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Grupo 3

Lina María Delgado Castillo -201633314


Resumen: Strategy and Organization Theories: Common forms of discourse
Linda Rouleau- Francine Seguin

Linda Rouleau, profesora del departamento de gestión de HEC Montreal, quien enseña teorías de
gestión estratégica, junto con Francine Seguin, profesora emérito de HEC Montreal y pionera en el
desarrollo de estudios de teoria organizacional, estrategia de enseñanza y directora del departamento
de gestión desde 1993 hasta 1999, mediante su texto: ‘‘Teorías de estrategia y organización: formas
comunes de discurso’’ expresan que las teorías de la organización permiten el desarrollo de formas
discursivas en el campo de la estrategia. Mediante este texto se identifican cuatro tipos de discurso
estratégico: el clásico, de contingencia, sociopolítica y sociocognitiva, que se desarrollarán más
adelante y se destaca la importancia de desarrollar una forma crítica de discurso en la estrategia.

A manera de introducción, las autoras resaltan que, a pesar de la juventud del campo de la estrategia,
varios autores, como Fahey y Christensen, 1986; Huft y Reger, 1987; Mintzberg, 1990; Montgomery,
1988; Schendel y Hofer, 1979; entre otros, se han preocupado por clasificar los enfoques utilizados
en la estrategia con ciertas deficiencias en sus criterios, pues, para las autoras, el hecho de que
refuercen un conocimiento centrado en la acción más que en la reflexión perpetúan los problemas que
ya preocupan a las empresas. Es por ello por lo que, mediante las teorías de la organización, buscan
demostrar que el discurso en estrategia empresarial no es autónomo, pues, las teorías de la estrategia
y la organización contienen formas discursivas que relacionan al individuo, a la organización y al
entorno.

UNA RECONSIDERACIÓN DE LOS INTENTOS TAXONÓMICOS EN ESTRATEGIA:

Las autoras parten de ejemplificar los numerosos intentos de clasificación en todas las áreas de
estudio, que, para autores como Carper y Snizek (1980) esto ayuda a ordenar el conocimiento
producido y reflejar el estado de progreso en un área determinada. En este sentido, los esquemas
taxonómicos se basan en un determinado conjunto de cuestiones cuyo objetivo es definir un objeto
(Chrisman et al., 1998). En el campo de la estrategia, se han realizado tres tipos de intentos de
clasificación relacionados con la producción de conocimiento en esta área. La distinción
administrativa entre ‘‘content’’ y ‘‘process’’ utilizada por primera vez por Schendel y Hofer (1979);
formulación e implementación de estrategia utilizada por autores como Montgomery (1988) y
clasificación del discurso estratégico basado en enfoques teóricos de literatura sobre gestión.

Primero, los debates entorno a la distinción contenido/proceso, revelan que el principal intento de
clasificación en el campo de la estrategia contiene importantes limitaciones. Esta distinción en vez de
subrayar que el campo de la estrategia es un campo de estudio autónomo, la distinción "contenido /
proceso" refuerza su identificación como campo de aplicación, pues, las definiciones de contenido y
proceso se desarrollan a partir de categorías de práctica ya existentes. Competencia, mercado,
desempeño y rentabilidad son los temas recurrentes que emergen en las distintas definiciones que
aparecen en la literatura. Así, en lugar de proporcionar un punto de vista extrínseco construido a partir
de las prácticas estudiadas, este tipo de clasificación integra, en cambio, las cuestiones y valores que
subyacen al desarrollo económico, entonces, esta distinción no permite fácilmente la distancia
requerida entre el conocimiento mismo y la realidad que intenta ordenar. Según Hambrick (1984), al
no haber unanimidad en las definiciones de contenido y proceso, esta distinción no sigue el criterio
de homogeneidad que debe caracterizar los intentos de clasificación.

Segundo, los intentos taxonómicos que se centran en la formulación e implementación de estrategias


han causado que se limite el conocimiento sobre la estrategia a enunciados descriptivos y estudio de
casos, pues, tomar prestadas categorías del ámbito de la práctica pone en cortocircuito los esfuerzos
de abstracción necesarios para delimitar cualquier objeto de investigación.

Tercero, el esquema de clasificación modelado a partir de enfoques teóricos tomados de la literatura


sobre gestión como, por ejemplo, teoría de juegos, teoría de decisiones, etc., demuestra la diversidad
de teorías empleadas en estrategia y da cuenta de la complejidad que marca este campo (Montgomery,
1988). Para las autoras, no basta con utilizar teorías que parecen diferentes a primera vista para
clasificar el conocimiento, deben considerarse también las bases fundamentales de estas teorías.
Cuando el conocimiento en estrategia se ordena de acuerdo con un cierto número de variantes que de
hecho son parte de un mismo enfoque, los esquemas de clasificación resultantes no abordan los
debates teóricos fundamentales relacionados con la naturaleza de la acción individual y colectiva.
Como tal, estos esquemas llevan consigo los sesgos inherentes al conocimiento que se ha producido
en el área de estrategia. A pesar del alto grado de formalización que puede alcanzar, el conocimiento
en estrategia se elabora a partir de las categorías que se encuentran en la práctica, creando una
confusión entre la realidad percibida y la realidad construida. La aceptación acrítica de las teorías
gerenciales mantiene esta confusión y compromete el desarrollo de esquemas de clasificación.

El intento de clasificación más completo en el área de formulación de estrategias se le puede atribuir


a Mintzberg (1990). El enfoque de Mintzberg consiste en presentar y discutir lo que él denomina las
diferentes escuelas de pensamiento en estrategia. Basado en una revisión de la literatura, desarrolla
una clasificación que consta de 10 escuelas. Cada una revela un aspecto particular de la formación de
la estrategia y refleja diferentes etapas en el desarrollo histórico de la estrategia como campo de
estudio. Mintzberg, al presentar su esquema de clasificación, se niega a entrar en el debate sobre la
cuestión de la elección en la actividad estratégica.
Aunque claramente es el resultado de una profunda reflexión, el esquema de clasificación de
Mintzberg (1990) no revela los principios subyacentes de su taxonomía. Algunas escuelas de
pensamiento que ha identificado como distintas muestran de hecho importantes similitudes. Por
ejemplo, representaciones similares del ser humano subyacen a las escuelas del "diseño",
"empresarial" y "cognitiva". En los tres casos, la atención se centra en el gerente individual que
planifica el futuro, aunque se enfatizan diferentes procesos, ya sean racionales (Andrews, 1971),
imaginativos (Westley y Mintzberg, 1988) o socio cognitivos (Weick, 1979). ). Este no es el caso, sin
embargo, de las escuelas 'ambientales' y de 'posicionamiento'. En estos enfoques, la única opción que
tiene el administrador es hacer ajustes en su empresa para responder a los determinantes externos, ya
sea que consistan en una población de empresas o en la estructura de un sector económico particular.

Mitroff y Mason (1982, p. 361) señalan la necesidad de que los gestores-estrategas vayan `` más allá
de la existencia de las cosas físicas para emitir los juicios críticos que guíen sus decisiones ''. En la
medida en que la clasificación de Mitroff y Mason se basa en los fundamentos filosóficos de la acción,
cumple con los requisitos teóricos de un intento de desarrollar una taxonomía. Sin embargo, las
dimensiones en las que se basa esta clasificación requieren dos niveles de conocimiento diferentes.
El tipo que consta de datos empíricos se basa en el conocimiento en estrategia, mientras que el tipo
que consta de estructuras es el resultado de la propia actividad estratégica. Por lo tanto, no se ha
respetado la homogeneidad del criterio de clasificación, un requisito metodológico para cualquier
intento taxonómico.

Por otro lado, Chaffee (1985), señala la existencia de tres modelos de estrategia que se pueden
encontrar en la literatura en el campo: el modelo lineal, en el que la estrategia se define como una
actividad de planificación; el modelo adaptativo, en el que la estrategia se define como la forma en
que la organización se ajusta al entorno; y el modelo interpretativo, en el que la estrategia constituye
una metáfora que sirve para orientar la acción. Además, Chaffee (1985) sugiere que existe una
relación jerárquica e integradora entre estos modelos, de manera que el modelo adaptativo contiene
elementos del modelo lineal mientras que el modelo interpretativo contiene elementos de los otros
dos modelos. En este intento de clasificación se ha respetado el criterio de homogeneidad. Sin
embargo, su intento también reproduce las cuestiones que se encuentran en la práctica en la medida
en que los modelos presentados, aunque brindan una imagen compleja de la realidad empresarial, no
permiten aflorar los cimientos sobre los que se asienta este tipo de acciones.

Teniendo en cuenta el análisis previamente realizado, las autoras proponen ordenar el conocimiento
que se ha desarrollado en el campo de la estrategia apelando a las teorías organizacionales. Definen
la acción estratégica como el resultado de la actividad humana organizada de manera colectiva. Es el
resultado de la interrelación entre individuos que contribuyen a la producción y reproducción de
estrategias en la empresa, una organización cuyas estructuras reflejan decisiones estratégicas y un
entorno cuyas fuerzas son a priori incontrolables. Es por ello por lo que cada definición de estrategia
es una mezcla de estos tres componentes y es la relación entre ellos lo que caracteriza las teorías de
la organización.
Es entonces que, tanto en la práctica como en la teoría, el discurso en estrategia constituye una forma
de discurso organizacional.

FORMAS DE DISCURSO EN ESTRATEGIA

Las autoras realizan un esquema de clasificación construido sobre teorías de organización mediante
el cual buscan (i) fomentar una valoración autocrítica del conocimiento en el campo de estrategia (ii)
sugerir un arreglo particular de representaciones sobre el individuo, la organización y su entorno y
(iii) demostrar que, tanto en la práctica como en la teoría, el discurso en estrategia constituye una
forma de discurso organizacional.

La forma clásica:
Representaciones transmitidas por autores como: Barnard (1938), Simon (1945) y Selznick (1948)

Estos autores expresan que existen dos modelos de hombre: los ejecutivos, hombres administrativos
o líderes de la organización, quienes se describen como seres racionales que poseen libre albedrío y
los otros participantes de la organización, que juegan un rol formal el cual están llamados a
desempeñar. La organización contribuye a moldear el comportamiento individual, en especial el de
los participantes ‘’inferiores’’. Estos autores presentan a la organización con sus propios objetivos,
que difieren de la suma de los objetivos individuales, lo que sugiere una representación unitaria y
global de la organización.

Este discurso sugiere implícitamente que sólo el alto ejecutivo posee una visión global de la empresa
y que sus habilidades, tanto racionales como intuitivas, le permiten discernir lo que está sucediendo
en el entorno. Sólo el individuo que ocupa una posición clave es reconocido como actor competente.

La forma de contingencia:

Autores como Woodward (1958), Lawrence y Lorsch (1967) y el grupo Aston (Pugh y Hickson,
1976) ayudaron a sentar las bases de esta escuela.

La escuela contingencia de la teoría de la organización fue desarrollada a partir de estudios empíricos


y se basa en la hipótesis de que ciertos tipos de formas organizativas dentro de un entorno dado dan
como resultado niveles más altos de desempeño. En este enfoque, la representación del individuo se
simplifica, ya que tanto el empleado como el gerente quedan relegados a un segundo plano, para ser
reemplazados por las ventajas de rentabilidad inherentes a las limitaciones ambientales, que son
principalmente de carácter económico y que determinan la disposición estructural de la organización.
Este modelo reconoce que, dado un entorno restrictivo, las acciones de los gerentes están circunscritas
al grado de control que es posible, dada la situación dependiente de la organización.

La forma de contingencia en la estrategia se basa en que el entorno es un factor determinante de la


estructura organizativa, visión que deja a los directivos con relativamente poca libertad de
movimiento. Chandler (1962), mediante su estudio, sentó bases de esta forma en el sentido de que
inició reflexiones sobre las relaciones entre medio, estrategia y estructura. Los enfoques que invocan
la noción de grupos integrados de componentes como una forma de explicar las relaciones entre tipos
particulares de organizaciones, estrategias y entornos también pertenecen a la forma de contingencia
(Galbraith y Schendel, 1983; Miles y Snow, 1978; Miller, 1981 , 1986; Miller y Friesen, 1983;
Mintzberg, 1979, 1989; Thomas et al., 1991). La forma de contingencia puede encontrarse también
en discursos sobre resurgimientos de la teoría económica y en los discursos estratégicos inspirados
en la economía de costos de transacción.

La forma sociopolítica:
Esta forma de discursos en estrategia les atribuye importancia a los grupos. esta corriente 'pluralista'
en las teorías de la organización gira en torno a la noción de 'coalición' en Cyert y March (1963), un
concepto también adoptado por Thompson (1967). También hace uso de la idea de "sistemas de
acción concretos", un concepto que se puede encontrar en Crozier y Friedberg (1977), que describe
varios conjuntos estructurados de juegos organizacionales que guían a los individuos hacia la acción
racional. En este tipo de discurso, la organización se representa como el resultado de varios centros
de actividades negociadas. Esta tendencia rompe así con las representaciones de la organización como
entidad unitaria y determinante, con una existencia fuera de los individuos. . Los autores interesados
en las coaliciones adoptan el modelo dual de 'hombre' que se encuentra en las teorías de la
organización (Perrow, 1972), ya que el concepto de coalición se preocupa sobre todo por la acción
de un grupo particular de individuos (gerentes) que forman coaliciones y que deben negociar entre
ellos; la acción de otros participantes está sumergida dentro de la de la coalición que actúa
globalmente.
Los autores que escriben dentro de la forma sociopolítica conservan los elementos económicos que
definen el medio ambiente en la mayoría de las teorías de la organización. En última instancia, sin
embargo, corresponde principalmente a la organización demostrar sus capacidades de adaptación al
entorno, capacidades que generalmente son el resultado de la acción común de los diversos grupos
existentes dentro de la organización. Varios autores de estrategia han adoptado discursos que surgen
de esta forma sociopolítica. Por otro lado, la actividad estratégica se representa en términos de
interacciones entre actores individuales o colectivos. Además, estas interacciones forman parte de
cambios socio-organizativos, como la creación de nuevas formas de legitimidad dentro de la empresa
y la modernización de las prácticas de gestión.

La forma sociocognitiva:

Esta forma de discurso se basa en teorías organizacionales de carácter interpretativo fundamentado


por dos corrientes: La primera pone el énfasis en las disposiciones perceptivas y cognitivas que operan
en los procesos de aprendizaje y experimentación (Weick, 1979). La segunda explora el mundo de
los beneficios y significados compartidos en el marco de las interacciones sociales (Silverman, 1970).
Esta forma refleja un regreso al individuo como el punto focal de interés en las teorías
organizacionales, pero no como el depositario de un tipo particular de racionalidad. Más bien, la
forma sociocognitiva del discurso representa al individuo como poseedor de múltiples racionalidades,
así como un cierto nivel de competencia, independientemente de su posición en la jerarquía.
En este discurso la organización y el entorno son realidades construidas subjetivamente que se
presentan como consecuencia de la experimentación e interpretación de acontecimientos cotidianos.
Esta forma de discurso presenta dos variantes:

1. Estudios centrados en procesos psicológicos y cognitivos que operan en la formación de


estrategias (Huber, 1991; Kets de Vries, 1985; Noel, 1989). ; Nystrom, 1979; Stubbart, 1989).
, esta variante enfatiza al individuo como ser psicosociológico, en detrimento de las
representaciones económicas implícitas en los discursos estratégicos.
2. Fenómenos colectivos de procesos estratégicos que desciende de la perspectiva
interaccionista de las teorías organizativas. Defienden que la realidad estratégica como
construcción social se formula en todos los niveles de la organización. La importancia
atribuida al individuo se sustenta aquí en su deseo de producir y reproducir los "patrones" de
interacción social a través del aprendizaje o la interpretación. (Brunsson, 1982; Feldman,
1986; Fiol y Lyles, 1985; Ginter y White, 1982; Green, 1988; Walsh y Fahey, 1986)

EMERGENCIA DE UNA FORMA CRÍTICA


En esta corriente se considera que la organización es un reflejo de las relaciones de dominación y
producción existentes en el sistema social circundante (Benson, 1977; Burrell y Morgan, 1979; Clegg
y Dunkerley, 1980; Withley, 1977; etc.). Esta corriente sitúa a la corriente en el marco de la teoría
general de las relaciones sociales y que el individuo está determinado por su posición de clase. La
estrategia debe entenderse como el objeto de estudio que debe entenderse recurriendo a un conjunto
de cuestiones ajenas a él. Estos enfoques recientes del fenómeno estratégico dan nueva vida a las
representaciones del individuo, la organización y el medio ambiente. El individuo se define como un
sujeto que actúa, o como un actor social competente cuya acción estratégica sirve para producir y
reproducir el contexto organizacional y socioeconómico que lo rodea. En otras palabras, estos nuevos
enfoques ya no se basan en una representación tecno económica de la acción. Más bien, hacen tanto
uso de los aspectos subjetivos como de las dimensiones materiales de la acción económica.

CONCLUSIONES

A manera de conclusión, las autoras rescatan que haciendo uso de teorías de la organización han
podido desarrollar formas discursivas basadas en principios de clasificación que se encuentran fuera
del discurso estratégico. De esta manera, buscan promover la conciencia e identificación de los sesgos
ideológicos inherentes al discurso gerencial. Las formas discursivas, en relación con la relación de
representación del individuo, la organización y el entorno, proporcionan un punto de partida
interesante para estructurar construcción taxonómica. Dado que las formas discursivas se originan en
un enfoque que busca distanciarse de los estudios y análisis ya existentes, la identificación de estas
formas puede promover la expansión de un discurso crítico, así como orientar el análisis y la
interpretación del conocimiento en el campo de la estrategia. La estructuración de este discurso crítico
en estrategia es para las autoras fundamental para que se refuerce la autonomía de este campo de
estudio, a través de una extensión del conocimiento más allá de la mera reproducción de cuestiones
ya existentes. Finalmente, establecer la estrategia como un campo de estudio autónomo, conviene
volver a los fundamentos de esta forma de acción, que une representaciones tanto de la racionalidad
humana como de la dinámica de las relaciones sociales.

• Referencias Bibliográficas:
Rouleau, L. & Seguin, F. (1995). Strategy and Organization Theories: Common forms of discourse,
journal of Management Studies 32:1 January 1995 0022-2380 p.101- p.117 ROULEAU SEGUIN
JofMS - Strategy and organization theories 1995.pdf

ANEXOS:

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