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Articulo La Empresa Nuevos Modos de Subj
Articulo La Empresa Nuevos Modos de Subj
Tommy Wittke
Introducción
La empresa puede ser definida como una "entidad integrada por el capital
y el trabajo, como factores de la producción y dedicada a actividades industriales,
mercantiles o de prestación de servicios generalmente con fines lucrativos y con
la consiguiente responsabilidad". 1
1
Diccionario de la Lengua Española. Madrid, Real Academia Española, 1992.
2
Op. Cit.
3 Op. Cit.
4 Op. Cit.
5
Este neologismo se acuña para dar cuenta del proceso de naturalización y diseminación que la empresa
ha tenido en la vida cotidiana.
Aparición de la empresa
2
“Un mundo laboral plagado de incertidumbre e inseguridades, un
trabajador sometido a las coacciones disciplinarias y a la voluntad omnímoda
de jefes y patrones. La labor como una especie de prisión a tiempo parcial, un
mundo donde pocos se sienten retribuidos según su esfuerzo y tratados según
su mérito. La mayoría vive el yugo de la coacción ascética, la privación de todo
placer” 6 . Ante este asfixiante escenario laboral, el consumo se presenta como
la materialización de una salida, la posibilidad de alcanzar ese placer del que
se es privado en la organización del trabajo.
6
Moulian, T. El consumo me consume. Santiago, Libros del Ciudadano, 1998. Pág. 53.
3
por el ‘toyotismo’, se produjo la necesidad de desarrollar nuevas tecnologías de
gestión de estas capacidades.
Ruben Rada
7
Rada, R. “Quien va a cantar”. Quien va a cantar. Universal, 2000.
8
Guattari, F. Cartografías del deseo. Buenos Aires, la marca, 1995, pág. 208.
4
compone de una estructura organizativa, prácticas específicas de dirección, un
sistema de representaciones y valores y un modelo de personalidad basado en
el deseo del éxito.
Los mecanismos en los que se apoya este nuevo orden simbólico son el
resultado de la intersección y articulación de variadas prácticas y tecnologías.
5
antagonismo entre beneficio individual y el de la empresa. Es decir, según los
autores, se consigue destruir la confrontación trabajo-capital. Por una parte, “el
trabajador no se siente explotado, es su propio patrón y por otra, el control de
la empresa no se obtiene con la propiedad del capital, sino que es la
especialización en su funcionamiento lo que permite controlar el capital” 9 .
9
Aubert, N. y Gaulejac, V. El coste de la excelencia. Barcelona, Paidós, 1993. Pág. 36.
10
Op. cit. Pág. 38.
11
Abraham, T. La Empresa de Vivir. Buenos Aires, Sudamericana, 2000. Pág. 37.
12
Galende, E. De un horizonte incierto. Buenos Aires, Paidós, 1987. Pág. 92.
6
En consecuencia, la empresa es percibida, como una forma de trabajar
en aquello que a cada uno le gusta, permitiéndoles depender de sí mismos. Es
decir, es percibida como la posibilidad de que el control de la realidad sea
“interno”, se ubique en el propio sujeto.
Procesos de subjetivación
Fito Paez
13
Paez, F. “Al lado del camino”. Abre Paez. Warner Bros, 1999.
14
Op. Cit. Pág. 373.
7
mas general de la relación consigo mismo es el afecto de sí por sí mismo, o la
fuerza plegada. La subjetivación se hace por plegamiento” 15 .
“La sustancia ética para los griegos eran los placeres (afrodisia); para los
cristianos la sustancia ética era el deseo concupiscente como estigma de la
carne; las representaciones (phantasma) para los estoicos; y, según Foucault,
los sentimientos para los modernos. Esta sustancia es la materia prima a
trabajar cuyo producto es la subjetividad señalada por la dimensión teleológica.
Un uso correcto de los placeres nos da el ciudadano libre de la república
ateniense cuyo ideal máximo es el filósofo-rey. Una justa apreciación de las
representaciones y un examen minucioso de nuestra actitudes nos dan al
perfecto patricio romano cuyo ideal máximo es la figura del sabio. Una
vigilancia sin pausas, una auscultación de los más secretos rincones del deseo,
nos da al cristiano, cuyo ideal es el santo” 16 .
15
Deleuze, G. Foucault. Barcelona, Paidós Studio, 1987.
16
Op. Cit. Pág. 373.
17
Op. Cit. Pág. 92.
18
Op. Cit. Pág. 61.
8
señalarse como el uso de las técnicas que permiten un resultado: la
autoestima.
En este marco, las tecnologías que trabajan sobre esta sustancia van
ocupando lugares centrales en los modos de subjetivación. En este sentido,
Abraham (2000) señala a la literatura y a los grupos de autoayuda como las
técnicas extendidas para generar esta reconversión subjetiva.
Vicentico
19
Goleman, D. La Inteligencia Emocional en la Empresa. Buenos Aires, Vergara, 1999.
20
Goleman, D. La Inteligencia Emocional. Buenos Aires, Vergara, 2000.
21
Vicentico. “Los caminos de la vida”. Los Rayos. BMG, 2004
9
Como se señaló, estos modos de subjetivación ponen de relieve la
importancia que adquiere la reutilización de las capacidades cognitivo-afectivas
del trabajador en el proceso de trabajo. En consecuencia, aquellas capacidades
del trabajador que sostienen la autogestión del proceso de trabajo, ocupan cada
vez más un lugar de privilegio. En este sentido, los sistemas de gestión de
recursos humanos basados en competencias laborales, que ponen acento en la
ejecución del trabajador, constituyen una expresión de estos cambios.
“Las carreras hacían mucho por quien las tenía. Una carrera vinculaba las
fases de la vida laboral con puntos de paso en el ciclo de vida normal. De este
modo, permitía a la gente conformar una narrativa coherente de sus vidas
laborales. En retrospectiva, la gente podía contemplar sus carreras como algo
definido por la continuidad de la actividad vigorosa de una vida, en lugar de ser
una secuencia de experiencias inconexas y adiciones a un portafolio” 22 .
No obstante, estos autores, señalan tres razones por la que este ideal, la
carrera profesional, se encuentra en un ocaso. El cambio profundo que las
nuevas tecnologías generan, el creciente énfasis en la adaptación de productos
y servicios a necesidades particulares y la difusión que la globalización propicia
de las nuevas tecnologías.
Las causas analizadas, por estos autores, son coincidentes con los
movimientos generados por las modalidades de sujeción que el dispositivo
empresa propicia y con los modos de subjetivación ya señalados.
22
Flores, F. y Gray, J. El final de las profesiones. Nuevas formas de trabajo y de política pública. En la
Práctica Multidisciplinaria en la Organización del Trabajo. Montevideo, Psicolibros, 2003. Pág. 150.
23
Op. Cit. Pág. 150.
10
La vida wired
Me convencías de todo
me transmitías confianza
de todo eso que era tuyo
ya no te queda nada.
No te va gustar
24
No te va gustar. “Como brillaba tu alma”. Este fuerte viento que sopla. Bizarro Records, 2002.
25
Op. Cit. Pág. 155.
26
Op. Cit. Pág. 155 y 156.
11
A los riesgos y anomia que esta forma de vida laboral puede generar, los
autores contraponen otra forma de vida laboral que puede, a su juicio rivalizar
con la wired. A esta segunda modalidad, la llaman espíritu emprendedor o vida
emprendendora.
La vida emprendedora
No te va gustar
27 No te va gustar. “No hay dolor”. Este fuerte viento que sopla. Bizarro Records, 2002.
28 Op. Cit. Pág. 160.
29 Op. Cit. Pág. 161.
30 Op. Cit. Pág. 161.
12
En este sentido, los autores entienden que estas dos modalidades
coexisten y muchas veces se superponen, generando formas de vida mixtas
wired-emprendoras. Sin embargo, privilegian la vida emprendedora por sobre la
modalidad wired, ya que la primera se basa en un compromiso con una
comunidad particular y su historia. En consecuencia, señalan que aunque se ha
“tratado de equiparar espíritu emprendedor con arbitraje explotador, su
creatividad en la producción de nuevas instituciones acude a las mismas
energías y prácticas creativas que las de los activistas políticos y los
trabajadores culturales... afirmamos que el espíritu emprendedor puede
practicarse en muchos dominios de la vida. Lo que los emprendedores, los
activistas políticos y los trabajadores de la cultura tienen todos en común es la
iniciación de un cambio significativo en un contexto de responsabilidades
compartidas y una historia común” 31 .
13
Bibliografía
14
Wittke, T. La empresa en la producción de lo social. En IV Jornadas de Psicología
Universitaria. Montevideo, Facultad de Psicología de la Universidad de la
República, 1998.
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