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Docente:
Lic. Eva Licona Sandoval
Estudiante:
Nallybe Ayme Flores Muñoz
Matricula:
ES172019562
MAYO/ 2020
S5. Actividad 1. Dictamen de la OEA.
o ¿Cuáles son las deficiencias detectadas en el sistema inquisitivo-mixto para la víctima como para el
probable responsable?
Es imposible no hacer referencia al antiguo sistema de justicia penal inquisitivo, recordemos que las
instituciones se caracterizaron por ser muy severas en el sentido de que para todo aplicaban la fuerza. Las
añejas prácticas donde se detenían al responsable (porque no era presunto responsable ya era acusado) para
posteriormente en el mejor de los casos ser sujeto de una averiguación “previa” por parte del Ministerio
Público.
Otra gran deficiencia es el tema relativo a la defensa del acusado, en todos los procesos judiciales su
proceder se veía muy limitado y pobre, el rol de la defensa era muy débil y dejaba desprotegido al acusado, y
qué decir las labores de defensa gratuita por parte del Estado, nulas totalmente.
Evidentemente el acusado no gozaba de una defensa que le garantizará un proceso justo, toda vez en su
mayoría los defensores eran considerados funcionarios de segundo nivel y de ahí su falta de interés. Grave
deficiencia del mismo sistema inquisitivo penal que, aunado a esa falta de visión en el cumplimiento de sus
responsabilidades judiciales, falta de presupuesto, remataba con la escases de defensores bien capacitados
para llevar el proceso.
El sistema penal inquisitivo no consideraba como visión central el debate oral, centraba su esencia en los
escritos presentados por los defensores penales. Ante estas graves falencias, se exigía de un cambio
sustancial en el sistema institucional y de defensoría.
El nuevo sistema penal acusatorio, pretende un modelo procesal cuya finalidad permita que la víctima
acusada de un ilícito tenga las facultades de intervenir en su procedimiento desde el inicio hasta el final y
ejerza su derecho de rebatir las acusaciones en su contra y formular sus propios alegatos, así como
interponer los recursos en los tiempos que marca la ley y que soporten su inocencia.
Es muy importante resaltar que en cualquier sistema penal, la culpa es la que debe ser demostrada, no la
inocencia.
Dicha reforma sienta las bases para la implementación de un nuevo sistema de justicia acusatorio y
oral, cuyas principales características son la reparación del daño causado, el respeto al debido
proceso, la igualdad de las partes (defensa y fiscalía), entre otros.
La razón por la que se llevó a cabo la transición del sistema penal tradicional a un sistema de justicia
oral, fue la injusticia e ineficacia que propiciaba el primero. Ineficacia al no resolver gran cantidad de
casos e injusticia desde el punto de vista cualitativo, porque la falta de observancia de determinados
principios impedía el ejercicio pleno de los derechos, tanto del procesado como de la víctima.
En primer término es muy importante señalar que en el sistema penal inquisitivo era notoria la falta de
igualdad entre las partes, como se menciona en párrafos anteriores, el presunto responsable tenía que
demostrar su inocencia ¡¡¡ la responsabilidad para esos efectos recae en el Ministerio Público quien tiene la
obligación de demostrar la culpabilidad del sujeto, invariablemente existía de manera casi sistemática la
violación al derecho expreso de la presunción de inocencia.
Estaba tan distorsionado el concepto de defensa que la comunicación con su representado era muy pobre,
olvidándose incluso de cuál era su misión, el defensor legal debe actuar con respeto y con cuidado y
diligencia profesional, escuchar con atención y esmerarse en la defensa de su defendido en aras de alcanzar
un proceso más equitativo.
Para garantizar la igualdad de las partes en el proceso, los investigadores deberán ser capaces de buscar los
elementos necesarios para lograr una defensa efectiva donde haya tanto pruebas documentales como
testimoniales. Para una buena defensa, el investigador debe tener cualidades como ética, sensibilidad. Mística
y discreción. [ CITATION Org17 \l 3082 ]
Con respecto a la igualdad, vale transcribir la Evaluación y diagnóstico del sistema penal mexicano, que llevó
a cabo la Organización de Estados Americanos, en el cual se determinaron los siguientes puntos:
El término reducido otorgado a la pre instrucción por el que la averiguación llegaba al órgano judicial para
dar apertura a la instrucción, no obstante, la ampliación a las ciento cuarenta y cuatro horas según el
contenido de las pruebas de la averiguación.
El rezago de México frente a los compromisos internacionales insertos en el contexto latinoamericano, que
conforme a una serie de instrumentos internacionales han comprometido al Estado desde hace muchos años;
México debía tomar en cuenta las recomendaciones emitidas por parte de la Organización de las Naciones
Unidas.
La desfavorable percepción de la colectividad sobre el sistema de justicia penal mexicano, alimentada por la
ausencia de una verdadera reinserción social como lo señala la Constitución en el artículo 18 y el incremento
del índice delictivo en todo el país, a pesar de las medidas tomadas, como el incremento de las penas en
delitos de alto impacto.
La conclusión de que el sistema penal tradicional en México era un sistema injusto e ineficaz. Ineficaz por los
pobres números de aplicación y resolución efectiva de casos. Injusto desde el punto de vista cualitativo,
porque la falta de observancia de determinados principios impedía el ejercicio pleno de los derechos, tanto del
procesado como, en su caso, desde la perspectiva de la víctima (presunción de inocencia, defensa adecuada,
publicidad, inmediación, etc.) (STCCISJP, 2014:20-21).
Después de leer lo anterior, podemos contestar de forma categórica sin llegar a ser visceral:
¿Existe igualdad de derechos entre las partes? Por supuesto que NO.
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¿Cuál es el impacto jurídico, político y social del sistema acusatorio y oral del Derecho Penal en México?
La trascendencia de llevar a cabo la reforma constitucional en materia penal constituye no solo una nueva
forma de trabajo en los sistemas de procuración e impartición de justicia, sino un verdadero cambio de modelo
que todos los que integramos un Estado de Derecho debemos enfrentar y promover con absoluta
responsabilidad y compromiso.
La Reforma Constitucional publicada en el Diario oficial de la Federación del 18 de junio de 2008, constituye
una de las mejoras más amplias del sistema de justicia penal mexicano de los últimos tiempos.
En México, el antiguo sistema penal inquisitivo transitó a un sistema penal de corte acusatorio adversarial y
garantista. Por ello fue necesario realizar reformas constitucionales en la materia y crear un código que
homologará el proceso penal en el país. El Código Nacional de Procedimientos Penales de 2014, abrogó la
reglamentación penal de 1934.
Como hemos visto en las sesiones 1 y 2, el rezago de México en la procuración y administración de justicia
era evidente y más aún el promover acciones para su mejora.
De la misma forma resaltamos que el nuevo código señala que para el aseguramiento del acceso a la justicia
se establecen una serie de normas para sancionar los delitos, proteger al inocente, procurando que el
culpable no quede impune y como subrayamos antes, que se repare el daño en un marco de respeto a los
derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los Tratados Internacionales de los que sea parte el
Estado mexicano.
Una cosa es bien cierta y no se puede dejar de reconocer, en su implementación en el plazo legal el sistema
penal se puso en marcha con deficiencias de infraestructura, operativas, y vacíos legales que han suscitado
controversias en ámbitos jurídicos, académicos y demás grupos de la sociedad civil.
Las reformas procesales penales representan cambios jurídicos paradigmáticos, que apuntan como mencione
anteriormente al tránsito de un sistema inquisitivo a otro acusatorio, transformando las normas escritas, por
normas y prácticas centradas en la oralidad como motor del sistema. Vale mencionar que las reformas tienen
influencia de la cultura jurídica anglosajona, el sistema Common Law.
Los problemas de justicia rebasaron la capacidad de las estructuras de justicia evidenciando lentitud e
ineficacia, escasez de recursos materiales y humanos e injusticias flagrantes, serios, problemas funcionales,
aunados a la falta de autonomía e imparcialidad del ministerio público; deficiencias cuantitativas y cualitativas
de jueces y magistrados; corrupción administrativa en la función judicial; fenómenos que, en lugar de ser
garantes de los derechos humanos los vulneran proyectando falta de legitimidad y una gran desconfianza en
los sistemas de procuración de justicia.
Ante ese escenario, las exigencias de la modernización cada vez fueron mayores, grandes vacíos
presionaban para una reforma judicial: las deficiencias en el acceso a la justicia; falta rendición de cuentas y
transparencia; vacíos en las relaciones de tribunales federales y locales a través del amparo judicial;
carencias en la enseñanza del derecho, incluyendo la formación judicial.
Las situaciones descritas se agravaron ante los escenarios de inseguridad, violencia y muerte en el territorio
mexicano que trajo consigo los embates contra la delincuencia organizada que emprendió el presidente
Felipe Calderón , dos años antes de la reforma penal utilizando, a las Fuerzas Armadas de México, hecho que
generó una gran polémica en la esfera política del país.
Los objetivos hacia la procuración e impartición de justicia en beneficio de la población en general, fracasaron.
Hoy en día el país aún reciente las consecuencias de ese enfrenamiento para muchos sin rumbo, ni
planeación, improductivo e inútil, cuyos resultados son desastrosos , dejado a un Estado debilitado, a una
delincuencia más fortalecida y a miles de personas afectadas.
En mi opinión personal la respuesta a que hubiera pasado si se la alternativa a tomar hubiese sido otra, nos la
ha dado el gobierno actual, la grave crisis que enfrenta el país en todos los sectores productivos es
consecuencia de la tolerancia, inacción y vemos como se fortalece la delincuencia.
El crimen organizado toma cada vez más fuerza y crece por los vacíos de poder y fallas de regulación del
Estado tal y como ocurrió recientemente en Sinaloa, con inusitados e inadmisibles niveles de violencia y todo
ante la complacencia del estado.
Retomando el tema, en el pasado las alertas fueron ignoradas y la respuesta del Estado mexicano ante las
fallas y crisis en el sistema de justicia fue la urgencia de una reforma al sistema penal, obviando la esencia del
principal fenómeno delictivo.
Como decíamos párrafos antes, el Congreso de la Unión aprobó en 2008 la reforma constitucional en materia
penal con el soporte jurídico para establecer en México el nuevo sistema de justicia penal. Se estableció un
periodo de ocho años para su implementación y operación en todo el territorio nacional. Esta reforma implicó
cambios a diez artículos constitucionales, sentando las bases para el tránsito de un modelo penal inquisitivo a
uno acusatorio adversarial de justicia.
En México, existían 34 códigos procesales (federal, uno por cada entidad federativa, Distrito Federal y el
militar) creando grandes dificultades en la administración de justicia., por ejemplo algunos conceptos delictivos
diferían en su definición y en su pena, con las reformas los procesos penales federales y estatales tienen
criterios homologados de jueces, proporcionando lo que la sociedad persigue; seguridad y certeza jurídica a
la ciudadanía. En dicho contexto se crea la legislación que aglomera el sistema procesal penal acusatorio
dando surgimiento al Código Nacional de Procedimientos Penales (CNPP).
Los beneficios que trae consigo el CNPP son indiscutibles desee el hecho mismo de la homologación de la
norma genera certeza jurídica y no encuentra hasta el momento opositores que refuten sus funciones y
fundamentos al determinar que personas extranjeras o nacionales, en caso de ser juzgadas, encontrarán en
este procedimiento la seguridad e igualdad de derechos.
La unificación del CNPP vino a sustituir las legislaciones existentes carentes de objetividad, algunas que
incluso marcaban retrocesos en los procesos judiciales. La homologación del CNPP también actuó en la
capacitación de protocolos importantes de actuación de las instituciones encargadas de impartir justicia.
El CNPP busca la presunción de inocencia. Protege los derechos de las víctimas. Garantiza el respeto a los
derechos humanos. Indica que las audiencias deben ser públicas y orales. Homologa las normas del
procedimiento. Garantiza el principio de inmediación. Establece el juez de control y juez o tribunal de juicio
oral. Incorpora mecanismos alternativos y formas de terminación anticipada.
El gran reto para consolidar definitivamente la reforma, es centrar la atención y aplicación de la procuración
de justicia en la investigación, una verdadera investigación que se empeñe en
Procurar justicia para ambas partes a partir de un hecho delictivo, esto se podrá hacer creando mecanismos
esquematizados eficaces y eficientes que lleven de la mano al fortalecimiento de los Ministerios Públicos para
que se logre sustentar la acusación en torno al delito.
Recordemos que anteriormente no se determinaba la especialización de los jueces, como vimos en sesiones
anteriores el mismo juez de la causa era la misma autoridad jurisdiccional que dictaba auto para ligar a un
imputado a proceso, y que, a su vez, dictaba sentencia sobre su libertad o condena.
Con el nuevo sistema y el régimen de especialización, se introduce el juez de control, figura de gran
relevancia quien resolverá las solicitudes de medidas cautelares y providencias precautorias que requieran
control judicial garantizando los derechos de todos los implicados en el proceso, asimismo, podrán realizar la
supervisión de los acuerdos a los que lleguen las partes, a fin de no ir a juicio.
Otra figura que surgió es el juez de ejecución de la sentencia, quien es el encargado de vigilar el
cumplimiento, modificación y duración de las penas impuestas a los sentenciados.
Mucha expectativa generó en el país la reforma constitucional en materia penal por el tránsito del modelo
inquisitivo al modelo acusatorio. Los avances de la reforma al día de hoy contrastan por varias razones. En
principio pareciera que el Estado omitió el cambio en la composición social del fenómeno delictivo. Los
cambios al sistema penal buscan ante todo que el sistema funcione eficazmente sin considerar los contextos
socio-económicos de cada entidad federativa, por ejemplo, el asunto de la presunción de inocencia y la prisión
preventiva, que ha dejado, para algunos expertos, fuera de la ley a personas que delinquen. Delitos que han
sembrado violencia y muerte en zonas con dominio de la delincuencia organizada, no fueron considerados en
la reforma, como la portación de armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas y lo que hasta moda ha sido
el robo de combustible.
Las deficiencias en la aplicación del nuevo sistema penal se acrecientan por la resistencia del personal
involucrado en la procuración de justicia, como jueces, abogados defensores y policías, que no sólo no
confían en el sistema, lo perciben impositivo, o lo desconocen; sumado a que aún prevalecen vicios del
sistema penal anterior. Los defensores del sistema penal acusatorio argumentan que no se trata del sistema
en sí, sino de las fallas en su aplicación por la falta de capacitación y profesionalización de los operadores.
Se debe tener presente que estas reformas, implican un cambio cultural que va más allá del sistema
jurídico. Exige cambiar las prácticas cotidianas del sistema.
Se requiere generar cultura de la prevención, más que de la represión; ser parte de las soluciones y no parte
de los problemas; de la confianza en la justicia, en lugar de la corrupción e impunidad. Queda claro, que sin
tomar medidas radicales por más reformas penales y programas de seguridad pública que implemente el
Estado mexicano, los índices de violencia y delincuencia no aminorarán, el compromiso es de todos, es de
evitar que sucedan los hechos delictuosos, desalentar las malas prácticas, de promover una educación de
calidad y formar mexicanos comprometidos con su país.
FUENTES
Consejo de la Judicatura Federal (2011). El nuevo sistema de justicia penal acusatorio, desde la
perspectiva constitucional. México: Consejo de la Judicatura Federal.
Secretaría Técnica del Consejo de Coordinación para la Implementación del Sistema de Justicia Penal
(STCCISJP) (2014). Sistema penal acusatorio. Guía de bolsillo (2ª ed.). San Luis Potosí: STCCISJP.
Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) (2008). El sistema penal acusatorio en México:
Estudio sobre su implementación en el poder judicial de la federación. México: SCJN. Recuperado de:
http://sistemabibliotecario.scjn.gob.mx/sisbib/po_2010/74145/74145_1.pdf Legislación
Código Penal Federal.
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.