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Adoracion Al Santisimo Sacramento
Adoracion Al Santisimo Sacramento
ACTO DE FE Y ADORACIÓN
R/: Dios mío, reconozco que Tú eres la Bondad Infinita y creo en Tu amor
por mí.
En la Iglesia, que me has dado para que sea mi maestra y guía hacia la
eternidad.
En los Sacerdotes, que me han otorgado los dones de Tu amor.
En los perdones continuadamente renovados.
En la Eucaristía, que ha sido para mí, alimento, sostén y consuelo.
En la Virgen, que es mi buena Madre, mi consoladora, mi ayuda, mi
especial protectora en cada instante de mi vida.
En el Paraíso, que me has preparado y que con Tu gracia espero alcanzar.
Por las alegrías que me has permitido gozar, así como por los dolores y las
pruebas con que has sembrado mi camino, R/.
Por las gracias conocidas y por las desconocidas, R/.
Por los favores del pasado y los del futuro, R/.
Por todo lo que has hecho en mí y por mí, y por todo lo que todavía
querrás hacer en el futuro, R/.
Sobre todo, por haberme llamado al conocimiento de Tu Amor y a
consagrarme a él, R/.
Por la luz y la alegría Tuyas, que estoy tan lejos de merecer, R/.
Por la luz y la alegría que el conocimiento de Tu Amor trajo a mi vida, R/.
Por la posesión de Tu amor que Te hace
mío y a mí me hace Tuyo, R/.
Oh, Dios mío, que posees en una abundancia incomprensible todo cuanto puede
haber de perfecto y digno de amor, extingue en mí todo amor culpable, sensual y
desordenado hacia las criaturas, y enciende en mi corazón el fuego purísimo de
Tu amor, a fin de que ame sólo a Ti, por Ti, hasta el punto que, consumido en Tu
santísimo amor, pueda yo ir a amarte eternamente en el Cielo, con los elegidos.
Amén.
Señor, ahora quiero hacer ante Ti reparación. Oh, Jesús, Víctima divina de
nuestros altares, grande y único Reparador, yo también me uno a Ti para cumplir,
contigo y por medio Tuyo, el oficio de pequeña alma reparadora.
Y me dirijo también a ti, oh Madre mía, para que así como en el Calvario ofreciste
al Padre a Tu Jesús, que se inmolaba por su gloria y por la salvación de las almas,
así renueves en este momento el místico ofrecimiento en mi lugar.
En el cáliz de Tu Corazón Inmaculado ofrece, oh Virgen dulce, los dolores de
Jesús junto a los Tuyos, para invocar la Divina Misericordia sobre mí y sobre el
mundo entero. Después de haberte dado gracias por Tus dones sin fin, ¿cómo
puedo no confundirme a la vista de mis culpas y de mis infidelidades? ¡Con cuánta
ingratitud y frialdad he respondido a tus beneficios!
Postrado ante Ti, que tanto me has amado, lleno de confusión y de
arrepentimiento, invoco Tu perdón y Tu Misericordia.
Por el mal uso que hice de los dones naturales recibidos: mi vida, mis
energías, mi tiempo, mis sentidos, mi inteligencia, mi lengua,
R/: Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!
Por las desobediencias, pequeñas y grandes a Tu ley, R/.
Por los deberes descuidados o mal cumplidos, R/.
Por el bien que pude hacer y no hice, R/.
Porque dejé triunfar muchas veces en mí las malas inclinaciones del
orgullo, de la vanidad y del egoísmo, R/.
Porque no practiqué el mandamiento de caridad, como Tú lo ordenaste,
R/.
Porque dejé estériles en mí tantas gracias, R/.
Por la tibieza con que practiqué mi vida de piedad, R/.
Por la indiferencia y frialdad con que respondí a los dones de Tu amor, R/.
Por haber preferido muchas veces a las criaturas y las satisfacciones
humanas, en lugar de Ti y de tus consolaciones, R/.
Por la poca fidelidad y generosidad con que he vivido mi consagración, R/.
Por la falta de fe y abandono en tu amor, R/.
Por la falta de dedicación a las almas y a la Iglesia, R/.
Por mis rebeliones y mi poco amor a Tu Voluntad y a Tu cruz, R/.
V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.
V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.
ORACIÓN CONCLUSIVA
ROSARIO EUCARISTICO
Enviado por: Miguel de la Arquidiócesis de Salta, Argentina,
lopezmena@lycos.com
Guía: Queridos amigos, hoy Jesús nos invita a compartir un momento de
intimidad con El. Ese Jesús, que está vivo y realmente presente en la
Eucaristía quiere que le regalemos un poco de nuestro tiempo para amarlo,
para alabarlo y para adorarlo. Hoy está aquí, frente a nosotros, sobre el
altar, presente y vivo en ese pedacito de pan que ya no es pan, sino el
Cuerpo Vivo de Cristo, que está esperando a que lo amemos, a que lo
adoremos. Vamos a rezar juntos el Rosario Eucarístico, contemplando los
misterios de la vida de Jesús, en los cuales nos revela y nos regala para
siempre su cuerpo y su sangre hechos pan y vino. Cantamos: Alabado sea
el Santísimo Sacramento.
Guía: Jesús nos dice que la obra de Dios consiste en que creamos en Aquel
que el Padre ha enviado. Jesús nos dice que El es el Pan Vivo que ha
bajado del Cielo, El es en quien debemos creer para agradar al Padre.
Expresemos nuestra fe en Jesucristo respondiendo a cada oración: ‘En Tí
creemos, Señor’.
Porque creemos, Jesús, que Tú eres el Pan Vivo que ha bajado del
Cielo, te decimos...
Porque creemos, Jesús, que Tú estás realmente presente en el Pan y
el Vino que recibimos en la Eucaristía, te decimos...
Porque creemos que en cada Eucaristía revivimos tu Pasión, Muerte
y Resurrección, te decimos...
Porque creemos Señor, que si comemos tu Cuerpo y bebemos tu
Sangre tendremos Vida Eterna, te decimos...
Porque creemos Señor Jesús, que tu Carne es verdadera comida, y
tu Sangre es verdadera bebida, te decimos...
Porque creemos Jesús, que al recibirte en la Eucaristía nos hacemos
uno contigo y con tu Padre, te decimos...
Porque creemos Señor, que al compartir la Eucaristía nos unimos a
toda la Iglesia en un solo cuerpo, te decimos...
Guía: Jesús nos enseñó que por medio de la Eucaristía nos hacemos uno
con El, y El se hace uno con nosotros. Esto nos llena de alegría porque
Dios mismo nos permite sentir su presencia dentro de nosotros, y esta
alegría nos mueve a alabarlo desde lo más profundo de nuestro ser. Nos
unimos a la alabanza respondiendo a cada oración: "Te alabamos Señor".
Guía:"Sabiendo Jesús que iba a ser entregado, reunió a los Doce para
cenar. Mientras estaban comiendo, Jesús tomó pan y lo bendijo, lo partió,
y dándoselo a sus discípulos dijo: ‘Tomen y coman, éste es mi Cuerpo’.
Luego tomó una copa, y luego de dar gracias se las dio diciendo: ‘Beban
todos de ella, porque esta es mi Sangre de la Alianza, que será derramada
por muchos para el perdón de los pecados’. Y agregó: ‘Hagan esto en
memoria mía’." (Mt 26,26-28; 1Cor 11,25)
Guía: Con el firme propósito de volver a visitar a Jesús que nos espera en
el Sagrario, en cualquier momento libre que tengamos, vamos a terminar
este Rosario Eucarístico cantando de la página 3: Alabado sea el Santísimo
Sacramento.