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detengámonos un momento a considerar el papel de un testigo: En la cultura hebrea un testigo tenia una gran
responsabilidad ya que no existían abogados defensores, las únicas figuras jurídicas eran el acusado, el acusador, el
juez y los testigos; ademas en transacciones mercantiles los testigos tenían la responsabilidad de supervisar que los
tratos se cumplieran (Rut 4); y debido a que es muy fácil opinar sin fundamentos sobre las vidas de otros, las penas
contra los testigos falsos era recibir el castigo que el acusado hubiera recibido (Dt. 19:15-21). Ser testigo era algo
muy serio. Jesús espera que tomemos con esa misma seriedad cuando uno de nuestros hermanos falla o peca o cae
en desgracia, que seamos responsables para levantarlo y no juzgarlo con ligereza porque entonces mereceríamos
ser castigados también, es por eso que Jesús cita el Antiguo Testamento. Después Jesús menciona qué hacer si es
que el que cae rehusa escuchar a los testigos y a la congregación completa: tomarlo como gentil o cobrador de
impuestos, los gentiles estaban prohibidos en los lugares sagrados del Templo y los publicanos eran evitados por
sus hermanos judíos así que Jesús nos explica que si habiendo hecho lo posible por levantar a un hermano caído él
se rehusa a levantarse no tengamos más comunión con esa persona para no dañar la estabilidad ni la imagen de la
congregación.
Jesús continua diciendo: Todo lo que atéis en la tierra será atado en el cielo y todo lo que desatéis en la tierra será
desatado en los cielos. Cielo y Tierra son los dos grandes escenarios de la Biblia, que una vez estuvieron unidos en
Edén, que se conectan en el Templo, se reconcilian en Jesús y se reunificarán cuando se haga realidad la visión de
Juan en Apocalipsis 21 y 22. Y los seres humanos fuimos creados para gobernar con Dios cielo y tierra (Sal. 8), por lo
que Jesús está explicando que es a través de la restauración de nuestros hermanos que demostramos la verdadera
autoridad y poder que necesitamos para cumplir el propósito de Dios. Respecto al lenguaje de atar y desatar, el Dr.
Michael Heiser ha estudiado su importancia en la literatura intertestamentaria y concluye que recurrentemente se
utiliza en contextos de exorcismos y asuntos referentes a Seres Espirituales, no con respecto a pecado o conductas
como ha sido una interpretación tradicional, no es que los creyentes tengan autoridad de dar concesiones respecto
a ciertas conductas, sino que al fomentar la unidad en la familia de la fe están ejerciendo el verdadero poder para el
que fueron creados, no dando lugar al diablo (Ef. 4:27)
Finalmente, la frase de los dos o tres que piden y que se reúnen en los v. 19 y 20 debe quedar más clara, no es
sobre reuniones pequeñas o células de oración, ni sobre una formula para recibir el SÍ a sus oraciones, Jesús está
diciendo que somos miembros los unos de los otros y que tenemos la autoridad de Jesús para ejercer el verdadero
poder, el poder de la unidad y la compasión del que ha estado hablando.
a. El poder de la familia
Durante el viaje, tal vez al detenerse en una aldea se acercan los fariseos para probarle y le presentan una pregunta:
¿Es lícito a un hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?
Jesús comienza a responder con una frase casi letal para sus interrogadores: ¿No habéis leído...? Preguntar eso a un
fariseo sería como preguntar a un médico si conoce dónde se ubica el corazón humano, es absurdo y tal vez
insultante, pero la pregunta que los fariseos hicieron resultaba igual de absurda e insultante para Jesús.
La primera parte de su argumento se basa en los principios de Genesis 1-2: Hombres y Mujeres son creados
igualmente a imagen de Dios; y, El matrimonio fue creado por Dios para unir al hombre y a la mujer, de modo que
los humanos no tienen la autoridad de destruir esa unión. En lugar de decir si o no al divorcio incausado, Jesús
ataca el mal concepto de matrimonio, un concepto que debilita las relaciones entre hombres y mujeres, un
concepto que deja sin protección a los hijos, un concepto que destruye vidas.
Los fariseos se ponen a la defensiva argumentando que Moisés les permitió repudiar (divorciar) a sus esposas pero
Jesús les dice que Moisés dio esa concesión por causa de la dureza de los corazones humanos, pero entonces
¿Moisés y Jesús no se pueden poner de acuerdo? Primero pensemos en lo que Moisés no dijo, él no dijo que
podían repudiarlas “por cualquier cosa” sino por encontrar algo “reprochable” (Dt. 24:1-4) lo cual continua siendo
subjetivo, sin embargo Moisés también dijo que si eso sucedía debían darle un certificado de divorcio ¿por qué?
Porque no se trata de algo trivial, el certificado representaba una formalidad, un requisito solemne, algo que era de
tomarse en serio, Moisés no permitió abandonar o desproteger a las mujeres, ese certificado era una especie de
protección. Asimismo en Levítico 21:7 Moisés advierte contra repudiar a las mujeres por difamación, de lo cual el
hombre tendría que recibirla, cuidarla y no podría divorciarse nunca. Luego, los profetas Miqueas y Malaquías
reprochan a los Israelitas por divorciarse de sus esposas y ver el divorcio de una manera trivial. Por lo tanto, Jesús y
Moisés sabían que el divorcio no era algo trivial, que podía causar vergüenza y herir la fama de una mujer por lo que
los hombres debían ser cuidadosos de no tomar eso a la ligera, considerando que ellas también fueron creadas a
imagen de Dios.
Jesús concluye que cualquiera que se divorcia y se vuelve a casar (ya que era común que los judíos se divorciaran
por querer casarse con alguien más) en realidad tiene adulterio en su corazón. Solo menciona una excepción a ese
juicio, en caso de inmoralidad sexual (o infidelidad según algunas traducciones), Jesús sabe que habrá mujeres que
dañen el lazo de unión también de modo que los hombres serian inocentes de adulterio, sin embargo no
confundamos esa excepción de culpa con una licencia para el divorcio.
Jesús está demostrando lo que significa el poder en el reino de los cielos, y ahora no solo a los discípulos sino a los
fariseos también les da una lección sobre el poder de la familia y el matrimonio.
Sus discípulos parecen asustados, saben que las implicaciones del concepto de Jesús sobre el matrimonio son muy
serias y concluyen que si esas son las reglas, no es conveniente casarse. Jesús esta de acuerdo, pero no se trata de
conveniencia, el amor familiar y matrimonial no surge del interés o conveniencia sino del sacrificio y el compromiso,
ese tipo de amor tiene verdadero poder. Jesús incluso dice que habrá algunos que no se casen, los llama Eunucos
(en la antigüedad un Eunuco era un siervo que era castrado, y su vida se dedicaba solo al servicio), pero Jesús
considera esto la excepción, no la regla.
Mateo incluye una historia sobre Jesús bendiciendo a los niños en este punto por dos razones: primero, porque
Jesús está incluyendo a toda la familia en su explicación sobre la familia (matrimonio, siervos eunucos y ahora, los
niños); y segundo, porque Jesús está reiterando el hilo de argumentación respecto al poder y la influencia: los más
pequeños son bienvenidos y especialmente honrados en el reino de Jesús.
b. El poder de la generosidad
En 19:16-22 tenemos la famosa historia del joven rico, quien estaba interesado en hacer algo bueno y obtener la
vida eterna. Jesús, al igual que con los fariseos, dirige la atención del Joven a lo que es mas importante y
fundamental antes de responder lo que preguntó y le dice que solo hay Uno que es bueno: Dios. Así que el
enfoque del joven debe ser primero Dios mismo. Jesús le dice, que si en verdad le interesa la vida que Dios le
puede ofrecer, debe ser fiel a la relación de pacto que Dios había establecido con Israel, comenzando con los Diez
Mandamientos.
Ahora, tomemos una pausa importante para notar algo: ni el joven rico ni Jesús están diciendo que el joven “puede
ganarse su salvación”, los judíos no pensaban que “podían ganarse la salvación”, ellos sabían que debían que
debían confiar en la gracia de Dios (por eso los sacrificios eran importantes para ellos), sin embargo ellos sabían que
debían ser fieles a la relación de pacto que Dios había establecido con ellos, no para ganar nada sino para honrar lo
que por gracia tenían. Pero el joven rico seguramente había escuchado el mensaje de Jesús diciendo que el reino
de Dios (o de los cielos) estaba llegando a través de Él y su misión, esas eran las noticias que la mayoría de los
judíos habían esperado, y cada uno quería estar preparado para ello, así que la pregunta del joven es más acerca de
cómo formar parte del proyecto de Jesús que sobre nuestro concepto moderno de “vida eterna” o “salvación” (tal
vez será bueno estudiar esta distinción en otro articulo).
El joven desea ser parte de este nuevo régimen celestial, y ya que es rico seguramente será considerado para algún
puesto de influencia, pero Jesús sacude su mundo al revelar que en su reino el poder se encuentra en la
generosidad. Esa no era la expectativa del joven sobre el reino de Jesús y la vida que Dios ofrece (vida eterna), así
que en uno de los momentos más trágicos del ministerio de Jesús, el joven se va triste.
c. El poder de la gracia.
Cuando el joven rico se retira Jesús busca darles una lección a sus discípulos y les dice que es muy difícil, casi
imposible que alguien rico entre al reino de los cielos. Precisamente porque el poder del reino está en la
generosidad. Pero los discípulos tampoco entienden la lección y “llenos de asombro” exclaman: Entonces ¿quién
podrá salvarse? Aparentemente tampoco han comprendido el poder de la gracia de Dios en el reino que trae Jesús.
Jesús claramente les dice “Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible”. El hecho de que
Dios no siga las reglas de estatus que se siguen en el mundo no significa que entonces será imposible ser parte del
reino de Jesús, significa que debemos cambiar nuestro concepto de influencia, poder, autoridad y estatus, significa
que nosotros debemos seguir las reglas de Dios en este reino.
Pedro surge de entre el grupo y también espera la afirmación de su rabí, “Nosotros lo hemos dejado todo y te
hemos seguido; ¿qué, pues, recibiremos?” Algunos tal vez miraríamos sospechosamente a Pedro y pensaríamos
“¡Pedro! Deberías seguir a Jesús sin esperar nada a cambio” Pero, ¿es eso cierto? No, no lo es. ¿Cómo sabríamos
que Dios es bueno y que vale la pena seguirlo si no es por las promesas que da a los que confían en Él? La pregunta
de Pedro es totalmente lógica, y Jesús no parece ofendido, al contrario, afirma su pregunta diciendo que habrá
recompensa, que cuando complete su misión, se corone como Rey y “regenere” o “haga nacer de nuevo” todas
las cosas, ellos reinarían con Él, heredarían cien veces más lo que habían dejado y la vida eterna. No intentemos
sacar equivalencias directas de esa promesa, no se refiere a cien casas, hermanos, tierras, etc; sino que su
recompensa será, figurativamente, cien veces mejor. Sin embargo, los discípulos (o el lector) no deben entender
esto en los términos tradicionales de honra, sino que deben verlo desde el principio de influencia del reino: Muchos
primeros serán últimos, y muchos últimos, primeros.
Jesús entonces describe esa filosofía del poder de la gracia en su misión con una parábola, la conocemos como la
parábola de los obreros. En esta Parábola el dueño de una viña (Is. 6 dice que Israel es la Viña de Dios) invita a una
relación de pacto (contrata) a varios hombres en diferentes horas del día y desea que cuiden y trabajen su viña. Al
final del día el dueño de la viña paga a todos el equivalente a un día completo de trabajo, tanto a los que llegaron
al principio de la jornada como los que solo estuvieron en las últimas horas. Los primeros se ofenden, sin embargo
el dueño les dice que no está siendo injusto con ellos y que su gracia y generosidad alcanza para aquellos que
menos lo merecen también.
“Pero Jesús, llamándolos junto a Él, dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de los gentiles se
enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos. No ha de ser así entre ustedes, sino
que el que entre ustedes quiera llegar a ser grande, será su servidor, y el que entre ustedes quiera ser el
primero, será su siervo; así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar Su
vida en rescate por muchos».” Mateo 20:25-28 NBLA
Como lo ha parafraseado el Dr. Tom Wright, “Los gobernantes del mundo ejercen poder mangoneando y abusando
de otros, nosotros lo haremos al revés.”
* Este estudio es adaptado de una clase enseñada en la Serie Mateo en Agosto de 2020
** Las citas entre comillas están inspiradas en la traducción de la Biblia de Las Américas (1997) aunque no son citas
textuales.