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Feb 4, 2019 6:12 PM

El oficio de carpintero — BIBLIOTECA EN LÍNEA


Watchtower

https://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/2010570#h=1:0-20:0
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2010
w10 1/8 págs. 24-26

La vida en tiempos de los primeros cristianos


El oficio de carpintero
“¿No es este el hijo del carpintero?” (MATEO 13N55)

COMO tal vez sepa, Jesús también era conocido como “el carpintero” (Marcos
6N3). Pero ¿de qué forma aprendió este oficio? En vista de que en el versículo
citado arriba se lo llama “el hijo del carpintero”, es lógico concluir que lo aprendió
de José, su padre adoptivo.

Pues bien, ¿en qué consistía este trabajo? ¿Con qué herramientas contaban los
carpinteros en aquel tiempo? ¿Qué productos posiblemente fabricaba Jesús, y
qué servicios ofrecía a los habitantes de Nazaret? Y lo que es más interesante,
¿cómo influyó este oficio en su forma de enseñar?

Un negocio familiar En esta página vemos a un típico carpintero enseñando a su


hijo mayor a emplear de forma correcta un taladro de arco. Detrás de ellos, el hijo
más pequeño los observa con atención.

Y es que la carpintería era un oficio que solía transmitirse de padres a hijos.


Lo más habitual era que el joven comenzara su aprendizaje entre los 12 y los 15
años. Eso sí, para desarrollar las destrezas propias de un maestro carpintero,
tenía que practicar y practicar durante años. Así pues, podemos imaginar las
muchas horas que Jesús debió de pasar trabajando con José, conversando con
él y absorbiendo sus conocimientos. ¡Y qué orgulloso tuvo que sentirse su padre
adoptivo cuando lo vio convertido en todo un artesano!

Un oficio muy exigente En primer lugar, todo carpintero debía conocer al dedillo
su materia prima: la madera, que en tierras bíblicas podía ser de ciprés, roble,
cedro, olivo o sicómoro. Y claro, en el siglo primero no existían aserraderos
ni cómodos almacenes donde comprar tablones con las medidas deseadas.
Había que ir al bosque, seleccionar buenos árboles, talarlos y luego llevar los
pesados troncos hasta el taller.

Una vez obtenida la madera, los carpinteros realizaban diversos tipos de trabajos.
Su labor era crucial, por ejemplo, en la construcción de casas, tarea en la que
pasaban muchas horas a la intemperie. De sus manos salían las vigas del techo,
las escaleras interiores, las puertas, las ventanas y los armazones de las paredes.

Como es natural, también fabricaban muebles. En esta página podemos ver


algunos de estos: armarios con cajones, estantes o puertas (1), así como
banquitos (2), sillas (3) y mesas (4) de diversas formas y tamaños. Asimismo,
banquitos (2), sillas (3) y mesas (4) de diversas formas y tamaños. Asimismo,
realizaban corralitos para los bebés. A veces decoraban sus muebles con
hermosas y elaboradas incrustaciones de madera. Y, con frecuencia, aplicaban a
su obra una capa final de barniz, cera o aceite para protegerla y embellecerla.

Otra de sus tareas era suministrar a los agricultores los instrumentos de labranza,
como yugos de madera maciza (5), rastrillos, palas y bieldos (horcas) (6). Los
arados (7) tenían que ser muy resistentes, pues sus puntas de hierro debían ser
capaces de abrir surcos en suelos muy rocosos. También construían carros (8) y
carretillas, incluidas las ruedas, que podían tener radios o ser simples discos
macizos. Otra ocupación de los carpinteros era la reparación y mantenimiento de
todo lo que fabricaban.

De seguro, los años de Jesús como carpintero influyeron mucho en su aspecto


físico. Podemos imaginar su piel tostada por el sol de Oriente Medio, sus
músculos endurecidos y sus fuertes manos encallecidas por el manejo continuo
de hachas, serruchos y martillos.

Una posible fuente de inspiración Jesús también demostró ser un auténtico


maestro al enseñar complejas verdades espirituales con sencillos ejemplos
tomados de la vida diaria. ¿Procedían algunos de estos de su experiencia como
carpintero? Es posible. En cierta ocasión, él preguntó: “¿Por qué miras la paja que
hay en el ojo de tu hermano, pero no tomas en cuenta la viga que hay en tu
propio ojo?”. Sin duda, Jesús sabía bien lo grande y pesada que era una viga
(Mateo 7N3). Tiempo después afirmó: “Nadie que ha puesto la mano en el arado y
mira a las cosas que deja atrás es muy apto para el reino de Dios”. Es más que
probable que él fabricara muchos arados durante su vida (Lucas 9N62). Además,
utilizó la siguiente metáfora para animar a quienes lo escuchaban a hacerse
discípulos suyos: “Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí [...]. Porque mi yugo
es suave y mi carga es ligera” (Mateo 11N29, 30). Es obvio que Jesús poseía las
destrezas necesarias para fabricar un yugo “suave”, es decir, cómodo y fácil de
llevar.

Como vimos al principio, algunas personas se refirieron a Jesús como “el hijo del
carpintero”. Y es probable que su intención fuera menospreciarlo. Pero los
verdaderos cristianos, tanto en el siglo primero como en la actualidad,
consideran un gran honor ser discípulos de aquel humilde carpintero.

[Ilustraciones y recuadro de la página 26]

La caja de herramientas

Como todo buen carpintero del siglo primero, Jesús debía de conocer y usar las
herramientas que vemos junto a estas líneas. La sierra (1) consistía en un marco
de madera con una hoja de hierro cuyos dientes cortaban en una sola dirección.
La escuadra (2) servía para trazar sobre la madera las líneas de trabajo, y la
plomada (3), para señalar líneas verticales. Otras herramientas eran el nivel (4),
la regla (5) y el cepillo (6), por cuya base asomaba una afilada cuchilla que
alisaba la madera. El hacha (7) era, lógicamente, el instrumento ideal para talar
árboles.
El torno de arco (8) se usaba para crear piezas cilíndricas, y la gubia (9), para

labrarlas. Sobre la tapa de la caja de herramientas vemos un mazo de madera


(10), que se utilizaba tanto con las espigas —clavos de madera para ensamblar
tablones— como con los formones o los escoplos. También se muestran un
serrucho (11), una cuchilla de dos mangos para modelar (12) y unos cuantos
clavos (13). Delante hay un martillo de hierro (14) y una azuela (15), con la que
se daba forma a la madera. Encima de la tapa pueden observarse un cuchillo (16)
y un par de formones (17) de diferente tamaño. Y apoyado en la caja, a la
derecha, hay un taladro de arco (18).

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