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LA CLAVE DE

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versículos de las Escrituras

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 © 2020 por Grupo Nelson®
Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América.
Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson.
www.gruponelson.com

Título en inglés: The Joshua Code

© 2012 por O. S. Hawkins
Publicado por Thomas Nelson, Thomas Nelson es una marca registrada
de HarperCollins Christian Publishing, Inc.

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Diseño de portada por Left Coast Design, Portland, Oregon. www.lcoast.com

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Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida,

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por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro—, excepto por citas

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A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la
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Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960 © 1960 por Sociedades Bíblicas en América
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Latina, © renovada 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas. Usada con permiso.
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Reina-Valera 1960® es una marca registrada de la American Bible Society y puede

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ser usada solamente bajo licencia.

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Las citas bíblicas marcadas «ntv» son de la Nueva Traducción Viviente, © Tyndale
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House Foundation, 2010. Usada con permiso de Tyndale House Publishers, Inc., 351
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Executive Dr., Carol Stream, IL 60188, Estados Unidos de América. Todos los derechos
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reservados.
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Las citas bíblicas marcadas «nvi» son de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®
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NVI®. Copyright © 1999, 2015 por Biblica, Inc.® Usada con permiso de Biblica, Inc.®
Reservados todos los derechos en todo el mundo.
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representan ni implican aprobación ni apoyo de parte de Grupo Nelson, ni responde

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la editorial por la existencia, el contenido o los servicios de estos sitios, números,

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compañías o productos más allá de la vida de este libro.

Editora en Jefe: Graciela Lelli

Traducción: Marina Lorenzin
Adaptación del diseño al español: Mauricio Díaz
ISBN: 978-0-82974-604-4

Impreso en Estados Unidos de América

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LA CLAVE DE

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versículos de las Escrituras

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que todo creyente

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PARA SUSIE,

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cuya belleza exterior
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solo es superada por su
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belleza interior.
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CON TODO MI AMOR . . .

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CON TODA MI VIDA.

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 Contenido

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
1 Todos tenemos una visión del mundo (Génesis 1.1) . . 16

ng
2 El versículo más citado de la Biblia (Juan 3.16) . . . . . . 22

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3 Maravillosa gracia (Efesios 2.8) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26

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4 Un salmo para todas las edades (Salmos 23.1) . . . . . . . 31

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5 El secreto familiar (Romanos 8.28) . . . . . . . . . . . . . . . . 36

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6 La primacía del ser sobre el hacer (Mateo 5.6) . . . . . . . 41
C
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7 El remedio de dios para el pecado del hombre
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(Isaías 53.6) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
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8 Los tres niveles de oración (Mateo 7.7) . . . . . . . . . . . . 52

ar

9 Antes de juzgar hay que probar (Efesios 5.18) . . . . . . . 57

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10 El fruto del Espíritu (Gálatas 5.22-23) . . . . . . . . . . . . . 61

20

11 El número telefónico de dios (Jeremías 33.3) . . . . . . . . 66

20
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12 ¿Es el diablo el verdadero culpable de mis actos?

rig

(1 Corintios 10.13) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
y
op

13 Conocer la salvación (Filipenses 1.6) . . . . . . . . . . . . . . 77

C
©

14 La palabra olvidada en nuestro vocabulario cristiano

(Mateo 4.17) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
15 La Biblia: La Palabra inspirada por Dios
(2 Timoteo 3.16) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87

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 16 La visión es fundamental (Proverbios 29.18) . . . . . . . . 92
17 ¿Sigue Jesús llorando? (Juan 11.35) . . . . . . . . . . . . . . . . 97
18 La pregunta crucial de la vida (Juan 11.25) . . . . . . . . 101
19 La receta de Dios para un avivamiento
(2 Crónicas 7.14) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106

ng
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20 ¡Oh, ese medio blando! (Gálatas 2.20) . . . . . . . . . . . . 111

is
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21 Salir de pesca (Marcos 1.17) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116

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n
22 La verdadera confesión (1 Juan 1.9) . . . . . . . . . . . . . . 121

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23 El gran mandamiento (Lucas 10.27) . . . . . . . . . . . . . . 127

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24 Un mandamiento nuevo (Juan 13.34) . . . . . . . . . . . . 131
s
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25 Tres versículos para la juventud…¡y para el resto de

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nosotros! (1 Corintios 10.31) . . . . . . . . . . . . . . . . 135

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26 El meollo de la cuestión (1 Samuel 16.7) . . . . . . . . . . 139

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27 Conocer la voluntad de Dios (Lucas 22.42) . . . . . . . . 143

by
20

28 La respuesta de Dios al caos cultural (Efesios 1.7) . . . 148

20

29 Jesús: ¿el único camino? (Juan 14.6) . . . . . . . . . . . . . . 153

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30 Mantener la vida enfocada (Filipenses 3.13-14) . . . . . 158

y
op

31 ¿Aprobado o avergonzado? (2 Timoteo 2.15) . . . . . . . 162

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©

32 Paternidad productiva (Proverbios 22.6) . . . . . . . . . . 165

33 La clave de Josué (Josué 1.8) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169
34 La segunda milla (Mateo 5.41) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
35 Un nuevo comienzo (Rut 1.16) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177

10

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 36 Volver a los cimientos (Hechos 1.8) . . . . . . . . . . . . . . . 183
37 Buenas noticias y malas noticias (Romanos 6.23) . . . 189
38 Cómo vencer el temor a la muerte (Salmos 23.4) . . . 192
39 Una fe que obra (Santiago 2.26) . . . . . . . . . . . . . . . . . 197

ng
40 Amor supremo (Romanos 5.8) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201

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41 ¡Desamparado! (Mateo 27.46) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205

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42 Embajadores en nombre de Cristo (2 Corintios 5.20) 210

n
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43 Integridad:¡no salga de su casa sin ella!

is
(Proverbios 10.9) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216
hr
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44 El verbo fue hecho carne (Juan 1.14) . . . . . . . . . . . . . 221
s
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45 Los diez grandes mandamientos (Éxodo 20.2-3) . . . 225

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46 La oración modelo (Mateo 6.9) . . . . . . . . . . . . . . . . . 232

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47 Un nuevo cántico de redención (Apocalipsis 5.9) . . . 237

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48 ¡Dios está llamando! (Apocalipsis 22.17) . . . . . . . . . . 242

20

49 ¡Aquí viene el juez! (2 Corintios 5.10) . . . . . . . . . . . . 246

20
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50 El cielo (Filipenses 3.20) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 251

y rig

51 Últimas palabras famosas (Apocalipsis 22.20) . . . . . . 258

op
C

52 El factor temor (Eclesiastés 12.13) . . . . . . . . . . . . . . . 263

©

El don de la vida eterna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 268

Mission:Dignity . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 270
Acerca del autor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 271

11

La clave Josue.indd 11 1/4/20 17:08

 Introducción

ng
ace poco, mientras escuchaba a nuestro nieto de

hi
siete años citar de memoria un capítulo com-

is
bl
pleto del libro de Salmos, me di cuenta de que pocos adul-

Pu
tos reflexionan, mucho menos son intencionales, acerca de

n
tia
la disciplina de memorizar las Escrituras. ¿Saben, por ejem-

is
plo, qué es la clave de Josué? Esta se encuentra en Josué 1.8:

hr
«Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de
C
s
día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas con-
lin

forme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás

ol
C

prosperar tu camino, y todo te saldrá bien». La clave de Josué

r
pe

nos desafía a que la Palabra de Dios no se aparte de nuestra

ar

boca por medio de la memorización y a guardarla en nuestros

H
by

corazones al meditar en ella «de día y de noche».

Hoy en día, muchos lectores constantes de la Biblia
20
20

tienden a pensar que es más importante el volumen de las

Escrituras que puedan devorar a diario. Los cincuenta y dos
ht
rig

capítulos en este libro están diseñados para guiarlos en un

y

recorrido de un año. De esta forma, podrán dedicar una se-

op
C

mana para cada escritura en particular, memorizarla y me-

©

ditar en ella hasta que se encuentre encarnada y se vuelva

una parte viviente de nuestro propio ser. Los pastores ocu-
pados o los maestros de la Biblia también pueden utilizar
los bocetos en cada capítulo como una guía para desafiar a
sus oyentes a que dediquen un año para la memorización y

La clave Josue.indd 12 1/4/20 17:08

 meditación de estos cincuenta y dos versículos de las Escri-
turas que todo creyente debe conocer.
Mi propia vida fue drásticamente transformada cuan-
do, siendo un joven de diecisiete años, acepté a Cristo como
mi Salvador y Señor. En ese entonces, podía contar con una
mano el número de veces que recordaba haber asistido a

ng
una iglesia, y ni siquiera sabía que Mateo, Marcos, Lucas o

hi
Juan eran libros de la Biblia. En la primera semana de mi

is
bl
experiencia como cristiano, alguien me entregó un trozo de

Pu
papel con la escritura de 1 Corintios 10.13 y entonces, mi-

n
tia
rándome directamente a los ojos, me dijo: «¡Será mejor que

is
lo memorices porque lo vas a necesitar!». Así comenzó el

hr
hábito de memorización de las Escrituras, el cual ha servido
C
s
para guiarme cada día desde entonces. Ese versículo decía:
lin

«No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea hu-

ol
C

mana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más

r
pe

de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente

ar

con la tentación la salida, para que podáis soportar». Solo

H
by

Dios sabe cuántas veces a través de los años he llegado a la

esquina de la tentación y este versículo, guardado en mi co-
20
20

razón y en mi memoria, fue declarado con mi boca y me ha

guardado en el camino correcto.
ht
rig

La memorización de las Escrituras nos permite llevar la

y

Palabra de Dios con nosotros a todas partes sin tener que car-
op
C

gar nuestras Biblias. Nos permite recibir la Palabra en nues-

©

tros corazones, retenerla en nuestras mentes y recitarla con

nuestras bocas a fin de declararla con poder. Esto es exacta-
mente lo que nuestro Señor hizo cuando fue tentado en el
desierto de Judea. Ante cada tentación que Satanás le presen-
taba a Jesús en Mateo 4, Jesús le respondía, diciendo: «Escrito

13

La clave Josue.indd 13 1/4/20 17:08

 está…». La Palabra que es recibida y retenida en nuestros co-
razones y en nuestras mentes vence las tentaciones cuando se
declara con nuestros labios.
La memorización de las Escrituras comienza cuando bus-
camos comprender el pasaje que queremos memorizar. Por
este motivo, usted podrá encontrar un boceto del significado

ng
del pasaje acompañando cada capítulo en este volumen. Para

hi
la memorización de la Escritura, me ha resultado útil reescri-

is
bl
birla de puño y letra, frase por frase, en una pequeña tarjeta.

Pu
Guardo la tarjeta en mi bolsillo toda la semana, y numerosas

n
tia
veces durante cada día —cuando estoy en mi escritorio, en un

is
semáforo en mi vehículo o en otras ocasiones— simplemente

hr
la reviso hasta que pueda memorizar la primera frase, luego
s
C
la segunda, y así sucesivamente. Me es útil citar de memoria
lin

el versículo completo hasta cien veces para «sellarlo» en mi

ol
C

corazón y en mi mente antes de pasar a otro versículo. Re-

r
pe

pasarlo de manera periódica durante las próximas semanas

ar

también es esencial.
H
by

Otro aspecto importante de la clave de Josué es que «de

20

día y de noche meditarás en el libro de la ley». A veces, me

20

pregunto si el temor al misticismo oriental les ha robado a

ht

algunos cristianos el arte de la meditación. El diccionario

rig

Webster’s define el término meditar como «pensar detenida-

y
op

mente o reflexionar, enfocar los pensamientos propios en un

C

asunto: considerar o ponderar». O, como dice la Biblia: «En

©

esto pensad» (Filipenses 4.8). Esto es exactamente lo que Ma-

ría, la joven virgen de Nazaret, hizo cuando recibió la palabra
de que estaba embarazada y luego cuando nació su hijo. Ma-
ría «guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón»

14

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 (Lucas 2.19). Ponderaba, meditaba sobre todas esas cosas. El
término griego aquí para meditar es una palabra compuesta
que significa «mezclar», como lo hace una cocinera que añade
diferentes ingredientes en una olla, los revuelve y los cocina
a fuego lento. Esta era la esencia del ruego del salmista en
Salmos 19.14 cuando dijo: «Sean gratos los dichos de mi boca

ng
y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca

hi
is
mía, y redentor mío». Una de las disciplinas que he hallado

bl
Pu
útil con respecto a la meditación es repetir el versículo una y
otra vez poniendo la inflexión en una palabra diferente cada

n
tia
vez. Es asombroso cuánto conocimiento surge de esta práctica

is
hr
sencilla, tanto para los creyentes jóvenes, como para los más
C
experimentados. Agustín, el padre de la iglesia primitiva dijo:
s
lin

«La Palabra de Dios es lo suficientemente superficial como

ol

para no ahogar al joven, pero lo suficientemente profunda

C
r
pe

como para que los más grandes teólogos no hagan pie».

ar

Así emprendemos nuestro camino para que la clave de

H

Josué se vuelva una parte diaria de nuestras vidas, a medida

by

que recuperamos la belleza de la memorización y meditación

20

de las Escrituras. «Nunca se apartará de tu boca este libro de

20

la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que

ht
rig

guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito;

y

porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá

op

bien». Creo que hay cincuenta y dos versículos que todo cre-
C
©

yente debe saber de memoria. Comencemos este recorrido

con el primer versículo de la Biblia.
ç

15

La clave Josue.indd 15 1/4/20 17:08

 1 todos tenemos una
visión del mundo

ng
En el principio, Dios creó los cielos y la tierra.

hi
is
GÉNESIS 1.1, NTV

bl
( )

Pu
n
tia
T hr
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odos tenemos una visión del mundo. Todos vemos la
C
vida a través de algún tipo de lente. Ciertas persuasio-
s
lin

nes predispuestas o prejuicios en apariencia bien intencio-

ol

nados determinan, de hecho, la manera en que cada uno de

rC
pe

nosotros ve el mundo. Actualmente, el hemisferio occidental

ar

está envuelto en una gran confrontación entre cosmovisiones

H

competitivas.
by

Los años de mi niñez transcurrieron en la década de los

20

cincuenta, cuando la visión del mundo judeocristiana se des-

20

tacaba en Estados Unidos. Nuestros hombres y mujeres jó-

ht

venes acababan de regresar de Europa o del Pacífico Sur al

rig

término de la Segunda Guerra Mundial. Se casaron con sus

y
op

novias o novios de la secundaria y comenzaron lo que los so-

C

ciólogos llaman el «baby boom» [auge de la natalidad]. Éra-

©

mos personas agradecidas y complacidas. La asistencia a la

iglesia era elevada todo el tiempo, y la lectura bíblica tenía
lugar a diario en las escuelas públicas. Veíamos nuestro mun-
do a través de una lente moderna pero moral.

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 Mi adolescencia transcurrió en los años sesenta. El ase-
sinato del presidente John F. Kennedy marcó el comienzo de
esa década, y algo ocurrió con la mentalidad estadounidense.
Nos volvimos más introspectivos. Eso comenzó a verse refle-
jado en la música de esa época. Peter, Paul y Mary cantaban:
«The answer, my friend, is blowing in the wind» [La respuesta,

ng
amigo mío, está soplando en el viento]. De pronto, nuestra

hi
introspección reveló que las respuestas sencillas que creíamos

is
bl
tener ahora eran cuestionadas. Nuestra visión del mundo co-

Pu
menzó a cambiar sutilmente. Para muchos, las respuestas a las

n
tia
preguntas de la vida que creían tener parecían estar «soplando

is
en el viento».

hr
Luego, llegó la década de los setenta, cuyo comienzo fue
s
C
marcado por el escándalo Watergate, Roe vs. Wade y Vietnam.
lin

La sociedad se volvió más escéptica. Nuevamente, esto se refle-

ol
C

jó en la música de ese tiempo. El gran éxito de Billy Joel en esa

r
pe

época era «Only the Good Die Young» [Solo los buenos mue-
ar

ren jóvenes]. El escepticismo se convirtió en la lente a través de

H
by

la cual muchos en nuestra cultura empezaron a ver el mundo.

Un poco más tarde, hubo un alivio temporal en la década
20
20

de los ochenta. Ronald Reagan trajo nuevas esperanzas al ha-

blar sobre aquella «ciudad brillante sobre una colina». Luego,
ht
rig

llegaron los años noventa. Cayó el muro de Berlín; la Guerra

y

Fría terminó de manera repentina. Más tarde, el nuevo mile-

op
C

nio fue marcado por el atentado del 11 de septiembre de 2001

©

y la guerra del terror desató un efecto significativo en la visión

del mundo de muchos.
Aunque nuestra visión del mundo pueda cambiar a tra-
vés de las décadas, hay una constante que permanece in-
mutable. El simple hecho es que nuestra visión del mundo

17

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 puede determinarse a raíz de nuestra respuesta ante las pri-
meras cuatro palabras de la Biblia: «En el principio, Dios…».
Si creemos en estas cuatro palabras, entonces veremos nues-
tro mundo a través de la lente de las Escrituras, las cuales no
cambian. De lo contrario, continuaremos viendo el orbe a
través de la lente de la cultura que está en constante cambio.

ng
Quizás no haya otro versículo que esté sujeto a tal abuso y

hi
menosprecio como Génesis 1.1. Este demanda las respuestas

is
bl
a tres interrogantes importantes: ¿cuándo?, ¿quién? y ¿qué?

Pu
n
¿cuándo?

tia
«En el principio»

is
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Cabe señalar que la historia no comenzó en Génesis 1.1, sino
C
mucho antes, en los concilios eternos de Dios. Allí encontra-
s
lin

mos tres cosas: amor, gloria y vida eterna.

ol

Antes de Génesis 1.1, existía el amor. En su oración de

C
r
pe

intercesión, el Señor Jesús oró: «Padre, aquellos que me has

ar

dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmi-

H

go, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has
by

amado desde antes de la fundación del mundo» (Juan 17.24).

20

Antes de la fundación del mundo que señala Génesis 1.1,

20

existía el amor.
ht

De regreso a los recesos eternales de Dios, antes de los

rig

acontecimientos de Génesis 1.1, también existía la gloria. Más

y
op

adelante, en esa misma oración, Jesús oró: «Ahora pues, Pa-

C

dre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve

©

contigo antes que el mundo fuese» (Juan 17.5). Mucho antes

de lo que llamamos el «principio», la gloria de Dios ya existía.
También existía la promesa de la vida eterna antes del
«principio». El apóstol Pablo, inspirado por el mismo Espíritu

18

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 Santo, en su carta a Tito lo expresó así: «En la esperanza de la
vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes
del principio de los siglos» (Tito 1.2). Nuestra esperanza de
la vida eterna y su promesa estuvieron allí «desde antes del
principio de los siglos», antes del «principio».
Uno no debería pensar en Génesis 1.1 como el principio

ng
de todas las cosas, porque «en el principio era el Verbo, y el

hi
Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios». A fin de que no haya

is
bl
equivocación alguna acerca de quién hablaba, el apóstol Juan

Pu
añadió: «Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre noso-

n
tia
tros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre),

is
lleno de gracia y de verdad» (Juan 1.1, 14).

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C
¿QUIÉN?
s
«Dios»
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La Biblia aquí traduce la palabra hebrea Elohim como

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Dios. Resulta importante señalar que esta palabra está en su

ar

forma plural. Es un sustantivo plural que nos da a entender en

H

el versículo inicial de la Escritura que Dios es uno representa-

by

do en tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es interesante notar

20

que el verbo creó, el cual acompaña a este sustantivo, aparece

20

en la forma singular, como si se estuviera burlando de la gra-

ht

mática. Y, sin embargo, debería ser singular en el sentido de

rig

que él es el gran tres en uno. Vemos esta verdad revelada más

y
op

adelante en Génesis 1 cuando leemos: «Hagamos al hombre

C

a nuestra imagen» (Génesis 1.26, énfasis añadido). Y luego el

©

versículo siguiente dice: «Y creó Dios al hombre a su imagen»

(v. 27, énfasis añadido).
La doctrina de la Trinidad es uno de los misterios más
grandes de la Biblia. No obstante, desde este primer versículo,

19

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 la idea de la Trinidad se encuentra entretejida a través de toda
la Escritura. Por lo general, se ilustra por sus similitudes con
el H2O, dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Todos
sabemos que eso es el agua: un líquido. Sin embargo, también
podemos encontrarla en su estado sólido (hielo) o gaseoso
(vapor). Y, en todas estas tres manifestaciones, conserva la

ng
misma naturaleza: H2O. Sucede del mismo modo con Dios

hi
cuando se manifiesta a sí mismo en tres personas.

is
bl
Pu
¿QUÉ? «creó los cielos y la tierra»

n
tia
Existe una gran diferencia entre crear algo y hacer algo. Mu-

is
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chos de nosotros hemos hecho cosas, pero ninguno ha creado
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algo de la nada. Un ebanista puede hacer un hermoso mueble
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de madera. Sin embargo, es totalmente incapaz de crear la

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madera. El término hebreo del cual se tradujo creó en Génesis

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1.1 lleva la connotación de que algo es creado de la nada.

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El universo físico fue creado por la palabra de Dios. ¿Es

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posible que, en la vasta expansión por encima de nosotros, el

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sistema solar, las constelaciones y el espacio inmensurable, con

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sus miles de millones de estrellas moviéndose con la precisión

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de un reloj, hagan esto sin un maestro Creador y Diseñador?

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¿Puede ser también posible que nadie más entre los miles de
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millones de personas que viven en el planeta tenga el mismo

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ADN o una huella digital igual a la suya? ¿Y es esa clase de crea-

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tividad y variedad siquiera posible sin alguien detrás de todo,

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quien lo considera a usted como indescriptiblemente valioso?

Al memorizar Génesis 1.1 esta semana, medite en el rico
significado de cada una de estas palabras sagradas y recuerde
que estas primeras cuatro palabras de la Biblia determinan

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 nuestra visión personal del mundo. Sí, ciertamente: «¡En el
principio, Dios!». Que estas cuatro palabras puedan ser la
lente a través de la cual usted construya su visión del mundo.
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