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Física cuántica

La puerta de los tres cerrojos

Les comparto una entrevista con la PhD:

Sonia Fernández Vidal:

La diferencia entre el pasado, el presente y


el futuro es sólo una ilusión persistente.

La física cuántica ha venido a confirmar


científicamente planteamientos que ya
estaban en el corazón de las grandes
tradiciones espirituales desde hace
milenios, como es el hecho de que todos
estamos entrelazados con aquello que nos
rodea, como los árboles, las personas e
incluso las estrellas.

Pero hay mucho más que la física cuántica


nos desvela (como el principio de
superposición, la teleportación o el efecto
túnel), que si aprendemos a manejarlo tal vez podría dar lugar a situaciones que hoy por hoy sólo
son propias de la ciencia ficción. De la misma manera que hoy son realidades cotidianas
situaciones que en el pasado sólo podían ser imaginadas en la ficción.
La científica, experta en física cuántica, Sonia Fernández Vidal, ha utilizado precisamente el
género de la ficción, el cuento, para familiarizarnos con algunos mecanismos del mundo cuántico
que forma parte no sólo de nuestro entorno sino que constituye los fundamentos de nuestro propio
cuerpo físico, mental y hasta espiritual.

¿Qué tiene de realidad o de posibilidad el relato de “La puerta de los tres cerrojos”?

La narración de esta aventura transcurre en un mundo de fantasía —el mundo cuántico—, sin
embargo está inspirado en algunos de los principios de la ciencia actual, los fenómenos tan
antiintuitivos que nos describe la física cuántica.

¿Antiintuitivos?

Efectivamente. Los fenómenos de la física cuántica no están respaldados ni por la razón ni por la
intuición, porque todo nos dice que es imposible lo que en realidad ocurre a nuestro alrededor: que
una partícula pueda ir por dos caminos diferentes, atravesar paredes o teleportarse. Las
propiedades que se describen en este libro, por ejemplo la teleportación, el poder atravesar
paredes o estar en dos sitios al mismo tiempo, son una “realidad” en el mundo de las partículas
fundamentales (partículas más pequeñas incluso que los átomos) pero son fenómenos que no
aparecen en nuestra experiencia ordinaria, en nuestro día a día. La parte de fantasía es la
extrapolación de lo que viven estas partículas a lo que se encuentra el protagonista, Niko, al entrar
en el mundo cuántico.
¿Existe el “mundo cuántico” en el que entra el protagonista? ¿Cómo?

El “mundo cuántico” existe, y no está separado del nuestro. Está presente en absolutamente todo
lo que nos rodea. Las sillas, el aire y nosotros mismos, estamos formados por estas partículas tan
pequeñas, que son los ladrillos que forman todo lo que vemos. A modo práctico, la tecnología
cuántica también está muy presente en nuestras vidas. No sólo sirve para teorizar sobre cómo está
formada la materia y comprender nuestro universo, sino que han permitido desarrollar ingenios
tecnológicos que están muy presentes en nuestro día a día cotidiano: Cada vez que se nos abren
las puertas del supermercado de manera automática, cuando calentamos la leche en el
microondas, o nos queremos operar de miopía usando un láser, incluso en nuestros teléfonos o
portátiles que están llenos de transistores, todo esto es posible gracias a la física cuántica.

¿Cómo es ese mundo cuántico? Qué le diferencia del nuestro?

En este mundo cuántico suceden cosas que nos parecen fascinantes. Como decíamos, estas
partículas pueden estar en más de un sitio al mismo tiempo, pueden teleportarse, están
entrelazadas las unas con las otras gracias al entrelazamiento…

¿De qué me sirve que las partículas que me conforman puedan teleportarse si yo no
puedo?¿Cómo es nuestro mundo? ¿Qué nos separa del mundo cuántico?

En nuestro mundo las cosas son un poco más “ordenadas” y siguen un determinismo. ¡Nosotros no
vemos a nadie escoger dos caminos al mismo tiempo, como ocurre en la superposición! Uno de los
grandes enigmas que todavía traen de cabeza a los científicos es el poder explicar dónde está la
frontera entre los fenómenos cuánticos y los clásicos —entre nuestro mundo y el cuántico—. Si las
partículas que nos forman pueden vivir todas estas cosas tan extraordinarias, ¿por qué nosotros no
podemos? Una de las teorías que trabaja en ello es la decoherencia, que trata de explicar cómo
desaparecen estos fenómenos a medida que atravesamos esta frontera enigmática.

¿Qué nos impide percibir este otro mundo, cuántico?

Seguro que todos recordáis haber visto alguna vez uno de estos documentales en los que es
común ver un león persiguiendo a su presa. Habréis observado, que en el momento en el que la
presa corre más rápido que su perseguidor, hay un momento en el que éste desiste de su caza y le
deja escapar. En realidad, este león ha hecho unos cálculos —nada triviales— de física: ha
calculado su vector velocidad, el de su presa, ha hecho una resta y al ver que el módulo de la
distancia entre ambos aumentaba, ha decidido dejarla escapar.

¿Esto quiere decir que los leones son expertos en matemáticas y física?

Pues en cierto modo, de manera intuitiva, así es.

Y algo parecido nos ocurre a las personas son la realidad cuántica.

Los seres humanos, igual que los animales, hemos desarrollado una manera intuitiva de pensar en
el mundo físico. Hemos desarrollado la física a partir de observar los tiros parabólicos de las
lanzas, de ver correr los animales... en definitiva, con aquello que experimentamos en nuestro día
a día.
Sin embargo, no estamos preparados para ver con nuestros ojos cosas tan pequeñas como los
átomos, no podemos correr a velocidades tan grandes como la de la luz. De modo que la evolución
no nos ha dado medios para visualizar el principio de incertidumbre o saber entender lo que
sucede con el espacio tiempo a tan altas velocidades.

Pero hay alguna forma de llegar a entenderlo, aunque sea de forma intuitiva...

Para poder entender lo fenómenos que describe la mecánica cuántica debemos “reprogramar”
nuestro cerebro y es por eso que nos resulta
tan extraña.

¿Qué nos impide “tunelear”?

En realidad nada nos impide el “tunelear”;


simplemente al estar formados de tantísimas
partículas, para que se cumpla la probabilidad
de que podamos atravesar una puerta (sin
abrirla primero), deberíamos estar
golpeándonos contra ella, más o menos
durante tanto tiempo como el que existe
nuestro universo. Como puedes imaginar, no
es muy práctico y acabaríamos con
demasiados chichones, de modo que es recomendable hacer algo más fácil y abrir la puerta
directamente.

¿Existe el tiempo lineal o todo está aquí (pasado, presente, futuro, posibilidades...)?

El tiempo, tal y como lo percibimos, es tan sólo una aproximación (como si viésemos la sombra del
tiempo proyectada en una pantalla, en vez de ver el tiempo en sí mismo). Como decía Albert
Einstein: “La diferencia entre el pasado, el presente y el futuro es sólo una ilusión persistente.” Este
gran científico se encargó de derrumbar el concepto del tiempo como algo global e inamovible. En
su teoría de la relatividad explicaba fenómenos tan curiosos como la variación del transcurso del
tiempo dependiendo de la velocidad a la que te mueves. Cuanto más rápido vas, más despacio
pasa el tiempo. A pesar de que nos pueda sonar extravagante, así funciona: de hecho, si
atravesamos EEUU en avión, ¡nos bajaremos de él una deizmillonésima de segundo más jóvenes!

¿Por qué se manifiesta en un momento dado lo que se manifiesta, lo que vemos, lo que
percibimos?

Esta es la pregunta del millón de dólares. Los físicos siguen planteándose ésta pregunta; ¿qué es
lo que hace que la realidad se defina al observarla? Algunos defienden que el elemento clave,
aquello que determina que de entre todas las posibilidades, tan sólo una sobreviva, es la
consciencia.
¿En qué consiste la “superposición”?

El principio de superposición nos describe que estas partículas fundamentales pueden estar en dos
sitios al mismo tiempo, o de dos modos. En este mundo cuántico las cosas dejan de ser blancas o
negras, sino que pasan a ser blancas y negras a la vez. Una partícula cuántica que recorra un
sendero y se encuentre con una bifurcación, no tiene por qué escoger entro uno de los dos, sino
que pasará por ambos caminos simultáneamente. Si hay dos caminos que podamos recorrer, los
vamos a recorrer los dos: no uno o el otro sino los dos al mismo tiempo. Pero si decidimos
observar cómo diablos estas partículas cuánticas hacen algo tan curioso y sacamos la cabeza para
ver cómo consiguen pasar por los dos caminos, por el simple hecho de observar, la partícula
decide pasar tan sólo por uno de los dos.

¿Qué significa que la luz es una partícula y una onda a la vez?

Hasta finales del siglo XIX los científicos tenían aceptado que la luz es una onda (podéis
visualizarlo, para tener una ilustración en vuestras mentes, como las ondas que se generan al
lanzar una piedra en un estanque). La luz tenía propiedades de interferencia, y ésta es una
propiedad de las ondas. Sin embargo, Albert Einstein, en su trabajo sobre el efecto fotoeléctrico,
demostró que la luz se puede comportar como una partícula, como si se tratase de pequeñas bolas
de billar. En este punto los científicos se quedaron un poco confundidos. ¿Qué debían tomar como
respuesta, la luz como onda o como partícula? Einstein que tenía una gran flexibilidad mental,
puntualizó que la luz no era una onda o una partícula, sino que era ambas cosas al mismo tiempo.
En el momento en el que realizas una experimento para preguntar a la luz si es una onda, te
contestará que sí. Sin embargo, si haces un experimento nuevo para preguntarle si es una
partícula, también te contestará que sí.

¿Y esto le ocurre a la materia también?

Así es; años más tarde, de Broglie demostró en su tesis doctoral que las partículas que forman la
materia también tienen propiedades de onda y partícula.

¿Todo está unido? Cómo?

Otra de las fascinante propiedades que existe en la física cuántica es el entrelazamiento, que fue
planteado por primera vez en 1935 por Einstein Podolsky y Rosen. Si dos partículas han estado
juntas en un momento determinado, si las entrelazamos, compartirán una conexión especial que
les permitirá influenciarse la una a la otra de modo instantáneo aunque estén separadas por
millones de kilómetros. Una de las reflexiones que uno de los personajes le hace a Niko (el joven
que se aventura en el mundo cuántico), es que en el instante de la creación del universo todo nació
en un mismo punto, y por tanto entrelazadas. De ese modo le hace la reflexión de que todos
estamos entrelazados con aquello que nos rodea, los árboles, las personas e incluso las estrellas.
Entonces, ¿por qué vivimos la hipnosis de sentirnos segregados, separados del resto?
(Dando lugar a las consiguientes emociones de miedo, inseguridad, sensación de
amenaza...)

Como seres humanos, debemos seguir trabajando en el desarrollo de nuestra consciencia, de


modo que lleguemos a darnos cuenta de que todas estas emociones que describes son fruto de
nuestro modo de ver aquello que nos rodea. En cuanto seamos capaces de cambiar esta visión,
cambiarán muchas de nuestras reacciones.

Si quieres que sucedan cosas diferentes, deja de hacer siempre lo mismo. O empieza a
pensar diferente. ¿Cómo salir de nuestro pensamiento (conceptual dual) aprendido para
empezar a abrirnos a otras realidades?

Nos resulta difícil erradicar la inercia de aquello que hacemos día a día, pues somos animales de
hábitos. Al repetir algo una y otra vez acabamos asumiendo como una verdad inamovible. Es
importante que sepamos hacernos las preguntas correctas en cada momento.

¿Sería una pregunta correcta el plantearnos cuál es la mayor de todas las fuerzas del
universo?

Esta es una de las grandes preguntas. De hecho, éste es el último enigma que le plantea Quiona,
una de las amigas que Niko (el protagonista de nuestra historia) hace en el mundo cuántico, de
modo que no vamos a quitarle a los lectores el placer que supone el resolverlo… Pero estoy
convencida de que una vez hecha toda la lectura, os será muy fácil encontrar la respuesta.

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Diccionario cuántico

Entrelazamiento:
El entrelazamiento es una propiedad cuántica que fue planteada en 1935 por Einstein, Podolsky y
Rosen. Si dos partículas están entrelazadas comparten una conexión que les permite influenciarse
la una a la otra de manera instantánea, pese a estar muy separadas. Pongamos un ejemplo:
Imagina que tienes dos monedas cuánticas entrelazadas. Si una de ellas marca cara la otra
siempre tendrá que marcar cruz. Ahora enviaremos una de ellas a Europa y l otra a Australia.
Como son monedas cuánticas, las tendremos marcando cara y cruz simultáneamente (gracias al
principio de superposición). ¿Qué ocurrirá si observamos que la moneda que está en Europa
marca cara? En ese momento destruimos la superposición. Sorprendentemente, la moneda que
está en Australia también dejará de estar en una superposición y siempre marcará cruz. En otras
palabras, lo que le ocurre a una moneda afecta a la otra de manera instantánea, a pesar de estar
alejadas.
Superposición, principio de:
El principio de superposición es uno de los más peculiares de la física cuántica (aunque como ya
habéis visto, no es el único). Nos dice que todas las posibilidades existen al mismo tiempo. La
superposición se destruye o colapsa en cuanto alguien la observa. Pongamos un ejemplo.
Imaginemos que tenemos un cubilete con un dado. Le damos unas vueltas y lo ponemos cara
abajo. En el momento en que levantamos el cubilete, podremos ver que el dado marca un seis.
Nuestro sentido común nos dice que antes de levantar el cubilete, el dado ya marcaba un seis
(simplemente desconocíamos esta información). La visión cuántica nos dice que antes de levantar
el cubilete el dado marcaba todas las caras a la vez. Sólo en el momento en que lo observamos
una de las opciones sobrevive. Una partícula cuántica, en una bifurcación, puede pasar por los dos
caminos a la vez. Pero si decidimos observar cómo diablos hace una cosa tan curiosa y sacamos
la cabeza para ver cómo pasa por ambos caminos, por el simple hecho de observar... la partícula
decide pasar sólo por uno de los dos.
Teleportación:
Gracias a la ciencia ficción, la teleportación es un concepto que a todos nos resulta familiar. Con la
teleportación cuántica podemos hacer que un objeto que estaba en el punto A aparezca en el
punto B sin pasar por ningún lugar entre medio. Sin embargo, a diferencia de la teleportación de
las películas, en la teleportación cuántica debe haber un grupo de partículas en el lugar donde
quieres aparecer. En la teleportación se utiliza el fenómeno del entrelazamiento en las partículas.
Tunelear:
El efecto túnel es una de las ventajas de que las partículas tengan propiedades de ondas y de
partículas a la vez. Nos ofrece la posibilidad de que las partículas atraviesen barreras o muros.

La autora.
Sonia Fernández Vidal es licenciada en Física, doctora en el campo de la Información y
Óptica Cuántica. Ha trabajado en el Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN), en el
proyecto de acelerador de partículas Large Hadron Collider, en el Laboratorio Nacional de
Los Álamos, en el Instituto de Ciencias Fotónicas, etc. Al mismo tiempo, combina estas
investigaciones con la docencia y la divulgación a través de charlas y conferencias.

El libro
La puerta de los tres cerrojos.
Editorial La Galera.

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