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walter7. marco teórico.

Título: más allá de los derechos humanos: defender las libertades.


Autor: Alain de benoist
Objetivo de investigación: Exponer las ideas fundamentales del apartado sobre la
democracia.
Síntesis:
Para el interés investigativo del artículo haremos énfasis en el apartado sobre la
democracia del capitulo IV del texto mas alla de los derechos humanos: defender las
libertades, en donde el autor expone cuales son las razones por las cuales considera que
la relación entre derechos humanos y democracia resulta en algunos casos problemática
y cómo superar dichos problemas. De ese modo encontramos dos razones problemáticas
más dos aspectos que revisten de ella y la alternativa para superarlo.

La primera razón, es que los derechos humanos son una doctrina jurídica o moral
mientras que la democracia es una doctrina política. En ese sentido señala lo siguiente
en donde nos permitirá tener mayor claridad al respecto: “en tanto régimen político, la
democracia tiende naturalmente a restringir aquello que no es democrático y, más
ampliamente, aquello que no es político. La teoría de los derechos, por el contrario,
tiende a restringir las prerrogativas de lo político” ( pg85).

Para el autor, es importante sino fundamental la diferencia entre ambos conceptos ya


que permite observar el primer problema que consiste en pensar que la democracia solo
es posible bajo la idea de derechos humanos. Sumado a esto, el sujeto del que trata
ambas teorías son completamente diferentes, dice el autor, pues mientras el derecho
humano piensa en el individuo en abstracto (debido a su origen y desarrollo en la
ideología liberal) la democracia piensa en un individuo concreto, el ciudadano. Lo
anterior se debe a propósito de la diferencia que establece entre derechos individuales o
de primera generación frente a los de segunda generación o colectivos y a su vez cómo
los primeros se oponen a los segundos1.

Continuamente, la segunda razón que expresa tiene como propósito explicar el origen
de la legitimidad de ambas teorías. Frente a los derechos humanos afirma que su
legitimidad deriva del consentimiento del pueblo mientras que el de los derechos
humanos se deriva de su valor universal. Explica al respecto que en el mundo actual los
derechos humanos se imponen como una verdad que puede ser impuesta en todas partes
a causa de su universalidad mientras que el régimen democrático solo en una
comunidad política determinada que en cuyo caso puede ser afectada por dicha
imposición universal de los derechos humanos (puede oponerse a un sistema
democrático que de acuerdo a Revault d’Allones inevitablemente entra en tensión con
los requisitos de la soberanía).

De acuerdo a este último punto en donde existe una tensión entre los derechos humanos
y los requisitos de la soberanía, surgen dos aspectos para Alain de Benoist: el primero
tiene que ver con el hecho de que el derecho internacional al inspirarse en los derechos
humanos a través del derecho a la injerencia, representan una limitación a la soberanía
de los estados y la soberanía popular mientras que el segundo aspecto tiene que ver con
1
la soberanía del voto popular. Al respecto menciona cómo las condiciones en que se
enunciaron los derechos humanos hace que el sufragio no sea reconocido como
soberano en tanto contradiga dicha teoría. En ese sentido dice:

“los votos democráticos que no vayan en el mismo sentido que los derechos humanos
son refutados inmediatamente por «irracionales» e ilegítimos” (pg. 86).

Para aclarar más la idea, pone como ejemplo el referéndum que yendo en contra de los
derechos humanos se considera como ilegitimo u opuesto debido a que no es acorde a lo
establecido por dicha teoría y de esa manera se tilda de populista que, desde el abordaje
de los derechos humanos se concibe la idea de que el pueblo piensa mal con frecuencia.
De esa manera para el autor cualquier limitación a la soberanía popular representa un
ataque contra el fundamento mismo de la democracia (página 87) debido a que obliga a
los ciudadanos a abandonar su derecho a ser gobernados por quien han elegido lo cual
entre otras cosas implica que a la autoridad máxima a la que deben obediencia no son
los candidatos electos sino las instancias o jurisdicciones internacionales las cuales
carecen de cualquier legitimidad democrática lo cual constituye para el autor, un retorno
a la heteronomía política y social.

Al respecto de lo mencionado anteriormente, Alain de Benoist afirma lo siguiente:

La redefinición de la democracia como el «régimen que respeta los derechos


humanos», o sea, su reducción finalmente a la democracia liberal, resulta
intelectualmente insostenible, aunque políticamente es muy rentable ya que permite
rechazar por contradictoria cualquier decisión democrática que vaya en contra de la
ideología de los derechos humanos. (pagina 87,88).

Dicha afirmación la confirma citando las palabras de Jean Fabien Splitz, quien afirma
que los derechos de los individuos al depender de la razón y naturaleza del individuo,
los quiere sustraer de la discusión con seres racionales lo cual destruye su propio
fundamento racional. Esto quiere que los derechos humanos y su dependencia a dichos
fundamentos al ser contraria a la democracia cuyo sujeto es el ciudadano, se presenta
como contraria ya que estos también están dotados de razón.

Continuamente en relación con esto último, Alain de benoist citando el pensamiento de


marcel gauchet2, afirma que es por tales razones que cualquier política democrática
debe reconocer, en efecto, que el peso de la sociedad excede a la simple suma de sus
componentes individuales y, ante su ausencia, no podría tener una voluntad general.
Esto quiere decir que el individuo es precedido por la sociedad en que vive y que la
voluntad general surge de allí mismo y no del individuo. También afirma o se sitúa en el
pensamiento de marcel gauche cuando define a la democracia como el gobierno en su
conjunto y no de sus partes, ya que eso permite al autor confirmar la importancia de la
democracia como un sistema politico

De este ultimo punto podemos concluir qeyue para el autor

de allí surge la voluntad general mas no del individuo en donde seria particular.
2
que los derechos humanos no son política en tanto que no provienen del lugar en que
son aplicados, que el mayor peligro del retorno de los derechos humanos es pensar al
individuo contra la sociedad y que solo a partir de sus derechos y exigencias se puede
llegar a la sociedad y por ultimo que Los derechos humanos usan el elemento jurídico
en detrimento de lo político y lo socio-histórico.

citando a marcel gauchet quien afirma que los derechos humanos no son política en
tanto que no provienen del conjunto social en que se aplican,

al ser contraria al ciudadano quien esta dotado de razon

cuyos fundamentos teóricos recaen en la afirmación de un ser individual, libre y


racional en un estado de naturaleza, niega la existencia de cualquier comunidad política
y en ese sentido cuando se pone en relacion con esta ultima es que

a explicar lo politico en los derechos humanos ya que

implicando de ese modo que la autoridad máxima a la que deben obediencia no es a los
dirigentes electos sino a las instancias o jurisdicciones internacionales

Esto último, para el autor, es fundamental ya que condicionar la soberanía popular, es


retornar a la heteronomía política y social3.

Así entonces, para el autor, es necesario observar que esto pertenece a la redefinición de
la democracia como el régimen que respeta los derechos humanos la cual también es
intelectualmente insostenible pero políticamente rentable ya que no permite la
aceptación de cualquier decisión del pueblo debido a que debe ser conforme a los
derechos humanos. Señala a través de autores como jean fabien spitz y Marcel gauchet,
que resulta no solo contradictorio sostener que los derechos del individuo dependan de
la razón y de la naturaleza sino también que los derechos humanos no son política en la
medida en que no provienen del lugar en que se insertan (2008).

La democracia en tanto régimen político deja de lado todo aquello que no sea
democrático o político mientras que, la «ideología de los derechos humanos» usa el
elemento jurídico en detrimento de lo político y lo socio histórico (2008). De esta
manera, para el autor, si se preguntase por cuál es su peligro, la respuesta sería que
en el horizonte de las identidades colectivas se encuentra su debilitamiento debido a la
primacía del individuo. De esta manera concluye que cualquier política democrática
debe reconocer, en efecto, que el peso de la sociedad excede a la simple suma de sus

3
El autor lo dice citando a Robert Bork en su texto de the limits of “international law”.
componentes individuales y, ante su ausencia, no podría tener una voluntad general
(Benoist, 2008, pg. 89)

Posteriormente, se basa de una anotación de Pierre Manent- quien dice que para
concebir una sociedad metapolitica se puede por medio del derecho o la moral- para
afirmar que los derechos humanos conjugan lo jurídico y lo moral debido a que omiten
lo político. Pero también, porque su sujeto (el individuo) es un hombre abstracto
anterior a cualquier vínculo social. Su noción de individuo, para el autor, resulta de
suma pobreza ya que el único rasgo característico del hombre es que es un individuo.
Por esto último el autor cita lo siguiente: “En realidad, un hombre desprovisto de todas
sus características
concretas ya no es, en absoluto, «un hombre en sí»; ya no es nada pues ha
«perdido las cualidades que les permiten a los demás tratarlo como semejante” (Benoist,
2008, pg. 90).

Se opone rotundamente a la idea de los primeros teóricos sobre la naturaleza humana la


cual para él es: inconsciente. Es importante para el autor comprender que la sociedad
esta antes del individuo y que su desarrollo se encuentra atada a esta, pues se basa de la
idea de que el hombre es un ser social y que su existencia no precede su vida en
sociedad sino por el contrario, es el horizonte en el que se inscribe su presencia. De esa
manera pone como ejemplo lo siguiente: “Así como el espíritu solo puede aprehenderse
si esta encarnado, el individuo solamente puede situarse dentro de un contexto socio-
historico” (Benoist, 2008. p. 91).

Continúa señalando al respecto que la existencia del hombre no es inmediata sino


mediata ya que siempre se encuentra una cultura de por medio o una colectividad
particular de la que haga parte. Para el hombre es imposible que se defina simplemente
como un individuo puesto que al encontrarse en un medio especifico no quiere decir que
este sobrepuesto, sino que dicho entorno y medio de vida, es lo que constituye su propio
ser. De esta manera dice que: “el hombre tiene necesidad de una comunidad para vivir y
para vivir bien” (2008), lo cual siguiendo el pensamiento de Aristóteles es que afirma
que el hombre no solo es un animal social, sino que demanda llevar una vida política de
la cual haga parte.

Esto en relación con la organización política, afirma que resulta imposible hacerlo bajo
el individualismo. Para ello, tomando al pensador Raimundo panikkar, deduce que
cualquier proyecto politico implica cierta forma de holismo (2008). Esto quiere decir lo
siguiente: “ la sociedad es anterior al individuo, así como «el todo es anterior
necesariamente a las partes»” ( De Benoist, 2008. p.92). Lo importante para distingirlo
del colectivismo es que el holismo se desarrolla a partir de las capacidades individuales
de cada persona en relacion con dicha cultura. En cambio, el colectivismo impone las
entidades sociales al individuo (2008).

Lo fundamental de esta idea es que, para el autor, dicha dependencia es de carácter


constitutivo del individuo mas no algo causal y, en ese sentido es que el bien común no
es el inherente a la suma de voluntades sino común tanto al individuo como a la
sociedad (2008). Es aquí donde la mirada política para fundamentar los derechos
humanos, para el autor, es de suma importancia ya que piensa al hombre como
ciudadano y no como individuo. De este modo el autor dice lo siguiente citando a
Michael Walzer:
“Un hombre no puede tener derechos mas que dentro de un marco político, en un
mundo de vida política compartida en común, ya que todo derecho depende de las
condiciones socio-históricas en las que se afirma” (De Benoist, 2008. pg.92).

Para su mejor comprensión, el autor pone como ejemplo los derechos formales4 quienes
no tienen alcance más que dentro de un marco político capaz de garantizarlo para luego
decir que el hombre en ese sentido no puede ser pensado como sujeto de derechos ya
que los derechos no pueden ser otros que los concebidos por una comunidad política.
Así entonces, el hombre pensado como un ciudadano y no como individuo es la clave
para comprender lo que el autor quiere decir con ello.

Es al hombre pensado como ciudadano en donde los derechos pueden ser concebidos.
Como vimos, el derecho no puede ser dado fuera de un vínculo social determinado sino
dentro el mismo. Así entonces, los derechos afirman las diferencias que existen entre los
hombres mas no su identidad, pero, el autor se pregunta si es oportuno seguir utilizando
el lenguaje de los derechos (2008). Al respecto menciona que la relación intrínseca entre
derechos humanos y ideología liberal es la que hace que no pueda dársele una
reformulación no liberal debido a que fracasaría. En ese sentido afirma lo siguiente:

“valdría más asumir que los derechos que normalmente son invocados no son tanto
derechos sino deberes de los gobernantes y, como contraparte, capacidades y libertades
que sería legítimo que los gobernados exigieran si les fueran denegados” (De Benoist,
2008. pg.93).
Posteriormente deja en claro que su postura no trata de abandonar la defensa de las
libertades que aguardan los derechos humanos sino de mostrar que la lucha contra la
tiranía y la opresión es un asunto político y como tal debe resolverse. Al respecto afirma
tres cosas: la primera, es que se trata de abandonar la esfera jurídica y la filosofía moral
para comprender que la autoridad política debe tener límites no porque existe un
individuo acreedor de derechos sino porque donde reine el despotismo es una mala
sociedad política; la segunda, es que la legitimidad de resistir a la opresión no reside
como derecho sino como deber de la autoridad política de respetar las libertades y
tercero, que una sociedad es libre no porque tenga derechos sino porque las libertades
fundamentales se respetan. De esta manera su pensamiento deja ver su rechazo al
lenguaje de los derechos para mejor referirse a las libertades debido a su carácter social
y político. Esto tiene como consecuencia dotar a la ciudadanía del valor de un principio
y también la rehabilitación de la noción de pertenencia a una comunidad política la cual
no se da por las abstracciones sino por la posibilidad que esta presenta para la
construcción de una singularidad significante, de acuerdo al pensamiento del autor
Alain De Benoist.

Es esto último lo que lleva a pensar al autor sobre la fundamentación política de los
derechos humanos5 ,no sin dejar de lado la idea que supone una contradicción entre la
4
Menciona que el derecho al trabajo no se reduce a tener un trabajo o que, el derecho a la educación
no es posible si los poderes públicos no pueden asegurar su gratuidad.
5
Según la filósofa francesa, Revault d’Allonnes, en su texto: le deperissement de la politique. Genealogie
d’un lieu commun, Paris, Flammarion-Champs, 2002, p.294-295, en donde dice lo siguiente: “Para
fundamentar «políticamente» los derechos humanos hay que pensar la política y la ciudadanía no
solamente desde la perspectiva secundaria de una garantía de los derechos naturales subjetivos, sino
también como la condición primordial que funda el ejercicio efectivo de la convivencia. Pero –y ambas
cosas evidentemente se encuentran vinculadas– hay que volver a ver la cuestión del fundamento
libertad individual y la vida en sociedad para así poder redefinirla en el sentido expuesto
por Benjamin Constant. Este último en comparación a la visión moderna de la libertad
en que supone dicha contradicción, definía la libertad como “la libertad de los
antiguos” en la cual De Benoist la explica como aquella que es indisociable de una
participación activa de la vida pública y no en la mirada negativa (moderna) en donde la
libertad consiste en tener derechos.

En relación a esto último el autor, al igual que su mirada social de la comunidad


política, la libertad es considerada no solo como un poder personal sino también social
en cuanto es el campo que permite ejercerla. De esa manera, en consonancia con el
ordenamiento jurídico, afirma que la declaración de los derechos de 1789 no es acorde
con su visión, ya que la libertad no consiste en poder hacer todo aquello que no dañe a
los otros sino en dos puntos escenciales ( para el autor) : primero, en que la autonomía
indiviual y libre expresión de capacidades y meritos no son derechos de rango subjetivo
sino necesidades políticas6 y, segundo, que no existe libertad en una sociedad que no es
libre.
En conclusión, el autor en esta parte del texto nos presenta los problemas que surgen de
la relación entre derechos humanos y democracia más dos aspectos que nacen de esta
situación para luego afirmar lo siguiente:
- el error de los primeros teóricos de los derechos humanos al referirse al estado
de naturaleza del hombre y la importancia del contexto socio-histórico para
definir al hombre de acuerdo a su cultura
- la imposibilidad de organizar los cuerpos políticos bajo el individualismo y la
necesidad de cierta forma holística para cualquier proyecto político.
- El hombre solo puede tener derechos dentro de un marco político ya que todo
derecho depende de las condiciones socio-históricas en las que se afirma.
- Los derechos afirman y expresan la diferencia entre los hombres, pero no su
identidad.
- Lo innecesario que son el lenguaje de los derechos (según los derechos
humanos) ya que al encontrarse intrínsecamente asociada con la ideología liberal
corre el riesgo de fracasar si se le busca otra interpretación. Dichos derechos
invocados a diario son más deberes de los gobernantes que derechos
individuales y también capacidades y libertades que los gobernados están
legitimados para defender.
- La importancia de dichas ideas no se enfoca en abandonar la defensa de las
libertades que trata los derechos humanos ni mucho menos de criticarla para
legitimar el despotismo sino de comprender que la lucha contra la tiranía y la
opresión son cuestiones fundamentalmente políticas y no jurídicas que como tal
debe solucionarse.
- Abandonar la falsa idea que propone una contradicción entre la libertad
individual y la vida social para redefinirla en términos de Benjamín Constant

individualista de lo social y pensar la singularidad individual en términos de singularidad de pertenencia


e, incluso, de singularidad plural. Ésta no se apoya en el terreno de una fundamentación individual sino
sobre el de una relación común con el mundo. Pues si el «derecho a tener derechos» es inseparable de
la pertenencia a una comunidad política organizada –que por este hecho no puede reducirse a una
asociación de individuos– la singularidad irremplazable de un ser humano no proviene del fundamento
de su autosuficiencia, sino de las pertenencias que hacen posible su individuación”.
6
El autor pone como ejemplo lo siguiente: “La educación pública, por ejemplo, no es resultado en
absoluto de algún «derecho a la educación», ante cuya falta podría ser gratuita pero opcional. Lo que la
hace obligatoria es el reconocimiento de que la instrucción constituye un bien social” (De Benoist, 2008,
pg.95). Reconocimiento que solo puede ser posible políticamente.
quien propone pensar en la libertad de los antiguos la cual es indisociable de una
participación activa de la vida pública y que la mejor forma de defender la
libertad es recurrir al principio de subsidiariedad el cual permite obtener una
concepción más rigurosa del derecho.

- , también, sobre la imposibilidad De esa manera se distancia de la democracia


liberal para darle suma importancia a la política y la libertad como alternativa a
la superación de los problemas expuestos desde los derechos humanos. En ese
sentido piensa el autor no solo en una comunidad política que garantice y proteja
las libertades fundamentales sino también en un sistema jurídico que garantice la
identidad el lugar en que nace.
Ideas del apartado a tratar:

1. El autor para identificar dicha problemática que resulta pensar sobre la relacion
entre democracia y derechos humanos cita a julien Freud quien afirmaba que no
era evidente, tambien a Jean Francois Kervegan quien afirmaba que al menos es
problemática y a Myriam Revault d’ Allones quien añade que no vale nada. Lo
anterior con el fin de exponer sus razones por las cuales considera dicha
problemática.
2. En cuanto a su primer idea, si bien afirma que ambas doctrinas son diferentes,
tambien pone de relieve que ambas tienen un sujeto completamente diferente
como lo expone en su libro en otro apartado en donde afirma lo siguiente: 1) los
derechos de segunda generación son distintos a los derechos individuales ya que
los primeros representan deudas que permiten a los societarios reclamar u
obtener prestaciones positiva del Estado. “no son tanto atributos naturales como
atribuciones que una sociedad particular, llegado cierto momento de su historia,
piensa que puede y debe otorgar a sus miembros”. Lo anterior presupone no
solamente una sociedad civil organizada garante de su efectividad sino un hecho
social del cual no puede deducirse de la naturaleza de un individuo pre-poltiico.
En conclusión, que los derechos de primera generación son ilimitados mientras
que la segunda esta limitada a cualquier reclamación ya que se limita a las
capacidades de prestación y medios para satisfacerlos. 2) mientras los derechos
individuales limitan el poder y la autoridad del Estado, los derechos colectivos
instituidos lo vuelven el vehiculo privilegiado para ejercerlos.

diferenci

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