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Uniones adherentes y desmosomas: fi jación de unas células con otras

Las células de ciertos tejidos, en especial epitelios y músculo cardiaco, son muy difíciles de separar entre
sí porque se mantienen juntas mediante uniones adhesivas especializadas dependientes de
calcio. Además de las uniones adherentes, las células epiteliales contienen con frecuencia otros tipos de
uniones celulares que también se localizan sobre sus superfi cies laterales, cerca de la luz apical . Son
muy frecuentes en los epitelios, como el recubrimiento intestinal, donde se encuentran como un «cinturón»
que rodea a cada una de las células cerca de su superfi cie apical y unen a la célula con sus vecinas . Las
células de una unión adherente se mantienen unidas por enlaces dependientes de calcio que se forman
entre los dominios extracelulares de las moléculas de caderina que salvan las brechas de 30 nm que hay
entre las células vecinas .
Como ejemplo, las uniones adherentes situadas entre células endoteliales que recubren las paredes de los
vasos sanguíneos transmiten señales que aseguran la supervivencia de las células. Los ratones que
carecen de una caderina de las células endoteliales son incapaces de transmitir estas señales de
supervivencia y estos animales fallecen durante la etapa embrionaria como consecuencia de la muerte de
las células que recubren los vasos sanguíneos. Al igual que las uniones adherentes, los desmosomas
contienen caderinas que unen dos células a través de una brecha intercelular estrecha . La red
tridimensional de fi lamentos intermediarios similares a cuerdas suministran continuidad estructural y
fuerza tensional a toda la hoja de células.
La enfermedad se caracteriza por la pérdida de adhesión entre las células de la epidermis con formación
de vesículas graves en la piel.

El papel de los receptores de adhesión celular en la señalización transmembranosa


Este tipo de fenómeno se ilustra con las células de glándula mamaria que se presentan en la fi gura 7-
29. Cuando estas células se retiran de una glándula mamaria y crecen en una caja de cultivo
desnudo, pierden su capacidad para sintetizar las proteínas de la leche y se ven como células aplanadas e
indiferenciadas . Cuando estas mismas células indiferenciadas se cultivan en presencia de ciertas
moléculas extracelulares , recuperan su apariencia diferenciada y se organizan en estructuras glandulares
productoras de leche . Se cree que la laminina estimula las células mamarias mediante la unión con
integrinas de la superfi cie celular y la activación de las cinasas en la superfi cie interna de la membrana .

ZONAS DE OCLUSIÓN: SELLADO DEL ESPACIO EXTRACELULAR


La razón se tornó aparente en el decenio de 1960 con el descubrimiento de contactos especializados
llamados zonas de oclusión entre las células epiteliales contiguas. Las zonas de oclusión se localizan en el
extremo apical del complejo de unión entre las células epiteliales adyacentes . En la fi gura 7-30a se
muestra una micrografía electrónica de un corte a través de la zona de oclusión que se cortó para incluir
las membranas plasmáticas de las células adyacentes. La técnica de congelamiento y fractura, que
permite la observación de las caras internas de una membrana , muestra que las membranas plasmáticas
de una zona de oclusión contienen hebras interconectadas que discurren paralelas entre sí y con la superfi
cie apical del epitelio.
Las proteínas integrales de las zonas de oclusión forman fi brillas continuas que rodean por completo a la
célula, como una junta, y establecen contacto con las células próximas por todos lados. Como
resultado, las zonas de oclusión sirven como barrera a la difusión libre de agua y solutos del
compartimiento extracelular por un lado de una hoja epitelial hacia el otro lado. Las zonas de oclusión
también sirven como «vallas» que ayudan a mantener el carácter polarizado de las células
epiteliales. Como otros sitios de adhesión celular, las zonas de oclusión también participan en vías de
señalización que regulan numerosos procesos celulares.
No todas las zonas de oclusión poseen las mismas propiedades de permeabilidad. Algunas zonas de
oclusión son permeables a iones o solutos específi cos a los que otras zonas de oclusión son
impermeables. Estudios recientes brindan información considerable sobre la base molecular de la
permeabilidad de las zonas de oclusión. Hasta 1998 se pensó que las hebras de las zonas de oclusión se
componían de una sola proteína, la ocludina.
Después se encontró que las células cultivadas que carecían del gen para la ocludina, y que por tanto no
producían esta proteína, aún podían formar hebras de la zona de oclusión con estructura y función
normales. Estudios posteriores realizados por Shoichiro Tsukita y colaboradores en la Universidad de
Kyoto condujeron al descubrimiento de una familia de proteínas llamadas claudinas que son el
componente principal de las hebras en las zonas de oclusión. La micrografía electrónica de la fi gura 7-31
muestra que la ocludina y la claudina están juntas dentro de las fi brillas lineales de una zona de
oclusión. Se han identifi cado por lo menos 24 claudinas diferentes y las diferencias en la distribución de
estas proteínas podrían explicar las diferencias de la permeabilidad de las zonas de oclusión.
Por ejemplo, sólo una pequeña región de un túbulo renal humano, conocida como rama ascendente
gruesa, tiene zonas de oclusión permeables a iones magnesio . El nivel de Mg2+ en su sangre es bajo
porque las zonas de oclusión que contienen la claudina anormal son impermeables al magnesio. En 2002
se descubrió otra función relevante de las zonas de oclusión. La investigación más profunda reveló que las
células en una de las capas más externas de la epidermis normal están conectadas entre sí mediante
zonas de oclusión.
Los animales que carecen del gen para claudina 1 fueron incapaces de desarrollar zonas de oclusión
epidérmicas impermeables y, como resultado, sufrieron la pérdida descontrolada de agua. Las zonas de
oclusión también están presentes entre las células endoteliales que recubren las paredes de los
capilares. Por consiguiente, uno de los objetivos principales de la industria farmacéutica es desarrollar
agentes que abran en forma transitoria las zonas de oclusión del cerebro para permitir el paso de
sustancias terapéuticas.

UNIONES COMUNICANTES Y PLASMODESMAS: MEDIACIÓN DE LA COMUNICACIÓN INTERCELULAR


Las uniones comunicantes son sitios entre las células animales especializados para la comunicación
intercelular. Las micrografías electrónicas revelan que las uniones comunicantes son sitios en los que las
membranas plasmáticas de células adyacentes se aproximan de forma notoria una a la otra , pero no
establecen contacto directo. Durante la formación de las uniones comunicantes, los conexones de las
membranas plasmáticas de células adyacentes se unen con fuerza mediante interacciones extensas de
los dominios extracelulares de las subunidades de conexina. Los canales se aglomeran en regiones
específi cas de la membrana, forman placas de uniones comunicantes que pueden visualizarse cuando la
membrana se divide por el centro con la técnica de congelamiento y fractura .
Como se explica en la sección Vías experimentales , las uniones comunicantes son sitios de comunicación
entre los citoplasmas de células adyacentes. La existencia de comunicación intercelular mediante uniones
se revela mediante el paso de corrientes iónicas o tintes de bajo peso molecular, como la fl uoresceína, de
una célula a sus vecinas . Las uniones comunicantes de los mamíferos permiten la difusión de moléculas
con masa molecular menor de unos 1 000 Da. Comparados con los canales iónicos tan selectivos que
conectan a la célula con el medio externo , los canales de las uniones comunicantes son relativamente no
selectivos.
Así como los canales iónicos pueden abrirse o cerrarse, ambién se cree que los canales de las uniones
comunicantes son controlados. La estimulación de la célula muscular cardiaca o lisa ocurre por un proceso
diferente en el que intervienen las uniones comunicantes. El impulso se propaga con rapidez cuando una
corriente de iones fl uye por las uniones comunicantes de una célula miocárdica a otras, lo que hace que
las células se contraigan en sincronía. De igual manera, el fl ujo de iones por las uniones comunicantes
que conectan las células de músculo liso en la pared del esófago o el intestino permite la generación de
ondas peristálticas coordinadas que se mueven por todo lo largo de la pared.
Las uniones comunicantes ponen en contacto citoplásmico estrecho a muchas células de un tejido. Esto
tiene consecuencias fi siológicas de importancia porque varias sustancias con intensa actividad
reguladora, como el AMP cíclico y los fosfatos de inositol , son lo bastante pequeñas para caber por los
canales de las uniones comunicantes. Como resultado, las uniones comunicantes tienen la capacidad de
integrar las actividades de las células individuales de un tejido para que funcionen como unidad. Las
uniones comunicantes también permiten que las células mantengan una cooperación metabólica al
compartir metabolitos clave, como ATP, fosfatos de azúcares, aminoácidos y muchas coenzimas que son
lo bastante pequeñas para pasar por estos canales intercelulares.
Las conexinas , proteínas con las que se forman las uniones comunicantes, son miembros de una familia
multigénica.

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