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Julio César: cuestor y pretor en Hispania Ulterior1

D. Andrés Lorente González


Graduado en Historia
Universidad de Murcia

Resumen

El siguiente trabajo se centra en el corto periodo que ejerció la


administración Julio César, primero como cuestor (69 a.C.) y después como
pretor (61 a.C.). Debemos de tener en cuenta que, pese a que desarrolló un
programa político-administrativo, es un periodo de tiempo relativamente menor
que otros cargos, aunque sentó las bases de su figura en un territorio donde
era usado para la propia promoción personal. En este sentido, destaca su
primer contacto con Hispania Ulterior durante su cuestura, estableciendo una
serie relaciones que le servirá para asentarse en dicha población, siendo
señalable una anécdota en el templo de Hércules. No hay que olvidar el apoyo
de Lucio Cornelio Balbo, residente de Gades, gracias al cual alcanzaría notoria
influencia. Tras esto, concluiría su cuestura, pasando un período intermedio, en
el que contraería más deudas. Al mismo tiempo, intentaría acercarse a la figura
política más importante de Roma en aquel momento: Pompeyo.

Cuando vuelve a Hispania en el 61 a.C., habiéndose sorteado las


provincias –donde se le asignó Hispania Ulterior– obtendrá el cargo de pretor.
En el modo de imponerse en el territorio en cuestión, se distinguió de sus
antecesores, pues promulgó una política de botines y voluntades a las
personas del territorio. Asimismo, sentó las bases de la civitas romana para
anexionar el territorio y poder administrarlo en conjunto, siendo la campaña de
Lusitania de vital importancia para conseguir todo esto. De esta manera.
terminaría su estancia en Hispania, volviendo a Roma tras conseguir la

1
Este trabajo ha sido realizado bajo la supervision del Dr. D. Rafael González Fernández.

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suficiente reputación militar y pudiendo contraer sus deudas, el siguiente paso


fue presentar su candidatura al senado, apartado en el que finaliza este trabajo.

Abstract
The following work focuses on the short period Julius Caesar held the
administration, first as quaestor (69 B.C.) and then as Praetor (61 B.C.). It
should be bear in mind that, even though he developed a political-
administrative program, he stayed in charge a shorter period of time than
other positions, but laid the foundation of his figure in a territory used for
personal promotion itself. In this regard, it is noticeable how he makes contact
during quaestorship, establishing relationships that will help them to settle in
the town, and having an experience in the temple of Hercules. Not to forget
the support of Lucio Cornelio Balbo, a resident of Gades with whom he
established an important relationship that his quaestorship ended and he went
through a bridging period. That made him to accumulate debts while trying to
approach the most important political figure in Rome at that time, Pompey.
When he returns to Hispania in 61 B.C., after the draw of the provinces
where he was assigned Hispania Ulterior, he became the praetorship. When
he established himself on the territory, he did not do it in the same way as its
predecessors, since he enacted a policy of loots and wills to the people in the
territory and imposed the Roman civitas to annex the territory and to manage
it jointly. The campaign of Lusitania was essential to achieve all of this. Thus
he ended his period in Hispania and the subject of my work. He returned to
Rome after getting enough military reputation and as he was able to get into
debts, the next step was to file his candidacy to the Senate.

Palabras Clave
Julio César, cuestor, pretor, Hispania Ulterior, clientelas, programa
administrativopolítico, civitas romana.

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Keywords
Julius Caesar, Quaestor, Praetor, Hispania Ulterior, clienteles,
administrative-political program, Roman civitas.

1. Introducción

El presente trabajo versa sobre la presencia de Cayo Julio César en


Hispania. Abordaremos, concretamente, el estudio de su estancia primero
como cuestor (69 a.C.) y después como pretor (61 a.C.). Cabe señalar que,
pese a tratarse de un período de apenas dos años de magistratura, supuso un
paso importante de cara al asentamiento de la romanización.

Con el siglo I a.C. entramos en el final del periodo republicano, donde las
personalidades más visibles son Sila, junto a Mario. En lo concerniente a
Hispania, cabe destacar el precedente con Sertorio, el cual estableció una serie
de redes clientelares que sirvieron como modelo a las de Pompeyo y César,
sobre todo a la guerra civil que aconteció. Los últimos años del siglo,
protagonizados por Octavio y Marco Antonio, supondrán el fin de una república,
la cual estaba agonizando y serán las últimas figuras perceptibles antes del
cambio hacía el Imperio.

Roma, asolada por la crisis social-económica-política, y tras el intento


fallido de la reforma llevada a cabo por los hermanos Graco, perseguirás el
liderazgo de figuras individuales con gran pretensión y ambición de poder.
Dichas figuras vieron en Hispania una vía fácil para enriquecer sus
aspiraciones, pues con sus campañas militares pudieron desplegar sus
proyectos políticos, como el aumento de su cursus honorum.

Centrados ya en la figura de Julio César en Hispania, resulta significativo


que su primera estancia como cuestor le sirviera para conocer el territorio y
establecer una serie de relaciones, cuyo fin sería, no solo asentarse en el

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territorio con miras al futuro, sino también contrarrestar la influencia de


Pompeyo2.

En este marco, es ineludible la figura de Lucio Cornelio Balbo,


procedente de Gades, sin cuya ayuda, quizás no habría tenido un desarrollo
tan fructífero3, no solo en materia militar, pues fue fundamental en la campaña
de Lusitania, como también en el trato con las poblaciones de la Ulterior.

El período comprendido entre la renuncia al cargo de cuestor y la toma


de la pretura está marcado por una serie de sucesos, como el acercamiento a
la zona de la Galia, gestando unas relaciones clientelares que les servirá para
sus próximos proyectos políticos. También su nombramiento como edil,
marcado por el apoyo a Pompeyo, en vías de cimentar un acercamiento a
quien en ese momento era el hombre más influyente de Roma.

Y, en última instancia, su nombramiento como Pontífice máximo, cargo


que el que tuvo una serie de deudas contraídas desde su toma del cargo como
edil y que le dejaría marcado en ese tiempo, pues su llegada a Hispania como
pretor estuvo caracterizada por unos problemas financieros.

Estas dificultades, que pronto serían solventadas con las acciones


militares en las poblaciones del sur y noroeste del territorio de Hispania
fundamentalmente, les serviría para regresar a Roma y continuar con su
campaña política con un fin; presentarse al consulado4.

2. Estado de la cuestión

Es innegable que actualmente son múltiples y muy diversos los trabajos


centrados en torno a la figura de Julio César, ya sea en materia política,
administrativa e incluso en la misma literatura. Sin embargo, el número de
estudios enfocados en su estancia en Hispania durante el periodo que abarca

2
AMELA VALVERDE, L. (2002): Las clientelas de Cneo Pompeyo Mago en Hispania. Editorial:
Universidad de Barcelona. Barcelona.
3
RODRÍGUEZ NEILA, J.F. (1992): Confidentes César: los Balbos de Cádiz. Madrid.
4
GOLDSWORTHY, A. (2007): César, la biografía definitiva. Editorial: La esfera de los libros.
Madrid, pp. 209-211.

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el presente trabajo es mucho menor. En este apartado haré mención de los


autores más importantes que han realizado estudios sobre la presencia de
César en Hispania en dicha época.

No deja de ser curioso que la historiografía extranjera tienda a centrarse


más en la figura de César en sí (estudiando diferentes aspectos, como el César
militar o político), mientras que la historiografía española se enfoca en las
repercusiones de sus políticas y en la propia colonización del territorio. Junto a
ello, ha de matizarse el hecho de que, a diferencia de las obras extranjeras, las
españolas suelen encuadrarse en el último tercio del siglo XX y principios del
XXI, ofreciendo una revisión y actualización más moderna5.

Ernst Badian6en el momento de hablar sobre César alude a las redes


clientelares que se forman ya desde comienzos del siglo I a.C., primero con
Pompeyo y luego con el propio Julio César. Este último podrá aspirar, de este
modo, tanto a un mayor poder político, como el apoyo de la población, que será
fundamental para establecer el dominio del territorio.

Esta tesis de las clientelas provinciales como elemento imprescindible


para el dominio romano, la recoge Francisco Pina Polo7, pues él sigue el hilo de
pensamiento de Badian. Sin embargo, considera que no hubo tantas como
señalara el anterior. Sostiene, además, Pina Polo que las influencias de estas
redes, las cuales aumentarían posteriormente, no son una consecuencia del
proceso de romanización, sino que estas se revelarán como un elemento
definitorio para alcanzar el dominio del territorio.

Por otro lado, Jerome Carcopino8, lleva a cabo una revisión profunda
sobre la figura de César. Ahora bien, el estudioso no profundizará en su etapa

5
MERA MARTÍNEZ, J. (1999): “Consideraciones sobre la actuación política de César en
Hispania”, Gallaecia, nº10, pp.327-346.
6
BADIAN, E. (1959): “Caesar’s cursus and the intervals between Offices”. The Journal of
Roman Studies 49, pp. 81-89.
7
PINA POLO, F. (2011):” Los Cornelio Balbo: Clientes en Roma, Patrono en Gades”, Epigrafía
e Antichità, 29, pp. 333-352.
8
CARCOPINO, J. (1974): Julio César: El proceso clásico de la concentración de poder.
Editorial: Rialp, S.A. Madrid.

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como cuestor y pretor, sino que ofrecerá unas breves pinceladas del programa
político-administrativo, encontrándose su verdadero desarrollo en la etapa en la
que tuvo lugar la guerra civil.

Luciano Canfora9es otro autor que, pese a analizar la figura de César,


no termina de definir su estancia en Hispania, ya que, dada la naturaleza de
sus escritos, no tiene la necesidad de ahondar en ello. De esta manera, prefiere
indagar más en las disputas políticas del período, realizando numerosos
análisis sobre los problemas económicos que hubo de lidiar Julio César antes
de acceder al cargo de pretor.

Siguiendo en el ámbito de la historiografía extranjera, destaca Adrian


Goldsworthy10, pues ofrece una visión panorámica del programa político-bélico
de César en Hispania, desde que era cuestor hasta la guerra civil. Es
remarcable el especial interés que muestra ante desde que César deja el cargo
de cuestor y accede al de pretor.

Dentro de la historiografía española, mención especial merece Manuel


Ferreiro López, pues con su tesis doctoral de 1986, nos proporciona una visión
profunda muy singular de la presencia y labor de César en Hispania,
introduciendo una serie de puntos novedosos como la militarización, religión o
donde se produjeron las batallas. Este tema no había sido abordado con
anterioridad.

Otro punto clave en los estudios es la incursión que realizó César en el


noroeste de Hispania. Antonio Rodríguez Colmenero11 trata de anteponer los
motivos de la campaña, no solo por una consecuencia directa tras lo sucedido
frente a los lusitanos, sino como una vía de exploración para aumentar el
prestigio y dinero que necesitaba el pretor en ese momento, así de como un
paso previo a la reorganización del territorio, cuya tarea finalizó Augusto.

9
CANFORA, L. (2000): Julio César, un dictador democrático. Editorial: Ariel, Barcelona.
10
GOLDSWORTHY, A. (2007): César, la biografía definitiva. Editorial: La esfera de los libros.
Madrid.
11
RODRÍGUEZ COLMENERO, A. (1977): Galicia meridional romana. Bilbao.

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Asimismo, González Román12, ofrece otra visión conforme a la de


Ferreiro, aunque incide en algunos aspectos como la propia romanización y en
cómo se disponía el territorio antes de la llegada de César. Este hecho será
fundamental para conocer, no solo el riesgo de emplear una acción bélica hacia
los habitantes de la Ulterior, sino de cómo se estructurará posteriormente el
espacio conquistado.

Para conocer la figura de César en Gades, lugar que le propició grandes


beneficios, es fundamental conocer la obra de Juan Francisco Rodríguez
Neila13, quien, junto a Manuel Ferreiro López14, estudia las relaciones entre
César y los Balbo. Del mismo modo, ponen de manifiesto una serie de
características de Corduba y, con ello, su importancia, manteniendo Ferreiro
López la tesis de Neila.

Por otro lado, Víctor Alonso Troncoso14 recoge las ideas de Rodríguez
Colmenero e incide aún más en explicar los motivos de la incursión, así como
en ofrecer una vista de cómo eran las poblaciones de la zona, aún sin estar
romanizadas.

Luis Amela Valverde15, pese a que centra su trabajo en Pompeyo,


también da ciertas directrices para entender el trabajo de las redes clientelares
con César y de cómo este aprovecha que Pompeyo no está en Hispania para
arrebatarle el control de algunas de sus zonas de influencia.

Sin lugar a dudas, el autor que más ha trabajado sobre la figura de


César en Hispania es Miguel Ángel Novillo. En su publicación de 2012, César y
Pompeyo en Hispania, ofrece una visión con una perspectiva renovada y

12
GONZÁLEZ ROMÁN, C. (1981): Imperialismo y romanización en la provincia Hispania
Ulterior.
Editorial: Universidad de Granada. Granada.
13
RODRÍGUEZ NEILA, J.F. (1992): Confidentes César: los Balbos de Cádiz. Madrid.
14
FERREIRO LÓPEZ, M. (2008): “Cádiz en el tiempo de César y los Balbo. La ordenación
territorial en la bahía de Cádiz a finales de la república romana”, Rampas, 10, Universidad de
14
Cádiz, pp. 309-324. ALONSO TRONCOSO, V. (1996): “Primeras etapas en la conquista de
Gallaecia”, Militaria; revista de cultura militar, 8, pp. 53-66.
15
AMELA VALVERDE, L. (2002): Las clientelas de Cneo Pompeyo Mago en Hispania.
Editorial: Universidad de Barcelona. Barcelona.

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actualizada de los acontecimientos en época cesariana y en Hispania. Aborda,


principalmente, el programa que siguió Cayo Julio César, aunque cabe
puntualizar que heredó las acciones de Pompeyo en el territorio. Junto a
González Román, Roldán o Rodríguez Neila, da unas nuevas ideas en lo
concerniente a cuestiones militares, gestiones cesarianas, avance en las redes
clientelares y una nueva interpretación de los hechos16.

Sobre las monografías que se han escrito, destaca José Manuel Roldán,
porque realizó, junto a Fernando Alonso Wulff17, una obra mediante la que trató
de ampliar los conocimientos de la situación previa a la llegada de César en
Hispania. También alude al programa cesariano y su actuación en Gades. En
otra obra trata la presencia del ejército18 y de cómo incide en la provincia.
Además, nombra el programa seguido por César y su actuación en Gades,
hecho fundamental para dominar el territorio y el conflicto y la consecuente
colonización de la Ulterior.

En definitiva, es cierto que la historiografía extranjera, en la mayoría de


casos, no suele incidir sobre la estancia de Julio César en Hispania en dicha
etapa. También se puede observar que existen determinadas obras que fueron
escritas con anterioridad y que, a priori, puede parecer algo desfasadas,
aunque su contenido sigue estando presente en los últimos trabajos realizados.

3. Julio César

3.1 El cargo de cuestor

La edad mínima que decretaría Sila para acceder a la cuestura sería de


30 años, edad que César cumpliría en el 70 a.C., presentándose así para
acceder a ésta. La elección de cargos de rango inferior, como éste, se
realizaba en una asamblea diferente que se reunía poco después de las

16
NOVILLO, M.A. (2012): César y Pompeyo en Hispania. Territorio de ensayo jurídico-
administrativo en la tardía república romana. Editorial: Sílex. Madrid.
17
ALONSO WULFF F, ROLDÁN HERVÁS, J.M. (2001): Citerior y Ulterior. Las provincias
romanas de Hispania en época republicana, Editorial: Istmo. Madrid.
18
ROLDÁN HERVÁS, J.M. (1974): Hispania y el ejército romano. Contribución a la historia
social de la España Antigua. Salamanca.

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elecciones consulares19. La campaña electoral podía comenzar con un año de


antelación a los comicios, aunque en el último mes de la votación en sí se
intensificaba ésta. De igual manera, iban paseando por el foro de la ciudad con
la toga candida20, a fin de ganarse el respeto de las personas influyentes, junto
a un nomenclator21.

El autor Adrian Goldsworthy persiste en la idea de que, el rango de


cuestor era elegido por los Comitia Tributa (asamblea de 35 tribus de
ciudadanos romanos) y para la hora de la votación no debería haber ningún
problema ya que los guardias (custodes), se aseguraban de contar los votos e
informar al magistrado presente. El sistema de elección no se decantaba por la
mayoría absoluta, sino que cuando se cubrían los candidatos necesarios y se
votaba más de la mitad de las tribus (18), se concluía. Cómo diría Taylor 22se
trataba de un sistema en el que el primero que llegara, se lo adjudicaría.

El cargo de cuestor era uno de los más fáciles de conseguir, ya que al


año había más de 20 vacantes. En los primeros años de su estancia en la
península, sufrió la pérdida de dos familiares muy próximos a él antes de
abandonar Roma en el 69 a.C.; el fallecimiento de su mujer Cornelia y la
pérdida de su tía Julia. Tras el funeral y en la polémica decisión de introducir
unos símbolos de la victoria de Mario –Sila había prohibido honrar
públicamente a su rival-- dio comienzo su cuestura23.

19
GOLDSWORTHY, A. (2007): César, la biografía definitiva. Editorial: La esfera de los libros.
Madrid, pp. 130-132.
20
Hace referencia a una toga bastante blanqueada para distinguirse del resto de personas, de
ahí la palabra actual candidato.
21
Un esclavo que estaba totalmente a disposición del candidato y que se situaba detrás de
este, susurrándole detrás el nombre de la persona que iba a recibirle.
22
LILLY ROSS, T. (1949): Party politics in the age of Caesar. Editorial: University of California
Press. Londres, pp. 78-83.
23
DOMINGUEZ JÁRREGA, R. (2007): La actuación política de Julio C…pp. 49. y NOVILLO,
M.A (2012): César y Pompeyo en Hispania. Territorio de ensayo jurídico-administrativo en la
tardía república romana. Editorial: Sílex. Madrid, pp. 163-165.

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3.2 Aproximación a Hispania Ulterior: las relaciones de provincias

La mayoría de autores coinciden en que el primer contacto de Julio


César en la Península Ibérica fue en el año 69 a.C., en primavera o principios
de verano al entrar en la magistratura cuestora a las órdenes del gobernador
provincial, C. Antistio Veto24.

Era bastante común que los propios gobernadores eligieran a su


cuestor, y es que durante el periodo que se ejercía esta magistratura, brindaba
la oportunidad de adquirir numerosos y valiosos clientes entre los hombres más
destacados de la población provincial25, por eso Julio César trató de
contrarrestar la influencia de Pompeyo26.

Con el aumento de los hispanienses27y tal como indica Roldán, esta


población romana-itálica querían tener un mayor contacto entre sí por la
añoranza de dónde venían, así como actuar en una especie de comunidad
blindada para las distintas labores de la práctica agrícola como en lo judicial y
la progresiva relación entre los mismos se reunirían en los conventus, la
manera en que se formalizaría éstos sería mediante un edicto con fecha y
lugar, siendo el cuestor quien realizaría estas reuniones en los lugares más
influyentes y estableciendo un círculo fijo, tal como el gobernador le ordenó, así
que partió a administrar justicia28.

Entre las propias funciones como cuestor destaca la administración


provincial, así como las financieras, como cobrar impuestos y las de justicia.
Julio César ejercería gran protagonismo en la zona de Corduba, pues fue el
24
La actividad judicial iría ganando en importancia progresivamente dentro del propio gobierno
provincial. En el iudicium transcrito en el Bronce de Contrebia queda reflejada tal acción, ya
que son los propios indígenas quienes exponen sus conflictos legales a la cognitio del pretor.
Para más información, véase:
FATÁS CABEZA, G. (1980): Contrebia Belaisca II: Tabula Contrebiensis. Zaragoza
25
GOLDSWORTHY, A. (2007): César, la biografía definitiva. Editorial: La esfera de los libros.
Madrid, pp.135.
26
NOVILLO, M.A (2012): César y Pompeyo en Hispania. Territorio de ensayo jurídico-
administrativo en la tardía república romana. Editorial: Sílex. Madrid, pp. 163.
27
ALONSO WULFF F, ROLDÁN HERVÁS, J.M. (2001): Citerior y Ulterior. Las provincias
romanas de Hispania en época republicana, Editorial: Istmo. Madrid, pp. 270.
28
Suetonio, Caes. 7, 1.

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primer lugar al que llegó tras venir a Hispania, una zona gravemente afectada
por el conflicto sertoriano.

El Bellum Hispaniense29recoge que tuvo unas beneficiosas relaciones


personales en la provincia a través de no escatimar y ganando voluntades,
intentando labrarse aquí una red clientelar personal para hacer frente a las que
Pompeyo se había formado en la citerior30.

3.3 El acercamiento de los Balbo y Julio César

Entre las personas de mayor entidad con las que estableció una serie de
contactos, fue Lucio Cornelio Balbo31, indispensable figura que se convertirá en
unos de sus más estrechos colaboradores.

En este sentido, nos remontamos a unos años atrás antes de la llegada


de César al territorio, y es que, como bien indica Francisco Pina Polo 32, la
concesión de la ciudadanía romana a Balbo el Mayor fue dada por Pompeyo
Magno mediante la lex Gellia Cornelia del 72 a.C., como recompensa por su
actuación frente a Sertorio. Junto a él, su padre, hermano y sobrino también
recibieron la ciudadanía.

Así implicaría, en teoría, que tanto él como su familia deberían haber


sido durante generaciones una importante red clientelar con Pompeyo, aunque
esto no se hizo en efecto. De hecho, y como he mencionado anteriormente, fue
un pilar importante para la vida de Julio César y es que no se tiene constancia
alguna de que Pompeyo y Balbo mantuvieran contacto alguno cuando el
primero se retiró a Roma33.

29
Bell. Hisp. 42.
30
AMELA VALVERDE, L. (2002): Las clientelas de Cneo Pompeyo Mago en Hispania.
Editorial: Universidad de Barcelona, Barcelona. y NOVILLO, M.Á (2012): César y Pompeyo en
Hispania. Territorio de ensayo jurídico-administrativo en la tardía república romana. Editorial:
Sílex. Madrid, pp.
31
Para ver más sobre la posición de los Balbos y la importancia que adquieren con Julio César,
véase: RODRÍGUEZ NEILA, J.F. (1992): Confidentes César: los Balbos de Cádiz. Madrid.
32
PINA POLO, F. (2011):” Los Cornelio Balbo: Clientes en Roma, Patrono en Gades”, Epigrafía
e Antichità, 29, pp. 340.
33
RODRÍGUEZ NEILA, J.F. (1992): Confidentes César: los Balbos de Cádiz. Madrid.

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En la línea de pensamiento de Francisco Pina Polo, los Balbo tuvieron


un papel fundamental en Roma, ya que supieron estar integrados y con un
mayor grado de implicación tanto en la sociedad como en la política romana de
ese momento, y en Hispania y sobre todo en Gades por representar un buen
ejemplo de romanidad. La estancia en Gades quedó suficientemente bien
reflejada cuando le otorgó a la ciudad la categoría jurídica privilegiada de
Municipium Civium Romanorum34.

3.4 Los motivos de su ida

La historiografía moderna se ha hecho eco de una anécdota recogida


primero por Suetonio35 y luego por a Plutarco36, que se perciben de diferente
manera:

“Durante su cuestura, logró la Hispania Ulterior donde, al recorrer las


asambleas de eta provincia para administrar justicia por delegación del pretor,
al llegar a Cádiz, viendo cerca de un templo de Hércules la estatua de
Alejandro Magno, suspiró profundamente como lamentando su inacción; y
censurando no haber realizado todavía nada digno a la misma edad en que
Alejandro ya había conquistado el mundo, dimitió en seguida su cargo para
regresar a Roma y aguardar en ella la oportunidad de grandes
acontecimientos”. (Suetonio)

“Se ha dicho en otra ocasión, cuando libre de los negocios en Hispania,


después de leer algunas partes de la historia de Alejandro, él se sentó un gran
rato muy meditabundo y al final rompió en lágrimas. Sus amigos estaban
sorprendidos y le preguntaron la razón de ello. “¿Piensas, dijo él, que yo no
tengo causa para llorar cuando considero que Alejandro a mi edad había
conquistado tantas naciones y yo en este tiempo no he hecho nada que sea tan
memorable?” (Plutarco)

34
PINA POLO, F. (2011):” Los Cornelio Balbo: Clientes en Roma, Patrono en Gades”, Epigrafía
e Antichità, 29, pp. 333-352.
35
Suetonio. Caes. 17.
36
Plutarco. Caes.

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Sea del modo que sea, hay que destacar que con la pena le inundó al
cuestor, ya que se comparaba con la edad de Alejandro Magno y mientras que
éste había conquistado el mundo, él seguía siendo un mero cuestor. También
se nos informa de que tuvo un sueño donde violaba a su madre, aunque los
augures lo interpretaron como que sería dueño del mundo, ya que se
correspondía con la madre materna, si no con la madre tierra, de todas las
cosas36.

Abandonaría la provincia antes de cumplir su tiempo en el cargo. El


propio Suetonio no deja establecido muy bien cuáles fueron sus motivos,
aunque puede que la impotencia de verse en esa situación le diera paso a
abandonar de manera prematura su estancia en la península. Es probable que
contara con la propia aprobación de Veto, ya que no tenemos constancias de
que haya alguna crítica o sugerencia referente a esto y seguramente habría
completado la revisión de las cuentas de la provincia, así que, con el deber
cumplido, abandono este y volvió a Roma37.

4. Entre la cuestura y la pretura

Julio César dejó el cargo de cuestor y años después volvería a Hispania,


pero esta vez como pretor de la Ulterior. Este periodo de transición es
importante, pues afectará a diferentes ámbitos de su vida, en especial a su
propia economía38.

4.1 La Galia Cisalpina

De camino a Roma se detuvo en las colonias de la Traspadana, esta


zona, pese a tener grandes influencias romanas desde un punto de vista
cultural, no obtuvo la ciudadanía romana, ya que la propia oligarquía senatorial
se negaba a conceder este derecho más allá de la zona del Po 40. César apoyó
36
ROLDAN HERVÁS, J.M. (2008): Césares: Julio César, Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y
Nerón: los primeros emperadores de Roma. Editorial: La esfera de los libros. Madrid.
37
GOLDSWORTHY, A. (2007): César, la biografía definitiva. Editorial: La esfera de los libros.
Madrid, pp.136.
38
CANFORA, L. (2000): Julio César, un dictador democrático. Editorial: Ariel, Barcelona, pp.
40
32-33. NOVILLO, M.A. (2012): César y Pompeyo en Hispania. Territorio de ensayo jurídico-
administrativo en la tardía república romana. Editorial: Sílex. Madrid, pp. 166-167.

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estas reclamaciones, aunque terminó por abandonar la zona y proseguir su


camino a Roma. El hecho de dar este apoyo fue fundamental para que se
consolidara una red de patronato de la zona39, algo que, en un futuro, le serviría
para establecer fuertes vínculos en el territorio.

4.2 El cargo de edil

Cuando llegó a Roma, formalizó matrimonio con Pompeya, nieta de Sila


y parienta lejana de Pompeyo Magno, aunque esto no significó un
estrechamiento de lazos entre ambas familias40. En el 67 a.C., dio su apoyo a
la ley Gabinia41, sin embargo, y pese al escepticismo de algunos, terminó
siendo un éxito. Pronto se daría la respuesta de Mitrídates, aunque la
contraofensiva fue que un año después tanto César como Cicerón, darían su
apoyo a la ley Manilia42.

Asumiría el en el 65 d.C., junto a Marco Bíbulo, el cargo de edil43, ya que


desde que concluyó su etapa como cuestor, pertenecía al senado. A pesar de
que la figura de Craso era importante, no dejó de mirar a Pompeyo, quien por
ese momento era el máximo exponente de la política romana. En ese momento
y aprovechando su cargo, invirtió grandes sumas de dinero para adornar el foro
y otras obras públicas, así como darle juegos a la plebe44. Si ya la economía de
César no estaba muy saneada, con este tipo de inversiones su deuda

39
ROLDAN HERVÁS, J.M. (2008): Césares: Julio César, Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y
Nerón:
los primeros emperadores de Roma. Editorial: La esfera de los libros. Madrid, pp.50-51.
40
GOLDSWORTHY, A. (2007): César, la biografía definitiva. Editorial: La esfera de los libros.
Madrid. pp.138.
41
Esta ley, sorprendentemente, fue apoyada por César y tras una serie dificultades, la mayoría
impuestas por los optimates, fue aprobada. Principalmente, se le daba plenos poderes a
Pompeyo para acabar con los piratas.
42
CARCOPINO, J. (1974): Julio César: El proceso clásico de la concentración de poder.
Editorial: Rialp, S.A. Madrid, pp. 159.
43
En este caso, el edil curul se encargaba de los sietes días de juegos y espectáculos en honor
a la diosa
Cibeles en abril (Ludi Megalenses) y de los quince días de espectáculos de los juegos romanos
(Ludi Romani) en septiembre. Julio César en los espectáculos que organizó en honor a su
padre, utilizó 320 pareja de gladiadores con todo lujo de detalles.
44
CANFORA, L. (2000): Julio César, un dictador democrático. Editorial: Ariel, Barcelona, pp.
47
35-37. GOLDSWORTHY, A. (2007): César, la biografía definitiva. Editorial: La esfera de los
libros. Madrid, pp.140-144.

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aumentaba cada vez más, aunque contó con el apoyo financiero de Craso y de
la paciencia de sus acreedores, los cuales pensaban, junto al propio César, que
la situación pronto se tornaría y sería capaz de liquidar sus deudas47.

4.3 Pontífice máximo

César tomó parte del apoyo financiero para poder presentarse al cargo
de pontífice máximo, un cargo que velaba y supervisaba los ritos sagrados de
la ciudad. Al tratarse de la cabeza visible de la religión oficial, ostentaba un
cargo vitalicio que posiblemente, se correspondía como unos de los más
influyentes para el Estado45. Para poder presentarse a este cargo, se debía de
tener un cierto bagaje con experiencia militar. El rival de César, Lutacio Catulo,
intentó comprarle a sabiendas de su maltrecha economía, aunque finalmente
no cayó y César, consiguiendo su propio apoyo financiero, corrompió a las
personas de la asamblea popular y finalmente salió vencedor46.

La victoria le salió cara, ya que el propio Suetonio 50 relata que contrajo


unas gravísimas deudas y que, tras salir vencedor, se trasladó a un edificio
público en la vía Sacra, abandonando su vieja residencia de Suburra 47.

Con toda esta experiencia adquirida, se presentaría para la pretura en


Hispania, destino que conocía bastante bien, aunque esta vez administraría el
gobierno provincial48.

5. La pretura de Julio César en la Ulterior

La vuelta a Hispania de Julio César está marcada por un incidente, y es


que había contraído unas numerosas deudas con diferentes personas, estas
creían que les sería devuelta la cantidad prestada, algo que no se efectuó de
manera inmediata. A pesar de los intentos de retener a éste en Roma, en una
45
TINGAY, G. (1994): Julio César. Editorial: Akal. Madrid, pp. 17.
46
ROLDAN HERVÁS, J.M. (2008): Césares: Julio César, Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y
50
Nerón: los primeros emperadores de Roma. Editorial: La esfera de los libros. Madrid, pp.53.
César 13,1.
47
César 46.
48
CABRERO, J. – FERNÁNDEZ URIEL, P. (2010): Política belicista de César en Hispania, en
A. Moreno Hernández (Coord.), Julio César: textos, contextos y recepción. De la Roma Clásica
al mundo actual, Madrid, pp. 248.

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49
operación inteligente, recurrió a Craso y consiguió un poderoso aval ,
50
Suetonio. entre otros, nos relata que fueron alrededor de 830 talentos .

En todo caso, César logró salir de la situación y una vez el senado había
anunciado los cargos provinciales mediante sorteo51 partió a Hispania. Junto a
él, destacar a Veto, hijo de Antonisio Vesto52, esto denota que la relación del
antiguo pretor con su gobernador fue más que una formalidad política, pues
cuando el propio César toma la pretura, requisó los servicios de su hijo.
También junto a él estaría Cornelio Balbo, en calidad de praefectus fabrum53.
Su primera parada fue Corduba, iniciando esta magistratura que se encargaría,
tanto de la administración de la justicia, como presidir las audiencias, aunque
no tendría problemas pues ya se conocía el territorio tras haber sido cuestor.
César sustituiría a sucediendo a C. Cosconio como pretor54.

Sin lugar a dudas, la meta que tenía César era acceder al consulado de
Roma, siempre y cuando la propia constitución romana le permitiera tal hecho,
ya que necesitaba ganar dinero, autoridad y prestigio en este cargo y así
regresar a Roma envuelto en la gloria del triunfo55 y esta provincia le permitiría
realizar todo esto pues podría replegar una serie de acciones militares a fin de
financiar su propia guerra. Badian argumenta que su intención era conseguirlo

49
ROLDAN HERVÁS, J.M. (2008): Césares: Julio César, Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y
Nerón: los primeros emperadores de Roma. Editorial: La esfera de los libros. Madrid, pp.55.
50
Suetonio, Caes. 18.
51
Se intuye que el sorteo quizás estaría manipulado en función del candidato y no sería tan
solo mero azar.
52
Cuando él tenía la pretura de la Ulterior, tomó a Julio César como su cuestor, hecho que se
menciona con anterioridad. Véase página 11.
53
De la relación con César se ha mencionado con anterioridad. Véase página 12.
Seguramente se eligió en este cargo posiblemente por los conocimientos en torno a Hispania,
su función era la de ayudante del general. Para más información, véase: RODRÍGUEZ NEILA,
J.F. (1992): Confidentes César: los Balbos de Cádiz. Madrid.
54
NOVILLO, M.A. (2012): César y Pompeyo en Hispania. Territorio de ensayo jurídico-
administrativo en la tardía república romana. Editorial: Sílex. Madrid, pp. 167.
55
CABRERO, J. – FERNÁNDEZ URIEL, P. (2010): Política belicista de César en Hispania, en
A. Moreno Hernández (Coord.), Julio César: textos, contextos y recepción. De la Roma Clásica
al mundo actual, Madrid, pp. 249.

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en el menor tiempo posible56, en un único año, aprovechando así la terminación


de su mandato.

Unas de las primeras acciones que el pretor realizó, y tal como recoge
Plutarco57, es que a su llegada reclutó a diez cohortes58, más las veinte que
tenía él, se le sumó ocho mil auxiliares con el propósito de tener más influencia
en la provincia y de armarse contra las posibles hostilidades, además de que el
componente hispánico era un porcentaje bastante alto.

Sin embargo, M.A. Marín59 no está del todo de acuerdo, pues según él
las tropas eran peregrinos provinciales, por lo que no está del todo claro que
cantidad de ciudadanos romanas pertenecían a estas tropas realmente, aunque
Roldán60 asegura que la Ulterior por su larga tradición de emigración romana-
itálica, contaba con grandes efectivos para servir en infantería romana,
independientemente de su procedencia original.

Otras medidas que adoptaría al inicio de su pretura, fue la de atraer las


voluntades de sus habitantes, para ello liberó a los aliados sertorianos de las
cargas fiscales que aplicó Metelo en las Guerras Sertorianas y restaurando
impuestos regulares de épocas anteriores. De esta manera, se ganó la gratitud
de las gentes de la provincia, reforzando las relaciones de amicitia-clientela que
Craso estableció tras haber huido a Hispania por la represión de Mario y Cinna
en el 85 a.C., con diversos pueblos61.

56
BADIAN, E. (1959): “Caesar’s cursus and the intervals between Offices”. The Journal of
Roman Studies 49, pp. 81-89.
57
Plutarco. Caes. 12, I.
58
La cohorte era el contingente de soldados enviados por cada una de las ciudades aliadas, o
bien una sección de la legión romana, Cayo Mario reformó el ejército y convirtió a esta en una
unidad táctica, cada legión estaba formada por diez cohortes.
59
MARÍN DÍAZ, M.A. (1988): Emigración, colonización y municipalización en la Hispania
republicana. Granada, pp. 174.
60
ROLDÁN HERVÁS, J.M. (1974): Hispania y el ejército romano. Contribución a la historia
social de la España Antigua. Salamanca.
61
NOVILLO, M.A. (2012): César y Pompeyo en Hispania. Territorio de ensayo jurídico-
administrativo en la tardía república romana. Editorial: Sílex. Madrid, pp. 168.

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5.1 La II guerra lusitana: una prueba de fuego para su legado

Julio César encontró esta vía como opción más que viable para sus
proyectos. Tenía la disposición táctica, militar y cierta legitimización legal para
poder lanzar un paso enfrente y así probar un proyecto que más tarde acabaría
consolidándose.

Tal como recoge González Román62, el contexto geográfico de la Ulterior


acumula unas ciertas particularidades, ya que el sur había un mayor urbanismo
con una población más desarrollada, todo lo contrario, a la zona oeste,
parcialmente sometida hasta el Tajo y con grandes dificultades económicas,
tratando de excusarse en pequeñas razias o acciones bélicas para intentar
superar estas adversidades y quedando establecido que el sur, por su progreso
quedaría como base civil mientras que el oeste quedaría establecido con un
carácter clientelar más militar63.

Julio César era la primera vez que tenía la responsabilidad de un


gobierno provincial, y este hecho le serviría para posteriores acciones.
Anteriormente tampoco había tenido el imperium militar, algo que le permitiría
ejecutar operaciones militares bajo su propia figura, sin dar parte a nadie y en
el caso de que salieran favorables, el botín sería repartido entre sus soldados y
se establecerían una clientela militar64, como la propia jurisdicción civil, para
establecer relaciones65.

62
GONZÁLEZ ROMÁN, C. (1981): Imperialismo y romanización en la provincia Hispania
Ulterior. Editorial: Universidad de Granada. Granada.
63
ALONSO WULFF F, ROLDÁN HERVÁS, J.M. (2001): Citerior y Ulterior. Las provincias
romanas de Hispania en época republicana, Editorial: Istmo. Madrid.
64
MERA MARTÍNEZ, J. “Aproximación a la figura de Julio César y su relación con Hispania”.
Estudios humanísticos. Geografía, historia y arte, 22, 2001, pp. 29-46.
65
CABRERO, J. – FERNÁNDEZ URIEL, P. (2010): Política belicista de César en Hispania, en
A. Moreno Hernández (Coord.), Julio César: textos, contextos y recepción. De la Roma Clásica
al mundo actual, Madrid, pp. 254.

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5.2 La confrontación bélica

Un hecho destacado, y dependiendo a la fuente66a la que consultemos,


es la acción que emprendió el pretor frente a los lusitanos. Las fuentes más
desfavorables se excusan en celos hacia Pompeyo por la importancia política
de ese momento o simplemente por exaltar su propio ego mientras que las más
fieles a su persona tratan de justificarlo como una ayuda a los aliados que
imploraban contra la feracidad de los lusitanos67.

La artimaña que usó César para entablar confrontación bélica fue la


ofensiva lusitana que hacía a las poblaciones del sur y los continuos ataques y
pérdidas de recursos que estaban sufriendo68.

César tenía la oportunidad que había esperado, así que reunió a un


ejército y tras presentar sus plegarias en el tempo de Hércules en Gades, partió
rumbo a la Lusitania, llegando a la principal zona de estos, el Mons
Herminius73, así que, en su función como pretor, exigió a la población lusitana
entre el Tajo y el Duero que abandonaran esas fortificaciones en alto para
descender a las llanuras y de esta manera imponer el modelo urbanístico de la
civitas romana, con asentamientos fijos y llanos69.

Con esto quedaba claro una cosa, César se excusaba en que no podían
vivir de esa manera, las acciones ante los otros territorios eran inexcusables y
si se adaptaban de esta manera, quizás abandonarían esas prácticas tan
rudas, aunque había un objetivo más escondido, y tal como recoge Dion
Casio70, el de declarar la guerra pues sabría que ignoraría lo que él propuso.

66
Las fuentes en Hispania que suelen ser más favorables son las de Cicerón, Tito Livio y
Plutarco mientras que Apiano y Suetonio suelen ser más críticos con César.
67
ALONSO WULFF F, ROLDÁN HERVÁS, J.M. (2001): Citerior y Ulterior. Las provincias
romanas de Hispania en época republicana, Editorial: Istmo. Madrid.
68
CABRERO, J. – FERNÁNDEZ URIEL, P. (2010): Política belicista de César en Hispania, en
A. Moreno Hernández (Coord.), Julio César: textos, contextos y recepción. De la Roma Clásica
73
al mundo actual, Madrid, pp. 254. La actual sierra de la Estrella.
69
NOVILLO, M.A. (2012): César y Pompeyo en Hispania. Territorio de ensayo jurídico-
administrativo en la tardía república romana. Editorial: Sílex. Madrid, pp. 171.
70
Dio Casio, 37.51.

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De esta manera comenzaría el asalto, dado que varias comunidades


vetonas y lusitanas no acatarían esta medida que el pretor intentaría imponer,
finalmente serían aplacados, aunque posteriormente volverían a enfrentarse
contra los reductos rebeldes de Mons Herminius que querían recuperar su
estado anterior, sin éxito alguno. Así, los habitantes lusitanos terminarían por
acatar la imposición del pretor71.

5.3 El último foco de resistencia

No obstante, aún había un número de rebeldes que se dio a la fuga por


vía marítima y tanto César como su ejército, les siguieron el rastro más allá de
la línea del Duero.

Víctor Alonso Troncoso72alude el hecho de que Julio César los empujó


hacia el Atlántico, quizás a la zona de Barlega, cerca de Peniche, aunque esta
localización fue verificada por primera vez en una tesis de Schulten 73, Fernando
Acuña Castroviejo74 reafirma que Peniche es el sitio más acertado para
identificar el lugar.

Como no tenían embarcaciones de cierto calado, César tuvo que esperar


un tiempo para continuar la persecución, ordenando construir unas
embarcaciones precarias ante un ejército que no era especialista en este
aspecto, el mando lo tomó Publio Escevio, aunque terminó en un desastre pues
ni se tenía los medios materiales para proseguir con la incursión, y los fugitivos
opusieron una gran resistencia75.

71
NOVILLO, M.A. (2012): César y Pompeyo en Hispania. Territorio de ensayo jurídico-
administrativo en la tardía república romana. Editorial: Sílex. Madrid, pp. 173.
72
ALONSO TRONCOSO, V. (1996): “Primeras etapas en la conquista de Gallaecia”, Militaria;
revista de cultura militar, 8, pp. 53-66.
73
A, SCHULTEN (1940): Fontes Hispaniae Antiquae V. Las guerras de 72-19 a.C. de Julio
César. Barcelona. El autor siguió a Napoleón III y dice que terminaría en Carvoeiro.
74
ACUÑA CASTROVIEJO. F. (1980): “Vigo en la Antigüedad”, en Vigo y su historia, Vigo, Caja
de Ahorros de Vigo, pp. 15-5.
75
CABRERO, J. – FERNÁNDEZ URIEL, P. (2010): Política belicista de César en Hispania, en
A. Moreno Hernández (Coord.), Julio César: textos, contextos y recepción. De la Roma Clásica
al mundo actual, Madrid, pp. 258.

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La ayuda de Gades, por medio de Lucio Cornelio Balbo, ya como


praefectus fabrum de César, fue fundamental en los acontecimientos, pues
envío un gran contingente76y con éste, atacó la isla donde se encontraba los
últimos reductos de resistencia lusitana, cayendo rápidamente ante la falta de
recursos77.

En el hilo de pensamiento de Antonio Rodríguez Colmenero78,


argumenta que César tomó esta operación como un propósito para sanear su
maltrecha economía y aprovechar su gran riqueza metalífera. Cabe destacar
también que esta expedición, preparada minuciosamente junto a Balbo y con el
apoyo de Gades, les serviría a sus detractores para atacarle pues pensaron
que había usado esta guerra para enriquecerse y ganar personal, sin ningún
beneficio para Roma, tan solo para él mismo.

5.4 La incursión hacia Brigantium

Con la última victoria y aprovechando que aún disponía de suficientes


recursos, continuaron por el norte del Duero, pues estas poblaciones habían
ofrecido asilo a los lusitanos. Hay un precedente en el 138 a.C con Bruto
Galaico, aunque no llegaría a penetrar tanto como César. Esta zona había
permanecido prácticamente sin contacto con Roma hasta que el pretor tomó la
iniciativa79.

El paso por Brigantium fue una sorpresa para los galaicos, ya que
apenas hubo alguna acción ofensiva frente a los romanos, así que se le obligó
a reconocer la soberanía romana y César conquistó un territorio que hasta
ahora, había permanecido prácticamente casi desconocido, pues de lo único
que se sabía era que la zona era rica en estaño y en oro, además, dejó abierta

76
RODRÍGUEZ NEILA, J.F. (1992): Confidentes César: los Balbos de Cádiz. Madrid.
77
NOVILLO, M.A. (2012): César y Pompeyo en Hispania. Territorio de ensayo jurídico-
administrativo en la tardía república romana. Editorial: Sílex. Madrid, pp. 174.
78
RODRÍGUEZ COLMENERO, A. (1977): Galicia meridional romana. Bilbao.
79
ROLDAN HERVÁS, J.M. (2008): Césares: Julio César, Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y
Nerón: los primeros emperadores de Roma. Editorial: La esfera de los libros. Madrid, pp.56.

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las vías de penetración hacia el interior cuarenta años después Augusto


tomaría esta para sus incursiones80.

Destaca la particular visión de Alain Tranoy81, ya que defiende que fue


una incursión comercial, pues el territorio de Lusitania y Galicia era rico en
estaño y la flota romana no estaba compuesta por navíos de guerra. Otra
valoración en este caso de Santos Yanguas82, ya que expone que estas
poblaciones no habían estado nunca en zonas de operaciones militares, por lo
que sería casi imposible plantar cara a un ejército tan organizado y numeroso
como el romano, así que es normal su reacción de dejarse doblegar por los
romanos.

Jerome Carcopino83 cuenta que los soldados se vieron sorprendidos con


el propio César pues las victorias se consumían con una aparente sencillez, lo
que generó una especie de culto hacía el propio pretor por este buen liderazgo,
además de que era la primera vez que pisaban ese territorio y un medio el cual
no les era familiar.
84
Ramón Járrega Domínguez recoge que César se enriqueció de una
manera ilegal durante la pretura, pues utilizó el pretexto de Lusitania y Galicia
para aumentar su honor y dinero, Luciano Canfora85 señala que César siguió
nutriéndose de los lusitanos como si de una ciudad enemiga se tratara,
remarcando el hecho de que una vez rendidos y les ofreció un trato, el pretor
siguió exprimiendo lo que pudo.

80
NOVILLO, M.A. (2012): César y Pompeyo en Hispania. Territorio de ensayo jurídico-
administrativo en la tardía república romana. Editorial: Sílex. Madrid, pp. 174.
81
TRANOY, A. (1981): La Galice romaine. Recherches sur le nord-ouest de la Peninsule
Iberique dans l´Antiquité. Editorial: Universidad de Bordeux III, Paris.
82
SANTOS YANGUAS, N.V. (1981): “La administración romana del N.O. de la península
ibérica hasta finales del siglo i d.C.”, Brigantium, 10, Vol. I, pp.49-72.
83
CARCOPINO, J. (1974): Julio César: El proceso clásico de la concentración de poder.
Editorial: Rialp, S.A. Madrid.
84
DOMINGUEZ JÁRREGA, R. (2007): “La actuación política de Julio César: ¿Proyecto o
adaptación? ¿Modelo Helenístico o tradición Romana?”, Polis. Revistas de ideas y formas
políticas de la Antigüedad Clásica, 19, pp.35-76.
85
CANFORA, L. (2000): Julio César, un dictador democrático. Editorial: Ariel, Barcelona, pp.48.
91
ALONSO WULFF F, ROLDÁN HERVÁS, J.M. (2001): Citerior y Ulterior. Las provincias
romanas de Hispania en época republicana, Editorial: Istmo. Madrid, pp. 273.

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5.5 El fin de su actividad como pretor: vuelta a Roma

La acción salió tan bien que los propios miembros de su ejército le


proclamaron imperator, algo que le permitiría formar sólidos lazos de clientela
militar. Julio César había conseguido un gran poder económico; no solo repartió
la parte que correspondía a sus soldados, sino que también pudo sufragar las
cuentas que tenía pendientes. De esta manera, el resto del botín lo ingresó en
el erario público en Roma para justificar las guerras que había emprendido 91.

Tras los éxitos cosechados, su ejército le proclamo imperator, ya había


reunido los requisitos para presentar su triunfo en Roma, así que volvió a
Corduba para dar soluciones a una serie de hechos que había dejado
inacabado86. César, con sus logros militares ante los lusitanos y el noroeste de
Hispania, confirmó el poderío de Roma, así como la captación de unas
voluntades que en el futuro le servirían para afianzarse en el territorio, tan sólo
quedaba la parte Cántabra, aunque esto le correspondería a su nieto
Augusto87.

Aunque finalmente renunció al triunfo, pues tenía que presentarse a las


elecciones del consulado en el 59 a.C.: renunció a su imperium, disolvió a sus
legiones y para presentar su candidatura en el senado88.

6. La categoría de Gades y su conexión con César

Durante los siglos II y I a.C., Gades atestigua una importante relación


con Roma, a través de los personajes más importantes dentro de las altas
esferas políticas romanas. La prueba de esto son los beneficios que se le
otorgan.

86
CABRERO, J. – FERNÁNDEZ URIEL, P. (2010): Política belicista de César en Hispania, en
A. Moreno Hernández (Coord.), Julio César: textos, contextos y recepción. De la Roma Clásica
al mundo actual, Madrid, pp. 262.
87
NOVILLO, M.A. (2012): César y Pompeyo en Hispania. Territorio de ensayo jurídico-
administrativo en la tardía república romana. Editorial: Sílex. Madrid, pp. 175.
88
GOLDSWORTHY, A. (2007): César, la biografía definitiva. Editorial: La esfera de los libros.
Madrid, pp. 209-211.

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En este contexto, Julio César y los Balbo gaditanos supusieron una


evolución exponencial en el territorio y contribuyeron a la definitiva
trasformación que deparará el final de este siglo y de la propia República
romana.

Sabemos de la importancia de Gades gracias a Estrabón89 ya que habla


del lugar como una zona llena de numerosos caballeros 90, siendo
prácticamente superada tan solo por Patavium (Padua) y la propia Urbe
romana. Alude al hecho también de que es una tierra de navegación y cuyas
gentes tenían gran valentía, todo esto se fortalece cuando hace mención a las
buenas relaciones con Roma y la gran cantidad de caballeros gaditanos que
hay en Roma.

A pesar de que la gran categoría de Gades viene precedida por la época


anterior a César, es indudable que la influencia de la familia Balbo dotó de más
predominancia a esta región. Supuso una mejora para el conjunto de las
provincias y comunidades de alrededor. La población de Gades pudo haber
nombrado como patronus a Balbo el Mayor y Rodríguez Neila91estima que el
nombramiento de Balbo se hizo cuando recibió la ciudadanía romana en el 49
a.C.

Mientras Julio César ejercía la cuestura, se veía obligado a desplazarse


hasta Cádiz, ya que allí se celebraban importantes audiencias92. No obstante,
una vez terminada la campaña contra los lusitanos y explorado el territorio de
Brigantium, volvería a desempeñar las tareas propias del gobierno en la capital
como pretor.

89
ESTRABON: Geografía de Iberia. [traducción a cargo de Javier Gómez Espelosín]. Editorial:
Alianza. Madrid, 2007.
90
Los équites, o caballeros, es una orden ecuestre, por la que era necesario nacer libre y gozar
de buena reputación. Disponían de una serie de privilegios, como tener puestos reservados en
el teatro.
91
RODRÍGUEZ NEILA, J.F. (1992): Confidentes César: los Balbos de Cádiz. Madrid.
92
SUETONIO: Vida de los doce césares. Obra completa. (Edición a cargo de V. Picón) Madrid:
Editorial Gredos. 2004.

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Este hecho supuso que volviera a coincidir con Cornelio Balbo, quien ya
se había convertido en su hombre de confianza 93, y progresivamente Gades
comenzó a modificar sus costumbres más ancestrales94, tal como abolir de la
constitución propia algunas leyes bárbaras y anticuadas y proceder a un
modelo más cercano al romano. Con esto se refiere a leyes bárbaras o
anticuadas, que no siguen los patrones romanos, de ahí esta consideración95.

El objetivo de la oligarquía gaditana era acomodar su ritmo de vida al


estilo romano, disfrutando de lo que en un futuro le depararía estos beneficios,
como sería la propia ciudadanía romana, aunque cabe decir que es raro
encontrar la concesión de ésta.

La construcción del Portus Gaditanus tiene una problemática, y es que


no se termina de asignar la figura que dio pie a este, obviando que su máximo
esplendor fue en época imperial, Noé Villaverde Vega 96argumenta que
posiblemente fue con César quien tomó forma el proyecto y Augusto
posteriormente se aprovecharía de ello.

Manuel Ferreiro López97expone que en el plano militar a Julio César no


le interesaba la pérdida del territorio, pues la salida hacia el Mediterráneo era
un factor fundamental. Con respecto a la materia económica, la oligarquía
gaditana tenía un gran poder financiero. Era un acuerdo entre ambas partes, ya
que ellos disfrutarían de su ciudadanía romana con todos los derechos
posibles, en especial el ius commercii, un punto fundamental para el negocio.

93
Para ver más sobre este aspecto, véase página 17.
94
FERREIRO LÓPEZ, M. (2008): “Cádiz en el tiempo de César y los Balbo. La ordenación
territorial en la bahía de Cádiz a finales de la república romana”, Rampas, 10, Universidad de
Cádiz, pp. 309-324.
95
ARTEAGA, O., KÖLLING, A., KÖLLING, M., ROOS, A. M., SCHULZ, H. y SCHULZ, H. D.,
(2001): “El puerto de Gadir. Investigación geo arqueológica en el casco antiguo de Cádiz”,
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96
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contexto político del siglo III”, Espacio y Tiempo y Forma, serie II. Historia Antigua. T.10, pp.
403-414.
97
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territorial en la bahía de Cádiz a finales de la república romana”, Rampas, 10, Universidad de
Cádiz, pp. 309-324.

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Esto supondría negociar abiertamente sin ningún tipo de inconveniente, algo


fundamental en esta población donde la importancia del comercio queda
reflejada a lo largo de su tradición y a cambio él disfrutaría de poder financiar
sus diferentes actuaciones políticas.

En suma, se fortalecerá un acercamiento entre los romanos de la Bética


y de las élites de Roma. La política de César quedó clara, y es que cuando se
concede la ciudadanía romana, quería hacer partícipe a las provincias adeptas
a él en los diversos asuntos de estado, así como premiar a sus aliados más
activos como es el caso de Gades98.

7. Conclusión

Llegados a este punto, entramos a valorar las acciones de Julio César


en su corta estancia en Hispania. En primer lugar, se observa a un César como
un ambicioso cuestor, que tuvo una caída de grandeza al compararse con
Alejandro Magno. En un segundo momento, la perspectiva cambia para
mostrarnos a un pretor colmado de una serie de victorias, siendo la antesala de
lo que el futuro le depararía.

Hispania le sirvió como núcleo para aplicar un programa político-


administrativo por el cual intentaría dar solución a la crisis de la República. Este
programa experimental, sería tomado como referente para sus próximas
políticas. Cabe destacar que la toma de la pretura supuso un reto mayor. Esto
se debe a que el territorio no estaba bien organizado, máxime con todo lo que
supuso la guerra Sertoriana. Por lo que, César tuvo que hacerse cargo él
mismo de la reorganización de las provincias. De esta manera, dotó a Hispania
de una mayor estructura por la que mejoró su situación99.

La relación con las provincias se vio fortalecida mediante las voluntades,


ya fuere por la exención de tributos extraordinarios, así como por la solvencia

98
RODRÍGUEZ NEILA, J. F. (1980): El municipio romano de Gades. Cádiz.
99
CABRERO, J. – FERNÁNDEZ URIEL, P. (2010): Política belicista de César en Hispania, en
A. Moreno Hernández (Coord.), Julio César: textos, contextos y recepción. De la Roma Clásica
al mundo actual, Madrid, pp. 250.

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de los conflictos entre los habitantes de las provincias. Estas habían


permanecido casi ignoradas por Roma hasta la llegada de César.

Otro de los puntos más importantes era ampliar el territorio de Roma en


Hispania, aunque esta tarea no sería finalizada hasta la llegada de su hijo
Octavio, estableciendo, así, una romanización por completo en Hispania, una
integración plena en las políticas de Roma y aumentando la cantidad de
emigrantes itálicos100.

El éxito logrado por César se caracterizó, en definitiva, por el uso de


unas campañas de castigo, pero no de conquista, a diferencia de sus
antecesores, ya que buscó voluntades y botines, así como la imposición de
unas medidas políticas y administrativas. Con el modelo de civitas romana
pudo cohesionar el territorio al suministrar simultáneamente centros de
administración y modelos de integración social. Empleó, para ello, la promoción
jurídica y la concesión de privilegios a varias comunidades, similar al modelo
que se seguía desde la propia Roma101.

En conclusión, la presencia de Cayo Julio César durante sus


actuaciones, primero como cuestor y después como pretor, no debe de verse
tan solo por sus hechos militares, ya que el programa político-administrativo
que desarrolló, supuso el punto de partida en unas políticas que, bajo su
perspectiva y modo de ver, lograrían salvar a la República.

En suma, no solo estableció una serie de contactos en Hispania, hecho


que sería fundamental para los sucesos que acontecieron en la guerra civil
contra Pompeyo, sino que sería el lugar donde vería el surgimiento de la figura
que, a posteriori, sería considerada como el hombre más poderoso de Roma.
Este programa establecería unas bases, y quedaría culminado con la figura de
Augusto.

100
ROLDAN HERVÁS, J.M. (2008): Césares: Julio César, Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y
Nerón: los primeros emperadores de Roma. Editorial: La esfera de los libros. Madrid.
101
NOVILLO, M.A. (2012): César y Pompeyo en Hispania. Territorio de ensayo jurídico-
administrativo en la tardía república romana. Editorial: Sílex. Madrid, pp. 175.

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