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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN PENAL

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER


Magistrado Ponente

AP4864-2016
Radicación N° 42720
(Aprobado Acta No. 224)

Bogotá D.C., veintisiete (27) de julio de dos mil


dieciséis (2016).

ASUNTO

Se pronuncia la Sala sobre la solicitud de nulidad


presentada por el defensor de Álvaro Rolando Lara
Zambrano, a quien la Corte condenó como autor del delito
de abuso de función pública.

CONSIDERACIONES

La Fiscalía Segunda Delegada ante la Corte Suprema de


Justica acusó al ex Director Seccional de Fiscalías de Pasto,
Álvaro Rolando Lara Zambrano, por el delito de prevaricato
Única instancia. 42720.
Álvaro Rolando Lara Zambrano.

por acción al haber ordenado, mediante Resolución No. 598


de 27 de agosto de 2008 la reasignación manual de varias
investigaciones que la Fiscalía 20 Seccional de esa ciudad
adelantaba en contra del ex Alcalde de Tumaco y otras
personas, trasladando el conocimiento de las mismas al
Fiscal 19 Seccional.

También lo convocó a juicio por haber suscrito la


Resolución No. 657 de 17 de septiembre 2008, a través de la
cual reubicó de sub unidad al Fiscal 20 Seccional.

Para el Fiscal Delegado estos comportamientos se


adecúan en la definición típica de los artículos 413 y 416 del
Código Penal, correspondientes a prevaricato por acción (este
punible lo imputó en concurso homogéneo por tratarse de
dos acciones independientes) y abuso de autoridad por acto
arbitrario e injusto, respectivamente.

2. Culminado el juicio oral, la Corporación emitió


sentencia absolviendo al acusado por los cargos de
prevaricato por acción y abuso de autoridad por acto
arbitrario e injusto atinentes al traslado del Fiscal 20
seccional de sub unidad, y lo declaró responsable por haber
dispuesto la reasignación manual de las investigaciones
antes señaladas, sancionándolo con pena de prisión e
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones
públicas tipificado en el artículo 428 del Código Penal.

3. Notificada la sentencia en audiencia celebrada el 28


de junio pasado, el defensor manifestó su descontento con la

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decisión, exclusivamente en relación con la condena,


solicitando que la Corte declare de oficio1 la nulidad de la
sentencia.

Afirmó2 que la Corporación se extralimitó en el ejercicio


de sus funciones al declarar la responsabilidad del acusado
por un delito que no fue imputado ni por el cual fue acusado,
transgrediéndose de esta manera el derecho fundamental del
debido proceso, concretamente, las garantías de defensa y
congruencia, por lo que insiste en la declaratoria oficiosa de
la nulidad del fallo en la parte cuestionada.

4. Otorgado el uso de la palabra a los representantes de


la Fiscalía y de la víctima para que se pronunciaran con
relación a lo solicitado por el defensor, señalaron que el
incidente de nulidad propuesto deviene improcedente como
quiera que la decisión cuestionada se encuentra ajustada a
derecho, ofreciendo motivación suficiente, sin que se advierta
transgresión de los derechos fundamentales del procesado.

5. La Sala declarará improcedente la petición del


defensor por las siguientes razones:

5.1 Incidente de nulidad en el proceso penal de la


Ley 906 de 2004.

5.1.1 El Estatuto Procesal Penal de 2004 no reguló los


incidentes procesales, salvo el de reparación integral que
fue expresamente reglado a partir del artículo 102 ibídem.
1
Cfr. Récord 9:07 y 16:09.
2
Cfr. Récord 7:45.

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Situación diferente acontece en el Código de Procedimiento


Penal consagrado en la Ley 600 de 2000 (Art. 138 y 139).

No obstante lo anterior, por efectos del principio de


integración establecido en el artículo 25 de la Ley 906 de
2004, es dable acudir a otros ordenamientos procesales que
no repelen con la naturaleza del procedimiento penal con el
fin de llenar los vacíos normativos que deban subsanarse.

En efecto, el artículo 25 ibídem dispone que “En


materias que no estén expresamente reguladas en este
código o demás disposiciones complementarias, son
aplicables las del Código de Procedimiento Civil y las de
otros ordenamientos procesales cuando no se opongan a la
naturaleza del procedimiento penal.”

Uno de esos ordenamientos procesales que no se


contraponen al procedimiento penal es el Código General
del Proceso - Ley 1564 de 2012 –, vigente desde el 1º de
enero de 2014, el cual autoriza su aplicación, además de los
trámites civiles, comerciales, de familia y agrarios, “a todos
los asuntos de cualquier jurisdicción o especialidad (…)
cuando no estén regulados expresamente en otras leyes”.
(Art. 1º).

Los artículos 127 a 131 del Código General del Proceso


regulan de manera general los incidentes, estableciéndose
que sólo se tramitaran como tal los asuntos que la ley
expresamente así señale (Art. 127).

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Álvaro Rolando Lara Zambrano.

Esos casos concretos a los que se refiere la norma son:


- la regulación de honorarios (Art. 76), - regulación de
perjuicios causados con las medidas cautelares, si se
retirare la demanda (Art. 92), - la oposición a la exhibición
de documentos (Art. 186), - la tacha de falsedad en los
procesos de sucesión (Art. 270), - incidente para solicitar el
pago de la sanción pecuniaria de persistir los actos
perturbatorios en procesos posesorios (Art. 377), - el trámite
de las objeciones en los procesos de rendición de cuentas
(Art. 379), - las diferencias entre el administrador y los
comuneros en el proceso divisorio (Art. 418), - la solicitud
de regulación o perdidas de intereses; - la reducción de la
pena, hipoteca o prenda; la fijación de la tasa de cambio, o
la tacha de falso el titulo ejecutivo o el contrato de hipoteca
o de prenda, en el trámite de adjudicación o realización
especial de la garantía real (Art. 467), - las objeciones al
trabajo de partición en el proceso de sucesión (Art. 509), y
el incidente de levantamiento de embargo y secuestro por
parte del tercero poseedor que no asistió a la diligencia de
secuestro (Art. 597 - 8.).

Surge claro, entonces, que el trámite de las nulidades


no fue previsto de manera expresa dentro de aquellos
asuntos que deben proponerse, gestionarse y decidirse a
través de un incidente acorde al artículo 127 ibídem.

5.1.2 Sumado a lo anterior, y a pesar de que el artículo


134 del Código General del Proceso prevé que las nulidades
podrán alegarse en cualquiera de las instancias antes que
se dicte sentencia o con posterioridad a esta, si ocurrieren

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Álvaro Rolando Lara Zambrano.

en ella, evento último invocado por el defensor, lo cierto es


que la misma norma señala los momentos en que puede
invocarse la causal invalidante cuando se trata de
sentencias contra las que no procede recurso alguno, que
no corresponden a un incidente procesal en estricto
sentido, sino a actuaciones subsiguientes propias de
algunos procesos civiles como la entrega de bienes o la
ejecución de la sentencia, trámites ajenos al proceso penal.

En efecto, el inciso 2º del artículo 134 del C.G.P señala


que la nulidad “originada en la sentencia contra la cual no
proceda recurso, podrá también alegarse en la diligencia de
entrega o como excepción en la ejecución de la sentencia, o
mediante recurso de revisión, si no se pudo alegar por la
parte en las anteriores oportunidades”.

En este orden de ideas, improcedente resulta


igualmente el incidente propuesto dado que el debate sobre
la nulidad de la sentencia no fue previsto como uno de los
temas a resolverse a través de incidente procesal y las
oportunidades posteriores al fallo que para el efecto ofrece
el estatuto general de procedimiento no resultan
compatibles con el proceso penal definido en la Ley 906 de
2004, por lo que la solicitud incidental debe rechazarse.

5.2 Decreto oficioso de las Nulidades.

Tampoco resulta procedente la propuesta del actor


para que la Corte anule la sentencia de oficio, pues tal
proceder lo prohíbe expresamente el inciso final del artículo

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10º del C. P. P. al disponer que “El juez de control de


garantías y el de conocimiento estarán en la obligación de
corregir los actos irregulares no sancionables con nulidad,
respetando siempre los derechos y garantías de los
intervinientes.” (Negritas fuera del texto original).

En el mismo sentido, el Código General del Proceso


permite que el mismo funcionario judicial decrete la nulidad
de las actuaciones irregulares con trascendencia en
cualquiera de las instancias, siempre que ello ocurra con
anterioridad a la emisión de la sentencia. 3

La interpretación gramatical y lógica de esta


disposición lleva a dos conclusiones, i- que las nulidades
procesales se pueden decretar de oficio hasta antes de
dictar sentencia, y ii- el juez no tiene la facultad de anular
su propia sentencia.

Esta última regla se muestra pertinente con la


necesidad de salvaguardar valores constitucionales de
especial trascendencia como son la cosa juzgada4, la

3
En forma similar lo disponía el artículo 145 del C. de P. C., derogado por el literal
c) del artículo 626 de la Ley 1564 de 2012. “En cualquier estado del proceso antes de
dictar sentencia, el juez deberá declarar de oficio las nulidades insaneables que
observe. Si la nulidad fuere saneable ordenará ponerla en conocimiento de la parte
afectada por auto que se le notificará como se indica en los numerales 1. y 2. del
artículo 320. Si dentro de los tres días siguientes al de notificación dicha parte no
alega la nulidad, ésta quedará saneada y el proceso continuará su curso; en caso
contrario, el juez la declarará.”
4
La Corte Constitucional en sentencia C-449 de 1995 que resolvió la demanda
promovida contra el artículo 145 del C. de P. C. señaló que “Las partes pueden
alegar la nulidad, dentro de la instancia, aun después de dictada la sentencia,
cuando aquélla se origina en la propia sentencia. Hay diversidad de oportunidades
para alegar la nulidad. Pero lo que no podría permitirse, porque sería contrario
a la seguridad jurídica, sería el dejar abierta la puerta para que en
cualquier tiempo el juez que hubiera conocido de un proceso declarara
oficiosamente su nulidad. Ello implicaría la destrucción de la cosa juzgada.

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seguridad jurídica, y la prohibición de revocar o reformar las


sentencias prevista en el artículo 285 del C.G.P. 5

Ahora, siendo el proceso penal un sistema de partes, a


ellas les asiste la potestad de activar estos medios de
control procesal atendiendo los especiales intereses que
representan, de ahí que el Legislador haya dispuesto que al
juez le obliga corregir los actos irregulares siempre que no
conlleven como sanción su anulación, salvo los casos de
prueba ilícita como lo reconoció la Corte Constitucional en
sentencia C - 591 de 2005.

Pero hay algo más, el artículo 134 del C.G.P., que


regula el trámite y la oportunidad que tienen las partes
para proponer nulidades, no se extiende al juez dado que el
inciso primero establece que “Las nulidades podrán
alegarse”, lo que permite inferir que esa atribución es de las
partes y no del funcionario judicial.

Esta misma conclusión se obtiene al analizar el inciso


2º del mismo artículo, que dispone que la nulidad
“originada en la sentencia contra la cual no proceda recurso,
podrá también alegarse (…)”.

5.3. Con todo, de aceptarse que el incidente propuesto


resulta viable y que el juez está autorizado para decretar

5
El 309 del CPC también previa una disposición similar. “La sentencia no es revocable
ni reformable por el juez que la pronunció. Con todo, dentro del término de la
ejecutoria, de oficio o a solicitud de parte, podrán aclararse en auto complementario
los conceptos o frases que ofrezcan verdadero motivo de duda, siempre que estén
contenidas en la parte resolutiva de la sentencia o que influyan en ella.

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oficiosamente la nulidad de sus propios fallos, la Sala no


otea vulneración alguna de los derechos fundamentales del
procesado que justifiquen la adopción de esta medida
extrema, pues la sentencia cuestionada se adoptó con total
acatamiento de la garantía de congruencia que debe existir
entre la acusación y la sentencia, aspecto que fue
ampliamente motivado en las consideraciones del fallo
(folios 19 a 28), respetándose así la línea jurisprudencial
que la Corte ha construido en torno a la posibilidad de
emitir sentencia condenatoria por un delito de calificación
jurídica diferente al señalado en el acto de la acusación,
siempre y cuando se trate de la misma conducta y se
profiera contra la misma persona acusada, es decir,
respetándose las identidades personal y fácticas (delito del
mismo género y de menor entidad) que caracterizan el
principio de congruencia, línea de pensamiento que fue
explicitada en la misma decisión.

Asimismo, se garantizó el derecho a la defensa tanto


material y técnica. En efecto, el acusado y su defensor
conocieron del escrito de acusación oportunamente,
tuvieron la posibilidad de solicitar pruebas, participaron en
el debate público a través de la presentación de alegato de
apertura, confrontaron la prueba aducida y finalmente el
apoderado presentó, sin limitación alguna, las alegaciones
conclusivas que consideró pertinentes.

Precisamente, en los alegatos de clausura el defensor


exteriorizó argumentos fácticos y jurídicos para demostrar
que la conducta realizada por su asistido, consistente en

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reasignar manualmente las investigaciones que se


adelantaban en contra del ex alcalde de Tumaco Nilo del
Castillo Moreno, constituían delito de abuso de función
pública y no de prevaricato por acción, pues reconocía que
tal facultad era exclusiva del Fiscal General de la Nación,
advirtiendo que a esa conclusión había llegado la Corte en
decisión emitida en el proceso radicado 39279 6,
cuestionando la calificación jurídica que al comportamiento
había dado el órgano requirente.

De manera que habiéndose debatido durante el juicio


oral la denominación jurídica que debía darse a la conducta
atribuida al sentenciado, actuar indebido que incluso
aceptó la defensa, no se explica la Corte cómo se afirme
ahora que el acusado no estuvo en posibilidad de
defenderse frente a esa tipicidad, pues se insiste, el debate
fue propuesto por el mismo defensor incluso desde el
alegato de apertura.

Finalmente, la sentencia cumple con los requisitos


formales establecidos en el artículo 162 del C.P.P.,
ofreciéndose los fundamentos fácticos, probatorios y
jurídicos para llegar a las conclusiones consignadas en la
parte resolutiva, guardando coherencia con el sentido del
fallo emitido al finalizar el juicio oral.

En conclusión, y por las razones antes señaladas, la


Sala rechaza la solicitud de nulidad elevada por el defensor
del sentenciado.
6
Cfr. Récord 53:07.

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Contra esta decisión no procede recurso alguno.

Comuníquese y cúmplase.

GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA

JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO

FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

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Álvaro Rolando Lara Zambrano.

EYDER PATIÑO CABRERA

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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