Está en la página 1de 11

TEMA 8 TEMARIO PENAL LAS PENAS

1. Concepto de pena
Es la aflicción, el sufrimiento, que se le impone al delincuente en virtud y es función del
principio retributivo y expiacionista, según el cual a quien ha hecho mal se le debe
responder con otro mal. Esta aflicción, este sufrimiento, puede consistir en la privación o
siquiera en la restricción o la disminución de un bien jurídico, que pertenezca a la persona
que ha perpetrado un delito, o sea, el delincuente: la libertad, bienes jurídicos
patrimoniales, etc.

2. Evolución histórica
El marco histórico de la evolución de las penas se remonta a la idea del dolor asociada al
castigo físico propio de sistemas sociales en los cuales la esclavitud y las casas de trabajo
eran lugares idóneos para aplicar sanciones punitivas, ante cualquier conducta
considerada como transgresora que ameritara una acción disciplinaria por parte de la
parte de patronos o autoridades tanto civiles como militares e incluso eclesiásticas.
Con el advenimiento de los Estados nacionales y el desarrollo de la revolución mercantil, se
diversificaron las instituciones encargadas de aplicar el castigo, denominadas instituciones
de secuestro, entre ellas la prisión, el manicomio, el asilo y la policía.
Más adelante, conjuntamente con la discusión acera de la existencia o no del delito, surge
el concepto de la pena como mero resultado de procesos históricos, de manera que infligir
dolor a una persona adquiere distintos significados de acuerdo con el contexto en que se
ejecute. Su significado dependerá de las definiciones que se impongan en el contexto
determinado. A lo anterior se suma la estigmatización de las penas por parte del sistema
judicial, precisamente debido a su aplicación casi selectiva a aquella parte de la sociedad
más vulnerable ya sea por su inteligencia, habilidad, inmadurez o falta de medios
económicos.
Desde tiempos remotos ha existido una especie de culto al dolor y al castigo, además ha
existido una especie de acondicionamiento a las fuerzas de castigo para conseguir fines
diversos. En este sentido, las formas de castigos aplicadas a lo largo de la historia deben ser
evaluadas de acuerdo a su propia época, por los que los individuos experimentan el dolor,
conforme a su vida cotidiana y a las demás personas, ya la luz de lo que consideraban como
sus pecadas.
Esto se debe a la relación que existe entre los castigos y los sistemas de producción que los
generan. Así se observa como en la época de las revoluciones liberales, la libertad se
convierte en un valor absoluto. Esto trajo como consecuencia que se dejara de aplicar
castigo físico al cuerpo, para vulnerar algo más preciado, la libertad de las personas. Es
cuando cobra fuerza la idea de la prisión. Se deja de castigar el cuerpo para castigar el
alma.
Ha existido desde luego, un progreso dentro del pensamiento universal en lo que concierne
a la concepcion que se tiene sobre la aplicación de las penas en el mundo. En este
particular, el hombre es el fin en sí mismo por lo que la pena sólo se aplicaría como una
exigencia de la justicia.
El carácter utilitario de la pena carece de relevancia, lo importante en ella es la imposición
de una justicia de validez universal, que tiene una fuerte carga moralista, de allí la idea de
la imposición de un mal como algo justo.
En cuanto a las penas privativas de libertad, éstas son relativamente modernas, puesto que
aparecen tardíamente en la ley penal. Su origen, al menos con el sentido contemporáneo,
se remonta al siglo XVI, generalizándose cuando los estados se percataron de que las penas
podían explotarse utilitariamente, pudiendo ser usados los penados en servicios de
transporte o de armas.
De igual manera, la extensión de las penas se impuso como consecuencia de la reducción
de la pena de muerte y de las penas corporales, es decir, con el avance de las doctrinas
racionalistas y utilitarias. Paralelamente, su problemática con el tiempo fue poniéndose
más de manifiesto cuando la medicina fue reduciendo las muertes prematuras.
Dentro de este orden de ideas, la evolución de la sanción penal en la época moderna, o sea
a partir del siglo XVIII, era un verdadero caos, ya que no existía un control al respecto, las
leyes eran una colección desordenada y contradictoria de decretos que le permitían al juez
mantener a una persona en prisión por un tiempo indefinido y juzgarlo. La arbitrariedad
llegaba a tales extremos, que era posible encarcelar a una persona por un hecho inocente y
promulgar días después la ley que le daba al hecho imputado un carácter delictivo.
Las leyes eran risibles porque casi todo dependía del dinero y las influencias. La injusticia,
el desorden y la inseguridad eran a tal grado intolerable, que los hombres más sagaces de
la época demandaban cambios inmediatos. La aparición de la obra “De los delitos y las
penas”, Del marques Beccaria, hizo cambiar la concepción de la justicia penal e iniciar la
primera
Etapa moderna de la sanción, ya que comenta la evolución presentada desde los castigos
impuestos por la Santa Inquisición y la tortura a la que eran sometidas las personas a
quienes se les acusaba de herejía y la llegada de la Revolución Francesa con la separación
entre el Estado y la Iglesia.
Explica la evolución de las penas, promoviendo su humanización, así como el
mejoramiento de las zonas de reclusión. Las penas corporales incluían torturas físicas,
trabajos forzados y cualquier otro castigo de índole psicológico que se cometiera sobre la
persona privada de libertad. Así mismo con la llegada de la imprenta se abre camino para
legitimar contratos sociales y leyes que en otro tiempo hubiese sido imposible de
materializar. En todo caso, se estableció un pacto social que permitió la resistencia de las
leyes a través del tiempo.
La noción básica prevaleció con el tiempo fue poner orden en las leyes y la primera mitad
del siglo XIX, fue el tiempo de los grandes códigos. Se legisló en todas las materias, se
intentó conseguir que no hubiera conducta que no estuviera reglamentada y que no
hubiera lagunas de derecho.
Todo delito estaba descrito y sancionado de antemano. Se reconocían y respetaban
garantías y, al aplicar a todos la misma ley, se alentaban igualdades y se humanizaba al
criminal al otorgarle carácter racional.
Con la llegada de las revoluciones industriales y laborales se produjo la desocupación de
una parte importante de la población en las grandes urbes. Las ciudades comenzaron a
llenarse de vagos, ladrones, asaltantes y toda clase de maleantes infestaron las calles. Sólo
había un medio de poner en orden las clases peligrosas, aplicar el orden jurídico tan
cuidadosamente construido en el medio siglo anterior.
Se inauguró así una nueva época, la de administración y procuración de justicia, la de
aplicación estricta de la ley, crecieron el número de cárceles y se usó con frecuencia la pena
de muerte. A pesar de esto, se siguió creyendo que los delincuentes tenían una chispa
humana y eran rehabilitables. Esta etapa no duró mucho, pues en 1914, los gobiernos
descubrieron que los reos les eran más útiles en las trincheras que en las cárceles y aplicar
la ley perdió vigor.
No fue sino a fines de los cuarentas, cuando la situación delictiva volvió a estabilizarse. Las
ciudades se habían duplicado, la delincuencia también, sobre todo en su violencia. Las
cárceles volvieron a colmarse más allá de su capacidad, y a mediado de los setentas se llegó
a un diagnóstico pesimista sobre la idea de que existía muy poca esperanza de
regeneración social de los sujetos inadaptados. Las prisiones y las penas no eran medios de
regeneración, sino instrumentos de explotación. Era irrelevante que el crimen
disminuyera, lo importante era que existieran reos y familias que explotar, vecindades y
predios que expropiar, y nuevas cárceles que construir.
Es indudable que las penas corporales fueron desapareciendo paulatinamente del Derecho
Penal, con la llegada de nuevas doctrinas y tendencias que incluso despenalizaron a
muchas conductas antes sancionadas. Aun así en el presente todavía se observan
condiciones de aislamiento, hacinamiento y castigo en algunos sistemas carcelarios
alrededor del mundo.
Por lo tanto, hoy resulta incuestionable que la prisión se cuenta entre los principales
factores criminógenos, siendo paradógico que el fin legal de su existencia sea precisamente
realizar diametralmente el efecto opuesto del procurado.
En efecto, mucho se ha discutido que la oena privativa de libertad seniala una suerte de
justicia selectiva, puesto que los que entran en ella son preferiblemente las personas
pertenecientes a los sectores sociales más desfavorecidos. Además, el interno pierde
contacto con los problemas de la comunidad libre, entre los cuales se cuenta su propio
techo y alimento, generando otro tipo de preocupaciones aún más difíciles y
controversiales, ese aspecto dificulta el proceso de humanización en el reo, ocasionando
que el problema carcelario se convierta en un problema de Estado de innumerables
dimensiones y contrariedades.

3. Función
Las teorías sobre la función de la pena pretenden determinar la función que la sanción
penal o pena tiene asignada y que, a su vez, permite establecer cuál es la función que posee
el Derecho penal en general.
a) Teorías absolutas: La pena es un fin en sí mismo, es decir, su función es
restablecer el daño causado. Es decir, al considerar a un delito como el daño que se
hace al orden social determinado (contemplado en la ley) entonces se aplica una
pena con el fin de que devuelva el orden social. Además se debe de considerar a la
pena como la retribución que el Estado le otorga a la víctima del delito.
b) Teorías relativas: Las teorías relativas otorgan un fin ulterior a la pena, como
prevenir futuros delitos.
 Teoría preventiva general: En su versión negativa, se dice que el conjunto de
normas jurídicas está respaldado por la coerción o amenaza de sanción que
conllevaría el incumplimiento de tales normas, tiene como fin último el disuadir
a los individuos de que ejecuten el comportamiento legalmente prohibido, de
manera que cada persona, a sabiendas de las consecuencias negativas que
supondría una determinada actitud, se abstiene de incumplir lo dispuesto en el
ordenamiento jurídico. Sin embargo, la corriente positiva de la prevención
general propugna reafirmar las expectativas de cumplimiento de las normas
jurídicas que cualquier persona tiene, y que se ven quebrantadas cuando
terceras personas cometen un delito.
 Teoría preventiva especial: Trata los efectos que tiene la aplicación de una pena
en el individuo a la que va dirigida. El principal objetivo de esta clase de
prevención será evitar que aquel que ya haya cometido un acto ilícito vuelva a
tener tal actitud en el futuro. Así, la prevención especial no va dirigida al
conjunto de la sociedad, sino a aquellos que ya hayan vulnerado el
ordenamiento jurídico. Efectos de la prevención especial:
- Peligrosidad criminal: La aplicación de la pena evita que el sujeto cometa
actos ilícitos, de manera que se busca evitar el peligro que para la sociedad
supone el criminal.
- Prevención especial en sentido estricto: Supone el condicionamiento
interno del sujeto que ha infringido la norma para que no vuelva a realizar
tales infracciones.

4. Clasificación de las penas:


Los artículos 8, 9, 10 y 11 del Código Penal se refieren en forma asistemática desorganizada
a las penas.
El artículo 11 del código penal establece que: “Las penas se dividen también en principales
y accesorias: Son principales las que la Ley aplica directamente al castigo del delito. Son
accesorias las que la Ley trae como adherentes a la principal, necesaria o accidentalmente.”
a) Clasificación fundamental:
El artículo 8 expresa lo siguiente: “las penas se dividen principalmente en corporales y no
corporales”.

 Penas corporales:
Pueden ser:
 Penas corporales privativas de la libertad:
- Presidio:
Es la primera y más importante de las penas corporales privativas de la libertad. El artículo
12 del código penal establece: “La pena de presidio se cumplirá en las penitenciarías que
establezca y reglamente la Ley”.
Dicha pena comporta los trabajos forzados, dentro o fuera del respectivo establecimiento,
conforme lo determina la ley, la cual fijará también el tiempo que haya de pasar el reo en
aislamiento celular.
En todo caso, los trabajos serán proporcionales a las fuerzas del penado, a quien, en sus
enfermedades, se cuidará en la enfermería del establecimiento o en locales adecuados, con
la debida seguridad.
El artículo 13 del mismo código establece: “Son penas accesorias de la de presidio la
interdicción civil durante el tiempo de la pena, inhabilitación política mientras dure la
pena, la sujeción a la vigilancia de la autoridad por una cuarta parte del tiempo de la
condena, desde que ésta termine.”
De modo que el condenado a presidio, ante todo, está obligado a realizar tranajos forzados
pero no inhumanos, porque el mismo Código establece que estos trabajos deben ser
proporcionales a la fuerza del penado, y que, en caso de que el penado se enferme, debe ser
atendido en la enfermería del mismo establecimiento penitenciario, o en locales especiales,
cuando así lo amerite la gravedad de la enfermedad.
Además cabe indicar que la condenación a presidio de uno de los cónyuges es causal de
divorcio consagrada en el ordinal 5º del artículo 185 del Código Civil.
- Prisión:
El artículo 14 del Código Penal establece: “La pena de prisión se cumplirá en los
establecimientos penitenciarios que establezca y reglamente la ley, y en su defecto, en
algunas de las mismas Penitenciarías destinadas al cumplimiento de las penas de presidio.
En este caso se mantendrá la debida separación entre los condenados a una u otra pena.”
El artículo 15 dispone: “E; condenado a prisión no estará obligado a otros trabajos sino a
los de artes y oficios que puedan verificarse dentro del establecimiento, con la facultad de
elegir los que más se conformaren con sus aptitudes o anteriores ocupaciones”.
Las penas accesorias de la pena de prisión están consagradas en el artículo 16 que
textualmente expresa: Son penas accesorias de la prisión la inhabilitación política durante
el tiempo de la condena, la sujeción a la vigilancia de la autoridad por una quinta parte del
tiempo de la condena, terminada ésta”.
- Relegación a la Colonia Penitenciaria;
El artículo 19 del Código Penal dispone: “La pena de relegación a una colonia penitenciaria
impone al reo la obligación de residir en la colonia que designe la sentencia firme que
imponga la pena, entre las que creare la ley o disponga fundar el Ejecutivo Nacional en los
Territorios Federales o en las fronteras despobladas de la República. El relegado estará
sometido a las reglas de vigilancia que paute el reglamento de la colonia para impedir las
deserciones, pero no a trabajos forzados.
Esta pena tiene como accesoria la suspensión, mientras se la cumple, del empleo que ejerza
el condenado.”
La idea inicial de esta pena de relegación a la colonia penitenciaria es dar al condenado a
ella un cierto margen de libertad, para que pueda moverse libremente en el ámbito de la
colonia penitenciaria, mucho mayor que el ámbito de un establecimiento penitenciario.
Ésta ha sido la idea inspiradora de la creación y aplicación de esta pena, sin embargo, esta
pena ha sido radicalmente desvirtuada, y lejos de servir a la readaptación del delincuente,
constituye la universidad del delito, en donde el régimen carcelario es mucho más severo,
mucho mas cruel que en los establecimientos penitenciarios normales y corrientes.

 Penas corporales restrictivas de la libertad:


- Pena de confinamiento:
A la que se refiere el artículo 20 del código penal en los siguientes términos: “La pena de
confinamiento consiste en la obligación impuesta al reo de residir durante el tiempo de la
condena en el municipio que indique la sentencia firme que la aplique, no pudiendo
designarse a efecto ninguno que diste menos de cien kilómetros, tanto de aquel donde se
cometió el delito, como de aquellos en que estuvieron domiciliados, el reo a tiempo de la
comisión del delito y el ofendido para la fecga de la sentencia de primera instancia.
El penado está obligado, en comprobación de estar cumpliendo la sentencia, y mientras
dure la condena, a presentarse a la Jefatura Civil del Municipio con la frecuencia que el
Jefe Civil indique, la cual no podrá ser mas de una vez cada dia ni menos de una vez por
semana.
Es pena accesoria a la de confinamiento la suspensión, mientras se le cumple, del empleo
que ejerza el reo”.
La pena de confinamiento consiste elementalmente en lo siguiente: en la obligación
impuesta al reo de residir en un municipio determinado, del cual no debe salir, porque si
sale de él mientras está cumpliendo la condena, incurre en delito de quebrantamiento de
condena, e implica la obligación de presentarse periódicamente ante la autoridad
competente para demostrar que no ha salido del municipio en el cual esta confinado. El
lugar en el que esta confinada la persona se escoge estratégicamente a unos cuantos
kilómetros de los lugares culminantes en donde puede vivir por ejemplo la victima del
delito o los familiares de esta en caso de homicidio, para evitar alguna venganza que pueda
haber y que ha habido en casos concretos.
- Expulsión del territorio de la República:
A ella se refiere el artículo 21 del código penal en los siguientes términos: “La expulsión del
territorio de la republica impone al reo la obligación de no volver a ésta durante el tiempo
de la condena.
Esta pena comporta como accesoria la misma indicada en el aparte final del artículo
anterior”.
Sin embargo, la pena de expulsión o extrañamiento de la República solamente se puede
aplicar a un venezolano, lo sea por nacimiento o lo sea por naturalización, cuando se
satisfagan las dos condiciones siguientes:
 Que se trate de conmutación de otra pena más grave en pena de expulsión o
extrañamiento de la República.
 Que tal conmutación tenga lugar a la solicitud del reo, qie en este caso es un
venezolano, sea por nacimiento o por naturalización.

 Penas no corporales:
Pueden ser penas que impliquen la pérdida de derechos o penas patrimoniales o
pecuniarias.
 Penas no corporales privativas de derechos:
- Sujeción a la vigilancia de la autoridad:
A ella se refiere el artículo 22 del código penal en los siguientes términos: “La sujeción a la
vigilancia de la autoridad publica no podrá imponerse como pena principal, sino como
accesoria a las de presidio o prisión, y obliga al penado a dar cuanta a los respectivos jefes
civiles de los municipios donde reside o donde transite de su salida y llegada a éstos.”
La persona que esta sometida a la vigilancia de la autoridad se puede desplazar libremente
por el territorio de la republica con una sola restricción, cuando llegue a un lugar o cuando
salga de el tiene la obligación de dar cuenta de su ingreso o de su salida a la primera
autoridad civil de la parroquia o municipio, e igualmente cuando resida en un municipio
determinado tiene la obligación de comunicarlo.
- Interdicción civil por causa criminal:
El artículo 23 del Código Penal establece: “La interdicción civil por causa criminal no
podrá imponerse como pena principal, sino únicamente como accesoria de la de presidio.
Sus efectos son privar al reo de la disposición de sus bienes por actos entre vivos y de la
administración de los mismos, de la patria potestad y de la autoridad marital.
El entredicho civilmente por causa criminal no puede disponer de sus bienes por actos
entre vivos, pero sí puede disponer de ellos mortis causa, es decir, puede testar y disponer
de sus bienes por testamento.

- Inhabilitación política:
Consagrada en el artículo 24 del código penal en los siguientes términos: “La inhabilitación
política no podrá imponerse como pena principal, sino como accesoria de las de presidio o
prisión y produce como efecto la privación de los cargos o empleos públicos o políticos que
tenga el penado y la incapacidad, durante la condena, para obtener otros y para el goce del
derecho activo y pasivo del sufragio.
También perderá toda dignidad o condecoración oficial que se le haya conferido, sin poder
obtener las mismas ni ninguna otra durante el propio tiempo”.
- Inhabilitación para el ejercicio de alguna profesión, industria o arte:
A ella se refiere el artículo 25 en los siguientes términos: “La inhabilitación para el ejercicio
de alguna profesión, industria o arte no puede ser perpetua ni absoluta, sino temporal y
limitada a determinada o determinadas profesiones, industrias o artes. Puede imponerse
como principal o como accesoria”.
Esta pena no puede ser perpetua, es decir, no puede durar indefinidamente, no tampoco
puede ser absoluta, o sea no puede comprender todas las actividades a que puede
entregarse una persona, sino que necesariamente ha de ser temporal y además debe estar
referida y limitada a determinada profesión, arte o industria del cual o de la cual se ha
abusado para perpetrar un delito.
 Penas no corporales patrimoniales:
- Destitución del empleo:
Según el artículo 26 de la Ley Sustantiva Penal: “La destitución del empleo produce como
efecto la separación de él, del penado, sin poder ejercerlo otra vez sino por nueva elección o
nombramiento”.
- Suspensión del empleo:
Contemplada en el artículo 27: “La suspensión del empleo impide al penado su desempeño
durante el tiempo de la condena, con derecho, terminada ésta, a continuar en él, si para su
ejercicio estuviera fijado un período que entonces corriere aún.
- Multas:
A ella se refiere el artículo 30 del código penal: “La pena de multa consiste en la obligación
de pagar al fisco del respectivo estado, o a las rentas municipales del distrito metropolitano
de caracas en sus casos o al fisco nacional si el juicio se inició en un territorio federal, la
cantidad que conforme a la ley determine la sentencia. Si el juicio ha sido por falta, la
multa será en beneficio al respectivo fisco municipal.
- Caución de no ofender o dañar:
A que se refiere el artículo 31 en los siguientes términos: “La pena de caución de no ofender
o dañar, obliga al condenado a dar las seguridades que estime necesarias el juez ejecutor”.
En este caso, el juez le pide una seguridad a la persona de que no va a delinquir, que puede
ser una garantía real o una garantía personal, e incluso si no puede constituir una garantía
real ni una personal, la simple palabra del condenado, y lo pone en libertad y se hace
efectiva entonces la garantía dada, en el momento en que la persona perpetre un delito.
- Pérdida de los instrumentos y de los efectos con los cuales se perpetró o que
se han derivado del delito.
El artículo 33 establece lo siguiente: “Es necesariamente accesoria a otra pena principal, la
pérdida de los instrumentos o armas con que se cometió el hecho punible y de los efectos
que de él provengan, y se la ejecutará así las armas serán decomisadas y los demás efectos
serán asimismo decomisados y rematados para adjudicar su precio al respectivo fisco
nacional del estado o municipio.
- Pago de las costas procesales:
No es propiamente una pena sino una indemnización de carácter civil. El artículo 34
establece lo siguiente: “La condenación al pago de las costas procesales no se considerará
como pena sino cuando se aplica en juicio penal y en éste es necesariamente accesoria de
toda condena a pena o penas principales y así se aplicará, quedando obligado el reo a
reponer el papel sellado que indique la ley respectiva en lugar del común invertido, a
inutilizar las estampillas que se dejaron de usar en el proceso, a las indemnizaciones y
derechos fijados por ley previa y a satisfacer los demás gastos causados en el juicio o con
ocasión de él, los que no estuvieren tasados por la ley serán determinados por el juez con
asistencia de parte.
5. Conversión y conmutación de penas
El Código Penal, atendiendo al principio de humanidad de las penas, prevé también un
sistema de conversión y conmutación de penas (Libro Primero, Título IV) y limitantes para
su aplicación (Libro Primero, Título III), basado en ciertas condiciones del individuo
condenado, tales como la edad (se establece un máximo de condena a pena corporal de
cuatro años para quienes alcancen los 70 años), las condiciones económicas (conversión de
multa en prisión o arresto con posibilidad de reversión), enfermedad física o mental, la
condición de embarazo de la mujer condenada y la buena conducta del condenado durante
el cumplimiento de pena.
Si bien lo determinado en el Código Penal acerca de la aplicación, conversión y
conmutación de la pena no responde al criterio de minimización de la pena privativa de
libertad, supone, dentro de su tipología de las penas, una disminución del rigor de las
mismas, atendiendo, en forma más o menos coherente, al principio de determinación legal.
En la mayoría de los casos, se limitan los términos para su conversión o conmutación a
condiciones objetivas, tales como equivalencias entre cantidades de dinero y días de
reclusión, la edad del condenado, la enfermedad física o mental manifiesta, etc. No
obstante, la ley sustantiva venezolana incluye criterios de carácter peligrosista en la
consideración de la inflexión penal, tales como, la reincidencia o el carácter "pendenciero"
del autor que constituyen lineamientos de agravamiento de la pena o imposibilidad de
acceder a los beneficios del cumplimiento de pena o las alternativas a la cárcel.
LA CONVERSIÓN:
Art. 50 C.P. “Cuando la pena señalada al delito fuere de multa y no pudiese satisfacerla el
penado se convertirá en prisión o arresto, según la edad, robustez, debilidad o fortuna de
éste, fijando el Tribunal la duración de tales penas a razón de 1 día de prisión por cada 30
unidades tributarias de multa y de 1 de arresto por cada 15 U.T.
En las faltas la proporción será de 10 U.T. por cada día de arresto”.
Este artículo fue muy criticado porque se consideraba que era cambiar o convertir una
multa en arresto, que era como dar una sanción más fuerte a lo que la persona había
cometido.
El Art. 50 C.P. convierte la multa en arresto, allí hay una conversión. En está parte deben
tomarse en cuenta cuatro factores importantísimos: la edad, robustez, debilidad o fortuna.
LA CONMUTACIÓN:
El Art. 57 C.P. refiere lo contrario a la conversión que es convertir el arresto en las
unidades tributarias de multa (U.T.) “Cuando la pena que debiera imponerse al reo no
exceda de 30 días de arresto, 45 días de confinamiento o 450 U.T. de multa, podrá el Juez
de la causa conmutarla en la de apercibimiento o amonestación siempre que el delito se
hubiere cometido con circunstancias atenuantes y sin concurrir la agravante de
reincidencia.
6. Excusas absolutorias
Pero hay otras circunstancias que, sin influir en tales elementos, ni, por tanto,
en el delito, esencialmente, impiden que surja la responsabilidad penal y que
pueda imponerse una pena al autor culpable del hecho ilícito. Estas
circunstancias, de una parte, pueden consistir en situa- ciones en las cuales la
ley, por razones de utilidad pública o de interés social, considera que no debe
imponerse una pena al autor del hecho ilícito y culpable. Tal es el caso de las
denominadas ex- cusas absolutorias, que Jiménez de Asúa, de acuerdo con la
siste- mática que sigue, define como aquellas causas "que hacen que a u.n acto
típico, antíjurtdico, imputable a un autor y culpable, no se asocie pena alguna
por razones de utilidad pública"! .
En este caso se reúnen todas las condiciones propias de las verdaderas excusas
absolutorias, que son personales, impiden que nazca la responsabilidad penal y
sólo tienen, por tanto, como efecto, la exención de pena, dejando sub- sistente
otras consecuencias, como la responsabilidad civil.
Otros supuestos, por algunos citados, entre las excusas absolutorias, han
sido cuestionados en tal sentido por las precisio- nes de la dogmática penal
moderna. Así, algunos mencionan, entre los casos de excusas absolutorias, para
citar algunos ejemplos, la exceptio veritatis en el delito de difamación (Art. 443
del Código Penal Venezolano); las ofensas recíprocas (Art. 446, primer apar-
te); las injurias proferidas cuando el sujeto ha sido impulsado a ello por violencias
ejecutadas contra su persona (Art. 446, último apar- te); las ofensas en estrados
en el curso de un juicio (Art. 447); la violencia, resistencia o ultrajes a la
autoridad, cuando el funciona- rio ha dado lugar al hecho excediendo con actos
arbitrarios los lí- mites de sus atribuciones (Arts. 220 y 227); el hecho de deponer
las armas a la primera intimación de la autoridad pública en el delito de rebelión
en tiempo de guerra internacional (Art. 130) u otros hechos similares de retirarse,
entregar las armas o disolver la aso- ciación armada en los supuestos contemplados
en el Código Penal (Arts. 162 y 163); la disolución de la asociación al primer requeri-
miento de la autoridad (Art. 217) o la retractación en el delito de falso testimonio
(Art. 244).
Pero precisamente, con relación a tales supuestos, la doctrina se ha esforzado en
señalar, a la luz del análisis más depurado de la dogmática penal moderna, que casi
todos esos casos pueden ser enmarcados en otras causales de exclusión de la
responsabilidad penal o constituir especiales hipótesis de extinción de la misma. De
esta manera, puede decirse, por ejemplo, que la exceptio veritatis (Art. 443 del
Código Penal Venezolano), en el caso de la imputa- ción de un hecho determinado
que pueda ser considerado como ofensivo al honor, cuando se trata de un funcionario
público, sim- plemente, debe encuadrarse en el ámbito de una causa de justifica-
ción en el sentido de que constituye ejercicio de un derecho y cum- plimiento de un
deber ciudadano formular críticas y denunciar he- chos que afectan a toda la
colectividad por tratarse de funcionarios públicos y de la actividad propia de su
ministerio. Por otra parte, el segundo supuesto de aceptación de la exceptio sólo
evidencia, o bien que no ha habido delito de difamación por ser ya el hecho
conocido y ser pública la imputación, con lo cual no podría hablar- se de deshonra, si
ésta ya se ha dado, o bien que, al instaurarse un proceso penal por el hecho
imputado, cede el interés del Estado y la admisión y la prueba de la verdad extingue
la responsabilidad penal; y por lo que respecta al tercer supuesto, al solicitar el
propio querellante el expreso pronunciamiento sobre la verdad del hecho, si ésta se
probare, cesa asimismo el interés del Estado en la perse- cución penal y se extingue la
responsabilidad.

7. Condiciones objetivas de punibilidad


En otros casos, para que un hecho pueda hacerse acreedor a la sanción penal, la
ley lo sujeta a la verificación de ciertas condi- ciones o a la presencia de
determinadas circunstancias que son ex- trínsecas o extrañas al hecho típico y que no
requieren por tanto ser abarcadas por la voluntad del agente ni derivarse
causalmente de su conducta. Se trata de las denominadas condiciones objetivas
de punibilidad, en torno a las cuales se suscitan grandes discusiones en la
doctrina penal moderna.
En nuestra legislación se ha señalado como uno de los po- cos ejemplos de
condición objetiva de punibilidad, la circunstancia de la declaratoria de
culpabilidad conforme al Código de Comercio para el castigo de los casos de
quiebra, según lo establece el artícu- lo 341 del Código Penal.
Otros supuestos han sido· discutidos en la doctrina nacional y extranjera. Tales
son los casos, entre otros, del escándalo público en el delito de incesto (Art. 380
del Código Penal Venezolano) y la consumación del suicidio en el delito que
comete quien hubiere inducido a que un individuo se suicide (Art. 412).

También podría gustarte