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ESCUELA DE CHICAGO

El orden social lo considera un orden plural; quiere decir que se abre al entendimiento y se
compromete con los problemas sociales del momento, lo que no ocurría con las dos escuelas
anteriores (la psicológica y la biológica). Va a resaltar la importancia del factor ambiental como
causa de la criminalidad del factor físico de la ciudad. Además, va a tener como factor la
distribución geográfica del delito por áreas o por zonas.

Cambia el modo de ver la causa de la criminalidad, ya no será dentro del individuo si no fuera
de él, primera escuela que va hacer estadísticas del delito, ahora es visto como un fenómeno
social colectivo que se producía en la sociedad y no como un problema individual, va a
asociarlo con el factor socioeconómico, es decir que los delitos se van a cometer donde los
sitios más desorganizados a aquellos que no tienen un nivel socioeconómico alto.

Estos autores utilizaron esta explicación ecológica de la criminalidad y desarrollaron el modelo


de ecología humana, o la teoría de las áreas concéntricas. En el modelo de dicha teoría, Park y
Burgess definieron cinco áreas distintas en Chicago. La zona posterior al centro de negocios se
define como la zona de transición, donde ocurre el delito principalmente.

Zonas Concéntricas se aplicó en un análisis del crecimiento urbano. Cinco zonas concéntricas
se identificaron con un crecimiento característico en Chicago y en al menos otras 20 ciudades
americanas en los años veinte. Específicamente, Shaw y McKay, usaron este análisis para
describir la distribución de la delincuencia juvenil en detalle y para explicar por qué ya se había
dispersado en las áreas urbanas.

El tercero, la efectividad de las instituciones sociales y el atractivo de las zonas residenciales y


de negocios se corresponden muy de cerca con los principios naturales y ecológicos que están
influenciados por los conceptos de competición y dominio. Este supuesto asocia el término
“enfoque ecológico” con la explicación de la delincuencia de la desorganización social. El
cuarto supuesto es que las áreas socialmente desorganizadas llevan al desarrollo de valores y
tradiciones criminógenos que reemplazan los convencionales y que se autoperpetúan.

Las tasas más altas se encontraron en las zonas céntricas de la ciudad y declinaban con la
distancia al centro de la ciudad. dentro de las áreas céntricas de la ciudad el proceso de
volverse delincuente se daba por medio de una red de relaciones interpersonales que
implicaban a la familia, las bandas y el vecindario.

ESCUELA CLINICA:

La criminología clínica nace como escuela criminológica con el médico y criminólogo italiano
Ezechia Marco Lombroso, más conocido con el seudónimo Cesare Lombroso, representante
del positivismo criminológico o Nuova Scuola. La convicción de Lombroso, respecto de las
causas biológicas de la criminalidad era tan fuerte que sostenía la idea del desarraigo perenne
para los criminales adultos incorregibles o su eliminación física para los que además eran
peligrosos. Tal era su terapia del delito.

La idea del desarraigo perenne, actualmente es conocida como la expulsión hacia adentro que
hace la sociedad del criminal, relegándolo al ostracismo penitenciario; o del hombre con
patología mental que realiza un comportamiento criminal, que es confinado a un sanatorio
para enfermos mentales en condiciones similares o peores a las de una cárcel.
Como se puede apreciar, desde sus orígenes, la criminología clínica pretende explicar el delito
a partir del estudio, diagnóstico y tratamiento personalizado del delincuente. Ello supone que
el crimen es una conducta anómala, propia de una persona enferma, como apunta Garófalo, R.
No puede ser de otra manera, pues el significado etimológico de la palabra clínica proviene del
griego kliniké que significa lecho y de kliné que quiere decir cama, acostarse o inclinarse, de la
cual deriva la mención a la práctica de atender a los pacientes en la cama.

La artificialidad del crimen (y no su naturalidad) y la criminalidad de cuello blanco son


explicadas por Gilbert Geis al afirmar que "la preocupación por la utilización del poder para
explotar y victimizar a quienes se hallan en las posiciones más desfavorecidas, ha marcado los
principales sistemas políticos desde que se tiene constancia histórica escrita" (7). Inclusive para
el caso de la criminalidad de cuello blanco, Lombroso, citado por Geis, G, sostuvo que los
delincuentes de gran poder, a quienes la sociedad venera como jefes, cuentan con marcas de
delincuencia congénita, pero su elevada posición suele impedir el reconocimiento de tal
carácter delincuencial, su naturaleza depravada puede revelarse demasiado tarde a expensas
de todo el país.

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