciamientos "muy laudables por su objeto, [pero] careciendo de la unidad,
nuestro muy relacionado con vosotros" y prometió estar "al frente de nosotros para
138
Los pueblos, en realidad y pese las pretensiones de González, indiferenciaron ambos
alzamientos. Varios incluso señalaron que "se adh[erían] al Plan de Toluca que dispone lo
mismo que el Plan de Cuernavaca". Alrededor de 80 actas se levantaron en todo el territorio
mexiquense ratificando alguno de los dos. Salinas encontró un padrón similar en dichas
actas. El ayuntamiento, junto a los vecinos principales y en ocasiones el cura y la milicia,
redactaba el texto en el que se suscribía a alguno de los dos planes. La similitud de los
documentos se debió, de acuerdo a esta autora, a que los prefectos y subprefectos fueron
quienes mandaron la iniciativa a los cuerpos municipales. Sin embargo, los militares fueron
los auténticos promotores al ser quienes presionaron a las autoridades civiles para que se
proclamaran en contra de las reformas. Para Salinas "hubo unión entre las dos cúpulas de
El final de las administraciones de 1833 se fundió con la del ámbito federal. Entre los
meses de abril y mayo, el presidente Santa Anna y las Cámaras mantuvieron agrias disputas
por las reformas. El Congreso cerró sus sesiones cinco días antes del término de su período
ordinario con la ingenua idea de conservar esos días para utilizarlos cuando la situación lo
requiriera. Esto no tardo en ocurrir y ambas cámaras se propusieron reunirse en mayo 31,
Santa Anna lo impidió y declaró, al día siguiente, que "uno de los primeros poderes [el
legislativo] ha[bía] desertado en momentos preciosos, dejando a la nación entregada a los
horrores de la anarquía". Lo cierto es que, como ha expuesto Sordo, Santa Anna tuvo la
razón constitucional. La argucia que intentaron los congresistas era ilegal. Aun así, la
disipación del Congreso fue apreciada por algunos estados como un atentado al pacto
federal y un golpe de Estado consumado desde el interior del mismo gobierno. El resultado,
independientemente de la perspectiva, fue la caída de la administración federal de 1833. 98
Jalisco. En junio 8, el gobernador Tamés mandó aviso de su renuncia al Congreso local pues
se consideró un estorbo para la reunión de los diputados y sentenció que "no
139
permanecería] en dicho empleo, aun cuando quieran obligarle o se le forme una sumaria".
El mismo día la junta legislativa rechazó la dimisión por juzgar que no eran causas suficientes
y que su separación "indudablemente causaría males irreparables".99 Al día siguiente, los
diputados incitaron al gobernador, pasando por encima de sus deseos, para que ejerciera
sus facultades extraordinarias contra los rebeldes de Lagos, a los que ya tachaba como
enemigos de la patria.100 Ese mismo día, el 9, la junta legislativa aprobó el decreto 562 por
el cual negó obediencia al presidente "mientras las cámaras de la Unión no declaren que
están en completa libertad".101
al no admitir los juegos políticos del Congreso, los diputados nacionales al defender sus
reformas pese a lo impopulares o los jaliscienses al desobedecer y desconocer al poder
radicalización del Congreso no fue bien recibida por Tamés que decidió no apoyarla en el
enfrentamiento con el presidente. En los siguientes días la fisura se acrecentó, el 13, Tamés
envió una petición para que se derogada el polémico decreto 525 alma de la administración
de 1833. El 15, los diputados desecharon tal solicitud arengando a que ninguna concesión
se hiciera a los revolucionarios. Tamés no quiso saber nada más, al día siguiente, el 16,
mandó una nota a los diputados en donde avisó que se retiraba del despacho del
gobernador. En esta ocasión la junta legislativa aceptó la renuncia. Ese mismo día publicó
99 AHCEJ, Año 1834, Caja 2, núm. 51-23, Expediente donde Pedro Tamés solicita renunciar al ejecutivo del
estado a su cargo.
100 Colección de los decretos, t. VI, pp. 309-310.
101 AHCEJ, Año 1834, Caja 2, núm. 51-23, Expediente donde el estado de Jalisco niega obediencia y Colección
de los decretos, t. VI, pp. 308-309.
140
un decreto en tono revanchista en que declaraba "impedido para desempeñar las funciones
de gobernador al C. Pedro Tamés". Para ocupar el cargo se llamó a Santiago Guzmán como
gobernador interino.102 Sordo señala que fue la derrota de Juan Tamés, hermano del
siguió el ritmo radical del Congreso y prefirió deslindarse del gobierno. La renuencia de los
diputados para dejar ir a su aliado fue superada cuando el gobernador tocó la fibra sensible
de éstos, el decreto 525. Para los legisladores, Tamés se convirtió en alguien incómodo e
medulares del decreto 525.104 Las manos muertas volvían a tener derecho para poseer
propiedades. Los diputados no parecen haber presentado resistencia ante tal imposición.
No hay acta de sesión del día y en las subsiguientes no se trató el tema, tampoco existe
documento que indique la oposición de los representantes. La legislatura extrañamente
aceptó en silencio la derogación de su gran obra. Es cierto que las circunstancias eran poco
halagüeñas tanto en lo local como en lo nacional. Cuernavaca para entonces era un hecho
consumado. No alcanzo a explicar qué cambió en los asambleístas que negaron la solicitud
de Tamés, pero pasados apenas cuatro días admitieron la resolución de Guzmán. Éste dejó
rápido el cargo, el 22, ante la llegada del vicegobernador Juan N. Cumplido con el cual se
capital del estado. En junio 28, el cura José María Zermeño, uno de los cabecillas, asaltó
Zapotlanejo con cincuenta jinetes armados de lanzas y carabinas. Exigió que se preparara el
alojamiento para 500 hombres que, según él, le seguían al igual que otros dos batallones
102 AHCEJ, Año 1834, Caja 1, núm. 50-64, Expediente donde declaran impedido para desempeñar el cargo a
Pedro Tamés y nombran a Santiago Guzmán como gobernador interino y Colección de los decretos, t. VI, pp.
311-313.
103 Sordo, El Congreso, p. 78.
104 Colección de los decretos, t. VI, pp. 315-316.
141
de iguales proporciones que avanzaban hacia Juanacatlán y Atequiza. El 29, el inspector
Mallado dispersó a los facciosos incluido a Zermeño quien "huyó con un resto de fanáticos
y [allí] terminó aquella amenaza".106 Olveda, en cambio, expone que el recién llegado
general José Antonio Mejía fue quien derrotó a los laguenses en julio 5.107 En cualquier caso
a principios de julio la revuelta había cesado sin haber cumplido con sus objetivos. Estoy de
acuerdo con la valoración de Olveda sobre el levantamiento de Lagos como el "más
peligroso" que se propagó en territorio jalisciense durante estos años debido a que
involucró al clero y al ayuntamiento de una de las ciudades más importantes del estado.108
de su área de influencia en el norte del estado y, menos aún, por sus hechos bélicos. Su
trascendencia figura en la erosión que causó dentro de los poderes jaliscienses. Sin el Plan
de Lagos las autoridades de Jalisco hubieran enfocado sus esfuerzos contra el presidente
Santa Anna o el Plan de Cuernavaca y no desperdigar su fuerza en conflictos internos.
Jalisco no cesó en su actitud disidente durante el mes de julio. Por un lado, apremió
a los estados aledaños para formar una coalición que apoyara su desobediencia expresada
en el decreto 562.109 Sólo San Luis Potosí respondió. La mayoría de los otros estados habían
caído bajo la influencia del presidente.110 Por otro, el 11, la comisión permanente del
Congreso manifestó que no reconocía "por deuda pública la que contrajere o haya
contraído el ejecutivo de la Unión desde el 31 de mayo".111 Esta actitud fue el colmo para
Santa Anna. Luis de Cortázar, comandante de Guanajuato, fue comisionado para intervenir
105 AHCEJ, Año 1834, Caja 1, núm. 50-68, Expediente donde el ejecutivo comunica al Congreso la entrada de
algunos insurreccionados de Lagos a la villa de Zapotlanejo y las disposiciones que en consecuencia ha dictado.
106 Pérez Verdía, Historia particular, t. II, p. 274.
107 Olveda, Autonomía, p. 188.
108 Olveda, Autonomía, pp. 187-188.
109 Jalisco decretó desde abril de 1834 su intención para formar una coalición con "los demás estados sus
hermanos". Colección de los decretos, t. VI, pp. 262-264.
110 Sordo realiza una descripción de cómo el ejecutivo federal fue desarmando la oposición de los estados
disidentes tras el cierre del Congreso. Sordo, El Congreso, 67-84.
111 Colección de los decretos, t. VI, pp. 323-324.
142
en Jalisco, por la fuerza si fuere necesario, y atraer el orden al estado. Cortázar actuó con
diligencia. En julio 27, se encontraba en Jalostotitlán y amenazó al gobierno del estado para
que reconociera a Santa Anna de lo contrario el mandatario jalisciense "ser[ía] el único
radicalismo de los asambleístas tapatíos. El 31, la junta legislativa expidió el decreto 569
con el que ratificó el 562. Las expresiones de esta nueva providencia fueron las más ásperas
que pronunciaron los diputados. A Santa Anna lo tildaron de "Dictador absoluto" porque
"el Ejecutivo y Legislativo hoy con escandalo se pretenden ejercer simultáneamente por un
solo individuo". Jalisco, incluso, se deslindó del pacto federal ya que "dislocado como se
halla el Gobierno general, no hay autoridad corporación o persona que pueda legalmente
residenciar los procedimientos de los Estados confederados".113 Cortázar por fin se decidió
a atacar. Durante los primeros días de agosto, Cortázar y Mejía, nombrado como
comandante general de las milicias cívicas, entraron en pláticas para no llegar a las armas.
Los puntos medulares de estos convenios fueron la derogación de las disposiciones que
desconocían a Santa Anna y la libertad de los poderes jaliscienses para ejercer sus
funciones.114
convocaron a los vecinos principales para conformar una junta que a su vez nombrara
gobernador, vicegobernador y renovara el ayuntamiento de Guadalajara. El "pueblo"
desaprobó los decretos que despreciaron la autoridad de Santa Anna, pero fue mucho más
112 AHCEJ, año 1834, caja 1, núm. 50-69, Expediente donde ratifican el decreto No. 562 en que se desconoce la
autoridad del presidente de la república general Antonio López de Santa Anna.
113 Colección de los decretos, t. VI, pp. 408-411.
114 Sordo, El Congreso, p. 79.
143
lejos al también impugnar aquellos "que dio [la legislatura], y hayan dado las anteriores en
viabilizó la derogación de todas aquellas medidas que hayan socavado la autoridad eclesial
desde 1823. El nuevo ejecutivo "gobernarla] discrecionalmente con facultades
omnímodas" para que éste pusiera en "ejecución el art. 4 del referido Plan de Cuernavaca
curas de las parroquias cercanas a la capital y profesores del Colegio seminario. También
figuraron algunos militares (4), pocos abogados (3) y una gran cantidad de vecinos (45)
entre los que destacan ilustres oligarcas regionales como José Palomar. Es de resaltar que
ocho de los participantes sufrieron el exilio dictado por el Congreso en noviembre 16 de
115 "Pronunciamiento de los barrios principales y suburbios de Guadalajara" en Vázquez, Planes, p. 304. En la
recopilación de planes y pronunciamientos realizados bajo la coordinación de Josefina Zoraida Vázquez este
plan fue fechado en junio 12. No obstante, considero que esta fecha es equivoca al situarse en una época tan
virulenta del Congreso, a días de haber emitido el decreto que desconocía a Santa Anna, un levantamiento de
tal envergadura no debió pasar desapercibido para las autoridades y, todavía así, no existen referencias de él
en las actas de sesiones, los expedientes del Congreso o los decretos. Además, el propio documento, en su
parte expositiva, refiere a que el pueblo "libre ahora como se ve por la ocupación que han hecho de esta
capital las tropas libertadoras". En junio, Guadalajara seguía en manos del Congreso, fue hasta agosto cuando
Cortázar se presentó en la capital jalisciense.
116 Andrés López, Antonio Báez, Antonio del Castillo, Antonio Escoto, Carlos Espinosa de los Monteros, Casiano
Espinosa, Domingo Maxemín, Eligio Velasco, Félix Barajas, Francisco de Espinosa, Francisco del Valle, Francisco
Jiménez, Francisco Murillo, Francisco Romero, Francisco Santoscoy, Gabriel González, Guadalupe Altamirano,
Guadalupe Ballesteros, Ignacio Agapito Torres, Ignacio García Castellanos, Ignacio Negrete, Ignacio
Partearroyo, Jacobo María Vallejo, Jesús González Rubio, Joaquín Medina, José Agapito Gutiérrez, José
Antonio Cambero, José Antonio López, José Antonio Romero, José Cristiano Sánchez, José de Estrada, José
Ignacio, José Ignacio Calderón, José Ignacio López, José Ignacio María Guerra, José Ignacio Torres, José Joya,
José Manuel Cervantes, José Manuel Covarrubias, José María Bravo, José María Castañeda, José María Garay,
José María Hidalgo, José María López, José María Ramos Palomera, José María Santoscoy, José Palomar, José
Vicente González, Juan José Amat, Juan Manuel Castañeda, Jesús González Rubio, Leonardo Estrada, Manuel
Baeza, Manuel Moreno, Manuel Salcedo, Mariano Guerra, Miguel Hernández Rojas, Miguel Ignacio
Castellanos, Miguel María de Robles, Nicolás España, Pedro Aguayo, Pedro Barajas, Pedro Espinosa, Pedro
Llera, Pedro Villareal, Rafael Murguía, Refugio Ruíz Cortes, Salvador Batres, Vicente Torres. Colección de los
decretos, t. VI, pp. 433-438.
144
1833.117 La composición de esta junta permite dilucidar que se trató de un levantamiento
buscaron integrar al pueblo o a los ayuntamientos para legitimarse; sólo fue un puñado de
hombres inconformes con la administración radical que confiando en Santa Anna, a través
Esta junta, facultándose apta para nombrar autoridades, pasó por encima de la
constitución y de toda ley que previera la falta de autoridades. El mismo 12, los
ejecutivo. José Antonio Romero para gobernador interino y José Crisanto Sánchez para
vicegobernador.118 Hay que recordar que Romero fue el diputado eximido de su cargo por
los reformistas de 1833. Este detalle refuerza la idea de que los pronunciados se condujeron
con un sentido sumamente práctico y que las leyes les parecían más una sugerencia que
Los levantamientos a favor de la religión y los fueros fueron una constante para las
administraciones de 1833. Pero las acaecidas en mayo de 1834 contra la pared a las
autoridades. Las acusaciones contra éstas y sus reformas fueron claras: ataque a la religión
y transgresión del orden constitucional. No fueron reclamos contra la forma de Estado.
concentraron en los titulares del gobierno nacional y locales. La ambición fue diferente
entre los dos. Lagos comenzó como una revuelta en defensa del catolicismo, Cuernavaca
apuntó a la renovación de las legislaturas desde un inicio. En cambio, las secuelas de ambos
117 Manuel Moreno, Francisco Valle, Félix Barajas, Salvador Batres, Pedro Barajas, Joaquín Medina, Nicolás
España y José Antonio Romero.
118 Colección de los decretos, t. VI, pp. 433-438.
145
son parecidas. Los dos pronunciamientos desgastaron a los gobiernos locales. Los
resultados vuelven a ser dispares. El primero apenas si logró indirectamente uno de sus
objetivos -la derogación del 525- pero no alcanzó a derribar al gobierno, el segundo arrasó
de 1833 e inicios de 1834. Las autoridades mexiquenses sufrieron una fractura con la salida
vecinos principales. En apenas pocos días del estallido de Cuernavaca, una nueva revuelta
en la capital mexiquense puso fin a la administración de 1833. Lagos no logró sus objetivos,
que los descontentos tapatíos realizaran una revuelta a favor del Plan de Cuernavaca y
Unión no fue por la afinidad política, inexistente, sino por el significado de las cámaras como
vínculo de los estados. El entendimiento de Jalisco sobre el pacto de 1824 era confederal
en este aspecto, la separación de poderes era compartida por los órdenes de gobierno.
Jalisco estaba facultado para desconocer a los poderes de la federación, como lo realizó,
146
por los conflictos internos de ésta. Por otro, el poder ejecutivo demostró una cierta eficacia
para responder ante la crisis comenzada con los pronunciamientos. En meses todos los
estados fueron sometidos por pronunciamientos internos como el mexiquense o por
gobernabilidad que los Convenios de Zavaleta habían conseguido. En los estados, los
movimientos reaccionarios depusieron una buena cantidad de gobiernos estatales e
impusieron a individuos afines a la revolución, tal como sucedió en los estados de Jalisco y
un eco en contra del federalismo como forma de Estado. Voz que hizo palidecer al propio
Santa Anna. Dos opciones se perfilaron para el federalismo de 1824: reforma o supresión.
El presidente viéndose sólo en el gobierno tuvo poco tiempo para reflexionar sobre
los reclamos del Plan de Cuernavaca, al contrario, echó mano de ellos para mantener a flote
a la república. Por un lado, "suspendió" las medidas que atentaron contra la Iglesia y el
adjudicarse más facultades que aquellas requeridas por las circunstancias. No derogó las
147
políticos o por una extraña fe republicana. Por otro, la renovación del legislativo fue la
respuesta que Santa Anna encontró para salir de la encrucijada en la que se encontraba.
Para el presidente, ésta atendía al reclamo principal de Cuernavaca y, como en Zavaleta,
volvía a dar otro respiro de constitucionalidad. En julio 9, el gobierno federal expidió una
serie de recomendaciones para que los estados celebraran los comicios para sus Congresos
y, a la vez, para el de la Unión. Santa Anna pedía que los diputados y senadores estuvieran
electos para septiembre y que se les ampliaran sus facultades.120 La extrañeza no era la
extemporaneidad en que se llevarían a cabo las elecciones, sino el aumento de poderes que
los legisladores tendrían. Las recomendaciones abrieron una ruta para la reforma pero
también para el cambio de régimen político.
Congreso local fuera quien decidiera la suerte de las reformas. En agosto 14, dos días
después de su nombramiento, el gobernador tapatío anuló completamente el decreto 525.
Un mes más tarde, en septiembre, igual destino corrieron aquellas que limitaron los
derechos de los españoles para usar y poseer propiedades, así como aquellas que impedían
a los eclesiásticos fungir como albaceas. De igual manera, el gobernador mandó rendir
cuentas a todos los funcionarios del ramo de Hacienda para detectar a aquellos que
concedieron dinero extraordinariamente a la administración anterior. De no verificar los
del decreto 432, sin duda, fue la médula de su antirreforma. En sus ocho fracciones declaró
148
que todas las medidas que atentaban contra los derechos sociales de los mexicanos eran
insubsistentes, también criticó las que atañían a las facultades extraordinarias del
gobernador, expulsados políticos, propiedades de las órdenes religiosas -m isioneros
filipinos, orden de san Camilo y bienes del beaterio- y los bienes del duque de Monteleone.
Además, entre los mismos días, la asamblea también detuvo la acusación que los diputados
de 1833 habían realizado contra los ministros de la primera sala de la Suprema Corte de
administración de 1825, fue disuelto por "corromper a los jóvenes que se dedicaban a las
ciencias infundiéndoles desde la tierna edad los principios más erróneos y contrarios a los
jalisciense con un nítido y profuso cariz proclerical. Sin embargo, no tocó el núcleo del
régimen; la doble soberanía.
En los dos estados, la antirreforma fue consumada durante el año de 1834. Poco
quedó de las leyes de las administraciones radicales del año anterior. No obstante, como
puede apreciarse, sus operadores y las maneras en que las instrumentaron fueron
149
que consumaran lo prometido en el Plan de Cuernavaca. La demanda de legalidad fue el
Congreso que representara la voluntad de los ciudadanos. Éste llevaría a cabo tales
propósitos de manera ordinaria presentando iniciativas, discutiéndolas y votándolas. En
unipersonalmente, sin ningún cuerpo legislativo que le hiciera contrapeso violando los
presupuestos de la separación de poderes ya que, a diferencia de Santa Anna, se imputó
atribuciones legislativas. Los efectos de este último aspecto rotulan con exactitud la quiebra
del federalismo de Jalisco.
impedir que lo que ocurría en Jalisco pasara en la escala nacional. Éstas fueron idealizadas
como garante del pacto federal. Santa Anna procuró que los comicios sirvieran de bálsamo
a las múltiples fracturas del régimen político. Los pueblos no eran tan positivos. El
gobernador del estado de México, José María Esquivel, se apresuró a efectuarlas incluso
adelantándose al mandato federal. Esquivel expidió dos veces las convocatorias para
elecciones de diputados federales y estatales en junio 18 y julio 5.124 La causa detrás de esta
doble citación fue por la negativa de varios pueblos a realizarlas arguyendo diversos motivos
ocurrieron con celeridad un mes más tarde. La junta general del estado se instaló en la
124 Desafortunadamente no localicé ninguna de las dos convocatorias pero Macune menciona de la de junio
18 y Sordo de la de julio 5. El gobernador hace alusión a dos convocatorias en la apertura de sesiones del
Congreso pero sólo fecha la primera en junio 18, por lo tanto, la segunda sería la de julio 5. Macune, El estado,
p. 176; Sordo, El Congreso, p. 92 y "Sesión de septiembre 4 de 1835" en Téllez, Ramírez y Argente (comps.),
Actas.
125 Sordo, El Congreso, pp. 94-95.
150
capital en agosto 3 y 4 para nombrar a los representantes federales y locales. A los primeros,
la junta general otorgó amplias facultades respecto a la constitución de 1824 para que el
Congreso "reforme dicho código en parte o en el todo; lo refunda, y aun establezca otro
dieran igual capacidad a los senadores. El Congreso local se reunió en junta preparatoria en
[...] que sus medidas y disposiciones cort[aran] de raíz las convulsiones que continuamente
nos han agitado" pero añadió, y trasparentó sus convicciones unitarias, que "la opinión de
los pueblos de mil maneras [había] manifestada sobre la repugnancia que tienen a la actual
forma de Gobierno" federal.129 Pese a su aversión, la primera instancia de las elecciones se
noviembre 2. Tocó a éstas conferir las facultades extraordinarias a los diputados y a los
electores secundarios. En 10 de las 17 actas consta que se aumentaron las atribuciones de
151
la división de poderes y la forma de gobierno, mientras que en las otras seis no se hizo
moderación fue la tónica del último Congreso federal mexiquense. En contraste, en Jalisco
se optó por nombres nuevos. Apenas cinco de cuarenta y dos diputados electos (11.9%)
tenían un currículo parlamentario. La casta política jalisciense, que se había conservado con
cierto compromiso de unidad desde 1824, se desgastó ante la división interna de 1833 y
fueron sustituidos ante su estrepitoso fracaso. Pero tampoco los pronunciados de agosto
de 1834 abarrotaron los curules con sólo tres representantes (7.1%). Desconozco con
certeza los motivos de esto, pero se puede argüir que, al saberse dueños de la política
El nombramiento del poder ejecutivo local fue el asunto que absorbió las primeras
sesiones de ambos Congresos después de su instalación. El del estado de México llamó
como gobernador a Manuel Diez de Bonilla con una absoluta mayoría de dieseis votos
contra uno y al general Vicente Canalizo como su teniente con quince contra dos.131 En
Jalisco, las juntas de electores de departamento votaron con unanimidad por el gobernador
interino Romero y para vicegobernador favorecieron a Antonio Escobedo, jefe político del
130 AHCEJ, Año 1834, Caja 1, núm. 50-56, Expediente sobre la elección de diputados para el Congreso
constitucional del estado y AHCEJ, Año 1834, Caja 1, núm. 50-73, Expediente sobre actas de computación de
votos para electores de diputados, relativas a las poblaciones de Ameca, Acaponeta, Colotlán y Santa María
de los Lagos.
131"Sesión de septiembre 3 de 1834" en Téllez, Ramírez y Argente (comps.), Actas y Colección de decretos, t.
II, pp. 349-352.
152
cantón de Guadalajara, con veinticuatro votos de veintiséis. A diferencia del legislativo, es
jalisciense.132 Los dos Congresos, antes de cerrar sus sesiones de 1834, reconocieron como
nacional al pronunciamiento de Cuernavaca y a su plan le dieron el "carácter y fuerza de la
ley en el estado". Además, protestaron que las leyes generales sobre la reforma eclesiástica
eran nulas en su estado y que ésta medida fuera elevara como iniciativa al Congreso de la
Unión.133
Como sucedió con Zavaleta, esta etapa se cerró en los estados al nombrar
liberalismo que impulsaron las reformas radicales, fue el mayor perjudicado y fue
cuestionado e incluso rechazada por los pueblos y estados a través de manifiestos,
oposición a las elecciones y el incremento de las facultades del Congreso de la Unión para
realizar severos cambios en el marco institucional de la nación. Es curioso que no se habló
entre federalistas moderados (15.9%), santanistas (17.1%), moderados del partido del
132 AHCEJ, Año 1834, Caja 2, núm. 51-54, Expediente donde declaran gobernador constitucional del estado a
don José Antonio Romero y vice-gobernador el sr. don Antonio Escobedo e insaculados a los sres. Justo Corro,
Miguel Flores y Lino Fregoso y AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. IX, "Sesión de noviembre 28 de 1834". Si
bien no hay un documento que lo atestigüe, la manipulación de las elecciones es palmaria. El conteo de los
votos de las juntas electorales de departamento en las tres anteriores elecciones para gobernador -1825,
1829 y 1833- no favoreció a ningún candidato por lo que el Congreso local determinó al ganador. La elección
unánime de Romero resulta cuando menos sospechosa.
133 Colección de los decretos, t. VI, pp. 416-417 y Colección de decretos, t. II, pp. 354-356.
153
orden (26.5%) y aquellos políticos sin filiación conocida (14.5%). Los diez diputados
federales designados para Jalisco se repartieron entre todas las facciones: tres centralistas,
un federalista, tres santanistas, dos del partido del orden y uno sin filiación. En contraste y
en concordancia con los pronunciamientos centralistas, las quince curules por el estado de
México fueron repartidos entre siete del partido del orden, cinco centralistas y tres sin
filiación.134
El Congreso nacional inició sus sesiones en enero 1. Santa Anna hizo gala de su
excelente sentido político y advirtió la tormenta que se fraguaba dentro y fuera de los
salones parlamentarios. El presidente mandó su renuncia en enero 22, la cual fue denegada
y sólo le concedieron licencia para ausentarse. Su figura todavía era importante para la
salud pública. Antes de hacer válida su separación destituyeron a Valentín Gómez Farías de
la vicepresidencia pues en el recaería la titularidad del ejecutivo. Para cubrir ambos vacíos
se nombró al general Miguel Barragán como presidente interino quien tomó posesión en
enero 28. La tarea más inmediata del Congreso fue la abolición definitiva de las reformas
radicales de la administración de 1833 que el presidente Santa Anna había suspendido. Sin
la velocidad que pudiera suponerse, el Congreso rescindió la "Ley del caso" y las leyes de
provisión de curatos y restituyo los oficios eclesiásticos de varios obispos concedidos en
desinflamó los reclamos eclesiásticos. La revocación de las reformas pasó casi inadvertida
en la opinión pública. El nuevo tema que dominó la esfera pública fue la forma de Estado;
reformar o variar.
de los acontecimientos, los debates y los cambios políticos alrededor del Congreso desde
su inicio de sesiones en enero hasta la sanción de las Bases Constitucionales, con las que se
154
estableció la nueva forma de Estado, en octubre de 1835.136 Me limito a realizar algunos
apuntes. Sordo divide en tres fases este lapso de tiempo de acuerdo con el trabajo
legislativo y los pronunciamientos a favor del centralismo. Primera, en el Congreso se
planteó los límites de las facultades de sus integrantes. Si bien Santa Anna había cortado de
tajo el movimiento centralista, en octubre 17 de 1834, al declarar que los representantes
federales tendrían como límite para realizar las reformas el artículo 171 de la Constitución
de 1824,137 los congresistas, sin el caudillo veracruzano que los vigilara, deliberaron sobre
sus propios poderes. Varios estados habían concedido potestades irrestrictas respecto al
régimen político, entre ellos Jalisco y el estado de México.138 Los asambleístas fueron
dilucidando hasta donde podían variar al federalismo de 1824 a lo largo del período
ordinario de sesiones. El artículo 1 del decreto de mayo 2 les confería "todas las facultades
extraconstitucionales necesarias para hacer [...] cuantas alteraciones crea convenientes al
bien de la misma nación, sin las trabas y moratorias que aquella prescribe". Pero los
diputados fueron cautos, pues Santa Anna seguía empeñado en apostar por el federalismo
y Zacatecas, con su temible milicia cívica, aún no había claudicado. El artículo 2 circunscribía
estos vastos poderes de manera singular debido a que a la letra decía que " El Congreso se
prefija por límites de dichas facultades las que detalla el art. 171". En la primera frase del
art. 2 recayó todo el alcance del decreto. El Congreso se impuso a sí mismo como límites los
del art. 171, pero salvaba su capacidad para tomarlos en cuenta a su propia discreción;
155
Segunda, la ebullición de las autoridades estatales y municipales a favor del cambio
de régimen en general. Después del decreto de mayo 2 sobrevino una verdadera avalancha
de manifestaciones a favor de la variación de la forma de Estado y, en muchas, la exigencia
de que dicho cambio fuera por una república centralista. Durante los meses de mayo, junio
y julio en múltiples puntos de la república, los pueblos expresaron su descontento ante el
decreto de mayo 2. Consideraban que éste no cumplió con sus exigencias ni que los
diputados utilizaron las facultades que les fueron concedidas. En otras palabras, estas
manifestaciones no eran un apoyo al Congreso sino un reclamo. El movimiento se propagó
vertiginosamente. Primero en Orizaba, mayo 19. Toluca le siguió, el 29, con un tono más
radical al recomendar un forma de Estado "popular, representativa, republicana central".
estaba echada, los principales centros urbanos exigían al Congreso el cambio de régimen
político a favor de una forma unitaria.140
además de que tuvo un carácter más civil que militar y que fue espontaneo pues "el
movimiento centralista no necesitó del gobierno general para su desarrollo". No le faltan
razones para tenerlo en tan alta estima, realmente no fueron pronunciamientos armados
que desconocieran a leyes o autoridades, sino que eran solicitudes, fuera de los conductos
recayeron en los ayuntamientos como representantes del pueblo.141 Esta es una visión
parcial al tocar únicamente la escala federal. La intermedia, la estatal, recrea mejor como
las representaciones fueron orquestadas por las autoridades estatales a través de sus
agentes que fungieron el papel de promotores.
156
Salinas ha desmenuzado este movimiento en su principal sede, el estado de México.
se redactaran actas de adhesión y que la tropa quedara excluida de éstas. El éxito del grupo
centralista mexiquense fue rotundo; 147 poblaciones acudieron al llamado de un total de
348 que lo hicieron en toda la federación. Además, 78% de los ayuntamientos mexiquenses
lo habían secundado.142 Estas corporaciones se suscribieron sin saber qué era realmente lo
que estaban apoyando; los resultados les cobró cara su ignorancia, la mayoría de cabildos
la de la capital estatal. Sordo indica que "los del partido del orden tenían sobre todo el
control de Guadalajara".143 Su argumento es inequívoco, pero precisa matizarlo. Los
interesaron por éste. Los centralistas de Jalisco, en amplio contraste con sus pares del
estado de México, siguiendo su desafección con el resto del estado, no buscaron entablar
una red sólida en los municipios que exhortara a los ayuntamientos para seguir el ejemplo
de la capital.
centralista, de una u otra manera, consiguió lo imposible; crear un ambiente favorable para
peticiones por el cambio de régimen. El 29, la comisión de los diputados encargada del
asunto -integrada por Francisco Manuel Sánchez de Tagle, Miguel Valentín y José Ignacio
Anzorena- presentó su dictamen. Éste fue una ventana del pensamiento unitario de 1835.
A juicio de la comisión, el término centralismo era utilizado por los pueblos, durante el
primer semestre de 1835, como mera contraposición al federalismo. Así, centralismo era
157
un "gobierno más fuerte en los resortes, mas respetable en las medidas, más económico en
establecieron una forma de Estado que recupera estos principios pero insertándolos en una
armazón unitaria. La médula de este dictamen fue la determinación de que el Congreso
estaba facultado, tanto por las elecciones como por las recientes manifestaciones, para
variar el régimen político. El resquicio abierto en mayo 2 sirvió de solución para que el
Congreso se transfigurara en constituyente. Según estos tres diputados "la conveniencia y
el derecho, esta[ban] de acuerdo con la opinión general, sobre que el actual Congreso sea
el que constituya a la Nación".144
La discusión del dictamen se tardó varias semanas, pero no por su rechazo sino por
facultades, aun para variar la forma de gobierno y constituirlo de nuevo".145 El paso más
crítico fue ejecutado sin mucha oposición. El 14, como prevenía este decreto, se reunieron
Ésta así lo hizo y a marchas forzadas, el 24, presentó su proposición sobre administración
de los territorios: subsistían los gobernadores y tribunales de los estados, cesaban los
144 CL-FRBN, misc., 757, Dictamen de la comisión especial de la Cámara de diputados, nombrada para darlo
sobre las manifestaciones relativas al cambio del sistema de gobierno, México, reimpreso por Luis Abadiano
y Valdez, 1835.
145 Tena, Leyes, t. III, p. 71.
146 La comisión estuvo compuesta por los más connotados centralistas: José Ignacio Anzorena, José María
Cuevas, Miguel Valentín, Antonio Pacheco Leal y Francisco Manuel Sánchez de Tagle. Sordo, El Congreso, p.
192.
158
centralizar la vida política de las regiones.147 El federalismo de 1824 había caído, los estados
Conclusiones
El repaso de los proemios del primer proyecto constitucional centralista revela la
primera república mexicana parecen indicar que en los estados permeó una dinámica
similar a lo sucedido en la escala más elevada. El reclamo del regreso de Gómez Pedraza en
"religión y fueros" de 1834 y los pronunciamientos a favor del cambio de la forma de Estado
desbordaron los ámbitos locales y federales. Sin embargo, el estudio de estos mismos
Incluso se contravinieron. La oposición legalista que Jalisco, junto a Zacatecas, postuló para
el regreso de Gómez Pedraza, se contravino a la revolución armada que Santa Anna
pretendía desde el otro lado del país. Pese a lo diferentes principios que los motivaban,
ambos unieron causas. En franco contraste, el estado de México osciló, según sus
gobernantes, entre una postura a favor de Bustamante y una ferviente participación por el
movimiento de Santa Anna. Los diferentes proyectos radicales de 1833 plantearon reformas
disímbolas que se contradecían entre sí. Mientras en el Congreso de la Unión se debatía si
el patronato era parte de las potestades de la nación, los estados hacían uso de éste en sus
147 Tena, Leyes, t. III, pp. 75-78 y 89-90. El decreto de octubre 3 se aprobaron en lo general con 58 votos a
favor y 23 en contra; las Bases constitucionales de octubre 23 fueron apoyadas por 68 diputados por 8 que las
reprobaron. Sordo, El Congreso, pp. 193-195.
159
propias jurisdicciones sin necesidad de consultar a la asamblea federal. Los levantamientos
conservadores no fueron instigados acorde a un plan general, antes bien fueron reclamos
locales, como la revuelta de Durán y el Plan de Lagos, para que los gobiernos dieran marcha
atrás, de un modo u otro, a sus reformas eclesiásticas. El Plan de Cuernavaca tuvo que
buscar el consentimiento de los ayuntamientos mexiquenses para fincar su legitimidad. Por
último, los estados fueron quienes facultaron a sus congresistas federales para realizar
cambios en la forma de Estado, así como que fueron los ayuntamientos de las capitales
estatales los encargados de recoger y exclamar su interés por la remoción de la república
gradual ni orgánico sino que las disputas y acusaciones fueron escalando para terminar en
una ruptura irreparable. La generación que se hizo cargo de la nación en 1824 dejó de existir
como tal para 1835 al dividirse en bandos irreconciliables. Las elecciones consecuentes a
estos levantamientos revelan la tajante exclusión de los individuos menos afines a aquellos
que obtuvieron la mayoría. Las de 1833 fueron arrasadas por los liberales radicales y con
pocos o nulos espacios para sus opositores. Por ejemplo, en el estado de México hubo un
virtual regreso de la administración radical de 1829 encabezada por Lorenzo de Zavala. Éste
1834 fueron ganados abrumadoramente por la parte más moderada de los políticos. En
Jalisco y el estado de México para 1834, los liberales de 1833 fueron proscritos de los
fue la posibilidad para elaborar y ejecutar programas políticos definidos con la firme
intención de reformar/variar la arquitectura institucional como una forma de solventar los
160
públicos mediante la expropiación o desamortización de bienes y los de 1834, más radicales,
En tercer lugar, los años aquí examinados (1832-1835) fueron convulsos con pocos
momentos de estabilidad. Las administraciones estatales de 1833 prácticamente vivieron
acosadas por pronunciamientos dentro de sus territorios. De igual forma, los populares
pronunciamientos de Cuernavaca en 1834 y por el centralismo en 1835 son claros ejemplos
que revelan clima político del momento. Los pueblos, o las autoridades que los
representaban, se adhirieron masivamente a éstos movimientos con la expectativa de
mejorar su condición. El estado de la nación para mediados de 1834 era de anarquía sin el
apelativo de moderada con que los centralistas un años más tarde la acompañarían. Los
problemas de gobernabilidad en estos pocos años se reflejó en los levantamientos aludidos
pero también, sino es que más, en la falta de coordinación de los estados con la federación
para no tropezarse en sus providencias. La ingobernabilidad llegó a su cuota más grande
cuando Jalisco desobedeció y desconoció al presidente Santa Anna. Jalisco incluso expuso
que la ruptura con el poder ejecutivo era una defensa de la federación. Lo reseñable es la
capacidad por parte de la entidad federativa para romper con el pacto federal.
Por último, no quiero dejar pasar la oportunidad para refrendar la diferencia entre
centralistas y conservadores. Durante las revueltas antirreformistas de 1834, sus
enfocado al debate por la forma de Estado. Jalisco es un buen ejemplo de esta distinción. El
gobernador de Jalisco, José Antonio Romero, elegido por el movimiento que derribó a la
pueden ser consideradas como pro-clericales al realizar una deconstrucción más allá de
1833 y demoler cimientos importantes del federalismo de Jalisco. Los congresistas
161
jaliscienses, electos al final de ese mismo año, no siguieron con el mismo fervor religioso.
162
III.- LA CENTRALIZACIÓN DESDE LOS DEPARTAMENTOS: LAS JUNTAS
DEPARTAMENTALES, 1835-1841
La segunda fase del proyecto constitucional centralista de 1836 inició con la formulación de
la ley de octubre 3 de 1835. Ésta disposición fue la vanguardia para suprimir la arquitectura
federal y fundar en su lugar otra que, sin tildarse como tal, era identificadas como
centralista. La dirección de la ley, cabe destacar, fue exclusivamente contra gobernadores,
Congresos y rentas de las entidades federales dado que no estipuló cambio alguno en los
supremos poderes de la nación, en las autoridades municipales ni tampoco en la división
estructuras intermedias en las generales. El primer artículo de esta ley determinó que los
gobernadores permanecerían en sus cargos "pero sujetos para su permanencia y en el
163
ejercicio de sus atribuciones, al supremo gobierno de la nación".148 Los gobernadores
dejarían de ser las autoridades supremas de sus estados para transformarse en poco más
que burócratas dependientes del poder ejecutivo nacional quien podría disponer y
total de 20 fueron erigidas en concordancia con el número de entidades federales. Con las
intereses locales. No obstante, más que una sola lectura antitética, la relación entre
departamentales y gobernadores fue una búsqueda para formar "gobiernos de los
fomento e incluso elevar iniciativas de ley que suscitaran la prosperidad del departamento.
Sin embargo, a diferencia del pulcro esquema de 1812, ésta tensión sufrió importantes
mudanzas. En primer lugar, la función consultiva de las Juntas departamentales redujo su
capacidad de decisión en favor del gobernador a quién se le reservó la última palabra sobre
cómo ejecutar las providencias generales y cómo resolver las dudas locales sin tener que
164
reparar obligatoriamente en lo expresado por las departamentales. En segundo lugar, su
para negociar de las departamentales. En otras palabras, dentro del proyecto del primer
centralismo persistió una ambivalencia en el ámbito departamental entre un rechazo
acaecidas por los desencuentros entre las autoridades nacionales e intermedias durante la
primera república federal. Estos problemas fueron achacados directa y enérgicamente a la
federalismo como opción constitutiva. Bajo este entendido, un primer objetivo del presente
capítulo es analizar el armazón institucional con el que las Juntas departamentales fueron
figuraron una suerte de debate centralizador que precedió a esta primera república
parlamentario del mismo constituyente. Más que los objetivos expresos del
pronunciamiento o las solicitudes de los pueblos por el centralismo, la configuración de las
149 Las dispersiones fueron: el decreto de octubre 3 de 1835, las Bases constitucionales de octubre 23 de 1835,
el Proyecto de la Sexta ley constitucional de noviembre 8 de 1836, la Sexta ley constitucional de diciembre 29
de 1836 y el "Reglamento provisional para el gobierno interior de los departamentos" de marzo 20 de 1837.
Tena, Leyes, t. III, pp. 230-338.
165
facciones dentro del Congreso fue la empalizada que limitó el abordaje de los diputados
estrategias para lograrlo incluyeron la redistribución de los poderes públicos con la inclusión
de un cuarto -e l Supremo Poder Conservador-; la formación de una ciudadanía nacional y
El segundo objetivo de este capítulo es explorar la vida interna de las Juntas de los
constituyente, pero con ejemplos de las experiencias de los departamentos. Las diferencias
166
primera república federal y de las primeras aproximaciones entre autoridades
departamentales y nacionales.
constitución de las Siete Leyes como las últimas enunciaciones de replantear este proyecto
posterior derrota ante los rebeldes; así como un clima favorable para la centralización
política orquestado desde los pueblos fueron los cimientos que le proveyeron a esta
asamblea de los arrestos suficientes para plantear más que una mera reforma a la
constitución federal e imaginar una nueva forma de Estado de corte unitario. No obstante,
los diputados, que bregaron por la sustitución, se enfrentaron a una Cámara divida en
167
9 de 1835, y con ello encaminar los pasos de los diputados al cambio de forma del Estado.
en la forma de Estado era legal y necesario.151 Una vez efectuado este primer paso e
iniciadas las sesiones del constituyente, los centralistas aventajaron también a sus
compañeros en el segundo con la composición de la Comisión de reorganización, encargada
de los principales proyectos constitucionales, que pese ser elegida mediante la suerte fue
integrada en su mayoría por individuos abiertamente centralistas.152 Sin embargo, el tercer
paso fue incierto con la aprobación de los decretos de octubre 3 y 23 que establecieron los
lineamientos básicos del nuevo entramado institucional centralista. ¿Qué tanto cedió el
grupo centralista? ¿Qué tanto conservó de su proyecto inicial? Son dos cuestiones difíciles
de dilucidar con certidumbre, pero hay elementos que me permiten apuntalar conjeturas
al respecto.
de Constitución, septiembre 17, apenas un par de días después de iniciadas las sesiones y
una semana antes de que la Comisión de reorganización realizara sus proposiciones.153 La
iniciativa tuvo un final gélido en el momento que pasó a dicha Comisión quien no la
por el momento preciso de su aparición. En este último sentido, el texto de Michelena debe
entenderse como parte del debate constituyente que dio origen a las Siete Leyes
151 "El paso del sistema federal al central sería la obra de una audaz minoría de centralistas en el Congreso,
quienes supieron manipular a las otras fuerzas políticas y capitalizar las circunstancias a su favor [e] imponer
su proyecto por medio de transacciones con los moderados del partido del orden y los santanistas", Sordo, El
Congreso, p. 130.
152 Arroyo, La arquitectura, p. 155.
153 CL-FRBN, misc., 792, Proyecto de constitución presentado al Congreso general por el Diputado del mismo
José Mariano Michelena, México, Imprenta del Águila, 1835.
154 Arroyo, La arquitectura, p. 160.
168
constitucionales de 1836 y no como una especie de antecedente inmediato al margen de
desatenciones concuerdan con las Siete Leyes de un año más adelante, las que tampoco se
pronunciaron directamente sobre estas materias. El primer esquema centralista las asentó
por medio de las Bases constitucionales de octubre de 1835. En otras palabras, es plausible
tomarían.
En primer lugar, la sección inicial reconoció la ciudadanía para toda la república a contrapelo
de las estatales de 1824 (art. 1). Esta ciudadanía fue confeccionada de manera ambigua al
no especificar restricciones de corte moral, ocupacional, alfabético, económico, de género
e incluso de edad. Todos los nacidos en el territorio de la república tenían una serie de
derechos políticos y garantías individuales (arts. 2 y 5). Los primeros incluían la facultad
elegir y ser elegido para los cargos públicos, así como la libertad de opinión; mientras que
las segundas salvaguardaban su integridad contra arrestos, juicios, tormentos y privación
de sus propiedades. No obstante, como bien apunta el mismo Arroyo, poseyó un defecto
capital al no diferenciar entre ciudadanía y nacionalidad; todos los mexicanos tenían
derechos políticos.
consejeros en una suerte de triunvirato (art. 43). El recuento de las atribuciones del
presidente advierte los momentos precisos en que el primer mandatario actuaría a título
169
personal y aquellas en las que se uniría con par de consejeros (art. 47-48).155 Después de
(art. 45). Esto es, el interés y entusiasmo por la inserción de un individuo como parte de la
máxima magistratura era marchitada por la tardanza de ocho años para que ocupara la
obstaculizado y de acción lenta. La elección de los legisladores no era diferente para las
Cámaras. En la baja, el número de diputados era mixto pues conjugaba un principio
cada 80,000 más. La Cámara alta era elegida por las juntas departamentales de una lista
elaborada por una comisión especial integrada por tres senadores, tres sujetos nombrados
por el poder ejecutivo y tres por el poder judicial (art. 16 y 19). Los senadores no
representaban a los departamentos al no contar con una composición territorial sino que
encarnaban a la nación en su totalidad, puesto que las Juntas nombraban a los 39 que la
formaban. La Cámara alta, además, era únicamente revisora sin la posibilidad de iniciar
leyes (art. 36-37). Las tres plazas del consejo del poder judicial eran renovables cada cuatro
años con un proceso rotativo similar al de ejecutivo (art. 52). Arroyo califica al Proyecto de
Michelena como prolongación del parlamentarismo de 1824 con base en el "diseño de
poderes asambleísta" a beneficio del poder legislativo. Sin embargo, al margen de esta
perspectiva, los elementos expuestos desplegaban opciones para los problemas
155 Las atribuciones del presidente se dividirían entre las ejercidas por sí mismo -ejecución de leyes; formación
de órdenes y reglamentos; recaudación e inversión de las rentas públicas; llamamiento y suspensión de la
burocracia; disposición de la fuerza armada- y aquellas en las que debería estar unido con sus dos consejeros
-publicación de leyes, relaciones diplomáticas, nombramiento de la alta burocracia, iniciativa de leyes,
suspensión las sesiones del Congreso. Michelena, CL-FRBN, misc., 792, Proyecto, pp. 20-22.
170
En tercer lugar, la segunda sección estuvo dedicada a la "organización general de la
mediante el número de habitantes (100,000 o 250,000), con "los resortes necesarios para
su administración y fomento interior" (art. 12). El boceto concebía entre 28 y 70 unidades
millones en toda la república. El cambio, más que el número, fue la ruptura con la tradición
histórica regional con la que se fundamentaron las provincias-estados durante el comienzo
de la década de 1820. La lógica de Michelena era innovadora, pero también poco elaborada
debido a que no puntualizó como conciliar las realidades locales.
ejecutiva repartida uniformemente por todo el espacio nacional. Los gobernadores serían
nombrados directamente por el poder ejecutivo de una terna dada por la Junta
departamental. El empleo duraría un máximo de cuatro años. Los prefectos, a su vez, serían
designados por los gobernadores de una terna presentada por la misma departamental (art.
centralización.
Las Juntas departamentales fueron uno de los núcleos del Proyecto de constitución.
En su propuesta se perciben los parámetros generales que atravesaron al conjunto de éstas
171
Juntas se les debe sumar el de la simetría de la extensión (de habitantes) de los
localidades. La elección de, al parecer, todos vocales sería popular cada dos años, pero no
se determinó requisitos de ningún tipo para optar por el cargo o el tipo de proceso electoral
(art. 13).
un papel decisorio e, incluso, a los segundos los votaban acorde a las listas que les hacían
llegar; en todas las demás proponían a los individuos, por medio de ternas, para que otros
del territorio bajo su jurisdicción (fracción 5 y 6). También inspeccionarían y dirigirían los
fondos municipales así como las fincas pertenecientes a los pueblos (fracción 3). Dentro de
las segundas, las departamentales informarían al Gobierno "la conducta buena o mala de
cada uno de los empleados existentes en su territorio, incluso el gobernador"; de igual
modo, "al Supremo Poder Judicial también cada años sobre la conducta de los jueces"
(fracciones 7 y 8). Por último, remitirían a los supremos poderes aquellas peticiones de los
172
Es patente que se situarían en la parte intermedia dentro de la arquitectura del Estado por
encima del ámbito municipal y debajo del nacional, pero no se estipuló de manera clara el
grado de control y dependencia que tendrían unas con otras. Además, el ser los conductos
convenientes. Las relaciones y atribuciones de las departamentales con las otras instancias
número fijo de miembros, los gobernadores electos con el concurso de las autoridades
centrales y el ejercicio de la administración local mediante la intermediación de los
los departamentos, como bien expresa Arroyo, "denotaba su postura unitaria" como un
"antídoto al confederalismo preexistente".156
Congresos estatales y fundó las departamentales para que fungieran como "consejo del
gobernador". Las Juntas estarían integradas por un número fijo de cinco individuos que
gubernatura, las Juntas harían una "propuesta en terna al supremo gobierno general" para
designar al titular quien, como el resto de gobernadores, quedaría "sujeto para su
173
del modelo departamental mexicano: uniformidad y homogeneidad burocrática;
Por el contrario, la Junta del departamento de México pasó por muchas inconveniencias
para conformarse. En octubre 6, el Congreso local nombró a Manuel Díaz de Bonilla,
Santiago Barrientos, Antonio Icaza, Mariano Tamariz y Alejandro Álvarez de Güitian como
los cinco individuos que la integrarían. Sin embargo, los últimos tres rechazaron el cargo
Ante la falta de miembros, la Junta no pudo ser instalada. En noviembre 19, el desconcierto
y la falta de mando en el departamento orillaron al gobernador a preguntar cómo debía de
siguientes meses hasta febrero 18 de 1836 cuando se aceptaron las renuncias de Álvarez e
Icaza -Tam ariz murió en el entretanto. En marzo 14, el ayuntamiento fue el encargado de
174
nombrar a Luis Madrid, Esteban Mongan e Ignacio Sicilia como reemplazos. Los problemas
Mallón como vocal, en agosto de 1836.161 La instalación de las Juntas provisionales en estos
departamentos bosquejaría la actitud de sus autoridades durante el resto de la república
estas posturas.
tomar acuerdos. Sin embargo, no hay procedimientos extraños en las actas de sesiones. Por
el contrario, se percibe una lógica constante en su forma de conducirse muy propia de los
La Ley de Bases para la nueva constitución, decretada en octubre 23, fue el texto
primordial que esculpió la forma de Estado unitaria y sirvió de guion en las materias más
161 Archivo Histórico del Estado de México (AHEM), fondo gobernación, serie gobernación, 1835, vol. 36,
expediente 27, Decreto expedido por el Congreso general estableciendo algunas reformas a la constitución
federal.
162 Como se sabe las leyes federales y estatales no fueron derogadas en su totalidad sino sólo aquellas
relacionadas directamente con la forma de gobierno. Los miembros de la Junta operaron únicamente con
algunas disposiciones generales, pero sin elaborar ningún tipo de reglamento interno durante el período
regido por las Bases de 1835 y fincándose únicamente en su experiencia como legisladores y en el reglamento
del Congreso estatal.
163 Las autoridades civiles jaliscienses, incluida la departamental, juraron las Bases en noviembre 8 de acuerdo
a lo previsto en el decreto sobre la materia. AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. X, "Sesión del 8 de noviembre
de 1835".
175
del Acta, las Bases de 1835 no registraron una discusión intrincada para su aprobación.
En el artículo 1 de las Bases se plasmó el carácter unitario del Estado de 1835: "la
Nación mexicana, [es] una, soberana e independiente". Esta declaración fue aislada dentro
constitucionales. Su importancia está fuera de toda duda porque permitió establecer, como
anota aun con su incomodidad Catherine Andrews, "una forma de gobierno en el cual el
departamentos".165
forma de Estado. La "Nación mexicana" fue concebida como anterior a las Bases. No sé hizo
alusión a individuos o territorios que pactaron para conformarla sino que se presentó como
que especifica al sistema como republicano, representativo, popular, fue por la creencia de
la Comisión de reorganización "de que todos los sistemas de gobierno tienen sus
inconvenientes particulares y sus peculiares ventajas [...] el proyecto [de las Bases es] un
164 David Pantoja observa como en el Congreso constituyente de 1824 se debatió para definir la relación entre
el Acta y la Constitución de 1824, así como la naturaleza de la primera como parte del pacto fundador de la
primera república federal. Pantoja, Bases, pp. 168-170.
165 Andrews, "El legado", p. 1550.
176
"centralismo moderado" o "sistema mixto" en 1836.166 No obstante, como los propios
centralistas expresaron, en el dictamen de julio 29, el centralismo de 1835 era más una
contraposición del con-federalismo de 1824 que una formulación teriaca de ahí que no se
nacional" del primer esbozo centralista. El peso de la centralización, más que asentarse
explícitamente en la forma de gobierno o la residencia de la soberanía, radicó en la sujeción
desechada indirectamente, pero sin miramientos al establecer que los departamentos eran
sería asignado por el poder ejecutivo nacional de una terna propuesta por las
departamentales y éstas serían "elegidas popularmente, del modo y en el número que
establecerá la ley". Al igual que las diputaciones provinciales de 1812, las departamentales
mantendrían una relación compleja con la representación política. Pero a diferencia de las
177
gaditanas y de las Juntas departamentales provisionales, las de Michelena y las del decreto
de octubre 3, las Juntas de las Bases no fijaron un número exacto de vocales. Esta
indefinición dejó abierta la posibilidad para establecer la disparidad en la cantidad de
como parte de la burocracia bajo el mando del presidente cuya finalidad era la ejecución de
las leyes y disposiciones, así como la salvaguarda de las leyes. Por su parte, las Juntas fueron
autoridad/libertad propuesta en 1812 fue retomada como una forma de gobernar a los
departamentos al permitir la acción de los supremos poderes y el mejoramiento material
de las regiones.
"consejo del gobierno" con facultades de promoción del bienestar así como "económico-
municipales, electorales y legislativas [...]; siendo en cuanto al ejercicio de las de la última
este artículo se debe a que no sólo puntualizó la naturaleza de los "poderes" intermedios,
sino que al establecer el sometimiento de éstos a los supremos poderes nacionales explica
el tipo de Estado que fue el de 1835: una forma unitaria en la que el "gobierno de los
departamentos", más allá de la amplitud de sus capacidades, quedaron bajo la tutela del
gobernador mientras que con lo segundo se les concedió la posibilidad de forjar sus propias
providencias. Las Bases aumentaron considerablemente la actividad política de las
178
aun con las proyectadas por Michelena. Un punto particular de las Bases es que fueron el
El artículo 11 reguló los requisitos que debían poseer los "funcionarios de dichos dos
poderes en los departamentos". Éstos fueron señalados de manera sumamente laxa al
demandar tan sólo que fueran "ciudadanos mexicanos, naturales o vecinos de los mismos
departamentos" sin restricción censitaria alguna. Por último, el artículo 12 definía lo
Las Bases deben ser entendidas como un preámbulo transitorio y general de una
forma unitaria que apenas se estaba materializándose. De ahí que muchas de sus
parece, fue más una inexactitud que una declaración para conservar "poderes" en
entidades perfiladas como administrativas y dependientes de los poderes nacionales.
Las Bases tuvieron una larga vida hasta la promulgación de la primera constitución
centralista, conocida como las Siete leyes, en diciembre 29 de 1836. Sin embargo, a lo largo
de todo ese año fueron debatiéndose y aprobándose cada una de las leyes.167 Repito, los
167 Las fechas de aprobación de cada una de las Siete Leyes respectivamente fueron diciembre 2 y 16 de 1835;
octubre 30, mayo 7, noviembre 8 y 23 y diciembre 12 de 1837. Sordo, Congreso, pp. 200-226.
179
gobierno interior de los departamentos durante la primera república centralista recayó en
ley constitucional sobre división del territorio de la república y gobierno interior de sus
pueblos.168 Esta maqueta correspondió, amplió y especificó los artículos referentes de las
Bases. El texto preliminar, escrito en un tono derrotista, contiene dechados que exteriorizan
las verdaderas intenciones de sus redactores y del grupo centralista. Desde la primera línea
se afirmó que "la discusión de las precedentes leyes constitucionales [...] im posibilitó] a la
parlamentario surtió efecto en contra del grupo centralista que tuvo que templar sus
planteamientos originales. ¿Cuáles eran éstos? Es difícil descifrarlos, el texto es escueto y
contiene ideas inconexas. Asevera, por un lado, que los departamentos tendrían que haber
sido más que los antiguos estados con un número que no bajara de cincuenta "por ser
indudable que toda administración municipal mientras más reducida, es más expedita, más
fácil y menos dispendiosa". La idea de una nueva organización se asemejó a la ofrecida en
federalista fue una frustración para los integrantes de la Comisión que por falta de
instrumentos materiales y estadísticos se conformaron con realizar pequeñas
adecuaciones. Pero, por otro lado, afirma que la aprobación de cuerpos colegiados en los
juzgados departamentales y la dotación aprobada para los vocales de las Juntas y sus
168 CL-FRBN, misc., 772, Proyecto de Sexta Ley constitucional, sobre división del territorio de la república y
gobierno interior de sus pueblos presentado al Congreso general en la sesión de 11 de noviembre de este año
por la comisión respectiva, México, Impreso por José M. F. de Lara, 1836.
180
1824, como expuse en el capítulo uno, tuvieron que reformular la primera división
territorial basada en 26 departamentos con sus correspondientes Jefes de policía por otra
compuesta de sólo ocho cantones y ocho jefes de policía. La carencia fue un importante
limitante para echar a andar las reformas territoriales-burocráticas de todos los proyectos
constitucionales.
"dicha discusión [hizo] ver que se desea[ba] en las juntas departamentales una amplitud de
facultades que la comisión no había pensado". La frase es inequívoca. Los centralistas
este ordenamiento fue una promesa de las potencialidades facultativas de las Juntas.
Después de estas dos líneas no se ahondó más en el diseño original esbozado para las
departamentales. Este texto preliminar permite realizar una conclusión general sobre la
forma unitaria de las Siete Leyes: el proyecto para la administración y división territorial no
fue el imaginado por el grupo centralista, sino que fue producido durante el calor de la
discusión parlamentaria que incluía a los grupos contrarios o, al menos, renuentes a la
sabían, con los pertrechos, políticos y materiales, para avanzar en una dirección tan radical
como hubieran querido, vacilaron y perdieron este paso fundamental dentro de la
(66%). Según Sordo, esta ley encontró mayor oposición que las anteriores que se fue
aminorando durante el transcurso de la discusión al grado de disolverse para dar votaciones
181
aprobadas por unanimidad al final del Proyecto.169 Con la Sexta ley quedaron sentadas las
trazada para desactivar la relevancia política de algunas regiones que durante la primera
de vocales. En los tres documentos normativos de las departamentales -Proyecto, Sexta Ley
y Reglam ento- se prescribió que éstas se integraran por siete vocales propietarios y siete
suplente en lugar de los cinco planteados por el decreto de octubre 3 sin mencionar la
omisión de las fiases.171 El aumento en la cantidad es irrelevante, la importancia recayó en
182
La uniformidad burocrática se desplegó a toda la plantilla de las Juntas. El
de esta decisión fue la misma que para los vocales: ninguna Junta era superior o poseía
con $400 pesos. Sin embargo, esta secretaría sufrió penurias en el pago de sus sueldos,
incrementadas con la ley hacendaria de abril 17 de 1837, al grado que los secretarios
optaron por retirarse de las oficinas y algunos vocales se encargaron de las tareas de
oficina.172 En abril de 1837, la Junta del departamento de México, por el contrario, no se
conformó con la disposición al considerar que sólo tres individuos pudieran servir
adecuadamente los trabajos de la secretaría y propuso que ésta, "como lo exigen los
géneros de labores", fuera compuesta por un Secretario con $1,200 de suelo, oficial primero
con $900, un archivero con $600, primer escribiente $600, segundo escribiente $50 y
portero con $400 pesos además de $500 gastos de oficina. El poder ejecutivo respondió
mucho menos, la Junta solicitarlos. La Junta presionó a los supremos poderes para que
aceptaran la planta de su secretaría argumentando la sobrecarga de trabajo por el tamaño
ella. El ahora presidente Anastasio Bustamante, un año más tarde, terminó por ceder a la
presión y admitió la propuesta de la Junta de México.173
183
El método para elegir a los vocales se trazó en el Proyecto y se detalló en la Ley sobre
elección popular fue instrumentada, como en las diputaciones provinciales gaditanas, para
asegurar la participación de las élites regionales en la administración departamental. El
1835 pretendieron que la vocalía fuera ocupada por un sujeto en concreto: ciudadano
mexicano, vecino del departamento que lo elegía, con 30 años de edad y un capital, físico o
moral, de al menos $1,500 pesos anuales. Sordo denominó a este mecanismo como
"elección dirigida".177 Los requerimientos funcionarían como filtros para evitar lo más
miembros con solvencia económica que comulgaran con la idea de que sólo ellos eran los
únicos con verdadero provecho para los negocios públicos. En segundo, los congresistas
consideraron que los vocales, a diferencia de los diputados nacionales, fueran personajes
con intereses dentro de su localidad, por ello, con el objetivo de aumentar sus ganancias
184
personales beneficiarían al departamento. El formato de asignación por elección popular,
ser vecinos de la capital departamental y, por ende, dar preferencia al desarrollo de ésta.
principios de 1837 para instalarse en marzo del mismo año. Por desgracia para las
departamentales de México de 1837 y 1841 no encontré documentación sobre su elección
misma Junta sesionó con el propósito de verificar las credenciales y tomar juramento a los
nuevos vocales. Una vez consumados estos actos, los antiguos vocales se retiraron del
recinto dejando a los nuevos abrir su sesión y declarar que la Junta departamental estaba
"legalmente instalada" conforme a la constitución.179 Contraviniendo la anterior
puntualizó que la departamental de Jalisco, entre otras, tendría que renovarse en enero 1
de 1839 con la finalidad de encuadrar las dos elecciones. Bajo el mismo ritual efectuado en
185
corporaciones lo dieron por descontado. Esta perennidad trastocó el modelo gaditano de
las diputaciones provinciales que poseían únicamente un período de 90 días al año para
sesionar. Las departamentales, por el contrario, estarían activas durante los cuatro años de
su existencia.
república centralista. No obstante, mientras que las de fomento y electorales sólo fueron
precisadas; las legislativas sufrieron una importante mengua. Pese a ello, las tres indican
cierto tono descentralizador. Esta aseveración requiere matiz. La centralización, puesta en
marcha desde el decreto de octubre 3 de 1835, fue asimétrica en los diferentes ramos de
gobierno y fue transformándose durante la república. De igual forma, las facultades de las
Juntas no contuvieron un mismo grado de centralización siendo, por razones evidentes, las
de fomento las más vastas y las legislativas las más sobrias.
tocante a las atribuciones de fomento. La fracción 6 del artículo 14 del Proyecto y de la Sexta
Ley, 45 del Reglamento, estipuló que las departamentales eran las encargadas de
unitario de la república de1836. Los otros artículos detallaron los ramos que abarcarían las
186
en donde no hubiera fondos y peajes para la reparación y apertura de caminos; las juntas
no podían gravar a los pueblos bajo su jurisdicción sin la previa aprobación del Congreso
nacional.181 Además de los cortos alcances fiscales, se establecieron los Jefes Superiores de
Hacienda en abril de 1837. Estos nuevos funcionarios eran delegados de los supremos
poderes y se encargarían del ramo de Hacienda en los departamentos, empleados incluidos.
Se excluyó a las autoridades departamentales del manejo de los dineros públicos. Es decir,
la centralización fiscal fue un proyecto más severo que la política al restringir fuertemente
la intervención de las regiones en el empleo de sus propios recursos.182
entidades federativas. En primer lugar, las facultades electorales fueron muy poco
esbozadas en las Bases de 1835. Fue hasta el Proyecto cuando se delinearon con mayor
palabras, las Juntas mediarían en casi todos los comicios de los funcionarios nacionales y
187
departamentales terciarían en el sistema de checks and balances propuesto en la primera
república centralista.
las facultades de las legislaturas estatales para el nombramiento de los supremos poderes"
y las equipara con éstas quienes "elegían al presidente, a los senadores y a los miembros
del Poder Judicial".185 Ambos posturas reflejan un escrutinio superficial y nominal del
sistema electoral del primer centralismo. Una visión más amplia la presenta Sordo. Para él,
"los congresistas estructuraron su proyecto bajo tres principios: a) restringir la participación
número de posibles aspirantes. Por otro, la mediación de las Juntas departamentales era
puntual y depurada en la elección de los supremos poderes. Por ejemplo, para presidente
diputados que a su vez los habían seleccionado de tres ternas enviadas por la Cámara de
senadores, la alta Corte de Justicia y el propio poder ejecutivo. La decisión de las Juntas
estaría limitada a tres opciones y un doble cerco. Además, su voto sería calificado,
computado y dictaminado por el Congreso general de la Nación.
entendido del elevado número de intervenciones. Lo que implicó a priori un alto grado de
188
descentralización en este rubro. No obstante, las Juntas cumplirían con un papel muy
preciso en cada una de los comicios. En ningún procedimiento las Juntas poseyeron la
prerrogativa exclusiva o prioritaria para investir a otros funcionarios más allá de su
las restringió a través de complicados engranajes y listas que limitarían la actividad política
de las departamentales. Las Juntas, aún con su inclusión en el proceso electoral de los
supremos poderes, tuvieron una pequeña y acotada colaboración en este rubro que les
impedía desarrollar una contienda abierta por los cargos. El check and balance no fue sólo
para limitar a los supremos poderes, sino también a las autoridades departamentales.
La atribución legislativa de las Juntas de 1835 fue el punto más polémico expuesto
en las Bases porque implicó una extensa descentralización que rayó en los límites del
unitarismo. Los ordenamientos del gobierno para los departamentos diluyeron las
facultades legislativas de sus Juntas. El primer párrafo del artículo 14 del Proyecto detalló
que su participación se reduciría únicamente a "iniciar leyes relativas a impuestos,
provisionales de 1835 podían iniciar, discutir, votar y aprobar las leyes que ellas mismas
confeccionara según consideraran como necesarias quedando únicamente sujetas y
el proceso de creación de leyes. Por el contrario, el marco institucional de las Juntas de 1836
truncaba este proceso en el primer escaño, la iniciativa de ley, los posteriores se efectuarían
restricción de las facultades legislativas fue uno de los principales fundamentos del
unitarismo de 1836.
189
Los textos normativos de la primera república centralista no despejaron
directamente las dudas sobre el lugar que ocuparía el territorio. Las Siete Leyes enmudecen
al respecto. Las Bases de 1835 fueron en donde se señaló la existencia de una nación
mexicana soberana con un territorio que, aunque impreciso, le era propio y no le antecedía.
La soberanía nacional era un planteamiento que centralizaba la actividad política y excluía
la idea del gobierno interno a cargo de las instancias intermedias. Como presento a lo largo
subordinada de los departamentos, esto es, su arquitectura institucional era el garante del
unitarismo de 1836.
Los constituyentes de las Siete Leyes, por su parte, acordé a su sistema, pretendieron
andamiaje institucional. No podían hacer más. Al definir la forma del Estado unitario desde
la restricción de los departamentos tenían que estrechar a éstos lo más que les era posible.
Pero como se esboza en el preliminar del Proyecto de la sexta ley, el grupo centralista tuvo
que declinar sus pretensiones más radicales ante una oposición mayoritaria en el Congreso.
El cariz centralista de 1836 es amorfo e intenta atraer a las regiones con importantes
concesiones descentralizadoras; las Juntas departamentales fueron parte de estas licencias.
fueron destensar la relación entre la Nación y las regiones al dotar a la primera del control
y dirección de la toma de decisiones políticas para todo el territorio nacional. Pero esto no
fue concebido como una suerte de monopolio de los supremos poderes de la nación. Al
los constituyentes de 1835 no era eliminar la actividad política de las regiones sino
subordinar y dirigirla en la misma dirección qua la nacional. Por otro lado, de las autoridades
190
departamentales se esperaba que solventaran los problemas de gobernabilidad internos
que aquejaron a las anteriores entidades federativas. Este apartado retoma la confección y
operatividad interna de las Juntas para exponerlas más allá del golpeteo político entre los
diferentes niveles de gobierno. La reflexión fue conducida por la revisión de las actas de
sesiones hacia elementos que resaltan la estabilidad -núm ero de sesiones, asistencia de los
centralista.
Período
Departamental Año Elección Período
proyectado
Octubre 20 de
J. provisional de Octubre 19 de Octubre 20 de
1835 1835-Marzo 26 de
Jalisco 1835 1835-
1837
J. provisional de Octubre 4 de Marzo 14 de 1836-
1835 Octubre 3 de 1835
México 1835- Marzo 25 de 1837
Marzo 26 de 1837- Marzo 26 de 1837-
1- J. de Jalisco 1837 Marzo 15 de 1837 Diciembre 31 de Diciembre 31 de
1838 1838
Marzo 26 de 1837- Marzo 26 de 1837-
1- J. de México 1837 Marzo 15 de 1837 Diciembre 31 de Diciembre 31 de
1840 1840
Enero 1 de 1839- Enero 1 de 1839-
2- J. de Jalisco 1839 Octubre 7 de 1838 Diciembre 31 de Agosto 12 de
1842- 1842-
Enero 1 de 1841- Enero 1 de 1841-
2- J. de México 1841 Octubre 5 de 1840 Diciembre 31 de Diciembre 31 de
1844- 1843-
Agosto 12 de
Agosto 12 de Agosto 12 de
3- J. de Jalisco 1841 1841- Enero 1 de
1841- 1841-
1844
Fuente: Elaboración propia con base en AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. X-XI; AHEM, fondo
gobernación, serie gobernación, 1835, vol. 36, expediente 27, Decreto expedido por el Congreso general
estableciendo algunas reformas a la constitución federal; Diario del Gobierno de la República Mexicana,
núm. 686 y 1973, t. VII y XVIII, marzo 16 de 1837 y octubre 10 de 1840; Colección de los decretos (1876), t.
VIII, pp. 237-240.
- Período interrumpido
191
legislación en torno a ellas subsistieron unos cuantos años más hasta la entrada en vigor de
diferencia del ámbito nacional y los regionales. En los departamentos de México y Jalisco
existieron un total de siete Juntas departamentales durante el período de la primera
república centralista incluidas las dos provisionales de 1835 (Cuadro 3). El número impar,
agosto de 1841.
los complejos sistemas electorales utilizados en el siglo XIX.188 Las leyes y decretos
electorales, entendidas como el campo de acción de electores y vocales, fueron la base para
siete Juntas que se establecieron en los departamentos de Jalisco y México, cuatro fueron
integradas por vocales elegidos según lo previsto por la ley de noviembre 15 de 1836, los
artículos referentes de la constitución (Tercera Ley, art. 4 y Sexta Ley, arts. 10-13), además
de su corolario de junio 30 de 1838, y las otras tres por procedimientos extraordinarios.189
Las leyes centralistas para la materia, según Reynaldo Sordo, tuvieron como premisa acotar
188 "Un sistema electoral se compone de normas y procedimientos destinados a regular la vida comicial. El
sistema define el quién vota, el por quién se puede votar y el cómo se organiza la elección; fija también la
geografía electoral, los tiempos de los comicios, los mecanismos para su calificación y el cómo se dirimen los
conflictos que de ellos pudieran derivar". Fausta Gantús y Alicia Salmerón, "Introducción" en Fausta Gantús
(coord.), Elecciones en el México del siglo XIX. Las prácticas, t. I, México, Instituto Mora, 2016, p. 22.
189 Para una revisión en conjunto de todas la legislación electoral véase Sordo, "Los procesos", pp. 224-254.
190 Miriam Galante, El temor a las multitudes. La formación del pensamiento conservador en México, 1808
1834, México, UNAM, 2010.
192
en la aplicación uniforme para todo el territorio de dichas medidas restrictivas. Ser elector
el vocal votado era enorme. Al primero sólo se le exigía un total de $100 pesos por año
a aquellos individuos sin un caudal suficiente, cierta edad y, sobre todo, sin el
reconocimiento de aquellos con ingresos semejantes.191
para moderar los comicios. Anteriormente, según la ley de junio 17 de 1823, una autoridad
191 Sordo considera al sistema electoral de los centralistas como una "democracia dirigida". Sordo, en "Los
procesos", p. 225. No me parece acertada tal aseveración. Los filtros restrictivos eran un debate en ciernes,
tanto en América como en Europa, fundado en designar a las clases productivas, entre ellos los propietarios,
como los únicos interesados para que funcionaran las instituciones estatales como una forma de asegurar sus
propios intereses económicos. Por otra parte, el sino de la democracia es la uniformidad de oportunidades
para elegir y ser elegido sin importar los mecanismos para ello. Lo contrario a un sistema representativo
cerrado como el 1836.
193
civil presidía la junta electoral por lo que se encargaba de revisar las credenciales de los
comitentes, escuchar las quejas e impugnaciones, así como de registrar y computar los
sufragios, los cuales eran emitidos en voz alta o por escrito de manera pública frente a la
habitantes), formar listas de aquellos certificados para votar, repartirles boletas en las que
emitieran su opinión y, por último, elegir a un comisionado que continuara con el resto de
la elección. Éste individuo nombraría a otros cuatro con el único propósito de conformar
una comisión provisional que organizará el nombramiento de presiente y cuatro
secretarios. Esto es, la ley de 1836 contempló un doble distanciamiento entre autoridad y
ciudadanos en el primer escaño. La intervención del gobierno no era menor pero el acto de
la votación no les concernía. Eran los propios vecinos los encargados de regularlo y
calificarlo. La desvinculación entre elecciones y autoridades, según Sordo, "fue un gran
avance el haber establecido la autonomía del acto electoral [...] fuera del control del
gobierno".192
Como el propio Sordo arguye, el grupo político en el poder tuvo menos oportunidades de
afianzarse por la vía electoral debido a la competencia formal entre las diferentes facciones
influenciar. Tampoco, de modo alguno, que se trataran de sufragio libre. En otras palabras,
las mecánicas para restringir la base de comitentes y asegurar el orden posibilitaron la
encono en las posteriores votaciones. Aunado a lo anterior, José Antonio Aguilar da otra
explicación que se contrapone. Los federalistas radicales eran "propietarios que calificaban
para votar y ser votados" de acuerdo con las propias reglas centralistas por lo que éstas no
194
les llegaron a afectar.193 Ambos autores resaltan la ineficacia de las premisas centralistas
para controlar y conducir las elecciones a su favor. Sin embargo, la ley de 1836 no poseyó
expectativas para acaparar los escaños del Congreso y las departamentales. De acuerdo con
el entramado institucional, los centralistas aceptaron, mal que bien, el juego político entre
facciones con una pretensión de fincar en ello la legitimidad del régimen. La separación de
las autoridades civiles de la organización electoral fue un aliciente para que aquellos grupos
políticos que aspiraran a formar parte del gobierno lo efectuaran desde los comicios. De
igual manera, con la restricción censitaria no se esperaba que los políticos opositores al
centralismo dejaran de concurrir sino que fue para desmotivar el uso de la muchedumbre.
Cabe cuestionar porqué los federalistas radicales optaron por no presentarse en las juntas
electorales aunque, como afirma Aguilar, pudieron hacerlo. Tengo la impresión que este
grupo, pese a los brotes levantiscos a lo largo de toda la república, no logró reponerse de la
Las tres elecciones organizadas con base en la ley electoral de noviembre de 1836
-1837, 1838 y 1840-, según Sordo, ocurrieron en un "clima de mayor orden" como
consecuencia de descolocarlas de la tutela de las autoridades y de la participación de
censitaria y el orden del primer grado divergió en las regiones. En las elecciones para vocales
de las Juntas departamentales no he encontrado mayores indicios para corroborar que
195
hayan acontecido con afrentas a la tranquilidad pública. No hay documentación en la que
se impugne el resultado, de hecho no encontré los expedientes o las actas de las juntas
electorales. Únicamente en las elecciones para diputados-vocales del departamento de
México, en octubre de 1840, el debate se dinamizó en torno a las listas de los candidatos
pero marginado a las páginas de los periódicos y, ante todo, enfocado a los diputados
nacionales.195 Esta ausencia podría traducirse como síntoma de sosiego durante el proceso
Como mencioné poco antes, existieron tres departamentales que no se ciñeron a las
normativas electorales centralistas. Las dos primeras fueron las Juntas provisionales de
1835. Estas Juntas contaron con el velo de la legitimidad según lo dispuesto en el decreto
de octubre 3 de 1835 que prologó el principio de la elección popular tras ser designadas por
los últimos Congresos estatales o, en su defecto, por el ayuntamiento capitalino. Las
restricciones para ocupar el cargo, las prácticas para conservar el orden durante los
comicios o la apertura política que caracterizaron a los comicios centralistas aún no se
habían establecido. La razón detrás de la selección de los individuos en Jalisco fue su vínculo
con el gobierno: tres eran parte del Congreso de 1835, otro era el vicegobernador y uno
más deambuló las oficinas gubernamentales durante todo el período federalista. Los
difusa la selección. Uno sólo era parte del Congreso local de 1835, pero dimitió a la vocalía,
tampoco la ocupación fue el factor preponderante: dos eran militares, dos licenciados y uno
195 La oposición al gobierno exigía que los nuevos representantes debían ser "no de las facciones, sino de los
pueblos: no de intereses determinados, sino públicos". El Cosmopolita, núm. 116, t. IV, septiembre 23 de
1840. El Diario del Gobierno de la República Mexicana realizó un llamamiento para que se verificaran las
elecciones en los mejores términos. Además, en respuesta al periódico El Mosquito mexicano, presentó su
lista de candidatos y la de El precursor para las plazas de diputados y vocales. Diario del Gobierno de la
República Mexicana, t. XVIII núm. 1965, octubre 2 de 1840. El resultado sólo se anunció pero no fue discutido
o debatido. El Diario de Gobierno de la República Mexicana, t. XVIII, núm. 1973, octubre 10 de 1840 y El
Cosmopolita, t. IV, núm. 120, octubre 7 de 1840.
196
bachiller Barrientos. No hay mayores indicios de su desafección que una posible
La otra excepción fue la Junta jalisciense de 1841. El caso amerita una digresión ya
que fue la única de las siete que se originó directamente de un pronunciamiento. Al
a sus cargos.197 Una junta de vecinos notables nombró nuevas autoridades: gobernador,
la duda sobre si cubriría el tiempo restante de la recién derogada hasta diciembre de 1842
196 AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. X, "Sesión de octubre 25 de 1835". AHEM, fondo gobernación, serie
gobernación, 1835, vol. 36, exp. 27, Decreto expedido por el Congreso general estableciendo algunas reformas
a la constitución federal.
197 Es factible que esta reacción haya sido un error de cálculo por parte de los pronunciados. La junta de
vecinos nombró como gobernador al mismo Escobedo al que mandaron llamar, pero se negó por segunda vez
y los vecinos realizaron otra votación en la que eligieron a Paredes y Arrillaga. Otra explicación, más aciaga
cabe mencionar, es que el accionar de las autoridades fuera un montaje ideado por ambas partes para dejar
a los dos bandos bien posesionados ante la opinión; los pronunciados cordialmente invitan, las autoridades
dignamente resisten los ofrecimientos. Colección de los decretos, t. VIII, pp. 233-240.
197
1839 desvirtuó a las departamentales ya no con su relación al Estado unitario de 1835, sino
sino que eran una parte más de los proyectos. Sin embargo, para entender el
actividad de los votados. Son dos momentos indisolubles pero diferenciados. El primero es
el punto culmen del sistema electoral y el segundo es el origen de la corporación. Escudriñar
la lista de los nominados permite entender el clima político al momento de los comicios y,
por ende, por qué se eligió a aquella planta; pero abordar al grupo de asistió
de los vocales asistentes y ausentes de las siete departamentales que analizo. Estas
corporaciones estuvieron compuestas de 80 plazas de vocal (45 propietarios y 35 suplentes)
según lo previsto por la normatividad respectiva. Los 10 titulares adicionales se debe a que
el decreto de octubre 3 de 1835, que estableció las Juntas provisionales de 5 miembros, no
positivos con tal medida. En la Junta de México, por ejemplo, tres elementos de los
propuestos por el Congreso local rechazaron el "honor y distinción" de pertenecer a la
departamental por lo que está no pudo ser instalada en tiempo y forma. Esto provocó una
serie de vacíos y dudas legales sobre si el cargo de vocal era renunciable y quién estaba
autorizado para designar a los sustitutos. La cuestión se extendió hasta marzo de 1836,
cinco meses después de la supresión de los Congresos estatales, cuando el gobierno
198
nacional ordenó que fuera el ayuntamiento de la Ciudad de México el indicado para elegir
asumieron el empleo (84). La causa de este excedente se debe a que la negativa de cinco
individuos para tomar posesión del cargo y la sustitución de otro que murió. El séptimo fue
198 AHEM, fondo gobernación, serie gobernación, 1835, vol. 36, exp. 27, Decreto expedido por el Congreso
general estableciendo algunas reformas a la constitución federal.
199
concurrencia del resto a las sesiones. Por el contrario, no encontré los nombres de tres
saberlo. Es decir, repito, el perfil delineado en las elecciones sólo fue un indicador de la
lucha entre facciones para designar a los vocales, pero no de aquellos que realmente
intervinieron durante las sesiones de las Juntas. Continuaré con los 84 vocales electos. Los
Cuadros 6 y 7 retoman indicadores que permiten esbozar el cariz de los vocales: la
(39.3%) y 38 para la experiencia (45.2%)- por lo que los porcentajes exponen sólo
tendencias.
(23.1%) que lo alcanzado en el mismo Congreso (14%). Los eclesiásticos y militares fueron
grupos con mediana importancia con (17.9 y 15.4%) al igual que en el citado Congreso (14.9
y 16.6%).200 En contraste, los comerciantes, pese a contar con individuos destacados en sus
campos, tuvieron poca afluencia (7.7%). En otras palabras, los votantes y facciones políticas
suma equivale a más de la mitad de los escaños (66.6%), para que fueran los pilares de los
proyectos centralistas en los departamentos.
199 AHCEJ, 1843, caja 1, Sobre el juramento del Sr. Manuel López Cotilla.
200 Sordo, El Congreso, p. 110.
200
En términos regionales hay una amplia diferencia del grupo medular en ambas
1834 en que, apoyados por militares foráneos y comerciantes locales, se hicieron con el
poder. En el departamento de México, las elecciones para vocales presentaron una mayor
variedad de las ocupaciones. En la composición efectiva, el grupo con mayor inclinación
fueron los propietarios (46.7%). Cabe resaltar que cuatro militares electos no tomaron
posesión del cargo y uno más tuvo una paupérrima presencia. A diferencia de Jalisco, en el
de México los abogados no tuvieron un lugar preponderante dentro de las Juntas con
apenas 2 votados de un total de 24.
por el número de sus integrantes, sino también por la relevancia de éstos. El dechado más
evidente fueron los vocales pertenecientes al clero dado que de los 7 individuos 4
pertenecieron al cabildo del obispado de Guadalajara y los mexiquenses aunque curas uno
lo era del sagrario de la ciudad de México. Esto es, la gran mayoría pertenecía a la alta
jerarquía eclesial. Los militares no se quedaron atrás en lo tocante a las plazas notables con
un general y varios coroneles. En el resto de los grupos es complicado medir la preeminencia
por la falta de una estratificación formal. No obstante, algunos nombres ilustran el prestigio
de los vocales: comerciantes como José Palomar en Jalisco y Ángel González Echevarría en
el departamento de México;201 propietarios como José Ramón Pérez Palacios, José Miguel
201 Olveda, La oligarquía, pp. 266-269. Lucio Ernesto Maldonado Ojeda, "La elite y las instituciones del
gobierno de la Ciudad de México en la república centralista, 1836-1846", Tesis de Maestría, UNAM, 2004, pp.
77-81.
202 Olveda, La oligarquía, pp. 408-409. Maldonado, "La elite", pp. 93-98.
201
Cuadro 6. Estructura ocupacional de los vocales de las Juntas departamentales de Jalisco
y México, 1835-1843203
La edad manifiesta una tendencia más absoluta. Para integrar a las Juntas se buscó
Juntas requerían de 30 años. Más de 60% de los vocales rondaban entre los 40 y 60 años al
momento de ser electos. El promedio de edad fue de 43.3 años al momento de tomar
posesión. La tendencia sobrepasó a la del Congreso constituyente de 1835 con más de diez
puntos y mantuvo la casi nula participación de los jóvenes de menos de 30 años.204 En lo
general, en todas las departamentales no hubo un desequilibrio que decante las tendencias
marcadamente a una determinada edad sino que se distribuyó entre los 30 y 60 años casi a
partes iguales con un descenso en los últimos años y con un ligero acento en los que se
encontraban en los 40 y 49 años. La gran mayoría nacieron en el siglo XVIII por lo que
203 La propuesta para la estructura ocupacional la retomé de Noriega, El Constituyente, p. 125. Para esta autora
"el término ocupación está entendido como la actividad que principalmente se desarrollaba". No utilizo la
clasificación empleada por Maldonado dado a su carácter arbitrario en cuanto a sus categorías así como la
duplicidad de los individuos en varias clases. Maldonado, La Asamblea, pp. 174-175.
204 Sordo, El Congreso, p. 116.
202
crecieron o maduraron con la devastadora guerra de la década de 1810. Dicho de otra
individuos nacieron después de 1805, por lo que su elección a las Juntas pudo estar
condicionada por la edad. La única anomalía fue un vocal de la departamental de Jalisco de
1839 electo con menos edad de la exigida, 29 años, pero que no participó en las sesiones.
intervino en tres ocasiones y otro en dos. En comparación con los del departamentos de
México, los vocales de Jalisco tuvieron cierta permanencia en los cargos debido a que un
203
total de 6 individuos de 41 (14.6%) fueron electos para dos o más departamentales -u n
El perfil de los vocales electo puede resumirse como el de un hombre maduro, con
relativa experiencia dentro de los ejercicios parlamentarios, con una ocupación inclinada al
Al sustraer del Anexo 3 los vocales que no tomaron posesión, éste arroja pautas más
cercanas a las configuraciones operativas de las Juntas departamentales. Lo primero a
destacar es la diferencia entre los 84 individuos nombrados y los 45 que asistieron a las
sesiones. El contraste entre los dos permite matizar el resultado de los comicios con la
integración real de las Juntas. En Jalisco tengo documentados a 32 junteros que asistieron
Junta provisional y en el primero existió una corporación más con la Junta irregular de 1841.
Los índices aumentan ligeramente en relación a la ocupación, edad y experiencia: 22
sensiblemente en casi nueve puntos. Este último punto es interesante al indicar que los más
asistentes (45) y los ausentes (27) más otros que no logré recabar acerca de su asistencia
(12). El criterio para diferenciarlos es básico: su concurrencia a las sesiones sin importar la
precariedad o discontinuidad que ciertos vocales presentaron. Dejaré por un momento a
204
los asistentes. Los ausentes se pueden dividir a su vez entre los que por su calidad de
suplentes nunca fueron convocados (17) y aquellos que simplemente no acudieron a las
sesiones por uno u otro motivo (10). A los suplentes se les podría sumar los tres
En contraste con los individuos que aceptaron el reto, la tasa de rechazo para ser
vocal departamental fue relativamente baja: 11.9%. De los que se negaron, cinco dimitieron
enfermedades que les impedían realizar esfuerzos mentales -dolores de cabeza o ataques
restantes, dos presentaron su renuncia a los pocos días de aceptar el cargo y los otros tres
nunca se aparecieron por el salón de sesiones pese a que fueron considerados como parte
de las departamentales al registrarlos día tras día y sólo a uno se le cesó. De los 10 vocales
ausentes, 2 pertenecieron a las Juntas de Jalisco y 8 a la de México. Nuevamente, en Jalisco
se observa una mayor aceptación por formar parte del entramado centralista.
suplentes (29.4%). La tasa aumenta ligeramente considerando a los vocales que por la
normatividad debían ser electos. Es decir, de los 33 cargos de vocal propietario que fueron
205 AHEM, fondo gobernación, serie gobernación, 1835, vol. 36, exp. 27, Decreto. Tres apelando a su estado
de salud y el resto porque sus responsabilidades y empleos eran incompatibles con el de vocal
206 Omito a los integrantes de la Junta irregular de Jalisco de 1841. Pese a la información sobre su participación
en las sesiones, me fue imposible determinar su asiduidad o número de asistencias. AHCEJ, 1841, caja 1, exp.
50, Se envía al Jefe Superior de Hacienda del Departamento de Jalisco la nota de los vocales que asistieron a
sesiones en el mes de octubre; AHCEJ, 1843, caja 2, exp. 4, La Junta Departamental de Jalisco da cuenta de lo
vocales que acudieron y los que no se presentaron a sesiones en el año de 1843. De igual forma, constate la
renuncia de tres de los vocales de la Junta mexiquense de 1841 pero sin posibilidad de conocer su presencia
en las sesiones. BPLEM, 1841, t. 114, exp. 546, Sobre licencia concedida a un diputado de esta Junta. BPLEM,
1841, t. 114, exp. 547, Renuncia de un miembro de esta Junta, BPLEM, 1841, t. 115, exp. 582, Sobre juramento
de los seres. Vocales.
205
electos en las cinco departamentales 24 aceptaron la encomienda (72.7%). Los suplentes
de éstas corporaciones entraron a delegar a algunos de los que nunca se asomaron y a los
que a mitad del período dejaron de asistir bien porque dimitieron (6) o porque fallecieron
(3). La enorme cantidad de vocales propietarios sugiere que el cargo no fue entendido como
una losa de la que habría que librarse o sufrirla. Todo lo contrario, muchos se entregaron
de las sesiones en sus Juntas. Destacan los casos de Antonio Pérez Irías quien fue a todas
las sesiones de la Junta de Jalisco de 1837 hasta que se ausentó por sus enfermedades que,
posteriormente, lo condujeron a la muerte. Casos más extremos fueron los de Miguel Ruíz
de Tejada y Miguel Calderón, ambos de la Junta de México de 1837, que perseveraron en
su tarea durante 349 sesiones efectuadas a lo largo de 3 años y el de Manuel Carpio que
acudió a las 95 de la Junta de México de 1841. En contraposición, sólo 2 individuos
J. de México de 1841 95 3 4 5 2 69 69
206
Los porcentajes total y regular de las cinco departamentales fueron elevados con un
promedio de 75.3% y 79.1% respectivamente. Esto es, existió un alto interés por acudir a
los trabajos de las Juntas. Lo que refuerza la idea de la aceptación de los integrantes para
determinar con precisión cuáles fueron las motivaciones que cada vocal abrigó para ocupar
su asiento. Sin importar si fueron por la remuneración económica -algo que considero
sumamente dudoso dada la carencia de la Hacienda pública-, la proximidad con la toma de
"honor y distinción" que otorgaba el empleo; lo cierto fue que la gran mayoría de aquellos
en los que recayó la vocalía cumplió con, al menos, asistir a las sesiones. La comparación
regional del promedio advierte una diferencia importante de casi diez puntos a favor de las
departamentales de Jalisco que se estrecha a siete si únicamente se toma el porcentaje
regular. Sin embargo, lo destacable es que en las Juntas tres de Jalisco y las dos de México
hubo empeño de sus integrantes para sesionar.
interés por parte de los vocales. El porcentaje total y regular de la de México durante el año
de 1842 fue uno de los más bajos con 69% e incluso se registraron varias sesiones ordinarias
que no se realizaron por falta de quórum.207 Por su parte, la Junta irregular de Jalisco de
1841 padeció también la indolencia de sus vocales ya que dos propietarios renunciaron a
los pocos días de iniciadas las labores, otros dos nunca asistieron y un último se hizo cargo
207 La Junta departamental intentó sesionar los días 14, 15, 17, 21 y 22 pero a falta de cuórum sólo registro en
las actas el nombre de los vocales que asistieron y la hora hasta que habían esperado. Téllez, Ramírez y
Argente, Actas.
208 Colección, t. VIII, pp. 246 y 280, AHCEJ, 1843, caja 2, núm. 4, Comunicación de los vocales Suprema [sic]
Junta departamental de Jalisco que asistieron a las sesiones y de los que no asistieron.
207
incertidumbre institucional, emanada de un pronunciamiento, permeó el ánimo de los
La inasistencia tiene sus propias pautas. Entre los 45 vocales concurrentes, las
justificaciones más socorridas para no cumplir con su encomienda fueron faltar con licencia,
sin ella o reportarse enfermos. Es difícil comprobar las dos primeras dado que la licencia o
la falta de ésta se consideraba más un permiso que una causa para ausentarse. Las licencias,
por lo regular, se prolongaban uno o dos meses más de lo establecido lo que condicionaba
a la departamental a verse estrechadas para resolver los asuntos pendientes. Todo parece
indicar que el único filtro para concederlas era no dejar desprovista a la departamental del
número justo necesario para sesionar por lo que podían concederse una o dos licencias
paralelamente. El caso extremo fue el de Ignacio González Pliego, propietario en la Junta de
México de 1837, quien acudió sólo a 11 sesiones de 345 sin solicitar permiso para faltar.209
Un móvil frecuente que manifestaron los vocales para faltar fue reportarse enfermo.
justificar su ausencia. Algunos indudablemente lo estuvieron como Rafael Pérez, José María
Valiente, Antonio Pérez Irías y Julio Vallarta que tras continuamente reportarse postrados
Como se sabe, el vocal más antiguo de las departamentales tenía la obligación de remplazar
al gobernador en las ausencias de éste. Seis vocales se ausentaron por tal razón. En la
mayoría de las ocasiones sólo le sustituyeron durante un período breve de uno o dos meses
(Cuadro 9). El único caso que un vocal dejó definitivamente sus deberes fue el de Antonio
208
Cuadro 9. Vocales de las Juntas departamentales que cubrieron al gobernador en Jalisco
y México, 1835-1843
La salida de un vocal departamental que asumió su cargo fue un acto poco frecuente
Flores dimitió al cargo en la Junta de Jalisco de 1837 para pasar a la administración del
distrito de Lagos en Jalisco y José Cirilo Gómez Anaya de la Junta de México de 1837 que
únicamente fue reportado por sus compañeros como "cesado" pero sin ahondar en detalles
más precisos del porqué dejó de formar parte de la departamental. La cifra aumenta con
tres vocales de la Junta de México de 1839, quienes mandaron su declaración para cesar
Las altas tasas de asistencia que en general presentaron las Juntas departamentales
no reflejan con exactitud la observancia de los vocales para con las corporaciones a las que
pertenecieron. En otras palabras, los porcentajes revelados tienden a crear una idea
favorable sobre la participación y adhesión de los vocales. José Justo Corro, vocal de la Junta
de Jalisco de 1839, es el arquetipo de esta duda. En tres ocasiones intentó dimitir a su cargo
bajo diferentes argumentos. La primera vez fue en diciembre de 1838, días antes de la
instalación de la Junta a la que perteneció. Corro se excusó por ser antiguo miembro del
septiembre de 1836 y que no regresó por haber sido electo como Consejero de Gobierno. AHCEJ, Libros de
actas de sesiones, t. X, "Sesión de agosto 22 de 1836 y febrero 8 de 1837".
209
Supremo Poder Conservador y fincó su argumento en el artículo 16 de la Segunda ley
Constitucional que impedía a los integrantes del Conservador ser elegido para varios cargos
durante su gestión y dos años después. La Junta respondió vehementemente al interpretar
la ley constitucional y asegurar que dicho artículo no comprendía a los cargos de elección
popular como lo era el de vocal departamental y que, en todo caso, Corro no tomó posesión
del cargo por lo que no podría ser entendido dentro de las excepciones.212 El primer asalto
lo ganó la Junta, Corro juró como vocal departamental el primero de enero de 1839 e incluso
fue su presidente. La segunda vez ocurrió de manera ambigua. La muerte de un magistrado
que pareciera que ahora era ésta la que se quería deshacer de él y que éste no se oponía a
ello. Todo parece indicar que la votación general no favoreció a Corro que siguió como parte
de la departamental.213 La última vez que Corro buscó salir de la Junta fue en 1840 cuando
fue designado ministro propietario del Superior Tribunal del departamento de Jalisco. La
anterioridad para miembro de esta Junta" y preguntaba retóricamente "¿Por qué principio
o por qué ley debe preferir el segundo nombramiento al primero cuando este empleo no
aún los más asiduos asistentes pues Corro tuvo un índice de participación de 86.4%,
tuvieron para su destino en las departamentales. No es fácil saberlo, de hecho el caso Corro
es extraordinario, pese a ello la gran mayoría de los vocales no se dejaron amedrentar ante
los contextos tan adversos en los que se suscitaron las dos repúblicas centralistas.
210
Los reglamentos internos
La formación de los ordenamientos fue uno de los aspectos de mayor importancia dentro
de las facultades que las Juntas tuvieron a su disposición. De ser más severos en la
secretarías de éstas. Pero más que sus potencialidades, que en términos prácticos no eran
muchas por su carácter intrínsecamente doméstico, la práctica misma de elaborar un
proyecto, leerlo, discutirlo, aprobarlo y aplicarlo fue donde recayó el principal valor de éstos
documentos como experiencia parlamentaria y por el acatamiento de un marco normativo
autoimpuesto. Hira de Gortari lo expresa con suma claridad para las diputaciones
provinciales de 1812 al afirmar que conocer la "reglamentación [interna] permite entender
cómo funcionaban" este tipo de corporaciones. Pero no sólo ello, para Gortari fueron
"formalidades a cumplir. Espacios políticos diseñados. Actos simbólicos impregnados de
creencias y nuevas formas" cuya puesta en práctica, dice en otro texto, "contribuyó a darle
forma a un conjunto de ciudadanos electos como representantes territoriales, los cuales
eran interlocutores tanto con las autoridades y las diferentes instancias del poder como con
215 Hira de Gortari Rabiela, "Las diputaciones provinciales de la Nueva España y México, 1820-1823. Entre el
Antiguo Régimen y la Modernidad. Posibilidades de Estudio" en Serrano y Terán (ed.), Las guerras, pp. 525 y
532 y "Los inicios del parlamentarismo. La Diputación Provincial de Nueva España y México, 1820-1824" en
Virginia Guedea (coord.), La Independencia de México y el proceso autonomista novohispano 1808-1824,
México, D.F., UNAM, Instituto Mora, 2001, pp. 282-283.
216 Reglamento provisional para el gobierno interior de los departamentos en Tena, Leyes, t. III, p. 328.
211
sesiones ordinarias se realizarían los lunes, miércoles y sábados a las diez de la mañana.217
estatuto tuvo una longeva aplicación dado que fue el único que reguló a las posteriores
departamentales jaliscienses incluidas la Junta irregular de 1841 y las Asambleas de la
departamental durante los primeros años de su existencia. La primera Junta expidió el suyo
hasta marzo 26 de 1840 y la segunda Junta expidió uno más en julio 29 de 1841.219
realizados en tiempos gaditanos así como los del México independiente tanto imperiales
como republicanos. Gortari señala que fueron las Cortes españolas las que impusieron un
"modelo" a los de las diputaciones.220 Éstos, es factible admitir, lo fueron a su vez de los
realizados por las entidades federales en la década de 1820. No pretendo realizar una
dentro de la cultura política del momento para efectuar sus propios trabajos. Diputaciones
212
puntos y los de las departamentales alrededor de los 60.222 La corpulencia de los
ordenamientos de las legislaturas locales fue una consecuencia natural del régimen federal
y de la potestad de los Congresos sobre todos los asuntos de gobierno y administración
interna y de igual forma manifiesta el ahínco que los diputados tuvieron para regular la vida
al interior de sus salones.
con el riesgo de que apelaran por aquellos negocios que les fueran más benéficos en lo
personal que en lo colectivo. La reiteración, obligación en algunos casos, para que las
propuestas fueran por escrito atiende a una lógica práctica; "evitar toda discusión vaga". La
resolución de los negocios públicos, por su parte, comparte una estructura semejante en
todos los códigos. En un primer momento, los negocios debían ser admitidos como lo
suficientemente discutidos para proceder a votación De ser así, se pasaba a un segundo
momento en el que los miembros presentes emitían su parecer conforme con el tipo de
método u otro. No importa, lo relevante fue la contundencia del voto como medida de
aprobación de los negocios públicos. Como se puede observar, dada las semejanzas es
viable sugerir que tanto diputaciones como Congresos y departamentales abrevaron de las
mismas fuentes para desarrollar sus lineamientos interiores además de presentar una
continuidad palmaria dentro de las prácticas. Sin embargo, los de los estados y
222 "Reglamento interior para el Congreso del Estado de México" en Colección de decretos, t. I, pp. 175-193.
213
departamentales no fueron meros trasvases o calcos de sus predecesores sino que más bien
Los tres reglamentos que poseo fueron elaborados siguiendo las pautas de la
uniformidad institucional propuesta por el proyecto constitucional de 1836 para convertir a
explícitos a través de esta jerarquía legislativa que los vocales no podían traspasar. Aunado
a ello, la cultura política iniciada en Cádiz sobre prácticas parlamentarias que compartían
los vocales, tanto por el pasado legislativo de algunos como por su instrucción informal
dentro de las departamentales mismas, les constriñó en determinados abordajes. Estas dos
coacciones terminaron por imponer la existencia de tópicos comunes en los tres
reglamentos como el ceremonial de las sesiones; los diferentes clases de éstas; el horario a
cubrir; el tratamiento y naturaleza de los asuntos públicos; las votaciones así como la
tardíamente en marzo de 1840 y julio de 1841, fueron más prolongados con 57 y 89 artículos
y divididos en 7 y 8 capítulos respectivamente. La estructura varió en la prelación de una u
otra sección, pero el contenido es similar en los tres. Entre los mexiquenses hay una
similitud manifiesta resultado de que los vocales que confeccionaron el segundo copiaron
214
único que presentó notables cambios tanto en el número de artículos, once más que el del
Al esquematizar las secciones que tratan los reglamentos (Figura 1) es notable que
el de la Junta de Jalisco mantuvo una articulación lógica en sus primeros temas. Comenzó
por aspectos generales de las sesiones -com o el lugar donde se sesionaría y los días para
ello- para continuar con los particulares de la vida cotidiana de la departamental como el
ceremonial y la forma de resolver los asuntos. En contraste, los de la Junta de México
tuvieron una configuración temática. Cada capítulo giró en torno a una cuestión específica
sin depender del anterior. Los de Jalisco fincaron su propuesta en el funcionamiento interno
de las sesiones, mientras que los de México optaron por abarcar más aspectos de la vida
Figura 1. Temas tratados por los reglamentos de las Juntas de los departamentos de
Jalisco y México
V- v 1
Fuente: Elaboración propia con base en AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. X, "Sesión de abril 7 de 1837";
Junta departamental de México, "Sesión de marzo 26 de 1840" en Téllez, Ramírez y Argente (comps.), Actas;
BLCEM, 1841, t. 111, exp. 272, Reglamento interior de la Junta departamental.
tres reglamentos. Los vocales tuvieron un evidente interés por regular la vida interna de las
departamentales por necesidades prácticas para atender las consultas y resoluciones
215
acuerdo a su urgencia, notoriedad y gravedad. La forma de llevar las sesiones fue uno de
los temas fundamentales de las departamentales. Ésta eran el soporte y marco para todos
los demás. Me limito a lo acordado en los estatutos. En los tres se indicó que había tres
"tratar algún asunto de interés común y urgente" ya sea porque "lo exija la necesidad" o
por "la gravedad del asunto". Las secretas, en cambio, sólo se efectuarían cuando hubiere
negocios de "naturaleza reservada" como "elecciones, exclusión de personas propuestas [a
cargos públicos], o informes sobre licencia para casamientos, [y] sobre abusos en la
administración de rentas". De esta manera, las sesiones ordinarias fueron la reunión
emergentes, acordadas sin conocimiento de los mismos vocales a quienes se les manda
llamar a sus hogares, para solventar negocios ríspidos que se hayan presentado
semana. En Jalisco se estipuló que fueran sólo dos días -m iércoles y sábado- durante tres
horas por la mañana de 10 a.m. a 1 p.m. Los de México lo harían en tres -lunes, martes y
jueves- por dos horas a medio día de 12 p.m. a 2 p.m. Es difícil aquilatar el razonamiento
que brindara mejores condiciones para los trabajos. Jornadas más largas o en mayor
cantidad. El número y la duración de las sesiones podría parecer anecdótico pero formó
parte de las estrategias que los vocales utilizaron en los momentos de tensión. Por ejemplo,
la Junta de México de 1837 sesionó alrededor de una hora durante los últimos meses de
1840 pese a los acuciosos asuntos que debían atender. Entre éstos destacan las
observaciones al proyecto de reformas constitucionales requeridas por el Congreso
de diciembre 3 en el que los vocales iniciaron su labor a las dos de la tarde y trataron
216
exclusivamente la lectura del proyecto pero "se suspendió por haberse dado las tres de la
menos de cuatro y, aunque no tenían uniforme oficial, se les pedía asistir vestidos "con
trajes decentes". Estos ingresaban "guardando silencio y compostura" al salón y tomaban
asiento sin preferencia con excepción del presidente cuyo lugar estaba indicado. La reunión
iniciaba con la fórmula "se abre la sesión". El ceremonial era claro para los de Jalisco. "Todas
las sesiones darán principio leyéndose por el Secretario las minutas de la acta de la sesión
anterior" para proseguir con los asuntos de mayor gravedad y posteriormente los menos
acuciantes. El reglamento de la Junta de México de 1841 era más minucioso al fijar los
horarios para los trabajos. Después de leída el acta de la sesión anterior "se ocupará la
primera media hora a lo más en la lectura de oficios y comunicaciones [...] en la siguiente
media hora se dará lectura a las proposiciones de los vocales [...] el restante tiempo se
ocupará de la discusión de los dictámenes y negocios pendientes". En términos generales,
todas las sesiones poseyeron rutinas regidas por el mismo protocolo. En los ordenamientos
de Jalisco y los de México existieron pocas diferencias en la forma de realizar las sesiones.
públicos, también llamados negocios, a los que éstas debían dar solución. Éstos eran las
solicitudes, peticiones o reclamos de los gobernantes o comunicaciones de otras instancias
estatales que las Juntas debían responder. Los tres reglamentos no especificaron la
jerarquía de estos según su procedencia ni tampoco determinaron puntualmente, como lo
estableció el Reglamento provisional de 1837, que el único conducto para recibirlos fuera
217
Los creadores de los reglamentos pusieron más encono en el cómo serían
satisfechos los negocios públicos. En Jalisco consideraron que para aquellos que "fueren de
muy fácil resolución y ninguna trascendencia podrán discutirse inmediatamente y
resolverse". Para los asuntos de "gravedad y trascendencia", en las tres Juntas se otorgó al
presidente la facultad para nombrar comisiones que agilizaran su conclusión. Éstas
examinarían los expedientes, fuera del tiempo de las sesiones, presentarían un dictamen
ante el resto de vocales para discutirlo, replantearlo si fuera necesario y votarlo. Los
estatutos de la Juntas de Jalisco de 1837 y de México de 1840 concuerdan en este punto.
Las comisiones, en ambos, son poco delineadas pero se intuye que refieren a encomiendas
unipersonales y circunstanciales. El adjetivo "especial" dado en el de 1840 da una idea de
ello. El de Jalisco fue más claro pues prevenía al presidente que al nombrarlas "procurara la
igualdad en el trabajo, de modo que unos individuos no sean más recargados que otros".
retraso de materias por la ociosidad de algún vocal pero organizaría mejor las tareas
procurando que todas fueran observadas, comprometiendo a los vocales con el
cumplimiento de su comisión e introduciendo los perfiles más cualificados según cada una.
Más que la operatividad de uno u otro modelo, me interesa reseñar que el último, de
225 Las comisiones fueron las siguientes: de Hacienda; educación pública; caminos; puentes y calzadas;
beneficencia; industria; agricultura y comercio; ayuntamientos y policía de orden; ornato y seguridad;
salubridad; hospitales; cárceles y policía de comodidad; glosa de cuentas; estadística; gobierno, y puntos
constitucionales. BPLEM, 1841, t. 111, exp. 272, Reglamento.
218
comisiones fijas, recrea prácticas más esmeradas de organización retomadas por
En las discusiones se vuelven a equiparar los tres reglamentos. Los vocales tendrían
que guardar "moderación [sin] interrumpir al que habla". La forma para expresar sus
argumentos en el debate era solicitar la palabra en voz baja al presidente y esperar su turno.
El número de intervenciones de cada integrante era limitado por cada discusión -3 en la
literalmente y comprendían por exclusión a "todos los negocios que no deban hacerse en
secreto". El auditorio observaba la decisión en las votaciones debido a que los vocales lo
una mesa en medio de la sala a donde irán de uno en uno los vocales comenzando por el
menos antiguo, echando la letra sobrante en la ánfora de la izquierda, y el Secretario que
deberá hallarse sentado al lado de dicha mesa concluida la votación llevará la ánfora ante
el Presidente [que] contará los votos y echa en voz alta la regulación publicará el resultado".
El último tópico tratado fue el del orden dentro de las sesiones. El cual podía ser
alterado por los propios vocales "por el calor de la discusión" o por concurrir "un gran
número de espectadores". El presidente era el encargado de restituir la t ranquilidad. Sin
embargo, el de la Junta de México sólo podía invitar a salir a los perturbadores, vocal o
muchedumbre, y formar causa ante el juez competente en caso de cometerse "falta grave";
el de la Junta de Jalisco podía ser más terminante con la suspensión de la sesión.
219
En los reglamentos internos de las departamentales hay dos lecturas
entienda, fue la forma de organizar las comisiones. Dos estatutos establecieron un modelo
especial, las departamentales de Jalisco de 1837 y 1839 así como la de México de 1837
atendieron prácticamente el mismo número de negocios, alrededor de 500 en un año, que
la de México de 1841 que trabajaba con comisiones fijas. La diferencia entre los modelos
de comisiones fue una cuestión de operatividad interna más que un cambio radical de su
eficacia. Sólo un estudio puntual de los negocios de alguna de las dos juntas podría brindar
mayores luces. Los otros desencuentros fueron las omisiones o puntualizaciones de algún
punto, pero no expresan visiones diferenciadas y contrapuestas del funcionar interno de las
establecer un ceremonial rutinario que marcó el ritmo del trabajo de las departamentales
desplegado en las sesiones. En otras palabras, el reglamento hizo posible la operatividad de
Éstas eran, a groso modo, la reunión institucionalizada de los vocales para deliberar y
despachar los negocios públicos concernientes al departamento que encabezaban.
220
formalismo vacío. Por lo tanto, un análisis sobre esta práctica resulta poco menos que
obligatorio.
apartado anterior, las de México celebraban una más por semana que las de Jalisco por lo
que los números de las primeras invariablemente serán superiores creando el espejismo de
una asiduidad mayor por parte de los mexiquenses. Más apropiado es cotejar el porcentaje
entre las sesiones ordinarias proyectadas y las que se efectuaron. Excluyo a las sesiones
Sesión -
Departamental Período
Proyectada Ordinaria Extraordinaria Total Porcentaje
Octubre 20 de 1835 a
J. Provisional de Jalisco 150 118 12 130 78.7
Marzo 25 de 1837
J. Provisional de
N/A
México
Marzo 26 a agosto 19 de
J. de Jalisco de 1837 86 94 13 107 109.3 1837/Agosto 13 a
diciembre 31 de 1838 b
Enero 3 de 1838 a
J. de México de 1837 468 345 6 351 73.7
Diciembre 31 de 1840
Enero 1 de 1839 a
J. de Jalisco de 1839 104 102 8 110 98.1
Diciembre 31 de 1839
Enero 3 de 1842 a febrero
J. de México de 1841 156 94 2 96 60.2 27 de 1843/Octubre 1 a
noviembre 8 de 1843-
Fuente: Elaboración propia con base en AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. X-XI y Téllez, Ramírez y Argente
(comps.), Actas.
- Las sesiones proyectas fueron calculadas multiplicando el número de reuniones estipuladas en los
reglamentos por las semanas transcurridas durante el período de cada departamental.
b Período discontinuo.
221
De las siete Juntas analizadas sólo de cinco se puede fijar el porcentaje de sesiones
ordinarias aunque la serie de dos presenta carencias importantes pero que no impiden un
cómputo adecuado. Las cinco tuvieron un desfase entre lo proyectado y lo efectuado menor
a 40%. Entre éstas, las Juntas de Jalisco de 1837 y 1839 descuellan por la alta frecuencia de
sus sesiones incluso superando el de las proyectadas. La relación entre lo reglamentado y
lo realizado, más que una escueta confrontación entre la norma y la práctica, reafirma la
los dos años de su gestión con 98.1% de las previstas por el reglamento pero tuvo un
promedio de asistencia de apenas 80%. Por su parte, la de provisional de Jalisco ocurrió lo
opuesto, el porcentaje de sesiones (78.6) fue menor que el de asistencias (86.1) además de
que la mayoría de los vocales fueron constantes en su participación. Me interesa resaltar
que, pese a apuntalar una misma idea, la equiparación entre sesiones y asistencias es un
acercamiento ingenuo. La relación entre ambos no fue simétrico ni proporcional sino que
En este sentido, en el Anexo 4 se manifiesta los gráficos de las sesiones mes a mes
de las cinco departamentales de las que tengo información. La primera generalidad que se
advierte es la regularidad con que todas las corporaciones se congregaron. Pocos son los
meses en los que no hubo sesión. De hecho, los huecos se deben más a un problema de
fuentes -com o en la Junta de Jalisco de 1837 y la de México de 1841- que a un desinterés
por parte de los vocales. La segunda es la volatilidad en el número de sesiones por meses
fijado en los reglamentos. El número fluctuó tremendamente. Meses en los que apenas
hubo una o dos sesiones y otros en los que se efectuaban casi el doble de lo marcado. La
Junta de México de 1837, entre los meses de agosto de 1839 y diciembre de 1840, llegó a
sesionar cinco días por semana. La tercera observación es que la mayoría de las
departamentales sufrió una disminución de sus sesiones al final de período que he
registrado. Los casos más dramáticos fueron el de la Junta provisional de Jalisco cuyas
222
sesiones en los primeros meses oscilaron entre las cinco y once y descendieron hasta dos
mínimo de dos en diciembre de 1842 y febrero de 1843 en medio del conflicto de las
facciones políticas.
dejó de asistir sin dar aviso de sus faltas. Esta situación se sumó a la fatiga de la encomienda.
Pese a ser una corporación transitoria, estas departamentales se prolongaron durante año
y medio con exiguas bases institucionales, burocráticas y fiscales. La prolongación sinuosa
de los trabajos del primer Congreso constituyente centralista permeó en el ánimo de las
departamentales.226
los momentos más álgidos de las pugnas políticas nacionales. La primera tuvo dos
momentos de agotamiento en su prolongada existencia -febrero-marzo de 1839 y
repito, con la menor cantidad de sesiones de esta Junta.228 En otras palabras, existió un
estrecho vínculo entre las encrucijadas políticas nacionales y la merma en la cantidad de
sesiones de las departamentales. Pese a su talante administrativo, las Juntas flaquearon sus
226 La primera constitución centralista fue recibida con "grandes muestras de esperanza y celebración", pero
"apenas puestas en vigor las Siete Leyes se esfumó el apoyo 'popular'". Vázquez en Dos décadas, pp. 62-66.
227 Véase Vázquez, Dos décadas, pp. 65-88 y Costeloe, La república, pp. 161-237.
228 Véase Noriega, El constituyente, pp. 77-114.
223
La Junta departamental de Jalisco de 1839 fue la excepción a la segunda y tercera
generalidad vistas acorde al Anexo 4. Su cantidad de sesiones por mes varió poco entre las
siete y once incluso en algunos se efectuaron las ocho reuniones establecidas en el
decir, las diputaciones gaditanas de 1812 y los Congresos estatales de la primera república
una comisión permanente encargada de los asuntos más urgentes y, dado el caso, convocar
al resto de los diputados para celebrar sesiones extraordinarias.229 No es una cuestión
menor. En primer lugar, en términos prácticos, los vocales debían realizar un esfuerzo
titánico al tener que presentarse dos o tres veces por semana para sesionar los cuatro años
que duraba el empleo. Por ello, estaban obligados a morar en la capital en menoscabo de
sus negocios particulares. Es cierto, buena parte de los vocales residían en las mismas
salón durante el horario determinado sino que también realizaban dictámenes, como parte
de las comisiones especiales o fijas, por fuera del tiempo de las sesiones. En segundo lugar,
la perennidad de las reuniones de las departamentales las desligó de las prácticas
229 Las diputaciones disponían únicamente de 90 días al año, "distribuidas en las épocas que más convenga".
"Constitución de la Monarquía española", título VI, cap. II, art. 334 en Tena, Legislación, p. 315. El Congreso
de Jalisco disfrutaba de dos períodos ordinarios: el primero, los meses de febrero-abril con posibilidad a
extenderse durante el mes de mayo y el segundo todo el mes de septiembre sin posibilidad de prórroga.
"Constitución política del Estado de Jalisco", título I, cap. III, art 79. Colección, t. I, p. 327. El Congreso del
Estado de México también contaba con dos períodos anuales: de marzo 2 a junio 2 y de agosto 15 a octubre
16. "Constitución política del Estado libre de México", título II, cap. IV, art. 50. Colección, t. I, p. 110.
224
las vinculó con corporaciones como concejos del gobierno y ayuntamientos que de igual
La revisión de las actas de sesiones refleja con claridad patrones que cada
departamental adoptó como parte de su ceremonial cotidiano. Éste, en su mayoría,
considerados sagrados. Así, los individuos debían poner "la mano derecha sobre los Santos
departamental por su calidad de exmiembro del Supremo Poder Conservador, que para
pertenecer a una corporación primero se tenía que realizar el juramento y él no lo había
realizado. De igual forma, luego de presentar el juramento, los vocales recién investidos
"toma[ban] asiento entre los demás" como reconocimiento de su posicionamiento como
cofrade. Por último, era un dispositivo de sujeción que los funcionarios públicos efectuaban
230 Marta Lorente, "El juramento constitucional", Anuario de historia del derecho español, núm. 65, pp. 585
632.
225
guardar las leyes constitucionales, y de cumplir fielmente las obligaciones de su encargo,
Los vocales debían jurar su comisión desde el primer día que se presentaban al salón
de sesiones. Esto durante la instalación de la departamental o porque se integraban
posteriormente. Una vez que el miembro electo ingresaba y con la mano en los evangelios,
el secretario de la departamental leía la formula siguiente: "¿Juráis a Dios guardar y hacer
demande".231
La instalación de las departamentales era otro de los momentos claves dentro del
instalación se recibían las credenciales y juramento de los vocales entrantes. Como parte
de este sentido funcional se le mandaba una nota al gobernador para informarle del
acontecimiento si no había asistido pero también para que circulara la noticia a las
comunicación para recibir y ofrecer apoyo principalmente entre las otras autoridades
departamentales.
de celebración. Las primeras, las provisionales, tuvieron una instalación bastante discreta.
En la de Jalisco, el Congreso cesante solamente acordó comunicar a una serie de
electos acudieron al salón para presentar el juramento sin el mayor sobresalto. Para las
231 "Ley en que se fija el día en que deben de leerse y firmarse en sesión pública las leyes constitucionales,
formalidades sobre su publicación y juramento, y prevenciones del gobierno para este objeto" en Tena,
Legislación, t. III, p. 228.
226
Juntas de México no poseo la información sobre su sesión de instauración pero tampoco
Los reglamentos internos, aun los más minuciosos, no detallaron punto a punto el
transcurrir de las sesiones. Muchos aspectos recayeron en prácticas fincadas en la tradición
parlamentaria heredada de las Cortes de Cádiz y los Congresos mexicanos. Las sesiones de
cada Junta siguieron unos mismos patrones perceptibles en los libros de actas, pero
registran periódicamente con un mismo orden y con la misma fórmula de inicio -"reunidos
Juntas de Jalisco con las del departamento de México es sólo una primera impresión. Una
lectura más detenida arroja que dicho desbalance fue porque las Juntas de México no
organizaron con detalle la prelación de los negocios que atendieron. En las más de 400 actas
de sesiones revisadas no logré identificar un patrón que explicara por qué en algunas se
trató primero los oficios remitidos por el gobernador y en otras se dio preferencia a los de
particulares e incluso a los dictámenes elaborados por los vocales. En cambio, en las Juntas
de Jalisco es evidente el orden que utilizaron: primero los asuntos domésticos, los del
gobernador y al final los dictámenes y proposición.
Las Juntas de los dos departamentos apostaron por un tratamiento expedito de los
negocios públicos acorde con su proyección administrativa. Para ello utilizaron muletillas al
momento de mandar su resolución al gobernador. Las de Jalisco, por ejemplo, utilizaron en
227
sus contestaciones como "acuerdos" y no como otra figura normativa de más peso como
circulares, bandos, decretos y, mucho menos, leyes. Por otro, las Juntas de Jalisco se
limitaron a remitir consultas, es decir, enfatizaron que el gobernador no estaba obligado a
aplicarlas e incluso podía actuar de manera contraria a ellas. Las de México eran más
contundente al eliminar el verbo consultar y en su lugar asentar el de decir con lo que sólo
apegaron, en especial las de Jalisco, a sus posibilidades como concejos del gobernador sin
poder resolutivo ni mucho menos ejecutivo.
1
V
Lectura y
Oficios/
aprobación del
-> Dictamenes/
acta de la sesión
Asuntos internos
anterior
1
V
Proposiciones/
-> CIerre de sesión
Iniciativas
Fuente: Elaboración propia con base en AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. X-XI y Téllez, Ramírez y Argente
(comps.), Actas.
Los oficios dirigidos por el gobernador fueron una constante en todas las
la nación y las juntas departamentales, y entre éstas y las autoridades del departamentos".
La intención de los centralistas de 1835 era manifiesta: aislar y subordinar a la estructura
228
burocrática de los departamentos, entre ellos a las departamentales, al mando único del
gobernador, entendido como un agente del supremo poder ejecutivo. Con estas
disposiciones éstos funcionarios se convertirían en el eje principal de la vida institucional de
los departamentos como punto de unión entre lo nacional y lo local. Esta sujeción creaba
una pequeña pero notoria jerarquía entre gobernador y departamental dejando a la última
a disposición de lo convenido por el primero como una especie de filtro de los asuntos que
podía conocer. No obstante, la revisión de las actas descubre que particulares y autoridades
subalternas mantuvieron una considerable comunicación con las Juntas sin la mediación de
los gobernadores. La práctica no fue tan rígida como los congresistas centralistas hubieran
deseado; las departamentales no sólo se comunicaron con el resto del departamento sino
que en menor cantidad dieron a conocer su fallo sin el arbitraje de la gubernatura. Cabe la
posibilidad que en las actas, la secretaría no sentara la cadena por la que llegaba un
La vida cotidiana de las Juntas trascurrió durante sus sesiones. Con el análisis del
nivel más operativo, o de su reflejo transmitido por las actas, se asienta con firmeza la
disposición y adhesión de estas corporaciones y, sobre todo, de quienes las integraban para
con el régimen del que emanaban y al que servían. Una prolija asistencia de los vocales y
sesiones continúas representan el interés y aceptación para que funcionaran las
departamentales.
rápidos y convulsos que enfrentó. Puesta en vigor durante 1837, la maquinaria centralista
intrínsecos de la arquitectura pero también por externos. Entre estos últimos resalta la
cuestión texana que acompañó la existencia del primer proyecto centralista e incluso la
229
superó. Más que la separación de ese territorio, el fracaso de Santa Anna en 1835 y los
intentos obsesivos de políticos y militares por recuperarlo fue lo que permeó la reputación
de las Siete Leyes. En el mismo tenor, la guerra con Francia dinamitó cualquier ápice de
Anastasio Bustamante como presidente no fue por su afiliación al centralismo, sino por su
vilipendiadas por la opinión pública; los gastos crecieron y las relaciones entre los niveles
de gobierno fueron demasiado complejas para ser operativas. Lo anterior fue capitalizado
y dirigido contra las Siete Leyes en general y particularmente contra la división cuatripartita
de los poderes públicos. El imperfecto balance de las potestades entre éstos supuso más
conflictos de los que resolvió. Apenas dos años después de su promulgación, los grupos
alterar la constitución, pero como cualquier ley, éste era efectuado por el legislativo bajo la
posible sanción del Supremo Poder Conservador.
230
A mediados de junio de 1839, la presidencia, encargada interinamente a Santa Anna,
excitar al Conservador. Los diputados así lo aprobaron en agosto 24. El cuarto poder se
tomó su tiempo para estudiar la situación y fue hasta noviembre 9 cuando dieron su
dictamen favorable para que se emprendieran las reformas aunque con restricciones
importantes. Es probable que el Conservador haya retardo su resolución con el fin de que
el asunto perdiera intereses en la opinión pública, pero no fue así, las reformas se
convirtieron en la bandera tanto del grupo centralista para defender su obra, como del
opositor para realizar cambios en el régimen. El segundo artículo del dictamen del
Conservador era clave para entender la dirección de las reformas pues fijó el límite en las
"bases cardinales de la actual constitución: el sistema de gobierno republicano,
representativo, popular [y central]; la división de los poderes [...] sin perjuicio de ampliar o
restringir sus facultades [...] y la libertad de imprenta".233 Lo esencial que se debía mantener
era el ámbito nacional: soberanía única y los cuatro poderes. En cambio, la forma en que
Los diputados se demoraron hasta febrero de 1840 para designar una comisión que
se encargará del Proyecto de reforma. Los integrantes fueron Pedro Barajas, Alonso
Fernández, Demetrio Castillo, José María Jiménez y Pedro Ramírez. Los dos primeros eran
231
Ramírez se deslindó del resto y ofreció un voto a título personal.235 Los legisladores
justificaron su demora porque esperaron las iniciativas de las Juntas departamentales para
armar una maqueta más acorde con la situación de la república. El retraso fue fútil, sólo tres
El Proyecto, como era costumbre, estuvo dividido en dos partes: discurso preliminar
y articulado. En el primero, los diputados fincaron los argumentos detrás de su colosal
propuesta para reformar las Siete Leyes. En el segundo, los párrafos rectificados o añadidos.
En realidad, como ellos mismos exponen, prácticamente era una nueva constitución dado
de un sólo texto dividido en títulos y secciones. La finalidad de este cambio, según ellos, fue
evitar embrollos y confusiones al momento del debate. No obstante, la reordenación fue
para formar un corpus lógico sin necesidad de reparar en aquellas partes que fueron
excluidas.
En el preámbulo, la comisión fijó que su asiento eran las Siete Leyes. Es preciso
puntualizar ante el surgimiento de ecos a favor del federalismo y la carta de 1824. La tarea
de los diputados, decían, era investigar la constitución vigente, su aplicación, ventajas,
nulidades y eficacia para cumplir las necesidades de los pueblos. El panorama no era
halagüeño. Tres bases fungieron como ejes para el examen: "asegurar las garantías
individuales, [...] expeditar y robustecer la acción del Gobierno supremo, [...] dejar en cada
uno de los Departamentos el poder suficiente, para que su régimen interior y el desarrollo
"en estado de vacilación" y se dejó la decisión a las Juntas departamentales. Sin embargo,
235 CL-FRBN, misc., 285, Proyecto de reforma de las leyes constitucionales de la república mexicana, Ciudad de
México, Imprenta del Águila, 1840.
236 CL-FRBN, misc., 285, Proyecto de reforma, p. 4.
237 CL-FRBN, misc., 285, Proyecto de reforma, p. 6.
232
concesión de indultos y la dispensa de facultades extraordinarias; el Senado regresaba
mantuvieron para la ciudadanía ($60 pesos) y para los cargos públicos (diputado $1,500;
El artículo primero denota la continuidad del principio unitario de al fijar que "la
Nación Mexicana, [era] una, soberana e independiente". La misma oración introducida por
nombrar las secciones como una manera de preponderar el ámbito nacional como el único
responsable de los destinos de la república.
comisión, según ellos mismos, quien no dudo en congratularse por el resultado obtenido.
En el texto preliminar fue expuesta como una especie de cuestionario referente a los
parcialmente, dos o tres vocales cada dos años, y no todos de una sola vez cada cuatro (arts.
129-131). Pese al aparente dinamismo con mudanzas más frecuentes, el período del cargo
fue aumentado a seis años. Los inconvenientes eran el desfase con el calendario de los
comicios para diputados -sufragados por mitad cada dos años. En un departamento, las
233
elecciones para sus representantes nacionales serían luego de cuatro años, las de los
contemplaba que estas corporaciones pudieran "iniciar leyes y decretos en todas materias"
fuerza de policía que deba haber en el departamento". La actividad política de las regiones
fue vigorizada con estas medidas, en especial con la primera, y le otorgaron un cariz más
de las solicitudes que las departamentales recibieron en los años previos y elevaron al
Congreso nacional.240 El otro gran adelanto fue la vuelta a la asimilación de gobernadores y
acuerdo a la depuración apuntalada por los diputados (art. 133, fracciones 12-15). Las
departamentales nombrarían directamente a los dos senadores que representarían sus
departamentos en la Cámara Alta, así como propondrían a seis candidatos para presidente
y seis para las magistraturas de la Suprema Corte ante el Congreso general al momento de
240 Los expedientes acerca de estas dos materias son constantes. La Junta de Jalisco entre 1835 y 1841 atendió
un total de siete casos referente a problemas de policía y veintisiete de cárceles; la de México se ocupó de
cuatro y treinta y seis respectivamente. La mayoría solicitando permiso para reparar o para dotar de salario
al personal.
234
la correspondiente elección.241 Además, elevarían ternas al presidente para escoger
ejecutivo fue invertido dado que ahora las Juntas eran las encargadas de proponer pero no
de resolver. Las restricciones del sistema de las Siete Leyes permanecieron. Aún más, dentro
del cuestionario de vanagloria sobre la descentralización no fue destacada como tal. La
intervención de las Juntas era para desembarazar el método de elección del presidente y
no para fortalecer a aquellas.
cambio del principio unitario que rigió el constitucional centralista. Hay que marcar una
diferencia clara entre las alteraciones estructurales que la comisión propuso en el ámbito
de la relación entre gobierno y territorio "a favor del sistema federal". El texto se difundió
como una serie de recomendaciones o indicaciones generales de todo lo que se debía
departamentos serían autónomos en lo que refiere a su gobierno interior. Para Ramírez, "la
241 El mecanismo para elegir presidente comenzaba con la elección de seis miembros por cada Junta
departamental; estas listas se reunían y calificaban por el Congreso general; la Cámara de senadores
computaba los votos y formaba una terna que mandaba a la de diputados para que ésta eligiera uno. CL-FRBN,
misc., 285, Proyecto de reforma, pp. 77-78.
235
Nación adquirió en once años hábitos conformes a esos objetos [...] una entera sumisión al
Gobierno central, o una influencia de éste en su gobierno interior" sólo causarían conatos
por parte de los departamentos para zafarse de tal dominio.242
"preferencia sus gastos ordinarios de las contribuciones y rentas generales". Dos cambios
en lo referente a los gobernadores. Primero, en la elección de estos funcionarios se incluyó
a los ayuntamientos, los cuales postularían tres individuos a las Juntas; éstas formarían una
terna sacada de todos los candidatos y la elevarían al supremo gobierno. Más conatos de
descentralización, pero desde el nivel inferior. Segundo, el sustituto de las faltas cortas del
pero el diputado Ramírez no reparó en que creaba una jerarquía entre éste gobernador y
el resto por la posibilidad de ocupar la primera magistratura de la nación. Además, más
importante, acaecería una contienda entre las facciones para hacerse con el cargo de
gobernador mexiquense y con ello los problemas de gobernabilidad en torno a su
designación.
Dicho de una vez, la generalidad de las departamentales replicó para que se les dotara con
mayor libertad en el manejo de los negocios internos y se disminuyera la vigilancia y
242 Pedro Ramírez, "Voto Particular" en CL-FRBN, misc., 285, Proyecto de reforma, pp. 109-138.
243 Las Juntas departamentales que localicé sus observaciones fueron las de Jalisco, diciembre de 1840;
Chihuahua, enero de 1841; Oaxaca, enero; Aguascalientes, febrero; México, marzo de 1841; Zacatecas, abril
de 1841.
236
la constitución de 1836, como lo expusieron los vocales de la departamental de México fue
las tantas "trabas puestas a todas las autoridades, y éstas se halla n tan ligadas unas con
otras, que para que alguna se mueva es preciso que arrastre consigo pesadamente a las
demás".244 La solución, pues, era destrincar los mecanismos de las Siete Leyes y no modificar
completamente los supuestos en que estaban fincadas.
La segunda Junta de México, instalada en enero de 1841, fue una de las que
cuando el furor y la tardanza de las reformas entraron en un punto álgido. La anterior Junta
de 1837 postergó su realización durante los últimos cuatro meses de su período sin mayores
avances. En otras palabras, los vocales de la segunda estaban más desvinculados con el
proyecto y las autoridades centralistas que sus predecesoras. Además, las juntas
mexiquenses chocaron constantemente, al momento de implementar o hacer efectivas sus
aun ve[ía] con sentimiento que algunas son desmejoras". La elección de los senadores; la
ampliación en las materias para iniciativas; la equiparación entre gobernadores y jefes de
algunas más consideraciones de las que tienen hoy, y aun de las que les asigna el proyecto
de la comisión de la cámara". Había otras que lo demeritaban por contradecirse o proponer
medidas entorpecedoras. La elección en terceras partes cada dos años era impracticable
consideradas como excesivas; y las elecciones de las vocalías tenían que ser calificadas por
las juntas salientes y no por el senado. Una alteración de suma importancia era el
244 CL-FRBN, misc., 329, Observaciones sobre reformas a las Leyes constitucionales, Ciudad de México, Impreso
por J. M. Lara, 1841, p. 6.
237
señalamiento de que sus providencias fueran puestas en ejecución sin la necesidad de
aguardar la decisión de las autoridades supremas aun cuando éstas las invalidaran. Por
último, esta departamental externó su propuesta para que al menos la de México fuera
compuesta por un total de once integrantes por la longitud del departamento, cantidad de
población y número ingente de expedientes.245
alfabetización. Una vez más, la polaridad entre México y Jalisco fue evidente, los primeros
deslindándose del centralismo de 1836 y los segundos adhiriéndose.246
Conclusiones
Las reformas de 1840 cerraron el ciclo del proyecto constitucional centralista. Para este año,
las Siete Leyes aún no habían cumplido con las expectativas de santanistas, moderados y,
muy probablemente, tampoco las de los propios centralistas; para subsistir debían ajustarse
a las exigencias de éstos grupos políticos, pero también a la de los grupos regionales. El
las bondades teóricas que ofrecía, no pudo asentarse y el ejecutivo sufrió las mismas
238
debilidades que en el tiempo federal. Sin duda, la obsesión de los constituyentes
centralistas para mantener el orden y equilibrio fue perjudicial para el entramado que
fabricaron. Los poderes se obstruían entre sí en demasía. Aunada a esta parálisis
reformas estuvo conformada por una mezcla de las facciones políticas. El árbitro decisorio
para determinar las partes que se remendarían no fue centralista.
particular de las instituciones centralistas que ataban y limitaban a los departamentos. Visto
desde el otro lado, las regiones se convencieron que la excesiva centralización
vocales, sus atribuciones administrativas era lo que lo definía. De concretarse, las reformas
de 1840 hubieran modificado los puntos característicos de la centralización administrativa,
239
planta burocrática al establecer un número igual de vocales y de subalternos para todas.
Las Juntas eran un órgano principalmente administrativo con miras a la promoción en todos
los ámbitos de fomento del departamento. Las Siete Leyes buscaron centralizar la política y
las elecciones de los gobernadores fue una manera de aplacar la competencia infructuosa
y levantisca entre las facciones políticas regionales y conciliar los intereses económicos
y los que participaron. Para entender el funcionamiento de las Juntas es necesario centrarse
en aquellos que efectivamente las integraron. Un total de 45 individuos se dieron lugar en
los salones de sesiones para ocupar una vocalía, propietaria o suplente, en las
departamentales que analizo. Más revelador son las altas tasas de asistencia con un
promedio general de 77.2%. Destaca que la mayoría de los concurrentes fueron los vocales
o a una facción política en concreto sino refiere al interés de los vocales para que el
andamiaje centralista operara eficientemente en los departamentos. Sólo el estudio de
El perfil del vocal departamental fue un individuo con una preparación en derecho
con una edad madura y con poca experiencia legislativa. Las élites comerciales y los
240
manera directa con las restricciones como por el propio sistema representativo indirecto,
las marcadas por los reglamentos y con los pocos meses en donde no se perpetraron.
Asistencia y sesiones están estrechamente ligados, pero no son equivalentes. Existieron
períodos donde se sesionaba constantemente pero con una baja o mínima recurrencia por
parte de los vocales e inversamente lapsos con pocas sesiones pero donde sus integrantes
por las que transcurrían sus sesiones. Éstas fueron reuniones rutinarias e institucionalizadas
con procesos específicos que marcaron los tempos para cada elemento que las constituían.
No como una actuación, como sugiere Cecilia Noriega para la diputación provincial de
México, que reflejara orden y solidez institucional. La mesura no fue el resultado de
acuerdos de corporaciones moderadas sino de marcos institucionales a los que los vocales
se ciñeron El ceremonial adoptado por las Juntas, provisionales y constitucionales, las
perfilaron como instituciones administrativas con una finalidad consultiva para que el
gobernador dispusiera de los negocios departamentales según su criterio todo acorde al
se extralimitaron con sus atribuciones antes bien acataron aquellas que les parecían
gravosas, como el establecimiento de las jefaturas de Hacienda.
241
El deplorable funcionamiento de los poderes nacionales no fue extensivo a todo el
edificio institucional. Las dinámicas centralistas en los departamentos tuvieron sus lógicas
propias de manera diferencia según cada región. En Jalisco, por ejemplo, las autoridades
exceso de trabajo y la proximidad de los supremos poderes que no dudaron en invadir las
potestades de las departamentales. La Junta provisional y las dos constituciones del primer
departamento respetaron los límites institucionales que les fueron impuestos, asimismo
idea. Las Juntas jaliscienses fueron más centralistas que sus contrapartes mexiquenses.
242
IV. EL PUNTO MEDIO DE LA ADMINISTRCIÓN TERRITORIAL: MILITARES Y CENTRALISMO,
1841-1843
Anna y el ministro de Guerra José María Tornel.247 Paredes les informó de sus acciones en
Jalisco con las que, a su ver, evitó el triunfo de los liberales durante la jornada electoral de
marzo de ese año, asimismo les externó sus preocupaciones sobre el próximo Congreso
constituyente por el que se estaba sufragando. Santa Anna y Tornel, con más temple
político, buscaron apaciguar al comandante-gobernador indicándole que se mantuviera al
apoyo, que debían buscar, de las clases acomodadas y propietarias alejándose de las
privilegiadas y, aún más, del "proletariado". En su exposición las capas medias eran las
de las misivas entre los generales, en especial las redactadas por Paredes, son sus
planteamientos políticos acerca de un régimen político que se alejara de los esquemas
federalistas y centralistas pasados, pero que fuera más centralizado -e n torno al ejecutivo-
que la depuesta república de 1836 en lo concerniente al territorio. Para Paredes, el objetivo
247 Carta a Paredes, agosto 14 de 1841, en Genaro García, Documentos inéditos o muy raros para la historia
de México, t. XXXII, México, D.F., Librería de la viuda de Ch. Bouret, 1910, p. 53.
243
era evitar las "caricaturas de soberanía" y continuar con el modelo de órganos
La segunda república centralista, forjada un año más tarde, fue el producto final de
una crisis política prolongada que inició con el pronunciamiento militar de agosto de 1841
levantamiento, pero con el inevitable filtro de los constituyentes; una tensión irreductible
entre la efervescencia del momento y el freno del pensamiento de los diputados.
marcado por cuatro pautas que ciñeron la hechura de la ulterior constitución. En primer
lugar, la frustración del primer centralismo colocó al nuevo gobierno en un terreno ríspido
al tener que desacreditar al centralismo de 1836 por su incapacidad para solventar los
problemas de gobernabilidad, pero sin aproximarse al federalismo de 1824 que aún poseía
una sombra fatídica. En segundo, los reveses multidireccionales, producto del choque entre
ejecutivo y constituyente, complejizó su desarrollo y aumentó el grado de contingencia de
las propuestas constitutivas. En tercer, los ecos por la descentralización, anunciados desde
las malogradas reformas de las Siete Leyes de 1840, fueron un impulso importante para
activar reclamos en favor del gobierno interior de las regiones que la Junta Nacional
Legislativo tuvo que atender al momento de fabricar el estatuto supremo. En último lugar,
la corta experiencia, de dos años, de las Bases Orgánicas y las Asambleas departamentales.
Este capítulo parte del supuesto de que las pautas anteriores fueron producto de la
244
polarización. Por un lado, pronunciamientos-elecciones y, por otro, ejecutivo-legislativo. En
el ámbito regional, las autoridades de los departamentos, muy especialmente las Juntas
departamentales, afrontaron esta encrucijada con un retraimiento de su actividad política
grandes comerciantes-industriales y ejecutado por una alianza entre varios líderes militares
acantonados en regiones neurálgicas del país. El segundo se centra en la aceptación tácita
los militares, y los jóvenes federalistas externos a las instituciones departamentales durante
el proceso electoral durante la primera mitad de 1842.
Desde un inicio cabe acotar que el ámbito departamental quedó relegado en algunos
momentos del capítulo. Esto debido a una cuestión de fuentes al no tener documentación
sobre algunos periodos pero, sobre todo, porque las autoridades departamentales
constituyente salvo en materias puntuales que no alcanzan a reflejar una actividad política
propia. Tampoco éstas, como los estados en su momento, manifestaron o presionaron para
245
La caída de las Siete Leyes: militares y comerciantes
El tiempo que duraron las Siete Leyes fue una crónica de una muerte anunciada. Cuatro
años y medio estuvieron vigentes hasta su demolición parcial en agosto de 1841 y otros dos
de prorroga hasta que fueron derogadas con el inicio de las Bases Orgánicas en 1843. La
primera república centralista nació con serios problemas extra-institucionales cuyo punto
más álgido fue la secesión de Texas en 1835, la separación temporal de Yucatán en 1840,
las múltiples asonadas federalistas durante toda su existencia, la corta pero dañina guerra
contra Francia, así como la cada vez más tensa relación con los Estados Unidos. Pese a todo,
los centralistas intentaron remediar la crítica situación del país con la implementación de
propuestas que les permitieran un mayor control sobre los departamentos y sus erarios.
Por ejemplo, independientemente de su éxito, los intentos para reformar el régimen fiscal
en favor de la Hacienda pública general así como la protección y fomento de la industria del
país. Los esfuerzos y buenos deseos no fueron recompensados debido a que estos dos
proyectos catalizaron las maquinaciones de los grupos opositores del régimen centralista.
los bienes extranjeros, entre ellas, la ley de noviembre 26 de 1839 que aumentó el cargo de
comerciantes como promotores de la asonada y aún de los militares como ejecutores. Para
Ernest Sánchez Santiró fue "la acción combinada de las contribuciones indirectas, en
248 Véase Sordo, El Congreso, pp. 404-405, Josefina, Dos décadas, pp. 84-85, Costeloe, La república, pp. 224
225.
246
sobre todo la contribución personal" lo que motivaron los brotes levantiscos contra
de algodón] fue [lo] que contribuyó a la caída del gobierno".250 Consideró complementarias
ambas interpretaciones. La primera asienta los componentes necesarios para el hartazgo
de los comerciantes, la segunda subraya el rasgado definitivo de las relaciones de éstos con
disposición fue el aumento de 10%, al ya establecido 5%, sobre los efectos extranjeros.
Expedida como una medida temporal que se dilató perenemente, la ley buscó capturar
ingresos mientras se arreglaban las contribuciones directas. El mandato fue impugnado por
del precio de los productos afectados, en perjuicio del consumidor, que disminuiría el
consumo, en menoscabo de los comerciantes, y el incremento del contrabando de los
productos afectado. Los comerciantes no cejaron en sus reclamos para que la ley fuera
socavada. La aplicación fue aplazada por un mes; debatida para su remoción y reformada
para reducir el aumento a 7% para un total de 12.251 Por su parte, los comerciantes de
de que esta disposición era en realidad "un veneno mortal" que causaría la disolución del
cuerpo político por contrariar la búsqueda de la felicidad social, principio fundamental de
249 Ernest Sánchez Santiró, Las alcabalas mexicanas (1821-1857). Los dilemas en la construcción de la Hacienda
nacional, México, D.F., Instituto Mora, 2009, p. 204.
250 Robert A. Potash (1983), El Banco del Avío de México. El fomento de la industria 1821-1846, México D.F.,
FCE, 1986, pp. 198-199.
251 La resistencia de los comerciantes a la ley de 15% estribó en el aumento del precio de los bienes
extranjeros. No porque el incremento recayera en los consumidores, sino porque disminuía sus beneficios por
la reducción del consumo y por tener que asumir parte del pago del gravamen. Sánchez, Las alcabalas, pp.
194-202.
247
las sociedades. Con algunos matices a los comerciantes capitalinos, los jaliscienses
reconocieron en esta mediada un "golpe fatal [a]l comercio". Ellos serían los más afectados,
no el público general, bajo la idea de que "elevado el precio de un artículo, disminuye en
importados.252
Arista, a petición de éste, para que internara una importante cantidad de hilados
extranjeros.253 La medida era ilegal al infringir varias normas que prohibían la entrada al
incumplimiento de contrato. Con la ley de febrero 20, el Congreso general determinó que
el gobierno, con acuerdo del consejo, estaba facultado para terminar las diferencias, pero
sin consentir la introducción de las hilazas y sin reconocer derecho alguno de los
interesados. Reynaldo Sordo califica este resultado como de un "triunfo indudable de
Almonte", porque éste quedó absuelto y con la atribución para finiquitar la turbación que
252 CL-FRBN, misc., 371, Representación dirigida por el comercio de Guadalajara al Congreso Nacional para
que se digne derogar la ley que fija el quince por ciento de consumo, Guadalajara, Imprenta de Rodríguez,
1840.
253 Los contratos fueron por más de dos millones de libras de hilados sin blanquear. Potash, El Banco, pp. 196
197.
248
él mismo creó.254 Lo cierto es que la victoria fue efímera dado que el fallo no benefició al
dirigió una iniciativa al Congreso solicitando que no se aprobaran los contratos de Arista. La
exposición, según sus redactores, fue guiada sólo por el interés público. Con tono
por las hilazas extranjeras, con lo que "la ruina de mil familias, y la pérdida de la paz, de la
tranquilidad, y de la felicidad pública, serán el funesto fruto de la aprobación de los
mexicanos", pues con ella se conquistaría "la verdadera independencia". También, como la
mexiquense, amonestó a los involucrados como infractores de las leyes y propuso, entre
otras cosas, la reembarcación de todos los efectos a costa de quién los haya autorizado así
como la destrucción de aquellos sin ella.257 El incidente de la hilaza demostró el cinismo del
La última medida que afectó las relaciones entre gobierno y grupos económicos fue
el paquete fiscal inducido entre marzo y junio de 1841. Éste se formó de tres gravámenes
254 El argumento expone el fallo de absolución del ministro Almonte, pese a su culpabilidad evidente, como
una muestra de la buena disposición entre el gobierno de Bustamante y buena parte del Congreso de la Unión.
Sordo, El Congreso, p. 388.
255 Otras Juntas departamentales que enviaron sus disposiciones, a título personal o representando a grupos
industriales, fueron la de Durango, Puebla, Querétaro y Veracruz. Los comerciantes de México, Guadalajara,
Valladolid y Tepic enviaron sus propias solicitudes. Sordo, El Congreso, p. 349 y Potash, El Banco, p. 197.
256 CL-FRBN, misc., 923, Iniciativa que la Excma. Junta Departamental de México eleva al Soberano Congreso,
pidiendo no se aprueben los contratos celebrados por el general Arista para importar a la República la hilaza
extranjera, México, Imprenta del Águila, dirigida por José Ximeno, 1841.
257 CL-FRBN, misc., 452, Iniciativa que para la protección manufacturera hace al Congreso nacional la
excelentísima Junta departamental de Jalisco, Guadalajara, Imprenta del Gobierno, 1841.
249
directos: la contribución de tres al millar sobre propiedades rústicas y urbanas; la pensión
personal para todos los hombres mayores de 18 años que tuvieran bienes o fueran capaces
de trabajar y, al final, una carga sobre sueldos, pensiones y beneficios eclesiásticos.258 Para
Javier Torres Medina "este paquete fiscal era el más completo y acabado de cuantos hasta
entonces se habían echado a andar".259 No obstante, José Antonio Serrano expone como
diversos grupos económicos. La ley de noviembre de 1839 impactó al comercio exterior por
gravar productos especializados, principalmente urbanos y mineros, y disminuir su tasa de
ganancia. El sabotaje del proyecto proteccionista por parte del ejecutivo defraudó a los
industriales porque, al anegar el mercado nacional con productos extranjeros, destruiría sus
esfuerzos por construir una industria nacional.262 Ante los oídos sordos del gobierno para
atender sus representaciones, los grandes comerciantes optaron por estimular un
258 La ley sobre propiedades rusticas y urbanas fue promulgada en marzo 11; la de pensión personal o
capitación fue publicada en abril 26 y el proyecto sobre sueldos fue aprobado por ambas cámaras a inicios de
marzo, pero no fue sancionado, publicado o rechazado por el gobierno por lo que nunca llegó a aplicarse.
Sordo, El Congreso, pp. 389-393.
259 Torres, p. 327.
260 José Antonio Serrano, Igualdad, uniformidad, proporcionalidad. Contribuciones directas y reformas fiscales
en México, 1840-1846, México, D.F., Instituto Mora, El Colegio de Michoacán, 2007, p. 146.
261 Serrano, Igualdad, pp. 160-161.
262 El gobierno centralista publicó una serie de leyes en las confeccionó un proyecto para proteger a la
incipiente industria textil: la ley de agosto de 1836 prohibió la entrada de algodón en rama, la de marzo de
1837 hizo lo propio con las importaciones de tejidos del mismo material y en octubre de 1838 se cerraron
legalmente los puertos a tales productos. Potash, El Banco, pp. 192-195.
263 No hubo descanso para la ley, en abril de 1841, los comerciantes del puerto de Veracruz y los de
Guadalajara acudieron a Santa Anna para que éste intercediera por ellos ante el gobierno y el Congreso. Sordo,
El Congreso, p. 403; Costeloe, La república, p. 225.
250
1841, Morphy visitó a Santa Anna en su hacienda de Manga de Clavo, Veracruz, y
mediación de ciertos individuos en ambas esferas. De acuerdo con Potash, la gran mayoría
del capital invertido para establecer las fábricas textiles fue del sector privado y provenía
de las grandes casas mercantiles nacionales y extranjeras.265 Esto es, con una verdadera
visión empresarial, los comerciantes diversificaron sus negocios dirigiéndolos al sector
industrial. En Jalisco, por ejemplo, connotados mayoristas como José Palomar, Juan Manuel
Olasagarre y Francisco Martínez Negrete colaboraron como accionistas y directivos de las
fábricas tapatías en los primeros años de 1840.266 El caso del primero es sumo interesante
por su participación en ambos sectores, así como ser vocal en la Junta departamental
durante esos años. Como comerciante fue el primero que rubricó, y posiblemente también
fue su autor, la representación que el grupo mercantil tapatío dirigió al gobierno en
diciembre de 1839 contra la ley que aumentó a 15% el gravamen de los efectos extranjeros.
Como industrial fue uno de los principales impulsores de la instalación de fábricas en Jalisco.
Es verosímil indicar que mayoristas, como Palomar, hayan invertido en el giro fabril como
264 Mariano Paredes y Arrillaga se pronunció en Guadalajara, agosto 12; Gabriel Valencia en la ciudad de
México, agosto 31, y Antonio López de Santa Anna en Perote hasta septiembre 9. Como observa atinadamente
Sordo, el general Valencia descubrió "todos los hilos de la trama cuando todavía no eran del dominio público:
Santa Anna estaba sobre Puebla (todavía no se había pronunciado), Cortázar y Juvera se habían unido a
Paredes (lo cual tampoco sucedía aún)". Para un seguimiento de los pormenores de las acciones bélicas y de
las reacciones del gobierno véase Sordo, El Congreso, pp. 404-417; Costeloe, La república, pp. 224-237;
Noriega, El Constituyente, pp. 25-38.
265 Potash, El Banco, pp. 221-227.
266 Olveda, La oligarquía, pp. 285-301.
251
prevención a las potencialidades de la industria como fuente de ganancia y la tendencia
El "triunfo" del ministro Almonte, por otro lado, fue pírrico. Al rescindir el contrato
e indeterminar el fallo para la indemnización, el gobierno demostró su incapacidad para
suministrar y respetar un marco legal del proyecto económico, pero también, aquí la
magnitud del daño, para imponer su autoridad frente a la polémica surgida aún si esto
significaba atropellar el orden legal. Los tratos de Arista con los comerciantes extranjeros
afectaron directamente la confianza del sector industrial, asimismo los comerciantes vieron
truncada la posibilidad para negociar lícita o ilícitamente con las autoridades. Además,
grupos económicos.
El comercio fungió como instigador del pronunciamiento del verano de 1841, pero
el desarrollo del levantamiento quedó a cargo de los generales Santa Anna en Veracruz,
alzamiento en las comandancias bajo su tutela. Las circunstancias y acciones de Santa Anna
están bien documentadas por la historiografía. Su reputación se había recuperado, tras su
debacle texana en 1835, gracias a su participación contra los franceses en 1838 y su corto
interinato presidencial en 1839. Nuevamente era el hombre imprescindible para mediar en
los conflictos políticos. Una vez iniciado la sublevación de Paredes, a mediados de agosto
de 1841, Santa Anna se mantuvo expectante, incluso se ofreció como árbitro entre los
267 Francisco Morphy, como representante de la Junta de fomento de la industria, manifestó esta posición al
enviar una propuesta al supremo gobierno, publicada en el Diario del Gobierno de la República Mexicana, para
que se permitiera la introducción de hilaza con un valor aproximado de $700,000 pesos bajo una
reglamentación que no perjudicara a la industria del país. En la misma se descartó la opción de la
indemnización ofrecida por el gobierno. Diario del Gobierno de la República Mexicana, t. XXII, núm. 2407,
enero 25 de 1842.
252
alzados y el gobierno, hasta que en septiembre 9 enarboló el estandarte de la rebelión con
el año de 1838".268
En Jalisco durante los primeros días de agosto, después de la reunión entre Paredes
y Morphy, la situación estaba en ebullición por los numerosos rumores sobre el estallido de
el gobernador, Antonio Escobedo, informó al gobierno nacional que de "tiemp o hacia que
observaba con el más profundo sentimiento un descontento general entre los habitantes
del departamento, y muy especialmente en los que ejercen la industria mercantil,
proviniendo de los incalculables perjuicios, perdidas y aun ruina de fortunas que se les ha
hecho sufrir a virtud de la ley del 15 por 100".269 Días antes, en agosto 3, se difundieron
noticias falsas en la capital tapatía sobre que Santa Anna había cesado el cobro de la
contribución en Veracruz. Los comerciantes tapatíos pidieron a Paredes que secundara la
disposición, pero éste optó por interceder en su nombre frente a las autoridades civiles a
quienes informó que "la guarnición entera, fogueada por los comerciantes, iba a
general [...] figurar a la cabeza de sus tropas sosteniendo un movimiento tumultuario, bajo
todos aspectos injusto e ilegal". Y contrario a sus designios le instó para que "hiciera por su
parte los últimos esfuerzos empleando su influjo y ascendencia para con sus subordinados
268 Véase Will Fowler, Santa Anna. ¿Héroe o villano?, Ciudad de México, editorial Crítica, 2018, pp. 323-326.
Costeloe, La República, pp. 224-234. La cita es del "Plan de Perote" en Vázquez, Planes, vol. IV, pp. 64-67.
269 El Cosmopolita, t. V, núm. 67, agosto 21 de 1841.
270 El Cosmopolita, t. V, núm. 65, agosto 14 de 1841.
253
atreverse a romper los vínculos de la obediencia y faltar al pacto fundamental a que deben
su existencia".271
y más baja, clase de la contribución personal.273 Pero Escobedo, aun cuando consideró "que
la asonada tuvo ya su término", no confió en el sometimiento de los militares pues preveía
un "porvenir funesto" a causa de una nueva revuelta militar "para explicarse por una
dictadura".274 El comandante de Jalisco respondió, en misiva a Santa Anna, que su maniobra
pero recordó que "aún quedan otras [exigencias] que no se pueden desatender sin que
nuestra inacción [la del ejército] consume la ruina de la república".275
y no dudó en expresar que "el correo próximo nos traerá ya la noticia del pronunciamiento
254
de la guarnición”. Además, la carta detalló la situación de los principales comandantes
alrededor de Jalisco así como sus posibles reacciones y despliegues de tropas ante el
informe del alzamiento de Paredes. Para finalizar, aconsejó a éste que tomara sus
precauciones frente a Escobedo "porque está de mala fe con Vm., y donde Vm. se descuide
tantito, puede intentar alguna diablura [...] y los amigos aquí creen que lo mejor sería
quitarlo del mando por medio de un movimiento popular y reasumir Vm. los dos
mandos” .276 Esto es, la misiva capitalina conjeturó con certeza sobre sucesos, el estallido
del pronunciamiento y la deposición del gobernador jalisciense, que efectivamente
contra el comercio, la industria y los propietarios. Las propuestas estaban dirigidas contra
Congreso y presidente pero se respetaría al poder judicial y al Supremo Poder Conservador.
gobierno.277 En este primer momento, las miras del motín fueron enteramente nacionales
y reformistas. A lo largo del documento, Paredes no se expresa en contra del gobierno
departamental pese a los intentos de éste por apagar la sublevación. Al contrario, tanto el
255
se dirigirán oportunamente [...] a los supremos poderes de la nación, y por el órgano que
acciones se encontraban "por el respeto y miramiento [...] sin exigirles nada por la fuerza o
la violencia" a la administración departamental, pero que en lo privado Paredes intentaba
comprometer a Escobedo, quien no cedió a las suplicas, las exhortaciones, los llamados al
En una segunda instancia, en agoto 12, ante el rechazo de las autoridades por
secundarlo y con la necesidad de salir a campaña fuera de Jalisco, Paredes optó por
administración jalisciense debe entenderse bajo esa lógica, casi una acción colateral. Lo
cierto es que el comandante requería de un gobierno que respaldara sus acciones, adicto a
jalisciense de la primera república federal. Por si fuera poco, las elecciones estuvieron
256
amañadas para beneficiar un resultado propicio de Paredes. La votación para la
Paredes.281 Por su parte, la gran mayoría de los vocales departamentales fueron sufragados
de entre los integrantes de la junta vecinal.282 La separación de las autoridades, las
elecciones, la insistencia por obtener la gubernatura -que abandonaría a los pocos días para
comandar las tropas- fueron perpetradas como una demostración de fuerza por parte de
Paredes frente a aquellos individuos que se negaron a seguirlo.
privilegiadas locales. Los hombres que impulsaron la rebelión contra los federalistas
radicales no refrendaron la hazaña siete años después contra los primeros centralistas. No
hay nombres repetidos. La junta pronunciada de 1841 presentó una composición diferente.
La ocupación de la mitad de los miembros de la junta de 1841 se perfiló en los grupos
281 La elección de gobernador fue sumamente enmarañada. La primera votación fue invalidada porque ningún
candidato alcanzó la mayoría absoluta de los 48 sufragios: Antonio Escobedo obtuvo veintidós, Joaquín
Castañeda trece y el comandante Paredes nueve. El ardid ocurrió al realizar una ronda entre Castañeda y
Paredes para determinar al competidor de Escobedo cuando, por no haber empate, la segunda vuelta debió
efectuarse entre los dos primeros. La balanza se inclinó a Paredes con veintisiete votos. No obstante, el triunfo
fue efímero, el militar fue derrotado por Escobedo en la segunda votación por veintitrés contra veinticinco.
Pero el exgobernador no admitió el nombramiento. Paredes resultó victorioso en una tercera ronda con
veintisiete, seguido de Castañeda con dieciocho, uno para Juan Gutiérrez Mallen y otro para Crispiniano del
Castillo. La insistencia para sufragar a favor de Escobedo me parece que no fue por un tema de simpatías o
reconocimiento de su labor sino como una pretensión de Paredes para evitar lo más posible que la
tranquilidad pública del departamento fuera perturbada bajo pretexto de la deposición de las autoridades.
Colección de los decretos, t. VIII, pp. 235-237.
282 Los vocales propietarios fueron Juan Gutiérrez Mallen, Joaquín Castañeda, Ignacio Vergara, Vicente Ríos,
Ignacio Villanueva, Sabas Sánchez Hidalgo y Fernando Serrano; los vocales suplentes fueron Nicolás de la Peña,
Julio Vallarta, Marcelino Olivares, Nicolás Remus, Francisco Pacheco Muguiro, Jesús Ascencio e Ignacio
Quevedo. Colección de los decretos, t. VIII, pp. 237-240.
283 Los nombres de los junta de vecinos fueron Eusebio Anaya, Narciso Arango, Jesús Asencio, Rafael Basauri,
Salvador Batres, Juan Nepomuceno Camacho, Joaquín Castañeda, Crispiniano del Castillo, Francisco Cortázar,
Fernando Espinosa, Diego Plutarco García, Refugio Gordoa, Antonio Güemes, Juan José Herrán, Faustino
257
obstante, no todos los comerciantes se mostraron abiertamente a favor del
con la ausencia importante de José Palomar que era miembro de la Junta departamental.284
Conforme a lo anterior, la mano férrea de Paredes impidió la incursión de partidarios del
del comercio local, aderezada con propietarios y labradores, corrobora la unión con los
militares pero también la renuencia para dejar todo en manos de Paredes al intervenir
disparó el temor del gobierno general. La inflexión sobrevino cuando el jefe de la plana
mayor, el general Gabriel Valencia, se atrincheró con algunas tropas manifestándose contra
enconando los odios políticos, desuniendo a los mexicanos, inutilizando a tantos hombres
útiles, y estableciendo perniciosas exclusivas". Este nuevo plan era más radical que el de
Jalisco debido a que desacreditaba a las Siete Leyes, proponía un Congreso constituyente y
un ejecutivo interino elegido exclusivamente por la capital reunida en "una junta del pueblo
Leñero, Juan de D. Leñero, Domingo Llamas, Luis Mena, Prisciliano Mercado, Ignacio Negrete, Manuel
Ocampo, Manuel Olasagarre, Marcelino Olivares, Mariano Otero, Francisco Pacheco Muguiro, Manuel
Paredes y Arrillaga, Pedro Parga, Nicolás de la Peña, Rafael de la Peña, Cirilo Pérez, Agustín Portillo, Antonio
Portillo, Mariano Portillo, Ignacio Quevedo, Nicolás Remus, Manuel Rioseco, Lorenzo Rodríguez, Hidalgo Sábas
Sánchez, Francisco Santiago, Fernando Serrano, Zenón Sucilla, Pedro Tamés, Urbano Tobar, José Vallarta, Luis
Verdía, Ignacio Vergara, Ignacio Villanueva y Juan Zepeda. Colección de los decretos, t. VIII, pp. 233-234.
284 Los nombres fueron Juan de Dios Leñero, Prisciliano Mercado, Jesús Asencio, Francisco Pacheco Muguiro
y Nicolás de la Peña. Los tres últimos fungieron como vocales suplentes de la Junta departamental nombrada
por los pronunciados.
258
como en los antiguos comicios de Roma".285 Nuevamente fue un proyecto nacional con
sus respectivos departamentos. Su renombre provenía casi exclusivamente del triunfo ante
el motín federalista de José Urrea y Valentín Gómez Farías un año antes en la misma
capital.287 Más allá de su potencialidad militar, el peligro que simbolizaba Valencia fue su
[Paredes] ha hecho, que se ha unido a la causa y lo ha escrito así al amigo de Veracruz [Santa
Anna], Esto, aunque no era necesario, siempre es bueno".288 La última frase es terminante
en cuanto a la influencia y posición del jefe de la plana mayor dentro de los conspiradores.
285 "Plan del general Valencia proclamado en la Ciudadela" en Vázquez, Planes, vol. IV, pp. 60-61.
286 Sordo considera que "la revolución tomó grandes proporciones" cuando Valencia se atrincheró en la
Ciudadela. Si bien es cierto que el gobierno de Bustamante reaccionó más vehementemente que con la noticia
de Paredes; el pronunciamiento no surtió un efecto inmediato ni se propagó por el territorio. Al contrario, el
Plan de Perote de Santa Anna fue el que consiguió mayor reacción y, sobre todo, fue el que movilizó a
Bustamante. Sordo, El Congreso, p. 407.
287 José Urrea, a mediados de julio, logró retener al presidente Bustamante con la intención de convocar una
junta de vecinos notables de todas las facciones. Las tropas fieles al gobierno, junto con el ministro de guerra,
nombraron a Valencia como general en jefe de las tropas. Después de doce días de conflicto en pleno corazón
de la ciudad de México, los federalistas capitularon muchos beneficios para su seguridad personal. El
auténtico triunfador fue Valencia que quedó como la salvaguarda del gobierno. Costeloe, La república, pp.
209-212. Sordo, El Congreso, pp. 365-375.
288 Carta a Paredes, agosto 14 de 1841, en García, Documentos, p. 27.
259
de los eventos. El talante flemático a mi parecer se debió a tres factores. Primero, el
conflicto por las ordenanzas municipales librado entre los supremos poderes, los
departamentales y el municipal de la ciudad de México durante la segunda mitad del año
de 1840 y la primera de 1841. Si bien comenzó por una cuestión de dinero y, en particular,
por el control de las contratas del propio ayuntamiento, el conflicto rápidamente escaló a
segunda terna, Francisco Ortiz de Zarate, ayudante general de la plana mayor. No obstante,
pasada la borrasca, Gonzaga Vieyra regresó a la gubernatura en octubre.290
entraron en negociaciones, luego que Paredes y Santa Anna se acercaron al altiplano central
a finales de septiembre, para poner fin a las hostilidades. El resultado fueron las Bases de
Tacubaya, firmadas en septiembre 28, con las cuales se abolieron los supremos poderes,
con excepción del judicial, establecidos por la constitución de 1836; se nombraría una junta
pública"; además, este individuo estaría acompañado por cuatro ministros y un concejo
289 El vocal departamental Juan Manuel Elizalde se separó por cuestiones de salud en marzo y en octubre de
1841 mandó su renuncia. BPLEM, t. 115, exp. 546, Sobre licencia concedida a un diputado de esta e. Junta.
José Miguel de Arias mandó su dimisión en octubre de 1841. BPLEM, t. 115, exp. 547, Renuncia de un miembro
de esta e. Junta.
290 Este episodio revela la aplicación del marco institucional así como el seguimiento y apego de la
normatividad para designar a los gobernadores incluso en el momento tan convulso en que se realizó. En
septiembre 9, al gobernador Vieyra se le concedió licencia ilimitada para retirarse del cargo con el objetivo de
que restableciera su salud. El presidente Bustamante solicitó a la Junta departamental una terna de tres
candidatos para nombrar un gobernador interino. El individuo asignado no aceptó el cargo por lo que
Bustamante requirió una nueva terna y quedó investido Francisco Ortiz de Zarate en septiembre 12. BLCEM,
t. 114, exp. 531, Sobre la licencia concedida al E.S.D. Luis G. Vieyra para separarse del Gobierno y elección del
S.D. Francisco Ortiz de Zarate para Gobierno interino.
260
de Tacubaya es que, "entretanto se da[ba] la organización conveniente en la República",
Escobedo y la Junta de Jalisco. Al mismo tiempo, los militares se blindaron para suplantar
cualquier cuerpo departamental disidente no sólo durante el lapso que duró el
artículo, el undécimo, reitera lo que los planes de Paredes y Valencia perfilaron: la revuelta
tuvo propósitos nacionales y político-económicos. La estructura intermedia y local no
primero, la desbandada del sector centralista de los cargos públicos del ejecutivo y
legislativo. Esta salida cerró un ciclo para muchos de los políticos de la década de 1820 que
dejaron de inmiscuirse en la palestra política. Segundo, la endeble alianza entre buena parte
de los generales del ejército en torno a las figuras de Santa Anna, Paredes y Valencia.
inclinados hacia la coalición militar. Por último, la apertura de un régimen con tintes
dictatoriales que auguraba un decaimiento en lo tocante a la participación política de las
departamentales.
constituyente trabajara bajo esa premisa, sino que entrevía un proyecto provisional
enérgico de corte dictatorial dirigido por lo militares pero también, paradójicamente,
261
permitió una lectura polifacética. Las Bases de Tacubaya no sustituyeron completamente a
las Siete Leyes. Si bien los supremos poderes de la nación eran reorganizados y, por lo tanto,
se trocaban la segunda, tercera y cuarta ley constitucional; las restantes quedaron vigentes
durante la primera central. De igual forma, en las departamentales de México y Jalisco, las
declaratoria sobre alguna forma de Estado. En cambio fueron promesas cifradas para que
los diferentes sectores asociados al pronunciamiento las entendieran de acuerdo a sus
propias expectativas.
Los días transcurridos entre las Bases de Tacubaya, septiembre 28, y la firma del
Convenio de la Presa de la Estanzuela, octubre 6, fueron de extremada inquietud para
aquellos reacios con la inacción de Santa Anna que aplazaba la integración de la Junta de
representantes estipulada en el artículo segundo de las Bases.292 Mariano Paredes y
junta de comisionados fue "protestar [...] que ninguno de ellos esta[ba] conforme con el
Plan [de Tacubaya] proclamado por [Santa Anna]" pues temían "que el movimiento dado
en Guadalajara por el general Paredes tenga por resultado el volver a colocar a los pueblos
291 Las últimas Juntas departamentales no acataron sus calendarios de renovación, sino que se ajustaron al de
las Bases de Tacubaya. La de Jalisco de 1839 originalmente tendría un período hasta diciembre de 1842, pero
fue sustituida durante el levantamiento de agosto 1841. La Junta pronunciada no cumplió con el calendario al
dilatarse hasta diciembre de 1843. La de México, relevada legalmente en enero de 1841 cuyo lapso se
prolongaría hasta diciembre de 1844, acotó su duración con el establecimiento de la Asamblea departamental
en enero de 1844.
292 La situación se alargó principalmente porque el presidente depuesto Bustamante se pronunció por el
federalismo después de que firmó el armisticio de septiembre. La nueva revuelta reinició las hostilidades entre
los militares hasta la firma de un nuevo convenio en la presa de la Estanzuela en octubre 6 de 1841. Costeloe,
La república, pp. 233-234.
262
en el punto de un retroceso todavía más humillante y más peligroso del que han creído
salir". La junta de Querétaro exigió que se rectificaran las Bases de acuerdo con sus
conveniencias. El reclamo incorporó premisas con una importante tónica descentralizados:
Congreso.293
la creación de la junta así como en las alusiones de ésta del ensalzamiento del general en
Guadalajara como el verdadero autor de todo el desarrollo posterior dirigido por Valencia
y Santa Anna. Pero, las impugnaciones descentralizadoras hechas por los comisionados a
las Bases de Tacubaya descuadran con las pretensiones militaristas que el comandante-
gobernador demostró durante los meses siguientes. Es muy probable que Paredes haya
instado a las Juntas departamentales para que nombraran comisionados con el único
propósito de presionar y así fortalecer su posición frente a los otros generales; demostrar
que el occidente estaba bajo su egida para asistirlo. En cambio, los cortos trabajos de esta
junta, en la que demostraron un ferviente afán descentralizador, fueron producto neto de
las Bases de Tacubaya con asiento en la ciudad de México. Para componer a esta junta, el
general en jefe del pronunciamiento nombró a los sujetos por todos los departamentos y,
con ello, anuló los reparos de los comisionados de Paredes e incluso puso en duda su validez
263
al formar una doble delegación. Por otro, el 11, comunicó varios ascensos para los militares
Querétaro- para atarlos moralmente por los favores recibidos del nuevo gobierno nacional.
Cecilia Noriega ha observado con claridad que estas "decisiones precipitadas tenían un
parte de los mismos a quienes apoyaban", además de demostrar "la fuerza que iba
adquiriendo el ejército como regulador del pode r central en la nueva administración".295
cierta debilidad del gobierno quién fincó el apoyo de los comandantes-gobernadores de los
departamentos con el otorgamiento de galardones y el cumplimiento de promesas
pero que, al mismo tiempo, operaría como receptáculo de las demandas y peticiones de los
departamentos. Además, por si fuera poco, era una suerte de poder legislativo, aunque
acuerdo con lo provisto por el artículo segundo de las Bases de Tacubaya. Los nombrados,
Gómez Pedraza, Pedro Cortázar y Valentín Canalizo- que devolvieron la protección a Santa
Anna invistiéndolo como presidente provisional.297
264
En las semanas siguientes, las Juntas departamentales designaron delegados para
que se sumaran a la de representantes. Una vez incorporados, esta nueva Junta se intituló
como Consejo de los departamentos.298 La llegada de estos individuos reforzaría la delgada
con rapidez para nombrar a sus apoderados en octubre 14. La deliberación recayó en
importantes dificultades. Eguía aceptó el cargo el 18 pero solicitó que, por ser esta una
misión nueva y no tener reglas a las que ceñirse, le indicaran instrucciones para desempeñar
su compromiso con exactitud. En noviembre 8, el mismo Eguía notificó que aún no había
asistido al Consejo por la falta de pautas de la convocatoria de elecciones del Congreso
hasta febrero del siguiente año cuando la misma Junta acordó se concediera la renuncia y
En Jalisco, la situación fue menos sinuosa. Luego de la salida de los dos integrantes
propietarios nombrados directamente por Santa Anna entró el suplente, José Ramón
Valle, "La Junta de representantes o Consejo de los departamentos (1841-1843)", Estudios de Historia
Moderna y Contemporánea de México, vol. 4, 1972, pp. 105-122.
298 Como expone Lucina Moreno, la Junta de representantes incluía el adjetivo "suplentes" en alusión a su
designación expresa por Santa Anna. Con la llegada de los representantes enviados desde los departamentos
la Junta omitió tal calificativo y, a inicios de diciembre, adoptó de manera definitiva el de "Consejo de los
departamentos". Moreno, "La Junta", pp. 110-111.
299 BPLEM, t. 114, exp. 537, Sobre el juramento de las Bases adoptadas por el ejército en Tacubaya, y
nombramiento de los consejeros nombrados por esta corporación, para consecuencia de ellas van agregadas
a este expediente las instrucciones dadas por la Junta en virtud de las cuales han de obrar y BPLEM, t. 124,
exp. 504, Nombramiento y renuncia del Lic. Bernardo Couto de consejero y nombramiento del Lic. D. Cayetano
Ibarra. Datos sobre Eguía ver capítulo III de esta tesis; Couto perteneció a la facción federalista moderada en
el Congreso constituyente de 1835-1837. En el que emitió un voto particular contra el cambio de gobierno y
en favor únicamente de reformar a la constitución de 1824. Sordo, El Congreso, pp. 189-191.
265
Pacheco, como único representante de la entidad en octubre 12.300 Los individuos enviados
a la Junta de Querétaro, Sabas Sánchez Hidalgo e Ignacio Vergara, fueron ratificados como
comisionados para tomar parte en el Consejo de los departamentos. Pese a su renuencia
noviembre 22. 302 Es de apreciar que los tres hombres -Sánchez Hidalgo, Vergara y O tero-
participaron en el motín de agosto 12 en Guadalajara contra las autoridades del
departamento. Además, los tres estaban vinculados con la Junta departamental emanada
del pronunciamiento como vocales y secretario. Pese a esta filiación, su actuación no fue
conforme a sus cargos sino que procedieron a título personal y mucho más ligados a su
orientación política en favor del establecimiento del federalismo y la descentralización
política-administrativa.
implica tanto minimizar su actuación como auténticos portavoces de los intereses locales,
como sobredimensionar las pretensiones de Santa Anna para proclamarse dictador. Por un
300 Los dos propietarios de Jalisco renunciaron al cargo, Castillo lo dejó para encargarse del Ministerio de
Justicia e instrucción pública en octubre 10 y Duque se exoneró en octubre 9. Moreno, "La Junta", pp. 118
122.
301 Los integrantes de la Junta de Querétaro se excusaron de la invitación para integrarse a la de
representantes "por no estar nombrados por sus respectivos Departamentos para aceptar esta distinción".
Actas de la Junta de comisionados, p. 13. En la sesión de noviembre 5, los dos representantes de Jalisco
remitieron su renuncia al cargo. Siglo XIX, núm. 33, Año 1, noviembre 9 de 1841.
302 AHCEJ, 1841, caja 1, exp. 42, Mariano Otero solicita licencia para separarse de su cargo como secretario
por el tiempo que dure su comisión como representante del Departamento de Jalisco en el Consejo del Supremo
Gobierno.
303 Noriega, El Constituyente, p. 63.
266
lado, Moreno detalla cómo durante los primeros ocho meses de su existencia esta
diputados, y sus tareas fueron reducidas a los asuntos de poca importancia como
legitimación de hijos naturales o indultos.304 Por otro lado, como bien señala Costeloe, pese
a las múltiples oportunidades en las décadas de 1830 y 1840, Santa Anna no buscó
establecer un régimen permanente centrado en su figura, sino tuvo presente que, como
dijera en junio de 1843, sólo era una "dictadura condicional" apremiado por las
circunstancias extraordinarias y, por el contrario, en todos los pronunciamientos que
claves del proyecto constitucional de Tacubaya porque determinaría el rumbo para re
postergarla hasta que los representantes de los departamentos concurrieran con sus
debidas instrucciones. El retardo de éstas provocó que a finales de octubre, el ministro de
267
relaciones apremiara a las Juntas departamentales para que realizaran elecciones de sus
la Junta del departamento de México fueron más numerosas, doce, y con diversos tópicos.
Por un lado, en ambos documentos hay consonancias como la estipulación de elecciones
o adopción, mexicana. La forma propuesta para emitir el voto fue diferente, la primera
consideró voto público -e l comitente escribiría su elección en presencia de la junta
electoral- y la segunda el secreto -e l comitente recibía una boleta, con sus datos
personales, que debía firmar y entregar a la junta. Por otro lado, entre las instrucciones
existieron rupturas. La de México agregó disposiciones menores acerca del voto de la tropa,
la ubicación de la reunión de las elecciones secundarias y, de ser el caso, el nombramiento
México proponía que la base para determinar el número de diputados fuera la población -
un diputado por cada 150,000, otro por fracción de 100,000 y dos por los departamentos
que no alcancen la primera cifra. Estas últimas instrucciones permiten entrever la dirección
política de éstas Juntas departamentales. En Jalisco se buscó alejar al Congreso
306 AHCEJ, 1841, caja 1, exp. 47, El Ministerio de Relaciones y Gobernación pide al Sr. Gobernador active la
elección de los representantes por el Departamento en el Consejo del Supremo Gobierno para que se presenten
cuanto antes y con las instrucciones para dictaminar sobre la convocatoria al Congreso Constituyente.
268
constituyente de las intrigas capitalinas y posiblemente de los generales atrincherados ahí
mientras que la de México propugnó por una continuación en el reparto de los diputados
según una representación proporcional lo que, siendo el departamento más habitado, le
era favorable.307
Los santanistas transfirieron cierta actividad política al Consejo y a las propias Juntas
departamentales. Al primero le encomendaron la hechura del dictamen y a las segundas
que externaran sus opiniones por medio de las instrucciones. Estas concesiones por parte
del ejecutivo provisional fueron un método de reconciliación con los reclamos
durante las siguientes semanas hasta su aprobación final en diciembre 6. Las instrucciones
de los departamentales no fueron letra muerta, todo lo contrario, fueron discutidas como
307 Las instrucciones de la Junta de Jalisco se encuentran publicadas en "Junta departamental de Jalisco" en
Cosmopolita, núm. 89, t. V, diciembre 4 de 1841. Las de México en manuscrito en BPLEM, t. 114, exp. 537,
Sobre el juramento de las Bases.
308 Noriega confundió la presentación del Proyecto en noviembre 13 con la aprobación de éste en diciembre
6. Esta imprecisión la llevó a afirmar que las instrucciones de las Juntas departamentales, dadas durante
noviembre, eran comentarios en reacción a la convocatoria cuando en realidad antecedieron al propio
dictamen e incluso aquellas fueron utilizadas por los representantes durante la discusión de las reglas
electorales. Noriega, El Constituyente, p. 65.
269
convocatoria a causa de la heterogeneidad de las propuestas. Por ejemplo, el representante
por Jalisco, Sabas Sánchez Hidalgo, reportó a la Junta de ese departamento los magros
resultados de su intervención. De las cinco iniciativas con que fue instruido dos fueron
"aceptación y simpatías [...] exento de toda nota de parcialidad e influjo de las facciones [...]
y por ser el más respetable en razón de su antigüedad y del alto objeto a que fue aplicado".
Detrás de está cortina en contra de los grupos políticos, el Consejo recalcó que la base
amplia de votantes, que la ley de 1823 establecía, era el camino más próximo para hacer
patente la voluntad de la Nación y no sólo de uno o cierto número de particulares. Bajo esta
consigna, la comisión encargada del Dictamen desacreditó las leyes electorales de julio 12
amparo de cierta facción política. La apuesta del Consejo por la ley de 1823 fue menos una
309 AHCEJ, 1841, caja 1, exp. 46, El Sr. Sánchez Hidalgo, representante del Departamento en el Consejo Supremo
de Gobierno informa del resultado que tuvieron sus exposiciones relativas a la convocatoria según las
instrucciones que el Gobierno departamental le dio.
310 CL-FRBN, misc., 100, Dictamen del Consejo de gobierno sobre convocatoria, México, Imprenta del Águila,
1841.
270
departamentos nombraría a cuatro diputados propietarios y cuatro suplentes (arts. 2 y 4).
habitantes que imponían a los pequeños. Las entidades del centro-occidente, con mayor
Dictamen en las diferentes etapas del proceso electoral. El Consejo no previó ninguna clase
de restricción censitaria o de alfabetización para los votantes, electores e incluso para los
diputados. El único requerimiento que progresaba según la fase del proceso era la edad que
iniciaba en 18 años para contar con el derecho de sufragar y que escalaba hasta los 30 para
poder optar como diputado. Otros requisitos fueron el modo honesto de vivir que implicaba
cierta cantidad de ingreso aunque indeterminada tanto el monto como el origen, así como
la naturaleza o vecindad en el departamento que se era electo, pero que era más una
consecuencia lógica de acuerdo a la representación territorial (arts. 9, 10, 11, 27, 46 y 55).
Esto es, los consejeros establecieron restricciones laxas para votar y ser votados con el
objetivo de minimizar el impacto del principio de distinción enmarcado por los filtros de las
elecciones indirectas.
Por último, una victoria de los representantes provinciales, entre ellos los de Jalisco,
fue separar al Congreso constituyente de la ciudad de México. En cambio, su sede se
ubicaría en la ciudad de Querétaro (art. 66). Las intenciones del Consejo se empataron con
311 Es importante distinguir entre esta propuesta de representación territorial para igualar el número de
diputados de los departamentos con la uniformidad existente en la plantilla de funcionarios de las Juntas
departamentales. Los principios fueron similares. Equiparar la importancia de todas las regiones sin reparar
en las disparidades demográficas. No obstante, las diferencias son categóricas pues las vocalías corresponden
a un nombramiento administrativo con sujeción y responsabilidad ante un órgano superior mientras que los
diputados constituyentes representaban la soberanía nacional y desplegaban, en teoría, una inviolabilidad por
sus opiniones y propuestas.
271
occidente meses antes. La capital nacional fue señalada como foco de facciones e intrigas
sino que le realizó modificaciones sustanciales y lo publicó cuatro días más tarde en
diciembre 10. Las tres pautas anteriores sufrieron alteraciones importantes, justificadas en
el texto que antecede al articulado, para revertir las previsiones descentralizadas. Sin
población.
-u n diputado por cada 70,000 habitantes y otro por cada fracción que supere los 35,000-
(arts. 1, 3, 4 y 5). La convocatoria del ejecutivo sostenía la desigualdad entre los
también el número de sus derechos [...] un departamento que por su población superior
elige más representantes, también contribuye con un número más crecido de brazos para
la defensa nacional, y con una suma mayor para los gastos del tesoro público [...] se
reconoce esa reciprocidad de derechos y obligaciones entre los miembros de la sociedad".
La segunda pauta fue matizada en lo tocante a los diputados con la disminución de la tasa
1,500 ps. anuales". Esta cláusula no anuló la enorme base de votantes, pero estrechó
contundentemente la posibilidad para ser electo como representante (art. 55). Por último,
el asiento del Congreso sería la ciudad de México para evitar "lanzar un nuevo elemento de
discordia en el seno del país, crear rivalidades, ni privar a la Augusta Asamblea de las
272
facilidades que encontrará para el ejercicio de sus funciones en la antigua Capital". El
gobierno aseguraba con "solemne promesa" que el constituyente "contará con tanta
libertad como puede apetecer".312
"dictadura condicional" encabezada por Santa Anna en coalición con algunos de los jefes
militares más importantes, la formación de cuerpos semi-representativos -Junta de
surgimiento de voces elevadas, y no de ecos, que reivindicaban una política con una mayor
apertura e incidencia en la toma de decisiones desde los departamentos, pero que se fueron
apartando de las Juntas departamentales como autoridades territoriales representativas. El
Dictamen sobre convocatoria es una prueba fehaciente de estas demandas. Esta vuelta de
tuerca estuvo liderada por los federalistas moderados. El gobierno nacional, al reservarse
que la amplitud de los votantes jugó en contra de su partido y en favor del de los
federalistas. Es cierto, la forma en que se gestó este resultado estuvo involucrado
directamente con el Dictamen de convocatoria pero también, de igual o mayor manera, con
los movimientos y alianzas políticas previas a las elecciones que las facciones realizaron para
312 La convocatoria realizada por el ejecutivo provisional incluyó un censo de población de los departamentos
para determinar el número de diputados. Los departamentos de México, Jalisco y Veracruz, sede de los
pronunciamientos de 1841, acaparaban una tercera parte de los diputados. Según el propio censo: el
departamento de México contaba con una población de 1'389,519 por lo que le correspondían 20 diputados;
Jalisco poseyó 679,111 habitantes equivalentes a 10 representantes; Veracruz con 254,380 pobladores le
atañían sólo 4. CL-FRBN, misc., 305, Manifiesto y convocatoria, p. 10.
273
encaminarlas a su beneficio. El Dictamen pese a templar importantes medidas
legislación restrictiva para los cargos públicos pues sus adversarios, los federalistas
moderados en esta década, contaban con los requerimientos exigidos para optar por ellos
sino que se debía realizar una campaña electoral previa para conquistar las elecciones en
los niveles más bajos y con ello asegurar el triunfo. En las dos elecciones siguientes -1842 y
1843-, los santanistas fueron derrotados por esta omisión.313
incluso ante su derrota en las primeras fases del proceso. Los santanistas creyeron que el
momentum conseguido tras el derrocamiento de Bustamante y la instauración de las Bases
de Tacubaya serían suficientes para hacerse con la victoria electoral. Pese a ello, sus
acciones fueron cortas en comparación con las de su oposición. Para entender el
listas como un medio publicitario y de presión. De acuerdo con el formato de las elecciones
en la que se votaba un elector-diputado a la vez, el orden de los individuos en las listas era
esencial dado que se enfrentaban directamente las propuestas, un acomodo equívoco
313 Sordo, "Los procesos", pp. 232-249 y Vázquez, Dos décadas, pp. 92 y 98. Costeloe difiere de la opinión de
ambos autores y asegura que "pareció confirmarse que Santa Anna y sus acólitos habían obtenido los
resultados que deseaban". Costeloe, La república, p. 297.
314 Sordo, "Los procesos", pp. 239-240.
274
Nicolás Bravo y Juan Álvarez figuraron entre quienes integraron este frente. Álvarez,
incluso, llegó a comunicar a Riva Palacio que los electores secundarios de los distritos de
Acapulco, Taxco y Chilapa convendrían una lista en común y, además, se presentarían ante
ilegales ni tampoco secretos dado que eran publicados en los principales periódicos
publicó y comparó las utilizadas por las "banderas del pueblo" y "del general Valencia" que
compitieron para diputados por el departamento de México. Las maquinaciones políticas
de abril. El embarazo sobrevino cuando el colegio electoral jalisciense negó las credenciales
a los seleccionados por el distrito de Lagos y al del partido de Zapopan. Paredes, con esto
315 Noriega, El Constituyente, pp. 69-76. La extraña alianza entre los dos caudillos del Sur, Juan Álvarez y Nicolás
Bravo, y los liberales moderados del departamento de México debe valorarse a la luz de los intereses
segregacionistas de los primeros para formar un departamento independiente compuesto por los distritos del
sur del de México -Acapulco, Chilpa y Taxco y, si así lo quisiera, Cuernavaca-, de Puebla -Tlapa y Omotepec-
, y el partido de Huetamo de Michoacán. El reclamo no era novedoso, décadas atrás se había planteado una
idea similar. Lo importante para el contexto de Tacubaya fue la unión de Álvarez y Bravo. Los dos generales
realizaron una serie de manifiestos (octubre 10-noviembre 22 de 1841) con el fin de promocionar y justificar
su empresa. Gerald L. McGowan, La separación del sur o cómo Juan Álvarez creó su Estado, Zinacantepec, El
Colegio Mexiquense, 2004, pp. 41-43 y68-87. Más que los argumentos, me interesa resaltar la sinceridad del
reclamo. Los liberales y Álvarez sostuvieron su postura. Los primeros con el pacto y la inclusión de Acapulco
como uno de los departamentos que conformarían a la república en los tres proyectos presentados. Bravo
pasó de su asociación con los liberales en los comicios de marzo de 1842 a decretar el cierre de sesiones del
Congreso en diciembre de 1842. Tengo la impresión de que éste utilizó las insólitas alianzas como una forma
de reposicionarse frente al resto de generales y presionar al grupo santanista en el poder. Lo que parece que
funcionó, el veracruzano nombró a Bravo como presidente interino como una forma de recompensa o
soborno para romper con sus coaliciones con los liberales.
316 El Cosmopolita, t. V, núm. 120, marzo 23 de 1842 y El Cosmopolita, t. V, núm. 126, abril 13 de 1842.
275
como amparo, azuzó a los electores para que no participaran en la junta y los guareció en
comicios. En comunicación oficial, Paredes explicó que, "en tales circunstancias, era un
deber del gobierno impedir que por medio de una usurpación indujera una nulidad que
serviría después de pretexto para desconocer las resoluciones del cuerpo a que está
En carta personal a Santa Anna de abril 11, Paredes reveló sus motivos lamentando
que en su ausencia "los sansculottes [...] ganaran la elección de este Distrito [de
Guadalajara] y de los del Sur" y se "abrogaran los derechos que sólo correspondían a la
mayoría" para elegir diputados acorde a su facción. Santa y Tornel aplaudieron la medida y
elogiaron a Paredes por los bienes dispensados a Jalisco "en un gobierno que recuerda los
mejores tiempos del General D. José de la Cruz", pero lo reconvinieron a no "desalentarse
representantes; [...] desde las primarias, para evitar cualquier pretexto de nulidad en la
futuro". El nuevo calendario electoral, según la segunda parte del art. 64, correría a cargo
Mariano Otero, con cierta sorna, que el devenir electoral había sido diverso, le preguntaba
el nombre que le darían a "esta mezcla tan heterogénea" y le indicó que "los liberales que
276
Usted conoce han sufrido su derrota". Además agregó que de los diez diputados electos
y Nicolás de la Peña). Por otro lado, muchos de los representantes propietarios y suplentes
Juan Gutiérrez Mallen, Ignacio Vergara, Crispiniano del Castillo, Plutarco García Diego,
Manuel Olasagarre e Ignacio Gil Romero fueron nombres que durante el ocaso de la primera
con poca, o nula, participación de los recién depuestos centralistas y aun de los santanistas.
el gobierno provisional sino que el desinterés germinó desde las propias corporaciones y
vocales tanto por las renuncias e inasistencias de éstos en ambas departamentales como
320 Un autor anónimo realizó unas semblanzas, en forma de verso, para mofarse de los diputados por Jalisco
al constituyente de 1842. Por su contenido es notoria la animadversión en contra del partido liberal. CL-FRBN,
misc., 807, Semblanzas de diputados de Guadalajara al Congreso constituyente de México para el año de 1842,
1842.
277
por el bajo rendimiento en los asuntos resueltos.321 El abandono de las Juntas más que un
instancias que de una u otra manera fincaban su autoridad en la normatividad que se estaba
derogando. Cabe recordar que un desarrollo similar acaeció en los últimos Congresos
departamentales fueron plataformas limitadas para desplegar acciones políticas tanto por
su arquitectura institucional como por su sujeción tácita a los gobernadores, reforzada con
comunicación personal de abril 18, José María Tornel, ministro de Guerra y amigo personal
de Santa Anna, informó a Paredes que la derrota fue por el "descuido y tolerancia" que
permitieron a los "capataces de 1828 y 1833" recuperarse y ganar en todas las plazas con
excepción de Querétaro y Oaxaca. Con amargura, Tornel indicó que ellos, los militares de
Tacubaya, habían "proclamado la libertad, pero encerrada dentro de los límites de la
equiparar a los triunfadores de las jornadas electorales de 1842 con aquellos que atentaron
contra la iglesia y los hombres de bien durante las administraciones del presidente Guerrero
278
en 1829 y el vicepresidente Gómez Farías 1833. La flagelación del gobierno por su pasividad
fue extemporánea y los militares poco podían efectuar por el curso legal.
La respuesta del general Paredes, por su parte, fue más áspera. El descalabro
electoral se debía a "que el gobierno actual, habiéndose propuesto desde su instalación no
filiarse en ninguno de los partidos que nos habían dividido [...] quedó aislado en medio de
los grupos que forman estos mismos partidos y, por decirlo así, como bloqueado por ellos".
El error de los santanistas fue precisamente una de sus principales características; su falta
de adscripción política lo convertía en un culto personal de Santa Anna y de los militares,
pero sin un zócalo firme que les sirviera en las contiendas electorales por lo que su fortaleza
poseía un alto grado de volatilidad según la popularidad del general veracruzano. La actitud
acusativa de Paredes advierte la tensión entre los principales generales del movimiento de
Tacubaya que se conectaba con las ambiciones políticas de cada uno. El comandante-
gobernador jalisciense insistió en el yerro de la convocatoria al admitir "indistintamente al
que cayeron las revoluciones de los liberales de 1824 pero también de la de 1836 que
priorizó únicamente a los sectores privilegiados. Paredes remató con una insinuación para,
era más acertado que exponerse "a que se diga que el Ejército y su jefe faltan a sus
promesas"; si el Congreso realizaba un buen trabajo "lo habremos ganado todo, y si mal, la
nación resolverá si admite o no sus deliberaciones, sin que en este caso sean responsables
323 Carta de Mariano Paredes y Arrillaga a Antonio López de Santa Anna, abril 29 de 1842. García, Documentos,
pp. 41-44.
324 Carta de Antonio López de Santa Anna a Mariano Paredes y Arrillaga, abril 30 de 1842. García, Documentos,
pp. 44-45.
279
comandante de Jalisco por señalar la viabilidad de un levantamiento contra los diputados,
política para mantenerse calmado frente a la tormenta, dejar que los liberales se hundieran
por sí mismos y así salir avante para remediar la vida política; aceptaba la derrota electoral
enfrentamiento con los líderes santanistas que con el resultado de los comicios. Un intento
por arrancar del ejecutivo provisional una confesión de planes dictatoriales. Santa Anna,
incluso, apremió a Paredes para que negara las murmuraciones propagadas sobre un
pronunciamiento de esta índole intermediado por Francisco Morphy. Esto es, el rumor era
una realidad por lo que se necesitaba una acción tajante en su contra. Paredes, como era
siniestra que puede darse" para que no hubiera duda de su proceder y filiación con el
gobierno provisional.326
artimaña para indicar su supremacía. En mayo 24 publicó un decreto para obligar a los
diputados a jurar las Bases de Tacubaya para poder desempeñar sus funciones conducentes
como representantes de la nación. Para el gobierno, las Bases eran "el pacto provisorio de
los mexicanos [...] origen de la potestad" que ejercerían los legisladores.327 La última frase
es reveladora de las intenciones de los santanistas, más que marcar líneas para que los
325 Carta de Antonio López de Santa Anna a Mariano Paredes y Arrillaga, mayo 7 de 1842. García, Documentos,
pp. 48-49.
326 Carta de Antonio López de Santa Anna a Mariano Paredes y Arrillaga, mayo 21 de 1842 y carta de Mariano
Paredes y Arrillaga a Antonio López de Santa Anna, mayo 31 de 1842. García, Documentos, pp. 57-58 y 59-62.
327 Tena, Leyes, t. IV, p. 210.
280
en la penosa situación de quedar expuestos a las facultades irrestrictas del ejecutivo
provisional. Esto es, el decreto era una manera de admitir y legalizar un posible ataque del
gobierno.
junio 11. El mismo día aprobó una proposición para declarar la inmunidad de sus miembros
durante el ejercicio de sus tareas.328 Entre sus primeras tareas fue nombrar comisiones para
que se encargaran de los quehaceres más inmediatos: reglamento, policía, gran jurado y
constitución. La última era la más importante dado que a su cargo quedó la elaboración del
apuntar que la comisión manufacturó tres proyectos: uno de carácter templado y rubricado
por la mayoría de integrantes, otro abiertamente federalista de la minoría y, ante el rechazo
281
noviembre, mientras el constituyente trabajaba a marchas forzadas, el ministro Tornel
envió a sus agentes para que notificaran a los comandantes-gobernadores el proceder y los
tiempos del levantamiento.330
Santa Anna, en sus funciones. El acta de San Luis Potosí manifestó que "se desconocía] al
Congreso constituyente por haber contrariado la voluntad de la nación" que, como los
generales opinaron en sus misivas, era separarse de las exageraciones de 1824 y de las
subprefecto, ayuntamiento y vecinos- mientras que la potosina fue encabezada por los
militares lo que entrevia, según este autor, una intromisión directa de los generales
Éste, en un primer momento, no emitió un juicio directo sino que espero hasta que la capital
fuera anegada con un torrente de más de quinientas actas que llegaron en apoyo a los
pronunciamientos entre diciembre 12 de 1842 y enero 15 de 1843.333
330 Luis Jáuregui, "La mecánica de un pronunciamiento: la disolución del Constituyente de 1842", La palabra
y el hombre, núm. 73, enero-marzo, 1990, p. 213-216. Costeloe, La república, p. 271.
331 "Pronunciamiento de San Luis Potosí" en Vázquez, Planes, t. IV, pp. 126-129.
332 "Pronunciamiento de Huejotzingo" en Vázquez, Planes, t. IV, pp. 129-130.
333 Jáuregui, "La mecánica", pp. 216-219.
282
En Jalisco, la ratificación del pronunciamiento aconteció desde el 14 cuando la
guarnición se pronunció en contra del Congreso. El acta del plan repetía letra a letra los
artículos expuestos en la de San Luis pero sin mencionarla. La alineación entre los militares
es palpable. El texto preliminar era elocuente por despotricar contra los diputados y su
propuesta; ensalzar "la gloriosa revolución de 8 de agosto" que "todos los pueblos, a una,
secundaron con entusiasmo", así como por sugerir que parte de la responsabilidad era del
ejecutivo provisional que abrevió el periodo de convocatoria para las elecciones y, aun peor,
dispuso de las "bases más amplias y aun ultraliberales [que] se fijaron para las elecciones
de los representantes del pueblo" por lo que el resultado era "la anarquía reglamentada, el
desorden y la licencia sistemados [sic], y en suma, una disolución de nuestra sociedad".
Paredes sin mayor reparo se sumó a la embestida contra el Congreso aunque sin el
protagonismo que ostentó en el levantamiento contra Bustamante en el pasado agosto de
1841.334
Congreso. La Junta lo efectuó con ironía al expresar que "la mayoría del Congreso profesa y
persiste en opiniones y máximas, que aunque son las del siglo, no están en consonancia con
las de las clases influyentes de la sociedad mexicana por no haber llegado ésta todavía al
estado de civilización y progreso, en que aquellas máximas son generalmente adoptadas y
concordaba con el retraso de las "clases influyentes". El problema no era del proyecto
constitucional en sí, cuanto también lo era de aquellos indoctos en las nuevas doctrinas
334 "Representación de la Guarnición y empleados de Jalisco" en Vázquez, Planes, t. IV, pp. 136-137.
335 "Acta de la Junta departamental de Jalisco" en Vázquez, Planes, t. IV, pp. 160-161.
283
pronunciamiento de San Luis, la versión militar, por considerar que los males que aquejaban
a la nación irían en incremento por culpa del constituyente por lo que "por unanimidad
convinieron elevar su voz respetuosa al supremo magistrado de la nación [...] [para que]
haciendo que una asamblea imparcial arregle los futuros destinos de la patria". Al mismo
tiempo, muy probablemente de manera coordinada, la comandancia general de México, a
cargo de Juan José Andrade, secundó a Valencia por "estar adheridos [todos los oficiales y
del Congreso.336
compuesta de ciudadanos distinguidos por su ciencia y patriotismo, para que forme las
bases". El decreto se insertó en el ejemplar del Diario del Gobierno del mismo día y fue
dirigido por el gobernador del departamento de México Luis Gonzaga Vieyra con lo que
denotó su lealtad al ejecutivo provisional sin realizar mayores manifestaciones de índole
local.337
Conclusiones
En carta de mayo 7 de 1841, Santa Anna comunicó a Paredes que dejaran "al tiempo que
justifique y patentice la necesidad de obrar [...] la Nación: en masa sabrá levantarse contra
los que pretendan hacerla retroceder a caminos que conoce y detesta".338 Siete meses
después, la profecía se había cumplido: los generales procedieron contra el Congreso con
la justificación, desgastada pero todavía efectiva, del levantamiento masivo de pueblos. Las
misivas entre los militares deben entenderse como una opción, un mal augurio, y no como
un plan a largo plazo. El apoyo de Tornel al proyecto de la mayoría pretendió evitar el trago
336 Diario del Gobierno de la República Mexicana, t. XXV, núm. 2736, diciembre 19 de 1842.
337 Diario del Gobierno de la República Mexicana, t. XXV, núm. 2736, diciembre 19 de 1842.
338 Carta de Antonio López de Santa Anna a Mariano Paredes y Arrillaga, mayo 7 de 1842. García, Documentos,
pp. 57-58 y 59-62.
284
difícil de una nueva revuelta. El rechazó de éste y la postulación de otro con inclinaciones
opuestas a los militares fueron los detonantes de éstos para actuar. El pronunciamiento,
una vez iniciado, fue coordinado, expedito y contundente.
federalista moderada. La primera se incorporó a la vida política del país con los Convenios
de Zavaleta de 1833, cuando los militares bosquejaron un régimen en el que el ejército
fuera el garante del orden constitucional. Las Bases de Tacubaya de 1841 concreto este
anhelo. Los generales, afilados a Santa Anna, tomaron los principales cargos públicos
gubernaturas a las comandancias generales. Así, los santanistas establecieron un plan que
se fincara en el poder de las armas. Éste no debe entenderse como una dictadura despótica,
sino como los propios autores lo refirieron: una medida temporal y extraordinaria que
desembocaría en la convocatoria de un Congreso que constituyera a la nación. El éxito de
esta propuesta fue la unión de varios líderes militares (Santa Anna, Tornel, Paredes,
Valencia, Juvera, Cortázar y Bravo) que, en un inicio conspiraron con los grandes
oponer. No obstante, no existió un esprit de corps que integrara a los generales, sus propias
ambiciones los confrontaron unos con otros lo que debilitó su posición política.
constitución del Congreso de 1842, desplegaron dos propuestas. Por el momento resalto
que esta facción fue conformado en buena parte por políticos de una nueva generación así
como de aquellos que renovaron su pensamiento político. Las pautas de estos jóvenes fue
Nación por encima de las entidades que la conformaban, pero manteniendo en éstas su
285
gobierno interior. La intromisión de éste grupo en el gobierno acaeció mediante el proceso
y fuera de las instituciones, no tuvieron el mismo impulso para liderar los derroteros
nacionales o, al menos, la nueva generación los desplazó considerablemente. Los
centralistas 1836 participaron en los constituyentes de 1842 y 1843 sin el protagonismo que
participación exigua en los vaivenes de la vida política nacional durante los años de
diciembre de 1843. No obstante, esta situación no fue un retroceso de las regiones o apatía
de las élites políticas. Se debe discurrir respecto a las premisas unitarias que configuraban
con los muy agitados vaivenes políticos. La relegación de las departamentales fue
completada con la adopción de las gubernaturas por parte de los comandantes militares
286
V. DESCENTRALIZACIÓN UNITARIA. LAS ASAM BLEAS DEPARTAMENTALES, 1843-1846
La cuestión sobre el gobierno de los
departamentos ha procurado
resolverla atendiendo a que las
localidades estén expeditas para
cuidar y procurarse todo aquello
que les interesa. Esta cuestión [...]
se ha puesto en ella una mano
tímida para no abrir llagas
recientes.
El segundo proyecto constitucional centralista atravesó una fase agónica con la supresión
del Congreso de 1842 incluso para los estándares de la complicada vida política mexicana
del siglo XIX. Aun cuando las autoridades departamentales se mantuvieron distantes y no
interfirieron en los problemas nacionales, la falta de gobernabilidad como resultado del
choque entre facciones políticas y la aparente disgregación del territorio nacional era
evidente. En un movimiento arriesgado, los santanistas designaron una Junta Nacional
Legislativa para que elaborara una constitución conforme a su programa político. Se dio
preferencia a la capacidad del gobierno por encima de su legitimidad. La finalidad de esta
maniobra fue un precario intento para estabilizar al gobierno hasta que se publicará la
Los integrantes de este sui generis Congreso constituyente de 1843 estuvieron entre
elocuente en su respuesta durante la sanción de su obra. Las "llagas recientes" fue una
código centralizado, igual o en mayor medida que las Siete Leyes, su obra tendría pocas
287
posibilidades de subsistir. La apuesta fue incrementar la descentralización administrativa-
fiscal, sin conceder el gobierno político independiente a los departamentos, para apaciguar
y atraer a los federalistas que, pese a la desbandada, se reagrupaban rápidamente. Esto es,
las pautas de las segundas departamentales en comparación con los cuatro que dieron
forma a las Juntas. En este sentido, sufrieron pocos cambios en sus estructuras durante su
breve vigencia. No obstante, sus creadores estuvieron más condicionados que sus
homónimos de 1836 tanto por los objetivos arrastrados desde las Bases de Tacubaya de
septiembre de 1841 como por la caída del Congreso de 1842 y la aparente subordinación
hacia un gobierno cada vez más dividido. Los notables acudieron al debate "centralizador"
de las décadas anteriores en lo tocante al ámbito intermedio para confeccionar su propia
oferta pero añadiendo el fracaso del primer centralismo mexicano y la frustración del
federalismo de 1842. Por otro, las elecciones para designar autoridades nacionales y
centralizadora en lo relacionado con lo departamental, pero fue poseyó una forma unitaria
más nítida que el centralismo de 1836. Esta fórmula, pese a lo extraña, se fincó en la
subordinación y sujeción del gobierno interno de las secciones medias al gobierno nacional
importantes con su predecesora. A lo largo del texto, más que una comparación directa
entre los dos departamentales, discurro en los elementos institucionales de las Asambleas.
288
El capítulo está dividido en cuatro apartados con relativa consonancia con los del
tercero. En el primero regreso a las propuestas del Congreso de 1842 para resaltar los nodos
constitucionales que condicionaron la labor constituyente de la Junta Legislativa. La idea es
observar los atolladeros que estos ejercicios dejaron abiertos y repercutieron en los
reclamos de las facciones y las regiones. En la segunda sección resalto la arquitectura
nacional. En el último retomo los intentos por reformar a las Bases Orgánicas luego de la
caída de los santanistas en diciembre de 1845. Los departamentos emplearon el momento
para buscar incrementar sus prerrogativas y márgenes de acción política dentro del
esquema constitucional.
constituyente de 1842
El período de las Bases de Tacubaya, octubre de 1841 a diciembre de 1843, fue uno de los
contraste con los discutidos en 1823 y 1835 marcados por la exclusión, tanto en el debate
público como en la discusión parlamentaria, de otras formas de Estado. Como expuse en el
289
propuesta al robustecimiento de la federación. La comisión de constitución de 1842
años más adelante. El énfasis en la protección del individuo y, por ende, la superación de
nociones corporativas fue lo que Arroyo retomó para explicar esta coyuntura como un
momento de ruptura.1 Cabe acotar que no fueron ideas enteramente originales sino que a
de 1835, que guiara la posterior empresa parlamentaria. Por un lado, esta omisión descubre
las discordias dentro de la misma comisión al no conseguir un primer acuerdo de
compromiso sobre el cual trabajar y con el cual apaciguar al poder ejecutivo, los generales
y la opinión pública. Por otro, en contrapunto, les permitió elaborar con mayor libertad sus
ideas al margen de coacciones de las autoridades centrales y frente al silencio ominoso de
290
reconfiguración de los escenarios políticos iniciada con la fabricación de la convocatoria de
diciembre 10 de 1841. El resultado fue el deslinde entre los dos momentos.3 Es cierto, las
Bases de Tacubaya pretendían paliar la indefinición institucional, pero, como comenté más
atrás, no delinearon una forma de Estado o de Gobierno concreta para que el Congreso se
ciñera a ella; los diputados tuvieron grandes posibilidades para imaginar y discutir sus
diseños.
Los tres proyectos formados por la comisión de constitución tuvieron una naturaleza
federal -velada o m anifiesta- por lo que sus desencuentros no recayeron en la forma de
denominación concreta -estados o departam entos- lo que determinó la distancia entre las
mociones constitucionales fue el posicionamiento y distribución de la soberanía en los
Guzmán y Joaquín Ladrón de Guevara. Los dos Ramírez, a decir de Arroyo, fueron los
autores principales del primer proyecto. Pedro, asiduo participante en los Congresos
centralistas por Zacatecas, fue quien emitió el voto particular en el proceso de reforma de
las Siete Leyes abierto en junio de 1840. Así, la propuesta de la mayoría estuvo ligada a una
291
potencialización y ampliación de las potestades de los departamentos. Por su parte, en la
minoría de la comisión se alineó con Mariano Otero, Juan José Espinosa de los Monteros y
Octaviano Muñoz Ledo. Coincido con Arroyo en que la apuesta de éstos fue un
sus autores elogiaron "el voto ilustrado y libre" adoptado en 1824, pero recordaron que
también se "clamó por las reformas" de este código.7 Pese a las distancias que ambos
proyectos podrían parecer fue en aspectos puntuales donde divergieron. Entre ellos lo
como "soberana, libre e independiente" (art. 1). La oración recuerda a la fórmula usada por
los estatutos centralistas, pero sin la contundencia de éstos al no agregar la palabra "una".
dual del gobierno general y los provinciales. El de la minoría fue explícito en este sentido al
establecer la cosoberanía plena entre nación y entidades intermedias al ceder "la
administración interior de los Estados, [que] será enteramente libre e independiente de los
poderes supremos" (art. 24). En cambio, de manera conjunta, los tres planes facultaron a
que debían acatar (art. 143/arts. 23-24/art. 104). 8 Las palabras empleadas por los diputados
-constitución o estatutos y no otro término como reglamento o bases- son significativas
para medir las inclinaciones federalistas de todas las maquetas de la comisión. Pese a las
discrepancias, los tres proyectos destacaron la supremacía de la nación y subordinaron lo
local a sus prerrogativas incluso en los de la minoría y de compromiso que fueron, a juicio
292
de Catherine Andrews, "generosos con las prerrogativas otorgadas a los departamentos al
de los Departamentos en la parte que pugnen con esta Constitución" con la finalidad de
imponerse (art. 79, fracción 1/ art. 70, fracción 1).
para crear leyes sobre los intereses provinciales tanto de manera explícita con la limitación
de la totalidad del proceso legislativo a los diputados como implícita con la contención de
los senadores con atribuciones meramente de revisión (art. 65/ art. 42/ art. 55) -aunque se
solamente se les autorizó la potestad para comenzar leyes "sobre [toda] clase de asuntos
privativos a su departamento, y aquellas en que estuviere de acuerdo la mayoría de las
asambleas" (art. 64/art. 54). En este sentido, fue un avance modesto en comparación con
las dilatadas capacidades de las antiguas entidades federativas de 1824, pero sustancial
respecto a las Juntas departamentales de 1836 cuya prerrogativa se limitaba a índoles del
fomento y promoción del bienestar dentro su jurisdicción. El primer borrador se sitúa en la
misma línea que las reformas inconclusas de 1840 al abrir la posibilidad legislativa de las
instancias intermedias a toda clase de materias aunque reduciéndola únicamente a la elevar
iniciativas.
El segundo esbozo constitucional abrió el proceso legislativo a los estados, pero con
la avenencia de remitir "sus constituciones, leyes y decretos" a los Supremos Poderes para
su cotejo con las disposiciones generales (art. 25, fracción 5). En sintonía, el Congreso en
los tres proyectos también estuvo contenido puntualmente para elaborar leyes que
intervinieran en el gobierno interior de los departamentos-estados: normar las fuerzas
9 Andrews, "El legado", p. 1553. Arroyo dice que "ambos proyectos postularon la necesidad de que los poderes
generales mantuvieran una superioridad tanto en lo referente a sus jurisdicción como en materia de
controversias entre poderes y sobre los departamentos". Arroyo, La Arquitectura, p.201.
293
así como dar reglamentos y ordenanzas a los diferentes cuerpos castrenses; disponer de
reglas generales para las cartas de naturalización y ciudadanía en todo el territorio nacional;
admitir nuevos departamentos-estatales y mantener la independencia y armonía entre
éstos. En resumidas cuentas, como los mismos diputados establecieron: "todas las
atribuciones y facultades que no se otorguen específicamente al Congreso Nacional, Poder
residual escollos importantes para administrar su territorio (art. 79-80/art. 35/art. 70-71).
Los tres proyectos establecieron formas precisas para que los departamentos se
organizaran conforme a la división clásica tripartita: gobernador, asamblea-legislatura y
(art. 15/art. 25). Los diputados que conformaban la mayoría en la comisión trasladaron la
elección de las autoridades departamentales a una nueva corporación titulada como
"Colegio electoral". Así, los gobernadores serían nombrados por los electores primarios,
convertidos en el colegio de sus departamentos, pero se indeterminó el número de estos
electores, la calidad y los tiempos (art. 46); los magistrados serían designados por las
Asambleas de los departamentos (art. 47) y los diputados de éstas por los colegios
tanto nacionales como intermedios. Esto es, se siguió la línea marcada por la ley electoral
de 1836 para deslindar elecciones y gobierno a fin de que éstas no intervinieran en la
competencia política por los empleos públicos. Una vuelta de tuerca en la descentralización
a favor de la sociedad civil.10 Por último, se desestructuró la jerarquía vertical de la
294
burocracia ejecutiva -gobernadores, prefectos y subprefectos- elaborada por el
fueron exiguos, pero con matices importantes respecto a los modelos de las anteriores
repúblicas. Para los diputados de departamento se demandó los mismos requisitos que
para los nacionales -e l artículo en cuestión remite sin ninguna modificación al de los
legisladores- contar con 25 años cumplidos, ser vecino o con alguna propiedad en el
departamento y poseer una renta de $1,200 pesos anuales o ser profesor con experiencia
de diez años (art. 142 y 51). La medida censitaria, repito, es importante como un dique para
buena parte de la población sin que llegará a afectar a los miembros de los partidos
cierta ilustración al dejar afuera a las clases populares y analfabetas. Es decir, estos nuevos
federalistas de 1842 fueron más restrictivos que los centralistas de 1836. El caso de
gobernador es más elocuente por las cláusulas de edad (35 años) y vecindad del
departamento, además añadieron que los postulantes debían haber ejercido altos cargos
política debe entenderse como una actitud endogámica para filtrar a quienes obtuvieran
una gubernatura. No fue una demanda para especializar al personal debido a que no fue
compromiso fijaron un número de hasta quince para cada corporación con un mínimo, sólo
indicado por la primera, de nueve sin precisar acerca de propietarios y suplentes (art.
141/art. 103). El incremento de curules en perspectiva con las vocalías de las Juntas de 1836
es palpable, más del doble, lo que implica un mayor ejercicio en términos electorales y una
295
creciente representación dentro del territorio departamental. Ambos proyectos rompieron
descarte del voto de la minoría, las facultades de los agentes departamentales fueron
parcamente esbozadas. Al gobernador, por ejemplo, le asignaron las atribuciones de
publicar y hacer cumplir las leyes, decretos, órdenes y demás disposiciones dadas por el
individuales y sociales; aportar su parte del contingente; realizar e informar una estadística
anual de su tesorería; remitir copias de su constitución y estatutos, así como entregar reos
296
conformación y atribuciones departamentales no sólo recayó en la naturaleza provisoria de
las propuestas sino que, principalmente, fue un desahogo del federalismo, velado o
manifiesto, de la nueva generación de políticos que entraron a la palestra política en el inicio
objetivo era encontrar el ansiado y pregonado justo medio que equilibrara la fuerza de la
federación con el gobierno expedito de los departamentos. El difuso punto de contacto fue
intermedias. Este acercamiento sería calificado desde diferentes perspectivas, José María
Tornel lo calificó como federalismo, Otero como centralismo. Independientemente de esto,
los constituyentes de 1842 fueron deudores del pensamiento dejado durante los proyectos
ponderar fue la transmisión y mezcla de sus anhelos y recelos federalistas con las
pretensiones militarista que condujeron a las Bases Orgánicas de junio de 1843.
297
pública y la apropiación de facultades extraordinarias constituyentes. En contraste, sus
general" y la "voluntad nacional" que los militares esgrimieron durante los levantamientos
de diciembre de 1842 para condenar los trabajos parlamentarios del Congreso
profederalista de ese año. Es cierto que una avalancha de actas de adhesión llegó al
opinión sobre el cambio de forma estatal fuera escuchada, las segundas apoyaron la
supresión de uno de los poderes. La crisis extenuante del Estado mexicano que aseguraba
la tan temida disolución social fue el único motivo que requirieron los constituyentes de
1843 para justificar su obra.12
El presidente Bravo, como expuse más atrás, expidió el decreto, en diciembre 19,
con el que dio por concluido al Congreso de 1842 bajo la acusación del desconocimiento de
los pueblos y guarniciones de los departamentos. Bravo no sólo se suscribió el
pronunciamiento, sino que inmediatamente adoptó las medidas que éste propuso. Para
remediar la crisis abierta por el propio grupo militar se nombraría a la mayor brevedad una
Junta de un número indeterminado de notables para que formaran las bases del marco
institucional. Para desempeñar su próxima labor, esta Junta tendría como límites la guarda
12 Arroyo no analizó las Bases Orgánicas de 1843 en su amplia investigación sobre las formas de gobierno bajo
el argumento de que esta constitución se alejó del modelo republicano y careció de legitimidad. Esta doble
falta derivó de los problemas del Congreso que la confeccionó, la Junta Nacional Legislativa, y no de la propia
constitución. Esta corporación, recuérdese, fue producto de un pronunciamiento militar, sus integrantes no
fueron electos sino designados directamente por el presidente y no contó con el beneplácito de los poderes
territoriales regionales. Arroyo, La Arquitectura, p. 207-208. Los dos puntos son debatibles. Por un lado, las
Bases mantuvieron la forma republicana, el mismo Arroyo lo señala, como la única forma viable. Los supuestos
de soberanía nacional, división de poderes, principio electivo como origen del poder público estuvieron
presentes en la segunda república centralista. La crisis de legitimidad fue de la conformación de la Junta
Legislativa y no necesariamente de las Bases como producto parlamentario. Además, bajo la lógica de Arroyo,
las constituciones de 1824 y 1836 compartieron la misma mácula de las Bases al emanar de levantamientos
(Casa Mata en marzo de 1823 y Cuernavaca en mayo de 1834) que negaron el hasta entonces orden legal
existente. Asimismo, en los procesos constituyentes anteriores no se integraron a cabalidad todos los poderes
territoriales sino que fueron apoyados sólo por algunos de éstos. Por último, en 1842, la lógica de los
santanistas fue la exclusión de estos mismos poderes para impedir que condicionaron el proyecto discutido
por la Junta Legislativa.
298
de la "existencia [de la nación], su libertad, sus derechos, la división de poderes, las
de Tacubaya para no decantarse por una forma de Estado en particular. Esto con el
Bravo trabajó diligentemente. Unos días más tarde, el 23, publicó otro decreto en el
que reveló los nombres de los 80 integrantes de la Junta, el apelativo de esta corporación
como Junta Nacional Legislativa, la fecha para que comenzara sus funciones, enero 6, la
inviolabilidad de los miembros por sus opiniones y el apelativo de honorable para la Junta y
señoría para los notables.14 Es posible que los individuos designados estuvieran acordados
antes del pronunciamiento. No importa, lo que debe de asentarse es la rapidez fue la tónica
se alejaron del modelo representativo de los constituyentes y contrajeron los tiempos para
el inicio de los trabajos parlamentarios con la finalidad de impedir que las facciones,
derrotadas con la asonada, recuperaran los ánimos para oponérsele.15
conformación de los notables. Noriega los presenta como un grupo maduro en comparación
13 Diario del Gobierno de la República Mexicana, t. XXV, núm. 2736, diciembre 19 de 1842.
14 Tena, Leyes, t. IV, pp. 354-356.
15 Otras medidas para debilitar a los grupos políticos antagonistas fueron el encarcelamiento de varios de sus
líderes como Manuel Gómez Pedraza, Mariano Otero, Mariano Riva Palacio y José María Lafragua, así como
el ataque y clausura de periódicos opositores como El Cosmopolita, El Voto Nacional y, temporalmente, El
Siglo XIX. Costeloe, La república, pp. 278 y 285.
299
con el de 1842 que se decantó por una nueva generación.16 Las ocupaciones se
las regiones. El eje México-Puebla-Veracruz aglutinó más de 60% de los escaños con 30.4%
originarios de la Ciudad de México, 15.2% del departamento de México y 8.7% tanto de
individuos que fungieron en algún cuerpo legislativo nacional o local, 70 de los 94 individuos
que integraron en última instancia a la Junta Legislativa (73.4%), y, más significativo, fue la
santanista filtró a los sujetos que consideró opuestos a su propuesta política y captó a
aquellos no tan alejados de sus planteamientos para componer la Junta Legislativa.19
La Junta Nacional Legislativa, una vez instalada en enero de 1843, continuó con la
inercia acelerada de los militares y culminó sus trabajos en apenas seis meses -lo s
constituyentes de 1824 tardaron once meses y los de 1835 quince. La Junta dio apertura a
16 De manera descendente el principal rango de edad fue el de 41-50 años con 31.7%, seguido del de 51-60
con 29.3%, el de 31-40 con 22% y, por último el de 61-70 con 17.1%. Los datos fueron retomados del trabajo
de Noriega, pero presentados de manera diferente a como lo realizó esta autora para equilibrar por décadas
los grupos. Los rangos de edad más elevados en los constituyentes de 1835 fueron los 30 y 39 así como los 40
y 49 con un empate de 35.1% del total de diputados. Sordo, El Congreso, p. 116. Por su parte, el sector
predominante de los constituyentes de 1842 fue aquellos que tenían entre 31 y 40 años de edad con 37.8%
pero con una base juvenil importante de 18.1% con menos de 30 años. Noriega, El Constituyente, p. 124.
17 Noriega no distinguió entre los diputados oriundos de los departamentos del interior del país pero que
estaban avecindados en la ciudad de México. El desfase entre centro-periferia debió ser mucho mayor.
Noriega, El Constituyente, pp. 124-130.
18 Noriega, "Los grupos parlamentarios en los Congresos mexicanos, 1810 y 1857. Notas para su estudio" en
Beatriz Rojas (coord.), El poder y el dinero. Grupos y regiones mexicanos en el siglo XIX, México, D.F., Instituto
Mora, 1999, pp. 152-156 y Noriega, Constituyente, pp. 212-225.
19 Pedro Ramírez y José Fernando Ramírez, la parte medular del grupo que conformó la mayoría de la comisión
de constitución del Congreso de 1842, fueron integrados a la Junta Nacional Legislativa. Noriega, El
Constituyente, pp. 222.
300
sus sesiones preparatorias en enero 6 de 1843 según lo previsto por el decreto de diciembre
8, las Bases orgánicas fueron concluidas en junio 8 y sancionadas por Santa Anna, que
regresó a la presidencia, en junio 12.20 La comisión encargada de elaborar el bosquejo de
las Bases estuvo encabezada por prominentes personalidades militares y eclesiásticas, así
Vázquez, las Bases "significaban un avance sobre las Siete Leyes" en dirección hacia el
federalismo. Además, resalta la ampliación de las facultades de las Asambleas
los "proyectos claramente centralistas" por el tipo de facultades legislativas limitadas de los
departamentos.23 Bajo esta misma premisa, Cecilia Noriega no escatima en calificar como
centralización [...] en esta Carta, [en donde] el gobierno central lo es todo".24 Por mi parte,
interpreto la propuesta de la Junta Legislativa como una forma de Estado unitario. Las Bases
20 Fernando Serrano Migallón, Historia mínima de las constituciones en México, México, D.F., El Colegio de
México, 2013, pp. 213-217.
21 Los integrantes de la comisión fueron el general Gabriel Valencia, el arzobispo de México Manuel Posada y
Garduño, Sebastián Camacho, Cayetano Ibarra, Manuel Baranda, Manuel de la Peña y Peña y Simón de la
Garza. CL-FRBN, misc., 330, Proyecto de Bases de Organización para la república mexicana, México, Imprenta
del Águila, 1843, p. 51.
22 Vázquez, Dos décadas, p. 97.
23 Andrews, "El legado" p. 1552.
24 Las frases de Noriega que adjetivaron a la república de 1843 como centralistas fueron en lo tocante a
distintos ramos de la administración pública. Para esta autora, por ejemplo, "en las Bases orgánicas en materia
de hacienda la centralización era total". Noriega, El Constituyente, pp. 155 y 164.
301
Orgánicas de 1843 no fueron una copia retocada de las Siete Leyes o una mezcla de ésta y
los proyectos federales de 1842 en la que se observe poco orden y cuidado. Por el contrario,
mantiene una coherencia en su articulado. Lo que no implicó necesariamente una dirección
propuesta en 1842 que se retomó en las posteriores versiones del federalismo mexicano.
fabricantes) o los altos requisitos para pertenecer a ésta cámara (ser mexicano, ciudadano
en uso de sus derechos, edad de 35 años y tener una renta de $2,000 pesos anuales o, para
aquellos nombrados por su clase, una propiedad raíz de más de $40,000 pesos), que la
la forma de elección de los senadores. Un tercio era investido directamente por los
supremos poderes mientras que los otros dos tercios, 42 individuos, los elegirían las
productivas en una suerte, salvando las enormes distancias, de cámara alta inglesa. En otras
que equilibrara la fuerza de los departamentos en la cámara baja. El Senado de las Bases
Orgánicas se invistió de un elevado grado de centralización al superar los intereses
territoriales.
Más que resaltar las continuidades y divergencias entre las Siete Leyes y el tercer
proyecto de 1842 con las Bases Orgánicas artículo por artículo, enfatizo la arquitectura
institucional de esta última. Los notables definieron su orientación unitaria desde el inicio
de las Bases. "La Nación Mexicana", nótese la mayúscula, fue definida conforme a los
302
cánones de la época como "independiente, libre y soberana". La fórmula no se ajustó a la
unitaria de 1836 al excluir el adjetivo de "una" pero tampoco veló una federal como la
primera propuesta de 1842. El enfoque en la "Nación" fue como una entidad única con la
facultad exclusiva para que "en uso de sus prerrogativas y derechos", adoptara la forma de
gobierno que creyere más conveniente a su temperamento -república, representativa,
territorios-, sino que de ella emanaban éstos. El artículo cinco especificó que era la Nación
en donde residía "esencialmente" la "suma de todo poder público" aunque dividido para su
Las Bases Orgánicas definieron la forma unitaria desde su arranque sin apelar a
con acierto que "no existe en la Constitución ninguna distribución del poder público, sino
que todo él es uno, indivisible, sometido al centro y que las autoridades de los
segunda república centralista poseyó una condición unitaria más despejada y mejor
estructurada que su antecesora, pero al mismo tiempo, sin contradicción alguna, optó por
una descentralización mayor. Esto es, por un lado, la de 1843 consignó una soberanía
territorio y a los departamentos. En primer lugar, el artículo 2 marcó a la letra que "el
25 Para José María Lafragua los departamentos del proyecto de la Junta Legislativa eran "satélites del centro
sin luz propia". Proyecto de constitución. Artículos publicados en el Estandarte nacional, 1843, pp. 54-55. Véase
también Noriega, El Constituyente, p. 170.
303
territorio de la República com prendía] lo que fue antes virreinato de Nueva España,
retroceder a la división colonial o romper con el desarrollo histórico que las regiones
intención nítida de evitar que los ahora departamentos retomaran cualquier viso de
soberanía como entidades preconstitucionales.
espacio nacional "continuando por ahora como existen" con lo que se respetó la tradición
de las regiones. La configuración perentoria fue pospuesta para una ley ulterior. No hubo
"punto litoral que así lo exigiere por sus circunstancias particulares". Más que una vuelta al
modelo federal debe tenerse presente el fracaso para reincorporar a Texas, pese a los
ávidos esfuerzos, y el temor por su inminente anexión a los Estados Unidos. El resto del
26 Todas las referencias a las "Bases Orgánicas" en Tena, Leyes, t. IV, pp. 428-449.
304
de la Nación en sus primeros cinco artículos. La Nación era la única soberana y, por ende,
poseía la potestad de adoptar el régimen político que creyere más provechoso para ella; la
república representativa popular -sin precisar federal o central- era la forma que la Nación
división espacial quedaba pendiente pero se mantenían los departamentos como en 1836;
notables aseguraron, o creían hacerlo, la sujeción de los regiones. Por ello el catálogo de las
atribuciones y facultades de éstos no era una preocupación primordial debido a que las
reclamos, desdeñados por los centralistas de 1836, que fueron expuestos en las reformas
de 1840 y en el federalismo de 1842, que solicitaban mirar hacia los departamentos. Las
lecciones descentralizadoras de años atrás no quedaron en el vacío, sino que los notables
las retomaron en la confección de su obra.
constituyente de 1842 para decantarse por el de 1836, tanto por su designación intra-
institucional como por su subordinación al ejecutivo nacional, pero retuvo la experiencia en
empleos públicos, de al menos cinco años, como dique para los candidatos. El cargo de
gobernador era sumamente restringido desde cualquier perspectiva dado al requisito de la
práctica burocrática, la edad madura (35 años), la territorialización del encargo (vecino o
natural del departamento) y la cuota censitaria ($2,000 pesos de renta efectiva). De acuerdo
305
con las anteriores exigencias, el perfil de los candidatos para gobernador era reducido,
además debía obtener la venía de la Asamblea que lo postulaba y la del presidente quien
poseía la decisión final (arts. 136-137).
público para lo que podía disponer de la fuerza de policía y recibir auxilios de la fuerza
armada. La publicación de las leyes y decretos del Congreso de la Unión, el presidente y las
Asambleas departamentales. También, como era común para la época, se encargaría del
aprobación del gobierno nacional (Sexta Ley de 1836, art. 16) o a la proposición de algún
cuerpo intermedio (Constitución de Jalisco de 1824, art. 157). Los gobernadores de las Bases
departamento por medio de multas cuando faltasen a sus encargos (Bases Orgánicas, arts.
140 y 142, fracciones 3, 8 y 10).
En las Bases se forjó una suerte de gobierno concertado para los departamentos entre
ambas autoridades con la finalidad de impedir que se opusieran o soslayaran entre sí; todo
lo contrario, para que trabajaran en conjunto. Por un lado, al formar parte de la burocracia
gobernador era "el conducto único y necesario de comunicación con las autoridades
supremas de la República". Con ello se limitaba a las departamentales y la sujetaba al
gobernador, en su calidad de agente del ejecutivo. Más específico fueron las dos
atribuciones del gobernador para devolver los "decretos" de las Asambleas tanto aquellos
306
que él calificara como nocivos a las Bases, turnándolos al Congreso en caso de que la
departamental insistiera, como aquellos con los que simplemente no estuviere conforme
(arts. 141 y 142, fracciones 1, 2 y 8). Por otro, el gobernador no sólo contendría a las
los negocios promovidos por él, todavía en aquellos abiertos por los vocales. Aunado a lo
las diputaciones provinciales. Sin embargo, tengo la impresión que la intención fue
diferente. Los diputados de las Cortes españolas pugnaron para restringir la actividad y
intento por encarar al jefe político, como representante del gobierno, ante una corporación
de índole popular que perfilara los intereses y libertades de la región. En contraste, los
notables de 1843 prefirieron ponderar la negociación con los poderes facticos regionales
que naufragar con la vaga aspiración de someterlos, de ahí que el gobernador y los vocales
debían ser naturales o vecinos del departamento en cuestión, así como la mayor
del momento de Tacubaya. Por un lado, para los primeros constituyentes centralistas, como
mencioné, uno de los elementos capitales dentro su proyecto para la administración de los
307
para ello fue el establecimiento de la uniformidad burocrática dentro de las plantillas de las
Asambleas como lo habían propuesto los proyectos moderados de 1842. Éste número
fluctuaría entre los siete y once integrantes "a juicio por esta vez de las actuales junta
formadas por siete vocales mientras que sólo tres ensancharon su planilla hasta el máximo
de once dispuesto por las Bases -Jalisco y de México.28 Desconozco el criterio que asumió
cada corporación para determinar el número de vocales de sus sucesoras. En Jalisco, por
ejemplo, la Junta departamental expidió un decreto en julio 18 en el que acordó que fueran
once vocalías propietarias, pero no exteriorizó las motivaciones o las razones que
cimentaban esta decisión.29
contrarrestar las ventajas de algunos, pero en la práctica perjudicó a aquellos con mayor
Una mayor cantidad de vocales, por otro lado, no equivalía sólo a un aumento de las
27 Ésta facultad podría crear contradicciones interesantes. Departamentos de una extensión territorial
dilatada con un corto número de vocales. Por contrapartida, jurisdicciones pequeñas con una amplia plantilla
de empleados.
28 CL-FRBN, misc., 30, Juan Nepomuceno Rodríguez de San Miguel, La república mexicana en 1846, Ciudad de
México, Imprenta de J. M. Lara, 1845, pp. 50-71.
29 AHCEJ, año 1844, caja 1, núm. 77, Sobre el número de vocales de que se ha de componer la Asamblea
Departamental.
308
Juntas a veintidós en las Asambleas. En términos operativos el aumento respecto a los de
las Juntas, en el mejor de los casos, fue de cuatro sujetos más que suministrarían mayor
capacidad de resolución. No obstante, en torno a la representatividad, el ejercicio de elegir
a veintidós individuos en vez de catorce significó una expansión del cuerpo político de los
departamentos y también un refuerzo del ejercicio electoral. Se concertaba y sufragaba
entre las diferentes facciones políticas a los próximos vocales que, cómo veremos, fue un
censitarios eran los mismos para los dos cargos en las Bases Orgánicas -tener una renta
anual procedente de capital físico o moral de $1,200 pesos- recayendo los destinos en
aquellos ciudadanos cuyos ingresos y vecindad-oriundez los ligaba al departamento que los
elegía. Estas medidas establecieron un perfil acorde con el entramado electoral de las
Bases. La distinción entre diputados y vocales fue de exclusión cronológica. Para los
primeros se exigió 30 años cumplidos y para los segundos 25 (art. 132 y 28). Se introdujo
una representación escalonada entre los dos cargos y con ello se rompió, en parte, el
paralelismo entre legisladores y vocales impuesto en las Siete Leyes. Los diputados, según
los constituyentes de 1843, debían contar con mayor experiencia y templanza que los
vocales para favorecer la moderación en el proceso legislativo e incluso creando escalones
en la carrera política de los individuos. No obstante, esté matiz no libró a las Bases de la
intermedios acaecida por el principio representativo para designarlas. Éste fue un problema
que los centralismos mexicanos de mediados del siglo XIX ignoraron, inconsciente o
309
marcados en las Bases (arts. 147-157). Los ciudadanos acreditados para votar se reunirían
Los colegios centralistas, en cambio, sólo efectuarían para los cargos tradicionalmente
electos por sufragio popular -diputados y vocales. En estas dos elecciones, al menos, se
prosiguió con la tendencia para limitar la participación de las autoridades en los comicios.
Si bien las Bases no especificaron la organización de las elecciones en una ley particular lo
haría días después en junio 19 de 1843.30 Ésta retomó lo dispuesto en la ley de noviembre
30 de 1836, las autoridades municipales sólo organizarían y delegarían el resto del proceso
fiscales, de gobierno y legislativas. El cotejo con las atribuciones de las Juntas de 1836
enfatiza la distancia entre ambas departamentales. En este sentido, las Asambleas siguen
lo presentado en las reformas de 1840 para las instancias intermedias, pero acotadas en
media de la segunda república centralista; por el contrario, debe entenderse desde una
perspectiva en conjunto con el gobernador. Ambos, Asamblea y gobernador, fueron
310
confeccionados para que fungieran como dos órganos que colaboraran en la búsqueda de
fiscales de las Asambleas, marcaron el ritmo descentralizador del que carecieron las Juntas
y que presagiaron las reformas inconclusas de 1840. Las departamentales de 1843
resolución última del Congreso aunque sin perjuicio tras efectuarlas de inmediato. Las
departamentales podían "establecer árbitros para completar sus gastos ordinarios, o para
hacer los extraordinarios [...] con aprobación del Congreso" (art. 134, fracción 1). La fórmula
era repetitiva: la Asamblea, bajo supervisión del Congreso, era la encargada de sus propias
imaginaron una posición angular para las departamentales en la Hacienda pública. Las
Asambleas contaban con el beneficio de la cercanía y prontitud para atender los problemas
potestades se ajustaban con la atribución del gobernador que lo instituía como "jefe de la
departamentales de 1843 eran quienes proponían y formaban sus gastos de acuerdo a las
311
necesidades e intereses locales y no bajo la tutela de un poder central que bien podía no
ramos, y al bienestar de sus pueblos"; este precepto no fue incluido en las de las Asambleas
o, al menos, fue mejor proporcionado y refinado para evitar cualquier tipo de exceso de
sus atribuciones 7-12, enumeradas en el artículo 134, tenían que "disponer la apertura y
mejora de los caminos"; impulsar "la enseñanza pública en todos los ramos, creando y
dotando establecimientos literarios"; "crear y reglamentar establecimientos de
prosperidad". Toda esta batería de delegaciones fue acompañada por los verbos crear o
establecer fondos. Los constituyentes de 1843 posibilitaron a las Asambleas para que
Las Asambleas fueron una pieza fundamental del sistema electoral de las Bases
Orgánicas al "hacer las elecciones [...] de Presidente de la República, individuos de la
Suprema Corte de Justicia y senadores" (art. 134, fracción 18). A diferencia del intricado
modelo electoral de 1836 y de los poderes electorales autónomos de los proyectos de 1842,
las Bases recuerdan los mecanismos de 1824 y las reformas de 1840, pero con la doble
312
Tacubaya. La segunda república centralista fue más directa. Los departamentos, a través de
sus Asambleas, eran los encargados de designar a los titulares de las ramas de gobierno
nacional -salvo los diputados que eran por sufragio popular- con lo que se fomentó una
eran quienes elegían a los gobernantes, sino que las propias autoridades los determinaban.
Esta atribución equipó a las Asambleas con un importante recurso para negociar con los
supremos poderes.
final tomada por el presidente y lista de aspirantes formada por las Asambleas. Sin
embargo, el ejecutivo no tenía "la obligación de sujetarse a esta lista [...] en caso
del presidente, con la aprobación del Congreso, para, en palabras de Costeloe, "rechazar
las ternas indefinidamente hasta que se presentara un nombre que él aprobara".31 Ambos
autores no atienden que, más que una resolución del presidente para negarse a elegir, era
una prerrogativa del Congreso para considerar o no la iniciativa de primer mandatario. Más
extraordinario", pero no era su juicio el que decidía cuáles eran los momentos que
ameritaban tal epíteto. Bajo esta óptica, el desbordante acaparamiento del poder político
por parte del presidente no ocurrió de manera tan abultada como se ha expuesto.
313
"en todos las materias" de igual manera que se planteó en las reformas de 1840. Esto les
concedió un amplio margen propositivo, pero limitado al primer escalón del proceso
legislativo, lo que las acerca a las Juntas, sin posibilidad de intervenir, discutir o apelar para
que sus proposiciones fueran tomadas en consideración y siguieran el curso con el que ellas
las elevaron. Una libertad amplia pero condicionada. Parece existir una contradicción en la
arquitectura de las Asambleas entre el alargamiento para iniciar leyes en todas los ramos y
momento y era la cámara de diputados la única autorizada para rechazar o modificar las
iniciativas. A las Asambleas se les acotó dentro de las providencias para que manejaran los
alto margen que poseyeron para fabricar reglamentación secundaria en diversas materias
de su departamento -em pleados de la Hacienda pública; establecimientos de beneficencia,
policía. Me detengo aquí. Este potencial preceptivo no fue novedoso debido a que en
algunos objetos eran parte de las atribuciones de las Juntas de 1836. Sin embargo, éstas no
conocieron tantas atribuciones como las segundas departamentales. Por otra parte, la
314
doce estatutos sobre los objetos mencionados e incluso materias no tratadas como los
facultades que reflejaron una profusa descentralización no sólo administrativa sino también
política, mucho mayor que la presentada para las Juntas durante la primera centralista, pero
torno a una soberanía particular. Esta discusión se zanjó desde el inicio del articulado de las
Bases Orgánicas que la depositó exclusivamente en la Nación y subordinó cualquier nivel
jurisdicciones, también les fueron dadas facultades de índole político y fiscal para que
desplegaran gobierno interno sólido. La posibilidad de imponer gravámenes y formular
normatividad reglamentaria fue con esa dirección. El objetivo de los notables era emplear
a la descentralización, propugnada por los grupos provinciales desde las reformas de 1840
y extremada en el Congreso de 1842, para destensar las relaciones del ámbito medio con el
general Este apartado coteja la arquitectura institucional con la conformación electoral y
efectiva de las Asambleas de acuerdo a la revisión del perfil de los vocales y de las sesiones.
El objetivo es enmarcar a las segundas departamentales, como las Juntas en el capítulo III,
con los elementos que permitieron cierta estabilidad pese a los acuciosos problemas
nacionales e internacionales que la nación vivió en los dos años de vigencia de las Bases
Orgánicas.
315
El segundo proyecto constitucional centralista tuvo una duración de cinco años hasta
su caída en el verano de 1846. Sin embargo, su fase plenamente constitucional fue apenas
de los dos últimos años. El calendario de las Bases fueron sancionadas en junio de 1843,
pero las autoridades departamentales se establecieron hasta enero de 1844. Este retraso
permitió que las facciones regionales políticas adversas al gobierno santanista se
Período
Departamental Año Elección Período
proyectado
Enero 1 de 1844- Enero 1 de 1844-
1- A. de Jalisco 1844 Octubre 1 de 1843 Diciembre 31 de Diciembre 31 de
1845 1845
Enero 1 de 1844- Enero 1 de 1844-
1- A. de México 1844 Octubre 1 de 1843 Diciembre 31 de Diciembre 31 de
1845 1845
Enero 1 de 1846-
Enero 1 de 1846-
2- A. de Jalisco 1846 Octubre 5 de 1845 Diciembre 31 de
Mayo de 1846-
1847
Enero 1 de 1846-
Enero 1 de 1846-
2- A. de México 1846 Octubre 5 de 1845 Diciembre 31 de
Agosto de 1846-
1847
Fuente: Elaboración propia con base en AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. XII-XIII; AHCEJ, 1844, caja 2,
gobernación, exp. 48, Instalación de la Exma. Asamblea Departamental de Jalisco, verificada el 1° de enero de
1844 y sus vocales; Rodríguez, La república mexicana, pp. 50-71; Téllez, Ramírez y Argente (comps.), Actas.
a Período interrumpido
quebrantado durante las efectuadas durante la segunda república centralista. Los comicios
de 1843 y 1846 acontecieron bajo un clima político marcado por el conflicto entre los grupos
políticos dentro y fuera del gobierno. Por un lado, los militares coaligados con el presidente
Santa Anna, un grupo cada vez más fraccionado, intentó evitar el fracaso de la primavera
316
de 1842. Por otro, los federalistas moderados, destituidos en diciembre de ese mismo año,
aspiraban a derrocar al gobierno por la vía del sufragio. Alrededor de éstos dos gravitaban
otros actores -eclesiásticos, comerciantes y centralistas de 1836-, que, sin formar partidos
consolidados, mantuvieron alianzas y decantaron la balanza hacia alguno de los dos grandes
grupos.
como zócalo para las elecciones de finales de 1843. Éstas definirían la primera composición
del Congreso de la nación y de las Asambleas departamentales. El Cuadro 12 expone las
exigencias marcadas en las Bases Orgánicas para participar en los comicios. Una primera
observación refiere a la disonancia entre las demandas de las ramas del poder público del
ámbito nacional. Para pertenecer al ejecutivo y judicial bastaba con cumplir con los $200
pesos establecidos para la ciudadanía. En cambio, el legislativo era al único que le fueron
impuestas restricciones económicas. El mensaje fue claro. Las cámaras de representantes
eran a las que se debía contener para evitar, lo más posible, la entrada de elementos
populares. Sin embargo, como ya señalé, las medidas eran poco eficaces para contener a la
oposición debido a que ésta cumplía con lo exigido. La intención tampoco parece que fue
la inclusión de otras fuerzas políticas mediante el juego político-electoral por la
animadversión que los santanistas sentían por las facciones políticas. Me decantó por un
mal cálculo de Santa Anna y su pléyade, algo no novedoso en ellos, para creer que éstas
medidas serían suficientes para asegurar una victoria. En esta tónica, una segunda
advertencia es la diferencia entre las tarifas para ser elector primario y secundario. El
número de individuos se limitaría para estos últimos. Se reforzó la idea de detener el apoyo
de los políticos favorecidos por las clases populares para concentrarse en las acomodadas
de una manera tal como pedía el general Paredes un año antes. La tercera observación
refiere al monto solicitado para la gubernatura de los departamentos pese a alinearse bajo
el ala ejecutiva del gobierno. Aunado con la facultad presidencial para no aceptar las ternas,
con arreglo del Congreso, y la cuota de experiencia de cinco años; los gobernadores fueron
sospechosos para el proyecto de las Bases por lo que se debía limitar y controlar
317
La comparación con el régimen de las Siete Leyes es inevitable. Como bien apunta
Sordo, el orden piramidal impuesto en 1836 no fue la tónica de los hombres de 1843.32 Pero
más que criterios volubles o con poco sentido, es evidente que se decantaron por minimizar
la participación popular y limitar los empleos públicos que les parecían poco fiables. Es difícil
realizar un balance sobre la naturaleza restrictiva de las Bases Orgánicas. Por un lado,
redujeron y graduaron la base de votantes al duplicar la renta anual para ser ciudadano y
quintuplicarla para elector secundario, pero, por otro, aumentaron la posibilidad para optar
por los cargos públicos al disminuir lo requerido para ser vocal, diputado, senador y, sobre
elecciones, así como la proporción entre los electores primarios (uno por cada 500
ciudadanos) y secundarios (uno por cada 10,000 ciudadanos) se mantuvieron sin
318
modificación alguna.33 Los militares no repararon que, aunque restrictivos y ordenados, los
espacios para la competencia política que fueron utilizados por los grupos mejor
organizados. Nuevamente, como en 1842, parece que los santanistas erraron en las
con este diario "la cuestión era saber cómo podrían combinarse estos elementos". Los del
interior del territorio buscaron conciliar opiniones y propusieron un plan para que se
repartieran entre los tres grupos las veinte curules en el Congreso. Alrededor de 70
electores de los primeros "partidos" aceptaron la propuesta y coaligaron una sola lista de
y diez para el segundo más Luis G. Vieyra que estaba en ambas listas. En amplia diferencia,
los sufragios para la Asamblea departamental fueron un triunfo para los de México con
recibió Mariano Otero desde Guadalajara describió con precisión el clima político.35 Los
remitentes fueron en su mayoría liberales de la generación que comenzaron su vida pública
319
Camarena, José María Castañeda, Ignacio Villanueva. De acuerdo con Zubieta, la alianza
aunque establecida de "buena fe" estaba "inspirada por sus respectivos intereses".
Liberales como Castaño no creían en una completa "fusión de los partidos", sino solo "obra
considerado porcentaje de aceptación que fluctuó entre 60% y 80%. Por ejemplo, la
contienda más cerrada fue por el asiento decimo entre el liberal Pedro Zubieta con 35 votos
a favor y un tal Francisco Espinosa con 17; en contraste, la más holgada fue por el asiento
séptimo propietario cuyo ganador, Norberto Vallarta, arrasó con 51 votos a favor y uno en
contra. Algunos individuos como Pedro Barajas, Antonio Escobedo, Manuel López Cotilla y
Norberto Vallarta, ligados al régimen de las Siete Leyes en Jalisco, refrendaron su posición
como parte de la nueva Asamblea; pero sobresalieron las caras nuevas.36
Las elecciones de 1845 para renovar la mitad del Congreso y Asambleas tuvieron
otra tónica. Santa Anna fue depuesto a finales de 1844. Aunque desestructurados, los jefes
del ejército se coaligaron en torno a figuras como Mariano Paredes y Arrillaga o José María
Tornel. De acuerdo con Sordo, en la ciudad de México, los federalistas salieron airosos del
encuentro electoral en parte gracias al retorno a la normatividad electoral de 1841 que les
era favorable.37 En Jalisco, los liberales le reportaron a Otero su fracaso en los comicios ante
el grupo comandado por Pedro Barajas y Antonio Escobedo, presidente de la Asamblea y
gobernador de ese departamento. De acuerdo con las cartas, estos individuos influyeron en
santanistas. El primero como diputado por ese departamento en los cuatro Congresos
nacionales y el segundo como gobernador durante prácticamente todo el período de la
primera centralista.
36 AHCEJ, 1844, caja 2, núm. 48, Instalación de la Ecsma. Asamblea Departamental de Jalisco verificada el 1°
de Enero de 1844 y sus vocales.
37 Sordo, "Los procesos", p. 252.
38 Tovar (comp.), Cartas a, pp. 344-358.
320
El triunfo de los federalistas jaliscienses en las elecciones de 1843 en el nivel
intermedio, aunque en conjunto, permite inquirir en las diferencias entre las dos repúblicas
centralistas. En primer lugar, los centralistas de 1836 mantuvieron un núcleo duro en torno
al Congreso con el que negociaron con los otros poderes nacionales, los grupos opositores
y las mismas regiones; los militares de Tacubaya, en cambio, sufrieron un acelerado
desgaste político después de 1842, lo que les impidió realizar alianzas con otras fuerzas y al
interior del grupo se dio una importante fractura por la ambición y rencillas personas entre
los generales.39 Dicho núcleo de 1836 no equivalía a fortaleza sino a institucionalidad. Los
generales nunca traspasaron el velo de lo provisional; las dos veces que lo intentaron fueron
derrotados en los comicios. En segundo lugar, los hombres de 1836 eran demasiado
fomentaba. Por ejemplo, dos importantes miembros de los liberales que obtuvieron cargo
en la Asamblea de Jalisco de 1844, no eran aptos para participar en la Junta de 1839. Esto
es, tuvieron que esperar cinco años para integrarse a la vida pública. En tercero, la irrupción
casos habían rondado las oficinas de gobierno nacionales y estales; durante la segunda
centralista se hizo evidente que jóvenes políticos con muy poca o nula experiencia
321
La debilidad institucional de los militares en el poder, los cambios en la normatividad
y el surgimiento de un belicoso grupo político opositor mucho más accesible en sus alianzas
tuvieron importantes corolarios que acentúan aún más la distancia entre los regímenes
unitarios en materias electorales. La clase política parece que tardó más en recomponerse
de la ruptura y descredito experimentados tras 1834. El arribo de una generación más joven
los cargos públicos mediante verdaderas pugnas electorales. Además, las potencialidades
mayores de las Asambleas sobre las Juntas incidieron en las motivaciones para que los
grupos políticos tuvieron un notable interés por apropiarse de éstas corporaciones. Las
facultades y atribuciones de las segundas departamentales eran un botín más atrayente.
Sólo con un estudio amplio y puntual de los procesos electorales en estos y otros
departamentos brindaría respuestas más concretas y documentadas de las aquí esbozadas
previsto por la legislación. En esta ocasión no se llamó a nadie de manera directa o fuera de
los sufragios por lo que no hubo desfase positivo o negativo de ningún tipo.
322
Cuadro 13. Vocalías de las Asambleas departamentales de México y Jalisco, 1844-1846
1846. Descotando éstos últimos la tasa se incrementa hasta 53%. En los Cuadros 14 y 15
expongo la información de 67 asambleístas de los 88 en total para la estructura ocupacional
(73.9%), 54 para edad (61.4%). Además de 53 con experiencia parlamentaria (60.2%). Los
porcentajes reflejan tendencias confiables del perfil que se buscó como integrante de estas
corporaciones.
un cuarto del total (23.1%) y con una mejor posición que la que tuvieron en los
constituyentes de años anteriores (5.1% y 13%). La última ocupación relevante fue el de los
propietarios con apenas un poco menos de la décima de vacantes (12.3%), pero mejor
representados que en los Congresos (3.4% y 3.3%). Entre estos tres grupos abarcaron 80%.
Comerciantes y militares no encarnaron un aporte significativo. En consecuencia del
rechazo hacia el grupo santanista y el desinterés mostrado por el gremio mercantil desde
323
las Juntas de 1836. La eminencia de los grupos también fue determinada en lo individual.
Cuatro canónigos y dos prebendados encabezaron al grupo de nueve clérigos; dos generales
y un coronel al de cuatro militares. Esto es, en estas dos carreras se optó nuevamente por
Francisco Fagoaga, José Miguel de Arias, José Ramón Pérez Palacios;42 o políticos
destacados como los exgobernadores jaliscienses Cañedo y Antonio Escobedo, así como
La estructura ocupacional de las dos regiones mantuvo una misma dirección, pero
brinda matices considerables. En Jalisco, el principal grupo fue el de los abogados con más
de la mitad de los empleos públicos; le siguió el de los eclesiásticos con un cuarto del total.
Entre los dos acapararon casi 80% de las vocalías. Estos porcentajes fueron determinados
nacional. En el departamento de México, los vocales electos poseyeron una mayor variedad
324
en sus ocupaciones. Si bien los abogados conservaron la preponderancia con un tercio de
vocalías; los propietarios y eclesiásticos fueron contrapesos importantes con una quinta
parte de los espacios cada uno. El llamado partido de México, como El Siglo XIX lo catalogó,
no tuvo una matriz ocupacional sino territorial en torno a la vecindad en la ciudad de capital.
La edad de los vocales fue distributiva entre los 30 y 59 años, pero con una marcada
inclinación de casi la mitad de aquellos que contaban con 40 a 49. El promedio de edad fue
de 46.5 años al momento de ser elegidos para el cargo. Las Asambleas de México siguieron
este patrón. En ambas departamentales de Jalisco hubo un equilibrio mayúsculo al ofrecer
electoral estableció los 25 años como la edad mínima requerida, sólo tres individuos tenían
menos de 30 años al momento de ser designados para el empleo. La mayoría de los
asambleístas nacieron a principios del siglo XIX y una buena parte inclusive en la segunda
década de esta centuria -e l vocal más joven nació en 1818. La renovación generacional
Cuadro 15. Rango de edades de los vocales de las Asambleas departamentales de Jalisco
y México, 1844-1846
325
pertenecieron a Congresos, tres a las Juntas y cuatro a las Asambleas. En Jalisco, aquellos
con práctica ascendieron a 28, pero la gran mayoría, 25, lo fueron en alguno de los
Congresos, dos en las Juntas y otro más en las Asambleas. La única renovación de las
grupos burocráticos cohesionados en torno a las vocalías como ocurrió en las Juntas
departamentales de Jalisco en las que varios individuos fueron sufragados dos y hasta tres
El perfil buscado para los asambleístas fue extremadamente similar al de los vocales
de las Juntas, pero con menos matices entre las regiones pese al particular resultado
electoral en Jalisco derivada de la unión de facciones. El vocal más socorrido para las
segundas departamentales fue un hombre maduro, con experiencia parlamentaria y
asistentes de los 88 electos. Resto los 22 de la de México de 1846 por desconocer cuales
tomaron el cargo. Concurrieron a las sesiones 53% de los 66 en total. El resto, 31 ausentes,
fue excusado a los pocos días del inicio de las sesiones de la de México de 1844 por no
vérsele "ánimo de asistir".44 El último se reportó enfermo sin que fuera reconvenido de la
de Jalisco de 1846. Aunado a éstos, cuatro individuos dimitieron a ésta misma
43 AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. XII, "Sesión de mayo 18 de 1844". "Sesión de mayo 30 de 1844" en
Téllez, Ramírez y Argente (comps.), Actas.
44 "Sesión de enero 9 de 1844" en Téllez, Ramírez y Argente (comps.), Actas.
326
pronunciamiento del general Paredes y Arrillaga de diciembre de 1845. Me limitó a destacar
que su renuncia estuvo vinculada más a los conflictos políticos nacionales que al rechazo de
la vocalía.45
En el Cuadro 16 retomo los 35 vocales que intervinieron en las sesiones de las tres
Asambleas documentadas. El desfase con el número de vocalías proyectado para éstas (33)
se debe a la incorporación de suplentes. De manera puntual, en la Asamblea de Jalisco de
1846, tres entraron para cubrir a los cuatro propietarios que se separaron de las sesiones.
Sin embargo, en ambos departamentos, resalta la anuencia de los propietarios para
Guadalajara es encomiable dado que en sus dos participaciones rondó un promedio de 98%.
Otros casos notables fueron los de José María Franco, Joaquín Noriega y Santiago Guzmán
con más de 95%. Por el contrario, sólo Ignacio Gil Romero faltó a más de 90% de las
reuniones.
Los indicadores de asistencia de las Asambleas aportan el justo contraste con los
la sala de reuniones. Incluirlos tiende a distorsionar la asiduidad del resto de los vocales. La
comparación regional de las departamentales de 1844 manifiesta una importancia
considerable. En la de México todos acudieron habitualmente con una media de 86.2 total
y regular. En cambio, en la de Jalisco la tasa fue de 66.4 para el primero y 72.7 para el
327
homólogos jaliscienses. Esta diferencia nos remite a la composición de las Asambleas como
producto electoral. Los primeros fueron elegidos en bloque por un sólo grupo, el llamado
de México, que impusieron a sus candidatos. Además que se conformaron con la venía del
gobierno nacional, especialmente del presidente Santa Anna. En sentido opuesto, los de
Jalisco, como mencioné, fue una mala amalgama de liberales y clérigos opuestos a los
santanistas que pronto mostraron sus auténticos colores y comenzaron a bloquearse entre
ellos.
Cuadro 16. Asistencia de los vocales de las Asam bleas departamentales de Jalisco y
México, 1844-1846
colaboradores con experiencia parlamentaria fueron 23 (65.7%). El contraste con los índices
una variación importante. El rango de 40-49 años bajó poco más de 12 puntos debido a que
los hombres con esta edad tuvieron la calidad de suplente. Los favorecidos fueron los de
30-39 y 50-59 que aumentaron 8 y 9 puntos respectivamente. Este cambio también fue
producto de la combinación en Jalisco de jóvenes liberales y eclesiásticos maduros.
328
La inasistencia de los vocales fue mínima, pero también fue frecuente. 29 vocales de
35 en total -sin incluir a los cuatro jaliscienses de la Asamblea de 1846 que dimitieron en la
tercera sesión- faltaron en alguna ocasión, la mayoría con licencia. Éstas tuvieron una
duración variable desde un día hasta meses. El caso extremo fue el del mencionado Gil
Romero que eludió al empleo en 172 veces con licencia y seis sin ella de las 185 reuniones
dos móviles recurrentes para ausentarse de las labores de la vocalía. Sin embargo,
solamente dos vocales lo utilizaron como justificación para separarse del cargo por un lapso
la presencia de solamente seis de los once que constituían éstas corporaciones. Los vocales
aprovecharon esta ventaja dado que, pese a su constancia, el promedio por sesión fue de
, así también los dos departamentos poseyeron una misma actitud positiva para asumir el
encargo y asistir a las sesiones aunque con una clara superioridad de los de México.
329
indolencia sólo fue aparente; las Asambleas funcionaron de manera mucho más sistemática
por el que estaba en manuscrito, pero sólo con el carácter de provisional hasta concretar el
propio. La Asamblea no terminó está tarea.46 Las de Jalisco, por su parte, tampoco emitieron
el suyo, pese a que registró en sus actas la aprobación de varios artículos sin llegar a
publicarlo o presentarlo en conjunto. En la segunda sesión fue nombrada una comisión de
tres individuos para formularlo. Entre los meses de marzo y mayo de 1844 se leyó, discutió
y votó 38 artículos sin especificar su contenido. En agosto de ese mismo año, el gobernador
preguntó a la Asamblea, ocho meses después de la instalación de las autoridades, acerca
de la vigencia del Reglamento provisional de 1837. Los vocales, "previo un largo debate",
acordaron que "no habiéndose dado por la autoridad [nacional] correspondiente ningún
reglamento económico político [...] debe observarse la ley de 20 de marzo de 1837 en todo
lo que no pugne con las Bases [Orgánicas] referidas, ni demás disposiciones superiores que
una legislación que no había sido derogada pero tampoco le era propia en vez de realizar
un estatuto propio. El reglamento discutido nunca fue completado dado que para marzo
del año siguiente un vocal propuso la formación de comisiones ante la falta de
reglamento.48
La vida interna de las Asambleas departamentales, como mencioné para las Juntas
de 1836, fue desarrollada durante las sesiones. Éstas eran reuniones institucionalizadas
cuyo objetivo era dar respuesta a los negocios públicos que les remitían o que los vocales
46 BPLEM, 1845, t. 145, exp. 389, Toca al expediente sobre reglamento interior de la E. Asamblea.
47 AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. XII, "Sesión de septiembre 7 de 1844".
48 AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. XIII, "Sesión extraordinaria de marzo 3 de 1845".
330
mismos proponían. Insisto, eran el sentido de las departamentales. El Cuadro 17 resume lo
referente a las ocasiones en que las Asambleas se congregaron. El número por semana en
cada departamento siguió lo establecido en los reglamentos elaborados por las primeras
Sesión a
Departamental Período
Proyectada Ordinaria Extraordinaria Total Porcentaje
Enero 1 de 1844 a
A. de Jalisco de 1844 208 175 10 185 84.1
Diciembre 31 de 1845
Enero 1 de 1844 a
A. de México de 1844 186 166 78 244 89.2 b
febrero 25 de 1845 c
Enero 1 de 1846 a Mayo
A. de Jalisco de 1846 40 27 1 28 67.5
18 de 1846
Fuente: Elaboración propia con base en AHCEJ, Congreso de Jalisco, Libros de actas de sesiones, t. XII-XIII y
Téllez, Ramírez y Argente (comps.), Actas.
a Las sesiones proyectas las calculé al multiplicar el número de reuniones estipuladas en los reglamentos por
las semanas transcurridas durante el período de cada departamental.
b El porcentaje fue calculado considerando aquellas semanas en las que hubo reunión ordinaria
c Período discontinuo.
arroja un resultado confiable. En cambio, los porcentajes con relación a las proyectadas y
aquellas efectuadas brindan un mejor indicador. Las dos Asambleas de 1844 presentaron
altos números de más de 80%. En este sentido, la constancia para reunirse refuerza la idea
marcada por la concurrencia de los vocales; hubo una aceptación para que las Asambleas
operaran. En contraposición, la Asamblea de Jalisco de 1846 bajó de 70% debido a la
dimisión de una tercera parte de los propietarios y la espera de los suplentes para cubrir los
espacios. El cotejo entre sesiones y asistencias profundizan en la relevancia que los vocales
período sesionando constantemente entre doce y catorce veces al mes pero con el mínimo
331
de presencia de seis y siete individuos, para finales de año se invirtió la situación con
confluencias menos frecuentes, de nueve a once, pero con un cuórum mayor de diez u once
sujetos. La primera de Jalisco comenzó y terminó su período con pocos integrantes, seis o
siete, pero tuvo un intermedio que aumentó considerablemente su número hasta diez.
poder ejecutivo que culminó con la deposición del presidente Santa Anna en diciembre de
1844. Las sesiones de la de Jalisco cayeron hasta cinco por mes después de conservar un
promedio de nueve incluso en enero y febrero no registraron las reuniones que tuvieron. El
descenso de las de México fue menos dramático con nueve de una media de doce aunque
su punto más bajo fue enero de 1845 con siete. Una vez aminorada la crisis y con la
Mexicana y cumplir fielmente con el encargo para que habéis sido electos?". La fórmula
aludía a la religión como garante del pacto soberano, era la manera de ocupar el encargo y
era un método para sujetar y responsabilizar a los empleados públicos. La última frase
remarcó este elemento. Este refuerzo era sin duda un reflejo de las preocupaciones de los
intermedios y que éstos no asumieran potestades más allá de las que les concedieron.
La sesión de instalación, por otro lado, jugó el papel de cierre y apertura oficial de
332
de 1844 realizó un festejo con motivo de "solemnizar de la manera que corresponde un
acto tan grandioso y venerable". Los vocales electos recibirían en el salón de sesiones
alrededor del mediodía al gobernador acompañado de una comitiva formada por el
ayuntamiento; autoridades y empleados del departamento; así como de los jefes y oficiales
de la guarnición de Guadalajara. El gobernador, investido como presidente nato de la
que ninguna lo celebró, fue una actitud particular de la departamental de 1843 en parte
motivada por el gobernador de ese momento, el general José Antonio Mozo, y no porque
una ley así lo estableciera o porque los junteros estuvieran extremadamente motivados con
la nueva constitución.50
La revisión de los libros de actas permite establecer patrones que las Asambleas
encerrona infranqueable, los propios vocales hubieran buscado soluciones. Es decir, para
los asambleístas aquellos elementos inconvenientes fueron omitidos. En cambio, los huecos
333
Figura 3. Esquemas de los procesos de sesiones de las Asambleas departamentales de
Jalisco y México
Fuente: Elaboración propia con base en AHCEJ, Congreso de Jalisco, Libros de actas de sesiones, t. XN-XNI y
Téllez, Ramírez y Argente (comps.), Actas.
la Figura 3, por un lado, continuaron a grandes rasgos la cotidianidad fijada por las primeras
departamentales. Esto es, perpetraron el talante parlamentario instituido desde las
diputaciones de Cádiz. Por otro, sumaron dos procesos inexistentes en las Juntas: las dos
lecturas en la que además se incluyó la discusión y votación de los negocios. La inclusión
334
Congresos. Desconozco la razón fáctica e institucional detrás de esta decisión, pero desde
sus primeras sesiones siguieron tal esquema incluso después de adoptar los reglamentos
fabricados por las Juntas. Además, en ninguno de los dos departamentos se utilizó una frase
para emitir sus sentencias -"se acordó consultar/se acordó se diga". Éstas fueron producto
de las discusiones y votaciones por lo que se expresaba su aprobación o rechazo. Esto es,
institucional establecida en las Bases como una práctica, registrada en sus actas, similar a
la desplegada en las legislaturas estatales.
propiciaba que la falta prolongada de un individuo retardaría ese ramo en particular hasta
que se nombrara un suplente.51
procesos. Por un lado, a causa de que la de Jalisco jerarquizó, como ya lo hacían las Juntas,
el remitente de la consulta dando prioridad al gobernador sobre los otros actores
la departamental atendería en esa misma reunión. Una vez concluida el escrutinio se leía y
aprobaba el acta de la sesión anterior. Esta medida estaba fincada en el reglamento interior
aprobación del acta preliminar como lo indicaba el estatuto. Más que el orden de los
procesos, la relevancia del cambio fue crear un filtro dentro de la propia departamental que
335
político-económico, para que en la sesión se vieran primero y excluir a aquellos que
estimara poco oportunos reservándolos para el final y con ello posibilitar su interrupción u
omitirlos por "haberse dado las tres de la tarde", hora en que por reglamento se cerraba la
Las implicaciones de estos cambios son de los más interesantes al revelar prácticas
diferenciada entre las departamentales de la primera república centralista y las de la
lecturas pero amparada por la ingeniera institucional concedido, o soslayado, por las Bases
Orgánicas.
Legislativa. En otras palabras, las Bases Orgánicas poseyeron una mácula derivada del
sus condiciones al Congreso nacional, fue destituido de su cargo a finales de 1844. Por
consecuencia, las Bases fueron cuestionadas y desde el seno del legislativo se abrió la
La imbricación de Bases y santanismo, sin embargo, fue más mediática que tangible.
fueron considerados medianamente por la Junta Legislativa. Por un lado, como deseaba el
gobierno provisional, la figura presidencial fue fortalecida al aminorar y eliminar trabas
impuestas por las Siete Leyes -Consejo de gobierno y Poder Conservador- y otorgarle el
336
dentro de los poderes públicos, el Congreso nacional la mantuvo. Por otro lado, a decir de
Will Fowler, el santanismo ostentó "una tendencia populista" que impulsó la "educación
gratuita", "fundaciones de asistencia social y caridad" y el "culto a la personalidad" del
propio Santa Anna. Este mismo historiador considera que la difusión de la instrucción
pública, como parte del "populismo", era un contrapeso a la limitación del voto enmarcado
por las Bases resultado del temor a la participación de las masas.53 Estas dos posturas
encontradas me parecen que fueron producto del desajuste de los propios notables con los
valores del santanismo. La limitación del sufragio para una facción populista es un suicidio
político. Tal como sucedió en las elecciones de octubre de 1843 en las que, pese a los
triunfos relativos en algunos espacios, fueron derrotados en lo nacional.54
Tornel, presidente y ministro de Guerra, en abril-mayo de 1844. Los motivos del conflicto
fueron más personales que políticos, pero el cisma se replicó al propiciar la salida de otros
terminó por alarmar a la oposición del gobierno sobre un nuevo pronunciamiento interno
similar al de 1842.55
levantamiento. El general Mariano Paredes y Arrillaga comenzó a sacudir a esa región con
337
el objetivo de pronunciarse. En octubre 30, la Asamblea departamental de Jalisco elevó una
acalorada iniciativa al Congreso, amparada en el artículo 53 de las Bases, para que se juzgará
al gobierno provisional -léase Santa Anna-, se derogada la contribución extraordinaria de
un día después lanzando un manifiesto en el que acusaba a Santa Anna por sus malos
manejos durante el tiempo de su gobierno provisional.58 El movimiento de Jalisco no
despuntó, pero propició que Santa Anna saliera de su retiro en Veracruz y se encaminara
para enfrentar a Paredes. Las armas le devolverían el lustre a su gobierno.
persistió un clima hostil entre ejecutivo y legislativo, el estallido del conflicto fue hasta que
el presidente interino, Valentín Canalizo, con acuerdo de la junta de ministros, decretó la
sesiones hasta la recuperación del orden constitucional; protestaba "contra toda medida
que ata[cara] directamente a las bases orgánicas" y salvaba su responsabilidad por los males
56 "Iniciativa de la Asamblea Departamental de Jalisco" en Vázquez, Planes, vol. IV, pp. 222-224.
57 "Acta y proclama de la guarnición de Jalisco" en Vázquez, Planes, p. 224.
58 "Manifiesto del general Paredes y Arrillaga a la Nación" en Vázquez, Planes, p. 225.
59 Costeloe, La república, p. 325 y Vázquez, Dos décadas, p. 106.
60 "Comunicaciones de la Asamblea departamental de México" en Vázquez, Planes, p. 245.
338
Congreso lograron capturar a Canalizo. Ese mismo día por la tarde, los diputados
panorama, éste le era adverso. Sus viejos aliados Nicolás Bravo y Gabriel Valencia eligieron
el bando del legislativo. Santa Anna fue apresado en los primeros días de 1845 y conducido
1844, las departamentales fueron empleadas como plataformas políticas para defender a
las regionales e inmiscuirse en lo nacional.
La caída de los santanistas provocó una reacción contra las Bases Orgánicas al
10, la Cámara de diputados conminó a las Asambleas para que presentaran proyectos de
reformas constitucionales sin precisar alguna restricción sobre la forma de Estado, la
división de poderes o la propia vigencia de las Bases. El método para realizarlas no fue
inverso al de 1840. Recuérdese que el Congreso de 1839 buscó que las Juntas les hicieran
llegar sus consultas, pero estás demoraron demasiado, hasta año y medio, para enviarlas.62
Esparza, Zubieta y García Diego. La mayoría eran lo más granado de los jóvenes liberales.63
El trabajo fue rápido dado que en un mes, enero 27, presentaron sus primeros resultados.
339
La Asamblea departamental de Jalisco fue ecuánime en sus resoluciones. No culparon a las
Bases de la angustiante situación, sino que la consideraron como "la única tabla de salud
que quedara a la nación después de tantas quiebras y padecimientos". Para los vocales "un
año, de ninguna suerte es tiempo bastante para probar una constitución, y se cometería el
absurdo de corregir una cosa que no se conoce suficientemente" por lo que su iniciativa se
ocupó de "ligeras enmiendas que tocan al gobierno interior de los departamentos [...]
[debido a que] reformando violentamente se correría el peligro de dejar la obra sin unidad".
sobre todo exigió que las atribuciones ya concedidas tuvieran una aplicación efectiva sin
que los supremos poderes las anularan sin razón alguna más que su mala voluntad. Por
ejemplo, la Asamblea indicaba que "nada, pues, tienen que desear los departamentos en
cuanto a las facultades propias para crear y arreglar su hacienda" aunque se debía moderar
la capacidad del presidente para derogar las providencias departamentales sobre esta
materia sin que antes lo haya convenio con el Congreso. Estas corporaciones también se
mismos expusieron, no era el momento para realizar grandes cambios y, en todo caso,
preferían que se respetaran las atribuciones que las Asambleas ya poseían. No tengo del
todo claro cuales vocales terminaron por redactar el documento. La iniciativa fue
demasiado prudente para surgir del ala liberal. Además fue firmada por el vocal presidente,
el canónigo y centralista Pedro Barajas, por lo que se entiende que fue de compromiso. Sin
64 CL-FRBN, misc., 451, Iniciativa que la Asamblea del departamento de Jalisco, elevó al soberano Congreso
nacional, Guadalajara, Imprenta del gobierno, 1845.
340
embargo, durante marzo, los vocales continuaron proponiendo reformas. Éstas últimas
propuestas fueron una ruptura con los argumentos recatados de la primera exposición. Los
vocales liberales dejaron su postura de respeto hacia la arquitectura del ámbito nacional y
en al ámbito nacional por segunda ocasión. La prontitud en que formularon sus dictámenes
fueron consideradas adecuadas por los grupos políticos para buscar mejorar la situación y
resolver problemas en sus capacidades gubernativas pero también para modificar aquello
que creyeron erróneo o limitado de los poderes nacionales.
La Cámara de diputados repetía la idea de que las Bases Orgánicas eran "una tabla
de salvación" porque "unió para siempre a los hombres honrados de todas clases y
partidos". Pese a esta condición debía ser modificada de acuerdo al "voto universal" que
65 El 8, Zubieta realizó la propuesta más radical al solicitar que las reformas de las Bases fueran conformes al
texto de la Constitución de 1824. El mismo día, Esparza pidió que debatiera la derogación del art. 120 referente
a las restricciones de los ministros de la Corte Suprema para tener comisiones del gobierno y ejercer la
abogacía. El 12, Gutiérrez Mallen planteó que se elevara una iniciativa para suprimir el Consejo de gobierno y
depositar en la junta de ministros las tareas y atribuciones de aquel. AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. XIII,
"Sesiones de marzo 8 y 12 de 1845".
66 La Asamblea de Jalisco reportó la iniciativa de Durango en marzo 1. Otras comunicaciones fueron las de
Oaxaca, Tamaulipas y Aguascalientes (marzo 15); Querétaro y Zacatecas (marzo 26); Puebla (marzo 29);
Michoacán y Nuevo León (abril 12); Guanajuato (abril 16); Sinaloa, Durango y México (mayo 5); Chiapas (mayo
17), y Coahuila (junio 28). AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. XIII, "Sesiones de marzo, abril, mayo y junio
de 1845".
341
optimista con los trabajos de las departamentales porque "la mayor parte de sus peticiones
manera semejante a los formatos de las entidades federales de 1824 y 1842. Entre éstas
el Senado. Éste recibió las propuestas y las estudió durante algunos meses. Sus conclusiones
fueron opuestas a las de los diputados. En julio 17, por un lado, expresaron no estar de
67 CL-FRBN, misc., 1050, Dictamen de la comisión especial de reformas constitucionales presentó a la Cámara
de diputados en la sesión del día 16 de abril del corriente año, Ciudad de México, Impreso en papel mexicano
en la calle de la Palma, 1845.
68 CL-FRBN, misc., 1050, Dictamen que la comisión especial de reformas constitucionales presentó a la Cámara
de diputados en la sesión del día 26 de mayo del corriente año, Ciudad de México, Impreso en papel mexicano
en la calle de la Palma, 1845.
342
acuerdo con los cambios en su propia configuración y plantearon otra opción
argumentando que ellos no sólo representaban intereses locales sino también los de las
clases productivas. De esta forma, la Cámara alta se formaría con tres tipos de clases de
mineros, industriales y com erciantes- y otros veintiuno postulados por las autoridades
supremas y elegidos por el propio Senado.69 En agosto 29, por otro lado, desmanteló la
moción para reformar el gobierno interior de los departamentos. La cuestión para los
senadores era clara: "¿Quién será el principal depositario de toda la suma del poder
público...?". Los diputados optaron por decantarse por las secciones territoriales, algo que
era un error para los senadores. Invertir la relación existente entre centro y departamentos
conllevaría a numerosos problemas resultantes del choque de sus facultades. Las
era preferible que los departamentos fueran quienes estuvieran constreñidos por un
catálogo de competencias mientras que el Congreso nacional tuviera la libertad de legislar
La reforma sobre la Cámara alta fue la única que procedió de acuerdo con la
propuesta del mismo Senado.71 El resto fueron suspendidas durante los meses restantes
del año de 1845, la situación de la nación volvía a ser crítica. Texas fue anexada por los
Estados Unidos, la guerra contra este país era eminente, los federalistas radicales se habían
reagrupado, el general Mariano Paredes y Arrillaga se volvió una amenaza incontrolable por
sus ambiciones contra el gobierno nacional. Éste general fue el que inició el derrumbe de la
segunda república centralista. Paredes se pronunció en diciembre 14 en San Luis Potosí. Los
fines eran destituir al legislativo y ejecutivo para establecer un gobierno provisional hasta
69 CL-FRBN, misc., 1050, Dictamen de la comisión de puntos constitucionales del senado, sobre el proyecto de
reforma de ésta cámara, que ha acordado la de diputados, Ciudad de México, Imprenta del Águila, 1845.
70 CL-FRBN, misc., 1050, Dictamen de la comisión correspondiente relativo a la organización interior de la
república, Ciudad de México, 1845.
71 Tena, Leyes, t. V, pp. 37-39.
343
que un Congreso extraordinario constituyera nuevamente a la nación. El modelo del
fueron derogadas pero era evidente que un nuevo proyecto constitucional se fraguaba
desde los dos extremos: monarquía o república federal. La forma estatal unitaria bajo un
Conclusiones
Las mociones federalistas de 1842 ensancharon el debate, comenzado con las reformas de
las Siete Leyes, de la descentralización del Estado mexicano. El retorno del federalismo
también fue la (re)incorporación de políticos que abiertamente optaron por establecer una
forma de ésta tónica. Las tres propuestas constitucionales implementaron elementos
el esbozo de los colegios electorales como un poder autónomo de las autoridades. Cabe
cuestionar hasta qué grado las elecciones de la primera mitad del siglo XIX fueron reflejo de
grupo organizado. El constituyente de 1842 fue producto de las urnas, pero también de un
grupo federalista con un manejo de la legislación y las alianzas políticas.
constitución centralista, las Bases Orgánicas, en medio de un clima sumamente hostil. Las
expectativas de los notables de 1843 no fueron diferentes a las de los centralistas de 1836,
pero realizaron una mejor lectura del clima político del que surgieron. Más que un
amplio a los departamentos. La actividad política de las regiones no fue un elemento tan
preocupante para ellos mientras ésta no se desbordara del ámbito intermedio.
344
Las Bases Orgánicas fueron específicas y desarrollan un esquema desenredado. La
Nación era soberana con la potestad de adoptar la forma que prefiera. El encadenamiento
lógico, como comenté, desvinculó a la Nación de los departamentos y aun del territorio.
Además, interpuso entre ellos la forma de gobierno. En otras palabras, mientras que 1836
confió en la arquitectura institucional y la subordinación de lo departamental a lo nacional
para definirse como una forma unitaria; 1843 puntualizó el alejamiento entre Nación y
territorio desde sus primeros artículos por lo que no importaba, como Valencia señaló, que
fueran las localidades las encargadas de cuidar sus intereses. El dilema de la administración
más influyentes. De igual forma, las atribuciones de las Asambleas fueron acotadas a
espacios localizados que, sin dejar de ser amplios, ya no cabían en la vaguedad de las Juntas.
Las Asambleas fueron proyectadas con límites internos más holgados que las Juntas en
materia legislativa al poder presentar iniciativas en cualquier ramo, pero dejando el resto
del proceso al Congreso nacional. Por último, podían establecer impuestos así como crear
reglamentos con lo que tuvieron mayor presencia en su jurisdicción. Las Bases favorecían
una mejor administración de los departamentos por las atribuciones de índole político de
La conformación de las Asambleas fue marcada por el conflicto entre las diferentes
facciones políticas. Los comicios de la segunda república centralista retomaron las bases de
la primera, pero los resultados fueron diferentes. Las medidas restrictivas para votar y ser
votado; la desvinculación entre autoridades, y el sufragio por medio de boletas favorecía la
345
Sin embargo, los santanistas, pese a sus tendencias populistas, descuidaron la formación de
una base de partidarios que respaldaran a sus hombres por lo que resultaron perdedores
en las elecciones a beneplácito de otros partidos.
transcurrir de las sesiones. En primer lugar, los vocales poseyeron un perfil maduro entre
los 40-49 años, instruidos en alguna rama del derecho y poseedores de una considerable
intervención efectiva de los asambleístas en las sesiones equilibra los rangos de edad y
centrifuga fue plasmada en las sesiones a través del empleo de prácticas parlamentarias
como la doble lectura de los negocios públicos, la superación de las fórmulas consultivas
y bajo la influencia del general Paredes, la departamental jalisciense optó por elevar una
iniciativa en la que a título personal solicitaba la ampliación de sus facultades; en pleno
conflicto, la mexiquense protestó por los actos del ejecutivo en contra del legislativo. En el
segundo momento, ambas corporaciones enviaron con relativa prontitud sus propuestas
346
para variar la constitución. Desconozco el contenido de las de la Asamblea de México. Por
347
CONCLUSIONES GENERALES. EL M ODELO DEPARTAMENTAL MEXICANO, 1835-1846
El estudio de las Juntas y Asambleas departamentales permite reflexionar acerca de un
aspecto poco tratado de la gobernabilidad en las repúblicas de 1836 y 1843: la
administración del territorio. La forma unitaria de estos regímenes ha inducido una ingenua
polaridad que homologa o contrapone a los departamentos con lo acontecido en el ámbito
nacional. Sin importar su postura favorable o adversa, las dos perspectivas convergen en
que los departamentos fueron arrastrados por el "caos" generalizado del país resultante de
fracasos constitucionales, malogradas reformas fiscales y pronunciamientos en contra del
gobierno general. Éste retrato es complementado por la secesión de territorios, así como
por los conflictos internacionales de 1838 y 1846. No obstante, al margen de las evidentes
e innegables dificultades, esta dicotomía del vínculo entre los dos niveles gubernamentales
es insuficiente para profundizar en la experiencia de cada una de las regiones durante los
moldeados por la actitud variante de aquellas hacia los programas unitarios. Las regiones-
departamentos poseyeron los medios para alejarse de las problemáticas padecidas por la
nación, incluso amparadas por la arquitectura constitucional, sin incurrir necesariamente
para integrarlas.
otros actores de cualquier viso o reclamo de ésta. Los diputados eran conscientes de la
dificultad que presentaba la faena dado que, pese al descrédito del pacto con-federal de
348
gobierno interior. La primera tarea era asentar el control sobre las instituciones intermedias
la adhesión de los pueblos a los pronunciamientos. Los de 1835, además, obtuvieron las
facultades extraordinarias para modificar la forma de Estado de los colegios electorales
plantilla burocrática y facultades- para que participaran los grupos políticos regionales.
regímenes era la centralización del gobierno. Lo que convergió con los propósitos de los
constituyentes. Es cierto que no era la única posibilidad existente en la época, los Estados
Unidos consiguieron consolidar el ámbito federal sobre el de los estados con la constitución
de 1787, pero manteniendo la autonomía en ambos órdenes. En el contexto mexicano una
reconocimiento de la nación como única entidad soberana. Así lo definieron las Bases
constitucionales de octubre de 1835 y las Bases Orgánicas de junio de 1843 en su respectivo
artículo uno. La nación fue convertida en el eje nuclear del que emanarían el resto de
dependencias gubernativas. De esta manera, la centralización del gobierno político y la
Los constituyentes fueron flexibles en sus planteamientos, pese a sus anhelos más
349
económico. Para conseguirlo retomaron la tensión autoridad/libertad concebida por las
generales y aquellas expedidas por las departamentales, así como velar por el orden de su
jurisdicción. Las segundas fueron corporaciones colegiadas en las que se depositó la libertad
de los individuos para elegir a los que consideraran mejores y éstos a su vez fomentaran y
proveyeran el bienestar de la región por medio de un preciso catálogo de herramientas
número de vocales fijado por el Congreso; la designación de éstos por sufragio popular; la
encomienda de velar por la prosperidad y promover la instrucción pública, la beneficencia,
directamente el resultado.
con la centralización. Primero, en las Juntas se uniformó la planta burocrática para todas las
corporaciones (siete propietarios y siete suplentes), las Asambleas fueron más flexibles al
establecer una pequeña variación en el número de sus vocales según determinasen los
propios departamentos, pero condicionadas a la cantidad señalada por el Congreso (de
350
catorce a veintidós vocales). La ruptura del ideal uniformador y la admisión de una jerarquía
entre los espacios no modificó el supuesto inicial, empero lo guío en diversas direcciones.
Segundo, las Juntas fueron órganos para impulsar todas las ramas de la administración, las
Asambleas fueron cercadas en áreas localizadas que, sin dejar de ser amplias, eran menores
que las de sus predecesoras. Tercero, a diferencia de las primeras departamentales, las
segundas poseyeron la facultad para establecer contribuciones con las que financiaran sus
propias empresas sin tener que esperar la venia de los supremos poderes. Cuarto, la
participación de las Juntas en las elecciones de los poderes nacionales, salvo para la Cámara
de diputados, fue terciada por una serie de mecanismos que evitaban que éstas o cualquier
otra corporación realizaran un nombramiento directo; la intervención de las Asambleas
para votar por senadores y presidente no necesitó del consentimiento de otros agentes
estatales. Por último, las de 1836 estuvieron limitadas a materias puntuales en la creación
Estas observaciones sobre las departamentales exponen una evidente mayor grado
burocracia y política. Además, estarían insertas dentro del complejo arreglo de pesos y
contrapesos cuya finalidad era la autorregulación de los poderes públicos, pero este afán
de equilibrio minó la eficacia de las Juntas. Los constituyentes de las Bases Orgánicas
favorecieron una mejor administración al otorgar a las Asambleas competencias de índole
para la definición de la forma de Estado dado que fueron supeditadas desde el comienzo a
la soberanía nacional. Aún con todas estas discrepancias no se puede calificar como dos
351
arquitectura de las Juntas y Asambleas compartió una misma premisa institucional fincada
pero sin que perdieran la energía para gestionar el bien público. La elección por sufragio
república amparada en esta ambigüedad. La pugna fue la solicitad de los mexiquenses para
aumentar el número de dependientes de su oficina. Como estrategia incluyeron la
departamentos. Este tipo de prácticas fueron comunes durante las dos repúblicas
centralistas como resabios del con-federalismo previo con el que las entidades federativas
territorios. En ambos espacios se atendieron las convocatorias para designar los integrantes
de las Juntas y Asambleas, así como los vocales electos asumieron su nombramiento como
propietario o suplente. Estos dos momentos manifestaron la inclinación para aceptar a las
ideológica a favor de las formas unitarias, una filiación ferviente a los proyectos de 1836 y
1843 o, mucho menos, la pertenencia a una facción política de magnitudes nacionales. Me
352
explico, las departamentales operaron tanto como receptáculo de las expectativas de los
constituyentes como crisoles de los intereses de los grupos locales. Estos últimos
encontraron una plataforma adecuada para asegurar el orden y la promoción económica.
Los comicios centralistas, por un lado, siguieron las pautas dispuestas en las
constituciones y la normatividad específica, principalmente la ley de noviembre 30 de 1836.
preciso de la emisión y cómputo del sufragio. Las medidas censitarias no fueron pensadas
para excluir a los integrantes de los grupos políticos, éstos cumplían los requisitos, sino que
tuvieron una doble intención para impedir el uso político de la plebe e incentivar la
negociación entre las facciones. Con ambas se buscó evitar confrontaciones fuera del marco
los actores. Los comicios de 1843 y 1845 de la segunda república tuvieron derroteros
dispares que rayó en la confrontación abierta de los contendientes. Sin embargo, no se
presentó una ruptura y continuaron ratificando las resoluciones. Jalisco primero fue
dominado por una unión de liberales y clérigos que desbancó a los adictos del presidente
Antonio López de Santa Anna. La ascensión política del general Mariano Paredes y Arrillaga,
mediante un pronunciamiento a finales de 1845, provocó el quiebre definitivo de la alianza
353
nacional para posteriormente, luego de la caída de Santa Anna, la balanza virara hacia los
liberales.
La distancia de las elecciones para Juntas y Asambleas recayó en la relación entre los
objetivos de los grupos políticos participantes con la finalidad de la normatividad electoral.
En las primeras tanto contendientes como autoridades poseyeron la voluntad para acatar
lo dispuesto en los ordenamientos y admitir los resultados. En las segundas, la camarilla del
presidente Santa Anna rechazó la negociación con sus opositores y, aunque no hubo una
ruptura del marco legal, fue evidente que su negación creó alianzas entre sus opositores
que compitieron de manera más encarnizada por los cargos públicos. Aunando a lo anterior,
La conformidad para ocupar los escaños, por otro lado, refuerza el argumento acerca
vocales propietarios. Entre Juntas (69.4%) y Asambleas (82.8%) hay una diferencia
significativa de más de diez puntos a favor de las segundas, pese a su choque temprano o
tardío con el ejecutivo encabezado por Santa Anna. Tengo la impresión de que los
asambleístas estuvieron más interesados por las más amplias atribuciones de su encargo.
Hay una evidente desproporción entre los propietarios de las Juntas de Jalisco (78.6%) y los
de México (58.3%). Las Asambleas fueron apoyadas fuertemente en ambas regiones incluso
con la reconfiguración de los grupos políticos locales efectuada con el arribo de una nueva
354
a los suplentes. La convivencia espacial en la ciudad de México de las autoridades
mexiquenses con las municipales y naciones provocó una relación crispada por las
facultades de unas y otros.
proyectos centralistas por parte aquellos ciudadanos que participaron en las elecciones y
de los que asumieron los empleos públicos. Al acatar las providencias electorales, los
esta investigación. No reparé en conflictos puntuales entre los niveles de gobierno para
estipular los alcances de los centralismos en las Juntas y Asambleas departamentales. Por
referentes a los negocios públicos como reflejo del potencial de los ordenamientos
centralistas. En este sentido, es sorprendente el apego que las departamentales
los senadores; las iniciativas o petición para interpretar leyes; y las consultas que el
gobernador remitió de los negocios públicos. Las de Jalisco y del departamento de México
supeditaron el gobierno político interior a los poderes nacionales. Existió una centralización
política efectiva. Sin embargo, como expuse al inicio, las dos repúblicas optaron por
355
intromisión directa en cada una de las ramas del quehacer gubernativo, imposible al carecer
de una adecuada estructura burocrática, sino que se decantó por el empleo de las instancias
intermedias.
Los grupos políticos regionales ratificaron la centralización política propuesta por los
regional. Los reclamos no traspasaron la órbita legal y fueron canalizados como peticiones
formales en las que expusieron las inconveniencias de su aplicación y solicitaron que se
territorios.
de las Juntas y Asambleas fueron disímiles de acuerdo con sus posibilidades institucionales.
En 1841, la obediencia de las Juntas al gobierno del presidente Anastasio Bustamante
desencadenó que las élites económicas recurrieran a los jefes militares para que
Siete Leyes. Por el contrario, en diciembre de 1844, las Asambleas de Jalisco y México se
concibieron como portavoces de sus departamentos y alzaron la voz para denunciar las
356
medidas del ejecutivo y la deposición del Congreso incluso la de México retiró su obediencia
cambio, fue un conflicto interno entre el Congreso y el presidente. Con todo ello, Juntas y
Asambleas procedieron conforme a su grado de centralización y a la composición de su
no padecieron cismas que desembocaron en la lucha armada e ilegal por el control de las
autoridades intermedias. En otras palabras, las Juntas y Asambleas de los dos espacios
de 1846. Sin embargo, ambos fueron derivados directos de asonadas cuyo objetivo era
eminentemente nacional y sólo la última engendró una escisión importante y renuencias
de varios vocales inconformes. Salvo estas dos irregularidades, el resto de cambios en las
y México. El escrutinio de los libros de actas de sesiones corrobora esta idea de manera más
puntual; las departamentales tuvieron altos índices de asistencia y de reunión de sus
vocales.
357
En primer lugar, retomando la información de los cuadros 8 y 16, se puede observar
asistencia mientras que en las segundas se incrementó hasta 81.2%. Esto es, en las dos
repúblicas centralistas existió una elevada propensión por acudir a las sesiones de las
departamentales; incluso los vocales de las segundas se involucraron con mayor asiduidad
conformes con su destino que los junteros. Es posible que las más atrayentes facultades de
las Asambleas fueran el aliciente detrás de ello. En las de Jalisco ocurrió lo contrario, las
celebrarían según sus reglamentos interiores. El promedio fue de 81.7% con una diferencia
mínima de apenas 1.5 puntos entre Juntas (82.3%) y Asambleas (80.8%). El margen tan
pequeño entre ambas vertientes del modelo no revela una inclinación institucional. Los
vocales demostraron perseverancia para que operaran con regularidad. El factor espacial
358
nacionales en juzgar a la actividad política de los estados -intromisión en asuntos nacionales
gobierno interino los componentes político y económico lo que, además, les permitió a los
vocales administrar de manera más eficaz sus territorios. Lo atrayente de las
captaron un interés igual o mayor que las primeras. En contrapartida, las crisis de las
repúblicas desincentivaron a la participación de los vocales. Las dos Juntas de 1841 y la
Asamblea de Jalisco de 1846 fueron las que presentaron el mayor número de dimisiones.
parlamentarios (56.2%) y una ocupación inclinada al mundo del derecho civil o eclesiástico
(60.3%). En los dos últimos parámetros no existieron grandes diferencias entre
mientras que en Jalisco y las Asambleas dominaron los abogados y clérigos. Los militares y
comerciantes se mantuvieron alejados de los salones de sesiones aun cuando fueron
las dos repúblicas centralistas matizó tal vínculo. Las departamentales dirigían una lista de
no fueron una autoridad opuesta a la libertad en las regiones sino que fueron trazados para
conformar gobiernos intermedios que actuaran en conjunto con las Juntas y Asambleas.
359
El cargo de gobernador, por su parte, también manifiesto la estabilidad del ámbito
lo que provocó su ausencia en los empleos civiles. Por el contrario, los procesos formales
para designar gobernadores fueron pocos y estuvieron dominados por Antonio Escobedo
para Jalisco y Luis G. Vieyra para México. Lo más relevante fue que los grupos políticos
regionales validaron las candidaturas. El contraste con la etapa federal es pasmosa, tan sólo
en Jalisco se presentaron la misma cantidad de cambios de mandatario mediante
pero tampoco se pueden referir a los pocos años que duraron como momentos en los que
privó la tranquilidad pública. En contraste, el modelo departamental fue aceptado por los
grupos regionales porque les brindaba la libertad suficiente para gobernar económicamente
sus espacios sin los conflictos políticos inherentes a un gobierno interno independiente
como el acaecido durante el período con-federal. El empleo de las Juntas y Asambleas
360
ANEXOS
Anexo 1. Diputados del Congreso del Estado de México, 1833-1835.1
Congresos Congresos Congreso Congreso
Nombre
locales nacionales local 1833 local 1835
Aburto, Félix María X X
Adalid, José María X X*
Ameche, Sebastián X X*
Andrade, Cristóbal X
Aragón, Nicolás X
Arizcorreta, Mariano X X
Bars, Joaquín X* X
Berruecos, Rafael X
Bravo, Víctor X* X
Dávila, Juan Ignacio X
Delgado, Mariano X*
Díaz, Pedro X* X*
Domínguez Esquivel, Pedro X
Escudero, Antonio X X
Fagoaga, Francisco X
Fernández, José Alonso X X X
Flores, José María X*
Gamboa, Ramón X
García, Román X X
Garduño, José Mariano X*
Garza, Lázaro de la X
Germán, Diego X X
González Arriata, José Manuel X
González Arriata, José Rafael X X
González Caralmuro, Ignacio X X
González Pliego, José Ignacio X
Guadarrama, Pedro X
Heredia, José María X
Icaza, Juan X X
Lazcano, Juan de Dios X
Macedo Villanueva, Miguel X
Madrid, Antonio X
Martínez, Rafael María X*
Paz, Vicente X* X*
1 Elaboración propia con base en Macune, El estado de México, pp. 186-200; Jorge Reyes Pastrana, Relación
de Diputados del Estado de México y sus Predecesores (1814-2021)", Toluca, Edición electrónica, 2020 y
Costeloe, La primera, pp. 457-475.
361
Peña y Medina, Benito de la X X*
Pérez, Felipe X
Pérez Palacios, José X X X
Piedra, Epigmenio de la X X X
Ramírez, José X* X
Robredo, Manuel X*
Rodríguez, José X*
Romero, José María X*
Rosas, José Joaquín X X
Solórzano Vizcarra, José Joaquín X
Suárez Iriarte, Francisco X
Suárez Peredo, Agustín X*
Tagle, José María X
Torre, Simón de la X*
Valdés, José Joaquín X
Valiente, José María X
Vázquez, José María X
Villagrán, Rafael X* X
Villar y Bocanegra, José del X
Vizcarra, Mariano X X
Yermo, José María X
362
Anexo 2. Diputados del Congreso del Estado de Jalisco, 1833-1835.2
Congresos Congresos Congreso Junta de Congreso
Nombre
locales nacionales local 1833 1834 local 1835
Aguirre, Ignacio X
Aldrete, Alejandro X
Anguiano, Ignacio X
Arroyo, Francisco X
Barba, Antonio X*
Bedoya, Pablo X
Caballero, Anastasio X X
Cairo, Arcadio X*
Camacho, José Anastasio X*
Camarena, Jesús X X
Campo, Nicolás Martín del X
Cano, José María X
Cañedo, Anastasio X X**
Casillas, Antonio X*
Castillo, Crispiniano del X
Celdrán, Ignacio X**
Domínguez, Ramón X
Echauri, Nicolás X
Espinosa, Francisco X X
Figueroa, Marcelino X*
Flores, Narciso X*
Gaona, Evaristo X
Garay, Mariano X
García Vargas, José María X
García Vargas, Manuel X X
García, Ignacio X
Gil, Benito X X
Godoy, Ignacio X*
Gómez, Julián X X
Gutiérrez, Agapito X
Gutiérrez, CrÍspulo X°
Hijar, Juan Nepomuceno de X
Izquierdo, Narciso X
León de la Cueva, Pedro X
Lomelí, Manuel X°
2 Elaboración propia con base en Costeloe, La primera, pp. 457-475 y Las legislaturas y legisladores de Jalisco
(1823-2015). [Sin datos bibliográficos] Consultado en mayo 28 de 2020,
https://Congresoweb.Congresojal.gob.mx/BibliotecaVirtual/libros/IntegraciondeLegislaturas.pdf
363
López de Heredia, José María X*
López Portillo, Pablo X
López, José María X X
Loreto Figueroa, Irineo X X°
Medina, Abundio X
Medina, Joaquín X X X
Méndez, José María X
Millán, Pedro X
Mora, Crisanto X X
Navarro y Ascencio, Ignacio X
Navarro, Ignacio X*
Navarro, Rafael X X
Ocampo, Cruz X
Ochoa, José María X X
Olivares, Marcelino X
Ordorica, Rafael X X
Padilla, Luis X
Pérez IrÍas, Antonio X X
Pérez, José Francisco X
Pérez, Nicolás X
Quintanar, Francisco X
Ramírez, Manuel X X
Romero, Antonio X X** *
Sabre, Mariano X
San Juan, Ignacio X
Sánchez, Domingo X
Sánchez, Rafael X
Sanromán, Cástulo X
Santana, José María X°
Semeria, Francisco X
Tobar, Casimiro X*
Toledano, Lucas X
Topete, Eligio X
Vallarta, Norberto X X*
Vázquez, Ignacio X
Villa, Antonio X
Villaseñor, Antonio X
Villegas, Felipe X*
Yrrueta Gollena, Ramón X
364
Anexo 3. Vocales de las Juntas departamentales de Jalisco y México, 1835-1843.3
No tomó Año de Edad de
Vocales Departamental Año Calidad Ocupación Experiencia
posesión Nacimiento posesión
Escobedo, Provisional de
1835 Propietario 1777 58 X
Antonio Jalisco
Provisional de
García, Ignacio 1835 Propietario X
Jalisco
López, José Provisional de
1835 Propietario 1798 37 Militar X
María Jalisco
Provisional de
Ríos, Vicente 1835 Propietario 1786 49 Abogado X
Jalisco
Sánchez, José Provisional de
1835 Propietario Eclesiástico X
Domingo Jalisco
Álvarez de
Provisional de
Güitian, 1835 Propietario X Militar
México
Alejandro
Barrientos, Provisional de
1835 Propietario
Santiago México
Díaz de
Provisional de
Bonilla, 1835 Propietario 1800 35 Abogado X
México
Manuel
Franco, José Provisional de
1835 Propietario X X
María México
Provisional de
Icaza, Antonio 1835 Propietario X 1786 49 Militar
México
Provisional de
Madrid, Luis 1835 Propietario
México
Mañon, Provisional de
1835 Propietario
Ignacio México
Mongan, Provisional de
1835 Propietario
Esteban México
Provisional de
Sicilia, Ignacio 1835 Propietario
México
Tamariz, Provisional de
1835 Propietario X Abogado X
Mariano México
3 Elaboración propia con base en AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. X-XI; AHCEJ, 1838, caja 3, núm. 21, El
Supremo Gobierno comunica a la Junta Departamental los individuos que resultaron electos para ser
integrantes de la misma; Colección de los decretos, t. VIII, pp. 241-242; AHCEJ, 1843, caja 2, núm. 2,
Comunicación de los vocales Suprema [sic] Junta departamental de Jalisco que asistieron a las sesiones y de
los que no asistieron; AHCEJ, 1843, caja 1, núm. 13, Sobre el juramento del Sr. Manuel López Cotilla ; Colección
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federalistas de Jalisco, 1821-1834, Guadalajara, Gobierno del Estado de Jalisco, 1981; AHEM, fondo
gobernación, serie gobernación, 1835, vol. 36, exp. 27, Decreto expedido por el Congreso general
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365
Teja, José Provisional de
1835 Propietario X
María de la México
Aldrete,
Jalisco 1837 Suplente X Propietario X
Alejandro
Alonso, Juan
Jalisco 1837 Suplente X
Nepomuceno
Camacho,
Juan Jalisco 1837 Propietario 1797 40 Eclesiástico
Nepomuceno
Escobedo,
Jalisco 1837 Suplente X X
José de Jesús
Flores, Rafael Jalisco 1837 Propietario X
Hernández
Jalisco 1837 Propietario
Rojas, Miguel
López Cotilla,
Jalisco 1837 Suplente 1800 37
Manuel
Macías,
Jalisco 1837 Suplente X
Ignacio
Nieto, José
Jalisco 1837 Propietario 1791 46 Eclesiástico
María
Pérez Irías,
Jalisco 1837 Propietario X
Antonio
Ramos
Palomera, Jalisco 1837 Suplente Abogado
José María
Robles Gil,
Jalisco 1837 Propietario
Miguel
Valencia,
Jalisco 1837 Suplente X
Martín
Vallarta,
Jalisco 1837 Propietario 1788 49 Comerciante X
Norberto
Calderón,
México 1837 Suplente Propietario
Miguel
Eguía, Agustín
México 1837 Propietario 1804 33 Propietario
Vicente
Garibay,
México 1837 Suplente 1796 41 Propietario
Miguel
Gómez Anaya,
México 1837 Propietario X 1789 48 Militar X
José Cirilo
González
Caralmuro, México 1837 Propietario 1796 41 Eclesiástico X
Ignacio
González
México 1837 Propietario 1791 46 Militar X
Pliego, Ignacio
Icaza, Antonio México 1837 Propietario 1786 51 Militar X
Molinos del
Campo, México 1837 Propietario 1785 50 X
Francisco
Ruíz de
México 1837 Suplente 1780 57 Catedrático
Tejada, Miguel
366
Valdovinos,
México 1837 Propietario X Propietario X
Pedro
Valiente, José
México 1837 Suplente 1805 32 X
María
Aldrete,
Jalisco 1839 Suplente X X
Alejandro
Cambero,
Jalisco 1839 Suplente X
Antonio
Cervantes,
Jalisco 1839 Propietario X
Manuel
Corro, José
Jalisco 1839 Propietario 1794 45 Abogado X
Justo
Echauri, José
Jalisco 1839 Propietario 1793 46 X
María
García, Ignacio Jalisco 1839 Propietario X
González
Castro, Jalisco 1839 Propietario Abogado
Vicente
Guerra,
Jalisco 1839 Suplente X 1810 29 Eclesiástico
Mariano
López Cotilla,
Jalisco 1839 Propietario 1800 39 X
Manuel
Moreno,
Jalisco 1839 Suplente X 1790 49
Diego
Núñez
Esquivel, Jalisco 1839 Suplente X
Melchor
Olivares,
Jalisco 1839 Suplente X X
Marcelino
Palomar, José Jalisco 1839 Propietario 1807 32 Comerciante X
Robles, Miguel
Jalisco 1839 Suplente X X
María de
Ascencio,
Jalisco 1841 Suplente X
Jesús
Castañeda,
Jalisco 1841 Propietario Abogado
Joaquín
Gutiérrez
Jalisco 1841 Propietario X 1810 31 Abogado
Mallen, Juan
López Cotilla,
Jalisco 1841 Integrado 1800 41 X
Manuel
Olivares,
Jalisco 1841 Suplente X X
Marcelino
Pacheco
Muguiro, Jalisco 1841 Suplente
Francisco
Peña, Nicolás Jalisco 1841 Suplente
Quevedo,
Jalisco 1841 Suplente
Ignacio
Remus,
Jalisco 1841 Suplente 1807 34 Propietario
Nicolás
Ríos, Vicente Jalisco 1841 Propietario X 1786 55 Abogado X
367
Sánchez
Jalisco 1841 Propietario
Hidalgo, Sabas
Serrano,
Jalisco 1841 Propietario X
Fernando
Vallarta, Julio Jalisco 1841 Suplente X
Vergara,
Jalisco 1841 Propietario Abogado X
Ignacio
Villanueva,
Jalisco 1841 Propietario X
Ignacio
Aldazoro,
México 1841 Suplente X
Santiago
Alegría,
México 1841 Suplente X
Mariano
Andrade, José
México 1841 Suplente 1807 34 Impresor
María
Arce, Juan
México 1841 Propietario X Propietario X
Antonio
Arias, José
México 1841 Propietario Propietario
Miguel de
Berazaluce,
México 1841 Propietario
Nicolás María
Carpio,
México 1841 Propietario 1791 50 Médico X
Manuel
Elizalde, Juan
México 1841 Propietario 1791 50 Propietario X
Manuel
García,
México 1841 Suplente
Vicente
González
Echevarría, México 1841 Propietario 1795 46 Comerciante
Ángel
Orihuela,
México 1841 Suplente Eclesiástico
Teodoro
Pérez, Rafael México 1841 Propietario Eclesiástico
Sans, José
México 1841 Suplente X
María
Villa, Joaquín México 1841 Suplente 1792 49 Médico X
368
Arias, José Miguel de X** *
Ascencio, Jesús X**
Barrientos, Santiago X** *
Berazaluce, Nicolás María X** *
Calderón, Miguel X°
Camacho, Juan
X
Nepomuceno
Cambero, Antonio X**
Carpio, Manuel X X
Castañeda, Joaquín X
Cervantes, Manuel X X X
Corro, José Justo X X
Díaz de Bonilla, Manuel X X
Echaurri, José María X X X
Eguía, Agustín Vicente X
Elizalde, Juan Manuel X X** *
Escobedo, Antonio X X** *
Escovedo, José de Jesús X X**
Flores, Rafael X X** *
Franco, José María X X*
García, Ignacio X X X
García, Vicente X°
Garibay, Miguel X°
Gómez Anaya, José Cirilo X X** *
González Caralmuro, Ignacio X X** *
González Castro, Vicente X
González Echevarri, Ángel X
González Pliego, Ignacio X X
Guerra, Mariano X**
Gutiérrez Mallen, Juan X*
Hernández Rojas, Miguel X
Icaza, Antonio X* X** *
López Cotilla, Manuel X° X X°°
López, José María X X
Macías, Ignacio X**
Madrid, Luis X
Mañon, Ignacio X
Molinos del Campo, X** *
X
Francisco
Mongan, Esteban X
Moreno, Diego X
Nieto, José María X** *
369
Núñez Esquivel, Melchor X**
Olivares, Marcelino X X** X**
Orihuela, Teodoro X°
Pacheco Muguiro, Francisco X°
Palomar, José X X
Peña, Nicolás X°
Pérez Irias, Antonio X X
Pérez, Rafael X
Quevedo, Ignacio X°
Ramos Palomera, José
X°
María
Remus, Nicolás X°
Ríos, Vicente X X X** *
Robles Gil, Miguel X X**
Ruíz de Tejada, Miguel X°
Sánchez Hidalgo, Sabas X
Sánchez, José Domingo X
Sans, José María X**
Serrano, Fernando si X** *
Sicilia, Ignacio X
Tamaríz, Mariano X X*
Teja, José María de la X*
Valdovinos, Pedro X X*
Valencia, Martín X**
Valiente, José María X X°
Vallarta, Julio X X X°
Vallarta, Norberto X X
Vergara, Ignacio X X
Villa, Joaquín X X°
Villanueva, Ignacio X*
* Propietario no tomó posesión
** Suplente no tomó posesión
*** Salió
Suplente que tomó posesión
° Entró sin ser votado
370
Anexo 4. Sesiones mensuales de las Juntas y Asambleas departamentales de Jalisco y
México, 1835-1846.4
4 AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. X-XIII y Téllez, Ramírez y Argente (comps.), Actas.
371
Junta departamental de México, 1837
25 ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
í \r V V*''A Xs ^
c o c o c o c o c o c o c o c o c o c o c o c o c n c n c n c n c n c n c n c n c n c n c n c n o o o o o o o o o o o o
m r o f o m m m r o r o f n m m r o r o f o m m r o r o m f n m m r o f n ' í ' í ' í ' í ' t ' í ' í ' í ' í ' t ' í ' í
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
x—
0 I 0x—I0 x—
=I x—
0 I 0x—I0 x—
cI x—
> I ax—Ij x—
a I j x—Ia x—
j I ax—Ij x—
0 I 0x—I 0 x—
=I x—
0 I 0x—I0 x—
0I x—
a I j x—Ia x—
j I ax—Ij x—
a I j x—I0 x—
0 I 0x—I _ x—I_ x—
0 I 0x—I 0 x—0I x—
a I jx—Ia x—
j I ax—Ij x—
a I jx—I
Ordinarias 9 Extraordinarias
372
373
Anexo 5. Vocales de las Asambleas departamentales de Jalisco y México, 1844-1846.5
5 Elaboración propia con base en AHCEJ, Libros de actas de sesiones, t. XII-XIII; AHCEJ, 1844, caja 2,
gobernación, exp. 48, Instalación de la Exma. Asamblea Departamental de Jalisco, verificada el 1° de enero de
1844 y sus vocales; Olveda, La oligarquía; Villaseñor, Los primeros federalistas; Rodríguez, La república
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1843; Maldonado, "La elite"; y Javier Sanchiz (coord.), "Familias novohispanas. Un sistema de redes", (PAPIIT)
DGAPA-UNAM IN401114. Consultado en marzo 25 de 2020, https://gw.geneanet.org/sanchiz?lang=es
374
Durán y Gómez,
México 1844 Suplente Militar
Rafael
Fernández de
México 1844 Suplente X 1800 44 Propietario
Córdoba, Manuel
Fernández,
México 1844 Suplente X
Nicolás
Franco, José
México 1844 Propietario X Militar
María
Gonzaga Chavarri,
México 1844 Propietario Abogado
Luis
Gorozpe, Manuel México 1844 Propietario 1800 44 X Abogado
Icaza y Mora,
México 1844 Suplente X 1814 30 Abogado
Mariano
Lelo de Larrea,
México 1844 Suplente X X
Francisco
López, José María México 1844 Suplente Minero
Montaño, José
México 1844 Propietario 1803 41 X Abogado
Trinidad
Monterrubio,
México 1844 Suplente X
Santiago
Muñoz, Miguel México 1844 Suplente X
Noriega, Joaquín México 1844 Propietario X
Pérez Palacios,
México 1844 Propietario 1788 56 Propietario
José Ramón
Pizarro, Andrés México 1844 Propietario X 1792 52 X Propietario
Rincón, Manuel México 1844 Propietario X 1784 60 X Militar
Ruíz, Mariano México 1844 Suplente X
Sagaceta, Braulio México 1844 Propietario 1804 40 Eclesiástico
Sastre, José
México 1844 Propietario Eclesiástico
Antonio
Trejo, José Rafael México 1844 Suplente X
Ángulo, Joaquín Jalisco 1846 Propietario 1811 35 X Abogado
Barajas, Pedro Jalisco 1846 Propietario 1795 51 X Eclesiástico
Cañedo, José
Jalisco 1846 Propietario 1765 81 X Propietario
Ignacio
Cumplido, Juan
Jalisco 1846 Propietario 1793 53 X Abogado
Nepomuceno
Escoto, José Jalisco 1846 Suplente 1806 40 X Abogado
Esparza, José
Jalisco 1846 Propietario X Eclesiástico
María
Espinosa, Casiano Jalisco 1846 Suplente 1796 50 Eclesiástico
Felgueres, Rafael Jalisco 1846 Suplente X X
Galindo, Pánfilo Jalisco 1846 Propietario 1799 47 Militar
Godoy, Rafael
Jalisco 1846 Suplente X 1807 39
Carlos de
Gómez, Julián Jalisco 1846 Suplente X X
Gómez, Miguel
Jalisco 1846 Propietario
Irineo
375
Gutiérrez Mallen,
Jalisco 1846 Propietario 1810 36 X Abogado
Juan
Guzmán, Santiago Jalisco 1846 Suplente X
López Cotilla,
Jalisco 1846 Suplente X 1800 46 X
Manuel
Martínez
Negrete, Jalisco 1846 Propietario 1796 50 Comerciante
Francisco
Martínez, Joaquín Jalisco 1846 Suplente X
Ocampo, Manuel Jalisco 1846 Suplente X 1803 43 Catedrático
Portugal, Luis Jalisco 1846 Propietario X X
Torres, Cosme Jalisco 1846 Suplente X Abogado
Vallarta, Norberto Jalisco 1846 Propietario 1788 58 X Comerciante
Verdía, Luis Jalisco 1846 Suplente X 1798 48 X Eclesiástico
Andrade y Pastor,
México 1846 Suplente X* 1809 37 X Médico
Manuel
Arias, José Miguel México 1846 Suplente X* 1795 51 X Propietario
Barquera, Mucio México 1846 Propietario X* 1806 40 X Abogado
Barrientos, José
México 1846 Suplente X* 1801 45 Eclesiástico
María
Durán y Gómez,
México 1846 Suplente X* X Militar
Rafael
Fagoaga,
México 1846 Propietario X* 1792 54 X Propietario
Francisco
Fernández de
México 1846 Suplente X* 1800 46 Propietario
Córdoba, Manuel
Fernández,
México 1846 Suplente X*
Nicolás
García Aguirre,
México 1846 Suplente X* 1798 48 Abogado
Manuel
García de S.
México 1846 Propietario X* 1793 53 X Eclesiástico
Vicente, Nicolás
Gonzaga Chavarri,
México 1846 Propietario X* X Abogado
Luis
Gorozpe, Manuel México 1846 Propietario X* 1800 46 X Abogado
Icaza y Mora,
México 1846 Suplente X* 1814 32 Abogado
Mariano
Lelo de Larrea,
México 1846 Suplente X* X
Francisco
López, José María México 1846 Suplente X* X Minero
Madrid, Antonio México 1846 Propietario X* 1804 42 X Abogado
Moral, Tomás
México 1846 Suplente X* 1791 55 X Catedrático
Ramón del
Pizarro, Andrés México 1846 Propietario X* 1792 54 X Propietario
Rincón, Manuel México 1846 Propietario X* 1784 62 X Militar
Romero, José
México 1846 Propietario X* Eclesiástico
María
Sagaceta, Braulio México 1846 Propietario X* 1804 42 X Eclesiástico
376
Vertíz, Juan N. México 1846 Propietario X* 1810 36 X Abogado
* Sin documentación
377
López Portillo, Jesús X**
López, José María X° X**
Madrid, Antonio X X X
Martínez Negrete, Francisco X
Martínez, Joaquín X**
Montaño, José Trinidad X X
Monterrubio, Santiago X**
Moral, Tomás Ramón del X X**
Muñoz, Miguel X**
Noriega, Joaquín X X
Ocampo, Manuel X**
Pérez Maldonado, Félix X**
Pérez Palacios, José Ramón X
Pizarro, Andrés X X* X
Portugal, Luis X X X*
Rincón, Manuel X X* X
Romero, José María X
Ruíz, Mariano X**
Sagaceta, Braulio X X
Sastre, José Antonio X
Tobar, Urbano X**
Torres, Cosme X** X**
Trejo, José Rafael X**
Vallarta, Norberto X X X X
Verdía, Luis X X** X**
Vertíz, Juan N. X X
Villaseñor, Ricardo X**
Zubieta, Pedro X
* Propietario no tomó posesión
** Suplente no tomó posesión
*** Salió
Suplente que tomó posesión
378
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES
Fuentes
Archivo Histórico del Estado de México (AHEM)
http://www.modern-constitutions.de
Periódicos
La Antorcha. Periódico religioso, político y literario, México, 1833.
379
Documentos impresos
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