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Introducción a la Divina Misericordia

Escrito por Apostolado para la Consagración de la Familia


Viernes 26 de Febrero de 2010 15:45 - Ultima actualización Viernes 26 de Febrero de 2010 16:59

Todos necesitamos la Misericordia de Dios. Al adentrarnos en estos tiempos críticos y difíciles


se hace más real la urgencia de pedir al Señor que nos proteja y que mantenga nuestra
esperanza. El propósito de estas meditaciones es ayudarnos a entender la riqueza de la
Misericordia Divina y llevarnos a una unión más profunda con Dios al ser misericordiosos con
los demás en nuestras acciones, palabras y oraciones, y perdonando a aquellos que nos han
herido.

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Al ir rezando, y no sólo leyendo o escuchando las meditaciones de estos días, descubrirás


diferentes realidades espirituales que tienen mucho que ver con tu vida.

Un militar que estaba estacionado en Afganistán, el Doctor Clyde Redmond, nos escribió
diciendo cuánto le habían ayudado estas meditaciones; para él habían sido un tesoro. Las leía
cada noche y le daban confianza de que Dios le protegería.

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Las meditaciones consisten en 40 segmentos de la encíclica del Papa Juan Pablo II, Rico en
Misericordia, y también otras reflexiones acerca de la Divina Misericordia que nos ayudarán a
profundizar sobre esta devoción.

El Papa Juan Pablo II dijo muchas veces durante sus 26 años de pontificado que su encíclica
Rico en Misericordia era la más importante que había escrito. En esta encíclica explica que “el
hombre no puede manifestarse en la total dignidad de su naturaleza sin referencia ...a Dios. El
hombre y su noble llamado se revelan en Cristo a través de la revelación del misterio del Padre
y de Su amor”. Para realmente llegar a conocer a Juan Pablo II hay que entrar en estas
meditaciones.

Al ir realizando estas meditaciones diarias no sientas que debes acabar todo el texto del día. Si
tienes la inspiración de ponderar sobre algo de la lectura, concentra entonces tu meditación en
esa parte y habla con Dios sobre ello, confiando que esto es lo que Él quería que
leyeras/escucharas ese día.

Las meditaciones de Atrayendo la Divina Misericordia pueden realizarse en cualquier momento


del año pero son más poderosas cuando se realizan para prepararse para la fiesta de la Divina
Misericordia, el primer domingo después de Pascua, una fiesta oficial ya en la Iglesia. Les
animamos a leer/escuchar estas meditaciones diarias comenzando dos semanas después del
miércoles de ceniza. A partir de entonces, durante cuarenta días realicen este peregrinaje
penetrando en las profundidades del espíritu del Papa Juan Pablo II. Los últimos nueve días
incluyen la Novena a la Divina Misericordia que comienza el Viernes Santo llevándonos hasta
el Domingo de Misericordia.

Nuestro Señor le dijo a la hermana Faustina quien después escribió en su Diario (#699):

“Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible misericordia Mía. Deseo que la Fiesta de la
Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres
pecadores... En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales
fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como
escarlata. Mi misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún
intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia.
Cada alma respecto a Mí, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi misericordia. La Fiesta
de la Misericordia ha salido de Mis entrañas, deseo que se celebre solemnemente el primer

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domingo después de Pascua. La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la


Fuente de Mi misericordia”.

“Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi misericordia”. (Diario, 965)

Tal como le explica el Señor a Santa Faustina, el Domingo de Misericordia es un día de gracia
muy especial. En este día para poder recibir las muchas gracias que Dios quiere concederte
hay que comulgar, confesarse (puede uno confesarse durante los ocho días antes o después) y
honrar la imagen de la Divina Misericordia. Sean también un instrumento de misericordia
compartiendo estas meditaciones con sus seres queridos; déjenles saber acerca de la Buena
Nueva de la Divina Misericordia.

Estas meditaciones diarias, comenzando dos semanas después del miércoles de ceniza, son
una buena práctica para el tiempo de cuaresma. Se pueden complementar más tarde con la
Preparación para la Consagración total de la familia a Jesús, a través de María, que se
recomienda realizar cada año a partir del 5 de noviembre para consagrar la familia a la
Sagrada Familia el 8 de diciembre, la fiesta de la Inmaculada Concepción, y acabando las
meditaciones seis días más tarde, el 14 de diciembre (una buena práctica para el tiempo de
adviento). De todas formas se puede comenzar dicha consagración en otras fechas tal como se
especifica en la página de internet.

Creemos que una vez suficientes personas hayan hecho esta consagración a Jesús, a través
de María, junto con San José, y se hayan abandonado a la Divina Misericordia siendo
misericordiosos con los demás, habrá un milagro increíble de gracia en nuestra sociedad—¬la
era de paz que prometió la Virgen en Fátima, con la Sagrada Familia de Fátima como nuestro
modelo.

Les recomendamos también la página del Catecismo para la Familia interactivo para ayudar a
consagrar a su familia en la Verdad: www.catecismoparalafamilia.com.

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