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MOVIMIENTO ALTERADO
MOVIMIENTO ALTERADO
Dadas las características del relato de Daniel Sada, lo primero que parece
importante rescatar es la cadencia misma de su escritura. Usando la propia voz de su
narrador, quien habla de “rezos como cantos”, los párrafos se van leyendo como un
nado entre versos. Combinando la intención de enunciar descripciones y avances de
trama (que aún en su extensión mínima precisan movimiento). Incluso con
expresiones tan barrocas, manieristas o sencillamente rebuscadas, hay una
musicalidad sinuosa. Y brota una paradoja (tal y como en Ese modo que colma): es
probable que desprovista de palabras tan infrecuentes, su lectura fuese más fluida,
pero justo sin esas palabras su potencial de lectura poética-rítmica se vería reducida
de manera drástica. Es en esa elección de términos donde se barajean juegos
lingüísticos de altos vuelos. Como un refinado catador que mezcla lo mismo lenguaje
culto, palabras antiguas o en desuso, que lengua popular y vocablos llanos.
Los personajes de Sada, sea que tengan un lugar material en la historia o como
invisibles y omnipresentes testimoniales, hablan en esa extraña fusión expresiva.
Desde allí, el cuento arranca en una plataforma de sobra conocida, una en donde lo
mismo caben elementos tan trillados como avionetas, paquetes de cocaína,
¡colombianos!, fiesta, armas, alcohol y mujeres. Sin embargo, dichos clichés del
universo narcocultural parecen estar dispuestos de manera irónica, hasta sardónica,
donde la voz principal, por quien conocemos todos los pormenores, se permite incluso
burlarse de los mecanismos habituales que ocurren en organizaciones y tratos de esta
clase (“La avioneta [obvio] libraría lo aduanal que dizque estricto”).
Aunque dichos participantes estén poco delineados (tan sólo hacia el final del
cuento algunos consiguen un nombre) la ambientación y el situacionismo precisa un
amplio reconocimiento. Los detalles del pipiripao, el baile agarroso, ese festín rural
espléndido que por grandilocuente no es menos palpable; degustable. Además,
considerando la aparición del libro a inicios de 2010, en pleno momento álgido de la
guerra contra el narco, es un reflejo artístico bien aferrado a su momento histórico.
Así es como finalmente se hace patente que el protagonista indiscutible del cuento de
Sada es el lenguaje. Y las preguntas que rondaron siempre la lectura son urgentes y
tremendas: ¿Cómo lidiamos verbalmente con la violencia? ¿Qué lugar le damos?
¿Cómo la decimos/nombramos/escribimos?
Referencias
Sperling, Christian (2017). El lenguaje del juego, de Daniel Sada: ¿un lugar para
observar la violencia? En Literatura Mexicana. Artículo en línea disponible
en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6197479.pdf