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Módulo II – 06: Sistemas Fijos de Protección en Base a Rociadores
Ing. Néstor Adolfo BOTTA
INDICE
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Módulo II – 06: Sistemas Fijos de Protección en Base a Rociadores
Ing. Néstor Adolfo BOTTA
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Módulo II – 06: Sistemas Fijos de Protección en Base a Rociadores
Ing. Néstor Adolfo BOTTA
Los sistemas de rociadores automáticos son uno de los medios más fiables para controlar
los incendios. El porcentaje de eficacia de los sistemas de rociadores ha sido excelente
durante más de los 100 años que llevan utilizándose. Para comprender mejor las
posibilidades de estos sistemas, es esencial un conocimiento previo de sus componentes y
usos.
Los rociadores automáticos son dispositivos para distribuir automáticamente agua sobre un
fuego, en cantidad suficiente para dominarlos.
El agua llega a los rociadores a través de un sistema de tuberías, generalmente suspendidas
del techo; los rociadores están situados a determinada distancia a lo largo de ellas. El
orificio de los rociadores automáticos está normalmente cerrado por un disco o caperuza,
sostenido en su sitio por un elemento de disparo termosensible.
Los antepasados de los rociadores automáticos fueron los sistemas de tuberías perforadas y
los rociadores abiertos, que se instalaron en buen número de industrias entre 1.850 y
1.880. Los sistemas no eran automáticos, las aberturas de descarga de las tuberías estaban
a menudo taponadas con herrumbres y cuerpos extraños y la distribución del agua era
pobre.
Los rociadores abiertos, que representan una mejora respecto a las tuberías perforadas,
consistían en unos bulbos metálicos o alcachofas con numerosas perforaciones, unidas a las
tuberías con lo que se pretendía obtener una mejor distribución del agua. Este sistema era
ligeramente superior al de tubería perforada.
La idea de protección a base de rociadores automáticos de modo que el calor del fuego
pusiera en acción uno o más rociadores, permitiendo la salida del agua, data de 1.860. Sin
embargo, su aplicación práctica no comenzó hasta 1.878, cuando se instaló el primer
rociador automático; este rociador, muy elemental en comparación con los modernos, dio
en general buenos resultados y demostró sin lugar a dudas que la protección por medio de
estos resultaba posible y de gran valía.
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Ing. Néstor Adolfo BOTTA
Existen seis clasificaciones básicas de los sistemas de rociadores automáticos. Cada tipo de
sistema incluye la tubería necesaria para transportar el agua desde la fuente de suministro
hasta los rociadores sobre la tubería en la zona bajo presión.
Los seis principales tipos de sistemas son:
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Módulo II – 06: Sistemas Fijos de Protección en Base a Rociadores
Ing. Néstor Adolfo BOTTA
a) Descripción
b) Aplicaciones
c) Operación
En condiciones normales de operación las tuberías de agua están llenas de agua. Cuando se
produce un incendio, el calor generado provoca la actuación de un rociador lo que permite
que fluya el agua. La clapeta de la válvula de alarma se abre por el flujo del agua, lo que
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Fuente: The Viking Corporation (www.vikingcorp.com).
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La Válvula de Alarma actúa como una válvula de retención, manteniendo el agua a presión
aguas abajo de la clapeta, y evitando el flujo en el sentido inverso desde las tuberías del
sistema de rociadores automáticos.
La válvula está diseñada para generar una alarma siempre que se mantenga un flujo de
agua (como el que se genera cuando se abre un rociador), actuando un motor hidráulico
opcional y/o un presostato. Un by-pass exterior evita la generación de falsas alarmas con
pequeños caudales.
Operación
La Válvula de Alarma está construida con una clapeta oscilante (9), que dispone de
un muelle de torsión (6) para garantizar su correcto funcionamiento, cuando está
instalada en posición horizontal.
Los pequeños flujos de agua como consecuencia de pequeñas puntas de presión,
circulan por el by-pass exterior con el fin de minimizar las falsas alarmas.
La junta de goma (10) forma un cierre hermético con el asiento de latón (13).
Este cierre y la válvula de retención instalada en el by-pass externo, se encargan de
mantener la presión del sistema aguas abajo de la válvula, evitando el flujo de agua
en sentido contrario. Cuando se mantiene un flujo de agua (como el que se genera
cuando se abre un rociador), la clapeta oscilante (9) se abre, desplazándose de su
asiento (13), y el agua entra en la conexión de los dispositivos de alarma para
activar las conectadas al sistema.
a) Descripción
Los sistemas de tubería seca son sistemas de protección contra incendios que utiliza agua
como agente extintor.
Las tuberías donde se encuentran los rociadores están presurizadas con aire o nitrógeno.
Una de las características de los sistemas de tubería seca es el tiempo que transcurre entre
la apertura del rociador y la descarga del agua; este retraso permite que se propague el
fuego y exige que se abran más rociadores. Esta dificultad puede en parte resolverse por
medio de la instalación de aparatos de apertura rápida que aumentan las velocidades de
descarga del aire de la tubería de los rociadores o acelera la abertura de la válvula seca
cuando se activan uno o más rociadores, según sea el tipo de aparato que se emplee.
Según el historial de incendios, como término medio se abren más rociadores en los
sistemas de tubería seca que en los de tubería mojada; esto tiende a indicar que el fuego
no se domina tan rápidamente con este tipo de sistema como con el de tubería mojada. Sin
embargo, en la mayor parte de los establecimientos o instalaciones, y especialmente en los
de riesgo ligero u ordinario, los sistemas de tubería seca han dado por general buenos
resultados y siempre que el mantenimiento sea adecuado puede confiarse en ellos para
controlar o extinguir fuegos.
b) Aplicaciones
c) Funcionamiento
La mayor parte de las válvulas de tubería seca están calculadas de tal forma que una ligera
presión del aire contenido en el sistema sea capaz de retener una presión de agua mucho
mayor. La diferencia entre la presión del aire y la presión del agua, expresada por la
relación de estas dos presiones en el momento en que la presión del aire se reduce al valor
necesario para que se abra la válvula, se llama el “diferencial”.
Este diferencial se obtiene por medio de una clapeta de aire de gran diámetro situada en el
interior de la válvula, que actúa directamente sobre la clapeta de agua de menor diámetro,
la válvula se denomina comúnmente válvula de tubería seca de tipo diferencial.
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Fuente: The Viking Corporation (www.vikingcorp.com).
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Ing. Néstor Adolfo BOTTA
a) Descripción General
Los sistemas de acción previa o llamados de preacción por la empresa Viking utilizan una
válvula de diluvio (válvula que permite el paso del agua al sistema) junto con una red de
rociadores presurizada con aire o gas. La presión se utiliza para mantener una supervisión
permanente de la red, alertando de posibles fugas por avería o rotura de rociadores. En ese
caso se produce una alarma de baja presión, pero no provoca la apertura de la válvula, ni la
descarga accidental de agua.
Los sistemas con disparo eléctrico utilizan detectores eléctricos, un panel de control, y una
válvula solenoide para abrir la válvula de diluvio.
Si se produce un incendio, los detectores activan la alarma del panel de control, que a su
vez, ordena la apertura de la válvula solenoide. Esta drena la cámara de cebado de la
válvula de diluvio, permitiendo su apertura y el llenado de la red de rociadores con agua. De
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Fuente: The Viking Corporation (www.vikingcorp.com).
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este modo, el agua estará disponible en los rociadores para apagar el fuego tan pronto
como cualquiera de ellos se abra.
La principal diferencia entre los sistemas de acción previa y los de tubería seca normal es
que en los de acción previa las válvulas de paso del agua actúan independientemente de la
apertura de los rociadores; es decir, que la válvula de diluvio se abre mediante la actuación
de un sistema de detectores automáticos y no por la fusión del sensor fusible del rociador.
Esta válvula también se puede abrir manualmente.
El sistema de acción previa tiene varias ventajas sobre los sistemas de tubería seca. La
válvula se abre antes porque los detectores de incendio tienen menor tarado térmico que
los rociadores. La detección también hace sonar automáticamente la alarma. Disminuye los
daños causados por el fuego y se da la alarma en el momento en que se abre la válvula.
Como la tubería de los rociadores está normalmente seca, los sistemas de acción previa no
se congelan y por lo tanto son aplicables en los casos de tubería seca.
Las tuberías de los primeros sistemas de acción previa contenían el aire a presión
atmosférica y el agua entraba al sistema cuando la válvula de acción previa actuaba por el
sistema de detección automática. Podían quitarse rociadores o tramos de tubería sin hacer
que el sistema entrase en acción. Subsiguientemente, se introdujeron medios de
supervisión automáticos en estos sistemas, para mantener automáticamente una presión de
aire muy baja dentro de las tuberías. La velocidad de suministro de aire se mantiene muy
baja de modo que en caso de que haya pérdida, la presión del aire supervisor descienda y
produzca una señal de aviso sin disparar la válvula de control de agua.
b) Aplicaciones
Los sistemas de preacción con interbloqueo simple son especialmente útiles en instalaciones
en las que existe el riesgo de que se produzcan daños en la red de rociadores, ya sea por
temperatura o por golpes.
También se destinan principalmente a la protección de instalaciones en que existe peligro de
que el agua cause serios daños como resultado de fugas accidentales por daños en las
cabezas o por rotura de alguna tubería.
Otro uso importante es para utilizarlo en el lugar de los sistemas de tubería seca cuando el
tamaño de la instalación excede el permitido por la normativa vigente, o cuando se quiere
evitar el riesgo de descargas accidentales de agua.
c) Funcionamiento
En caso de incendio
Si se produce un incendio, el sistema de detección actúa, se produce una alarma en
el panel de control, y la válvula solenoide se abre, permitiendo escapar la presión de
la cámara de cebado. El orificio de restricción impide que se reponga esta presión, y
la clapeta se levanta permitiendo que el agua fluya hacia los rociadores. En ese
momento se activan el presostato y la campana hidromecánica, indicando el paso del
agua hacia los rociadores. A partir de ese momento, tan pronto como se rompa un
rociador, el agua se derramará sobre el fuego.
Cuando se abre la válvula de diluvio, el extremo sensor detecta un aumento de la
presión y permite que el agua de la cámara de cebado escape hacia el sumidero,
impidiendo de ese modo que un eventual cierre de la válvula solenoide permitiera el
Anomalías de funcionamiento
En el caso de que se rompa un rociador accidentalmente, o se produzcan fugas en la
red, el presostato de supervisión provocará una alarma señalando el descenso de la
presión neumática, pero no abrirá la válvula de diluvio.
Si el sistema de detección se activa por error, la válvula de diluvio se abrirá, pero los
rociadores cerrados impedirán que el agua salga de las tuberías. Los dispositivos de
alarma, presostato y alarma hidromecánica, se activarán.
Funcionamiento manual
El disparo de emergencia permite la apertura manual de la válvula de diluvio, para
aquellos casos en los que falle el sistema de detección. El agua fluirá hacia los
rociadores activando los dispositivos de alarma.
d) Válvula de Diluvio
Operación
La válvula de diluvio tiene una cámara de entrada, una de salida y una de cebado.
Las cámaras de entrada y de salida están separadas de la cámara de cebado por una
claveta (5) y un diafragma (6).
En estado de reposo, la cámara de cebado se presuriza con la presión de agua del
sistema, a través de la línea de cebado que dispone de un orificio de restricción con
una válvula de retención. La presión retenida en la cámara de cebado mantiene la
clapeta (5) cerrada sobre su asiento (2) debido a la diferencia de superficies. La
clapeta (5) separa la cámara de entrada de la de salida, manteniendo seca la cámara
de salida y las tuberías del sistema.
Situación de incendio
Cuando se acciona el sistema de actuación, se despresuriza la cámara de cebado y la
restricción en la línea de cebado no permite la reposición de agua en cantidad
suficiente para mantenerla presurizada. La presión de agua en la cámara de entrada
fuerza la separación de la clapeta (5) del asiento (2), pasando el agua al sistema de
tuberías y actuando los dispositivos de alarma.
Cuando el fuego activa el detector (1), se envía una señal al panel de control (2).
Este manda las señales de alarma correspondientes y al mismo tiempo, activa la
válvula de solenoide (3). La cámara de cebado (4) de la válvula de diluvio pierde
agua a mayor velocidad de la que entra por el orificio de restricción (5), permitiendo
que la válvula se abra. El agua se distribuye por las tuberías pero no se descarga
hasta que algún rociador (6) se dispare. La válvula de corte de cebado (PSOV) (7)
mantiene la cámara de cebado sin presión una vez disparado el sistema. Los
sistemas de preacción pueden ser equipados con sistemas de detección eléctricos
(como se muestra en la figura) o neumáticos, y pueden ser configurados con
interbloqueo simple o doble.
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Fuente: The Viking Corporation (www.vikingcorp.com).
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Módulo II – 06: Sistemas Fijos de Protección en Base a Rociadores
Ing. Néstor Adolfo BOTTA
En situación de reposo
La presión de agua del sistema entra en la cámara de cebado de la Válvula de
Control de Flujo (A1) a través de la línea de cebado de ¼" (8 mm) que comprende
una válvula normalmente abierta (B1), filtro (B2), orificio de restricción (B3), y
válvula de retención (B4).
En estado de REPOSO la presión queda retenida en la cámara de cebado por la
válvula de retención (B4), el Actuador de Emergencia (B11) normalmente cerrado, el
Actuador Neumático (B6) y la Válvula de Solenoide #1 (E1) normalmente cerrada. La
presión en la cámara de cebado mantiene cerrada la clapeta de la Válvula de Control
de Flujo (A1) por la diferencia de superficies y la acción del muelle, manteniendo sin
agua la cámara de salida y el conjunto de tuberías del sistema.
En situación de incendio
Cuando se activa el sistema de Detección (E4 y E5), actúa la Central de Control (E3)
activando un zumbador, abriendo la válvula de Solenoide #1 (E1) y cerrando la
válvula de Solenoide #2 (E2). La cámara de cebado pierde presión más rápidamente
que la que se puede mantener a través del orificio restringido (B3).
La clapeta de la válvula de Control de Flujo (A1) se abre, permitiendo el paso del
agua al sistema de tuberías y de los dispositivos de alarma, lo que permite la
activación del Presostato de Alarma (C1). El agua que entra en el sistema enclava en
posición de abierta la Válvula de Alivio de Presión (B10) y el agua se descargará por
los rociadores y/o las boquillas del sistema. La descarga de agua se mantiene hasta
la reposición de los detectores (alcanzan una temperatura inferior a la de actuación).
Una vez repuestos todos los detectores, la Central de Control (E3) actúa un
“temporizador de humedecimiento”, que permite mantener la descarga durante un
tiempo programado. Transcurrido este tiempo, la Central (E3) cierra la válvula de
Solenoide #1. La válvula de Solenoide #2 se mantiene cerrada hasta que se repone
manualmente la Central, o han fallado tanto la acometida eléctrica como las baterías
de emergencia. La válvula de Control (A1) vuelve a cebarse y cierra el paso de agua.
En el caso de que los detectores se activen nuevamente, la Central de Control abre la
Solenoide #1 (E1) y el ciclo se repite.
Situaciones de Avería
Si el sistema de tuberías pierde su integridad y/o se daña algún rociador, si se
dispone de acometida eléctrica al sistema, el presostato de supervisión activará una
alarma en la Central (E3). Si se avería el sistema de detección, la Central de Control
indicará esta situación y la válvula de Control de Flujo se abrirá, el agua llenará las
tuberías actuando las alarmas dispuestas en el sistema pero no se producirá la
descarga de agua hasta que no actúe un rociador.
Operación Manual
Siempre que se tira del actuador del Disparo de Emergencia (B11), se despresuriza
la cámara de cebado y se abre la válvula de Control de Flujo (A1). El agua llenará las
tuberías del sistema actuándose las alarmas que estén conectadas al mismo, pero no
se producirá la descarga de agua hasta que un rociador haya sido activado por un
incendio. En esta condición el sistema no actúa de forma cíclica debido a que se
mantiene abierto el Disparo de Emergencia (B11).
Cuando el detector (1) se activa debido a la existencia de un incendio envía una señal al panel de
control (2). Este panel manda una señal de alarma y al mismo tiempo cierra la válvula de solenoide
normalmente abierta (3) y abre la que se encuentra cerrada (4), aislando el actuador neumático y
restableciendo la presión del agua de cebado. La cámara de cebado de la válvula de diluvio pierde aire a
gran velocidad de forma que el agua que entra por el orificio de restricción (7) no consigue mantener la
presión, permitiendo que se abra la válvula de control. El agua se distribuye por las tuberías pero no se
descarga hasta que algún rociador (8) se dispara. Cuando los detectores se enfrían se activa el
temporizador y se cierra la válvula de solenoide normalmente cerrada (4), se restablece la presión del
agua de cebado y se cierra la válvula de control cortando el flujo de agua. Si la temperatura subiera de
nuevo, el sistema se volvería a activar repitiendo el ciclo. Si el detector no llegara a enfriarse, o si está
averiado, el sistema continuará con la descarga de agua.
El objeto de estos sistemas es inundar todo un sector de incendio a través de los rociadores
que están siempre abiertos. Es posible aplicar agua a una mayor velocidad que con los
sistemas cuyo funcionamiento depende de la apertura de los rociadores, a medida que el
fuego se propaga.
Los sistemas de inundación son aptos para actividades que plantean riesgos extraordinarios
como, por ejemplo, la manipulación o almacenaje de líquidos inflamables o de propulsores
para cohetes y cuando existe la posibilidad de que el fuego pueda propasarse a mayor
velocidad que la activación de los rociadores automáticos ordinarios. También se emplean a
menudo en los hangares de aviones o en las plantas de montaje en que los techos son
demasiado altos y donde existe la posibilidad de que haya fuertes corrientes de aire, como
las que penetran por las grandes puertas de los hangares, que desvían la corriente térmica
ascendente de los fuegos incipientes de tal modo que los rociadores ordinarios situados
directamente encima del foco del incendio no reaccionan rápidamente; sin embargo, otros
rociadores situados a cierta distancia del fuego podrían abrirse sin tener posibilidad real de
atacarlo.
Los sistemas de Diluvio utilizan una Válvula de Diluvio para controlar el paso del agua a un
sistema de tuberías con rociadores y/o boquillas de pulverización abiertas. El sistema de
tuberías se mantiene sin agua hasta que la Válvula de Diluvio se abre mediante el sistema
de actuación.
Los sistemas de Diluvio accionados eléctricamente precisan una Válvula de Solenoide
controlada por un Panel de Control, con un sistema de Detección compatible. En caso de
incendio, actúa el sistema de Detección, el Panel de Control energiza y abre la Válvula de
Solenoide, lo que produce la apertura de la Válvula de Diluvio, permitiendo el paso del agua
al sistema de tuberías. El agua fluirá por cualquier rociador y/o boquilla pulverizadora del
sistema.
En situación de reposo
La presión de agua del sistema entra en la cámara de cebado de la Válvula a través
de la línea de cebado de ¼" (8 mm) que comprende una válvula normalmente
abierta, filtro, orificio de restricción y válvula de retención. En estado de REPOSO la
presión queda retenida en la cámara de cebado por la válvula de retención y una
Válvula de Solenoide normalmente cerrada. La presión en la cámara de cebado
mantiene cerrada la clapeta de la Válvula de Diluvio, manteniendo sin agua la
cámara de salida y el con junto de tuberías del sistema.
En situación de incendio
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Fuente: The Viking Corporation (www.vikingcorp.com).
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Fuente: The Viking Corporation (www.vikingcorp.com).
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Los sistemas de Diluvio utilizan una Válvula de Diluvio para controlar el paso del agua a un
sistema de tuberías con rociadores y/o boquillas de pulverización abiertas. El sistema de
tuberías se mantiene sin agua hasta que la Válvula de Diluvio se abre mediante el sistema
de actuación.
Los sistemas de Diluvio controlados hidráulicamente precisan un sistema de actuación
hidráulico, equipado con actuadores termostáticos (termovelocimétricos), y/o de
temperatura fija y/o cabezas de pilotaje. En caso de incendio, el sistema hidráulico de
actuación abre la válvula de Diluvio, permitiendo el paso del agua al sistema de tuberías. El
agua fluirá por cualquier rociador y/o boquilla pulverizadora del sistema.
Los sistemas de Diluvio se utilizan normalmente en los casos en los que se desea que al
actuar el sistema, el agua pulverizada se descargue por todos los rociadores y/o boquillas
del sistema.
En situación de reposo
La presión de agua del sistema entra en la cámara de cebado de la Válvula a través
de la línea de cebado de ¼" (8 mm) que comprende una válvula normalmente
abierta, filtro, orificio de restricción y válvula de retención. En estado de REPOSO la
presión queda retenida en la cámara de cebado por la válvula de retención y los
dispositivos de actuación cerrados. La presión en la cámara de cebado mantiene
cerrada la clapeta de la Válvula de Diluvio, manteniendo sin agua la cámara de salida
y el conjunto de tuberías del sistema.
En situación de incendio
En caso de incendio, cuando se activa alguno de los dispositivos de actuación, se
libera la presión del sistema hidráulico de actuación. La cámara de cebado pierde
presión más rápidamente que la que se puede mantener a través del orificio
restringido.
La clapeta de la Válvula de Diluvio se abre permitiendo el paso del agua al sistema
de tuberías y de los dispositivos de alarma, lo que permite la operación de la Alarma
Hidromecánica y la activación del Presostato de Alarma. El agua se descargará por
los rociadores y/o las boquillas pulverizadoras del sistema.
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Los sistemas de Diluvio utilizan una Válvula de Diluvio para controlar el paso del agua a un
sistema de tuberías con rociadores y/o boquillas de pulverización abiertas. El sistema de
tuberías se mantiene sin agua hasta que la Válvula de Diluvio se abre mediante el sistema
de actuación.
Los sistemas de Diluvio controlados neumáticamente precisan un sistema de actuación
neumático, equipado con actuadores termostáticos (termovelocimétricos), y/o de
temperatura fija y/o cabezas de pilotaje. El trim de actuación, para la válvula controlada
neumáticamente, precisa de un Actuador Neumático mantenido normalmente cerrado por la
presión del sistema de actuación. En caso de incendio, el sistema neumático de actuación
abre la válvula de Diluvio, permitiendo el paso del agua al sistema de tuberías.
El agua fluirá por cualquier rociador y/o boquilla pulverizadora del sistema.
Los sistemas de Diluvio se utilizan normalmente en los casos en los que se desea que al
actuar el sistema, el agua pulverizada se descargue por todos los rociadores y/o boquillas
del sistema.
En situación de reposo
La presión de agua del sistema entra en la cámara de cebado de la Válvula a través
de la línea de cebado de ¼" (8 mm) que comprende una válvula normalmente
abierta, filtro, orificio de restricción y válvula de retención. En estado de REPOSO la
presión queda retenida en la cámara de cebado por la válvula de retención y el
Actuador Neumático, que se mantiene cerrado por la presión existente en el circuito
neumático de actuación.
La presión en la cámara de cebado mantiene cerrada la clapeta de la Válvula de
Diluvio, manteniendo sin agua la cámara de salida y el conjunto de tuberías del
sistema.
En situación de incendio
En caso de incendio, cuando se activa alguno de los dispositivos de actuación, se
libera la presión del sistema neumático de actuación lo que produce la actuación de
las alarmas controladas por el Presostato de Supervisión de Aire y la apertura del
Actuador Neumático. La cámara de cebado pierde presión más rápidamente que la
que se puede mantener a través del orificio restringido. La clapeta de la Válvula de
Diluvio se abre permitiendo el paso del agua al sistema de tuberías y de los
dispositivos de alarma, lo que permite la operación de la Alarma Hidromecánica y la
activación del Presostato de Alarma. El agua se descargará por los rociadores y/o las
boquillas pulverizadoras del sistema.
Cuando se abre la válvula de Diluvio, el extremo sensible a la presión de la Válvula
de Alivio de Presión, se presuriza y provoca su actuación, lo que mantiene un venteo
permanente de la cámara de cebado y evita la reposición de la válvula de diluvio,
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Fuente: The Viking Corporation (www.vikingcorp.com).
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Llenado Manual
La válvula de seguridad debe tararse a 34 kPa por encima de la presión de trabajo.
El pequeño drain cock se cierra durante la operación de llenado, y se deja abierto
una vez cerrada la llave de entrada de aire. Esto se hace para evitar incrementos de
presión de aire debidos a posibles fugas en la válvula de entrada.
Puede mantenerse automáticamente la presión del sistema instalando un compresor
de aire de mantenimiento. Este se instalará directamente en la conducción de salida
de la Válvula de Control con su salida de aire conectada directamente al sistema. Se
ajustará el presostato para que el compresor pare en el momento de alcanzarse la
presión especificada del trabajo.
Llenado Automático
Se utiliza en este caso una fuente de presión de aire constante tal como la
suministrada por un compresor automático. El presostato del compresor se ajusta
para que este funcione entre los límites de presión especificados. Este sistema de
mantenimiento de presión contiene un orificio de restricción de 1/16” (0,16 mm),
que impide que la presión de aire se reponga más de prisa de lo que se descarga por
un rociador abierto.
La válvula by-pass se mantiene cerrada, excepto para acelerar el llenado de aire del
sistema a la presión nominal en el tiempo requerido.
PV PV
Vc (unidadesUS) Vc (unidadesmétricas)
100 108
donde:
Este tipo de instalación, que utiliza nitrógeno embotellado como fuente primaria de
presión, requiere una atención especial. Mientras que en sistemas mantenidos por
compresores automáticos, pequeñas fugas de aire pueden carecer de importancia, en
instalaciones de capacidad fija y limitada, pequeñas perdidas pueden llevar a
situaciones críticas de funcionamiento. En el caso de que el sistema tenga además
que funcionar a bajas temperaturas a partir de -18ºC, y, el gas embotellado sea
nitrógeno, toda la instalación se hace especialmente susceptible a fugas.
2) LOS ROCIADORES
El rociador automático de enlace fusible común actúa al fundirse una aleación metálica cuyo
punto de fusión está predeterminado. Diversas combinaciones de palancas, varillas y
enlaces y otros miembros soldados sirven para producir la fuerza que actúa sobre la
aleación fusible de modo que el rociador se mantenga cerrado por medio de la menor
cantidad de metal que sea compatible con la seguridad. Así se reduce al mínimo el tiempo
de actuación.
Otro tipo de rociador automático tiene como elemento funcional un bulbo frágil o ampolla. El
pequeño bulbo de vidrio especial contiene un líquido pero no está totalmente lleno, puesto
que queda atrapada en su interior una pequeña burbuja de aire. Al expandirse el líquido a
causa del calor, la burbuja se comprime y finalmente el líquido la absorbe. Tan pronto como
desaparece la burbuja, la presión aumenta rápidamente y el bulbo se rompe, soltando la
caperuza de la válvula. La temperatura exacta de activación se regula graduando la
cantidad de líquido y el tamaño de la burbuja en el momento de sellarse el bulbo.
2.1.3) Deflector
Unido a la estructura o cuerpo del rociador, existe un deflector o distribuidor contra el que
se lanza el agua con fuerza y una gruesa pulverización calculada para que cubra o proteja
una superficie dada. Cuando el rociador reacciona al calentamiento del aire que lo rodea,
sus partes móviles funcionan y el agua se descarga a través del orificio del rociador contra
el deflector.
La distribución de agua fluyendo desde un rociador no es simétrica respecto al eje, sobre
todo porque los brazos impiden una distribución uniforme del agua y los bordes dentados
del deflector actúan como dedos. En la figura se puede ver un modelo de distribución del
agua desde un rociador pendiente.
abiertos fuera de la proximidad inmediata del fuego mojan los combustibles adyacentes,
contribuyendo a evitar su propagación.
La figura siguiente representa el control del fuego que se puede conseguir mediante los
rociadores. En una situación estable, es preciso que se produzca el equilibrio entre dos
energías. Al nivel del combustible, el agua que llega al fuego debe ser capaz de reducir la
velocidad de combustión hasta un punto en el cual, junto con el agua caída sobre los
combustibles adyacentes, el fuego no se propague a otros combustibles. Simultáneamente y
a la altura del techo, el efecto enfriador del agua pulverizada de los rociadores abiertos
debe ser suficiente para absorber el calor del penacho de la llama y evitar así que entren en
funcionamiento otros rociadores, manteniendo la temperatura por debajo de la que podría
producir daños estructurales en el edificio.
Para controlar un incendio, la zona sobre la que abren los rociadores suele ser mayor que la
superficie máxima del fuego.
Los rociadores automáticos se clasifican según la temperatura a que actúan, que se obtiene
por medio de pruebas normalizadas en las que se sumerge el rociador en un líquido cuya
temperatura se eleva muy lentamente hasta que el rociador reacciona (ver Tabla).
La clasificación de temperaturas de todos los rociadores automáticos, con mecanismo a
base de fusible, está estampada en el enlace fusible. Los rociadores que funcionan según
otros principios llevan también la clasificación de temperatura estampada en alguna de las
piezas móviles.
La temperatura máxima de seguridad en el interior de un local está más cercana a la
temperatura de activación de los rociadores de ampolla o de cápsula fundente que a la de
los rociadores que funcionan a base de enlace fusible. Esto se debe a que el fundente
comienza a perder su fuerza a una temperatura algo inferior a la de su punto de fusión.
La activación prematura de los rociadores de enlace fusible varía según la amplitud en que
se excede la temperatura normal del local, la duración de esa temperatura y la carga que
exista en las partes móviles del rociador.
Los rociadores se fabrican para ser instalados en distintas posiciones, según se indica en su
deflector. La forma del deflector determina el modo en que se distribuye el agua y, por
tanto indica el modo de instalación. A continuación se indican los distintos tipos de
rociadores y su identificación.
2.6.1) Montante
Es un rociador que se monta sobre la tubería, de manera que el agua sale hacia arriba,
golpea el deflector y se desvía hacia abajo distribuyendo el agua en forma de paraguas. La
marca en el de flector es “SSU” (Standard Sprinkler Upright) o “UPRIGHT”.
2.6.2) Colgante
Para se montado bajo la tubería, de manera que el agua fluye hacia abajo, golpea el
deflector, y se distribuye en forma de paraguas. Está marcado en el deflector “SSP"
(Standard Sprinkler Pendent) o “PENDENT”.
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Fuente: The Viking Corporation (www.vikingcorp.com).
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Módulo II – 06: Sistemas Fijos de Protección en Base a Rociadores
Ing. Néstor Adolfo BOTTA
2.6.3) Convencional
Se trata de un modelo antiguo pensado para ser instalado montante o colgante. Proporciona
una descarga de tipo esférico, que distribuye el 30% hacia arriba y el 60% hacia abajo. Se
debe instalar de acuerdo con las normas que aplican a este tipo de rociador. NO PUEDE
USARSE EN LUGAR DE ROCIADORES NORMALES. La marca en el deflector es “CU/P”
(Conventional Upright/Pendent).
Los rociadores estándar o normales tienen generalmente el mismo aspecto que los
convencionales que poseen el mismo tipo de estructura, de enlace u otro mecanismo de
activación. La diferencia esencial se encuentra en el deflector; unas diferencias
aparentemente mínimas en la forma del deflector producen grandes diferencias en las
características de la descarga.
Debido a la forma del deflector, el chorro continuo de agua que sale del orificio de los
rociadores normales se fragmenta y cae en una pulverización en forma de paraguas. Esta
configuración es parecida a una media naranja formada por gotas de agua. Una
característica de los rociadores normales en la distribución del agua relativamente uniforme
a todos los niveles por debajo de los rociadores.
2.6.4) De Pared/Vertical
Pensado para ser instalado cerca de una pared y cerca del techo. Puede ser instalado
montante o colgante y proporciona una distribución semiesférica en la dirección que indica
la flecha. Está marcado en el deflector como “SIDEWALL” con una flecha indicando la
dirección de la descarga “FLOW”.
Algunos de estos rociadores solo pueden ser instalados montantes o colgantes, en cuyo
caso estarán marcados “UPRIGHT” o “PENDENT”.
2.6.5) De Pared/Horizontal
Pensado para ser instalado en la pared y cerca del techo y proporciona una distribución
semiesférica. El deflector debe quedar paralelo al techo. La flecha indica la dirección de la
descarga. Está marcado en el deflector como “SIDEWALL” y “TOP” con una flecha indicando
la dirección de la descarga “FLOW”.
Pensado para descargar agua sobre una superficie mayor de la normal, y de acuerdo con los
límites específicos para los que han sido aprobados. El área máxima cubierta, caudal
mínimo, orificio, y Factor K forman parte de la especificación de su aprobación.
Se utilizan en riesgo ligero con techos lisos y horizontales, a menos que se especifique lo
contrario. Llevan una marca adicional como “EC” o “EXTENDED COVERAGE”.
Se trata de rociadores de respuesta rápida que cumplen con los criterios de cobertura
extendida indicados más arriba. Solo se utilizan para cubrir riesgo ligero. Están marcados
como “QR/EC” o “QUICK RESPONSE/EXTENDED COVERAGE".
2.6.8) Emergente
Rociadores decorativos para ser usados con falsos techos, donde la tubería queda oculta. Se
monta a ras de techo con el fusible a la vista. Cuando se activan el deflector sale y permite
la distribución uniforme y correcta del agua, tal como los rociadores normales.
Está marcado “FLUSH PENDENT” o "FLUSH SIDEWALL" y "TOP".
2.6.9) Oculto
Rociadores decorativos para ser usados con falsos techos, donde la tubería queda oculta. Se
monta a ras de techo y, una vez en posición se cubre con una tapa plana.
2.6.10) Seco
Son rociadores que se utilizan en sistemas de tubería seca o mojada en los que el rociador
está sometido a bajas temperaturas. Se trata de un rociador fijado a una vela de longitud
variable, sellada en el extremo opuesto con objeto de evitar que entre agua en ella a menos
que se active el rociador. Se debe instalar en una “Te”. Los montantes están marcados con
la dimensión "B" [distancia de la cara de la “Te” hasta el deflector]. Los de pared están
marcados con la dimensión "A" [distancia de la cara de la “Te” hasta la superficie de la
pared].
Como su antecesor el rociador de gota gorda, el ESFR pretende ser eficaz en fuegos de
grandes llamas, como los que se suelen producir en almacenes y edificios industriales. Sin
embargo, se diferencian de ellos en que el agua es lanzada contra la superficie en llamas
pulverizándola con gran fuerza y no mediante los efectos de la gravedad sobre las gotas
grandes.
Funcionando a una presión mínima de 50 psi (3,50 kPa) para producir un caudal mínimo de
380 l/min, el rociador ESFR puede proteger plásticos almacenados a alturas hasta de 7,6 m
inclusive bajo techos de 9,1 m, sin necesidad de instalar rociadores en las estanterías. Estos
rociadores han demostrado que son aptos para proteger almacenes de aerosoles y de
riesgos especiales y actualmente se están probando para poderlos utilizar en almacenes de
más de 9,1 m de alto.
El rociador es para usos especiales diseñado para producir gotas de alta energía. Extingue el
fuego que se produce en determinados tipos de riesgo usando un fusible de respuesta
rápida, un factor K entre 11,2 y 14 (161 y 202 métrico) y un deflector especial. Si se
instalan de acuerdo con sus especificaciones, estos rociadores actúan antes que los
normales y proporcionan una descarga adecuada antes de que el fuego se desarrolle. Se
utilizan fundamentalmente para proteger almacenamientos. Están marcados "ESFR" y
"UPRIGHT" o "PENDENT".
Rociador normal pensado para que su elemento sensible esté protegido de la descarga de
otros rociadores colocados más arriba. Están formados por un rociador normal, montante o
colgante, con una jaula y placa anti-agua. Solo se pueden utilizar rociadores normales
específicamente aprobados para este uso con sus jaulas y placas.
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Módulo II – 06: Sistemas Fijos de Protección en Base a Rociadores
Ing. Néstor Adolfo BOTTA
Rociadores recubiertos con productos que les hacen resistentes a ambientes corrosivos, o
que han sido fabricados con materiales resistentes a la corrosión.
Se han desarrollado rociadores automáticos protegidos contra ambientes corrosivos, y se
han realizado estudios por parte de los laboratorios de ensayo acerca del valor de los
distintos métodos de protección. Un recubrimiento total con cera cuyo punto de fusión esté
ligeramente por debajo de la temperatura a la que es sensible el rociador es el método más
comúnmente empleado. También es común un revestimiento de plomo sobre el cuerpo y las
palancas del rociador, en combinación con cera para la protección de los elementos fusibles.
Sean cuales sean las medidas de protección que se adopten, no deben retrasar la función
del fundente por la acción de cualquier otro elemento sensible al calor que interfiera con el
libre movimiento de las partes activas o altere la configuración de la descarga de agua.
Si se tuviera que cargar un sistema de rociadores con un aditivo anticongelante, los
rociadores del sistema deben estar hechos de metales cuidadosamente escogidos para
impedir la corrosión interna.
2.6.16) Residenciales
Es importante saber que, además de su respuesta rápida, los rociadores residenciales tienen
una descarga de configuración especial. Como el control eficaz de un incendio en una
vivienda depende a menudo de un solo rociador situado en la habitación origen del fuego,
se requiere que la distribución de los rociadores residenciales sea más uniforme que la de
los rociadores normales, que cuando están situados en zonas grandes lancen el agua de
modo que se superponga a la de un rociador con la de los adyacentes, no dejando lugares
vacíos. Además, los rociadores residenciales deben proteger sofás, cortinas y otros
elementos similares de la periferia de la habitación. Por tanto, en la configuración de su
descarga estos rociadores no sólo deben ser capaces de lanzar agua sobre las paredes de
las zonas asignadas, sino también hasta una altura suficiente que impida que el fuego
llegue por encima de los rociadores. El agua lanzada cerca del techo no sólo protege la
parte más alta de la pared, sino que también mejora la capacidad del agua pulverizada para
enfriar los gases a nivel del techo, reduciéndose así la probabilidad de que se abran más
rociadores de los necesarios.
Estos rociadores de uso especial son utilizados en los siguientes riesgos: Edificios de una o
dos viviendas, instalados según NFPA 13D; edificios de hasta cuatro pisos, instalados según
NFPA 13R; o cualquier otro edificio en el que la normativa aplicable lo permita, siempre
según NFPA 13.
Además, de las marcas normales, llevan “RESIDENTIAL SPRINKLER” o “RES. SPRK”.
En este punto se muestra un recorte de las especificaciones técnicas del rociador de Gota
Gorda Montante Modelo A-2 de la Empresa Viking.
Gran parte del trabajo originario para medir la sensibilidad de los rociadores se ha llevado a
cabo en Factory Mutual Research Corporation, bajo el patrocinio de la United States Fire
Administration (USFA u Organismo de los Estados Unidos para la Lucha contra el Fuego),
durante el desarrollo de los rociadores residenciales. La British Fire Rescarch Station y el
National Institute of Standards and Technology (NIST) han realizado también importantes
trabajos de investigación.
La década de avance en este campo culminó a finales de 1990, cuando el grupo de trabajo
sobre rociadores y equipos para pulverización de agua de la International Standards
Organization (ISO) hizo un intento para establecer una norma general sobre la sensibilidad
de los rociadores. Ese intento, que se plasmara como enmienda al borrador de Norma
Internacional 6182/1, "Requisitos y métodos de prueba de los rociadores", emplea una
combinación de distintos procedimientos de ensayo desarrollados por diversos laboratorios
de Estados Unidos y de Europa y establecerá tres clases de sensibilidad de los rociadores.
Estas clases de sensibilidad se basan tanto en el índice del tiempo de respuesta (ITR) del
rociador como en su conductividad (C). El ITR es una medida exclusivamente de
sensibilidad térmica, que indica con qué rapidez el rociador puede absorber el calor de sus
alrededores, suficiente para causar su activación. El factor de conductividad es importante
para medir qué parte del calor absorbido se perderá en los conductos y conexiones del
rociador.
La figura muestra tres tipos de sensibilidad de los rociadores: normal, especial y de
respuesta rápida. Los rociadores tradicionales son del tipo de respuesta normal. La
respuesta rápida se está utilizando como tipo de una nueva clase de rociadores en los que
la respuesta se considera importante.
Se conoce bien el tiempo de respuesta de un rociador en función de la temperatura del
elemento que lo activa (es decir, un rociador de 74°C se abrirá cuando, su temperatura
alcance los 74°C más o menos algunos grados de margen). Sin embargo, debido al "retardo
térmico" del enlace o ampolla del rociador, la temperatura del aire puede llegar hasta 538°C
antes de que el rociador funcione. La masa más pequeña del elemento activador de un
rociador de respuesta rápida le permite responder más rápidamente a una elevación de la
temperatura del aire a su alrededor, lo que supone un funcionamiento más rápido. Para
medir la sensibilidad de los rociadores, los investigadores de Factory Mutual aplicaron
primero el concepto de "factor tau ( ) " y posteriormente desarrollaron el de ITR.
Tanto el factor como el ITR se refieren al funcionamiento de un rociador o un enlace en un
ensayo normalizado de túnel de aire. Este ensayo se conoce como "de inmersión" porque un
rociador a la temperatura ambiente se sumerge en una corriente de aire a temperatura y
velocidad constantes y conocidas. En este ensayo, el factor es el tiempo que tarda la
temperatura del elemento sensible del rociador en alcanzar aproximadamente el 63% de la
temperatura del aire. En otras palabras, el factor es el tiempo que tarda el enlace del
rociador en alcanzar el 63% de la temperatura más alta del aire a su alrededor. Cuanto más
pequeño sea el factor , más rápidamente se calentará el elemento sensible y funcionará el
rociador.
El ITR ha sustituido al factor como medida de sensibilidad. Este índice se determina
sencillamente multiplicando el factor por la raíz cuadrada de la velocidad del aire en ese
momento. Por tanto, el ITR es prácticamente independiente tanto de la temperatura como
de la velocidad del aire. Las comparaciones del ITR dan una buena idea de la sensibilidad
relativa de los rociadores.
Cuanto más pequeño sea el ITR, más rápido funcionará el rociador. Los rociadores de
respuesta normal tienen ITRs del orden de 100 a 400 s 1/2m1/2, mientras que los rociadores
residenciales tienen un ITR del orden de 28 a 50 s1/2m1/2.
En 1986, los investigadores se dieron cuenta de que había que añadir un factor de
conductividad al modelo de respuesta de los rociadores. Este término representa la pérdida
de calor desde el elemento que acciona el rociador a su estructura, sus conexiones e incluso
al agua de la tubería. Estas pérdidas pueden ser importantes si el aire circula a baja
velocidad, sobre todo en algunos de los rociadores ocultos con poco aislamiento entre el
elemento accionador y el cuerpo del rociador.
Los sistemas de rociadores en los edificios de varias plantas se calculan para que sean
capaces de extinguir el fuego en una sola y no varios fuegos simultáneos en distintas
plantas. Las comunicaciones verticales, sin protección, pueden facilitar la propagación
ascendente del fuego y obligar a la apertura de un número excesivo de rociadores, lo que a
su vez puede afectar al servicio de abastecimiento de agua, debido a una sobre demanda no
prevista.
La protección preferente de las aberturas verticales debe consistir en muros resistentes al
fuego que envuelvan las cajas de escaleras, huecos de ascensores, etc., todas las aberturas
que comuniquen con estos espacios cerrados deben estar provistas de puertas cortafuegos.
Sin embargo, existen muchos casos en que pueden admitirse barreras menos robustas para
impedir el paso de los productos de la combustión.
La acción de los rociadores puede verse retrasada por la existencia de una distancia
excesiva entre los rociadores y los materiales combustibles que se encuentran al nivel del
suelo. Al elevarse los productos de la combustión calientes, el aire de la atmósfera
circundante se mezcla con los gases de modo que la temperatura de la mezcla disminuye.
Cuando se declara un incendio en una dependencia de techo muy alto, la temperatura de la
parte del techo situada directamente encima del foco del incendio es menor que si el techo
fuese más bajo.
Las grandes distancias entre los rociadores y las materias combustibles situadas debajo de
ellos pueden, también, agravar el problema de obtener una densidad correcta de descarga y
una apertura de los rociadores en el momento oportuno, de forma que se obtenga el
máximo efecto sobre el fuego, particularmente cuando se trata de grandes masas de
combustibles. El movimiento ascendente de los productos de la combustión creará
condiciones de temperatura y de corriente de aire que impiden o dificultan que el agua
pulverizada penetre y llegue al fuego, si la distancia entre las llamas del foco y los
rociadores es demasiada grande.
Las experiencias realizadas han demostrado la relación existente entre las diferentes
distancias y las distintas presiones de agua; las últimas gobiernan la densidad y el grado de
atomización del agua pulverizada. Las pruebas han de mostrado que es de dudosa utilidad
aumentar la presión del agua para compensar las alturas excesivas. El agua finamente
pulverizada que tenga que descender atravesando la fuerte corriente de un incendio, es
retardada por la velocidad ascendente de los gases del incendio y, simultáneamente, el
tamaño de las gotas pulverizadas se reduce continuamente por evaporación.
Los ensayos realizados han demostrado que los rociadores que se activan en un fuego
aumentan proporcionalmente con la altura del techo, suponiendo una densidad de descarga
constante. A mayor carga de fuego, mayor la densidad de descarga necesaria. El concepto
de aplicación de descargas relativamente poco atomizadas se ha confirmado con el
desarrollo del rociador de gota gorda, diseñado específicamente para producir grandes
gotas que penetran las lenguas de fuego a alta velocidades presentes en un incendio de
gran violencia.
Deben instalarse rociadores en espacios confinados combustibles situados por encima del
techo, porque el fuego puede propagarse hacia su interior cuando están amparados por
revestimientos respecto a los rociadores de las zonas principales. Es importante eliminar las
fuentes de ignición para impedir que el fuego entre en estos espacios o se propague por
ellos.
Los estantes o mesas de gran tamaño, tabiques, cintas transportadoras, conductos de aire y
otros equipos impiden que el agua de los rociadores descargue directamente sobre los
fuegos que se declaren por debajo de estos elementos y, en consecuencia, pueden hacer
que se active un número excesivo de rociadores. En algunos casos, estas circunstancias
requieren la instalación de rociadores adicionales. Algunos elementos arquitectónicos, como
los desvanes o techos decorativos, pueden causar alguna obstrucción para los sistemas de
rociadores.
Líquidos Combustibles
La acción básica del agua pulverizada de los rociadores en la extinción de fuegos de
líquidos con alto punto de inflamación, consiste en el enfriamiento de la superficie del
líquido hasta el punto en el cual la cantidad de vapores producidos es insuficiente
para que se produzca la combustión. La vaporización del agua puede ocurrir cerca de
la superficie del líquido incendiado; consiguientemente, la dimensión de las gotas de
agua y su velocidad, son factores críticos para asegurar que el agua atraviesa las
corrientes térmicas ascendentes que produce el fuego y alcance la zona de
combustión en cantidad y dimensiones de gota suficientes para lograr el máximo
efecto enfriador. Por esta razón, la extinción con agua de los incendios de líquidos
inflamables se logra mejor con agua pulverizada. Otras opciones pueden ser el
aumento de la capacidad de los sistemas de extinción por agua mediante el uso de
aditivos, como los AFFF o FFFP. Algunos de los muchos líquidos combustibles que
pertenecen a esta categoría son el fuel-oil medio y pesado, aceites de corte, asfaltos
y aceites lubricantes.
Líquidos Inflamables Pesados
Algunos líquidos inflamables (por ejemplo, el bisulfuro de carbono) son más pesados
que el agua y no son soluble en ésta; como consecuencia, los fuegos en los depósitos
y derrames de estos líquidos se extinguen por la separación de sus vapores y el aire
mediante la formación de una capa descargada por los rociadores, que flota sobre la
superficie del líquido.
Líquidos Solubles en Agua
Ciertos líquidos inflamables, por ejemplo el alcohol metílico y la acetona, son solubles
en agua y pueden extinguirse por dilución con el agua de los rociadores. La solución
resultante, líquido-agua, es menos volátil que el líquido sólo, según el grado de
dilución con el agua. El efecto de esta dilución es la elevación del punto de
inflamación a temperaturas mayores. La combustión cesará porque deja de haber
una cantidad suficiente de vapores inflamables. Sin embargo, no puede confiarse
comúnmente en la extinción por dilución debido a la gran cantidad de agua que se
necesitará para convertir la mayor parte de los líquidos de esta clase en no
inflamable, además de que existe el riesgo de que se produzca una espumación si el
líquido incendiado alcanza una temperatura superior a los 100°C. Por ejemplo, para
extinguir el alcohol incendiado se necesita una proporción de 15 litros de agua por
cada 3,87 litros de alcohol.
Líquidos con Bajo Punto de Inflamación
Los fuegos de líquidos inflamables con bajo punto de inflamación, no solubles en
agua y con peso específico inferior a la del agua, no pueden, por regla general,
extinguirse con agua, puesto que la relación entre el punto de inflamación de estos
líquidos y la temperatura del agua impide el enfriamiento adecuado. Sin embargo, el
agua pulverizada de los rociadores puede ejercer un cierto grado de control del fuego
en estos líquidos. El control se realiza principalmente mediante la absorción de calor
por parte del agua en su conversión a vapor.
Los sistemas de rociadores pueden ser dañados por fuertes explosiones de polvos. Una
explosión de polvos localizada dentro de un equipo o un edificio puede desplazar y hacer
entrar en ignición otras cantidades de polvos al progresar la onda expansiva hacia otras
zonas. La explosión y las llamas pueden extenderse por grandes superficies casi
instantáneamente haciendo que muchos rociadores entren en acción.
La protección normal por medio de rociadores automáticos en instalaciones donde existen
riesgos de explosión de polvos puede ser eficaz para controlar el fuego, siempre y cuando
se haya instalado de modo que se reduzca la posibilidad de que las tuberías se rompan a
causa de la explosión. También para obtener el máximo beneficio de la protección por
medio de rociadores es esencial la disposición de sistemas eficaces para la eliminación de
El término "agua pulverizada" se refiere al empleo de agua lanzada de una forma especial,
con unas dimensiones de partícula, una velocidad y una densidad de pulverización
determinadas y que se descarga por aparatos y boquillas especialmente diseñados para este
fin. El agua pulverizada para la protección contra incendios se suele designar como "niebla
de agua" o con distintos nombres comerciales.
La descarga de las boquillas es, por lo general, distinta de la de los rociadores. El "modelo"
de pulverización de agua de una boquilla sobre una superficie puede ser elíptico o circular,
mientras que la sección del chorro es cónica. El agua es lanzada con fuerza sobre el objeto
o superficie que se quiere proteger. El agua lanzada por la boquilla debe salvar la distancia
entre ésta y el objetivo, compensar la fuerza del viento y las corrientes y llegar con eficacia
a la superficie que hay que proteger.
A diferencia de la mayoría de los sistemas de rociadores automáticos, los de pulverización
de agua son de tipo diluvio o inundación total. Las boquillas pulverizadoras no están
dotadas, por lo general, de elementos fusibles.
Las boquillas pulverizadoras pueden ir equipadas con válvulas internas de presión o con
tapones o caperuzas desmontables o rompibles, que se quitan automáticamente cuando
empieza a funcionar el sistema. Las válvulas de presión, los tapones o las caperuzas evitan
que penetren en las tuberías gases corrosivos y, además, se pueden utilizar para mantener
llenas las tuberías, de modo que el sistema se ponga en marcha con más rapidez.
Los sistemas de Diluvio se utilizan en aplicaciones de alto riesgo. El objeto principal de estos
sistemas puede ser la extinción, la refrigeración o ambos. En el caso de líquidos volátiles, en
particular a la intemperie, el objeto principal de los sistemas de Diluvio es enfriar los
equipamientos para que no resulten dañados por el incendio. En muchas ocasiones se
admite la pérdida del producto almacenado o en proceso, siempre que los equipos de
almacenamiento o de proceso no resulten dañados por el incendio y puedan ponerse
nuevamente en servicio en corto tiempo, una vez apagado el incendio. Normalmente el
incendio se extingue por acción directa sobre el mismo o bien dejando que se consuma el
combustible.
La refrigeración debe cumplir dos funciones importantes: debe mantener las estructuras a
una temperatura inferior a la que da lugar a una pérdida de su capacidad portante y
consecuente colapso, y debe limitar el calentamiento del líquido o gas contenido para que la
presión en los equipos se mantenga dentro de límites aceptables.
Los equipos resultan expuestos al calor básicamente por dos causas, bien por el fuego de un
derrame en el que el líquido o gas incendiado rodea por completo al equipo, o por un
incendio en la proximidad del equipo, aunque no lo envuelva.
Un tanque lleno de líquido tiene una gran capacidad para absorber calor sin aumentar su
temperatura de forma significativa.
El líquido actúa como un acumulador de calor y debido a la buena conductividad térmica
entre las paredes del tanque y el líquido, el material del depósito se mantiene relativamente
frío. Sin embargo, el interior de los depósitos rara vez está perfectamente limpio y se
forman depósitos que se acumulan en sus fondos. Estos depósitos actúan como aislante,
reduciendo de forma considerable la transmisión de calor al líquido.
Cuando el tanque está vacío o lleno de gas su capacidad de absorber calor queda
fuertemente reducida y es mucho más susceptible de sufrir daños por incendio que si
estuviera lleno.
De la misma manera cuando un tanque no está totalmente lleno, su parte superior está más
expuesta a daños que su parte inferior.
Al elegir las boquillas de pulverización hay que tener en cuenta factores tales como el tipo
de riesgo que deben proteger, la finalidad del sistema y la posibilidad de que se produzcan
fuertes vientos y corrientes.
Las boquillas de pulverización de alta velocidad, empleadas generalmente en instalaciones
fijas, descargan el agua pulverizada en forma de cono, mientras que las de baja velocidad
lanzan un chorro pulverizado mucho más fino en forma de esfera o cono "rellenos" de
gotitas.
Cuando se repara un sistema o se cambian las boquillas, no se pueden cambiar las de un
tipo por las de otro sin tener en cuenta la posibilidad de que este cambio pueda afectar
BIBLIOGRAFÍA
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National Fire Protection Association.