Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
¿Qué sería de las cartas, las monedas y las chisteras sin un mago? Sin embargo,
¿qué sería del mago sin su discurso? En 2019 Juan Tamariz mencionó en una
entrevista que alguna vez se le dió la oportunidad de asegurar sus manos (tal como
hacen algunas empresas con los porteros de fútbol). No obstante, Tamariz preguntó
si en cambio podía asegurar su voz, pues aseguró que la magia está en la palabra,
en el verbo.
Gracias a lo anterior me surgió una gran duda: ¿Qué historia debo contar para
entretener al público? Mi idea como mago no es solo asombrar sino no perder el hilo
de atención de mis espectadores. Mi fin es hacerlos disfrutar de cada pequeño
detalle, de cada segundo de la función. Lo ideal es que en una rutina no haya
espacio para tiempo muerto y superfluo dado que le daría la oportunidad a los
espectadores de salirse de la atmósfera y no disfrutarían del mismo modo el acto.
Un error que cometen un gran número de magos es pensar que copiar historias es
una buena idea. Admito que no hay nada de malo en inspirarse y tener un referente
que nos guíe, pero caer en la vagancia mental de copiar un acto de inicio fin por
ahorrarnos la pereza, no sólo es una falta hacia el público quien merece un show de
calidad, sino que también es una falta hacia el mago que se tomó el tiempo de
pensar y diseñar dicha rutina. Ahora bien, si encuentras un mago que te llama
mucho la atención y te gusta su estilo, puedes guiarte de algunos elementos como
su tono de voz, pausas y chistes. La idea es encontrar dichos factores que te
pueden ayudar a construir una historia emocionante (algo así como cuando un
adulto entra en personaje para leerle una historia a un niño, se vale de
modulaciones en la voz, mímicas y gestos exagerados para ofrecerle al chico un
momento mágico)
Con esto me refiero a que las historias no siempre deben ser verdad o basarse en
hechos reales. Cuando era niño pensaba que no ocurrían cosas emocionantes en
mi vida (aunque esta perspectiva cambió con el tiempo), pero entendí que por esta
razón los magos tienen el derecho de crear un mundo ficticio.