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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2010
w10 1/8 págs. 24-26
COMO tal vez sepa, Jesús también era conocido como “el carpintero” (Marcos
6N3). Pero ¿de qué forma aprendió este oficio? En vista de que en el versículo
citado arriba se lo llama “el hijo del carpintero”, es lógico concluir que lo aprendió
de José, su padre adoptivo.
Pues bien, ¿en qué consistía este trabajo? ¿Con qué herramientas contaban los
carpinteros en aquel tiempo? ¿Qué productos posiblemente fabricaba Jesús, y
qué servicios ofrecía a los habitantes de Nazaret? Y lo que es más interesante,
¿cómo influyó este oficio en su forma de enseñar?
Un oficio muy exigente En primer lugar, todo carpintero debía conocer al dedillo
su materia prima: la madera, que en tierras bíblicas podía ser de ciprés, roble,
cedro, olivo o sicómoro. Y claro, en el siglo primero no existían aserraderos
ni cómodos almacenes donde comprar tablones con las medidas deseadas.
Había que ir al bosque, seleccionar buenos árboles, talarlos y luego llevar los
pesados troncos hasta el taller.
Una vez obtenida la madera, los carpinteros realizaban diversos tipos de trabajos.
Su labor era crucial, por ejemplo, en la construcción de casas, tarea en la que
pasaban muchas horas a la intemperie. De sus manos salían las vigas del techo,
las escaleras interiores, las puertas, las ventanas y los armazones de las paredes.
Otra de sus tareas era suministrar a los agricultores los instrumentos de labranza,
como yugos de madera maciza (5), rastrillos, palas y bieldos (horcas) (6). Los
arados (7) tenían que ser muy resistentes, pues sus puntas de hierro debían ser
capaces de abrir surcos en suelos muy rocosos. También construían carros (8) y
carretillas, incluidas las ruedas, que podían tener radios o ser simples discos
macizos. Otra ocupación de los carpinteros era la reparación y mantenimiento de
todo lo que fabricaban.
Como vimos al principio, algunas personas se refirieron a Jesús como “el hijo del
carpintero”. Y es probable que su intención fuera menospreciarlo. Pero los
verdaderos cristianos, tanto en el siglo primero como en la actualidad,
consideran un gran honor ser discípulos de aquel humilde carpintero.
La caja de herramientas
Como todo buen carpintero del siglo primero, Jesús debía de conocer y usar las
herramientas que vemos junto a estas líneas. La sierra (1) consistía en un marco
de madera con una hoja de hierro cuyos dientes cortaban en una sola dirección.
La escuadra (2) servía para trazar sobre la madera las líneas de trabajo, y la
plomada (3), para señalar líneas verticales. Otras herramientas eran el nivel (4),
la regla (5) y el cepillo (6), por cuya base asomaba una afilada cuchilla que
alisaba la madera. El hacha (7) era, lógicamente, el instrumento ideal para talar
árboles.
El torno de arco (8) se usaba para crear piezas cilíndricas, y la gubia (9), para